Adoracion Nocturna
Adoracion Nocturna
Adoracion Nocturna
Monitor: Señor Jesús, nuestros ojos te miran con fe y te contemplan bajo las especies de
Pan y Vino. Contigo queremos andar el camino de tu Evangelio y de tu Misterio Pascual.
Tú eres, Señor, la Luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, y la Vida
verdadera que nos llena de alegría. Queremos contemplar esa Vida y Luz que alumbra
nuestra fe. Tú eres nuestra firme esperanza. Levantamos nuestras manos en oración y
búsqueda de tu gracia: haz que nuestros corazones inquietos te encuentren siempre.
Asamblea: Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al
Padre, siguiéndote a Ti, que eres Luz y Vida.
Monitor: Concédenos caminar siempre a la luz, para que un día la podamos contemplar
sin velo alguno, y adorarte y glorificarte sin fin.
Asamblea: Te damos gracias, Padre santo, porque nos revelas en Cristo, luz de los
pueblos, el misterio de nuestra salvación. Él, verdadero cordero pascual, con su muerte
quitó el pecado del mundo y, resucitando, restauró nuestra vida.
Monitor: En memoria de su entrega por nosotros, nos dejó como alimento el sacramento
de la Eucaristía, que nos hace partícipes, ya en este mundo, de los bienes eternos de tu
Reino.
Todos: Gloria y alabanza a ti, Santísima Trinidad, único y eterno Dios. Te adoramos
profundamente y te ofrecemos el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor
Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de todos los sacrilegios
e indiferencias con que eres ofendido, y por los méritos infinitos de tu Sagrado Corazón, te
pedimos la conversión de los alejados y de los indiferentes.
Todos: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no
creen, ni esperan, ni te adoran ni te aman” (tres veces).
Todos: En unión con Jesús te agradecemos, Dios Padre, por todas las gracias personales
que nos has concedido. Tú nos has dado la vida de la gracia, que nos ha hecho partícipes de
tu misma vida divina y, después de la gracia con la que nos santificaste en el día del
Bautismo, ¡cuántas gracias nos han sido concedidas a lo largo de la vida!
Lector: Gracias, Señor, por tu Misterio Pascual: tu muerte y resurrección. Gracias Señor,
por haber instituido la Eucaristía, por haberte quedado sacramentalmente entre nosotros,
por habernos invitado a celebrar la Eucaristía, sacrificio perenne de salvación.
Todos: Tú nos invitas a escuchar tu Palabra, que nos reúne en un solo cuerpo, y
a mantenernos siempre firmes en el seguimiento de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo.