Articulo de Revision Uniclaretiana
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Articulo de Revision Uniclaretiana
ASIGNATURA.
PROYECTO DE INVESTIGACION I.
PRESENTADO.
DOCENTE
En este contexto se puede decir que Colombia ganó con una guerra de guerrillas
pues era la manera más eficaz de oponerse al oprobio vivido. Sin embargo, para algunos
historiadores “el acontecimiento que dio inicio al período de la violencia en Colombia, fue
el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán el 9 de Abril de 1948” (Tirado, 1989,p.46), (2) para
otros autores, el inicio de los conflictos violentos, se remonta a la época de la colonia, en el
siglo XVIII, en donde se vivieron confrontaciones violentas entre nativos y españoles que
usufructuaban el territorio, generando violación de derechos y la represión colonial por
parte de los españoles.
A raíz de esa ola de violencia que se vivió después del 9 de abril, el estado pierde
credibilidad y legitimidad, pues el caos fue total y llevo a una destrucción de orden legal, lo
cual repercute en una ausencia del estado en ciertas partes del país, resquebrajando aún más
la crisis. Según Molano, (1999): “Esto conllevaría a la conformación de grupos armados
que para ese entonces se los denominaría “Chusmeros”, con el trascurrir del tiempo y por el
trasegar internacional de eventos similares estos se denominaron “Guerrilla”, con el aval de
un pensamiento socialista. (p.89). (3)
Al aparecer la guerrilla en Colombia el conflicto crece hasta desbordar las leyes del
estado y aparecen dos grandes problemas más que son el narcotráfico y los grupo
paramilitares, los primeros se presentan por la ausencia de estado y los segundos por el
poco control que tiene el estado con la guerrilla, esta guerra ha durado por más de 50 años
la cual ha cobrado miles de vidas y ha hecho corrupto a los gobernantes, pues vieron en
ésta la posibilidad de hacer negocio y no han querido terminarla.
En el momento (2018), existen aún dos grupos guerrilleros (EPL Y ELN), se supone
que el proceso de desmovilización de los grupos paramilitares (AUC), llevados a
cabo en el gobierno del presidente Uribe y la firma del Acuerdo Final de Paz entre
el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC, el 26 de septiembre de 2016,
dio inicio a la tan anhelada paz. Pero la realidad es otra, los disidentes de las AUC,
ahora son llamadas BACRIM (Bandas criminales) y los disidentes de las FARC, son
reclutadas en las otras guerrillas. (Gaitán, 1995). (4)
Los autores que ilustran los inicios de la violencia, revelan que se pasa de un
conflicto armado interno independentista y de guerras civiles, a actividades capitalistas en
torno al dinero; las condiciones precarias del trabajo de obreros y campesinos y la poca
remuneración por la explotación, los llevaba a sobrevivir en la miseria. Según Gaitán
(1995); “Esta situación se convierte en una fuente de insatisfacción personal y grupal dando
como resultado la violencia” (p.65). (5)
“Los pastusos deber ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte
dando aquel país a una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los
pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aun cuando sea de aquí a cien
años, porque jamás se olvidarán de los estragos, aunque demasiado merecidos”,
(p.144). (8)
Es importante considerar el relato del historiador Ortiz (1892), quien encuentra que:
Por otro lado los sucesos del 9 de abril de 1948, ocasionó que el estado, relegara
esta parte del país, la cual con el tiempo se convertiría en refugio, de guerrilla y
paramilitares, sobre todo en la zona norte y la zona costera, puesto que los grupos dejaron
de ser para lo que fueron conformados y se convirtieron en grupos narcotraficantes que
dominan este negocio desde la producción y hasta la comercialización y como el
departamento no era visto por el estado, fue tal el desarrollo de estos grupos que llegaron a
perpetuar el casco urbano de algunos municipios, es así como ahora observamos día tras
días noticias violentas del departamento de Nariño.
