Los Milagros de Jesús. Trabajo
Los Milagros de Jesús. Trabajo
Los Milagros de Jesús. Trabajo
Trabajo de Cristología
Profesor:
Alumno:
Fecha:
Noviembre de 2003
EL TEMA
Para nuestro trabajo hemos elegido un tema del Sílabus que nos parece
importante y actual.
¿Qué sentido tiene hablar hoy en día de milagros? Para un cristiano esta
incluso incrédula. Qué nos quieren transmitir los relatores de los milagros que hizo
1. LA SAGRADA ESCRITURA
El mismo Cristo considera sus propios milagros como prueba concluyente de sus
poderes divinos:
“Yo tengo un testimonio mayor que el de Juan, porque las obras que mi Padre
me concedió hacer, esas obras que yo hago, dan en favor mío testimonio de
Y también:
“Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero, si las hago, ya que no
me creáis a mí, creed a las obras, para que sepáis y conozcáis que el Padre
“Si no hubiera hecho entre ellos obras que ninguno otro hizo, no tendrían
Y cuando Juan el Bautista le envía desde la cárcel unos emisarios para que le
“Id y comunicad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos
andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan,
milagros y las profecías son signos ciertísimos de la divina revelación, que demuestran
“Para que el obsequio de nuestra fe fuese conforme a la razón (cf. Rom 12,
1), quiso Dios que a los auxilios internos del Espíritu Santo se juntaran
“Si alguno dijere que no puede darse ningún milagro y que, por tanto, todas
las narraciones sobre ellos, aun las contenidas en la Sagrada Escritura, hay
que relegarlas entre las fábulas o mitos, o que los milagros no pueden nunca
tres aspectos:
a) POR LA CALIDAD DE LAS OBRAS, que superan todo el poder de las cria-
turas y, por consiguiente, no pueden ser ejecutadas sino por el poder divino.
Así decía el ciego de nacimiento curado por Jesucristo: “Sabido es que Dios no
escucha. Jamás se oyó decir que nadie haya abierto los ojos a un ciego de
propia virtud, sin recurrir a la oración, como los otros taumaturgos. Por lo cual
dice San Lucas que salta de Él una virtud que sanaba a todos (Lc 6, 19). Con
esto se muestra, dice San Cirilo, que “no obraba con virtud prestada, sino que,
siendo Dios por naturaleza, mostraba su poder sobre los enfermos, haciendo
innumerables milagros” (In Lc. 6,10: MG 72, 588). Y sobre aquello de San
Mateo: Arrojaba con una palabra los espíritus y curaba a todos los enfermos
(Mt 8, I6), dice San Juan Crisóstomo: “Advierte la multitud de los curados que
notan de paso los evangelistas, sin detenerse en describir cada uno de los
casos, sino refiriendo con una palabra un mar inmenso de milagros” (In Mt.
homil. 27: MG 57, 345). De donde mostraba que tenía un poder igual al de
Dios Padre, según aquello que leemos en San Juan: Todo lo que el Padre hace
lo hace también el Hijo (Jn 5, 19); y aquello otro: Como el Padre resucita y da
vida a los muertos, así el Hijo da vida a los que quiere (Jn 5, 21).
no fuera verdadera, no podría ser confirmada con milagros hechos con poder
divino. Por lo cual leemos en San Marcos: ¿Qué nueva doctrina es ésta?
27)”.
través de sus milagros. Todavía aparecerá esto con más fuerza al refutar la principal
DIFICULTAD: Los milagros que hizo Cristo fueron también realizados por otros, tales
como los profetas y muchos santos. Luego parece que no fueron suficientes para
mostrar su divinidad.
RESPUESTA
Responde SAN AGUSTÍN (Ep. ad Volusianum ep.137 c.4: ML 33,521. Cf. III 43, 4 ad 1):
“También nosotros confesamos que los profetas hicieron cosas semejantes;
tributaron grande gloria. El cual quiso hacer obras semejantes a las que ellos
hicieron para que no resultara el absurdo de que lo que hizo por ellos no lo
hiciera también por sí mismo. Pero hay algo que Cristo hizo y no lo hicieron
aquéllos, a saber: nacer de una madre virgen, resucitar de entre los muertos y
subir al cielo por su propia virtud. Quien juzgue que esto es poco para Dios, no
sé qué más exigirá. ¿Acaso, luego de haber encarnado, debió crear un nuevo
mundo, para que por aquí creyésemos que era Él el mismo que habla creado el
presente?”
