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LOS VALORESDE MI BARRIO

Escuela de Formación para la Organización Comunitaria

Esta iniciativa es del Ministerio del Poder Popular para


Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias encabezado
por el Ministro Jesse Chacón

Equipo de Coordinación
Cooperativa Educativa “Educación para la Transformación”:
Soraya El Achkar
Glenis Rodríguez
Mariana Paz
Esther Rojas

Colaborador en la redacción de este folleto


Gladys Quintero

Editor
Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología
e Industias Intermedias

Responsable de la coordinación y edición de textos


Jesús Machado

Corrección
Antonia Cipollone

Validación
Este material fue validado por personas de los Consejos
Comunales Zona 7, Aguacatico, Zona 8, Zona 5, Zona 9,
Zona 10, Zona 2, Zona 4, Toldo cinco julio, en la comunidad
de José Félix Ribas de la parroquia Petare, municipio Sucre,
con el propósito de reconstruir los contenidos, adecuarlos a las
prácticas concretas de organización comunitaria y sistematizar
un discurso colectivo y compartido

Diseño Gráfico
Coordinación, diseño y diagramación
Tibisay Rojas
Diagramación
Beatriz Serra
Portadas
Ramón Blanco

Número de ejemplares: 1500


Caracas, 2009
Índice
Prólogo 5
Presentación 9

EL BARRIO, LA CONDICIÓN HUMANA, LOS VALORES Y


LA ÉTICA 11
La ética, la moral y los valores 11
La condición humana: la vida digna y centrada en valores 21
Respeto hacia nosotros y hacia los demás 26
Responsabilidad y corresponsabilidad 30
La solidaridad 34
Voluntariado en la comunidad 36

LA FUERZA HUMANIZADORA RECORRE EL BARRIO 41


Mirar el barrio, mirar nuestra gente, mirarnos a nosotros mismos 41
Problematizar el sistema de valores imperantes 46
Reconocer los antivalores e impulsar los valores de la nueva ética 51
Reconectar la vida desde los valores y significados 56

MATERIALES CONSULTADOS Y RECOMENDADOS 60

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 


Página  LOS VALORES DE MI BARRIO
Prólogo
La formación para la organización comunitaria dentro
del proceso revolucionario es ineludible si queremos alcanzar mayor
desarrollo, porque sólo la comunidad organizada podrá dirigir, orien-
tar e incidir en el diseño de las políticas públicas de modo que éstas
respondan a las necesidades más sentidas de la gente. Es la formación
sistemática y crítica la que permitirá que las comunidades más vulnera-
das generen un cuerpo de demandas y asuman una actitud ética, de co-
rresponsabilidad frente a los graves problemas que hay que enfrentar.

Creemos que todos somos inconclusos y por ello tenemos


capacidad para el aprendizaje. Creemos que nos hacemos en la prác-
tica y en consecuencia no hay teoría sin práctica ni práctica que no
nos lleve a la reflexión. Creemos en la capacidad creadora de nuestro
pueblo donde el diálogo se convierta en un eje transversal que nos
permita fundar nuevas realidades más acordes con la construcción
colectiva de los discursos y cotidianidades. Creemos que la educación
puede ser liberadora y generadora de situaciones de dignificación, por
tanto hemos apostado por una escuela de formación para la organiza-
ción comunitaria.

Esta escuela hace la diferencia porque va de la práctica a la


reflexión y vuelve a la práctica para mejorarla desde un ejercicio de
reflexión permanente. Es una escuela cuyo propósito no es saber sino
saber para transformar el orden injusto y desordenado de las cosas.
Es una escuela que pone su máxima atención en los sujetos históricos

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 


y políticos para vigorizar la voz de quienes han estado silenciados
y potenciar su acción transformadora. Es una escuela que tiene una
opción: los más pobres, los excluidos, los que nunca tuvieron escuela
y les fue negada la posibilidad de articularse, decidir sobre el interés
público, diseñar las políticas y mucho menos manejar los recursos del
Estado.

Esta escuela que estamos impulsando para la organización


de nuestro pueblo ensaya promover un esquema de valores socialistas
porque parte de la premisa que no habrá socialismo sin socialistas, y
para que haya socialistas es necesario un espacio para reconvertir los
valores que el capitalismo fue instalando entre nosotros y ahora nos
parecen normales como lo son el individualismo, la competencia, la
corrupción, la viveza, las relaciones de dominación, el autoritarismo,
la violencia. Los valores socialistas que queremos que sean un eje
transversal en la escuela son aquellos vinculados con la justicia, la dig-
nidad, la probidad, la solidaridad, las relaciones de equidad, la ternura,
el voluntariado. Estamos convencidos de que el socialismo es la única
vía de supervivencia de la raza humana y por eso estamos empeñados
en que se concrete en nuestro territorio.

Una Escuela que sirva para reconocernos como Pueblo,


potenciar las capacidades de organización, articular los esfuerzos lo-
cales y globales, problematizar la vida cotidiana, desnaturalizar lo que
parece normal, recrear las iniciativas colectivas, impulsar los cambios

Página  LOS VALORES DE MI BARRIO


necesarios y utilizar la tecnología como medio para desarrollar una
cultura de lo comunitario desde la producción del conocimiento que
promueva la liberación de los pueblos y la articulación de redes socia-
les que fortalezcan el poder popular e impulsen la transformación del
modelo socio-productivo.

La Escuela ha sido y seguirá siendo una hechura colectiva y


estamos muy agradecidos por el esfuerzo de tanta gente que hizo po-
sible la publicación de estos materiales educativos que, pretendemos,
sean el inicio de una larga trayectoria que nos coloque en el camino
hacia la suprema felicidad social.

Muy respetuosamente;
Jesse Chacón Escamillo
Ministro del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Industrias
Intermedias.

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 


Presentación
Los valores son el soporte de nuestras formas de ser y de
actuar en la realidad que vivimos cotidianamente en el barrio, en nues-
tras comunidades y en la sociedad venezolana en general, ya que son los
valores quienes guían nuestros comportamientos y nuestras actitudes.
Los valores son la piedra angular del proceso de transformación social y
cultural que vivimos las y los venezolanos, protagonistas y constructores
de una sociedad humana, una sociedad socialista.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es


clara en el planteamiento que nos hace en el preámbulo: “…refundar
la República para establecer una sociedad democrática, participativa y
protagónica, multiétnica, pluricultural en un Estado de justicia, federal y
descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia,
la paz, la solidaridad, el bien común”.

Este llamado a refundar al país desde los valores es también un


llamado a refundar nuestros barrios, a re-crearnos como personas des-
de ellos, pues es comenzando por nosotros mismos que erradicaremos
los valores capitalistas y sembraremos los valores del humanismos y del
socialismo en nuestro hacer pensando en la concreción de otro lenguaje
cotidiano.

Este módulo es una oportunidad para el trabajo colectivo


y voluntario de los valores en el barrio y la reflexión colectiva sobre la
construcción de una vida digna. Es necesario deslastrarnos progresiva-

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 


mente de los antivalores de la cultura dominante en la que todos y todas
somos mercancías, plantearnos el compromiso de la autotransformación,
establecer nuevas relaciones y construir el sueño o visión de la realidad
posible, permitiendo que la fuerza humanizadora recorra nuestro barrio
con un compromiso ético corresponsable.

La reflexión, pasa por mirarnos, mirar nuestras familias, in-


terpretar críticamente los por qué y los para qué de nuestras relaciones,
mirar el callejón, mirar el barrio, reconocer a nuestras y nuestros vecinos,
comprender la realidad que vivimos, las relaciones que establecemos en
nuestra vida cotidiana, con nuestra historia personal, con nuestras raíces.

Página 10 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

La ética, la moral y los valores


¿Por qué trabajamos diariamente?, ¿por qué somos em-
pleados y no jefes?, ¿por qué amamos de esta forma y no de otra?,
¿por qué buscamos mantenernos sanos o sanas?, ¿por qué consumi-
mos algunos alimentos y no otros?, ¿por qué tenemos que pagar por
las medicinas o por la atención médica?, ¿por qué estudiamos algunos
y otros no?, ¿por qué decidimos trabajar por la comunidad o somos
indiferentes ante ella?, ¿por qué decidimos formar parte de un con-
sejo comunal o no?, ¿por qué decidimos militar en un partido o en
una organización?, ¿por qué y contra qué nos enfrentamos?, ¿por qué
nuestros sueños y nuestros deseos?, ¿por qué rezamos?, ¿por qué vi-
vimos en estas condiciones ?... En nuestras respuestas encontraremos
el sentido que nos mueve a la acción, es decir, un valor que nos mueve
desde nuestro interior y que direcciona nuestro comportamiento. Los
valores son los que le dan sentido a la vida, son los que motorizan y
guían nuestro comportamiento, según lo que consideramos valioso,
según lo que para nosotros tiene sentido y significado.

Los seres humanos somos seres que hacemos juicios sobre


la realidad, sobre las situaciones, y al hacerlo generamos valores que
le dan sentido y significado a nuestra existencia. Los valores son las
ideas apreciadas por nosotros y nosotras y que nos sirven de base para
actuar, es decir, se convierten en criterios para la toma de decisiones y
nos impulsan a actuar de una o de otra manera.

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 11


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

Visto así, los valores se expresan en nuestra forma de pen-


sar y de actuar, haciéndonos de un lenguaje, de una expresión nuestra
ante la realidad, ante cada situación de la vida, nos permiten identi-
ficar lo que preferimos y lo que consideramos bueno para nosotros
y nosotras.

Actividad

Piensa en tres valores que guían tu vida y explica cómo


se expresan en tu práctica cotidiana; en grupo de tres personas
compartan la reflexión para llevarla a plenaria.

