T. Lengua 8° Pal
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Eje temático
1
Conducta de entrada – pre saberes - saberes previos – exploración
(Contenido teórico sencillo, claro y si es posible con ejemplos para orientar mejor al estudiante. Sin fotos.)
Es un proceso que consiste en la transmisión de información desde un punto de origen hasta un punto de
llegada. Este es un proceso por medio del cual damos a conocer a otros nuestras experiencias, necesidades
deseos, etc. A través de un sistema de signos, propios de los seres vivientes.
El ser humano, desde su etapa primitiva, ha tenido la necesidad de comunicarse y para ello se ha ingeniado
y creado diferentes formas y medios. Fue capaz de quemar la parte interna de un tronco de un árbol y de
colocar encima la piel de un animal para formar así un tambor, con el cual emitía sonidos ya codificados que
trasmitía desde largas distancias. Las señales de humo, los destellos enviados por espejos, las palomas
mensajeras, los ruidos que imitaban el canto de los pájaros, reflejaban la búsqueda de soluciones para cubrir
esa necesidad. A medida que los grupos humanos ampliaban sus actividades de vida, de comercio, de
guerra, de organización gubernamental, sus medios de comunicación se hacían más complejos. Por ello,
luego de satisfacer sus compromisos locales, se vieron en la necesidad de expandir estos medios de
comunicación y alcanzar largas distancias. Ya no era suficiente depender de mensajeros durante las
acciones bélicas. El ingenio humano pudo crear el telégrafo, el cual fue perfeccionándose hasta evolucionar
en el teléfono, luego la radio, mucho después la televisión, actualmente, la computadora, la televisión por
cable, los satélites de comunicación. Estos últimos, como respuesta a la demanda de una comunicación de
masas, como lo ha sido la cinematografía y la prensa escrita.
LA COMUNICACIÓN.
El Romanticismo nació en el Reino Unido en el siglo XVII para hablar de las novelas de la época. Y desde
comienzos del siglo XIX se aplica al arte. Las pinturas de la época expresan sentimientos de pasión,
predominan la variedad de colores, luz y sombras haciendo la pintura más natural. Se pintaron algunos
animales Salvajes y Domésticos, como el león, el caballo y algunas escenas de caza y varias pinturas de
personas del común. Fue determinante la pintura de Oleo, la acuarela y el lienzo.
Entre los pintores del Romanticismo tenemos a:
José Gutiérrez de la Vega.
José Casado del Alisal.
Francisco de Goya.
Frederick Church.
El Romanticismo empezó en Inglaterra y Alemania a finales del Siglo XVIII. Fue un movimiento cultural,
artístico y literario que se extendió a otros países, como América y Europa en el siglo XIX. El termino
Romanticismo se relaciona con el amor, y como movimiento fue contrario a la Ilustración y al Racionalismo,
dándole prioridad a los sentimientos, la naturaleza, al hombre como ser y a la vida.
Algunos representantes del Romanticismo; fueron:
Gustavo A. Bécquer.
José de Espronceda.
Johan WolfganyVon.
Edgar Allan Poe.
Víctor Hugo.
Los Hermanos Grimm.
El teatro fue una de las mayores expresiones del Romanticismo. En sus actos se representaban las
costumbres, lo mismo que la situación política y cultural de la época.
A mediados del siglo XIX surge en Francia el Realismo con escritores como Stendhal, Flaubert, Balzac, en
los escritores se reflejan situaciones de la vida cotidiana, se dan explicaciones exactas y claras de lo que era
la sociedad en ese momento, y la descripción de personajes se adentran en lo Psicológico y lo físico. Sus
contenidos temáticos se enfocan hacia un cambio social, donde se propugna porque desaparezca la
imposición de leyes. Hay también una crítica de la sociedad de las costumbres, de los grupos sociales y de la
burguesía. Igualmente, se cuestiona la forma como gobiernan los representantes.
