EL EVANGELIO de JUAN
EL EVANGELIO de JUAN
EL EVANGELIO de JUAN
JUAN1
La tradición de la Iglesia antigua, en particular S. Ireneo de Lyon,
atribuye cinco escritos neotestamentarios a Juan, el hijo de Zebedeo. Se
trata del cuarto evangelio (Jn), de tres epístolas (1Jn, 2Jn, 3Jn) y del
Apocalipsis (Ap). Sea el que sea el valor histórico de esta atribución, estos
cinco documentos están asociados, desde el s. II, entre sí en la historia de la
Biblia cristiana y constituyen lo que, por convenio, se denomina la
tradición joánica o corpus joánico.
1. Presentación
1.1 Juan y los sinópticos
Una breve comparación del evangelio según S. Juan (= EvJn) con los
sinópticos permite vislumbrar su originalidad, poniendo en relieve algunos
puntos comunes pero sobre todo varias diferencias sustanciales.
Existen cuatro puntos comunes que deben ser señalados:
a) El mismo género literario. Al igual que los sinópticos, Juan recurre
al género literario del evangelio. Para transmitir la fe, relata en forma
kerigmática la historia del Jesús terreno a partir del testimonio de
Juan el Bautista, concluyéndola con el relato de la pasión y de la
Pascua.
b) Algunas unidades narrativas comunes. En la primera parte del
evangelio, se enumeran cinco episodios que también aparecen en los
sinópticos; son estos: la purificación del Templo (2,13-22), la
curación de un funcionario real (4,46-54), el milagro de los panes
(6,1-13), el caminar sobre las aguas (6,16-21) y la unción en Betania
(12,1-8).
c) Algunos logia comunes. Los ejemplos más evidentes de logia que
presentan un paralelo en los sinópticos son: 1,27 con Mt 3,11; Mc
1,7; Lc 3,16; Jn 1,33 con Mt 3,16-17; Mc 1,11; Lc 3,22; también: Jn
1,51 con Mt 8,20; 2,19 con Mt 26,61; 3,35; 4,44; 12,25 y 15,20.
d) El relato de la pasión. La principal convergencia con los sinópticos
está en la misma estructura narrativa, a la que se ajustan algunos
episodios comunes, como el anuncio de la traición de Judas y las
negaciones de Pedro (13,21-30.36-38).
A estas cuatro semejanzas, se oponen cuatro importantes diferencias:
a) La estructura del cuarto evangelio. El plan de Mc — que está a la
base del EvMt y del EvLc — puede resumirse así: la actividad
pública de Jesús dura un año; se desenvuelve esencialmente en
Galilea y concluye con un único viaje a Jerusalén; Jesús pernocta una
semana en la Ciudad Santa antes de ser arrestado, juzgado y
ejecutado; el descubrimiento de la tumba vacía cierra la narración.
El plan de Juan se caracteriza por otra concepción geográfica y
cronológica. La actividad pública de Jesús no dura uno sino tres años
— se señalan tres fiestas sucesivas de Pascua (2,13; 6,4; 11,55) —,
aunque se cuestiona si deben ser valorados en sentido histórico o
simbólico. El centro del ministerio de Jesús ya no es Galilea sino
Jerusalén (el Cristo joánico efectúa cuatro viajes a dicha Ciudad).
1
Sigo en esta introducción a: J. ZUMSTEIN , L’Évangile selon Jean, 345-370.
2 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
II. 13,1–20,31 que evoca la revelación de Cristo delante de los suyos (el
“Libro de la gloria”).
La estructuración de la primera parte es difícil porque la trama no es en
primer lugar dramática sino temática. No se trata para el evangelista de
presentar el desarrollo histórico, ni siquiera psicológico de la vida de Jesús,
sino de mostrar, a través de una sucesión de episodios, cómo por una parte
la revelación cristológica se ofrece al mundo y llama a la fe, por otra parte
qué variedad de respuestas suscita. Se nota asimismo dos elementos de
progresión dramática en la intriga de los capítulos 1–12. Primero, los siete
“signos” — término joánico que designa los relatos de milagros — siguen
una curva ascendente y culminan, con la resurrección de Lázaro (11), en el
milagro por excelencia, que es el don de la vida. Seguidamente, a partir del
capítulo 5, el conflicto del Jesús joánico con las autoridades judías aumenta
progresivamente en violencia hasta desembocar en la decisión del Sanedrín
de matarlo (11,45-54). Este aumento en la trama del enfrentamiento entre el
Enviado y los “judíos” conduce a hacer de los caps. 11-12 un espacio
donde, en lo sucesivo, la muerte cierta de Jesús se convierte en el sujeto
central de la reflexión, y donde el balance de la actividad de Jesús se
expone en forma de fracaso.
El plan de la segunda parte es más fácil de establecer. La última cena de
Jesús con los suyos es a la vez el marco del lavatorio de los pies (13,1-20),
del anuncio de la traición de Judas (13,21-30), de los dos discursos de adiós
(13,31–14,31; 15–16) y de la oración sacerdotal (17). Comparado con los
otros evangelios, esta secuencia es de gran originalidad, porque
considerando la cercana desaparición del Jesús terreno, se interroga sobre
el posible futuro de la revelación. A este adiós de Jesús de los suyos le
sigue el relato de la Pasión (18–19) y el ciclo pascual (20).
Estructura del EvJn
Prólogo (1,1-18)
La revelación del Hijo ante el mundo o el libro de los signos (1,19–12,50)
1,19–2,22 Los comienzos
El bautismo y los primeros discípulos (1,19-51); los dos actos programáticos:
Caná (2,1-12) y la purificación del Templo (2,13-22)
2,23–3,36 Nicodemo
La entrevista con Nicodemo (2,23–3,21); la controversia sobre la purificación
(3,22-30); El que viene de lo Alto (3,31-36)
4,1-42 La samaritana
4,43-54 La curación del hijo del funcionario real
5,1-47 La curación de un paralítico
La curación el día del sábado (5,1-18); la potencia total del Hijo (5,19-30); la
legitimidad del Revelador (5,31-47)
6 El Pan de Vida
El milagro de los panes (6,1-15); caminando sobre el mar (6,16-21); el discurso
sobre el Pan de Vida (6,22-50); el discurso de Jesús sobre su carne y su sangre
(6,51-59); escándalo y confesión de fe de Pedro (6,60-71)
7–8 El rechazo de Jesús en la fiesta de las Tiendas
Antes de la fiesta (los hermanos de Jesús, 7,1-13); en mitad de la fiesta (7,14-
36); el último día de la fiesta (7,37-52); la mujer adúltera (7,53–8,11); Jesús, luz
del mundo (8,12-20); la partida de Jesús (8,21-30); la verdadera posteridad de
Abraham (8,31-59)
9–10 Enfrentamiento en Jerusalén antes y durante la fiesta de la Dedicación
4 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
2
Cf. T. OKURE, Juan, en W.R. FARMER et al. (eds.), Comentario Bíblico
Internacional Comentario católico y ecuménico para el siglo XXI (Ed. Verbo
Divino; Estella 1999) 1308-1369; aquí 1310.
3
El Evangelio de Felipe ha sido redescubierto en la segunda mitad del s. XX en
Egipto (en copto), en Nag Hammadi. Se trata de un evangelio apócrifo gnóstico, de
orientación valentiniana, datado en el s. III d.C.
Introducción general al EvJn 5
4
Valentín es un gnóstico del s. II (†160). Su doctrina se difundió por Italia, Roma y
Oriente. Fue combatido por S. Ireneo y Tertuliano. El gnosticismo tiene en común,
generalmente, los siguientes puntos: (1) Niega la Encarnación, muerte y
resurrección de Jesús; (2) La creación es considerada una obra del demiurgo; (3)
Rechaza el canon de las Escrituras; (4) Cuestiona la ética, los sacramentos y la
eclesiología de la Iglesia.
6 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
El evangelio no parece haber sido compuesto de una sola vez, sino que
es el resultado de diversas redacciones. Cuatro observaciones apoyan esta
hipótesis.
– Las dos conclusiones del evangelio. El evangelio no ofrece una sino
dos conclusiones. La primera en 20,30-31 es la conclusión inicial de
la obra, mientras que la segunda en 21,25 constituye la última
palabra del epílogo (cap. 21). Ahora bien, la voz que se expresa en
21,24 se distingue explícitamente del autor mismo del evangelio
(«Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha
escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero»).
Ambas conclusiones no serían, por tanto, de la misma pluma, y
confirman sin la menor duda la hipótesis de una doble redacción. Por
otra parte, el conjunto del cap. 21 parece ser un ejemplo privilegiado
de la redacción final de Jn.
– Las glosas. El fenómeno de la doble redacción también se funda en
la existencia de toda una serie de glosas secundarias en el texto
evangélico. Algunas clarifican un detalle (como en 4,2), otras
comentan teológicamente el relato (como sucede en 4,44; 7,39b;
12,16).
– Las adiciones secundarias en la narración. A veces, algunas
palabras han sido insertadas, sin indicación alguna, en el relato
inicial para enfatizar el propósito teológico (como ocurre con las
noticias escatológicas en 5,28-29; 6,39.40.44.54 [evn/tou/to))) qe,lhma];
12,48).
– Los fragmentos añadidos. Al final de algunas secuencias narrativas,
se han añadido fragmentos que interrumpen, e incluso retardan el
desarrollo de la narración. Así ocurre al final del cap. 3, el círculo
editor de la obra ha introducido — sin vínculo aparente ni con lo que
precede, ni con lo que sigue —, un pequeño fragmento cristológico
(3,31-36). Al final del cap. 12, la conclusión de la primera parte
(12,37-43) está completada también con un pequeño cuadro
cristológico (12,44-50). El relato sobre el lavatorio de los pies
conlleva dos interpretaciones (13,6-11.12-20). Por último, el primer
discurso de adiós termina en 14,31 con la célebre exhortación:
«¡Levantaos! ¡Vámonos de aquí!». Este orden no se ejecuta hasta
18,1, que señala el inicio de la narración de la Pasión. Los caps. 15-
17 parecen, por tanto, haber sido emplazados secundariamente entre
14,31 y 18,1.
En todos estos ejemplos, la escuela joánica parece haber completado una
versión inicial de la obra extendiéndola con la añadidura de pequeñas
unidades típicamente joánicas.
¿Cómo se puede explicar el conjunto de estos fenómenos? ¿Se puede
reconstruir la historia de la composición del cuarto evangelio, y, en caso
afirmativo, cómo?
2.2 Tres modelos de composición literaria
A lo largo del s. XX, la investigación exegética ha tratado de explicar la
génesis del cuarto evangelio, proponiendo tres grandes modelos diversos.
El modelo de la unidad de la composición. En esta hipótesis, se afirma
que el evangelio, en su globalidad, es la obra de un solo y único autor. El
argumento evocado es de naturaleza estilística. E. Schweizer y E.
