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EL CORDÓN DE PLATA, EL SEXTO CHAKRA Y LA GLÁNDULA PINEAL - La Mágica Realidad PDF

Este documento discute la glándula pineal y su relación con el sexto chakra y el "cordón de plata" que conecta el alma con el cuerpo físico según las creencias hindúes. Explica que la glándula pineal puede ser un órgano sensorial del magnetismo y permite la percepción extrasensorial. También presenta las experiencias cercanas a la muerte de Anne-Marie Dinkel y Lobsang Rampa, quienes describen haber visto el cordón de plata y haber viajado astrales fuera de su

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Este documento discute la glándula pineal y su relación con el sexto chakra y el "cordón de plata" que conecta el alma con el cuerpo físico según las creencias hindúes. Explica que la glándula pineal puede ser un órgano sensorial del magnetismo y permite la percepción extrasensorial. También presenta las experiencias cercanas a la muerte de Anne-Marie Dinkel y Lobsang Rampa, quienes describen haber visto el cordón de plata y haber viajado astrales fuera de su

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EL CORDÓN DE PLATA, EL SEXTO CHAKRA Y LA

GLÁNDULA PINEAL
Por micartastral - 21/12/2015

La tradición hindú lo asocia al sexto chakra, aquel que rige el tiempo, la percepción y la luz. Algunos
investigadores sugieren que la glándula pineal es también el órgano sensorial del magnetismo, un
sexto sentido que trasforma las ondas electromagnéticas en estímulos neuroquímicos.

“Tenía una conciencia muy clara de ser únicamente alma, estaba únicamente cubierta de luz, no tenía
forma alguna, solo aquella conciencia absoluta de ser un alma. Estaba, al mismo tiempo, formada por
un cuerpo astral, por un cuerpo mental y, entre los dos, el cuerpo causal.

Y vi también la cuerda de plata y mi cuerpo físico en la cama. Lo que unía entre sí la cuerda de plata,
era el cuerpo físico, inmóvil en la cama, y los otros tres, el el astral, el mental y el causal, pero el
alma no estaba unida a los demás por la cuerda de plata. Me encontraba como perpleja, porque tenía
antes la plena seguridad de que en el momento en que dicha cuerda dejaba de unir al alma con el
cuerpo o con los cuatro cuerpos de que acabo de hablar, el ser humano se moría.

Pero no es así. Lo que relaciona el alma con sus cuatro cuerpos no es la famosa cuerda de plata, sino
algo que yo vi entonces con toda claridad, y son como unos rayos de sol, unos rayos de oro que
brotan del alma y luego interpretan los cuatro cuerpos, como el chakra de los hindúes”

Así se expresaba Anne-Marie Dinkel, una “sensible” suiza de carácter extraordinario, en una
entrevista realizada por los años setenta por el investigador de los fenómenos que comprende la
parapsicología _o la parapsíquica_ Vintila Horia, comentando su experiencia más significativa en el
campo de los viajes astrales y el conocimiento íntimo del alma humana. Decía que la primera vez que
tuvo conciencia de sus poderes fue antes de nacer.

Se encontraba en un lugar al que algunos llaman “el jardín cósmico”, el sitio donde las almas esperan
el momento en que quieran volver a la tierra, encarnarse. Es en este lugar donde uno espera hasta
que encuentra a sus padres, en definitiva, todos los componentes propicios para que el alma pueda
regresar a un cuerpo material. “El alma tiene que volver a vivir aquí para saber más, para aprender,
para volver a hacer bien lo que había hecho mal”. “En el jardín cósmico no se aprende nada, allí se
espera sencillamente”.

Es en otro plano donde el alma se encuentra con “existencias”, o bien “amigos-guía”, que enseñan al
alma la realidad de la existencia o el momento idóneo para encarnarse de nuevo. Es en este plano al
que también las almas, en el momento de la muerte física, se reencuentran con amigos de vidas
anteriores, así como “guías o seres de luz” que ayudan a tomar la decisión que por ellos mismos aún
no están en condiciones de aceptar, en el caso de que la misión en la existencia física todavía no se
haya completado.

“Vi entonces otras luces moviéndose entre la niebla. Eran como sombras, a veces sin figura alguna,
seres que habían perdido su personalidad, que no lograban recordar quiénes eran y a los que hay que
reintegrar a su verdadera personalidad. Y todas aquellas luces que se movían en la niebla eran quías
que venían desde la Tierra, como yo, y ayudaban a aquellos seres perdidos, que no sabían aún donde
se encontraban, o que, debido a la violencia de su muerte repentina, habían dejado de tener una
conciencia”.

