El Celador en La Unidad de Cuidados Intensivos
El Celador en La Unidad de Cuidados Intensivos
El Celador en La Unidad de Cuidados Intensivos
intensivos
ÍNDICE
Índice
Objetivos
Unidad Formativa 8. Riesgos químicos en el sector
sanitario
8.1. Introducción
8.2. Clasificación de los contaminantes químicos por sus efectos sobre el organismo
8.5. Intoxicación
8.7. Productos químicos más comunes en el ámbito santiario, sus intoxicaciones y sus
medidas de precaución
10.4. Preparación de los pacientes y de las muestras para las pruebas de laboratorio.
Protocolo general de toma de muestras biológicas
10.5. Volantes de petición
OBJETIVOS
1.1. DEFINICIÓN
1.1 DEFINICIÓN
Explicarle, procurando no utilizar terminología médica, para que sirve cada elemento
que lo rodea (electrodos, máscaras de O2, etc.)
Avisarle, de cualquier alarma que pueda escuchar sin que ello suponga necesariamente
un peligro. Es importante tener en cuenta que un enfermo de U.C.I. está aislado e
inmovilizado, tiene deprivación prolongada de sueño, ausencia de comunicación y
relaciones interpersonales, lo que en más o menos espacio de tiempo, y agravado por la
edad del paciente, puede llegar a desarrollar el llamado síndrome de UCI. Este síndrome
se desarrolla en dos etapas.
En la unidad de cuidados intensivos (UCI) nos vamos a encontrar con diferentes tipos
de trabajadores, y para la correcta realización de nuestro trabajo, es importante conocer
tanto nuestras funciones como las funciones de aquéllos que se encuentran justo por
encima o por debajo de la cadena asistencial, a saber. A continuación desarrollaremos
las funciones de cada uno:
Son las funciones que marca el estatuto de los trabajadores (OM del 26de abril de 1973)
con respecto a las funciones a desarrollar por las Enfermeras y Ayudantes Técnicos
Sanitarios en las Instituciones cerradas (se citan textualmente):
Según la OM del 26de abril de 1973, (en la que aún no aparece recogida la figura del
coordinador), son las funciones del supervisor:
Las funciones del técnico en cuidados auxiliares son diversas según el lugar en el que
desempeñe su trabajo, por lo que en este apartado desglosaremos aquellas que
consideramos más importantes para el servicio de UCI, aparte de nombrar las funciones
comunes.
Según OM del 26 de abril de 1973, las funciones de los "Auxiliares de Enfermería" (hoy
conocidos como Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería) se recogen en varios
artículos; citamos textualmente aquellos que son de interés para el ejercicio de sus
funciones en este servicio:
Para que quede claro este último punto, consideramos adecuado añadir el artículo 85 del
mismo estatuto que se ha comentado, que reza del siguiente modo:
Visto lo anterior, podemos hacer un desglose de estas funciones y considerar que son
tareas del Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería:
Las funciones de los Celadores vienen recogidas en el artículo 14, punto 2, del Estatuto
de Personal No Sanitario al servicio de las Instituciones Sanitarias de la Seguridad
Social. Dicho estatuto se plasmó en una Orden del Ministerio de Trabajo de 5 de Julio
de 1971 (publicado en el B.O.E. del 22 de Julio de 1971). Aunque se ha promulgado el
nuevo Estatuto Marco que afecta a todo el personal estatutario del Sistema Nacional
de Salud (Ley 55/2003, de 16 de diciembre) y deroga los tres estatutos vigentes hasta la
fecha, las funciones recogidas en el antiguo Estatuto continúan vigentes.
Según el Estatuto del Personal No Sanitario, aprobado por OM del 5 de julio de 1971, el
celador tendrá que cumplir unas funciones generales, que enumeraremos a
continuación:
3.1. INTRODUCCIÓN
3.1. INTRODUCCIÓN
Cuando un paciente llega a urgencias, una de las características que nos tiene que llamar
la atención es la postura en la que está colocado cuando llega. El cuerpo humano,
cuando tiene algún problema de salud, tiende a forzar a que una persona se coloque de
tal manera que la situación de dolor, de dificultad para respirar, o cualquier otra se alivie
un poco; a esto se le llama postura antiálgica.
Aunque será el médico o la enfermera quienes nos indiquen la posición más adecuada
para un paciente, siempre tenemos que tener en mente que la movilidad de la persona ha
de hacerse con delicadeza, pues una posición incorrecta puede empeorar el estado de
salud del paciente urgente; sin embargo, una postura correcta facilita la colaboración del
enfermo, pues al sentirse más cómodo está más receptivo a nuestras indicaciones,
mientras que una postura inadecuada puede acarrear como mínimo un empeoramiento
de su estado de salud.
Los enfermos pueden adoptar diferentes posiciones para diversos fines; los más
habituales son los siguientes:
Para evitar posibles complicaciones ( como la aparición de las úlceras por presión )
Es importante mantener una buena alineación del paciente, colocar las articulaciones
con una ligera flexión y mantener un correcto plan de cambios posturales.
Para poder movilizar a un paciente de la forma más correcta y con las menores
dificultades, resulta de gran importancia, tanto para el profesional como para el
enfermo, conocer las posiciones más frecuentes que nos podemos encontrar en un
servicio de UCI. Colocar al paciente en la posición adecuada mejora no sólo la
comodidad del mismo, sino también puede ayudar a mejorar el problema de salud que
presenta y a prevenir posibles complicaciones.