Los valores le dan sentido a la vida, a nuestra existencia.


Nos movemos por el amor a nuestros seres cercanos y somos capa-
ces de dar todo por ellos. Si valoramos estudiar o trabajar por algo,
entonces, lo hacemos antes que otra actividad que tiene menos valor
para nosotros. Si valoramos la vida en comunidad, trabajamos por
su mejoramiento, sabiendo que lo que allí hagamos genera bienestar
para todos los que compartimos ese espacio.

Los valores son resultado de nuestra historia de vida, de


lo que hemos aprendido en la familia donde crecimos, en la escuela
y en la convivencia comunitaria. En muchas ocasiones, afirmamos
que escuchamos hablar de ciertos valores sin entender muy bien a
que se refieren como por ejemplo la justicia, pues en la práctica

Página 12 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

nuestras condiciones de vida y nuestra manera de relacionarnos se


alejan de ello; en otros casos, actuamos desde algunos valores sin ser
conscientes de lo que hacemos. Es necesario reflexionar críticamente
para ser consciente de los valores que poseemos, para darnos cuenta
a qué le damos importancia en nuestra vida, qué valoramos, a qué le
damos prioridad cuando tomamos una decisión o cuando organiza-
mos nuestro tiempo, para darle sentido y significado a nuestro actuar
en la vida.

Hay valores a los que le asignamos más importancia que a


otros porque los consideramos vitales, con esa diferenciación cons-
truimos nuestra escala de valores. Cada persona tiene una escala de
valores distinta y ante la misma situación puede actuar de manera
diferente, priorizando una situación sobre otra, una idea sobre otra,
un bienestar sobre otro.

Actividad

Actividad. Lee con detenimiento la lista de valores que


se presentan a continuación y ordénalos de acuerdo a la impor-
tancia que le asignas. Escoge los 10 más importantes o esenciales,
reúnete con un grupo de trabajo, comparte y compara la escala de
valores que has hecho reflexionando sobre el sentido que estos
valores tienen en tus prácticas cotidianas. Luego seleccionen los
cinco valores que todos y todas comparten.

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 13


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

VALORES HUMANISTAS

o Lealtad o Comprensión o Amor


o Respeto o Sencillez o Paciencia
o Solidaridad o Bondad o Sensibilidad
o Libertad o Generosidad o La verdad
o Honestidad o Prudencia o Gratitud
o Justicia o Cooperación o Paz
o Sinceridad o Responsabilidad o Dignidad

Los grupos de los que formamos parte poseen valores que


pueden favorecer o no la organización o el trabajo colectivo. Por ejemplo,
nuestra familia comparte valores entre sí, nuestro grupo de amigos com-
parten otro conjunto de valores, en el barrio compartimos otro conjunto
de valores que nos ayudan a convivir o no y a mantenernos unidos o
enfrentados en los momentos de mayor dificultad. De igual forma, otros
grupos pueden unirse en torno a formas de actuar que para nosotros po-
drían llegar a hacer antivalores; por ejemplo, una banda de transgresores
posee códigos que orientan su conducta, se apoyan en ellos generando

Página 14 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

situaciones conflictivas dentro y fuera de la comunidad porque no buscan


el bien colectivo.

Así como poseemos valores que van dirigidos al fortalecimiento


del bien común, existen otros que corresponden a una visión de mundo
antagónica donde el individualismo se coloca por encima del valor colec-
tivo. A estos los llamamos anti-valores y son los que de alguna manera
promueve la sociedad capitalista. Algunos medios de comunicación son
los principales transmisores de esa cultura desmedida y consumista que
sostiene a la clase dominante para preservar sus intereses económicos y
su dominación sobre las otras clases sociales, que promueven un estilo de
vida donde la competencia, la búsqueda y posesión de bienes materiales,
el dinero, la fama y el éxito prevalecen.

Por ejemplo, a veces escuchamos comentarios que afirman lo


siguiente: “Estudia para ser alguien, para que salgas del barrio”, donde se resal-
ta el provecho personal sin percatarnos de lo importante que ha sido el
barrio para nosotros, el lugar donde crecimos, donde se entretejieron re-
laciones afectivas, de solidaridad con los vecinos y donde nos
organizamos para resolver en conjunto las necesidades
de todos. Sin embargo, vemos que se mantiene
aún el egoísmo y la competencia, lo vemos en
la calle, en la escuela, donde para superar-
te no importa si te llevas al vecino por
delante. Por eso podemos encontrar-

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 15


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

nos en situaciones en las cuales un beneficio que debería ser colectivo es


secuestrado por una persona o por un grupo minoritario. Por ejemplo, es-
tamos organizados exigiendo el cupo de nuestros hijos en el colegio pero
nos enteramos que María encontró cupo para su hija ¡¿cómo lo logró?! si
la directora nos había dicho reiteradamente que no era posible, que había
que esperar que comenzara el año para ver quien se retiraba.

Actividad

Organizarse en grupos de tres o cuatro personas. Conversar


sobre situaciones cotidianas que se den dentro de tu comunidad donde
se reflejen los antivalores como la enemistad, el rencor, deshonestidad,
prepotencia y egoísmo; llevarlo a plenaria y preguntarnos de qué ma-
nera influyen estas actitudes en la organización de la comunidad.

Podemos construir con otros y otras un marco de valores com-


partidos, que orienten nuestras acciones como colectivo y que nos definan
como grupo. Cuando poseemos valores compartidos podemos remar jun-
tos y juntas en la misma dirección, ya que los valores actúan como una
fuerza interna poderosa que nos permite resistir con más fuerza y superar
dificultades. Pero, de igual manera, unos pocos antivalores podrían dificul-
tar y hasta evitar que un determinado objetivo se lleve a cabo.

De aquí deriva la importancia del tema que estamos tratando. Es


fundamental reconocer los valores que nos mueven, deslastrarnos de los

Página 16 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

antivalores que hemos aprendido y convertirnos en sembradores de valores


humanistas. El emprender este proceso tiene que ver con los valores que
guían nuestras acciones y potencian el cambio, en nosotros y nosotras y en
nuestro barrio.

El conjunto de valores y principios que guían y orientan las rela-


ciones humanas, que nos mueven para alcanzar objetivos, orientando nues-
tros sentimientos y voluntades por el bien común, es lo que llamamos ética.
La ética ha sido siempre un tópico importante de discusión y conversación
a lo largo de toda la historia de la humanidad, sin embargo, no pretendemos
hacer un tratado teórico sobre el tema. La ética posee una dimensión ex-
terna y una dimensión interna. La externa, que deriva de la moral aceptada
por la sociedad, por la comunidad o por el grupo en el que nos movemos,
establece pautas cívicas de lo que debe o no debe ser el comportamien-
to, dentro de regulaciones o normas de la sociedad; por eso, depende del
tipo de sociedad en que vivimos o en la que anhelamos vivir, mientras que
la interna, engloba a su vez la dimensión personal y es construida por la
persona al recibir de la ética cívica los valores morales compartidos, los
cuales permiten consolidar las sociedades, pero que se fundamenta en las
convicciones internas, los juicios morales que hacemos con la autonomía de
nuestro pensamiento, de nuestra propia conciencia moral.

El comportamiento ético se logra por medio de un proceso de


formación social sostenido y activo, del día a día, donde los valores son
parte de las prácticas cotidianas, observables y tangibles, que reflejan en

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 17


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

nuestro hacer y disposición a ser y a vivir, a esto también le llamamos praxis.


Cuando los valores y los principios van por un lado y las acciones o com-
portamientos van por otro, entonces, hablamos de falsa moral, es decir, una
cosa es lo que decimos y pregonamos y otra la que hacemos, es la negación
de la praxis. En ese sentido, no podemos considerar a la ética como un
conjunto de reglas y castigos, más bien, debemos considerarla como un
proceso que nos permite decidir lo que debemos hacer en determinado
momento, que guía nuestra práctica y también nuestros sentimientos.

El término ética, se refiere a cualquier experiencia en nuestras


vidas en la que nos preguntamos cómo actuar, en relación a aquello que
pensamos que vale la pena, a aquello que es valioso, porque lo considera-
mos bueno. Lo que percibimos como bueno, nos mueve a la acción.

En la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela


se establecen los valores y principios morales que sustentan
el sistema social Venezolano que deseamos construir,
como una fuerza creadora del hombre y la mujer
nueva, una energía transformadora y humanizadora
que nos guía en el proceso de ser mejores personas,
ciudadanos y ciudadanas justos, solidarios y felices.

Nuestra Constitución, recoge los valo-


res, los principios y actitudes que nos son comunes
como Nación y que asumimos plenamente como
fundamento de la ética bolivariana. El comporta-

Página 18 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

miento ético y moral está dado por el respeto a estos principios y por
la conciencia moral, por el grado en el que aplicamos conscientemente
y con el corazón en nuestra vida cotidiana estos principios.

La ética bolivariana se centra en la construcción de una con-


ciencia moral colectiva, que impulsa la transformación material de la
sociedad y el desarrollo de la espiritualidad de las y los venezolanos.
La ética trata de la vida que queremos vivir y del impulso que los
valores, como fuerza creadora y motorizadora de nuestro compor-
tamiento, para reafirmarnos como personas dignas, con derechos y
con sentir solidario con todas y todos los seres humanos. Esta cons-
trucción ética, parte de nosotros y nosotras, ya que no es posible el
cambio externo sin nuestra propia transformación como personas y
como comunidad.

