Tarea II - Matías Bobadilla - 4to Magisterio - Filosofía de La Educación
Tarea II - Matías Bobadilla - 4to Magisterio - Filosofía de La Educación
Tarea II - Matías Bobadilla - 4to Magisterio - Filosofía de La Educación
¿Qué es la
modernidad líquida?
Tomando los aportes de Zygmunt
Bauman(sociologo y filosofo polaco):
- Categoría socilógica que sirve para definir el
estado actual de nuestra -sociedad.
- Se pasa de una fase “sólida” de la modernidad
hacia una fase “líquida” en dónde las formas
sociales, las instituciones tradicionales con las que
servían al mantenimiento de los hábitos y modelos
de comportamiento “aceptables” ya no pueden
mantener sus formas en el tiempo.
¿Vivimos en la - Figura de cambio constante y transitoriedad,
atada a factores educativos, culturales y
Posmodernidad? económicos.
- “Liquidez” representa la inconciencia de las
Muchos filósofos com Habermas, se relaciones humanas en diferentes ámbitos (por
resisten a hablar de “posmodernidad”, sino ejemplo afectivo y laboral). Es una alegoría de la
que prefieren hablar de una mutación de la naturaleza, que representa una nueva fase de la
Modernidad que se corresponde con una historía humana.
fase del capitalismo. - “Sociedad líquida” se trata de una sociedad que
Bauman se refiere a un paso de la fase está en cambio constante, lo que genera angustia
sólida a la fase líquida de la Modernidad. existencial, donde parece no haber sentido cuando
Fredric Jameson en una entrevista se trata de construir cosas nuevas.
manifiesta que algunas personas SE CARACTERIZA POR…
consideran que el posmodernismo ha - Individualismo, egoismo e incertidumbre.
tocado fondo, llegado a su fin, sin embargo - Cambios y exigencias constantes.
es preciso establecer una diferencia entre - Fugacidad de valores actuales.
el posmodernismo como estilo y la - “Síndrome de impaciencia” (Consumismo)
posmodernidad como situación cultural. - Fragilidad y desarraigo de las personas.
Existen diferentes estilos de - Nueva identidad flexible que se adapta a
Posmodernismo, algunos de ellos han diferentes escenarios y personas, no está
desaparecido al tiempo que se han relacionada a la construcción del “yo”, sino que es
originado otros, pero la posmodernidad a en función a los demás, generando en los sujetos
decir del autor, está vigente y además en una fuerte dependencia para con los otros y
expansión expectativas de éstos.
3. Demostrar conocimiento sobre la temática por medio de una reflexión personal:
diferencia entre el modelo moderno y posmoderno.
La referencia del presente trabajo es sobre una concepción que en principio es polémica,
ya que se encuentra enmarcada en un debate en el que diferentes autores se manifiesta
argumentando en torno a la Posmodernidad o “Modernidad Tardía” según algunos autores
(Archipiélago: análisis marxista de la posmodernidad: “Lógica cultural del capitalismo
tardío”).
De este modo entre los filósofos se presentan aquellos que como Habermas, Giddens,
Bauman o Touraine se resisten a hablar de posmodernidad, en su lugar prefieren
manifestar una mutación de la modernidad que se corresponde con una nueva fase del
capitalismo tardío. Dentro de esta misma lógica discurren los que como Vattimo, Lyotard o
Lipovetsky consideran que la modernidad es un proyecto agotado y que nuestra época se
ve desligada de las utopías y no se hace demasiadas ilusiones del futuro. La
posmodernidad se caracteriza así por el desencanto, el nihilismo y el relativismo,
hablándose así del “fin de la historia”. Bauman, sociólogo y filósofo polaco define a la
“posmodernidad” como el paso de la fase sólida de la Modernidad a una fase líquida de la
misma (Modernidad Líquida).
Se plantea entonces una importante crisis, entendida como cambio profundo, como
revolución antropológica, inédita en la historia, por la rapidez en que se dan los cambios y
la incapacidad de muchas personas para adaptarse a ella.
Este momento implica una profunda crisis. Dice Lipovetsky en su libro “La era del vacío”:
“el mundo se ha transformado en aldea planetaria”, ahora el sistema cerrado es el planeta
en su totalidad, podemos conocer todo sin tener que movilizarnos.
