Noche de Diciembre, Por Rafael Pombo
Noche de Diciembre, Por Rafael Pombo
Noche de Diciembre, Por Rafael Pombo
Presentamos, en esta oportunidad, el poema Noche de diciembre, el cual los críticos usualmente incluyen en las antologías
del poeta bogotano.
Noche de diciembre.
Noche como ésta, y contemplada a solas, De aquel hervor de luz está manando Te abrazaré como la tierra al cielo
no la puede sufrir mi corazón: el rocío del alma. Ebrio de amor en consorcio sagrado; oirás de mí
Da un dolor de hermosura irresistible, y de delicia tiembla el firmamento, lo que oídos mortales nunca oyeron,
un miedo profundísimo de Dios. inunda el Creador la creación. lo que habla el serafín al serafín;
Ven a partir conmigo lo que siento, ¡Sí, el Creador!, cuya grandeza misma y entonces esta angustia de hermosura,
ésto que abrumador desborda en mí; es la que nos impide verlo aquí, este miedo de Dios que al hombre da
ven a hacerme finito lo infinito pero que, como atmósfera de gracia, el sentirlo tan cerca, tendrá un nombre
y a encarnar el angélico festín. se hace entretanto por doquier sentir... eterno entre los dos: ¡felicidad!
¡Mira ese cielo!... Es demasiado cielo Déjame unir mis labios a tus labios, ...........................................................
para el ojo de insecto de un mortal; une a tu corazón mi corazón, La luna apareció: sol de las almas
refléjame en tus ojos un fragmento doblemos nuestro ser para que alcance si astro de los sentidos es el sol.
que yo alcance a medir y a sondear. a recoger la bendición de Dios. Nunca desde una cúpula más bella
Un cielo que responda a mi delirio Todo, la gota como el orbe, cabe ni templo más magnífico alumbró.
sin hacerme sentir mi pequeñez; en su grandeza y su bondad. Tal vez ¡Rito imponente! Ahuyéntase el pecado
un cielo mío, que me esté mirando pensó en nosotros cuando abrió esta noche, y hasta su sombra. El rayo de esta luz
y que tan solo a mí mirando esté. como a las turbas su palacio un rey. te transfigura en ángel. Nuestra dicha
Esas estrellas, ¡ay!, brillan tan lejos; ¡Danza gloriosa de almas y de estrellas! toca al fin su solemne plenitud.
con tus pupilas tráemelas aquí, ¡Banquete de inmortales!, y pues ya, A consagrar nuestras eternas nupcias
donde yo pueda en mi avidez tocarlas por su largueza en él nos encontramos, esta noche llegó... ¡siento soplar
y apurar su seráfico elixir. de amor y vida en el cenit fugaz. brisa de gloria, estamos en el puerto!
Hay un silencio en esta inmensa noche Ven a partir conmigo lo que siento, Esa luna feliz viene de allá.
que no es silencio: es místico disfraz ésto que abrumador desborda en mí; Cándida vela que redonda se alza
de un concierto inmortal. Por escucharlo ven a hacerme finito lo infinito sobre el piélago azul de la ilusión,
mudo como la muerte el orbe está. y a encarnar el angélico festín. ¡mírala, está llamándonos! !Volemos
Déjame oírlo, enamorada mía, ¿Qué perdió Adán perdiendo el paraíso, a embarcarnos en ella para Dios!
al través de tu ardiente corazón: si ese azul firmamento le quedó Bogotá, diciembre de 1874.
que une al hombre con Dios y con sus obras, rapto de adoración volemos juntas