Vemos lo que el documento Programa del Proyecto Nacional


Simón Bolívar nos dice en relación a la Ética Bolivariana (pg. 4 y 5):

“EL proyecto ético bolivariano centra su misión en crear la


conciencia moral personal y social de todos los venezolanos. El nivel
de esta conciencia moral toca la esencia de la ética cívica que quiere y
debe alcanzar nuestro pueblo”.

En este sentido, destaca: “…los valores y principios de igual-


dad, libertad y solidaridad”. Una actitud dialógica como impulsora de

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 19


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

la tolerancia activa (siempre desde los referidos valores) y del entendi-


miento creador de patria:

■ Todas las personas son dignas, tiene dignidad, son valiosas, tiene
valor y no precio

■ Todas las personas son interlocutores válidos

■ Todas las personas son un fin en sí mismas

■ Todos los venezolanos y venezolanas están llamados a ser prota-


gonistas en la construcción de una sociedad dignamente humana

La construcción de la ética bolivariana pasa por la superación


de la pobreza material y espiritual afianzando los valores en nuestra vida
cotidiana. Todos somos ética y moralmente responsables de lo que ocu-
rre en nuestro barrio, en nuestra comunidad, en nuestro país. Tal corres-
ponsabilidad parte del conocimiento de que la situación de pobreza, las
situaciones de violencia, los problemas que vivimos a diario no son sólo
un problema del Estado o de quien los sufre, sino que es el problema de
cada uno de nosotros y nosotras, de la actitud crítica y del conocimiento
que tengamos de la realidad, para gestar acciones de transformación de
la misma.

Es necesario que reafirmemos el supremo valor de la vida y


el desafío de construir una nueva sociedad, con hombres y mujeres, que
asuma la solidaridad, la justicia, el respeto, la igualdad, la responsabilidad

Página 20 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

y la corresponsabilidad como eje de la vida; que concretemos con nues-


tras acciones el desarrollo integral de todos y todas, renovando nuestros
valores en la familia, en el barrio, en la sociedad. Es necesario renovarnos
y construir una vida digna y centrada en valores.

La condición humana: la vida


digna y centrada en valores

El más alto valor presente en el mundo es el ser humano y


su dignidad, y esa dignidad viene dada en su propia naturaleza, por el
hecho de ser eso, un ser humano, por su condición de ser una persona
única e irrepetible en su ser biológico, en su modo de comprender el
mundo, de estar y de existir en él.

Todos tenemos derecho al desarrollo de nuestro propio po-


tencial humano, a valernos por nosotras y nosotros mismos, a pensar
con autonomía, a actuar por libre elección personal, a asumir la res-
ponsabilidad de los actos y a hacer por sí mismos o por sí mismas lo
que nos corresponde hacer.

Tenemos el derecho de ser sujetos activos y protagónicos de


nuestra propia vida, buscar nuestra propia verdad, construir nuestras
propias conclusiones, libre de imposiciones científicas, religiosas, polí-
ticas, mediáticas, mercantiles o culturales. La base de la dignidad del ser

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 21


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

humano es el respeto integro de sí mismo, en todas las dimensiones,


en nuestra condición física, psicológica, social, cultural y espiritual.

Como lo expresa el Artículo 20 de la Constitución de la


República Bolivariana de Venezuela: “Toda persona tiene derecho al
libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que las
que derivan del derecho de las demás y del orden público y social”.

Todos las y los seres humanos sin excepción, sean de donde


sean, sin distingo de raza, tengan la formación que tengan, sin clasi-
ficación alguna, piensen lo que piensen, crean lo que crean, tengan la
condición física, intelectual o de salud que tengan; tienen el derecho
a ser tratados como personas, a ser tratados con dignidad y no hay
circunstancia aunque sea extrema, que pueda borrar nuestra condición
y valor como persona. Podemos afirmar por tanto, que el valor del
ser humano es de un orden superior, y a ese valor lo denominamos
“dignidad humana”.

Como lo expresa el Artículo 21, en su numeral 1, de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: “Todas las
personas son iguales ante la ley; en consecuencia: no se permitirán dis-
criminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social
o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular
o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de
igualdad, de los derechos y libertades de toda persona”.

Página 22 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

El ser humano es el único ser consciente y capaz de saber que


sabe, de valorar, de elegir y decidir libremente, reconociendo que convive
con un colectivo, que le es igual y que tiene sus mismos derechos y deberes,
aun cuando pueda estar sujeto a diversas circunstancias o condicionamien-
tos sociales, económicos o culturales, es responsable por tanto de sus actos
y de su acción ética. No hay dignidad sin libertad. Hay vida digna cuando
nadie niega “mi humanidad”, cuando tengo por derecho y posibilidad real
la mejora de “mi condición de vida” que es también de los otros humanos
que son conmigo y la posibilidad efectiva de la “felicidad”, y cuando existe
la posibilidad de “ser proyecto”, con la mirada hecha esperanza..

Mucho oímos hablar de libertad, pero ¿qué es la libertad?, ¿te lo


has preguntado? Comienza con la liberación de los factores o situaciones
que nos dominan, la libertad es autodeterminación, es la toma de concien-
cia como persona para desplegar la conciencia del po-
tencial humano en su condición de dominado,
pero también, en su reproducción de esa
dominación en los otros y otras, para su-
perar las barreras impuestas o las que nos
rodean. Esta conciencia nos da la liber-
tad para realizar acciones, comparando
situaciones y definiendo relaciones con
sentido ético y por tanto con sentido de
lo humano.

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 23


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

La conciencia nos libera de los valores y moralidad impuesta


por el sistema social dominante, permitiéndonos ejercer control sobre
nuestros propios comportamientos, mediante nuestra propia responsabi-
lidad ética. Podemos lograr nuestra libertad en la medida en que hacemos
ejercicio consciente de nuestras acciones, siempre y cuando mi propia
libertad también contribuya a la libertad del colectivo. La libertad es un
bien de la comunidad y a la vez un bien personal, por eso avanzar en la
expansión de las libertades colectivas e individuales es parte del proyecto
ético bolivariano.

Cuando la libertad personal aumenta, a costa de la libertad de


otros u otras, ese acto de libertad personal, reduce la amplitud de las
libertades efectivas de las personas o de la comunidad de la que forman
parte, esa libertad esta signada por valores individualistas. Cuando mi bien
personal va en contra del bien común, estamos ante una apariencia de
bienestar que tarde o temprano nos conducirá a nuestra propia degrada-
ción. La búsqueda de la ventaja sobre el otro, la acción egoísta, individua-
lista, acumulativa de privilegios en detrimento de otros, divide, separa y
excluye a los demás del bienestar y nos aleja del bien común. Ejemplo de
esto es cuando vemos que el consejo comunal decidió con los recursos
asignados a la comunidad reparar la casa del vocero del comité de salud y
no los utilizó para lo que estaban destinados.

El “bien común” es un valor que se construye y sostiene con


los demás, que va más allá del bien personal, y que implica la búsqueda del

Página 24 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

bienestar, de todos y todas en la comunidad. Una acción que atente contra


el bien común no es ética.

Actividad

En base a lo que has leído, reflexionemos sobre lo que es el


bien común e identifica en tu comunidad, en tu barrio tres ejemplos.

Nuestro trabajo como líderes y lideresas del proceso de transfor-


mación de nuestra barrio, es ser cultores de la dignidad de los hombres y
mujeres, de nuestros niños y niñas, de los jóvenes en el barrio para avanzar en
la construcción de la propia dignidad y respetar la de los demás, promoviendo
la convivencia en el barrio a la medida de la dignidad humana.

No hay revolución si no hay amor, como dijera el Che Guevara:


¨…el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de
amor¨. Las exigencias de una sociedad socialista como la que aspiramos cons-
truir, sólo se realiza en el amor pleno y digno por cada ser humano, motoriza-
dor de la acción humana hacia el bien, claro está, teniendo siempre presente
la necesidad de organizarnos para luchar por generar, exigir e impulsar los
nuevos valores con los que queremos relacionarnos.

La fuerza primaria de quienes deseamos impulsar el proceso de


transformación de nuestro barrio es el amor, la esencia que enciende el motor
de la voluntad, que nos lleva a caminar apostando al cambio, que nos obliga
aquí y ahora a trabajar por las y los demás. No hablamos de un amor pasivo,
sino de un amor concreto y combativo, que trabaja por la libertad del otro o

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 25


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

la otra, por la dignidad y en el desarrollo de su autonomía como negación de


la manipulación, que se solidariza con las causas justas asumiéndolas como
propias, que enfrenta al opresor con la bandera de la justicia social que luego
se convertirá en paz.

Actividad

¿Qué significa amar?, ¿cómo se manifiesta el amor en mi


vida y en la convivencia con otros u otras?, ¿cómo puedo renacer en
dignidad plena como hombre o como mujer?

Transformarnos significa volcarnos hacia el bien común, hacer de


los valores el centro consciente de nuestras acciones, la progresiva y perma-
nente práctica transformadora, que forja en la acción cotidiana a la mujer y al
hombre que nace nuevo, que no dice ser de un modo, sino que se comporta y
actúa como tal, haciendo de la vida, praxis. Sólo cuando la palabra y el discur-
so trasformador se unan en la acción cotidiana ética, sólo cuando hagamos lo
que decimos será posible el desarrollo de una sistema de valores humanistas
y socialistas.

Respeto hacia nosotros y hacia los demás

Alguna vez te has preguntado ¿qué es el respeto?, ¿qué me hace


sentir un ser respetado?, ¿cuándo me siento irrespetado?, ¿respeto yo a los
otros y otras?, ¿se sienten los otros y las otras respetados por mí?

Página 26 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

Actividad

Reúnete con tu grupo y en colectivo respondan las pre-


guntas anteriores. Identifiquen aspectos comunes y no comunes
en su manera de entender el respeto.

