Flyvbjerg Bent-Cinco Equivocos Sobre La Investigacion
Flyvbjerg Bent-Cinco Equivocos Sobre La Investigacion
Flyvbjerg Bent-Cinco Equivocos Sobre La Investigacion
Bent Flyvbjerg
Introducción
CUANDO ME INTERESÉ POR VEZ PRIMERA EN LA INVESTIGACIÓN profunda basada
en estudios de caso, lo que trataba de comprender era cómo el poder y la
racionalidad se determinan recíprocamente y configuran los entornos ur-
banos en los que vivimos (Flyvbjerg, 1998a). Me parecía evidente que para
comprender un tema tan complejo se requería de ese tipo de investigación
profunda. Sin embargo, también era claro que mis profesores y colegas no
cesaban en su intento de disuadirme de utilizar esta metodología de investi-
gación.
"No puedes generalizar a partir de un solo caso", decían algunos, "y las
ciencias sociales consisten en generalizar". Otros afirmaban que los estudios
de caso quizá sean apropiados para estudios piloto, pero no para esquemas de
investigación propiamente dichos. Y otros más consideraban que los estu-
dios de caso son subjetivos y dan amplio margen para que el investigador
haga sus propias interpretaciones. Por tanto, la validez de los estudios de
caso es deficiente, aseguraban.
Al principio no sabía cómo responder a esas críticas, que sin duda
partían del saber común sobre la investigación basada en estudios de ca-
so. Por lo tanto, decidí averiguar de dónde procedían esas críticas y deter-
minar si eran correctas. En este trabajo presento el resultado de esas indaga-
ciones.
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Cuadro 1
Estrategias para la selección de muestras y casos
Tipo de selección Propósito
A. Selección aleatoria Evitar sesgos sistemáticos en las
muestras. El tamaño de la muestra es
decisivo para la generalización.
1. Muestra aleatoria Conseguir una muestra representativa
que permita hacer generalizaciones
para toda la población.
2. Muestra estratificada Generalizar para subgrupos
especialmente seleccionados entre la
población.
B. Selección basada en información Maximizar la utilidad de la información
obtenida con muestras pequeñas y
casos individuales. Los casos se
seleccionan con base en lo que se
espera de ellos en cuanto a contenido
de información.
1. Casos extremos/desorientadores Obtener información sobre casos
inusuales, que pueden ser
particularmente problemáticos o
buenos en un sentido más restringido.
2. Casos de variación máxima Obtener información sobre la
importancia de diversas circunstancias
para el proceso y los resultados del
caso; por ejemplo, tres o cuatro casos
que difieren mucho en una dimensión:
tamaño, forma de organización,
ubicación, presupuesto, etcétera.
3. Casos críticos Conseguir información que permita
hacer deducciones lógicas del tipo: "Si
esto es válido para este caso, entonces
se aplica a todos los casos" y "Si esto
no es válido para este caso, entonces no
se aplica a ningún caso."
4. Casos paradigmáticos Desarrollar una metáfora o crear una
escuela para el ámbito al cual concierne
el caso.
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claramente o falsificar irrefutablemente las proposiciones e hipótesis. Esto
es lo que yo creí que hacía cuando estaba planeando el estudio de caso sobre
Aalborg, al que me referí antes (Flyvbjerg, 1998a). Pero estaba equivocado
y, para mi desgracia, no me di cuenta de ello hasta que me encontraba a la mi-
tad del proceso de investigación. En un principio, pensé que Aalborg era el
caso crítico "más probable", por lo siguiente: si la racionalidad y la planeación
urbana eran débiles frente al poder en Aalborg, entonces, lo más probable
sería que ocurriera lo mismo en otros lugares, al menos de Dinamarca, pues
en esta ciudad el paradigma racional de la planeación era más fuerte que en
cualquier otro lado. Más tarde me percaté de que esta lógica era errónea, pues
mi investigación de las relaciones locales de poder mostró que uno de los
"rostros del poder" más influyentes de Aalborg, la Cámara de Industria y Co-
mercio, era mucho más fuerte que sus equivalentes en otras partes. Esto no fue
evidente desde un principio, porque existían muchas menos investigaciones
sobre las relaciones de poder locales que sobre la planeación local. Por tanto,
en lugar de tener un caso crítico, involuntariamente terminé teniendo un caso
extremo, en el sentido de que tanto la racionalidad como el poder eran inu-
sualmente fuertes en Aalborg, y mi estudio de caso se convirtió en un estudio
de lo que ocurre cuando una racionalidad fuerte se encuentra con un poder
fuerte en el terreno de las políticas y la planeación urbanas. Pero esta selec-
ción de Aalborg como un caso extremo me ocurrió, yo no la elegí deliberada-
mente. Fue una experiencia sumamente frustrante en el momento en que suce-
dió, sobre todo durante los varios meses que transcurrieron desde que me di
cuenta de que no tenía un caso crítico hasta que vi que no todo estaba perdi-
do núes tenía aleo más Creo aue como investigador de casos aue exülora
nuevos terrenos, uno debe estar preparado para este tipo de incidentes:
Un ejemplo de un caso "menos probable" es el estudio clásico de Michels
(1962) sobre la oligarquía en las organizaciones. Al elegir una organización
popular con una estructura horizontal y tuertes ideales democráticos (es decir,
el tipo de organización con una probabilidad especialmente baja de ser oligár-
quica), Michels pudo comprobar la universalidad de la tesis relativa a la oli-
garquía: "Si esta organización es oligárquica, entonces también lo serán la
mayoría de ellas". El ejemplo complementario de un caso "más probable" se-
ría el estudio de Whyte (1943) sobre un barrio bajo de Boston, el cual, según la
teoría existente, tendría que presentar desorganización social, pero que, en cam-
bio, mostraba todo lo contrario (véanse también los artículos que comentan
este estadio en Journal ofContemporaryEthnography,vol.21,núm. 1,1992).
Los casos del tipo "más probable" son particularmente adecuados para
falsificar proposiciones, mientras que los "menos probables" son más con-
venientes para las pruebas de verificación. Cabe señalar que el caso más pro-
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bable para una proposición es el menos probable para la negación de la mis-
ma. Por ejemplo, el barrio bajo de Whyte podría considerarse como el caso
menos probable para una hipótesis concerniente a la universalidad de la or-
ganización social. Por tanto, identificar un caso como más o menos probable
depende del diseño del estudio, así como de las propiedades específicas del
caso en cuestión.
Una estrategia final para la selección de casos es elegir el caso paradig-
mático. Kuhn demostró que las habilidades básicas, o prácticas esenciales,
de un científico natural están organizadas en términos de "ejemplares" cuyo
papel puede ser estudiado por los historiadores de la ciencia. De manera
similar, algunos académicos, como Clifford Geertz y Michel Foucault, a me-
nudo organizaban su investigación en torno a ciertos paradigmas culturales.
Para Geertz, por ejemplo, un paradigma se encuentra en el "juego profundo" de
la pelea de gallos de Bali, mientras que para Foucault las prisiones europeas
y el "Panopticon" son ejemplos de ello. Ambos son modelos de casos para-
digmáticos, es decir, casos que resaltan las características más generales de
las sociedades en cuestión. Kuhn mostró que los paradigmas científicos no
pueden expresarse como reglas o teorías. No existe una teoría predictiva so-
bre cómo surge una teoría predictiva. Una actividad científica es aceptada o
rechazada como buena ciencia con base en qué tan cerca está de uno o más
ejemplares, es decir, prototipos prácticos de un buen trabajo científico. Un ca-
so paradigmático de cómo hacen ciencia los científicos es precisamente un
prototipo semejante; funciona como punto de referencia y puede operar como
eje a partir del cual se funden escuelas de pensamiento.
Al igual que con el caso crítico, podríamos preguntar: ¿Cómo se identi-
fica un caso paradigmático? ¿Cómo se determina si un caso dado posee va-
lor metafórico y prototípico? Estas preguntas son aún más difíciles de res-
ponder que para el caso crítico, precisamente porque el caso paradigmático
rebasa cualquier tipo de criterio basado en reglas. No existe una norma para
los casos paradigmáticos porque éstos son los que establecen las normas.
