Spondylus No.25
Spondylus No.25
Spondylus No.25
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Revista cultural creada en el mes de marzo del año 2004 por Ramiro Molina Cedeño, con propiedad
intelectual compartida con Alfredo Cedeño Delgado. Cuenta con el auspicio económico del M. I. Municipio
de Portoviejo.
Portoviejo – Manabí
Formar en la ciencia y humanismo a profesionales emprendedores de
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CENTRO CULTURAL “PORTOVIEJO”
Trabajando por la cultura
CONTENIDO
EDITORIAL 3
LA FAMILIA PIN DE JIPIJAPA:
INDIOS PRINCIPALES Y MAESTROS DE CAPILLA
Ezio Garay Arellano 5
ENTENDIENDO AL PASADO:
LA ESTRUCTURA SOCIAL DURANTE LA COLONIA
Álvaro Renato Mejía Salazar 21
¿FUE BOLÍVAR ESTADISTA?
CONFERENCIA PARA PROYECTO BOLÍVAR
Guillermo Arosemena Arosemena 33
LA MATANZA DEL 2 DE AGOSTO DE 1810
Javier Gomezjurado Zevallos 48
DE LOS OFICIOS DEL VERBO Y LA PACIENCIA
Pedro Arturo Reino Garcés 55
EL HOMBRE DE LA LÁMPARA DE PETROMAX
Cuento de Martha Chávez Negrete 56
EDITORIAL
E
n este número, lleno de exce- toviejo, para crear la hemeroteca que
lentes trabajos, consta el del tenemos y nada más.
gran historiador americano y Hamerley, en una de las aposti-
ecuatorianista como se autodenomina llas que refuerzan la cita bibliográfica,
Michael T. Hamerley. menciona a Temístocles Estrada y dice
En ese trabajo formidable, casi
oculto, se refleja el estado real del de- … Los tomos 3-9 constituyen una
sarrollo de las ciencias históricas en cuasi historia rica en detalles de los
Manabí. Si se revisa la bibliografía primeros cien años de la provincia
de Manabí y de sus pueblos, inclu-
empleada por Hamerley, cualquiera
yendo a Jipijapa y sus comarcas;
se puede dar cuenta que ha tenido
que recurrir a archivos y bibliotecas y, luego, agrega haber recibido como
variadas y que se apoya en fuentes obsequio del Dr. Wilfrido Loor unos
de ensayos y libros publicados. Bien, documentos valiosos sobre la lucha
ninguna de las bibliotecas y archivos comunal de Jipijapa.
están en Manabí, y de los libros y en- Estas citas obligan a reflexionar
sayos aparecen de solo cuatro mana- y a preguntarse: ¿cuándo se reedita-
bitas, que, aun así, no han sido publi- rán todos los tomos de Las relaciones
cados por ninguna entidad manabita. históricas y geográficas de Manabí del
Más allá de que se produzca esa bahieño temístocles Estrada? ¿Cuán-
sensación de soledad que acompaña do se reeditarán los libros del calce-
al historiador manabita en sus inves- tense Wilfrido Loor, especialmente
tigaciones, queda claro que, para es- Manabí desde 1822? ¿Qué institución
cribir sobre nuestro pasado, hay que manabita, que tenga que ver con la
buscar ese pasado en otras latitudes. cultura, va a dotar de instrumentos
En nuestra provincia, donde han flo- de lectura de historiadores valiosos
recido otros intereses, pocas veces ha que escribieron con fundamentos
existido el afán de implementar archi- nuestro pasado?
vos, valiéndose de copias certificadas Con ausencia de archivos, de
de documentos o de microfilmes. Se bibliotecas, de libros de historiadores
recuerda la buena gestión del obispo manabitas, hemos ido caminando y
Ruiz Navas al adquirir las copias del llenándonos de olvidos. Y el olvido es
archivo de nuestra Diócesis que repo- una condena que anula o modifica el
saba en Cuenca y el comodato entre el pasado.
Banco Central y el Municipio de Por-
3
LA FAMILIA PIN DE JIPIJAPA:
Indios principales y maestros de capilla
Michael Hamerly
T
oda historia tiene su historia. cambios supuestamente ocurridos en
La historia de este ensayo co- la composición étnica de la población
menzó a fines de 1967 cuando de la antigua provincia de Guayaquil
volví al Ecuador para investigar su a lo largo del período colonial.
emergencia como un país soberano e Poco después de haber regresa-
independiente, el supuesto tema de do a Guayaquil –parada obligatoria,
mi tesis doctoral. Durante el vuelo siendo mi esposa guayaquileña, antes
leía un libro que había sido recién pu- de subir a Quito, donde se supusiera
blicado en aquel entonces, The King- que encontraría yo la mayor parte de
dom of Quito in the seventeenth century, las fuentes indispensables para redac-
por John Leddy Phelan. Tres de las tar una tesis doctoral sobre la inde-
conclusiones de Phelan (1967) eran: pendencia del Ecuador– me metí en
1. que la población indígena de la los archivos locales y regionales, sin
Costa sufrió grandes pérdidas a con- esperanza de encontrar mayor cosa,
secuencia de la conquista española y ya que casi todos los historiadores,
la introducción de enfermedades con- incluyendo ecuatorianos, que había
tagiosas contra las cuales los nativos leído, estaban de acuerdo que poco
tuvieron poco o nada de resistencia; o nada de documentos de los perío-
2. que los indígenas casi desapare- dos de la Colonia y la Independencia
cieron durante la primera mitad del habían sobrevivido en Guayaquil,
período colonial; y 3. que fueron re- debido, entre otras causas, a los mu-
emplazados por negros como jorna- chos incendios que la ciudad puerto
leros y labradores tanto en la ciudad había sufrido. Estaban totalmente
de Guayaquil como en la cuenca del equivocados. Esas entradas iniciales
Guayas, epicentro del cultivo del ca- en los repositorios de Guayaquil me
cao (pp. 46-47). No teniendo por qué revelaron un caudal de fuentes ines-
no creerle a Phelan, un destacado his- peradas sobre el pasado del litoral y
toriador y latinoamericanista, y uno su antigua capital desde principios
de los muy pocos norteamericanos del siglo XVII en adelante. El corto
que había publicado un estudio his- tiempo que había pensado pasar en la
tórico serio sobre el Ecuador; acepté ciudad puerto se convirtió en largos
sus interpretaciones referentes a los meses mientras yo rastreaba varios
archivos, bibliotecas, colecciones par-
* Historiador y ecuatorianista* ticulares y museos, para mi eventual
5
Historia social y económica de la
antigua provincia de Guayaquil,
1763-1842 (1973, 1987), habien-
do yo, mientras tanto, cambia-
do el tema de mi tesis.
Durante los largos años
y varios meses que he pasado
en repositorios de Colombia
(Bogotá), Ecuador (Guayaquil,
Cuenca, Quito, Cotocollao, y
Otavalo), Perú (Lima y Cuzco),
y España (Madrid y Sevilla) Jipijapa 10 de agosto de 1911. Tomado de Manabí a la vista, Ceriola
–inicialmente entre 1967 y 1969, y
dios del litoral sino que algunas de su
subsecuentemente en 1971, entre
poblaciones se recuperaron, al menos
1974 y 1978, y en 1981, 1983, 1987,
en parte, durante la segunda mitad
1995, 1997, 2002, 2004, 2006, y 2008–,
de la Colonia (Hamerly, 1970, 1973,
buscando fuentes sobre aspectos de-
1987), tema refinado y desarrollado
mográficos, económicos y sociales
en las tesis doctorales de María Luisa
del pasado del Ecuador (y también
Laviana Cuetos (1987) y Martin Vo-
del Perú y Bolivia), encontré varios
lland (1997). Empero, la población de
padrones y censos de población que
la cuenca del Guayas sí se oscureció
refutan las afirmaciones de Phelan en
entre la conquista y la Independencia:
cuanto al aniquilamiento de los in-
hacia 1790, 44,5% de la población total
dios y su reemplazo por negros.1 No
de la antigua provincia de Guayaquil,
solamente no desparecieron los in-
incluyendo la tenencia de Portoviejo,
consistió de pardos y 5,8% de escla-
1 Desde luego, Phelan no se equivocó vos negros, la mayoría concentrada
tampoco sobre el decaimiento de la po- en las provincias actuales del Gua-
blación indígena durante la primera mi-
yas, Los Ríos y El Oro (Hamerly, 1970,
tad del período colonial. De acuerdo con
los cálculos y datos de Newson (1995), 1973, 1987).
los chonos, huancavilcas, y punaes, por Una de aquellas poblaciones in-
ejemplo, cayeron de 370.230 a 2.530 entre
cerca de 1530 y 1605. La equivocación de
dígenas fue San Lorenzo de Jipijapa,
Phelan fue no tomar en cuenta la recu- el escenario de la historia de la familia
peración de las poblaciones indígenas de Pin, indios principales y maestros de
lo que hoy en día son las provincias de capilla. Hoy en día, se sabe que Jipi-
Manabí y Santa Elena durante la segun-
da mitad de la Colonia. Tampoco des-
japa fue el pueblo no solamente más
aparecieron por completo los indios en grande de indios en la Costa, llegan-
la cuenca del Guayas, especialmente en do a tener solamente San Lorenzo de
la futura provincia de Los Ríos. Inclusive Jipijapa al menos 4.686 habitantes en
hubo colonias de jipijapenses en Daule
y Santa Lucía (AGL, 1801, 1802, 1803, y
1804-1805 (Hamerly, 1970, 1973, 1987),
1806). 6.733 en 1825 (Hamerly, 1970, 1973,
6
No. 25 • Un encuentro con la historia
7
tres en cada diez indios en el cantón puso “don” a su nombre y porque los
de Montecristi (28,2% de la población Pin todavía no habían sido legados
indígena total del cantón) (AHBM/G, el cacicazgo de Aguasa: AN/Q, 1779.