Introducción general al EvJn 7
Ruckstuhl5 mostraron que las tres fuentes propuestas por Bultmann (signos;
discursos de revelación; relato de la Pasión) tenían las mismas
peculiaridades estilísticas, lo cual conducía a la ironía de que el mismo
autor del cuarto evangelio había escrito sus fuentes. Tal y como muestra la
estadística terminológica, se emplea efectivamente el mismo lenguaje en
cada parte de la narración joánica. Para los sostenedores de dicho modelo,
las tensiones eventuales que aparecen en la obra se explican por medio de
una hipótesis complementaria: es el mismo autor el que, en varias
ocasiones, retoma y revisa su texto inicial (B. Lindars; U. Wilckens)6.
Este modelo cae al someterlo a una doble crítica. Por una parte, la unidad
de estilo no remite necesariamente a una individualidad, sino que puede ser
más bien el signo distintivo de un medio sociológico homogéneo y
estructurado, por ejemplo una escuela. Por otro lado, se explica mal que un
autor, al retocar su obra, llegue a crear unas tensiones tan evidentes y
marcadas tanto a nivel literario como a nivel teológico.
El modelo del evangelio primitivo. Esta teoría, muy en boga hacia 1900
(J. Wellhausen)7, ha sido retomada y desarrollada en la segunda mitad del
siglo XX (R.E. Brown; W. Langbrandtner; G. Richter; etc.)8. La idea
principal de este modelo consiste en postular la existencia de un evangelio
primitivo al origen de la tradición joánica, el cual ha sido objeto
posteriormente de reinterpretaciones y ampliaciones sucesivas.
La fuerza de esta hipótesis reside en el hecho de presentar la historia de
la composición del cuarto evangelio bajo la forma de un proceso teológico
y literario dinámico, ampliando y profundizando el relato joánico. Su
debilidad es doble. Por una parte, no existe consenso alguno sobre la
delimitación del evangelio primitivo. Por otra parte, para que existiera un
evangelio primitivo, es decir: un relato de la vida y de la muerte de Cristo,
sería necesario que las narraciones de los milagros y aquellas de la Pasión
hubieran formado una unidad al inicio del proceso literario. Ahora bien, la
lectura minuciosa del evangelio no favorece dicha hipótesis: parece más
bien que haya sido el evangelista el que ha unido dos unidades
tradicionales muy diferentes entre sí.
El modelo de las fuentes. Esta posición formulada de modo sistemático
por Bultmann continúa encontrando en la actualidad seguidores que la
apoyan (J. Becker; R. Schnackenburg; etc.). Se basa sobre dos afirmaciones
5
Cf. E. RUCKSTUHL, Die literarische Einheit des Johannesevangeliums (NTOA 5;
Univesitätsverlag/Vandenhoeck und Ruprecht; Freiburg – Göttingen 1987); Eugen
RUCKSTUHL, «Johannine Language and Style. The Question of Their Unity», en M.
DE J ONGE (ed.), L’Évangile de Jean Sources, Rédaction, Théologie (BEThL 44;
Leuven University Press; Leuven 1977) 125-147; E. SCHWEIZER , Ego Eimi Die
religionsgeschichtliche Herkunft und theologische Bedeutung der johanneischen
Bildreden, zugleich ein Beitrag zur Quellenfrage des vierten Evangeliums (FRLNF
38; Vandenhoeck und Ruprecht; Göttingen 1939).
6
Barnabas LINDARS , Behind the Gospel (SPCK; London 1971) 27-42; Ulrich
WILCKENS, Die Entstehungsgeschichte des vierten Evangeliums (Evangelischer
Verlag; Zollikon 1958).
7
Julius WELLHAUSEN, Erweiterungen und Änderungen im vierten Evangelium
(Berlin 1907).
8
Wolfgang LANGBRANDTNER , Weltferner Gott oder Gott der Liebe (BET 6; Peter
Lang; Frankfurt am Main 1977); Georg R ICHTER, Studien zum Johannesevangelium
(BU 13; Pustet; Regensburg 1977).
8 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
9
Daniel MARGUERAT, «La source de signes existe-t-elle? Réception des récits de
miracle dans l’évangile de Jean», en Jean-Daniel KAESTLI – Jean-Michal POFFET –
Jean ZUMSTEIN (eds.), La communauté johannique et son histoire (Monde de la
Bible 20; Labor et Fides; Genève 1990) 69-93; Udo SCHNELLE, Antidoketische
Christologie im Johannesevangelium (FRLANT 144; Vandenhoeck und Ruprecht;
Göttingen 1987) 168-180.
Introducción general al EvJn 9
10
Las antiguas “Vidas de Jesús” se componían según esta perspectiva. Dado que
Juan, testigo ocular, mencionaba tres pascuas (2,13; 6,4; 12,1), se pensaba que su
ministerio duró dos o tres años (dependiendo del tiempo que se suponía había
transcurrido antes de la primera pascua). Después se dividía el material sinóptico y
se asignaba a los años determinados por Juan. Actualmente, los estudiosos niegan
que el material sinóptico esté ordenado cronológicamente, y cuestionan, asimismo,
si Juan aludió a todas las pascuas del ministerio de Jesús y/o si aquellas
mencionadas se citan como un hecho histórico o si más bien tienen una finalidad
simbólica.
11
Raymond E. BROWN, Introducción al Nuevo Testamento 1. Cuestiones
preliminares, evangelios y obras conexas (Biblioteca de Ciencias Bíblicas y
Orientales 7[1]; Editorial Trotta; Madrid 2002) 477-481.
12
M. DE J ONGE (ed.), L’Évangile de Jean (BEThL 44; Leuven University Press;
Leuven 1977) 1-62; Adalbert DENAUX (ed.), John and the Synoptics (BEThL 101;
Leuven University Press; Leuven 1992); Udo SCHNELLE, «Johannes und die
Synoptiker» en Frans VAN SEGBROECK et al. (eds.), The Four Gospels (FS F.
Neirynck; BEThL 100; Leuven University Press; Leuven 1992) 1799-1814.
10 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
13
Hans W INDISCH, Johannes und die Synoptiker (Leipzig 1926).
14
Ver el inventario ofrecido por Udo SCHNELLE, Einführung in das Neue Testament
(UTB 1830; Vandenhoeck und Ruprecht; Göttingen 1994; 21996) 563-566.
15
Pecival GARDNER-S MITH, St. John and the Synoptic Gospels (Cambridge
University Press; Cambridge 1938).
16
Bultmann sostenía la teoría de las tres Fuentes: (i) La fuente de los signos
(semeía), consistente en milagros seleccionados de una colección más amplia (como
lo evidencia la enumeración de los signos en Jn 2,11; 4,54; 12,37; 20,30); tales
milagros nunca habrían ocurrido, son historias ficticias cuya finalidad no sería sino
presentar a Jesús como el gran taumaturgo, dentro de una cultura que creía en tales
personajes; (ii) Una fuente de discursos de revelación, en un principio en forma
poética y escritos en arameo, que contenía los discursos de un Revelador
descendido de los cielos; posteriormente fueron traducidos al griego, adaptados
para servir de discursos al Jesús joánico y combinados con el material de los signos;
(iii) Un relato sobre la pasión y la resurrección basado en material sinóptico.
Precisar que, los estudios posteriores a Bultmann, datan los discursos de revelación
presentados por Bultmann en un periodo posterior al EvJn (p. ej.: las Odas de
Salomón siríacas y los escritos de los mandeos). D.M. SMITH, The Composition and
Order of the Fourth Gospel (Yale University 1953) 23-34.38-44, ofrece el texto
griego reconstruido por Bultmann de la fuente de los signos y de los discursos de
revelación (el texto griego de estos últimos en: B.S. EASTON, JBL 65 [1946] 143-
156). En los últimos años, algunos estudiosos sostienen que hay antecedentes de
tales discursos en los documentos gnósticos descubiertos en Nag Hammadi (s. IV,
en copto, traducidos de documentos griegos del s. II), en particular los discursos en
primera persona que aparecen en el Trueno. La mente perfecta (NHC VI 2) (en
español: A. P IÑERO – J. MONTSERRAT – F. GARCÍA BAZÁN, Textos gnósticos
Biblioteca de Nag Hammadi I-III (Ed. Trotta; Madrid 1998-2000) (ver R.E.
BROWN, Introducción, I, 479 y nota 76).
Introducción general al EvJn 11
17
Stephan LANDIS, Das Verhältnis des Johannesevangeliums zu den Synoptikern
(BZNW 74; Töpelmann; Berlin 1992); Christian RINIKER , «Jean 6,1-21 et les
évangiles synoptiques», en Jean-Daniel KAESTLI – Jean-Michel POFFET – Jean
ZUMSTEIN (eds.), La communauté johannique et son histoire (Monde de la Bible 20;
Labor et Fides; Genève 1990) 41-67.
18
D. Moody SMITH, Johannine Christianity (University of South Caroline Press;
Columbia 1984) 95-172.
12 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
19
R.E. BROWN, Introducción, I, 479-480. No considera explícitamente un redactor
final como cuarto momento.
20
J. Dunn está aportando importantes reflexione en este campo: J. DUNN,
Redescubrir a Jesús de Nazaret (Salamanca 2006).
21
Ver las estadísticas presentadas por C.K. BARRET, The Gospel according to St.
John (Philadelphia 21978) 5-6.
Introducción general al EvJn 13
22
H. LEROY, Rätsel und Missverständnis Ein Beitrag zur Formgeschichte des
Johannesevangeliums (BBB 30; Bonn 1968); Cf. R.E. BROWN, Introduction, I, 445-
446.
23
Cf. R.E. BROWN, Introducción, I, 447.
14 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
24
Cf. E. KÄSEMANN, Jesu letzter Wille nach Johannes 17 (Tübingen 41980); L.
SCHOTTROFF, Der Glaubende und die feindliche Welt Beobachtungen zum
gnostischen Dualismus und seiner Bedeutung für Paulus und das
Johannesevangelium (WMANT 37; Neukirchen-Vluyn 1970).
16 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
28
J. ZUMSTEIN, L’Évangile selon Jean, 362-363.
Introducción general al EvJn 19
Esta atribución aparece, en primer lugar, en la tradición manuscrita del EvJn. La inscripción
del 66, que se data en la segunda mitad del s. II, prueba que en dicho periodo el cuarto
evangelio ya era atribuido a Juan el de Zebedeo. Ireneo de Lyon (en torno al 180) es el primer
testigo seguro de la Iglesia antigua — será seguido por Eusebio de Cesarea (Historia V.8.4) —,
que profesa esta opinión. En su tratado Contra las herejías (III.1.1), afirma: «Después, Juan, el
discípulo del Señor, el mismo que reposó sobre su pecho, también ha publicado el evangelio
durante su estancia en Éfeso». Para apoyar su posición, Ireneo remite al testimonio de
presbíteros de Asia Menor que frecuentaron a Juan (Contra las herejías II.22.5), y en particular
de Papías de Hierápolis y de Policarpo de Esmirna. Si Papías — según Eusebio de Cesarea
(Historia III.39.1) — afirma haber conocido al apóstol Juan y al presbítero Juan, no declara en
ninguna parte que uno de los dos haya escrito el cuarto evangelio. En cuanto a Policarpo,
muerto mártir el 155 a la edad de 86 años, Ireneo pretende haberle oído hablar personalmente de
su relación con el apóstol (Contra las herejías III.3.4; Cf. Eusebio, Historia IV.14.3-6). Sin
embargo, por una parte, Ireneo en su evocación de la relación entre Policarpo y Juan no
menciona ningún dato concreto sobre la redacción de Jn; por otra parte, los escritos de Policarpo
guardan silencio acerca de su pretendido conocimiento del hijo de Zebedeo. La conclusión es
evidente: el testimonio de Ireneo descansa probablemente sobre una tradición, pero es imposible
tanto su reconstrucción como la autentificación de la misma.
