Antología Poética Sor Juana

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 11

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

Soneto 145

Éste que ves, engaño colorido,

que, del arte ostentando los primores,


con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;

éste, en quien la lisonja ha pretendido


excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,

es un vano artificio del cuidado,


es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:

es una necia diligencia errada,


es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.
1
El tema es el “tempus fugit ” o la fugacidad del tiempo y de todo lo material, la autora
expresa que el retrato de una persona es engañoso, puesto que con el tiempo la belleza y la
juventud desaparecen y por ello no son algo valioso para ella. Como en todos los sonetos
clásicos, aparece en el último verso: "es cadáver, es polvo, es sombra, es nada". Surge
enfatizado por la acumulación de figuras en los tercetos.
Se trata de un soneto endecasílabo, de rima consonante, con esquema ABBA en ambos
cuartetos y COC OCO en los tercetos.

Soneto 146

En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?

¿En qué te ofendo, cuando sólo intento

poner bellezas en mi entendimiento

y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas,

y así, siempre me causa más contento

poner riquezas en mi entendimiento

que no mi entendimiento en las riquezas.

Yo no estimo hermosura que vencida

es despojo civil de las edades

ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor en mis verdades

consumir vanidades de la vida

1
Tempus fugit (el tiempo huye, el tiempo se escapa, el tiempo vuela) es una locución latina que hace
referencia explícita al veloz transcurso del tiempo.
que consumir la vida en vanidades.

El soneto anterior expresa el sentimiento de opresión al que estaba sometida Sor Juana y
otros artistas criollos a los que la corte y la iglesia les prohibía leer ciertos libros y los
limitaba a escribir solo “poesías por encargo”. No se le permitía al criollo pensar con
conciencia crítica sobre problemas sociales y políticos de su realidad. Debían solo limitarse
a acatar las órdenes de la metrópoli, se impone un clima de aceptación y quietud. No se
permitía la iniciativa personal y el pueblo debe atenerse a las soluciones dadas por las
instituciones mencionadas. La corte poseía todos los privilegios y la aristocracia española
era dueña de la riqueza y los derechos civiles y sociales. En este contexto Sor Juana escribe
sus sonetos.

Ella tiene humildad sin ambición y prefiere nutrirse de conocimientos y no de riquezas


materiales.
Soneto 148
Escoge antes el morir que exponerse
a los ultrajes de la vejez

Miró Celia una rosa que en el prado


ostentaba feliz la pompa vana
y con afeites de carmín y grana
bañaba alegre el rostro delicado;

y dijo: "Goza, sin temor del Hado,


el curso breve de tu edad lozana,
pues no podrá la muerte de mañana
quitarte lo que hubieres hoy gozado;

y aunque llega la muerte presurosa


y tu fragante vida se te aleja,
no sientas el morir tan bella y moza:

mira que la experiencia te aconseja


que es fortuna morirte siendo hermosa
y no ver el ultraje de ser vieja."
2
En este soneto también se aborda el tópico del “tempus fugit” del cual deriva el “carpe diem
” o aprovecha el momento otro tópico que se refleja en el siguiente fragmento: "Goza, sin
temor del Hado, el curso breve de tu edad lozana, pues no podrá la muerte de mañana quitarte
lo que hubieres hoy gozado”, el yo lírico incita a la rosa a disfrutar de la juventud porque es
efímera. Se observa la contraposición de juventud/vejez y la belleza vista como sinónimo.

Soneto 168
Al que ingrato me deja busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.

Al que trato de amor hallo diamante,


y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante
si a este pago, padece mi deseo;

si ruego a que, mi pundonor enojo;


de entre ambos modos infeliz me veo.
pero yo por mejor partido escojo,
de quien no quiero ser violento empleo,
que de quien no me quiere vil despojo.

