Modelo Ideologico - Fundamentos - Caracteristicas y Tipos

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MODELO IDEOLOGICO, FUNDAMENTOS, CARACTERISTICAS Y TIPOS

Una ideología es el conjunto de ideas sobre la realidad, sistema general o sistemas existentes en
la práctica de la sociedad respecto a lo económico, la ciencia, lo social, lo político, lo cultural, lo
moral, lo religioso, etc. y que pretenden la conservación del sistema (ideologías conservadoras),
su transformación (que puede ser radical y súbita, revolucionaria, o paulatina y pacífica –
ideologías reformistas–), o la restauración de un sistema previamente existente (ideologías
reaccionarias).

Las ideologías suelen constar de dos componentes: una representación del sistema, y un
programa de acción. La primera proporciona un punto de vista propio y particular sobre la
realidad, vista desde un determinado ángulo, creencias, preconceptos o bases intelectuales, a
partir del cual se analiza y enjuicia (crítica), habitualmente comparándolo con un sistema
alternativo, real o ideal. El segundo tiene como objetivo acercar en lo posible el sistema real
existente al sistema ideal pretendido.

Las ideologías caracterizan a diversos grupos, sean un grupo social, una institución, o un
movimiento político, social, religioso o cultural

Los sistemas de creencias son socialmente compartidos por los miembros de una colectividad de
actores sociales. Sin embargo, no cualquier colectividad desarrolla o necesita una ideología, y
puede argumentarse que éste es sólo el caso para algunos tipos de grupo –típicamente en
relación con otros grupos– y no para comunidades como, por ejemplo, comunidades culturales,
nacionales o lingüísticas. En otros términos, las ideologías consisten en representaciones sociales
que definen la identidad social de un grupo, es decir, sus creencias compartidas acerca de sus
condiciones fundamentales y sus modos de existencia y reproducción. Los diferentes tipos de
ideologías son definidos por el tipo de grupos que tienen’ una ideología, tales como los
movimientos sociales, los partidos políticos, las profesiones, o las iglesias, entre otros.

Las ideologías no son cualquier tipo de creencias socialmente compartidas, como el conocimiento
sociocultural o las actitudes sociales, sino que son más fundamentales o axiomáticas. Ellas
controlan y organizan otras creencias socialmente compartidas. Así, una ideología racista puede
controlar las actitudes sobre la inmigración, una ideología feminista puede controlar las actitudes
sobre aborto o techos de vidrio en el lugar de trabajo o conocimiento sobre la desigualdad del
género en la sociedad, y una ideología social puede favorecer un papel más importante del Estado
en los asuntos públicos. De allí que las ideologías sean creencias sociales fundamentales de
naturaleza bastante general y abstracta. Una de sus funciones cognoscitivas es proporcionar
coherencia (ideológica) a las creencias de un grupo y así facilitar su adquisición y uso en
situaciones cotidianas. Entre otras cosas, las ideologías también especifican qué valores culturales
(libertad, igualdad, la justicia, etc.) son importantes para el grupo.

Como fundamento socio cognitivo de grupos sociales, las ideologías son adquiridas
gradualmente y (a veces) cambian a través de la vida o de un período de la vida, y ahí que
necesitan ser relativamente estables. Uno no se vuelve pacifista, feminista, racista o socialista de
la noche a la mañana, ni hace un cambio de perspectiva ideológica básica de uno día para otro.
Normalmente son necesarias muchas experiencias y discursos para adquirir o cambiar las
ideologías. En consecuencia, la variabilidad a menudo observada en las opiniones ideológicas de
miembros de un grupo debe ser considerada como de carácter personal o contextual, y de ningún
modo justifica el rechazo de la noción de una ideología de grupo compartida, estable.

También lo contrario es cierto: si bien las ideologías pueden ser desarrolladas gradualmente por
(los miembros de) un grupo, también se desintegran gradualmente; por ejemplo, cuando algunos
miembros ya no creen en una causa y ‘salen’ del grupo, cuando las quejas del grupo no han sido
atendidas, o bajo un cúmulo de otras condiciones sociales y políticas, como por ejemplo, fue el
caso de los movimientos pacifistas y antinucleares de los años setenta.

