Filosofia Samir
Filosofia Samir
Filosofia Samir
ACTIVIDAD
Filosofía Ontología
Ser dimensión
Arje metafísica
Racionalismo dualismo
Empirismo trascendentalismo
Idealismo positivismo
No se ha podido dar ya que la ciencia primero que todo tienes que ir a las cosas
y estudiarla saber que el hecho existe como decía el filósofo Aristóteles y
después formular algo que te explicara el hecho en sí la ciencia no ha podido
demostrar nada ya que primero deben incinerar unas evidencias las cuales
deben demostrar que hecho existe y la mitología existió en los primeros años y
fue investiga da por los primeros filosofía como tales de Mileto ya que estaban
interesados en conocer la physys del universo más que todo ahora se da la
pregunto mitológica de quien creo el mundo y por que estamos aquí siempre va
ver un motor inmóvil
Actividad:
2) ¿Se puede afirmar que en la epistemología hay una sola respuesta para
una problemática?
Explicación:
Actividad:
Así es, por historia sabemos que en cada etapa de la humanidad había
distintas leyes, normas, creencias y conforme los avances del
conocimiento han ido cambiando.
3. 5.
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Vertical Horizontal
1. Ciencia se encarga de darle valor a lo que 1. Filosofo que definía la
moral como un conflicto consigo pensamos y a darle valor a cada cosa .
entre hacer el bien y conseguir el placer.
2. Espíritu Interior de Sócrates 2. Método pedagógico de Sócrates
3. Parte de la dialéctica 3. Componente del método socrático
4. Filosofo que distinguía “el término medio 4. Doctrina que busca el placer
como fin ideal de conducta. Medio de cualquier cosa” 5. Doctrina filosófica
que busca la felicidad actuando de
5. Doctrina que busca el placer intelectual sobre Manera natural.
Lo sensual. 6. Representante de la ética formal.
6. Bondad o malicia de las acciones humanas.
Tema 4 Estética filosófica
Actividad:
Platon: No se sabe a ciencia cierta dónde nació Platón. Se cree que nació en Atenas o
en Egina entre 426 y 347 a.C. Creció en el seno de una familia aristócrata. Su padre fue
Aristón de Atenas, descendiente de los reyes Codro y Melanto, y su madre fue Perictione,
proveniente de la familia de Solón, un importante reformador político. Tuvo dos
hermanos, Glaucón y Adimanto, y una hermana, Potone.
Su nombre real fue Aristocles. Platón significa “el de espalda ancha” y fue un mote que
aparentemente recibió de su profesor de gimnasia a causa de su aspecto físico.
Cuando su madre enviudó, se casó con Pirilampo, amigo de Pericles, quien se ocupó de
brindarle la mejor educación. Fue alumno de figuras como Teodoro de Cirene y
Hermógenes, pero destacó en el seguimiento de Sócrates, a quien tomó como único
maestro desde el momento de conocerlo hasta su muerte. Tras este episodio, del que
aparentemente fue testigo, emprendió varios viajes hacia Megara, Cirene, Egipto y
Arquitas de Tarento, temiendo posibles consecuencias.
Platón fue el fundador de la Academia de Atenas, una escuela dedicada al desarrollo del
conocimiento que se dedicó a la filosofía, la retórica, las matemáticas, la astronomía y la
medicina. Allí tuvo a Aristóteles como el más destacado de sus alumnos. La Academia
llegó a funcionar por nueve siglos, salvo algunas interrupciones. Tras una vida
consagrada a la educación, Platón murió con poco más de 80 años de edad.
Para Platón, desde el punto de vista filosófico existen dos realidades: el mundo sensible y
las Ideas. El mundo sensible se refiere a aquel que podemos captar a través de los
sentidos y que está sujeto a mutaciones. En cambio, las Ideas son inmutables y, por lo
tanto, verdaderas. Platón desestima el valor del mundo sensible, ya que su naturaleza
cambiante lo aleja del principio de Verdad; este se reduciría a una copia de la Idea, a una
“mentira”. Las Ideas son, pues, el objeto de la filosofía platónica, el conocimiento
verdadero. De la oposición entre el mundo sensible y el mundo de las Ideas se desprende
la concepción del dualismo platónico que atraviesa su obra.
Superioridad de la sabiduría sobre el saber
Doctrina
La oración
No contento con transformar el estudio en una prolongación de la plegaria, consagraba
gran parte de su tiempo a la oración propiamente dicha, convencido de que esa era la
clave de la vida espiritual. Porque, como lo enseña San Pablo, solo el Espíritu de Dios
puede hacernos penetrar sus secretos designios y grabar sus palabras en nuestros
corazones.
Tan grande era la pureza e inocencia del santo que su maestro, Alejandro de Hales,
afirmaba que «parecía que no había pecado en Adán». El rostro de Buenaventura
reflejaba el gozo, fruto de la paz en que su alma vivía. Como el mismo santo escribió, «el
gozo espiritual es la mejor señal de que la gracia habita en un alma».
El santo no veía en sí más que faltas e imperfecciones y, por humildad, se abstenía
algunas veces de recibir la comunión, por más que su alma ansiaba unirse al objeto de su
amor y acercarse a la fuente de la gracia. Pero un milagro de Dios permitió a San
Buenaventura superar tales escrúpulos. Las actas de canonización lo narran así: «Desde
hacía varios días no se atrevía a acercarse al banquete celestial».