En la década de los 70, la guerrilla de las FARC que se había creado pocos años
atrás (1964) estaba centrada en su evolución, consolidación y desarrollo en Huila, Meta y
Caquetá y en esos años hizo una escasa presencia en Nariño. En la década de los 80 hizo
sus primeras avanzadas en Nariño en un ambiente regional propicio para sus intereses. En
esa época, otros proyectos político-militares de origen urbano, campesino e indígena se
abrían espacio en la región latinoamericana. Ya se hablaba de Alfaro Vive Carajo
(Ecuador) y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (Perú), mientras que en
Colombia empezaban el Quintín Lame y el Movimiento 19 de Abril, que había logrado
simpatías en Ecuador y en el sur del país. Incluso, las autoridades de entonces temían que
se diera una alianza de las guerrillas de los tres países. Con ese panorama, las FARC
entraron a Nariño en los 80 con el frente 8 adscrito al bloque occidental que desde los 70
estaba en el Cauca. Pasó la frontera con Cauca e ingresó por la cordillera occidental hasta
llegar al norte nariñense, en especial a El Rosario, Leiva, Cumbitara y Policarpa, en donde
crearon el frente 29. Este frente empezó a operar en el sur, occidente y costa pacífica
nariñense y fue el encargado de tomar fuerza en la región desde el punto de vista militar y
político.
Esta acción respondió al propósito de controlar las rutas de tráfico de armas, drogas
e insumos hacia el bajo Putumayo y se convirtió en el primer signo inequívoco respecto al
inicio de la agudización del conflicto armado en el departamento (Vicepresidencia de la
República 2002,p.6), Aunque es cierto que el control de las rutas del narcotráfico y armas
fue –y sigue siendo– uno de los intereses clave de las FARC, como lo señala el Gobierno,
también buscaba mostrar su poder militar y estrategias para presionar al Gobierno a futuros
diálogos de paz. Así fue como a la reciente acción de Puerres se sumó otra en 1997 con un
impacto mayor: el ataque a la base militar de Patascoy (1997), en la que la guerrilla se llevó
a 18 soldados, algunos de los cuales aún están en su poder y han sido la base sobre la cual
esta guerrilla ha pedido acuerdos humanitarios con los diferentes Gobiernos nacionales.
También fue protagónico en el intento de tener una influencia directa en los Gobiernos
locales y por eso aún se recuerda el boicot de las elecciones departamentales en 1997 y sus
acciones que obligaron a que los alcaldes no pudieran despachar desde sus propias
regiones. Además, recurre a los retenes viales, el incendio de vehículos, la piratería terrestre
y el sabotaje contra el sistema de conducción eléctrica y el transporte de petróleo.
“Nariño era un remanso de paz”, dicen muchos líderes del departamento al recordar
lo que era hace 10 años, pero hoy está afectado por el conflicto armado en el departamento
y sus efectos negativos sobre la población civil y la organización social, entre ellos
homicidios, masacres, amenazas, un desplazamiento masivo, la apropiación de la tierra por
ilegales, la siembra de minas antipersonal y la presencia de numerosos cultivos de uso
ilícito, como se detalla más adelante. En este departamento confluyen todos los grupos
armados –guerrilla, paramilitares, estructuras emergentes con participación de ex
combatientes, narcotraficantes– y sus intereses: por los corredores del tráfico de drogas y
armas, por la tierra, por el control territorial donde se explotan los recursos naturales y se
construyen varios megaproyectos, etc. Incluso, la situación ha sido tan compleja que grupos
armados enemigos se han unido para enfrentar a las FARC y, por eso, se han denunciado
alianzas entre el ELN y los grupos emergentes “Los Rastrojos” y, también, del ELN y
algunos agentes del Ejército colombiano. Esos actores e intereses han convertido a las
diferentes subregiones de Nariño –unas más que en otras– en centros de confrontación
armada y de crisis humanitaria. Una de las más afectadas ha sido, sin duda, la subregión
pacífica por su acceso al mar, su condición fronteriza y el paso a los ríos Mira, Tapaje y
Patía.
La presencia de los actores armados ilegales, en particular del ELN y de las FARC-
EP, se identifica en el departamento desde mediados de los años 70, pero empiezan a
aumentar su presencia en el marco de las dinámicas del confl icto armado en el resto del
país, aprovechando, como se ha dicho, la ubicación geográfica estratégica de Nariño en el
contexto nacional e internacional: la salida al mar, la zona fronteriza con Ecuador y la
fuerte actividad comercial con el vecino país, las grandes extensiones de selva, la entrada a
la boca caucana y al macizo colombiano, el oleoducto Trasandino y la destacada
producción de oro y plata, entre otros. En la década de los 90, los paramilitares terminan
por hacer mucho más complejo el panorama regional. En los tres grupos armados –y
también en las estructuras emergentes– hay un interés claro en el control territorial para el
tráfico de armas, de insumos y de droga, aunque la evolución de la conflictividad también
ha mostrado intereses particulares según cada actor.