1831). Y los “indígenas” seguían cons- N.B. Todos los “caciques, gobernado-
tituyendo al menos 24% de la pobla- res y principales”, incluyendo Agus-
ción total de la provincia de Manabí tín Pin, que firmaron esta protesta, lo
–la mayoría residente en los cantones hicieron en su propio puño y letra. En
de Jipijapa y Montecristi–, hacia me- otras palabras, estos ocho “nobles”
diados del siglo XIX (EC-IRE-1846).2 jipijapenses (“Juan Martines del Jun-
El primer Pin que surge de la co”, “Joseph de Salvatierra y Castro”,
documentación conocida hasta ahora “Don Joseph Gómez Cornejo”, “Don
es Agustín Pin. Aparece en 1677 como Juan García”, “Don Juan Ligua”,
uno de los ocho “nobles” de Jipijapa “Agustín Pin”, “Don Pedro Ligua”, y
que protestaron el pago de las primi- “Don Joseph Pillasagua”), fueron al-
cias y el “camerico” –uno de los cuan- fabetizados. Con qué grado de facili-
tos servicios o tasas impuestos por dad o dificultad podían escribir y leer,
doctrineros y curas parroquiales– pre- probablemente nunca vamos a saber.
cisamente por ser “caciques, goberna- Parece que Aguasa fue una de
dores y principales” (RAHG, 1677); y, las ocho a diez parcialidades o pue-
como tal, supuestamente exentos de blos pre-hispánicos que fueron re-
tasas y servicios personales. Agustín ducidos al pueblo de Jipijapa a fines
Pin fue uno de los indios principales, del siglo XVI por orden del virrey
no un cacique. Baso esta conclusión Francisco de Toledo. Uno de ocho a
en el hecho de que Agustín Pin fue diez parcialidades o pueblos porque
uno de los tres firmantes que no ante- ni Aguasa ni Payache –al igual que
Aguasa consta en varios documentos
de fines del período colonial– apa-
2 N.B. 1846 es el último año para el cual he
encontrado datos sobre la composición recen en la “Descripción de la Go-
“étnica” de toda la provincia. bernación de Guayaquil” de 1605, y
3 Uno de los aspectos intrigantes de los porque Picalanseme, que sí figura en
pueblos/parcialidades subordinadas a
dicha descripción, no consta en las
Jipijapa es que uno(a) se llamaba “Alta”
y otro(a) “Baja”. “El nombre Jipijapa listas tributarias de Jipijapa de 1801,
tomó de un antiguo cacique. Había dos 1803 y 1806 (las otras siete “parciali-
pueblos de este nombre, dos leguas dades” de comienzos de la Colonia
distantes entre sí; el lugar que ahora se
seguían existiendo a fines de la Colo-
encuentra esta reducción se llamaba Jipi-
japa la baja” (descripción de la Goberna- nia3). Sospecho que fueron pueblos en
ción de Guayaquil, 1605, p. 46). Este es sus orígenes porque según la misma
el único ejemplo de hanan y urin, si es “Descripción” de 1605 (p. 48), “Tenían
que fue realmente equivalente, que se ha
diversas lenguas, cada parcialidad la
encontrado para la Costa del Ecuador.
4 Por desdicha ninguna de las fuentes co- suya: ahora hablan todos una que ha
nocidas identifica el idioma autóctono prevalecido, y más comúnmente ha-
en cuestión. blan la castellana”.4
8
No. 25 • Un encuentro con la historia
9
les. Aunque Juan Francisco no
parece haber conseguido que
le exima del pago de tributos
en vista de que su hijo Pío Pin
pagó seis pesos de tributo por
año, en al menos cuatro años en
la primera década del siglo XIX
(AGN, 1803, 1804, 1805, y 1807),
sí parece haber sido liberado de
la obligación de servicios per-
sonales por decisión de Real
Acuerdo del 29 de noviembre
Pozo de Choconchá, destinado para lavar ropa, Jipijapa, 1910.
Tomado de Manabí a la vista, Ceriola. de 1779 (AGN, 1779, fol. 50) (un Real
y también, quizá, porque reconoció Acuerdo fue la Audiencia y el Presi-
que no podía ganar. Sin embargo, nos dente actuando en conjunto como un
gustaría saber de dónde sacó el di- solo cuerpo).
nero para los gastos legales que tuvo Uno de los aspectos curiosos de
que enfrentar, que no debían haber este pleito es que los Pin no vivieron
sido insignificantes, en vista de que la en la parcialidad de Aguasa sino en la
disputa llegó a manos de ????? y fue de Pillasagua.5 De acuerdo con el re-
resuelta por las más altas autoridades gistro de tributarios de 1801, por ejem-
de la Presidencia de Quito. De acuer- plo, de los 20 tributarios de Aguasa,
do con el auto de la Real Audiencia, 13 fueron de apellido Soledispa y nin-
expedido el 1 de diciembre de 1779, y guno de apellido Pin. Nueve de los 20
aprobado por el presidente Juan José tributarios de la parcialidad de Pilla-
Villalengua y Marfil ese mismo día, sagua en ese mismo año, en cambio,
Manuel Soledispa fue confirmado fueron Pin (Juan Evangelista, Juan
como cacique de Aguasa (AGN, 1779, Monserrate, Vicente de Agustín, Vi-
ff. 53-54). Quizá saldrán los costos de cente de Mariano, “Pío de Juan Fran-
este juicio algún día. cisco Pin” [i.e., hijo del Juan Francisco
Sospecho que Juan Francisco Pin del reclamo de 1779], Remigio de la
supo desde el principio que no podía Cruz, Manuel de Ylario, Leandro de
ganar. También creyó que Juan Fran- Rosa, y Juan José) (AGN/L, 1803).
cisco Pin estaba intentando manipu- Dos años más tarde, 14 de los 20 tri-
lar el sistema judicial para conseguir butarios de Aguasa seguían siendo
que le declaren “indio principal” y, Soledispa; y, 12 de los 24 tributarios
como tal, exento del pago de tribu- de Pillasagua, Pin (AGN/L, 1805). Y
tos y cualesquiera servicios persona- en 1806, 13 de los 27 tributarios de
Aguasa fueron Soledispa; y, 12 de
los 19 tributarios de Pillasagua, Pin
5 No dicen las fuentes encontradas si los (AGN/L, 1807). Desde luego, casi to-
Pin habían vivido alguna vez en Aguasa.
dos los Soledispa y Pin que constan
10
No. 25 • Un encuentro con la historia
en los registros de 1803 y 1806 fueron entre Juan Francisco Pin y José Pin;
los mismos que aparecen en el regis- sin embargo, parece que José Pin fue
tro de 1801.6 Estos datos demuestran hijo o sobrino de Pío Pin y, como tal,
que lo que se llama ayllu en quichua/ nieto de Juan Francisco Pin.
quechua tenían vigencia tanto en la José Pin tuvo al menos 50 años
Costa como en la Sierra. También es de edad en 1810: el año siguien-
otro indicio de que los naturales de te constó como “reservado, por su
Jipijapa seguían siendo indios. edad”, y como tal ya había pasado a
Los Pin desaparecen del esce- los 50 (BN/L, 1810, f. 8r). Él y sus tres
nario hasta 1810, cuando surgen de hijos habían sido músicos y cantantes
nuevo, con excepción de su
inscripción en los registros de
tributarios de Jipijapa y la par-
ticipación de un “don Manuel
Pin” en el cabildo abierto del 21
de enero de 1810 (Garay Are-
llano, 2010, p. 13).7 Entre 1810
y 1811, un nuevo Pin, llamado
José, sale a la vista, reclaman-
do los puestos de maestro de
coro y coristas (i.e. músicos y
cantantes) en la iglesia parro-
quial de San Lorenzo de Jipija-
pa para él y sus tres hijos (Juan Iglesia de Jipijapa, 1910. Tomado de Manabí a la vista, Ceriola.
de Dios, Mariano, y Francisco Solano)
(BN/L, 1810), reclamo que sería re- de la iglesia parroquial de San Loren-
anudado por Juan de Dios Pin en 1822 zo de Jipijapa por varios años, bajo el
(ACD/G, 1822), y de nuevo, y proba- antiguo maestro de capilla Bartolomé
blemente por última, por Miguel Pin Pilay. Después que Juan José Vivero (a
a fines de los 1860 (ACD/G, 1867). veces escrito Bibero en las fuentes y
Desconozco el grado de parentesco la literatura) asumió el puesto de cura
párroco, trajo a dos músicos mestizos,
6 El registro de indios tributarios corres- Gregorio Arévalo (m. 1808) y Silvestre
pondiente a 1802 no especifica las par- Cantos, de Quito, para que sirviesen
cialidades en que vivían los indios co- de maestro de capilla y corista mayor,
brados (AGN, 1804).
dejándoles a los Pin en puestos me-
7 No sé si se trata del mismo “Manuel de
Ylario Pin” que aparece en los registros nores –desafortunadamente el expe-
de tributos cobrados. diente no especifica cuándo esto suce-
8 Silvestre Cantos fue tan “pana” de Vive- dió (BN/L, 1810, ff. 5r–6v).8 José Pin
ro, que hasta fue nombrado regidor del
también había sido alcalde del pueblo
Cabildo de Jipijapa gracias a las interfe-
rencias del cura en asuntos que no debie- de Jipijapa por tres años consecutivos
ran haberle incumbido (BN/L, 1814). durante la primera década del siglo
11
XIX (el expediente tampoco especifica del 3 de diciembre de 1811 a favor de
cuáles) (BN/L, 1810, ff.10–16r). la separación de Silvestre Campos de
En aquel entonces José Pin gozó la maestría de capilla y el nombra-
del favor del cura párroco Juan José miento de José Pin y sus tres hijos
Vivero, quien intervino en la elección como maestro de capilla, músicos y
de los cabildantes. Subsecuentemente cantantes (BN/L, 1810, ff. 33-35v).9
Tanto José Pin como el pro-
tector de indios de la provincia de
Guayaquil, el Dr. Bernabé Cornejo
y Avilés (n. 1783), argumentaron
que José y sus tres hijos debieron
habérseles dados preferencia por
ser indios y naturales de Jipijapa
y que debiesen estar eximidos “de
tasa [i.e., tributo] y servicios perso-
nales”, por ley y costumbre (BNL,
1810, ff. 7r-8r). No les sirvieron de
nada, sin embargo. Y es significati-
Salón de lectura de la Sociedad Unión y Progreso, Jipijapa 1910.
Tomado de Manabí a la vista, de Ceriola. vo que en este caso se consideraron
a los mestizos Gregorio Arévalo y Sil-
José Pin fue depuesto como alcalde vestre Cantos miembros de la repúbli-
por desentendimiento, si no enemis- ca de españoles en vez de la república
tad, con el teniente gobernador de de indios.
Portoviejo Francisco de Paula Villavi- Aunque José Pin no logró ser
cencio y con el cacique Manuel Parral nombrado maestro de capilla en
y Guale, premiado por Villavicencio 1810-1811, su hijo primogénito Juan
con el nombramiento de gobernador de Dios Pin, organista y cantor, de
de indios (BN/L, 1810, ff. 10-11). Pro- 32 años de edad, en 1810, de acuerdo
bablemente es significativo que Ma- con el liber status animarum de 1848
nuel Parral y Guale parece no haber (ACD/G, 1848), no se dejó vencer.
firmado la petición del Siete años después, el 5 de octubre
de 1817, Juan de Dios Pin y sus tres
cacique Gobernador don Juan San- hermanos menores Mariano, arpista
tos Ligua y Soledispa (n. 1741?), de-
y cantor, Francisco y José Vidal –este
más caciques, principales, Cabildo
Regimiento, y común del pueblo de último evidentemente menor de edad
San Lorenzo de Jipijapa en 1810 y por eso no aparece en el
pleito de 1810-1811– violinistas, con-
siguieron los puestos deseados de
9 No puedo estar del todo seguro de que
Manuel Parral y Guale no firmó esta maestro de capilla y coristas por nom-
petición por estar trunco el expediente. bramiento del obispo de Cuenca José
Obviamente faltan algunos folios al final Ignacio Cortázar y Lavayen, quien se
además de cuatro al principio.
