Tarea II - Matías Bobadilla - 4to Magisterio - Filosofía de La Educación

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Tarea II - Modernidad y Posmodernidad – Matías Bobadilla – 4to Magisterio

1. Leer sobre la temática “Modernidad y Posmodernidad”.


A partir de las lecturas proporcionadas por el docente así como la posterior revisión
bibliográfica, en pos de la profundización del tema, se considera el abordaje de la
temática Modernidad y Posmodernidad como un aspecto primeramente conflictivo en
torno a aquellos que consideran que la modernidad es un modelo agotado y quienes
consideran que no se puede hablar de una “Posmodernidad”.
Pero para abordar esta temática debemos conocer primeramente qué se entiende
por modernidad, sus orígenes, que trae consigo dicha época, y que aspectos llevan a
considerar que está en crisis o que está agotada para entrar en una “posmodernidad”.
La Modernidad” o condición moderna designa un proyecto humano occidental con
componentes sociales, culturales y económicos. Basándonos en la definición planteada
por Pérez Gómez (1998) “Apuesta por el imperio de la razón como el instrumento
privilegiado que permite al ser humano ordenar la actividad científica y técnica, el
gobierno de las personas y la administración de las cosas, sin recurrir a fuerzas y poderes
externos o sobrenaturales.” 
A partir de dicha definición se plantea el uso de la razón como principal medio para
el conocimiento de la realidad a partir de actividad científica, gubernamental y de
ordenamiento y organización, dejando de lado toda explicación de la misma en términos
fantástico, asociado a dioses, criaturas sobrenaturales, o algún otro elemento que escape
de lo empírico o cuya contrastación se imposible de realizar. Se trata de un proyecto
humanista y terrenal que rechaza toda legitimidad teológica del poder político, económico
y social e instala el imperio de la razón. Promueve el denominado “zeitgeist” (“espíritu de
los tiempos” o “espíritu de la época”) que se caracteriza por la duda y un nuevo viento que
plantea la igualdad tanto de plebeyos, príncipes, prelados, entre otros tantos.
Dicha Modernidad puede ser entendida en dos etapas, la primera del siglo XVI y
XVII, la modernidad del poder territorial, militar, imperial y colonial, y la segunda del siglo
XVIII hasta la segunda mitad del siglo XX la llamada modernidad del poder de la
gobernabilidad civil, política, subjetivante.
La extensión del imperio occidental del siglo XVI, la aceptación de los
procedimientos científicos con la publicación de las obras de Bacón, Newton y Harvey, la
institucionalización de las prácticas y creencias Calvinista en el seno de las clases
dominantes de la Europa Septentrional, dan surgimiento a la modernidad según expresa
Hargreaves (1996), quién además menciona que se consolida con la idea del ciudadano
portado abstracto de los derechos universales.
Este proyecto tendrá un alcance global, e irá transformando la realidad en diferentes
esferas, pudiéndose destacar la búsqueda de modelos únicos de verdad, de bien, de
belleza mediante criterios estrictamente racionales, es decir, no dejando lugar a la
interpretación subjetiva; se presenta además un dominio del método científico, perfecto y
objetivo para la obtención del conocimiento y con él un privilegio de los conocimientos de
los expertos; un sentido lineal y progresivo de la historia, concibiendo el futuro como dato
“dado” de la realidad, como evento no problemático. No se puede dejar de aludir a la
consolidación de la democracia burguesa, basada en la idea del ciudadano ilustrado y
autónomo (estados-nación) y la legitimación del modelo ideal occidental de desarrollo y
comportamiento humano, el etnocentrismo, imperialismo cultural.
El capitalismo, la gran vedette del modelo trajo consigo consecuencias
principalmente en lo económico en donde se da el salto de una producción artesanal, a
una economía de estado de producción en masa, este aspecto se tiene su repercusión en
el ámbitos social, en donde dicho funcionamiento productivo terminará con las rígidas
sociedades estamentarias, las cuáles no podían argumentar su posición a través de
criterios empíricos o racionales y dónde el sistema de economía de producción en masa,
abrirá paso al nacimiento de la sociedad de clases con criterios de estratificación
económicos.
Las mencionadas tendencias racionales, y económicas repercutirán además en el
derrocamiento de las monarquías absolutas, y es en base a todas las transformaciones
antes mencionadas que tendrán su perpetuación en el plano de la educación, dando lugar
al surgimiento de los sistemas nacionales de enseñanza a cargo del Estado, queda atrás
de este modo la educación tutorial elitista y se instala una educación de masas
organizada bajo un lema de igualdad esencial entre los hombres, cuyos fines eran formar
al ciudadano y “construir el sentimiento nacional” compromiso con el proyecto político
burgués, consolidando además en modelo capitalista, así la escuela se ve en el rol de
generar pertenencia a esas personas en base a un relato común y unificador, a través de
un medio que cuente con el conocimiento que es considerado como cierto y que además
tenga un amplio alcance que permita también la transmisión a las siguientes generaciones
para la perpetuación del sentimiento, es así que en los diferentes Estado, la educación en
lo relativo a Ciencias Sociales va a estar atravesada por el llamado “amor al terruño” en
geografía en dónde se resaltan y se magnifican las características del territorio del propio
estado y la historia de héroes y hazañas en el marco, por ejemplo de los procesos de
independencia en la región de conquista hispanoamericana, generando así pertenencia
territorial y “amor a la patria”.
Si bien, la razón, la ciencia y la tecnología no pueden ser consideradas motivos de
atraso, pero tampoco de completo beneficio, es de este modo que se da apertura a la
Crisis de la modernidad, la cual tiene su origen en la primera mitad del siglo XX, y el
argumento que tira por la borda el modelo moderno es el surgimiento de acontecimientos
en los que la razón, la ciencia y la tecnología se ven implicados, pero no generan
beneficios, sino consecuencias de carácter devastador, estamos hablando de Guerras
Mundiales, Hiroshima y Nagasaki, el exterminio nazu, las invasiones rusas a Berlín,
Croacia y Serbia, el desastre de Chernobyl, el hambre, el racismo y la xenofobia, el
armamento nuclear, entre tantos usos a los que sirvieron estos cuerpos de conocimiento a
los cuales es imposible encontrar un carácter beneficioso, solo visualizandose muerte,
destrucción, odio y exterminio.
En virtud de lo antes planteado se considera plantear una necesaria caracterización
y diferenciación entre Modernidad y Posmodernidad, a la luz de diferentes autores.
Considerando los aportes de López Loyo, J. la Modernidad Sostiene que fuera de
nosotros existe una realidad hecha, acabada, externa y objetiva. Sólo lo verificable
empíricamente sería aceptado en el mundo de la ciencia.
La única y verdadera relación sería la causa y el efecto y además los términos
fundamentales de la ciencia debían representar entidades concretas, tangibles
mensurables y verificables. En contraparte la Posmodernidad No busca una explicación
absoluta de la realidad. El conocimiento se considera como el fruto o el resultado de una
interacción, de una dialéctica, o diálogo entre el conocedor y el objeto conocido.
Fergunnson, 2000. plantea una diferenciación en los siguientes términos. La
Modernidad del siglo XVI a mediados del siglo XX, está caracterizada por organizaciones
piramidales, coordenadas masa-espacio-tiempo, la existencia de una ética de la
obediencia, una racionalidad formal que acarrea al surgimiento de un sujeto disciplinado,
un discurso que se basa en la esfera cuantitativa con mediciones, conteo, registro
estadístico estricto y la unidad cultural e ideológica que como ya se mencionó es fruto del
propósito de la enseñanza de ciencias sociales en aquellos momentos muy vinculado a
genera sentimiento nacionalista igual para todos. En tanto la Posmodernidad,  del siglo
XX al XXI será caracterizada por organizaciones aplanadas, nuevas coordenadas que van
más allá de las que abordaba la modernidad, el surgimiento de un ética más vinculada a
la comunicación o dialéctica que a la obediencia, esto da lugar a un sujeto deliberante,
crítico y el discurso ya adquiere carácter cualitativo, dando lugar a la subjetividad,
además, con este proceso surge una pluralidad cultural e ideológica en el marco de un
crisis antropológica.
En términos de sociedad, el presente autor, Schiavino, N., la plantea a la
modernidad como dominada por: racionalismo, estructura mecánica, organización,
funcional, agrupamiento, conceptuales, identidad, planificación, desarrollo. democracia,
globalidad, despotismo/verticalidad, ideología, partido/militancia, proyectos, sujetos.
Mientras que para la posmodernidad plantea la dominación en términos de empatía,
estructura compleja/orgánica, Masa/personas, agrupaciones afectuales,
identificación/Individualismo, Desarrollo o Desarrollo sostenible, Gobernabilidad,
Localidad, Horizontalidad, Pensamiento débil, Consenso más mediático, Actor efímero.
En lo referido a la concepción del mundo, el presente autor, plantea que la
modernidad entiende que el mundo es ordenado, cierto, lineal, en equilibrio,
predecible,de relación causa/efecto. En contraparte para la concepción de la
posmodernidad define al mundo como complejo, incierto, estocástico (azar), azaroso
(mucho peligro) caótico virtual, no predecible, no existe relación causa/efecto.
La transición de la modernidad a la posmodernidad, implica el paso de una
postura centrada en el desarrollo del objetivismo científico a una ciencia como proceso
permanente, cambiante, no lineal. Implica el paso de la concepción del  Método científico
– Inductivo como la única forma de conocimiento real y riguroso donde la investigación es
el  hallazgo de relaciones causales y cuantitativas a una concepción de Enriquecer el
conocimiento de las partes por el todo y del todo por las partes en un mismo movimiento
productor de conocimientos. En términos del proceso de investigación se pasa de un
proceso investigativo organizado metodológicamente bajo un esquema rígido, a la
búsqueda de regularidades empíricas, objetivas, observables y medibles (Modernidad)
hacia una transformación multidimensional del proceso de investigación como un
continuum en permanente evolución (bucle epistemológico) (Posmodernidad).
A modo de cierre de esta breve caracterización se debe plantear que  surge la
perspectiva fenomenológica que pretende sustituir las construcciones explicativas,
objetivas y observables, además de una transformación radical del sistema global de
producción, validación y circulación del conocimiento.