La crisis de la modernidad da lugar a una revolución total en la vida del hombre, de modo
que con la posmodernidad se mueven los paradigmas, se producen cambios profundos:
se da paso a nuevos valores que apuntan al libre desarrollo de la personalidad. El placer
se legitima y comienza a regir la vida del hombre. El principio del deber modernista, es
sustituido por el principio del placer. Así la razón, las fuerzas coercitivas del deber quedan
de lado para dar lugar al placer, en dónde es el individuo el centro permitiéndole, una vez
liberado de esas fuerzas del deber ser, el derecho a ejercer su singularidad, a ser como
es, a disfrutar de la vida al máximo; un rasgo característico de la época a analizar es que
tanto la persona a nivel social como individual son el centro, siendo de este modo la figura
de narciso el símbolo de la época.
Según Fredric Jameson, nos encontramos inmersos en una cultura de la razón cínica, en
la que todo el mundo ya sabe todo de antemano, en la que ya no hay sorpresas, un
momento en el que todo el mundo sabe lo que es el sistema y lo que hace, que el sistema
no ofrece ilusiones a nadie y que simplemente está basado en el beneficio, en el dinero,
etc.
En lo vinculado a la dinámica del mundo laboral se considera importante que las personas
se sientan bien en su trabajo y sean participativas, por lo tanto hay que reducir la rigidez
de las organizaciones y cambiar por dispositivos flexibles que no sean uniformes y
pesados. Desde lo más sofisticado a lo más primitivo, todo está impregnado por la
seducción.
En esta Posmodernidad tan conflictiva, existen aspectos muy positivos que hay que
destacar, por ejemplo, la aceptación de la diversidad, los grupos minoritarios, los
homosexuales son ahora más aceptados y la liberación femenina es muy significativa, se
reconocen los derechos de la mujer y de todos los grupos minoritarios.
“Llegados a la modernidad tardía el mundo social se torna más diverso y mucho más
problemático. En este tiempo encontramos “Un pluralismo de valores, resultante de la
inmigración y la diversidad sub cultural, (...) la sociedad civil deviene más segmentada y
diferenciada” (Young 2001), se celebran los distintos estilos de vida, hay menos tolerancia
a los problemas. Así se da una transición de un mundo que engullía e incorporaba, a un
período de post-guerra a uno más expulsante, separador y excluyente. Estos cambios
encontrarán diversas expresiones en la subjetividad ciudadana y en las instituciones,
tanto en la familia como en aquellas que dirigen a éstas su intervención.
Siguiendo a Lewkowicz, sin Estado Nación, sustituido por la lógica del mercado las
instituciones disciplinarias ven alterada su consistencia y su sentido. En el pasaje del
Estado al Mercado se desvanece el suelo donde apoyaban las instituciones disciplinarias
y éstas se transforman en fragmentos sin centros (Lewkowicz 2003: 47). “La subjetividad
neoliberal no se asienta sobre lo sólido del territorio sino sobre la fluidez de los capitales”
(Larroca, Jorge).
Hoy la subjetividad dominante no es institucional sino más mediática. No hay normativa y
saber, sino imagen y opinión personal. Sintetizará Lewkowicz: “el padecimiento actual
está ligado a la ausencia de normas para regular los encuentros, con el desacople entre
las subjetividades supuestas y las reales”. (2003:54)
Las instituciones inclusive trabajan con supuestos respecto a los sujetos a atender, pero
los que llegan a ellas no se corresponden con dichos supuestos e inclusive la distancia
entre lo supuesto y lo que se presenta es abismal. Este cambio señalado en la
subjetividad impacta en las formas de inclusión y también de exclusión social.
En la lógica de mercado, propia de la modernidad tardía, la exclusión es expulsión de la
red de consumo. En las instituciones de encierro se buscaba la conversión de sus
componentes.