12
No. 25 • Un encuentro con la historia
13
parroquial de San Lorenzo de Jipi-
japa por algunos años. Empero, el
15 de diciembre de dicho año, el
síndico Evaristo Suárez le quitó la
llave del coro a Miguel Pin, que se
autoidentificó como “indio” para
dársela a Gregorio Muriyo [i.e.,
Murillo], mestizo y natural de
Montecristi (ACD/G, 1867, f. 11).
Desconozco los grados de
parentesco entre Miguel, Atana-
Calle y plaza principal de Jipijapa, 1910. Tomado de Manabí a la vista, Ceriola. sio de la Cruz y José Ángel Pin,
pero no cabe duda alguna que los
capilla y coristas. De repente, en 1828, lazos fueron cercanos –o fueron her-
empero, el puesto de maestro de ca- manos o primos–, y que todos fueron
pilla y organista quedó vacante. ¿Fue descendientes de la misma familia
por la incapacidad o muerte de Juan Pin que había estado sirviendo a la
de Dios? No sabemos. No ha de sor- iglesia parroquial de San Lorenzo de
prender, en cambio, que todavía otro Jipijapa desde fines del siglo XVIII o
Pin, Juan Valentín, fue nombrado al comienzos del XIX. No puede haber
puesto no solamente para servir a la otra interpretación de la declaración
iglesia parroquial de San Lorenzo de de Miguel Pin de diciembre de 1868 o
Jipijapa sino también a la ayuda de pa- enero de 1869, que:
rroquia de Paján (ACD/G, 1867, f. 10).
Otro Pin que figura en los anales desde mis abuelengos hemos servi-
de Jipijapa es un Valerio. Valerio Pin do a esta Santa Iglesia con todo el
pundonor y… nadie nos ha dispu-
consta como uno de los vecinos prin-
tado esta preminencia [sic] de ser
cipales de Jipijapa que firmaron una maestro de capilla…
representación en favor de la candi-
datura a la presidencia del país del (ACD/G, 1867, f. 12). Y si esto no
general Francisco Robles en 1856 (Es- fuera prueba suficiente, Miguel Pin
trada, 1930-1942: V, pp. 78-79). presentó traslados del nombramien-
Faltan todavía cuatro Pin más, to de sus “abuelengos” como maes-
Vidal –cuyas fechas quedan por de- tros de capilla, comenzando con lo de
terminar–, a quien sucedió su hijo Juan de Dios Pin (probablemente su
Miguel Pin como maestro de capilla; bisabuelo), en 1817.11 Y el mismo cura
y, sus hermanos (?) Atanasio de la párroco de Jipijapa, Manuel Salazar,
Cruz Pin, y José Ángel Pin, que en afirmó el 9 de marzo de 1869,
1868 habían estado desempeñando
las funciones de “músicos, cantores 11 Según el diccionario de americanismos de
la Asociación de Academias de la Len-
y organista” junto con Feliciano Cal- gua Española, “abuelengos” quiere decir
derón y Anacleto Sancar de la iglesia “antepasados, en especial los abuelos”.
14
No. 25 • Un encuentro con la historia
15
tes relevantes en los archivos civiles y y servido como alcalde por tres años
eclesiásticos de Jipijapa y Portoviejo. en la primera década del siglo XIX, y
Empero, muy a mi pesar, esa investi- tampoco Valerio Pin hubiera figurado
gación tendré que dejar a otros. como uno de los vecinos principales
Solo falta comentar sobre el de Jipijapa en 1856.14
significado del esfuerzo por varios Aunque Juan Francisco Pin no
miembros de la familia Pin conseguir logró ser reconocido como cacique
y retener la maestría de capilla de de Aguasa –siguió en manos de la fa-
San Lorenzo de Jipijapa generación milia Soledispa–, uno de sus descen-
tras generación. Aunque los Pin no dientes José Pin y los hijos de José no
parecen haber sido descendientes de se dieron por vencidos. Simplemente
caciques en línea directa, sí lo fueron se cambiaron de estrategia. Se dedica-
en línea indirecta. Sin embargo, como ron a la carrera de músicos y comen-
hemos visto, nunca parecen haber zaron a bombardear a las autoridades
llegado a ser reconocidos como caci- civiles y eclesiásticas con petición tras
ques, y, como tales, exentos de tribu- solicitud, durante la segunda década
to y servicios personales. No por eso del siglo antepasado, hasta conseguir
dejaron de reclamar y reafirmar su es- los puestos de maestro de capilla y co-
tado como indios principales aunque ristas de la iglesia parroquial de San
tampoco parecen haber conseguido Lorenzo de Jipijapa para sí y sus her-
su “liberación” por completo, em- manos e hijos. A pesar de que José Pin
pleando esta estrategia. De no haber no logró los puestos deseados por él y
sido indios principales, Agustín Pin sus hijos, en 1810-1811, su hijo Juan de
no hubiera sido uno de los firmantes Dios Pin sí los consiguió al reanudar
de la protesta de 1677, Juan Francis- la intenta en 1816. Una vez logrados
co Pin no hubiera podido reclamar los puestos aspirados, la familia Pin
el cacicazgo de Aguasa en 1779, José los retuvieron al menos hasta 1869,
Pin no hubiera podido ser nombrado generación tras generación.
Como músicos solidificaron su
estado como indios principales y lo-
14 Otros dos Pin que figuran como indios
principales de Jipijapa son doña Juana graron ser exentos del tributo y ser-
Paulina Pin y Ávila (1766-1816?) y su pa- vicios personales, más no del pago de
dre Victoriano Pin (n. 1741) (Garay Are- primicias y otros recargos de la Igle-
llano, 2010, p. 9). sia.15 También gozaron de ingresos
15 Sobre la importancia de la música en la
cultura indígena durante y después de la más o menos favorables como músi-
era colonial y el estatus de músicos, véa- cos. Espero haber aportado algo a la
se los estudios de Baker (2008), Schechter historia de Jipijapa y a la de los caci-
1992) y Stevenson (1963 y 1980). ques e indios principales de la Costa,
16 Aparte de este modesto ensayo, so-
lamente existen los aportes de Garay un tema casi olvidado en la historio-
Arellano (2010), Lenz-Volland y Volland grafía del Ecuador.16
(1985), y Szászdi (1988).
16
No. 25 • Un encuentro con la historia
19
ENTENDIENDO AL PASADO:
la estructura social durante la Colonia
Álvaro Renato Mejía Salazar*
E
n muchas ocasiones, personas número, pero con una determinante
que gustan de la historia, de su importancia social: el clero y los mi-
investigación o lectura, encuen- litares.
tran en legajos de archivos o en libros Los hidalgos eran aquellas per-
de bibliotecas, conceptos o términos sonas que por servicios prestados al
cuya compresión resulta dificultosa, reino, o por una alta posición social
pues en su mayoría no forman parte de origen remoto, poseían una serie
del vocabulario común de nuestros de privilegios legales y sociales. En
días. Para comprender cabalmente un su mayoría, estos privilegios eran co-
libro o documento sobre historia, es munes a todos los miembros de este
necesario conocer el contenido y al- estado,1 pero en ocasiones especiales
cance de tales conceptos, en especial, también existían privilegios extraor-
cuando de entender a una sociedad o dinarios. Entre los privilegios legales
a sus miembros se trata. Por ello, con- se encontraban la exención del pago
sideramos útil explicar varios de los de impuestos, la imposibilidad de ser
términos utilizados por los autores juzgados por jueces ordinarios, el no
especializados, lo cual también nos poder recibir castigos o penas vergon-
permitirá entender la manera en que zantes, el tener derecho para acceder
nuestras sociedades se vieron con- a ciertos cargos administrativos, en-
formadas a través de las centurias. tre otros. Entre los privilegios socia-
Iniciamos esta labor a partir del siglo les estaba el llamado derecho de paso,
XVI, esto es, a partir de la época del
descubrimiento y conquista de Amé-
rica. En esta etapa histórica nos refe-
* Riobamba (1982). Abogado, historiador
riremos tanto a la sociedad española, y catedrático universitario.
de la que se ocupa esta primera parte, 1. Justamente con el término estado se de-
cuanto a la sociedad indígena, que finía a la clase social en aquella época, es
decir, uno podía pertenecer al estado hi-
será materia de una futura entrega.
dalgo o al estado llano –plebeyo, peche-
El modelo de sociedad española del ro, pueblo común–. En este sentido defi-
siglo XVI, diferenciaba a dos grandes ne el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua –en adelante DRAE– a la pala-
grupos sociales, a saber: los hidalgos – bra estado: “Cada uno de los estamentos
donde incluimos a la nobleza– y los en que se dividía el cuerpo social; como
pecheros. También existía dos grupos el eclesiástico, el de nobles, el de plebe-
adicionales, reducidos en cuanto a su yos, etc”.
20
No. 25 • Un encuentro con la historia
en virtud del cual un hidalgo podía por José cuando fue hecho prisionero
movilizarse por doquiera fuera su vo- por el asesinato de su esposa. La Real
luntad y los demás viandantes debían Audiencia tuvo que observar el privi-
retirarse de su camino; el derecho de legio de Grijalva, disponiendo la con-
reserva de las mejores localidades en fección de los singulares grillos a costa
iglesias, auditorios, plazas, etc. del hidalgo, eso sí.3
Como hemos anotado, existían Ahora bien, ya que hemos men-
también privilegios extraordinarios cionado a la Ejecutoria –o Carta Ejecu-
que eran concedidos de forma espe- toria–, indicaremos que estos eran do-
cial por el monarca solo a ciertos hi- cumentos a manera de certificaciones,
dalgos. Un ejemplo de estos privile- que constituían a una persona como
gios extraordinarios fue el derecho de hidalgo o que la reconocían como tal.
pernada, en atención al cual a un señor Ya que los derechos o privilegios de
feudal se le permitía arrebatar la virgi- un hidalgo se los hacía valer princi-
nidad a las doncellas antes de llegar al palmente ante los cabildos de las vi-
matrimonio. Este instituto medieval, llas –exención de pago de tributos, ha-
que ha sido recordado al colectivo a bilitación para la obtención de cargos
través de la cinematografía estadouni- administrativos, etc.–, ante tales cor-
dense,2 existió efectivamente en Espa- poraciones edilicias debían empadro-
ña. Don Lope García de Salazar (siglo narse los hidalgos, demostrando su
XV), fue pariente mayor de su Casa y calidad mediante la presentación de
cabeza de su bando; tal fue su poderío sus Cartas Ejecutorias. Si la hidalguía
que incluso gozó del citado derecho de una persona era notoria, por ejem-
de pernada. Otro ejemplo de privile- plo si se trataba de un noble titulado,
gio extraordinario, esta vez mesurado el cabildo no exigía la presentación
y cercano a nuestra realidad, fue el go- de las ejecutorias para registrarlo en
zado por José de Grijalva y Recalde, el padrón de hidalgos. Como vemos,
cuyas ejecutorias dictaminaban que si en la mayoría de los casos la Carta
alguien de su linaje era tomado preso, Ejecutoria era necesaria para que una
solo podía ser encadenado con gri- persona pudiera exigir se observen los
llos de plata. Tal canonjía fue exigida privilegios que le asistían; no obstan-
te, durante los siglos XVI, XVII y XVIII
fue recurrente el hecho de que hidal-
2. En la película Corazón Valiente, dirigida gos venidos a menos desde el punto
y protagonizada por Mel Gibson, toma
un rol protagónico este privilegio ex-
traordinario de un señor feudal, lo cual
exacerbó los ánimos de quienes siempre
critican los tiempos pasados bajo una óp-
tica actual y no bajo la óptica de la época
criticada.
3. Este pasaje de nuestra historia social lo
recordó Cristóbal de Gangotena en su
obra Al margen de la historia.
21
de vista económico o social, no po- siderado como el gran género social
seían sus acreditaciones por extravío de la clase dominante, al ser el primer
o descuido del documento.4 peldaño de la nobleza. De allí que to-
Si esto ocurría e interesaba a la dos los titulados6 sean hidalgos, aun-
persona el ser reconocido como hidal- que no todo hidalgo sea titulado. Al
go, debía acudir a una de las Reales
Chancillerías, los cuales eran altos
tribunales que estaban en capaci-
dad de certificar la hidalguía de
una persona, luego de un proce-
so judicial. En España fueron dos
las Reales Chancillerías existentes
para la época materia de nuestro
análisis, la de Granada y la de Va-
lladolid. En estas cortes de justicia
existía una Sala de Hijos dalgo5 don-
de una persona podía litigar su hi-
dalguía, esto es, demostrar que sus
antepasados fueron hidalgos y los
privilegios de los que gozaron. El
contradictor en el juicio era un fis-
cal, que, a nombre del reino, tenía Ilustración de un Códice Medieval español.7
por tarea el demostrar que el deman- Se representan las clases sociales de la época:
Los hidalgos y militares –caballero–, los pecheros
dante no pertenecía al estado hidalgo. –campesino– y el clero –monje–.
La labor del fiscal se encaminaba a
precautelar que personas sin legítimo formar parte del estado hidalgo, la
derecho, pudieran ser consideradas nobleza titulada se diferencia de los
como parte del estrato social privile- hidalgos comunes por los títulos, po-
giado. derío o riquezas que ostentaban, lo
cual, ciertamente, les dotaba de ma-
Finalmente cabe indicar que en yores privilegios. El reino de España
derecho nobiliario, el hidalgo es con- reconocía y reconoce los siguiente
títulos: Caballero, Señor, Barón, Viz-
4. No era raro en esas épocas que la gente
conde, Conde, Marqués, Duque y
no conservara documentos. No era raro Príncipe. Originalmente los títulos de
tampoco que, de una a otra generación, nobleza eran conferidos por el mo-
la importancia de una familia hubiera narca, como reconocimiento a una
decrecido de tal manera, que los hijos
o nietos de un hidalgo conocido, ya no
persona por grandes servicios presta-
tuvieran la legitimación social y fueran dos. De igual manera, en un inicio, la
tomados por pecheros. concesión del título comportaba la en-
5. Sinónimo exacto de hidalgo. trega del señorío sobre un territorio.
6. Persona que posee un título de nobleza.
7. Archivo A.R. Mejía Salazar, Quito.
Con el paso del tiempo, la corona fue
22
No. 25 • Un encuentro con la historia
24
No. 25 • Un encuentro con la historia
25
decidió mudar de villa para empren-
der nueva vida. Se trasladó con su fa-
milia a Ávila, donde la familia gozó
de alta posición socioeconómica, pero
el fantasma de la conversión nunca
los abandonó.14
Regresando al tema de las mi-
graciones españolas a América en la
época de conquista y colonia, además
de los requisitos sociales, el aspirante
a obtener un pasaporte también debía
reunir requisitos económicos. Esto es,
debía contar con dinero para costear
su pasaje y demostrar la posesión de
medios para su subsistencia en In-
dias. En general, muchos españoles
Santa Teresa de Ávila (Teresa de Cepeda y Ahumada)15
y españolas pasaron formando parte De linaje converso, es “tía” de un extenso segmento de la
de las comitivas de los capitanes de población ecuatoriana
26
No. 25 • Un encuentro con la historia
27
especialmente caciques o familiares mentaban los trabajos y sacrificios
de la familia inca, que hasta el siglo sufridos por sus antepasados, en la
XVIII mantuvieron una importante conquista de estas tierras a favor de
condición social; y, a los indios comu- España.
nes. A muchos de los conquistadores A partir del siglo XVII, migran
principales la Corona premió con tie- muchos españoles que van a formar
rras y repartimientos de indios, sien- parte del pueblo común, pero tam-
do éste su medio de subsistencia. Sin bién algunos que sobre la base del tra-
embargo, algunos conquistadores de bajo y de matrimonios convenientes,
la élite también se dedicaron a otras llegan a colocar a sus familias en los
actividades, no consideradas como más altos sitiales sociales. Un ejemplo
propias de hidalgos, en busca de de aquello, es el caso de Juan Miguel
acrecentar sus fortunas. Por ejemplo, Villavicencio Bohórquez, tronco de
Rodrigo Núñez de Bonilla se dedicó su familia en Riobamba. Este anda-
a la minería y Diego de Sandoval se luz, que al parecer tenía algunas lí-
dedicó al comercio.19 El resto de los neas hidalgas pero que en general lo
estratos sociales vivía de su trabajo o consideramos pechero, llegó a tierras
del trabajo del indio que ciertamente riobambeñas, donde trabajando como
fue explotado desde un comienzo. arriero logró amasar un buen capital,
Con el pasar de las décadas, la socie- lo que le permitió posesionarse en
dad mantuvo una estructura similar cargos de cabildo y casar “bien” a sus
a la anotada, conservándose el poder hijos.20 Otro ejemplo es el de Julián
en los descendientes de los conquis- Mancheno Ayala –tronco indiscutido
tadores principales. Es más, mucha de su familia en el país–, migrado en
legitimación social existía en ser vás- el siglo XVIII. Hizo importante for-
tago de los primeros habitantes de tuna a través del comercio, lo que le
una villa. Esto se desprende de varios permitió casarse con la linajuda viu-
documentos, donde descendientes de da doña Rosa Maldonado-Sotomayor
los conquistadores relevan tal calidad Palomino y Flores, hermana completa
para solicitar privilegios a la Corona. del sabio Pedro Vicente Maldonado y
En general, los descendientes argu- de Ramón Maldonado, marqués de
Lises.21 El casarse con una viuda hi-
dalga o rica, fue una herramienta tí-
19 Para profundizar ver: Álvaro Renato
Mejía Salazar, “Reflejos de la conquista: picamente utilizada por los españoles
heráldica en la colonia temprana”, en que pretendían granjearse un elevado
Historia próxima y remota. puesto social. Ahora bien, en estos
20 Para profundizar ver: Fernando Jurado siglos también vinieron hidalgos im-
Noboa, Los nudos del poder, Colección
SAG, No. 203, Quito, 2006. portantes, quienes buscaron estable-
21 Para profundizar ver: Fernando Jurado cer relaciones con las clases adinera-
Noboa, Los Mancheno en el Ecuador, 270 das y nobles de las villas indianas.
años de historia, Colección SAG, Quito, Podemos citar el caso del general
1992.
28
No. 25 • Un encuentro con la historia
29
Esta fue pues, la estructura so- • Álvaro R. Mejía Salazar, “Historia de un lina-
cial y algunas de las instituciones que je ibérico”, en Detrás de nosotros, Colección
SAG, No. 202, Quito, 2006.
reglaron la vida ibérica desde los si-
• Álvaro Renato Mejía Salazar, “Reflejos de la
glos XV al XIX. Continuaremos en Conquista: Heráldica en la colonia tempra-
una siguiente entrega con la estructu- na”, en Historia próxima y remota, Colección
ra social de este mismo período, pero SAG-SC, No. 18, Quito, 2010.
desde la realidad india. • Fernando Jurado Noboa, “Los encomende-
ros de Cuenca, su origen y papel en la socie-
San Francisco de Quito, dad del siglo XVI”, en Memorias del Noveno
15 de agosto de 2010 Encuentro de Historia y Realidad Económica
Fuentes y Social del Ecuador y América Latina, Cuen-
ca, Ediciones de la Universidad de Cuenca,
2002.
A nuestros lectores habrá extra-
• Fernando Jurado Noboa, Los nudos del Po-
ñado que el presente artículo no po-
der, Colección SAG, No. 203, Quito, 2006.
sea el riguroso detalle de las fuentes
• Fernando Jurado Noboa, Los Mancheno en
que sustentan nuestras afirmaciones, el Ecuador, 270 años de historia, Colección
lo cual ha sido parte fundamental de SAG, Quito, 1992.
todos nuestros trabajos. Al respecto, • Fernando Jurado Noboa, La familia Villagó-
es necesario aclarar que ello ocurre mez, Colección SAG, No. 179, Quito, 2002.
ya que el presente artículo es un re- • Gonzalo Argote de Molina, Nobleza del An-
sumen basado en los conocimientos dalucía, libros I y II, Jaén, Instituto de Estu-
dios Giennenses, 1957.
adquiridos a lo largo de los años, a
• José Santiago Crespo Pozo, Blasones y Lina-
través de la investigación y estudio jes de Galicia, Santiago de Compostela, En-
de un sinnúmero de libros y docu- ciclopedia Gallega, Editorial de Bibliófilos
mentos. En esta ocasión, no hemos ci- Gallegos, 1964.
tamos literalmente a autor alguno ni • Peter Boyd-Bowman, Índice Geobiográfico
hemos recurrido a la revisión de tra- de 40.000 Pobladores Españoles de América,
Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1964.
bajos preexistentes al momento de la
redacción. Respetando el derecho a la - Fernán Mexía, Nobiliario Vero, Jaén, 1497.
duda de nuestros lectores, citamos a - Rafael Sánchez Saus, Linajes Sevillanos Me-
dievales, Sevilla, Real Maestranza de Caba-
continuación un listado de libros don- llería de Sevilla.
de se podrán verificar los contenidos - Tomás Marqués de Castro, Compendio His-
de nuestro trabajo: tórico Genealógico de los Títulos de Castilla,
España.