2. Realizar un esquema o presentación con algún “Recurso Digital Abierto” que


contenga:
A. ¿Qué significó dicho debate?
B. Hoy, ¿Se puede decir que estamos viviendo en la posmodernidad?
C. ¿Qué significa Modernidad Líquida?
Debate
Se trata de un debate en el que se
pretende qué modelo nos encontramos
hoy en día, por sus características,
siendo para algunos autores fruto de la
“modernidad tardía”, para otros de la
“Posmodernidad”, entendiendo que la
modernidad es un proyecto agotado y
que se ha dado un camnio sustancial
hacia un nuevo modelo (el posmoderno)
Modernidad vs e incluso se planteará la llamada
“Modernidad líquida”. De este modo se
Posmodernidad pueden visualizar las posturas que
plantean la posmodernidad y quienes
continuan dentro del proyecto modeno en
una nueva etapa.

¿Qué es la
modernidad líquida?
Tomando los aportes de Zygmunt
Bauman(sociologo y filosofo polaco):
- Categoría socilógica que sirve para definir el
estado actual de nuestra -sociedad.
- Se pasa de una fase “sólida” de la modernidad
hacia una fase “líquida” en dónde las formas
sociales, las instituciones tradicionales con las que
servían al mantenimiento de los hábitos y modelos
de comportamiento “aceptables” ya no pueden
mantener sus formas en el tiempo.
¿Vivimos en la - Figura de cambio constante y transitoriedad,
atada a factores educativos, culturales y
Posmodernidad? económicos.
- “Liquidez” representa la inconciencia de las
Muchos filósofos com Habermas, se relaciones humanas en diferentes ámbitos (por
resisten a hablar de “posmodernidad”, sino ejemplo afectivo y laboral). Es una alegoría de la
que prefieren hablar de una mutación de la naturaleza, que representa una nueva fase de la
Modernidad que se corresponde con una historía humana.
fase del capitalismo. - “Sociedad líquida” se trata de una sociedad que
Bauman se refiere a un paso de la fase está en cambio constante, lo que genera angustia
sólida a la fase líquida de la Modernidad. existencial, donde parece no haber sentido cuando
Fredric Jameson en una entrevista se trata de construir cosas nuevas.
manifiesta que algunas personas SE CARACTERIZA POR…
consideran que el posmodernismo ha - Individualismo, egoismo e incertidumbre.
tocado fondo, llegado a su fin, sin embargo - Cambios y exigencias constantes.
es preciso establecer una diferencia entre - Fugacidad de valores actuales.
el posmodernismo como estilo y la - “Síndrome de impaciencia” (Consumismo)
posmodernidad como situación cultural. - Fragilidad y desarraigo de las personas.
Existen diferentes estilos de - Nueva identidad flexible que se adapta a
Posmodernismo, algunos de ellos han diferentes escenarios y personas, no está
desaparecido al tiempo que se han relacionada a la construcción del “yo”, sino que es
originado otros, pero la posmodernidad a en función a los demás, generando en los sujetos
decir del autor, está vigente y además en una fuerte dependencia para con los otros y
expansión expectativas de éstos.
3. Demostrar conocimiento sobre la temática por medio de una reflexión personal:
diferencia entre el modelo moderno y posmoderno.

La referencia del presente trabajo es sobre una concepción que en principio es polémica,
ya que se encuentra enmarcada en un debate en el que diferentes autores se manifiesta
argumentando en torno a la Posmodernidad o “Modernidad Tardía” según algunos autores
(Archipiélago: análisis marxista de la posmodernidad: “Lógica cultural del capitalismo
tardío”).

De este modo entre los filósofos se presentan aquellos que como Habermas, Giddens,
Bauman o Touraine se resisten a hablar de posmodernidad, en su lugar prefieren
manifestar una mutación de la modernidad que se corresponde con una nueva fase del
capitalismo tardío. Dentro de esta misma lógica discurren los que como Vattimo, Lyotard o
Lipovetsky consideran que la modernidad es un proyecto agotado y que nuestra época se
ve desligada de las utopías y no se hace demasiadas ilusiones del futuro. La
posmodernidad se caracteriza así por el desencanto, el nihilismo y el relativismo,
hablándose así del “fin de la historia”. Bauman, sociólogo y filósofo polaco define a la
“posmodernidad” como el paso de la fase sólida de la Modernidad a una fase líquida de la
misma (Modernidad Líquida).

