Zúñiga Ariel - Vasos Comunicantes en La Obra de Roberto Gavaldón
Zúñiga Ariel - Vasos Comunicantes en La Obra de Roberto Gavaldón
Zúñiga Ariel - Vasos Comunicantes en La Obra de Roberto Gavaldón
start from the beginning again, Jeff. Tell me everything you saw.,
-Let's
and what you think it means.
Hitchcock, diálogo en Rear window
En la situación actual del cine mexicano, puede constatarse con facilidad una
especie de crisis irreversible. una enorme industria que funcionaba, forman-
do parte medular de la planta industrial del país, que vendía películas en todo
el mercado latinoamericano, mercado que aporraba el dinero afirmándola co-
mo industria de exportación que por esa misma ruzón no lba a
Hollywood, por ejemplo-, y que -dinero
crecía sana y progresivamente, agudizó su
proceso centralizador y monopolizador de la producción, distribución y exhi-
bición, concentrando en unas pocas manos su destino de industria. De paso,
el Estado abandonó una labor que, en última instancia y de acuerdo al parti-
cular papel centralizador que el Estado juega en México, debería ser su obli-
gación primera: Ia coordinación y la vigilancia del funcionamiento de los di-
versos sectores que conforman esa industria. Su función se volvió ambigua.
Dentro de ese esquema general, aniquilar a los realizadores se convirtió en
uno de los mecanismos normales y lógicos de su función. En una primera eta-
pa se beneficia a unos realizadores en detrimento de otros que a su vez, por la
misma lógica, se verán desplazados por otros renovación de cua-
-supuesta
dros-, en una industria en proceso de descomposición que carece, en 1o in-
temo de la más mínima voluntad de búsqueda que permita su verdadera reno-
vación, y en lo extemo de una voluntad política que la favorezca.La conse-
cuencia de ese proceso, hoy día, es evidente.
lntroducción 7
Al constatar por otro lado que el proceso de organización de los realizado-
res es un proceso lento, inmaduro en la superación de "vanidades" individua-
les primero de su propia aniquilación-, y cada día menos pro-
-mecanismo
bable, se hace necesario ampliar nuestra reflexión a otros campos de lo cine-
matográfico de manera paralela a la realización de películas como método
para sobrellevar los periodos entre un rodaje y otro, por ejemplo la relectura
de las películas que ha hecho la industria mexicana de cine.
Releer, revisar, admirar o detestar las películas de los otros, en tanto que
realizador, e independientemente de la relectura a la que se aboca la crítica o
la historiografía, es ta.rea cotidiana que se lleva a cabo con cada película a la
que se tiene acceso, pero se requiere de una relectura más detallada, de auto-
res específicos, de su obra global, y de hacer extensivas las hipótesis y las
conclusiones que surjan de esa relectura, por parte de los propios realizado-
res. En condiciones industriales adecuadas esa reflexión sería fflmica, a tra-
vés de un cine de carácfef experimental, por ejemplo, necesario para el desa-
rro1lo de toda industria, apoyado y defendido obviamente por las instancias
coordinadoras día inexistentes- de la industria. No se trata de deter-
-hoy
minar si tal o cual cine es "bueno" o "malo", al gusto de fulano o zutano, sino
de arralizar cómo están armadas las estructuras del cine que nos precede; si
son "churros", como se sostiene con relativa frecuencia, sustentar esas afir-
maciones, y si hay "calidad" en las películas que nos interesan, en qué se sus-
tenta dicha "calidad", esa etema panacea del cine mexicano, que pertenece y
justifica a todos y cuyos "parámetros" conjuntan a todos sin que nadie los de-
fina realmente. Término cómodo que 1o engloba todo en una especie de sutil
e intangible división de clases dentro de un sistema que se complace en soste-
ner la desaparición de la misma.
Nos interesa en particular el trabajo de Roberto Gavaldón, realizador de
películas de gran calidad, a quien consideramos un autor subversivo y por lo
mismo, o mal entendido o abiertamente a imagen deformada en el
sentido que concreta Bellour: el autor se define por su punto de-autorvista hacia
los objetos que devela, materializado en primer lugar por la distancia a la
que sitúa su cámaral,y nos interesa por dos razones principales.