• Cristóbal de Gangotena, Al margen de la his- - Francisco Piferrer, Nobiliario de los Reinos y
toria, Quito, FONSAL, 2003. Señoríos de España, Madrid, 1857.
• Fernando Jurado Noboa, por ejemplo: “El - Vicente de Cadenas y Vicent, Repertorio de
Linaje de los Cepedas en el Ecuador”, pri- blasones de la Comunidad Hispánica, Espa-
mera parte, en Revista Museo Histórico, No. ña, Instituto de Salazar y Castro.
50.
- Francisco Piferrer, Armas, timbres y blasones
• Víctor García de la Concha, “Teresa de Jesús de nuestra ilustre nobleza, España, 1863.
en su circunstancia histórica”, en El arte lite-
rario de Santa Teresa, Barcelona, Ariel, 1978. - Julio de Atienza, Nobiliario español, España.
- Modesto Costa y Turell, Tratado completo de
la ciencia del blasón, Madrid, 1858.
30
¿FUE BOLÍVAR ESTADISTA?
Conferencia para Proyecto Bolívar
Guillermo Arosemena Arosemena
R
evisar la historia con objetivi-
dad es saludable para las nue-
vas generaciones, es común en
los países del primer mundo, donde,
en algunos, hay procedimientos para
hacerlo sistemáticamente. En Estados
Unidos, periódicamente, se reúnen
historiadores para escuchar las revi-
siones que colegas proponen, y deci-
dir sobre ellas.
Mi primer análisis de revisión
histórica fue la Revolución juliana,
evento eminentemente económico,
originalmente interpretado por his-
toriadores que desconocían de econo-
mía. Mi interpretación es totalmente Simón Bolívar
diferente a la de ellos, sobre las causas
que motivaron los problemas econó- las y colegios están llenos de mitos,
micos contribuyentes a la citada re- cuyos historiadores han idealizado
volución, y la motivación central de a personajes y sobredimensionando
Luis Napoleón Dillon, su ideólogo. sus logros. Entre ellos se encuentra
Mi propuesta fue plasmada en un ar- el de Simón Bolívar, que lo describe
tículo controversial publicado en la como un superhombre, un héroe de
revista Cultura del Banco Central y proporciones épicas lleno de hazañas
posteriormente en el libro La Revolu- extraordinarias. Seguramente los au-
ción juliana, evento ignominioso en la tores de los mismos conocen el viejo
historia de Guayaquil. refrán que dice que los países deben
La segunda revisión histórica es tener héroes, y si no existen es nece-
la que analizaré en mi intervención y sario crearlos.
cubre el período de la Independencia Todo movimiento de indepen-
de Guayaquil y luego de Ecuador. Los dencia tiene un fin común para mejo-
libros de historia que tuve que estu-
diar hace más de medio siglo y los
que se usan en la actualidad en escue-
31
rar el nivel de vida de los ciudadanos: Quito y Cuenca, en las que fui uno de
terminar con el pasado oprobioso los panelistas. Mi tema trataba sobre
que incluyen malas prácticas políti- la economía ecuatoriana en tiempos
cas y económicas. Éste fue el patrón de la dependencia. Como éste era un
seguido por Estados Unidos, Cana- período que no consideraba mi fuer-
dá y Australia; y, durante los últimos te, dediqué seis meses a buscar fuen-
cincuenta años, los países asiáticos, tes primarias; mi esfuerzo se justificó,
como Singapur, Malasia, India y logré adquirir más de 30 libros escri-
otros. En todos, el camino que traza- tos por actores de la Independencia,
ron los padres de la patria y primeros entre militares que sirvieron en los
gobernantes de esos países fue cómo ejércitos de Bolívar y personas que
llegar a la prosperidad en la forma tuvieron cargos elevados durante la
más rápida. Unos lo consiguieron en Gran Colombia. Por ejemplo, en las
40 años, otros, como India, les tomará memorias del general O´Leary se en-
más tiempo, pero van por el camino cuentra la correspondencia de Bolívar
correcto. Los resultados están a la vis- y demás personajes de la época en
ta. De ser naciones con renta por ha- 32 tomos. Con tan abundante biblio-
bitante muy inferior a la ecuatoriana, grafía que incluye cartas, discursos y
actualmente es hasta diez veces supe- proclamas, no se necesita haber vivi-
rior en algunos casos. do en su tiempo para emitir un juicio
América Latina, que debió ser sobre el Libertador.
el referente para las colonias asiáticas No se puede escribir sobre la
que se independizaron en el siglo XX, Independencia, sin referirse a Simón
sigue sumergida en el desgobierno, Bolívar, por ser él quien inició los mo-
pobreza y frecuentes luchas ideoló- vimientos independentistas en el no-
gicas. El entorno presente de los paí- roeste de la América del Sur. ¿Cómo
ses es resultado de su pasado, por lo era Bolívar? ¿Cuál era su personali-
que quien se interesa en entender el dad, su filosofía sobre la Independen-
comportamiento de la sociedad en la cia? Según él, ¿qué clase de gobierno
actualidad, obligadamente necesita debían tener las nuevas repúblicas,
repasar la historia. Es esa anomalía cuáles las metas y planes para el futu-
histórica la que me llevó, hace dos ro de ellas? En todos los libros consul-
décadas, a buscar los determinantes tados, sus autores describen a Bolívar,
del subdesarrollo de Ecuador, y, en el algunos incluso detallan su físico, for-
transcurso del tiempo, a publicar más ma de vestir y hablar, defectos, abuso
de cuarenta libros describiendo mis de poder, sus gustos y pasiones, in-
conclusiones. cluyendo el baile y controversial vida
A fines del 2009, con motivo del privada. Curiosamente los autores
Bicentenario del 10 de Agosto de 1809, que lo conocieron y escribieron sobre
el Banco Central y la FLACSO organi- él, lo hacen con más objetividad que
zaron mesas redondas en Guayaquil, los posteriores historiadores. A dife-
32
No. 25 • Un encuentro con la historia
33
sido suprimido en Guayaquil, Bolívar dignos de ser conquistados; si fuera
lo volvió a poner en práctica al en- posible en alguna parte del mun-
tregar su explotación a un grupo de do regresar al caos primitivo, sería
particulares que le ofrecieron pagar América en su hora final.
51.000 pesos por año, durante cuatro Muy duras palabras las de Bolí-
años. El 50% de esos ingresos fueron var, quien escribe es un ser frustrado,
usados por Bolívar para cubrir sus deprimido, arrepentido y fracasado
gastos militares. El sueño de Olmedo por haber invertido dinero, tiempo,
de libre comercio estipulado en el Re- tener una Gran Colombia que se cae
glamento Provisorio, la Constitución en pedazos y cuatro pueblos que lo
de Guayaquil Independiente, no se han rechazado. Así terminaba Bolí-
hizo realidad. Bolívar estableció aran- var a los 47 años de edad. Su esfuer-
celes y limitó el número de países con zo inútil no debe interpretarse que se
los que Ecuador podía mantener rela- debió exclusivamente a la forma de
ciones comerciales. ser de los sudamericanos, Bolívar no
Bolívar admite su fracaso, cuan- tuvo tiempo o no le interesó reflexio-
do una parte de su discurso de An- nar sobre las verdaderas causas de
gostura lo dedica a reconocer la im- su derrota, en cómo pudo evitarla.
posibilidad de crear una nación como ¿Cuánto pesó su personalidad y su
Estados Unidos, por ser una quimera falta de experiencia en administrar
la auténtica democracia en nuestros países?
países. Dos décadas más tarde, lo re- La Gran Colombia fue el sueño
afirma al terminar su vida pública. de Bolívar, pero él mismo no contri-
Un mes antes de morir, Bolívar acepta buyó a hacerlo realidad. Fue teórico,
haber hecho un trabajo inútil. En carta sus discursos estaban llenos de prin-
a Juan José Flores del 25 de noviem- cipios democráticos y liberales; sin
bre de 1830, se lamenta: embargo, no pudo convertirlos en
realidades. La meta central de Bolí-
Usted conoce que he gobernado por var, el fin que perseguía, debió ser
veinte años y de ellos he llegado a crear una forma de gobierno capaz de
pocas conclusiones: América es in-
conducir a los países a la prosperidad,
gobernable, para nosotros; aquellos
que sirvieron a la revolución araron por medio de leyes modernas, sólido
en el mar; lo único que se puede estado de derecho, estabilidad social,
hacer en América es emigrar; este política y económica, pero hizo redac-
país caerá inevitablemente en ma- tar la Constitución en Bolivia, nom-
sas desenfrenadas y luego pasará brándose Presidente Vitalicio.
casi imperceptiblemente a manos
Lo hizo por estar convencido de
de pequeños tiranos de todos colo-
res y razas; después de haber sido
que las sociedades de los países que
devorados por todos los crímenes y había liberado, por haber estado mol-
extinguidos con ferocidad total, los deadas durante siglos de un régimen
europeos no nos mirarán como ser colonial, corporativo, esclavista y es-
34
No. 25 • Un encuentro con la historia
36
No. 25 • Un encuentro con la historia
37
Bolívar fracasó entre otras cau-
sas por su idealismo, tratar de crear
un gran país con obstáculos muy
grandes casi imposibles de poder sal-
tar, comenzando por la inhóspita geo-
grafía entre países y dentro de ellos.
Para los guayaquileños les era más rá-
pido y seguro ir a Lima que a Quito.
En el primer caso les tomaba entre 4
y 5 días, mientras que en el segundo,
no menos de una semana, arriesgan-
do la vida. Cuando Rocafuerte dejó
Quito al terminar la presidencia, le
tomó un mes llegar a Guayaquil a po-
Monumento a Bolívar, España
sesionarse como gobernador. Una ta-
manifestó que éste último era el más bla de distancias de tiempo a caballo
rabioso federalista del mundo, anti- entre ciudades revela que de Popayán
militarista y capaz de cualquier cosa, a Quito tomaba más de 112 horas. La
y que tenía los medios para lograrlo. geografía atemorizó a los represen-
Termina la carta comentando tantes de Ecuador para asistir a todos
que Rocafuerte se ha convertido en su los congresos, situación que ocasionó
más implacable enemigo. Este mismo perjuicios al país por haberse dictado
había acusado a militares venezola- leyes contrarias a los intereses ecua-
nos y colombianos de ocupar los car- torianos.
gos más importantes en Ecuador y de Además de la geografía hubo
beneficiarse económicamente. otros obstáculos, entre ellos la falta de
A diferencia de Olmedo, Roca- homogeneidad en las sociedades de
fuerte era como Bolívar: arrogante, Gran Colombia. Ésta era contraria a la
fuerte de carácter, personalidad des- concepción del Estado que se preten-
bordante, autoritario con sus ideas, día construir teniendo como referente
y sin problema alguno en enfrentar la Constitución de Estados Unidos. Al
a quien consideraba su oponente. Al- respecto, Rojas comenta en su obra
fredo Luna Tobar en su obra Bolívar y Repúblicas de aire:
Ecuador, después de mostrar cartas de
afecto entre el Libertador y Rocafuer- Buena parte de los diseños cons-
te, admite que: titucionales, codificaciones jurí-
dicas, políticas fiscales, proyectos
Unos años más tarde, sin embargo, educativos, estrategias de escritura
no serían los mismos los sentimien- histórica, panteones heroicos, cere-
tos existentes entre el Libertador moniales cívicos, manuales de ins-
y quien fuere, según palabras del trucción moral y alianzas diplomáti-
propio Bolívar el mejor amigo mío cas, impulsados por aquellas élites,
desde mi juventud. contenían discursos y prácticas de
38
No. 25 • Un encuentro con la historia
homogeneización republicana de
la diversidad. A la heterogeneidad
social se sumó, desde los prime-
ros años poscoloniales, una rápida
diversificación del campo político
y la esfera pública, provocada por
las tensiones legislativas, la rivali-
dad entre caudillos, la formación de
nuevas élites locales, la irradiación
de logias masónicas y sociedades
secretas, y los primeros brotes de
guerra civil.
39
optimizar y manejar las cuentas pú- introducida recién en la presidencia
blicas correctamente. En el caso de la de Vicente Rocafuerte.
Gran Colombia cuya dimensión era En el tema de Guayaquil, Bolí-
enorme, para triunfar en el proyec- var también mostró muy pocas dotes
to, se requería casi la perfección en la de estadista, le faltó habilidad diplo-
organización del gobierno: fluidez en mática para ganarse la confianza y
las comunicaciones, efectividad en la respeto de todos los guayaquileños.
implementación de decisiones, otor- Él veía en Guayaquil la fuente de ri-
gamiento claro de autoridad a fun- queza para financiar sus guerras en
cionarios, definición de responsabili- el resto del país y Perú, y puerto de
dades, etc. Lamentablemente, en los entrada para sus tropas. A esa fecha,
departamentos de la Gran Colombia, Guayaquil era la ciudad más rica de
la organización del gobierno fue muy Ecuador y la principal generadora de
pobre, prevalecía el caos y las cuen- divisas por tener el dominio de las ex-
tas se manejaban irresponsablemente. portaciones. Bolívar ya había hecho
Bolívar no tuvo políticas económicas contacto con Olmedo, quien era la
claras, actuó de acuerdo a lo dictado máxima autoridad en la provincia de
por su personalidad. En cuanto a la Guayaquil, a raíz de que este último
política fiscal fue más perjudicial que envió emisarios a Bolívar y San Mar-
la española porque además de man- tín para hacerles partícipes del gran
tener los mismos impuestos, exigió triunfo del 9 de Octubre de 1820. Pero
“contribuciones” a los empresarios y la intención de Olmedo no era entre-
profesionales. garle la Provincia a ninguno de los
Estos impuestos disfrazados tu- dos. Las cartas de Bolívar a Olmedo
vieron severa oposición en Quito. Se fueron prepotentes y autoritarias, sin
desconoce cuánto se gastó durante la conocer Guayaquil se sentía dueño de
Independencia de Ecuador y el mon- la ciudad y con autoridad divina para
to de lo aportado a la de Perú, además decidir su futuro, como se aprecia en
de si fueron bien invertidos los dine- la carta del 18 de enero de 1822. En
ros. Lo único que se sabe es la asigna- ella se expresa en duros términos de
ción de la deuda externa inglesa, va- Francisco Roca, uno de los patriotas
lor que posiblemente fuera inferior a guayaquileños, hermano de Vicente
lo gastado con recursos ecuatorianos, Ramón Roca, quien sería presidente
particularmente guayaquileños. de Ecuador:
Bolívar, desde donde se encon-
traba, enviaba comunicaciones para La copia que tengo el honor de in-
que del producto de las recaudaciones cluir á V. E. manifiesta claramente
de la Aduana de Guayaquil se usaran los sentimientos del señor Francisco
Roca miembro de ese gobierno. Ella
los fondos para hacer pagos por com-
no solo hace creer que el Sr. Roca es
pras de barcos u otros recursos béli- un declarado enemigo del Gobier-
cos. La contabilidad del gobierno fue no de Colombia sino que induce a
40
No. 25 • Un encuentro con la historia
42
No. 25 • Un encuentro con la historia
tan temprano como 1822, buscando las de Alejandro Magno y Julio César,
nuevos campos para su ambición, pero habiéndole correspondido ser el
una nueva escena de lo que él con- Comandante Supremo de las Fuerzas
sidera su gloria. Él va al Sur, se apo- Aliadas, por antigüedad, Eisenhower
dera de un país, destruye el Congre-
fue electo, por manejarse con cualida-
so de Perú y se coloca como cabeza
despótica de un gobierno militar y des de estadista; esto posteriormente
allí renueva las villanías dictatoria- lo ayudó a ser Presidente de Estados
les de 1823 y 1814 de Venezuela. Por Unidos.
la fuerza de las armas, él separa una Patton solo pensaba en guerrear,
porción de Perú y la llama república había nacido para ser soldado, era au-
de Bolivia, de la cual él es su presi-
toritario y no tenía ningún tacto para
dente y protector.
tratar a sus subordinados. Las haza-
Ducoudray-Holstein continúa ana ñas militares de este último, como el
lizando todos los desaciertos que en desembarco en Anzio y recuperación
su opinión fueron cometidos por Bo- de Italia o la toma de Bastogne que
lívar. Juan Carlos Vela, en su ensayo, evitó la arremetida de los alemanes,
El Bolívar desconocido, comenta que los han quedado escritas en los libros de
libros le sirvieron a Karl Marx para es- estudios militares. Eisenhower era
cribir la biografía de Bolívar donde lo diplomático, escuchaba y lograba
critica severamente (ver ‹http://www. consensos.
simonbolivar. org/Principal/bolivar/ La personalidad de Bolívar, que
marx_bolivar.html›). incluía fuerte temperamento, relación
También ‹http://www.marxists. de amor y odio con sus amigos y cola-
org/espanol/m-e/1850s/58-boliv. boradores, y gran prepotencia (como
htmhttp://www.marxists.org/es- hacer el siguiente brindis: “Hoy hace
panol/m-e/1850s/58-boliv.htm›). treinta y nueve años que he nacido
tres veces: para el mundo, mi gloria
Las palabras de Ducoudray-
y la República”), además de su falta
Holstein contra Bolívar son muy fuer-
de experiencia política, lo llevó al os-
tes. En ellas el autor no cuestiona la
tracismo. A los quiteños los tachó de
brillantez y capacidad militar, duda
bochincheros, de Sucre, su más cer-
del Libertador como político y jefe
cano colaborador, no tuvo buenas ex-
de Estado. No siempre los grandes
presiones e incluso pretendió quitarle
visionarios o militares tienen cualida-
méritos cuando comparó las victorias
des de estadistas, ni son pragmáticos.
de Bomboná y Pichincha.
Durante la Segunda Guerra Mundial,
Estados Unidos tuvo dos excelentes En una carta enviada a Santan-
generales: George Patton y Dwight der le comenta sobre ese tema:
Eisenhower. El primero fue extraor-
dinario militar, se conocía las estra-
tegias militares de los más grandes
generales de la historia, incluyendo
43
(…) Sucre tenía mayor número de moderna del cesarismo que había
tropas que yo y menos el número de malogrado la república romana. A
enemigos (…). La victoria de Bom- partir de 1826, Bolívar comenzó a
bona es mucho más bella que la de ser visto, también, como un nuevo
Pichincha. César. Benjamin Constant resumiría
La pérdida de ambos ha sido igual ese desencanto hacia la figura del Li-
y el carácter de los enemigos muy bertador en un discurso ante el Par-
desigual. lamento francés: “No, la dictadura
El general Sucre no sacó más ven- nunca es un bien; la dictadura nun-
tajas que yo (…), él se ha cogido la ca es lícita. Nadie está lo suficiente-
copia de nuestras conquistas. mente por encima de su país y de su
tiempo para tener derecho a deshe-
William Tudor, cónsul de Estados redar a sus ciudadanos” Si hace 200
Unidos en Lima, refiriéndose a la re- años, los fundadores de Hispanoa
lación de Bolívar con La Mar, expresa: mérica imaginaron repúblicas sin
democracia, hoy, en América Latina,
parecen construirse democracias sin
En ninguna otra instancia ha sido
república [….]. El ascenso del auto-
su hipocresía [la de Bolívar] más
ritarismo de izquierda en la última
profunda que en el caso de La Mar.
década desplazó el péndulo al otro
He visto cartas de Bolívar a él, ex-
extremo: reelección indefinida, con-
presándole su más profunda admi-
trol de la sociedad civil y los medios
ración y amistad y como persona
de comunicación, capitalismo de
indicada para ejercer la Presidencia
Estado, caudillismo. A 20 años de
del Perú […], mientras que ha usado
la caída del muro de Berlín, todos
toda su influencia para expulsarlo
los países latinoamericanos, menos
del Perú […], y lo ha llamado polí-
Cuba, son democráticos, pero la de-
ticamente cobarde.
mocracia vive amenazada por la cri-
El historiador Rafael Rojas, en su sis de los valores republicanos que
decidieron la ruptura con la monar-
artículo El bicentenario y la tradición,
quía absoluta
publicado en el diario español, El País Atribuir a Bolívar una “concepción
el 22 de enero 2009, comenta: democrática revolucionaria”, “anti-
burguesa” o “anticapitalista”, como
Para aquellos fundadores de la His- hizo el presidente Hugo Chávez en
panoamérica moderna, el arquetipo su discurso de toma de posesión, el
del estadista republicano era George 10 de enero de 2007, es, cuando me-
Washington, quien en 1796, a pun- nos, una burla a dos siglos de estu-
to de cumplir su segundo mandato dios bolivarianos en Iberoamérica.