El respeto es un valor que se expresa en las relaciones que


mantenemos con las y los otros, que tiene como base el reconocimien-
to de la dignidad y la aceptación del otro o la otra como un legítimo
otro u otra en la convivencia. Es aceptarlo en su condición humana
digna, siendo capaces de conversar y argumentar en forma razonada
las diferencias en el pensar, en el hacer y en el sentir, admitiendo
su autonomía y su libertad y pronunciándome, sin violencia, cuando
su autonomía y su libertad sea la negación de la mía, para actuar y
decidir el curso de nuestra vida o la forma de estar en el mundo con
justicia, aun cuando no estemos de acuerdo.

Respetar implica interpretar los sentimientos, pensamientos


y acciones, comprender la historia de vida, su raíz socio histórico
y cultural, su lenguaje. Respetar implica escuchar abiertamente la
opinión, los modos de comprender el mundo, la experiencia vivida
aunque sea diferente a la propia. Respetar es reconocer la creencia
religiosa, la elección sexual o su condición política, aunque discrepe-
mos de ella.

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 27


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

El respeto implica la aceptación de las diferencias, el reconoci-


miento de la pluralidad y de la autonomía de alguien que ocupa un espacio
en la convivencia mutua, interpretándolo siempre como un espacio que
es colectivo y en el que tenemos la posibilidad de pronunciarnos ante las
injusticias individualistas. Al respeto vemos situaciones en nuestro barrio
donde se discrimina a alguien por su elección sexual o por ser extranjero.
Ejemplo de esto es cuando un colombiano, siendo parte de la comunidad,
participa en un consejo comunal y sin embargo se le niega integrarse a la
toma de decisiones.

Un elemento central en el respeto es reconocer la autonomía


tanto del otro o la otra y de sí mismo como ser humano. La autonomía
implica aceptar que cada cual puede hacer lo que desea de forma cons-
ciente entendiendo que la autonomía termina cuando invades o cercenas
la posibilidad de los otros y otras de ser autónomos con respecto a ti
mismo, asumiendo la responsabilidad y consecuencias de sus actos y de-
cisiones, sin vulnerar los derechos de las y los otros
a ser tan libres, tan autónomos y tan independientes
como yo.

Cuando actuamos con autonomía no re-


querimos que alguien distinto a nosotros o a nosotras
apruebe o acepten lo que hacemos, nos asumimos
responsablemente y actuamos con respeto hacia
nosotros o nosotras mismas, haciendo valer nuestra

Página 28 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

propia legitimidad. Cuando actuamos con respeto por el otro u otra, tam-
bién aceptamos su autonomía, cuando violamos su autonomía vulnera-
mos su integridad como persona, es decir, lo irrespetamos y perdemos la
posibilidad de respeto hacia nosotros mismos.

El respeto es un valor central de las sociedades socialistas. El


respeto mutuo implica una conciencia social de avanzada, que siente las
bases de la ética en la convivencia, que garantiza la libertad de opiniones
divergentes, fomentando un verdadero diálogo de saberes, la comunica-
ción libre de coerción, de manipulación y de fomento de la dominación y
reconociendo las diferencias de forma consciente.

Actividad

Identifica tres acciones concretas que te permitan sentirte


más respetado por ti mismo o misma y tres acciones que puedas co-
menzar hacer para respetar más a otros u otras personas de tu familia
o de tu barrio.

Requerimos desarrollar nuevos patrones de convivencia colecti-


va, donde el respeto forme parte de la gestación de la cultura humanista y
socialista. El respeto implica el cumplimiento a cabalidad de los derechos
civiles y políticos, el primero de ellos a tener condiciones dignas de vida
sin clasificación social, el derecho a la vida sin clasificación social, el dere-
cho a la libertad sin clasificación social, el derecho a tener las condiciones

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 29


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

para pensar y expresarse libremente sin clasificaciones sociales, derechos


económicos en condiciones reales materiales concretas de igualdad, de-
rechos de nacer y vivir en un ambiente sano, libre de la violencia que
provoca la competencia y la mercantilización de la existencia, un mundo
no contaminado de discriminaciones humanas o de polución ambiental,
el derecho a nacer y vivir en una sociedad justa que procure la paz que
niega la sociedad desigual divida en clases y estratos; entendido todo estos
como derechos propios de todo ser humano y que una sociedad socialista
debe hacer valer y profundizar.

Responsabilidad y corresponsabilidad

Todo valor nos permite reflexionar, valorar las consecuencias


de nuestros comportamientos en un sentido ético. La responsabilidad im-
plica rendir cuenta de los propios actos ante alguien y ese alguien podemos
ser nosotras o nosotros mismos, otros y otras personas o la comunidad o
sociedad en la que vivimos.

Actividad

Comparte con tu grupo que es para ti la responsabilidad y


relata tres situaciones (personales, familiares, laborales o comunitarias)
en la que te asumas como persona responsable e indica por qué.

Página 30 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

A veces es difícil asumir las consecuencias de nuestros actos, y


preferimos echarle la culpa a los demás, nos cuesta decir: “sí, yo lo hice”,
“fue mi responsabilidad lo ocurrido”, “perdóname, lo hice y no medí las
consecuencias de lo que hacía”. Para asumir la responsabilidad de nues-
tras acciones, especialmente aquellas que afectan en forma significativa a
los demás, se requiere valentía y humildad. En otras ocasiones, decimos:
“soy libre y hago lo que me da la gana”; obviamente, esto es una manera
no sólo de no asumir las consecuencias o los efectos que nuestras actua-
ciones tienen sobre los demás, sino una manera de irrespetar al otro o la
otra con un uso arbitrario de nuestra autonomía.

De este modo, responsable es aquella persona que es la causa


directa o indirecta de un hecho y que, por lo tanto, debe asumir las conse-
cuencias de sus acciones, siempre y cuando estas acciones sean efectuadas
en el ejercicio de su libertad y conscientemente.

Podemos afirmar que sin libertad y conciencia no hay respon-


sabilidad, sólo quien es dueño o dueña de sus actos puede responder por
ellos. Una persona responsable toma decisiones conscientemente y acepta
las consecuencias de sus actos, también está dispuesta a rendir cuenta por
ellos, asume las consecuencias de las propias acciones y responde por ellas
ante los otros y otras, incluso ante la ley.

Somos responsables cuando nos preocupamos por la alimen-


tación, abrigo y formación de nuestros hijos; cuando llegamos temprano
al trabajo; cuando no botamos basura en la calle; cuando cumplimos

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 31


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

con los compromisos que asumimos; cuando nos organizamos y somos


consecuentes con las prácticas que se nos asignan; cuando denunciamos a
aquellos que no cumplen con sus funciones a cabalidad o cuando se apro-
pian de lo que no les corresponden; es decir, somos responsables cuando
asumimos la contraloría social y luchamos con ello contra la corrupción;
somos responsables cuando seguimos soñando una sociedad más justa, un
continente unido, cuando no descansamos ni un solo día y persistimos en
que aquello que soñamos se haga realidad.

Cuando participamos en un proyecto, en el trabajo comunitario,


hacemos compromisos de actuar conjuntamente con otros u otras, asu-
miendo la responsabilidad como colectivo, lo que significa asumir las con-
secuencias de las acciones que diseñamos o impulsamos juntos y juntas.

Ser corresponsable es asumir como propias las decisiones y las


acciones colectivas, con honestidad, sinceridad y entrega, y hacerlas valer
aun cuando no estemos de acuerdo, ya que al asumirlo como colectivo de
base, como Consejo Comunal, como cooperativa, como equipo de trabajo,
como madres del barrio, comités de tierra, integrantes de las misiones u
otras organizaciones, la decisión o la acción es de todos y todas, las con-
secuencias o los resultados son de todos o todas, sean estos positivos o
negativos, y deben ser asumidas por el colectivo y no individualmente.

La corresponsabilidad es con lo que ocurre en nuestra comu-


nidad, en nuestro barrio, en nuestro país, somos responsables de lo que
ocurre porque somos parte de ese colectivo; si no participamos en las

Página 32 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

acciones y en las decisiones, cedemos nuestro poder de decisión, nuestro


poder de incidir en la realidad que vivimos, permitiendo que otros u otras
lo hagan por nosotros o nosotras. Cuando dejo de asistir a una asamblea
comunitaria, cuando no voy a una reunión del comité de tierras o a la mesa
de agua donde se toma decisiones que nos afectan como colectivo, pierdo
mi derecho y cedo mi poder.

Ser corresponsable implica “hacerse cargo” de las acciones, de las


actividades, de las coordinaciones, de los problemas y los nudos a enfrentar
y no “hacerse el loco o la loca” cuando las cosas se complican, dificultan o
no salen bien. Cuando somos corresponsables ejercemos nuestro derecho
político de participación, hacemos concreta la democracia participativa, en-
tendemos que la responsabilidad es nuestra y, a su vez, es de todos y todas,
asumimos que estamos dispuestos a conseguir los resultados esperados,
enfrentando los problemas y también celebrando los logros en colectivo.

Actividad

Comparte con tu grupo ¿qué es la corresponsabilidad?, y evi-


dencia tres situaciones en tu comunidad, en tu barrio y en el país en la
que te asumas como corresponsable.

Ser corresponsable implica empoderarse, es decir, asumir el pro-


pio poder personal para incidir en la propia vida y en el entorno del que for-
mamos parte, sin esperar pasivamente que el Gobierno, una de las personas

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 33


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

del Consejo Comunal u otro resuelva por mí, es asumirnos como sujetos
de transformación. Es elevar la palabra para dar nuestra opinión y nuestra
visión, para hacer sentir nuestro modo de ver el mundo, es participar decidi-
da y abiertamente en el proceso, emprendiendo acciones de mejora para la
resolución del problema de la basura o de la inseguridad, organizándonos,
elaborando proyectos de desarrollo y de mejora. Es despertar credibilidad y
confianza que en colectivo podemos superar las condiciones desfavorables
y re-valorizar nuestra identidad y nuestra cultura.