Se plantea entonces una importante crisis, entendida como cambio profundo, como
revolución antropológica, inédita en la historia, por la rapidez en que se dan los cambios y
la incapacidad de muchas personas para adaptarse a ella.

Este momento implica una profunda crisis. Dice Lipovetsky en su libro “La era del vacío”:
“el mundo se ha transformado en aldea planetaria”, ahora el sistema cerrado es el planeta
en su totalidad, podemos conocer todo sin tener que movilizarnos.

La Posmodernidad, entendida como un movimiento teórico-cultural, para algunos un


movimiento anti- moderno, para otros un replanteamiento del enfoque modernista. Esta
concepción viene gestándose desde hace muchos años, pero golpeó con más fuerza en
la década de los noventa.

La crisis de la modernidad da lugar a una revolución total en la vida del hombre, de modo
que con la posmodernidad se mueven los paradigmas, se producen cambios profundos:
se da paso a nuevos valores que apuntan al libre desarrollo de la personalidad. El placer
se legitima y comienza a regir la vida del hombre. El principio del deber modernista, es
sustituido por el principio del placer. Así la razón, las fuerzas coercitivas del deber quedan
de lado para dar lugar al placer, en dónde es el individuo el centro permitiéndole, una vez
liberado de esas fuerzas del deber ser, el derecho a ejercer su singularidad, a ser como
es, a disfrutar de la vida al máximo; un rasgo característico de la época a analizar es que
tanto la persona a nivel social como individual son el centro, siendo de este modo la figura
de narciso el símbolo de la época.

En el proceso de transición a la Posmodernidad, se produce un proceso por el cual los


individuos hacen primar los intereses y valores de su persona por sobre los intereses y
valores de la sociedad y de las instituciones, este es la llamada personalización, proceso
que se va a ver acompañado por el desarrollo de la Psicología, sosteniendo que cada
sosteniendo que cada persona tiene derecho a cuidarse a sí misma, a valorarse.

Según Fredric Jameson, nos encontramos inmersos en una cultura de la razón cínica, en
la que todo el mundo ya sabe todo de antemano, en la que ya no hay sorpresas, un
momento en el que todo el mundo sabe lo que es el sistema y lo que hace, que el sistema
no ofrece ilusiones a nadie y que simplemente está basado en el beneficio, en el dinero,
etc.

Cuando hablamos de Posmodernidad, estamos haciendo referencia a la búsqueda de la


calidad de vida, a la pasión por la personalidad, a la sensibilidad ecologista, al abandono
de los grandes sistemas, ya que la realidad es muy diversa y esta diversidad prima sobre
la uniformidad, razón por la cual no puede haber un único sistema.

Continuando con el recorrido de las características propias de esa época situamos al


culto a la participación y a la expresión, todos tienen derecho a decir lo suyo, la
rehabilitación de lo local lo regional, la rigidez de la modernidad es sustituida por la
flexibilidad (diversificación, elecciones privadas, respeto a las singularidades individuales).
En el arte no existen grandes escuelas, todo vale. No se puede limitar el arte, no se puede
racionalizar o situarlo dentro de un método riguroso que la habilite como “correcto o no “.
Como se puede observar, lo importante es ser uno mismo, y nada debe imponerse en
forma duradera.
La cultura posmoderna es diversa y habitan en ella aspectos contradictorios. Existe el
predominio de las lógicas duales, una correspondencia flexible de las antinomias, se
puede, por ejemplo, discutir sin pelear. Todo este proceso ha llevado al individuo a
liberarse de la presión social. La persona y su derecho a realizarse y a ser libre, es el
valor primordial. En esta época hay una crisis profunda del racionalismo y a diferencia de
la modernidad, la Posmodernidad es mística. Existe un exagerado consumismo, que ha
llevado a cambiar la ética del ahorro por la ética del crédito. Es un capitalismo que trata de
incentivar las necesidades y que éstas sean satisfechas, es un capitalismo neoliberal,
hedonista.

Un punto de inflección en torno a lo que presentaba la Modernidad con una marcada 


obsesión por la producción y la revolución, la Postmodernidad lo está por la expresión y
la información. La seducción, es el mecanismo de esta época. Ella es el proceso
general que tiende a regular el consumo, ya que se consume lo que luce más, regula las
organizaciones, la información, la educación, las costumbres, etc. La seducción es el
principio fundamental en la organización de la sociedad, multiplican las ofertas y compite
por atraer y crear necesidades. Esto traerá aparejado una sociedad de sobreconsumo que
además generará un crecimiento exponencial de los desechos en el planeta vinculados a
la mencionada producción.

El hedonismo es una característica de la Posmodernidad, es una posición filosófica que


considera que la felicidad se logra por medio del placer, sobre todo del placer sensual,
relacionado con los sentidos. La represión es mala, hay que dejar aflorar los verdaderos
impulsos que tienen que ver con el placer, hay que satisfacer todas las necesidades ya,
no hay visión de futuro, éste está entre paréntesis.
En la actualidad invade el nihilismo, la lógica. Existe una actitud de indiferencia, frialdad,
descompromiso, no hay nada por que jugarse (partidos políticos, valores, empresas, etc.).
Existe un agudizado descompromiso emocional, aumentan los divorcios y disminuyen los
casamientos.

Enmarcados en la mercantilización de absolutamente todo, esto mismo influye en el


ámbito sentimental se hacen cada vez más superficiales, las madres cada vez están
menos con los hijos, por lo tanto el niño tiene que ganar en independencia, y ese vínculo
afectivo es cada vez más liviano. Todo esto genera una subjetividad diferente, fría,
indiferente, los padres no pueden esperar amor profundo de sus hijos y mucho menos de
sus parejas. Las personas son ahora como las cosas, descartables, existe una
cosificación de la persona.

Otro aspecto es la disgregación social, porque no hay forma de organizarse para


defenderse. Las clases sociales se han separado tanto que ni siquiera se conocen, ya no
hay oprimidos, hay excluidos del sistema, altamente tecnificado, que ya prácticamente
no necesita mano de obra no especializada, y al estar afuera los millones de excluidos no
tienen forma de organizarse para defenderse. Este aspecto es visible a la hora de
considerar aquellos “ciudadanos del mundo” que van de país en país sin encontrar
pertenencia, lograr ser funcionales o “encajar en un país” es de este modo que el sistema
procede de manera de excluirlos, a modo de ejemplo, las naciones legislan en torno a
políticas inmigratorias en dónde estas personas tendrán limitado el acceso al territorio.

La vida política está tolerada, suavizada, se ha perdido el fanatismo. La energía no se


invierte en lo social, sino en lo privado, razón por la cual, es muy difícil, por ejemplo,
formar la comisión de fomento en una escuela.

En lo vinculado a la dinámica del mundo laboral se considera importante que las personas
se sientan bien en su trabajo y sean participativas, por lo tanto hay que reducir la rigidez
de las organizaciones y cambiar por dispositivos flexibles que no sean uniformes y
pesados. Desde lo más sofisticado a lo más primitivo, todo está impregnado por la
seducción.

Desaparecen las organizaciones piramidales, se da la autogestión, como forma de


disolver el poder y que éste se comparta entre unos cuantos. Así como en la Modernidad
primaba la jerarquía y la autoridad, ahora se han suavizado las costumbres y predomina
la autogestión, buscando la concentración y la planificación de todos.