Aparte de esto, hay que tener en cuenta que Cristo obraba sus milagros por su
propia cuenta y virtud, sin recurrir a la oración, como hacían los profetas. He aquí
algunos textos:
(Lc 7,14-15).
Como se ve por estos y otros muchos textos, Cristo hacía los milagros por sí
mismo, o sea, por su propia virtud y sin recurso a otro poder distinto del suyo. Los
profetas y los santos, en cambio, hicieron siempre sus milagros invocando el poder de
Dios, completamente persuadidos de que nada podían por sí mismos. Con razón escribe
eran algo más que hombres. ¿Por qué hemos de creer que Cristo es Dios por
diferencia entre aquellos hombres y Cristo. Aquéllos obraron sus milagros con
el poder recibido de Dios, y a Dios atribuyeron sus prodigios del mismo modo
milagros por propia autoridad y en la forma que quiso: con una sola palabra,
con el tacto de sus vestidos, obrándolos a distancia (como en el caso del siervo
del centurión y del hijo del régulo), etc. Dijo de sí mismo que era el Hijo de
si no creyéramos que esos milagros fueron realizados por el mismo Cristo con
su propia virtud, sino por Dios en atención a Cristo, habría que poner el
milagros, o que son verdaderas, en cuyo caso hemos de caer de rodillas ante la
divinidad de Jesucristo”.
II. SENTIDO DE LOS MILAGROS DE JESÚS
El sentido de los milagros de Jesús se puede aclarar algo desde esta perspectiva
de tres modos:
1. Los milagros de Jesús se presentan como cumplimiento del antiguo testamento. Así
se ve en especial en el sumario de Mt 11, 5-6 par: «Los ciegos ven, los cojos andan,
los leprosos son limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les
anuncia la buena noticia». Se trata, con dos excepciones, de citas de Is 29, 18 s; 35,
coloca bajo la voluntad de Dios, tal y como está revelada en el antiguo testamento.
Sus milagros son, pues, también acto de obediencia. Esto los distingue tanto de la
11, 6). Los milagros se pueden entender también como obra del diablo (Mc 3, 22;
Mt 12, 27); de por sí no son claros en absoluto, ni pueden constituir por sí solos una
prueba de la divinidad de Jesús, sino más bien son signo del abajamiento de Dios en
la epifanía oculta del poder de Dios. El evangelio de Marcos es el que, ante todo, ha
expulsión de los demonios debe liberar para seguir a Jesús y participar en el reino de
Dios. Seguimiento significa al mismo tiempo envío. Por eso da Jesús a sus
decir, el poder para que obren milagros (Mc 6, 7; Mt 10, 1; Lc 9, 1). Por tanto, los
Signos del amor de Dios.- En primer lugar los milagros aparecen como obras de
de la miseria humana.