Contra la tradición de la Iglesia antigua se exponen constantemente dos argumentos para
contrarrestar que Juan el de Zebedeo — y más generalmente un testigo ocular — sea el autor del
cuarto evangelio. Por una parte, según Mc 10,35-40 (vaticinium ex eventu?), Juan el de Zebedeo
habría muerto mártir muy pronto, y no como un venerable anciano bajo el reino de Trajano en
Éfeso (así Ireneo, Contra las herejías II.22.5). Si la tesis de un martirio común con su hermano
Santiago (He 12,2), bajo el reinado de Herodes Antipas, no es demostrable, hay que constatar
que se pierde la pista de Juan el de Zebedeo después de la Asamblea de Jerusalén (Ga 2,9).
Entre Juan el de Zebedeo, compañero de la primera generación, y el redactor del evangelio al
final del s. I, subsiste una diferencia temporal que no será colmada. Por otra parte, la
comparación con los evangelios sinópticos (Cf. Ver el punto 1) muestra que tanto el lenguaje
como la teología del cuarto evangelio ya no están en un vínculo de proximidad con el mundo
del Jesús histórico y sus primeros discípulos. Una larga historia de la tradición separa la vida y
la enseñanza de Jesús de su reutilización en el cuarto evangelio.
Por no poder atribuir el cuarto evangelio al de Zebedeo, algunos (como M. Hengel 29) han
visto en el presbítero Juan, mencionado por Eusebio (Historia eclesiástica III.39.4: o`
presbu,teroj VIwa,nnhj), el autor del evangelio y de las tres epístolas (2Jn y 3Jn se transmiten
explícitamente como cartas escritas por “el Anciano” [o` presbu,teroj]). Esta sagaz hipótesis, que
combina los datos dispersos, no se ve apoyada ni por el cuarto evangelio, ni por ningún testigo
explícito de la tradición de la Iglesia antigua, y debe ser abandonada.
29
M. HENGEL, Die johanneische Frage (WUNT 67; Tübingen 1993).
20 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
30
Anámnēsis: recuerdo, memoria actualizada; memorial. En la anámnēsis no sólo
se hace presente lo recordado, sino también sus efectos salvíficos de un modo
eficaz y efectivo.
Introducción general al EvJn 21
34
Cf. R. BULTMANN, Teologia, II, 58-59.
35
Cf. C.K. BARRETT, Essays on John (London 1982) 82.
Introducción general al EvJn 27
44
Cf. H. KÖSTER – J.M. ROBINSON, Entwicklungslinien durch die Welt des frühen
Christentums (Tübingen 1971).
45
W. SCHMITHALS , Neues Testament und Gnosis (ED 208; Darmstadt 1984).
46
C. COLPE, «Gnosis (religionsgeschichtlich)», RGG3 II, cols. 1648-1652.
47
Cf. J.L. MARTYN, History and Theology in the Fourth Gospel (Nashville 21979).
48
Cf. O. CULLMANN, Der johanneische Kreis Zum Ursprung des
Johannesevangeliums (Tübingen 1975).
Introducción general al EvJn 31
49
Cf. A. DETTWILER , Die Gegenwart des Erhöhten Eine exegetische Studie zu den
johanneischen Abschiedsreden (Joh 13,31–16,33) unter besonderer
Berücksichtigung ihres Relecture-Charakters (FRLANT 169; Göttingen 1995).
50
Cf. L. SCHENKE, Johannes Kommentar (Kommentare zu den Evangelien)
(Düsseldorf 1998).
51
Así: J. ZUMSTEIN, L’Évangile selon Jean, 368.
52
Cf. T. KNÖPPLER , Die theologia crucis des Johannesevangeliums (WMANT 69;
Neukirchen-Vluyn 1994).
ANÁLISIS GENERAL DEL MENSAJE
Y EXÉGESIS DE TEXTOS ELEGIDOS
(1986), 241-264; C.A. EVANS, Word and Glory (JSNTSup 89), JSOT, Sheffield,
1993; E. HARRIS, Prologue and Gospel (JSNTSup 107), Academic, Sheffield, 1994.
56
La «gracia» y la «verdad» de 1,14 reproducen probablemente el famoso par
veterotestamentario hésed y émet, es decir, la bondad (misericordia) de Dios al
escoger a Israel independientemente de cualquier mérito por parte de éste y la
perdurable fidelidad de Dios a la alianza con Israel que da expresión a esta bondad.
57
Sobre estos puntos ver: A. POPPI, I quattro vangeli Volume II: Commento
sinottico (Padova 71997) 553-556.
58
C.K. BARRETT, The Gospel according to St John (London 21978) 156.
34 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
61
Cf. H. VAN DEN BUSSCHE, Giovanni Commento al vangelo spirituale (Assisi
1970) 72.
62
Cf. S.A. PANIMOLLE , Lettura pastorale del vangelo di Giovanni (vol. I; Bologna
1978) 90.
63
Cf. R.E. BROWN, Giovanni, I, 29.
64
Cf. R. SCHNACKENBURG , Il vangelo di Giovanni (Commentario Teologico NT
IV/1-4; vol. I; Brescia 1973) 277-278.
36 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
F’. vv.12-13
E’. v.14
D’. v.15
C’. v.16
B’. v.17
A’. v.18
Según Boismard, Jn se habría inspirado en Is 55,10-11, donde se
describe la salida y el regreso de la palabra de Dios con una “curva
parabólica”. El mismo movimiento de descenso-subida del Verbo, lo
confirma un dicho de Jesús: «Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora
dejo otra vez el mundo y voy al Padre» (16,28). I. de la Potterie critica esta
reconstrucción porque resulta rígida y centraliza la filiación divina de los
creyentes (vv.10-13), en vez de a la figura de Cristo; de igual modo, X.
Léon-Dufour ve artificiosa la organización presentada por Boismard69.
Otros exegetas han propuesto una estructura paralela o en “espiral”, en
base al paralelismo sinonímico muy presente en el Prólogo (como en los
vv.4-5//9-12; 6-7//15; 3//10.17). Tal y como señala I. de la Potterie, el tema
propuesto en un primer momento se retoma en el paso siguiente, pero desde
un punto de vista diverso y con nuevas perspectivas70. Subdivide el Prólogo
en tres partes considerando ciertas características literarias y según tres
momentos en “espiral descendente”71: (1) De la vida del Verbo en Dios a la
luz de los hombres (vv.1-5); (2) Al Verbo encarnado (vv.6-14); (3) A
Jesucristo, presente en medio de la comunidad (vv.15-18). Descubre,
además, el género literario apocalíptico o sapiencial en los vv.1-5, histórico
(de la vida de Jesús) en los vv.6-14, e histórico-presente (en la vida de la
comunidad cristiana) en los vv.15-18. Por último, ilustra del modo
siguiente las tres partes del prólogo: (1) La vida del Verbo, luz de los
hombres (vv.1-5): es una síntesis de todo el evangelio en dos estrofas (el
Verbo ad intra: vv.1-2, y ad extra: vv.3-5); (2) El Verbo encarnado, el Hijo
unigénito venido del Padre (vv.6-14): esta etapa se articula en cuatro
estrofas y describe la encarnación del Verbo; todo acontece en el plano de
la historia partiendo del testimonio del Bautista, confirmada por el
testimonio de los testigos oculares, porque la Encarnación debe ser
comprendida desde el ámbito de la fe; (3) El Hijo unigénito, que ha
regresado al seno del Padre, fue la revelación (vv.15-18): esta parte se
emplaza en el presente de la fe, en la situación actual de los creyentes. La
gran inclusión formada por los vv.1-2 y 18, muestra, según de la Potterie, la
unidad del Prólogo y el fuerte dinamismo que lo atraviesa de parte a parte.
También Panimolle propone un esquema similar, cuyas líneas
fundamentales serían estas: Primera parte (vv.1-15), el Verbo y su obra
reveladora (tres estrofas); Segunda parte (vv.6-14): la encarnación del
Verbo revelador (cuatro estrofas); Tercera parte (vv.15-18): el don de la
revelación escatológica y perfecta (tres estrofas)72.
R.E. Brown, eliminando las presuntas interpolaciones, señala cuatro
estrofas: (1) La palabra de Dios (vv.1-2); (2) La Palabra y la creación
69
Cf. X. LÉON-DUFOUR, Lettura dell’Evangelo secondo Giovanni, I: cc. 1-4
(Cinisello Balsamo 1990) 79.
70
Cf. I. DE LA POTTERIE, La Pasión de Jesús, 21-22.
71
Cf. I. DE LA POTTERIE, La vérité dans saint Jean (AnBib 73-74; Roma 1977) 35-
53.
72
Cf. S.A. PANIMOLLE , Giovanni, I, 31-34.
38 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
término inicia: lo,goj, para expresar una nueva situación existencial del
Verbo, completamente diversa de aquella precedente junto a Dios: “El ser
eterno de la Palabra – dirá Brown – se contrapone al devenir temporal de la
Palabra” (I, 43).
Esta expresión significa que la Palabra se hizo hombre. “Carne” (sa,rx)
es un semitismo que designa al ser humano en su condición de fragilidad,
contingencia e impotencia radical. La situación gloriosa y eterna del Verbo
es contrapuesta a aquella histórica, caracterizada por la kénosis o
vaciamiento del Hijo de Dios (Cf. Flp 2,7-8). Se opone esta afirmación y
realismo al docetismo. Juan se refiere al instante de la encarnación
(evge,neto, aoristo), pero tiene presente toda la vida terrena de Jesús y sobre
todo su pasión y muerte que conforman el momento culminante de su
aniquilamiento, que concluye, sin embargo, con la resurrección y elevación
gloriosa de su humanidad en la gloria del Cielo.
Puso su tienda entre nosotros. Esta expresión procede del AT. Durante
el éxodo, Dios había fijado su morada en la tienda o tabernáculo; se había
hecho nómada entre los nómadas para habitar y vivir junto con su pueblo.
Moisés erigió la tienda según el modelo que Dios le había mostrado (Ex
25,8-9; 40,16-18). Apenas terminada la construcción, “la nube cubrió la
tienda y la gloria llenó la Morada” (40,34). Bajo el reino de Salomón, la
tienda fue sustituida por el templo de Jerusalén (2Sam 7,1-13; 1Re 8,10-
13). Para expresar la morada de Dios en el monte Sión se usaba el verbo
shākán: “habitar bajo la tienda”, y que aludía a la morada de YHWH en el
tabernáculo durante el Éxodo, el tiempo ideal de la unión entre Dios e
Israel. No obstante la ciega confianza de los israelitas por el privilegio de
esta presencia divina en el templo y la previsiones de Ezequiel (43,7; Cf.
