Wallmapu Completo 11-Agosto PDF
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Macul, Santiago
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Fernando Pairican Padilla
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Rodrigo Burgos Cartes
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Andrea Fuentes Cannobbio
Diseño
María José Garrido Bermúdez
Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por
procedimientos mecánicos, ópticos, químicos, eléctricos, electrónicos, fotográficos, incluidas
las fotocopias, sin autorización escrita de los editores.
Weychan püllü. La lucha del espíritu. María Isabel Lara Millapan ............................. 38
Roberto Cayuqueo: “Yo creo que esa es la labor de los artistas: expli-
carle a nuestra sociedad cómo podemos construir un futuro o no”. 281
Nancy Yáñez y José Aylwin (comp.), El gobierno de Lagos, los pueblos indígenas y el “Nuevo
1
3
Si desea profundizar sobre esta perspectiva del multiculturalismo, algunos libros publicados
de manera reciente pueden nutrir este debate: Jean Comaroff y John L. Comaroff, Etnicidad S.A.
Ediciones Akal, 2011; Francisca de la Maza, Maite de Cea y Gabriela Rubilar, Políticas indígenas
y la construcción del Estado desde lo local. Estudios de casos del sur, centro y norte de Chile. Ediciones
CIIR/Pehuén, 2018; Claudia Zapata, Crisis del multiculturalismo en América Latina: conflictividad
social y respuestas críticas desde el pensamiento político indígena. Ediciones CALAS, 2018.
Algunos apuntes sobre Wallmapu 11
4
Aníbal Pinto, Chile un caso de desarrollo frustrado. Editorial Universitaria, 1958.
12 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
5
José Bengoa, Emergencia Indígena en América Latina. FCE, 2000.
6
Yvon Le Bot, La gran revuelta indígena. Océano, 2010.
7
Eric Hobsbawm, ¡Viva la revolución! Ediciones Crítica, 2015.
8
Un interesante libro publicado para analizar la experiencia zapatista posterior a su insurrec-
ción es el escrito por Mariana Mora, Luchas y muy otras. Zapatismo y autonomía en las
comunidades indígenas de Chiapas. CIESAS, 2011.
Algunos apuntes sobre Wallmapu 13
9
Aucan Huilcaman, “El Estado Plurinacional no ha resuelto nada en relación a los pueblos
indígenas”. 3 de febrero de 2020.
16 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
lo único que haría sería dar “continuidad a una forma de institucionalidad opre-
sora en contra de nuestro pueblo”. Sus argumentos parten de la propia expe-
riencia política de las últimas décadas, derivadas de la lucha contra el neolibera-
lismo y de habitar un territorio en que las empresas forestales, hidroeléctricas y
salmoneras han creado una política extractivista que el dirigente cataloga como
“altamente depredadoras”. Por lo tanto, la resistencia mapuche es a partir de la
resistencia al “exterminio”.10
En esta misma sección se encuentra el estudio y la interpretación del
Centro de Estudios Interculturales Indígenas (CIIR). El Estudio Longitudinal
de Relaciones Interculturales desarrollado por la Universidad Católica de Chile,
permite observar a partir de la Opinión Pública el apoyo a un cambio constitu-
cional a la incorporación como sujetos de derecho de la población indígena. El
estudio nos permite observar que la sociedad indígena y no indígena se muestra
a favor de un cambio de relaciones políticas en relación a los pueblos originarios
Elisa Loncon también es parte de este apartado con un importantísimo
texto titulado “El despertar de la lengua Mapuzugun en el proceso constitu-
yente y la descolonización del pensamiento del pueblo mapuche”. Publicado
un extracto junto a Belén Villena en el diario digital El Mostrador, Loncon
fue una de las primeras en salir a responder a la crítica emanada por algunos
protagonistas del 18 de octubre, que daban cuenta de la supuesta ausencia de
los mapuche en la movilización11. Con una cámara fotográfica y cuaderno en
mano, la académica de la Universidad de Santiago fue demostrando cómo no
solo los y las mapuche se encontraban presentes como protagonistas y acom-
pañantes del proceso político, sino también rayaron en sus muros con letras,
consignas y murales. Muchos de ellos borrados por los alcaldes del gobierno
y la Intendencia de Santiago, pero que pervivirán gracias al trabajo en terreno
de la autora de este artículo. Como ha repetido incansablemente Loncon a lo
largo de su trayectoria política y académica, “la lucha por la lengua es política,
epistémica y ética”. Si nuestro pueblo pudiese ejercer la soberanía política, la
lengua “sería en sí mismo uno de los poderes de la soberanía política” plantea.
Hemos incorporado en esta sección a dos voces representativas de la po-
lítica de las naciones originarias. El primero es Adolfo Millabur, alcalde de
Héctor Llaitul, “La lucha del pueblo mapuche tiene otro camino”. Entrevista en Radio
10
Universidad de Chile, 2 de marzo de 2020. También revisar su artículo “Breve balance de la lucha
autonomista y revolucionaria de la CAM”. En Le Monde Diplomatique, octubre de 2019.
Elisa Loncon y Belén Villena, “El mapuzungun en las calles de un Santiago insurrecto”. https://
11
www.elmostrador.cl/cultura/2019/11/27/el-mapuzugun-en-las-calles-de-un-santiago-insurrecto/
Algunos apuntes sobre Wallmapu 17
Tirúa, que ante el estallido social viajó a Santiago para comprender la di-
mensión de los acontecimientos políticos e incorporar la perspectiva de los
mapuche. De algún modo, don Adolfo también es gestor de esta publicación,
al sostener que estábamos en una coyuntura histórica en la cual, si como ma-
puche no entrabamos al debate, podríamos quedar no solamente ausentes, sino
también en una posición política desfavorable ante el ascenso de una nueva
hegemonía político-cultural.
De ese modo, a los pocos días del estallido social, como en los tiempos
antiguos solicitó a un grupo de mapuche que pudiéramos convocar a activi-
dades académicas y políticas para comprender la dimensión de los sucesos
políticos y contribuir con los análisis emanados desde la Identidad Territorial
Lafkenche, la Asociación de Alcaldes Mapuche (ANCAM) y el territorio
de Tirúa que resisten a las empresas forestales y a una inédita política de
“militarización”. Digamos que más que una excepción en la historia es una
continuidad en la construcción del Estado en la que fue hasta 1852 la fronte-
ra entre la nación mapuche y el Estado chileno. Como territorio en disputa,
principalmente por el apoyo del Ejército de Chile y ambiciosos colonos que
llegaron en distintas oleadas fueron consolidando su presencia en lo que fue
la primera línea de la resistencia mapuche desde los tiempos coloniales. No
era tan solo las tierras para la agricultura lo que ambicionaba la oligarquía
chilena, sino también el producto que permitió su despegue económico: el
carbón de la costa de Arauco12.
Para don Adolfo Millabur, en las distintas reuniones en su viaje a Santiago,
nos planteó que teníamos una responsabilidad política con nuestro pueblo, y de
contribuir en “mover el cerco de lo posible”. Este libro también es resultado a
ese tirón de orejas constructivo de don Adolfo a los que participamos en dicho
trawün y de escuchar sus planteamientos durante el Nütramkawün del 21 de
noviembre del 2019, con un salón repleto de la Casa Central de la Universidad
de Chile, para ese tiempo tomada por las y los estudiantes, quienes accedieron
a la petición de llevar adelante, de igual modo, el encuentro. A juicio de las y
los estudiantes, la temática a tratar y el respeto que existe a la larga lucha del
pueblo mapuche eran razones suficientes para permitir que la actividad pudiese
llevarse a efecto. El momento constituyente permitió aquel ansiado anhelo de
muchos: un momento de igualdad o interculturalidad.
12
Un interesante libro sobre la historia de la Provincia de Arauco es el escrito por Rolf Foerster,
¿Pactos de sumisión o actos de rebelión? Una aproximación histórica y antropológica a los mapuche de la
costa de Arauco, Chile. Pehuén Editores, 2018.
18 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
En ese mismo sentido, este segundo momento del libro, contiene la con-
ferencia y entrevista dictada por don Humberto Cholango en las dependencias
del Centro de Estudios Interculturales Indígenas de la Universidad Católica.
Participaron de ella como facilitadores de la conversación Fabián Flores, inves-
tigador de CIIR y quien escribe esta introducción. Don Humberto, de origen
quechua fue presidente de la Confederación de Nacionalidades del Ecuador y
luego ministro de Medio Ambiente. En la historia del movimiento indígena
la CONAIE ocupa uno de los papeles más relevantes en promover los dere-
chos indígenas y utilizar distintos instrumentos de presión política para con-
quistar sus objetivos. A diferencia del Ejército Guerrillero Tupak Katari, del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional y la Coordinadora de Comunidades
en Conflicto Arauco-Malleco, la utilización de la violencia política como ins-
trumento no fue protagónica, pero sí actos de desobediencia civil como huelgas,
bloqueos y marchas a la capital. Tácticas utilizadas también por los aymara-que-
chua en Bolivia en el año 2001 y 2003; y en menos medida por los mapuche.
Hubo algunos intentos, una de ellas fueron las dos movilizaciones llevadas ade-
lante por el Aukin Wallmapu Ngulam en 1991 y 1992 a Santiago. También se
dieron otras a raíz de una de las extensas huelgas de hambre protagonizadas por
el movimiento mapuche durante el Bicentenario de la República en el año 2010.
Durante su conferencia, junto con dar cuenta del proceso político del
Ecuador, de sus dificultades, también puso acento en la perspectiva constructiva
de la vía democrática a los derechos de las naciones originarias a partir del con-
cepto de Estado Plurinacional. Algo que don Adolfo Millabur también sostiene
que debe ser en base a la interculturalidad como eje para su desarrollo político, lo
que se traduce en educar, con perspectiva de derechos a la población no indígena.
Por último, este apartado concluye con el diálogo con la abogada y profe-
sora de Derecho de la Universidad de Concepción, Amaya Álvez. Dentro de
algunas de las deudas históricas que el Estado chileno tiene en relación con el
pueblo mapuche, una es el “derecho a la participación —sostiene en diálogo con
el periodista Rodrigo Burgos—. Cuando uno habla de la deuda histórica a los
pueblos originarios, parte de eso es haber sido silenciados en nuestros ordena-
mientos constitucionales” afirma. Haciendo una historia del derecho, plantea
que, de los catorce textos constitucionales redactados a lo largo de la historia,
“ninguna nunca ha hablado de pueblos originarios ni de primeras naciones.
Inclusive al momento de redactarse la Constitución de 1980, la Comisión de
Estudios de la nueva Constitución, se sostuvo expresamente que el pueblo ma-
puche no era pueblo en términos de autonomía y que ellos debían ser incluidos
como cualquier otro ciudadano chileno en el ordenamiento”.
Algunos apuntes sobre Wallmapu 19
Nº17, 2012.
Prólogo:
¿el surgimiento de un constitucionalismo indígena en Chile?
Salvador Millaleo
Profesor de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Chile
https://sourcebooks.fordham.edu/mod/iroquois.asp
1
28 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
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Referencias bibliográficas 35
Durante las últimas casi tres décadas (1990-2020), en Abya Yala, los movi-
mientos de pueblos indígenas han difundido e instalado sus problemáticas y
demandas en la esfera pública, generando espacios de movilización y procesos
políticos de gran interés, repercutiendo con fuerza en sus contextos sociales y
Estado-nacionales.
La realidad ecuatoriana de principios de los noventa; la movilización
indígena en repudio al V centenario; el alzamiento zapatista de 1994; las ma-
nifestaciones mapuche desde 1992, el proceso de transformación en Bolivia
desde los bloqueos de fines de los noventa hasta el ascenso del ahora expresi-
dente Evo Morales, son algunos ejemplos del posicionamiento de la cuestión
indígena —o reemergencia como se le ha llamado— en todo el continente.
Las reivindicaciones de los movimientos indígenas han ido construyendo
un horizonte común en todo el continente, lo que ha permitido unificar sus
luchas y establecer alianzas políticas entre pueblos. Si pudiéramos resumir el
pilar fundamental de las luchas indígenas, podríamos partir por una profunda
crítica a la dominación colonial en la que se encuentra cada pueblo.
El diagnóstico que hacen los movimientos indígenas es que continúan
viviendo una realidad colonial aun cuando sus vidas se desarrollan bajo los
Estados y economías modernas. Esta noción de continuidad tiene relación
con varios factores que se complementan al elaborar este diagnóstico. Entre
los principales, los pueblos indígenas han visto sus territorios usurpados o re-
ducidos de manera sistemática y permanente desde la época colonial a la re-
publicana. Es más, desde los procesos de independencia y bajo los modelos de
desarrollo de aquellos nuevos Estados latinoamericanos hasta el presente, las
tierras donde habitan los pueblos indígenas han sido y siguen siendo foco de
robo y expoliación. Estos territorios usurpados han permitido la acumulación
de ganancias y beneficios por parte de grupos específicos y dominantes de
las sociedades criollas que se han enriquecido con este robo, mientras que las
familias indígenas han resultado desposeídas de sus espacios y de sus hogares.
Por otro lado, la estructura colonial demuestra su vigencia en la vitalidad
del racismo en cada uno de los países donde los pueblos indígenas conviven con
42 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Digamos que en Abya Yala las estrategias políticas de los movimientos indíge-
nas son tan diversas como pueblos indígenas habitan esta tierra. Esto porque
los Estados son diferentes, porque las clases dominantes tienen características
particulares. Por lo tanto, más allá de tener ideas políticas comunes producto
de un quehacer intelectual y colectivo de larga data y fruto de la movilización
constante, las agendas de las movimientos tienen una fuerte relación con sus
realidades locales.
Aquí se produce un punto controversial en las luchas de los pueblos indí-
genas: la relación con el Estado. El Estado representa para los pueblos la con-
tinuidad y reformulación del dominio colonial. El Estado ha sido una forma
de organización capturada racialmente por los grupos supremacistas, capturada
históricamente por las clases dominantes y, por lo tanto, que juega a favor de
los más poderosos. Así también, el Estado es por antonomasia posterior a la
existencia de los pueblos indígenas de Abya Yala, por lo tanto, se ha erigido pa-
sando por encima de los pueblos, incluso dividiendo a muchísimos de estos, los
que han quedado disgregados en dos, tres o cuatros países. Es una de las anclas
46 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Despejando algunas dudas sobre las diferentes luchas que llevan adelante los
pueblos indígenas, resulta necesario asumir la interpelación que hoy se agita en
Chile, al menos desde el 18 de octubre, el día en que inicia una de las revueltas
más importantes del último tiempo. Hoy Chile —luego de una movilización
incansable de estos últimos tres meses contra la desigualdad y el abandono de
los derechos básicos de las personas, que ha hecho frente a la brutal represión
del Estado y del gobierno de Sebastián Piñera, violencia nos ha traído un do-
loroso número de muertos, heridos graves y mutilados producto de la violación
de los derechos humanos—, se abre a un plebiscito que pueda derivar en un
cambio constitucional.
48 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
1
Investigador posdoctorante Centro de Estudios Interculturales Indígenas (CIIR), Universidad
Católica de Chile. Docente adjunto de los departamentos de Historia de la Universidad de Santiago
y Diego Portales. Director de la Colección de Pensamiento mapuche Pehuen Editores.
Un buen estudio sobre la insurrección de 1598 es la tesis de Daniel Palma, “La rebelión
2
4
Fray Querubín Brandacori, “Diario que el misionero de Tucapel presenta al Señor Intendente
de la Provincia de Concepción de lo que ha tenido lugar en la visita a la Imperial y demás puntos.
Acompañado del Señor Comisario General de Indígenas”. En Rolfo Foerster, André Menard y
Diego Milos. P 91-98.
5
Julio Pinto, El orden y el bajo pueblo. Los regímenes de Portales y Rosas frente al mundo popular,
1829-1852. LOM Ediciones, 2015.
6
Silvia Ratto, citada. P 26.
7
Fernando Pairican, “Toqui: la resistencia a la Ocupación de La Araucanía 1818-1861”. Tesis
para optar al grado de Doctor en Historia, USACH, 2019.
Parte I | Los horizontes coloniales de la república chilena 51
podrá verse progresar la agricultura con rapidez, y que lleguen estos pueblos
al grado de prosperidad a que son llamados por su posición”8.
La convicción de Manuel Bulnes de observar la política hacia los mapuche en
una relación funcional, en que se aplicase la violencia y los pactos para doblegar
la independencia, se acabó por convertir en una suerte de cultura política del
Estado chileno a futuro. Rolf Foerster la denominó “Pactos” y dependería de
la agencia mapuche de que estos fuesen de sumisión o rebelión9. Dotaron de
un contenido su política a partir del concepto de Araucano. Una parte
considerable de sus herramientas políticas fueron en base a la experiencia de
sus antepasados de la frontera, pero no fue hasta que pensadores como Andrés
Bello y Francisco Bilbao, cuando comenzó a dotarse de una perspectiva
ideológica lo que fue un pragmatismo militar, para tales efectos, recuperaron
La Araucana de Alonso de Ercilla, creando un prototipo ideal de mapuche
para el Estado chileno: el araucano. Es decir, un no mapuche que, a partir
de la unión entre las políticas de Estado, el rol educacional de las misiones y
la violencia del Ejército pudiese doblegarse la autonomía mapuche. A la suma
de estos tres ejes, Rolf Foerster lo denominó —una vez decretada la
construcción de la Provincia de Arauco en 1852— como “la paz del terror”10.
La creación de esta provincia asentó un engranaje de colonialismo al sur
del río Bío Bío. La oligarquía de Concepción celebraba esa decisión: “no debe
olvidarse un instante que el Sur es para Chile una gran esperanza, y que su pros-
peridad depende solo de la protección que se dispensa a sus intereses peculiares,
muy diferentes de los del Norte y más positivos, más grandes, más poderosos
que aquellos”11.
La consolidación de la expansión del Norte sobre el Fütalmapu, comenzó
luego de tomar la decisión de una solución militar bajo el gobierno de Manuel
Montt, quien permitió “la consolidación del profesionalismo militar”12. El pri-
mer presidente civil de la historia dotó de armamento, entrenamiento y asesores
8
El Araucano, “Documento de Oficio”. 22 de noviembre de 1833. P 2; “Ministerio de Guerra”,
22 de abril de 1836. Citado en Pairican Fernando, “Toqui…”.
Rolf Foerster, ¿Pactos de sumisión o actos de rebelión? Los mapuche lafkenche de la Provincia de
9
militares franceses para llevar adelante la empresa de conquista. Hacia 1861 siete
mil efectivos se encontraban en la Provincia de Arauco, iniciando la “Conquista”
de La Araucanía13.
Desde diciembre de 1854, en un gran encuentro que participaron más de dos
mil mapuche, los líderes de Fütalmapu también comenzaron a prepararse para lo
que sería una coyuntura en la historia mapuche. El Toqui Mañilwenü explicó en
dicho encuentro que los deseos del gobierno de Chile era darles la mano “hasta
destruirlos y tomar toda la tierra”. Los convocaba entonces para defender el terri-
torio y expulsar a los habitantes de la recién creada Provincia de Arauco. Según
consigna El Mercurio cada palabra de este líder eran recibidos “con frenéticos y
bárbaros aplausos. Jamás se habría visto a Maguil defendiendo con tanto fervor y
entusiasmo la causa de los araucanos y la integridad del territorio de la Araucanía”.
El tiempo de la vía política concluía con la expansión de los chilenos. El
futuro tal vez fue anunciado por una de las esposas de Kallfükoy, la que soñó
que vio salir a diez o doce chilenos de una gran ruka. Llevaban a cuatro ñidolon-
gko cargados de cadenas y prisioneros. Ella miraba como cruzaba frente a ella,
momento que la miraron, le dijeron en mapuzugun que los chilenos los habían
hecho cautivos, que luego les quitarían sus tierras. Le pedían que avisara a los
otros mapuche, porque en unos años más los chilenos darían un malon general
a toda la tierra para quitárselas a ellos. Luego de ese día los líderes mapuche se
reunieron y enterraron un chemamul de “aquella parla para eterna memoria”.
Sobre las figuras juraron “estricta reverencia a lo pactado”14.
Este fue el título que dio Benjamín Vicuña Mackenna a su discurso de 1868 en el Parlamento.
13
Estaba muy influido por la conclusión de su obra histórica Guerra a Muerte, publicada un poco
antes de aquel discurso.
14
El Mercurio, “Gran Parlamento de los indígenas”. 18 de diciembre de 1854.
Parte I | Los horizontes coloniales de la república chilena 53
A tal nivel fue la violencia colonial, que el coronel Pedro Godoy, presentó
en 1862 un plan alternativo al de Saavedra. “¿Es humanidad —se preguntó—
acaso sostener una guerra a muerte por espacios de tres siglos, autorizar el
asesinato, el robo, el incendio y todos los crímenes contra la moral y
contentarnos con ma-nifestar una compasión estéril cada vez que se repiten
estos actos de barbarie?”. Para Godoy, por principios de la humanidad debían
garantizarse condiciones mínimamente de relaciones políticas, como habían
sido durante los inicios de la fundación de la república chilena.
Desde otro punto de vista, la pérdida del río Bío Bío por parte de los
mapuche, los llevó a tomar la decisión de refugiarse en el río Malleco. El
Ejército de Chile fundó en 1862 el poblado de Angol, este poblado se incrus-
taba al centro de dos vías de comunicación para los mapuche, permitiéndoles
un mayor control geoestratégico. Fue un retroceso clave y fundamental para
la resistencia. El Bío Bío representaba la Historia mapuche. Fue a partir de
ese mismo avance que los mapuche combatirían de manera irregular y tam-
bién muy radical. Quien encabezo la nueva resistencia fue Külapang, hijo de
Mañilwenü y vinculado directamente a uno de los líderes mapuche con mayor
hegemonía política en el sistema de linaje a partir del matrimonio con Juana
Malen: longko Külaweke.
En la medida que el Ejército chileno consolidaba la conquista sobre el río
Malleco, la resistencia mapuche también se radicalizó. Así en 1868, un nuevo
levantamiento puso en tensión la consolidación de la empresa de conquista, cuando
en abril de ese año Külapang asaltó a las guarniciones ubicadas en Chiwaiwe.
La respuesta del general Pinto fue la tierra arrasada, la misma táctica que poco
tiempo antes utilizara Orizombo Barbosa en las tierras lafkenche. Como plantea
José Bengoa, lo que vino luego fue “el horror”15.
Sometidos a un nuevo ciclo de violencia los mapuche, la resistencia se expan-
dió en distintos puntos de manera autónoma. Saavedra pese a su mayor fuerza
militar, quedó en algún momento atrapado por las emboscadas de Külapang. Ante
la posibilidad de una derrota, los chilenos decidieron invitar a un encuentro en
enero de 1870, en Toltén, para lograr un acuerdo que fracaso, prologándose las
hostilidades. La guerra se reactivo, según Guevara “más encarnizada que en los
años anteriores”. En algún aspecto, se debía a la violencia irregular de la guerra,
en que no había espacio a diálogos ni acuerdos.
La década del 70’ se caracterizó por la conquista territorial. Los chilenos
lograron consolidar la presencia en Malleco y la línea de Traiguen Con ellos,
15
José Bengoa, Historia mapuche del siglo XIX y XX. Ediciones LOM, 2006.
Parte I | Los horizontes coloniales de la república chilena 55
El Diario Austral de Temuco, 8 de enero de 1971, p. 7. Citado en Marie Juliette Urrutia, “El
20
desalambrar de los kuyfikiche. Una aproximación a las corridas de cercos en el Fundo Nehuentué,
1971”. Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia, USACH, 2018.