C) Trendelemburg
E) Fowler
Generalizando, las indicaciones principales del decúbito supino serán las que se
enumeran a continuación:
Esta posición también tiene contraindicaciones, es decir, existen patologías en las que el
paciente no puede ser colocado en esta posición, por ser perjudicial para su estado de
salud. Son, por tanto, contraindicaciones de la posición de decúbito supino:
Hemos de procurar que el resto del cuerpo no quede en una posición forzada, pues
podemos ocasionar posteriores molestias al paciente (contracturas en hombros y cuello),
y es una postura que no se puede mantener durante mucho tiempo porque dificulta la
correcta ventilación y circulación
Las indicaciones de esta postura en un servicio de urgencia son las que siguen:
B) LITOTOMÍA DORSAL O
POSICIÓN GINECOLÓGICA
MODIFICADA
Esta postura es eminentemente exploratoria en una zona de urgencias, y sirve para
visualizar patologías ginecológicas y rectales, además de ser la postura adecuada para
un parto. Se utilizará en urgencias obstétrico-ginecológicas, y sus indicaciones
principales son:
C) Trendelemburg
C) TREDELEMBURG
Esta postura se caracteriza porque se coloca la cabeza por debajo del nivel de las
piernas; es la postura clásica cuando el paciente refiere sensación de mareo (lipotimia),
y se sospecha que es debida a una bajada de tensión, pues así conseguimos que llegue
más sangre al corazón, y con ello que llegue más sangre también a la cabeza.
Hay que tener cuidado: un síncope (sensación de mareo a causa de problemas cardíacos)
puede confundirse con una lipotimia, pero esta postura es contraproducente para el
paciente, pues sobrecarga al corazón. Además, es importante vigilar el estado de
conciencia del paciente para evitar aspiraciones en caso de vómitos.
E) Fowler
E) FOWLER
Otra variante, muy utilizada en casos de edema agudo de pulmón (pulmones
encharcados) es que el paciente permanezca sentado en la camilla, pero con las piernas
colgando. Con ello se consigue que la sangre quede "secuestrada" en las piernas y que
no suba a corazón, disminuyendo la llegada de agua al pulmón y con ello mejorando la
respiración en el paciente.
También la posición llamada de ortopnea será una variante del Fowler; en esta postura
tratamos de mejorar la ventilación pulmonar del paciente, colocándolo sentado en la
cama, pero inclinado hacia delante, apoyándose en la bandeja de la cama, para así
mejorar el trabajo pulmonar al facilitar la expansión del tórax.
Aunque ya hemos comentado alguna aplicación de esta postura, serán las principales
indicaciones del Fowler y sus variantes:
Las zonas de especial protección para el paciente en esta posición serán dedos de los
pies y rodillas, zonas que sufren más el apoyo contra la camilla, y la zona genital en el
hombre y la mamaria en la mujer son también puntos de riesgo a vigilar.
No es habitual el tener que utilizar esta posición en un servicio de urgencias, pues como
mucho se utilizaría en algún caso excepcional de heridas en la espalda que precisen esta
postura para la realización de alguna cura. Sin embargo, en las urgencias obstétricas sí
es común encontrarse con una variante de esta postura, la posición genupectoral, que se
usará cuando llegue una mujer de parto y lo que se vea asomar en primer término sea el
cordón umbilical (prolapso de cordón)..
También puede ser utilizada para ciertas maniobras diagnósticas, como puede ser la
observación de recto para comprobar la presencia de hemorroides o para realizar un
tacto rectal para comprobar el tamaño de la próstata, en los varones.
Posición genupectoral:
G) DECÚBITO LATERAL
(IZQUIERDO Y DERECHO)
Para iniciar la colocación del paciente en decúbito lateral, empezaremos por asegurarnos
que la cama está correctamente frenada, y la colocaremos en posición horizontal.
Colocaremos al paciente en posición extendida sobre el lado derecho (decúbito lateral
derecho) o izquierdo (decúbito lateral izquierdo), según la posición que vayamos a
adoptar.
Los brazos se situarán en ligera flexión; el brazo superior se apoya a la altura del
hombro sobre la almohada, y el que queda por debajo se coloca sobre el colchón con el
hombro ligeramente adelantado. Esta postura permite la elevación del cabecero con una
inclinación entre 30-45º, según las necesidades del paciente.
Para conseguir que el paciente mantenga esta posición se le puede colocar en la espalda
almohadas y sacos de arena. Flexionaremos la pierna que esté en contacto con la cama o
camilla, y la separaremos de la pierna superior, sólo ligeramente flexionada, utilizando
almohadas, para evitar con ello una excesiva presión sobre la pierna inferior. También
colocaremos una almohada bajo la cabeza del paciente, para que así cabeza, cuello y
cuerpo estén bien alineados.
Son las zonas de apoyo sobre la camilla que deberemos vigilar principalmente: las
orejas, los hombros, los codos, la cresta ilíaca, los trocánteres, las rodillas y los
maleólos del tobillo.
La administración de enemas.
Administración de medicación inyectable intramuscular.
Para la realización de la cama cuando el paciente permanece en ella.
Esta posición se utilizará en cirugía renal, pulmonar o en intervenciones de
cadera.
El decúbito lateral izquierdo es una postura a tener en cuenta, pues es la que se le indica
a las gestantes que adopten, pues si se tumbaran sobre el otro lado, pueden comprimir la
vena cava y con ello perjudicar a la madre y a su hijo, sobre todo tras el mes 6º de
embarazo.
La posición de decúbito lateral presenta dos variantes que nos podemos encontrar en el
transcurso de nuestro trabajo, que son la posición de Sims o Semiprona y la posición
Fetal.
Con respecto a las indicaciones de esta postura, son las que siguen:
Esta posición también la podemos encontrar en los dolores abdominales, pues es una
postura antiálgica, en este caso, de defensa por parte del abdomen, que al forzar esta
posición consigue que se protejan aún más los órganos abdominales.
4.1. INTRODUCCIÓN
4.1 INTRODUCCIÓN
Pero no todos los pacientes que tenemos que mover dentro del hospital están en
condiciones idóneas, si no que algunos, por su situación de extrema urgencia o
emergencia, son enfermos críticos o semicríticos, que para su traslado precisan aparataje
especial y la presencia de personal de enfermería y/o médico.
El transporte del paciente crítico es muy complejo, pues es un enfermo que suele estar
conectado a mucho aparataje imprescindible, como puede ser un respirador, o un
monitor de control del trabajo cardíaco. También puede portar elementos más sencillos,
pero no por ello menos importantes, como una sonda vesical o un tubo de tórax. Lo
importante en este tipo de traslados es no realizar movimientos bruscos con el paciente,
para evitar complicaciones como la desconexión del respirador o de los electrodos del
monitor.