En una operación de cesárea en la que se produjo la muerte clínica, una vez convencida de la
necesidad de reintegrarse a su cuerpo, comentaba: “Noté como una fuerza que me empujaba o,
mejor dicho, me tiraba hacia abajo.

Y luego oí un ruido fuerte, como una ventana que se cerraba o como la tapa de una caja. Mi cuerpo,
probablemente, que volvía a cerrarse en torno a mí”. Más adelante, afirma: “Yo he visto mi propia
cuerda de plata, una vez me la enseñaron cuando me encontraba fuera de mí, y la vi como se volvía
azul, luego gris y cada vez más delgada.

Entonces, el guía que me acompañaba me empujó hacia abajo, para volver en mí y que el contacto
no se rompiese. ¿Se da cuenta? En el fondo no hay ningún peligro.

Si la muerte no tiene que suceder, nadie puede cortar el contacto. Los que mueren es porque ha
llegado su momento”. “Esta nube _que algunos podemos distinguir_ es lo que se llama el cuerpo
etéreo, lo que lo tiene todo junto, alma y cuerpo, lo que hace posible la existencia psicosomática… es
la misma materia que los físicos describen como uniendo entre sí los átomos y las moléculas, lo que
antes se llamaba el vacío.

Tal vacío no existe, está compensado por algo, por esta eternidad física y material”. Pero este aura o
cuerpo etéreo no sigue al alma después de su peregrinación, se diluye en el aire, como un gas, y
debe desaparecer, puesto que su misión de unir alma y cuerpo ha terminado.

La sensitiva y médium Concetta Bertoldi comenta a su vez, que los guías espirituales son seres que
han pasado por numerosas vidas en este mundo. La mayoría siguen reencarnándose, aunque algunos
han evolucionado más allá del proceso de reencarnación; se han apeado de lo que los hindúes
denominan “la rueda de la vida”. Define al Más Allá más bien como un estado o condición, las cosas
tienen una calidad completamente diferente, todo allí es perdón, amor.

Tiene muchas características que pueden parecer tangibles, solo que más puras, bellas y vibrantes,
incluso más reales que lo que aquí conocemos por realidad. Allí nos movemos en una mezcla entre
flotar, andar y volar a la vez, es como gravitar hacia la luz. Recordamos cada instante de nuestro
pasado con todo detalle. Contemplamos y comprendemos todas las consecuencias de las acciones e
interacciones con todos aquellos con los que nos hemos encontrado. Y por fin entendemos cuál ha
sido nuestro objetivo en esta vida.
Una clave para entender donde radica la capacidad de acercarnos al mundo más allá de lo sensorial,
a esa intrigante dimensión en la que se derrumban y pierden sentido las nociones comunes de
nuestra existencia material podría ser la glándula pineal.

Según el doctor en biología Saskia Bosman, la pineal es una suerte de módem entre el mundo físico y
otras dimensiones, entre el mundo material espacio-tiempo que experimentamos a través de
nuestros sentidos y ese vacío infinito que contiene las supradimensiones, las cuales percibimos como
el interior llamado “paranormal”, las experiencias extrasensoriales, los sueños, la clarividencia,
telepatía, etc.

Así, los indicadores cuantitativos de la mayor o menor cantidad de cristales de hidroaxiapatita en la


epífisis _glándula pineal_ están directamente relacionados con la capacidad mediúmnica. Quizá, los
que nacemos con déficit en esta somos los que no podemos decodificar cierta información
extrasensorial, que clarividentes, telépatas y médiums que la poseen en mayor proporción sí son
capaces de descifrar. Es en este punto donde podemos incidir en que las filosofías y doctrinas
espirituales y religiosas orientales sostienen que de hecho sí se pueden desarrollar las capacidades
psíquicas, abrir el sexto chakra _glándula pineal_, despertar el tercer ojo…

Veamos lo que nos contaba Lobsang Rampa sobre este despertar y la apertura del sexto chakra, y su
relación con el cordón de plata, en su conocido libro “El Tercer Ojo”:

“Para nosotros el cuerpo no era más que una cáscara o caparazón animado por la auténtica
personalidad de cada cual, el Superser, que toma las riendas cuando uno se duerme o se muere.
Durante el sueño regresa el hombre a otro plano de existencia.