Za 2,14; Joel 4,17), Dios iba a abandonar para siempre el templo de piedra,
para hacerse eternamente presente en Jesús de Nazaret, quien con la
resurrección y espiritualización de su corporeidad se convirtió en el
Templo viviente y santo del NT para la comunidad mesiánica (Cf. Jn
4,19.21).
Y contemplamos su gloria. La comunidad cristiana manifiesta su fe acerca
de la condición única de Jesús en su relación con el Padre. El uso del verbo
qea,omai (evqeasa,meqa) indica que no se trata de una contemplación
intelectualista, sino de una “visión de fe”, la cual trasciende la misma
percepción física de la realidad del Verbo encarnado. Es un ver histórico
que se sublima en una visión estática, admirada y adoradora, que quiere
penetrar en el misterio de la persona de Cristo.
El vocablo “gloria” (do,xa; heb.: dwObK') indica el esplendor de la divinidad,
la manifestación luminosa y potente de Dios a los hombres. En las
Escrituras, la manifestación de la gloria divina se asocia a menudo con la
presencia de Dios en el tabernáculo o en el templo. Para indicar que Dios
toma posesión de la tienda, en el momento de su inauguración, el
hagiógrafo dice que la gloria de YHWH la llenó (Ex 40,34-38). También
Ezequiel dice que “la gloria del Señor” llena el templo (44,4). Esta
“gloria”, es decir, la presencia activa, potente y transformadora de Dios
entre los hombres, tal y como se demuestra en Ex 14,17, deja de estar
ligada a un edificio material y se realiza en el Hombre Jesús, el Verbo
encarnado de Dios (Cf. Jn 2,11).
Más que a la Transfiguración, la locución “contemplamos su gloria” se
refiere, por tanto, a la experiencia de la comunidad cristiana que, más allá
del velo de la carne de Cristo humillado y crucificado, contempla la bondad
44 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
80
La “endíadis” es una figura retórica que consiste en emplear dos palabras
coordinadas para expresar un único concepto.
Exposición general del contenido 45
82
Cf. I. DE LA POTTERIE, Bib 69 (1988) 340-370.
83
Algunos ven una mención implícita a un día en 1,40, después de la referencia a las
cuatro de la tarde (la «hora décima») en 1,39, y sostienen que Juan enumera siete
días (explicitados en BGJ 1, 106) para significar la semana de una nueva creación
(siguiendo la referencia del Prólogo a la primera creación Un 1,1; Gn 1,1]). Sin
embargo, aunque en el cap. 1 Juan habla específicamente de cuatro días separados, en
2,1 salta al «tercer día» (presumiblemente a partir del último día mencionado), lo
cual sería una manera extraña de referirse a «siete». Aún más cuestionable es la
propuesta de ver aquí una «inclusión» con la semana final de la vida de Jesús: 12,1:
«Seis días antes de la Pascua»; 12,12: «Al día siguiente»; 13,1: «Antes de la fiesta
de la Pascua».
Exposición general del contenido 47
84
El evangelista pudo ser muy bien un judío de nacimiento; sin embargo, utiliza a
.
menudo esta expresión con un tono muy hostil para aquellos judíos de nacimiento
que no se fían o rechazan a Jesús o a sus seguidores. La expresión «los judíos» incluye
a las autoridades judías, pero no puede confinarse a sólo ellas; este término
generalizante puede ser un intento de englobar narrativamente a los adversarios
judíos de las sinagogas en la época de Juan, unos oponentes que persiguen a la
comunidad joánica (16,2) al igual que los adversarios judíos de la época de Jesús
perseguían a éste. Consecuentemente, muy a menudo, «los judíos» parecen ser un
grupo separado de los seguidores de Jesús por los que se muestra poca simpatía.
Jesús habla a veces como un no judío (o, al menos, como uno que no pertenece a
esos «judíos»): «Está escrito en vuestra Ley» (10,34); «En su Ley» (15,25); «Como
dije a los judíos» (13,33). Cf. pp. 241-242.
85
Los copistas cayeron en la cuenta de ello, pues combinan Jn 1,51 con Mt 26,64.
Ninguno de los evangelios restantes afirma que Jesús ha descendido del cielo, por
lo que la expresión »segunda venida» representa una perspectiva joánica. F. J.
Moloney, The Johannine Son o f Man, Salesianum, Roma, 1978; D. Burkett, The
2
Son o f Man in the Gospel of John (JSNTSup 56), JSOT, Sheffield, 1991.
86
Juan no emplea dynamis, «acción poderosa» (que ayuda a la instauración del
reino de Dios) y que es la designación de los Sinópticos, sino érgon, «obra», o
semeion, «signo». El relato veterotestamentario del éxodo de Egipto habla de las
«obras» de Dios (Ex 34,10; Dt 3,24; 11,3) y de los «signos» que Aquél hizo a través
de Moisés (Ex 10,1; Nm 14,22; Dt 7,19). En su utilización joánica más característica
las obras y los signos son hechos milagrosos (o pronunciamientos sobre el futuro: Jn
48 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
12,33: 21,19) que manifiestan quién es Jesús, su propósito, su gloria y/o su relación
con el Padre. «Obra» expresa la perspectiva divina de lo que se realiza, por lo que es
una descripción apropiada para que Jesús se refiera a sus milagros. «Signo» indica el
punto de vista humano, en el que la atención se dirige no tanto a lo milagroso por sí
mismo (que puede no conducir a la fe: 2,23-24; 4,48; 12,37), sino a lo que se revela
a través del milagro a aquellos que pueden ver más allá.
87
FABRIS, 211.
Exposición general del contenido 49
88
Así pues, esta escena es similar a las de Lc 2,48-49 y Mc 3,31-35, en las que Dios
otorga la precedencia a la relación con Dios sobre las relaciones de parentesco.
50 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
inadecuada92, lo que resulta evidente cuando Jesús explica que sólo nacer
de lo alto permite a alguien entrar en el reino de Dios, es decir ser
engendrado por el agua y el Espíritu93. El Jesús joánico habla de la vida
verdadera de Dios que se consigue sólo cuando uno es engendrado por Dios
(«de lo alto»), lo cual sucede cuando se recibe el agua del bautismo y el
don del Espíritu de Dios. Nicodemo está pensando en un nacimiento
natural de una madre judía, lo que hace al así nacido miembro del pueblo
elegido, pueblo al que el AT considera hijo de Dios (Ex 4,22; Dt 32,6; Os
11,1). Jn 3,6 rechaza tal descendencia, pues lo único que la carne puede
engendrar es carne. El Jesús joánico, pues, está substituyendo radicalmente
aquello por lo que se es hijo de Dios y cuestionando todo estado de
privilegio que proceda de un parentesco natural. La ironía típica de Juan
subyace a 3,9-11: a un Nicodemo que viene diciendo «sabemos», pero que
no puede comprender, Jesús le habla en nombre de los creyentes y
contrapone un «hablamos de lo que sabemos y testificamos lo que hemos
visto». La seguridad de Jesús sobre la necesidad de ser engendrado de
nuevo se fundamente en que él ha venido de arriba. El diálogo se convierte
ahora en un monólogo cuando Nicodemo se difumina en la obscuridad de
donde vino (hasta que reaparece aún dubitante, como un seguidor secreto
de Jesús en 7,50-52, y finalmente como seguidor público en 19,39-42).
En 3,15-21 Jesús proclama por vez primera la teología básica joánica de la
encarnación salvífica: El es el Hijo de Dios venido al mundo para traer la
vida propia de Dios, de modo que cualquiera que crea en él tenga vida
eterna, porque ya está juzgado94.
El testimonio final de Juan Bautista sobre Jesús (3,22-30), que resume
el pasaje de 1,15.19-34, se produce en el contexto del bautismo de Jesús95
92
Otros personajes posteriores que representarán diferentes encuentros de fe se rán
la samaritana (cap. 4) y el ciego de nacimiento (cap. 9). Para este aspecto sirve de
ayuda Rensberger, Johannine Faith.
93
Hay en el griego de este diálogo muchos juegos de palabras que hacen difícil la
traducción. El mismo verbo puede significar «engendrado por» (principio
masculino; cf. 1Jn 3,9: la «simiente de Dios») y «nacido de» (principio femenino);
el mismo adverbio significa «de lo alto» y «de nuevo»; la misma palabra significa
«viento» y «Espíritu» (3,8).
94
Esta «escatología realizada» es predominante en Juan (cf. también 5,24). Ahora
bien, hay también pasajes de una «escatología final» (5,28-29). Bultmann atribuye
estos últimos a la labor del redactor eclesiástico posterior (pp. 483-484) como
corrección de la primera versión, pero este proceso es demasiado mecánico. No hay
pruebas de que alguien en la escuela joánica mantuviera exclusivamente un solo
tipo de escatología; en 1Jn, que recuerda lo que «era desde el principio», se hace
hincapié en la escatología final (pp. 507 y 510).
95
Esta es la única referencia neotestamentaria de que Jesús bautizaba
personalmente, y puede que sea histórica a pesar de la corrección de 4,2. Esta
corrección y el completo silencio sobre los bautismos de Jesús en la tradición
sinóptica se comprenden bien si — una vez que fue detenido Juan Bautista — Jesús
dejó de bautizar, por lo que sus seguidores no lo recordaron en esta faceta. La
rivalidad entre los discípulos de Juan Bautista y los de Jesús, quien tuvo luego más
éxito que el primero (3,26), puede reflejar la situación cuando fue compuesto el
evangelio; los Hechos (18,24-19,7) prueban la existencia posterior de discípulos del
Bautista, y escritos de los siglos II y III dicen que algunos afirmaban que Juan
Bautista, no Jesús, era el mesías.
52 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
97
Muchos investigadores han intentado encontrar un simbolismo especial en los
cinco maridos, por ejemplo un reflejo del traslado de colonos, en el siglo VIII a.C.,
de cinco ciudades paganas, que llevaron a sus dioses consigo (2Re 17,5-6.24-41;
Josefo, Ant. IX 14,3; § 288). Esta suposición, según Brown, es innecesaria para el
flujo de la historia, pero, a mi parecer, debe ser tenida en consideración para
entender el significado simbólico que asume la figura de la samaritana y toda la
composición en relación con el pueblo de Samaria.
54 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
98
En esta narración se nota mucho conocimiento de Samaria por parte del autor; sin
embargo, los samaritanos no aguardaban un mesías en el sentido de un rey ungido
de la casa de David. Si el evangelista lo sabía, quizás haya trasladado las expectativas de
estos samaritanos a un lenguaje más familiar para sus lectores.
99
Cf. A. POPPI, Giovanni, en IDEM, I quattro vangeli Commento sinottico, 584-585.
