UNIDAD III Planificación y Gestión de Las Organizaciones Públicas

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UNIDAD III

Planificación y gestión de las organizaciones públicas

Junio, 2020
ÍNDICE
Páginas
Introducción………………………………………………….………………………………………………3
Planificación pública……………………………………..……………………………………………...4
Objetivos de la planificación pública…………………………………………………….……….4
Características de la planificación pública……………………………………………….…….5
Estructura de la planificación en las organizaciones públicas……………….……….5
Importancia que tiene la planificación para las instituciones públicas…….…….8
Gestión de las organizaciones públicas……………………………….………………………..8
Fundamentos teóricos de la gestión Pública………………………..……………………….9
La gestión pública como la eficiencia de la organización……..…………………..….11
La ejecución de las actividades en la gestión pública………….……………………....12
Teoría del proceso en la gestión pública…………………………….…………….…………14
Conclusión…………………………………………………………………………………………………..19
Bibliografía……………………………………………………………….…………………….…..………20
INTRODUCCIÓN

La planificación y gestión de lo que son las políticas públicas, viene dado por
un proceso para su implementación, permitiendo una serie de coordinaciones,
seguimiento, evaluación entre otros, de conformidad con las leyes de la nación
para fortalecer la capacidad del estado y el poder popular en función de los
objetivos del país.
Los objeticos dentro de la planificación pública tienen que permitir lograr
estrategias y metas establecidas, poniendo de manifiesto la eficiencia del estado,
considerando el carácter general, partiendo de los enunciados de la Teoría
General de Sistemas y de la Teoría de las Contingencias, señalando además que
las organizaciones públicas actúan en un contexto diferente al de las
organizaciones privadas, lo que condiciona su estructura y la forma de actuación
ante la población.
Su importancia radica en que la planificación pública se establece para lograr la
coordinación de lo que son políticas públicas y garantizar un sistema de
planificación, que proporcione el empleo de recursos públicos dirigidos a la
consecución y realización de los planes, programas y proyectos para la
transformación del país, a través de la justa distribución de la riqueza mediante el
desarrollo con sentido común, participativo y de consultas abierta, para la
construcción de una sociedad socialista de justicia y equidad mucho más
adecuada a los nuevos tiempos.
Planificación Pública
Es el proceso de formulación de planes y proyectos con vista a su ejecución
racional y sistemática, en el marco de un sistema orgánico nacional, que permita
la coordinación, cooperación, seguimiento y evaluación de las acciones
planificadas, de conformidad con el proyecto nacional plasmado en la Constitución
de la República y en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación.

Objetivos de la Planificación Pública


 Establecer un Sistema Nacional de Planificación que permita el logro de los
objetivos estratégicos y metas plasmadas en el Plan de Desarrollo
Económico y Social de la Nación.
 Garantizar el seguimiento, evaluación y control del desempeño institucional.
 Ordenar, racionalizar y coordinar la acción pública en los distintos ámbitos y
niveles político territoriales de gobierno.
 Fortalecer la capacidad del Estado y del Poder Popular en función de los
objetivos estratégicos y metas plasmadas en el Plan de Desarrollo
Económico y Social de la Nación.
 Forjar un Estado transparente, eficaz, eficiente y efectivo.
 Fortalecer los mecanismos institucionales para mantener la continuidad de
los programas y sus inversiones, así como las demás decisiones públicas
relacionadas con el desarrollo sustentable del país.
 Fortalecer las capacidades estratégicas y rectoras del Estado y del Poder
Popular para la inversión de los recursos públicos.
 Garantizar la vinculación entre la formulación y ejecución de los planes y la
programación presupuestaria.
 Promover espacios para el ejercicio de la democracia, participativa y
protagónica, como base para la consolidación del estado comunal.
Características de la Planificación Pública

 Prospectiva: Identifica el futuro, a través de distintos escenarios, para


esclarecer la acción presente, en función del futuro posible que pretende
alcanzar, según las premisas de sustentabilidad.

 Integral: Toma en cuenta las distintas dimensiones y variables vinculadas


con la situación, tanto en el análisis como en la formulación de los distintos
componentes del plan, integrándolos como un conjunto organizado,
articulado e interdependiente de elementos necesarios para el alcance de
los objetivos y metas.

 Viabilidad: Constatación de la existencia y disposición de los factores


socio-políticos, económico-financieros y técnicos, para el desarrollo de los
planes y que los mismos se elaboren, ejecuten y evalúen con el suficiente
conocimiento instrumental y la terminología apropiada.