El espíritu se aparta del cuerpo físico y sale flotando en cuanto llega el sueño. El espíritu mantiene su
contacto con el cuerpo fisico por medio de un «cordón de plata» que no se rompe hasta el momento
de la muerte. Y nuestros ensueños, mientras estamos dormidos, son vivencias que se realizan en el
plano espiritual del sueño. Cuando el espíritu regresa al cuerpo, el choque del despertar desquicia la
memoria onírica a no ser que esté entrenado especialmente”.

“El aura que rodea el cuerpo y que cualquier persona, bajo las adecuadas condiciones, puede
aprender a ver, no es más que un reflejo de la Fuerza Vital que arde en él. Creemos que esta energía
es eléctrica lo mismo que el rayo”.

“En el Tíbet viajamos mucho por medio de la proyección astral —no por levitación—, y se trata de un
procedimiento que podemos controlar a voluntad. Hacemos que el yo abandone el cuerpo físico,
aunque siga unido a él por el Cordón de Plata. Podemos viajar por donde queramos con la mayor
velocidad concebible.

La mayoría de nosotros posee la habilidad de realizar esos viajes, pero muchos, después de haberse
lanzado, han sentido un gran choque psíquico por falta de entrenamiento. Probablemente todos han
tenido la sensación de dormirse y luego, sin razón aparente, despertarse violentamente, como por
una fuerte sacudida. Esto se debe a una exteriorización del yo excesivamente rápida, una separación
demasiado brusca de los cuerpos fisico y astral.

Esta violenta contracción del Cordón de Plata hace que el cuerpo astral vuelva, como si tirase de él un
elástico demasiado distendido, a introducirse de nuevo en su vestidura física. De todos modos, la
sensación es mucho peor cuando se regresa después de un viaje.
El ser astral está flotando a enorme altura sobre el cuerpo como un globo al extremo de una cuerda.
Algo, quizá un ruido externo, hace que el astral se reintegre al cuerpo con excesiva rapidez.
Entonces, el cuerpo despierta repentinamente y tenemos la horrible sensación de estar cayendo por
un precipicio y de habernos detenido en el mismo momento en que íbamos a estrellarnos”.

“Creemos que estamos en la Tierra para aprender y que en ella es donde sufrimos todas las torturas
que se atribuyen al infierno. El Otro Sitio es para nosotros aquél donde vamos cuando salimos del
cuerpo, o sea el sitio en donde encontraremos a otras entidades que también se han liberado del
cuerpo.

Y no es esto lo que se llama espiritualismo, si no una creencia muy concreta en que durante el sueño
o después de la muerte podremos movernos con absoluta libertad por los planos astrales. A los más
elevados de estos planos los llamamos «La Tierra de la Luz Dorada».

Estamos seguros de que cuando nos encontremos en lo astral _después de la muerte o durante el
sueño_ podremos encontrar allí a las personas amadas porque estamos en armonía con ellas. Y
nunca veremos a las personas por quienes sentimos antipatía, ya que ese estado de desarmonía no
puede existir en la Tierra de la Luz Dorada”.

“Somos almas inmortales. Nuestra plegaria: «Om manipad-me Hum!» se suele traducir al pie de la
letra de este modo: « ¡la Joya del Loto!» Los que hemos avanzado un poco más en nuestra religión
sabemos que su verdadero significado es: « el Super-Ser del hombre!» No existe la muerte.

Como uno se quita la ropa al terminar la jornada, lo mismo se quita el alma del cuerpo cuando éste
se duerme. Así como se desecha un traje cuando se ha gastado, también se desecha el alma al
cuerpo cuando está excesivamente usado o se ha roto. Morir no es más que el acto de nacer en otro
plano de la existencia.

El Hombre, o el espíritu del Hombre, es eterno. El cuerpo es sólo la vestidura temporal que cubre el
espíritu y es elegido según la tarea que corresponda a cada persona en la tierra. La apariencia
externa carece por completo de importancia”.

Sobre el cordón de plata ampliamente difundido por la tradición esotérica y su relación con el cuerpo
astral y el físico, encontramos según se afirma, que es una masa de moléculas que vibran a una
velocidad altísima, a pesar del de que el conjunto de partículas que lo forman contienen todos los
colores existentes, su conjunto desde fuera parece plateado. Este cordón es infinitamente extensible
y sin límites, y el ser humano que viaja en el astral, al separarse de su cuerpo flota al extremo del
cordón de plata de una forma similar a la de una cometa al final de su cuerda. Cuando el cuerpo físico
demanda su parte astral éste es tirado hacia abajo igual como si tiramos de una cometa.