Exposición general del contenido 55
favor del hombre puede saciar la sed de vida eterna que late y gime
en cada corazón humano.
b) Por eso al don del “agua viva” se vincula el verdadero culto, que
Jesús contrapone tanto a aquel de los samaritanos como a aquel de los
judíos. Este culto comporta un cambio radical porque ya no está
ligado a un lugar geográfico sagrado, sea el templo de Jerusalén o el
monte Garizim, los dos “altares” que competían por la presencia de
Dios, sino que –– como señalaba el Padre en el momento de la
Transfiguración –– tendrá como centro la persona misma de Jesús,
Templo vivo y Santo de los Santos de la Nueva Alianza, y se
desarrollará en el Espíritu de la Verdad. El Espíritu Santo, que Jesús
da a quienes acogen su Palabra y son iluminados por la revelación de
su persona, se convertirá en los creyentes en principio interior de
genuina oración, es decir, de una relación auténtica con el Dios
verdadero. La oración y la vida se convierten en un culto, en un
servicio de filial adoración al Padre “en la Verdad” que es Jesús
mismo, con quien el creyente vive en una perenne comunión de vida
(en su mismo Espíritu). El culto en el Espíritu no es, por tanto, un
“intimismo” que separa de la historia, de los acontecimientos y de las
“distracciones” diarias de la vida, sino que se trata de vivir lo
cotidiano movidos por el Espíritu, con un auténtico e intenso sentido
divino, a la manera de Cristo. Por lo tanto, la vida cristiana, que se
manifiesta como oración y culto, dejará vislumbrar en sí misma la
dimensión trinitaria de Dios, pues es inspirada por el Espíritu de la
verdad, se practica en unión con Cristo, el Hijo de Dios, y se ofrece
como continua acción de gracias al Padre.
c) Por último, la universalidad de la salvación atraviesa toda la
narración. Jesús que, por voluntad del Padre, se dirige a Galilea, tiene
que pasar por la región semipagana de Samaria, en la que también
desvela el diseño salvífico y providente de Dios. Rompiendo con
todos los prejuicios y falsos “puritanismos” existentes en la sociedad
judía contemporánea, Jesús acepta dialogar con una mujer y un
pueblo considerados por el judaísmo oficial impuros, diabólicos y
heréticos. A través del diálogo, conduce a la mujer a gustar el agua
que apaga para siempre la sed de Vida y a celebrar un culto en el
Espíritu de la Verdad. El testimonio de ella guiará a sus paisanos
hasta Jesús, quien sembrará en ellos la Palabra de la verdad, cuyos
frutos no tardan en aparecer. El sembrador, Jesús mismo, exulta de
alegría por las primicias de la siega mesiánica, y los segadores, sus
discípulos, vendrán después de Él para prolongar su misión en el
mundo (Cf He 8,6-8.14-17). La abundante mies recogida en Samaria
se convierte en un preludio simbólico de la conversión de los
gentiles, que reconocerán a Jesús como el “Salvador del mundo” (Jn
4,42).
La historicidad sustancial del episodio está confirmada por la
precisión de las indicaciones topográficas, por el exacto conocimiento de
las creencias religiosas y por la praxis litúrgica de los samaritanos.
Existe una fuerte impronta redaccional en los dos diálogos de Jesús, con
la samaritana y con los discípulos. Jn reorganiza y aúna armónicamente
los datos tradicionales de que disponía, y que también encuentran eco en
los sinópticos. De hecho, utiliza el esquema literario acostumbrado,
alternando las revelaciones de Jesús con la incomprensión de los
56 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
100
Los estudiosos se hallan divididos respecto a si «su país» es Judea (lo que
significaría retroceder a 2,23-25 saltándose la escena de Samaria) o Galilea, como
se indica por el contexto inmediato y los otros evangelios. La última interpretación
encuentra apoyo en la superficialidad (implícita) de la bienvenida de los galileos en
4,45, basada en que han visto lo que Jesús ha hecho en Jerusalén.
Exposición general del contenido 57
101
La Piscina probática o la Puerta probática puede ser lo que en el Rollo de Cobre
de los manuscritos del Mar Muerto (XI 12-13) se llama «Bet ‘Ešdatayin», forma
que indica un lugar denominado Bet ‘Ešda, en donde había dos albercas. Muy
probablemente, este lugar es la zona trapezoidal (dividida en dos piscinas por una
partición central) en la sección nordeste de la Jerusalén amurallada, justo fuera de la
iglesia de Santa Ana. En la antigüedad se creía que las fuentes que allí había tenían
poder curativo. Jn 5,3b-4, que habla de un ángel que agitaba las aguas, falta en los
mejores manuscritos y refleja una tradición popular.
102
El hecho de que la gente nazca y muera en sábado indica que Dios opera, otorga
la vida, premia a los buenos y castiga a los malos en ese día.
58 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
103
Cf. LÉON-DUFOUR, II, 118.
Exposición general del contenido 59
104
Por ejemplo, el verbo euvcariste,w en el v. 11; kla,sma, «fragmento» (v. 12,
utilizado en una descripción de la eucaristía en Didaché 9,4); suna,gw (v. 12,
«congregar», de donde procede el vocablo «sinaxis»).
60 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
105
Cf. A. POPPI, Giovanni, 598-599.
Exposición general del contenido 61
106
Cf. MATEOS – BARRETO, 304.
62 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
107
Aludiendo a Ex 16,4.15; Sal 78,24, el debate sobre «Les dio a comer pan del
cielo» (el sujeto es Dios o Moisés, «le dio» o «le da» = maná o Jesús) lleva a una
homilía, posiblemente una respuesta a un argumento sinagogal contra los cristianos
joánicos. Es típico del estilo homilético de la época la introducción de un texto
profético (6,45, de Is 54,13) para sustentar la interpretación. Cf. la importante
contribución de P. BORGEN, Bread from Heaven (NovTSup 10), Brill, Leiden, 1965,
21981; Logos Was the True Light, University Press, Trondheim, 1983, 32-46. Es
menos probable la opinión de que en aquella época había ya un leccionario con un
ciclo de tres años en el que el texto del Éxodo fuera la lectura de la Pascua, como lo
era Is 54. Ésta es la tesis de A. GUILDING, The Fourth Gospel and Jewish Worship,
Clarendon, Oxford, 1960, criticada por L. MORRIS , The New Testament and Jewish
Lectionaries, Tyndale, London, 1964.
108
El tema de la Sabiduría es un motivo relevante en la cristología joánica: M.
Scott, Sophia and the Johannine Jesus (JSNTSup 71, JSOT, Sheffield, 1992; M. E.
Willett, Wisdom Christology and the Fourth Gospel, Mellen, San Francisco, 1992.
Para el trasfondo general del AT, cf. R. C. Hill, Wisdom's Many Faces, Liturgical,
Collegeville, 1996.
Exposición general del contenido 63
109
La afirmación de que muchos de los discípulos no le seguirán desde ese
momento (6,66) sólo se encuentra en el Evangelio de Juan y puede reflejar un
período hacia el final del siglo I en el que la koinonía se había roto ya.
Exposición general del contenido 65
110
¿Es la frase de 7,35, «Acaso quiere irse a la diáspora de los gentiles para
enseñarles?», una indicación irónica del futuro de los cristianos joánicos cuando
sean expulsados de la sinagoga?; ¿Qué ironía tiene la objeción de que el mesías ha de
venir de Belén?; ¿Le consta al evangelista la tradición de que Jesús nació en Belén
(conocida sólo por Lc 2 y Mt 2), o piensa que el lugar de nacimiento es irrelevante,
puesto que Jesús procede de arriba, o pretende ambos significados?
111
Particularmente enigmático es el hecho de que las objeciones hostiles proceden
de «judíos que creen en él» (8,30-31). ¿Refleja esto las disputas de la comunidad
joánica con otros cristianos de una cristología inferior que no podían aceptar a
Jesús como el sujeto divino de ese YO SOY? Este título cristológico ha sido objeto
de muchos estudios, por ejemplo, D. M. BALL, «I AM» in John's Gospel USNTSup
124), Academic, Sheffield, 1996.
66 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
Iscariote es nombrado dos veces, una llamándole un diablo (6,70), una diciéndole
movido por el diablo (13,2), cuando hizo sus planes para traicionar a Jesús. En 8,44, les
es dicho a los “creyentes” que pertenecen a su padre, al diablo, porque pretenden poner
por obra el deseo del diablo asesinando a Jesús (Cf. 8,37.40). Ellos no obraban como
Abraham (8,39) sino como el diablo, porque él es homicida desde el principio y no se
ha mantenido en la verdad, porque no hay verdad en él. Los “creyentes” rechazan la
llamada de Jesús a la verdad y al goce de la verdadera libertad (8,31-33) y habían
venido a ser como el diablo, quien no se atenía a la verdad y era un homicida desde el
inicio. Se trata, probablemente, de una alusión a Génesis 3, donde el diablo empuja a la
primera pareja en desobedecer a Dios, causando así a ambos la pérdida de la vida
eterna. Después su pecado contagió a Caín, que mató a su hermano Abel (también 1Jn
3,8 se refiere al diablo diciéndole pecador “desde el principio”). Por lo tanto, Jesús dice
algo respecto a la naturaleza del diablo: Cuando dice la mentira, habla de aquello que
es suyo porque es mentiroso y padre de la mentira… Por su naturaleza, en su yo, el
diablo es “un mentiroso, y el padre de los mentirosos”. Esta es una alusión a Gn 3,
donde el diablo, por medio de la mentira, introduce el pecado en el mundo, y en este
sentido él es “el padre de la mentira”.
Cuando Jesús dice a los “creyentes” que son (hijos) del diablo, su padre, habla en
sentido ético, y como judío a los judíos. La afirmación no es antisemita, ni lo es el
Cuarto Evangelio en su conjunto. Su finalidad es poner en evidencia el amor de Dios
por todos los pueblos y animar a los judíos y gentiles a poner su fe en Cristo y
apropiarse así de la vida eterna.
Los “creyentes”, dice Jesús, estaban dispuestos a satisfacer los deseos del diablo, el
padre de la mentira. A mí, porque os digo la verdad, no me creéis. He aquí una ironía.
¡Estaban dispuestos a hacer aquello que quería el padre de la mentira, pero no querían
creer a Aquel que les decía la verdad! Y esto acontecía porque la verdad daba un corte
neto a su mal puesto orgullo en el tenerse por descendientes de Abraham. (KRUSE,
Giovanni, 272-273).
— Notas a desarrollar —
Cap. 7: El agua viva ( u[datoj zw/ntoj)
1. Jesús, con sus signos, se vincula a necesidades humanas con el fin
de:
a. Explicar lo que Dios quiere dar a través de Él.
b. Ganar a sus interlocutores para que se abran al don que Dios les
da.
c. Hacerles entender sus verdaderos dones a través de la experiencia
de su potente ayuda.
2. Las grandes fiestas son propicias para llegar al pueblo. Israel se
reunía en el templo y era posible hacer llegar el mensaje a todas las
regiones y a todos los estamentos israelitas, para que comprendiesen
quién es Jesús y qué don ofrece por mandato de Dios-Padre.
3. La Fiesta de los Tabernáculos: la tercera gran fiesta junto con la de la
Pascua y Pentecostés.
a. 7-8 días de júbilo. Recuerda que Dios hizo vivir a Israel en
tiendas cuando le sacó de la esclavitud de Egipto (Lv 23,40.43).
b. Gratitud: (i) Por los dones de Dios recogidos en la cosecha y que
aseguran la supervivencia al pueblo; (ii) Por la acción salvífica de
Dios que le liberó de Egipto y les convirtió en su pueblo.