Parte I | Los horizontes coloniales de la república chilena 59
Nütram con don José Santos Millao, Centro de Estudios Interculturales Indígenas, 2018.
21
https://www.youtube.com/watch?v=sMcEd_YzLjE
60 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
dades mapuche del gobierno militar y la fundación del Consejo Regional Mapuche, 1973-1983”.
Revista Veriversitas, 2011.
62 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Nütram con la lamgen Ana Llao. Centro de Estudios Interculturales Indígenas, 2018. https://
25
www.youtube.com/watch?v=AkCCDQjNLBQ
Enrique Antileo y Claudio Alvarado, Fütra Waria o capital del Reyno. Imágnes, escrituras e
26
historias mapuche en la gran ciudad 1927-1992. Ediciones CHM, 2017. P 119. También Diarios
mapuche 1935-1966. Ediciones CHM, 2018. El concepto de Mapurbekistan es de Claudio Alvarado
Lincopi, Mapurbekistan. Racismo, segregación y agencias mapuche en Santiago de Chile. Ediciones
Pehuen-CHM. Inédito.
Aukiñko, “Inchin taiñ Duamtuel Lovkoyan ejemplo de lucha”. Diciembre de 1986 y enero
27
de 1987. P 1-2
Parte I | Los horizontes coloniales de la república chilena 63
28
Aukin, “Hacia el ejercicio de la autonomía y autodeterminación mapuche”. Nº1, p 2. Agradezco
al profesor Rolf Foerster la entrega de este material que, en su primera página es posible leer:
“Fondo Foerster-Montecino.
29
Aukin, “Hacia el ejercicio de la autonomía y autodeterminación mapuche”. Nº1, p 2. Agradezco
al profesor Rolf Foerster la entrega de este material que, en su primera página es posible leer:
“Fondo Foerster-Montecino.
Parte I | Los horizontes coloniales de la república chilena 65
33
Héctor Llaitul, Conversaciones con un weichafe en la prisión política. Ediciones CEIBO, 2013.
Parte I | Los horizontes coloniales de la república chilena 67
Masimmo Modonesi y Julián Rebón, Una década en movimiento. Luchas populares en América
34
evitó que las demandas por mayor democratización o una revolución india en
el sentido katarista pusiera una fisura en la unidad del país. Este hecho generó
que pensadoras como Silvia Rivera Cusicanqui vieran con recelos como el go-
bierno Plurinacional de Bolivia, a su juicio, estaba fundando lo que no habrían
logrado crear durante doscientos años los no indígenas: la creación de la nación
boliviana38. Con todo y a partir de la experiencia de Ecuador y Bolivia que se
denominaron asimismo como Estados Plurinacionales: ¿es viable plantear dicho
argumento político para el futuro de Chile?
Adolfo Millabur es alcalde en Tirúa y es miembro de la Identidad Territorial
Lafkenche, como parte de la Asociación de Alcaldes Mapuche ha sostenido que
es fundamental crear una Asamblea Constituyente plurinacional, como primer
paso, para conquistar una republica bajo el mismo signo39. Es importante sos-
tener que no es el Estado Plurinacional lo que ha entrado en crisis en América
Latina, ha sido la reacción de los opositores que ante el crecimiento económico y
la transformación de la pobreza en los países con esta experiencia, desarrollaron
una contraofensiva para revertir sus logros.
La perspectiva de un Estado Plurinacional ha sido sostenida por otros
miembros del pueblo mapuche, inclusive al interior de los partidos criollos,
como Francisco Huenchumilla, Emilia Nuyado y Domingo Namuncura40. No
obstante, otro espectro del movimiento mapuche, como Aucan Huilcaman han
dicho que esa reestructuración política sería la “domesticación” de los derechos
fundamentales. Es decir, la suspensión del ejercicio de la autodeterminación.
Otras organizaciones, como la Coordinadora Arauco Malleco han dado cuenta
que la óptica del Control Territorial continúa siendo el instrumento válido para
avanzar en la autodeterminación. En otras palabras, al interior del movimiento
mapuche no existen un consenso en la forma de abordar la coyuntura histórica
abierta ante la crisis de hegemonía de la república propietaria.
Silvia Rivera Cusicanqui, Violencias (re) encubiertas en Bolivia. Ediciones la mirada Salvaje,
38
2010.
39
Entrevista realizada por el Centro de Estudios Interculturales http://www.ciir.cl/ciir.cl/adolfo-mi-
llabur-alcalde-de-tirua-los-pueblos-originarios-de-america-latina-y-especialmente-los-de-chile-pue-
den-colaborar-a-cambiar-el-paradigma-de-entendimiento-que-tenemos-hoy/. También la entrevista
en CNN Chile a Millabur: “Queremos una nueva Constitución Plurinacional”. https://www.cnnchile.
com/programas-completos/adolfo-millabur-alcalde-tirua-constitucion-plurinacional_20191111/
40
Francisco Huencumilla, Plurinacionalidad: el nuevo pacto. Pehuen Editores, 2017. También
el libro compilado por Domingo Namuncura, Nueva Constitución y pueblos originarios. Pehuen
Editores, 2014.
Parte I | Los horizontes coloniales de la república chilena 69
Perspectivas historiográficas sobre la posdictadura chilena, 1988-2018. También el texto “Los gobiernos
de la Concertación y su política indígena: el multiculturalismo”. Revista Anales, 2018,
Luis Tapia, Dialéctica del colonialismo interno. Ediciones Quimantu, 2019.
42
70 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
La Segunda, “Pueblos originarios: el riesgo que la UDI no está dispuesta a correr en una
43
González Miguel, Burguete Cal Araceli y Ortiz Pablo (coord.): La autonomía al debate.
44
1
Historiador Mapuche. Investigador Adjunto del Centro Interdisciplinario de Estudios
Interculturales e Indígenas, Pontificia Universidad Católica de Chile. Proyecto CONICYT/
FONDAP 15110006. Líneas Políticas Públicas y Patrimonio.
2
Pueblo Mapuche y la inflexión histórica del 18/O. CIPER Chile. 31-10.2019 https://ci-
perchile.cl/2019/10/31/pueblo-mapuche-y-la-inflexion-historica-del-18-o/ Pueblo Mapuche
y Asamblea Constituyente: Una oportunidad para la convivencia. The Clinic, 18-11-2019.
https://www.theclinic.cl/2019/11/18/pueblo-mapuche-y-asamblea-constituyente-una-opor-
tunidad-para-la-convivencia/ y plurinacionalidad: de la política señorial a la construcción de
la convivencia democrática. The Clinic. 17-02-2020. https://www.theclinic.cl/2020/02/17/
plurinacionalidad-de-la-politica-senorial-a-la-construccion-de-la-convivencia-democratica/
74 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
representatividad señorial: “tu voto y te doy los espacios”. Y una vez en el poder
el pacto cambió hacia “la política de lo posible”, mientras en las sombras se pa-
saban al lado de la élite empresarial. De esa manera la derecha y los partidos que
alguna vez fueron de izquierda formaron el pacto secreto “el modelo neoliberal
no se cambia” y reformularon el pacto con el pueblo: “tu voto por mis migajas”.
Y así fue que la élite política legisló para los empresarios nacionales y extranje-
ros a costa de explotar laboral y medioambientalmente al país, privatizando los
servicios básicos, lucrando con ellos, y fomentando la dependencia de diversos
sectores sociales a la oferta pública y los bonos sociales.
3
Reportaje: Los errores que liquidaron la consulta indígena: “Es una instrumentalización de
la pobreza”. Por Catalina Albert. CIPER Chile. 07.08.2019. https://ciperchile.cl/2019/08/07/
los-errores-que-liquidaron-la-consulta-indigena-es-una-instrumentalizacion-de-la-pobreza/
4
Sergio Caniuqueo El entretiempo de la consulta indígena, un espacio para la reflexión. The
Clinic. 20-06-2019. https://www.theclinic.cl/2019/07/20/columna-de-sergio-caniuqueo-huir-
capan-el-entretiempo-de-la-consulta-indigena-un-espacio-para-la-reflexion/
78 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
A partir del 18 de octubre del 2019, el pueblo chileno vivenció dos tipos de vio-
lencias: una explosión social que destruyó diversos bienes materiales, de carácter
privado y estatal; y un espiral de violencia estatal y comunicacional nunca vista,
que eclipsó al país. Para frenar al primer tipo de violencia, el “estallido social”,
que por sí, está cargada de violencia espontánea, y aunque se reclame que “no es
80 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Convivencia y purinacionalidad
realizaron una consulta autónoma, como iniciativa propia para definir las líneas
para este año en materia de discusión y movilización. En el documento y sus
resultados (agradezco a Luis Soto por compartírmelo), llaman la atención algunos
porcentajes relacionados con los pueblos originarios. Lo primero, es que el 20%
de los participantes declara pertenecer a uno de ellos. Luego, ante la pregunta
acerca del reconocimiento de los pueblos originarios, un poco más de un 20%
se manifiesta a favor de la opción “Estado Multicultural - Multiculturalismo
del Estado chileno”, y un 50% se manifiesta a favor de “Estado Plurinacional -
Autonomía y control territorial”.
La primera pregunta se centra en lo que viene haciendo el Estado, que son
políticas basadas en un reconocimiento mínimo y toma parte de las demandas
de los pueblos originarios para convertirlas en políticas públicas. Si bien esto ha
tenido un efecto en la reafirmación identitaria mapuche, lo que se refleja en las
cifras censales (1.700.000 personas que se reconocen como mapuche en Chile),
en este esquema la participación indígena no es vinculante, sus decisiones son
referenciales, pero no son determinantes, como ha podido verse en todas las con-
sultas indígenas, incluyendo la que se hizo sobre reconocimiento constitucional
durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet (2017).
La segunda pregunta se relaciona con lo que llamamos el derecho a la
autodeterminación, pues la autonomía es una forma de autogobierno y una
expresión de este derecho, lo mismo que el control territorial. A partir de ese
principio, la deliberación corresponde a los pueblos originarios, quienes se
autoconvocan y deciden de manera informada y responsable lo que consideran
necesario para su desarrollo político, económico y social. Esto se realiza bajo
un marco de respeto a los otros pueblos, pues se entiende que se convive bajo
un mismo Estado.
Si miramos la coyuntura, esto es muy parecido con lo que ocurrió con los
primeros anuncios de Sebastián Piñera, su propuesta se centró en una serie
de demandas inmediatas que pueden gestionarse desde la política pública y el
Congreso, pero la formula no resultó, en el sentido que ello no derivó en una
descompresión del estallido social, al contrario, tensó aún más la situación. Como
tampoco ha funcionado la política de tierra y los programas asistencialistas hacia
la sociedad mapuche. La respuesta a esto es simple, porque se han tratado los
síntomas de situaciones estructurales, lo más inmediato, pero la realidad hoy
demanda nuevos instrumentos que garanticen soluciones de fondo, es decir se
debata la estructura del país, y es eso lo que organiza una Constitución.
Lo que hemos visto en Chile desde el estallido social es el ejercicio de la
Libredeterminación, que es un derecho fundamental de un pueblo a decidir sobre
la organización del país. Un derecho reconocido por Naciones Unidas. Esto es
significativo, pues la elite política se opuso desde un primer momento. La derecha
del país en un principio que, como caída de domino fue sumando al resto de
partidos de la coalición opositora, con excepción del Partido Comunista. En la
medida que los partidos fueron presionados, con el oportunismo característico
desde los 90’, se volvía a instaurar aquel pacto de “en la medida de lo posible”.
Esta misma situación es la que vive el pueblo Mapuche, pues se le niega su
voz o se genera un manto de invisibilidad. Con el fin de evitar que se escuche el
cómo quieren resolver las condiciones estructurales que nos afectan —que van
más allá de la pobreza y la tierra—, nosotros hablamos de Autodeterminación
(reconocido por el Convenio 169 de la OIT). La negación se relaciona con los
límites impuestos a los pueblos indígenas para que no conformen Estados. Los
opositores a los derechos fundamentales, saben que la Libredeterminación abre
las puertas a una lucha por nuevos derechos. No obstante, lo más relevante de
ambos conceptos, son que nuestros derechos fundamentales son a nivel colectivo
e individuales que se consagran para las personas, por ejemplo: fijar las formas
de gobierno o participación en las tomas de decisiones, o el derecho a un medio
ambiente sin contaminación, o se garantice la salud y educación como derecho.
Esto puede ser acordado por el pueblo, ya que éste es soberano.
Por mucho tiempo el Estado, y sus elites políticas, han buscado frenar la
Autodeterminación que les competen a los pueblos originarios, pues obligaba
pasar a un nuevo modelo de democracia, que es la democracia directa, donde los
sujetos deben ser consultados. Hubo avances, como el reglamento de consulta
indígena. Sin embargo, concluyó con la óptica que las decisiones tomadas por
los pueblos originarios no eran vinculantes. Podría parecer un fracaso, sobre
todo con los últimos anuncios, en el que asume un plebiscito que modificaría la
84 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Constitución. No obstante, el debate sobre las vías para llegar a ello, vuelven a
imponer los límites al ejercicio de libre determinación a través de la Convención
Constituyente, en la cual reproduce la elección de representante a través de la
lógica de partidos y establece los 2/3 para los acuerdos.
La Asamblea Constituyente, que no es lo mismo que una Convención
Constituyente, nos garantiza un nuevo tipo de democracia, la democracia directa
que se funda en la participación popular para decidir los destinos del país, pero al
mismo tiempo nos abre a un cambio cultural de cómo convivir entre sociedades,
al discutir sobre la desigualdad social o la relación con los pueblos originarios.
Para elegir delegados para la Convención Constituyente utilizará como marco la
ley de partidos para realizar la elección, hasta este momento, siempre y cuando
gane la opción de Apruebo y que sea a través de la Convención, pero en el fondo
elegir a delegados bajo este marco, es una estrategia que tiene la elite para no
perder el control del proceso, pues las opciones más viables son las listas de los
partidos frente a la condiciones con la que postularían los independiente. Para
el caso de los pueblos originarios se encuentran los escaños reservados, donde lo
más probable también, influyen las listas de partidos políticos. La clase política
va a ser todo lo posible para que los pueblos que viven en Chile no modifiquen
la democracia participativa, pues eso es lo que les permite concentrar el poder.
La democracia directa permite que el poder recaiga en los sujetos que deciden
emitir a través del voto su voluntad de poder.
El miedo, por parte de las elites políticas y empresariales, es a que el pue-
blo chileno y los pueblos originarios puedan ejercer la autodeterminación, que
puedan construir acuerdos sostenibles en el tiempo y de caracteres estructurales,
basados en sus intereses, a partir de las decisiones informadas de las personas,
con mecanismos que garanticen el control social en el tiempo, y las garantías
que el Estado debe consolidar en el marco de una nueva convivencia, y que todo
esto se consagre en una nueva Constitución.
Es aquí donde se marcan la bases para la convivencia plurinacional, pues
nos obligará a discutir durante todo el proceso, cómo se estructura el nuevo
tipo de convivencia y los aspectos mínimos que hay que salvaguardar para ello.
Todo nos obliga a construir acuerdos sostenibles a futuro, debido a nosotros y
no de los intereses del empresariado. La democracia directa obliga a la decisión
informada, a la construcción de propuestas fundamentadas y una responsabilidad
cívica para mantener los acuerdos, es decir personas activas que salvaguarden
sus derechos. Es aquí donde los pueblos originarios pueden plantearle al chile-
no común y corriente sus verdaderas demandas y los alcances. Esto lo asegura
una Asamblea Constituyente, en que sus representantes salgan del pueblo y no
Parte I | Plurinacionalidad: de los pactos rotos 85
Son cientos tirando de dos cuerdas que abrazan el cuello del monumento de
Pedro de Valdivia, en el centro cívico de la ciudad de Concepción, en una col-
mada Plaza de la Independencia. Hay gritos, efervescencia, es 14 de noviembre
de 2019, se conmemora un año del asesinato de Camilo Catrillanca y ya van casi
tres semanas de revuelta popular. No es el primer monumento que se derriba
desde el 18 de octubre: la desmonumentalización se está convirtiendo en otro
repertorio de la movilización. Algo se está destituyendo.
Las cuerdas se tensan, cada vez son más los convencidos en la tarea, una
imagen desde las alturas nos permite ver los cuerpos de un lado a otro, vociferando,
saltando, utilizando todas sus fuerzas para cumplir la faena. El monumento de
Pedro de Valdivia se tambalea, otros cuantos se suman para seguir precipitando
el derrumbe de la escultura del conquistador, ¿de dónde proviene todo ese ím-
petu desmonumentalizador? Valdivia cada vez está más cerca de caer, la imagen
es magnífica, pocas veces antes habíamos visto aquellas ansias por el derribe de
aquellos íconos del relato oficial de la nación. Finalmente, Valdivia cae, todos
saltan, hay alegría, saltan sobre el monumento del conquistador, parece un triunfo,
parece sentirse como un triunfo, ¿de dónde proviene toda esa alegría?
Tengo la impresión de que, en este hecho, junto con otros del mismo calibre,
hay un desate de un nudo temporal que ha gestado un malestar que hoy por fin
encuentra un cauce, quizás un laberinto, por donde expurgar un guion que ha
borroneado diversas trayectorias históricas e identitarias al interior de la comu-
nidad política que es Chile. Porque, de nuevo, ¿de dónde proviene el ímpetu y la
alegría ante el hecho desmonumentalizador? Y esta pregunta no es menor, sobre
todo en la consideración de que el derribe es protagonizado por jóvenes, mujeres
1
Doctor © en Arquitectura y Estudios Urbanos, PUC.
Investigador adjunto CIIR. Podcast Wallmapugrama.
90 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
2
Por cierto, tengo el pleno convencimiento de que la plurinacionalidad es fundamentalmente una
oportunidad para los pueblos indígenas, una que nos permita “correr el cerco” de un Estado que se
ha edificado negando nuestros derechos, y ello queda plasmado en gran parte de los artículos de este
libro, solo que en este texto me gustaría explorar de qué modo el horizonte plurinacional es también
una oportunidad para el Chile profundo, ese abigarrado, jaspeado, champurrea, vivamente mestizo.
Parte II | Una razón antropofágica para una constituyente 91
3
Utilizó acá el vocablo “indio” o “india” no como categorías de identificación, sabido es que no
es una identidad cultural. Más bien la recupero como huella colonial y potencia crítica, es decir, un
dolor asumido y reinventado como discordia, como negatividad, otro motor de la historia desde
donde todo puede ser impugnado en Nuestra América. Una marca del colonialismo que su sola
pronunciación molesta, incomoda, develando con ello la profundidad de la herida, y permitiendo
entonces el movimiento de la historia.
Parte II | Una razón antropofágica para una constituyente 93
por lo que la plebe mestiza, más cerca sanguíneamente de “lo blanco”, tenía
mayores posibilidades de conversión. Acá se ubica la primacía del mestizo como
órgano vital para la incorporación de los sectores populares al marco de la nación.
Claro, es una primacía que exigía en el mestizo un proceso de blanquitud, lo
cual, intuyo, es lo que precisamente se está resquebrajando.
Es que de alguna manera la “blanquitud” gestaba un conflicto dada la
urgencia de anulación. El borramiento indio, como toda tachadura, implicaba
una violencia, y quien apaciguaba aparentemente la conflictividad era la “raza
cósmica” del continente, el crisol de las razas, una amalgama armoniosa graficada
en el mestizaje, tal como reflexiona Silvia Rivera Cusicanqui:
Es como si en esa tercera raza-cultura, la ciencia social compartiera, cons-
ciente o inconscientemente, el imaginario nacionalista de la homogenei-
zación cultural, al ver o desear ver (tan intensamente como para confundir
sus deseos con la realidad) en el mestizo la desaparición del conflicto que
oponía a sus progenitores confirmando así un promisorio panorama de
seres armoniosos, que dan la cara al futuro y están dispuestos a gestar las
lides de la modernidad (2010: 69)
Detrás de esta supuesta armoniosidad está operando la “blanquitud”, aquel
lugar deseado donde el mestizo tiene mayores condiciones de habitar, aunque
para ello debe olvidar, debe borronear su propia biografía. La armonía le exigía
ocultar su contradicción y emerger como una síntesis pacificada, plácida en el
terruño nacional, devenir chileno, peruano, ecuatoriano, donde lo indio es apenas
un difuso recuerdo, un antepasado, pero nunca uno mismo.
Esto último es lo que revela precisamente la operación cultural del mestizaje
ejecutada por las elites republicanas, un deseo de olvido, una supresión del indio
en el cuerpo nacional, todo mediante un esquizofrénico procedimiento, reconocer
para olvidar, dar cuenta de una estela india apaciguada, civilizada tal vez, por el
peso imperenne de la blanquitud.
Aunque claro, y acá la tensión realmente inagotable, esta incorporación niega
y supedita. La plebe mestiza habita una incomodidad irresuelta, una borrada que
termina por incomodar su propia subjetividad, que hoy busca cauces por donde
filtrar el tedio blanquecino, que siempre es una pantomima, ya que nadie puede
habitar de modo permanente el teatro impuesto. Y supedita, porque el mestizo
y la mestiza, será emblema nacional siempre y cuando se comporte bajo los
preceptos elitarios, siempre cuando actúe bajo el guion de la patria blanqueada,
obediente ante la estructura señorial, la cual se encuentra enmascarada por la
narrativa ciudadanizante de la nación, donde todos aparentemente somos iguales.
Parte II | Una razón antropofágica para una constituyente 95
Pero no, y esto se devela con profundidad luego del 18 de octubre, somos parte
de jerarquías sostenidas por el peso de siglos, donde algunas familias, ciertas
trayectorias vinosas, ciertos espacios de acumulación desaforada, encuentran y
reproducen instituciones que promueven sus privilegios, una nación fabricada
a su imagen y semejanza.
Y esto es lo central de la nación blanqueada, es una fabricación cultural que
busca sostener privilegios, construir un relato de “lo que somos” para legitimar la
continuidad de lo señorial, ahora encubierta bajo un discurso de supuestos intereses
comunes en el marco de la nación (cf. Luis Tapia, 2019). Es la continuidad colonial
en tiempos republicanos, la forma que devela al mestizaje como otro engranaje
de la estructura de jerarquización, otra operación del macizo colonialismo, ese
que no doblega su matriz iniciática, aquella que porfiadamente establece vidas
superiores e inferiores, amos y siervos, soberanos y súbditos, aquel peso histórico
que mantiene lo señorial como relación inherente. No es acaso este la desazón
ante decenas de casos judiciales donde las vidas condecoradas por su biografía,
por el linaje, por el capital acumulado zafan cualquier condena, esquivan el
“peso de la ley”, gestando un escenario de impunidad que les permite asesinar,
robar, malversar, corromper, para luego bufonear sobre las vidas de las mayorías
que deben cargar con el peso de pensiones de miseria, de derechos desfondados
como la salud y la educación, en fin, haciendo trizas el relato igualitarista de la
nación, develando que la ciudadanía y su relato unificador eran solo una mímica.
No hace falta recordar los casos de colusión de las empresas, o la corruptela
de los partidos políticos, de Carabineros, del Ejército, o el caso Caval, o Martín
Larraín, todo tan impune, una justicia arbitraria en constante beneficio de los
mismos, los cuales luego se burlaban de la precariedad de los ciudadanos/siervos,
de los súbditos de la democracia, y decían: “que se levantan más temprano”, “que
hagan vida social en los consultorios”, “que compren flores que están baratas”.