En Risaralda tenían presencia las FARC, a través de los frentes 47 operando en los
límites entre Caldas y Choco, el frente 50 en Santa Rosa de Cabal y Dosquebradas y el
Aurelio Rodríguez en el Norte de Mistrató, Pueblo Rico, Guatica y Quinchia; el ERG
también en el Norte, el ELN por su parte actúa a través de los frentes Cacique Calarcá y
Ernesto Ché Guevara en el Oriente y el frente Oscar William Calvo del EPL, en el
municipio de Quinchia Risaralda, y el núcleo urbano Martha Elena Barón (los cuales
operan en Pereira, Pueblo Rico, Mistrató y Belén de Umbría) y el EPL que opera en el viejo
Caldas y Antioquia con la disidencia del frente Oscar William Calvo.
El frente Oscar William Calvo es una estructura disidente de dicha organización,
que no se desmovilizó a principios de los años noventa - como el resto de los integrantes
del EPL - y concentró sus acciones en los departamentos de Risaralda y Caldas. Sin
embargo, durante 2006 ocurrieron varios hechos que provocaron la desarticulación de dicho
frente. El primer hecho, fue la muerte en combate de alias Leytor, comandante del frente,
en un choque armado registrado el 8 de julio de 2006, con tropas del Batallón San Mateo
del Ejército en Quinchia. Posteriormente fue capturado alias Leo, presunto sucesor de
Leytor y finalmente, el 23 de julio, se presentó la desmovilización de varios de sus
integrantes, gracias a la presión de la Fuerza Pública, lo que condujo a su desarticulación.
Las AUC con el afianzamiento geográfico del Bloque Central Bolívar en los
departamentos de Bolívar, Santanderes, Meta, Boyacá, Antioquia, Caldas, Risaralda,
Caquetá , Putumayo y Nariño, intensificando su accionar en el territorio Colombiano.
Los 'paras' ingresaron a Risaralda en el 2000 y lograron dominio en Santuario, Belén de
Umbría, Apia, Guática y La Virginia, influencia en Dosquebradas y Pereira.
Los frentes Cacique Pipintá, héroes y mártires de Guática, se fortalecen con los
grupos de justicia privada promovidos por el experimento de seguridad denominado para la
época como las "Convivir", que operaron en Guática, Belén de Umbría y Pereira. Estos
grupos fortalecen su accionar con los vínculos entre dichas organizaciones y los carteles del
Valle del Cauca.
Los datos indican que el Frente de Guerra Cacique Pipintá se conforma inicialmente
con 60 hombres aproximadamente y fijan nacientemente su centro de operaciones en las
veredas “El Verso y “El Tambor” jurisdicción de Filadelfia y La Merced Caldas,
respectivamente, liderado como se dijo antes, por PABLO HERNÁN SIERRA GARCÍA.
En la medida en que las autodefensas del Frente de Guerra Cacique Pipintá se fueron
fortaleciendo, logrando expansión y dominio territorial y político en la región, así mismo
fue convirtiéndose en una pesadilla para los habitantes de la zona de su influencia,
especialmente para la población más vulnerable, campesinos y provenientes de estratos
bajos, pues generaron en ellos un ambiente de amedrentamiento con actos como
detenciones arbitrarias, violación de sus espacios y de la vida privada, familiar y social,
allanamientos ilegales, amenazas, tratos inhumanos y degradantes, violación sexual,
desplazamiento y desaparición forzada y homicidios múltiples y selectivos, hechos que les
ocasionó a estas gentes graves sufrimientos psicológico, moral y físico, delitos
considerados crímenes de lesa humanidad por el Derecho Internacional Humanitario, actos
que se prolongaron hasta cuando fueron sometidos la totalidad de su integrantes, pues como
es de amplio conocimiento, el Frente de Guerra Cacique Pipintá, contrario a los demás
grupos análogos del resto del país, NO se desmovilizó sino fue desmantelado y
desarticulado por las autoridades y sometidos sus integrantes, hoy privados de la libertad la
mayoría de ellos.
ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN
En una segunda cumbre de las AUC, celebrada en mayo de 1998, se tomó la decisión de
expandir la influencia territorial de las autodefensas, a la vez que el número de
combatientes se incrementó a 6.800. Producto de aquella pretensión sería convocado al
igual que otros pequeños grupos de seguridad y autodefensa en el país, el señor Rodrigo
Escobar.
