El Matrimonio

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DERECHO ROMANO

“MATRIMONIO”

DOCENTE : DR. CLAROS FUENTES INGRID


XIMENA.

PRESENTADO POR:
PAREDES AGUILAR CARMIN CIELO.

GESTION - 2020
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EL MATRIMONIO

Tabla de contenido
Introducción 3
Concepto y definición 4
Características generales y elementos 6
Tipos de matrimonio 7
Los esponsales 9
Requisitos e impedimentos 10
Prohibiciones……………………………………………………………………………………………………………………..12

Efectos del matrimonio respecto de los conyugues………………………………………………………………13

Efecto del matrimonio respecto de los hijos…………………………………………………………………………14

Disolución del matrimonio……………………………………………………………………………………………………15

Segundas nupcias…………………………………………………………………………………………………………………16

El concubinato……………………………………………………………………………………………………………………..17

La dote…………………………………………………………………………………………………………………………………18

Conclusión……………………………………………………………………………………………………………………………19

Bibliografía……………………………………………………………………………………………………………………………20
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INTRODUCCIÓN

Como todos sabemos el matrimonio es una figura muy importante en nuestra


sociedad, ya que a pesar que hay muchas familias formadas por parejas que
viven en concubinatos, el matrimonio sigue siendo el medio legal y moral,
según nuestra sociedad y nuestra legislación de vivir en pareja y procrear hijos,
es decir formar una familia.

En el derecho romano cuando se considera válido el matrimonio se denomina


iustae nuptiae, y requiere algunos elementos para ser considerado como tal. En
el derecho clásico se le define como “la unión de un hombre y una mujer
implicando igualdad de condición y comunidad de derechos divinos y humanos”

En el matrimonio, el esposo adquiere la manus que ejerce sobre la esposa


como si fuera una patria potestad, considerándosele como hija del mismo. En
un principio el matrimonio forzosamente acarreaba la manus, sin embargo,
apareció una nueva manera de matrimonio en el cual la mujer permanece bajo
la potestad de su pater familias, denominándose matrimonio sine manus, hasta
que desapareció completamente la manus y el matrimonio sine manus era el
único vigente, y la mujer tuvo un papel más amplio y con mayores derechos.

En este trabajo de investigación se dará a conocer la cohabitación de dos


personas, las características, los requisitos e impedimentos, los esponsales, las
clases de matrimonio, requisitos e impedimentos, efectos, concubinatos.
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CONCEPTO Y DEFINICION

El matrimonio es la unión del varón y la mujer que comprende el comercio


indivisible de la vida (Justae Nuptiae).Con ella se explica el carácter esencial
del matrimonio, que lo constituía la intimidad y la comunidad de vivir, ideal e
intencionalmente perpetua, entre los dos cónyuges.
El matrimonio, puede definirse como la cohabitación de dos personas de
distinto sexo, con la intención de ser marido y mujer, de procrear y educar a
sus hijos y constituir entre ellos una comunidad absoluta de vida. No importaba
un acto jurídico que los contrayentes hacían nacer por una declaración de
voluntad, sino una situación de hecho fundada en la convivencia o cohabitación
del hombre y la mujer, cuyo comienzo no estaba marcado por formalidad
alguna, a lo que debía agregarse la intención permanente y recíproca de
tratarse como marido y mujer, que los romanos llamaron affectio maritalis.
La cohabitación, aunque es un elemento fáctico que inicia la vida conyugal, no
debe entenderse exclusivamente en sentido material, sino más bien ético,
porque existía aun en el caso de que los esposos no compartieran el mismo
hogar y podía contraerse el matrimonio hasta cuando el marido estuviere
ausente, siempre que la mujer entrara en su casa (deductio in domum mariti).
La ausencia de la mujer impedía el perfeccionamiento del matrimonio. La
affectio maritalis, elemento moral e interno, no era meramente una
manifestación de consentimiento inicial, ya que la intención de ser marido y
mujer debía ser duradera y continuada, porque si cesaba, el matrimonio se
extinguía. El matrimonio, no podía quedar en la intimidad de la conciencia de
los cónyuges. Debía salir de lo meramente subjetivo y hacerse pública,
conocida de todos, máxime cuando el matrimonio tenía que distinguirse de
otras uniones, como el concubinato. La intención marital se demostraba
mediante declaración de los esposos y de los parientes y amigos, pero más
propiamente por una manifestación exterior, llamada honor matrimonii, que era
el modo de comportarse en sociedad los esposos y, muy especialmente, el
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trato que el marido dispensaba a la mujer, que debía ocupar la posición social
de aquél y la dignidad de esposa.
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CARACTERISTICAS GENERALES

 Solo podía efectuarse entre ciudadanos romanos.