presidencial, declinó postularse a Ese Bolívar protomarxista no solo
una segunda reelección y se retiró es cuestionable desde las conocidas
a la vida privada en Mount Ver- ideas de Marx sobre Bolívar, sino
non. Desde 1808, esos pensadores desde los propios textos políticos y
comenzaron a contraponer la figura constitucionales del Libertador. Con
de Washington a la de Napoleón, a el Bolívar de Chávez sucede como
quien vieron como una encarnación con el Martí de Fidel Castro: dos es-
44
No. 25 • Un encuentro con la historia
45
LA MATANZA DEL 2 DE AGOSTO DE 1810
Javier Gomezjurado Zevallos*
L
uego del golpe del 10 de Agos- buscaron una solución intermedia
to de 1809 e instalada la Junta para no dejar la Junta Suprema, la
Suprema, ésta terminó por des- cual consistió en encargar su direc-
baratarse, no solo por la contrarrevo- ción al vetusto Conde, tomando en
lución que el depuesto presidente de cuenta su ofrecimiento de no perse-
la Audiencia Manuel Urriez, conde guir a los revolucionarios. El pueblo,
Ruiz de Castilla, había venido prepa- que no había sido tomado en cuenta,
rando y que a mediano plazo surtió rechazó dicho nombramiento, y una
efecto; sino también por el errado ac- multitud enfurecida invadió violenta-
cionar político de la Junta, cuyos in- mente el palacio y reclamó a gritos su
tegrantes –autores de la revolución– derecho para hacer tal designación. El
terminaron desertando de la misma, nombramiento quedó sin efecto.
surgiendo la idea de algunos de sus Juan de Dios Morales y Manuel
vocales de retituir en el poder al de- Rodríguez de Quiroga, cerebros del
crépito conde Ruiz de Castilla. golpe de agosto, intentando salvar la
En efecto, luego de la renun- revolución, optaron por el menor de
cia del marqués de Selva Alegre a la los males, y propusieron a Juan José
presidencia de la Junta a principios Guerrero y Matheu como reempla-
de octubre de 1809, así como de otros zante de Selva Alegre. El inflexible
miembros –algunos de ellos nobles Mariano Villalobos, patriota que des-
que no apoyaban las ideas radicales confiaba de marqueses y de nobles,
de autonomía e inmediata indepen- rechazó enérgicamente esta designa-
dencia–, los vocales que quedaron ción; ello le costaría su vida en agosto
de 1810. Sin embargo y dejando de
lado los nombres propuestos por los
* Historiador y Doctor en Sociología y líderes populares, tales como el del
Ciencias Políticas. Docente universitario. marqués de Villa Orellana y el de José
Miembro Correspondiente de la Acade-
Javier Ascázubi para conducir la Jun-
mia Nacional de Historia. Subdirector
de la Sección Académica de Historia y ta, se terminó designando a Guerre-
Geografía de la Casa de la Cultura Ecua- ro, quien lejos de ofrecer ventajas a la
toriana Matriz, y Miembro de la Casa de causa revolucionaria, sirvió más bien
la Cultura Núcleo de Esmeraldas. Autor
para precipitar los acontecimientos
de varios libros y artículos monográficos
sobre temas históricos, genealógicos, so- hacia el desenlace fatal.
ciológicos y costumbristas.
46
No. 25 • Un encuentro con la historia
47
trados al Conde; pues éste, una vez
apoyado por las tropas limeñas, dio
órdenes de arresto contra los próce-
res. Esta posición ambivalente adop-
tada por Salinas, luego de las capitu-
laciones, le hizo creer que no estaría
en la mira de una posible revancha
por parte de Ruiz de Castilla. Sin em-
bargo Salinas se equivocó; mas no
podemos tampoco acusar al Conde
de toda la atrocidad que se cometería,
pues era ya un anciano, que además
se había convertido en títere de Arre-
dondo.
El 4 de diciembre de 1809, el
prócer Salinas se hallaba en su casa Dr. Antonio Ante
situada en la Plaza Mayor, contigua al
Ayuntamiento y oyó el rumor de gen- inquietud, desasosiego, y los ciuda-
te alarmada. Se asomó con su familia danos querían escapar donde sea
a la ventana y vio que atravesaban la o esconderse en cualquier lugar. Se
plaza escoltados los doctores Morales cerraron las tiendas, se abandonaron
y Juan Pablo Arenas, en dirección al los talleres, los negocios y las faenas.
Cuartel Real. La misma escolta regre- Todo quedó abandonado, las campa-
só luego y en momentos en que Sali- nas se silenciaron y las calles estaban
nas se sentaba a la mesa del comedor, desiertas. Fue el día del hambre, del
le fue presentada la orden de prisión. sobresalto, de las despedidas y de las
Con aspecto al parecer sereno, salió lágrimas; y entre la gente se hicieron
con los esbirros de Arredondo, ascen- testamentos verbales y se dejaron ins-
dió al pretil de la Catedral para seguir trucciones y disposiciones reserva-
al mismo cuartel y desde allí dirigió das.
el último saludo de despedida a su
Por su parte, el marqués de Sel-
atribulada esposa, que le miraba con
va Alegre escapó con su hermano
ansiedad.
Pedro Montúfar, su hija Rosa y su
Por las calles, la gente veía tran- cuñada Nicolasa Guerrero; se ocul-
sitar a escoltas armados, rompien- tó en sus propiedades de Puñaví y
do cerrojos, allanando habitaciones, Suyu, volvió unos días a Quito, y, en
capturando individuos y llevándolos diciembre de 1809 y desde el obraje
presos a la cárcel, al presidio –fren- de Chillo, Montúfar huyó a sus pro-
te al Carmen Bajo- o al Cuartel Real, piedades que tenía en Angamarca.
ocupado por los pardos. En la po- El gobierno realista lo atacó y fueron
blación había alarma, desconcierto, tomados presos su hermano Pedro y
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No. 25 • Un encuentro con la historia
49
do con los resplandores huidizos de
la gloria. Estas grietas que parten la
unitaria reciedumbre de su personali-
dad, le colocan en un punto equidis-
tante de la traición y el heroísmo, la
humanizan en la plenitud de su des-
asosiego. Eso es lo que fue Salinas: un
hombre que sentía la luminosa llama-
da del heroísmo y que a la vez se sen-
tía enraizado a la tierra movediza en
que el miedo a la muerte hace olvidar
el amor a la gloria. El traidor es infra-
hombre y el héroe un super-hombre.
Salinas fue “nada menos que todo un Manuela Cañizares
hombre”.
A la una y treinta de la tarde del
Las semanas subsiguientes se 2 de agosto de 1810, las campanas de
receptaron las declaraciones del resto la Catedral comenzaron a tocar a re-
de los detenidos. Defensas, alegatos y bato. Unos pocos civiles, desprovistos
recusaciones iban y venían, así como de armas de fuego, asaltaron el presi-
los días transcurrían con los próceres dio frente al Carmen Bajo, tomaron de
presos en las malolientes y húmedas sorpresa a la guardia, se proveyeron
mazmorras del Cuartel Real. Las au- de fusiles, y ante los desconcertados
toridades reales mostraron siempre soldados, liberan a los presos. Libe-
una parcialidad en contra de aquellos rados y asaltantes se dirigen hacia el
detenidos, y la sentencia, ansiosa- Cuartel Real, donde se acantonaron
mente esperada, nunca se dio ya que los zambos limeños. Con la compli-
los acontecimientos se precipitaron, cidad de algún guardia, los patriotas
en los que tuvo culpa el anciano Con- ingresan al cuartel. El capitán Nicolás
de quien tejió el trágico desenlace. Galup les sale al encuentro sable en
Ante los rumores sobre una mano y uno de los asaltantes le atra-
autorización concedida por Ruiz de viesa el corazón con la bayoneta del
Castilla para que saquearan la ciudad fusil y cae muerto.
las tropas realistas, el 7 de julio de Era casi las dos de la tarde y
1810 se produjo una asonada popular comienza la intentona de liberar a
para protestar contra esas probables los presos. Pero, ¿dónde se hallaban
noticias, la cual fue apaciguada. A ellos? Hoy, los visitantes que acuden
consecuencia de ello, Ruiz de Casti- al Museo del Cuartel o Museo de
lla y Arredondo ordenaron al capitán Cera, se preguntan cómo en ese pe-
Fernando Bassantes victimar a los pa- queño sótano pudieron estar cerca de
triotas reducidos en prisión al menor cuarenta personas y ser asesinadas.
indicio de insurrección pública. La Pues la verdad reside en el hecho de
muerte estaba ya decretada.
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No. 25 • Un encuentro con la historia
51
portado entre los cadáveres que de- Fuentes
bían velarse en San Agustín, donde
fue auxiliado por los curas agustinos.
De la Torre, Carlos,
Nicolás Vélez había salido unos días
1990 La revolución de Quito del 10 de Agosto de
antes cuando fingió estar loco y se 1809, Quito, Ediciones, BCE.
salvó. Borrero, Manuel María,
Una vez terminada la matan- 1960 La revolución quiteña: 1809-1812, Quito,
za les robaron todo, incluido sus ro- Editorial Espejo.
pas interiores, dejándolos desnudos. Mena, Claudio,
Consumado el sangriento sacrifico de 1997 El Quito Rebelde: 1809-1812, Quito, Abya-
los próceres, los soldados sedientos Yala.
de venganza, muerte, saqueo y viola- De Guzmán, Manuel,
ción, salieron a las calles y sembraron 2009 Quito Luz de América, Quito, ANH / UNAP.
el terror en la ciudad, bajo la orden del
oficial Bassantes de matar quiteños.
El resultado fue cerca de 300 muertos
y 200 heridos. Ese día fue el epílogo
de la primera gesta de independencia
que había iniciado casi un año antes,
el 10 de Agosto de 1809. Lo que ven-
drá luego, será ya otra historia.
52
DE LOS OFICIOS DEL VERBO Y LA PACIENCIA
Pedro Arturo Reino Garcés*
M
e salisteis al paso a decirme Me salisteis al paso y me sor-
que no estaba bien el “pa- prendisteis con los ojos llenos de
recer” Que debía asumir el tinta, y me obligáis a entender cómo
“ser”, porque había suficientes pala- salen las luciérnagas a repartir la luz
bras en la fuente del parque o de la a las estrellas. Os aseguro que me im-
plaza –metáfora del manantial que pactasteis en pleno vuelo, meditando
tiene la montaña– de las que estaba de qué parte de las palabras es que les
bebiendo la muchedumbre, nuestra nacen alas, y por qué los significados
muchedumbre que a veces es bandada tienen la misma duración que la pa-
que crece bebiendo de su propio vue- ciencia. Yo sé que caminamos juntan-
lo; y otras veces es rumor de viento do muchos labios en espera de miel
que se agita entre las ramas de los últi- y de vinagre. Y si así es la vida, estoy
mos bosques. Si me miráis con buenos decidido a compartirla de modo pú-
ojos, encontraréis que soy un matorral blico, aceptando el hecho de que está
repleto de olores silvestres y un espa- matizada de certeza. Todo irá de la
cio para los nidos más seguros. mano entre el ser y el parecer.