La solidaridad

La solidaridad es sin duda uno de los valores más importantes


y transcendentes para el logro del proceso de cambio que impulsamos en
Venezuela. En nuestro barrio podemos observar acciones de solidaridad:
la señora que está sola y recibe apoyo de sus vecinas para la alimentación
y cuido de sus hijos; el fallecimiento de un vecino moviliza al barrio en la
recolección de recursos para garantizar un entierro digno; la familia que se
le cae la casa es recibida en casa de otros vecinos mientras supera esta difícil
situación; la madre que trabaja es apoyada por su vecina buscando a las
niñas a la escuela; estos son tan sólo algunos ejemplos.

La solidaridad es un valor espiritual manifiesto en la vida mate-


rial, opuesto al egoísmo, es una expresión de amor por el otro o la otra, no

Página 34 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

es compasión ni falsa bondad. La solidaridad implica respeto e interpreta-


ción consciente del otro o la otra, de sus vulnerabilidades, necesidades y
limitaciones; implica interesarse, tomarlas en cuenta en la relación y si es
necesario ocuparse de ellas.

El valor de la solidaridad se expresa al reconocer que el ser huma-


no sólo puede realizarse con otras u otros seres humanos, al ser conscientes
de esto, sólo podemos apostar a la construcción de una sociedad basada en
el apoyo mutuo y que busque el interés de la comunidad.

El modelo capitalista ha socavado los niveles de solidaridad que


antes existían en mayor medida entre nosotros y nosotras y en nuestras co-
munidades, al poner el acento en el individuo desde una perspectiva egoísta
e individualista, en la que cada quien busca satisfacer sus necesidades, si
es preciso, a costa de los demás. En este modelo priva el bien personal e
implica la acumulación y competencia por recursos y privilegios, y cada
quien debe resolver sólo lo suyo. En la sociedad que queremos construir
buscamos la realización de la persona como parte de un colectivo.

La solidaridad es un compromiso sostenido por el bien común


que implica asumir la responsabilidad del proceso de organización y hu-
manización del barrio y participar conjuntamente con otras y otros en las
decisiones que influyen en la transformación de la realidad hacia la que
queremos.

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 35


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

Actividad

Caso 1. Una persona tiene en su casa suficiente comida para


alimentarse por seis meses. Su vecino, de menos recursos, acaba de
perder el trabajo y tiene cuatro hijos menores que mantener. Pero re-
sulta que los alimentos escasean y es muy difícil conseguirlos; además,
los que se consiguen tienen precios elevados. ¿Qué harías tú si fueras la
persona que tiene los alimentos ante la situación de tu vecino?

Caso 2. Son las doce de la noche, tu vecina se levanta por-


que su hija llora, tiene fiebre y convulsiones. La señora no tiene carro
y a esa hora el transporte público no trabaja, se desespera y se siente
impotente porque además está sola. Tú escuchas lo que está pasando
pero te haces el desentendido porque te da flojera levantarte. No le das
importancia. Al día siguiente te enteras de la muerte de la niña. ¿Cómo
te sentirías?

A partir de estos dos casos reflexiona sobre la solidaridad y


piensa en las prácticas que puedan fomentarla en nuestro barrio.

Voluntariado en la comunidad

La disposición a servir es un valor clave de las mujeres y los


hombres que impulsamos la construcción de relaciones nuevas, en este pro-
ceso de transformación social, es expresión del compromiso con la comu-

Página 36 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

nidad y la base de la fuerza humanizadora; como expresó el Che Guevara:


“El trabajo voluntario es una escuela creadora de conciencia, es el esfuerzo
realizado por la sociedad y para la sociedad como un aporte individual y
colectivo”.

El voluntariado comunitario se refiere a la persona o al grupo


de personas, que por elección propia, en forma solidaria, con responsa-
bilidad, sin esperar remuneración, dedica parte de su tiempo a trabajar
por el barrio, con el firme compromiso de contribuir al bien común, de
impulsar el desarrollo de la comunidad, mejorar la calidad de vida o for-
talecer la organización del poder popular.

Actividad

Las Misiones Bolivarianas, como la Misión Robinson, son


un buen ejemplo de voluntariado nacional e internacional en el área de
la educación que se desarrolla con el fin de reducir el analfabetismo.
Da un ejemplo de trabajo voluntario en la comunidad, ¿por qué es un
trabajo voluntario?, ¿cuál es su objetivo? y ¿qué valores lo impulsan?

El voluntario comunitario requiere sumar voluntades organiza-


das hacia un objetivo común que produce bienestar para todos y todas. El
voluntariado no es neutral, implica un compromiso personal con la causa
que anima la acción voluntaria, una visión de la comunidad que queremos,
una postura compresiva y responsable de la realidad como ciudadano o

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 37


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

ciudadana, una visión ideológica del mundo. Por ello, afirmamos que el
voluntario no es neutral, vacío, compasivo o sin sentido. Por el contrario,
el voluntariado es expresión concreta y práctica de nuestros valores, de la
solidaridad, de la responsabilidad, de la corresponsabilidad, es decir, es la
ética hecha acción. Implica y genera conciencia política, el reconocimien-
to de la realidad y la apuesta consciente por la transformación de la mis-
ma, implica poner en práctica nuestros valores y movilizar interiormente
nuestros deseos, intereses y emociones, para enfrentar y superar con más
rapidez los problemas comunitarios, socioeconómicos, ambientales, edu-
cativos, de salud, entre otros, que enfrenta la comunidad.

Actividad

¿Qué acciones voluntarias se han dado en tu comunidad y en


cuáles has participado?

El trabajo voluntario puede ser mal entendido en ocasiones,


usándose como un recursos excesivo distorsionándose el sentido del
mismo, por ello es fundamental que se defina un tiempo determinado
para realizarlo. También es importante abrir espacios y definir accio-
nes que permitan reconocer el trabajo realizado, estimulando la labor
que se realiza.

El voluntariado comunitario nos permite reconocernos


como sujetas y sujetos de transformación, participativos y protagóni-

Página 38 LOS VALORES DE MI BARRIO


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

cos, es una apuesta colectiva, en la que reconocemos que nuestra ac-


ción puede transformar el mundo, nuestro país, nuestra comunidad,
nuestro barrio, nuestro callejón. Si bien el voluntariado comunitario
puede iniciarse en forma improvisada o espontánea, es necesario que
el voluntariado comunitario se organice para actuar coordinadamente,
uniendo y direccionando nuestras fuerzas y nuestras acciones hacia
la misma dirección. Siempre vigilante de que el trabajo voluntario
no es hacer el trabajo que le es remunerado a otros u otras, sino una
acción comprometida con la comunidad en algunas necesidades que
tenemos la posibilidad de ofrecer nuestro aporte para superarlas.

Te invito a leer la visión de un sueño construido colec-


tivamente por la comunidad de la parroquia El Valle, en Caracas:
“Queremos que nuestra parroquia se convierta en modelo de desa-
rrollo endógeno para la ciudad de Caracas y para otras ciudades del
país, con una comunidad activa, luchadora, participativa y responsable
con sentido de pertenencia y consciente de los valores de conviven-
cia ciudadana, diversidad, paz, respeto, humildad y tolerancia, para la
transformación de nuestra parroquia en una comunidad integrada,
organizada, segura, limpia y libre para transitar por espacios públicos
para la recreación, el deporte y la cultura, con oportunidades y con-
diciones de desarrollo y dignidad para todos traducidos en vivienda,
salud, educación y trabajo, solidaria con los más vulnerables: niños,
niñas, adolescentes y ancianos, donde sea posible la sonrisa, la alegría
de una comunidad amorosa, hospitalaria, soñadora, una comunidad

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 39


El barrio, la condición humana,
los valores y la ética

que valore su memoria local como vía para proyectarse en el futuro


con el orgullo de ser y pertenecer a El Valle, la parroquia de Caracas:
un paraíso para todos…”.

Actividad

¿Está visión es una motivación para el trabajo voluntario?,


¿por qué?, ¿qué valores identificas en esta visión?, ¿crees que esta visón
expresa un sentido ético y la búsqueda del bien común?, ¿por qué?

El trabajo voluntario responde a los valores éticos que


nos permite acometer acciones que de otra manera hubiesen sido
irrealizables. Desarrollar el valor del trabajo voluntario con las y los
miembros de la comunidad pasa por compartir y construir el sueño
de la comunidad que queremos, el barrio que queremos, el callejón
que queremos, y por entender que este trabajo es un aporte extra, un
valor agregado que damos como un servicio, que no implica remune-
ración alguna, y que lo realizamos por la plena satisfacción de ayudar
a otras y a otros, de aprender y crecer con la experiencia vivida.

Página 40 LOS VALORES DE MI BARRIO


La fuerza humanizadora recorre el barrio
Mirar el barrio, mirar nuestra gente,
mirarnos a nosotros mismos
En nuestra comunidad, en nuestro barrio, en nuestra gente,
existen prácticas y modos de hacer las cosas, de compartir y de convivir,
que tiene como base los valores compartidos, las raíces sociales y cultura-
les que unen a la comunidad, que se expresan en las tradiciones y prácticas
populares, y que conforman la cultura popular propia de nuestro barrio.