5.1. INTRODUCCIÓN
5.1 INTRODUCCIÓN
Denominamos mecánica corporal a las diversas posiciones que puede adoptar nuestro
cuerpo de forma natural durante nuestras actividades habituales; estos principios son
básicos a la hora de tratar con pacientes puesto que nos ayudarán en su movilización y
transporte.
Dicho de otro modo, cuando hablamos de mecánica corporal nos referirnos al uso
coordinado y eficaz de las distintas partes de nuestro cuerpo para poder realizar diversos
movimientos de la forma más eficaz, con la mínima fatiga y con el menor riesgo de
lesiones.
La buena práctica de los principios de mecánica corporal nos aporta una serie de
beneficios que conviene tener en cuenta, como pueden ser:
Antes de comenzar las técnicas de movilización de pacientes más habituales, vamos a
explicar las normas básicas de mecánica corporal, que nos serán de gran ayuda no sólo
en el trabajo con los pacientes, sino en nuestra vida diaria. Las medidas principales que
queremos que se conozcan son las siguientes:
Evitar fricciones del paciente con la ropa de cama, puesto que aumenta el
riesgo de lesiones en la piel; en este tipo de pacientes, cualquier maceración o
rozadura puede acabar en una herida denominada úlcera por presión.
Movilizar al paciente con seguridad; el paciente ha de confiar en nosotros, no
ha de tener miedo, y así facilitará que lo movilicemos, pues no se opondrá a
nuestro movimiento.
Si vamos a hacer un traslado de cama a camilla o viceversa, o incluso a silla
de ruedas, deberemos mantener dichos muebles frenados para evitar caídas y
golpes; con el esfuerzo que se hace cuando movilizamos a un paciente, al
cambiarlo a un accesorio con ruedas, corremos el riesgo que éste se deslice,
variando el punto donde lo habíamos colocado. Esto puede ocasionar tanto la
lesión para quien moviliza como daño para el paciente, que puede caer a
causa de no poder colocarlo en la camilla.
Una vez situados correctamente estaremos preparados para mover al paciente hasta ese
lateral de la cama al unísono.
El movimiento consistirá en que pasemos nuestro peso corporal con el del paciente
desde una pierna a otra
Conviene recordar que el paciente, tras este movimiento, puede referir sensación de
mareo por múltiples causas, por eso no conviene dejarlo sólo de forma inmediata, sino
que deberemos esperar para comprobar su estado. Por esta razón, esta posición implica
un alto riesgo de caídas para el paciente.
Esta maniobra es una de las más complicadas en cuanto a movilización se refiere, pues
han de coordinarse un mínimo de dos personas, se carga un peso importante y hay un
riesgo de caídas para el paciente notable. Por ello, vamos a explicar esta movilización
según el movimiento lo hagan dos o más profesionales:
A) CON DOS PROFESIONALES
1. En primer lugar, nos aseguraremos que tanto la cama como la camilla están
perfectamente frenadas y no tienen opción de moverse durante la maniobra.
También retiraremos todos los objetos que nos puedan estorbar durante el
movimiento.
2. Retiraremos la manta y/o colcha y la sábana encimera de la cama.
3. La camilla estará situada de forma paralela a la cama, y lo más cercana a ella
para lograr un menor esfuerzo por parte del personal.
4. En un primer momento, acercaremos al paciente al borde de la cama, para no
realizar la maniobra de una sola vez, porque el peso podría resultar excesivo
5. Uno de los profesionales se colocará al lado de la camilla, a la altura de los
hombros del paciente; el otro se situará también al lado de la camilla, pero a
la altura de las caderas.
6. Colocarán los pies de manera que el dominante esté algo adelantado y esa
rodilla un poco flexionada.
7. Colocaremos los brazos a la altura de hombros, bajo los omóplatos, en la
cintura y bajo los glúteos.
8. Una vez colocados y al unísono, haremos el cambio del paciente de cama a
camilla, pasando el peso del cuerpo del pie que está adelantado al que está
atrasado, para de esta manera mantener recta la espalda y no cargar excesivo
peso.
No debemos olvidar nunca que nuestros movimientos deberán ser realizados de forma
sincronizada por los tres componentes del equipo.
6.1. INTRODUCCIÓN
6.1 INTRODUCCIÓN
Existen muchos tipos de primeros auxilios; por ejemplo, cuando un niño se quema la
mano con agua hirviendo y su madre la pone inmediatamente debajo de agua fría, son
primeros auxilios; cuando el 061 atiende a las víctimas de un accidente de coche, son
primeros auxilios.
Ambos ejemplos son tipos de atención urgente, y sin embargo son muy diferentes entre
ellos a pesar de ser "primeros auxilios". Ahora bien, ¿cuál es el tipo de atención que
nosotros podemos prestar? Pues como personas que no tenemos conocimientos
específicos en materia sanitaria, podemos prestar toda aquella atención que no necesite
la utilización de ningún instrumento para su aplicación, que no es poca, y podemos
aprender simplemente que una mala atención urgente puede ocasionar más problemas
para el accidentado que no hacer nada.
A) ACTUACIÓN ANTE CUALQUIER ACCIDENTE
Cuando nos encontramos ante cualquier tipo de accidente en cualquier lugar, siempre
tenemos que recordar que nuestro objetivo principal ha de ser evitar agravar o empeorar
las lesiones que presente la víctima (a consecuencia de actuaciones incorrectas por
nuestra parte). Por tanto, sólo haremos aquello de lo que estemos totalmente seguros.
Imaginemos por un momento esta escena: se oyen gritos, vienen a buscar ayuda y
cuando llegamos al lugar del accidente sólo vemos a un montón de gente apelotonada en
círculo alrededor de algo; logramos pasar esta barrera y vemos a alguien tirado en el
suelo, no sabemos en qué condiciones. La pregunta es siempre la misma, ¿qué
hacemos? Pues dos son los pasos básicos a tomar:
7.1. INTRODUCCIÓN
7.1 INTRODUCCIÓN
Una parada cardíaca es el fallo brusco del corazón; lo cual conlleva a una paralización
de la circulación sanguínea y una falta de oxigenación de los tejidos.
