12 Enc.

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UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL TRÓPICO SECO

UCATSE
PBRO. “FRANCISCO LUIS ESPINOZA PINEDA’’
DIOS-HOMBRE-CIENCIA
FACULTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS
ING. AGROPECUARIA

Unidad:
Doctrina Social de la iglesia y el docente
MsC Wilfred Arauz Rodríguez.

Fecha de entrega: 09-10-2020

Año: V año

Integrantes:

Kevin Alexander Gutiérrez andino


“Las 12 Encíclicas”

Tradicionalmente una encíclica (del latín "encyclia" y del griego "egkyklios"


que significa "envolver en círculo"), es una carta solemne sobre asuntos de la
Iglesia o determinados puntos de la doctrina católica, dirigida por el Papa a los
obispos y fieles católicos de todo el mundo. Las encíclicas tienen su origen en las
epístolas del Nuevo Testamento y es el documento más importante que escribe un
Pontífice. Suelen estar redactadas en latín, el idioma oficial de la Santa Sede, y
traducidas a las principales lenguas del mundo, y su título se toma de las primeras
palabras del documento. Además suelen ir acompañadas por un subtítulo que
refleja el tema principal del que tratan.
Debido a su importancia y la verdad que contienen, todo fiel debe concederle a las
encíclicas asentimiento, obediencia y respeto. El Papa Pío XII observó que las
encíclicas, aunque no son la forma usual de promulgar pronunciamientos
infalibles, sí reflejan el Magisterio Ordinario de la Iglesia y merecen ese respeto de
parte de los fieles, (Humani generis, 1950).
En el encabezado de la encíclica se suele manifestar a quienes se dirige, y cada
uno, según su estado o situación, dentro o fuera de la Iglesia, debe acogerla de
una manera particular. El Papa la dirige “A TODOS LOS HOMBRES DE
BUENA VOLUNTAD”, y, específicamente, invita a abrir un diálogo sincero,
porque entiende que los asuntos que trata nos conciernen a toda la humanidad y
no solo a una parte.
Podemos decir que la Encíclica tiene, hoy por hoy, un carácter universal,
abierto, y que pretende dar luz, dentro del Magisterio Ordinario del Papa, a
distintas situaciones de actualidad, tanto desde el carácter doctrinal o moral,
como desde su posición como Pastor de la Iglesia, pero también como interlocutor
con la sociedad y con el mundo actual.
Según su temática, y la finalidad en la que se enmarquen, pueden ser documentos
de tipo:
- Doctrinal: Desarrollan extensamente la doctrina que el Papa propone en la
misma. Muchas de estas han marcado significativamente la vida de la Iglesia.
-Social: Desde el final del siglo XIX, los Papas han formulado una Doctrina
Social que ha enriquecido la tradición de la Iglesia, y que ha sido aplicada a
varios problemas, singularmente la defensa de la dignidad humana.
- Exhortativo: tratan específicamente sobre temas más espirituales, sin estar
enmarcadas dentro de una controversia doctrinal o teológica.
- Disciplinar: tratan cuestiones particulares disciplinarias o prácticas.
1) Deus Caritas Est:
Fue publicado el 25 de Diciembre del 2005, escrito por el ex Papa Benedicto XVI,
fue la primera encíclica que escribió y trata fundamentalmente del amor cristiano.
Primera Parte:
Esta encíclica comienza con esta frase: “Dios es amor, y quien permanece en el
amor en Dios y Dios en él” (1 JN4, 16). Una persona no es cristiana solo por una
simple inclinación sino porque tuvo un encuentro con Dios que cambió
radicalmente su vida e hizo que lo ame.
El amor a Dios debe ser la base de todo cristiano. El amor, esta palabra
abarca un campo demasiado ancho: amor a los hermanos, a los hijos,
al prójimo, etc. Pero el más importante es el EROS (amor entre el hombre y la
mujer) que hace que sobresalga una promesa de felicidad, este amor es tan
poderoso que se impone al ser humano. Como todo en este mundo tiene
desviaciones que hacen que se degrade y pierda su valor, por ello el cristianismo
está en contra de toda desviación que atente contra la mera esencia del amor. El
amor es ocuparse de la otra persona, ansia más el bien del amado que el propio,
es capaz del sacrificio sin dudarlo. Incluso el ser humano puede amar sin ser
amado, ya que el que ama de verdad nunca debe esperar nada a cambio. El
amor tiende a la eternidad, y el cristianismo comparte esto y lo sintetiza
en el sacramento del matrimonio, porque ayuda a consolidarlo y a purificarlo.
Aquí se mencionan dos términos: eros (amor ascendente) y agapé
(amor descendente), la mayoría de personas creen que ambos son dos
cosas distintas pero en realidad se complementan. El amor que tiene Dios hacia el
hombre es un ejemplo de esto, porque el amor de Dios es del todo gratuito y
además es un amor que perdona, es un amor tan grande que pone a Dios contra
sí mismo.
Si alguno dice: “Amo a Dios” y aborrece a su hermano es un mentiroso ya que
“Quien ama a Dios ama a su hermano”, por lo tanto la relación entre el amor hacia
dios y hacia el prójimo está estrechamente entrelazados. Dios nos
enseñó a que no es necesario conocer a alguien para poder amarlo. Dios ama a
todo el mundo por igual, sin distinción alguna y por lo tanto como cristianos que
somos, debemos ver a nuestros prójimos como Dios los vería.
El amor es un don divino, ya que procede de Dios y este nos acerca más a él,
mediante este proceso unificador nos transforma en nosotros y nos convierte en
uno solo hasta que al final sea “Dios todo para todos”.
Segunda Parte:
Finalmente este apartado hace alusión a la caridad, esta es el amor al prójimo
enraizado con el amor a Dios, no es una tarea solo de la iglesia
como institución cristiana sino de todos los fieles que pertenecemos a ella, ya que
cada uno debe aportar su ayuda para que todo el mundo reciba lo que necesite y
cuando lo necesite.
Un ejemplo de la caridad vendría a ser los apóstoles, ya que ellos se sentían en la
obligación moral de ayudar a todo prójimo que este en carencia de algo; ellos se
desprendían de todos sus bienes, lo vendían y lo distribuían de
acuerdo a las necesidades de las personas a quienes ayudarían.
La caridad, con el paso del tiempo, se convirtió en una de las
principales misiones de la iglesia, debido a que no había mejor forma de
demostrar el amor a Dios que ayudando a nuestros hermanos, por ello
muchos fieles y autoridades de la iglesia crearon distintas organizaciones