 Continuidad: Permite, sostiene y potencia procesos de transformación, con


el propósito de materializar los objetivos y metas deseadas.

 Medición: Incorporación de indicadores y fuentes de verificación que


permitan constatar el alcance de los objetivos, metas y resultados previstos
y evalúa la eficacia, eficiencia, efectividad e impacto del plan.

 Evaluación: Establecimiento de mecanismos que permita el seguimiento


del plan y su evaluación continúa y oportuna, con el propósito de introducir
los ajustes necesarios para el cumplimiento de los objetivos y metas del
plan.

Estructura de la planificación en las organizaciones publicas


Una de las cuestiones esenciales para comprender la configuración y el
funcionamiento de la estructura organizativa de las administraciones es la
identificación de las características que diferencian a las organizaciones públicas
de las privadas. Como consideración de carácter general, siempre partiendo de los
enunciados de la Teoría General de Sistemas y de la Teoría de las Contingencias,
es necesario señalar que las organizaciones públicas actúan en un contexto
intrínsecamente diferente al de las organizaciones privadas, lo que condiciona la
estructura, la forma de actuación y los procesos de gestión de las
administraciones.
Los principales factores que diferencian las organizaciones públicas de las
privadas son:
 Finalidad y definición de objetivos. Las organizaciones públicas
normalmente persiguen objetivos múltiples y plurales, cualitativos, difíciles
de medir, de segmentar y de cuantificar, objetivos difusos (protección del
medioambiente, servicios sociales, entre otros.); por el contrario, las
organizaciones privadas tienen como principal propósito la obtención de
beneficios económicos cuantificables. La definición de objetivos en lo
público no se limita a buscar la mejor manera de hacer las cosas, sino que
trata de reconciliar una gran diversidad de intereses políticos y sociales
antagónicos, así como de dar respuesta a las demandas del electorado.
 Evaluación. Es mucho más compleja en las organizaciones públicas ya
que no siempre tienen objetivos claros y cuantitativos, y en muchos casos
no persiguen resultados objetivables. Asimismo, es difícil medir el
rendimiento debido a la inexistencia de un “precio” en la mayoría de los
servicios, ni tampoco existe el concepto de “números rojos”. Por otra parte,
resulta complejo establecer una relación directa entre la producción material
y los resultados o impactos efectivamente conseguidos y, en ocasiones,
aparecen dificultades para identificar con exactitud el producto específico
de cada administración, y para encontrar indicadores adecuados para medir
la eficacia y eficiencia.
 Las organizaciones tienen el carácter de poderes públicos. Este hecho
les confiere algunos privilegios y capacidades coercitivas de los que no
disponen las organizaciones privadas, pero a cambio deben cumplir
determinadas obligaciones. Por un lado, disponen del uso legítimo de la
coacción. Por otro, deben realizar forzosamente unos objetivos que no les
son propios como tal organización, pero que están obligadas a conseguir
porque constituyen necesidades públicas establecidas por la constitución,
las leyes o el proceso político. En el mismo sentido, cabe recordar que las
administraciones no escogen su ámbito de actuación porque les viene
definido normativamente; sin embargo, el sector privado elige sus ámbitos
de actuación en función de la posibilidad de obtener beneficios.
 Estructura. Las organizaciones públicas, por lo general, tienen estructuras
más jerárquicas, son organizaciones neutras e impersonales, donde las
responsabilidades de cada nivel y unidad están diferenciadas formalmente,
lo que, a veces, hace que funcionen como compartimentos estancos. Las
estructuras públicas suelen presentar mayor nivel de centralización ya que
se utiliza como sistema de control de las actividades y resultados.
 Criterios de actuación. La actividad de las organizaciones públicas
presenta mayor grado de formalización, el papel de las normas y
procedimientos es mucho más importante en el funcionamiento diario de las
administraciones. Igualmente, la actuación pública está sujeta a los
principios de legalidad, justicia, igualdad y equidad (lo que nuevamente
conduce a mayor centralización y burocratización) mientras que las
empresas privadas tienen libertad de acción dentro de la legalidad. La
obligación de cumplir estos principios genera que las organizaciones
públicas estén sometidas a mayores controles en su funcionamiento, tanto
de carácter jurídico como controles políticos y representativos.
 Gestión de recursos humanos y financieros. En términos generales
puede afirmarse que la gestión de recursos humanos está mucho más
encorsetada en el sector público, desde la selección, a la promoción,
evaluación, aplicación de sistemas de motivación, entre otros. Lo mismo
ocurre con los recursos financieros, cuya gestión es notablemente más
rígida que en el sector privado, debiendo ajustarse a estrictos procesos y
controles presupuestarios.
 Sistema de asignación de recursos. En las organizaciones públicas no es
el mercado el mecanismo de asignación de recursos sino el proceso
político. En concreto, la asignación de recursos dependerá del sistema
fiscal, de las decisiones políticas sobre gasto público, de la necesidad de
agregar las distintas demandas sociales y de la preocupación por los
procesos redistributivos. A diferencia de lo que ocurre en el sector privado,
en la Administración no existe automatismo entre los recursos que recibe
una organización pública y su desempeño o capacidad de gestión.
 Visibilidad externa. Las organizaciones públicas están sometidas a mayor
presión para funcionar con transparencia y publicidad, se les exige actuar
con visibilidad, ser receptivas a la participación de los ciudadanos, entre
otras cosas.