En fin, impunidad y burlas que develaron y desgastaron la persistencia señorial,
hasta el punto de movilizar la destrucción de sus sedimentaciones históricas
corporizadas en la monumentalidad pública. Y acá adquiere sentido profundo
la desmonumentalización, desde allí es posible leer un malestar contra la cons-
trucción elitaria del relato nacional, donde los héroes particulares de los sectores
dominantes ya no son más los héroes de toda la comunidad política. Es quizás
una impugnación contra aquel guion homogeneizante y señorial de actitud blan-
quecina que ya incomodó hasta la saciedad. La desmomunetalización aparece
entonces como un ejercicio destituyente. ¿Qué viene entonces?, ¿qué estamos
constituyendo? Exploremos.
96 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
callejero: “2019/1973”. ¿De qué modo proyectar estos entronques temporales? ¿De
qué nos habla este abigarramiento de tiempos? ¿Cómo recuperar estos pasados
silenciados que hoy aparecen proyectados hacia el futuro? Nosotros abrazamos
la posibilidad de sus yuxtaposiciones, posibilitando un presente, aquí y ahora,
sintagmático, donde diversos tiempos se encuentren y choquen, se manchen unos
con otros. Y es acá cuando aparece la plurinacionalidad como una potencia, una
que posibilite el encuentro y la convivencia de diversas trayectorias históricas
en la misma comunidad política que es Chile, superando con ello el viejo guion
nacional de porfiada homogeneidad blanquecina y elitaria.
Así, la plurinacionalidad, además de ser un camino que permita alcanzar y
fortalecer derechos colectivos indígenas, puede ser un cauce de memoria para
el mestizaje y una corrosiva propuesta anti-señorial. Cauce de memoria contra
la negación indígena en el cuerpo del mestizaje, una oportunidad para repensar
los marcos de la nación chilena, una donde se “manche de indio”, abrace lo
champurrea como un caudal para sus propias redefiniciones, que son identitarias,
pero que como vimos terminan atravesando cuestiones fundamentales en torno
al proyecto civilizatorio que sostiene toda comunidad política: ¿qué significará
“bienestar” luego de reconocer la huella indígena en el cuerpo de la chilenidad?
¿Qué entenderá Chile como “interés superior de la nación” después de mirarse
al espejo y encontrar su biografía india? Creo, en este sentido, que la recupe-
ración de esta larga memoria, mediante el debate plurinacional, puede ser una
oportunidad para repensar la “comunidad imaginada” desde el Chile profundo,
desde ese barroquismo presente hoy en el momento destituyente/constituyente
que habitamos.
Por otro lado, el proyecto plurinacional puede permitir reconfigurar el
entramado social, político e institucional heredado desde siglo XIX; ostenta un
potencial corrosivo contra el peso señorial. Es la propuesta desde los pueblos
indígenas para abrir el siglo XXI, con toda la sociedad a cuestas, buscando
superar el poderío que sostiene el relato blanqueado de la nación, porque esta
no se trata únicamente de una narrativa, sino que ha sostenido privilegios por
décadas, siglos. Así, comenzar a debatir y luego constituir los deslindes del nuevo
pueblo en emergencia, bajo el influjo del relato indígena, afro, mestizo popular,
de tendencia barroca, desde un quehacer plurinacional, es un ejercicio anti-elita-
rio, es una rebelión contra las castas, contra la fronda aristocrática, contra aquel
sector de la sociedad que pensó tener la privativa atribución de contornear los
marcos de la comunidad política. Hoy, bajo el debate de la plurinacionalidad,
esta prepotente virtud se pone en tensión, y con ella el guion que ha sostenido
lo señorial en la vida cotidiana y en la institucionalidad estatal.
Parte II | Una razón antropofágica para una constituyente 99
Para ello quien domina debe estar abierto a la escucha, no debe aislarse al “yo
en su mundo como totalidad irrebasable, insuperable” (Dussel, 1973 I: 122), por
el contrario, debe abrirse al otro, para establecer la relación ética de lo común.
Estar dispuesto a repensar lo universal.
Finalmente, es lo que Étienne Balibar ha denominado universalidad conflic-
tiva: “noción que sitúa la idea de “herejía” o de unidad de los opuestos no en los
márgenes, como un límite externo, sino en su centro, como el modo mismo de
enunciación universal”. Considerar al excluido en la construcción de la totalización
es quizás el ejercicio ético más radical para establecer una justicia en sociedades
que han gestado formas de marginalidad mediante estigmas que deshumanizan,
arrojando fuera de los límites de lo público, como vidas desechables a cientos de
cuerpos: flaites, indios, negros, mestizos populares. Recomponer la universali-
dad desde estas “herejías” puede ser la actitud más antirracista y anticolonial en
nuestros tiempos, y sitúa, insistimos, a la plurinacionalidad como un horizonte
de transformación global de la comunidad política que es Chile. Con todo, de-
bemos entonces: “considerar valores centrales el mestizaje, la creolité, la alteridad
constitutiva, pero también las prácticas de pasaje, de traducción, de mediación,
de transgresión, y procurar que se hagan realidad en una autentica cultura de las
fronteras” (Balibar, 2005: 13)
Una razón antropofágica implicaría entonces fracturar la universidad ho-
mogénea, reglada por la tradición europea tan presente en nuestra sociedad
como relato oficial, y abrirse a repensar lo universal desde los excluidos, que
inevitablemente mancharan de mestizaje la realidad entera. Estar dispuestos a
estos abigarramientos, a repensar la idea de frontera, ya no como límite, sino
como zona habitable, donde se está abierto a lo difuso, a la creolité, a la inven-
ción del nosotros desde la alteridad constitutiva, desde el otro. En definitiva,
una razón antropofágica como elemento substancial del horizonte plurinacional,
para superar la nación blanqueada que excluye y la herencia señorial que hiere, y
estar dispuesto a habitar radicalmente la sentencia pronunciada desde Terencio,
el africano, hasta Marx: “nada de lo humano me es ajeno”.
Parte II | Una razón antropofágica para una constituyente 101
Pues bien, hemos intentado desarrollar una reflexión histórica y teórica para
sopesar la potencia plurinacional como un horizonte de transformación global
de la sociedad en su conjunto. Abrazamos esta posibilidad luego de observar un
sentir expresado tanto en los ejercicios de desmonumentalización, en los actos
de reivindicación de los emblemas indígenas, y en el barroquismo que se ha ex-
presado en cada movilización. Algo emerge a borbotones en las calles. Es cierto,
todavía estos repertorios de acción no muestran toda su magnitud constituyente,
por ahora solo manifiestan un malestar y una tentativa cardinalidad, una molestia
que expresa que algo se destituye y una quimera desde donde es posible trazar
las primeras líneas futuras. Aun así, asumimos el riesgo, querer observar una
posible trama en latencia, que aún no se devela en toda su extensión, pero que
ya muestra signos refundacionales.
En esta trama, insistimos, es factible de analizar la incomodidad que repre-
senta actualmente el guion patrio de los siglos que nos anteceden, su condición
blanquecina, elitaria y señorial hoy están puestas en cuestión. Al mismo tiempo,
emerge contraculturalmente una serie de indicios para imaginar los nuevos con-
tornos de la comunidad política, la reivindicación del quiltraje, del callejeo mestizo,
Negro Matapaco mediante, o la recuperación de una morenidad silenciada, de
una condición indígena profunda que busca su lugar público por medio de la
wenufoye o la whipala, dos simples expresiones de algo que se cocina a
fuego lento. La plurinacionalidad puede ser parte de ese fuego.
Ahora, ¿qué implica todo esto? Es decir, es vital una pulsión, una búsque-
da por otra racionalidad para enfrentar temas tan cruciales como la nación, la
plurinacionalidad, la gestación de comunidades políticas, pero ¿qué encierra y
proyecta en términos concretos este debate? Desde mi punto de vista, responder
esta pregunta será uno de los elementos centrales que deberemos ir resolviendo
en estos años constituyentes, y para ello la única recomendación es seguir la
sentencia de Mariátegui: “ni calco, ni copia, sino creación heroica”. Deberemos
inventar, y muchísimo, estudiar hasta el hartazgo, estar abiertos al contacto, es
ahí el principal sentido de la razón antropofágica, devorarnos unos con otros para
102 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
gestar un proceso creativo, constituyente, que surja desde nuestras entrañas. Pero,
de nuevo, ¿qué supone todo esto? Por ahora, solo esbozo algunas posibilidades
desde una mirada mapuche.
Creo que dos categorías, de la batería conceptual del movimiento mapuche,
pueden ser muy productivas en este quehacer constituyente abierto al contacto:
Autodeterminación e Itrofill Mongen. Ambas posibilidades obedecen a una
ya contundente tradición reflexiva mapuche, son categorías políticas que
permiten ir definiendo el horizonte, que desde los 1980 con contundencia,
aunque con trayectorias que son posibles de reconstruir por todo el siglo XX,
han permitido robustecer las proyecciones del movimiento.
En torno a Autodeterminación, no tengo ni las capacidades ni el tiempo
para deshilvanar la historia del concepto al interior del quehacer mapuche (cf.
José Marimán, 2012), pero al menos sostengamos dos cosas, siguiendo las re-
flexiones de Pablo Marimán. En primer término, los quehaceres autonómicos
mapuche, que ya se están prefigurando, son diversos, y son los que afianzarán
la autodeterminación política, los cuales van desde el control territorial hasta la
gestión comunitaria de recursos públicos, es decir, es un verbo que se conjuga en
muchos sentidos. Por otro lado, vinculado con lo anterior, la autodeterminación
es un deseo de poder participar, incidir y producir el propio devenir del pueblo
mapuche y sus territorialidades, en este sentido, el horizonte autodeterminista
“es una profundización de la democracia, una forma de afrontar y superar la
situación colonial” (Marimán, 2018).
Ambas dimensiones, lo sabemos, en un primer momento han sido explo-
radas por el pensamiento y la acción política mapuche, y fortalecen las bases
del propio movimiento. Ahora bien, ¿es posible traducir estas prefiguraciones
y deseos de autodeterminación, bajo el sentido de profundización democrática,
para la sociedad no indígena de la comunidad política chilena? Sospecho que
sí. ¿Cuándo las movilizaciones de Freirina, de Petorca, de Chiloé, de Aysén,
de Puchuncaví, de Quinteros, desarrollan procesos políticos autónomos, ejer-
ciendo el poder desde instrumentos asamblearios, no están prefigurando una
profundización democrática? ¿Entre sus deseos y anhelos no está acaso también
una búsqueda por reformular la institucionalidad con el objetivo de incidir de
manera más contundente y directa sobre el devenir de sus territorialidades?
Sospecho que el planteamiento de la Autodeterminación se puede traducir
para la sociedad en su conjunto, como una posibilidad de descentralización y
dispersión del poder político y gestar, desde ahí, una democracia para el siglo
XXI, más profunda y participativa. Con ello, la razón antropofágica encuentra
una materialidad concreta por donde surcar, un trasvasije conceptual desde el
Parte II | Una razón antropofágica para una constituyente 103
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El complejo y más importante “momento constituyente”
de los pueblos indígenas de Chile: experiencias y desafíos
Domingo Namuncura1
I. Chile despertó
La convocatoria a plebiscito, originalmente prevista para abril del 2020, podrá ser
registrada en la historia de 210 años del Estado chileno como un hito significa-
tivo para las presentes y próximas generaciones: millones de ciudadanos podrán
concurrir a las urnas para resolver por primera vez en la historia y mediante el
voto directo, libre e informado, si aprueban la necesidad de caminar hacia una
nueva Constitución, y si el órgano constituyente será mixto (con parlamentarios
incluidos) o totalmente ciudadano.
Este hecho político-social y cultural contribuirá a cerrar un ciclo histórico
desde 1980, desde hace cuarenta años cuando la dictadura militar impuso una
Constitución a la medida y con ello canceló los caminos democráticos al menos
hasta 1988, cuando el pueblo chileno votó en un plebiscito para impedir la con-
tinuidad del General Pinochet en el poder. Habiéndose ganado aquel plebiscito
del NO, de todas formas, el grueso andamiaje de la Constitución de 1980 quedó
en gran parte intacto, con lo cual las más importantes reformas sociales y po-
líticas previstas en la campaña presidencial de 1989, se enfrentaron a enormes
escollos como la figura de Senadores designados, Tribunal constitucional, Leyes
Orgánicas y permanentes, sistema electoral binominal que le confirió a la derecha
un inmenso poder de veto, entre otros factores.
Al momento de escribirse este artículo (enero, 2020) las movilizaciones sociales
iniciadas el 18 de octubre del 2019 que obligaron al gobierno, al oficialismo y a
la oposición a consensuar el plebiscito de abril 2020, en primera instancia, como
una respuesta a las intensas demandas sociales permanecen latentes, aun cuando
semanas previas se produjo una crisis sanitaria, por el coronavirus igualmente
severa, lo que alteró la agenda política. La derecha había apelado a casos de
violencia, saqueo y desmanes que habían ocurrido en las movilizaciones sociales
1
Domingo Namuncura. Trabajador Social UCV. Ex Director Nacional de CONADI 1997-
1998. Primer embajador de Chile, de origen Mapuche, en Guatemala, 2014-2018. Vicepresidente
nacional indígena del PPD. En Santiago, a 20 días del mes de enero del 2020.
106 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
para señalar —en dicho mes de enero 2020— que “tal vez no estén dadas las
condiciones para el plebiscito de abril 2020” y estimaban mejor realizar algunas
“reformas relevantes a la actual Constitución” y en un marco parlamentario, es
decir, excluyendo la demanda ciudadana por participación directa, toda vez que el
propio presidente de la República promulgó la Ley correspondiente del plebiscito
ciudadano luego que el Congreso Nacional lo aprobara por amplia mayoría.
Los organismos del Estado, gobierno, parlamento y partidos políticos no
estaban preparados para los eventos ocurridos a partir del 18 de octubre 2019
a propósito de un alza de pasajes en el metro de Santiago. Nadie predijo lo que
habría de ocurrir en Chile a partir de ese hecho. Había señales previas, desde las
movilizaciones de estudiantes secundarios en el 2006 (los pingüinos), las marchas
por un nuevo sistema previsional (tema sensible en muchos hogares de Chile)
en el 2008, las grandes movilizaciones estudiantiles y sociales del 2011 y otros
diversos eventos, pero ninguno fue leído como variables de anticipación de lo
que se venía por delante, a pesar de que entre los síntomas particulares, las vota-
ciones ciudadanas en diversos comicios ya estaban entregando datos relevantes.
La sociedad chilena vivía entonces una calma aparente. Una suerte de deve-
nir aparentemente desprejuiciado. Con ciudadanos-consumidores felices en los
grandes centros comerciales. Con un gobierno de “tiempos mejores” e indica-
dores relativamente envidiables en materia financiera. Un país que se preparaba
para recibir la cumbre de presidentes y ser el escenario soñado de la conferencia
mundial del medio ambiente. El presidente Piñera acuñó el sorprendente refrán
de Chile como un oasis. Nada, en medio de esta somnolencia política, hacía
presagiar lo que se venía por delante.
En el 2013 se resolvió a favor de la Nueva Mayoría la elección presidencial
por segunda vez de la presidenta Michelle Bachelet y con ello se recuperó el
poder con la idea de un programa ambicioso de reformas sociales y políticas.
Podríamos decir que durante su segundo mandato hubo una interesante “corrida
del cerco”, es decir, se instalaron reformas sustantivas y se eliminó el sistema
binominal, lográndose algunos avances. Pero la política y el sistema de gobierno
y de sus instituciones enfrentaban un prolongado tiempo de fuerte crisis de sen-
tido, de valores, de gestión y sobre todo de eficacia. Chile estaba asentado sobre
un volcán. Y cada cierto tiempo, situaciones de alta complejidad en materia de
salud, educación, seguridad y orden público, abusos de las empresas, colusiones,
crisis ética en los partidos políticos, la Iglesia e instituciones armadas y de otra
índole iban minando poderosamente la confianza pública. Estos fenómenos
tampoco fueron avizorados en su real dimensión. Y cuando la Nueva Mayoría
y la centroizquierda perdieron nuevamente la elección presidencial del 2017, la
Parte II | El complejo y más importante “momento constituyente” 107
Nunca, antes, en la historia de estos 210 años de Chile los chilenos habían
tenido la oportunidad de ser convocados de verdad a una decisión ciudadana y
democrática en favor de una nueva Constitución. Ya está dicho. Y en particular,
en ningún sentido los pueblos indígenas han sido considerados políticamente
hasta hoy, desde 1810.
En 1979, en plena dictadura militar, se convocó a una seudo e irregular
consulta, llena de irregularidades y amparada en procesos represivos, en un marco
nacional e internacional de muchos cuestionamientos al golpe militar. La Junta
Militar gobernante obligaba a los chilenos a brindar apoyo al régimen militar.
En el voto se consultaba: “Frente a la agresión internacional desatada en contra
de nuestra Patria, respaldo al presidente Pinochet en su defensa de la dignidad
de Chile, y reafirmo la legitimidad del Gobierno de la República para encabezar
soberanamente el proceso de institucionalidad del país”.
Conforme al artículo 12 del Decreto 1.308 de 1977, mediante el cual se convocó
a esta inédita “consulta”, los chilenos debían votar SI o NO, todo esto en medio
de una intensa represión en contra de partidos políticos proscritos, con medios
de prensa totalmente censurados y sin ningún organismo autónomo de control
electoral. Los votantes fuimos obligados a votar sólo con el carné de identidad,
sin registros confiables y prácticamente de la noche a la mañana. Por cierto, en
medio de estas condiciones el 76% de los votantes aprobó la consulta nacional.
Tres años después, en 1980, el gobierno militar quiso perpetuar su proyecto
y se convocó a un referéndum nacional para aprobar una nueva Constitución, en
desmedro de la Constitución de 1925, la que en medio de diversas reformas desde
su promulgación había regido el ordenamiento jurídico de la nación chilena. El
origen de este proyecto comenzó meses después del golpe militar de 1973 con
Parte II | El complejo y más importante “momento constituyente” 109
decimonónicas, pero nunca confiriendo tanto más a sus demandas. Entre los
años 70 y ya avanzado el siglo XX sí se fueron produciendo modificaciones más
sustanciales. En las constituciones de varios países los conceptos ofensivos hacia
los PPII fueron variando y desapareciendo. Pero es con ocasión del V Centenario
del descubrimiento a partir de 1992 cuando, definitivamente, y ahora con el sur-
gimiento de extendidos movimientos y liderazgos indígenas en el continente, las
Constituciones de estos 15 países experimentaron profundas transformaciones
en donde se reconoce constitucionalmente los derechos ancestrales de los PPII
en una amplia gama e incluso se incorporan capítulos especiales. Todo esto, hasta
el punto más alto de desarrollo en cuanto a naciones como Bolivia, Ecuador y
Venezuela que llegan a declarar a sus Estados como “Estados plurinacionales”.
Esto es la expresión mayor de un proceso de conciencia respecto de los derechos
constitucionales indígenas, aun cuando la realidad todavía marque distancias entre
los derechos reconocidos y su óptima materialización histórica. Pero, digamos
al menos, que son Constituciones más progresistas en el tratamiento teórico de
estos derechos ancestrales hoy reconocidos más plenamente. ¿Pero en Chile?
Nada. Absolutamente nada. Para las diversas constituciones en Chile, los PPII
no existen como tales: son simplemente ciudadanos avecindados en el territorio
nacional y que tienen los mismos derechos y deberes de todos. Y punto.
Reconocer su diversidad cultural, social, política y lingüística nunca es-
tuvo en la mente de los diversos redactores ni promotores de nuestras cartas
constitucionales. Y esta deliberada omisión (imperdonable en pleno siglo XXI)
tiene diversas explicaciones, pero hay una en particular que debemos superar:
la concepción cultural de las élites que dieron origen al Estado nacional y a
quienes siguieron su desarrollo corresponde a un tipo de mentalidad occidental
y religiosa que despreció sistemáticamente el valor de las culturales originales.
Se sumó a ello la relación de poder entre las clases oligárquicas y latifundistas
de inicios del Estado nacional y luego con la casta de comerciantes, financistas
y promotores de la industrialización que en el caso de Chile requerían las tierras
indígenas, tanto sea para expandir el Estado, en particular hacia el sur, como
expropiar la riqueza minera, forestal y ganadera de tales tierras. El proyecto de
construcción del Estado nacional permitió que las clases gobernantes conside-
rasen siempre a los indígenas y particularmente al Pueblo Mapuche como un
obstáculo y no como sujetos de integración a un proyecto común de desarrollo
pues eso implicaba “compartir” las riquezas y aquello no estaba en el propósito
de los gobernantes y sus aliados.
Las señales de la avaricia empresarial y de la concentración de la riqueza
asociados al manejo exclusivo y excluyente del poder político chocaban con
114 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
sido invitados sino para formar parte de sus mitos y relatos fundadores
(“Propuestas y recomendaciones para un Nuevo Trato entre el Estado, los
PPII y la sociedad chilena”, Informe de la Comisión Nacional de Verdad
y Nuevo Trato, pg. 531-532)
Es decir, el Estado de Chile desarrolló contra los Pueblos originarios una
guerra de ocupación por todos los medios. Primero, con las armas y todo el poder
de fuego (Guerra del Pacífico, Pacificación de la Araucanía, represión permanente),
y con toda la fuerza de la Ley (Reglamentos constitucionales, Constituciones y
una enorme cantidad de Leyes, Decretos y normas de usurpación), para someter
a los PPII del norte y del sur y principalmente al aguerrido Pueblo Mapuche.
¿Había espacio en este proceso para un diálogo político con reconocimiento
legal de derechos ancestrales?
Los PPII de Chile tuvieron que asumir este proceso ignominioso de domi-
nación del Estado nacional. La clase dominante pensó —probablemente— que,
con estos medios: la guerra, la represión y las leyes sería suficiente para terminar
con toda resistencia y, de paso, reducir a los indígenas y finalmente que fuesen
desapareciendo, sumergidos entre otros factores en el concepto de “ciudadanos
chilenos”, evangelizados, católicos, decentes y emprendedores. Esto era el sueño
de los historiadores conservadores: la nación chilena, única, católica, castellana
y blanca. Sin indios ni morenos.
El destino, por cierto, provee de manera distinta. Los esclavos, sometidos
por siglos, dejaron finalmente de ser esclavos y vencieron en duras batallas y
conquistaron con el paso de varios siglos su derecho a no ser vendidos en los
mercados y alcanzar un mínimo de dignidad. Los costos de sus luchas fueron
muchos. Los negros en Estados Unidos, esclavos por décadas, apátridas, sin
derechos y sometidos a sus amos sin discusión, finalmente sobrevivieron y de-
sarrollaron conciencia y fuerza social hasta la épica lucha del Movimiento de
Derechos Civiles a comienzos de los años 60, en el siglo XIX, también con una
suma enorme de víctimas cuya sangre regó los campos de esa sobrevivencia.
Cosa semejante en Sudáfrica con el dominio paradojal de una minoría blanca
que aplastó a las poblaciones negras por siglos.