El costumbrismo es un movimiento literario que busca representar con gran fidelidad los hábitos sociales de
una comunidad. Estos rasgos y caracteres aparecen íntimamente ligados al argumento. Surge como
reacción al romanticismo y se encarga de incorporar, de una manera muy natural, actitudes y prácticas
cotidianas de las personas para hacerlas ver más reales. La literatura costumbrista está dedicada a la
representación de las costumbres de una región de un país en particular y en determinada época. Se busca
exaltar lo propio, lo autóctono para reforzar el sentido de nacionalismo, sin exageraciones patrióticas ni
alabanzas a la naturaleza. El costumbrista hace una mezcla equilibrada de literatura e historia; su eficacia
no radica en análisis sociológicos sino en su poder para sorprender y divertir al lector relatando costumbres
y hábitos. El Costumbrismo, más que un género, es un elemento que invade todos los géneros y que se
convierte en una forma más de afirmación del ser nacional e histórico. Aspecto muy importante para una
sociedad que empieza a reconocer y saber del significado de la soberanía. El Costumbrismo atraviesa la
literatura desde el siglo XIX
y tiene su momento más célebre en la tertulia bogotana de El Mosaico, con su propia publicación, editada e
impulsada por José María Vergara y Vergara. Dando un gran salto en el tiempo, la figura de Eduardo
Caballero Calderón se erige como paradigma en nuestra literatura. El escritor bogotano retrató muy bien al
hombre colombiano y americano como resultado de una raza mixta de español, indígena, negro. Sus
narraciones relatan la vida de los colombianos, sus gustos, sus costumbres, su identidad, para denunciar
injusticias. Su paso por el periodismo está marcado por la calidad de sus escritos y las posturas sólidas y
coherentes frente a las situaciones de la vida social, política y cultural del país.
La descripción minuciosa de lo real inmediato: se considera que muchos de los textos costumbristas
convirtieron la literatura en una forma de interpretar la cultura, las creencias y tradiciones de la sociedad.
Rescate de lo pintoresco y del color social: en el costumbrismo se habló de lo existente de manera tan clara
que los lectores podían verse reflejados en las obras. Manejo particular del lenguaje: se dio espacio para los
diálogos a través de los cuales se reconstruyen las imágenes de los personajes. Los diálogos se
transcribieron con tanta exactitud, que no queda la duda del personaje que habla. Temas de la literatura
costumbrista. Vida rural y campesina: no solo se habla de las tradiciones, también se habla de las
creencias, del vestuario y de las formas de expresión. Personajes representativos de la sociedad: a través
de la creación de personajes como los sacerdotes, maestros, brujas, hacendados, policías, entre otros, que
surgen de la cotidianidad, se buscó criticar a la sociedad. Encuentro entre el campo y la ciudad: el rechazo
a la nueva visión del mundo que debilita las tradiciones fue otro de los intereses de los costumbristas el
lenguaje particular de los distintos grupos sociales: el lenguaje se convirtió en una temática costumbrista.
Se presentan juegos lingüísticos y expresiones regionalistas que crean complicidad entre los interlocutores.
Crítica a la guerra: la crítica al conflicto bélico no se hace directamente, está puesta ahí, para que el lector
infiera lo que piensan los protagonistas de la contienda y cómo están siendo afectados.
José María Vergara y Vergara. (Bogotá, 1831- 1872) Escritor y crítico literario colombiano. Organizó y dirigió
la Academia Colombiana de la Lengua, creada a imagen de la española. Es autor DE cuadros
costumbristas al modo de Fernán Caballero (Las tres tazas y otros cuentos, 1863) y novelas (Olivas y
aceitunas, todas son unas, 1868), así como de una extensa obra de crítica literaria (Historia de la literatura
en Nueva Granada, 1867). Eduardo Caballero Calderón (Bogotá, 1910 - 1993) Novelista, periodista,
ensayista, diplomático y político colombiano dotado de una prosa fácil y diáfana, que se vinculó al
periodismo en 1938 y durante años utilizó el seudónimo de Swann. Era hijo del general Lucas Caballero. En
su primera novela, El Cristo de espaldas (1952), mostró un gran dominio del lenguaje y de la construcción
novelística, así como su gran capacidad imaginativa. Obra testimonial pionera dentro de la narrativa
colombiana, trató del fenómeno más persistente de la historia del país, el de la violencia. El hilo conductor,
los problemas de dos hermanos, el uno liberal y el otro conservador, le sirvió para escribir dos de sus siete
novelas restantes: Caín (1968).
Evidencias de aprendizaje
(Actividades de comprensión o resolución de problemas, ejercicios, resolución de cuestionarios,
organización de videos y otros)
ACTIVIDAD 2. Realiza un mapa conceptual con los medios de comunicación, y explica sus
1. En la comunicación humana:
a. El canal lo constituyen sólo las ondas sonoras.
b. Sólo se da a través de un código lingüístico.
c. El código puede ser verbal y no verbal.
d. No aparece en comunidades lingüísticas ágrafas.