Importancia de la Planificación Pública


La planificación pública se establece para lograr la coordinación de las políticas
públicas, a fin de garantizar un sistema de planificación, que tenga como propósito
el empleo de los recursos públicos dirigidos a la consecución, coordinación y
armonización de los planes, programas y proyectos para la transformación del
país, a través de una justa distribución de la riqueza mediante una planificación
estratégica, democrática, participativa y de consulta abierta, para la construcción
de la sociedad socialista de justicia y equidad.

Gestión de las organizaciones públicas

Se denomina gestión al correcto manejo de los recursos de los que dispone


una determinada organización, como por ejemplo, empresas, organismos
públicos, organismos no gubernamentales, entre otros.
El primer punto a considerar es la gestión dentro de un agente económico de
primera relevancia, como es la empresa. En esta existe personal especializado
para la toma de decisiones que conlleva a comprometer recursos que suelen ser
escasos. Así, el rol de la gerencia suele ser tomar decisiones en función de una
planificación acertada para responder a las necesidades de la organización,
decisiones que deben consumir el mínimo de recursos económicos y deben
maximizar los beneficios obtenidos.
Otra área donde la correcta administración de recursos es crucial es el sector
público. El estado recauda dinero mediante los impuestos cobrados a los
contribuyentes y esta recolección de recursos debe ser correspondida con bienes
y servicios a la sociedad que el mercado por cualquier motivo no puede satisfacer.
Así por ejemplo, debe brindar educación y salud a quienes por cualquier motivo se
ven privados de ella debido a sus recursos económicos escasos. Toda esta
recolección de recursos, por otra parte, debe hacerse procurando ser lo menos
lesiva posible para el conjunto de la población productiva.
Otra área donde la gestión suele ser imprescindible son las organizaciones no
gubernamentales. Estas se caracterizan por brindar asistencia con servicios a
determinados grupos sociales, generalmente con dificultades económicas; son en
definitiva un complemento al rol del estado. Estas obtienen recursos de
donaciones que realiza el sector privado o de asignaciones del sector público.
Nuevamente, los ingresos pueden variar a lo largo del tiempo, por lo que una
correcta gestión de los mismos se torna imprescindible, gestión que trae aparejado
dar a conocer el rol de la organización a fin de seguir pudiendo obtener
donaciones que hagan posible su funcionamiento.
Dada esta importancia atribuida a un correcto manejo de los recursos en
función de las necesidades de distintos tipos de organizaciones, existen distintas
orientaciones en la educación superior que intentan dar respuesta a estas
necesidades. Así, la oferta educativa ofrece carreras de administración orientadas
a las distintos tipos de organizaciones que pueden señalarse. Es sin duda una
muestra cabal de la relevancia que el mercado atribuye al rol de gestionar
adecuadamente un agente económico.

Fundamentos teóricos de la gestión Pública.

La Teoría del Estado comprende el estudio de la población, el territorio y el


gobierno de un país. Con relación al gobierno existe una teoría sobre el
funcionamiento del gobierno, conocida como administración pública y últimamente
como gestión pública. Ésta se ha cultivado y desarrollado en Europa y
Norteamérica apoyándose en los postulados del “management”. Esta teoría está
referida a la capacidad de gestión de una organización de negocios o empresa en
procura de lograr eficacia, eficiencia, economía, calidad y rentabilidad en sus
procesos.