Pero, cierta vez en que asistía a la Misa y meditaba sobre la Pasión del Señor, Nuestro
Salvador, para premiar su humildad y su amor, hizo que un ángel tomara de las manos
del sacerdote una parte de la hostia consagrada y la depositara en su boca.
A partir de entonces, Buenaventura comulgó sin ningún escrúpulo y encontró en la santa
Comunión una fuente de gozo y de gracias. El santo se preparó a recibir el sacerdocio
con severos ayunos y largas horas de oración, pues su gran humildad le hacía acercarse
con temor y temblor a esa altísima dignidad. La Iglesia recomienda a todos los fieles la
oración que el santo compuso para después de la misa y que comienza así: Transfige,
dulcissime Domine Jesu...
Celo por las almas
Diderot: Langre, Francia, 1713 - París, 1784) Filósofo y escritor francés que editó junto
con D'Alembert la célebre Enciclopedia, obra emblemática de la Ilustración. Fue el hijo
mayor de un acomodado cuchillero, cuyas virtudes burguesas de honradez y amor al
trabajo había de recordar más tarde con admiración.
A los diez años ingresó en el colegio de los jesuitas en Langres y en 1726 recibió la
tonsura por imposición de su familia con el propósito -luego frustrado- de que sucediera
como canónigo a un tío materno. En 1728 marchó a París para continuar sus estudios;
por la universidad parisiense se licenció en artes en 1732, e inició entonces una década
de vida bohemia en la que se pierde el hilo de sus actividades.
EL SER Y EL PENSAR
Hegel capta la racionalidad presente en la realidad social. Esta idea es producto de una
concepción histórica de la razón. En primer lugar, se consideran la realidad y el
pensamiento en una yuxtaposición; luego, se pone de presente una contradicción
aparente surgida entre ambos; y finalmente, volvemos a ver la realidad y el pensamiento
unidos en una reflexión profunda que nos permite diferenciar tanto el uno como el otro sin
tener que excluir ninguno. Lo anterior se apoya en la concepción de distintas etapas que
Hegel atribuye a la razón en su desarrollo histórico: en primer término, está la Grecia
Antigua; en segundo punto, la Edad Moderna; y por último, el período que se inaugura
con Hegel.
Para Hegel una comprensión adecuada de la realidad parte de la comprensión del sujeto
de esa realidad. La realidad no se configura como algo distinto al sujeto cognoscente;
esto es, como algo que se le opone, sino que la hace portadora de una racionalidad
inmanente, comprensible para el sujeto —en eso Hegel se acerca muchísimo al
planteamiento de Spinoza (1984)—. El sujeto deviene racional en la historia y es capaz
de reconocerse en la realidad (Díaz, 2009, pp. 10-34).
En este artículo nos ocuparemos del tema de la sociedad civil. Trataremos de encontrar
luces que nos ayuden a entender un fenómeno que últimamente ha tenido mucha
resonancia tanto en el ámbito local como global; pero más que eso, a "comprehenderlo"
de una manera racional. La sociedad civil no es un tema exclusivo de la filosofía, de
hecho, cantidad de estudios en las Ciencias Humanas y Sociales dan cuenta de la
transversalidad de la materia. Esta complejidad denota una característica que hace parte
de la naturaleza propia de la sociedad civil. Nuestra pretensión puede resultar algo ardua
al querer abarcar un horizonte que desborda nuestro punto de vista, pero esto mismo la
define como una investigación de tipo filosófico. Este compromiso nos obliga a hacer
renuncia de respuestas fáciles y de verdades ya dichas para volver a la
característica agónica de la filosofía, y tratar de establecer un diálogo con Hegel y los
autores contemporáneos.
Antes de comenzar a dilucidar esta materia debo proponer que nos ocupemos primero de
los fundamentos del tema, y para ello invito a que nos acerquemos a una obra
verdaderamente monumental de Jorge Guillermo Federico Hegel: Fundamentos de la
Filosofía del Derecho. La Filosofía del Derecho (FD) se divide en tres secciones
principales, que tratan sobre el derecho abstracto, la moralidad, y la eticidad,
respectivamente.
Entiéndase eticidad como sistema de normas e instituciones que sirven de marco y
protección para el ejercicio de la libertad individual y de garantía para la paz social. La
eticidad o Sittlichkeit se puede conceptualizar como "moral realizada", que hace
referencia a los momentos abstractos del Derecho, esto es, el derecho abstracto y la
moralidad; y significa la reconciliación del individuo con la sociedad. Pero eticidad
también puede definirse como forma de vida ética que provee de marco a las
interacciones entre los individuos y las instituciones que han sido creadas para facilitar
tales interacciones. El término Sittlichkeit fue introducido por Hegel, y lo diferencia del
de Moralität, que corresponde a la moralidad en Kant, y que Hegel llama
igualmente moralidad para diferenciarla de eticidad y poder llevar adelante su crítica. Esta
moralidad es insuficiente, en tanto constituye mero reflejo de la interioridad del sujeto e
implica una libertad en estado abstracto. En la eticidad, en cambio, el concepto de
libertad se convierte en mundo existente y en naturaleza de la autoconciencia (Hegel,
1993, p.142).
