Poetas Salvadoreñas en Repertorio Americano
Poetas Salvadoreñas en Repertorio Americano
Poetas Salvadoreñas en Repertorio Americano
Repertorio
Americano, 40(14), 222-223.
Barriada
Berta Singerman
Rosa de Sarón,
arrullo de la tórtola.—
Eres amor que canta
quebrado en mil amores!
Eres… En el Cantar de los Cantares
la voz de la amada
y del amado… Eres.
La voz de los profetas en la tuya
es manantial que surte día a día.—
Rosa de Sarón,
arrullo de la tórtola.
Por tí la aurora nace
cuajada de cantares,
porque cuando la anuncias,
tu garganta
es flauta de cristal
que se derrama.—
Es la palabra exacta
cuando rompes el silencio!
Es exacto el arrullo y la ternura!
Es exacta en el tiempo tu palabra,
matizada de luz y de emociones.—
Berta de América,
argentinada flauta!
¿De dónde nos llegaste que has dejado
una emoción de siglos taladrando,
una angustia tronchada en mil arrullos
como un mar de emoción que nos envuelve?
¿A dónde va tu voz
estrella errante,
que no encuentre emoción para anidarla?
Berta de América,
argentinada flauta,
caracol del amor y la ternura,
expresión del ensueño ensimismado
con un rayo de sol
penetra el agua.—
Campanario
I
Yo tengo la canción del obrero en mi carne,
metida como clavos de seda entre mis huesos.
Para mi niño pobre
mi canción y mi verso,
desde el primer momento
le contarán del dulce golpear de los martillos.
Desde el primer momento
te enseñaré a sentirse
hermano de la estrella del corazón vecino.
II
Mi niño cuando crezca,
irá de calle en calle
aprendiendo a leer en las piedras del pueblo;
sabrá de la ternura que tienen las esquinas familiares
en los flexibles brazos de su madre morena.
Aprenderá a rezar en la oración del mar,
sabrá que son hermanos los niños y las niñas
cuando sepa el misterio del mar y de la estrella.
III
Mi niño cuando crezca,
aprenderá la historia
sobre mis manos mismas de provinciana errante,
sabrá de sus abuelos y de los padres de éstos
por todas las leyendas que de mis labios nazcan
para llenar la copa de sus oídos nuevos.
¡Levántate guerrillero:
corre a buscar tu cabeza
que se robaron los yankis
para mutilar América!
*
La División del Norte sabe que Nicaragua espera
la vuelta a Las Segovias… la muerte de la fiera…;
pica espuelas y arrienda por el claro camino
que regó con sus venas Augusto César Sandino…
la sombra barre adusta la mesnada asesina
que dejó en su reemplazo la infantería de marina…
I
La concepción perfecta de la vida
desciende de tu boca hasta la mía.
Cascada milagrosa de sonidos
mi palabra por nacer en tu palabra.
2
Mi mano para ti, sencilla y sin sortijas,
mi mano, como hermana de la estrella
que vaga por los montes
al extender sus alas la alborada,
para tí, junto a tí,
cuidando del remanso de los trigos,
del vuelo luminoso de los astros
y del fruto dorado de la vida.
3
Mi ser entero todo para ti,
desalojado y sereno para llenarlo tú,
mi ser que es como el alba habitación de un monje
a quien sólo visita la mañana, para ti,
y tú eres la mañana,
la alborada que estalla en luces estelares
bañando mis entrañas con el aroma nuevo
de la vida que empieza.
4
Seré tu compañera en la fatiga,
hermana y compañera en el cansancio
y amoldaré mi ternura a tu ternura
en la fresca alegría
que tiene los senderos florecidos
por cristales y flores luminosas,
seré tu camarada inseparable.
Ascenderé contigo a la victoria
y has de sentir por todos los caminos
mi cuerpo de labriega
que une a tu fuerza como un pequeño broche
la chispa de mi fuerza.
5
Amaré la verdad para adorarte
y he de ser para ti la más limpia verdad.