En fin, tomando como referencia los apuntes de Bauman podemos afirmar que hoy
vivimos en una época de incertidumbre, en donde las partes “desarrolladas” del planeta
crearon un escenario nuevo y sin precedentes, y que ofrecen una serie de nunca vistos
con anterioridad. Uno de ellos es el paso de la fase “sólida” de la modernidad a una fase
“líquida”, es decir, a una situación en la que las formas sociales, las instituciones
tradicionales que han servido para salvaguardar la continuidad de los hábitos y los
modelos de comportamiento aceptables, ya no pueden (ni se espera que lo hagan)
mantener su forma por más tiempo, ya que se descomponen y se terminan antes de
poder asumirlas. El estado “líquido” en el que vivimos afecta a distintas realidades que
integran la sociedad.
Desde la educación se pasa de una época en la que ésta ofrecía una serie de “productos”
que se anunciaban y por los cuales se pagaba, a un diferente período en la que se
considera, fundamentalmente un “proceso”. Hoy en día “el apetito de conocimiento” debe
sentirse gradualmente a lo largo de toda la vida, a fin de que cada persona pueda
continuar “creciendo” y ser así una “mejor” persona. En ésta nueva fase líquida disminuye
la importancia de “aquello que se conoce” para centrar la atención en la “capacidad” para
responder a nuevas situaciones, en la posibilidad de “digerir” cualquier nueva información
que se pueda presentar.
Ante todo esto, la educación se debe poner en contacto con conocimientos de usorápido
e instantáneo, que sirven por el momento y que luego se pueden desechar. Los
conocimientos son mercancías, que se pueden comprimir y patentar, cuyo valor comercial
refleja lo que distingue al producto de los ya existentes, antes que su calidad intrínseca.
La educación ya no puede ser un producto que uno gana, conserva, atesora y protege,
por tanto, los contenidos ya no la definen.
Otro reto para la Educación procede del carácter errático e impredecible del cambio
contemporáneo. Los objetos del conocimiento tienden a ser variables y cambiantes, se
vive en contextos de volatilidad, de fluidez, de la flexibilidad y de la brevedad de la vida.
La educación en éste contexto debe producir personas joviales y comunicativas, abiertas
y curiosas, que pongan como elemento básico sus propias personas, su capacidad
imaginativa y astuta, que tengan “un valor agregado” para cualquier trabajo en equipo. Lo
que se convierte en fundamental es presentar ideas nuevas, insólitas, proyectos
excepcionales nunca antes sugeridos por otros. Se debe proponer una “educación
permanente”, que avive la necesidad de actualizarse (novedades últimas).
La educación avanza en el mundo al que se refiere la información, la misma ha venido a
ser el principal sitio de lo desconocido. De todas formas, aún debemos aprender el arte de
vivir en un mundo sobresaturado de información y, además, fundamentalmente, aprender
el arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en éste mundo. Prácticamente
el reto que tiene a la educación hoy es desarrollar en los sujetos la destreza para asimilar
información nueva y resolver problemas dado que dominar determinado cuerpo de
conocimientos de forma permanente tiene un escaso valor en un mundo que está en
rápida transformación.
Se necesita que en las mentes haya “disciplina”, es decir, la habilidad para adaptarse a
circunstancias en cambio constante, para confrontar hechos nuevos y encontrar otros
modos creativos de resolución de los problemas.
Otro de los aspectos que pueden condicionar pero no determinar a un alumno y que
repercuten en la educación y que ésta ha de tener en cuenta en ésta fase de modernidad
líquida es:
Las dinámicas familiares son parte también del cambio, se partiendo de reconocer que
en la Modernidad “la familia”, se “democratizó”, se convirtió en un precepto cultural
dirigido a todos los individuos, con sus roles de fidelidad conyugal, amor paterno, cuidado
de hijos.
Dos conquistas de la Modernidad: la elección del cónyuge por amor y posteriormente la
conservación del mismo también por amor. (Lewkowicz 2004)
Con los avances técnicos y el aumento de los divorcios, el matrimonio pasó a ser un
rito festivo, un contrato más o menos duradero entre dos personas y no ya un acto
fundante y definitivo de una célula familiar.
“La definición de una esencia espiritual, biológica, o antropológica de la familia, fundada
en el género y el sexo o en las leyes de parentesco...son sustituidas por la definición
horizontal y múltiple que se asemeja más a una tribu insólita, una red asexuada, fraternal,
sin jerarquía ni autoridad y en la cual uno se siente autónomo o funcionarizado”.
