Dilema 1

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Dilema 1

Un psicólogo que se desempeña en un colegio obtiene información


potencialmente conflictiva para la familia de una menor de edad en entorno
escolar. Considera que es probable que la información genere situaciones
familiares inconvenientes para la menor, dadas las características conductuales de
los padres quienes suelen reaccionar de forma explosiva y poco proactiva ante
eventos similares. Sin embargo, no puede omitir esa información a los padres en
atención a la gravedad de los hechos y los riesgos que implica para la misma
menor.

En el caso anterior hay un conflicto entre principios: informar y atentar contra el


respeto a las personas y su dignidad que se expresa en la obligatoriedad de
confidencialidad, o no informar y atentar contra el principio ético de justicia que
obliga a respetar el derecho de los padres a estar informados sobre la intervención
a la menor.

Este puede considerarse un dilema ético ya que:

1. La confidencialidad es un principio de decisión ética que afecta tanto la


obligación de respetar el derecho de las personas a su intimidad y su
dignidad como la beneficencia, porque altera la construcción de relaciones
terapéuticas fundadas en la confianza.
2. La confidencialidad ha sido valorada de forma tan destacada en la tradición
ética psicológica que en varios códigos éticos, por ejemplo, el de la APA, y
en Colombia los artículos 10, 23, 24 y 25 de la Ley 1090 de 2006, se obliga
al terapeuta a su seguimiento, con la sola excepción del riesgo objetivo de
la vida del paciente o terceros, previa aclaración al usuario de los límites de
la confidencialidad, entendida como la aclaración sobre en cuáles casos el
profesional se verá obligado a reportar la situación a los organismos o
personas competentes para conocer el riesgo y tomar las medidas
pertinentes.
3. Hay una situación dilemática aparente: la comunicación psicológica es un
proceso articulado que va más allá de la simple transmisión de una
información. La comunicación psicológica incluye una preparación del
escucha, selección de la información relevante a comunicar y seguimiento
de los procesos que esa información genera. Cuando un psicólogo realiza
una intervención de comunicación, atiende a diversos puntos clínicos: a)
Establece los objetivos esperados de la información a comunicar y valora
las consecuencias potenciales. b) Adapta la información a la capacidad de
comprensión del escucha, como por ejemplo cuando brinda información
tendiente a obtener el consentimiento informado. c) Establece una serie de
pasos temporales, que incluyen la preparación adecuada del escucha para
manejar la información de forma proactiva y no reactiva. d) Se limita a la
información necesaria, excluyendo datos clínicos específicos, propios del
entorno profesional. En otras palabras, selecciona los puntos específicos
relacionados con los objetivos de la comunicación. e) Realiza un
seguimiento de los procesos que genera o modifica la información ofrecida.
La comunicación profesional no implica la revelación total, directa y literal
de la información técnica.
4. Así, el tiempo de comunicación y el contenido específico está contenido en
un tiempo profesional que incluye la preparación de los receptores del
mensaje. La intervención inicia desde el momento que atiende, en el caso
que nos ocupa, a la muchacha, continúa en el proceso de preparación a los
padres y culmina luego de un período de seguimiento y soporte.
Este no es un dilema ético perfecto como suele ocurrir en muchos de los casos a
los que se enfrenta el psicólogo en la práctica profesional si no está atento a
plantear “terceras vías” de solución, para encrucijadas que parecen proponer sólo
dos salidas. Así, el profesional debería establecer más un proceso técnico de
comunicación y no limitarse a dirimir entre informar o contener toda la información.
La respuesta es una tercera vía: una comunicación orientada al bienestar del
muchacho, preparando previamente a los padres y estableciendo un plan de
seguimiento que promueva la beneficencia. De esta forma, se elimina el supuesto
dilema, orientándose la acción a la planeación de una intervención profesional.
Con frecuencia la situación involucra relaciones confusas en las que se hacen
presentes obligaciones que oponen principios por las demandas de roles diversos
como en el caso de las relaciones duales.