 La mujer entra a formar parte de la familia del marido, abandonando a su
familia primitiva, a la cual pertenecerán sus hijos.
 El marido adquiere sobre ella la autoridad de un padre y se hace
propietario de todos sus bienes.
 Mujer participa de su rango social, honores y culto privado.

ELEMENTOS

Para que en Roma se configurara el matrimonio, debían reunirse dos


elementos, uno material, determinado por la cohabitación, y otro espiritual, por
la affectio maritalis. La cohabitación comenzaba cuando la mujer ingresaba al
domicilio del marido, aun cuando éste estuviera ausente. La affectio maritalis
se exteriorizaba mediante el trato recíproco que se daban ante terceros, los
esposos, tratándose con respeto, entre ellos y con respecto a los parientes del
otro cónyuge, por vestir la mujer ropas apropiadas a la condición social del
esposo, etc. Se trataba de un matrimonio estado, que no necesitaba un acto
consagratorio de tal situación, sino que los dos elementos mencionados
subsistieran a través del tiempo, ya que si uno de ellos cesara, el matrimonio
ya no existiría.
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TIPOS DE MATRIMONIO

Había dos formas matrimoniales, la cum manu y la sine manu:

MATRIMONIO CUM MANU.- desde el antiguo derecho de Roma las mujeres


casadas solían entrar a formar parte de la familia del marido, colocándose bajo
su potestad y rompiendo el vínculo agnaticio con la familia de que procedían.
Se configuraba entonces una forma de matrimonio, el matrimonio cum manu,
según el cual la esposa (uxor in manu) se hacía filiafamilias y quedaba
sometida al nuevo pater.

La manus no nacía automáticamente por la sola celebración del matrimonio,


sino que requería un acto legal especial para que el marido adquiriera tal
potestad. El derecho romano conoció tres modos de adquisición: la
confarreatio, la coemptio y el usus, que no deben tenerse por tres formas
distintas de celebración del matrimonio.

a) "Confarreatio". Se trataba de una ceremonia religiosa de una solemnidad


única, en la que los desposados se hacían recíprocamente solemnes
interrogaciones y declaraciones ante diez testigos ciudadanos romanos,
asistidos del gran pontífice y ante el sacerdote de Júpiter (flamen
dialis), a quienes los interesados ofrecían un sacrificio en el que figuraba un
pan de trigo (farreas pañis). La mujer desde entonces era admitida en la
comunidad familiar del pater, bajo la potestad del cual quedaba.
Por este procedimiento la mujer quedaba indisolublemente unida a la familia
del marido y a su culto y no podía ser separada más que por el rito contrario
(contrarius actus) de la diffarreatio en condiciones que no son conocidas.

b) "Coemptio". Era una forma de adquirir la manu que nos traslada a las más
antiguas costumbres de la humanidad cuando se usaba el matrimonio por
compra. La coemptio fue una mancipado por la que la mujer era vendida o se
auto vendía al marido (numnxo uno), declarándose que tal venta era matrimonii
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causa y no como esclava, para que así quedara bajo la potestas del marido y
no in mancipio de éste.

c) "Usus". Cuando el matrimonio había sido celebrado sin las formalidades de


la confarreatio o de la coemptio, se aplicaban las normas propias de la
usucapión, y el marido adquiría la manu por el usus, es decir, reteniendo a la
mujer en posesión durante un año. En este lapso la esposa podía interrumpir
esta especial usucapión permaneciendo fuera de la casa del marido durante
tres noches (trinoctium). Este modo arcaico de adquirir la potestad marital no
sobrevivió al fin de la época republicana y habría sido el emperador Augusto
quien lo abolió totalmente.