En la eticidad Hegel aborda tres esferas de la vida ética, a saber: la familia, la sociedad
civil y el Estado. La sociedad civil, estrictamente hablando, contiene tres momentos, que
Hegel enumera en este orden: el sistema de necesidades; la administración de justicia y
la policía; y finalmente, la corporación. En el lenguaje hegeliano los momentos
corresponden a una evolución de la conciencia humana a través de las edades de la
historia; y por eso tampoco se pierde el verdadero sentido, que es señalar el movimiento
que subyace a la totalidad que para Hegel siempre se encuentra presente, y esta
totalidad se relaciona directamente con el concepto. Así pues, además de toda la
ponderación que pueda hacer la historia de estos momentos de la evolución de la
conciencia humana, la filosofía es, sin duda, la más competente para hacer una
articulación de estos momentos. "Lo que enseña el concepto lo muestra necesariamente
la historia, de modo que sólo en la madurez de la realidad aparece lo ideal frente a lo real
y se hace cargo de este mundo mismo en su sustancia" (Hegel, 1993, XXIV). La sociedad
civil se caracteriza por ser la segunda instancia, entre la familia y la constitución del
Estado, cuando la diferenciación infinita toma toda su fuerza. Concretamente, el sistema
de necesidades es lo que impulsa el dinamismo en este punto.
En efecto, en la sociedad civil tiene lugar la emancipación definitiva del hombre del
estado de naturaleza. La contingencia externa de la naturaleza se interioriza, y puede
abrirse paso, un sistema de necesidades, que permite a los hombres romper —al menos,
en cierta medida— la dependencia que tenían anteriormente con la naturaleza. El sistema
de necesidades introduce unas nuevas demandas de carácter social que empiezan a
diferenciarse de las necesidades naturales y de su modo de satisfacerlas. De esta forma,
las contingencias con las cuales tenía que enfrentarse el hombre en el estado de
naturaleza para poder suplir sus carencias ya no le afectan, por la sencilla razón de que
la sociedad le ha proporcionado otros medios para hacerlo.
La sociedad civil no puede por ella misma resolver estos problemas que le son
inherentes, pues el movimiento que lleva en sí misma se despliega al infinito, y así
también, las contradicciones a su interior se perpetúan al infinito. Se plantea por eso, que
la sociedad civil debe ir más allá de sí misma (246).
Hasta aquí podemos decir que ese proceso infinito de diferenciación que recorre la
sociedad civil en pos del desarrollo de la particularidad reproduce, de manera inevitable,
las contradicciones inherentes de la sociedad civil hasta el infinito. La sociedad civil debe
plantearse, entonces, un más allá de sí misma, no sólo para poder superar sus propias
contradicciones, sino también para preservar la particularidad de los individuos que ella
misma ha engendrado. Este "más allá de sí misma" de la sociedad civil aboca la
universalidad, por lo cual se hace necesario crear una totalidad orgánica que se concrete
en actividades e instituciones que hagan presencia en el mundo social y logren someter
esas fuerzas desordenadas que amenazan con el caos.
La sociedad civil constituye, sin lugar a dudas, el más allá de la familia, pero ¿Cabría
decir lo mismo respecto al Estado? Tenemos que responder que sí, la sociedad civil es
el más allá, por supuesto, no un más allá trascendente fuera de este nivel de realidad al
que tenemos acceso.
Ciertamente el más allá de la sociedad civil no se refiere a aquello que queda por fuera
de ella, pues a decir verdad, contiene la sociedad civil misma. Antes se comprendía que
este más allá correspondía al Estado, sin embargo, el nuevo escenario de las relaciones
internacionales muestra que ese más allá supera, incluso, al Estado nacional. Tal vez
resulte más conveniente hablar aquí de una sociedad civil global, que desborda
inevitablemente el ámbito local y nacional, pero a la vez sirve de explicación a fenómenos
más complejos.
Para aclarar este punto debemos recurrir a ciertos pensadores contemporáneos, quienes
al llevar a Hegel al extremo, arriban, sin embargo, a sus mismas conclusiones y ayudan a
enriquecer el debate sobre la sociedad civil.
No podemos negar que la sociedad civil es el lugar de la ética, así sea de la ética perdida
en sus extremos, conforme dice Hegel. Sin embargo, el más allá de la razón; el más allá
de la ética; el más allá de la justicia y el más allá de lo político que están presentes en
Emmanuel Lévinas, y de los cuales nos habla Jacques Derrida en su hermoso
opúsculo Palabra de acogida, ponen en evidencia el proceso de deconstrucción que tiene
lugar en la razón, la ética, la justicia y la política, y por ende, en la sociedad civil y en la
comunidad política; deconstrucción, respecto de la cual Derrida nos pone en sobre aviso
—Entendamos aquí deconstrucción tal y como lo hace Derrida, es decir, la infidelidad
radical al concepto como el acto supremo de fidelidad al mismo—.
Esta disertación más que a una necesaria comprensión de la aquiescencia del sujeto
debe llevarnos al descubrimiento de lo otro del sujeto, esto es, lo otro de sí. Esta es la
única verdad de la que podemos tener plena evidencia tanto en el sentimiento como en la
razón, sin tener que hacer mayor esfuerzo por justificarla. Esta verdad en Hegel, lejos de
ser una verdad extraña a la realidad objetiva, es aquella que nos acerca a comprender
todo su sentido (Hegel, 1993, p.360).
