Técnicas - Capítulo 9 - SABINO Carlos
Técnicas - Capítulo 9 - SABINO Carlos
Técnicas - Capítulo 9 - SABINO Carlos
Panapo, Caracas
Capítulo 9
LA RECOLECCION DE LOS DATOS
De acuerdo al modelo del proceso de investigación por el que nos estamos guiando (v.
supra, 3.2) se aprecia que, una vez obtenidos los indicadores de los elementos teóricos y
definido el diseño de la investigación, se hace necesario definir las técnicas de
recolección necesarias para construir los instrumentos que nos permitan obtener los datos
de la realidad.
Un instrumento de recolección de datos es, en principio, cualquier recurso de que se
vale el investigador para acercarse a los fenómenos y extraer de ellos información. Dentro
de cada instrumento concreto pueden distinguirse dos aspectos diferentes: forma y
contenido. La forma del instrumento se refiere al tipo de aproximación que establecemos
con lo empírico, a las técnicas que utilizamos para esta tarea; una exposición más
detallada de las principales se ofrece al lector en este mismo capítulo. En cuanto al
contenido éste queda expresado en la especificación de los datos que necesitamos
conseguir; se concreta, por lo tanto, en una serie de ítems que no son otra cosa que los
mismos indicadores que permiten medir las variables, pero que asumen ahora la forma de
preguntas, puntos a observar, elementos a registrar, etc. De este modo, el instrumento
sintetiza en sí toda la labor previa de investigación: resume los aportes del marco teórico
al seleccionar datos que corresponden a los indicadores y, por lo tanto, a las variables o
conceptos utilizados; pero también expresa todo lo que tiene de específicamente empírico
nuestro objeto de estudio pues sintetiza, a través de las técnicas de recolección que
emplea, el diseño concreto escogido para el trabajo.
Es mediante una adecuada construcción de los instrumentos de recolección que la
investigación alcanza entonces la necesaria correspondencia entre teoría y hechos. Es
más, podríamos decir que es gracias a ellos que ambos términos efectivamente se
vinculan. Si en una investigación los instrumentos son defectuosos se producirán,
inevitablemente, algunas de las dificultades siguientes: o bien los datos recogidos no
servirán para satisfacer los interrogantes iniciales o bien los datos que obtengamos
vendrán falseados y distorsionados, porque el instrumento escogido no se adecua al tipo
de hechos en estudio. En ambos casos habrá habido, seguramente, uno o varios errores
en las etapas anteriores del proceso de investigación. Será entonces necesario volver
hacia atrás (cosa que es mucho más frecuente de lo que el lector se imagina) y revisar las
diferentes tareas realizadas, hasta alcanzar una mejor resolución del problema.
Situadas así en su perspectiva, pasaremos a estudiar las principales técnicas de
recolección de datos que suelen emplearse, no sin antes hacer algunas precisiones
acerca de los tipos de datos que se presentan al investigador.
9.5. La entrevista
La entrevista, desde el punto de vista del método, es una forma específica de
interacción social que tiene por objeto recolectar datos para una investigación. El
investigador formula preguntas a las personas capaces de aportarle datos de interés,
estableciendo un diálogo peculiar, asimétrico, donde una de las partes busca recoger
informaciones y la otra es la fuente de esas informaciones. Por razones obvias sólo se
emplea, salvo raras excepciones, en las ciencias humanas.
La ventaja esencial de la entrevista reside en que son los mismos actores sociales
quienes proporcionan los datos relativos a sus conductas, opiniones, deseos, actitudes y
expectativas, cosa que por su misma naturaleza es casi imposible de observar desde
fuera. Nadie mejor que la misma persona involucrada para hablarnos acerca de todo
aquello que piensa y siente, de lo que ha experimentado o proyecta hacer.
Pero existe un inconveniente de considerable peso que reduce y limita los alcances de
esta técnica. Cualquier persona entrevistada podrá hablarnos de aquello que le
preguntemos pero siempre nos dará la imagen que tiene de las cosas, lo que cree que
son, a través de toda su carga subjetiva de intereses, prejuicios y estereotipos. La propia
imagen que el entrevistado tiene de sí mismo podrá ser radicalmente falsa y, en todo
caso, estará siempre idealizada de algún modo, distorsionada, mejorada o retocada
según factores que no es del caso analizar aquí, pero que nunca podemos prever en
detalle.