enfocados en ayudar a personas que lo necesitaban como: huérfanos, viudas,
enfermos, etc.
Hacia la mitad del siglo IV surgieron las diaconías, eran las estructuras que en
cada monasterio se encargaba de las responsabilidades al servicio de
las personas (caridad).
La actividad caritativa de la Iglesia fue durante criticada en la época del Marxismo,
ya que este movimiento planteaba que: Los pobres no necesitaban obras de
caridad sino de justicia, la limosna, en realidad, sería un modo para que los ricos
eluden la instauración de la justicia y acallen su conciencia, conservando su propia
posición social y despojando a los pobres de sus derechos. A pesar de todas
estas contraposiciones, la iglesia supo manejar la situación y pudo seguir
cumpliendo con su objetivo.
El estado, tiene el derecho y la obligación de ejercer justicia en todo el territorio
que le compete, y también está en la obligación de ayudar a sus pobladores en lo
que este a su alcance. La iglesia no pretende sobreponerse al estado pero si trata
de brindar una orientación al actuar.
La caridad de la iglesia debe ser solo una respuesta inmediata a una situación de
necesidad, debe ser independiente a partidos e ideologías, debe tener un alcance
masivo, etc.
Finalmente menciona a los Santos en especial a quienes han ejercido de modo
ejemplar la caridad, como por ejemplo: Martin de Tours, María, San Francisco de
Asís, Ignacio de Loyola, entre otros.
En esta encíclica el ex Papa Benedicto XVI nos da a entender que el amor abarca
diversos campos de los cuales la iglesia es aquella que nos inculca el verdadero
sentido de este, ya que para comprender de manera concreta el término será
necesario un proceso de purificación. Cada uno de los aspectos que engloba a
la siguiente encíclica ilustra de manera puntual y precisa el significado del
amor y la caridad.
Fue muy acertado tratar este tema en su primera encíclica ya que el amor es el
sentimiento más importante que existe en la naturaleza humana, y por lo tanto
todas las demás emociones están subordinadas a esta. Y el modelo de amor a
seguir seria “El amor de Dios hacia nosotros”.
2) Gaudium Et Speces:
El 7 de diciembre de 1965, el Concilio Vaticano II aprobó la Constitución Pastoral
“Gaudium et spes” sobre la Iglesia en el mundo actual que, no obstante los años
transcurridos, sigue teniendo plena vigencia en nuestros días.
Constituye el documento básico del humanismo cristiano.
Su denominación deriva de las tres primeras palabras con las que comienza su
texto: “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de
nuestro tiempo…son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los
discípulos de Cristo…”.
Está dirigido al género humano y no solo a los cristianos. La humanidad, admirada
de sus avances técnicos y de su poder, sigue preguntándose de manera
angustiosa sobre las cuestiones que tales avances y poder no han resuelto: hacia
dónde va el mundo, que puesto y que misión tiene el hombre en el universo, cual
sea el sentido del esfuerzo tanto individual como colectivo y cual sea el último
destino de la humanidad.
El Concilio Vaticano II pretendió que la Iglesia dialogase con este mundo sobre
estas cuestiones y transmitiese la respuesta que ella tiene, porque considera que
es la persona la que hay que salvar y la sociedad humana la que hay que renovar.
“Es, por consiguiente, el hombre, pero el hombre todo entero, cuerpo y alma,
corazón y conciencia, inteligencia y voluntad, quien será el objeto central de las
explicaciones que van a seguir”.
La Constitución ha abordado la persona, la comunidad y la actividad humana. Son
las bases en las que se apoyará su eje: la misión de la Iglesia.
La Iglesia ha sido constituida por Cristo como “sociedad en este mundo” y está
dotada de los medios propios de una unión visible y social. Y al tiempo que
entidad visible y social es también comunidad espiritual.
La Iglesia y la comunidad avanzan conjuntamente y experimentan la misma suerte
terrena. Esta compenetración entre la ciudad terrena y la ciudad celeste solo
puede percibirse por la fe.
En relación con el mundo, la Iglesia:
 actúa como fermento y alma de la sociedad
 comunica la vida divina al hombre
 difunde sobre la Universo el reflejo de su luz
 cura y eleva la dignidad de la persona
 consolida la firmeza de la sociedad
 dota de un sentido y significación más profunda a la actividad diaria de la
humanidad.
3) Laborem Exercens:
El trabajo humano 90 años después de la “Rerum Novarum”
Esta encíclica está dedicada al trabajo humano, al hombre en el vasto contexto de
esa realidad que es el trabajo humano. El trabajo nutre el espíritu. Los adelantos
tecnológicos, el avance económico y político influirán en el mundo del trabajo y de
la producción. Lo que significará un aumento en el desempleo, disminución o
crecimiento menos rápido del bienestar material para los países mas
desarrollados, pero podrán proporcionar respiro y esperanza a millones de seres
que viven hoy en condiciones de vergonzosa e indigna miseria.
No le corresponde a la Iglesia analizar consecuencias de tales cambios en la
convivencia humana. Pero si es su deber recordar la dignidad y los derechos del
hombre, y contribuir a que los cambios realicen un auténtico progreso del hombre
y de la sociedad.
El trabajo humano es una cosa antigua pero los hombres deben darle un nuevo
significado y formular los nuevos cometidos.
La cuestión social no ha dejado de ocupar la atención de la Iglesia y esto lo
comprobamos viendo nos numerosos documentos, declaraciones y actividades
que han hecho al respecto. Un ejemplo importante es “La Pontificia Comisión
Justicia y Paz”. El compromiso a favor de la justicia debe estar íntimamente unido
con el compromiso a favor de la paz en el mundo contemporáneo, para evitar
experiencias como las dos guerras mundiales. La distribución desproporcionada
de riqueza y miseria, la existencia de países y continentes desarrollados y no
desarrollados, exigen una justa distribución y la búsqueda de vías para un justo
desarrollo de todos.
La Iglesia está convencida de que el trabajo humano constituye una dimensión
fundamental de la existencia del hombre en la tierra. Esto lo saca de la fuente de
la Palabra de Dios revelada y por ello lo que es una convicción de la inteligencia