2
Carpe diem es una locución latina que literalmente significa 'toma el día', que quiere decir
'aprovecha el momento', en el sentido de no malgastarlo. Fue acuñada por el poeta romano Horacio.
En este soneto Sor Juana presenta a un yo lírico que se enamora de aquel que no la quiere y
que a su vez es pretendida por alguien a quien no ama. Finalmente, prevalece la razón y elige
ser violento empleo de quien la ama y no vil despojo. El tema es el desamor y la razón que
que prevalece a la pasión.
En los sonetos de Sor Juana aparece un lenguaje artificioso, ornamental y preciosista. Se
utiliza el doble sentido, el retruécano, la paradoja, imágenes sensoriales, metáforas y
alteraciones sintácticas. El estilo es suntuoso y pretende ostentar ingenio y originalidad
propio del barroco hispanoamericano, se busca imitar al barroco español (Góngora y
Quevedo). También abundan los cultimos léxicos.

RUBÉN DARÍO
Nacido como Félix Rubén García Sarmiento en Nicaragua en 1867, es hoy mundialmente
conocido por su seudónimo: Rubén Darío. Referente del modernismo en nuestro idioma por
su obra "Azul...", en sus poemas se perciben fuertes influencias de escritores franceses. Fue
también representante de su país en el exterior ostentando distintos cargos, haciéndose
evidente su compromiso sociopolítico también en sus obras como en "A Colón". Son otras
obras fundamentales "Sonatina", "Lo fatal" y "Canción de otoño en primavera".
Yo persigo una forma
Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,
botón de pensamiento que busca ser la rosa;
se anuncia con un beso que en mis labios se posa
el abrazo imposible de la Venus de Milo.

Adornan verdes palmas el blanco peristilo;


los astros me han predicho la visión de la Diosa;
y en mi alma reposa la luz como reposa
el ave de la luna sobre un lago tranquilo.

Y no hallo sino la palabra que huye,


la iniciación melódica que de la flauta fluye
y la barca del sueño que en el espacio boga;

y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente,


el sollozo continuo del chorro de la fuente
y el cuello del gran cisne blanco que me
interroga.
Este poema pertenece a ​Prosas profanas publicado por primera vez en 1896. Este conjunto
de poemas conforma un manifiesto, en el que se busca originalidad expresiva, aparece el
parnasianismo (búsqueda de perfección formal), se presenta una transposición de las artes
como la escultura. Se percibe un escapismo, una evasión como manera de sobrellevar la vida
cotidiana gris y ordinaria. La visión del poeta del modernismo está en contra del materialismo
burgués de la vulgaridad, de la chabacanería y del consumismo. El simbolismo aparece en la
 música (Verlaine: “música ante todo y siempre”. En lo esencial, el modernismo sigue siendo
fiel los arquetipos emocionales del romanticismo, tiene una gran importancia la naturaleza y
los cultismos que lo hacen un arte aristocrático.

Yo soy aquel que ayer no más decía


[Poema - Texto completo.]

Rubén Darío
–I–

Yo soy aquel que ayer no más decía


el verso azul y la canción profana,
en cuya noche un ruiseñor había
que era alondra de luz por la mañana.

El dueño fui de mi jardín de sueño,


lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos;

y muy siglo diez y ocho y muy antiguo


y muy moderno; audaz, cosmopolita;
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
y una sed de ilusiones infinita.
Yo supe del dolor desde mi infancia,
mi Juventud… ¿fue juventud la mía?
Sus rosas aún me dejan su fragancia,
una fragancia de melancolía…

Potro sin freno se lanzó mi instinto,


mi juventud montó potro sin freno;
iba embriagada y con puñal al cinto;
si no cayó, fue porque Dios es bueno.

En mi jardín se vio una estatua bella;


se juzgó mármol y era carne viva;
un alma joven habitaba en ella,
sentimental, sensible, sensitiva.

Y tímida ante el mundo, de manera


que encerrada en silencio no salía,
sino cuando en la dulce primavera
era la hora de la melodía…

Hora de ocaso y de discreto beso;


hora crepuscular y de retiro;
hora de madrigal y de embeleso,
de «te adoro», de «¡ay!» y de suspiro.