El “management” ha tenido su éxito en los negocios y en cierto nivel de


importancia en la gestión pública en países desarrollados. En América Latina en
general y en Venezuela en lo particular, se han “transplantado” estos enfoques
teóricos del “management” con el objeto de desarrollar la capacidad de diseñar y
ejecutar eficazmente las políticas públicas. Trasplantar dichos enfoques ha
implicado riesgos y costos dado que se han creado “ámbitos de discrecionalidad
que no cuentan con su respectivo correlato, esto es, sistemas de rendición de
cuentas nuevos y más exigentes o mecanismos de contrapeso y salvaguarda que
aseguren que las instituciones actúan dentro del marco de acción y de los
objetivos que la sociedad les ha fijado y sin modificar los incentivos sociales y
organizativos” (Losada y Marrodán, 1999).

Sin embargo, las serias dificultades que ha confrontado la administración


pública en América Latina la han obligado a experimentar con nuevos enfoques
teóricos y uno de ellos ha sido el “management” a partir de la década de los
sesenta, teniendo resultados positivos en algunas realidades institucionales
(empresas públicas que exportan, como Pemex en México y PDVSA en
Venezuela), y resultados poco satisfactorios en otras instituciones y regiones
como el sistema de educación y salud pública en la mayoría de los países de
Centroamérica.

Se sostiene que por ser la realidad latinoamericana muy diferente a la


norteamericana y europea (población, cultura, economía, problemas, prioridades,
nivel de desarrollo), se ha dificultado la implantación de los conceptos y enfoques
teóricos del “management”. El tratar de implantar estos enfoques teóricos es la
respuesta a razón por la cual en Venezuela se haya carecido y se carece de
aportes teóricos propios adecuados para explicar la gestión pública, en torno a la
cual pueda fundamentarse una propuesta normativa que permita mejorar el
desempeño de las instituciones públicas del país.

La gestión pública como la eficiencia de la organización

La responsabilidad de la autoridad pública es diferente a la de la empresa


privada. En el primer caso se asumen riesgos, al asignar recursos que tienen
impacto sobre el interés público y, además, las disponibilidades financieras son
susceptibles de tener un uso alternativo. De ahí la importancia de lograr objetivos
y resultados que sean apreciados por la ciudadanía que ha entregado
responsabilidades y confiado para la administración de sus recursos financieros a
las autoridades públicas.

La razón de interés público es lo que explica la intervención de la


Administración pública en un asunto que beneficia a toda la sociedad y que
corresponde a su vez a una política pública que tiene carácter estratégico, para
avanzar en la consecución del proyecto de un Estado definido en su Constitución
política.

El fin al que servían las primeras Administraciones públicas era político, no


económico: había que transmitir fielmente las órdenes del monarca a todos los
lugares, sin distorsión; dar cuenta de las informaciones locales y quedar bajo el
control absoluto del jefe. Los principios de la burocracia administrativa habían sido
concebidos con una gran lógica para alcanzar estos fines con el máximo de
eficacia.

En la Administración pública, “en teoría” los recursos humanos de una


organización están allí no solamente para tener un empleo y poder subsistir sino
para cumplir una misión, que tiene que ver con el destino del país. Las personas
deben comprenderla y asumirla como propia, en tanto ciudadanos; y los
funcionarios deberían sentirse orgullosos de la misión que les han encomendado
sus conciudadanos. Por ello, la “dirección por objetivos” es un estilo de gestión
que es esencialmente motivacional, participativo y, sobre todo, democrático.

Este estilo de gestión ayuda a las autoridades a mejorar su eficiencia, al


proporcionarles un ambiente estimulante y un conjunto de técnicas comprensibles,
prácticas realistas que les facilitan la obtención de sus objetivos. Integra, además,
una forma de gestión que puede ser transmitida fácilmente y que se elabora,
evalúa y perfecciona democráticamente.

La gestión por objetivos no es sólo una forma o manera científica de


administrar, como ya lo recalcó Drucker hace cuarenta años. Además advierte al
director de una Administración pública cómo debe actuar y qué debe hacer. La
adecuada organización de su trabajo le capacita para hacerlo, pero ¿lo hará de
hecho? Depende del ambiente y la motivación que predominen en la organización.
Estos son los factores determinantes de la mística, más íntima, frente a la misión y
desafíos encomendados; los que deciden si las personas darán de sí cuanto
puedan o si se contentarán con “salir del paso”.