Pero la justicia no es una esencia extraña, que se halle en el más allá ni la realidad
indigna de ella de mutuos ardides, traiciones, ingratitudes, etc. que a la manera de
lo contingente carente de pensamiento ejecutara la sentencia como una conexión
al margen de todo concepto y una acción o una omisión inconsciente; no, sino que,
como justicia del derecho humano, que reduce a lo universal el ser para sí que se
sale de su equilibrio, la independencia de los estamentos y los individuos, es el
gobierno del pueblo, que es la individualidad presente ante sí de la esencia
universal y la voluntad propia y autoconsciente de todos. Pero la justicia que
reduce de nuevo a equilibrio a lo universal cuando se hace demasiado prepotente
sobre lo singular, es asimismo el espíritu simple de lo que ha sufrido el desafuero
no escindido en lo que sufre y en una esencia situada en el más allá; ello mismo es
la esencia subterránea, y es su Erinia la que se encarga de la venganza (Hegel,
1971, pp. 271-272).
Aquí cabría decir, que más allá del derecho convencional en Hegel, hay un derecho que
tiene una prioridad sobre este derecho convencional, y este es el derecho natural. Ahora
bien, esto puede afirmarse a partir de planteamientos de los antiguos —Anaximandro y
Heráclito—, quienes concebían la aparición de lo contingente como un acto de injusticia o
rebeldía radical frente al ser inmutable, pero eso haría parte de otro estudio que no
abordaremos en esta oportunidad (Ávila, 2011, pp. 61-83).
Es sabido que la filosofía derrideana recusa toda conciliación de los contrarios. Sin
embargo, la interrupción inminente entre lo Mismo y lo Otro en sentido ontológico, nos
permite pensar también la mayor proximidad entre lo uno en relación a su contrario en la
ética "(...) muy al contrario y mucho más allá de su contrario" (Rocha, 2010, p. 122). Esta
persistencia de la dialéctica o relación de los opuestos —no contrarios entre sí— hace
posible de modo simultáneo una metafísica del yo en relación con el otro. Precisamente
es esa diferenciación del sujeto de ese otro que lo desborda, es aquella que permite el
desarrollo de la subjetividad y le hace bienvenida a toda suerte de contingencias dentro
de ese estadio —refiriéndonos en sentido propio a la sociedad civil—.
Hoy cuando esa irrupción del otro "de refugiados de toda especie, inmigrados con o sin
ciudadanía, exiliados o desplazados, con o sin papeles, desde el corazón de la Europa
nazi a la ex Yugoslavia, desde el Medio Oriente a Ruanda, desde el Zaire hasta
California, desde la iglesia de San Bernardo al distrito XIII de París, camboyanos,
armenios, palestinos, argelinos y tantos y tantos otros" (Derrida, 1998, p. 97) excede toda
razón, toda ética, todo derecho y toda política, es válido hablar por eso de la no-razón; de
la no-ética; del no-derecho; de la no-política. No hay otro modo de que la razón, la ética,
el derecho ni la política lleguen a su identidad dialéctica. En ningún momento se ha
planteado una destrucción definitiva, al contrario, aquí la identidad no descarta la
diferencia, sino que la asume como su propio elemento (Díaz, 2009, pp. 10-34).
No puede ser que no veamos que esos otros —excluidos, la mayor parte de las veces—,
"los grandes perdedores del sistema [reclaman] una mutación del espacio socio y
geopolítico, una mutación jurídico-política pero, antes que nada, si este límite conserva
aún su pertinencia, una conversión ética" (Derrida, 1998, p.39). Sin duda nuevas formas
de participación y de agencia de los sujetos pueden conducir al fortalecimiento de la
democracia en los contextos local y global. Ello supone primero una apertura de la razón
al otro. Más y más la razón parece estar obligada por una "fuerza suave" a dar saltos. Y
por otro lado, cabe preguntarnos si estos saltos no son una interrupción de la razón
misma. Evidentemente, la razón se aboca a sí misma a dar saltos más allá de sí en la
búsqueda de la realización de la libertad en la sustancialidad ética; saltos que tal vez
debamos llamar ahora, de un modo prematuro, una filosofía de la sociedad civil.
Este enfoque que nos ofrece Deleuze acerca de la filosofía puede ayudarnos a afirmar lo
que dijimos anteriormente, que el concepto de sociedad civil deviene en filosofía. Si
hablamos de nuevas pistas que apuntan a una filosofía de la sociedad civil lo hacemos a
partir del hecho de que la realidad social sigue un itinerario, tal como nos lo muestra
Hegel.
Si Platón nos enseñó en El político que la parte no puede confundirse con el todo (Platón,
2008, 262a–263e), creo que una interrupción de la filosofía no niega propiamente la
posibilidad de concebir la contradicción de la filosofía consigo misma. Como nos ha
enseñado Deleuze, el pensamiento se asemeja a un plano de inmanencia, donde la
filosofía, al igual que la historia de la filosofía se nos revela como un archipiélago; esto es,
como un conjunto abrupto de conceptos, a modo de isolats (Deleuze, 1999, pp. 60-62)
que se diferencian unos de otros. Ciertamente nos queda algo difícil: hablar de una
continuidad o de linealidad en la filosofía. Los componentes del todo, por decirlo así, se
mueven al interior del todo, y de la misma forma contribuyen al movimiento del todo hasta
el infinito —"movimiento sin movimiento"—. Si quisiéramos considerar el todo, tendríamos
que concebirlo como algo absoluto e infinito en sí y para sí que se hace presente a sí
mismo en la medida en que las contradicciones en su interior llegan a consumarse.
Siendo así, debemos admitir que para poder hablar de filosofía tenemos que hablar
necesariamente de una no-filosofía.
