Roman Gubern - Lo Falso en El Cine
Roman Gubern - Lo Falso en El Cine
Roman Gubern - Lo Falso en El Cine
Román Gubern
Lo falso en el cine
El cine de ficción está lleno de manipulaciones técnicas y políticas;
de hecho, como cuenta Román Gubern en este ensayo, la falsedad es
inherente al cine, un arte basado en la organización y la manipulación
de las percepciones del espectador.
a percepción cinematográfica se basa ficción de El jardinero regado (1895) o la fantasía inverosímil de
en una ilusión óptica generada a nivel Charcutería mecánica. Esta línea fantasmagórica fue profundi-
cerebral y descrita por el psicólogo Max zada por el ilusionista Georges Méliès, que apoyado en una
Wertheimer en 1912, es decir, cuando el doble falsedad (perceptiva y escénica) inauguró propiamente
cine ya estaba implantado como espec- la historia de los trucajes cinematográficos, que nos conduci-
táculo. Puesto que la discontinuidad de rán a King Kong (1933), al cine de ciencia-ficción y finalmente
los fotogramas proyectados produce como a las fantasías del cine digital.
resultado la percepción ilusoria de un Dicho esto, hay que recordar con Roman Jakobson que
movimiento continuo, puede postularse todo lenguaje nace de la selección de unos elementos y de su
que la falsedad genética forma el sustrato combinación. En el caso del cine, el encuadre pertenecería
mismo de la naturaleza del cine. Esta fal- a su eje paradigmático y el montaje a su eje sintagmático, en
sedad congénita fue comentada con ironía un sistema constructivista que permite organizar y manipular
por el mago Orson Welles al inicio de su extraordinario film las percepciones audiovisuales del espectador. André Bazin
Fraude (Fake, 1973), un falso documental sobre un falsificador creyó ingenuamente que Robert Flaherty no mentía en la
de pinturas verdadero, el húngaro Elmyr D’Hory. Por esos escena de la caza de la foca en su documental Nanuk, el esquimal
mismos años los semiólogos –y en especial Christian Metz– se (Nanook of the North, 1922), porque en ella no había montaje.
ocuparon a fondo de la llamada “impresión de realidad” del Pero hoy sabemos que en esa cinta todo estuvo organizado
cine, es decir, de la ilusión espectatorial que otorgaba a una y construido por el realizador, aunque fuera para servir a la
representación fotográfica puesta en escena por unos profe- verdad antropológica. Como haría exactamente Luis Buñuel
sionales de la ficción el estatuto de una realidad auténtica en Las Hurdes al producir Tierra sin pan (1933), en donde llegó
autogenerada tras el marco de la pantalla, induciendo emo- a matar a una cabra y un burro por razones de efectismo y en
ciones intensas en su público. De modo que el espectáculo cuya famosa escena del entierro fluvial de un niño muerto,
cinematográfico se basa en una doble falsedad ontológica: ni el niño está muerto ni la que aparece como su madre es en
perceptiva y escénica. realidad su madre.
Los sociólogos se han ocupado de otras formas de falsedad Pero cuando llegó el neorrealismo italiano a París, Bazin
que se han detectado en el cine desde su etapa fundacional. distinguió a los cineastas que creían en la imagen (como los
Hoy, cuando tanto se habla de “visibilidad social”, nos han soviéticos, que manipulaban el mundo con la hiperfrag-
recordado que el cine de Lumière privilegió escenas bur- mentación de su montaje y sus figuras retóricas) y los que
guesas (aunque debutó con una película obrerista, con sus creían en la realidad (como los italianos que irrumpían en
trabajadores saliendo de su fábrica) y dedicó mucha atención el escenario de posguerra). Hasta ahora sólo hemos hablado
a los monarcas europeos –para buscar su protección con su de imágenes, pero hay que recordar que la banda sonora de
halago–, a los jerarcas políticos, a los desfiles militares y a las las películas se confecciona mezclando tres bandas matrices:
puestas en escena organizadas por los escenógrafos del poder. la de diálogos, la de música y la de efectos acústicos. ¿Se
Y en sus documentales rodados en el mundo colonial no fal- quiere mayor constructivismo? Pues sí, se produce con el
tan las falsificaciones, como una estampa argelina que muestra doblaje de las voces por actores distintos a los que emitieron
a un supuesto muecín –obviamente, un actor– efectuando los diálogos originales.
postraciones hacia la Meca a ritmo sincopado. Lumière des- Refiriéndose a la verosimilitud, Aristóteles distinguió
bordó su vocación documental al invertir el movimiento de entre la verdad histórica y la verdad poética. El cine ha ofre-
la acción en La demolición de un muro (1896), al escenificar la cido muchos ejemplos prácticos de ello. Que El crepúsculo de los
de las escenas de avance militar. Pero los química también podía mentir (con los
aliados tampoco eran angelitos y John fotomontajes, por ejemplo), pero dejaba
Grierson ridiculizó a Hitler, manipulan- en su soporte cicatrices que delataban
do el montaje de fotogramas, para hacer- su manipulación. La imagen digital, en
le interpretar un paso de baile ridículo cambio, puede mentir sin dejar cicatri-
en la escena de la rendición francesa en ces, pues es la forma más perfecta de
Compiègne en 1940. Y esto ha seguido imagen constructivista. El cine digital
en la era de la televisión, como demostraron los planos de ya cuenta con su pequeña historia y con sus hitos. Parque
archivo recuperados en la Primera Guerra del Golfo ante la jurásico (Jurassic Park, 1993), de Spielberg, propuso una ope-
sequía de imágenes auténticas. ración autorreflexiva, pues mostró a un científico afrontando
Algunos géneros ofrecen un estatuto especial. Tal es el las dificultades técnicas para dar vida a unos dinosaurios
caso del cine pornográfico, que tiene un estatuto híbrido, pues a partir de su adn, espejo de las dificultades de los técni-
combina escenas que pertenecen al documental fisiológico (y cos informáticos para integrar imágenes infográficas en las
que culminan con el plano de la eyaculación, llamado money representaciones analógicas filmadas con actores reales.
shot, pues si el actor no eyacula no cobra), alternando con La película de Spielberg pertenece ya a la era clásica del
insulsas escenas de transición que pertenecen a la ficción y cine digital, pero hoy sabemos que si el cine fotoquími-
que suelen obviarse con el avance rápido de los reproductores co alberga una capacidad veridiccional congénita, el cine
domésticos. Por añadidura, es frecuente que para alargar las digital tiende a homologarse ontológicamente con el dibujo
escenas sexuales los realizadores recurran a la reutilización de animado. Es el cine que mejor se corresponde a la era de
planos, incluso extraídos del archivo en el caso de los imper- la incertidumbre y de la sospecha que caracteriza a nuestra
sonales primeros planos de genitales en acción. Se considera actual civilización. ~