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El cine porno tiene ya más de cien años de antigüedad, y aunque en
algunas cosas ha cambiado mucho, en otras apenas se ha visto
alterado
Por
Héctor G. Barnés
10/05/2014 - 05:00 Actualizado: 16/05/2014 - 16:00
Una pareja de bien alimentados recién casados se divierten al lado del lecho
nupcial. Coquetean, se besan y el marido le señala a su mujer la cama. Ella
parece preguntarle si ya es la hora de dormir, y acto seguido comienza a
desvestirse, no sin antes hacer un gesto al espectador de que no debe mirar.
El primer porno francés no era tan diferente a lo que
se ha producido durante las últimas décadas
Las primeras películas se producían de forma aficionada (casi, casi como ahora),
y eran exhibidas en burdeles. Eran los conocidos como stag films (algo así como
“películas de machos”). En su primera etapa, como explica
un paper llamado The History of Modern Pornography, eran “crudamente
primitivas, obscenas, amateur, anónimas y de pobre calidad visual”. Cada país
tenía sus variantes; si en Estados Unidos los hombres tardaban bastante más en
conseguir el consentimiento de la mujer, en Francia eran mucho menos recatadas
y más proclives a probar prácticas que incluso resultan tabú hoy en día.
Castleman recuerda que aunque las prácticas sexuales no sean tan diferentes, sus
intérpretes sí lo son. Como vimos, las primeras actrices eróticas provenían del
mundo del espectáculo, cabareteras que dieron el salto al celuloide, y que
respondían al canon de belleza de su época. Sus pechos eran pequeños y sus
caderas, anchas. Los hombres eran delgados, nada atléticos, y el tamaño de su
miembro viril no era un factor decisivo. Obviamente, ni en uno ni en otro caso el
vello estaba depilado.
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