Luis Ospina Enrique Ortiga
Luis Ospina Enrique Ortiga
Luis Ospina Enrique Ortiga
JUANA SUÁREZ
LUIS OSPINA: TODO COMENZÓ POR EL ARCHIVO
NÚM. 008
LOS CUADERNOS DE CINEMA23 están pensados para recopilar y registrar el
conocimiento, la experiencia y el pensamiento relacionados al cine. Tienen
el fin de salvaguardar, compartir y promover la cultura y el quehacer
cinematográficos en América Latina y la Península Ibérica. Esta publicación
es posible gracias a la participación de los integrantes de CINEMA23.
memorias
JUANA SUÁREZ
JUANA SUÁREZ
Juana Suárez combina profesiones como investigadora y crítica de cine, archivista de cine
y otros medios y gestora cultural. Es autora de Sitios de contienda. Producción cultural y el LUIS OSPINA: TODO COMENZÓ POR EL ARCHIVO
discurso de la violencia (Iberoamericana-Vervuert, 2010) y Cinembargo Colombia. Ensayos
críticos sobre cine y cultura colombiana (Cali, Universidad del Valle, 2009), publicado en
inglés (Palgrave Macmillan, 2012); y coeditora de Humor in Latin American Cinema (Pal-
grave Macmillan, 2015). En la actualidad, adelanta un proyecto de investigación titulado
Film Archives, Cultural History and the Digital Turn in Latin America (Los archivos de cine,
la historia cultural y el giro digital en América Latina) y una investigación sobre cineastas
colombianos radicados fuera del país, titulada Memoria Nacional / Movilidad transnacio-
nal: la experiencia fílmica colombiana en el extranjero en años recientes. Ha trabajado con
los archivos de la Biblioteca Pública para las Artes Escénicas (New York Public Library for
the Performing Arts), Anthology Film Archives y el Centro de Estudios Puertorriqueños de
la Universidad de la Ciudad de Nueva York (cuny). Ha sido organizadora y colaboradora
asidua del programa apex de intercambio de archivos de la Universidad de Nueva York
(Colombia, Uruguay, Argentina, Chile, 2013-2016). Coordinó la restauración y pre-
sentación de las películas de Carlos Mayolo. Es la asesora principal del actual proyecto
de rescate de la serie Yuruparí y directora asociada de Second Run Media Preservation.
Más información www.cinembargojuana.com
Todo comenzó por el fin (2015), del director colombiano Luis Ospina, es una suerte de
testamento fílmico que rinde cuenta sobre su aproximación al oficio del cine, celebra
LOS CUADERNOS DE CINEMA23 | LUIS OSPINA: TODO COMENZÓ POR EL ARCHIVO | NÚM.008
la memoria de sus amigos cercanos Carlos Mayolo y Andrés Caicedo y da su versión
© 2016 LA INTERNACIONAL CINEMATOGRÁFICA, IBEROCINE, A.C. de la gesta creativa del Grupo de Cali. El legado de los dos cineastas y del escritor y, en
www.cinema23.com forma relativa, la impronta de dicho grupo han logrado trascender y permanecer en el
tiempo gracias al trabajo de archivista al azar e innato que es Luis Ospina. Todo comenzó
Director de Cinema23 | Diretor de Cinema23 | Ricardo Giraldo
Editora en jefe | Editora-chefe | Paula Villanueva Rabotnikof
por el fin no habría sido posible si el cineasta no hubiera asumido el trabajo de albacea de
Traducción al portugués | Tradução para portugués | Claudia Dias Sampaio su generación. En su discurso durante el homenaje en el Festival Internacional de Cine
Diseño de portada y formación | Desenho da capa e diagramação | Another Company de Cartagena de Indias (ficci, 2016), Ospina cita 46 años de carrera con 32 películas
Basado en el diseño editorial de | Baseado no desenho editorial de Cítrico Gráfico realizadas. De esos años y los precedentes, hay un extenso archivo que Ospina viene
LOS CUADERNOS DE CINEMA23, idea de Alejandro Lubezki
organizando, haciendo de su vida biblioteca y videoteca.
© Texto Luis Ospina: Todo comenzó por el archivo: Juana Suárez Todo comenzó por el fin despliega ese archivo y lo pone en conversación con docu-
mentos y materiales tomados del archivo y la memoria de algunos de sus contemporáneos.