(Roudinesco 2003: 167-168)
Esto implica vínculos que ya no se pueden definir por el andamiaje estructural del
parentesco. Pululan los “ex” y los “astros” (hermanastros, padrastros). No hay lenguaje de
parentesco para distinguir ciertos vínculos afectivos que se sostienen por haberse elegido
mutuamente, por cuidarse, acompañarse, no porque hay un anclaje dado de antemano
(Lewkowicz 2004 b: 113). No podremos tampoco suponer vínculos sólidos que remitan a
instituciones sólidas como la familia, la escuela, donde éstas se hallan amparadas en la
meta-institución Estado pues “En la era de la fluidez hay chicos frágiles con adultos
frágiles, no chicos frágiles con instituciones de amparo”.
La familia en la actualidad enfrenta otro proceso de democratización configurándose
como una asociación basada en relaciones igualitarias y donde su consistencia depende
esencialmente de la calidad de las relaciones entre sus miembros (Castel 1997: 418-419).
Esta democratización de la familia, es según este autor una causa de vulnerabilidad
familiar.
Sin esa claridad la “realidad” que llega a las instituciones produce desorientación y una
sensación en los operadores de ausencia de instrumentos adecuados a la “realidad” que
se nos presenta, instrumentos que antes sí parecían corresponder.
“Estamos en una relación que se sostiene sólo si, en vez de suponer cómo ocurre con el
saber instituido, se piensa”. (Lewkowicz (2004 a: 100)
“La infancia era una institución sólida porque las instituciones que la producían eran a su
vez sólidas. Agotada la capacidad instituyente de esas instituciones, tenemos menores y
no infancia. Nos encontramos con una dispersión de situaciones para las que no hay
teoría, y parece que no puede haberla porque las situaciones dispersas se montan sobre
un fondo de fluidez, de contingencia permanente. Se ha caído un mundo, estamos caídos
de ese mundo y en otro que no llega a ser un mundo hasta que no lo hagamos ser”.
Jóvenes, casi niños, son delincuentes, asesinos, guerrilleros, kamikazes, hackers,
consumistas, determinadores de consumos, consumidores, acelerados, hiperconectados,
aislados, abandonados, abusados, prostituidos, sponsorizados, traficados.
Los niños de hoy son hijos de marcas, prácticas y discursos cuyo pretendido monopolio
parental-estatal-escolar va siendo globalizadamente destronado. A través de una
saturación mediática se han alterado de modo profundo la raigambre de filiaciones y
linajes. Vivimos una época de familias, estados y escuelas desbordadas como
productores predominantes de subjetividad.
En ningún sitio está teniendo la sociedad a “la velocidad de la luz” más impacto que en la
generación electrónica. A millones de niños y adolescentes en el planeta (especialmente
varones) se les diagnostica Alteración Hiperactiva por Déficit de Atención (AHDA). Los
afectados se distraen fácilmente, son incapaces de centrar la atención, excesivamente
impulsivos, y se frustran fácilmente. ¿Acaso es de extrañar? Si un niño crece en un
ambiente rodeado por el rápido ritmo de la televisión, los videojuegos, los ordenadores y
la constante estimulación de los medios, y se acostumbra a esperar una gratificación
instantánea, tiene muchas posibilidades de que su desarrollo neuronal le condicione a un
lapso de atención corto. Si aumentamos el ritmo, nos arriesgamos a aumentar la
impaciencia de una generación”. (Larroca: 2011)
Tomando el libro “La era digital. Nuevos desafíos educativos.” de Pérez Gómez
podemos obtener aportes que permitan argumentar lo trabajado anteriormente. En dicho
libro, específicamente en su capítulo I encontramos aportes que hacen a la educación en
una época diferente, distinta y cambiante. El autor hace referencia a la era global de la
información digitalizada. Dicho autor se plantea las siguientes interrogantes: ¿En qué
mundo vivimos? ¿Qué sentido tiene la escuela que conocemos en dicho escenario?