El Cordón de Plata une la Supraconciencia o Ser Superior con el cuerpo humano. Impresiones,
lecciones, órdenes y, de vez en cuando, alimento espiritual, proceden del Ser Superior hacia el
cuerpo humano, y cuando éste muere, el cordón de plata se corta y el cuerpo humano es dejado
aparte, como si fuera ropa vieja e inservible que ya terminó su función, mientras el espíritu continúa.

Tanto si viajamos en el presente como si nos introducimos en los Archivos Akáshicos, que contienen
toda la información sobre la exsitencia humana, el cordón de plata es la cuerda de seguridad y
comunicación entre lo que percibimos y el plano físico donde se encuentra el cuerpo. Toda la
información nos es transmitida a través de él. Gracias a la capacidad infinita de extenderse que tiene
podemos viajar a todos los planos de existencia, siempre que nuestra evolución y color de nuestra
aura nos los permitan.
La firme convicción en la existencia de ese cordón de plata es antiquísima. Los iniciados en el viaje
saben que pueden trasladar el cuerpo astral a grandes distancias mientras el cuerpo físico reposa
aparentemente dormido.

La conciencia viaja porque goza del privilegio de no estar condicionada por el espacio ni por el tiempo
Durante el estado de vigilia, cuando el ego funciona concientemente en el mundo físico, sus diversos
círculos están concéntricos ocupando el espacio, pero por la noche, cuando el cuerpo duerme, se
produce una separación. Al producirse la muerte el cordón de plata se rompe en el átomo simiente
del corazón y de ahí al exterior siguiendo por el cordón plateado hasta los vehículos superiores.

El viaje astral _ligado siempre al cordón de plata_ es algo que no puede ser descrito con palabras,
pues es lo más grande que puede conseguir el ser humano. El mundo astral consta así de numerosos
planos y subplanos que se extienden en serie ascendente desde el más cercano al mundo físico hasta
el más cercano al mundo espiritual.

Entre estos dos extremos se puede observar innumerable variedad de fenómenos y fases de
existencia. En los subplanos inferiores del mundo astral se manifiestan las actividades psíquicas
llamadas clarividencia, clariaudiencia, telepatía, psicometría, etc. También se manifiestan en estos
subplanos inferiores ciertas formas de ectoplasmas, espectros y otras apariciones de almas
desencarnadas, que a veces perciben el hombre y algunos animales.

Asimismo actúan y se mueven en estos subplanos los seres humanos vivientes en el mundo físico que
se desprenden temporáneamente de su cuerpo físico durante el sueño o el éxtasis, o
deliberadamente, mediante las técnicas apropiadas de meditación.

Los colores astrales son los de las auras que circuyen el cuerpo físico de todo ser humano, y se
manifiestan en algunos subplanos del astral. En otros subplanos se manifiestan los fenómenos
psiquismo, las formas de pensamiento, las ondas y nubes mentales que influyen en la mente y el
ánimo de quienes tienen su misma tónica psíquica.

El moribundo va desprendiéndose poco a poco de su cuerpo físico y, al expirar, queda el alma


revestida del cuerpo astral, que es exacta contraparte del físico, con el cual coincide durante la vida
terrena. Es el cuerpo astral una forma de materia mucho más sutil que la física, de modo que escapa
a todas las pruebas que revelan la materia ordinaria.

En el momento de la muerte, el cuerpo astral queda enlazado con el cadáver por un tenue cordón de
materia aérea, que al fin se rompe, y queda entonces el cuerpo astral libre, como externa envoltura
del alma.

Pero este cuerpo astral no es el verdadero ser humano, como tampoco lo era el cuerpo físico, pues
ambos no son más que temporáneas envolturas del alma. Al dejar el cuerpo físico se sume el alma en
profundo sueño o estado comático, semejante al del feto en el claustro materno, y así se predispone
a nacer en el mundo astral, pues necesita tiempo para adaptarse a las nuevas condiciones y cobrar la
fuerza y vigor requeridos por la nueva fase de existencia.

La Naturaleza abunda en estas analogías. El nacimiento en el mundo físico tiene muchos puntos de
semejanza con el nacimiento en el astral y ambos están precedidos por un período comático. Después
de la muerte física permanece el alma dormida en el cuerpo astral que le sirve de protectora
envoltura, como la matriz protege al feto.
Al decir que el alma se desprende de su lastre terreno significamos que se dispone a desecharlo,
porque el proceso efectivo de desecho o desprendimiento del lastre terreno comienza
inmediatamente después del despertar.