MATRIMONIO SINE MANU


La decadencia de la manu maritalis, desaparecida absolutamente alrededor del
siglo m d. de C, torna corriente la práctica del matrimonio sine manu, en el que,
al no tener el marido poder alguno sobre la mujer, ésta quedaba en la misma
situación familiar y patrimonial que tenía antes de las nupcias. En
consecuencia, si era alieni iuris al tiempo de contraer matrimonio, continuaba
sometida a la potestad de su padre, en tanto que si tenía calidad de sui iuris,
debía nombrársele un tutor. Su marido no era su tutor legítimo, ni era usual
nombrar al marido tutor de la propia mujer.
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LOS ESPONSALES
El matrimonio en Roma solía ir precedido de una promesa formal de
celebrarlo, realizada por los futuros cónyuges o sus respectivos paterfamilias,
que se llamaba esponsales (sponsalia), nombre que deriva de sponsio,
contrato verbal y solemne que se usaba para perfeccionar la promesa. Un
fragmento de Florentino en el Digesto define los esponsales diciendo que son
"mención y promesa mutua de futuras nupcias" (Sponsalia sunt mentio et
repromissio nuptiarum futurarum).
En las primeras épocas el incumplimiento de los esponsales daba lugar a una
acción de daños y perjuicios que se traducía en el pago de una suma de
dinero. Este criterio no fue aceptado por mucho tiempo, lo cual es explicable si
se tiene en cuenta que todo constreñimiento a cumplir los esponsales venía a
ser incompatible con la idea romana del matrimonio (libera esse debent
matrimonia). De ahí que se declaró ineficaz cualquier convención en la que se
prometiera una suma de dinero a título de pena (stipulatio poenae).
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REQUISITOS

Podían casarse las mujeres mayores de 12 años, y los varones mayores de 14


prestando su consentimiento los contrayentes y sus paters. En caso de la mujer
bastaba con su pater, pero en el caso del varón debían aceptar la unión, no
sólo el pater en ejercicio, sino los futuros paters que ocuparían esa posición en
caso de morir el pater actual. Esto era así ya que la mujer ocuparía un lugar
dentro de la familia que afectará en el futuro a todo el núcleo familiar, incluso
una vez desaparecido el pater actual. Había obligación de expresarse, el
silencio, en este caso, equivalía a la aceptación.

Si bien la ley autorizaba a casarse a las mujeres desde los doce años, lo más
frecuente era que lo hicieran entre los 16 y los 17. Los varones se casaban
alrededor de los 25 años, sobre todo, los que realizaban la carrera de los
honores, ya que a esa edad se alcanzaba generalmente el cargo de cuestor.

La boda estaba llena de ritos, como el vestido blanco virginal, y un peinado alto
atravesado con una aguja, significando el sometimiento a la autoridad del
esposo. Llegaba a la casa del novio, acompañada de un cortejo y era alzada
allí por el consorte para que no se enojaran los dioses del umbral, al dejar
entrar a una muchacha que aún no había aceptado los dioses de su futuro
hogar.

El consentimiento de los contrayentes fue para la legislación romana el


elemento vital del matrimonio. De ahí que las fuentes declaren que las nupcias
no dependen del concúbito, sino del consentimiento (nuptias non concubitus
sed consensus facit). La consumación de la cópula carnal no fue exigencia
para el matrimonio romano, según se desprende del aforismo romano non
coitusmatrimonium facit, sed maritalis affectio.
Era igualmente necesario el consentimiento del paterfamilias cuando alguno de
los futuros cónyuges fuera alieni iuris, y respecto del varón, de todos aquellos,
padre o abuelos que, no teniendo la calidad de pater en el momento de las
nupcias, pudieran eventualmente ejercer potestad sobre él. En el caso de la
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mujer el consentimiento no era requerido a su padre, porque los hijos que


nacieran de la unión matrimonial no iban a formar parte de su familia, sino de la
del marido. El consentimiento, fuera expreso o tácito y no viciado por error, dolo
o violencia, podía ser negado por el pater, hasta que la lex Iulia autorizó la
venia supletoria del magistrado cuando la negativa no estuviera justificada.
Para las mujeres sui iuris, menores de veinticinco años, el derecho imperial
autorizó el consentimiento de la madre a falta del paterno, y hasta admitió
subsidiariamente el de los próximos parientes.