Una parada respiratoria es el fallo brusco de la ventilación, lo que implica una
incapacidad para oxigenar la sangre.
Existen muchos motivos por los que una persona puede dejar de respirar: intoxicación
por medicamentos, ataque cardíaco, atragantamiento,..., pero lo fundamental cuando nos
encontremos con alguien que necesita una atención urgente es comprobar si está
inconsciente, si respira o no, y si su corazón late o no. Si no respira y su corazón no late,
estaremos ante una Parada cardiorrespiratoria.
A la hora de valorar el estado general de una persona que necesita ayuda urgente, sea
cual sea, es muy importante realizar una atención ordenada, es decir, para evitar
dejarnos atrás datos importantes deberemos seguir un esquema de actuación: será el
ABC de la reanimación, y se estructura del siguiente modo:
Consideramos que una persona está en situación de "alerta" cuando responde a nuestras
preguntas de modo coherente: cómo se llama, se encuentra bien, qué le ha pasado...
Si no nos contesta, deberemos insistir zarandeándole por los hombros, y si sigue sin
contestar, le pellizcaremos (por ejemplo, una persona con una intoxicación por alcohol
no responde cuando le preguntamos, pero sí responde al dolor). Si a pesar de todo lo
anterior, la persona permanece quieta y no realiza ningún gesto, estaremos ante una
persona inconsciente, y deberemos iniciar el siguiente nivel de valoración: valorar la
respiración.
Cuando una persona está inconsciente, sobre todo si está tumbada boca arriba, sobre su
espalda, es muy fácil que "se trague la lengua", es decir, que la lengua, como músculo
que es, al estar el paciente inconsciente se desliza hacia atrás, hacia la parte posterior de
la boca, cerrando de este modo el paso de aire a los pulmones.
Para evitar esta obstrucción del paso de aire por caída de la lengua, lo único que
tenemos que hacer es echar la cabeza del paciente hacia atrás, lo que conseguiremos
colocando una mano debajo del cuello, otra sobre la frente, y rotándola suavemente
hacia arriba, de manera que quede con la mandíbula apuntando al techo. Hemos de
mencionar que si sospechamos que pueda haber una lesión a nivel cervical, no
deberemos realizar esta maniobra, pues agravaríamos la lesión. La técnica alternativa
será la maniobra denominada "triple modificada": fijando el cuello, se sostiene la
mandíbula desde la parte de atrás y se desplaza hacia delante, para así conseguir que la
lengua se desplace.
Otro maniobra simple de apertura de la vía aérea (no apta en lesión cervical) consiste en
la introducción de un dedo en la boca (se aconseja introducir el dedo pulgar) y tirar de la
parte inferior de la mandíbula hacia arriba. Con esta maniobra de desobstrucción de la
vía aérea conseguimos que la lengua se desplace y que el aire vuelva a entrar a los
pulmones.
Será en este momento cuando debamos comprobar si el paciente puede respirar por sí
mismo, lo que haremos basándonos en tres premisas: Ver, oir y sentir.
Es decir, sabremos si la persona introduce aire en los pulmones, mediante una simple
acción: colocaremos nuestra mejilla a la altura de la nariz del paciente, con nuestros
ojos mirando hacia el pecho del paciente: si vemos que el paciente eleva el pecho y
sentimos el aliento de la persona en la mejilla, al tiempo que lo oímos respirar, está
ventilando correctamente, deberemos colocarlo en Posición lateral de seguridad.
Esta posición consiste en colocar al paciente sobre un costado, siguiendo los siguientes
pasos:
Respiración artificial:
Cuando una persona inconsciente no respira a pesar de haberle abierto las vías aéreas
con la maniobra de desobstrucción, estaremos ante una parada respiratoria, y teniendo
en cuenta que pasados 4 minutos sin oxígeno el cerebro comienza a tener daños, en esta
situación es muy importante comenzar cuanto antes con una técnica de ventilación
artificial, en este caso, con un boca-a-boca.
Cogeremos aire y colocaremos nuestra boca alrededor de la boca abierta del paciente,
procurando abarcarla toda de modo que no se pueda escapar aire por un resquicio, y
soplaremos en el interior de la boca del paciente dos veces, comprobando con cada
insuflación que nuestra maniobra ha resultado ser efectiva mediante el método Ver, oír
y sentir la respiración.
Si por alguna razón no podemos realizar la técnica del boca-a-boca (es imposible abrir
la boca de la víctima o está obstruida), realizaremos la maniobra denominada boca-
nariz: se coloca a la víctima con el cuello en hiperextensión y se cierra la boca, para que
no pueda escapar el aire con ella, e insuflaremos el aire por la nariz. A continuación se
abre la boca de la víctima para que espire pasivamente.
Hay veces que contamos con material más específico para facilitarnos la ventilación; es
el caso del Ambú o balón-mascarilla, dispositivo manual provisto de una válvula
unidireccional que impide la reinhalación del aire espirado por el paciente, y que
además posee una conexión para mascarilla o tubo endotraqueal y una toma de oxígeno
para enriquecer el aire introducido. Su técnica de utilización consiste en colocar al
paciente con el cuello en hiperextensión e introducirle en la boca una cánula de Mayo.
Se sella la mascarilla contra la cara del paciente, abarcando la boca y la nariz, e
insuflaremos el aire mediante una compresión del balón, comprobando los movimientos
de elevación torácica.
Técnica de colocación de un tubo endontraqueal: Se coloca al paciente en decúbito
supino con el cuello en hiperextensión y se introduce un laringoscopio en la boca con
una sola mano, tratando de apartar la lengua y aumentar la elevación mandibular;
cuando veamos la flor que forma la glotis abierta, introduciremos el tubo endotraqueal
justo por el centro de dicha flor con la otra mano; se comprueba su correcta colocación
por auscultación, se infla el balón, se fija con una venda, y se conecta al ambú o al
respirador, si contamos con él.