Tengo mis espinas heredadas Un proverbio chino dice que “Si
de todas las generaciones de donde no cambiamos la dirección de nues-
vengo, crecidas espontáneamente en tros pasos, terminaremos llegando
días de sol y en los insomnios que es allí, a donde nos dirigimos”. Tan solo
cuando germina la constancia. Pero caminar no es esforzarse. El parecer
también tengo mis flores para deleite de lo que tengo vivido, frente a la pre-
de colibríes que aprenden a volar con sente designación, se convierte en ser,
la memoria, buscando el néctar sutil porque acabáis de cambiar de direc-
de la palabra, acomodándose a descu- ción a mi destino.
brir pistilos, igual que los poetas des- Y es que resulta peligroso tran-
cubren la vida en la gota de verdad, sitar por el camino del parecer. La
la que nos servimos, saboreando el apariencia es un disfraz de las ofertas.
encanto de un instante. Puedo deciros que conmigo podréis
poner nuevos faroles en la luna, pero
* Discurso de incorporación de Pedro
para ello tendréis que recorrer el ca-
Reino como cronista vitalicio de la ciu- mino de la poesía o del absurdo. Re-
dad de Ambato. Viernes 27 de agosto de capacitemos en que la locura tiene su
2010.
53
parte sublime y que al otro lado de con la que los griegos vieron todo lo
esta medalla está la torpeza con sus que en su gramática fue sustantivo,
vendas negras amarradas a la irre- si no hemos sido capaces de cultivar
flexión y al empecinamiento. un adjetivo de acuerdo a la edad que
Me habéis encontrado con los nos tocó experimentar las mareas de
dedos llenos de tinta y con los ojos la vida, sencillamente no hemos exis-
repletos de lontananzas. Me habéis tido: amor, honradez, tolerancia, soli-
descubierto, convertido en un ente daridad, respeto, vehemencia pueden
que viene y va desde otras muertes; ser cosechas de una siembra ontológi-
y ahora puedo ser el que vuelve y se ca. Lo demás será el ejercicio de una
aferra a otras vidas, incluyendo las mentida agricultura: codicia, abuso,
del futuro. Desde siempre, y más aún precio, esclavitud, violencia, torpeza,
ahora: todas las vidas me pertenecen, enriquecimiento ilícito, esbirrismo,
todas las vidas incluyendo sus res- autoritarismo, vanagloria, vanidad,
pectivas muertes. Eso sí, nada tengo vanavida y vanamuerte. Entendamos
que ver con los cadáveres, porque en que la muerte tan solo es un límite, no
todas partes y en todos tiempos hue- es el resumen de nada ni de nadie.
len mal. El balance es cosa de la memoria
Soy y somos los prójimos de que queda flotando en los demás; y,
todo aquel que siente. El que no sien- hasta ahora, la memoria, que es his-
te no tiene prójimos. Y el que siente toria, tiene la posibilidad de trascen-
tiene dos opciones con las que acepta der como palabra, abstracción de los
su mundo: se alegra, o sufre porque sucesos, constancia inverosímil que
le duele. Siempre he sabido que al fin tiene vida de péndulo entre la acep-
de cuentas, todos nosotros solo somos tación y el rechazo, la identificación o
y seremos palabras. Somos y seremos el repudio; y, otra vez, el ser y el pare-
los verbos que por un tiempo tene- cer, porque así es la atmósfera que go-
mos carne y nervios, algún hueso pa- bierna nuestro imaginario. Es nuestro
sajero y un corazón que procuramos azul o nuestro gris; es nuestra agua
que sea memoria perpetua de nuestra cuando palpitamos como peces; y es
sombra. nuestro aire cuando somos pájaros
viajeros que creemos que volamos a
La ceniza y el barro en el labe-
lo que creemos que puede ser nuestro
rinto de los enigmas se han vuelto
destino.
nervios, como las nervaduras de las
flores que llevan la savia desde la Viviré, desde ahora más que des-
tierra hasta los pétalos o hasta las de ayer, pensando en vuestras cons-
esencias que agradan al olfato. Allá tancias, dando testimonio de la luz y
volveremos a devolver a la tierra de la sombra. Seré como una estatua
nuestras intrascendencias biológicas. que hable cuando deba. Seré de carne
Pero si no somos palabra, si no he- y bronce, genio y figura. Procuraré ser
mos cultivado el verbo y la sustancia más plural hasta sentir que me puedo
54
No. 25 • Un encuentro con la historia
Rondador
Tócame también por este lado,
soy costilla flaca de mis indios.
Tócame debajo de mi carne
y escucharás mi melodía de hambre.
Tócame en el carrizo de mis huesos
y gemirá este graderío de aire
que tengo clavado en mis adentros.
Tócame un yaraví
tengo un vacío en mi costado.
Entóname un danzante de combate
para que suene el ala de mi cóndor
que es el último rondador que va en
el aire.
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EL HOMBRE DE LA LÁMPARA DE PETROMAX
Cuento de Martha Chávez Negrete
S
iempre llevaba una cajetilla Full El rostro de Leonidas acercán-
Speed pero nunca encendedor. dose con un Full Speed en la boca fue,
Recuerdo haber alargado mi como era de esperarse, lo último que
mano para darle fuego más veces de vi de él. Pero diez años después de
las que yo mismo fumaba. El lo hacía su muerte, me topo con el nombre de
como si el cigarrillo no le significase Leonidas en la portada de un nuevo
cosa alguna. Apenas una excusa para libro con la facilidad de quien agarra
detenerse y escuchar, como cuando ju- el diario. Todos lo escriben y los co-
gaba con su anillo, sacándoselo y po- mités lo estudian y las universidades
niéndoselo o haciéndolo girar suave- asumen que un título post mortem
mente alrededor de su dedo. Algunos celebraría su vida. Sólo te daré mi ra-
sostenían, en cambio, que el jueguito queta en algún partido post mortem,
del anillo evidenciaba lo poco que le le contestó un día Leonidas, frente a
importaba llevarlo puesto; tal expli- la mesa de ping-pong, a cierto inge-
cación me pareció pertinente sólo al nuo que quiso pedírsela prestada.
principio, porque al conocerlo com- Y sonrió infantilmente ante nuestra
prendí que era absurdo buscar deta- acostumbrada derrota, como si se
lles que lo descubran; cualquier cosa dedicase al ping-pong y no hubiese
que él hiciese, cualquiera, revelaba su derrotado a nadie ni nada más, como
desapego a ciertas convenciones. El si no hubiese hecho que un trozo de
gesto del anillo y el Full Speed acom- nuestras vidas fuese extraordinario.
pañaron muchas de nuestras pregun- Los documentos y libros me
tas. Era como si el humo tuviese la llegaron a los pocos días, junto a un
propiedad de difuminar nuestras po- preciso calendario de las activida-
sibles torpezas para encarar verdades des a realizarse durante el home-
que para él eran tan naturales como el naje. Confirmaban mi intervención,
sentido común, tan simples y obvias programada para las diez horas del
como el girar de un anillo. treinta y uno de agosto, calificándola
Se le enviará la documentación ne- de valiosa y enriquecedora para el fin de
cesaria para sustentar su presentación, recordar una figura de la talla de… La fi-
decía el comunicado de los organiza- gura de tal talla era Leonidas, por lo
dores. Lo leí con una sensación que menos ahí estaba su nombre a conti-
no lograba entender, algo cercano al nuación de la frase pero algo seguía
extrañamiento. sin encajar, yo seguía recibiendo las
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No. 25 • Un encuentro con la historia
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a quien la venta de la custodia po- me podrían entregar, qué significa
dría servir, habría transmutado los esa palabra después de diez años de
diamantes en cuerpos, los zafiros en tu ausencia. Tú apoyabas tu raqueta
brazos, los topacios en voces pero le desgastada en el mesón mientras pre-
dijeron que sería un descaro conver- parábamos algo de comer entre parti-
tir sus siglos pétreos en vida, que se das, nunca la dejabas hasta hacernos
contente con que la custodia se exhi- trizas; tu cábala empezaba a conocer-
ba en fechas sacras y no en fríos mu- se, ni siquiera se atrevían ya a pedirte
seos, lejos de nuestra santa ciudad, la raqueta prestada. Mi escritorio se
que mejor se dedique a incitar a que rebela; no permite que le imponga
las gentes la sirvan de rodillas y le orden alguno y las anotaciones para
murmuren cosas del Cielo, que para mi intervención se dispersan. Me en-
escuchar está el Cielo no nosotros; tran ganas de fumarme un Full Speed,
acaso no le parecía que cien libras de aunque sólo sea para ver si, por obra
custodia lo representaban bastante de la gracia en la que eras experto, el
bien; las esmeraldas sí saben prestar humo aparece con algo de tu claridad.
oídos compasivos a los piadosos y los Faltan diez horas para la inaugu-
rubíes logran dignificar las vidas de ración de las jornadas de homenaje.
quienes les oran. Que no se atreva a
Es verdad todo lo que dicen de
denigrar la fe poniéndola en venta. Sí,
ti: una figura de la talla de. Soy testi-
un atrevimiento sin nombre; de nom-
go así que me toca hablarles, es bueno
bre Leonidas.
que escuchen, podría contar la histo-
El lugar de la custodia aún exhi- ria de la custodia, que resume la de tu
be su vacío seco y yo pienso, Leoni- vida, pero no sé por qué sigo pensan-
das, en lo que perdieron ya hace años, do en cuánto nos reíamos al verte cus-
calculo el tiempo real que ese sitio todiar tu vieja raqueta; es que no hay
lleva hueco; los adornos virtuales no idea ni palabra que no me haga volver
son tan nuevos, aunque ahora mismo a lo que no está en los programas ni
me abrume no comprender por qué en los libros acumulados tristemente
me envían correo tras correo para que sobre mi escritorio. Quizás si no me
hable de ti, llenándome de precisio- hubiesen hecho tantos envíos, como
nes para el correcto desenvolvimiento de si me fueras desconocido. Cómo ex-
tan magno evento; tantas, que ya hay plicarte desde un podium si eras un
un cerro de papeles en el tacho de re- cigarrillo, una partida de ping-pong
ciclaje que me pesa un mundo a pesar y la calidez de una lámpara de petro-
de que ni siquiera lo puedo ver. Escu- max. De pronto te extraño demasiado
cho el tono del icono titilante que me como para verte desaparecer detrás
anuncia la llegada de nuevo material de un honoris causa.
de apoyo y enseguida se me convierte
Faltan sólo cinco horas para mi
en el suave golpeteo de una pequeña
intervención y la cancelaré.
bola de ping-pong. Ignoro qué apoyo
58
No. 25 • Un encuentro con la historia
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