Tal como lo hemos planteado previamente pero en otros términos, vivimos en la aldea
global y en la era de la información, una era que se caracteriza por el cambio vertiginoso,
por el incremento de la interdependencia y de la complejidad sin procedentes, que está
provocando una alteración radical en nuestra forma de comunicarnos, de actuar, de
pensar y de expresar. Es sorprendente observar la aceleración exponencial del cambio
que hemos vivido desde el año 1975 hasta nuestros días. Nos encontramos en la era
digital, cuya actividad principal de los seres humanos ha sido la adquisición,
procesamiento, análisis, recreación y comunicación de información. El desarrollo
simbólico y el manejo de la información son los responsables de este efecto acumulativo y
exponencial de la evolución de los seres humanos. La fuerza física humana fue sustituida
por la fuerza física animal, ésta a su vez por la energía y ésta por la gestión digital de la
información como fuentes de satisfacción de necesidades, desarrollo, supervivencia y
poder. La era de la información se caracteriza como defiende Castell, por la primacía del
valor de la información sobre el valor de las materias primas, el trabajo y el esfuerzo
físico.
Según Castells (1994) estamos ante un cambio de época, no solo ante una época de
cambios. La confluencia de cambios tan significativos y radicales está conformando un
nuevo metacontexto que cambia las instituciones, los Estados y la vida cotidiana de los
ciudadanos dentro de una era de globalización e interdependencia. Nos encontramos en
la época del capitalismo postindustrial, financiero y globalizado (modernidad líquida),
donde el intercambio digital, la globalización financiera y comercial, la libre circulación de
productos y capitales, la primacía de la rentabilidad sobre la productividad, la búsqueda
del beneficio a cualquier precio, la especulación financiera sin control, la deslocalización
espacial del trabajo y la producción sitúan a la información, la flexibilidad, la incertidumbre,
la desregulación, la fluidez y la innovación como los ejes de los comportamientos
humanos individuales y grupales en los procesos de producción, distribución y consumo.
La globalización, por tanto, ha cambiado la forma en que trabajamos, nos comunicamos y
vivimos. “Implica una fuerza de cambio, con potencial catalítico tanto positivo como
negativo, de posibilidades y de amenazas”. (Darling - Hammond, 2011)
Por otra parte, la televisión, o mejor, las diferentes pantallas, los videojuegos y las redes
sociales virtuales se han constituido en las sociedades contemporáneas en el más
influyente contexto de socialización, el escenario cercano que rodea al desarrollo y
crecimiento de los individuos y condiciona con fuerza y preseverancia la formación de sus
opiniones, creencias, intereses y tendencias. Los medios de comunicación y, en particular,
la multipresente pantalla, constituyen el esqueleto de la nueva sociedad. Todo lo que tiene
alguna relevancia ha de ocurrir en la pantalla. Tanto la televisión como el resto de las
pantallas, condicionan la organización del espacio, del tiempo, de las relaciones
intersubjetivas, la naturaleza de los contenidos de la vida psíquica así como los
instrumentos y códigos de percepción, expresión e intercambio de los individuos y de la
colectividad. Neil Postman (1999) ya advertía que en la actualidad, la televisión comercial,
los videojuegos, las redes sociales y el intercambio digital son, como mucho, la fuente de
valores más constante al alcance de los niños, las niñas y jóvenes.
Internet (red de redes) y los motores de búsqueda están produciendo lo que Baricco
(2008) llama “la mutación cultural” de esta época. La mutación reside en la pérdida del
valor de la profundidad como fuente del conocimiento: “La idea de que entender y saber
signifique penetrar a fondo lo que estudiamos, hasta alcanzar su esencia, es una hermosa
idea que está muriendo: la sustituye la instintiva convicción de que la esencia de las cosas
no es un punto, sino una trayectoria, de que no reside en las cosas, sino que se disuelve
por fuera de ellas, donde realmente comienzan, es decir, por todas partes” (Barrico, 2008,
pág. 111). Por tanto, la red se ha convertido en el entorno de comunicación más
importante de la Historia. La internet permite explorar, conocer e incluso participar en
comunidades ajenas, cercanas o lejanas, en las concepciones culturales que comparten
y, por tanto, acceder a un escenario de socialización más plural. No es solo un almacén
inagotable de informaciones y una base más o menos ordenada o caótica de datos,
conceptos y teorías, una excelente y viva biblioteca al alcance de todos, sino que, es un
espacio para la interpretación y para la acción, un poderoso medio de comunicación, etc.
La internet está configurando una nueva estructura social, la sociedad red que permite la
interconexión de comunidades virtuales concebidas como como redes de lazos
interpersonales que proporcionan sociabilidad, apoyo, información, un sentimiento de
pertenencia y una identidad social. Para participar en esta nueva estructura social se
requieren nuevas alfabetizaciones.
Aprender el “lenguaje de la pantalla”, las “tecnologías de la interrupción”, llega a ser tan
necesario como la alfabetización relacionada con la lectura y escritura verbal. Por tanto,
preparar a los ciudadanos de la modernidad líquida no solo para leer y escribir en las
plataformas multimedia sino para que se impliquen en el mundo comprendiendo la
naturaleza enredada, conectada, de la vida contemporánea se convierte en un imperativo
ético además de una necesidad técnica. La vivencia de los intercambios y de las
posibilidades virtuales que ofrece internet abren un mundo de posibilidades tanto como de
riesgos para los que el individuo debe preperarse y formarse.
A su vez, la frontera entre lo escolar y lo no escolar ya no se define por los límites del
espacio y el tiempo en la escuela ya que hay mucho de “no escuela” en el horario escolar
y hay mucho de escuela en el espacio y tiempo posterior al horario escolar. En la
interacción del aprendíz con la información y con el conocimiento ya no hay un solo eje de
interacción controlado por el profesor, sino una comunicación múltiple, que exige mucha
atención y capacidad de respuesta inmediata a diversos interlocutores. Las nuevas
exigencias y condiciones de la sociedad basada en la información remueven
drásticamente los fundamentos de la escuela clásica y de sus modos de entender el
conocimiento, así como la formación personal, social y profesional de los ciudadanos
contemporáneos.
A modo de cierre, se considera que las dinámicas actuales han generado cambios en
todas las esferas, y con ellos, también se acompañarán cambios en el ámbito educativo,
ya que mucho de los aspectos sociales repercuten en la misma, la realidad posmoderna
exige un cambio en donde la educación no puede seguir orientándose por más tiempo a
la transmisión, y aprendizaje de piezas y fragmentos discretos y aislados de información,
memorizada y acumulada en almacenes estables de información para ser utilizada
cuando se necesite (“modelo de pedagogía bancaria” criticado por P. Freire), ya que de
nada sirve instruir en contenidos disciplinares, conceptos específicos, si la información en
la sociedad actual está al alcance de un click, la educación debe poner énfasis en el
desarrollo en cada individuo de conceptos básicos y fundamentales para aprender a
pensar y aprender de modo disciplinado, práctico, crítico y creativo, de modo que pueda
utilizarse el conocimiento y los métodos de comprensión en nuevas situaciones que
aparecen en el mundo de la información cambiante.
BIBLIOGRAFÍA:
Lipovestsky, Gilles, “La era del vacío”. 8° edición 1995. Ed. Anagrama
Lewkowicz Ignacio (2004 b). “Entre la institución y la destitución, ¿qué es la infancia?.
Lewkowicz Ignacio y Cristina Corea. “Pedagogía del aburrido. Escuelas destituidas,
familias perplejas”. B.A. 2004. Paidós Educador.
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B.A. Paidós.
Lewkowicz Ignacio. (2004 a). “La institución materna. Una historización”
Roudinesco Elizabeth (2003) “La familia en desorden”. B.A. Fondo de cultura económica
de Argentina S.A.
Nicolini, Graciela. “Abordaje institucional de las familias. Desafíos en la modernidad
tardía”. Producciones Docentes II. Pag. 1 a la 10.
Larroca Ghan, Jorge O. “El impacto de la violencia institucional en los operadores que
intervienen en vulneración de derechos”.
Pérez Gómez. “La era digital. Nuevos desafíos educativos”. 2013. Ediciones Morata, S.L.
Zygmunt Bauman, “Los retos de la educación en la modernidad líquida”, 2007,
Barcelona,Gedisa,