Imagen No. 1
Para analizar la condición de las víctimas del conflicto colombiano, según Herrera
(2015), evidenció “que en el país se han privilegiado las voces y las propuestas de los
intelectuales de la educación superior, de las ONG, de los funcionarios del Estado y hasta
de los victimarios” (p.63). (13) Falta escuchar las voces y las propuestas de las
comunidades afectadas, y entre ellas de las comunidades educativas, y de quienes desde el
campo de la educación básica están construyendo estrategias para superar los impactos del
conflicto sobre la prestación del servicio educativo.
Es claro que la confrontación armada que ha vivido el país en las últimas décadas y
que se ha recrudecido desde los años noventa ha afectado de manera particular al sistema
educativo, no solo porque sus instalaciones y la prestación del servicio se han visto
continuamente alterados, sino también por sus impactos sobre la vida de los estudiantes.
Es de suma importancia desde los ámbitos escolares construir una reflexión sobre
las afectaciones que el conflicto armado ha traído para la escuela colombiana, pues esta ha
sido, tal vez, la institución mayormente perturbada por dicho conflicto; así lo afirma
Ospina,(2015), quien se ha acercado profundamente al estudio de esta problemática, al
afirmar que:
Entre las afecciones más comunes se registran las amenazas al cuerpo docente, pues
generalmente el profesor al ser un actor influyente para la comunidad por su labor social,
los grupos subversivos buscan que el docente este en completo acuerdo con las ideologías
impuestas por ellos; estas condiciones no solo reprimen el conocimiento impartido, sino
además el ejercicio del profesional, puesto que si no se acatan, el docente se verá victima
permanente de amenazas, que colocan en riesgo su integridad física y psicológica, la vida y
estabilidad de su familia y su labor social.
Por los efectos del conflicto sobre la escuela, anteriormente referenciados, son
factores que entorpecen el ejercicio docente, debido a las constantes interrupciones por
asuntos relacionados al conflicto, tales como: “el resguardo o alojamiento, la confrontación
o los adoctrinamientos políticos de uno u otro actor del conflicto” (Vélez, 2010, p.87).
(17)Frente a este contexto, los docentes que trabajan en dichas instalaciones se ven
obligados a permanecer en silencio durante la ocurrencia de los hechos; situación que para
la mayoría resulta inaceptable, pero se ven limitados a rebelarse por temor a la amenaza.
Se tiene que los maestros se encuentran en una doble desprotección por parte
de las directivas educativas al momento de realizar sus denuncias y por otra parte
“la actividad pedagógica desaborda la gravedad del conflicto”, (Campuzano y
Rodas, 2013,p.47), (20) al igual el docente en situación de conflicto asume un
escenario de violencia en el que se alteran no solamente las formas de actuar, sino
que también incide en la forma como se ven a ellos mismos, pues uno de los efectos
inmediatos de la violencia se da sobre la identidad, tanto de los sujetos como de las
comunidades mismas. (Lizarralde, M, 2012,p.21). (21) Ante los hechos
anteriormente descritos se considera que la prevención frente a la amenaza hace
parte del temor y la desconfianza que sienten con la comunidad que los rodea
Ramírez y Sora, en su ensayo sobre víctimas, consideran que a las víctimas se les debe
brindar un acompañamiento Psicosocial, al tenor han dicho que:
Postura que reiteran al dar claridad el objetivo que debe responder el proceso de
acompañamiento psicosocial al decir que:
A efectos de poder dar claridad sobre los líderes sociales como víctimas en el
conflicto armado y la justicia transicional, es menester traer a colación las distintas posturas
o definiciones dadas acerca del concepto de líderes por algunos autores los cuales han
sentado las siguientes posturas frente a qué se debe entender por líder social.
A su paso el concepto es traído a colación de una manera más amplia por la Coordinación
Colombia Europa Estados Unidos al catalogar al líder social como:
Al tenor de los tipos de líderes se ha definido los mismos para efectos de dar
claridad de victimas en el conflicto armado y la justicia transicional, que en todo caso
responde a líder comunal aquella persona que coloca sus capacidades individuales al de
servicio de la comunidad y el bien colectivo, a efectos de alcanzar un cambio social. (Rojas,
p. 14) (32)
Se considera entonces, que son líderes indígenas aquellos que trabajan de la mano
de la comunidad en temas de seguridad campesina, protección de territorio, protección de
los derechos del medio ambiente, entre otros. (Corredor, 2018, prr. 16) (33)
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