Con la cooperación, el compañerismo, la solidaridad, el trabajo en taller, se trata de


revertir el egoísmo existente en la actualidad, donde el “yo” siempre es el centro. El
hombre Posmoderno es poco profundo, frívolo y apático, superficial. Se ha acostumbrado
a los cambios acelerados y ha caído en la apatía. Mientras la Modernidad se caracterizó
por el homo sapiens, la Posmodernidad se caracteriza por el “homopsicologycus”.
Es una época transparente, todo se dice, la Modernidad era más oculta, lo íntimo no se
contaba, se era celoso de lo personal.

Horizontalidad en las relaciones, el principio de autoridad está en crisis, en la familia


tenemos un ejemplo claro de ello, ya no existen límites respetables, tampoco hay quien
los imponga, todo lo que se lleva a la escuela o secundaria donde el maestro o los
profesores deben controlar comportamientos muy difíciles.
El sentido del humor es muy valorado, es la época de la sociedad humorística. En la
actualidad nos reímos de cosas diferentes a las que causaban risa en la Modernidad,
donde los chistes eran maléficos, ridiculizaban, se basaban en la razón, en la
discriminación, ahora el hombre se ríe de sí mismo, es un humor menos significativo.

Esta sociedad además plantea una tendencia a la evasión, la llamada “desconexión” a


escapar del mundo, por medio de la droga, la música, etc. Esta época es contradictoria,
porque el placer proporciona felicidad, pero para obtener placer debo conseguir cosas, y
para ello tengo que trabajar muchas horas y entonces… ¿qué tiempo para el placer? Es
necesario poner en balance cuánto tengo que consumir para ser felices y cuántas horas
de trabajo requiero para conseguirlo, pero si lleno mi día de actividades laborales, para
conseguir más y más bienes, no voy a poder dedicar tiempo a esas cosas que compré y
en las cuales baso mi felicidad.

La dinámica planteada genera sus consecuencias como la angustia por la soledad, la


insatisfacción permanente. Las personas están cada día más aburridas, los niños ya han
tenido todo, no les queda nada por obtener, entonces aparecen, por ejemplo las drogas,
en la búsqueda de satisfacción. Mientras que otros nunca han tenido nada y lo desean
todo por efectos de la ya mencionada seducción cuyos principales padrinos serán la
industria de la publicidad y el marketing en dónde la televisión, redes sociales, internet,
generarán el vínculo para influirla.

En esta Posmodernidad tan conflictiva, existen aspectos muy positivos que hay que
destacar, por ejemplo, la aceptación de la diversidad, los grupos minoritarios, los
homosexuales son ahora más aceptados y la liberación femenina es muy significativa, se
reconocen los derechos de la mujer y de todos los grupos minoritarios.

“Llegados a la modernidad tardía el mundo social se torna más diverso y mucho más
problemático. En este tiempo encontramos “Un pluralismo de valores, resultante de la
inmigración y la diversidad sub cultural, (...) la sociedad civil deviene más segmentada y
diferenciada” (Young 2001), se celebran los distintos estilos de vida, hay menos tolerancia
a los problemas. Así se da una transición de un mundo que engullía e incorporaba, a un
período de post-guerra a uno más expulsante, separador y excluyente. Estos cambios
encontrarán diversas expresiones en la subjetividad ciudadana y en las instituciones,
tanto en la familia como en aquellas que dirigen a éstas su intervención.
Siguiendo a Lewkowicz, sin Estado Nación, sustituido por la lógica del mercado las
instituciones disciplinarias ven alterada su consistencia y su sentido. En el pasaje del
Estado al Mercado se desvanece el suelo donde apoyaban las instituciones disciplinarias
y éstas se transforman en fragmentos sin centros (Lewkowicz 2003: 47). “La subjetividad
neoliberal no se asienta sobre lo sólido del territorio sino sobre la fluidez de los capitales”
(Larroca, Jorge).
Hoy la subjetividad dominante no es institucional sino más mediática. No hay normativa y
saber, sino imagen y opinión personal. Sintetizará Lewkowicz: “el padecimiento actual
está ligado a la ausencia de normas para regular los encuentros, con el desacople entre
las subjetividades supuestas y las reales”. (2003:54)

Las instituciones inclusive trabajan con supuestos respecto a los sujetos a atender, pero
los que llegan a ellas no se corresponden con dichos supuestos e inclusive la distancia
entre lo supuesto y lo que se presenta es abismal. Este cambio señalado en la
subjetividad impacta en las formas de inclusión y también de exclusión social.
En la lógica de mercado, propia de la modernidad tardía, la exclusión es expulsión de la
red de consumo. En las instituciones de encierro se buscaba la conversión de sus
componentes.

En cambio, la “expulsión neoliberal no busca intervenir sobre lo expulsado (Lewkowicz


2003:59), no busca “normalizar” al desviado sino que “intenta depurar la sociedad de sus
elementos antisociales impidiendo que formen parte de la escena civilizada. Esta
expulsión no funda humanidad sino que destituye humanidad. Se trata de una expulsión
definitiva, que no propone su reintegro. Además, lo específico de la expulsión actual es su
inscripción como amenaza, su posibilidad de devenir destino, también entre los incluidos.
La expulsión existe como horizonte probable para cualquiera. (Lewkowicz 2003: 58).

Sobre Globalización. En la comunicación, la telefonía, el internet se han incorporado a la


vida cotidiana. Culturalmente se va imponiendo una lengua y un modelo de consumo
uniforme como ideal de vida felíz reforzado por los medios de comunicación. Aumentan
los grupos de personas en estado de vulnerabilidad. Muchos buscando la supervivencia o
la concreción de una mejor vida, aprovechan a la globalización al margen de la legalidad y
de los derechos humanos, aumentando las redes de delincuencia de las que es un
milagro salir. Las fisuras se manifiestan a nivel de violencia de los comportamientos
delictivos, la variación en los delitos, el sentimiento de inseguridad de la población,
generando conductas que debilitan el tejido social. Para Fredric Jameson, la
posmodernidad y globalización son una misma cosa. Se trata de dos caras de un mismo
fenómeno. La globalización lo abarca en términos de información, en términos
comerciales y económicos, mientras que la posmodernidad, por su lado, consiste en la
manifestación cultural de esta situación.

En fin, tomando como referencia los apuntes de Bauman podemos afirmar que hoy
vivimos en una época de incertidumbre, en donde las partes “desarrolladas” del planeta
crearon un escenario nuevo y sin precedentes, y que ofrecen una serie de nunca vistos
con anterioridad. Uno de ellos es el paso de la fase “sólida” de la modernidad a una fase
“líquida”, es decir, a una situación en la que las formas sociales, las instituciones
tradicionales que han servido para salvaguardar la continuidad de los hábitos y los
modelos de comportamiento aceptables, ya no pueden (ni se espera que lo hagan)
mantener su forma por más tiempo, ya que se descomponen y se terminan antes de
poder asumirlas. El estado “líquido” en el que vivimos afecta a distintas realidades que
integran la sociedad.

La Educación hoy. En cuanto a la educación y siguiendo con los aportes de Bauman,


podemos arribar que a la misma se le presentan nuevos retos o desafíos. La educación
tiene que hacer frente a las características de una sociedad consumista al extremo, una
sociedad que se encuentra ante una multiplicidad de objetos (alimentos, informaciones,
servicios, etc.) que la misma sociedad ofrece y que se presentan con el atractivo de
consumirse en poco tiempo, sin el menor esfuerzo y sin complicaciones (“Síndrome de la
impaciencia”).