Y entonces era en la dulzaina un juego


de misteriosas gamas cristalinas,
un renovar de notas del Pan griego
y un desgranar de músicas latinas,

con aire tal y con ardor tan vivo,


que a la estatua nacían de repente
en el muslo viril patas de chivo
y dos cuernos de sátiro en la frente.

Como la Galatea gongorina


me encantó la marquesa verleniana,
y así juntaba a la pasión divina
una sensual hiperestesia humana;

todo ansia, todo ardor, sensación pura


y vigor natural; y sin falsía,
y sin comedia y sin literatura…
si hay un alma sincera, esa es la mía.

La torre de marfil tentó mi anhelo;


quise encerrarme dentro de mí mismo,
y tuve hambre de espacio y sed de cielo
desde las sombras de mi propio abismo.

Como la esponja que la sal satura


en el jugo del mar, fue el dulce y tierno
corazón mío, henchido de amargura
por el mundo, la carne y el infierno.

Mas, por gracia de Dios, en mi conciencia


el Bien supo elegir la mejor parte;
y si hubo áspera hiel en mi existencia,
melificó toda acritud el Arte.

Mi intelecto libré de pensar bajo,


bañó el agua castalia el alma mía,
peregrinó mi corazón y trajo
de la sagrada selva la armonía.

¡Oh, la selva sagrada! ¡Oh, la profunda


emanación del corazón divino
de la sagrada selva! ¡Oh, la fecunda
fuente cuya virtud vence al destino!

Bosque ideal que lo real complica,


allí el cuerpo arde y vive y Psiquis vuela;
mientras abajo el sátiro fornica,
ebria de azul deslíe Filomela.

Perla de ensueño y música amorosa


en la cúpula en flor del laurel verde,
Hipsipila sutil liba en la rosa,
y la boca del fauno el pezón muerde.

Allí va el dios en celo tras la hembra,


y la caña de Pan se alza del lodo;
la eterna Vida sus semillas siembra,
y brota la armonía del gran Todo.

El alma que entra allí debe ir desnuda,


temblando de deseo y de fiebre santa,
sobre cardo heridor y espina aguda:
así sueña, así vibra y así canta.

Vida, luz y verdad, tal triple llama


produce la interior llama infinita;
El Arte puro como Cristo exclama:
Ego sum lux et veritas et vita!

Y la vida es misterio; la luz ciega


y la verdad inaccesible asombra;
la adusta perfección jamás se entrega,
Y el secreto Ideal duerme en la sombra.

Por eso ser sincero es ser potente.


De desnuda que está, brilla la estrella;
el agua dice el alma de la fuente
en la voz de cristal que fluye d’ella.

Tal fue mi intento, hacer del alma pura


mía, una estrella, una fuente sonora,
con el horror de la literatura
y loco de crepúsculo y de aurora.

Del crepúsculo azul que da la pauta


que los celestes éxtasis inspira,
bruma y tono menor -¡toda la flauta!,
y Aurora, hija del Sol -¡toda la ira!

Pasó una piedra que lanzó una honda;


pasó una flecha que aguzó un violento.
La piedra de la honda fue a la onda,
y la flecha del odio fuese al viento.

La virtud está en ser tranquilo y fuerte;


con el fuego interior todo se abrasa;
se triunfa del rencor y de la muerte,
y hacia Belén… ¡la caravana pasa!
En este poema se refleja la tristeza y desilusión que vivió Rubén Darío en su juventud a pesar
de las primaverales sonrisas. El yo lírico es sincero, su poesía es desnuda. Aparece un poder
invencible y dominante de los sentidos. Hay una búsqueda del ideal poético por parte de
Rubén Darío, una sed de belleza pura, en la que el abismo es la vulgaridad, la chabacanería,
el materialismo y la angustia que genera el sinsentido de la vida.

También podría gustarte