El Movimiento de los Derechos Civiles en EEUU marcó una época gloriosa
en la batalla por los derechos contra las discriminaciones y el dominio blanco
tuvo que abrirse a una autocrítica y comprender que la convivencia fundada en
el reconocimiento de la dignidad de las personas, de cualquier color, tiene los
mismos fundamentos. En el año 2005, un político de color, en Illinois fue elegido
Senador, para gran sorpresa del país, una promesa joven que recogía el legado
del Movimiento de Derechos Civiles: Barack Obama. Tres años después en el
116 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
En medio del estallido social, que ya decíamos, conmovió los cimientos del
ordenamiento jurídico-institucional (y dicho de otro modo, en realidad asustó
a la clase política y al gobierno), en la madrugada del 15 de noviembre 2019,
en el ex congreso nacional en Santiago, se aprobó un histórico acuerdo político
mediante el cual, la gran mayoría de los partidos políticos que integran las coa-
liciones de gobierno y de oposición se allanaron —finalmente— a convocar a
un plebiscito nacional para abrir paso a una nueva Constitución “ante la grave
crisis política y social del país, atendiendo la movilización de la ciudadanía” y su
demanda de “una salida institucional cuyo objetivo es buscar la paz y la justicia
social a través de un procedimiento inobjetablemente democrático”. Este es el
preámbulo del documento.
El eje del Acuerdo está señalado en el punto 2: “Se impulsará un plebiscito
en el mes de abril de 2020 que resuelva dos preguntas”: aprobar o rechazar una
Parte II | El complejo y más importante “momento constituyente” 119
este bloque, que nació con grandes promesas de renovación política y alimentó
enormes expectativas en casi un 20% del electorado nacional y con ello elegir
diputados y senadores en el Congreso nacional con una inédita performance
electoral y rapidez histórica, experimentó importantes reveses internos, como en
las antiguas coaliciones partidarias, con desencuentros, descuelgues y renuncias,
exponiendo un espectáculo de política tradicional. ¿Era un momento adecuado,
en medio del estallido social, adoptar una postura negativa respecto de este
Acuerdo que ante el sentido común del país permitía abrir un camino para
avanzar hacia una fórmula política y democrática, nada menos, que a través de
un plebiscito ciudadano? Tal como ocurrió en 1988, con la convocatoria a votar
por el NO, es necesario recordar que también hubo argumentos políticos para
desmerecer el “Acuerdo” por el NO e incluso se llamó a “anular el voto” en el
plebiscito de 1988, para impedir la continuidad de Pinochet como presidente
de Chile por ocho años más. Los historiadores tendrán tiempo para examinar
todos estos hechos.
Semanas después, el 15 de diciembre de 2019, dos millones, doscientos
cincuenta y cinco mil personas acudimos a votar en una “Consulta ciudadana”
en más de 200 municipios de Chile, y aprobamos por amplia mayoría una nueva
Constitución y una Convención constituyente ciudadana. Esta masiva votación
ciudadana fue una primera gran respuesta de país.
Entre los aspectos resueltos en el informe de la Comisión Técnica del Acuerdo
por la Paz Social y Plebiscito se establecen dos células de votación: una, para
aprobar una nueva Constitución y otra para resolver el tipo de órgano constitu-
yente, mixto o ciudadano (artículo 130). Los constituyentes serán denominados
“Convencional constituyente” (art. 131). Los candidatos se regirán por las normas
electorales vigentes (art. 132). Elegida la Convención, sus miembros procederán
a designar presidente y vicepresidente y otros detalles de funcionamiento (art.
133). Los artículos 134, 135 y 136 abordan cuestiones de procedimiento. Se
señala también que la Convención tendrá nueve meses para redactar el proyecto
de una nueva Constitución y tres meses prorrogables en caso necesario (art. 137).
Se establece también y de manera natural que la nueva Constitución deberá
contemplar disposiciones transitorias, relativas a su implementación (art. 138).
En el documento se abordó también la forma de integración de la Convención
(arts. 139-140): 172 miembros en el caso de la Convención mixta (con 86 par-
lamentarios elegidos por el congreso nacional, los que tendrán que renunciar a
su cargo) y 86 ciudadanos electos en forma directa. En el caso de la Convención
constitucional, cien por ciento ciudadana, (art. 141 del proyecto), ella estará
integrada por 155 ciudadanos elegidos en forma directa, considerándose para
Parte II | El complejo y más importante “momento constituyente” 121
tal efecto los actuales distritos electorales y se establece que los convencionales
constituyentes no podrán ser candidatos a cargos de elección popular hasta un
año después que terminen su labor. Finalmente, se propone un artículo 142, que
establece la obligatoriedad de un nuevo plebiscito para ratificar el texto de una
nueva Constitución al término del proceso constituyente.
Como el lector podrá apreciar, en esta etapa previa de la antesala del
Congreso hay dos temas sensibles que no estaban del todo previstos ni en
el texto del “Acuerdo” ni en este documento técnico de aplicabilidad de la
fórmula plebiscitaria: la paridad de género en el proceso constituyente y los
escaños reservados para PPII. Ambos temas rondaron la discusión en torno
al Acuerdo en aquellas 15 intensas horas previas al 15 de noviembre de 2019,
pero los interlocutores del oficialismo y de la oposición consideraron que se
abordaran más adelante.
La suscripción del “Acuerdo de paz social y una nueva Constitución” fue
también nerviosamente esperado en la casa presidencial. Luego de la aprobación
del texto ya descrito, y con pocos minutos de diferencia, cerca de las tres de la
madrugada del 15 de noviembre y ante la prensa nacional, el gobierno valoró
lo acordado y dispuso de inmediato las gestiones oficiales para convertir el
“Acuerdo” en un proyecto de Ley de Reforma constitucional, con la indicación
de “suma urgencia” ante el Congreso Nacional. El país reaccionó con cautela y
las movilizaciones sociales siguieron su curso. Era claro que el “Acuerdo” político
entre oposición y gobierno no sería suficiente.
ciudadana por 155, en ambos casos, la población chilena estaría 100% repre-
sentada. Si se suma como “convencionales constituyentes” a los PPII, el 12,8%
de su población correspondería a 24 constituyentes indígenas, adicionales a los
177 o a los 155. Esto representa el piso mínimo de participación de los PPII
en la constituyente
La Ley Indígena 19.253 reconoce como PPII a los Aymara, Atacameños,
Diaguitas, Quechuas, Collas, Rapa Nui, Kaweskar, Yaganes y Mapuche.
Adicionalmente, y porque el Pueblo Mapuche cuenta con un sello histórico
y una preeminencia poblacional sustantiva (79,8% del total de indígenas en
Chile), se deben agregar al menos, de cuatro a seis, constituyentes nacionales
mapuche, con identidad territorial, es decir en representación de regiones con
mayor densidad poblacional indígena.
Para la elección de estos constituyentes indígenas, la inscripción de candidatos
indígenas a la fórmula de escaños reservados se debiera realizar por pueblo, de tal
modo que cualquier indígena que esté en condiciones de votar, en cualquier zona
del distrito nacional, pueda hacerlo por el candidato/a de su Pueblo respectivo.
El resultado final, estará determinado por las primeras mayorías por pueblo y
cuidando que la elección recaiga precisamente en relación con cada Pueblo. Los
candidatos a escaños reservados deberán estar avalados por su comunidad de
origen o de residencia. Distinto es el caso de candidatos indígenas a la Convención
constituyente que se inscriban como tales, pero en listas de partidos políticos o
de independientes. En su caso, estarán vinculados al proceso regular de elección
y de cálculo proporcional de los resultados.
En resumen: el mecanismo de inscripción de candidatos, la forma de elec-
ción, la representación y sobre todo si se persevera en la idea de escaños reser-
vados o se mantiene el padrón nacional actual, son temas que cuentan todavía
con un tiempo para resolverlos. Lo esencial, es que en el proceso constituyente
que abrirá el plebiscito del 2020, la participación efectiva de los PPII de Chile
no sea soliviantada ni desconocida ni marginada o excluida por el Congreso
Nacional. Tenemos por delante una rica oportunidad histórica de abrir camino
a la construcción de un Nuevo Trato, del Estado y de la Sociedad chilena con sus
culturas ancestrales y de todo ello, sólo podremos salir ganando todos, sumando
diversidad, pluriculturalidad e interculturalidad a la idea de un nuevo tipo de
Estado, que esperamos además pueda tener carácter plurinacional.
134 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
concluir su labor, por lo cual el proyecto final de nueva Constitución podría estar
listo para octubre del 2021 y por Ley el presidente de la República tendrá que
convocar a plebiscito ratificatorio. En paralelo, y esto implica otra complejidad
de orden política: en julio del 2021 se inscriben las candidaturas presidenciales
y entre julio y noviembre de ese año el país entrará en campaña presidencial.
Previamente, entre abril del 2021 y julio, las coaliciones políticas actuales, Chile
Vamos (derecha), Frente Amplio (izquierda), Convergencia progresista y otras,
se estarán rearmando o desarmando para renovar sus relatos políticos y definir
sus candidatos y/o candidatas a la presidencia.
En suma: la elaboración de un proyecto de nueva Constitución caminará a la
par de una campaña presidencial que seguramente tensionará el debate constituyente
y los convencionales estarán también muy influidos por el escenario presidencial;
y los candidatos presidenciales estarán muy atentos a lo que irá aconteciendo en
el debate constituyente, puesto que quien salga electo presidente de Chile en la
primera vuelta (noviembre) o en el balotaje de diciembre 2021 tendrá que gobernar
poniendo en marcha la nueva Constitución. Menudo proceso, en consecuencia.
Ahora bien. Dejemos de lado estos escenarios políticos que hacen muy
interesante el proceso social y político que se inició con el estallido social del
18 de octubre 2019. Lo central para los PPII es prever de qué manera se verán,
finalmente, reflejados sus intereses y demandas históricas. Hay un marco míni-
mo sobre el cual debemos partir: la nueva Constitución deberá incorporar sí o
sí y resolver la deuda histórica del Reconocimiento constitucional de los PPII.
La forma y el contenido de ese reconocimiento no es menor para los PPII.
A lo largo de varios años, desde 1990, con el inicio de la democracia hubo
diversos intentos para lograr ese cometido. Ninguno prosperó. Primero, por
la constante negativa de la derecha a aceptar la idea y el concepto de “PPII
o de Pueblos Originarios”. Prevaleció en ellos la vieja concepción de que los
chilenos son uno solo y que no hay otros grupos distintos. A lo más, desde
fines de los años 90 y hasta los primeros años del 2000, aceptaron finalmente
que se podría hablar de “poblaciones indígenas”, como una gran concesión
política. Estas ideas fueron rechazadas tanto por las organizaciones indígenas
como por partidos de carácter progresista. Pero ello implicó que ni se avanzó
ni se retrocedió en el tema.
Desde 1990 en adelante el Congreso Nacional rechazó en siete oportuni-
dades la reforma para incorporar el reconocimiento constitucional de los PPII.
La experiencia histórica indica que aquellas naciones que consideraron este
reconocimiento han podido construir relaciones más positivas con los indígenas.
En 1840 lo hizo Nueva Zelanda respecto de su relación con el Pueblo Maorí.
Parte II | El complejo y más importante “momento constituyente” 139
El 23 de junio del 2017, un día antes del Día Nacional de los PPII (y esta
fecha todavía depende de un Decreto presidencial firmado por Frei Ruiz-Tagle
en junio de 1998) la presidenta realizó un evento conmemorativo en La Moneda
y en un gesto relevante pidió “perdón al Pueblo Mapuche” por todos los com-
plejos y difíciles procesos vividos a lo largo de nuestra historia patria y reafirmó
su voluntad de hacer avanzar el compromiso del reconocimiento constitucional
en el marco de una nueva Constitución. “Hemos fallado como país”, dijo la
presidenta. “Por eso hoy aquí, en mi calidad de presidenta de la República de
Chile, quiero, solemne y humildemente pedir perdón al Pueblo Mapuche por los
errores y horrores que ha cometido o tolerado el Estado en nuestra relación con
ellos y sus comunidades”. Y como señal de compromiso, la presidenta firmó el
proyecto de Ley que establece el 24 de junio de cada año como el Día Nacional
de los PPII y la tramitación con suma urgencia de los proyectos de Ley que
crean el Ministerio de PPII y el Consejo Nacional de PPII.
Como ya sabemos, todas estas iniciativas de Ley ingresaron al Congreso
Nacional. Por cierto, se esperaba que el siguiente gobierno (2018-2021) los re-
tomara y diera seguimiento. Pero la Nueva Mayoría, con el senador Alejandro
Guillier, de candidato y los demás partidos de la centroizquierda divididos en
diferentes candidaturas perdieron la elección presidencial, en un contexto que
ya asomaba crítico para el gobierno y los partidos políticos. El presidente Piñera
asumió la presidencia por segunda vez bajo el lema de “Vendrán tiempos me-
jores” y, por cierto, una de sus primeras medidas “mejores” en la relación con los
PPII, fue dejar inmediatamente congelados el proyecto de nueva Constitución
y los proyectos relativos al Ministerio Indígena y el Consejo de los PPII. Todo
entró al sueño de los justos, como era de esperar, por lo demás, puesto que todos
sabemos que cuando asume un gobierno de derecha, todo lo relativo a deman-
das sociales y cambios estructurados entra en una ruta marginal. El presidente
Piñera, ni en su gobierno anterior ni en el actual, nunca ha tenido una verdadera
voluntad de avanzar en reformas sustanciales de la Constitución ni menos de
proveer una nueva institucionalidad para abordar las demandas indígenas. No
está en su doctrina. Pero también sabemos, luego del estallido social del 18 de
octubre 2019, que todo esto no depende solamente de la voluntad presidencial.
Y entonces, hoy (enero 2020) estamos en otro camino.
146 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Para los chilenos, como para los PPII que habitamos en este territorio, el plebiscito
del 2020 abre las puertas de par en par de un proceso constituyente, ciudadano
y participativo como nunca había ocurrido en la historia de Chile. Y para los
PPII esto no es menor, porque ya no será sólo la demanda de reconocimiento
constitucional de nuestros derechos ancestrales los que estarán en la agenda de la
Convención Constitucional, sino también y principalmente la suma de derechos
que ya están previstos en el Convenio 169 y que estarán señalados en la “hoja
en blanco” en donde habrá que escribir de manera colectiva el nuevo Chile que
soñamos, intercultural y plurinacional.
Un asunto básico hoy es que la sola incorporación de una frase relativa
al reconocimiento constitucional, a esta altura del proceso y de la historia, es
totalmente insuficiente. El sólo carácter simbólico de unas cuantas palabras,
como en los discutidos textos anteriores, no será totalmente pertinente. Y para
ser claros: al igual que en otras Constituciones de América Latina, la nueva
Constitución habrá de incorporar un capítulo especial, que se refiera de manera
principal a los PPII y sus derechos.
En la Constitución de Argentina, se establece así en el numeral 17 corres-
pondiente a las atribuciones del Congreso Nacional el deber de “Reconocer la
preexistencia étnica y cultural de los PPII argentinos. Garantizar el respeto a
su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la
personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias
de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y
suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, trans-
misible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación
en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los
afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”.
II. En el marco de la unidad del Estado y de acuerdo con esta Constitución las
naciones y pueblos indígena originario campesinos gozan de los siguientes derechos:
1. A existir libremente.
2. A su identidad cultural, creencia religiosa, espiritualidades, prácticas
y costumbres, y a su propia cosmovisión.
3. A que la identidad cultural de cada uno de sus miembros, si así lo desea,
se inscriba junto a la ciudadanía boliviana en su cédula de identidad,
pasaporte u otros documentos de identificación con validez legal.
4. A la libre determinación y territorialidad.
5. A que sus instituciones sean parte de la estructura general del Estado.
6. A la titulación colectiva de tierras y territorios.
7. A la protección de sus lugares sagrados.
8. A crear y administrar sistemas, medios y redes de comunicación propios.
9. A que sus saberes y conocimientos tradicionales, su medicina tra-
dicional, sus idiomas, sus rituales y sus símbolos y vestimentas sean
valorados, respetados y promocionados.
10. A vivir en un medio ambiente sano, con manejo y aprovechamiento
adecuado de los ecosistemas.
11. A la propiedad intelectual colectiva de sus saberes, ciencias y conoci-
mientos, así como a su valoración, uso, promoción y desarrollo.
12. A una educación intercultural, intercultural y plurilingüe en todo el
sistema educativo.
13. Al sistema de salud universal y gratuito que respete su cosmovisión
y prácticas tradicionales.
14. Al ejercicio de sus sistemas políticos, jurídicos y económicos acorde
a su cosmovisión.
15. A ser consultados mediante procedimientos apropiados, y en parti-
cular a través de sus instituciones, cada vez que se prevean medidas
legislativas o administrativas susceptibles de afectarles. En este marco,
se respetará y garantizará el derecho a la consulta previa obligato-
ria, realizada por el Estado, de buena fe y concertada, respecto a la
148 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Constitución de Colombia
Artículo 171. El Senado de la República estará integrado por ochenta y tres
(83) senadores, elegidos de la siguiente manera: setenta y ocho (78) elegidos, en
circunscripción nacional, dos (2) elegidos en circunscripción nacional especial
por comunidades indígenas, y tres (3) en circunscripción nacional especial de
minorías políticas. La circunscripción especial para la elección de senadores por
las comunidades indígenas se determinará por el sistema de cifra repartidora,
150 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Constitución de Ecuador
CAPÍTULO PRIMERO
Principios fundamentales
Art. 1. El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia, social,
democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y
laico. Se organiza en forma de República y se gobierna de manera descentra-
lizada. La soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la
autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas
de participación directa previstas en la Constitución. Los recursos naturales no
renovables del territorio del Estado pertenecen a su patrimonio inalienable,
irrenunciable e imprescriptible.
Art. 2. La bandera, el escudo y el himno nacional, establecidos por la ley,
son los símbolos de la patria. El castellano es el idioma oficial del Ecuador; el
castellano, el kichwa y el shuar son idiomas oficiales de relación intercultural.
Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los PPII en las zonas
donde habitan y en los términos que fija la ley. El Estado respetará y estimulará
su conservación y uso.
152 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
CAPÍTULO CUARTO
Derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades
Art. 56. Las comunidades, pueblos, y nacionalidades indígenas, el pueblo
afroecuatoriano, el pueblo montubio y las comunas forman parte del Estado
ecuatoriano, único e indivisible.
Art. 57. Se reconoce y garantizará a las comunas, comunidades, pueblos y
nacionalidades indígenas, de conformidad con la Constitución y con los pactos,
convenios, declaraciones y demás instrumentos internacionales de derechos
humanos, los siguientes derechos colectivos:
1. Mantener, desarrollar y fortalecer libremente su identidad, sentido de
pertenencia, tradiciones ancestrales y formas de organización social.
2. No ser objeto de racismo y de ninguna forma de discriminación fundada
en su origen, identidad étnica o cultural.
3. El reconocimiento, reparación y resarcimiento a las colectividades
afectadas por racismo, xenofobia y otras formas conexas de intolerancia
y discriminación.
4. Conservar la propiedad imprescriptible de sus tierras comunitarias, que
serán inalienables, inembargables e indivisibles. Estas tierras estarán
exentas del pago de tasas e impuestos.
5. Mantener la posesión de las tierras y territorios ancestrales y obtener
su adjudicación gratuita.
6. Participar en el uso, usufructo, administración y conservación de los
recursos naturales renovables que se hallen en sus tierras.
7. La consulta previa, libre e informada, dentro de un plazo razonable, sobre
planes y programas de prospección, explotación y comercialización de
recursos no renovables que se encuentren en sus tierras y que puedan
afectarles ambiental o culturalmente; participar en los beneficios que
esos proyectos reporten y recibir indemnizaciones por los perjuicios
sociales, culturales y ambientales que les causen. La consulta que deban
realizar las autoridades competentes será obligatoria y oportuna. Si no
se obtuviese el consentimiento de la comunidad consultada, se procederá
conforme a la Constitución y la ley.
8. Conservar y promover sus prácticas de manejo de la biodiversidad y
de su entorno natural. El Estado establecerá y ejecutará programas,
Parte II | El complejo y más importante “momento constituyente” 153
Constitución de El Salvador
SECCION TERCERA EDUCACION, CIENCIA Y CULTURA.
Artículo 63. El Salvador reconoce a los PPII y adoptará políticas a fin de mantener
y desarrollar su identidad étnica y cultural, cosmovisión, valores y espiritualidad.
Constitución de Honduras
Artículo 346. Es deber del Estado dictar medidas de protección de los derechos
e intereses de las comunidades indígenas existentes en el país, especialmente de
las tierras y bosques donde estuvieren asentadas.
Constitución de México
TÍTULO PRIMERO
Capítulo I. De los Derechos Humanos y sus Garantías.
Artículo 2º. La Nación mexicana es única e indivisible. La Nación tiene
una composición pluricultural sustentada originalmente en sus PPII que son
aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual
del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones
sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas. La conciencia de su
identidad indígena deberá ser criterio fundamental para determinar a quiénes
se aplican las disposiciones sobre PPII.
Son comunidades integrantes de un pueblo indígena, aquellas que formen
una unidad social, económica y cultural, asentadas en un territorio y que reco-
nocen autoridades propias de acuerdo con sus usos y costumbres.
El derecho de los PPII a la libre determinación se ejercerá en un marco
constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional.
El reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas se hará en las
constituciones y leyes de las entidades federativas, las que deberán tomar en
cuenta, además de los principios generales establecidos en los párrafos anteriores
de este artículo, criterios etnolingüísticos y de asentamiento físico.
Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las
comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la auto-
nomía para:
Parte II | El complejo y más importante “momento constituyente” 157
CAPÍTULO V. EDUCACIÓN
Artículo 108. El Estado desarrollará programas de educación y promoción
para los grupos indígenas ya que poseen patrones culturales propios, a fin de
lograr su participación en la función ciudadana.
CAPÍTULO VIII. RÉGIMEN AGRARIO
Artículo 124. El Estado dará atención especial a las comunidades campesinas
e indígenas con el fin de promover su participación económica, social y política
en la vida nacional.
Artículo 126. Para el cumplimiento de los fines de la política agraria, el
Estado desarrollará las siguientes actividades:
1. Dotar a los campesinos de las tierras de labor necesarias y regular el uso
de las aguas. La Ley podrá establecer un régimen especial de propiedad colectiva
para las comunidades campesinas que lo soliciten;
2. Organizar la asistencia crediticia para satisfacer las necesidades de financia-
miento de la actividad agropecuaria y, en especial, del sector de escasos recursos y
sus grupos organizados y dar atención especial al pequeño y mediano productor;
3. Tomar medidas para asegurar mercados estables y precios equitativos a
los productos y para impulsar el establecimiento de entidades, corporaciones y
cooperativas de producción, industrialización. distribución y consumo;
4. Establecer medios de comunicación y transporte para unir las comuni-
dades campesinas e indígenas con los centros de almacenamiento, distribución
y consumo;
5. Colonizar nuevas tierras y reglamentar la tenencia y el uso de estas y de las
que se integren a la economía como resultado de la construcción de nuevas carreteras;
6. Estimular el desarrollo del sector agrario mediante asistencia técnica
y fomento de la organización, capacitación, protección, tecnificación y demás
formas que la Ley determine; y,
7. Realizar estudios de la tierra a fin de establecer la clasificación agrológica
del suelo panameño. La política establecida para el desarrollo de este Capítulo
será aplicable a las comunidades indígenas de acuerdo con los métodos científicos
de cambio cultural.
Artículo 127. El Estado garantizará a las comunidades indígenas la reserva
de las tierras necesarias y la propiedad colectiva de las mismas para el logro de
162 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Constitución de Paraguay
CAPÍTULO V. DE LOS PPII
Artículo 62. DE LOS PPII Y GRUPOS ÉTNICOS. Esta Constitución
reconoce la existencia de los PPII, definidos como grupos de cultura anteriores
a la formación y organización del Estado paraguayo.
Artículo 63. DE LA IDENTIDAD ÉTNICA. Queda reconocido y ga-
rantizado el derecho de los PPII a preservar y a desarrollar su identidad étnica
en el respectivo hábitat. Tienen derecho, asimismo, a aplicar libremente sus
sistemas de organización política, social, económica, cultural y religiosa, al igual
que la voluntaria sujeción a sus normas consuetudinarias para la regulación de
la convivencia interior siempre que ellas no atenten contra los derechos funda-
mentales establecidos en esta Constitución. En los conflictos jurisdiccionales se
tendrá en cuenta el derecho consuetudinario indígena.
Artículo 64. DE LA PROPIEDAD COMUNITARIA. Los PPII tienen
derecho a la propiedad comunitaria de la tierra, en extensión y calidad suficientes
para la conservación y el desarrollo de sus formas peculiares de vida. El Estado
les proveerá gratuitamente de estas tierras, las cuales serán inembargables, in-
divisibles, intransferibles, imprescriptibles, no susceptibles, no susceptibles de
garantizar obligaciones contractuales ni de ser arrendadas; asimismo, estarán
exentas de tributo. Se prohíbe la remoción o traslado de su hábitat sin el expreso
consentimiento de estos.
Artículo 65. DEL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN. Se garantiza a los
PPII el derecho a participar en la vida económica, social, política y cultural del país,
de acuerdo con sus usos consuetudinarios, esta Constitución y las leyes nacionales.
Artículo 140. DE LOS IDIOMAS. El Paraguay es un país pluricultural y
bilingüe. Son idiomas oficiales el castellano y el guaraní. La ley establecerá las
modalidades de utilización de uno y otro. Las lenguas indígenas, así como las de
otras minorías, forman parte del patrimonio cultural de la Nación.
Parte II | El complejo y más importante “momento constituyente” 163
sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias
para desarrollar y garantizar sus formas de vida. Corresponderá al Ejecutivo
Nacional, con la participación de los PPII, demarcar y garantizar el derecho a
la propiedad colectiva de sus tierras, las cuales serán inalienables, imprescrip-
tibles, inembargables e intransferibles de acuerdo con lo establecido en esta
Constitución y la ley.
Artículo 120. El aprovechamiento de los recursos naturales en los hábitats
indígenas por parte del Estado se hará sin lesionar la integridad cultural, social y
económica de los mismos e, igualmente, está sujeto a previa información y consulta
a las comunidades indígenas respectivas. Los beneficios de este aprovechamiento
por parte de los PPII están sujetos a la Constitución y a la ley.
Artículo 121. Los PPII tienen derecho a mantener y desarrollar su identi-
dad étnica y cultural, cosmovisión, valores, espiritualidad y sus lugares sagrados
y de culto. El Estado fomentará la valoración y difusión de las manifestaciones
culturales de los PPII, los cuales tienen derecho a una educación propia y a un
régimen educativo de carácter intercultural y bilingüe, atendiendo a sus parti-
cularidades socioculturales, valores y tradiciones.
Artículo 122. Los PPII tienen derecho a una salud integral que considere sus
prácticas y culturas. El Estado reconocerá su medicina tradicional y las terapias
complementarias, con sujeción a principios bioéticos.
Artículo 123. Los PPII tienen derecho a mantener y promover sus
propias prácticas económicas basadas en la reciprocidad, la solidaridad y el
intercambio; sus actividades productivas tradicionales, su participación en
la economía nacional y a definir sus prioridades. Los PPII tienen derecho a
servicios de formación profesional y a participar en la elaboración, ejecución
y gestión de programas específicos de capacitación, servicios de asistencia
técnica y financiera que fortalezcan sus actividades económicas en el marco
del desarrollo local sustentable. El Estado garantizará a los trabajadores y
trabajadoras pertenecientes a los PPII el goce de los derechos que confiere
la legislación laboral.
Artículo 124. Se garantiza y protege la propiedad intelectual colectiva de
los conocimientos, tecnologías e innovaciones de los PPII. Toda actividad rela-
cionada con los recursos genéticos y los conocimientos asociados a los mismos
perseguirán beneficios colectivos. Se prohíbe el registro de patentes sobre estos
recursos y conocimientos ancestrales.
Parte II | El complejo y más importante “momento constituyente” 165
En 1993 se dictó una Ley especial “De Tierras Maoríes”, con lo cual se
instaló el reconocimiento fundamental de la relación del Pueblo Maorí con sus
tierras ancestrales. Esta Ley facilitó a las comunidades indígenas un desarrollo y
control directo de sus tierras. La ley estableció además las siguientes categorías:
• Tierras tradicionales, que está en manos de los maoríes, de conformidad
con el tikanga Mori.
• Tierras maoríes de dominio absoluto cuya propiedad ha sido declarada
como tal por el Tribunal de Tierras Maorí.
• Tierras en general de propiedad de los maoríes, transferidas por la Corona.
• Tierras en general, transferidas por la Corona para la subsistencia de un
inmueble.
• Tierras de la Corona, que no son tierras tradicionales de los maoríes ni
han reservados por la Corona para éstos.
• Tierras de la Corona reservadas para los maoríes, las que no siendo tierras
tradicionales están previstas para el uso o beneficio de los maoríes. (ref. BCN
Informe “Tierras y territorios maorí en Nueva Zelanda”)
IX. Una nueva Constitución para Chile, si: con sus pueblos indígenas
incluidos
Epílogo
que después de más de doscientos años de guerra con el Pueblo Mapuche de-
bió reconocer su estatus de Nación y firmó un tratado de reconocimiento de su
soberanía. Fue un respiro, pero esto acabó, ya lo sabemos —paradojalmente—
con el surgimiento del Estado nación de Chile, el que además para anexarse las
tierras al sur del país libró una batalla militar con los mapuche hasta su derrota
en 1866, luego de lo cual buscó reducirlos a la mínima expresión y expropiando
como un botín sus riquezas ancestrales.
Es también un respiro el hecho de que, en 210 años de historia de Chile, hubo
defensores de indios, movimientos solidarios y también, algunos gobiernos que
implementaron ciertas leyes para aliviar, en parte, la pesada carga jurídica que caía
sobre los indígenas, pero también con el propósito de “legalizar” los actos ilegales
de apropiación de tierras y aguas. Probablemente, durante el gobierno del presi-
dente Salvador Allende, con la dictación de la Ley 17.729 los PPII encontraron
una primera señal de valoración de su causa y se recuperaron tierras ancestrales
y aquello despertaba una esperanza diferente, la que luego se vio violentamente
truncada por el golpe militar. Con el Pacto de Nueva Imperial en 1989, se inició
un nuevo proceso de construcción de confianzas con lo que sería el nuevo Estado
democrático. Y hay que reconocer que el presidente Patricio Aylwin se esforzó
en hacer cumplir parte de los compromisos, al crear de inmediato la Comisión
Especial de PPII (CEPI) y lograr la aprobación de la nueva Ley Indígena 19.253
en octubre de 1993, dando inicio a un proceso nuevo, con normas de mayor
protección y fomento de derechos indígenas, creándose una institucionalidad
mínima, la CONADI y logrando que el Estado invirtiese recursos financieros
para reparar, en parte, el proceso de usurpación de tierras indígenas. Lo que viene
después es ya historia conocida, una suma de compromisos políticos no cumplidos
y la práctica de una política de seguridad más que de diálogo y reconocimiento.
Hoy, la sociedad chilena, las instituciones del Estado, los medios de prensa,
las entidades académicas y no-gubernamentales y los partidos políticos, ya se
han dado cuenta que no estamos ante un grupo reducido de personas de origen
étnico, sino ante pueblos originarios que han recibido de sus antepasados, me-
diante la tradición oral y de su propia cosmovisión, el legado, la concepción y
las convicciones de formar parte de las raíces originarias de Chile y anteriores
al Estado. Los PPII tienen una convicción de formar parte, efectivamente, de lo
que se denomina las Primeras Naciones de la américa morena. Como se diría en
términos muy populares: “No somos cualquier cosa”, como por décadas se quiso
hacer entender al país: nosotros estuvimos aquí desde antes del nacimiento del
Estado nacional y seremos siempre parte permanente y fundamental de Chile,
de sus raíces y de su cultura.
Parte II | El complejo y más importante “momento constituyente” 179
Introducción
Las movilizaciones que se han dado en los últimos meses, desde diferentes te-
rritorios y realidades, se ha convertido en una ventana de oportunidad para que
la ciudadanía reflexione respecto de los principales puntos a ser recogidos en
un nuevo acuerdo social y político. También ha servido para tomar conciencia
respecto de la relevancia que tiene ser un ente activo en la generación, discusión
y sanción de los cambios que se esperan alcanzar. Chile despertó de su inercia.
Lo despertó la brutalidad de la desigualdad. Efectivamente, estamos viviendo
un proceso de cambio que puede ser histórico, donde por primera vez, podremos
definir de manera participativa una Constitución política que regirá la convivencia
entre quienes habitamos este territorio.
En ese sentido uno de los aspectos más interesantes es que ha sido el
movimiento social, desde diferentes expresiones y ocupaciones de los espacios
públicos, quien se ha convertido en el promotor de los cambios que, según han
señalado algunos actores políticos, tensiona la democracia. Sin embargo, esta
democracia demostró sus limitaciones, especialmente para dar cabida a la ex-
presión de múltiples diversidades que existen en las sociedades actuales, y que
es probable que se acrecienten en el futuro con el aumento en el reconocimiento
de derechos de las minorías (Keating, 2001). Quizás es por ello, porque se trata
de un movimiento social y no de las élites, que hemos observado la emergencia
de símbolos y emblemas que representan las estrategias de resistencia que han
tenido los pueblos indígenas, especialmente el mapuche.
La ventana de oportunidad a la que hacíamos mención anteriormente, por
tanto, también ha sido estratégicamente ocupadas por diferentes movimientos
indígenas para posicionar sus demandas en la agenda política. Si bien las de-
mandas de los pueblos indígenas son de larga data, no sólo desde la creación del
Estado de Chile, sino que incluso anterior a su implantación por la fuerza, lo
que deviene en un interesante espacio para reflexionar en torno a la naturaleza
de esas demandas y las oportunidades que supondría la implementación de un
Estado plurinacional.
182 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Reflexiones de cierre
Tal como partimos con este capítulo, estamos ante una oportunidad de cam-
bio que puede permitir, como nunca antes, el reconocimiento de los derechos
legítimos de los pueblos indígenas para encontrar no sólo nuevos espacios de
convivencia sino también de nuevas soluciones a problemas emergentes y ur-
gentes. En tiempos de gran incertidumbre, donde el conocimiento occidental
ha mostrado sus limitaciones, los aportes que pueden surgir desde los pueblos
indígenas resultan fundamentales. El cambio constitucional es relevante. Se ha
planteado como una demanda sentida de toda la sociedad, pero no se puede
hacer sin los pueblos indígenas, no por un tema de magnitud, sino de derechos.
Para ello es necesario que todo el proceso de debate y reflexión se sustente en
la plurinacionalidad.
Es necesario cambiar las reglas del juego. La naturaleza de los conflictos entre
el Estado y los pueblos indígenas no tiene una sola causal, es multidimensional,
y se ha basado principalmente en una violencia estatal expresada en la limitación
al ejercicio de los derechos de esos pueblos, negando su presencia en los espacios
públicos y de poder. Sin embargo, lejos de desaparecer seguimos existiendo, hoy
con más conciencia que nunca de lo que somos y queremos.
El cambio a la Constitución no garantiza el bienestar de los pueblos indí-
genas de la noche a la mañana, pero se convierte en un paso hacia ello sino que
iniciará un camino para ello. Debemos estar presentes, debatiendo, entregando
argumentos para la reflexión, de manera de promover un cambio cultural que
fortalezca el avance hacia la construcción de una sociedad realmente intercul-
tural. Como pueblos indígenas, debemos ser estratégicos y pensar cuales son los
ámbitos sustantivos de nuestra existencia, nuestro lugar en esta sociedad en el
Parte II | Nueva Constitución y pueblos indígenas: ejes sustantivos 189
mediano y largo plazo, qué es lo que queremos obtener y cuáles son los caminos
para lograrlo. Si es verdad que los procesos de cambio no se detienen, surge la
esperanza de un nuevo transitar como un Estado plurinacional, como ciudadanos
y ciudadanas que buscamos una sociedad más justa, equitativa, construida con
los pueblos indígenas.
Referencias bibliográficas
1. Introducción
La apertura de un camino que puede conducir hacia una nueva constitución para
Chile. Esa es esperanza que trajo consigo las multitudinarias manifestaciones
iniciadas en octubre del año 2019, sin duda el suceso político más importante
de la historia reciente del país desde el retorno a la democracia. Este hito ha
motivado al mundo académico en general y a las ciencias sociales en particular,
a reflexionar y redefinir la investigación, la docencia, así como las prácticas a
través de las cuales se despliegan los aportes de los centros de estudios a la
discusión pública.
El Centro de Estudios Interculturales e Indígenas - CIIR ha comprendido
tanto la magnitud del desafío como la oportunidad que este debate constitucional
brinda para concretar el reconocimiento de los pueblos indígenas de Chile, así
como proveer al Estado de una institucionalidad eficaz para promover y garantizar
sus derechos. Por tal razón, el CIIR ha resuelto2 en esta etapa orientar su acción
hacia la generación de información, reflexión y conocimiento para contribuir
a una efectiva discusión y deliberación pública en las distintas instancias del
proceso constituyente.
Una de las estrategias del CIIR, para aportar a un debate efectivo, ha sido
el Estudio de Opinión Pública: Pueblos Originarios y Nueva Constitución, el cual
busca conocer y dar cuenta, de la opinión pública sobre distintos aspectos, vin-
culados al proceso constituyente y pueblos originarios. Así, el estudio recoge
información sobre; modalidades de participación de los pueblos originarios en
el proceso constituyente, la percepción sobre la relación entre el Estado y los
Pueblos Originarios, la opinión sobre distintos aspectos que una nueva constitución
debiera considerar en esta materia, entre otros.
Este artículo ha sido escrito por el Equipo Ejecutivo del Estudio de Opinión Pública “Pueblos
1
Originarios y Nueva Constitución” compuesto por Daniela Aranis, Jaime Coquelet y Miguel Fernández.
Declaración pública del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, Frente al Desafío
2
El estudio, planificado para contar con al menos cuatro mediciones, las que
irán acompañando las etapas del proceso constituyente (comenzando por el
plebiscito de entrada y, en virtud de sus resultados, posteriormente la elección de
miembros del órgano constituyente, redacción del texto constitucional y plebiscito
ratificatorio), tuvo su primera aplicación a inicios del mes de marzo de 2020.
El presente artículo revisa, en primer lugar, la importancia que tienen los
estudios de opinión pública para influir en la toma de decisiones y generar debate
en la sociedad sobre los temas que ahí se consultan. En un segundo momento se
presentan los principales estudios de opinión pública en Chile que recogen los
temas de Pueblos Originarios, en relación a temas de derechos políticos, linguís-
ticos y de reconocimiento constitucional. Finalmente, se entregan los resultados
más relevantes del Estudios de Opinión Pública: Pueblos Originarios y Nueva
Constitución, realizado por CIIR en marzo del año 2020.
un 76% que en las escuelas se enseñen las lenguas indígenas, y un 67% opina
que los mismos pueblos indígenas puedan administrar autónomamente sus
territorios (PNUD, 2016). Este estudio del PNUD se aplicó en 142 comunas
y es representativo del total de la población de 18 años o más del país, exclu-
yendo Chile insular, territorio antártico chileno y zonas de difícil acceso según
definición del INE.
El PNUD condujo además durante 2012 su Primera Encuesta de Relaciones
Interculturales en 90 comunas consideradas como de alta probabilidad de re-
laciones interculturales en virtud de la incidencia de su población indígena, de
acuerdo al censo de 2002. Para el estudio se conformaron muestras de parti-
cipantes autoidentificados como mapuche y no-mapuche respectivamente, en
las regiones Metropolitana, del Biobío, de La Araucanía y de Los Lagos. La
encuesta, que abordó temáticas como discriminación, conflicto, valoración del
otro y prácticas de relaciones interculturales, consultó también sobre niveles de
acuerdo respecto del reconocimiento constitucional de los pueblos originarios
y la participación de éstos a través de cupos reservados en el congreso. En este
sentido, un 83% de los participantes que se reconocen como mapuche indica-
ban estar de acuerdo o muy de acuerdo con que los pueblos indígenas debieran
tener un reconocimiento constitucional especial, mientras que entre quienes
se identifican como no-mapuche dicho porcentaje es de 75%. Por otra parte,
entre los primeros el nivel de apoyo (porcentaje de participantes que señalan
estar de acuerdo o muy de acuerdo) a la existencia de una ley que garantice la
presencia de parlamentarios indígenas en el congreso llegaba a 83%, mientras
que entre quienes no se identifican como mapuche el nivel de apoyo alcanza al
82% (PNUD, 2013).
En la misma dirección del trabajo anterior se encuentra el estudio de opinión
realizado el 2016 por el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales, ICSO,
de la Universidad Diego Portales, el cual encuestó a población de 18 años y más,
mapuche y no-mapuche, pero con una muestra circunscrita a los residentes de la
región de la Araucanía. Al momento de consultar por soluciones que implican
cambios en la institucionalidad política, sobre el 75% de los indígenas apoya la
idea de crear una institucionalidad específica, como un Ministerio, mientras que
el porcentaje disminuye a un 54% para su contraparte no indígena. Nuevamente,
emergen las diferencias entre indígenas y no indígenas que viven en la región,
principalmente en el abordaje de las temáticas como asientos reservados para
indígenas en el Congreso (77% versus 45% respectivamente), la administración
autónoma de sus territorios (60% versus 35% respectivamente) y que sus terri-
torios les sean devueltos (69% versus 36% respectivamente). En este estudio, el
Parte II | Reconocimiento constitucional de los pueblos indigenas 197
niveles de conflictividad y que quienes muestran más apoyo a esta tienden a ser
indígenas, jóvenes, de zonas urbanas, con baja escolaridad, de izquierda y que
habitan la macrozona centro y norte del país.
En síntesis, es posible observar que más allá de las diferencias metodológicas
y de objetivos en Los estudios mencionados, así como las distintas características
de sus participantes, prácticamente todas las encuestas de opinión pública referidas
muestran un apoyo mayoritario al reconocimiento constitucional de los pueblos
indígenas en general, y del pueblo mapuche en particular. Todas asignan un rol
central al Estado en la promoción y protección de los derechos y la cultura de los
pueblos indígenas, y convergen en que la búsqueda de autonomía no se traduce
directamente en el ideal de constituir un estado con independencia del país, sino
más bien en aumentar la autonomía de los pueblos originarios en la admiración
de sus tierras. En este sentido, la encuesta CEP de 2016 señala que 70% de los
mapuche que viven en áreas urbanas y el 75% en sectores rurales consideran que
las comunidades deben integrarse más al resto del país. Asimismo, ICSO 2016
revela que un 53% de los encuestados indígenas sostiene que el Estado debe
permitir al pueblo mapuche controlar sus territorios, no obstante, sólo un 37%
coincide con que el Estado los reconozca como un pueblo distinto al Chileno.
4
En Chile no existe un directorio accesible de teléfonos móviles, por lo tanto, es aceptable
trabajar con un marco muestral de teléfonos celulares propiamente construido, siempre y cuando
esté consolidado a partir de diferentes fuentes de información y que cubra un espectro prudente
del universo de líneas móviles activas en el país.
5
Este método se caracteriza porque permite que todos los elementos tengan una probabilidad
de selección que no sea cero y sin la necesidad de tener un listado completo de todos los teléfonos,
es decir, sin tener un marco muestral (Cooper, 1964).
Parte II | Reconocimiento constitucional de los pueblos indigenas 201
6
Se utiliza el mismo método que utiliza el censo para definir si una persona pertenece a un
pueblo originario, en base a la identificación que la misma persona reporta.
202 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
N %
Obligatoria para todos los niños y niñas del país. 639 41,8%
NS/NR 14 0,9%
Indígena o
No indígena
afrodescendiente
Conclusión
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S1870-7300(14)70899-3
208 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Introducción
I. Antecedentes
del gobierno y el Estado. Como lo dice Mauricio Lepin, joven mapuche que
enarboló la bandera en la plaza de la Dignidad.
… comenzaron a ver cómo se reprime al pueblo mapuche, a ver lo que
pasaba realmente, porque cuando asesinaron a Matías Catrileo y Alex
Lemun, la televisión solo se dedicó a mentir y contaron la historia que
querían contar. Fue lamentable el asesinato del peñi, pero de alguna forma
sirvió para que muchas personas abrieran lo ojos. Los chilenos no tienen
que olvidar quienes eran y por qué murieron. La lucha debe continuar,
o sino el gobierno va a hacer lo que quiere. Mauricio Lepin (en https://
interferencia.cl/articulos/habla-el-protagonista-de-la-foto-histori-
ca-de-la-bandera-mapuche-en-plaza-italia-estoy)
La violencia estatal también ha sido desentrañada por la performance de
Las Tesis, texto feminista que critica el patriarcado, el machismo, la violación
de los derechos de las mujeres, y que ha sido presentado por las mujeres en las
diferentes regiones de Chile y en mundo. Este texto cuenta con una traducción al
mapuzugun y una representación realizada por las mujeres mapuche en Santiago.
Como se señala aquí la violencia que afecta al país es estatal, gubernamental
y sistemática, primero fue ejercida contra los mapuche a objeto de detener sus
demandas sociales, para el cual usa como estrategia la criminalización del mo-
vimiento social. Hoy se aplica a todos los chilenos movilizados.
También la conciencia del valor del idioma en la lucha del pueblo mapuche
ha venido aumentando desde hace algunos años; y esto ha permitido el surgi-
miento de experiencia alternativas a la escuela y al sistema educativo; entre ellas
existe la Escuela de Idiomas Indígenas que se implementa los días sábado desde
hace tres años en la Universidad Católica Silva Henríquez, en convenio con el
Ministerio de las Culturas y del Patrimonio y las organizaciones Indígenas de la
Región Metropolitana. Esta escuela imparte tres niveles de mapuzugun (inicial,
intermedio y avanzado), además se dan cursos de rapanui, quechua y aymara.
También hay cursos electivos en universidades entre ellas en la Universidad de
Chile, Universidad Católica. En la Universidad Metropolitana de la Ciencia
de la Educación (UMCE) el lenguaje de señas y el mapuzugun y se enseñan
como segunda lengua. Hay otras experiencias de la base como la del colectivo
autónomo Yafuluwaiñque enseñan la lengua.