Hubert Dreyfus y Stuart Dreyfus consideran que los casos paradigmáticos y
los estudios de caso son fundamentales para el aprendizaje humano. Durante
una entrevista (inédita) que hice a Hubert Dreyfus le pregunté qué constituía un
caso paradigmático y como podía ser identificado, a lo cual respondió:
Heidegger afirma que un caso paradigmático se reconoce porque brilla, pero me
temo que eso no nos ayuda mucho. Todos podemos decir qué caso es mejor o
peor (por ejemplo, de un cuadro de Cézanne). Pero no creo que exista ninguna
regla que determine qué es lo que hace de Cézanne un pintor moderno paradig-
mático (...) [E]sto representa un grave problema para una sociedad democráti-
ca, en donde se supone que la gente debe justificar sus intuiciones. De hecho,
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nadie puede justificar realmente sus intuiciones. Por tanto, tienes que fabricar
razones, pero no serán las razones reales.
Aunque podamos estar de acuerdo con Dreyfus en que la intuición es
esencial para identificar los casos paradigmáticos, también podemos disen-
tir en que tener que justificar nuestras intuiciones constituya un problema. Los
estudios etnometodológicos de la práctica científica han demostrado que ésta
depende por completo de procedimientos que se dan por sentado y que son en
gran medida intuitivos. Sin embargo, esas decisiones intuitivas son confiables
en el sentido de que a muchos otros colegas profesionistas les resultan sensa-
tas, o a menudo son explicables aunque no parezcan sensatas a primera vista. Es-
to es lo que a menudo ocurre con la selección de los casos paradigmáticos. Aun-
que los elijamos mediante procedimientos dados por sentados e intuitivos, con
frecuencia debemos explicar dicha elección y nuestra explicación debe pare-
cer sensata a otros miembros de la comunidad académica de la que forma-
mos parte. Se podría incluso decir que ésta es una característica general de la
academia, sea científica o de otra índole, y no exclusiva de la selección de
estudios de caso paradigmáticos en las ciencias sociales. Por ejemplo, cuan-
do se solicita un financiamiento para una investigación, para justificarla casi
nunca basta con decir que nuestra intuición nos dice que debe llevarse a ca-
bo. El consejo dictaminador sirve idealmente para comprobar que el investi-
gador pueda explicar, de una manera aceptable para la colectividad, las razo-
nes de su elección intuitiva, aunque la razón real o más importante por la
cual desea llevar a cabo ese proyecto sea la intuición.
No es posible predecir en forma constante o siquiera frecuente si un
caso dado (por ejemplo, las peleas de gallos en Bali que menciona Geertz) es
paradigmático o no. Además de la selección estratégica del caso, la realiza-
ción del estudio de caso sin duda influirá en ello, así como las reacciones al
estudio por parte de la comunidad investigadora, el grupo estudiado y, posi-
blemente, un público más amplio. El valor del estudio de caso dependerá de
los postulados de validez que los investigadores puedan plantear en su estu-
dio y del estatuto que dichos postulados obtengan en diálogo con otros pos-
tulados de validez del discurso al cual el estudio pretende contribuir. Como
cualquier otro buen artesano, lo único que puede hacer el investigador es
recurrir a su experiencia e intuición para juzgar si un determinado caso es de
interés en un contexto paradigmático y si puede presentar razones aceptables
para todos que justifiquen la selección del caso.
Por último, con respecto a las estrategias para la selección de los casos,
debemos mencionar que las distintas estrategias no son por necesidad mu-
tuamente excluyentes. Por ejemplo, un caso puede ser a la vez extremo, crí-
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mente porque éstos las necesitan; las reglas son una característica de los
sistemas expertos, no de los verdaderos expertos humanos.
De forma análoga, podría decirse que la formulación de reglas que ocu-
rre cuando los investigadores sintetizan su trabajo en teorías es característica
de la cultura de la investigación, de los investigadores y de la actividad teó-
rica, pero dichas reglas no forman necesariamente parte de la realidad estudia-
da, constituida por los "actores sociales virtuosos" de Bourdieu ( 1 9 7 7 : 8 y
15). Algo esencial podría estarse perdiendo con tal síntesis (a saber, la posi-
bilidad de comprender la actuación social virtuosa que, como lo demostró
Bourdieu, no puede destilarse en una fórmula teórica) y es precisamente el
temor de perder ese "algo" lo que hace que los investigadores de casos sean
cautelosos en cuanto a sintetizar sus estudios. Éstos suelen ser escépticos
con respecto a la conveniencia de borrar el detalle fenomenològico a favor
del cierre conceptual.
Wittgenstein compartía este recelo. Según, Gasking y Jackson (1967:51),
Wittgenstein empleaba la siguiente metáfora para describir cómo utilizaba
los estudios de caso en filosofía:
Cuando les enseñofilosofía,soy como un guía que les prepara para desplazarse
por Londres. Los debo llevar por toda la ciudad, de norte a sur, de Euston al
dique, y de Picadilly al Marble Arch. Después de haberlos hecho recorrer toda
la ciudad durante varios días, en todas direcciones, es posible que pasemos va-
rias veces por cierta calle, al tener que cruzar por ella en distintos recorridos. Al
final, conocerán Londres y podrán orientarse como cualquier londinense. Como
es obvio, un buen guía los llevaría por las calles principales más a menudo que
por las secundarias; un mal guía haría lo contrario. Enfilosofía,yo soy más bien
un mal guía.
Este método implica explorar los fenómenos de primera mano, en lugar
de leer mapas. Las prácticas reales se estudian antes que sus reglas y a uno no
le basta con aprender solamente sobre aquellas partes de las prácticas que
están abiertas al escrutinio público; también debe investigar lo que Goffinan
(1963) llama los "bastidores" de los fenómenos sociales, como son las calles
secundarias a las que Wittgenstein se refiere.
Con respecto a la intervención en asuntos sociales y políticos, Abbott
( 1 9 9 2 : 7 9 ) ha observado con acierto que una ciencia social expresada en tér-
minos de narrativas de casos típicos brindaría "muchas más posibilidades de
intervenir en las políticas que la actual ciencia social de variables". De igual
forma, Maclntyre ( 1 9 8 4 : 2 1 6 ) señala: "Sólo puedo responder a la pregunta:
'¿Qué debo hacer?', si puedo responder a la pregunta previa: '¿De qué histo-
ria o historias siento formar parte?'" Varios estudiosos han indicado que la
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narración es un método antiguo y quizá el modo más fundamental que tene-
mos de darle sentido a la experiencia (Novak, 1975:175; Mattingly, 1991:237;
véase también, Abbott, 1992;Arendt, 1958; Carr, 1986;Ricoeur, 1984;Fehn
et al, 1992; Rasmussen, 1995 y Bal, 1997).
Para Maclntyre (1984:214 y 216), el ser humano es un "animal que na-
rra historias", y el concepto de una historia es tan fundamental como el de
una acción. De manera similar, Mattingly (1991:237) advierte que las narracio-
nes no sólo dan una forma significativa a las experiencias que ya hemos vi-
vido, sino que también nos ofrecen un atisbo hacia adelante, lo que nos ayu-
da a prever situaciones aun antes de que nos ocurran y, por tanto, a discurrir
alternativas futuras. Las investigaciones narrativas no empiezan (ni pueden
empezar) a partir de supuestos teóricos explícitos, sino del interés por un fe-
nómeno particular que puede comprenderse mejor de manera narrativa. En-
tonces, desarrollan descripciones e interpretaciones del fenómeno desde la
perspectiva de los participantes, los investigadores y otros.
Labov y Waletzky (1966:37-39) señalan que cuando una buena narra-
ción ha sido terminada, "a un espectador no debería ocurrírsele preguntar:
'¿Y qué con esto?'" Todo buen narrador evita constantemente que se le haga
esa pregunta. El hecho de que una narración no contenga una moraleja que
pueda expresarse en forma independiente y breve no la vuelve necesariamen-
te inútil; como tampoco es buena por el solo hecho de tener una moraleja bre-
ve. Una narración lograda no permite que se plantee siquiera tal interrogan-
te, pues ofrece la respuesta antes de que se formule la pregunta. La narración
misma es la respuesta (Nehamas, 1985:163-164).
De esta manera, el quinto equívoco, según el cual a menudo resulta difí-
cil sintetizar los estudios de caso específicos en proposiciones y teorías ge-
nerales, puede reformularse de la siguiente manera:
Es cierto que a menudo resulta difícil resumir los estudios de caso, sobre todo
en lo que concierne al proceso del caso; es menos cierto en lo que se refiere a los
resultados. Sin embargo, los problemas para sintetizarlos se deben con más
frecuencia a las propiedades de la realidad estudiada, que al estudio de caso
como método de investigación. A menudo no es aconsejable resumir y genera-
lizar un estudio de caso. Los buenos estudios deberían leerse como narraciones,
en su totalidad.
