(Colin Rowe) Las Matemáticas de La Vivienda Ideal
(Colin Rowe) Las Matemáticas de La Vivienda Ideal
(Colin Rowe) Las Matemáticas de La Vivienda Ideal
La belleza tiene dos orígenes: uno natural y uno por costumbre. El natural
proviene de la geometría y consiste en la uniformidad, es decir, en igualdad y proporción.
La belleza por costumbre es producida por el uso. del mismo modo que la familiaridad
engendra amor por cosas que no son bellas en sí mismas. E n eso estriban, precisamente,
la mayoría de errores, aunque la prueba verdadera sea siempre la belleza natural o la
belleza geométrica. Las figuras geométricas son por su naturaleza más bellas que las
irregulares: el cuadrado y el círculo son las más hermosas, seguidas del paralelogramo y
el óvalo. Las líneas rectas sólo tienen dos posiciones bellas: la posición perpendicular
y la horizontal; todo esto deriva de la naturaleza y es, por tanto, una necesidad, ya que
la única firmeza es la posición enhiesta.
Sir Christopher Wren. Parentalia
Tal vez éstos sean los sueños de Virgilio, cuya libre interpretación
ha hecho que, en el transcurso del tiempo, se viesen engrosados con todas esas
ideas de la virtud romana, la excelencia, el esplendor imperial y la decadencia que
sirven para reconstruir imaginativamente el mundo antiguo. Tal vez Palladio se
hubiese sentido a sus anchas en los paisajes de Poussin -con todo su portentoso
aparato de antigüedad-; y es posible que lo más fundamental de, ese paisaje, y
el sorprendente contraste entre el cubo aislado y su ubicación en un paisaje
agreste, entre el volumen geométrico y la naturaleza aparentemente incólume,
sea lo que origine la alusión romana de Le Corbusier. Si la arquitectura de la
Rotonda sirve de escenario a una vida óptima, en Poissy actúa de telón de fondo
de una vida Iíricamente eficiente; y, aunque la pastoral contemporánea aún no
haya sido aprobada por el uso convencional, la nostalgia virgiliana continúa ha-
llándose presente, al menos en apariencia. Desde los tocadores higiénicamente
equipados, o en una pausa al subir las rampas. el recuerdo de las geórgicas no
Fig. 1. Diagramas analíticos de Malcontenta
y Garches.
puede por menos de interponerse; y tal vez la referencia histórica sirva incluso
para añadir un estímulo cuando el automóvil se pone en marcha de regreso a París.
Plano libre.
Fachada libre.
Esqueleto independiente.
Ventanas alargadas o paneles de cristal.
Pilotes.
Techo -jardín.
Y el interior provisto de «armarios» y desprovisto del entorpecimiento de
los muebles.5
El sistema estructural de Palladio exige casi necesariamente que se
repita la misma distribución en todos los pisos del edificio, mientras que la sus-
tentación en puntos permite a Le Corbusier una distribución flexible; aunque am-
bos arquitectos sostengan puntos de vista que no se hallan plenamente justifica-
dos por las razones que nos ofrecen. La sólida estructura de las paredes, según
Palladio, exige una absoluta simetría; el esqueleto de un edificio, proclama Le Cor-
busier, requiere una libre distribución. Ambas posiciones podrían ser, cuando
menos parcialmente, exigencias personales de su depurado estilo. pues son muchos
los edificios asimétricos de estructura tradicional que continúan en pie y no me-
nos los de esqueleto moderno cuya distribución convencional sigue siendo satis-
factoria.
En ambos edificios existe un piano nobile en la primera planta, que
se halla comunicado con el jardín por medio de una terraza o pórtico y una esca-
lera (o varios tramos de ella). En la Malcontenta esa planta principal forma un
vestíbulo cruciforme, con dos suites de tres habitaciones cada una y dos escale-
ras dispuestas simétricamente a su alrededor; en Garches, sin embargo, no hay
nada que pueda ser descrito con igual facilidad. En Garches existe un vestíbulo
central y dos escaleras; pero mientras una de ellas ocupa una posición similar
a las de la Malcontenta, la otra ha descrito un giro de noventa grados. Además
el vestíbulo de entrada es visible desde este nivel a través de una abertura asi-
métrica practicada en el suelo; y la terraza (que corresponde al pórtico de la Mal-
contenta) se ha convertido en parte de un volumen metido hacia adentro que obli-
tera la línea de soporte, situada en una relación mucho menos perceptible respecto
a la estancia principal. Por tanto, en Garches, la forma cruciforme sólo perdura a
modo de vestigio (¿no se podría pensar que viene sugerida por el ábside del co-
niedor?); y, en consecuencia, en lugar de la centralidad del espacio principal de
Palladio, se logra un equilibrio en forma de Z consolidado al meter una pequeña
biblioteca en la sala principal. Finalmente, mientras en la Malcontenta hay un evi-
dente eje en forma de cruz, en Garches este movimiento transversal insinuado
por los vacíos centrales de las paredes laterales sólo alcanza un desarrollo implí-
cito y fragmentario.
Las paredes de la Malcontenta comprenden el tradicional muro sólido
perforado por aberturas verticales, con énfasis central en el pórtico y acentos
subsidiarios en las ventanas laterales situadas hacia los extremos de la fachada.
El doble saliente en el centro del edificio que sustenta los frontones superiores del
tejado viene expresado. en un frente, por una única puerta y, en- el otro, por un
motivo de baños romanos»; y, horizontalmente, la pared también se adapta a las
tres divisiones primarias: base; piano nobile, que corresponde al orden jónico del
pórtico; y ático añadido. La base tiene el papel de sólido saliente, de soporte con-
sistente, sobre el cual descansa la casa; pero mientras el piano nobile y el ático
reciben un tratamiento rústico, la base es tratada como una superficie plana y la
sensación de que sobre ella descansa un peso todavía mayor se alcanza gracias
a esta inversión elevadamente emotiva del orden corriente.
Las dos principales consonancias que más contentan el oído, por el con-
senso de toda la naturaleza, son la quinta y la octava; porque la primera elévase radical-
mente. surgida de la proporción entre dos y tres. Y la otra del doble intervalo, entre uno
y dos, o entre dos y cuatro. etc. Ahora bien. si transportamos estas proporciones de lo
audible a los objetos visibles, aplicándolas del modo más idóneo.... de ambas obtendre-
mos a buen seguro el grácil y armónico contento de la vista.'