Si no vemos que sube el pecho o notamos que hay algo que impide el paso del aire que
le estamos introduciendo al paciente, pensaremos que hay una obstrucción de la vía
aérea debida a un cuerpo extraño; introduciremos el dedo índice en forma de gancho
hasta el fondo de la boca del paciente para tratar de retirar lo que provoca la
obstrucción. Si no somos capaces de sacar el objeto, tendremos que aplicar la Maniobra
de Heimlich.
Maniobra de Heimlich:
Cuando nos encontramos con un paciente que está inconsciente y que no respira a pesar
de haberle realizado la maniobra de apertura de las vías aéreas, después de darle 2
ventilaciones con el método boca-a-boca, deberemos lo más rápidamente posible
comprobar si el corazón sigue latiendo (lo que implicaría que la sangre está circulando y
que llega oxígeno al cerebro) mediante la búsqueda del pulso carotídeo.
El pulso carotídeo tenemos que localizarlo en el cuello, y para ello buscaremos el final
del hueso mandibular con los dedos índice y corazón y los deslizaremos en dirección a
la nuez; buscaremos el pulso no más de 5-10 segundos, y si no lo encontramos daremos
por hecho que el paciente está en parada cardiorrespiratoria (recordemos que no está
respirando).
Si no hay pulso carotídeo, el corazón ha dejado de bombear sangre al resto del cuerpo,
por lo que deberemos hacerlo nosotros mediante la aplicación de compresiones
torácicas externas. Consiste en aplicar una presión sobre el esternón de modo rítmico
para simular el latido cardíaco, y de este modo, conseguir que la sangre circule y lleve
nutrientes y oxígeno a los tejidos; su técnica es la siguiente:
Hay que recordar que esta maniobra de compresión ha de alternarse con el boca-a-boca,
de modo que por cada 30 compresiones realicemos 2 insuflaciones (deberemos abrir de
nuevo la vía aérea para que las insuflaciones sean eficaces).
Deberemos continuar con las maniobras de resucitación hasta que suceda alguno de
estos supuestos:
Las pautas de comportamiento por parte del auxiliar de enfermería de urgencias en una
RCP consisten en:
Acercar el carro de reanimación y colocar la tabla al enfermo.
Preparar y facilitar el material de intubación, de canalización de vías...
Recoger, etiquetar y enviar las muestras analíticas.
Una vez terminada la reanimación, recoger todo el material, limpiarlo para su
esterilización si procede, ordenar el box donde ha tenido lugar el
procedimiento y reponerlo.
En este tema vamos a ver de un modo fácil qué debemos hacer ante estas situaciones
más comunes, realizando una correcta primera asistencia del paciente hasta que llegue
alguien cualificado para una atención sanitaria más precisa.
Hemos de tener siempre presente que lo más importante es no hacer más daño; son
situaciones que si no se manejan de manera correcta, aunque sea con la mejor de las
intenciones, provocaremos un agravamiento de las lesiones ya existentes. Por eso se
recomienda que ante la duda sobre qué hacer con un accidentado, mejor no hacer nada y
esperar a que lleguen los servicios de socorro.
Hemorragias
Quemaduras
Lesiones óseas
Pérdida de conocimiento
Intoxicaciones
7.3.1 HEMORRAGIAS
Por hemorragia entendemos la salida de sangre de los vasos sanguíneos (arterias, venas
y capilares); esta salida puede ser hacia el exterior (hemorragias externas), con lo que
la sangre se hace visible, o hacia el interior (hemorragias internas), con lo que la
sangre no se ve.
7.3.2 QUEMADURAS
Las quemaduras son lesiones en la piel originadas por un calor excesivo o por un
cáustico, siendo los signos que apreciaremos cuando sucedan:
Cuando hay una quemadura, deberemos valorar su gravedad según las tres
características anteriormente nombradas: enrojecimiento (grado I), ampolla (grado II) y
carbonización (grado III), y valoraremos también las partes del cuerpo a las que afecta
(cara, genitales y pliegues se consideran como muy peligrosos) y su extensión corporal
(podemos utilizar la regla de la mano: si la superficie quemada es más grande que una
de las manos del paciente, es una quemadura extensa que debe ser valorada por personal
sanitario).
Fractura cerrada: el hueso está roto, pero la zona que lo rodea está íntegra, es
decir, no hay salida del hueso al exterior.
Fractura abierta: el hueso, al romper, ha rasgado los tejidos que lo rodeaban y
asoma al exterior. Estas fracturas son complejas, pues pueden provocar
infección en la zona, complicando su curación
Sea cual sea el tipo de fractura, siempre nos vamos a encontrar con una serie de
síntomas claramente definidos:
Cuando sospechemos que un accidentado tiene una fractura, hay una serie de normas
que deberemos seguir si queremos realizar una buena primera atención urgente:
7.3.4 PÉRDIDA DE CONOCIMIENTO
En general, cuando nos encontramos a alguien con este cuadro, nuestra actuación deberá
ser siempre la que sigue, tras haber avisado a los servicios de emergencias:
7.3.5 INTOXICACIONES
Cuando en el organismo entra una sustancia nociva (llamada tóxico) y provoca una
reacción grave, que incluso puede llegar a ocasionar la muerte, diremos que es una
intoxicación.
UNIDAD FORMATIVA 8. RIESGOS QUÍMICOS EN EL SECTOR
SANITARIO
8.1. INTRODUCCIÓN
8.1 INTRODUCCIÓN
El uso de productos químicos en los centros sanitarios entraña una serie de riesgos, que
podríamos considerar fundamentalmente desde dos puntos de vista: de un lado, la
peligrosidad inherente al producto químico en cuestión, y por otra, los riesgos derivados
de su manipulación, trasvase, administración y almacenamiento.
Toxicidad: capacidad del compuesto de ocasionar daños en los organismos vivos, como
consecuencia de la entrada del contaminante en el cuerpo humano.