La cultura popular está en tensión con la cultura dominante,


cuya influencia es permanente a través de los medios de comunicación y
la imposición de patrones de comportamiento, de valores, modos de ser
y de estar en el mundo que no tiene nada que ver con los propios de los
seres humanos que somos, de la comunidad o del barrio, de nosotras o
nosotros como Nación, y que terminan imponiéndose y valorándose más
que los propios.

Es entonces cuando comenzamos a rechazar lo que somos, a


negar nuestras raíces, a descalificar nuestra condición y a darle más valor
a lo que valora la cultura dominante, invirtiendo y trastocando los ver-
daderos sentidos y significados de nuestro ser y de nuestra cultura. En
nuestro barrio, se vive la dominación como negación de nuestros saberes,
prácticas, discursos y visiones del mundo y de nuestro propio mundo.
Invisibilizamos las injusticias y desigualdades que están tras estos modos
de vida, espejismos impuestos.

La vida cotidiana del barrio, de la comunidad, narra nuestra


historia, gesta un saber natural, propio de quienes compartimos una

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 41


La fuerza humanizadora recorre el barrio

geografía común, una dinámica de relaciones comunes, problemas y


sueños compartidos, de la que emerge una concepción del mundo, de la
realidad, llena de significados y valores, que nos permiten actuar, com-
prender y proyectar acciones de transformación propias y únicas en
nuestra comunidad.

Es necesario reencontrarnos, mirar el barrio para redescubrirlo


con nuevos ojos, mirar a nuestra gente para reencontramos con ella, mi-
rarnos a nosotros mismos para ubicarnos en el contexto del cual forma-
mos parte y en el que nos construimos como personas. Nuestro barrio
tiene su sabor en las empanadas de la esquina; los sonidos propios
de la calle, los niños y niñas jugando, los y las jóvenes
conversando en la esquina, el juego en la cancha,
la música en la calle, los enfrentamientos entre
grupos, las culebras, la violencia, la muerte en
la esquina, en fin, un ritmo de vida propio,
que tiene luces y también nubes sombrías,
en el habita un sentimiento que alegra, que
entristece, que duele, parte y toca el alma,
en el que hacemos vida. Y que tienen su
razón de ser en unas condiciones de vida
propias de un modelo de desarrollo, que
han permitido que esto sea así y en contra
de las cuales nos pronunciamos, nos reve-

Página 42 LOS VALORES DE MI BARRIO


La fuerza humanizadora recorre el barrio

lamos, como seres humanos con igualdad de derechos, tal como enun-
cia nuestra constitución.

Ante esta contradicción que nos integra, necesitamos mirar-


nos a nosotros y nosotras mismas, mirarnos con las y los otros para
encontrarnos y reencontrarnos. Reconocer los problemas es importan-
te, pero más importante que ello, es re-significar la realidad, descubrir
nuestra gente, la filosofía propia de nuestra comunidad desde la raíz, la
comunión de intereses, los sueños, las historias propias, la sabiduría y
habilidades de nuestra gente.

Es necesario interpretar críticamente la cultura propia de


nuestro barrio, revelándonos en la búsqueda de una dignidad de vida
que nos ha sido negada como colectivo, afirmando nuestra identidad
en proceso de transformación y la consecuencia que somos de otras
formas o modos de vida. Reivindicar nuestro barrio pasa por reconocer
con fuerza combativa la historia como comunidad que es social y eco-
nómica, que surgió de la identificación como excluidos y que a la vez
muestra la exclusión, interpretar críticamente el presente que vivimos
y asumir nuestras luchas, contradicciones, con una mirada colectiva al
futuro, a partir de las propias decisiones o de proyectos de transforma-
ción comunitarios.

Mirarnos con una visión problematizadora y consciente, que


nos permita conectarnos con nuestras diversas creencias, con el sentido
común propio, con los saberes populares y valorarlos en lo que son y al

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 43


La fuerza humanizadora recorre el barrio

margen de la cultura dominante, para que renazca pleno de significa-


dos para las y los que habitamos en el barrio.

Los problemas están allí, la violencia está allí, la droga está


allí, la falta de agua está allí, lo vivimos en carne propia, como con-
secuencia de la injusta sociedad a la que paradójicamente nosotros
sostenemos con nuestro madrugar diario, con el abandono diario de
nuestros hijos del amanecer al atardecer, para que lo económico fun-
cione, pero también está la cultura popular de nuestro barrio, única,
específica plena de sentido, de significado y de valor, es desde allí
donde debe emerger un nuevo sentido común que exprese y genere
acciones de justicia social por el bien común compartido, con sentido
de identidad y pertenencia. Sólo así podemos superar los factores de
dominación en el barrio cuyo sentido se genera fuera de él, valorar
nuestra identidad y movilizar la fuerza humanizadora que con sentido
crítico asuma la transformación de la realidad en busca del mejora-
miento de nuestra vida y el renacimiento espiritual y material de todos
y todas.

La fuerza humanizadora tiene sus bases en los valores que


hemos trabajado, el bien común, la dignidad humana (la igualdad), el
respeto, la responsabilidad y la corresponsabilidad, el trabajo volunta-
rio, son la energía incubada que enciende el motor de la transforma-
ción de la realidad y podemos hacerlo asumiendo una responsabilidad
ética.

Página 44 LOS VALORES DE MI BARRIO


La fuerza humanizadora recorre el barrio

Actividad

Reúnete con tu grupo, piensa en una acción que permita


impulsar en el barrio la fuerza humanizadora. Identifica el objetivo
de esta acción, las tareas que implica realizarla, los valores que pro-
mueve y finalmente dale un nombre.

Conocemos el mundo y la realidad que nos circunda, naci-


mos y vivimos en una situación determinada y nos parece natural que
las cosas sean como son, o como nos las han enseñado, aceptando
de manera natural las relaciones de dominación, de negación de lo
que somos, de explotación en nuestros empleos, de violencia entre
hombre y mujeres, entre otras.

Sin darnos cuenta que las cosas no son como aparecen, que
están escondidas delante de nuestros ojos las verdaderas razones por
las cuales vivimos como vivimos, que las explicaciones que se nos
transmiten mediáticamente, a veces en la escuela, en los trabajos, en
charlas, en algunos textos, sobre las condiciones de desigualdad, de
injusticia, de inequidad, en realidad más que ayudarnos a comprender
y develar las verdaderas raíces de esta situación, lo que hacen es ocul-
tar los factores de poder, de exclusión y de dominación. No nacimos
con falta de capacidades o somos pobres porque Dios así lo decidió,
las condiciones de vida han generado valores negadores de nuestra
condición humana, todo ello fue hecho por hombres y mujeres movi-

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 45


La fuerza humanizadora recorre el barrio

lizados por la competencia, la mercantilización de la vida, el racismo,


el egoísmo, por eso, hombres y mujeres podemos cambiarlo desde los
valores socialistas que aquí se plantean.

Problematizar el sistema de valores imperantes

Cuando escuchamos expresiones como: “los venezolanos


somos muy flojos”, “a nosotros los venezolanos lo que nos gusta es el
bochinche y la fiesta, no el trabajo”, “en este barrio la gente no le gusta
superarse”, “Venezuela no avanza, los venezolanos somos brutos para
aprender, lo que hacen con la mano lo desbaratan con los pies”, de parte
de compatriotas que aun cuando ven a sus vecinos y vecinas, a sus compa-
ñeros y compañeras de trabajo, esforzarse día a día, y luchar por mejores
condiciones de vida de su familia y ofreciendo su trabajo para que otros,
como por ejemplo, los dueños de empresas tengan las mejores condicio-
nes de vida, lo que revela es que han aceptado pasivamente y como propia
la visión de quienes nos dominan, de quienes nos explotan, de quienes
poseen el control de los medios de comunicación, y los dueños de los
medios de producción de alimentos, salud, educación, vivienda, etc., de
quienes imponen su cultura como la verdad.

Nuestro conocimiento de la rea­lidad venezolana está distorsio-


nado por las ideas que manejan los grupos dominantes, dueños de la

Página 46 LOS VALORES DE MI BARRIO


La fuerza humanizadora recorre el barrio

empresas de alimentos, salud vivienda, y de las tierras productivas y si no


hacemos un esfuerzo por analizar lo que ocurre podemos ser reproduc-
tores de la visión de quien nos somete, identificándonos y usando como
propios los mismos argumentos de control y opresión, desconociendo la
historia de conquista y saqueo, inequidades de las relaciones internaciona­
les, las injusticias en el intercambio de bienes, el bloqueo a las oportunida-
des y condiciones reales de preparación y desarrollo, la explotación de los
bienes y de las y los trabajadores por parte de las oligarquías nacionales y
transnacionales, entre muchas otras consideraciones.

A veces es muy difícil convencernos de la necesidad de hacer


un esfuerzo por conocer la realidad que vivimos, las razones por las cuales
las cosas son como son y no de otro modo, entregando nuestra auto-
nomía, nuestro poder de hacer que las cosas sean distintas, el poder de
transformar la realidad propia y colectiva, nos dejamos arropar por la
desesperanza, creemos que no hay nada que hacer.

Veamos esta situación. Necesitamos tener un zapato de goma


de una determinada marca, comprarnos el último celular que salió o com-
prarnos una camisa de una marca específica. Hemos visto a un joven
matar a otro por un par de zapatos o a alguien en la calle arrancarle
a otro el celular de moda, pero nos hemos preguntado por
qué ocurren estas cosas.