adquiere a la vez el carácter de una convicción de fe.
Con el tiempo se han desarrollado mecanismos más perfectos para “someter la
tierra” esto llevo a la revolución industrial, y en consecuencia se dictó la “Cuestión
Obrera” de León XI. La técnica es el conjunto de instrumentos de los que el
hombre se vale en su trabajo, esta facilita el trabajo, lo perfecciona, lo acelera y
multiplica. Por otro lado, la técnica puede ser adversaria al hombre, ya que la
mecanización del trabajo suplanta al hombre quitándole toda satisfacción personal
y el estímulo de toda creatividad y responsabilidad. Con respecto a la técnica
surgen interrogantes las cuales se refieren al trabajo humano con relación al
sujeto. Estas interrogantes de carácter ético y social, son un desafío continuo para
los gobiernos de los estados, organizaciones internacionales e Iglesia.
Bajo la mirada objetiva, el trabajo se entiende como el proceso mediante el cual el
hombre somete a la tierra, en esta definición el hombre se presenta como el sujeto
que domina la tierra. El dominio hace alusión al sentido subjetivo, que es el lado
de la ética del trabajo, y es aquí en donde se deben buscar las fuentes de la
dignidad del trabajo.El primer fundamento del valor del trabajo es el hombre, el
hombre está destinado y llamado al trabajo, pero ante todo el trabajo esta en
función del hombre, y no el hombre en función del trabajo. La finalidad del trabajo
pertenece al hombre mismo.
La verdad cristiana sobre el trabajo debe contraponerse a las diversas corrientes
economistas y materialistas. Las visiones economistas y materialistas entienden y
tratan al trabajo como una especie de mercancía, que el trabajador vende al
empresario. Esto se dio en el siglo XIX pero el peligro de considerarlo así, siempre
está.
El trabajo es en cierto sentido, una condición para hacer posible la fundación de
una familia, ya que esta exige los medios de subsistencia, que el hombre adquiere
normalmente mediante el trabajo. Trabajo y laboriosidad condicionan a su vez
todo el proceso de educación dentro de la familia, precisamente por la razón de
que cada uno “se hace hombre”, entre otras cosas, mediante el trabajo, y ese
hacerse hombre expresa precisamente el fin principal de todo el proceso
educativo.
La familia es, al mismo tiempo, una comunidad hecha posible gracias al trabajo y
la primera escuela interior del trabajo para todo hombre.
El problema del trabajo ha sido planteado en el contexto del gran conflicto entre el
mundo del capital y el mundo del trabajo. Tal conflicto ha surgido por el hecho de
que los trabajadores, ofreciendo sus fuerzas para el principio del máximo
rendimiento, trataban de establecer el salario mas bajo posible para el trabajo
realizado por lo obreros. Hay que añadir tambien la falta de seguridad y las
garantías sobre las condiciones de salud y de vida de los obreros y sus familias.
El conflicto real, que existía entre el mundo del trabajo y el mundo del capital se ha
transformado en una lucha programada de clases llevada con métodos, no solo
ideológicos sino incluso y ante todo políticos.
La tradición cristiana no ha sostenido nunca como absoluto e intocable el
programa del capitalismo, practicado por el liberalismo. Al contrario, siempre lo ha
entendido en el contexto mas amplio del derecho común de todos a usar los
bienes de la entera creación: el derecho a la propiedad privada como subordinado
al derecho al uso común, al destino universal de los bienes.
El problema clave de la ética social es el de la justa remuneración por el trabajo
realizado.
4) Sollicitudo Rei Socialis:
La Carta Encíclica "Sollicitudo rei socialis" (La preocupación social de la Iglesia)
fue promulgada por el Papa Juan Pablo II en el décimo año de su pontificado. La
firmó en Roma el 30 de diciembre de 1987. En este documento, el Pontífice
asegura que "el proceso del desarrollo (de los pueblos) se concreta en el ejercicio
de la solidaridad, es decir, del amor y servicio al prójimo, particularmente a los
más pobres".
Con este documento, el Santo Padre quiso rendir homenaje a la Encíclica
"Populorum progressio" (1967), de Pablo VI, y reafirmar "la continuidad de la
doctrina social junto con su constante renovación".
Con la encíclica « Sollicitudo rei socialis »,188 Juan Pablo II conmemora el
vigésimo aniversario de la « Populorum progressio » y trata nuevamente el tema
del desarrollo bajo un doble aspecto: « el primero, la situación dramática del
mundo contemporáneo, bajo el perfil del desarrollo fallido del Tercer Mundo, y el
segundo, el sentido, las condiciones y las exigencias de un desarrollo digno del
hombre ».La encíclica introduce la distinción entre progreso y desarrollo, y afirma
que « el verdadero desarrollo no puede limitarse a la multiplicación de los bienes y
servicios, esto es, a lo que se posee, sino que debe contribuir a la plenitud del
"ser" del hombre. De este modo, pretende señalar con claridad el carácter moral
del verdadero desarrollo ».190 Juan Pablo II, evocando el lema del pontificado de
Pío XII, « Opus iustitiae pax », la paz como fruto de la justicia, comenta: « Hoy se
podría decir, con la misma exactitud y análoga fuerza de inspiración bíblica (cf. Is
32,17; St 3,18), Opus solidaritatis pax, la paz como fruto de la solidaridad ».
5) Pacem In Terris:
"Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia,
el amor y la libertad."
La Encíclica de su Santidad Juan XXIII, Pacem in Terri se dio a conocer el 11 de
abril de 1963, su tema principal es la Paz. Cuando uno habla o comenta esta
encíclica esta hablando de los Derechos del Hombre. Su Santidad nos recuerda y
nos explica como debe ser la convivencia (en todo sentido) para lograr la paz en
los tiempos que nos toca vivir.
Es un tema que al Santo Padre le preocupa debido al análisis que tiene de la
situación mundial. Expone de forma concreta y simple, cuales son el mecanismo
que la persona humana no debe olvidar, esos principios son la base para lograr la
paz.
Juan XXIII insiste que la paz se logra tan solo con justicia, amor, libertad y
solidaridad. Ya que son pilares fundamentales, pero la paz no se logra infundiendo
temor, miedo ni equipándose con armas (carrera armamentista, década del 60),
con esto solo se logra que entre los pueblos hay egoísmo, odio, división, etc.