Desde la educación se pasa de una época en la que ésta ofrecía una serie de “productos”
que se anunciaban y por los cuales se pagaba, a un diferente período en la que se
considera, fundamentalmente un “proceso”. Hoy en día “el apetito de conocimiento” debe
sentirse gradualmente a lo largo de toda la vida, a fin de que cada persona pueda
continuar “creciendo” y ser así una “mejor” persona. En ésta nueva fase líquida disminuye
la importancia de “aquello que se conoce” para centrar la atención en la “capacidad” para
responder a nuevas situaciones, en la posibilidad de “digerir” cualquier nueva información
que se pueda presentar.

Mientras que, en la “sociedad sólida” (Moderna) los conocimientos se ponen en contacto


con datos duraderos, datos que se multiplican y que se podían acumular. A diferencia de
ésta, la nueva etapa que nos toca vivir ya no interesan la posesión de esos productos
duraderos y permanentes, por tanto, en la Modernidad Líquida, ya no cabe la idea de
conocimientos permanentes, duraderos e invariables. Hoy la solidez de las cosas
(conocimientos) aparece como una amenaza real, trata de evitar actitudes que impliquen
embarcarse en cosas de por vida. Al consumismo actual no le interesa acumular, sino
más bien, el breve goce de las cosas.

Ante todo esto, la educación se debe poner en contacto con conocimientos de usorápido
e instantáneo, que sirven por el momento y que luego se pueden desechar. Los
conocimientos son mercancías, que se pueden comprimir y patentar, cuyo valor comercial
refleja lo que distingue al producto de los ya existentes, antes que su calidad intrínseca.
La educación ya no puede ser un producto que uno gana, conserva, atesora y protege,
por tanto, los contenidos ya no la definen.

Otro reto para la Educación procede del carácter errático e impredecible del cambio
contemporáneo. Los objetos del conocimiento tienden a ser variables y cambiantes, se
vive en contextos de volatilidad, de fluidez, de la flexibilidad y de la brevedad de la vida.
La educación en éste contexto debe producir personas joviales y comunicativas, abiertas
y curiosas, que pongan como elemento básico sus propias personas, su capacidad
imaginativa y astuta, que tengan “un valor agregado” para cualquier trabajo en equipo. Lo
que se convierte en fundamental es presentar ideas nuevas, insólitas, proyectos
excepcionales nunca antes sugeridos por otros. Se debe proponer una “educación
permanente”, que avive la necesidad de actualizarse (novedades últimas).
La educación avanza en el mundo al que se refiere la información, la misma ha venido a
ser el principal sitio de lo desconocido. De todas formas, aún debemos aprender el arte de
vivir en un mundo sobresaturado de información y, además, fundamentalmente, aprender
el arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en éste mundo. Prácticamente
el reto que tiene a la educación hoy es desarrollar en los sujetos la destreza para asimilar
información nueva y resolver problemas dado que dominar determinado cuerpo de
conocimientos de forma permanente tiene un escaso valor en un mundo que está en
rápida transformación.
Se necesita que en las mentes haya “disciplina”, es decir, la habilidad para adaptarse a
circunstancias en cambio constante, para confrontar hechos nuevos y encontrar otros
modos creativos de resolución de los problemas.

Otro de los aspectos que pueden condicionar pero no determinar a un alumno y que
repercuten en la educación y que ésta ha de tener en cuenta en ésta fase de modernidad
líquida es:

Las dinámicas familiares son parte también del cambio, se partiendo de reconocer que
en la Modernidad “la familia”, se “democratizó”, se convirtió en un precepto cultural
dirigido a todos los individuos, con sus roles de fidelidad conyugal, amor paterno, cuidado
de hijos.
Dos conquistas de la Modernidad: la elección del cónyuge por amor y posteriormente la
conservación del mismo también por amor. (Lewkowicz 2004)

Se introdujo el divorcio, otra moralmente condenado por los conservadores, ya que su


propagación entraña la muerte de la familia. El matrimonio religioso y civil perdió fuerza
simbólica. A medida que aumentaban la cantidad de divorcios y se producían avances
técnicos (Roudinesco 2003: 164-165). La llegada de las técnicas de inseminación artificial
con donante anónimo (procreación médica asistida) y la fecundación in Vitro jaquean la
institución del matrimonio pues “ella se basa en la idea de que el acto sexual tiene como
corolario la procreación y en que la paternidad social es inseparable de la paternidad
biológica” (Roudinesco 2003. 174 – 176)

Con los avances técnicos y el aumento de los divorcios, el matrimonio pasó a ser un
rito festivo, un contrato más o menos duradero entre dos personas y no ya un acto
fundante y definitivo de una célula familiar.
“La definición de una esencia espiritual, biológica, o antropológica de la familia, fundada
en el género y el sexo o en las leyes de parentesco...son sustituidas por la definición
horizontal y múltiple que se asemeja más a una tribu insólita, una red asexuada, fraternal,
sin jerarquía ni autoridad y en la cual uno se siente autónomo o funcionarizado”.
(Roudinesco 2003: 167-168)

Esto implica vínculos que ya no se pueden definir por el andamiaje estructural del
parentesco. Pululan los “ex” y los “astros” (hermanastros, padrastros). No hay lenguaje de
parentesco para distinguir ciertos vínculos afectivos que se sostienen por haberse elegido
mutuamente, por cuidarse, acompañarse, no porque hay un anclaje dado de antemano
(Lewkowicz 2004 b: 113). No podremos tampoco suponer vínculos sólidos que remitan a
instituciones sólidas como la familia, la escuela, donde éstas se hallan amparadas en la
meta-institución Estado pues “En la era de la fluidez hay chicos frágiles con adultos
frágiles, no chicos frágiles con instituciones de amparo”.
La familia en la actualidad enfrenta otro proceso de democratización configurándose
como una asociación basada en relaciones igualitarias y donde su consistencia depende
esencialmente de la calidad de las relaciones entre sus miembros (Castel 1997: 418-419).
Esta democratización de la familia, es según este autor una causa de vulnerabilidad
familiar.

La protección simbólica “sentido de la vida, trascendencia” que brindaba la familia hoy se


desmorona, pierde su capacidad de conferir sentido, de brindar seguridad: “En la
actualidad, la familia (...) en nada se parece a un seguro y duradero puerto en el que uno
pueda anclar su propia existencia, vulnerable y fugaz” (Bauman 2001: 49). En el mismo
sentido se expresa Lewkowicz cuando se refiere al desfondamiento de las instituciones de
amparo, entre las que se ubica a la institución familiar (2004: 100), desfondamiento que,
afectando a la familia afecta a la institución de amparo por excelencia que es la
maternidad (2004 a :98). Esto produce un desplazamiento: “de las instituciones de
amparo a las prácticas de cuidado”. Estas prácticas de cuidado tienen que ser pensadas
una por una “pues no hay un repertorio instituido capaz de amparar. Transitamos una
situación inédita, hay que pensar cada detalle cada vez, pues nada de lo pensado de
antemano tiene chance ni garantía de vigencia” (Lewkowicz 2004 a: 100).
Lo precedente pretende iluminar los cambios sufridos no solo en los sujetos sobre los que
somos llamados a intervenir, sino también en las instituciones y en los mandatos que
sostienen.