IMPEDIMIENTOS

En derecho romano tenían impedimento absoluto los castrados (castrati) y los


esterilizados (spadones), aunque no los que na cían impotentes, esto es, los
spadones por naturaleza. Con el cristianismo la legislación romana prohibió con
carácter absoluto el matrimonio de fas personas que hubieran hecho voto de
castidad o recibido las órdenes mayores. También había inhabilitación absoluta
para contraer nupcias en el caso que alguno de los desposados estuviera unido
en un matrimonio anterior, impedimento que los modernos denominan de
"ligamen".
Entre los impedimentos relativos tenía especial importancia el parentesco.
Otros impedimentos relativos derivaron de razones religiosas, como ocurrió
cuando se impuso el cristianismo como culto oficial del Imperio y se prohibió el
matrimonio de cristianos con herejes y judíos. Los había que tenían origen
ético, como el de que prohibía casarse al adúltero con su cómplice, al raptor
con la mujer raptada y al hijo con la prometida o concubina de su padre.
El desempeño de ciertas funciones públicas o privadas vino a constituir para el
derecho romano un impedimento relativo para el matrimonio. Así, el
gobernador de provincia no podía unirse en legítimas nupcias con mujer
domiciliada dentro de los límites de la misma y los tutores o curadores y sus
hijos con la pupila antes de rendir cuentas de su gestión. Se trataba, como
dijimos, de casos de incapacidad de derecho.
La diferencia de clases sociales excluía también la posibilidad de matrimonio.
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PROHIBICIONES

El derecho de contraer matrimonio civil, recibió el nombre de ius connubium,


del que gozaban las personas libres y ciudadanas romanas.
Los esclavos no podían contraer matrimonio, sus uniones recibían el nombre
de contubernio, que si bien era una institución del derecho natural, no era
reconocida por el Derecho Civil romano. Los matrimonios entre extranjeros era
regido por el derecho de gentes, o sea, por las leyes del estado al cual
pertenecían los contrayentes.
En el año 212, el emperador Caracalla, dictó una Constitución por la que otorgó
la ciudadanía a todos los habitantes del imperio, desapareciendo la distinción
entre ciudadanos y no ciudadanos. Otra prohibición que desapareció en el año
445 a. C, cuando se dictó la Ley Canuleia, era la del matrimonio entre patricios
y plebeyos. Un poco más tarde, pero siempre durante la República desapareció
el impedimento matrimonial entre ingenuos (personas que siempre han sido
libres) y libertos (los que alguna vez fueron esclavos).
Esta prohibición solo continuó para los que ocupaban cargos de rango
senatorial que tampoco podían casarse con quienes ejercieran ciertos oficios
considerados deshonrosos., como gladiadores o artistas. Esta imposibilidad fue
dejada de lado por el emperador Justino, circunstancia aprovechada por su
sucesor y sobrino, el emperador Justiniano, que contrajo enlace con Teodora,
una ex actriz.
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EFECTOS DEL MATRIMONIO RESPECTO DE LOS CÓNYUGES

Principal consecuencia del matrimonio era el deber de fidelidad entre los


cónyuges. El derecho romano trató más severamente la infidelidad de la
esposa que la del marido y en este sentido la mujer adúltera cometía un delito
público que se castigaba severamente; en cambio, el adulterio del marido,
siempre que no tuviera lugar en la ciudad del domicilio conyugal, no era causal
de divorcio. La mujer debía habitar la casa del marido, que constituía su
domicilio legal.
Asimismo, estaba obligada a seguirlo siempre, a menos que él se hiciese reo
de algún delito. La esposa adquiría el nombre y la dignidad de su cónyuge, los
que conservaba aunque quedara viuda, mientras no pasara a segundas
nupcias.
El marido tenía que dar protección a su mujer y representarla en justicia. Un
cónyuge no podía ejercer contra otro acción alguna que trajera aparejada una
pena infamante.
Los cónyuges se debían recíprocamente alimentos, por lo cual,
en caso de necesidad, estaban obligados a suministrarse comida, vestido,
habitación, etcétera. Los alimentos se determinaban a tenor de las
posibilidades del que los debía prestar y de las necesidades del esposo que iba
a recibirlos.
Al esposo se le otorgó el ejercicio del interdictum de uxore exhibenda et
ducenda para hacerlo valer contra cualquiera que se apoderara ilegítimamente
de su mujer, aunque fuera el propio pater familias.
Para dejar el matrimonio al margen de todo interés pecuniario, el derecho
romano prohibió que los cónyuges pudieran hacerse mutuamente donaciones y
también que la mujer fuera fiadora de su marido, prohibición esta última que
consagró el senadoconsulto Veleyano, según lo explicamos oportunamente.
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EFECTOS DEL MATRIMONIO RESPECTO DE LOS HIJOS. LA


FILIACIÓN.

La filiación legítima, que era aquella en que el nexo entre el engendrado y sus
progenitores derivaba de legítimas nupcias, daba al hijo la calidad de legítimo,
que la ley presumía cuando hubiera nacido después de los ciento ochenta días
de la celebración del matrimonio y antes de los trescientos de su disolución. En
estos casos se reputaba al marido padre del hijo, presunción que podía ser
destruida si el padre probaba la imposibilidad mate rial de haber cohabitado
con su mujer o su impotencia para la unión carnal.
Los hijos legítimos tenían derecho a exigir de sus padres la prestación de
alimentos, si ellos no podían subvenir a sus propias necesidades. Esta
obligación se imponía en primer lugar al padre y a la madre, y en defecto de
éstos a los abuelos. La prestación de alimentos era recíproca y en
consecuencia los hijos estaban obligados a mantener a sus padres cuando
estuvieran en la indigencia. Otro deber fundamental que imponía el matrimonio
a los hijos era el de respeto y obediencia a sus padres.
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DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO

El matrimonio en Roma se disolvía por muerte de uno de los cónyuges, por


pérdida de la capacidad matrimonial, por sobrevenir un impedimento y por una
causa específica: el divorcio.

A la muerte, que era el medio natural de extinguir el matrimonio, se equiparaba


la ausencia. Si uno de los esposos vivía largo tiempo sin tener noticias del otro,
y en circunstancias que hicieran presumir su muerte, se consideraba disuelto el
matrimonio, porque siendo una relación de mero hecho, cesaba la intención
matrimonial, fundamento de la comunidad de vida que el matrimonio implicaba.
También se perdía la capacidad matrimonial y, por ende, se disolvía el
matrimonio por la capitis deminutio media. Ello, en virtud de que las iustae
nuptiae sólo eran accesibles a quienes gozaran de la ciudadanía romana.