Debemos aclarar que es el primer documento que esta dirigido no solo a los
católicos sino como el Papa lo expresa "A todas las personas de buena voluntad",
esto nos dice a todas aquellas personas (no importa el credo) que resaltan los
valores humanos en todos los campos.
El documento tiene bien en claro el de defender a la persona y el bien común de la
sociedad, además no solo fue escrito por lo que pasaba en esos tiempos (década
del 50, 60), sino que tiene tanta vigencia en nuestros días que por ejemplo solo
con observar nuestra realidad que vivimos tanto a nivel nacional y mundial.
6) Mater Et Magistra:
Mater et magistra (latín: 'Madre y Maestra') es una carta encíclica del papa Juan
XXIII que fue promulgada el 15 de mayo de 1961. Fue anunciada el día anterior
ante miles de personas en un discurso dirigido "a todos los trabajadores del
mundo".
Juan XXIII advierte que la cuestión social tiene una dimensión mundial y que así
como se puede hablar de personas pobres, también se ha de hablar de sectores
pobres y naciones pobres. El desarrollo de la historia muestra cómo las exigencias
de la justicia y la equidad atañen tanto a las relaciones entre trabajadores
dependientes y empresarios o dirigentes, como a las relaciones entre los
diferentes sectores económicos, y entre las zonas económicamente más
desarrolladas y las zonas económicamente menos desarrolladas dentro de una
misma nación; y, en el plano mundial, a las relaciones entre países en diverso
grado de desarrollo económico-social. Un problema de fondo es cómo proceder
para reducir el desequilibrio entre el sector agrícola, y el sector de la industria y los
servicios; y para que mejore la calidad de vida de la población agrícola-rural.
Sostiene que la justicia y la equidad exigen que los poderes públicos actúen para
que las desigualdades entre zonas económicamente más desarrolladas y menos
desarrolladas sean eliminadas o disminuidas y en las zonas menos desarrolladas
se aseguren los servicios públicos esenciales.
Reafirma el carácter de "derecho natural" de la propiedad privada y también de su
efectiva difusión entre todas las clases sociales:
La dignidad de la persona humana exige normalmente, como fundamento natural
para vivir, el derecho al uso de los bienes de la tierra, al cual corresponde la
obligación fundamental de otorgar a todos, en cuanto posible sea, una propiedad
privada.
Enfatiza en el derecho de los trabajadores de sindicalizarse y en la necesidad de
que los salarios estén de acuerdo con la dignidad humana del trabajador y de su
familia, con la aportación efectiva del trabajador la posibilidad económica de la
empresa y la situación económica general.