A veces, se comparten las ideologías de manera tan amplia que ellas parecen haberse vuelto
parte de las actitudes generalmente aceptadas de una comunidad entera, como creencias obvias
u opinión, o sentido común. Así, mucho de lo que hoy ampliamente se acepta como derechos
sociales o humanos, tales como muchas formas de igualdad del género, eran y son creencias
ideológicas de los movimientos feministas o socialistas. En ese sentido, y por definición, estas
creencias pierden su naturaleza ideológica en cuanto se convierten en parte del ideario social
común. Es en este sentido que se daría el fin de una la ideología, dado que, obviamente, nuestro
mundo contemporáneo está repleto de las ideologías, especialmente por aquéllas que niegan ser
ideologías.
Las ideologías, así definidas, tienen muchas funciones cognoscitivas y sociales. En primer lugar,
como se explicó más arriba, ellas organizan y fundamentan las representaciones sociales
compartidas por los miembros de grupos (ideológicos). Segundo, son en última instancia, la base
de los discursos y otras prácticas sociales de los miembros de grupos sociales como miembros de
grupo. En tercer lugar, permiten a los miembros organizar y coordinar sus acciones (conjuntas) y
sus interacciones con miras a las metas e intereses del grupo en su conjunto. Finalmente,
funcionan como parte de la interfaz socio cognitiva entre las estructuras (las condiciones, etc.)
sociales de grupos por un lado, y sus discursos y otras prácticas sociales por el otro.

Así, algunas ideologías pueden funcionar para legitimar la dominación, pero también para
articular la resistencia en las relaciones de poder, como es el caso de las ideologías feministas o
las pacifistas. Otras ideologías funcionan como la base de ‘pautas’ de conducta profesional –por
ejemplo para periodistas o científico. Ejemplo de ideologías

El liberalismo es un sistema filosófico, económico y político, que promueve las libertades civiles y se
opone a cualquier forma de despotismo, apelando a los principios republicanos y siendo la corriente
en la que se fundamentan el estado de derecho, la democracia representativa y la división de
poderes.

Aboga principalmente por:

 El desarrollo de las libertades individuales y, a partir de ésta, el progreso de la sociedad.


 El establecimiento de un Estado de Derecho, donde todas las personas sean iguales
ante la ley, sin privilegios ni distinciones, en acatamiento con un mismo marco mínimo de
leyes que resguarde las libertades de las personas

El Neoliberalismo es una teoría política que tiende a reducir al mínimo la intervención del
Estado. Hace referencia a la política económica con énfasis tecnocrático y macroeconómico que
pretende reducir al mínimo la intervención estatal tanto en materia económica como social,
defendiendo el libre mercado capitalista como mejor garante del equilibrio institucional y el
crecimiento económico de un país, salvo ante la presencia de los denominados fallos del
mercado.

Se usa con el fin de agrupar un conjunto de ideologías y teorías económicas que promueven el
fortalecimiento de la economía nacional (macroeconomía) y su entrada en el proceso
globalizador a través de incentivos empresariales que, según sus críticos, es susceptible de
conducirse en beneficio de intereses políticos más que a la economía de mercado propiamente
dicha.[]

El Capitalismo se basa ideológicamente en una economía en la cual el mercado predomina, esto


usualmente se da, aunque existen importantes excepciones además de las polémicas sobre qué
debe ser denominado libre mercado o libre empresa. En éste se llevan a cabo las transacciones
económicas entre personas, empresas y organizaciones que ofrecen productos y las que los
demandan. El mercado, por medio de las leyes de la oferta y la demanda, regula los precios según
los cuales se intercambian las mercancías (bienes y servicios), permite la asignación de recursos y
la distribución de la riqueza entre los individuos.

Se conoce como totalitarismos a las ideologías, los movimientos y los regímenes políticos donde
la libertad está seriamente restringida y el Estado ejerce todo el poder sin divisiones ni
restricciones (de un modo mucho más intenso, extenso y evolucionado que el teórico poder
absoluto de las monarquías del Antiguo Régimen).

El modelo de Estado socialista del socialismo del siglo XXI es un socialismo revolucionario que
bebe directamente de la filosofía y la economía marxista, y que se sustenta en cuatro ejes: el
desarrollismo democrático regional, la economía de equivalencias, la democracia participativa y
protagónica y las organizaciones de base. Dieterich, en su obra Socialismo del Siglo XXI se funda
en la visión de Karl Marx sobre la dinámica social y la lucha de clases. Dieterich profundiza la
teoría marxista y la actualiza en el mundo de hoy, incorporando los avances del conocimiento, las
experiencias de los intentos socialistas, develando sus limitaciones, entregando propuestas
concretas tanto en la economía política como en la participación democrática de la ciudadanía
para construir una sociedad libre de explotación. Resumiendo, el socialismo del siglo XXI supone
que es necesario un reforzamiento radical del poder estatal democráticamente controlado por la
sociedad para avanzar el desarrollo.

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