Sin esa claridad la “realidad” que llega a las instituciones produce desorientación y una
sensación en los operadores de ausencia de instrumentos adecuados a la “realidad” que
se nos presenta, instrumentos que antes sí parecían corresponder.

“Estamos en una relación que se sostiene sólo si, en vez de suponer cómo ocurre con el
saber instituido, se piensa”. (Lewkowicz (2004 a: 100)

“La infancia era una institución sólida porque las instituciones que la producían eran a su
vez sólidas. Agotada la capacidad instituyente de esas instituciones, tenemos menores y
no infancia. Nos encontramos con una dispersión de situaciones para las que no hay
teoría, y parece que no puede haberla porque las situaciones dispersas se montan sobre
un fondo de fluidez, de contingencia permanente. Se ha caído un mundo, estamos caídos
de ese mundo y en otro que no llega a ser un mundo hasta que no lo hagamos ser”.
Jóvenes, casi niños, son delincuentes, asesinos, guerrilleros, kamikazes, hackers,
consumistas, determinadores de consumos, consumidores, acelerados, hiperconectados,
aislados, abandonados, abusados, prostituidos, sponsorizados, traficados.
Los niños de hoy son hijos de marcas, prácticas y discursos cuyo pretendido monopolio
parental-estatal-escolar va siendo globalizadamente destronado. A través de una
saturación mediática se han alterado de modo profundo la raigambre de filiaciones y
linajes. Vivimos una época de familias, estados y escuelas desbordadas como
productores predominantes de subjetividad.

En ningún sitio está teniendo la sociedad a “la velocidad de la luz” más impacto que en la
generación electrónica. A millones de niños y adolescentes en el planeta (especialmente
varones) se les diagnostica Alteración Hiperactiva por Déficit de Atención (AHDA). Los
afectados se distraen fácilmente, son incapaces de centrar la atención, excesivamente
impulsivos, y se frustran fácilmente. ¿Acaso es de extrañar? Si un niño crece en un
ambiente rodeado por el rápido ritmo de la televisión, los videojuegos, los ordenadores y
la constante estimulación de los medios, y se acostumbra a esperar una gratificación
instantánea, tiene muchas posibilidades de que su desarrollo neuronal le condicione a un
lapso de atención corto. Si aumentamos el ritmo, nos arriesgamos a aumentar la
impaciencia de una generación”. (Larroca: 2011)

Siempre que se habla de Instituciones Educativas nos referimos a todo establecimiento


educativo. Toda Institución encargada de poner en contacto a los profesionales de la
enseñanza y a sus saberes expertos con la población a la que estos saberes están
destinados.
Existen muchos libros de los autores incorporados en el power point disponibles en
internet y otros. Elige u opta alguno para argumentar tu trabajo.

Tomando el libro “La era digital. Nuevos desafíos educativos.” de Pérez Gómez
podemos obtener aportes que permitan argumentar lo trabajado anteriormente. En dicho
libro, específicamente en su capítulo I encontramos aportes que hacen a la educación en
una época diferente, distinta y cambiante. El autor hace referencia a la era global de la
información digitalizada. Dicho autor se plantea las siguientes interrogantes: ¿En qué
mundo vivimos? ¿Qué sentido tiene la escuela que conocemos en dicho escenario?
Tal como lo hemos planteado previamente pero en otros términos, vivimos en la aldea
global y en la era de la información, una era que se caracteriza por el cambio vertiginoso,
por el incremento de la interdependencia y de la complejidad sin procedentes, que está
provocando una alteración radical en nuestra forma de comunicarnos, de actuar, de
pensar y de expresar. Es sorprendente observar la aceleración exponencial del cambio
que hemos vivido desde el año 1975 hasta nuestros días. Nos encontramos en la era
digital, cuya actividad principal de los seres humanos ha sido la adquisición,
procesamiento, análisis, recreación y comunicación de información. El desarrollo
simbólico y el manejo de la información son los responsables de este efecto acumulativo y
exponencial de la evolución de los seres humanos. La fuerza física humana fue sustituida
por la fuerza física animal, ésta a su vez por la energía y ésta por la gestión digital de la
información como fuentes de satisfacción de necesidades, desarrollo, supervivencia y
poder. La era de la información se caracteriza como defiende Castell, por la primacía del
valor de la información sobre el valor de las materias primas, el trabajo y el esfuerzo
físico.

Las sociedades contemporáneas, caracterizadas por la globalización de los intercambios


económicos, por la fluidéz y flexibilidad en los procesos de producción, distribución y
consumo, plantean a los ciudadanos nuevos estímulos y posibilidades, a la vez nuevos
desafíos e incertidumbres por la rapidez, profundidad y extensión de los cambios en todos
los ámbitos de la vida y costumbres. Vivimos inmersos en contextos complejos, de
supercomplejidad a decir de Barnett (1999) y Wagner (2010). Los cambios sustanciales se
han producido en tres ámbitos, que son:
a) Ámbito de la producción/consumo (economía).
b) Ámbito de poder (política). Responde y se ajusta a los intereses del mercado
financiero.
c) Ámbito de la experiencia cotidiana (sociedad y cultura).

Según Castells (1994) estamos ante un cambio de época, no solo ante una época de
cambios. La confluencia de cambios tan significativos y radicales está conformando un
nuevo metacontexto que cambia las instituciones, los Estados y la vida cotidiana de los
ciudadanos dentro de una era de globalización e interdependencia. Nos encontramos en
la época del capitalismo postindustrial, financiero y globalizado (modernidad líquida),
donde el intercambio digital, la globalización financiera y comercial, la libre circulación de
productos y capitales, la primacía de la rentabilidad sobre la productividad, la búsqueda
del beneficio a cualquier precio, la especulación financiera sin control, la deslocalización
espacial del trabajo y la producción sitúan a la información, la flexibilidad, la incertidumbre,
la desregulación, la fluidez y la innovación como los ejes de los comportamientos
humanos individuales y grupales en los procesos de producción, distribución y consumo.
La globalización, por tanto, ha cambiado la forma en que trabajamos, nos comunicamos y
vivimos. “Implica una fuerza de cambio, con potencial catalítico tanto positivo como
negativo, de posibilidades y de amenazas”. (Darling - Hammond, 2011)

Todo esto lleva a la transformación de los escenarios cercanos de socialización. Por


ejemplo, a la familia, el grupo de iguales, el pueblo o el barrio, la escuela, y la empresa
han sufrido modificaciones importantes tanto en su configuración interna como sobre todo
en su posición relativa y en su función como plataformas de socialización de las nuevas
generaciones.
El siglo XXI es un siglo urbano, donde las grandes ciudades en lo que significan de
yuxtaposición de diferencias, la celebración de la complejidad, el anonimato, la diversidad,
la acumulación de posibilidades y de riesgos, son atractivos relevantes para el ciudadano
global. El escenario social, local, global, se ha transformado de manera tan radical que los
seres humanos se enfrentan como ciudadanos/as a un clima de inseguridad,
incertidumbre y miedo, tanto como de posibilidades, aspiraciones y oportunidades
imprevistas, un mundo de influjos globalizados, cuyos valores, intereses, códigos y
aspiraciones desbordan ampliamente los patrones culturales de la familia y las
posibilidades de que los adultos cercanos se constituyan en ejemplos útiles.

La información digital. Vivimos en un entorno fundamentalmente simbólico. En la


economía contemporánea el trabajo no cualificado y las materias primas dejan de ocupar
un lugar tan estratégico como en el pasado. La importancia creciente del sector servicios
ensalza de sobremanera la relevancia de la información y del conocimiento de tal modo
que se convierte en el elemento sustantivo de la cultura actual. La distinta posición de los
individuos respecto a la información define sus posubilidades productivas, sociales y
culturales, incluso hasta el grado de determinar la exclusión social de quienes no sean
capaces de entenderla y procesarla. Por todo ello, aparece con mayor claridad y urgencia
la necesidad de formación de los nuevos ciudadanos para vivir en un nuevo entorno
digital de posibilidades y riesgos desconocidos.
Acorde con lo que planteamos anteriormente, en la actualidad la información se produce,
se distribuye, se consume y se abandona (descarta) a un ritmo endiablado. Uno de los
factores más decisivos en este proceso es la reducción acelerada de la vida media del
conocimiento, es decir, el tiempo medio desde que aparece un conocimiento hasta que se
vuelve obsoleto. No parecería exagerado afirmar que la superviviencia de los individuos,
las organizaciones y las naciones, en la era de la información, depende sustancialmente
de la adquisición, uso, análisis, creación y comunicación de la información.

Hoy día, la tecnología ya no puede considerarse solamente como un modo de transportar


la información de un lugar a otro. La tecnología de la información se ha transformado en
un medio de participación, provocando la emergencia de un entorno que se modifica y se
reconfigura constantemente como consecuencia de la propia participación en el mismo.
La información se produce, consume, actualiza y altera constantemente, nuevas prácticas
de lectura, escritura, aprendizaje y pensamiento. Las tecnologías inteligentes como la
internet, no pueden considerarse simples vehículos que transportan la información, sino
que al ampliar y complejizar el proceso de acceso, procesamiento y expresión de la
información y el conocimiento, modifican sustancialmente la manera en que el individuo
se construye a sí mismo, comprende el contexto y se comprende a sí mismo. Los seres
humanos elaboran el software, las pataformas y las redes que finalmente programan y
configuran sus propias vidas.

Una consecuencia de ese ritmo acelerado y exponencial de producción y consumo de


información fragmentada y compleja es el volumen inabarcable de la misma que produce
en los individuos saturación, desconcierto y paradójicamente desinformación. La
saturación de información produce dos efectos en apariencia paradójicos, pero en
realidad convergentes: la sobreinformación y la desinformación. El atracón de
informaciones fragmentarias produce indigestión y difícilmente provoca conocimiento
estructurado y útil.

Por otra parte, la televisión, o mejor, las diferentes pantallas, los videojuegos y las redes
sociales virtuales se han constituido en las sociedades contemporáneas en el más
influyente contexto de socialización, el escenario cercano que rodea al desarrollo y
crecimiento de los individuos y condiciona con fuerza y preseverancia la formación de sus
opiniones, creencias, intereses y tendencias. Los medios de comunicación y, en particular,
la multipresente pantalla, constituyen el esqueleto de la nueva sociedad. Todo lo que tiene
alguna relevancia ha de ocurrir en la pantalla. Tanto la televisión como el resto de las
pantallas, condicionan la organización del espacio, del tiempo, de las relaciones
intersubjetivas, la naturaleza de los contenidos de la vida psíquica así como los
instrumentos y códigos de percepción, expresión e intercambio de los individuos y de la
colectividad. Neil Postman (1999) ya advertía que en la actualidad, la televisión comercial,
los videojuegos, las redes sociales y el intercambio digital son, como mucho, la fuente de
valores más constante al alcance de los niños, las niñas y jóvenes.

En fin, el mundo de la pantalla es un mundo diferente al mundo de la página escrita,


requiere una vida intelectual, perceptiva, asociativa y reactiva muy distinta, nace una
nueva ética intelectual que define de modo muy diferente lo que consideramos
conocimiento válido así como las formas de adquisición, distribución y consumo del
mismo. Como afirma Carr (2010), vivimos sumergidos en un ecosistema, “internet”, de
tecnologías de la interrupción en contraposición a la tecnología del libro impreso que
favorecía la concentración.

Internet (red de redes) y los motores de búsqueda están produciendo lo que Baricco
(2008) llama “la mutación cultural” de esta época. La mutación reside en la pérdida del
valor de la profundidad como fuente del conocimiento: “La idea de que entender y saber
signifique penetrar a fondo lo que estudiamos, hasta alcanzar su esencia, es una hermosa
idea que está muriendo: la sustituye la instintiva convicción de que la esencia de las cosas
no es un punto, sino una trayectoria, de que no reside en las cosas, sino que se disuelve
por fuera de ellas, donde realmente comienzan, es decir, por todas partes” (Barrico, 2008,
pág. 111). Por tanto, la red se ha convertido en el entorno de comunicación más
importante de la Historia. La internet permite explorar, conocer e incluso participar en
comunidades ajenas, cercanas o lejanas, en las concepciones culturales que comparten
y, por tanto, acceder a un escenario de socialización más plural. No es solo un almacén
inagotable de informaciones y una base más o menos ordenada o caótica de datos,
conceptos y teorías, una excelente y viva biblioteca al alcance de todos, sino que, es un
espacio para la interpretación y para la acción, un poderoso medio de comunicación, etc.

La internet está configurando una nueva estructura social, la sociedad red que permite la
interconexión de comunidades virtuales concebidas como como redes de lazos
interpersonales que proporcionan sociabilidad, apoyo, información, un sentimiento de
pertenencia y una identidad social. Para participar en esta nueva estructura social se
requieren nuevas alfabetizaciones.
Aprender el “lenguaje de la pantalla”, las “tecnologías de la interrupción”, llega a ser tan
necesario como la alfabetización relacionada con la lectura y escritura verbal. Por tanto,
preparar a los ciudadanos de la modernidad líquida no solo para leer y escribir en las
plataformas multimedia sino para que se impliquen en el mundo comprendiendo la
naturaleza enredada, conectada, de la vida contemporánea se convierte en un imperativo
ético además de una necesidad técnica. La vivencia de los intercambios y de las
posibilidades virtuales que ofrece internet abren un mundo de posibilidades tanto como de
riesgos para los que el individuo debe preperarse y formarse.

Los efectos en la socialización y los retos educativos en la era digital. La primer


consecuencia de todos estos cambios sustantivos en las instituciones sociales y en las
relaciones de experiencia dentro de la “aldea global digital” es que se han modificado
también de manera importante, en los contenidos, en las formas y en los códigos, los
procesos de socialización de las nuevas generaciones, y por tanto las exigencias y
demandas educativas a la institución escolar. En este complejo, novedoso y acelerado
contexto social y simbólico, se produce la socialización de la mayoría de los individuos de
las sociedades contemporáneas por lo que en función de estos influjos se desarrollan sus
habilidades, conocimientos, esquemas de pensamiento, actitudes, afectos y formas de
comportamiento.

La vida cotidiana de niños, jóvenes y adultos se encuentra alterada por la imparable y


poderosa penetración social de las nuevas tecnologías de la información y de la
comunicación.
Según Ines Dussel (2011), “Las tecnologías digitales han creado un nuevo escenario para
el pensamiento, el aprendizaje y la comunicación humanas, han cambiado la naturaleza
de las herramientas disponibles para pensar, actuar y expresarse... la cultura digital
supone... una reestructuración de lo que entendemos por conocimiento, de las fuentes y
los criterios de verdad, y de los sujetos autorizados y reconocidos como productores de
conocimiento...”.
A modo de reflexión, este nuevo escenario social (explosión exponencial y acelerada de la
información en la era digital), por tanto, demanda cambios sustantivos en la formación de
los futuros ciudadanos y, por consiguiente, plantea retos ineludibles a los sistemas
educativos, a las escuelas, al currículum, a los procesos de enseñanza y aprendizaje, y,
por supuesto, a los docentes. Conviene hablar de cambiar la mirada, de reinventar la
escuela. Las reformas parciales sin sentido global ya no son suficientes.
El reto de la escuela contemporánea se sitúa en la dificultad y necesidad de transformar el
torrente desordenado y fragmentario de informaciones en conocimiento, es decir, en
cuerpos organizados de proposiciones, modelos, esquemas y mapas mentales que
ayuden a comprender mejor la realidad, así como en la dificultad para transformar ese
conocimiento en pensamiento y sabiduría. Es necesario considerar seriamente el papel de
las nuevas herramientas y plataformas por las que transita la información, ya que, sin
duda, constituyen el factor central del cambio. Parece evidente que ya no pueden
entenderse los procesos de enseñanza-aprendizaje, donde los individuos se ponen en
contacto con la información y el conocimiento disponible, sin la presencia poderosa y
amigable de las TIC y en particular de la Internet (red de redes).

La enseñanza frontal simultánea y homogénea es incompatible con esa nueva


estructura y va a exigir a los docentes el desarrollo de una metodología mucho más
flexible y plural así como una atención más personalizada a los estudiantes. “Modernizar”
la escuela, no supone simplemente la introducción de aparatos e infraestructuras que
permitan comunicación en red. Es algo más que utilizar las nuevas herramientas para
desarrollar las viejas tareas de manera más rápida, económica y eficaz. Se sugiere
reorganizar la enseñanza pensando en los nuevos aspectos de producción de saberes,
como la hipertextualidad, la interactividad, la conectividad y la colectividad.

A su vez, la frontera entre lo escolar y lo no escolar ya no se define por los límites del
espacio y el tiempo en la escuela ya que hay mucho de “no escuela” en el horario escolar
y hay mucho de escuela en el espacio y tiempo posterior al horario escolar. En la
interacción del aprendíz con la información y con el conocimiento ya no hay un solo eje de
interacción controlado por el profesor, sino una comunicación múltiple, que exige mucha
atención y capacidad de respuesta inmediata a diversos interlocutores. Las nuevas
exigencias y condiciones de la sociedad basada en la información remueven
drásticamente los fundamentos de la escuela clásica y de sus modos de entender el
conocimiento, así como la formación personal, social y profesional de los ciudadanos
contemporáneos.

El sistema educativo ha de preparar a los alumnos para que manejen y resuelvan


situaciones en el futuro, bien distintas, por lo general, a las que rodean el presente. Tales
situaciones son en gran medida desconocidas, imprevisibles cuanto mayor, más rápido,
intenso y extenso sea el cambio económico, social y cultural de ese escenario. Ya no es
aconsejable solamente dispensar información a los alumnos, sino que, hay que
enseñarles cómo utilizar de forma eficaz la información que los rodea y llena sus vidas,
cómo acceder a ella y evaluarla de forma crítica, analizarla, organizarla, recrearla y
compartirla. Las escuelas deben convertirse en poderosos escenarios de aprendizajes,
donde los estudiantes investiguen, compartan, apliquen y reflexionen.
Según Dussel (2011), “la escuela es una institución de transmisión cultural organizada en
cierto momento histórico”. La modernidad de fines de siglo XVIII y XIX, en torno a una
idea de cultura pública y con el predominio del pensamiento racional, reflexivo y
argumentativo que respondía a las exigencias del mundo laboral en gran medida
ordenado en torno a la fábrica y la cadena de montaje. Sin embargo, las exigencias
formativas de los ciudadanos contemporáneos son de tal naturaleza que requieren
reinventar la escuela para que sea capaz de estimular el desarrollo de los conocimientos,
habilidades, actitudes, valores y emociones que requiere convivir en contextos sociales
heterogéneos, cambiantes, inciertos y saturados de información, escenarios
caracterizados por la supercomplejidad.

La sociedad de la información y del conocimiento dirige a la educación demandas


distintas de las tradicionales, evidentemente relacionadas con el desarrollo en todos los
ciudadanos de la capacidad de aprender a lo largo de toda la vida. El problema no es ya
la cantidad de información que los niños reciben, sino la calidad de la misma, su
capacidad para entenderla, procesarla, seleccionarla, organizarla y transformarla en
conocimiento, así como la capacidad de aplicarla a las diferentes situaciones y contextos
en virtud de los valores e intenciones de los propios proyectos personales o sociales. Dos
grandes retos se presentan al sistema educativo en las democracias actuales, que son,
primero, consolidar una escuela comprensiva que permita el máximo desarrollo de las
capacidades de cada uno, respetando la diversidad y asegurando la equidad de acceso a
la educación y compensando las desigualdades; por otro lado, favorecer la formación de
sujetos autónomos, capaces de tomar decisiones informadas sobre su propia vida y de
participar de manera relativamente autónoma en la vida profesional y social.

A modo de cierre, se considera que las dinámicas actuales han generado cambios en
todas las esferas, y con ellos, también se acompañarán cambios en el ámbito educativo,
ya que mucho de los aspectos sociales repercuten en la misma, la realidad posmoderna
exige un cambio en donde la educación no puede seguir orientándose por más tiempo a
la transmisión, y aprendizaje de piezas y fragmentos discretos y aislados de información,
memorizada y acumulada en almacenes estables de información para ser utilizada
cuando se necesite (“modelo de pedagogía bancaria” criticado por P. Freire), ya que de
nada sirve instruir en contenidos disciplinares, conceptos específicos, si la información en
la sociedad actual está al alcance de un click, la educación debe poner énfasis en el
desarrollo en cada individuo de conceptos básicos y fundamentales para aprender a
pensar y aprender de modo disciplinado, práctico, crítico y creativo, de modo que pueda
utilizarse el conocimiento y los métodos de comprensión en nuevas situaciones que
aparecen en el mundo de la información cambiante.

BIBLIOGRAFÍA:
Lipovestsky, Gilles, “La era del vacío”. 8° edición 1995. Ed. Anagrama
Lewkowicz Ignacio (2004 b). “Entre la institución y la destitución, ¿qué es la infancia?.
Lewkowicz Ignacio y Cristina Corea. “Pedagogía del aburrido. Escuelas destituidas,
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Lewkowicz Ignacio (2004). “Pensar sin Estado. La subjetividad en la era de la fluidez”.
B.A. Paidós.
Lewkowicz Ignacio. (2004 a). “La institución materna. Una historización”
Roudinesco Elizabeth (2003) “La familia en desorden”. B.A. Fondo de cultura económica
de Argentina S.A.
Nicolini, Graciela. “Abordaje institucional de las familias. Desafíos en la modernidad
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Pérez Gómez. “La era digital. Nuevos desafíos educativos”. 2013. Ediciones Morata, S.L.
Zygmunt Bauman, “Los retos de la educación en la modernidad líquida”, 2007,
Barcelona,Gedisa,

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