Juan XXIII sostiene que una economía justa no sólo depende de la abundancia y
distribución de bienes y servicios sino que incluye el papel de la persona humana
como sujeto y objeto del bienestar. Propone la cristianización de la familia, la
empresa y la sociedad; la vocación de la Iglesia y de cada cristiano es superar la
excesiva desigualdad entre los distintos sectores de la sociedad y resistir los
procesos económicos y políticos que ponen en peligro la dignidad humana y la
libertad.
La encíclica tuvo una gran aceptación y fue reconocida mundialmente por sus
fundamentos éticos, sociales y cristianos a tal magnitud que el 9 de septiembre de
1962 en la ciudad de Santiago de los Caballeros, en la Nación caribeña de
República Dominicana fue fundada la Pontificia Universidad Católica Madre y
Maestra; primera universidad de carácter privado del país y cuyos principios
fundamentales se inspiran en la encíclica Mater et magistra.
7) Rerum Novarum:
En el mes de mayo de 1891 fue promulgada por el papa León XIII la encíclica
Rerum Novarum de tanta trascendencia en la Historia de la Iglesia porque supuso
un cambio sustancial de la posición de la misma ante el problema social generado
por la extensión de la Revolución Industrial. Se trata del documento fundacional de
la doctrina social de la Iglesia y tuvo una clara influencia en la formulación de la
democracia cristiana.
La elección como papa de León XIII en el año 1878 trajo importantes novedades
en relación con la posición de la Iglesia ante los profundos cambios políticos,
económicos y sociales del siglo XIX en una línea más abierta de la defendida por
el anterior pontífice Pío IX y el Concilio Vaticano I.
En lo político, el papa León XIII se negó a aceptar la nueva situación italiana y
exigió el reconocimiento de su soberanía sobre Roma. Esta postura contra el
nuevo reino de Italia duró hasta 1929 cuando la Iglesia y el gobierno de Mussolini
firmaron el Tratado de Letrán, por el que se creó el Estado del Vaticano. Pero el
gran éxito diplomático del nuevo pontífice fue conseguir que Bismarck suavizara y
terminara con la kulturkampf, es decir, la política contraria la Iglesia Católica en
Alemania. En relación con Francia, el papa aconsejó a los católicos que
colaborasen y aceptaran la III República, aunque esto no hizo cambiar la política
laica de los republicanos. En 1885 publicó una encíclica en la que afirmaba que la
Iglesia no se podía ligar a ninguna forma de gobierno, lo que suponía un cambio
en la posición tradicional de la Iglesia.
León XIII intentó establecer puentes con otras confesiones, como la anglicana y la
ortodoxa. Por otro lado, se preocupó de mejorar la formación del clero, la
investigación científica de los católicos y promover la actividad de los misioneros.
Pero la gran aportación del papa León XIII tiene que ver con lo que aquí nos
atañe, la cuestión social generada por las Revoluciones industriales, y que había
sido desatendida por la Iglesia o ante la que se había respondido con argumentos
propios de la época del Antiguo Régimen. Algunos eclesiásticos comenzaron, en
la segunda mitad del siglo XIX, a interesarse por los asuntos sociales y allanaron
el camino para que cambiara la política de la Iglesia en esta materia. En este
sentido, destacó el obispo de Maguncia, monseñor Ketteler. Estaba convencido
que las soluciones a la cuestión social tenían que partir desde abajo y que el
Estado debía, solamente, desempeñar un papel subsidiario. Para ello, impulsó la
creación de organizaciones obreras. Por otro lado, existió una corriente de
socialismo cristiano en algunos países europeos, especialmente en Francia.
Por fin, en 1891 León XIII publicó la encíclica Rerum Novarum. En ella se trazaron
las líneas fundamentales de la doctrina social de la Iglesia, condenando los
excesos del capitalismo, pero también la lucha de clases. Se defendía la
existencia de la propiedad privada y se rechazaba el socialismo porque era
considerado erróneo y materialista. La encíclica pretendía que se alcanzase la
convivencia social a través de la justicia y la caridad como medios para solucionar
los conflictos. El Estado debía garantizar los derechos de los más desfavorecidos,
proteger el trabajo y promover una legislación social. Pero, además, la Iglesia
promovió la creación de asociaciones y sindicatos católicos. El movimiento obrero
consideró que la encíclica llegaba tarde y acusó a la Iglesia de oportunista,
además de tachar a los sindicatos católicos de estar al servicio de la patronal.
La encíclica Rerum Novarum, y después la promulgada en 1931, Quadragesimo
Anno, fueron fundamentales para provocar un profundo cambio de la Iglesia en
relación con la modernidad y con los cambios ideológicos, políticos, económicos y
sociales que se habían producido en Europa. La Iglesia quería seguir influyendo
en la política, en la sociedad y en la educación, y recuperar poder. Había que
adaptarse al nuevo juego político liberal y, posteriormente, democrático. En este
sentido, había que fomentar la participación de los católicos en la vida política, de
ahí el nacimiento de la democracia cristiana.
8) Octogesima Adventiens:
Carta apostólica que habla sobre el pluralismo opcional de los católicos en la vida
política. (1971, Paulo VI)
La cuestión social desde muchos años atrás había cobrado una dimensión global.
Las condiciones laborales de la producción, la inequidad de los intercambios
internacionales, el consumismo en grandes sectores de la población y el atraso
agropecuario persistentes ya eran alarmantes. Además se agudizaban otros
problemas conexos con los anteriores, tales como: la explosión demográfica, el
desempleo, la injusticia social, los egoísmos, el feminismo, las discriminaciones
raciales, las emigraciones desordenadas, el impacto incontrolado de los medios de
comunicación entre otros.