Perfecta y reposada
he de sorber la vida por tus cinco sentidos;
enjoyada no más por las hebras perfectas
de la luz que es tu mirada
avanzaré contigo,
envolviendo mi mundo
con la única palabra que los labios es fuerza:
Camarada.
El collar de mi cintura
Rimas de lo que él me dijo
en prosa.–A Luis.
Cipota
Contigo voy…
A Sof ía Knoll, pianista de la Compañía Pérez
Fernández, con la admiración que su personalidad
despierta.
Hijo…
*
Sapi tun tun
de mi corazón
ya susurra el viento
que viene mi amor.
Sapi tun tun
de mi corazón,
cuando haya venido
¿qué le diré yo?
Sapi tun tun
de mi corazón,
¡Mejor nada digo!
Ya se me olvidó!
Indio hermano…
Líder
Maternidad
Yo siento la emoción
que siente el duraznero
cuando pasa el invierno
y viven los renuevos.
Y siento como el árbol
salir hasta la piel,
el calor que da flores
y el olor que da miel.
Y siento en las entrañas
la cálida delicia
de la flor que temblante
sus frutos acaricia.
Y siento el universo
en mi vientre redondo…
Que dar hijos al mundo
es lo mismo en el fondo.
Mesón
Muchachito
Muchachito moreno
que vienes a mi escuela
a deletrear con risa
mi joven corazón,
tengo para tus manos
un borrador de nubes
y para tus dibujos
de cielo un pizarrón.
Y cuando tú me cantas
el “adiós, señorita”
que suena a mis oídos
como una bendición,
tengo para mis penas
la solfa de tus trinos
que llena de ternuras
mi novel emoción.
21-11-1943.
Bolaños, Pilar (1947). Para cantarle a mi niño. Repertorio
Americano, 43(16), 255.
El arroyo en la montaña
dormidito se quedó,
con sus cobijitas de agua
el pececito durmió.
Encajes de luna
y gotitas de oro,
para hacer tu cuna
mi dulce tesoro.
Encajes de espuma,
lirios de lucero,
para hacer tu cuna
maravillas quiero!
El dulce murmullo
del viento al pasar,
del ave el arrullo
para mi cantar.
La suave ternura
de un amanecer,
toda la dulzura
de madre y mujer.
¡Libertad..!
por los espacios.
21-11-1943.
Bolaños, Pilar (1943). Procesión. Repertorio Americano,
40(10), 151.
Procesión
A mi pueblo
Tus manos se alzan en guerra
como banderín de sangre;
la sangre que el viento viera
derramarse sobre el hambre.
Sobre las voces sin miedo
se va esculpiendo la hombría;
y lo que ayer fué lamento
ya es romance al nuevo día.
Hermanados en la pena
mis huesos los han sentido :
¡camaradas de mi tierra
muertos pero no vencidos!
Sobre sus bocas sin miedo
no volverá la alegría,
pero abrirán esos cuerpos
las puertas al nuevo día.
Mariposa de sol
cuajada en un vellón de lana suave,
diminuta y perfecta,
tu risa como gama de cristales
se suelta cuando empieza la mañana.
Panalito de cielo,
desde el marco de mis días extranjeros
he visto despertar
las estrellitas infantiles de tus ojos.
Mariposa pequeña que danzas en el viento,
fresca como las aguas,
alegre como la yerba de la esperanza.
Un arco de colores
desenredan tus manos,
muchachita que tienes la carne más sedosa.
“Cristal, oro y rosa”,
Como dicen los versos de Darío.
Caminante soy…
Este y aquel;
tú y yo.
Podemos contarnos con las manos,
los exiliados del siempre.
¡pero cuidado! Frankenstein,
la sangre humana,
es licor universal de vida
y nosotros estamos bautizados con ella.
Vivimos en cada sufrimiento
ya sea negro, blanco o amarillo.
El Alba nuestra será también de Oriente y Occidente;
florecerá en el Norte y en el Sur;
y para entonces, Frankenstein,
la Rosa de los Vientos esparcirá vuestras cenizas
sin piedad,
por los siglos de los siglos,
amén.