El tema de la sociedad civil tiene que llevarnos no sólo a una comprensión de la realidad,
sino también a una nueva comprensión de la filosofía. No hay lugar para pensar que la
filosofía constituya un saber último, todo lo contrario, resulta ser un saber en
construcción. Como afirma el profesor Jorge Aurelio Díaz en su artículo "Lo absoluto del
saber absoluto":
Estas categorías le sirven para comprender por dónde pasa la diferencia entre una vida
auténtica, que reconozca el carácter de «caída» que tiene la existencia, es decir, la
imposibilidad de dominar su fundamento (el ser), y una vida inauténtica o enajenada, que
olvide el ser en nombre de los entes concretos. La dimensión temporal del ser, en cuanto
proyecto del «ser-ahí» y enfrentamiento a la muerte (el ser-ahí es también «ser-para-la-
muerte»), sería el otro gran olvido de la filosofía clásica. El esfuerzo de Heidegger por
pensar el ser como relación de los entes en el tiempo está en la base del posterior
movimiento hermenéutico.
Bertrand Russell: ertrand Russell fue hijo de John Russell, vizconde de Amberley y de
Katrine Louisa Stanley. Su abuelo paterno fue lord John Russell, primer conde de Russell,
quien fue dos veces primer ministro con la reina Victoria. Su abuelo materno fue Edward
Stanley, 2.º barón Stanley de Alderley. Además, era ahijado de John Stuart Mill, quien
―aunque jamás conoció a Russell― ejerció una profunda influencia en su pensamiento
político a través de sus escritos.
Russell quedó huérfano a la edad de seis años, tras la muerte de su hermana y su madre
(de difteria), y seguidamente su padre, quien no pudo recuperarse de la pérdida de su
esposa e hija y finalmente se dejó morir en 1878. Russell y su hermano Frank se
mudaron a Pembroke Lodge, una residencia oficial de la Corona donde por favor real
vivían su abuelo lord John y su abuela lady Russell, quien sería la responsable de
educarlo. Pese a que sus padres habían sido liberales radicales, su abuela, aunque
liberal en política, era de ideas morales muy estrictas, convirtiéndose Russell en un niño
tímido, retraído y solitario. Solía pasar mucho tiempo en la biblioteca de su abuelo, en
donde precozmente demostró un gran amor por la Literatura y la Historia. Los jardines de
la casa eran el lugar predilecto del pequeño Russell y muchos de los momentos más
felices de su infancia los pasó allí, meditando en soledad.
El ambiente represivo y conservador de Pembroke Lodge le produjo numerosos conflictos
a Russell durante su adolescencia. Al no poder expresar libremente su opinión con
respecto a la religión (la existencia de Dios, el libre albedrío, la inmortalidad del alma...) o
el sexo, pues sus ideas al respecto habrían sido consideradas escandalosas, escondía
sus pensamientos de todos y llevaba una existencia solitaria, escribiendo sus reflexiones
en un cuaderno usando el alfabeto griego para hacerlas pasar por ejercicios escolares.
No fue al colegio, sino que fue educado por diversos tutores y preceptores, de los que
aprendió, entre otras cosas, a dominar perfectamente el francés y el alemán.
A la edad de once años Russell comenzó el estudio de la geometría euclidiana teniendo
como profesor a su hermano, pareciéndole tan maravilloso todo el asunto como el primer
amor. El poder demostrar una proposición le produjo a Russell una inmensa satisfacción,
que sin embargo se vio frustrada cuando su hermano le dijo que tendría que aceptar
ciertos axiomas sin cuestionarlos o de otra manera no podrían seguir, cosa que le
decepcionó profundamente. Acabó admitiéndolos a regañadientes, pero sus dudas sobre
dichos axiomas marcarían su obra.
Desarrollo de su carrera
En 1890, Russell ingresó en el Trinity College de Cambridge para estudiar matemáticas.
Su examinador fue Alfred North Whitehead, con quien después fue coautor de tres libros
conocidos bajo el título genérico de Principia Mathematica. Whitehead quedó tan
impresionado por el joven Russell que lo recomendó a la sociedad de discusión
intelectual Los Apóstoles, un grupo de jóvenes brillantes de Cambridge que se reunían
para discutir cualquier tema sin tabúes, en un ambiente intelectualmente estimulante y
honesto. Finalmente, después de muchos años de soledad, Russell pudo expresar sus
opiniones e ideas a una serie de jóvenes inteligentes que no lo miraban con sospecha.
Poco a poco Bertrand perdió su rigidez y timidez y se empezó a integrar entre los
alumnos.
Russell concluyó sus estudios en matemáticas obteniendo un examen meritorio que lo
colocó como séptimo wrangler, una marca distintiva que era reconocida en el marco
académico donde se movía. Durante su cuarto año en Cambridge, en 1894, Russell
estudió Ciencias Morales (el nombre por el cual se conocía a la Filosofía). Para entonces
Russell ya se había hecho amigo de George Edward Moore, un joven estudiante de
clásicos a quien Russell había persuadido de cambiarse a filosofía.
Por esa misma época, Russell había conocido y se había enamorado de Alys Pearsall
Smith, una joven culta perteneciente a una familia de cuáqueros estadounidenses. Ella, a
pesar de ser varios años mayor que él, lo había cautivado tanto por su belleza como por
sus convicciones, ideas y formas de ver el mundo. Se casaron el mismo año de la
graduación de Russell.
En 1900 elabora Los principios de la matemática y poco después comenzaría su
colaboración con A. N. Whitehead para escribir los tres volúmenes de los Principia
Mathematica, la que sería su obra cumbre y en la que pretendía reducir la matemática a
la lógica.