1. Dilema de Heinz

Uno de los dilemas éticos más conocidos es el dilema de Heinz, propuesto por Kohlberg
para analizar el nivel de desarrollo moral de los niños y adolescentes (infiriéndose a
partir del tipo de respuesta, el porqué de la respuesta dada, el nivel de obediencia a las
normas o la relativa importancia que pueda tener su seguimiento en algunos casos). Este
dilema se presenta de la siguiente manera:

“La mujer de Heinz está enferma de cáncer, y se espera que muera pronto si no se hace
nada por salvarla. Sin embargo, existe un medicamento experimental que los médicos creen
que puede salvar su vida: una forma de radio que un farmacéutico acaba de descubrir.
Aunque esta sustancia es cara, el farmacéutico en cuestión está cobrando muchas veces más
cantidad de dinero de lo que le cuesta producirla (le cuesta 1.000 dólares y cobra 5.000).
Heinz reúne todo el dinero que puede para comprarla, contando con la ayuda y el préstamo
de dinero de todos sus conocidos, pero solo alcanza a reunir 2.500 dólares de los 5.000 que
cuesta el producto. Heinz acude al farmacéutico, a quien le dice que su esposa se muere y a
quien le pide que le venda el medicamento a menor precio o que le deje pagar la mitad más
tarde. El farmacéutico sin embargo se niega, aduciendo que debe ganar dinero con él ya que
ha sido quien lo ha descubierto. Dicho esto, Heinz se desespera y se plantea robar la
medicina.” ¿Qué debería hacer?

 Artículo relacionado: "La teoría del desarrollo moral de Lawrence Kohlberg"

2. Dilema del tranvía

El dilema del tranvía o del tren es otro clásico entre los dilemas éticos/morales, creado por
Philippa Foot. En este dilema se propone lo siguiente:

“Un tranvía/tren circula fuera de control y a toda velocidad por una vía, poco antes de un
cambio de agujas. En esta vía hay atadas cinco personas, que morirán si el tren/tranvía les
alcanza. Tú te encuentras delante del cambio de agujas y tienes la posibilidad de hacer que
el vehículo se desvíe a otra vía, pero en el que se encuentra atada una persona. Desviar el
tranvía/tren hará que muera una persona. No hacerlo, que mueran cinco. ¿Qué harías?”

Este dilema dispone además de múltiples variantes, pudiendo complicar en gran medida


la elección. Por ejemplo, la elección puede estar en que puede detener el tranvía, pero ello
hará que descarrile con una posibilidad del 50% de que todos sus ocupantes mueran (y 50%
de que todos se salven). O se puede buscar más la implicación emocional del sujeto:
proponer que en una de las vías hay cinco o más personas que morirán si no se hace nada y
en la otra una, pero que esta una es la pareja, hijo/a, padre/madre, hermano/a o familiar del
sujeto. O bien un niño.

3. Dilema del prisionero

El dilema del prisionero es uno de los dilemas empleados por John Nash para explicarlos
incentivos y la importancia de las decisiones no solo propias sino también ajenas para
obtener determinados resultados, siendo necesaria la cooperación para lograr el mejor
resultado posible. Aunque es más económico que ético, también tiene implicaciones en
este sentido.

El dilema del prisionero propone la siguiente situación:

“Dos presuntos delincuentes son detenidos y encerrados, sin que puedan comunicarse entre
sí, ante la sospecha de su implicación en un robo a un banco (o un asesinato, dependiendo
de la versión). La pena por el delito es de diez años de cárcel, pero no existen pruebas
palpables de la implicación de ninguno en estos hechos. La policía le propone a cada uno
de ellos la posibilidad de salir libre si delata al otro. Si los dos confiesan el crimen
cumplirán cada uno seis años de prisión. Si uno lo niega y el otro proporciona pruebas de la
implicación de éste, el informador saldrá en libertad y el otro será condenado a los diez
años de cárcel. Si los dos niegan los hechos, ambos permanecerán en prisión un año.”

En este caso, más que de moral estaríamos hablando de las consecuencias de cada acto
para uno mismo y para el otro y de cómo el resultado depende no solo de nuestra
actuación sino también de la ajena.

4. El ladrón noble

Este dilema plantea lo siguiente:

“Somos testigos de cómo un hombre roba un banco. Sin embargo, observamos que el
ladrón no se queda el dinero, sino que lo entrega a un orfanato que carece de recursos para
sustentar a los huérfanos que en él viven. Podemos denunciar el robo, pero si lo hacemos es
probable que el dinero que el orfanato ahora puede usar para alimentar y cuidar a los niños
tenga que devolver lo robado”.

Por un lado, el sujeto ha cometido un delito, pero por otro lo ha hecho por una buena
causa. ¿Qué hacer? El dilema puede complicarse si se añade, por ejemplo, que durante el
atraco al banco ha muerto una persona.

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