Clima de acción
Tú que trabajas,
abre los ojos y apréstate a la lucha.
La llama de la guerra incendia
pueblos enteros;
mutila sin piedad la infancia
que se levanta,
y escribe interrogaciones en cada día que empieza.
Tú que trabajas,
contesta:
El llamado
Centro América!
Garganta del Continente
propicia al grito unánime
de libertad y unión.
Centro América,
zona de rebeliones,
altar de sacrificios callados,
nudo vital del porvenir.
En marcha forzada
(Búsqueda)
(Retorno)
(Admonición)
Adivino en el tiempo
Para Tula van Severen
Alma
Atisbo
Bajo tu mirada
Diciembre, 1921.
Poemas de Cuscatlán
Cara y cruz
Crepuscular
Para mi buen amigo
Rodolfo Mayorga Rivas
..........................
Si fuéramos dos pájaros, y dos pájaros hermanos,
–¡oh dolor de estas cosas que sueñan los humanos!–
te seguiría, amigo, a países lejanos!...
28 de enero, 1922.
Cantos de la madre
Dime?
Dina
En la trágica muerte de mi
amiga del alma Dina Palacios.
Cien leguas a la redonda y fue repartiendo heridas…
niña más linda no había: Cayó un manto de silencio
ojos de avellana oscura sobre la gloria del día.
de mirada sorprendida, Llegó la noche, despacio,
frente de luna creciente, toda de luto vestida,
rizos de seda pajiza, la luna se puso un velo
talle de azucena fresca, por no ver lo que veía
cuello de garza marina, y se lloró todo llanto
voz de turpial en la fonda, sobre el lecho de la niña.
corazón de maravilla.
Cien leguas a la redonda ¿Muerte de dónde llegaste?
como ella no había. ¿Dónde estabas escondida?
¿Quién te abrió la puerta, ingrata?
Iba por mundo alegre, ¿Cómo entraste aborrecida?
alegre flor de la vida. ¿Por qué no saciar tu antojo
Iba tejiendo ilusiones en existencias marchitas?
con hebras de fantasía. ¿Por qué tan cruel complacerte
Llovía el sol, en el aire, en su fresca lozanía?
todo el oro de sus prismas, ¡Quién tuviera mil lebreles
las rosas de los rosales para cazarte, enemiga!
por encantarle lucían, ¡Quién pudiera arrebatarte
y Amor, divino y travieso, la linda flor de su vida!
entre canción y sonrisa Cien leguas a la redonda
por el monte y por el valle como ella no había.
jugando la perseguían,
y las campanas de Abril Va por el viento y la nube,
repicaban: ¡Din, din, Dina! por azules lejanías,
Cien leguas a la redonda va por el sol y el lucero
como ella no había. dulcemente sorprendida…
Canta en su corazón
Pero un día de mal, siete notas de alegría
—¡Ay Dios quién lo pensaría!— y baña la luz de Dios
se dobló como se dobla su bella cara encendida.
tallo de junco en la brisa. Música de las esferas
Sobre la almohada de pluma en el infinito vibra.
cirio y nardo parecía Eco de todos los mundos
y sus manos de blancura en el espacio palpita.
dos palomas ateridas. Cae la noche en la tierra
El dolor sacó su daga toda de gloria vestida,
Soneto
Para María y Mariano Coronado
Dos canciones
1 2
Dura lex
E C O S…2
Mujeres —Pero la que en el aire
todos desean
—¡A la misa, a la misa, es la campana-niña
que ya amanece!... de Nochebuena.
¡Ya la luz ha tocado
la palma verde! Sombra del indio
El arrullo
El misterio
El portalito
Cantos de la madre
El señor del sueño
Hijo, que ya son las siete,
ya baja la noche, tibia, Esconde el Señor del Sueño,
de la mano del silencio bajo su manto ceniza,
en carro de maravilla. polvo de cien mil colores
Regresaron las palomas en lindo frasco de prismas:
y arrullando se acarician. arco-iris, plata, nácar,
Guarda el zenzontle, en el nido, oro de la fantasía,
su gama de notas finas, lluvia de todo el milagro
y ranita esmeralda, sobre las frentes benditas.
en el agua de la pila, Entra sin abrir la puerta
ensaya las roncas voces y camina de puntillas…
de su pandereta antigua. Se oye un algo misterioso
Luciérnagas, a millares, y creemos que es la brisa…
como flores encendidas,
bailan en la yerba fresca Varita mágica tiene,
un baile de candelitas… y lentejuelas y cintas,
y juguetes que no vende
Hijo, que ya estás cansado. ninguna juguetería.