Cuando hablamos de "vías de entrada", nos referimos a aquellas zonas del cuerpo por
las cuales cualquier tóxico puede ponerse en contacto con nosotros y provocarnos un
daño o por las que puede entrar en el organismo; las principales formas de entrada de
los contaminantes químicos en el organismo son:
8.4 PROCESO DE
TRANSFORMACIÓN DE LOS
TÓXICOS EN EL ORGANISMO
Una vez que entramos en contacto con un tóxico, éste ha de pasar por varias "fases" por
nuestro organismo, tanto para ser introducido como para ser expulsado; según el
trayecto que siga el tóxico, según los órganos por los que su proceso de transformación
le vaya llevando, la patología que provocará será diferente. Por tanto, son las fases por
las que el tóxico ha de pasar:
8.5. INTOXICACIÓN
8.5 INTOXICACIÓN
Óxico de etileno
Citostáticos
Gases anestésicos
Formaldehído
A) ÓXIDO DE ETILENO
1. Intoxicación aguda:
o Alteraciones gastrointestinales: náuseas y vómitos.
o Alteraciones respiratorias: disnea, cianosis.
o Alteraciones neurológicas.
o Alteraciones hematológicas.
o Alergias cutáneas.
o Lesiones irritativas.
o Conjuntivitis.
o Quemaduras corneales.
o Cataratas.
2. Intoxicación crónica:
o Alteraciones neurológicas: encefalopatía, polineuritis.
o Alteraciones neurovegetativas.
o Alteraciones en la multiplicación celular.
o Abortos y partos prematuros.
o Efectos teratógenos y mutágenos.
o Cáncer.
Población expuesta:
Personal de enfermería.
Personal de mantenimiento.
Personal de limpieza.
Medidas de protección:
Intoxicación local: suele ser consecuencia del contacto directo del citostático
con piel, mucosas y/u ojos, lo que puede dar lugar a alteraciones como:
Dermatitis.
Mucosistis.
Hiperpigmentación.
Quemaduras.
Reacciones alérgicas.
Maúseas.
Vómitos.
Cefaleas.
Prurito.
Rubefacción.
Vómitos.
Nefrotoxicidad.
Hepatotoxicidad.
Cardiotoxicidad.
Alteraciones corneales.
Alteraciones respiratorias.
B) CITOSTÁTICOS
Los citostáticos son compuestos químicos que provocan una alteración del metabolismo
activo de reproducción de la célula, es decir, cuando una célula se multiplica, alteran la
estructura de la célula nueva, de modo que ésta no sea viable, provocándole así la
muerte, por lo que son muy útiles en el tratamiento del cáncer.
La gran mayoría actúa sobre la síntesis del ADN por distintos mecanismos (inhibición
de la síntesis de ácidos nucleicos, inhibición de la mitosis, etc), lo que facilita su
clasificación farmacológica según sea su mecanismo de acción. De esta forma se
clasifican en agentes alquilantes, antimetabolitos, antibióticos antitumorales y alcaloides
de las plantas, entre otros.
Efectos sobre la salud:
Intoxicación local: suele ser consecuencia del contacto directo del citostático
con piel, mucosas y/u ojos, lo que puede dar lugar a alteraciones como:
Dermatitis.
Mucosistis.
Hiperpigmentación.
Quemaduras.
Reacciones alérgicas.
Maúseas.
Vómitos.
Cefaleas.
Prurito.
Rubefacción.
Vómitos.
Nefrotoxicidad.
Hepatotoxicidad.
Cardiotoxicidad.
Alteraciones corneales.
Alteraciones respiratorias.
Población expuesta:
C) GASES ANESTÉSICOS:
Los anestésicos son agentes químicos depresores del sistema nervioso central, que
producen pérdida de conciencia, de motilidad, de la sensibilidad y de la actividad
refleja, motivo por el que se utilizan en la inducción y mantenimiento de la anestesia
general en el quirófano.
Se absorben por vía respiratoria, y los que actualmente se utilizan son el óxido nitroso y
el halotano, aunque también se utilizan el enfluorano, metoxifluorano e isofluorano.
Efectos sobre la salud:
Se han publicado una larga serie de estudios cuyas conclusiones podríamos resumir
diciendo que el riesgo de carcinogénesis no está demostrado, pero que sí se ha descrito
relación casual entre exposición a anestésicos y aparición de:
Población expuesta:
Anestesistas
Enfermería de quirófano
Auxiliares de quirófano
Médicos de especialidades quirúrgicas
Personal de mantenimiento y limpieza
Personal de la sala de despertar
Medidas de protección:
D) FORMALDEHÍDO:
Efectos sobre la salud:
El umbral perceptivo del formaldehído se sitúa entre 0.05 y 1 ppm, pudiendo producirse
cierto tipo de alteraciones a concentraciones menores:
Por la capacidad reactiva del formaldehído con las proteínas y los ácidos
nucleicos, se ha demostrado su capacidad mutagénica en animales
Si bien su actividad cancerígena no está plenamente demostrada, se considera
potencialmente cancerígeno para los seres humanos.
Población expuesta:
Medidas de protección:
1. Fuente:
o Sustitución del producto siempre que sea posible
o Aditivos para reducir el formol líquido
o Conveniente sellado de tabiques
o Recipientes bien tapados
2. Ambiente:
o Ventilación adecuada de los puestos de trabajo
o Sistemas de extracción de aire
o Buen estado de mantenimiento y limpieza
o Control ambiental periódico
3. Personal expuesto:
o Utilización de prendas de protección personal: gafas, mascarillas con
filtro químico, absorbentes, bata, guantes
o Información y formación sobre los riesgos a los que está expuesto y
sobre las medidas de prevención
o Reconocimientos médicos previos y periódicos
4. Medidas en caso de accidente:
o Sobreexposición:
b. Inhalación:
c.Ingestión:
9.1. INTRODUCCIÓN
9.1 INTRODUCCIÓN
Con estas medidas tratamos de establecer una barrera aséptica en torno al paciente, de
modo que no pueda entrar y/o salir cualquier tipo de germen que pudiera perjudicar al
paciente o a su entorno.
Las medidas más frecuentes utilizadas en los aislamientos hospitalarios son: lavado de
manos, uso de guantes, de bata, de mascarilla y/o de calzas, que serán combinadas
según recomendación del departamento de medicina preventiva, y que podrán ser
variadas periódicamente en busca de un mayor grado de eficacia.