En este marco histórico algunos dirigentes cristianos, laicos y religiosos, se


inclinaban impacientes por caminos revolucionarios violentos, y armados. Se
imaginaban que podían echar mano del método de análisis y praxis para ver las
grandes diferencias sociales y penetrar en consecuencia sin admitir los postulados
filosóficos e ideológicos del marxismo y sin caer en las consecuencias dictatoriales
del mismo. También era el tiempo en que en algunos países iban apareciendo
diversas versiones de las llamadas economías mixtas con que se experimentaban
diversos grados de intervención gubernamental en la vida socio-económica.
En una extensa introducción, el Papa Pablo VI indica la intención de la carta que
es continuar y ampliar las enseñanzas en materia de doctrina social dados por sus
antecesores tras la Rerum Novarum. Reconoce la sensibilidad cada vez mayor en
orden a la búsqueda de una mayor justicia no solo en medio de las comunidades
cristianas sino también del mundo entero. Enuncia también la principal causa de
los problemas sociales: la desigualdad
Sin embargo, recuerda el Papa que las situaciones de las distintas comunidades
católicas son tan diversas que no se pueden dar líneas concretas de acción sino
que se ha de discernir en cada sitio qué es lo mejor y actuar las exigencias
evangélicas en cada contexto y ante cada problemática. Por ello, se propone
iluminar los diversos problemas sociales que por su complejidad y amplitud son
especialmente preocupantes.
9) Popolorum Progressio:
Promulgada el 26 de marzo de 1967.
La Encíclica Populorum Progressio, ya que introduce algunas novedades
significativas en el desarrollo de los pueblos. El documento indica las coordenadas
de un desarrollo integral del hombre y de un desarrollo solidario de la humanidad.
El Pontífice presenta el desarrollo como el paso de condiciones de vida menos
humanas a condiciones de vida más humanas y de igual forma concibe el
desarrollo como el nuevo nombre de la paz. En la Encíclica se hace énfasis en los
pueblos como constructores de su propio desarrollo, pero nunca lo realizarán en el
aislamiento. Se requieren acuerdos regionales entre los pueblos débiles a fin de
sostenerse mutuamente, los acuerdos más amplios que pueden venir en su
ayuda, las convenciones mas ambiciosas entre unos y otros para establecer
programas concertados, son los valores de este cambio que conduce a la paz.
Su estructura radica en:
Preámbulo
 Por un desarrollo integral del hombre
 Los datos del problema
 La Iglesia y el desarrollo
 Acción que se debe emprender
El desarrollo solidario de la humanidad
 Asistencia a los débiles
 La justicia social en las relaciones comerciales
 La caridad universal
10) Evangelli Muntiandi:
Exhortación apostólica postsinodal "Evangelii nuntiandi"
El 8 de diciembre de 1975, a los 10 años de la conclusión del concilio Vaticano II,
y como fruto de la III asamblea general del sínodo de los obispos (1974), Pablo VI
publicaba la exhortación apostólica postsinodal "Evangelii nuntiandi", centrada en
el tema de la evangelización. Tratemos ahora de recordar algunas enseñanzas
fundamentales de esta importante Exhortación desde la perspectiva de la
catequesis.
Jesús es el primer evangelizador
Cristo es el gran evangelizador. Jesús mismo, Evangelio de Dios, ha sido el
primero y el más grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la
perfección, hasta el sacrificio de su existencia terrena.
Cristo anuncia un reino de salvación y liberación
Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el reino de Dios, tan
importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo demás", que es dado por
añadidura.
El reino de Dios llega mediante una conversión profunda
El reino y la salvación pueden ser recibidos por todo hombre como gracia y
misericordia y deben ser conquistados con fuerza, fatiga y sufrimiento, con una
vida conforme al Evangelio, con la renuncia y la cruz, con el espíritu de las
bienaventuranzas
Hacia una comunidad evangelizada y evangelizadora
Quienes acogen con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la
participación en la fe, se reúnen pues en el nombre de Jesús para buscar juntos el
reino, construirlo, vivirlo. Ellos constituyen una comunidad que es a la vez
evangelizadora.
La evangelización, vocación propia de la Iglesia
La tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial
de la Iglesia; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la
sociedad actual hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto,
la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda.
Renovación de la humanidad.
Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes
de la humanidad y, con su influjo, transformar y renovar, desde dentro, a la misma
humanidad. La finalidad de la evangelización es por consiguiente este cambio
interior y por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir al
mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres.
Importancia primordial del testimonio
La Buena Nueva debe ser proclamada en primer lugar, mediante el testimonio de
la propia vida conforme a las enseñanzas de Cristo. Todos los cristianos están
llamados a este testimonio y, en este sentido, pueden ser verdaderos
evangelizadores.
Necesidad de un anuncio explícito
Y, sin embargo, esto sigue siendo insuficiente, pues el más hermoso testimonio se
revelará a la larga impotente si no es esclarecido, justificado, explicitado por un
anuncio claro e inequívoco del Señor Jesús.
Contenido esencial y elementos secundarios
En el mensaje que anuncia la Iglesia hay elementos secundarios, cuya
presentación depende en gran parte de los cambios de circunstancias, y un
contenido esencial, que no se puede modificar ni pasar por alto sin desnaturalizar
gravemente la evangelización misma.
Un testimonio al amor del Padre
Evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de
Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo. Testimoniar que ha
amado al mundo en su Verbo Encarnado, ha dado a todas las cosas el ser y ha
llamado a los hombres a la vida eterna. Este testimonio resulta plenamente
evangelizador cuando pone de manifiesto que para el hombre el Creador no es un
poder anónimo y lejano: es Padre.
Centro del mensaje: la salvación en Jesucristo
La evangelización también debe contener siempre —como base, centro y a la vez
culmen de su dinamismo— una clara proclamación de que en Jesucristo, Hijo de
Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación a todos los
hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios.
El testimonio de vida
Ante todo, y sin necesidad de repetir lo que ya hemos recordado antes, hay que
subrayar esto: para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un
testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comunión
que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al prójimo con un
celo sin límites. "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan
testimonio que a los que enseñan o si escuchan a los que enseñan, es porque dan
testimonio".
La catequesis
A propósito de la evangelización, un medio que no se puede descuidar es la
enseñanza catequética. La inteligencia, sobre todo tratándose de niños y