La actividad de tu día Regala unos caramelos
fué locura de carreras hechos de la miel más rica,
y fué desborde de risas. mazapanes y cajetas
Cierra tus ojos, precioso, con esencia de delicias.
—los ojos de mi alegría, — Cuenta los mejores cuentos,
aquí, sobre mi regazo, canta canciones muy lindas,
tu cuerpecito reclina, y adivina adivinanzas
y duérmete en paz, mi encanto, que nadie adivinaría.
duérmete, mi vida. Te ha de llevar de paseo
a tierras desconocidas,
Ya viene el Señor del Sueño por valles y por verjeles,
por esa luna amarilla por lagos de agua tranquila,
con su gran manto de sombra por una mar de zafiro
donde los ecos palpitan, con perlas en las orillas,
con sus zapatos de nube por bosques en los que crecen
y su gorro de neblina campánulas entre orquídeas,
y sus barbas blancas, blancas, y donde vientos que soplan
como escarcha nuevecita. son música nunca oída.
Ya viene por esa luna,
por esa luna amarrilla.
Esbozo de un poeta2
Estampa de Tolón2
Eva a Adán
Hermanos
Himno a la vida
Hombre nuevo
Mareas ascendentes
se la ofrecían inicial… creciendo…
y más honda que el pulso y el deseo
iba, fija y errante,
por el sonoro rumbo de los viajes.
……………………………………………..
Entre la niebla, el hombre,
— sucio de remolino y de misterio—,
recordaba el color de los retratos,
el jugo de las hojas
y la categoría de la tierra.
Ni la casa tranquila,
ni la harina con miel y con manzana,
ni el wiskey del barril a media noche,
lograron detener aquel impulso,
ni aquel vaivén de muertos entre sales
llamando siempre con su voz nocturna.
……………………………………………….
Y el hombre, sometido,
borrando la llamada de las barcas,
siembra su corazón en tierra firme
y alza días de musgo y de regazo.
……………………………………………
Le imantaba el silencio,
y la engañaba el sueño y la tenía absorta.
De su cause brotaban peces finos,
saetas musicales,
y los escombros de una casa de humo.
…………………………………………………
La carta
Canciones de Navidad
La posada
Viento soplaba del norte, Le hablaba el esposo bueno,
gemidor entre las ramas el que jamás la tocara,
de los viejos sicomoros escogido por Dios mismo
y robles de la montaña; para servirla y guardarla,
la luna no aparecía; el de la vara de nardo,
oscuro el camino estaba: el de lirios en las barbas,
noche de invierno, sin luna, bien oiréis lo que decía
¡noche de buscar posada! con dulcísimas palabras:
Cantos de la madre
La ronda
Letrilla
La madre doncella Con amante voz
como flor se abrió: le dice María:
niño le nació “Luz de mi alegría,
a la Niña bella. mi niño y mi Dios,
A Dios, que ha nacido lindo Jesusito,
por nos rescatar, ¿sientes mucho frío?
le habéis de encontrar Ven, tesoro mío,
en pajas dormido ven acá, mi hijito:
como si fuera sonría mi encanto,
así, desnudito, deje de llorar,
sólo un pobrecito póngase a mamar
hijo de cualquiera. mientras yo le canto:
No había una almohada, ¡Sol de media noche,
ni un pañal había; olivo en guirnalda,
la Virgen María florecita gualda
lloraba angustiada: de fragante broche,
Versos de niños
Los animalitos2
El gusano L’ araña
Luciérnagas de la noche,
mínimas y juguetonas,
bajo las alas esconden
sus lamparitas temblonas.