Según el tipo de patología que presente el paciente, podemos encontrarnos con estos
cinco tipos de aislamiento.
Lavado de manos.
Habitación individual con lavabo, preferiblemente, aunque podremos colocar
juntos en la misma habitación a dos pacientes que presenten la misma
patología.
Uso de bata obligatoriamente, si tenemos que entrar en contacto directo con
el paciente (dar la comida, asearlo,...).
Uso de guantes cuando se manipule material contaminado (para su limpieza,
por ejemplo).
Todo el material necesario se encontrará dentro de la habitación. Es
recomendable el uso de guantes, que se desecharán cuando se salga de la
habitación, en un cubo habilitado al efecto.
La puerta puede estar abierta.
Ante la duda, consultar con el personal de enfermería sobre la necesidad de
adoptar precauciones adicionales.
Lavado de manos.
Habitación individual con lavabo.
Obligatorio el uso de mascarilla, bata, guantes y calzas mientras se
permanezca dentro de la habitación, tanto trabajadores como visitas.
Todo el material necesario para vestirse se encontrará preparado dentro de la
habitación, a excepción de la mascarilla, que deberemos colocárnosla antes
de entrar en la habitación.
Antes de salir de la habitación, depositaremos las prendas contaminadas en el
contenedor que hallaremos dentro de la habitación, que estará preparado para
esa tarea, pero mantendremos puesta la mascarilla hasta que salgamos de la
habitación, donde una vez que hallamos cerrado la puerta de la habitación,
podremos quitárnoslas.
La puerta de la habitación de este tipo de pacientes permanecerá en todo
momento cerrada.
Ante la duda, consultar con el personal de enfermería sobre la necesidad de
adoptar precauciones adicionales
Lavado de manos.
Abstenerse de tocar con las manos directamente las heridas o lesiones.
Habitación individual, siempre que sea posible. Si no lo es, compartirá
habitación con un paciente que esté contaminado con el mismo
microorganismo.
Nos pondremos guantes limpios ANTES de entrar a la habitación, y nos los
quitaremos ANTES de salir de la habitación, depositándolos en un
contenedor preparado al efecto.
Desinfectaremos nuestras manos inmediatamente después de quitarnos los
guantes, bien lavándolas con agua y jabón o bien con una solución antiséptica
de base alcohólica.
Evitaremos tocar materiales u objetos del entorno del paciente, pues es
probable que también estén contaminados.
Nos pondremos una bata limpia al entrar en la habitación, siempre que exista
riesgo de entrar en contacto con material contaminado, bien por la actividad
que se va a realizar dentro de la habitación del enfermo (como la limpieza de
la habitación) o por la situación clínica del enfermo (diarreas, mala higiene
por desorientación, drenajes de heridas,...). Nos quitaremos la bata antes de
salir de la habitación.
Ante la duda, consultar con el personal de enfermería sobre la necesidad de
adoptar precauciones adicionales.
Lavado de manos.
Habitación individual con lavabo, correctamente ventilada, y siempre con la
puerta cerrada. Si ha de compartir habitación, será con un paciente con su
misma patología.
Antes de entrar en la habitación, deberemos colocarnos una mascarilla
protectora (nos la facilitará el personal de enfermería, pues dependiendo del
tipo de patología, deberemos utilizar una mascarilla u otra). La mascarilla
deberá cambiarse con una frecuencia adecuada, o cuando se humedezca.
Colocación de la mascarilla: deberá cubrir boca y nariz, y ajustarse
correctamente en el puente nasal, para evitar al máximo la exposición al
ambiente contaminado. Si es una mascarilla de sujeción con cintas,
primeramente ataremos las cintas superiores en la zona posterior de la
cabeza, y a continuación, las inferiores de manera que cierren la mascarilla en
la zona del mentón, para lo cual deberán cruzarse por encima de las que
hemos atado en primer lugar.
Las mascarillas se colocarán antes de entrar en la habitación, y se desecharán
después de salir, una vez hallamos cerrado la puerta de la habitación. Habrá
contenedores para tal efecto en el exterior de la habitación.
Son los cuidados que tenemos que tener en cuenta a la hora de entrar en estas
habitaciones:
Lavado de manos.
Habitación individual siempre.
Nos colocaremos, y por este orden, calzas en los pies, gorro, mascarilla
(siempre bien cerrada), guantes y bata antes de entrar en la habitación.
Nos quitaremos estas prendas una vez que hallamos salido de la habitación,
una vez cerremos la puerta.
Mantener la puerta siempre cerrada.
En algunos hospitales, este tipo de pacientes se aíslan en habitaciones dotadas
de flujo de aire laminar, con filtros de alta eficacia.
10.1. INTRODUCCIÓN
10.1 INTRODUCCIÓN
El único medio para establecer un diagnóstico correcto es practicar una exploración del
enfermo con un método perfecto. Solo así se cubrirá adecuadamente las cuatro etapas
fundamentales del diagnóstico, que son la etapa funcional donde se indaga el trastorno
funcional, la etapa anatómica donde se localiza el órgano enfermo, la etapa patogénica
donde se precisa el mecanismo productor del trastorno y la etapa etiológica, donde se
descubre finalmente la causa específica.
Las muestras biológicas son, fracciones de fluidos, eliminaciones y/o tejidos del
organismo vivo o muerto que pueden obtenerse y emplearse para realizar un ensayo
analítico clínico. El objetivo de la analítica es la obtención de información acerca de las
condiciones fisiopatológicas del individuo a través del estudio de la muestra,
información complementaria a otros estudios cuyo fin es el de:
Para que la información obtenida del análisis sea fiable, es necesario que todo el
proceso se haya realizado en las condiciones adecuadas. Se han establecido protocolos
de preparación del individuo, recogida y manipulación de las muestras biológicas en las
que se indican las condiciones y características de:
Los principales tipos de muestras biológicas que pueden ser analizadas y su relación con
las regiones anatómicas que deben abordarse para su obtención son:
Orina: riñón.
Sangre: vasos sanguíneos (venas, arterias, capilares)
Médula ósea: pulpa roja (hematopoyesis)
Heces: aparato digestivo (Intestinos).