Conclusiones
proceso constituyente al final del día si es que los que entran ahí, el movimiento
social y el movimiento mapuche, con sus jugadores en la cancha y la galería
suficientemente cohesionada, hacen un buen partido. Si una vez terminado el
proceso de redacción de la Constitución nada interesante queda ahí, entonces
ese va a ser uno más de los bochornos del movimiento mapuche al participar
en el Estado. Este es el riesgo: que quedemos adentro como parte, digamos, de
un sistema que solamente va a ser simbólico, no de influencia. Ahora, yo creo
que esto es una oportunidad y hay que jugarla. Yo estoy convencido de que hay
que jugarla. Hay que estar ahí para poder incidir lo que más se pueda, y si es
un bochorno, alguien tiene que poner el cuerpo para asumir ese bochorno, pero
el pueblo mapuche sin la constituyente va a seguir igual. Si se avanza, bien; si
no se avanza, los historiadores que escribirán de este proceso como un fracaso,
pero hay que estar ahí. Yo creo que hay que estar ahí para poder hacer lo que se
pueda hacer e influir. La legitimidad se verá al final, al final del día, ni siquiera el
primer día después de terminada sino después de un par de años. Ahí veremos si
es que efectivamente valió la pena participar de este proceso constituyente. De
primera, a este pacto por la paz y la nueva Constitución lo veía de forma muy
crítica. Me decía que esto no valía la pena, que los políticos están imponiendo su
lógica, que hay dos fuerzas contrapuestas ahí: una es la que quiere avanzar más y
la otra que está sujetando todo se tiene. ¿Hasta dónde se llega frente a eso? No
tengo claridad, pero yo creo que sí es bueno jugar en esta cancha. No para validar,
porque finalmente la validación va a ser subjetiva; lo importante es el producto.
Si logramos meter un gol en esa cancha, yo creo que va a ser importante. Si hay
goles adentro, bien, interesantes, habrá que aplaudirlos, ¿pero si no hay goles?
F.P: ¿Usted cree que es posible que, en este momento constituyente, podamos
terminar con unos avances para la nación mapuche?
Nunca se ha tenido esta posibilidad de abrir un espacio de discutir el Chile
que necesitamos pensar, y no podríamos ser tan irresponsables los dirigentes
que estamos, de alguna u otra manera en la coyuntura, de no valorarlo en esta
dimensión. O sea, quedarse solamente en el margen de la crítica y no hacer el
esfuerzo sobre de qué manera influir. Estoy convencido de que hay que hacerlo.
Sí, yo creo que es una posibilidad de avanzar, así como yo me acuerdo de que
fui el primer alcalde mapuche en los últimos cuarenta años. Yo estaba dentro del
Estado, pero creo que nosotros desde la alcaldía corrimos el cerco, corriendo con
el cargo de que puedes ser catalogado de todo, pero corrimos en esta línea frágil.
Por último, el autoestima de los mapuche está levantándose. Yo creo que hoy día
hay una autoestima distinta con respecto a formas de ocupar estos espacios de
228 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
montaña, tenemos que ser capaces de descifrar que hay lugares sagrados, y eso
nunca se toma en cuenta. Por ejemplo, los menokos, los traitraicos, que son bajo el
concepto mapuche lugares sagrados. Entonces si nadie te dice: “Oye, si quieres
llevar una actividad, debes tener en cuenta los traitraicos, todos nuestros lugares
sagrados”. Lo sagrado tiene que ver también con cómo proteger el medio en el
que estamos nosotros, porque a mí me enseñaron desde chico que en tal lugar
no tienes que hacer tal cosa porque se produce tal cosa. Y claro, es una forma
de autoprotección del territorio de la gente. Te van armando relatos de que en
tal montaña no se puede gritar porque pasa tal cosa, porque en la idiosincrasia
y en la cosmovisión mapuche dicen que ese lugar es sagrado. Entonces, viene
una actividad monocultural de monocultivo de empresa externa que no sabe, no
valora, no respeta y no hay ninguna regulación que respete ese lugar. ¿Qué pasa
con eso? Se generan choques culturales, crisis, y finalmente conflictos. Eso no
está en la regulación de la convivencia en esta Constitución. Es súper piramidal,
es súper jerárquica. Y yo pienso en la Constitución de una manera distinta en
tanto a esas partes hay que ponerles un valor. De cómo los territorios locales
también son capaces de resguardar sus propios intereses y sus propias formas de
vida. Ahí hay que repensar los municipios.
R.B: Municipio intercultural, laboratorio intercultural, que son experiencias
interculturales.
No sé si estamos conscientes. Claro, ustedes lo miran de afuera, pero en la
práctica uno hace un laboratorio y después sí, tiene razón, uno trata de jugar
en los dos mundos. No está organizado, falta dibujarlo en la institucionalidad;
reflejarlo en la forma de cómo se llevaría una institucionalidad de Estado en los
territorios nuestros. Si logramos hacer eso, por ejemplo, instalando en la zona
rural algo parecido a los planos reguladores urbanos. En las zonas rurales no
hay nada que regule la forma de desarrollar economía o desarrollar actividad.
Cada uno hace lo que le da la gana, salvo algunas incipientes regulaciones que
tienen que ver con el SAG. El resto, hagan lo que quiera, y la tierra no tiene
cómo protegerse ni defenderse. El territorio, los lugares que a nosotros nos
interesan que sigan viviendo. Sobre todo, para poner en resguardo los intereses
del territorio. Y ahí entra el concepto de kume mongen, el nor che, todos los con-
ceptos que de una u otra manera no están vistos en la cultura occidental. En la
cultura occidental es otra lógica y ahí tiene que producirse la convergencia o el
desencuentro, pero hay que develarlo, hay que discutirlo. Yo me lo imagino a los
lafkenche como un concepto. Lafkenche es gente de la costa ¿Cómo ponemos
en entendimiento a los que vivimos en la costa? Ahí hay una forma de vivir y
Parte II | Adolfo Millabur: “La plurinacionalidad es un concepto para... 231
¿Quién es esa mina con pinta de sirvienta? Preguntó el animador del Festival
de Cosquin al ver sobre el escenario a Mercedes Sosa, invitada a subir por Jorge
Cafrune. El cantor del pueblo pasando todo protocolo. “(…) yo me voy a atrever,
porque es un atrevimiento lo que voy hacer ahora, y voy a recibir un tirón de oreja por
la comisión, pero que le vamos hacer, siempre he sido así, galopeador contra el viento,
les voy a ofrecer el canto de una mujer purísima, que no ha tenido la oportunidad de
darlo y que, como les digo aunque se arme bronca, les voy a dejar con ustedes a una
Tucumana: Mercedes Sosa”
Como diría Galeano, somos los nadies, o nos sentimos los nadies, los que
hemos sido enjuiciados por nuestra clase o pertenecer a algún pueblo de los que
ellos denominan “originarios”. Somos severamente castigados por el clasismo y
en lo particular por el racismo. Nos denominan las minorías cuando la mayor
parte de la pobreza y la morenidad está manifestada en masas. Las mismas que
por cientos se aglomeran en la Plaza de la Dignidad en rechazo a las políticas
públicas del Estado oligárquico, que nos están empujando al borde del colapso
de la desigualdad social. Entremedio estamos nosotros y nosotras que hemos sido
racializados por la llegada de los españoles, por el Estado chileno y la
sociedad, siendo el racismo el legado que más ha perdurado desde la colonia.
Quizás suene repetitivo, hablar tanto del racismo siendo mapuche y es que
llevamos esa bandera de lucha pues somos constantemente víctimas de un pre-
juicio que “nos juzga al nacer”. Pero es importante el cómo se refleja en muchos
ámbitos donde estamos ejerciendo nuestro trabajo. Para mí la música es un
trabajo que tampoco se excusa del racismo que nos invisibiliza como creadores
y nos destierra a un círculo que nos prejuicia, estigmatiza y nos categoriza en
parámetros de donde no podemos salir.
dera mapuche en lo más alto de la plaza elegida por el pueblo para alzar la voz.
Tomaron esa bandera como suya y plantaron símbolos de diversas culturas para
anunciar que no fueron tan solo 30 años de vejación, también fueron cinco siglos.
Cada uno de los concurrentes se sintieron más originarios y menos des-
cendientes orgullosos de los colonos que despojaron de tierras a nuestros an-
cestros. Ahora ser mapuche era símbolo de lucha. Pancartas aludiendo de que
“los mapuche siempre tuvieron razón”, liberando ríos con la consigna “esto no
es sequia es saqueo” y así una infinidad de palabras y hechos las cuales soñamos
los cantantes de protestas cuando nos paramos en los escenarios discursando
de la lucha de un pueblo valiente que defendía la tierras, los ríos y los mares,
aun perdiendo nuestra propia vida y levantando a nuestros y nuestras weichafe,
defensores de la tierra, caídos y asesinados por el estado.
La pregunta es: ¿por fin tantas palabras crearon una conciencia pro mapuche
y su lucha? Espero creer que sí, porque no es nada fácil ser mapuche y pararse a
contar nuestra historia y menos hacer música mapuche. Es esperanzador saber
que Chile está cambiando, espero que también estén cambiando las mentalidades.
Dentro de la música mapuche existe y existimos diversos géneros, los cuales
se entraman entre nuestra identidad, el entorno y la lucha que nos precede, las
migraciones y destierros de un wallmapu empobrecido, esta trama se teje dentro
de diferentes estilos y formas de arte. Solo en la música, podemos encontrar hip-
hop, el rock, el pop, la trova, el folk, la música tradicional y así una infinidad de
cantos nuevos que son parte identitaria de un pueblo. No negaremos que podemos
desligarnos de muchas cosas, como cantar en mapuzungun, no hablar del conflicto
con el Estado o simplemente no hablar del campo ni de las fuerzas naturales. Pero
para el resto de las personas siempre vamos a ser el músico o la música mapuche
que sólo debemos estar cantando en las fiestas costumbristas, o ser mencionados
para llenar la cuota indigenista en algún festival con nombre mapuche.
He transitado cual trashumante por diversos escenarios de diversos lugares
en el wallmapu, conciertos de ferias mapuche, conciertos pro presos políticos
o por la defensa de algún territorios. Lugares hermosos donde la gente lucha
para no ser contaminados por alguna empresa apoyada militarmente por el go-
bierno de turno. Pero también he estado en ferias costumbristas, claro ¿dónde
más cantaría una cantante mapuche? “aquí nosotros no hablamos de política”,
“tienes que suavizar tu discurso”, “aquí no nos metemos en la lucha del pueblo
mapuche” “solo queremos que cantes de la tierra, porque aquí somos todos
chilenos”, me dijeron con alevosía en un concierto por la región de los Ríos. A
lo que yo respondí, no es censura es racismo, también lo sentimos de colegas
músicos chilenos que te cuestionan por no llevar tus vestimentas en el escenario.
Parte II | Piwke Ülkantun 235
Frases como “deberías aprovechar que eres mapuche y explotar eso, ganarías más
plata” se quedan en la cabeza dando vueltas, como si fuese una obligación ser un
espectáculo pintoresco al espectador.
Sin embargo, no culpo al chileno por el racismo que disfrazado de norma-
lidad nos atraviesa. Porque este racismo es una herencia tan antigua como la
conformación del estado chileno. No es casualidad que en países como Chile y
Argentina se libraron las campañas más sangrientas contra los pueblos indígenas.
Especialmente contra el pueblo mapuche. La campaña del desierto en Argentina
(Puelmapu) y la Pacificación de la Araucanía en Chile (Gulumapu), tiene su
raíz teórica. Y es la relación entre civilización y barbarie que algunos pensadores,
tales como Faustino Sarmiento tomaron como consigna.
¿Lograremos exterminar a los Indios? Por los salvajes de América siento
una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más
que unos indios asquerosos a quienes mandaría a colgar ahora si reapa-
reciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son
todos. Incapaces de progreso, su exterminio es providencial y útil, sublime
y grande. Se les debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño,
que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado (El Nacional, 25 de
Noviembre de 1876).1
La civilización versus la barbarie, conformaron entonces el pensamiento de
la Educación y sociedad de estas incipientes naciones, las cuales en la base de la
civilización blanqueadora, terminaron por someter de cierta forma a los pueblos
indígenas, en estos dos territorios.
No es casualidad entonces que en Chile y en Argentina sus constituciones
no existan reconocimiento hacia los pueblos indígenas2. No así en países como
México y Bolivia, donde si existe un reconocimiento constitucional importante
a sus pueblos pre-existentes. Y aunque el racismo no está extirpado de aquellos
lugares, si han identificado el origen del racismo como producto de la oligar-
quía, por blanquear a las naciones morenas y así opacar a sus primeras naciones,
mediante una educación en base a la civilización y barbarie
Hace un tiempo atrás cuando me desempeñaba como profesora de his-
toria y encargada de interculturalidad en una escuela en Quilicura, escribí un
1
Por cierto Faustino Sarmiento es a quien el Estado Chileno encomendó la creación de la escuela
normal de maestros, primera en América Latina, es decir fue el pensador de la base educacional
pública de Chile durante 1845 y 1848. (memoria Chilena)
2
Paradójicamente donde existe el pueblo Mapuche.
236 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
pequeño texto sobre la educación intercultural.3 Una de mis tesis era imaginar
una educación intercultural en base de un reconocimiento constitucional a los
pueblos indígenas.
Quizás mis apreciaciones sobre la educación intercultural han cambiado
con el paso del tiempo. Pero creo con firmeza que el cambio de Constitución
y el reconocimiento a los pueblos indígenas, es parte también para cambiar la
mentalidad de prejuicios y racismo.
La sociedad chilena nos ha invisibilizado, ¿Cómo podríamos remediar eso?
¿Será una Constitución donde estemos dentro de la plurinacionalidad la que nos
devuelva la humanidad extirpada por la invasión, el despojo y el destierro? La
respuesta no la sabemos, es más, no es muy factible curar un tumor que acarrea más
de 200 años en la cosmovisión de la sociedad a nivel latinoamericano y mundial.
Desde los primero mapas donde describían los seres que habitaban el “nuevo
mundo” con la cara en el estómago o con aspecto humanoide. La bestialización
de los cuerpos indígenas a trascendido al tiempo y a las nuevas generaciones,
como algo despectivo, sucio, delincuente, exótico y pintoresco. Esto se refleja
en todos los ámbitos donde nos desenvolvemos y la música no es la excepción.
Mercedes sin más que un bombo y un hijo pequeño que encargó, subió al escena-
rio, a pesar de ser ninguneada por parte de los encargados del festival. Esa noche 31
de enero de 1965, en la última luna del festival más importante de folklore del país,
comenzó a interpretar “canción del derrumbe indio”.
La pregunta que surge es ¿Qué tiene que ver la música en todo esto? Simple-
mente y parafraseando a Galeano la respuesta es que somos los que hacemos
artesanía, no arte.
No es que no seamos profesionales en lo que realizamos, es que para la so-
ciedad chilena somos el ultimo eslabón de una sociedad donde el o la Mapuche
es parte de la raíz de la identidad de un pueblo que niega y rechaza su morenidad
por ser un símbolo de clase inferior, sin darse cuenta de que el mapuche no es
pobre, está empobrecido.
La música Mapuche está en el mismo eslabón. Y esto no lo digo por la poca
o nula difusión de nuestra música en las radios o en la televisión. También en
3
Véase: ¿Por qué necesitamos Educación intercultural? Revista Rufian. https://rufianrevista.
org/portfolio/por-que-necesitamos-educacion-intercultural/
Parte II | Piwke Ülkantun 237
sobrepasan los escenarios. Al final comencé a atesorar estos prejuicios como una
lucha contra estos mismos, porque no importa si ensayas cinco veces a la semana
o los discos que has sacado o las clases de instrumentos y canto que lleves en el
cuerpo, nunca harás arte, siempre seremos artesanía. El arte se los dejamos a los
apellidos que no son de esta tierra.
Yo sueño con un nuevo Chile, el cual valore nuestros saberes, ancestrales y
actuales, reconociéndonos como otra nación, pero también porque somos parte
de su identidad. Sueño que no me pregunten y cuestionen, el por qué no uso
kupan al cantar o si canto tradicional en el escenario y que no hagan juicio de
valor mencionando de que mi música no es mapuche. La respuesta que doy es
que mi música no es mapuche, la mapuche soy yo y por ende mi música si es
mapuche y a eso hay que darle reconocimiento.
Espero que en este nuevo Chile el reconocimiento sea para todos, todas y
todes por igual, y más que eso, se valoren las manos que trabajan en sus respec-
tivos oficios. Porque no sabemos todas las luchas que preceden a esa música, a
ese arte. Tampoco sabemos qué ha hecho mutar los cantos o todos y todas las
ancestras que han pasado abriendo ventanas y puertas para el futuro, barriendo
muchas veces la mierda del patrón para que salgamos en la portada de un diario.
Por ellas y por ellos, necesitamos la urgencia de un reconocimiento constitucio-
nal para parar los prejuicios impuestos en nuestros cuerpos. Este sería un paso
importante que si no lo logramos en sociedad, seguiremos cantando ya que de
alguna u otra forma llegaremos algún día a la Autonomía.
Esa muchacha morena de 30 años comenzó a tocar en pleno silencio el bombo
y luego soltó una voz con sonidos de tierra cantando “juntito a mi corazón, juntito
a mi charango, charanguito ¡que dulce voz! Ayúdame a llorar el bien que ya perdí.
Charango charangüito. ¡qué dulce voz! Tuve un imperio del sol, grande y feliz, el
blanco me lo quitó, charanguito. Llora mi raza vencida por otra civilización.
Mercedes permaneció en un breve silencio luego de su canto y al instante toda
la plaza la ovacionó, ahí nació la leyenda.
La antigua cocina de nuestras abuelas
Gabriela Curinao Ladino1
Introducción
Justo en el centro del techo de la ruka mapuche cuelga una cadena negra de ho-
llín que sostiene la olla de fierro, también negra y de tres patas. Ella se presenta
altiva en ese espacio que ha habitado de generación en generación al centro del
fogón. Una vez que el fuego ha sido encendido, la olla es acercada a su calor
para que los alimentos que hay en ella se vayan cocinando lentamente en medio
del humo. La carne, las papas, el zapallo, el choclo, la arveja sinila, la cebolla,
el orégano recién tomados de la huerta, la sal traída durante el verano por los
lafquenche en sus carretas repletas de cochayuyos, y el agua helada y fresca ex-
traída previamente desde el interior de la tierra gracias a un balde y a una larga
cuerda anudada al pozo.
Todo lo que en esa olla se cocina para convertirse en cazuela lo entregó la
ñuke mapu en base al trabajo de toda la familia sin discriminar edad. La carne
de animal bien alimentado y cuidado, las hortalizas cultivadas en forma natural,
limpia y según el ciclo de la naturaleza; la sal extraída de la ribera costera, el agua
corriendo silenciosa hasta que su afluente subterráneo fue detectado, y del cual
se extrae sólo la necesaria sin interrumpir su ciclo profundo.
Todo ese alimento resultante no sólo quita el hambre de la familia mapuche,
sino que además alimenta a cada uno de sus integrantes. Con esto quiero decir
que esa energía fresca de la tierra contenida en ese alimento nutre el cuerpo
físico y espiritual, alimenta la energía vital, pero también permite mantener un
bienestar psicoemocional y mental. Cuando se tiene una buena alimentación, es
mucho más probable que se mantenga un equilibrio interno y por lo tanto una
buena salud. Es lo que algunas y algunos han llamado el Buen Vivir.
Lo anterior es complementado con el ejercicio de comer en familia, cada
integrante que hace parte de la familia nuclear que suele ser extensa y luego
ampliada por amistades, vecinas, vecinos y parientes que llegan a compartir
dichos alimentos. Los aromas envuelven los recuerdos, los sabores se perpetúan
en los paladares, el ejercicio de compartir es aprendido por los niños y niñas que
participan de este encuentro.
En la casa de una familia mapuche que, por distintas razones históricas, no
habitan en una ruka, esta realidad no es muy distinta. Suele haber una cocina
a leña siempre encendida que sirve para calentar el hogar y para cocinar, la
cocina a gas se ocupa sólo de complemento a la de leña, así se ahorra dinero,
pero además los alimentos saben distinto, quedan más sabrosos cuando se
impregnan de ese olor y sabor incomparables que deja el ritmo del fuego y
del humo que aromatiza todo. Al lado de esta cocina, suele estar la mesa en
donde también se reúne el grupo familiar durante distintos momentos del
día. Así es la vida en el Wallmapu. Sin embargo, cuando la familia mapuche
habita en la ciudad con nuevas tipologías familiares, esta realidad tampoco
es muy distinta, lejos del origen también se mantiene la costumbre de co-
cinar los alimentos y disfrutarlos en familia. Tal vez ahí radique el sentido
de comunidad.
Donde quiera que se encuentre la familia mapuche, el rito cotidiano de
cocinar y alimentarse se acompaña con el conversar y escuchar, los mapuche
somos buenos para conversar y cada vez que nos reunimos el diálogo se apodera
del momento que puede transformarse en horas. Sin embargo, en ocasiones,
han parecido solo minutos. En ese espacio se recuerda, se cuentan anécdotas,
se analiza, se debate, se discute, se toman acuerdos, decisiones, se planifica y
se sueña.
De esta forma quienes participan tienen la posibilidad de manifestar su
opinión. La sabiduría y la experiencia de los mayores fluye en el grupo familiar
que recibe atento los aprendizajes, los y las más jóvenes escuchan, preguntan y
también manifiestan sus reflexiones, así se hace a diario la política familiar que
luego se ve reflejada en la comunidad, en el territorio, en el barrio y por ende en
la sociedad mapuche y también chilena.
Momento actual constituyente desde una mirada de clase, género y pueblos
originarios.
Ante este momento actual de proceso constituyente, he querido partir
relatando la experiencia de la cocina mapuche que he vivido tanto en el campo
como en la ciudad, con el objetivo de introducir la reflexión de clase, de género
y de pueblos originarios que nos determina a las mujeres mapuche.
Con la intención de buscar una solución al estallido social que se inició
en Chile el 18 de octubre del 2019, la clase política de este país se reunió para
elaborar una propuesta que terminaron llamando “Acuerdo por la paz social y
la nueva Constitución”, ellos mismos plantean que es “un acuerdo político para
Parte II | La antigua cocina de nuestras abuelas 243
destrabar el conflicto social y fijar las bases para iniciar un proceso constituyente
que permita redactar una nueva carta fundamental para Chile”.2
A un mes de iniciado el estallido social, los y las representantes de diversas
bancadas políticas del Congreso, con planteamientos tan diversos como los de
la UDI hasta el Frente Amplio, se reunieron hasta altas horas de la madrugada
para lograr un acuerdo, el que fue presentado como la gran solución para la crisis
social y política que vive el país.
Desde varios sectores esta reunión fue apodada “la cocina”, ya que a través de
ella se revivió la impopular política de los consensos que logró un acuerdo cupular
a espaldas del pueblo que se manifestaba en las calles en la década de los 90.
Esta reunión de la elite política demostró que son una clase social total-
mente distinta a la nuestra, que ocupa una posición de poder que los ha llenado
de privilegios inimaginables para la mayoría de la población y desde ahí, se han
reunido convencidos que desde ellos nacerá, cuando la mayoría no sabe lo que
es parir, la solución a una crisis que ni siquiera han comprendido.
Muchos no saben lo que es gestar, nacer y vivir con miedo. Otros y otras
desconocen el hambre física y espiritual durante todo el ciclo vital, sin educación
que garantice un futuro, sin trabajo que garantice el sustento, sin vivienda propia
que garantice el abrigo y el merecido descanso, sin vejez segura y tranquila, porque
en Chile para los pobres no existe la posibilidad de un Buen Vivir. No saben
lo que significa no contar con atención de salud que garantice sobrevivir a una
enfermedad, porque la gente pobre en este país se muere, ya que tampoco existe
la posibilidad del bien morir. No saben las consecuencias dañinas que genera el
nacer para hipotecar la vida, terminando de pagar un poco antes de dejar este
mundo. Esa realidad abusiva generada por el capitalismo neoliberal es violencia
hacia la clase más pobre y es la que generó el estallido social.