9. En el enunciado: “Todas las lenguas naturales son sistemas altamente estructurados que se
hallan en permanente evolución “El elemento de la comunicación que destaca nítidamente es
el:
a. Referente
b. Receptor
c. Emisor
d. Código
ACTIVIDAD 4.
9. Los protagonistas de las obras teatrales románticas actúan movidos, principalmente, por...
a. El respeto a las tradiciones populares
b. La rebeldía contra la sociedad y el amor
c. El respeto a las leyes
d. Ninguna de las opciones
10. ¿En qué año se dice que comienza el Romanticismo en España?
a. En 1808, coincidiendo con el levantamiento popular contra la invasión napoleónica
b. En 1840, coincidiendo con la aparición de las primeras novelas de corte realista
c. En 1833, coincidiendo con la vuelta de los exiliados españoles
d. En 1812, coincidiendo con la promulgación de las Cortes de Cádiz.
ACTIVIDAD 6.
Evaluación
Responda las preguntas 1 a 15 con base de la lectura del texto: “crónica de una muerte anunciada”
3. Cuál de las siguientes opciones corresponde con mayor precisión a la situación del
narrador en la crónica?
a. Es un narrador omnisciente, salvo al relatar su propia vida
b. Es exclusivamente un narrador testigo
c. Es un narrador autobiográfico
d. Combina con los papeles del narrador – testigo con narrador – cronista
5. En la novela se indica que Divina Flor “se sabía destinada a la cama furtiva de Santiago Nasar”
debido a que:
a. Lo deseaba en secreto
b. Su madre así lo había prometido a Santiago Nasar
c. No había mujer que pudiera resistirse a los encantos de Santiago Nasar.
d. Lo había pronosticado la echadora de cartas del pueblo.
14. El día del crimen Santiago Nasar vistió de blanco por qué:
a. Tenía la piel delicada y el blanco le protegía del sol.
b. Se vería mejor después de la ingesta alcohólica de la noche anterior.
c. Era la llegada del obispo y él quería besar su anillo.
d. Quería impresionar a Ángela Vicario.
La Vorágine.
Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia.
Nada supe de los deliquios embriagadores ni de la confidencia sentimental ni de la zozobra de las miradas
cobardes. Más que el enamorado, fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica. Con todo,
ambicionaba el don divino de amor ideal, que me encendiera espiritualmente, para que mi alma destellara
en mi cuerpo como la llama sobre el leño que la alimenta. Cuando los ojos de Alicia me trajeron la
desventura, había renunciado ya a la esperanza de sentir un afecto puro.
En vano mis brazos -tediosos de libertad- se tendieron ante muchas mujeres implorando para ellos una
cadena. Nadie adivinaba mi ensueño. Seguía el silencio en mi corazón Alicia fue un amorío fácil; se me
entregó sin vacilaciones, esperanzada en el amor que buscaba en mí. Ni siquiera pensó casarse conmigo
en aquellos días en que sus parientes fraguaron la conspiración de su matrimonio, patrocinados por el cura
y resueltos a someterme por la fuerza. Ella me denunció los planes arteros.
-Yo moriré sola -decía-: mi desgracia se opone a tu porvenir.
Luego, cuando la arrojaron del seno de su familia y el juez le declaró a mi abogado que me hundiría en la
cárcel, le dije una noche, en su escondite, resueltamente:
- ¿Cómo podría desampararte? ¡Huyamos! Toma mi suerte, pero dame el amor.
¡Y huimos! Aquella noche, la primera de Casanare, tuve por confidente al insomnio. Al través de la gasa del
mosquitero, en los cielos límites, veía parpadear las estrellas. Los follajes de las palmeras que nos daban
abrigo enmudecían sobre nosotros. Un silencio infinito flotaba en el ámbito, azulando la transparencia del
aire. Al lado de mi chinchorro, en su angosto catrecillo de viaje, Alicia dormía con agitada respiración. Mi
ánima atribulada tuvo entonces reflexiones agobia-doras: ¿Qué has hecho de tu propio destino? ¿Qué de
esta jovencita que inmolas a tus pasiones? ¿Y tus sueños de gloria, y tus ansias de triunfo, y tus primicias
de celebridad? ¡Insensato! El lazo que a las mujeres te une lo anuda el hastío. Por orgullo pueril te
engañaste a sabiendas, atribuyéndoles a esta criatura lo que en ninguna otra descubriste jamás, y ya
sabías que el ideal no se busca; lo lleva uno consigo mismo. Saciado el antojo, ¿qué mérito tiene el cuerpo
que a tan caro precio adquiriste? Porque el alma de Alicia no te ha pertenecido nunca, y aunque ahora
recibas el calor de su sangre y sientas su respiro cerca de tu hombro, te hayas, espiritual-mente, tan lejos,
de ella como de la constelación taciturna que ya se inclina sobre el horizonte. En aquel momento me sentí
pusilánime. No era que mi energía desmayara ante la responsabilidad de mis actos, sino que empezaba a
invadirme el fastidio de la manceba. Poco empeño hubiera sido el poseerla, aun a trueque de las mayores
locuras; ¿pero después de las locuras y de la posesión?... Casanare no me aterraba con sus espeluznantes
leyendas. El instinto de la aventura me impelía a desafiarlas, seguro de que saldría ¡leso de las pampas
libérrimas y de que alguna vez, en desconocidas ciudades, sentiría la nostalgia de los pasados peligros.
Pero Alicia me estorbaba como un grillete. ¡Si al menos fuera más arriscado, menos bisoño, más ágil! La
pobre salió de Bogotá en circunstancias aflictivas; no sabía montar a caballo, el rayo del sol la
congestionaba, y cuando a trechos prefería caminara pie, yo debía imitaría pacientemente, cabestreando
las cabalgaduras.
Nunca di pruebas de mansedumbre semejante. Yendo fugitivos, avanzábamos lentamente, incapaces de
torcer la vía para esquivar el encuentro con los transeúntes, campesinos en su mayor parte, que se
detenían a nuestro paso interrogándome conmovidos:
-Patrón, ¿por qué va llorando la niña?
José Eustasio Rivera, Lo vorágine, Editorial Planeta, 1975
7. ¿Qué título le darías al fragmento que leíste de la obra de José Eustasio Rivera?
8. Subraya las descripciones que aparecen en el texto
9. ¿Por qué crees que Alicia no creyó o ni siquiera pensó en casarse con el protagonista, Arturo Cova?
10. ¿Cómo describe el protagonista Arturo Cova a Alicia?
11. ¿Qué quiere dar a entender el protagonista cuando dice: "toma mi suerte, pero dame el amor"?
12. ¿Cómo crees que son las condiciones climáticas en el lugar mencionado en el texto?
13. Lee nuevamente el texto y continúa la aventura de Arturo Cova y Alicia. Puedes incluir
más personajes y lugares diferentes donde se lleve a cabo la historia.
14. Haz un dibujo en el cual recrees la huida de Arturo Cova y Alicia.
15. Consulta una biografía del autor de La vorágine, José Eustasio Rivera.
Comprensión lectora:
Cuando el pirata Francis Drake asaltó a Riohacha, en el siglo XVI, la bisabuela de Úrsula Iguarán se asustó
tanto con el toque de rebato y el estampido de los cañones, que perdió el control de los nervios y se sentó en
un fogón encendido. Las quemaduras la dejaron convertida en una esposa inútil para toda la vida. No podía
sentarse sino de medio lado, acomodada en cojines, y algo extraño debió quedarle en el modo de andar,
porque nunca volvió a caminar en público. Renunció a toda clase de hábitos sociales obsesionada por la
idea de que su cuerpo despedía un olor a chamusquina. El alba la sorprendía en el patio sin atreverse a
dormir, porque soñaba que los ingleses con sus feroces perros de asalto se metían por la ventana del
dormitorio y la sometían a vergonzosos tormentos con hierros al rojo vivo. Su marido, un comerciante
aragonés con quien tenía dos hijos, se gastó media tienda en medicinas y entretenimientos buscando la
manera de aliviar sus terrores. Por último, liquidó el negocio y llevó la familia a vivir lejos del mar, en una
ranchería de indios pacíficos situada en las estribaciones de la sierra, donde le construyó a su mujer un
dormitorio sin ventanas para que no tuvieran por donde entrar los piratas de sus pesadillas.
En la escondida ranchería vivía de mucho tiempo atrás un criollo cultivador de tabaco, don José Arcadia
Buendía, con quien el bisabuelo de Úrsula estableció una sociedad tan productiva que en pocos años
hicieron una fortuna. Varios siglos más tarde, el tataranieto del criollo se casó con el tataranieto del
aragonés. Por Eso, cada vez que Úrsula se salía de casillas con las locuras de su marido, saltaba por
encima de trescientos años de casualidades, y maldecía la hora en que Francis Drake asaltó a Riohacha,
Era un simple recurso de desahogo, porque en verdad estaban ligados hasta la muerte por un vínculo más
sólido que el amor: un común remordimiento de conciencia. Eran primos entre sí. Habían crecido juntos en la
antigua ranchería que los antepasados de ambos transformaron con su trabajo y sus buenas costumbres en
uno de los mejores pueblos de la provincia. Aunque su matrimonio era previsible desde que vinieron al
mundo, cuando ellos expresaron la voluntad de casarse sus propios parientes trataron de impedirlo. Tenían
el temor de que aquellos saludables cabos de dos razas secularmente entrecruzadas pasaran por la
vergüenza de engendrar iguanas. Ya existía un precedente tremendo.
Una tía de Úrsula, casada con un tío de José Arcadia Buendía, tuvo un hijo que pasó toda la vida con unos
pantalones englobados y flojos, y que murió desangrado después de haber vivido cuarenta y dos años en el
más puro estado de virginidad porque nació y creció con una cola cartilaginosa en forma de tirabuzón y con
una escobilla de pelos en la punta.
Una cola de cerdo que no se dejó ver nunca de ninguna mujer, y que le costó la vida cuando un carnicero
amigo le hizo el favor de cortársela con una hachuela de destazar. José Arcadia Buendía, con la ligereza de
sus diecinueve años, resolvió el problema con una sola frase: «No me importa tener cochinitos, siempre que
puedan hablar». Así que se casaron con una fiesta de banda y cohetes que duró tres días. Hubieran sido
felices desde entonces si la madre de Úrsula no la hubiera aterrorizado con toda clase de pronósticos
siniestros sobre su descendencia, hasta el extremo de conseguir que rehusara consumar el matrimonio.
Temiendo que el corpulento y voluntarioso marido la violara dormida,
Úrsula se ponía antes de acostarse un pantalón rudimentario que su madre le fabricó con lona de velero y
reforzado con un sistema de correas entrecruzadas, que se cerraba por delante con una gruesa hebilla de
hierro. Así estuvieron varios meses. Durante el día, él pastoreaba sus gallos de pelea y ella bordaba en
bastidor con su madre. Durante la noche, forcejeaban varias horas con una ansiosa violencia que ya parecía
un sustituto del acto de amor, hasta que la intuición popular olfateó que algo irregular estaba ocurriendo, y
soltó el rumor de que Úrsula seguía virgen un año después de casada, porque su marido era impotente. José
Arcadia Buendía fue el último que conoció el rumor.
-Ya ves, Úrsula, lo que anda diciendo la gente -le dijo a su mujer con mucha calma. -Déjalos que hablen dijo
ella-. Nosotros sabemos que no es cierto.
De modo que la situación siguió igual por otros seis meses, hasta el domingo trágico en que José Arcadio
Buendía le ganó una pelea de gallos a Prudencio Aguilar. Furioso, exaltado por la sangre de su animal, el
perdedor se apartó de
José Arcadio Buendía para que toda la gallera pudiera oír lo que iba a decirle.
-Te felicito -gritó-. A ver si por fin ese gallo le hace el favor a tu mujer.
José Arcadio Buendía, sereno, recogió su gallo. “Vuelvo en seguida”, dijo a todos. Y luego, a Prudencio
Aguilar:
-Y tú, anda a tu casa y ármate, porque te voy a matar.
Diez minutos después volvió con la lanza cebada de su abuelo. En la puerta de la gallera, donde se había
concentrado medio pueblo, Prudencio Aguilar lo esperaba. No tuvo tiempo de defenderse. La lanza de José
Arcadio Buendía, arrojada con la fuerza de un toro y con la misma dirección certera con que el primer
Aureliano Buendía exterminó a los tigres de la región, le atravesó la garganta. […]
Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, Grupo Editorial Norma, 2007.