Nos han enseñado que si no poseemos


los zapatos, el celular o la camisa de marca, no

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 47


La fuerza humanizadora recorre el barrio

somos o no valemos nada; no somos nadie, somos conforme a lo que


tenemos y si no lo tenemos, entonces no valemos como personas ante
una sociedad donde lo importante es consumir y tener. Una cultura
dominante que niega a quien no puede consumir, una cultura que nos
bombardea con su publicidad, nos enseña la supervivencia del más
fuerte y la verticalidad de las relaciones, nos convierte en dos cosas
elementales para ellos vivir de la manera ostentosa como viven: nos
enseñan a ser consumistas, por lo que compramos todos los que ellos
nos venden sin importar cuánto cuesta y si no podemos, matamos
a alguien para tener el objeto, pero también nos enseñan que para
poder comer tenemos que convertirnos en su empleados y venderles
o producirles su mercancía, que después también terminamos consu-
miendo, es un ciclo perverso que se reproduce socialmente, es decir,
les entregamos todo, nuestro sentir, nuestro trabajo, nuestro pensar,
eso se llama alienación, es vivir en su mundo, con sus valores, negan-
do e invisibilizando lo que realmente nos constituye, nuestra fuerza
para unirnos, el poder que tenemos para cambiar esta realidad.

La misma cultura que quiere convencernos de que somos


flojos y que no trabajamos lo suficiente, es la misma que nos demanda
que consumamos y que nos trata de convencer de que la realidad es así
desde la aparición de la especie humana y que es imposible que ocu-
rran grandes cambios. Esa es la cultura que impone el capitalismo.

Página 48 LOS VALORES DE MI BARRIO


La fuerza humanizadora recorre el barrio

La ética del capital, se sustenta en la división social del trabajo,


en la división en clases sociales, en la propiedad privada de los medios de
producción, la hegemonía del lucro y la ganancia desmedida, en la lucha y
competencia entre las personas, en el desarrollo de la ciencia y tecnología en
función de intereses de las clases dominantes, en la separación del trabajador
de los medios de trabajo y de subsistencia, en la alienación del trabajo, de los
productos, en la separación y privilegio de las actividades manuales sobre las
intelectuales, entre muchos otros.

Necesitamos superar y transcender las necesidades artificiales y el


consumismo que nos han impuesto, que nos hacen gastar nuestros ingreso
en bienes materiales muchas veces innecesarios. Superar la ética del capital es
clave para la concreción del proceso de transformación que impulsamos en
Venezuela y esto implica un cambio cultural radical que pasa por asumir otras
formas de conocimiento para producir nuestras vidas desde lo endógeno,
desde nuestras necesidades y potencialidades, pasa por producir un cambio
en nuestra visión de la vida, una ética centrada en el ser humano, en su digni-
dad y en el amor, como hemos visto.

Así mismo, no es posible avanzar en el proceso de transformación


humanista y socialista, si no cuestionamos las estructuras patriarcales. El pa-
triarcado, sustentado por el modelo capitalista, formaliza el poder masculino
sobre el femenino y hace parecer como natural su predominio. Se considera
normal que las mujeres cumplan un rol productivo, social y familiar que las
somete a muchas más horas de trabajo, que incluyen trabajo remunerado, tra-

ESCUELA DE FORMACIÓN PARA LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Página 49


La fuerza humanizadora recorre el barrio

bajo doméstico que involucra la intimidad y también el trabajo comunitario.


Sin justicia de género no hay transformación social posible y no habrá parti-
cipación social con igualdad efectiva. Es necesario transformar las relaciones
entre hombre y mujeres (relaciones de género), impulsando un proceso justo
de aprendizaje, de integración social entre niños y niñas, en la que hombres
y mujeres tengamos igual valía y los mismos derechos. Siendo que la mujer
generando la vida, genera o reproduce nuestros valores.

Actividad

¿Está visión es una motivación para el trabajo voluntario?,


¿por qué?, ¿qué valores identificas en esta visión?, ¿crees que esta visón
expresa un sentido ético y la búsqueda del bien común?, ¿por qué?

Problematizar y cuestionar la realidad, nos permite comenzar a


darnos cuenta de la cultura del capital y de los factores de dominación im-
perantes. Generalmente no nos damos cuenta de esto ya que hemos nacido
y crecido dentro de esta estructura dominante, con las prácticas de una co-
munidad, y nos encontramos aceptando las cosas tal como son y haciendo
las cosas como si nuestra manera de hacerlas fuera la manera más apropiada
de hacerlo. Es necesario problematizarnos, cuestionar lo que está dado por
hecho; sólo con iniciar este proceso de cuestionamiento, estamos rompiendo
y confrontando al sistema imperante. Pero no es suficiente, luego tenemos
que pensar algunas acciones, formas de organizarnos que nos permitan trans-
formar esta realidad.

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La fuerza humanizadora recorre el barrio

El nacimiento de la nueva sociedad, del hombre y la mujer


nueva, centrado en valores humanistas, comienza con el cuestionamiento
de lo que hemos aceptado como cierto, como natural, como dado por
Dios; cuando cuestionamos las estructuras de dominación que nos atan y
emprendemos acciones para construir nuevas relaciones; cuando nos des-
lastramos de las viejas prácticas de la vieja cultura, netamente capitalista, y
construimos con nuestro hacer nuevos modos de relación, de producción
y de construcción de la realidad. Cuando con nuestra acción cotidiana nos
transformamos a nosotras y nosotros mismos, transformamos las relacio-
nes, cuando valoramos y re-significamos la realidad, entonces podremos
afirmar que está naciendo una nueva sociedad, centrada en valores huma-
nistas, con hombre y mujeres libres.

Reconocer los antivalores e impulsar


los valores de la nueva ética

La cultura imperante ha impuesto una manera de vivir que


promueve y estimula valores negativos, que llamamos antivalores por que
están alejados de la dignidad y la integridad humana, como ya lo hemos
visto.

Estos antivalores actúan en todos los ámbitos de nuestra vida,


en lo económico, en lo cultual, en las condiciones de inequidad de género,
en las condiciones de exclusión o negación de nuestra condición cultural.

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La fuerza humanizadora recorre el barrio

El modelo capitalista, profundiza las desigualdades sociales, sometiendo


a las grandes mayorías (pobres y explotadas) a unas minorías privile-
giadas, lleva a un reducido grupo de individuos a acumular riquezas
materiales, aprovechándose del trabajo de una gran mayoría explotada.

Se naturaliza la “explotación del hombre por el hombre” y la


deshumanización, convirtiendo a las y los seres humanos en objetos o
mercancías, haciéndoles actuar y comportarse como rivales en compe-
tencias, haciendo del individualismo egoísta, la codicia personal, el afán
de lucro desmedido, el eje de las relaciones humanas, donde todo se
negocia, tiene un precio, se compra y se vende, degenerando las relacio-
nes sociales, afectivas y el sentido del trabajo. En fin, se despoja al ser
humano de la posibilidad de vivir y ser feliz.

Es hora de asumir la responsabilidad ética y la corresponsabi-


lidad que como ciudadanos y ciudadanos tenemos, llego la hora de decir
basta. Es necesario asumir el compromiso de impulsar los valores como
eje dinamizador de la fuerza humanizadora:

■ Que la solidaridad, la fraternidad y el apoyo mutuo, sustituya el


individualismo egoísta y la competencia, y la explotación de unos/unas
por otro/otras

■ Colocar lo colectivo y el bien común sobre la individualidad y


los intereses personalistas, reconstruyendo la capacidad de trabajar y
construir colectivamente el bien común y el trabajo voluntario

Página 52 LOS VALORES DE MI BARRIO


La fuerza humanizadora recorre el barrio

■ Que la inclusión y la igualdad social de condiciones materiales de


vida y accesos de bienes y servicios para todos y todas, sustituya progresi-
vamente los privilegios que hoy poseen unos pocos, excluyendo a la gran
mayoría

■ Una comunidad donde todas y todos nos sintamos verdaderamen-


te pares, iguales, cuya base para la convivencia sea el amor y el respeto,
deslastrándonos de la competencia feroz, la lucha de unos contra otros y
otras y la división en clases sociales

■ Es necesario revisar nuestros patrones de consumo, para desarmar


el consumismo materialista desmedido, de productos y servicios que no
responden a nuestras necesidades y que sólo alimentan el grosero nivel de
vida de las clases privilegiadas

■ Restablecer la valía del ser humano, por su condición y dignidad, y


no por lo que tiene. Buscar la mayor suma de felicidad para todas y todos
por sobre la acumulación de bienes y riqueza monetaria para sí mismo

■ Construir relaciones humanas fundamentadas en el respeto, la


aceptación, la tolerancia, la inclusión de las y los excluidos, eliminando los
procesos de exclusión, la discriminación, la degradación humana por su
condición étnica, de género, sexual, religiosa u otra

■ Impulsar el poder compartido, la construcción colectiva de las re-


laciones de poder, la convivencia basada en la solidaridad y en el valor igual
de todas y todos, con equidad de género

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La fuerza humanizadora recorre el barrio

La sociedad que aspiramos demanda la superación de las


brechas de desigualdad y discriminación, es necesario invocar al amor
hecho acción para construir el socialismo, la nueva sociedad y el nuevo
hombre y la nueva mujer, ¿quién dijo que estamos obligados por natu-
raleza a explotar a otro o a dejarnos explotar?, ¿por qué no podemos
eliminar la violencia en la convivencia cotidiana del barrio?, ¿por qué no
podemos superar las relaciones de injusticia por relaciones de respeto
y de amor?

Impulsar los valores como eje dinamizador de la fuerza huma-


nizadora, es asumir nuestro propio poder y hacer que sucedan cosas que
permitan hacer que los nuevos valores recorran nuestro barrio, nuestro
callejón, nuestro hogar. Se trata de que seamos éticos en nuestro accionar
cotidiano, enfrentando, cuestionando, saliéndonos de la mitos impuestos
por la cultura dominante, siendo crítico y autocrítico, abordando temas
centrales como la droga en el barrio, el embarazo a temprana edad de
nuestras jóvenes, la violencia en el hogar, en forma abierta y tolerante.