La ejecución de las actividades en la gestión pública


Las realidades económica, social, política, e incluso los avances tecnológicos a
partir de mediados del siglo XX, marcaron la configuración de un aparato
gubernamental diferente con una creciente incidencia de la sociedad en los
asuntos públicos.
La preocupación por sus implicancias y la necesidad de entender qué se
pretendía con los nuevos sistemas de gestión llegó hasta el dictado de
documentos internacionales, conteniendo objetivos y propuestas, dos de ellas son
la Carta Iberoamericana de Calidad en la Gestión Pública, adoptada por la XVIII
Cumbre Iberoamericana, El Salvador, octubre de 2008, y la Carta Iberoamericana
de los Derechos y Deberes del Ciudadano en Relación con la Administración
Pública, aprobada por el Consejo Directivo, Caracas, octubre de 2013.
La primera de las Cartas se inscribe en la propuesta de adecuar el
funcionamiento de las Administraciones Públicas para garantizar que sean
instrumentos útiles, efectivos y confiables al servicio de las sociedades. Allí se
vincula la calidad en la gestión pública con dos propósitos fundamentales de un
buen gobierno que debe estar referenciada a la satisfacción del ciudadano, ya sea
como usuario o beneficiario de servicios y programas públicos, o como legítimo
participante en el proceso formulación, ejecución y control de las políticas públicas
bajo el principio de corresponsabilidad social.
Lo segundo, tiene que orientarse para resultados, por lo que debe sujetarse a
diversos controles sobre sus acciones, suponiendo entre otras modalidades la
responsabilización del ejercicio de la autoridad pública por medio del control social
y rendición periódica de cuentas.
La Carta Iberoamericana de Derechos y Deberes del Ciudadano en relación
con la Administración Pública incluyó principios y criterios con fundamento en las
Cartas anteriores vinculadas a la gestión pública, y definió a la “buena
administración” como un derecho fundamental y por ende arraigado en la dignidad
del hombre. Respecto a este último instrumento, vale aclarar que la importancia de
analizar, mejorar y evaluar la acción de la Administración Pública y los métodos
por ella aplicados no puede llevar a confusión respecto del rol que tienen los otros
poderes del Estado.
En síntesis, referirse a la gestión pública moderna es aludir a los elementos
que la componen e influyen, en particular los relativos a la eficiencia, la eficacia, la
participación ciudadana, la rendición de cuentas, entre otros. En ese marco
conceptual se desarrolla la llamada “gestión por resultados”, modelo que propone
la administración de los recursos públicos centrándose en el cumplimiento de las
acciones estratégicas definidas en el plan de gobierno, durante un período de
tiempo determinado.
Este modelo incentiva una fuerte descentralización en la toma de decisiones de
gestión, para que la Administración Pública pueda responder a las demandas
sociales eficazmente, sin renunciar a la transparencia de la gestión. Este sistema
se ha implementado en diversos países, con el principal objetivo de incrementar la
eficacia y el impacto de las políticas del sector público aumentando la
responsabilización de los funcionarios por los resultados de su gestión.
Teoría del proceso de la Gestión Pública