Y van bailando su baile,
entre lo negro profundo,
como si estrellas llovieran
sobre la cara del mundo
Madre
Porque Dios es bueno hasta mí bajó.
De anhelo, de ensueño, de amor se formó.
¡Salió de mi cuerpo, de mi alma salió!...
Mes de mayo
Para Olguita, Tere y Aida Salarrué.
Mi canto
Año de 1932.
Lars, Claudia (seud.)1. (1939). Niño. Repertorio
Americano, 36(19), 301.
Poemas de Cuscatlán
Niño
Optimismo
Opulencia
En su boda
19 de noviembre, 1921.
Presencia
Poemas de Cuscatlán
Primera canción de la tierra que descubro
A Chico Luarca.
Entro quedamente
hasta el profundo corazón de mi tierra:
imán oculto,
huaca de sorpresas,
caracol que en mi oído
suena los siglos;
fruta jugosa
que amasaron los dioses morenos
con manos de antojo.
Aprendo
vocablos campesinos
que siempre se trabaron
en mi lengua,
y en barro crudo plasmo
la forma
de mi cuerpo,
jugando con un símbolo.
El indio me descubre
sus secretos
porque nada pregunto…
Asombra su paciencia
y levanta vergüenza su dolor
sin grito.
En la sombra morada
de su puerta
recojo mi cansancio,
y junto al fuego del convivio
regreso a mi niñez.
Salgo con los pequeños
a rebuscar tesoros
en los charcos;
a mecerme en trapecios
de bejuco;
a descolgar parásitas,
y a espiar el ágil salto
del animal arisco.
Prodigio
Raza judía2
Retrato
Cantos de la Madre
Risa de mi niño
Y terminó en la negrura
el romance del pasado…
¡Almíbar de los recuerdos
ya te vas volviendo amargo!
Tierra Blanca, Costa Rica.
Noviembre, 1933.
1 Nombre de la autora: María del Carmen Brannon Vega, 1899-1974.
Lars, Claudia (seud.)1. (1933). Romance de los días
que vienen. Repertorio Americano, 27(24), 372.
Poemas de Cuscatlán
Soneto
II
III
IV
VI
Sonetos inéditos
Para don Joaquín García Monge
Sursum Corda
Tarde tropical
II
En el río del recuerdo pero guarda su candor
al revés las ondas viajan… en villancicos de Pascua.
No buscan el mar inmenso Fuma puros de Copán,
como las ondas del agua. mece el deseo en hamaca,
Suben en vez de bajar, cree en la virtud de la ruda,
regresan a fuentes altas, usa amuleto y medalla.
y se pierden, lentamente,
en prismas de madrugada. Mi padre rompe el destino
con el plomo de su bala.
Sobre el rumor del recuerdo En un signo de la suerte
la vela que zarpa… pone su alforja y su cama.
Siete mares aprendieron
Luces diáfanas revientan su canción en legua extraña
en cumbres recién lavadas; y al fin clavó su inquietud
desnudas formas de niebla en amor de tierra cálida.
vuelven al día la espalda. El hondo cauce del río
En el vidrio del pantano tuerce con la mano blanca;
bosques hundidos se alzan; abre el ojo de la peña
libélulas de resorte y el vientre de la montaña.
alargan vuelos de ámbar. Mueve ruedas imposibles,
Buscan nidos de calor dibuja cifras y mapas,
los reptiles de la grama; y traza líneas que vuelven
las palomas se persiguen pequeñita la distancia.
y los bejucos se alcanzan.