Esputo: acúmulo de materia procedente de las vías respiratorias inferiores
Líquido amniótico: cavidad amniótica
Líquido ascítico: cavidad abdominal
LCR: médula espinal y meninges.
Líquido del meningocele: protuberancia patológica de las meninges.
Líquido pleural: cavidad pleural (pulmones)
Líquido prostático: próstata (AGMasculino)
Líquido seminal: semen (AGMasculino)
Líquido sinovial: articulaciones.
Exudado conjuntival: conjuntiva ocular
Exudado oral: cavidad bucal
Exudado endocervical: endocérvix (útero)
Exudado faringeo- amigdalino: faringe posterior
Exudado de heridas: lesiones de la piel.
Exudado nasofaríngeo: fosas nasales y faringe anterior
Exudado ótico: oído interno y externo.
Exudado vaginal: vagina (AGFemenino)
Tejidos (biopsias)
Contenido bronquial: bronquios.
Contenido duodenal: duodeno.
Contenido gástrico: estómago.
Bilis: hígado y vesícula biliar.
Leche materna: glándula mamaria.
Procedimiento analítico
Recogida de la muestra
Manipulación de las muestras
Conservación de las muestras biológicas
Envases y sistemas para las muestras
Hemocultivos
Catéteres
Catéteres
Retirar el catéter con la máxima asepsia y con pinzas y tijeras cortar los 5 cm
distales que corresponden a la zona intravascular.
Introducirlo en un frasco estéril.
Enviarlo antes de 30 minutos.
Mantenerlo en nevera el < tiempo posible.
A veces lo que queremos es comprobar la esterilidad de las no utilizadas
(p.e., las sondas de Foley).
Sangre (serología)
Recoger, como mínimo, 5 ml de sangre en tubo con tapón rojo y enviarlo tan
pronto sea posible al laboratorio en el tubo de la extracción.
Se conserva en nevera, evitando la congelación.
L.C.R.
Orinas
Recogida:
o Micción espontánea.
o Sondaje.
o Punción suprapúbica.
o Si se utiliza bolsa de plástico adhesiva, no se mantendrá la
misma más de 30 minutos.
Volumen de 5-10 ml en recipiente estéril.
Transporte en un plazo no superior a 1 hora.
Conservación a 4ºC un máximo de 24 horas.
En general, + de 50.000 colonias /ml o + de 3 gérmenes encontrados,
indican que la orina está contaminada.
La investigación de anaerobios debe hacerse en orinas obtenidas por
punción suprapúbica.
Heces
Esputos
Exudados
Durante la manipulación de las muestras se debe tener mucho cuidado para evitar
pérdidas, derrames, cambios de etiquetas identificativas, roturas de tubos... con el
consiguiente trastorno para el paciente.
El personal que manipula las muestras ha de protegerse con guantes para evitar
contaminarse con ellas.
Transporte de muestras
El laboratorio donde se va a realizar el análisis de una muestra puede estar más o menos
alejado del centro de extracción o recogida de la misma. Esta distancia condiciona el
sistema de transporte. En grandes hospitales se suele utilizar el sistema de entrega en
mano, en este caso una persona se encarga de recoger las muestras extraídas y llevarlas
al laboratorio.
Si es preciso refrigerar las muestras durante su transporte, dentro de las cajas se pondrá
un refrigerante comercial.
Muestras inaceptables
Por diversos motivos algunas muestras no son aceptables para el análisis de laboratorio.
Se establecen criterios para el rechazo de las muestras como son una identificación
insuficiente de la misma, un insuficiente volumen de la muestra recogida, un tubo
inapropiado de recogida, hemólisis y transporte inapropiado.
Las muestras se conservan bien, sin que sufran grandes alteraciones en los componentes
que se van a medir, si el tiempo transcurrido desde su obtención hasta el análisis no es
superior a una hora. De no ser así, las muestras se deben mantener refrigeradas entre 4 y
6 ºC. No se debe refrigerar la sangre que se vaya a utilizar para preparar suero o plasma,
ya que se produciría un incremento de los niveles de potasio.
Las moléculas grandes como las proteínas, sufren cambios producidos por cortes en su
estructura con los cristales de hielo que se originan al congelar la muestra. Se ha
comprobado que cuanto más lentamente se realiza la congelación, mayores son los
efectos negativos producidos sobre la muestra, al ser mayores los cristales que se
forman.
Una vez obtenida la muestra que va a ser objeto del análisis, ésta debe llegar al
laboratorio adecuado para tal fin. Esta etapa es especialmente delicada para las muestras
de sangre, debido a la fragilidad de los elementos formes y células sanguíneas.
Durante la manipulación de las muestras se debe tener mucho cuidado para evitar
pérdidas, derrames, cambios de etiquetas identificativas, roturas de tubos, etc., con el
consiguiente trastorno para el paciente. Además, el técnico que manipula muestras ha de
protegerse con guantes para evitar contaminarse con ellas.
El laboratorio donde se va a realizar el análisis de una muestra puede estar más o menos
alejado del centro de extracción o recogida de la misma. Esta distancia condiciona el
sistema de transporte: así, en un hospital, las muestras se suelen transportar un sistema
de tubos neumáticos, que consisten en unos compartimentos de plástico forrados de
goma espuma, de unos 10 cm de longitud y con capacidad para varias muestras, que
desplazan a lo largo de un complejo de tuberías desde las diferentes secciones de toma
de muestras al laboratorio donde se va a procesar. LA instalación de este sistema es muy
elemental y su manejo es sencillo. En grandes hospitales también se utiliza el sistema de
entrega en mano, en este caso una persona del centro se encarga de recoger las muestras
extraídas en su sección y llevarlas personalmente al laboratorio.
Cada laboratorio tienen sus propios criterios para aceptar o rechazar una muestra que
llegue, pero, en general, deberá rechazar las muestras no identificadas, las recogidas en
tubo erróneo, las hemolizadas y aquellas que no se transportaron correctamente.
Deben estudiarse muestras recientes de orina, escogidas al azar, dentro de las dos
primeras horas después de la micción, o bien refrigerar la orina y estudiarla tan pronto
sea posible.