4. En esta ocasión, Jesús no hace ningún milagro, sino que se presenta
como maestro (7,14.28) y la gente se pregunta sobre el origen de su
doctrina (7,15) y de su persona (7,27.41-42).
68 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
4. La luz del sol no puede hacer visible a Dios. Sólo Jesús, el Verbo de
Dios encarnado, desvela y saca a la luz el ser mismo de Dios (1,18),
y le da a conocer, por eso quien ve al Hijo ve al Padre (14,9).
a. Las tinieblas, es decir, todo cuanto oculta a Dios, cuanto aleja y
separa a la humanidad de Dios, cuanto introduce en la ignorancia
de Dios, cuanto promueve la ceguera voluntaria y la ceguera en
relación con el obrar mismo de Dios, son vencidas por Jesús
(1,5).
b. Venciendo las tinieblas, Jesús vence el “frío” existencial de la
vida humana. Jesús da a conocer que Dios no existe en sí mismo
y para sí mismo en una estática contemplación y sublimidad, sino
que vive en sí mismo el amor y la comunión del Padre y del Hijo
en el Espíritu. Dios ama al mundo y envía a su Hijo para salvarle
y darle la vida eterna (3,16) introduciéndole en ese fuego de amor
de las personas divinas.
c. Quien cree en Jesús no permanece en las tinieblas (12,46).
5. En cuanto luz del mundo, Jesús ilumina el camino verdadero que
conduce a Dios y llama a seguirle. Él mismo recorre el camino y lo
hace claro. Los primeros discípulos le siguen en el pleno sentido de
la palabra (1,37.43).
6. Los adversarios toman las palabras de Jesús a la letra, no las
interpretan para aceptarlas en su verdadero sentido. Afirman que
Jesús da testimonio de sí mismo (8,13) y que no es verdad lo que
dice.
a. Jesús no les ofrece ninguna prueba visible.
b. Responde desde el conocimiento diáfano que posee de su origen,
de su futuro y de su propia misión (8,14.16).
c. Todo lo hace depender de su relación con Dios-Padre.
d. No está solo, ni habla por sí mismo: es el Hijo enviado por el
Padre y mora siempre en el seno del Padre.
Controversias en Jerusalén antes y durante la fiesta de la Dedicación (9–
10)
El cap. 9, que describe cómo recobra la vista el ciego de nacimiento, es
la obra maestra de la narración dramática joánica, y está tan
cuidadosamente organizada que no sobra ni una palabra. El motivo de la
«luz del mundo» (9,5) y la referencia a la piscina de Siloé proporcionan una
relación laxa con la festividad de los Tabernáculos, celebrada evidentemente
por Jesús en Jerusalén. El ciego de nacimiento es más que un individuo112;
el autor lo ha concebido como interlocutor en un tipo particular de
encuentro de fe con Jesús. La samaritana ejemplificaba los obstáculos que
se oponen en un primer encuentro a la fe en Jesús. El ciego, tras lavarse en
las aguas de la piscina de Siloé (este vocablo significa en hebreo «el
enviado», designación joánica para Jesús), ejemplifica a alguien iluminado
en el primer encuentro, pero que llega a ver lo que es realmente Jesús sólo
más tarde..., después de padecer procesos y de ser expulsado de la
sinagoga113. Esto podría considerarse como un mensaje a los cristianos
112
SAN AGUSTÍN, In Johannem 44,1 (CC XXXVI 381): «Este ciego es el
representante de la raza humana».
113
La «iluminación» (fwtismo,j) era un término cristiano primitivo que designaba la
conversión bautismal, por ejemplo Heb 6,4; 10,32; J USTINO, Apología I 61,3. Las
70 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
115
El simbolismo del pastoreo aparece aquí también (Cf. Mc 14,27; Mt 18,12;
25,32; He 20,28-29; 1Pe 5,2-4; Heb 13,20) y refleja una larga historia de uso
veterotestamentario (Nm 27,16-17; 1Re 22,17; Jr 23,1-4; Ez 34). J. BEUTLER – R.T.
FORTNA (eds.), The Shepherd Discourse of John 10 and its Context (SNTSMS 67),
University Press, Cambridge, 1991.
72 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
116
Los evangelistas cuentan las resurrecciones de muertos realizadas por Jesús (Lázaro;
el hijo de la viuda de Naím [Lc 7,11-17], la hija de Jairo [Mc 5,35-43]) como
resucitaciones, es decir, vueltas milagrosas a la vida similares a las realizadas por los
profetas veterotestamentarios Elías y Eliseo (1Re 17,17-24; 2Re 4,32-37). La propia
resurrección de Jesús es de un orden superior que anticipa escatológicamente la
Exposición general del contenido 73
aún con los sudarios del enterramiento. Jesús viene para conceder una vida
eterna no sujeta a la muerte, lo que él simbolizará al salir de la tumba
dejando en el suelo su sudario (20,6-7).
La resurrección/resucitación de Lázaro es el signo más extraordinario
cumplido por Jesús con el que se culmina la serie de “siete signos”
expuestos por el evangelista, pues muestra la victoria de Jesucristo sobre
el último enemigo del hombre, es decir, sobre la muerte, a la vez que
expresa la fe de la comunidad joánica en Aquel que tiene el poder de
vivificar a los muertos. Manifiesta, asimismo, que la amistad-fe en Jesús
es garantía de la vida eterna, de vida de comunión con Dios más allá de
la muerte.
El hecho del retorno de Lázaro a la vida terrena se entrelaza con la
dimensión simbólica, a la que el evangelista subordina totalmente la
composición en la sólo la figura de Jesús asume verdaderamente
importancia. Lázaro no emite palabra alguna y queda, de algún modo, al
margen del relato. Lázaro es el amigo de Jesús que, en su muerte, queda
en manos del Señor, del Amigo en quien, ya en vida, puso toda su
confianza. Mejor que hablar de “resurrección”, es más apropiado hablar
de “resucitación” o “vivificación”, puesto que se trata del regreso de
Lázaro a la vida física, terrena.
La estructura de este relato puede ser la siguiente: (1) Introducción
(11,1-6): se da a conocer los personajes y las circunstancias del episodio;
(2) Diálogo entre Jesús y los discípulos sobre la enfermedad de Lázaro y
el riesgo de subir a Jerusalén (11,7-16); (3) Encuentro con las hermanas
de Lázaro: con Marta (11,17-27) y con María (11,28-37) (los vv.21 y 32
con idénticos en su contenido y forma); (4) Narración del milagro
(11,38-44). El punto central es 11,25-26, y su realización (en cuanto
signo) acaece en 11,43-44.45.
El contenido doctrinal tiene su punto central en el solemne testimonio
que Jesús da de sí mismo cuando dice: “Yo soy la resurrección y la vida”
(12,25.26). Sólo aquí se autoproclama e identifica con la resurrección
personificada, con la fuente de la vida eterna (Cf. 5,21; 5,28-29; 6,54;
14,6). La resucitación de su amigo Lázaro no es otra cosa que un signo
que preanuncia el evento escatológico de la resurrección de los muertos,
para entrar en posesión de la vida plena y definitiva de comunión con
Dios, que es la vida eterna. Pero lo preanuncia como algo que ya puede
ser gustado aquí y ahora pues “todo el que vive y cree en Jesús, no
morirá jamás” (11,26). Por lo tanto, el séptimo “signo”, que se vincula al
signo de Caná al mencionar los “dos días” (11,6) y la “gloria” (11,4.40),
representa la culminación de las obras realizadas por Jesús, quien se
revela como el Señor de la vida y de la muerte.
La fiabilidad histórica de este “signo” se pone en cuestión. Sorprende
el silencio de los sinópticos al tratarse de un milagro tan extraordinario
que, según Juan, llegó a provocar la condena a muerte de Jesús. El
evangelista subordina el interés histórico al significado teológico del
“signo” para dar un paso adelante en la revelación progresiva del Verbo
encarnado. Ahora bien, si resulta muy difícil argumentar de manera
crítica y convincente la historicidad de la resurrección de Lázaro,
también es cierto que para componer este relato el evangelista ha
resurrección de los muertos por parte de Dios en los últimos días. Una resucitación restaura
la vida ordinaria; una resurrección implica la vida eterna.
74 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
mortal, y todavía menos bajo otras formas de vida. Esto tiene que
quedarnos claro frente a las extendidas creencias actuales acerca de la
“reencarnación”, y para que en el trabajo pastoral no alimentemos de falsas
esperanzas a los enfermos, moribundos y familiares.
Todo esto se entiende desde la experiencia de la fe: la muerte de Lázaro
no tiene carácter definitivo en relación al juicio y a la visión de Dios.
Aunque su estado de muerte física era irreversible (desde las posibilidades
humanas), respetaba las condiciones necesarias para retornar a esta vida
(por la potencia de [la palabra de] Jesús, el Amigo), esto es, Lázaro
regresará a esta vida porque las condiciones de su organismo y de su
cerebro todavía lo permitían. Podríamos compararlo con los estados de
coma irreversible que se conocen actualmente y que, tanto médica como
clínicamente, están abocados a permanecer latiendo como “vida” por un
tiempo indefinido. Frente a estas situaciones que generan numerosos
problemas en el campo médico, angustias en el ámbito familiar, cuestiones
serias sobre la terapia a realizar y graves problemas morales en cuanto a la
aplicación o no de la eutanasia, la muerte de Lázaro muestra que dichas
“muertes” tienen en Jesucristo un sentido para los hombres y para Dios, y
que, desde la conversión y la fe, hay que empeñarse en encontrarlo.
Los “cuatro días” sepultado en el sepulcro indican la irreversibilidad
(desde la perspectiva humana) del estado mortal de Lázaro, que, por tanto,
no debe confundirse ya con el sueño (11,11-14). El “hedor” de la
descomposición es, por otra parte, el efecto que Marta y todos los demás
esperan percibir al quitar la piedra, aunque finalmente no fuera así (11,39-
40). Ahora bien, el todavía posible retorno a esta vida de Lázaro acaece en
virtud de una disposición y de una palabra de Jesús a su favor (Cf. 11,4.43),
y esta orden demuestra que su autoridad dominará incluso sobre la misma
“descomposición” en el momento en que la resurrección final lo requiera.
Jesús es la resurrección y en su amigo anuncia el incomparable fulgor que
resplandecerá a través de la incorruptibilidad de su Cuerpo resucitado.