Fotografías e imágenes: Archivo Luis Ospina Este documental no sería posible sin una revisión exhaustiva de Ospina a su propio archivo
Agradecimientos | Agradecimentos: Luis Ospina por ceder fotos de su archivo y colaborar con la
y sin excavar los anaqueles y memoria de ese grupo que, a decir de Katia González, per-
identificación de las mismas, Ángela Santamaría por su trabajo editorial, Katia González y Enrique Ortiga tenece “a una generación cuya mirada fue testigo de la transformación urbana de Cali”1.
por sus valiosas observaciones. Por supuesto no se trata de revelar archivos completamente desconocidos. Sobre
Todos los errores o imprecisiones son de la autora. Ospina parecería que no queda mucho por decir o escribir. Por un lado, sólo listando los
ISBN LOS CUADERNOS DE CINEMA23 978-607-96423-0-3
últimos dos años, ha recibido homenajes en festivales y se han hecho retrospectivas en el
ISBN NÚM.008 978-607-97230-3-3 Festival Internacional de Cine de la unam (ficunam) y la Cineteca Nacional de México
(2015), Museo Reina Sofía y Filmoteca de Cataluña (España, 2015), Tate Modern Gallery
Publicación gratuita, prohibida su comercialización. (Inglaterra, 2015), Festival Transcinema (Perú, 2016), Festival Pachamama (Brasil, 2016),
Queda estrictamente prohibida la reproducción total
o parcial de los contenidos e imágenes de esta publicación
Cinemateca La Tertulia, Cinemateca Distrital en Bogotá y ficci (Colombia, 2016) y el
sin previa autorización del editor. Festival Internacional de Cine Documental, edoc (Quito, 2016).
CINEMA23 celebra las diferentes opiniones de sus integrantes. Estos homenajes han sido acompañados por copioso material de prensa, impreso o
virtual. Por otro lado, Ospina es uno de los directores colombianos que más ha generado
Este cuaderno se terminó de imprimir en junio de 2016.
El tiraje constó de 1500 ejemplares.
crítica desde sectores periodísticos, culturales y académicos. Se suma a esto un incontable
Impreso en México | 2016 1 González Martínez, Katia, Cali, ciudad abierta. Arte y cinefilia en los años setenta, Bogotá, Tangrama,2012, p. 15.
el mismo (Juan Orol y Arturo Ripstein), derivando finalmente en el neo-noir de los Coen,
los Pace y los Wachowski17. Como la describe el director, ésta es la película de un cinéfilo.
Soplo de vida sucede en Bogotá, con locaciones en la céntrica Plaza de las Nieves,
La Candelaria y sus alrededores y con apartados en pueblos circunvecinos a Armero,
población devastada por la erupción del Volcán Nevado del Ruiz en 1985. Las imágenes
de apertura son tomadas del archivo histórico de esa tragedia. Soplo de vida cuenta la
historia de Golondrina (Flora Martínez), una mujer que huye del lugar y quien prota-
goniza varias historias de amor, todas fatídicas. La historia macro es su relación con su
protector, Medardo Ariza (Álvaro Ruiz), un político en campaña electoral implicado en
negocios turbios con paramilitares, influencias políticas, corrupción y abusos de poder
del que se desprende toda la narrativa. Golondrina sobrevive su tragedia en medio del
sopor y el éxtasis sexual; dama fatal, se va convirtiendo en madre, niña y amante para
todas las figuras masculinas que convergen en la historia, además de Ariza: el detective
Emerson Fierro (Fernando Solórzano), el boxeador en retirada (Edgardo Román), el torero
en decadencia (Juan Pablo Franco) y un ciego que oscila entre informante y vigilante de
Golondrina (César Mora).
Entre los dos largometrajes de ficción de Ospina, hay 16 años de diferencia, una
brecha que habla de las dificultades por mantener una continuidad en la industria del
cine colombiano y, al mismo tiempo, señala diferentes modos de producción para su
supervivencia. El primero, Pura sangre, fue producido dentro del sistema de préstamos de
focine. Al no poder cancelar las deudas, la mayoría de cineastas entregaron sus películas
bajo la figura legal de “dación”, renunciando a los derechos patrimoniales. El segundo
ilustra las peripecias de los directores colombianos que, ante el cese de focine en 1993,
decidieron aventurarse por formas de producción independientes y renunciaron a la
opción de sobrevivir haciendo televisión.