Hasta mediados de 1980, el marco que más influyó en la comprensión del


proceso de las políticas públicas, particularmente entre los académicos
estadounidenses, fue la “heurística por etapas” o lo que Nakamura (1987)
denominó el “enfoque de libro de texto”.
La heurística por etapas fue útil en la década de los setenta y a principios de
los ochenta, dividiendo el complejo proceso de las políticas en etapas separadas y
estimulando excelentes investigaciones dentro de las etapas específicas,
particularmente la definición de la agenda. Sin embargo, a partir de fines de la
década de los ochenta, la heurística por etapas fue sometida a varias críticas
devastadoras.
No es realmente una teoría causal ya que no identifica un conjunto de factores
causales que gobiernan el proceso de las políticas públicas dentro y entre las
etapas. En cambio, el trabajo sobre cada etapa ha tendido a desarrollarse por sí
mismo, casi sin referirse en absoluto a la investigación de otras etapas. Además,
sin factores causales no puede haber un conjunto coherente de hipótesis ni dentro
de las etapas ni entre ellas.
La secuencia de etapas propuesta es a menudo poco precisa en términos
descriptivos. Por ejemplo, las evaluaciones de programas existentes afectan la
definición de la agenda, y la formulación de políticas públicas ocurre mientras los
burócratas intentan implementar una legislación vaga (Nakamura 1987).
La heurística por etapas tiene una tendencia legalista y desde arriba, en la cual
el foco está generalmente en la aprobación e implementación de una ley principal.
Este enfoque ignora la interacción de la implementación y la evaluación de
numerosas leyes, ninguna de ellas preeminente, dentro de un ámbito determinado
de las políticas.
El supuesto de que existe un único ciclo de políticas públicas enfocado en una
ley principal simplifica demasiado el proceso habitual de ciclos múltiples en
interacción que implican numerosas propuestas de políticas públicas y leyes en
distintos niveles del gobierno. Por ejemplo, los defensores del aborto están
actualmente involucrados en litigios y se necesitan mejores teorías en tribunales
federales y en la mayoría de los tribunales estatales, en propuestas de políticas
públicas nuevas en Washington y en la mayoría de los estados, en la
implementación de otras propuestas tanto en el ámbito subnacional como federal,
y en la evaluación de todo tipo de programas y propuestas de programas.
También tratan permanentemente de incidir en la conceptualización del problema.
En este tipo de situaciones, que son comunes, enfocarse en un “ciclo de
políticas públicas” tiene muy poco sentido. La conclusión parece ineludible: la
heurística por etapas ha durado más que su propia utilidad y necesita ser
reemplazada por mejores marcos teóricos.
Durante los últimos veinte años se han desarrollado o modificado
exhaustivamente una serie de nuevos marcos teóricos del proceso de las políticas
públicas.
 Cada marco debe cumplir razonablemente bien con los criterios de una
teoría científica; esto quiere decir que sus conceptos y proposiciones
deben ser relativamente claros e internamente coherentes, deben
identificar en forma precisa los factores causales, generar hipótesis
falsables y ser suficientemente amplios en su alcance (es decir, que deben
aplicarse a gran parte del proceso de las políticas públicas en diversos
sistemas políticos).
 Cada marco debe ser objeto de un desarrollo conceptual y/o una
comprobación empírica considerable y reciente. Un número significativo de
académicos abocados al estudio de las políticas públicas deben
considerarlo un camino viable para comprender el proceso de las políticas
públicas.
 Cada marco debe ser una teoría positiva que busca explicar gran parte del
proceso de las políticas públicas. El marco conceptual puede contener
también algunos elementos normativos explícitos, pero estos no son
obligatorios.
 Cada marco debe hacer referencia al amplio conjunto de factores que los
cientistas políticos que estudian los distintos aspectos de la formulación de
políticas públicas han considerado tradicionalmente importantes: valores e
intereses en conflicto, flujos de información, arreglos institucionales, y
variaciones en el ambiente socioeconómico.
 Por medio de estos criterios, se ha elegido analizar siete marcos.
1.- La heurística por etapas. A pesar de que cumpla con el primero y el
segundo criterio descriptos anteriormente, ciertamente, hay lugar para el
desacuerdo. En particular, los estudios de implementación aparentaban
reactivarse a fines de la década de los noventa. Aunque no sea el caso, he
pasado tanto tiempo criticando la heurística por etapas que es justo que
provea un foro para su defensa.
2.- Elección racional institucional. Es una familia de marcos centrados
de manera en que las reglas institucionales alteran el comportamiento de
individuos deliberadamente racionales motivados por su interés personal
material. A pesar de que muchas de las publicaciones sobre la elección
racional institucional se concentran en conjuntos de instituciones bastante
específicas, tales como las relaciones entre el Congreso y los órganos
administrativos en los Estados Unidos, el marco general es
extremadamente amplio en su alcance y ha sido aplicado a importantes
problemas de políticas en varios países.
3.- Corrientes múltiples. Fue desarrollado por John Kingdon (1984) sobre
la base del modelo de comportamiento organizacional denominado “cesto
de basura”. Ve el proceso político como compuesto por tres corrientes de
actores y procesos: una corriente de problemas que consiste en
información acerca de diversos problemas y las propuestas de varias
definiciones del mismo; una corriente de políticas públicas que incluye
propuestas de soluciones a problemas de políticas; y una corriente política
que consiste en elecciones y funcionarios electos. Las corrientes funcionan
normalmente en forma independiente, excepto cuando una “ventana de
oportunidad” permite a los emprendedores de políticas unir las distintas
corrientes. Si los emprendedores tienen éxito, el resultado es un importante
cambio de políticas.
4.- Marco del equilibrio interrumpido. Sostiene que la formulación de
políticas públicas en los Estados Unidos está caracterizada por largos
períodos de cambio incremental, interrumpidos por breves períodos de
cambios importantes de políticas. Estos últimos surgen cuando los
opositores logran dar forma a nuevas “imágenes de políticas” y explotan los
múltiples escenarios de políticas característicos de los Estados Unidos.
Desarrollado en principio para explicar cambios en la legislación, este
marco ha sido ampliado a fin de incluir algunos análisis altamente
sofisticados sobre cambios a largo plazo en los presupuestos del gobierno
federal.
5.- El marco de las coaliciones promotoras. Desarrollado por Sabatier y
Jenkins-Smith, se enfoca en la interacción de coaliciones promotoras, cada
una compuesta por actores de diversas instituciones que comparten un
conjunto de creencias sobre políticas dentro de un subsistema de políticas.
El cambio de políticas depende tanto de la competencia dentro del
subsistema como de los eventos fuera del subsistema. El marco dedica
mucho tiempo a delinear los sistemas de creencias de las elites políticas y
a analizar las condiciones en las cuales puede darse el aprendizaje
orientado a las políticas entre coaliciones. Ha despertado mucho interés en
los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), e incluso algunas críticas constructivas están
claramente calificados para evaluar las consecuencias de estas recientes
aplicaciones. Los próximos dos marcos tratan de explicar las variaciones
entre varios sistemas políticos.
6.- Marco de la difusión de políticas. Fue desarrollado por Berry y Berry
(1990, 1992) para explicar la variación en la adopción de innovaciones de
políticas específicas, tal como una lotería, en varios estados y sostiene que
la adopción depende tanto de las características de los sistemas políticos
específicos como de una variedad de procesos de difusión. Mintrom y
Vergari (1998) integraron este marco con los trabajos sobre redes de
políticas. Sin embargo, debería aplicarse a la variación entre países o
regiones dentro de la Unión Europea, la OCDE, o cualquier otro conjunto
de sistemas políticos.
7.- El embudo de la causalidad y otros marcos en estudios
comparativos de muchos casos. Finalmente llegamos a una variedad de
marcos que fueron sumamente importantes en los Estados Unidos en las
décadas de los sesenta y de los setenta para explicar la variación en los
resultados de las políticas. Estos comenzaron como marcos simples que
buscaban repartir la varianza entre las condiciones socioeconómicas de
fondo, la opinión pública y las instituciones políticas, pero se volvieron algo
más sofisticados con el tiempo. A pesar de que el interés en este enfoque
ha disminuido en los Estados Unidos, sigue siendo popular en los países
donde rige la OCDE, particularmente para explicar la variación en los
programas de bienestar social.
CONCLUSIÓN
En conclusión tenemos que la planificación en las organizaciones públicas
forman parte del eje central del proceso de lo que son las políticas públicas,
porque de ahí se derivan las acciones a ejecutar para la convivencia exitosa de la
sociedad, teniendo en cuenta objetivos claros, definidos que se desarrollan en las
organizaciones públicas.