Los judíos celebraban los funerales el mismo día de la muerte, por lo que
el número “cuatro” podría hacernos pensar en una resurrección. Pero, ¿ha
resucitado verdaderamente Lázaro? Considerando lo dicho anteriormente
es evidente que no. Además, y sin entrar en detalles, las vendas y paños que
le envuelven (11,41-46) marcan un claro contraste con el paralelo que el
evangelista presenta con la escena de Pascua relativa a la resurrección de
Jesús (20,6-7). También la piedra, por ejemplo, será movida en el caso de
Lázaro por personas conocidas (11,41), pero en la Pascua ninguno sabrá
quién ha corrido la piedra del sepulcro donde yacía Jesús (20,1-2). En
definitiva, Lázaro retorna a esta vida para volver a morir (Cf. 12,10-11),
mientras que Jesús, verdaderamente muerto, resucita a la Vida para no
volver a morir nunca jamás. La vivificación de Lázaro busca fortalecer la fe
de los discípulos como adhesión personal a la persona de Jesús (11,15), el
único capaz de reivindicar para sí “la resurrección y la vida” (11,25). De
hecho, el acento de todo el episodio cae en el efecto que las palabras y
obras de Jesús provocan en los presentes: en aquellos que creen, como
Marta, María, los discípulos y algunos judíos, y en aquellos que no creen,
como los judíos que retornan a Jerusalén para acusarle.
Marta, con cierto reproche, expresa en sus palabras confianza en Jesús y
no duda de su relación única con Dios, pero al mismo tiempo su fe tiene
que ser transformada porque está cercana a la idolatría, a considerar a Jesús
como una especie de amuleto o talismán que preserva “a los suyos” de la
enfermedad y de la muerte (11,21b-22). De confesar la fe de Israel (su
76 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
para ellos. Luego, en los tres capítulos que describen la pasión, muerte y
resurrección, Jesús es glorificado y asciende a su Padre, que ahora es
también el Padre de aquéllos (20,17). Así, este libro ilustra el tema del
Prólogo (1,12): «Pero a todos los que lo aceptaron les dio poder para
llegar a ser hijos de Dios», es decir, «los nuevos suyos», los que «creen en
su nombre», no los que eran su pueblo por nacimiento.
Jesús se despide de los suyos (13–17)
En todos los evangelios Jesús habla durante esta cena celebrada en la noche
anterior a su muerte, pero en el de Juan este discurso dura mucho más.
La Última Cena (Jn 13). La cena sólo aparece en el relato de manera
secundaria y sólo sirve como trasfondo para transmitir el testamento
espiritual de Jesús. El texto consta de un díptico narrativo formado por el
lavatorio de los pies (13,1-20) y la denuncia del traidor (13,21-30), y de un
fragmento discursivo en el que se expone el mandamiento nuevo (13,31-
35) y la predicción de las negaciones de Pedro (13,36-38).
Se discute la relación de la última cena descrita por Jn con la cena
pascual de los sinópticos. La cronología es diversa. Para Jn, la cena tuvo
lugar “antes de la fiesta de la Pascua” (13,1); para los sinópticos se trata de
la cena pascual, al ocaso del 14 de Nisán, cuando los hebreos iniciaban el
nuevo día, el 15 de Nisán. Según Jn, Jesús murió la tarde de la vigilia de
Pascua, el 14 de Nisán; para los sinópticos, la muerte aconteció el día de
Pascua, el 15 de Nisán, cerca de las quince horas del viernes, algunas horas
antes de terminar la fiesta. Para Jn, la Pascua comenzó al anochecer el
viernes y se prolongó hasta la puesta del sol del día siguiente, el sábado.
La mayoría de los estudiosos sostienen como más fiable la cronología de
los sinópticos, y piensan que Jn pospone la Pascua para hacer coincidir la
muerte de Jesús con el momento de la inmolación de los corderos en el
templo, como preparación de la cena pascual, en cuanto le interesa la
tipología de Cristo como el verdadero Cordero de la Nueva Alianza.
Otros apoyan la cronología de Jn. Según Brown es posible que Jn
comiese “una comida que tenía las características pascuales” la vigilia de
Pascua, y que los sinópticos supusieran que el día fue efectivamente aquel
de la Pascua (II, p. 663).
Jn 13,1-20 es la primera escena de la Última Cena. Se trata de un gesto
simbólico muy significativo por su valor cristológico. El lavatorio de los
pies expresa plásticamente el servicio que el Hijo del hombre hace a los
hombres mediante su abajamiento y donación de su propia vida; muy
pronto iba a morir en la cruz para manifestar el amor extremo del Padre
hacia la humanidad pecadora. Este gesto anticipa simbólicamente su don de
amor cuando llega la hora de pasar de este mundo al Padre.
Este texto se organiza del modo siguiente: (1) Introducción (13,1): este
versículo introduce también todo el Libro de la Gloria; (2) El lavatorio de
los pies (13,2-11); (3) El monólogo de Jesús que explica el significado del
gesto (13,12-20).
El valor cristológico y soteriológico que asume el lavatorio de los pies,
no se contrapone a la explicación moral y parenética sucesiva, en la que
Jesús aparece como modelo de servicio para los discípulos. De hecho, Jesús
dará a los suyos el mandamiento del amor un poco más adelante: «Que,
como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros»
(13,34).
En las secciones iniciales de la Última Cena (cap. 13) el relato de Juan
muestra paralelos con el material sinóptico cuando Jesús habla en la mesa
80 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
119
Para Juan y Lucas, Judas es el instrumento del Diablo/Satanás.
120
Sobre el sacramentalismo de Juan ver el apartado de la introducción. A menudo,
en un nivel secundario de simbolismo, parecen estar presente referencias al bautismo
y a la eucaristía; por ejemplo, el dicho «Si no os lavo los pies, no tendréis parte
conmigo» (13,8) ha sido el motivo de que el lavatorio de los pies sea considerado un
símbolo del bautismo.
121
Cf. BROWN , Introducción, II, 487.
Exposición general del contenido 81
122
Ver el discurso de Jacob a sus doce hijos en Gn 49, el de Moisés a Israel (Dt 33),
el de Josué al mismo Israel (Jos 23–24) y el de David en 2Sm 23,1-7; 2Cr 28-29.
Este género literario tuvo mucho éxito en los últimos siglos antes de la era cristiana,
como constata la literatura apócrifa, por ejemplo, en el libro de los Jubileos la
despedida de Noé (10), de Abrahán (20-21) y las de Rebeca e Isaac (35-36) y el
conjunto de los Testamentos de los Doce Patriarcas. En el NT hay discursos de este
estilo en He 20,17-38 y 2Tim 3,1-4,8 (Pablo) y de Pedro en 2Pe. Una lista de
paralelos en esta literatura al último discurso de Juan se encuentra en BGJ 2,598-
601. También: D.F. TOLMIE, Jesus' Farewell to the Disciples, Brill, Leiden, 1995.
84 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
123
Las diversas afirmaciones sobre cómo esas tres figuras vendrán a los creyentes y
permanecerán con ellos son complicadas, Cf. BGJ 2, 602-603.
124
Bibliografía sobre el Espíritu-Paráclito joánico: C. K. BARRET, JNTNS, 1 (1950)
1-15; R. E. BROWN, NTS, 13 (1966-1967), 113-132; también en BGJ 2, 1135-1144; H.
WINDISCH, The Spirit-Paraclete in the Fourth Gospel (Facet Biblical Series 20),
Fortress, Philadelphia, 1968 (de un original alemán de 1927, 1933); D. E. HOLWERDA,
The Holy Spirit and Eschatology in the Gospel of John, Kok, Kampen, 1959; G.
JOHNSTON, The Spirit-Paraclete in the Gospel of John (SNTSMS 12), University
Press., Cambridge, 1970; G. M. BURGE, The Anointed Community. The Holy Spirit in
the Johannine Tradition, Eerdmans, Grand Rapids, 1987.
125
En latín ad-vocatus, «llamado junto a», designación para el experto en
legislación; el griego para,klhtoj es un término legal o forense que designa al
abogado que asiste en un pleito, pero el Paráclito joánico es más bien un
demandante o fiscal.
126
El Jesús joánico es la verdad (14,6); el Paráclito es el Espíritu de la Verdad
(14,17; 16,13), designación que no se encuentra en el AT pero sí en los manuscritos
del Mar Muerto (en oposición al Espíritu de la mentira), y que sólo es utilizada por
el Evangelio de Juan. Cf. también 1Jn 5,6: «El Espíritu es la verdad».
Exposición general del contenido 85
[Notas a desarrollar]
Jn 14,1-14 Jesús va al Padre – Comunión perenne en la fe
Jesús se va (13,33) y el tipo de comunión de vida que los discípulos
han vivido con Él hasta esos momentos termina. Jesús les explica, sin
embargo, que no se separa de ellos para siempre, sino que su partida
conducirá a una unión mucho más fuerte y sólida.
1. En Jn 14,1, Jesús indica la actitud fundamental que tienen que tener
los discípulos para afrontar su separación, muerte y ausencia física.
Esta actitud, que es la fe en Dios-Padre y en Jesús, se asienta en el
“corazón” y afectará toda la existencia del discípulo.
a. Deben fundamentarse en Dios y en Jesús.
b. La fe les capacita para afrontar los eventos de la pasión y muerte
de Jesús. Los signos mismos de Jesús ya reclamaban la fe de los
presentes (Cf. 2,11; 6,34; 9,35; 11,25.40.42; 13,19; etc.).
c. A Dios-Padre y a Jesús les corresponde el mismo tributo de la fe,
pues el Padre se da a conocer por medio del Hijo y obra en
comunión inseparable con Él (14,10-11).
2. Jn 14,2-3. Jesús regresa al Padre (Cf. 13,1), será exaltado y
glorificado, y, en cuanto hombre, vivirá definitivamente en perfecta
comunión de vida con Dios-Padre. También los discípulos tienen en
Dios, y no en la tierra, su patria verdadera y permanente; de hecho,
el fin de la separación física no significa que Jesús les abandona,
sino que “va” a prepararles un lugar junto al Padre, para tomarles
posteriormente consigo y vivir eternamente juntos.
3. Jn 14,4-6. Los discípulos no tienen que vivir pasivamente cuando
Jesús deje de estar presente físicamente entre ellos. Tienen que
obrar y seguir caminando detrás de Él, como discípulos.
– Jesús mismo es el Camino (Cf. Jn 10,9: la puerta) que conduce a la
salvación, es decir, a la unión con Dios-Padre.
– Es la Verdad, esto es, sólo por medio de Jesús puede conocerse el
misterio de Dios que es comunión de amor pleno entre el Padre y el
Hijo (Cf. Jn 1,18) en el mismo y único Espírito Santo.
– Es la Vida porque en Jesús se nos da la unión con el Padre y, por
tanto, la vida eterna.
– Comenzando 14,6 con “Yo Soy”, Jesús demuestra que en su
persona está presente Dios en cuanto dador de salvación para los
hombres.
4. El conocimiento y la unión con Dios son contenidos objetivos de la
fe (Cf. 14,10-11).
Jn 14,15-21 El amor expresado en la observancia de los mandamientos
Jesús no abandona a “los suyos”. Primero les anuncia la venida del
Espíritu de la verdad (14,15-17) y, seguidamente, su propia venida
(14,18-21).
1. “Amar a Jesús y guardar sus mandamientos” forma una inclusión
(14,15.21).
2. Sus mandamientos y enseñanzas tiene un valor perenne y quien los
observa recibe el Espíritu Santo y se abre, por tanto, a la recepción
del amor de Jesús y del Padre.
3. “Observar los mandamientos” significa acoger con fe la globalidad
de la palabra de Jesús (Cf. Jn 14,23-24) y fiarse totalmente de Él.