En bahía de recuerdos
Sobre fuga de recuerdos la vela descansa…
vela de nostalgia…
Cuando la lluvia de octubre
El abuelo que, por indio, juega a doblegar las ramas;
tiene de barro la cara, cuando ha llegado la noche
lleva en la cabeza terca, por camino de fantasmas;
sombrero de Jipijapa. cuando el tecolote mira
Le conoce el horizonte, con la pupila espantada
ninguna bestia le engaña, y el gato de los rincones
sabe las letras del cielo ronronea entre las faldas;
y el idioma de las plantas. con sandalia de silencio,
Su bota de cuero sucio sin quitar llaves ni trancas,
—con espuela que se arrastra — la leyenda de dos tierras
quiebra el diente de la piedra, entra y se sienta a mis plantas…
se hunde, sin miedo, en la charca,
Tío Conejo es su amigo, Jinetes y peregrinos,
porque le enseñó sus mañas, bandoleros y piratas,
III
Pulsando el volcán y el río, En arcones olvidados
—entre la playa y la sierra— se ha escondido la leyenda
irguiendo, por cuatro rumbos, que la polilla se come
campanarios y palmeras; y que los niños encuentran.
con techos que se persiguen
y calles que corcovean, Tienen eco los rincones,
alza mi ciudad de siglos tienen chirridos las puertas,
su algazara mañanera. y están esperando sustos
botijas y calaveras.
Un sol que nace maduro
le vuelve de oro las piedras Entre la ropa lavada
y ensarta prismas girantes manojitos de alhucema.
en pelusillas que vuelan. Racimos y moscardones
El cura y el monaguillo, sobre el mantel de la mesa.
el ruido de las carretas,
veinte gallos y un canario En nubes de tarlatana
antes que el día despiertan. y corazones de fiesta
Se abren después los zaguanes la Virgen de Candelaria
y las ventanas de rejas vestida de lentejuelas.
para mostrar, al que pasa,
fugaces enredaderas… Alfombras de Viernes Santo
Sobre combas aromadas hechas de serrín y arena.
zigzaguean las abejas Bajo el signo de Diciembre
y en el chorro de la pila retablos y pastorelas.
se lavan paños y trenzas.
Suben resinas silvestres El zipote de los trompos,
en el humo de la leña el loco de las piruetas,
y se endulzan las palabras y la guara de colores
con masa de bizcotelas. con ansias volatineras.
Vida
Cantos de la madre 2
Víspera
Zopilotes
A mi buen amigo Doctor don
Ramón Quesada, el de la risueña
filosof ía.
Sonsonate, 1923.
Posada, Emma. (1934). Caracol. Repertorio Americano,
28(18), 284-285.
Caracol
Mi muerte
Mi pan
Renunciación
Rincón de barrio
Señor!
Tu hora
Al crayón
El mar
entre el manglar,
con ruido sordo,
grita atormentado,
si tira en la playa
sigilosamente,
penetra en las rocas
con elástica fuerza
inteligente.
El mar… ah! El mar!
La luna. El silencio.
La noche marina.
La costa. El manglar.
El penetrante aroma
de rocas y peñas,
el misterio que asoma
en su embrujamiento
de las noches de mar,
y de luna…
y de ruido
y silencio.
¡El mar!
Soriano, Juanita. (1946). Alegría es tu voz. Repertorio
Americano, 42(18), 282.
Alegría es tu voz
El desasosiego de tu ausencia
sólo se calma en mi nostalgia
cuando tu voz escucho
en la distancia.
II
III
IV
VI
VII
VIII
IX
XI
XII
XIII
XV
Sombras
Vi en mi sombra
tu sombra,
vi que irradiaban
tus venas, la luz
del misterio.
Te vi tan cerca
que todo se puso mudo,
mi alma ya no pudo
decir la palabra
que tanto ansiaba…
Y es que la sombra
mutilaba estrellas
y enredaba sortijas
en torno a mi boca.
Tarde de concierto
Tarde de concierto…
me entregaste a la nostalgia
de sus palabras
y a la infinitud de su mirada.
Tarde de concierto…
Llovieron sobre el teclado
de su corazón,
azogues paralelos
en vibraciones monosílabas.
Tarde de concierto…
prolongada en la luz de las estrellas
y adherida al canto tonal
de las cigarras.
Tarde de concierto…
Tarde de concierto…
acaso haya quedado una nota
en la clave de su oído,
para hacer con ella
un caracol vitral.
Tarde de concierto…
escapada para siempre
de mis manos,
tendida en el río de sus palabras
y anclada al muelle de su corazón.
Tarde de concierto…