Primero, se trata de un autor que tuvo la capacidad de satisfacer las necesi-
dades de taquilla, lo que explica sus múltiples éxitos de taquilla
-"la taquilla es
la única censura válida", decíaFitzLang-, y de ahí la capacidad de satisfacer a
los productores, a los que ponen el dinero, pero en el cine mexicano muchos rea-
lizadores han tenido ese talento -la más de las veces ligado al star system-, sin
embargo son más raros los que además de eso, satisfacen nuestro segundo pun-
to de interés en Gavaldón: La estrecha relación entre el relato, 1o propiamente
diegético -a lo largo de cuarenta y siete películas, [1944 y 1977), en una gran
diversidad de géneros-, y la expresión de un universo personal, visible en su
particular manejo de los elementos de que dispone el lenguaje cinematográfico.
8 Roberto Gavaldón
Cine mexicano es casi sinónimo de melodrama, y en buena medida su
desarrollo es paralelo al de ese género; sin embargo, al considerar a Gaval-
dón como autor de melodramas per se,la clasificación confunde. Gavaldón
es creador de antihéroes, de antiheroínas, lo que se contrapone al sentido
mismo del melodrama. El melodrama tiene una función mitificante, por lo
que su significado descansa en la estructura y la articulación de la acción, no
en correspondencias motivadas psicológicamente por experiencias indivi-
dualizadas. Lo que revela o confirma la estructura narrativa del melodrama
es, además de su gusto por el secreto, por el misterio, por el enigma, su para-
dójica sumisión a la fatalidad, justificada por la creencia de que nada sucede
por casualidad. De un lado lo inexplicable, del otro el eterno regreso a lo
idéntico.
Max Ophuls, por ejemplo, obedece a la regla del flash back "eltcidador"
que modifica la conducta del héroe. En Gavaldón no sucede así, su gusto por
el misterio, el secreto, el enigma, la omisión de datos para mantener 1a cre-
ciente tensión, hace reaparecer alflash back siempre demasiado tarde, convir-
tiéndolo en quintaesencia de lo fatal -rasgo común con Revueltas, uno de sus
principales guionistas-, por lo que en Gavaldón puede detectarse una mayor
ironía, podíamos incluso decir sin temor a excedernos que Gavaldón trabaja
dentro de los límites de una retórica de la ironía. Los finales, salvo raras ex-
cepciones, no son felices, offo aspecto que lleva la contra al melodrama pro-
piamente dicho. Puede decirse que en Gavaldón el melodrama no es tema o
conjunto de temas, la vida del drama per se, sino más bien melodrama como
modo de concepción y expresión, como un cierto sistema de ficción para dar
sentido a la experiencia, como un campo semántico de fuerza, en el cual el
melodrama existe, ampli(¿mente, para localizar y articular la moral oculta,
antes que nada drama de identidad, de ahí que se pueda inyertir o subyertir,
lo que está incluido en él como fenómeno.2
Los actuales estudios teóricos del melodrama lo reclasifican, 1o dividen y
lo plantean como manifestación crítica del modo de vida americano a la vís-
pera del macartismo, por ejemplo.3 El origen de personajes como Raquel
-La diosa arrodillada-, puede más fácilmente encontrarse en el cine ameri-
cano de los años treinta que en el cine contemporiáneo de Gavaldón, más pu-
ritano, por lo que en él resulta una virtud la riqueza que se añade a los perso-
najes que viven situaciones distintas de las originales en las que fueron pen-
sados. Más aún, personajes similares, del mismo origen, en el melodrama
americano --espejo en el que siempre se mira el cine mexicano-, posterior a la
primera etapa de Gavaldón y del que Sirk es importante exponente, resultan
mucho más puritanos, por lo mismo más débiles, menos affactivos [pensamos
en el caso de Dorothy Malone en Written in the winfl. Si comparamos la
otra corThe dark minor de Robert Siodmak, cuyos temas y fechas de filma-
ción coinciden, confirmamos la riqueza mencionada. Para lograr esa riqueza,
lntroducción 9
T.rnrpo;.. e: nue>iii1 uttencl.iri i¡ cle leclasiircarlc¡.,sit-to nt¿i: bien lir cie inten-
tar aploximar. 1o ntás tietalladar.r.iente posible. su manera personal de operar
tlitC Jchi,'t'¿ t,,ilt.tt'tit.¡C cil ¿.tir¡nt¿; ttt) t'CLlds¡.1¡(.dt'a los dtrt()t'CJ, Siilo
-ltt
apft).tinrurse,lo más Jetalladantente p,:tsible, a su manera personal cle operar.4
El arte de Gavaldón es. esenciaimente, el de la repetición, de la misma
manera que se clice, por ejemplo, de Nicholas Ray, con quien por cierto lo
vinculan ligas involuntarias. La coherencia de esa repetición -que no es otra
que el armado y el reannado de un mismo rompecabezas, 1o que puede decir-
se de todo autor, lo que se ha convertido en un lugar común, y 1o que de todas
maneras nos sigue pareciendo válido como punto de partida-, se manifiesta
en una línea progresiva si se observa con un poco de rigor el conjunto de la
obra, que se afirma en la diversidad de géneros por los que transita.