17 Ver la cita extensa sobre su relación con el género negro y el trabajo de estos directores en “Mi último soplo.
¿Qué es un soplo de vida?” Oiga/vea: sonidos e imágenes de Luis Ospina, Cali: Universidad del Valle, 2011,
Pura sangre (1982) p. 229-245. Originalmente publicado en Número, n.º 23. (septiembre-noviembre 1999).
Cada uno de estos retratos merecería un apartado singular que no cabe dentro de
estas páginas. Nuestra película es un documental que no se menciona en Todo comenzó
por el fin pero que tiene que ver con grandes obsesiones allí planteadas: la enfermedad
y la muerte. Con un dispositivo fílmico que recuerda Lightning Over Water (Relámpago
sobre el agua), la película de Wim Wenders sobre la enfermedad de Nicholas Ray (1980),
Nuestra película se origina en un acuerdo con el pintor Lorenzo Jaramillo de filmarlo antes
de la inexorabilidad de su deceso, en su intimidad, ante el desgaste de sus sentidos. Es
un pacto de generosidad mutua entre el pintor y el cineasta, en el cual Ospina “cede” en
forma figurativa su rol de director para que Jaramillo decida cómo organizar su narrativa
y qué textos y conversaciones incorporar. Los chiaroscuros y la limitación a pocos espacios
caseros como la recámara y la sala de la casa de Jaramillo producen una textura afectiva
que impregna el tono de la película. La penumbra ofrece una protección singular a ese
cuerpo de Jaramillo que se va desvaneciendo, que se está apagando.
Por el contrario, en Todo comenzó por el fin, el cuerpo enfermo del director se
presenta a la luz del discurso científico construido con material de archivo educacional
y explicaciones del médico; el discurso jurídico se cuela en las divagaciones sobre las im-
plicaciones de lo que podría pasar si Ospina falleciera antes del “fin”. Las referencias a la
enfermedad del magnate Hurtado en Pura sangre y al cáncer de Ariza en Soplo de vida se
concatenan en forma lúdica con la circunstancia para restar solemnidad al contexto. Son
guiños de ironía, navegaciones entre dos cuerpos, el ajeno y el propio, que se dan como
telón para escrituras de la ruina.
Esas escrituras de la ruina ya estaban presentes en La desazón suprema: retrato ince-
sante de Fernando Vallejo (2003), un documental sobre el polémico escritor colombiano.
Estructurado como un libro con prólogo y nueve capítulos, cada uno con un epígrafe,
el documental oscila entre la cotidianidad de Vallejo en México y un regreso temporal a
Medellín. La nostalgia por la ciudad perdida de la infancia y por un orden colonial que
ha sucumbido a la expansión de las ciudades es algo común entre la visión del pasado
del escritor y visiones del pasado y presente de Cali que se cuelan en varios documentales
Nuestra película (1993) de Ospina.
Aunque Logoi, una gramática del lenguaje literario, había sido publicado en 1983 y
A partir de esta clasificación, Todo comenzó por el fin es un trabajo que puede ubicarse le sigue una extensa gama de novelas, Vallejo era poco leído en Colombia. La publicación
en varios compartimientos del archivo; al fin y al cabo, éste es un retrato personal, de de La virgen de los sicarios en 1994 y su adaptación para el cine en 2001 (dirigida por
generación, de cineastas, del Grupo de Cali y de un momento del cine, de la historia del Barbet Schroeder) pusieron su obra literaria en primera plana. Los textos incendiarios de
cine colombiano. Otro grupo de retratos que conforman una trilogía de los oficios son La desazón suprema, usualmente montados sobre archivo histórico de diferentes momentos
los tres documentales Al pie, Al pelo y A la carrera (1991). A Ospina le interesa el espacio de las violencias colombianas, han puesto su cuota en la canonización de Vallejo como
de intercambio que abre el trabajo de lustrabotas, peluqueros y taxistas. Ospina explica: escritor maldito. La otra contribución es el rescate de las películas de la interrumpida
“Ellos, a su manera, también son comunicadores sociales; en el desarrollo de su actividad carrera de Vallejo como cineasta. Al regresar de sus estudios de cine en Italia, Vallejo hizo
reciben y transmiten información muy variada de un amplio espectro social”21 . un par de documentales comisionados en Colombia y luego, ya radicado en México, filmó
Crónica roja (1979), En la tormenta (1980) y Barrio de campeones (1981). Estas películas,
21 “Vini, video, vici.”, Op. cit., p. 179. guardadas en un baúl junto a películas caseras y a materiales de audio de diferente origen