Jesús sigue presente en sus palabras y en ellas late su presencia (Cf.
86 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
128
La comparación entre 16,5 («Nadie entre vosotros me pregunta: ¿A dónde vas?»
y las palabras de Tomás en 14,5, «Señor, no sabemos a dónde vas») proporcionan la
prueba de que formas diferentes del último discurso de Jesús han sido colocadas
una al lado de la otra.
129
El verbo griego (evle,gcw) utilizado en el tratamiento poético de los tres temas
(pecado, justicia, juicio) en los que participará activamente el Espíritu puede
significar tanto «exponer» como «refutar», «declarar a otro convicto». (Para un
esquema triádico similar, cf. 1Jn 2,12-14.16; 5,7.) El Paráclito actúa aquí como un
fiscal que persigue judicialmente al mundo para que reconozca la justicia de la causa
de Jesús; esto recuerda al testigo celeste de Job (16,19), quien tras la muerte de éste
toma su lugar en la tierra y lo defiende como su vindicador («redentor»: 19,25 -27).
130
Al igual que los textos de 14,15-17; 14,18-22 y 14,23-24 trataban
secuencialmente del Espíritu, de Jesús y del Padre, así también en 16,13-15; 16,16-
22 y 16,23-27.
88 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
131
En Marcos, inmediatamente después de la Cena, Jesús predice que los discípulos se
escandalizarán en su pasión, y cita a Za 13,7: las ovejas que se dispersan al morir el
pastor. En Jn 16,1 Jesús habla de los futuros sufrimientos de los discípulos a fin de
evitar que se escandalicen, y en .16,32 advierte que se dispersarán.
132
Vemos cómo el cristiano conforma su imagen a la de Jesús cuando consideramos
1Jn 5,5: «¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de
Dios?».
Exposición general del contenido 89
los que el Padre le ha dado para que éste los guarde en el nombre dado a
Jesús mismo133. Jesús rehúsa rezar por el mundo (convertido en el reino del
mal por el rechazo a su persona), porque sus discípulos no pertenecen a él.
Al contrario que un salvador gnóstico, Jesús no pide que sus discípulos
sean sacados fuera de este mundo, sino sólo que se vean libres del Malvado
(el Príncipe de este mundo). Jesús ora para que los discípulos sean
santificados como él se santifica a sí mismo, y los envía al mundo para dar
testimonio de la verdad. En la tercera parte (17,20-26) Jesús ruega por los
que creerán en él por la palabra de sus discípulos, para que sean uno
como el Padre y él son uno. (Como en 10,16, tenemos la impresión de
que en la época de Juan los cristianos no eran ya uno.) Una unidad
perfecta entre los creyentes convencerá al mundo. Jesús dirige al Padre
frases magníficas sobre esos creyentes: «Les he dado la gloria que tú me
diste»; «Amaste a éstos como me has amado a mí»; «Tú me los has dado»
y, finalmente, «Les di a conocer tu nombre y se lo haré conocer para que el
amor con el que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos». Con esta
seguridad el Jesús joánico marcha para ser elevado en la cruz y volver al
Padre.
[Notas a desarrollar]
Jn 17,1-19 Jesús pone a los discípulos en manos del Padre
Las instrucciones dadas a los discípulos culminan con la oración al
Padre, en la que Jesús expone sus deseos y los presenta al Padre como
oración.
1. Ora por su propia glorificación, para llevar a cumplimiento la obra
emprendida en relación con los discípulos (17,1-5).
2. Recuerda la obra que ha cumplido hasta esos momentos, y el que
haya sido acogido por los discípulos (17,6-8).
3. Ruega al Padre que les proteja en su Nombre y les santifique en la
verdad. La santificación se entiende como arrancarles del pecado y
del mundo, y unirles a Él.
Jn 17,20-26 La unidad y oración por todos los creyentes
Jesús no se preocupa por su destino sino por los discípulos, para que se
salven. Corren el peligro de ser desviados por el mundo de la unión con
Él y con el Padre.
1. Ora para que sean uno (17,20-23).
2. Su oración va más allá de la vida terrena:
a. Pide que los discípulos participen de la plenitud celestial, de su
misma gloria (17,24).
b. La despedida de Jesús no significa que estará inactivo, pues
continuará dando a conocer a los discípulos el Nombre del
Padre (17,25-26).
La Pasión y la Pascua (18–20)
En estos capítulos Juan está más cerca del relato sinóptico (marcano)
que en ninguna otra parte de su obra. Incluso, aunque detalles individuales
133
El nombre de Dios tiene poder. En Flp 2,9-11 Dios concede el nombre («Señor»)
a Jesús tras su crucifixión y exaltación; en el Evangelio de Juan Jesús tiene ya el
nombre divino («YO SOY») antes de su muerte.
Exposición general del contenido 91
134
Tanto este torrente como la pendiente del Monte de los Olivos aparecen en la
versión griega del relato de la huida de David cuando su hijo Absalón atenta contra la
vida de aquél (2Sm 15,23.30).
135
Sólo en Juan es identificado como Simón Pedro el personaje que corta la oreja del
siervo del Sumo Sacerdote. ¿Es ésta una información histórica o una mera ilustración
de la tendencia de la tradición a proporcionar nombres para los personajes innominados
basándose en la verosimilitud (es decir, éste es el tipo de intento arriesgado que Pedro
podría hacer verosímilmente)? El hecho de que Juan proporcione también el nombre del
siervo (Malco) complica el problema.
136
Lucas no ofrece aquí el nombre del Sumo Sacerdote, pero conoce a Anás y a
Caifás como tales (Lc 3,2; He 4,6). Mientras que en Marcos/Mateo las autoridades
injurian y se burlan de Jesús, en Lucas y Juan es la policía judía quien lo hace.
92 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
Maestro fluirá agua viva como símbolo del Espíritu — y de 1,29 (puesto
que no se debían quebrar los huesos del cordero pascual), a saber que
Jesús es el cordero de Dios. Es propia de Juan la figura de Nicodemo (3,1-
2; 7,50-52), quien no había admitido abiertamente que creía en el
Nazareno. Ahora reaparece este personaje y (junto con José de Arimatea,
un amante de la tradición) proporciona públicamente un entierro
honorable a Jesús, cumpliendo la promesa de éste de atraer hacia sí todas
las cosas una vez que haya sido elevado (12,32).
Cuatro escenas en Jerusalén y la fe en el Jesús resucitado (20,1-29)
Al igual que en Lucas y Mc 16,9-20, pero a diferencia de Mateo y de Mc
16,1-8, el cap. 20 de Juan sitúa todas las apariciones del Señor
resucitado en Jerusalén, sin ninguna indicación de que haya habido otras
apariciones en Galilea. Juan dramatiza cuatro tipos diferentes de respuestas
de fe al Jesús resucitado, dos en escenas que tienen lugar ante la tumba
vacía, y otras dos en una habitación en donde están reunidos sus discípulos.
La segunda y la cuarta se concentran en las reacciones individuales: María
Magdalena139 y Tomás. Algunos materiales joánicos tienen paralelos en los
Sinópticos140, pero su disposición y el material añadido reflejan el gusto de
Juan por el encuentro personal con Jesús.
En la tumba (20,1-18). Una introducción (20,1-2) — que consiste en
la llegada a la tumba de María Magdalena, cómo la encuentra vacía y su
relato a Simón Pedro y al Discípulo amado — prepara para las dos escenas
junto a la sepultura. La primera (20,3-10) presenta a Simón Pedro y al
Discípulo amado corriendo hacia la sepultura. Los dos entran y ven las
fajas y el sudario; sin embargo, sólo el Discípulo amado accede a la fe141.
El cuarto evangelista no cuestiona la tradición de que fue Simón Pedro el
primero de los Doce que vio al Señor resucitado (Lc 24,34; 1Co 15,5),
pero en su constante deseo de ensalzar al Discípulo amado hace que este
personaje llegue a la fe incluso antes de que se aparezca el Señor
resucitado o de que vengan al recuerdo las Escrituras proféticas. De este
modo, el Discípulo amado se convierte en el primer creyente perfecto. La
segunda escena presenta a María Magdalena volviendo a la tumba en
donde hay en esos momentos dos ángeles. Ni las palabras de éstos, ni la
repentina presencia de Jesús, al que identifica erróneamente como el
jardinero, la conducen a la fe. Esto se logra cuando Jesús la llama por su
nombre, una ilustración del tema enunciado por la alegoría del buen pastor
en 10,3-4: éste llama a los suyos por su nombre y ellos conocen su voz.
Jesús envía a María para que proclame todo eso a los discípulos142,
quienes ahora son llamados sus hermanos porque, como resultado de la
139
Cf. D.A. LEE, JSNT, 58 (1995), 37-49.
140
María Magdalena y otras mujeres («nosotras» en 20,2) encuentran la tumba vacía;
los ángeles hablan con María; Pedro va a la tumba (Lc 24,12, falta en algunos
manuscritos); aparición a María (Mt 28,9-10); aparición a los Doce y envío a la
misión.
141
Como es costumbre en Juan, los detalles quedan obscuros, por ejemplo el
simbolismo (si hay alguno) del discípulo que adelanta corriendo a Pedro, y por qué
la visión de los lienzos le dice que Jesús ha resucitado. Las explicaciones
propuestas por los investigadores son miles y miles.
142
Esta misión le valió en la iglesia posterior el título de apostola apostolorurn,
«apóstol de los apóstoles».
94 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
cap. 11, de donde viene la denominación-de «Libro de los signos» para 1,19–
12,50. ¿Se refiere el evangelista a otros signos de Jesús durante su vida pública no
mencionados? (Pero en ese caso esperaríamos que esta frase estuviera al final del
cap. 12.) ¿O considera algo de los caps. 12–20 como signo (de donde vienen esos
«otros» signos de 20,30) aunque en esos capítulos no utilice ese término y Jesús no
realice en ellos ningún milagro? Algunos defienden que la resurrección es un
signo, pero parece más una realidad gloriosa.
146
El intento de conexión del cap. 21 con el 20 en 21,14 parece secundario. Muchos
investigadores atribuyen el cap. 21 a un redactor (p. 483) que lo añadió a un evan-
gelio ya completo. Para la defensa de una autoría unificada para los capítulos 1 -21,
cf. S.S. S MALLEY , NTS, 20 (1973-1974), 275-288; P.S. M INEAR , JBL, 102 (1983),
85-98.
147
Cf. A. POPPI, Juan, en ÍDEM, I quattro vangeli Commento sinottico (Padova
7
2001) 679-682.
148
BROWN, II, 1365.
96 Apuntes para uso de estudiantes - EvJn
149
FABRIS, 1072-1073.
150
V. MANUCCI, Giovanni Il Vangelo narrante (Bologna 1993) 232.
151
R.E. BROWN, Giovanni, II, 1367.
Exposición general del contenido 97
153
R. FABRIS, Giovanni, 1086.
154
Éste puede ser el equivalente joánico de Mt 24,34 de que todas estas cosas
sucederán antes de que pase esta generación.
155
Cf. R. FABRIS, Giovanni, 1091.