Progresión visible, pero de manera oblicua, en la medida en que su respe-
to primero es para la estructura propia de cada guión y ias regias del género.
Respeto estructurai que rompe con ia ideología característica de cada género,
volviéndolo otra cosa, más irónico, dejando a un lado las leyes que 1o deter-
minan y, por io mismo, rebasándolo.
Establecemos! como premisas a nuestras hipótesis, una serie de puntos de
coincidencia fácilrnente cietectables, que hemos llamado vasos comunicantes
de la obra:
casa, espacio referencial, arquitectura y sitio central en donde se de-
-I-a
sarrolla el yo.
fragmentación del yo, primera persona del singular, llevada al ex-
-La
tremo de convertiria en una verdadera dramaturgia de ia fragmentación del
cuelpo.
cuestión dei otro, a partir de1 yo dividido, fragrnentado. Fenómeno
-La
de identidad visible en el uso, por ejemplo, del espejo, por ende la utilización
de elementos barrocos en la expresión de esa división y en las estructuras fbr-
males que sirven de base a dicha expresión.
triangulación en la dinámica tanto física como dramática de sus per-
-La
sonajes, io que hemos llarnado triángulos en rotación.
A partir de estos eiementos de Lrase. establecimos una división a grandes
rasgos de la obra glohal.
Un prin'rer periodo de repliegue. en doride ei universo personai es someti-
do y fiagmentado, 1o que separa de manera definida los cliversos niveles de
lectura y beneficia la inmediatez de una primera lectura. Un segundo periodo,
de transición, durante el cual 1as películas manillestan cambios de comporta-
miento. radicalización de posturas en cuanto al entorno I en relación consigo
mismo, que se hacen visibles en e1 ciontinlo récnico r forntal. en 1o que podrí-
¡rmos llamar el lado artesanal en el mane jo c1e 1 oticro
10 Roberto Gavaldón
y el universo perso-
Un tercer periodo, de despliegue, en el que los relatos
y reventando 1o que en
nal de Gavaldón se funden en uno solo, subvirtiendo
un primer periodo fue rePlegado'
revisadas
si bien todas las peiculas a las que se hace referencia fueron
a partir de copias en video;
en copias de 35 mm, el trabajo cotidiano se hizo
que acompaña este
po. razón \a mayor parte del material iconográfico
"rucorresponde a imágenes obtenidas en monitores de televisión, lo que
irabajo
del encuadre
comá ,ub"mos modifica en buena medida las características
-nuestrashipótesisSeconstruyenapartirdeltrabajodirectosobrefotogra-
masen35mm-,peroconsiderandoqueelmaterialiconográficoessolamen-
tedeapoyoreferencial,preferimosconservarciertauniformidadyaqueno
de los
,i"*pr" se.pudo disponer de las copias para obtener la reproducción
fotogramas.