EL DIVORCIO. Causa específica de disolución del matrimonio fue el divorcio


(divortium), que era la falta de affectio maritalis en uno de los cónyuges o en
ambos. Como el matrimonio exigía en Roma un acuerdo continuado, cuando
éste faltaba en los esposos se disolvía el vínculo y no podían ser considerados
ya como marido y mujer.
El divorcio se hacía en tiempos clásicos por la simple declaración de cualquiera
de los esposos de querer extinguir el vínculo conyugal (repudium). Esta
declaración podía ser oral o escrita y también comunicada por medio de un
nuntius.
Las penas para el divorcio realizado sin justa causa y las que se aplicaban a la
parte culpable en los divorcios lícitos fueron, según la legislación justinianea, el
retiro forzado en un convento y la pérdida de la dote y de la donación nupcial o
de la cuarta parte de los bienes cuando éstas no se hubieran constituido. Tales
sanciones trajeron una fuerte reacción contra Justiniano, por lo cual su sucesor
Justino II suavizó las penas que acarreaba el divorcio.
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SEGUNDAS NUPCIAS
La disolución del vínculo matrimonial por cualquier causa no impedía a los
cónyuges pasar a segundas nupcias, sólo que la mujer tenía que guardar un
tiempo de luto de diez meses, y de un año en el derecho postclásico, con el fin
de dar certeza a la paternidad, evitando la turbatio sanguinis.
Sin embargo, el derecho romano se caracterizó siempre por mirar con poca
estima al cónyuge bínubo, especialmente a la mujer. Pasado el tiempo de
Augusto, que en toda forma favoreció los matrimonios, los emperadores
volvieron a la antigua tradición romana.
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EL CONCUBINATO
El derecho romano conoció otra forma de comunidad conyugal, el concubinato
(concubinatus), en el que existía unión estable del hombre y la mujer sin que
medie intención recíproca de estar unidos en matrimonio. Se distinguía de las
justas nupcias tanto por la posición social que la mujer ocupaba, como por la
condición jurídica de los hijos que de la unión provenían. La mujer no disfrutaba
de la consideración de mujer casada, le faltaba, el honor matrimonii. Los hijos,
como todos los habidos fuera de matrimonio, no entraban bajo la potestad ni en
la familia del padre; seguían la condición personal de la madre.
Justiniano dispuso que el concubinato no fuera admitido con mujeres ingenuas
y respetables, prohibiendo además que un hombre soltero tuviera varias
concubinas. La mujer debía tener, al igual que para contraer matrimonio, una
edad mínima de doce años y la concubina de un hombre no podía serlo de su
hijo o de su nieto, reputándose su infidelidad como adulterio, igual que en la
mujer casada. Una liberta que fuera concubina de su patrón no podía
abandonarlo sin su consentimiento; si lo hacía, no estaba autorizada a celebrar
matrimonio y, tal vez, ni siquiera volver a una nueva relación concubinaria.
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LA DOTE
Se designaba con el nombre de dote (dos o res uxoriae) al conjunto de bienes
o cosas particulares que la mujer, su paterfamilias u otra persona en su nombre
aportaban a causa del matrimonio, con el fin de atender a los gastos que
demandaba al marido la vida matrimonial (ad sustinenda onera ma-trimonii).
La dote fue un instituto que alcanzó gran difusión en la sociedad romana, que
consideraba un deshonor para una mujer concurrir indotada al matrimonio.
Habría surgido como consecuencia del carácter del matrimonio cum manu, que
al hacer que la mujer perdiera sus derechos hereditarios en su familia de
origen, justificaba-la entrega a ella de bienes como un anticipo de herencia.
Posteriormente, con la vigencia del matrimonio sine manu, la dote implicó una
aportación de la mujer para contribuir al sostenimiento de los onera matrimonii,
no quedando al margen de la finalidad del instituto la protección de la mujer
una vez disueltas las nupcias.
En la concepción romana originaria, la dote era propiedad exclusiva del marido
y la mujer carecía de derecho sobre tales bienes. No obstante, estaba afectada
al destino convenido y de ahí que surgiera inevitablemente la idea de que
aquella dote se debía a la mujer o que, hasta cierto punto, le correspondía.
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CONCLUSION

A lo largo de este trabajo se han expuesto los principales elementos relativos al


matrimonio en Derecho Romano. Expuestos los elementos, se aprecia una
clara distinción entre el matrimonio en Roma y el matrimonio en la actualidad.
Esto justifica que durante el trabajo se hayan analizado los elementos
considerados más importantes en cada ordenamiento jurídico.
La familia es la que más cambios ha tenido en el paso del tiempo ya que el
matrimonio y el divorcio han tenido cambios mínimos y no muy drásticos como
los tuvo la familia en la antigua roma.
Hoy en día, sin embargo, el matrimonio exige mucho más que una mera
declaración de voluntad. Como se ha expresado anteriormente, además de los
requisitos formales exigidos, principalmente la celebración formal civilmente
admitida, homologable por la celebración religiosa, y posterior registro, también
se plasman efectos y deberes que surgen del matrimonio y que son de
obligado cumplimiento para ambos cónyuges. En este respecto, la figura del
matrimonio romana parece haber servido de poca inspiración para la figura
actual.
La situación de la mujer en el derecho actual también difiere mucho de la figura
del matrimonio en Roma. En Roma, se apreciaba un ámbito de superioridad del
hombre hacia la mujer. De esta manera, en los matrimonios romanos, la mujer
podía someterse o no someterse al marido, siendo el matrimonio cum manu o
sine manu. Hoy en día el hombre y la mujer contraen matrimonio en plano de
igualdad.
La verdad que bueno que hubo cambios ya que había muchas cosas que no
deberían ser y se le daba demasiado poder a una sola persona cuando para mi
punto de vista no sería correcto. En fin el caso es que las cosas han cambiado,
la familia, el matrimonio y el divorcio han evolucionado con el paso del tiempo.
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BIBLIOGRAFIA

http://derecho911.blogspot.com/2017/01/resumen-matrimonio-en-el-derecho-
romano.html

https://www.derechoromano.es/2011/12/el-matrimonio-romano.html

https://es.slideshare.net/ABDELBONILLA2015/matrimonio-romano-53618338

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