Cuando el alma siente el impulso de reanudar la vida, se despereza lenta y lánguidamente, como
hace el hombre terrenal al despertar de un largo y profundo sueño. Entonces, a manera de mariposa
que surge de su crisálida, se desprende el alma del cuerpo astral y en rápida sucesión desecha los
elementos inferiores de su humana naturaleza.

Este proceso es muy corto y se efectúa mientras el alma va recobrando lentamente su conciencia.
Cuando despierta del todo, se halla el alma libre del lastre de su personalidad y abre los ojos al
escenario de sus nuevas actividades en el mundo astral.

Cada alma está destinada a vivir esta otra vida en el plano congruente con sus mejores cualidades
después de sacudida la escoria de la personalidad. Puede así el alma progresar notablemente en el
mundo astral y durante su vida allí purificarse de modo que vaya subiendo de nivel.

Muy admirable y hermosa es la circunstancia de que el alma despierta viva en el plano


correspondiente a sus mejores cualidades. Al punto reconocemos que esta circunstancia satisface los
anhelos de nuestra alma y las vivas ansias de nuestro corazón mientras estamos en el mundo físico.

El mundo terrestre es una de tantas escuelas que de tiempo en tiempo se instalan en el Cosmos, y
muchas de ellas son moradas de grado muy inferior.

El alma humana subsistirá millones de eones después que esta Tierra y millares como ella se hayan
desintegrado y restituido su materia a la sustancia originaria de que procedieron. Dar importancia
primordial a la vida planetaria de la Tierra en el orden cósmico es contrario a las enseñanzas de los
sabios.

Además, no es cierto, como muchos reencarnacionistas se figuran, que en la presente etapa de su


evolución sólo pueda progresar el alma encarnada en el mundo terreno. Si bien es verdad que la
mayoría de los seres humanos han de pasar muchas encarnaciones terrestres antes de alcanzar la
liberación, también es cierto que cuando el alma llega a la etapa de evolución espiritual en que ya no
la atan lazos terrenos, entonces es imposible que ni por un momento vuelva obligadamente a la
tierra.

Hay actualmente muchas almas que en los planos superiores están desprendiéndose de las ligaduras
terrenales porque han entrado en la etapa final de la humana evolución.

También hay ahora en la Tierra muchas almas que están pasando su última encarnación y al morir su
cuerpo físico irán a esferas sin relación directa con el mundo físico. Existen asimismo otras almas
muy adelantadas en el camino de la liberación, que sólo han de reencarnar una vez más en este
mundo, para después alcanzar un excelso estado de espiritualidad y sabiduría.

Cuando el funcionamiento de los chakras es normal, cada uno de ellos estará abierto, girando en el
sentido de las manecillas del reloj para metabolizar las energías particulares que necesita del campo
de energía universal.

Cuando el chakra gira en sentido contrario a las agujas del reloj, la corriente fluye del centro hacia
fuera, con lo que interfiere el metabolismo. Por tanto, se dice que el chakra está cerrado o bloqueado
a las energías que llegan.La mayoría de las personas tienen tres o cuatro chakras que giran en
sentido contrario en un momento determinado. Como los chakras no sólo son metabolizadores de la
energía, sino que también la detectan, sirven para proporcionarnos información sobre el mundo que
nos rodea. Si bloqueamos algún chakra, no dejamos que entre la información. Por tanto, cuando
nuestros chakras fluyen en sentido contrario a las agujas del reloj, hacemos salir nuestra energía
enviándola al mundo, detectamos la energía que hemos enviado y decimos que eso es el mundo. Es
lo que en psicología se llama proyección.

La realidad imaginaria que proyectamos al mundo guarda relación con la “imagen” que nos hemos
formado de aquél a través de nuestras experiencias infantiles, a través de la mente del niño que
fuimos. Dado que cada chakra está relacionado con una función psicológica específica, lo que
proyectamos a través de cada uno de ellos estará dentro del área de funcionamiento de dicho chakra
y será algo muy personal, ya que la experiencia vital de cada persona es única.

La glándula pineal, que suele asociarse con el sexto chakra, es rica en un derivado de la serotonina,
llamado melatonina. Este compuesto se metaboliza fácilmente en una molécula de tres anillos
llamada 10-metoxiharmalano, dotada de propiedades alucinógenas, es decir, que induce visiones
interiores. La glándula pineal contiene fotoreceptores y… la luz y las experiencias visionarias
desempeñan un papel importante en ese plano de la conciencia.

Los estudios parecen indicar que la melatonina y la glándula pineal en general presentan efectos de
inhibición sobre las glándulas femeninas y masculinas de los mamíferos. Y también se cumple la
recíproca, es decir que las hormonas fisicoes como la testosterona, los estrógenos y la progesterona,
inhiben a su vez la secreción de melatonina. De ahí cabe deducir que la actividad fisico, por cuanto
estimula dichas hormonas, podría afectar negativamente a la apertura de ese chakra del tercer ojo;
inversamente, un exceso de actividad de los centros superiores tal vez perjudique al impulso fisico.

Pero… ¿de qué luz se habla? ¿Puede también referirse a su vez a la luz espiritual, al aura, al plano
astral? De todo lo anterior podemos sacar la conclusión de que la apertura del tercer ojo, en
consonancia con el sexto chakra hindú, se puede realizar usando y activando de forma consciente la
glándula pineal, que se va atrofiando por diferentes causas a lo largo de la vida, que sería como el
ojo de la aguja por donde transita el cordón de plata que une todos nuestros cuerpos, o asimismo
esos rayos de oro que veía Anne-Maríe Dinkel que nos posibilitan acceder a los planos superiores de
conciencia.

Por lo visto anteriormente, estamos en condiciones de afirmar que ese despertar a una
supraconciencia no es asunto imposible, puede estar al alcance de todos los seres humanos, no es
magia ni espirtitismo, incluso quedaría fuera del ámbito de la parapsicología, ya que pasaría a ser la
restitución de un poder perdido, que quizá en tiempos ancestrales disfrutábamos, y para lo cual
poseemos un órgano material que lo hace posible.

Un personaje extraordinario, llamado Gustav Rol, al que se le ha definido como el “sensitivo” más
importante del siglo XX, el último y auténtico Maestro Espiritual, cuyos poderes abarcaban cualquier
aspecto psíquico imaginable, aclaraba cuando se le preguntaba sobre el origen de sus poderes: “Yo
soy una persona cualquiera. No tengo nada que ver con los médiums, los curanderos, los espiritistas
que usted entrevista. Éste mundo está lejos de mi mentalidad.

Mis modestos experimentos forman parte de la ciencia. Son cosas que en el futuro todos los hombres
podrán realizar. Siempre he pensado no ser un sensitivo, un vidente, médium, taumaturgo ni nada
por el estilo. Es todo un mundo, el de la Parapsicología, al que no pertenezco aunque haya conocido
personas verdaderamente dignas y animadas con intenciones nobilísimas.
Se escribe demasiado sobre mí, y muchos de los que lo han hecho pueden decir que me he quejado
por la publicación de una vasta gama de fenómenos y nunca de lo que transmito, en el intento de dar
una explicación a estas cosas indagando sobre cómo y por qué se producen ciertos eventos
maravillosos.

Según le revelaba al escritor Leo Talamonti: “No hay causalidad mecánica y tampoco casualidad: es
el triunfo de la voluntad sobre lo imprevisible, de la armonía creadora sobre la casualidad”. Todo le
sobrevino en 1927, mientras estaba observando un arcoiris. Le encantó tanto aquel color verde que
permanece en el centro de la inmensa faja irisada, que no pudo apartar los ojos de él.

Lo sintió vivir en sí como pura vibración inmaterial, a la vez que advertía que aquella vibración le
evocaba otra, correspondiente a la quinta nota musical, la nota sol. Sin tió entonces que lo invadía
una sensación de calor que se iba irradiando desde la base del cráneo.

Al mismo tiempo se encontró interiormente transfigurado, como si su yo de antes hubiera ceido el


puesto a otro yo más grande, más fuerte y capaz de vibrar en la onda creativa del propio Cosmos…
Entonces advirtió que podía conocer cosas que permanecían escondidas a los demás y que, dentro de
ciertos límites, imponen su voluntad hasta a las fuerzas de la Naturaleza. Había descubierto el secreto
de lo que él llamaba “consciencia sublime”.

Una vez le confió al periodista Dino Buzzatti: “Es así que he esperado que fuera justo la Ciencia la
que me ayudara a reconocer y codificar estas sensaciones mías que estoy seguro de que cada
hombre posee, y será la Ciencia misma quien revelará estas facultades y las promoverá en todos los
hombres”.

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