Desde esa posición de privilegio, han pretendido dar una solución, la que ha
sido tardía y despreciativa, en donde sólo ellos son partícipes, parecen sentir que
tienen las capacidades y además la venia de su Dios para encontrarla. Encerrados,
pero mostrándose a través de los medios de comunicación, debatieron durante
largas horas para venir a salvarnos de una realidad deplorable que ellos mismos han
generado al sostener el capitalismo, se saben y se sienten en una posición superior
y con este acto ha quedado de manifiesto. Además, esperan que el pueblo se sienta
afortunado de que ha sido escuchado y como condicionante, exigen detener las
movilizaciones que se vienen desarrollando desde mucho antes del estallido social.
2
Ver documento “Acuerdo por la paz y la nueva Constitución” en: https://www.bcn.cl/noticias/
parlamentarios-logran-acuerdo-transversal-para-redactar-una-nueva-constitucion.
244 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
más democrático que nuestras cocinas, las que son un espacio de reunión, de
confianza y en donde se ejerce la soberanía alimentaria, por supuesto, también
política, porque las mujeres mapuche somos por sobre todas las múltiples cosas
mujeres políticas.
Por otra parte, desde el inicio del estallido social la wenufoye ha
proliferado en las calles convirtiéndose en la bandera con más presencia en las
manifesta-ciones, se ve la imagen del kultrun en los escudos de la primera
línea, se leen consignas en mapudungun en las paredes que expresan el
sentir del pueblo, en medio de la multitud se escuchan los instrumentos
mapuche convocando a reunirse a quienes reconocen su sonido. Con esto el
pueblo chileno hace un reconocimiento a la lucha histórica de un pueblo,
que en definitiva ha estado siempre despierto y ha venido luchando por siglos
con su primera línea ancestral, parece ser una inspiración para el pueblo chileno
oprimido, un llamado a seguir el ejemplo que demuestra que se puede vivir
resistiendo de distintas formas y en distintos ámbitos de la vida.
No es desconocido para nadie, que este terrorismo de Estado que hoy se ejerce
en contra del pueblo chileno, se viene ejerciendo hacia el pueblo mapuche desde
los orígenes del Estado de Chile, el que ha pretendido exterminar y luego someter
a sangre y fuego al pueblo incivilizado, por lo tanto, la primera violencia tiene un
origen colonial y se ha perpetuado a través del negacionismo histórico de nuestra
preexistencia a la nación chilena y que permanece cuestionada hasta hoy. No dudamos:
el objetivo ha sido apropiarse del territorio y sus riquezas. Son algunos engranajes
que perpetúan el sistema económico capitalista y extractivista que impondrían.
Por lo tanto, para los pueblos originarios que vienen despiertos desde hace
siglos, los planteamientos ya están claros, el objetivo es un Buen Vivir y la forma
para alcanzarlo es recuperando la condición de pueblo soberano a través de la
autonomía y la autodeterminación territorial, con sus derechos ancestrales como
una nación libre en su territorio, en donde se haga efectiva la identidad, idio-
ma, religión, forma de alimentarse, salud integral, administración de la justicia,
economía comunitaria, educación y todo ámbito de la vida que se considere
necesario. ¿Cuánto de ese apoyo se va a reflejar en la participación del pueblo
mapuche en este proceso constituyente?
En este contexto de pueblo, y en donde quiera que nos encontremos, las
mujeres mapuche vivimos un proceso de socialización que nos enseña a sobre-
vivir, nosotras autoafirmamos nuestra identidad en base a la diferencia, somos
distintas y eso lo sabemos desde niñas y con ese saber crecemos, en un principio
nos autonegamos, pero siempre llega un momento en que el proceso de autoa-
firmación y de autoconocimiento se concretiza. Y desde ahí la pertenencia nos
246 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Pero también es necesario decir que con eso no está todo garantizado, la
reflexión de género debe fundarse en las dimensiones de las violencias que se
expresan a lo largo de nuestras vidas, ellas han sido descritas, categorizadas según
sus diversas manifestaciones y el nivel de riesgo al que nos exponen día a día
tanto en el campo como en la ciudad. El abordaje debe ser transversal a todos los
niveles de la sociedad y debe quedar reflejado en todo el proceso constituyente
que se desarrolle.
Esa violencia es universal, nuestras hermanas zapatistas han puesto en el
centro del desarrollo del II Encuentro de Mujeres que Luchan, realizado a fines
del 2019, “la violencia contra las mujeres, dividiendo el tema en dos partes: la
denuncia y otra de qué vamos a hacer para parar esa masacre que nos están ha-
ciendo”3 . ¿Cuánta de esa violencia se va a reflejar en la participación de mujeres
mapuche durante todo este proceso?
A lo que aspiramos
3
//enlacezapatista.ezln.org.mx/2019/09/19/convocatoria-al-segundo-encuentro-internacio-
nal-de-mujeres-que-luchan/
248 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
de cambiar la Constitución que rige en Chile 30 años después de que según nos
ha dicho esta misma elite política, se dio fin a la dictadura y se dio comienzo a
una democracia. Sólo esta propuesta permitirá sanar en parte los daños sociales
y sus amarres perpetuados a través de una Constitución con una falencia de
origen al nacer en una dictadura militar. Desde otro punto de vista, será una de
las herramientas que permitirá redefinir la sociedad, su estructura y forma de
funcionamiento de una forma verdaderamente democrática, que se transformará
en un ejercicio nuevo para la mayoría de las generaciones que serán partícipes.
No obstante, para que este proceso se desarrolle sobre una base sólida, lo
primero es frenar y poner término a la violación a los derechos humanos que
se han dado en el marco de la revuelta social, y garantizar justicia respecto de
violaciones, asesinatos, mutilaciones, detenciones arbitrarias, presos y presas
políticas chilenas, lo que de paso debe extenderse al pueblo mapuche y sus
varias generaciones que vienen exigiendo la misma justicia para las mismas
consecuencias que se ha tenido como pueblo durante siglos y que siguen en la
impunidad. No se puede desarrollar este proceso sobre la sangre de los pueblos
y sobre la impunidad de los violadores de lesa humanidad.
Por otra parte, una buena señal sería detener la tramitación en el parlamento
de los tratados de libre comercio como el TPP11 con sus nefastas consecuencias
para nuestra soberanía y las leyes represivas que se han impulsado durante el
contexto de revuelta social. Esas son las exigencias políticas básicas para luego
comenzar a soñar, y las bases para ese sueño están dadas por que este proceso
histórico se haga a través de una Asamblea Constituyente.
Experiencias previas latinoamericanas hay muchas, pero en términos sim-
ples y según lo que hemos reflexionado colectivamente como ANAMURI, ella
debiese autoconvocarse, se entiende como un espacio de participación soberana
que se inicia desde los pueblos y no desde las cúpulas de la sociedad, abierto a la
participación de quien se sienta convocado y convocada, logrando la incorpora-
ción de todos los pueblos y las diversidades que habitan en este territorio, esto
es pueblos originarios, mujeres, hombres, comunidad LGTBIQ+, niños y niñas,
jóvenes, adultos mayores, académicas/os, sindicatos, feministas, trabajadores/
as, estudiantes, profesoras/es, deportistas, artistas, por sólo nombrar a algunas
diversidades.
Luego, quienes participen debiesen definir la forma en que se desarrollará el
proceso en sí mismo, estipulando perfil para presentarse y su forma de elección,
que pudiese ser distinta al sistema actual de elección parlamentaria, y en donde se
apruebe lo que la mayoría defina y no lo que las minorías planteen como propone
el actual Acuerdo por la Paz con los 2/3 de aprobación, y en donde quienes sean
Parte II | La antigua cocina de nuestras abuelas 249
4
Ver convenio 169 en: http://www.ilo.org
Ver Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas en: http://
5
www.un.org
250 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
1
Entrevista realizada por la periodista Paula Huenchumil y publicada originalmente en el medio
Interferencia.cl el 17 de noviembre de 2019.
254 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Mauricio Lepin estudió en una escuela rural de Pelantaro que fue gestada
por su abuelo que era longko (autoridad ancestral). Su abuela era machi.
Cuando ellos fallecieron fue adoptado por unos tíos. En la enseñanza media
emigró a Temuco donde estudió en el Internado Indígena, ahí comenzó a
participar en organizaciones como Wechenewen (fuerza de los jóvenes) donde
se dedicaban principalmente a fortalecer su cultura. “Había niños que tenían
apellido ma-puche, pero no tenían idea de lo que significaban”. En esos años,
comenta que también estuvieron en la ceremonia de Jaime Mendoza Collio,
mapuche que fue asesinado por la espalda por Carabineros el 12 de agosto de
2009 —durante el primer gobierno de Michelle Bachelet— en el contexto de
recuperación territorial productiva del Fundo San Sebastián de Angol.
Con 18 años Lepin se fue a vivir a Santiago a estudiar para técnico en
logística en el Instituto Los Leones, además de trabajar. Tiene un hijo de siete
años, “en honor a mis abuelos, se llama Weliwen ‘nuevo amanecer’. Mi hijo sabe
que es mapuche, de dónde venimos y lo que significa esto”.
¿Cómo fue emigrar desde tu comunidad a Temuco?
Como niño mapuche viví la discriminación en la ciudad, era por el tema
del apellido y por cómo hablábamos. De la comunidad hacia afuera la lengua
mapuche era muy discriminada.
En Santiago ¿también sentiste discriminación?
Cuando entré al instituto a estudiar en Santiago, yo trataba de hablar con
alguien y no me prestaban mucha atención. Uno siente y ve lo que va pasando.
Con el pasar del tiempo, cuando comenzaron a usarse las redes sociales de forma
más masiva y aparecieron otros medios de comunicación, las personas se em-
pezaron a dar cuenta que no era verdad lo que decía la televisión. Hoy algunas
personas me preguntan por palabras en mapudungun, porque quieren saber lo
que significa y me da gusto enseñar.
Ahora se están dando cuenta que los mapuche no somos terroristas. Cuando
iba a una entrevista de trabajo, veían mis apellidos y me decían “ah ustedes son
los que queman los camiones” y como era nuevo, muchas veces tenía que callar.
Pero también luego les decía que tenían que respetar mi sangre indígena como
yo respeto sus creencias cristianas.
Igual entiendo que es porque los medios de comunicación han dicho du-
rante mucho tiempo cosas que no son. Difunden que somos terroristas o que
somos flojos y muchas personas se quedaron con eso. Antes era muy difícil que
un mapuche llegara a la universidad, el chileno es bastante racista con los colores
de piel, mientras más moreno sea el mapuche es más discriminado.
Parte II | Entrevista a Mauricio Lepin 255
La foto histórica
Como facilitadores de las relaciones interculturales actuaron Fernando Pairican y Fabián Flores.
1
260 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Clandestinas, doce de la noche, una de la mañana, cosa que los grandes terra-
tenientes y hacendados no lo vieran. Se reunían en las montañas, escondidos.
Después mi padre fue... En la época de ustedes tal vez recordarán... Nosotros no
tuvimos dictadura, pero tuvimos un gobierno muy violento, llamado “democrático”,
pero que parecía peor que la dictadura de León Febres Cordero que era el amigo
más íntimo de Pinochet, se decía. En ese tiempo a todos los dirigentes sociales e
indígenas los persiguieron y uno de esos perseguidos era mi padre; entonces mi
padre pasó más de un año en la clandestinidad. Nosotros caminábamos desde
mi comunidad hasta Quito, en ese tiempo, a ver a mi padre por las montañas
porque era difícil caminar por el centro, por las vías, porque había control... Muy
complicado. Bueno, después fundé una radio de joven, saliendo del colegio, una
emisora que hasta ahora sigue funcionando. Ya no tengo que ver nada con la
emisora, pero la fundamos y ahora sigue esta radio bastante bien y está ubicada
primera en el rating de sintonía en su localidad. Después pasé a ser presidente
local de mi territorio, de Cayambe, 160 comunidades. Después, en ese liderazgo,
salí liderando todo el levantamiento de los años 1999 y 2000 para la caída de
Jamil Mahuad después de la dolarización que justo el martes cumplió veinte
años. Entonces yo comandé más de 20.000 indígenas desde Cayambe hasta la
ciudad de Quito, y el 21 de enero de 2000 sacamos del poder a Mahuad. Eso
permitió que yo pudiera tener un liderazgo más nacional y que después llegue
a ser presidente del movimiento indígena de la parte andina del Ecuador. Para
entender un poco, en el movimiento indígena del Ecuador está la CONAIE que
es la matriz nacional, pero adentro hay tres sectores muy importantes. Una, que
es la del sector del Pacífico o de la costa ecuatoriana que llamamos Guayaquil y
todo ese sector; otra que es la parte andina con toda la Cordillera de los Andes
y otra que es parte de la Amazonía. Son tres regiones. La parte andina es donde
está el 80% del movimiento indígena, y ahí está el ECUARUNARI. Después me
eligieron como presidente del ECUARUNARI, y desde el 2003 hasta el 2009
lideré todo el proceso en contra del Tratado de Libre Comercio para sacar la base
de Manta, para instalar la Asamblea Constituyente... Nosotros llevamos a Lucio
Gutiérrez, un militar, que aparecía como nacionalista, se juntó con nosotros en
las movilizaciones indígenas, todo, entonces nosotros realmente creímos que el
militar realmente era nacionalista y lo apoyamos para llevarlo a la Presidencia, y
a los tres meses de estar en la Presidencia dijo: “Yo soy el mejor aliado de Bush”,
y nuevamente cayó. Todas esas cosas pasaron. Estuve en la cárcel detenido por
temas políticos, por organizar movilizaciones, y eso llevó a que también llegué a
ser presidente de la CONAIE. Esa es más o menos la historia que podría decir.
Obviamente después cumplí funciones públicas como Ministro de Ambiente y
262 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
como Ministro de Agua que en Ecuador se llama Secretaría Nacional del Agua.
Eso podría decir para poner un poco más el panorama.
Fabián Flores: Lo primero es que tú mencionabas algo que me llamó la
atención y es que hubo una alianza con Gutiérrez y después se quebró esa alianza,
y eso me hizo pensar un poco también en la relación que ustedes han tenido con
los otros presidentes, Rafael Correa en particular, que fueron varios períodos.
Entonces, me gustaría preguntarte cómo... También explicar a la gente cuál es
la complejidad de esa relación entre movimiento indígena, los partidos políticos
con representación indígena o Pachakutik, y la participación en el Estado. Estar
ahí dialogando desde adentro del Estado con Rafael Correa, haber levantado el
proceso y por lo que he leído también por ahí, el momento que vino después.
Una suerte de desencuentro, de conflicto fuerte, entonces si pudieses hablarnos
de cómo ha sido la experiencia CONAIE.
Lo que pasa es que (no sé si acá en Chile, pero) entre el movimiento indígena
y el Estado no hay una buena relación histórica, y no la va a haber mientras no
se salden muchas cosas. Mientras no se reconozcan derechos, mientras no se
tolere la diversidad y que esa diversidad sea reconocida, pero no como una parte
del folclor, no para reacomodar o para decir que somos demócratas, no, sino que
hay cosas de fondo; problemas estructurales, políticos, económicos, sociales,
culturales, territoriales. Y eso no permite que tengamos una buena relación entre
Estado y pueblos indígenas o las organizaciones. Nosotros tenemos muy claro
en el Ecuador (no sé si en algún momento pase como pasó en Bolivia también)
aunque en Ecuador puede tener un presidente indígena, la organización debe
tener independencia y autonomía. No puede entrar a decir de lleno: “Vamos a
ser gobierno”. La organización tiene que interpelar a ese gobierno si es que es
necesario, aunque sea indígena. Tiene que convertirse en una especie de veedora
social y que el proyecto con el que nació, con la que ha planteado que se construya,
no se desvíe. Entonces eso nos ha permitido que el movimiento indígena no
tenga una buena relación con el Estado. No solamente es con el gobierno, porque
a veces dices: “Es que ustedes tienen problemas con el gobierno”. Nuestra rela-
ción no es tan buena con la Asamblea, con la justicia, con el poder ejecutivo, con
poderes estructurados que están en el país. Lo que pasa es que, en el año 1990,
el movimiento indígena logró hacer un levantamiento enorme que hasta ahora
no se ha repetido. Lo de octubre del año pasado no supera el levantamiento
indígena del año 1990. En ese año se paralizó todo el país a tal punto en que
hasta los estadios deportivos del campeonato nacional estaban tomados. Las
antenas de los televisores estaban todas tomadas en manos del movimiento
Parte III | Humberto Cholango. La experiencia plurinacional ecuatoriana 263
indígena. Es decir, se tenía un control y poder político en gran parte del país.
Entonces eso logró colocar, ya no al movimiento indígena como un actor sim-
plemente que lucha por sus reivindicaciones muy internas, sino que se colocó
como un actor político y social que interlocuta con el Estado inclusive repre-
sentando a la sociedad al resto de las organizaciones y no solamente al movimiento
indígena. Entonces eso es lo que complica a veces muchas oportunidades. Ahora,
si fuera sólo por derechos de los pueblos indígenas hubiéramos, tal vez, avanzado
mucho más, pero como representas e interlocutas en nombre de la sociedad con
el Estado, a veces hay muchas cosas que no pueden avanzar solamente por los
derechos de los pueblos indígenas. Entonces esa relación no ha permitido, porque
de alguna manera nuestros gobernantes han dicho: “Oigan, pero ¿por qué ustedes
tienen que pelear sólo por el tema de los derechos de los pueblos indígenas, por
derechos colectivos, consulta previa? ¿Ustedes qué tienen que ver en el tema de
los impuestos? ¿Ustedes qué tienen que ver en los temas de relaciones interna-
cionales? ¿Por qué se preocupan de que la base militar de Manta sea entregada
al comando sur? Ustedes no tienen que estar preocupados”. Pero en nuestra
agenda están esos temas, entonces no estás peleando únicamente por el tema de
los derechos de los pueblos indígenas. Aun así, después del año 1990, en el año
1998 nosotros sacamos una lección, y creo que esto puede servir de alguna manera
para ustedes, que están viviendo un proceso constituyente acá también, en Chile.
Yo creo que sí se va a dar. En la semanita en que he estado por acá andando veo
que hay un sentimiento encontrado, de angustia, de desesperación de búsqueda
de salida, de hacia dónde va a ir esto. Hay mucha gente que no sabe ni por dónde
va a salir el tiro, o hay otros que ya más o menos prevén. Pero nosotros en el año
1998, después de todo un proceso en el año 1990 que se planteó cambio de
Constitución, recién en 1998 se logró hacer una Constitución. Pero, ¿qué es lo
que pasó ahí? Lo que pasó ahí es que nosotros, como movimiento indígena/
social, no teníamos un partido o un instrumento político. Siempre los indígenas
participábamos en sectores de izquierda; Partido Comunista, Socialista, otros
partidos de ramificación medio progresista que había, y ahí a veces se participaba
o a veces no se participaba, y cuando viene la Constituyente, claro, tienes que
participar. Ahora creo que Chile está pidiendo escaños reservados; me parece
muy importante eso. Pero nosotros no optamos por escaños reservados en ese
momento. Teníamos una experiencia en otros lados, tal vez Colombia hubiera
sido mejor, pero no teníamos mucha experiencia, y esa Constitución se redactó.
Ganaron en esa Constitución centro izquierda y derecha: la mayoría de los
asambleístas. Y se fueron a redactar en un cuartel. Blindaron el cuartel y ahí se
reunían todos los que elaboraban la Constitución. Y claro, nosotros los indígenas
264 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
veo así. Entonces, dos preguntas en una: ¿cómo nace CONAIE? ¿Y cuáles son
los principios políticos en que se constituye CONAIE? Y tercero: ¿cuál es la
proyección de CONAIE cuando emerge?
A ver, ¿cómo nace la CONAIE? La CONAIE nace de algunas vertientes.
En la mayor parte del movimiento indígena tenemos una vertiente que es del
Partido Comunista en su tiempo. Bueno, en Ecuador creo que ni siquiera queda
la etiqueta ni el letrero del Partido Comunista, o casi nada, porque ha ido desapa-
reciendo, pero en los años 1940, 1950, 1960 el Partido Comunista jugó un papel
muy importante. Después, la Teología de la Liberación fue también otro factor
importante de organizar. Ahí teníamos un obispo que le llamaban “El obispo de
los indios”, el Monseñor Leonidas Proaño. La otra vertiente viene desde, más o
menos, como una especie de pueblo mapuche acá, más de ruptura, en términos
de identidad, de una pelea de autodeterminación, de libre determinación, de
que somos naciones, y todo esto se confluye en una posibilidad de construir una
organización grande, nacional y que hegemonice.
Nosotros creemos que el 80% del total del movimiento, del total de la pobla-
ción indígena son parte de la CONAIE. Porque sí hay otras organizaciones más
pequeñas; se llaman “nacionales”, pero son más pequeñas. Pero en el movimiento
indígena, la CONAIE es la más grande, la más importante del país. Entonces,
estas tres vertientes logran articularse y uno de los debates que superan es que
desde el Partido Comunista, desde el sector de izquierda dicen “lucha de clases
y punto, no tienes que estar ahí dudando nada”; en cambio, desde el sector más
rupturista dicen “no, aquí hay otros elementos más, como territorio, cultura,
naciones que están, ¿y eso quién lo reconoce?”, entonces plantea el tema de la
identidad como uno de los puntos centrales, pero sin romper, sin... Porque también
puedes utilizar desde cualquier lado el tema de la identidad, pero sin abandonar
el factor de la posición ideológica. Entonces dicen: “Claro, somos indígenas,
tenemos nuestros territorios, tenemos nuestro idioma, tenemos nuestra forma
de ejercer justicia, tenemos nuestras formas de gobernar al interior de nosotros
mismos y, sobre todo, nosotros lo que queremos es cómo relacionarnos con el
Estado bajo un reconocimiento”. No digo que hubo intenciones dentro del
movimiento indígena también. Ustedes conocen que al sur está Perú y al norte
está Colombia; al norte estaba la guerrilla de las FARC y al sur estaba Túpac
Amaru y Sendero, pero en Ecuador el movimiento indígena en su momento
tomó una decisión entre que esa era la vía o era la vía pacífica, ésta, en la que se
construyó la CONAIE. Se tomó la decisión de que las armas no eran el camino
sino esta vía de lucha era la más adecuada, y toma la decisión de construir la
Parte III | Humberto Cholango. La experiencia plurinacional ecuatoriana 267
bajo ningún concepto que nosotros pudiéramos acceder también al poder, pero
para cumplir esta Constitución y ahí hay un esfuerzo enorme. Estamos en una
situación muy compleja porque tampoco la derecha te deja; te reacciona con
todos los recursos que tenga: medios, justicia, fiscales, todo.
F.P: ¿Cómo emerge el concepto de plurinacionalidad? ¿Cómo lo idearon; por
qué pensaron en esa perspectiva entendiendo otras experiencias de movimiento
indígena que se estaban desarrollando en el mismo contexto?