Debemos destacar de nuevo que, pese a lo difícil o inadecuado que sea
resumir los estudios de caso, en general este método puede contribuir al de-
sarrollo acumulativo del conocimiento; por ejemplo, usando los principios
para poner a prueba proposiciones, que describimos antes, en el segundo y
tercer equívocos.
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Conclusión
Hoy en día, cuando algunos estudiantes y colegas se presentan ante mí esgri-
miendo las ideas tomadas del saber común acerca de la investigación basada
en estudios de caso (por ejemplo, que no puede generalizarse a partir de un
caso individual o que los estudios de caso son arbitrarios y subjetivos), sé
qué contestarles: ese saber común está en gran medida equivocado o es en-
gañoso. Por las razones antes expuestas, los estudios de caso constituyen un
método necesario y suficiente para algunas importantes tareas de investiga-
ción en las ciencias sociales, y es un método que se defiende muy bien cuan-
do se le compara con otros de la amplia variedad que ofrece la metodología
de investigación de las ciencias sociales.
Cuando los estudiantes me piden bibliografía sobre cómo llevar a cabo
una investigación basada en estudios de caso, por lo general les recomiendo
TheArt ofCase Study Research de Stake ( 1 9 9 5 ) , y si son intelectualmente
curiosos, les sugiero que también lean What is a Case? de Ragin y Becker
( 1 9 9 2 ) . Ambas obras son de primera y coinciden con las opiniones expresa-
das en este trabajo.
Sin embargo, permítanme reiterar que la anterior revisión de los cinco
equívocos sobre la investigación basada en estudios de caso no debe interpre-
tarse como un rechazo de la investigación que utiliza amplias muestras aleato-
rias o poblaciones enteras, como serían, por ejemplo, las encuestas-cuestio-
nario con análisis cuantitativos. Este tipo de investigación también es esencial
para el desarrollo de las ciencias sociales; por ejemplo, para comprender
hasta qué punto están presentes ciertos fenómenos en un determinado grupo
o cómo varían entre diversos casos. La ventaja de las muestras numerosas es
su alcance, y su problema es la profundidad. Para los estudios de caso la si-
tuación es la inversa. Por ello, ambos métodos son necesarios para que las
ciencias sociales puedan tener un desarrollo sólido.
Aqui, como siempre, la división tajante que se encuentra en la literatura
entre métodos cualitativos y cuantitativos es espuria. La separación es un
desafortunado artefacto de las relaciones de poder y limitaciones de tiempo
en los estudios de posgrado; no es una consecuencia lógica de lo que los
estudiantes de posgrado y los académicos necesitan saber para realizar y
realizar bien sus investigaciones. En mi opinión, la buena ciencia social se
opone al "uno u otro" y está a favor del "ambos/y" en la cuestión de los
métodos cualitativos versus métodos cuantitativos. La buena ciencia social
se ocupa de los problemas, no de la metodología, en el sentido de que em-
plea aquellos métodos que mejor convienen para responder, en una determi-
nada problemática, a las preguntas de la investigación. En la mayoría de los
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casos, los mejores resultados se obtienen de una combinación de métodos
cualitativos y cuantitativos. Por fortuna, actualmente se ha relajado, en tér-
minos generales, la antigua e improductiva separación entre métodos cuali-
tativos y cuantitativos.
Dicho lo anterior, no podemos dejar de señalar que, en las ciencias so-
ciales, el equilibrio entre los estudios de caso y las muestras numerosas está
actualmente sesgado a favor de estas últimas, al grado de que pone a los pri-
meros en desventaja en la mayoría de las disciplinas. A este respecto, cabe re-
petir la observación de Thomas Kuhn de que una disciplina que carece de
una cantidad suficiente de estudios de caso cuidadosamente realizados es una
disciplina que carece de una producción sistemática de ejemplares, y una disci-
plina sin ejemplares es una disciplina ineficaz. En lo que se refiere a las
ciencias sociales, la existencia de un mayor número de estudios de caso con-
tribuiría a remediar esta situación.
Traducción del inglés de Lorena Murillo
Recibido: mayo, 2004
Revisado: agosto, 2004
Correspondencia: Aalborg University/Department of Development and
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correo electrónico: [email protected]
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