adolescentes, necesita aprender mediante una enseñanza religiosa sistemática los
datos fundamentales, el contenido vivo de la verdad que Dios ha querido
transmitirnos y que la Iglesia ha procurado expresar de manera cada vez más
perfecta a lo largo de la historia.
Destino universal
Las últimas palabras de Jesús en el Evangelio de Marcos confieren a la
evangelización, que el Señor confía a los Apóstoles, una universalidad sin
fronteras: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura".
Primer anuncio a los que están lejos
Revelar a Jesucristo y su Evangelio a los que no los conocen: he ahí el programa
fundamental que la Iglesia, desde la mañana de Pentecostés, ha asumido, como
recibido de su Fundador.
La Iglesia lleva a efecto este primer anuncio de Jesucristo mediante una actividad
compleja y diversificada, que a veces se designa con el nombre de "pre-
evangelización", pero que muy bien podría llamarse evangelización, aunque en un
estadio de inicio y ciertamente incompleto.
Anuncio al mundo descristianizado
Aunque este primer anuncio va dirigido de modo específico a quienes nunca han
escuchado la Buena Nueva de Jesús o a los niños, se está volviendo cada vez
más necesario, a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en
nuestros días, para gran número de personas que recibieron el bautismo, pero
viven al margen de toda vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen una
cierta fe, pero conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales
que sienten necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la
enseñanza que recibieron en su infancia, y para otros muchos.
La Iglesia entera es misionera
Si hay hombres que proclaman en el mundo el Evangelio de salvación, lo hacen
por mandato, en nombre y con la gracia de Cristo Salvador. ¿Quién tiene, pues, la
misión de evangelizar? El Concilio Vaticano II ha dado una respuesta clara:
"Incumbe a la Iglesia por mandato divino ir por todo el mundo y anunciar el
Evangelio a toda creatura" (82). Y en otro texto afirma: "La Iglesia entera es
misionera, la obra de evangelización es un deber fundamental del pueblo de Dios"
11) Quadragesimo Anino:
Quadragesimo anno es una carta encíclica del Papa Pío XI, promulgada el 15 de
mayo de 1931, con ocasión de los 40 años de la encíclica Rerum Novarum, de allí
su nombre en latín, Quadragesimo anno (en el cuadragésimo año). Trata sobre la
restauración del orden social y su perfeccionamiento en conformidad con la ley
evangelizadora y está dirigida a los Obispos, sacerdotes y fieles católicos.
El texto fue redactado por dos sacerdotes jesuitas, el p. Oswald von Nell-Breuning
y Albert Müller. También fue consultado el p. Gustave Desbuquois.1
Tras hacer un resumen de las intervenciones anteriores de León XIII en los temas
más sociales, hace un elogio de la Rerum novarum sea por su oportunidad (la
penetración de un nuevo sistema económico y el desarrollo industrial habían
producido una fuerte división de clases sociales). Luego resume la misma
encíclica recordando el modo en que León XIII se hizo cargo del problema de los
obreros sin pasar por el liberalismo ni por el socialismo. El Papa Pío XI recuerda
también los frutos que dio la encíclica: el hecho de que los gobernantes que
hubieron de reconstruir el mundo después de la Primera Guerra Mundial se
rigieran en cierta medida por los principios enunciados por la Rerum Novarum, la
mejora de la situación de los obreros y las líneas dadas sobre sus asociaciones.
A continuación el Papa Pío XI retoma las enseñanzas del Papa León XIII sobre la
capacidad que la Iglesia tiene de intervenir en los problemas económicos y
sociales con oportunas líneas e indicaciones por parte del Magisterio.
Afronta el tema de la propiedad privada recordando que León XIII no hizo una
defensa a ultranza de la propiedad privada a costa de la comunidad o de la
sociedad, sino que mostró su doble carácter haciendo hincapié en el problema que
en aquel entonces más se debatía ante las teorías socialistas. Quienes niegan el
carácter social y público del derecho a la propiedad pueden caer en el
individualismo; pero quienes disminuyen o rechazan este carácter caen el en
colectivismo. De ahí que, como se dice en la Rerum novarum el derecho de
propiedad se distinga de su ejercicio.
Defiende el Papa Pío XI el salario aunque aconseja que los contratos de los
trabajadores se hagan no tanto como “contratos de trabajo” sino como “contratos
de sociedad”. Luego recuerda que al fijar el sueldo se han de tomar en cuenta
diversos factores y no solo el valor del fruto producido por el trabajador. Éste ha de
recibir lo necesario para afrontar el sustento de su familia y tal sustento se viera
afectado por aumentos de precios de productos de necesidad u otros de esa
índole, esos cambios deberían darse también de manera proporcional en el
sueldo. También ha de considerarse la situación de la empresa y del dador de
trabajo.
La encíclica ofrece una renovada condena del comunismo al recordar los
numerosos crímenes que se le achacan en Europa del Este y Asia. Asimismo, el
Papa da unas guías para quienes deseen hacer apostolado entre los socialistas
(que mitigan tanto la concepción de la lucha de clases como de la propiedad
privada): no se permite ninguna connivencia con el error sino buscar y mostrar
claramente la verdad. En efecto indica:
12) La Solennita:
.
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA EN LA SOLENNITA DE PIO XII.1941
El documento que nos proponemos analizar es el tercer escrito papal, que sigue
a los dos que anteriormente estudiados la Rerum Novarum de Leon XIII y la
Quadragessimo anno de PIO XI, que se ocupa del llamado problema social.
En este caso no es una encíclica sino el Radio mensaje sobre la Cuestión Social
en el 50 aniversario de la Rerum Novarum, de 1º de junio de 1941 del Papa Pío
XII.
Se llama la Solennitá por ser esta la primera palabra italiana con la que comienza.
La Solemnidad a la que se refiere es la de Pentecostés.
ÁMBITO SOCIAL: EN PLENA GUERRA MUNDIAL.
El radio Mensaje del Papa ocurrió en pleno desarrollo de la 2ª guerra mundial,
pues fue pronunciado el 1 de Junio de 1941, la guerra dio comienzo el año 1939 y
terminó el 1945.
En el mismo, Pio XII hace referencia varias veces a este terrible conflicto:
“Las cuestiones que los cambios y las revoluciones sociales, y sobre todo las
económicas, ofrecían a un examen moral después de la Rerum novarum, han sido
tratadas con penetrante agudeza por Nuestro inmediato Predecesor en la encíclica
Quadragesimo anno. El decenio que la ha seguido no ha sido menos rico que los
años anteriores por sus sorpresas en la vida social y económica, lanzando sus
inquietas y oscuras aguas al piélago de una guerra que puede levantar olas
imprevistas que choquen violentas con la economía y con la sociedad.
LA ACTUACIÓN DE PIO XII EN EL HOLOCAUSTO JUDÍO.
El radio Mensaje del Papa Pio XII aparece en plena guerra mundial y por
consiguiente cuando se está llevando a cabo el holocausto del pueblo judío por
parte de la Alemania Nazi, y precisamente por un Papa como Pio XII que tuvo que
tener una determinada actuación ante este holocausto