Las labores extraacadémicas de Russell le hicieron emprender numerosos viajes en los
cuales el filósofo observaba de primera mano la situación en diversos países y se
entrevistaba con las personalidades relevantes del momento. Así, viajó dos veces a
Alemania con Alys en 1895, el año siguiente viajaría a Estados Unidos. Más adelante, en
1920, junto con una delegación del Partido Laborista Británico, viajaría a Rusia y se
entrevistaría con Lenin, viaje que acabaría con las esperanzas que inicialmente tenía con
respecto a los cambios que el comunismo produciría. Poco después, junto con Dora
Black, que en 1921 acabaría siendo su segunda esposa, viajó a China y permaneció allí
durante un año, para volver a Inglaterra a través de Japón y Estados Unidos nuevamente.
La estancia en China resultó muy provechosa, y Russell apreció en su cultura valores
tales como la tolerancia, la imperturbabilidad, la dignidad y, en general, una actitud que
valoraba la vida, la belleza y el placer de una manera distinta a la occidental que
consideró valiosa. Todos estos viajes se tradujeron en libros, artículos o conferencias.
Periodo de entreguerra
Russell fue un conocido pacifista durante la Primera Guerra Mundial, lo que acabó
llevándolo a la cárcel durante seis meses por la publicación de artículos y panfletos.
Con su segunda esposa, Dora Black, estableció en Beacon Hill, Londres, de 1927 a 1932,
una escuela infantil inspirada en una pedagogía progresiva y despreocupada que
pretendía estar libre de prejuicios. El colegio reflejaba la idea de Russell de que los niños
no debían ser forzados a seguir un currículo académico estricto.
En 1936 celebró terceras nupcias con Patricia Spence, y en 1938 fue llamado a la
Universidad de Chicago para dar conferencias de Filosofía. Fue estando allí cuando
estalló la Segunda Guerra Mundial, pasando en esta ocasión del pacifismo mostrado en
la primera a un apoyo claro a las fuerzas aliadas contra el ejército nazi alegando que un
mundo en donde el fascismo fuera la ideología reinante sería un mundo en donde lo
mejor de la civilización habría muerto y no valdría la pena vivir.
En 1940 se le impidió impartir la asignatura de Matemáticas que tenía asignada en la
universidad de Nueva York y tuvo lugar a una polémica extremadamente áspera que
provocó apasionadas protestas en algunos ambientes: se le reprochaba la exposición en
forma singularmente cruda de sus opiniones acerca de la vida sexual, lo que
supuestamente tendría una nefasta influencia en sus alumnos.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Russell se dedica plenamente a la tarea de evitar la
guerra nuclear y asegurar la paz mediante una adecuada organización internacional,
iniciando una etapa de activismo político que provocaría su segunda encarcelación a los
90 años.
En 1950 recibió el Premio Nobel de Literatura «en reconocimiento de sus variados y
significativos escritos en los que defiende ideales humanitarios y la libertad de
pensamiento».23
En 1952, a los ochenta años, se unió en cuartas nupcias a Edith Finch, en brazos de
quien murió pacíficamente en 1970, con 97 años de edad
Tras su muerte, el Trinity College de Cambridge, el que fue su segundo hogar, le rindió
homenaje. Hoy se puede leer en sus muros una placa conmemorativa en su memoria que
reza:
Nicholas Rashevsky: Nacido en Chernicov, Ucrania, estudió física matemática en
Rusia, Praga y París. En 1929, se trasladó a Estados Unidos y comienza a trabajar en la
Universidad de Pittsburg, antes de pasar a la de Chicago, donde trabajó con Bertalanfy y
se convirtió en una figura destacada de la ‘escuela de Chicago’. Analiza la realidad y la
vida desde una dimensión matemático biofísica. La matemática y la biofísica, en una
conjunción lógica. constituyen el eje central de su discurso teórico. En 1938 dirige el
Bulletin of Mathematical Biophysics, en la que aparecen gran parte de sus
contribuciones teóricas
Autor, entre otros libros, de Mathematical Theory of Human
Relations (1947), Mathematical Biology of Social Behavior (1951) y Looking at History
Through Mathematics (1968).
Estudia las redes neuronales a través de modelos matemáticos de representación y los
flujos de información en el cerebro, con lo que estableció líneas de proximidad con las
nuevas vertientes de la ciencia y el pensamiento definidas por la cibernética. Rashevski
es uno de los padres del conexionismo (connectionism), del estudio de la arquitectura
del cerebro, como estructura biológica a través de la cual es posible el flujo de
información, ajena a las teorías sobre la autonomía de la mente. Abre, pues, una línea
de estudios matemático-biológicos acerca de la comunicación en la que sus críticos
encontraron más intuición y voluntarismo teórico que empirismo. Las modelizaciones
matemáticas de la realidad aparecen en sus numerosas proyecciones científicas, dentro
de una visión sistémica no ajena a criterios optimistas de unificación de la ciencia, que
alcanzan también a la vida social.
En las líneas siguientes nos detendremos a analizar a grandes rasgos como se
ha dado esta evolución en el pensamiento de lo bello y que características ha tenido.
EL CORPUS PLATÓNICO.
Las ideas sobre la belleza y el Arte están recogidas en los diálogos de
Platón fundamentalmente y por lo que a su etapa de juventud se refiere,
en Ión, Banquete y República, en su etapa media estas ideas sobre la
belleza son recogidas en Fedro y por lo que a su etapa de madurez se
refiere por el Sofista y las Leyes.
b) Destreza de imágenes, que si ésta corre a manos de los hombre producirá la pintura
y si corre a manos de los dioses producirán los sueños.