Este problema nos obliga a dejar fuera de esta técnica a un campo considerable de
problemas y de temas que, por lo anterior, son explorados mejor por medio de otros
procedimientos que en tales casos resultan más confiables. Por otra parte nos obliga a
utilizar, a veces, caminos indirectos, mediante preguntas que alcancen nuestro objetivo
elípticamente, utilizando todo tipo de rodeos. Es clásico de ejemplo de que las personas
nunca contestan la verdad respecto a sus ingresos personales en dinero, ya sea porque
los disminuyen (ante el temor de estar frente a algún tipo de inspector de impuestos o
porque suponen que pueden recibir alguna ayuda), o porque los aumentan (con fines de
ostentación social o para reforzar su autoestima).
Tal como en este caso, el lector podrá imaginar una amplia variedad de preguntas a las
que los entrevistados sólo nos proporcionarían respuestas inexactas o falsificadas,
cuando no una reacción adversa que interrumpa toda comunicación.
Para que una entrevista obtenga éxito es preciso prestar atención a una serie de factores
aparentemente menores, pero que en la práctica son decisivos para un correcto desarrollo
del trabajo. Así, es importante que la apariencia exterior del entrevistador resulte
adecuada al medio social donde habrá de formular sus preguntas, evitando innecesarias
reacciones de temor, agresividad o desconfianza. El entrevistador, aparte de este aspecto
formal, deberá ser una persona de por lo menos una cultura media, que comprenda el
valor y la importancia de cada dato recogido y la función que su trabajo desempeña en el
conjunto de la investigación. Tendrá que ser mentalmente ágil, no tener prejuicios
marcados frente a ninguna categoría de personas y, sobre todo, ser capaz de dejar hablar
libremente a los demás, eliminando por completo todo intento de convencerlos,
apresurarlos, o agredirlos por sus opiniones. La entrevista deberá realizarse a las horas
más apropiadas para las personas que responden, teniendo en cuenta que su posible
duración no afecte la confiabilidad de los datos.
Queremos destacar que las entrevistas no son excluyentes con respecto a las técnicas de
observación vistas en el punto anterior (9.4), ya que ambos procedimientos pueden ser
combinados sin ninguna dificultad, tratando precisamente de compensar sus ventajas y
desventajas, con lo que se puede lograr una información mucho más confiable y amplia.
Así, en muchas encuestas, hay datos que el entrevistador recoge mediante la observación
y no mediante preguntas, como por ejemplo las características de la vivienda, la edad del
respondente, etc.
Parece apropiado, además, despejar aquí la confusión que siempre vincula a las
entrevistas con las encuestas. Ni son la misma cosa, aunque las encuestas se realicen
generalmente por medio de entrevistas, ni ambas son técnicas diferentes aplicables a
distintos casos. La encuesta, como ya lo discutimos in extenso en el punto 6.4.3, es un
modelo general de investigación, un diseño o método, que se apoya fundamentalmente
en una técnica de recolección que es la entrevista, aunque también utiliza observaciones
y datos secundarios.
Además pueden utilizarse entrevistas en otros tipos de diseños, como en los estudios de
caso y experimentos, sin que por ello estemos en presencia de una encuesta. Lo que
vulgarmente se llama entrevista, por otra parte, es una técnica que en realidad se
denomina entrevista no estructurada y lo que suele llamarse encuesta es igual a lo que
denominamos, en metodología científica, entrevista estructurada. Por eso no tiene sentido
hablar de entrevistas y encuestas como dos técnicas diferentes sino de entrevistas
estructuradas o no que se aplican dentro de determinados diseños de investigación:
encuestas, estudios de caso, etc.
Pasando ahora a la clasificación de los diversos tipos de entrevistas diremos que ellas
pueden ordenarse como una serie, de acuerdo principalmente a un elemento: su grado de
estructuración o formalización. Al igual que cuando estudiábamos la observación científica
(v. supra, 9.4) podemos decir que las entrevistas más estructuradas serán aquellas que
predeterminan en una mayor medida las respuestas a obtener, que fijan de antemano sus
elementos con más rigidez, mientras que las entrevistas informales serán precisamente
las que discurran de un modo más espontáneo, más libre, sin sujetarse a ningún canon
preestablecido. Los distintos tipos de entrevista quedan representados esquemáticamente
en el esquema de la página anterior.