La actuación del Papa Pío XII ante el exterminio judío ha dado origen a una
calumniosa leyenda negra contra uno de los pontífices más grandes de la historia
dela Iglesia. Los hechos sin embargo están ahí para desmontar tal leyenda:
Eugenio Pacelli, futuro Pío XII, contribuyó a preparar la encíclica «Mit brennender
Sorge» (1937), en la que Pío XI condenó el nazismo. El New York Times en su
editorial de Navidad de 1941, elogió al Papa Pío XII por “ponerse plenamente
contra el hitlerismo” y por “no dejar duda de que los objetivos de los Nazis son
irreconciliables con su propio concepto de la paz Cristiana”.
RESUMEN DEL CONTENIDO DEL RADIO MENSAJE.
1.-Comienza el mismo con la exposición del motivo, finalidad y el momento en que
el Papa dirige su mensaje
2.-Pasa después a reafirmar la enseñanza contenida en las dos encíclicas sobre la
cuestión social de sus predecesores , el deber y el derecho de la Iglesia en
intervenir en el llamado problema social dado que el mismo tiene un conjunto de
aspectos morales que no son ajenos al fin de la Iglesia por ser ella la portadora de
la revelación divina.
3.-A continuación el Radiomensaje señala cuales son los puntos en los que se
centrará el mismo en concreto tres sobre los bienes materiales, sobre el trabajo y
sobre la familia.
4.-En lo que se refiere a los bienes materiales Pio XII desarrolla una doctrina que
se puede decir nueva en cuanto asienta los derechos referidos a los bienes
materiales en un principio y que es que los bienes materiales han sido creados por
Dios para el uso de todas las personas, por lo que tales bienes deben estar
distribuidos de tal forma que lleguen a manos de todos y cada uno de los
hombres, de acuerdo con los principios de la justicia y la caridad.
5.- Con relación al trabajo afirma que éste es un medio para entrar en la posesión
y uso de los bienes materiales, la forma como se ha de utilizar este medio la
deben determinar los trabajadores y los empresarios, sin que por ello se excluya la
intervención del estado que tiene la obligación de velar por el bien común, siempre
que la regulación del trabajo por sus verdaderos protagonistas no se realice de
acuerdo con los fines que tiene el trabajo humano.
6.-En cuanto a la familia subraya la intima relación que existe entre el derecho a la
posesión y uso de los bienes y el derecho a la formación y conservación de la
familia que es considerada como la base sobre la que se asienta la sociedad
humana.
7.-Termina invitando a los católicos a que desarrollen su obligación y derecho a
intervenir en la construcción temporal y material de la sociedad humana.

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