Esta destreza está muy unida al concepto platoniano de mímesis, esto es, de
imitación de la naturaleza, de este modo Platón puede llegar a concluir que si ya de por sí
todas las cosas son imitación con mayor o menor éxito de ideas que están por encima
(las cosas son arquetipos de unas ideas superiores, sólo llegadas a contemplar por los
filósofos), una mímesis de una cosas sería a lo sumo una imitación de una imitación y por
tanto siempre sería inferior al objeto copiado, produciéndose por lo tanto una mayor
lejanía con la idea primigenia (esto es de la única realidad).
Por lo que hace referencia al concepto de belleza, para Platón éste se
encuentra el la idea y no en el objeto arquetipo, no obstante se puede llegar a
aproximarse a su conocimiento a través de bellezas parciales, pero ¿en donde se
encuadra esta belleza parcial? según este filósofo se encuentra en donde existe un objeto
que es beneficioso o agradable para los sentidos y en la proporción tal y como nos
explica en sus diálogos de Hipias Mayor y Filebo; en cualquier caso siempre habría que
comparar el artefacto bello con su idea para poder apreciar hasta que punto uno es
partícipe de la idea abstracta del otro por lo que se necesitaría un juez, esto es un filósofo
que conociendo el mundo de las ideas pueda juzgar con objetividad, también se
necesitaría de un maestro que conociendo la idea pueda enseñar a otros sin llevarles por
el error, de tal forma con que nos encontramos con una relación muy estrecha entre Arte
y moralidad ya que éste en un primer momento, ha y tiene que ser censurado en un
primer momento por el artista creador que ha de ser consciente de su responsabilidad
social, en un segundo momento ha de ser juzgado por aquellas personas cuya labor
principal es el bien social, y finalmente un maestro decidiría si merece ser enseñado o no.
Aristóteles piensa más bien que en vez de un mundo de las ideas en el que
las cosas materiales son mero reflejo de aquellas, existen sobre todo las cosas, de las
que en todo caso nosotros abstraernos una esencia (aquello por lo que se puede llegar
a decir que algo es), de tal forma que hay que buscar la belleza de las cosas o de las
acciones y en todo caso hacer una abstracción de aquellas.
De esta forma Aristóteles piensa que la melodía y el ritmo, dentro de una
proporción ordenada y de tamaño no casual son características que hacen bello un objeto
o un tragedia.- De igual forma y por lo mismo, se puede encontrar belleza en aquellas
cosas que no lo sean (y lo sería entonces su imagen) por lo que no debe de existir ningún
tipo de censura ya que incluso en las emociones más exageradas, la piedad o el miedo
en una tragedia se puede llegar a una purgación de las emociones y por lo tanto
convertirlas en bellas.
Uno de ellos será Diógenes, quien dará paso al estoicismo, según esta
corriente, la belleza se encuentra en una vida ordenada y llevada con decoro, por lo
que el Arte ha de llevar consigo algo de moralidad, en cuanto al aspecto formal, esta
belleza se observa en la armonía y la disposición de las partes con respecto al todo.
Por lo que se refiere al Epicureísmo, éste relaciona la belleza con el placer, de
tal modo que ahonda en la idea de una mayor importancia de la forma (que proporciona
placer) que del fondo (se aleja de preceptos morales).
Estos argumentos llevados por los pensadores medievales a sus últimas
consecuencias dio lugar a una pérdida de la importancia de la forma en aras de su
contenido.
Puestas así las cosas el primer teórico medieval será San Agustín,
éste recogerá en gran medida la herencia de Platón, y hablará de una serie
de características de un objeto para que este sea bello,
A) En primer lugar menciona a la Unidad (en la medida en que gracias a ella se puede
comparar y así poder juzgar en un sentido bastante platónico -ahora cristiano- la obra;
C) La proporción
D) El Orden, que hace que se puedan agrupar las cosas respecto a un fin
E) La Norma, por la cual se puede juzgar la obra, no es relativa, sino que por
“Iluminación divina” que tiene el espectador la puede comparar con un orden ideal y
establecer un juicio.
Después de San Agustín entra en la escena filosófica santo Tomás de Aquino, quien
y dado su bagaje aristotélico reformulará el concepto de belleza.
b) Proporción o armonía (relación entre las partes del objeto con el todo y con
quien lo percibe)
Existe además una clara relación entre belleza y bondad de tal forma que algo bueno por
necesidad ha de ser bello (si bien en este caso la belleza puede que se de a su manera y
no sea tan fácil de descubrir.
LA ESTÉTICA EN EL RENACIMIENTO.
a) Claridad conceptual
b) Rigor deductivo
El Arte pues y para los cartesianos será la imitación de la naturaleza, incluyendo
ésta lo universal, lo normativo, lo esencial, lo característico y lo ideal.
Un cartesiano será Baumgarten, quien con la teoría cartesiana del
conocimiento llega a hacer un intento más sistemático de la metafísica del Arte, de tal
modo que piensa que la visión del Arte implica una forma particular de conocimiento
“conocimiento sensorial” llamado estética (término usado por primera vez); para
Baumgarten el Arte ha de basarse en la imitación de la naturaleza por medio de signos
(los que nos ayudan a comprender la imitación.)
LA ESTÉTICA EMPIRISTA.