propia fragmentación
La numeración de los planos corresponde a nuestra
de las escenas, ya que ro ,i"*p'" se pudo contar
con los guiones originales'
loquehubierapermitidout\lizatlanumeraciónoriginaldelosplanos'Eltra-
bajo, además, se refiere a versiones finales de películas terminadas'
Laeleccióndelaspelículasaquesehacereferenciaessubjetiva,peroco-
rrespondealasnecesidadesqueeldesarrollomismodeltrabajofueexigien-
do. incluir, o dejar de incluir, otras tantas películas de
Gavaldón que nos inte-
a lo sumo las enri-
resan no modificaría sustancialmente nuestfas hipótesis,
quecería haciendo surgir otros subtemas comunes'
tienen la inten-
Las hipótesis que aquí se ofrecen, parciales e incompletas'
cióndeprovocarqoer.rrjanotrosestudiosmáscompletos'desdeelpuntode
vistadelosrealizadoresodequienseintereseenelcineengeneral,sobreel
mismo Gavaldón o tantos otros realizadores que constituyeron y constituyen
Ia cinematografía mexicana.
a las personas e
Para terminar, queremos asentar nuestro agradecimiento
instituciones que facilitaron nuestra talea'
en 1985' y que
Hugo Bonaldi, con quien primero se habló de este trabajo
nosfacilitólascasettesdelaentrevistaquerealizó(conGustavoGarcía)a
RobefioGavaldón,algunasdecuyasobservacionescompletamos'mástarde'
personalmente,enconversacionesconé1,asícomoeltextoinéditosobreEn
lapalmadetumano,continuacióndelquepublicólarevistaLaorquestaso-
bre La diosa arrodillada.
dramaturgo
Hugo Argüelles, guionista y amigo de Gavaldón' connotado
mexicano a quien grabamos en una fructífera y agradable sesión'
en el texto'
Ambas grabaciones, inéditas, se citan con frecuencia
AdrianaContreras,rea|izadora,quientuvoabienleernuesffotextoycu-
7
yas muy pertinentes observaciones fueron de gran utilidad'
I copias en video de
Alejandro Pelayo, rcalizador, que nos facilitó algunas
películas difíciles de conseguir'
lntroducción 1'l
Gilberto Macedo, editor y realizador, por su incanzable trote en la locali-
zación de algunas de las copias.
Marcela Zifiga, por sus revisiones del texto, correcciones de ortografía,
estilo, tipografía y observaciones sobre el orden de los párrafos.
La Cineteca Nacional, que puso a nuestra disposición las películas exis-
tentes dentro de su acervo, así como a la Filmoteca de la UNAM, que tam-
bién nos brindó amplias facilidades en el mismo sentido. Todo esto no hubie-
ra sido posible sin el invaluable apoyo, entusiasmo e interés de los hijos del
realizador: Roberto y Alfredo Gavaldón Arbide, quienes pusieron en nuestras
manos todo el material a su disposición, sin dejar de creer un solo momento
en nuesffo trabajo.
Finalmente a Roberto Gavaldón por haber realizado 1o que consideramos,
globalmente, como uno de los más importantes aportes a la cinematografía
mexicana, y a quien, evidentemente, dedicamos este trabajo en primera ins-
tancia.
Notas
12 Roberto Gavaldón
t
4. Rosauro Castro,
o lavoz de la muerte
1
'14 1B
1C 1D
foto 1
llamado por su compadre, presidente municipal, para enterarse del giro que
han tomado los acontecimientos en su contra. Se detiene y ve una escena de
las marionetas. Un atleta, el "hombre fuerte" de é1 mismo-, se
-metáfora
ejercita sobre la barra, de espaldas y de cabeza, parodia de su situación y anti-
cipación de su propia muerte. A partir de ese momento la situación de Rosau-
ro en la película cambia, invirtiéndose (foto 2).
el interior de la cantina, los hermanos de Pedro Cardosa toman
-En
asiento, para beber un trago antes de ser echados de la cantina por orden de
Rosauro. Uno va vestido de blanco, el otro de negro, el de blanco da las es-
paldas a Rosauro, protegiendo al de negro que se agazapa en un rincón, al
acecho cs el mismo personaje que da la orden de iniciar la balacera más
tarde.
el anuncio de la función de marionetas de Rosete Aranda apa-
-Cuando
rece encendido, cumple su función primaria, directamente diegética. Cuando
Margarita, que ha descubierto el cadáver de su hijo, pasa corriendo por el
pueblo para llevarle la noticia a Rosauro, a casa de la amante, atraviesa por la
feria, tarde y mucho después de que la función terminó, la cámara se emplaza
detrás del letrero mostrándolo en primer plano, apagado, calificando la deso-
lación en el ánimo de la mujer. En El gallo de oro y en El siete de copas,in-
cluso en Camelia, existe una utilización similar de la feria, dormida después
de la función.