¿Tengo conciencia de mi condición de vida?, ¿qué valores do-


minan en mi barrio?, ¿cuándo y de qué manera actuó en forma indivi-
dualista y/o egoísta?, ¿cuándo excluyo a las y los otros?, ¿en qué condi-
ciones actúo en forma intolerante con los pensamientos y sentimientos
de otros?, ¿en qué forma irrespeto o siento que se irrespeta a mi familia,
a mis amigos, a mis vecinos del barrio, a mis compañeros de trabajo?,
¿en qué momento impongo mi modo de ver al mundo, sobre las creen-

Página 54 LOS VALORES DE MI BARRIO


La fuerza humanizadora recorre el barrio

cia religiosos o culturales de los otros?, ¿cuándo me siento explotado


o tratado como mercancía?, ¿cómo rechazo a los que son distintos de
mí, por su religión, condición sexual u otro?, ¿cuándo privilegio mis
intereses personales por sobre el de los otros?, ¿estoy siendo justo?,
¿práctico la solidaridad?, ¿actuó en forma humilde, desinteresada y res-
ponsable?, ¿soy autocritico?, ¿acepto mis errores cuando los cometo y
se rectificar?, ¿practico la igualdad de género?, ¿asumo mi poder para
transformar la realidad?

Quizás algunos puedan afirmar que somos soñadores, pues


si lo somos. Creemos que es posible una nueva humanidad, con nue-
vo modos de producción y nuevas relación entre los seres humanos.
Pueden afirmar que somos utópicos, pues si lo somos, apostamos a una
utopía posible, reconociendo que no es posible sin la generación de
condiciones materiales de vida para todos y todas sin discriminación,
como dice Eduardo Galeano, para eso sirve la utopía, para caminar.

¿Para qué sirve la utopía?...

La utopía está en el horizonte.

Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos

y el horizonte se corre diez pasos más allá.

¿Entonces para qué sirve la utopía?

Para eso sirve, para caminar.”

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La fuerza humanizadora recorre el barrio

Es claro que este proceso no se logra de la noche a la mañana,


estamos avanzando en un proceso profundo de transformación cultural
y humana, estamos sacando de nuestras entrañas, de nuestros huesos la
cultura de dominación, la competencia, el egoísmo, el individualismo, el
conformismo, el oportunismo, en la búsqueda de una sociedad justa, que
permita a las y los venezolanos una vida plena.

La invitación es a convertirnos en vanguardia colectiva de este


proyecto de transformación, para asumir el desafío de cambiar la histo-
ria, haciendo de nosotros y nosotras el cambio que queremos ver en el
mundo, es hora de que nos tomemos en serio y actuemos en el presente
para concretar la utopía, para que nazca desde nuestro hacer cotidiano un
nuevo lenguaje, que genere nuevos valores propios de la sociedad socia-
lista que anhelamos.

Reconectar la vida desde los valores y significados

Reconectar la vida cotidiana con los valores humanistas, pasa


por identificar como se expresan los valores y los antivalores en nuestra
comunidad, en nuestro barrio, en nuestro callejón, en nuestro hogar, en
las relaciones con nuestros hijos e hijas, con nuestra pareja, con nuestros
amigos y amigas. Es necesario poner en práctica los valores de la nueva
ética en la acción cotidiana.

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La fuerza humanizadora recorre el barrio

No basta con proclamarse revolucionario, socialista o huma-


nista si dentro de nosotros afloran continuamente los antivalores, mani-
festándose en nuestras acciones los modos de actuación inculcados por
la cultura dominante que nos hacen individualistas, egoístas, prepotentes,
ambiciosos, entre otros.

Hacernos cargo de esta nueva visión de vida y conectar nues-


tras acciones con nuestro pensamiento y con nuestro sentimiento es parte
del proceso. Es el momento de ser coherentes, con lo que decimos y con
lo que hacemos, comprendiendo y responsabilizándonos del impacto de
nuestras acciones; no existe ningún poder sobre nuestra vida, somos res-
ponsables de lo que de sucede en ella. Tenemos poder para transformar-
nos a nosotras y nosotros mismos y transformar la realidad que vivimos
en el barrio, en la comunidad, en el país.

Hacernos cargo de producir relaciones llenas de significado y


de valores en nuestro hogar, en el barrio, en la comunidad, de utilizar
conscientemente nuestros recursos, aprendizajes y la ener-
gía para tomar las riendas de nuestra vida haciéndonos
responsables de los resultados, sean cuales sean.

Es hora de actuar con propósito, dándole


sentido y significado a nuestras acciones, sabiendo
el porqué actuamos de una u de otra forma lograr
un fin. Actuar con conciencia, comprendiendo el
significado transformador de nuestras acciones, es

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La fuerza humanizadora recorre el barrio

invertir nuestra energía física y espiritual para lograr los propósitos que
nos planteamos y superar los obstáculos y problemas que seguro estarán
presente en nuestro caminos.

Es necesaria la lucha transformadora y consiente, sostenida en


el tiempo, como dice el poeta Bertolt Brecht:

“Hay hombres que luchan un día

y son buenos.

Hay otros que luchan un año

y son mejores.

Hay quienes luchan muchos años

y son muy buenos.

Pero hay los que luchan toda la vida:

esos son los imprescindibles”.

Colocar nuestra atención en las posibilidades, en los problemas


y los propósitos que deseamos alcanzar, en lo que como persona y como
colectivo podemos hacer, trabajar críticamente las dificultades o los obstá-
culos. Tomar las decisiones y asumirlas con responsabilidad ética, recono-
ciendo la complejidad del proceso transformador que vivimos, sin buscar
culpabilizar a los y las colaboradores que construyen a nuestro lado.

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La fuerza humanizadora recorre el barrio

Teniendo presente que el fin es la transformación profunda de las


estructuras de la convivencia en Venezuela, que nos lleva actuar hoy como
mujeres y hombres nuevos, centrados en valores socialistas-humanistas. Sin
duda debemos partir de nosotros y nosotras mismas, incidir en nuestra fa-
milia, en nuestras relaciones cercanas, en el barrio o en la comunidad.

Avanzamos en la reestructuración de las relaciones de poder en


Venezuela y eso causa piquiña, resistencia y oposición entre quienes lo han
detentado históricamente. No podemos ser inocentes, con las acciones vio-
lentas de quienes defiende las estructuras del capital, que bombardea nuestra
mente. Es el momento de apropiarnos y de ejercer el Poder Popular, que
se expresa en las comunidades, en las Comunas, o través de los Consejos
Comunales y demás organizaciones de base, libres de la carga de antivalores,
del egoísmo, del personalismo, la ambición, el individualismo, las ansias de
riquezas materiales, creando nuevas formas y mecanismos de poder que no
reproduzcan y mantengan formas de dominación, que generen privilegios
de unos sobre otros u otras.

Desprendernos de lo que somos, puede ser doloroso, pero es


necesario cambiar la piel aunque duela en el espíritu, dejar de ser orugas
y convertirnos en mariposas. El estudio, la reflexión colectiva, la práctica
consiente de una nueva forma de ser y hacer las cosas, tomará vida propia,
y nos sorprenderemos a nosotras y a nosotros mismos siendo mujeres y
hombre nuevos, teniendo una nueva piel, impregnando de flor en flor el
elixir del cambio y la transformación.

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MATERIALES CONSULTADOS Y RECOMENDADOS

Sen, Amartya. ¿Qué impacto puede tener la ética? o Desarrollo en


colaboración con el Gobierno de Noruega. Documento incluido dentro de la
Biblioteca Digital de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y
Desarrollo - www.iadb.org/etica

Apuntes para la elaboración colectiva de un código de Ética Socialista,


Colectivo Antonio Gramsci, Pensamiento y acción, Clarines, Tercer
Motor Constituyente: MORAL Y LUCES.

Naranjo, Claudio. La Agonía del Patriarcado. Kairos, Barcelona


1993.

Dignidad, Identidad y autonomía, como fundamentos centrales de una éti-


ca emancipadora en las culturas negadas: una propuesta educativa (mimeo, Cesder
1992), México.

Echeverría, Rafael. Ontología del Lenguaje. Dolemen Ediciones,


Chile, 1998.

El Pensamiento Bolivariano: Origen, desarrollo y vigencia. Ediciones


Desde Abajo, Biblioteca pensadores latinoamericanos, Colombia 2005.

Entrevista a Herbert de Souza 1994. Ética y Ciudadanía. Editorial


Moderna, San Pablo.

Fiallo, Amalio. Hacia una democracia participativa. PH Edit.,


Venezuela, 1996.

Página 60 LOS VALORES DE MI BARRIO


MATERIALES CONSULTADOS Y RECOMENDADOS

Vargas-Arenas Iraida. Resistencia y Participación. Monte Ávila


Editores, Venezuela, 2000.

León, Magdalena (comp.). Poder y empoderamiento de las mujeres.


U.N. Facultad de Ciencias Humanas, Editores Tercer Mundo, Colombia,
1997.

Boff, Leonardo. El Despertar del Águila. Editorial Trotta, Madrid,


2000.

Liderazgo Facilitador de Procesos Comunitarios. Programa de fortaleci-


miento técnico de los Consejos Locales de Planificación Pública CLPP. Fundación
escuela de gerencia social, PDVSA, Miriam Castillo y Gladys Quintero.
2006.

Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido. Siglo XXI, Montevideo.


1999

Programa 2007 – 2013. Proyecto Simón Bolívar.

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