Signos de la llegada del reino.- Los milagros de Jesús significar la llegada del
reino de Dios. Juntamente con la predicación de Cristo, los milagros son el signo de la
llegada j del reino. Mientras las palabras de Jesús anuncian y proclaman que el reino de
Dios ha llegado, los signos muestran la llegada del reino. Por ello van encaminados
el Hijo de Dios vivo. Son el testimonio del Padre en favor suyo, pero al mismo tiempo
revelan el misterio trinitario, pues son a la vez obras de Cristo (Jn 5,36; 7,21; 10,25) y
obras del Padre (Jn 9,3-4; 10,32.37; 14,10). La gloria del Padre y la del Hijo están
indisolublemente unidas. Los milagros, en último término, revelan que el Hijo está en el
«No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?; El Padre, que mora en mí,
hace sus obras. Creedme que,' yo estoy en el Padre y el Padre en mí; por lo menos'
maravillas producidas por la gracia. La curación del paralítico en Mc 2,5 aparece como
los panes (Jn 6), en la curación del ciega (Jn 9) y en la resurrección de Lázaro (Jn 11),
(sacramentos) que de forma invisible operan en nosotros las maravillas de la gracia. Los
ciertamente milagros, porque no son prodigios visibles, pero su eficacia salvífica es aún
pecado, sino que con sus milagros trata restaurar el orden que el pecado destrozó. Su
lucha contra el mal, contra la enfermedad y la muerte, como signos del pecado, trata de
ser una restauración del orden que el pecado rompió. Por ello son signo a su vez de la
transformación que experimentará la creación con la llegada de la parusía, en virtud de
Enlazando con el resumen del mensaje de Jesús sobre el acercamiento del reino
de Dios, Marcos habla en seguida de los primeros milagros (Mc 1, 21 s). Los milagros
de Jesús son signos del reino de Dios que irrumpe. Su llegada significa el desmo-
ronamiento del dominio de Satanás. Ambas cosas van juntas: “Si expulso los demonios
con el espíritu de Dios, entonces es que ha llegado a vosotros el reino de Dios” (Mt 12,
alienación del hombre respecto de Dios tiene como consecuencia la alienación respecto
implanta el reino de Dios, “las cosas vuelven a enderezarse”, el mundo vuelve a estar
salvado. Los milagros dicen que esta salvación no es solamente algo espiritual, sino que
afecta a todo el hombre, llegando también a su dimensión corporal. Por eso los milagros
de Jesús son signos de la salvación del reino de Dios que ya irrumpe. Son expresión de
Lo mismo que el reino de Dios es una realidad escatológica que remite al futuro,
lo propio ocurre con los milagros de Jesús. Son signa prognostica, asomo, crepúsculo
matutino de la nueva creación, anticipación del futuro abierto en Cristo. Por eso son
para la idea bíblica de la basileia una fe sin milagros sería tan absurda como un hierro
de madera. Los milagros de Jesús significan la irrupción del reino de Dios en nuestro
mundo concreto, material; por eso son signos de esperanza para el mundo. También por
ello no se pueden definir los milagros de Jesús como mera ruptura de las leyes naturales.
las causalidades intramundanas, esta caracterización negativa tendría que hacer aparecer
siempre al milagro como caprichoso. Mientras que los milagros hay que entenderlos
Frage des Wunders, 221 a). Nadie negará que los milagros representen perdón de los
pecados y fe. Pero no se puede ignorar que el antiguo y el nuevo testamento conocen
que se pueda reducir el sentido de los milagros de Jesús a este aspecto mundano. A
veces se intenta tal cosa últimamente como reacción contra una explicación puramente
curaciones, por el contrario, caracterizan a Jesús como el hombre para los otros. Sin
duda que todo esto juega su papel, pero no agota la significación de los milagros de
mundo. Jesús no curó sistemáticamente a todos los enfermos ni expulsó a todos los
demonios; realizó sólo determinados signos, que no se pueden separar del contexto total
mundo mejor, sino un mundo nuevo. Pero conforme al mensaje de Jesús el hombre y el
Los milagros, que muestran la irrupción del reino de Dios, son simultáneamente
milagros obrados por Jesús: «Si yo expulso los demonios con el dedo de Dios, entonces
es que el reino de Dios ha venido a vosotros» (Le 11, 20). En segundo lugar, los
milagros tienen, pues, la función de testificar la exousía escatológica de Jesús (Mt 7, 29;
9, 6. 8 y passim). Los milagros son signos del envío y plenipotencia de Jesús. Es no sólo
con la obra. Pero Jesús jamás obra estos portentos por pura demostración de su poder
Lc 11, 29 s; Mc, 11 s). Por eso, los milagros son al mismo tiempo signo de cómo quería
Jesús que se entendiera su plenipotencia escatológica. Formulado negativamente
diríamos que no quiere que se entienda al modo del poder mundano, de la apariencia
Jesús se puede aclarar algo desde esta perspectiva de tres modos: 1º Los milagros de
escándalo humanos; y 3º Los milagros de Jesús tienen que liberar al hombre en orden al
seguimiento.
BIBLIOGRAFÍA