orificio de bala en la ventana muerte del hijo de Rosauro-, se
-E,1 -la
relaciona con otros orificios significativos en la obra. Orificio, agujero sobre
la superficie del espejo, "puerta por la que va y viene la muerte" . Es un ot'i-
ficio privilegíado porque perJ'ora una superJ'icie simbólicamente privi-
legiatlal . Este momento, por cierto, nos recordó, posición de cámara incluida,
el hoyo de bala en Ia ventana del auto(fbto 3), en Ia maravillosa escena del
asesinato en una esquina en El testamento del doctor Mabuse (Fritz Lang),
cuya exhibición en México antes de esa fecha y la posibilidad de que Gaval-
dón la viera no pudimos determinar. La relación directa con el cine de Lang
-
foto 3
Escena: La balacera
Duración: 2 minutos 55 segundos, 31 emplazamientos de cámara ligados
entre sí por corte directo.
RC
(Ángel)
x
ventana
1 2
mov¡m¡ento de cámara
diagrama 1
11. fijo
Plano medio,
La cámara, emplazada detrás del niño, con un exterior desafocado y de
pobre profundidad de campo al fondo, marca el inicio de una segunda etapa
en la construcción de la escena. Inevitable recordar el manejo de las espaldas
de Karín la palma- como metáfora. Una escena en Nicholas Ray con-
-En
firma nuestro acuerdo con esa premisa de la espalda: Cuando Ema quema el
salón de Vienna (lohnny Guitar, 1953) quema de la casa, es otro punto
-la
de comunicación entre ambos autores-, sale de ahí, gozando su acto y
ayanza hacia atrás, llegando de espaldas hasta la cáfiara¡' una vez ahí, se gira.
delavox poplzll se amplía, sin que por ello interfiera en el espacio de 1o indi-
vidual. En términos de la nar:ración. en ese momento Chabelo es informado
de la muerte de Pedro cuñado-, y nosotros espectadores tenemos la po-
-su
sibilidad de encontrar otro interlocutor que no sea Rosauro Castro, o sea un
antagonista. Al convertirse la línea que va de la mirada de Chabelo a la mira-
da del chofer en un ángulo, con la mirada de Chabelo al recepcionista del au-
tobús, la dinámica social que achica al individuo, da cabida a la duplicación
del interlocutor, convirtiéndolo así, de personaje circunstancial, en represen-
tación simbólica de la población entera, voz y representación de la globali-
dad. El grupo encuentra representante, y el representante se vincula con sus
representados. El rigor de la composición hace funcionar a los elementos en
juego, como es difícil encontrar en el cine mexicano de ese entonces, ya que
Ia composición no es épica, como es común en el cine de Emilio Femández,
por ejemplo, que amplifica siempre al máximo las manifestaciones de diná-
mica social, basándose en la plasticidad de la luz o en el peso de las muy pro-
nnnciadas perspectivas.
Si dividimos el encuadre por la mitad, vemos cómo el espacio de la iz-
quierda está calificando al personaje, a nivel de la composición, de una mane-
ra distinta que el espacio de Ia derecha. El individuo solo, aislado ls vg
-5s
achicado por la masa que representa la pared del autobús-, no significa na-
da, no puede nada; por otro lado, el chofer, inicialmente solo y posteriormen-
te en compañía del personaje que viene a recibir al autobús, gracias a la faci-
lidad que ofrece un espacio abierto, es más fuerte, ya que cuenta con mayor
movilidad para hacerse acompañar y poder actuar de esa manera. Este plano
es toda una lección de diégesis y expresión funcionando simultáneamente, o
sea: continuidad del relato y expresión de una visión personal de las fuerzas
sociales en juego (diagrama 2). En Rosauro Castro, la relación Gavaldón-Re-
vueltas alcanza su más amplio nivel de comunicación, y se plantea la cuestio-
ne social yendo más allá de las afinidades electivas del principio.
Tenemos otro ejemplo (diagrama 3) en donde la luz juega un papel deter-
La otra
Cinco emplazamientos de cámara (fragmento de escena, el segundo nú-
mero corresponde al que utilizamos en el capítulo 1)
4 E
foto 5