Una de las características más tratadas por este movimiento filosófico será el de
la imaginación y el papel que juega ésta en la creación artística:
- Según Bacon la imaginación está situada al mismo nivel que la memoria o la razón
* Imaginación simple: sería algo pasivo, algo así como los fantasmas que vienen tras la
sensación
Otro de los problemas que tratará este movimiento filosófico será el de la teoría
del gusto:
- Según Shaftesbury el gusto tiene un sentido moral a aquel ojo que capta la armonía a
la vez que las formas estéticas y éticas.
- Para Addison asocia el gusto a la capacidad de discernir las tres cualidades que
originan “Los placeres de la imaginación”:
Otro de los aspectos en el que los empiristas reflexionaron fue el de la norma,
llegando a la conclusión que la norma o criterios de juicio han de establecerse
reflexionando inductivamente sobre aquellas características de la Obras de Arte que las
hace más agradables a un espectador cualificado, es decir a un observador con
experiencia, sereno y sin prejuicios.
a) Consideración del gusto no bajo un concepto, sino como una satisfacción
independiente del deseo y del interés.
b) Este juicio no exige ser respaldado por razones (ningún argumento obliga a nadie a
un gusto determinado
Otro problema estético que va a centrar la filosofía kantiana, va a ser la cuestión
de lo sublime, la cual según el filósofo surgirá de dos formas:
a) Lo sublime matemático, esto es, en la naturaleza nos enfrentamos a algo tan vasto,
que nuestra imaginación desfallece al intentar abarcarlo, de ahí que hayamos de recurrir
a la razón capaz de alcanzar la totalidad infinita.
b) Lo sublime dinámico, esto es, una fuerza abrumadora frente a la cual la debilidad de
nuestro yo nos hace conscientes de nuestra dignidad en cuanto seres morales.
Otro de los filósofos que pertenecen a la corriente idealista será Schiller, quien y
siguiendo a Kant considerará el Arte y la belleza como medios a través de los cuales la
humanidad avanza desde un estadío de existencia sensible a otro racional y por lo tanto
humano.
Otro filósofo de la misma corriente será Schelling, quien partirá de un punto de
vista absoluto que supera la dicotomía kantiana, de tal forma que según sus textos, “ En
la intuición artística el yo es a la vez consciente e inconsciente en una pieza” (hay a la vez
deliberación e inspiración, libertad y necesidad. )Así el idealismo transcendental de Kant
se va a convertir en un absoluto. Este mismo filósofo dado las conclusiones que extrae
terminará definiendo el Arte como “El medio por lo que lo absoluto aparece rechazado”,
esto es, el medio por el que las infinitas ideas son expresión de las diversas potencias
implicadas en la suprema identidad absoluta del yo, se materializan o encarnan en formas
finitas.
Hegel será el último de los filósofos de esta corriente, quien aplicando la dialéctica a las
formas artísticas ve en ellas una evolución conforme a sus postulados, es por este
motivo que según Hegel, tendríamos la siguiente evolución artística:
Uno de los filósofos que seguirán esta corriente será Schopenhauer, quien
considera a las ideas como entes que se encarnan en unas formas para presentarse en
nuestra contemplación de las obras de arte.
Nietzsche será también otro filósofo romántico, quien considera que el Arte es un sí a
la vida, es la conjunción de dos impulsos, uno el dionisiaco que es una gozosa
aceptación de la existencia, otro el apolíneo, que implica una necesidad de orden y
proporción.
LA ESTÉTICA REALISTA.
Uno de los pensadores de esta corriente va a ser Tolstoi, quien va a considerar al arte
fundamentalmente en su papel de comunicación, una comunicación que lleve a los
hombres ciertos ideales que lo engrandezcan como es el caso de la fraternidad.
Existen un sinfín de corrientes, nombre y tendencias; pero que en este caso nos
detendremos en las más importantes:
Cuyo representante sería Benedetto Croce, para él la estética sería la ciencia
de las imágenes, el conocimiento intuitivo, al igual que la lógica es el conocimiento de los
objetos. El Arte para él sería expresión, en sentido subjetivo, de tal forma que el mal arte
no es por expresar mal una intuición sino por no haber intuido correctamente una
impresión.
Para Bergson, la intuición (entendida como el hecho autoconsciente) es lo que nos
permite entrar en el Elam vital, es la realidad última que nuestro intelecto deforma.
EL NATURALISMO ESTÉTICO:
Esta corriente entendería el arte como culminación de la naturaleza, por lo que
el Arte sería expresión en la medida en que en los objetos expresivos se da una “fusión”
de “sentido” en la cualidad presente.
Esta corriente piensa entorno a la función del lenguaje, por lado existe una
función referencial, y por otra emotiva, y es en esta en donde se encuentra el Arte, de tal
forma que los juicios de belleza y de otras categorías estéticas son emotivos.
Marx consideraba al arte como parte de la superestructura, por lo que éste
como cualquier otra forma de cultura venía condicionado por las características socio
históricas, fundamentalmente económicas, por lo que el Arte era un reflejo de la realidad,
otro problema más difícil sería el del considerar al arte como instrumento de lucha o como
resultado de esa lucha, en cualquier caso el problema se soluciona hablando de la
dialéctica que se establece entre sociedad y arte, de tal forma que ambas se interactúan
siendo las dos causas y consecuencias de la otra.
Esta corriente quiere encontrar una estética científica, para ello se basa
fundamentalmente en la Psicología; por un lado se toman las leyes de la percepción de
Gestalt, y por otro la teorías freudianas que dan lugar a la utilización de conceptos como
empatía, distancia psíquica, sinesteria...
LA ESTÉTICA ANALÍTICA: