Epistemo Ameghino Filosofía PDF
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científicas-filosóficas
María Eugenia Onaha†
Resumen
Florentino Ameghino (1854-1911) fue la primera gran figura de la ciencia argentina que alcanzó mayor trascendencia
internacional. Autodidacta, puso por alto el prestigio científico del país sin más fuerzas que su formidable tesón y el
apoyo de su hermano Carlos, y sin más financiamiento que los exiguos fondos obtenidos de una librería, negocio que
manejo en la ciudad de La Plata.Sin perjuicio de esta limitada condición, Ameghino produjo obras que no tuvieron
igual en su tiempo como Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina, que le
valió la medalla de oro en la Exposición Universal de París, o Filogenia, principios de clasificación transformista en
el año 1884 donde expresó su adhesión a la teoría evolucionista. Su obra Filogenia, lo ubicó entre las pocas figuras
mundiales del enfoque paleontológico de la biología evolutiva. Se distinguen tres etapas en su vida científica: La
primera, dedicada a las exploraciones del suelo pampeano y a estudios sobre la antigüedad del hombre en América,
desde 1875 a 1882. La segunda, más trascendente. Vuelto de Europa fue realizando un monumental estudio de cientos
de fósiles, que interpretaba a la luz del evolucionismo darwiniano, que estaba recién desarrollándose entre los
naturalistas. Finalmente, entre 1907 y 1911, vuelve Ameghino a su primitiva dedicación: el hombre fósil,
descripciones de los primeros habitantes, sus industrias y culturas En su obra Ameghino expone dos leyes. Y para
justificar su interpretación de la evolución orgánica, escribe acerca de temas filosóficos. Este trabajo tiene por
objetivos: dar a conocer las leyes que formuló y realizar un primer análisis acerca de sus ideas científicas-filosóficas
en torno a la evolución en el contexto histórico de su época.
1. Introducción
Florentino Ameghino (1854-1911) fue la primera gran figura de la ciencia argentina y la que
alcanzó mayor trascendencia internacional. Destacado por sus trabajos en paleontología, geología
y antropología, tuvo una trayectoria de vida particular, debido a que fue un autodidacta que puso
por alto el prestigio científico del país con su trabajo independiente, ayudado por su hermano
Carlos, y los fondos obtenidos de una librería.
Sin perjuicio de esta limitada condición, Ameghino produjo obras que no tuvieron igual en su
tiempo como la monumental Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la
República Argentina, que le valió la medalla de oro en la Exposición Universal de París, o
Filogenia, principios de clasificación transformista en el año 1884 donde dio cuenta de su
adhesión a la teoría evolucionista, lo que provocó un gran revuelo en el ambiente científico
nacional, a tal punto que Bartolomé Mitre hizo referencia a esta obra en el diario La Nación y la
Universidad de Córdoba lo llamó a ocupar la cátedra de Zoología y poco después le otorgó el título
de doctor honoris causa. Su obra Filogenia basada sobre leyes naturales y proporciones
matemáticas, lo ubicó entre las pocas figuras mundiales del enfoque paleontológico de la biología
evolutiva. En su obra Ameghino expone dos leyes que se aplican a sus descubrimientos
†
Facultad de Ciencias Naturales y Museo. CIC, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Para contactar al autor,
por favor escribir a: [email protected].
Florentino Ameghino, las leyes de la evolución y sus ideas científicas-filosóficas 601
Publicó artículos en los diarios locales y escribió al director de la revista Journal de Zoologie,
Paul Gervais su primer contacto con estudiosos europeos. En esta carta sintetizaba los resultados
de sus búsquedas antropo-paleontológicas en Mercedes. Así comienza una colaboración científica
y personal que irán creciendo y fortificándose con el tiempo. También se relacionó con la Sociedad
Científica Argentina de Buenos Aires a quien remite un estudio sobre el hombre fósil, pero que no
fue publicado. Los miembros del jurado consideraron insuficientemente fundadas las conclusiones
de sus Memoria sobre los terrenos cuaternarios y no aceptar como resuelta la existencia del hombre
fósil en la pampa. No obstante, el episodio no fue contrario a Ameghino pues le permitió vincularse
a dos de los más prominentes miembros de la Sociedad, con quienes debió actuar en gran parte de
su vida: Francisco Moreno, el primer investigador que penetrara en la Patagonia y Estanislao
Zeballos, juvenil excavador del túmulo de Campana.
En 1877 es nombrado director titular de su escuela municipal. Al año siguiente renuncia al
cargo de director y viaja a Europa para ir a la Exposición Internacional en París. El comité
organizador había dado preferencia a las sesiones científicas y varios coleccionistas de fósiles y
objetos prehistóricos habían sido instados a exhibirlos y Ameghino decidió ir personalmente
convencido de que sus hipótesis serían mejor recibidas en Paris que en Buenos Aires. Allí presentó
un Catálogo especial para la sección antropológica y paleontológica de la República Argentina,
con lo cual estrechó amistad con Henri Gervais, que fue su consejero y maestro en cuestiones
paleontológicas. Tuvo oportunidad de acompañar al profesor De Mortillet en una excursión a las
canteras de Chelles, yacimiento rico en objetos de la industrial del hombre cuaternario; su técnica
geológica adelantó considerablemente al lado de ese maestro, no siendo menores los beneficios
que obtuvo tratando a Cope, Capellini, Quatrefages, Schmidt, Gaudry, Flower y otros y visitando
los principales museos de Francia, Bélgica e Inglaterra. En Europa sin más recursos que sus
colecciones, se vio en la necesidad de vender una parte de ellas en 120.000 francos no sólo para
afrontar los gastos del viaje sino para editar La antigüedad del hombre en el Plata (Ingenieros,
1957, pp. 18-19).
A mediados de 1881 regresó a Buenos Aires, con 27 años consagrado por la opinión de los
más distinguidos naturalistas y casado con Leontina Poirier, joven parisina. Sin trabajo y sin
dinero, resolvió establecer un comercio de librería y papelería llamado “El Glyptodon” En la
trastienda del local siguió reuniendo material de estudio.
Ese año presentó sus colecciones a la Exposición Continental de Buenos Aires, redactando un
Catálogo Explicativo; sintetizó sus ideas generales sobre La edad de la Piedra reafirmó sus ideas
transformistas con Un recuerdo a la memoria de Darwin: el transformismo considerado como
ciencia exacta (Ingenieros, 1957, p. 19).
Y en el año 1884 publicó su obra: Filogenia, allí dio cuenta de su adhesión a la teoría
evolucionista, lo que provocó un gran revuelo en el ambiente científico nacional, a tal punto que
Bartolomé Mitre hizo referencia a esta obra en el diario La Nación y la Universidad de Córdoba
lo llamó a ocupar la cátedra de Zoología y poco después le otorgó el título de doctor honoris causa.
Su actuación en Córdoba entre 1885 y 1886 fue muy eficaz. Cumpliendo con la función de
investigador y la de docente de una cátedra que casi no tenía alumnos y carecía de infraestructura.
Colaboró en el Boletín de la Academia de Ciencias desde el momento en que fue designado
miembro de la comisión directiva de esa entidad. Allí publicó un informe sobre nuevos fósiles
Florentino Ameghino, las leyes de la evolución y sus ideas científicas-filosóficas 603
que apareció a fines de 1911. Murió el 6 de agosto de 1911 en la ciudad de La Plata. A causa de
complicaciones resultantes de una diabetes, agravada por su resistencia a ser operado.
Ameghino advierte que las ideas de Darwin sobre la evolución abarcan el Universo entero, pero
que se circunscribirá en el terreno antropológico y paleontológico. Advierte Ameghino que no
repetirá hechos ya conocidos sino presentando materiales que prueban hasta la evidencia la teoría
de Darwin. Recuerda que el descubrimiento de la teoría de la evolución de Darwin está relacionado
a la historia del progreso científico argentino ya que aquí recogió los materiales de la teoría y tuvo
su primera idea. Y es sólo aquí en La Pampa donde ella puede encontrar su más evidente
comprobación. Después de aplicar sus ideas a demostrar el parentesco entre un pequeño armadillo
actual y un Megaterio fósil, explica la genealogía de algunos animales actuales de la Pampa
(Ameghino, 1937, pp. 41-56).
Sobre las ideas de Darwin y la serie animal sostiene que:
En un tiempo se creía que el reino animal estaba dispuesto en serie lineal continua como los eslabones
de una inmensa cadena; llamase la escala zoológica. Darwin y sus discípulos la llamaron la serie animal;
y la compararon, no a una cadena sino a un árbol inmenso, inmensamente ramificado, ramificaciones
que divergen entre sí a medida que nos acercamos a los tiempos actuales y convergen hacia un tronco
común cuanto más avanzamos en las profundidades de los tiempos pasados (Ameghino, 1937, p. 49).
Ameghino sostiene que el comparará igual la serie animal a un árbol, pero con el objeto de
encontrar nuevas leyes comprobatorias del transformismo.
Así lo explicaba:
El tronco del árbol representará el primer ser o los primeros seres imperfectos que aparecieron sobre el
globo. A medida que el árbol se desarrolla, el tronco se ramifica y empieza desde luego la lucha por la
existencia entre las diferentes ramas que se disputan el aire, la luz, el calor y la humedad. Las
ramificaciones continúan y la lucha aumenta, pero no todas las ramas tienen igual suerte. Las
secundarias, terciarias, cuaternarias representan sucesivamente las clases, ordenes, familias, etc. Las
últimas ramificaciones representan las especies; y las hojas que se renuevan permanentemente son los
individuos.
En la lucha por la vida sucede a menudo que algunas de las primeras ramificaciones privadas de luz por
otras, cesan en su desarrollo; estas representan los antiguos tipos inferiores que se han perpetuado
inmutables hasta nuestra época. Otras ramas abrazadas por el fuego de un rayo o despedazadas por un
huracán, se secan y los despojos caen al pie del árbol; estas ramas secas representan las formas de
animales actualmente extinguidos. Un día pasamos al lado del tronco del árbol y recogemos los despojos
de las ramas secas que encontramos en el suelo, estos despojos representan los fósiles que encontramos
en las profundidades del suelo. Las últimas ramificaciones del árbol, que se conservaban en pleno
desarrollo son las especies actualmente existentes (Ameghino, 1937, pp. 49-50).
De esta comparación Ameghino deduce dos leyes de la más alta trascendencia para el
transformismo o darwinismo:
1. Que muchas especies y géneros de animales han desaparecido no por trasformación, sino
por extinción sin dejar descendencia; son las ramas secas del árbol.
2. Que todos los animales actuales deben tener predecesores en las épocas geológicas
pasadas.
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Estas leyes encuentran en La Pampa una gran comprobación. Los fósiles de Typotherium,
Toxodon, Megatherium o del Glyptodon, representan las ramas secas del árbol, que se han
extinguido sin dejar descendencia.
Sobre la segunda ley dice Ameghino:
Está completamente comprobada en provincia de Buenos Aires. Todos los géneros de mamíferos
actuales de la Pampa se encuentran en estado fósil en el mismo lugar en que habitan sus descendientes
actuales (Ameghino, 1937, p. 50).
Ameghino se proponía saber si los terrenos pampeanos han sido formados momentáneamente por efecto
de una gran inundación, o son, por el contrario, el producto de la reunión de un gran número de causas,
que estuvieron en actividad durante un largo número de años y así el término diluvio o diluviano ya no
indicaría una data o fecha, sino una época o gran período de tiempo durante el cual habrían tenido vida
los numerosos seres organizados cuyos restos se encuentran en los terrenos que durante él se formaron;
y en consecuencia el término antediluviano sería mal aplicado, porque equivaldría a decir que tuvieron
vida anteriormente a una catástrofe que jamás ha tenido lugar. Así, sostiene Ingenieros que su propósito
no es, como se ve, simplemente descriptivo; si observa terrenos y colecciona fósiles, persigue fines
ideológicos más elevados. Tiene, ciertamente, a los veinte dos años preocupaciones que merecen en
nombre de filosóficas (Ingenieros, 1957, p. 158).
Y continua:
Las hipótesis rigurosamente mecanicistas de Filogenia, la concepción de los árboles filogenéticos de
los antepasados del hombre y hasta muchas clasificaciones geológicas o paleontológicas, están influidas
por el mismo criterio de llevar audazmente la imaginación más allá de los hechos. Es, por tanto, una
mente reflexiva y altamente especulativa, una verdadera mente filosófica (Marquez Miranda, 1937, p.
169).
Caponi, cita a Osvaldo Reig (1959, p.35) del siguiente modo a propósito de la obra Filogenia:
En este sentido vale recordar a Osvaldo Reig, cuando en el marco de la celebración del primer centenario
de la publicación de On the origin of species, se refería a Ameghino y decía: En este año de celebración
darwinista merece recordarse su libro Filogenia y sus otros ensayos transformistas. Ameghino no sólo
introdujo y luchó por el evolucionismo en Argentina; fue también pionero en la escala mundial en la
elaboración de los principios de la Paleontología y de la Morfología evolucionistas. [Filogenia] Es un
libro de Paleontología y Morfología filosóficas, como se usaba decir en la época. Su valor y su
significado no es menor que el de obras más o menos contemporáneas de destacados sabios
evolucionistas europeos y norteamericanos; y es muy anterior a grandes obras de similar propósito y
temática, como la Paléontologie Philosophique de Gaudry, aparecida en 1886 (Caponi, 2017, p. 18).
Según lo analizó Ranea, Ameghino publicó un conjunto de textos breves en los que trata de temas
propios de la especulación filosófica y teológica. Los temas que aborda tienen que ver con el
espacio y el tiempo, la materia y el movimiento, el origen de la vida y de la muerte, la inmortalidad
y Dios. En total se publicaron cuatro textos, tres de los cuales aparecieron publicados en la revista
La Pirámide, en 1899. Ellos son: Los infinitos, El infinito materia y La constitución de la materia
y el infinito movimiento. (Ameghino, 1913-1936, págs. 9-10, 13-14, 17-19, respectivamente) El
cuarto es Mi credo, que apareció como libro de 33 páginas en 1906. (Ameghino, 1906).
Posteriormente en 1935 aparece el tomo 19, donde aparecen otros cuatro escritos donde presenta
su visión del universo, la vida y de Dios. Ellos son: Ampliaciones a Mi credo, Origen y persistencia
de la vida (la materia, la vida la muerte y la inmortalidad, Nocion de espacio y noción de Dios y
una Nota a pie de página (Ameghino, 1913-1936, pp. 142-181, 183-581, 651-653, 188-211,
respectivamente) (Ranea, 2011, p. 137).
Con relación a Mi credo es una obra de síntesis completa y acabada de sus ideas generales.
Expone los principios más sencillos y por lo tanto más universales que explican la constitución del
espacio, la materia y la vida en el universo. No da a conocer cómo llegó a estos principios
universales, los da por justificados y los expone de manera axiomática (Ameghino, 1913-1936, p.
13). Los enunciados planteados no son especulaciones libres, sino el resultado de investigaciones
en astronomía, física, química y fisiología durante el siglo XIX. En su otra obra Origen y
persistencia de la vida indica que el objetivo es explicar la evolución como un fenómeno local no
exclusivo de la vida orgánica terrestre, sino que se extiende al universo entero (Ranea, 2011, p.
138).
Así lo explica Ameghino:
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La evolución se extiende al Universo entero: desde el éter hasta la materia cósmica, desde el átomo
hasta los cuerpos mal llamados simples, desde la materia inorgánica hasta la materia viva, desde el
organismo ínfimo, mononuclear, hasta la Humanidad, hay una serie continua (Ameghino, 1913-1936,
p. 216).
Según lo escrito por Tonni y Cione, Ameghino estaba imbuido de la concepción histórica de la
naturaleza desarrollada a partir del evolucionismo de Lamarck y especialmente Darwin, y de la
cual se nutre el positivismo de Spencer (Tonni & Cione, 1997, p. 38).
Al igual que Spencer:
intentó unificar la naturaleza con lo humano. Si algo caracteriza al positivismo finisecular es el rechazo
a la metafísica. Se nos ocurre que esa repugnancia a las explicaciones que no se refieren a la materia se
vislumbra, tenue, en ciertos parágrafos de Mi credo. Allí Florentino expresa: “No creo que la muerte
deba ser siempre una consecuencia inevitable y fatal de la vida” (Tonni & Cione, 1997, p. 39).
5. Conclusiones
Ameghino plantea en su obra Filogenia, como su subtítulo lo dice: principios de clasificación
transformista basados sobre leyes naturales y proporciones matemáticas.
En la introducción expone las ideas sobre evolución de Darwin, pero no da cuenta del principio
de selección natural, núcleo principal de la teoría de la evolución darwiniana pero sí habla de la
lucha por la existencia.
Cabrera señala: “Rindió culto a Darwin, en quien creía ver como el principal apostol del
evolucionismo, pero, por una singular paradoja, fue un verdadero lamarckiano y de un subido
matiz mecanicista” (Cabrera, 1944, p. 31).
Todas las explicaciones son lamarckianas pues se fundan en la transformación y la herencia de
las modificaciones.
Con los escritos filosóficos, que son parte de la tradición especulativa en la actividad científica
del siglo XIX, intentó justificar en forma axiomática su interpretación de la evolución orgánica
Florentino Ameghino, las leyes de la evolución y sus ideas científicas-filosóficas 609
Bibliografía
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