En lo que a estructura se refiera, las organizaciones públicas difieren de las


privadas, porque el objetico es distinto, ya que las públicas normalmente
persiguen objetivos múltiples y plurales, cualitativos, difíciles de medir, de
segmentar y de cuantificar, objetivos difusos, entre otros, las organizaciones
privadas siempre buscan beneficios económicos.

Igualmente deben realizar unos objetivos que no les son propios como tal, pero
que están obligadas a conseguir porque constituyen necesidades públicas
establecidas por la constitución, las leyes o el proceso político, asimismo no son
un mercado para el mecanismo de asignación de recursos, sino el proceso
político, y los recursos dependerán del sistema fiscal, de las decisiones políticas y
la necesidad de solucionar distintas demandas sociales. Las organizaciones
públicas están sometidas a mayor presión para funcionar con transparencia y
publicidad, se les exige actuar con visibilidad, ser receptivas a la participación de
los ciudadanos, entre otras cosas.

En las instituciones públicas existe personal especializado para la toma de


decisiones que conlleva a comprometer recursos que suelen ser escasos. Así, el
rol de la gerencia suele ser tomar decisiones en función de una planificación
acertada para responder a las necesidades de la organización, decisiones que
deben consumir el mínimo de recursos económicos y maximizar beneficios.
BIBLIOGRAFÍA

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