Bueno, por ejemplo, esto viene más o menos de la ex URSS que decían que
reconocían a las naciones, las diferencias... En el caso ecuatoriano, la plurinacio-
nalidad emerge como una lucha de reivindicación, como una insurgencia a que
tiene que ser reconocida, como un desafío político al Estado en ese momento. La
plurinacionalidad, obviamente, es que tienes que transformar las estructuras de
Estado. A veces se dice hacia Sociedad de Bienestar o socialismo o el tema más
liberal, pero nunca te plantea que con la transformación del Estado tienes que
transformar los conceptos básicos de la educación, por ejemplo, con educación
intercultural bilingüe. Más bien, cuando se habla de bilingüismo piensan más
en inglés, en otros idiomas extranjeros, pero no a nivel interno. Cuando hablas
de plurinacionalidad, por ejemplo, para nosotros es cómo se reconoce la justicia
indígena o cómo debía haberse reconocido. Entonces, está reconocida la justi-
cia indígena y ojo, no tenemos nosotros jueces o fiscales indígenas. Teníamos
fiscales indígenas, pero fue una mala experiencia, porque más bien los fiscales
indígenas se reacomodaron al marco normativo de la fiscalía tradicional. Claro,
la diferencia era que un indígena con poncho y con sombrero era fiscal y casi
hacía lo mismo. Entonces nosotros no tenemos eso; más bien las autoridades que
juzgan son los presidentes de las comunidades. Más o menos vendría a ser como
una especie de longko aquí, me imagino, o como el presidente de la comunidad:
es el concejo de gobierno de la comunidad es la máxima autoridad. Entonces,
por ejemplo, para que se reconozca eso, el tema de los territorios, el tema de
las circunscripciones territoriales, ahí está el tema de las autonomías o la libre
determinación... No logramos poner textualmente las palabras “autonomía” y
“libre determinación”, sino las circunscripciones territoriales libres. En Colombia
lo llaman “resguardos indígenas”, en Bolivia creo que se llaman “autonomías
indígenas”, y ahí para conformar un gobierno mucho más sólido de los pueblos
indígenas. El tema de la consulta previa, el tema de la administración de los re-
cursos naturales que existen ahí en condiciones no solamente de compensación.
Lo que más daña en el tema de administración de recursos naturales es: “Bueno,
sí, explotamos minería, petróleo aquí, pero te vamos a compensar”. Nada más.
Parte III | Humberto Cholango. La experiencia plurinacional ecuatoriana 269
Entonces ¿cómo esto puede llevar a este ejercicio de declarar el Artículo No. 1
de la Constitución que diga: “El Estado ecuatoriano es plurinacional, ¿sociedad
intercultural y con un régimen del buen vivir?”, pero cómo eso se traduce en el
ejercicio de la estructura del poder, en las políticas públicas. Entonces esos son
los temas de la plurinacionalidad que planteamos, porque para muchos era la
plurinacionalidad: “Ah, entonces pongámosles más funcionarios indígenas que
estén en el Ministerio de Educación, o contraten más profesores indígenas para
que enseñen educación bilingüe, o pónganles más abogados indígenas para que
sean jueces indígenas ahí”. O sea, no va por ahí. Para nosotros es que la estructura
reconozca... Ya después que vayan indígenas que estén ahí, claro, pero somos los
profesionales indígenas y no indígenas que han acompañado este proceso para
poder ejecutar el tema de la plurinacionalidad. Es difícil, es muy complicado.
Hemos logrado, no sé si convencerlos por la fuerza de la razón, pero han logrado
entender la centro izquierda y la izquierda también, pero sobre todo la gente de
centro izquierda que en el caso ecuatoriano llama la centro izquierda que está
a un pasito de la... Ya, miran un poco así y ya están en otro lado. Entonces, han
logrado entender, pero no te entienden. La derecha... Bueno, algunos ya, pero
todavía no asimilan eso. Inclusive ahora ya lo ven como un peligro al movimiento
indígena que los van a desplazar del poder. No solamente al movimiento indígena
sino a las fuerzas sociales del país.
F.F: Quiero compartir una reflexión. En el 2008, los pilares de la demanda
de ustedes que se incluyó en la nueva Constitución tienen que ver con recono-
cer la plurinacionalidad, la interculturalidad, circunscripciones territoriales y,
sin embargo, ocurrieron otras cosas, como, por ejemplo, los recursos naturales
siguen perteneciendo al Estado y Ecuador sigue teniendo un régimen donde el
presidente sigue teniendo unas cooperativas que le dan cierta fuerza. Entonces
viene el 2015 después de un par de años en donde, si no me equivoco, en agosto
ustedes marchan hacia la capital y critican como CONAIE que Correa, textual,
cito: “Se robó el discurso del movimiento indígena para después irse en contra de
él”. Entonces, quisiera llevarlo a dos temas: el primero tiene que ver con la relación
de ustedes con el gobierno de Correa, ¿qué fue lo que sucedió? ¿En qué consiste
esa decepción y por qué lo confrontaron de esa manera? Y lo segundo tiene que
ver un poco con una pregunta que yo me imagino que varios nos hacemos y es:
¿cómo evaluamos una Constitución que dice que es plurinacional? Porque, por
ejemplo, yo he leído a autores que han escrito libros y la conclusión que uno
podría tener... Bueno, algunos pensarán distinto, pero de que hay como algo de
decepción. Podrían decir: “Bueno, quizás Evo Morales escribió una Constitución
270 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
con su asamblea que es bastante progresista y que reconoce los términos que
quisiéramos que se reconozcan acá, y, sin embargo, hay conflictos que son toda-
vía muy graves”, pero a veces eso tiende a omitir nuestra propia historia como
sociedades latinoamericanas donde la corrupción y el clientelismo, las élites que
quieren dividir y cooptar a los movimientos indígenas también provocan un
daño. Entonces mi segunda pregunta es: ¿Cómo nosotros podríamos evaluar,
a partir de su experiencia, que la plurinacionalidad es algo que se debe apoyar;
algo que se debe defender? Más allá de en qué grado se logró traducir en algo.
El tema de nuestra relación con el gobierno y, especialmente, con el expre-
sidente Correa tiene algunos momentos. Primero, ya les conté de nuestra relación
por la Constituyente en la que construimos la hegemonía, logramos que se
apruebe la Constitución, y en las normativas secundarias...porque la Constitución
sale y no es que ya te resuelve todo, después tienes que pensar las leyes: código
civil, ley de economía financiera (como se llamó en ese momento para nosotros),
el tema de la ley de petróleo y minería... Tienes que pensar en muchas leyes
inmediatamente para que, acorde a la nueva Constitución, empiecen a funcionar.
La ley de seguridad social... Entonces, aprobamos la Constitución en el referén-
dum con 64% y ahí la derecha fue tan audaz, que se movilizaron tres veces
enormemente. Utilizaron a Dios como su insignia más importante. ¿Por qué?
Porque en el preámbulo de la Constitución ecuatoriana dicen: “Nosotros ecua-
torianos celebrando a la Pachamama” y claro, no decía “Reconociendo a Dios”,
o sea, decía “La Pachamama”, la madre naturaleza, entonces decían: “Aquí ha
llegado el paganismo, aquí la idolatría de los quinientos años...”, y utilizó a la
Iglesia Católica, a los más radicales fundamentalistas de la Iglesia Católica y la
Conferencia Episcopal Ecuatoriana, utilizaron el tema de aborto por violación,
por ejemplo, reconocimiento a las minorías sexuales que se logró en la Constitución...
utilizaron todo eso para articular un discurso en contra de la nueva Constitución
y en contra de nosotros, en ese caso, del gobierno y del movimiento indígena y
a pesar de eso logramos el 64% con el que se ratificó la Constitución. Después
de eso, ya tuvimos diferencias con el expresidente, porque ya en la forma de
concebir, sobre todo en el tema de recursos naturales fue lo que nos empezó a
topar, a tener conceptos distintos. Por ejemplo, nuestra propuesta era que el tema
del extractivismo tiene que ser normado y no podemos seguir tal cual está.
Tenemos que ir pensando hacia una economía más limpia. Ahora dicen la eco-
nomía circular, la economía verde… Bueno, todas esas cosas que en ese momento
todavía no se debatían porque recién estaban conceptualizando esas propuestas.
Entonces, para nosotros el choque fue la ley minera porque además de la
Parte III | Humberto Cholango. La experiencia plurinacional ecuatoriana 271
últimos pueblos no contactados. Los últimos que están ahí. Entonces, ¿cómo
podemos en la CONAIE autorizar y decir “Sí, ¿pasen no más y exploten el
Yasuní”? Hasta ahora se habla de que fuera a cometerse un genocidio ahí, a los
pueblos no contactados. Hasta ahora no han logrado ingresar. Como decía
Fernando, yo fui Ministro de Ambiente. En mis manos tenía firmas o no de la
licencia ambiental para que entren a la zona de amortiguamiento del Yasuní
para explotar el petróleo. Claro, yo no puedo. No podemos hacer eso. Entonces,
ese también fue otro de los puntos que nos puso en la diferenciación. Finalmente,
el otro punto de ruptura total con el expresidente fue el tema de... Bueno, en ese
momento ya se movilizó la gente, se armó relajo por todos lados, y no sé si este
es un mal de todos, pero a los indígenas siempre nos acusan de terrorismo. O
sea, ¿quién puede entender a Rafael Correa, que dice ser socialista, admirado en
el mundo, casi, haciendo las transformaciones y que en Ecuador a los indígenas
que protesten o que digan algo le vayas y metas juicio del terrorismo? Un gobierno
socialista, pero a los indígenas en el Ecuador los acusas de terroristas. Entonces
llegamos a tener 210 indígenas acusados de terroristas, sobre todo en las zonas
mineras que yo estaba contando. Eso ya fue una ruptura. Como se dice, ya fue
un tema de no volver ya... Cada uno a separar las líneas y trabajar. A pesar de
eso, en muchas cosas coincidimos con Rafael Correa, y muchas cosas criticamos.
Por ejemplo, nosotros en la CONAIE siempre decíamos. “Bueno, el tema
UNASUR, qué bien, sigan, saludamos.” La posición frente al tema de Colombia,
saludamos. Frente a Bolivia, por ejemplo. Y así con muchos temas, pero hay otros
que nos diferenciaban que nos peleaban. ¿Cómo se ganó la plurinacionalidad?
Miren, nosotros hemos trabajado la forma de evaluación. Hay algunas ideas que
se han evaluado. Uno, es el tema de las políticas públicas en educación, en la
salud, en generación de acceso a la política pública del sector indígena, en el
tema de bajar la brecha de la pobreza. En esos temas se puede evaluar. Por
ejemplo, después de esto, cuántas escuelas bilingües ya se instalaron; cuántas
escuelas con carácter de educación intercultural bilingüe estás ejecutando. En el
tema de la salud, en cuántos subcentros u hospitales del país el tema de la salud
intercultural o la salud indígena está presente, porque no solamente es la salud
occidental. Por ejemplo, les comento: el parto. Las mujeres indígenas no hacen
el parto vertical. Lo hacen tradicionalmente, con su cultura, y obviamente cuando
llegas al hospital es hasta inhumano a veces. Entonces, en todo eso por ejemplo
se ha invertido. La salud ha mejorado en Ecuador, pero no solamente es que
mejore la salud, sino que incluya este componente, esta parte fundamental. Cómo
se ha posibilitado en las legislaciones, por ejemplo. Cuánta legislación has hecho
en perspectiva en el ejercicio de la plurinacionalidad. Entonces, por ejemplo, el
Parte III | Humberto Cholango. La experiencia plurinacional ecuatoriana 273
código civil o el código penal con el tema de la ley de... código de judicatura, no
recuerdo bien, donde norman toda la justicia, se plantea una sala donde haya
especialistas indígenas y no solamente indígenas sino también que incluyan
abogados y que haya una sala que se componga, no solamente de abogados, sino
también de expertos, cientistas y hasta gente que no es nada, es indígena pero
que sabe resolver los problemas. Entonces, por ejemplo, que los jueces declinen
las competencias para que no sea sancionado o que no haya la resolución defi-
nitiva en la justicia ordinaria sino dicen: “Bueno, este tema vaya y resuelva en la
justicia indígena”. Entonces todos estos temas. Bajo estos parámetros se pueden
evaluar, pero, sobre todo, el tema de las condiciones económicas o de las condi-
ciones de inversión y que se puedan realizar, porque esto también es un costo;
esto también necesita plata. Por ejemplo, niños menores de cinco años han bajado
hasta 25% en la desnutrición crónica infantil. ¿Por qué? Porque se lanzó la política
pública. A pesar de si es Estado plurinacional o no, se debería haber hecho. Se
debería hacer. Pero se creó un centro de educación de los niños, se invirtieron
muchos fondos en el tema de servicios básicos que es una responsabilidad, puede
ser o no puede ser Estado plurinacional, pero aquí hay una diferenciación. Son
fondos que colocas directamente. Por ejemplo, yo estuve en la Secretaría del
Agua y distribuimos ochocientos millones de dólares para beneficiar a tres mi-
llones de ecuatorianos en el tema de agua segura, agua para consumir. Porque el
49% del área rural del Ecuador consume agua no apta para el consumo humano,
y en el área rural están los indígenas. Hay muy poca gente mestiza o blanca
podríamos decir. Acá han sabido decir “winka”, eso escuché en Temuco. Pero,
por ejemplo, en esa inversión hemos dirigido mucho esfuerzo hacia las comu-
nidades rurales, hacia sectores donde hay alta población indígena, donde están
los niveles de pobreza, donde las necesidades insatisfechas están ahí presentes,
pero básicamente se va estructurando sobre este discurso del buen vivir, del que
ha salido la declaración de Estado plurinacional.
El concepto de plurinacionalidad que emerge desde ustedes que Bolivia lo
va a tomar también como concepto, como forma de gobernar, también ha tenido
detractores dentro del mundo indígena. Por ejemplo, en Bolivia Silvia Rivera
Cusicanqui ha sido una crítica al concepto y de hecho ella dice claramente que
la refundación de Bolivia es un concepto criollo y casi que una especie de neo-
colonialismo sobre las naciones originarias el concepto de plurinacionalidad. Ese
debate, a mi juicio, creo que se está dando un poco a raíz del debate acá también
en el mundo mapuche. Mi pregunta es: ¿cómo ustedes ven la concepción? ¿Lo
ven como un nuevo tipo de colonialismo? ¿Cómo evitaron o cómo tomaron esas
críticas, si es que hubo desde el mundo indígena en Ecuador?
274 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
la derecha viene y te dice: “No, aquí sólo Estado liberal, y aquí hay que hacer las
compensaciones, y aquí hay que dar algo para que tengan unas condiciones de vida
mínimas”. De la izquierda o de centro izquierda vienen y te dicen: “Aquí hay que
construir una Sociedad de Bienestar”. Y nadie viene y te dice: “Oiga, este modelo
de desarrollo no funciona; primero hay que respetar la naturaleza, primero hay
que respetar y cuidar el agua, hay que cuidar todo este proceso de cambio climá-
tico...”. Nadie te dice. Entonces, mientras a derecha piensa solamente en seguir
dando con sus políticas de dádiva, la izquierda te dice que hay que hacer Sociedad
de Bienestar para superar la pobreza, y nosotros lo que estamos planteando es
que no solamente es eso, sino que aquí hay cosas más profundas todavía. O no
sé si cosas más profundas, pero hay cosas en las que hay que preocuparse por la
humanidad. El tema del cambio climático, el tema del problema del agua... Por
eso en Ecuador tenemos constitucionalizado el derecho de la naturaleza. O sea,
eso para muchos constitucionalistas todo parecía una locura. Ahí un obispo dijo:
“Nos están volviendo a hacer herejes”. Entonces, claro, nosotros esperamos que
manden las cartas nacionales e internacionales como Eduardo Galeano, Pérez
Esquivel, pensadores muy importantes del mundo sobre el tema para colocar
derechos de la naturaleza. Entonces, sí ha habido detractores, tanto gente de clase
política pero también indígenas que no tenían otra propuesta. Porque si tuvieran
otra propuesta, otra idea, otro modelo para presentar, es debatible. Ahí uno dice:
“Bueno, entonces sí, pero cuál es tu propuesta”. En el caso ecuatoriano sólo fue
una cosa así, de decir: “Bueno, no, somos ecuatorianos, hay que dejar que venga
la inversión, no hay que poner la consulta previa, que el mercado regule... “. O
sea, eso no es propuesta del movimiento indígena. Con eso no vas a contradecir
a una idea política que tienes, que te has planteado. Pero si me dicen: “Vea, no
creo que sea el tema de las circunscripciones territoriales, nosotros sí queremos
la autodeterminación, la libre determinación”, ya, entonces, veamos cuál es tu
propuesta. Veamos cuál es la idea, cuál es la propuesta, y sobre todo para rela-
cionarnos en mejores condiciones, favorables para que el pueblo indígena salga
beneficiado de este proceso.
Arte, activismo y plurinacionalidad
Roberto Cayuqueo
como la Machi Francisca Linconao que ha sido muy importante como levantar
una voz que es un emblema también para muchas mujeres, Macarena Valdés,
Matías Catrileo, Catrillanca, y también los artistas, los raperos que cantan en
la micro. Yo creo que, en ese sentido, fueron todos una especie de enjambre
donde todos de alguna manera pusieron algo para lograr esto. Yo creo que ese
ha sido el resultado, como dice también Fernando, del movimiento mapuche.
El resultado incluso del teatro mapuche es producto también del movimiento
mapuche. Por lo tanto, evidentemente que se hayan colocado la wenufoye,
que se estén usando los emblemas y las banderas mapuche es una gran ganada
del movimiento encuentro yo.
R.B: Hay una apropiación, un poco lo que uno ve, como de sentido de
resistencia, como esta historia de resistencia de pelear contra un Estado opresor,
contra un Estado extractivista... Pareciera que es como el lugar donde el chileno
que está participando en las marchas encuentra como una especie de pábulo, de
señal de que se puede, que es posible permanecer en una lucha.
Claro, totalmente.
R.B: El otro día pasó algo bien interesante en el festival de Viña, que es
un evento que habitualmente es muy conservador, hecho en un municipio muy
fascista, en fin, y aparte de todo lo que pasó de Mon Laferte y humoristas,
hubo en una de las noches de brujas salió Luanko a rapear. Fue bien icónico,
porque el rapeó, obviamente, en mapudungun y uno viendo este evento, en
que habitualmente todas las manifestaciones mapuche que uno había visto
ahí eran simplemente como el BAFONA, el BAFOCHI, como esta cosa
muy folclorizante y ver algo muy propio de un artista que sí reivindica de una
manera muy fuerte la identidad mapuche era bien potente. Fue bien icónico,
no sé si lo pudiste ver.
Supe, he estado en el sur y no lo vi, pero sí supe y yo creo que ahí te das
cuenta de esta misma incidencia. Al tener de alguna manera una batalla cultural
popular ganada, empiezan a aparecer estas puertas que se están empezando a
abrir. Lo mismo que se estrene Trewa dos veces en el teatro de la Católica donde
antiguamente solamente estaba... Si tú analizas las historias de las compañías que
nacen en la Universidad Católica o que estrenan en la Católica, tienen un sesgo
político súper claro. Ni Andrés Pérez llegó al teatro de la Católica. Entonces,
que esté el día de hoy Trewa en el teatro de la Católica es una ganada también
súper importante, y ahí yo creo que es donde se van a empezar a posicionar en
distintas partes. Ahora, ¿cómo construimos hacia un Estado plurinacional y no
286 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
nos llenamos de la pura moda? Porque nos podemos quedar en eso, y ese es el
peligro de hoy. Me parece súper bien que Luanko esté; hace unos años atrás creo
que abrió Pellao el festival de Viña también, y me acuerdo que una compañía
bien irreverente se reía un poco, y decía: “Ay, mira, ahora abrimos con un tenor
mapuche el festival de Viña”, y es como, chuta si no estamos, hay palo, sí estás,
también hay palo, entonces ¿qué se hace? En cambio ustedes pueden estar en
todas partes y no corre ningún palo. Entonces yo creo que ese cerco ya se está
moviendo, y eso ha sido potente. Se ve en cosas como lo que pasó con Luanko
en el festival de Viña.
R.B: Tú en el artículo que va en el libro comentas un poco también el
tema de los paradigmas de la academia, desde dónde, por ejemplo, se enseñaba
el teatro, claro, está Shakespeare, está Ionesco, en fin; ¿pero dónde están los
otros paradigmas? ¿De qué forma puedes construir una academia distinta,
que integre fórmulas de montaje y que tengan que ver con una cosmovisión
indígena en particular?
Yo creo que es un problema del artista chileno también y yo siempre lo
he enrostrado. Hace un tiempo atrás, se hizo el primer encuentro de artes
escénicas indígenas en el Teatro Nacional Chileno, y por primera vez, creadores
mapuche o indígenas estaban en el teatro nacional chileno, y, por ejemplo, al
menos dos compañías nos cuestionamos también el espacio. A nosotros no
nos acomodaba el espacio de Teatro Nacional Chileno porque nosotros tra-
bajamos con otro tipo de relación con el público, transgredimos los límites del
espacio escénico al espacio teatral, cosas que se manejan desde la academia con
tecnicismos muy eurocentristas. Entonces, yo creo que también hay un avance
donde tiene que ir el artista chileno, y el mapuche, obviamente, y todo artista
americano tiene que avanzar en cómo nosotros finalmente... el teatro también
fue una manera de colonizarnos. El teatro ha sido instrumento de colonización
y ha sido arma de colonización. Entonces, ¿qué pasa si, por ejemplo, yo estoy
trabajando en una escuela rural de niños mapuche y me envían a hacer una
residencia y termino haciendo El Quijote de la Mancha o una obra de Lope
de Vega? Estoy contribuyendo también al colonialismo del teatro español o el
Siglo de Oro español. Entonces, a lo que voy con esto, es que nosotros tenemos
que pensar nuevas formas de trabajar el espacio escénico, el espacio con el
público, donde la convivencia entre espectador y actor tiene que nutrirse de
otras formas de mirar la teatralidad. En nuestras culturas hay una teatralidad
riquísima, impresionante, donde todavía parece ser que nuestros intelectuales
y gente de la academia y del arte todavía está hablando del extrañamiento de
Parte III | Roberto Cayuqueo: “Yo creo que esa es la labor de los artistas... 287
Brecht y no están hablando de cómo se vive un ritual entre tierra, mar y agua,
lo que pasa en un ritual lafkenche, por ejemplo, donde se trabaja no tan solo
con la tierra, donde hay distintos elementos que se están jugando en una misma
puesta en escena. Es necesario. Quizás hay otras áreas; está el site specific que
es el que estoy trabajando yo hace tiempo con el colectivo en donde te invita
a trabajar en base a los elementos que tú tienes en el territorio, ya sean los
cuerpos, ya sean los relatos, ya sea la materialidad que tienen los territorios.
Entonces yo creo que ahí es donde también es necesario empujar ese avance, a
descentralizar el arte desde una mirada eurocentrista y comenzar a reconocer
en nuestras propias historias a los creadores de los que nadie habla. Nadie
habla de Manuel Aburto Panguilef en una escuela de teatro, ni de la Católica
ni de la Universidad de Chile, y esa es una ignorancia tremenda de parte de los
historiadores del arte, sobre cuál fue su influencia o, por lo menos, fue un tipo
que hizo girar en el 1912 compañías por Wallmapu. Eso no lo tenía ni Camilo
Henríquez que tenía un teatro y que supuestamente es el primer dramaturgo
de Chile, y a Manuel Aburto Panguilef nadie lo reconoce. Es finalmente
por esta invisibilización de pensar que todo lo indio, de alguna manera, es
retrasado, es poco intelectual, es poco visionario, y yo creo que ha sido todo lo
contrario. Entonces, la construcción incluso de un Estado plurinacional llama
a revisar la malla curricular, no tan solo de las escuelas sino que también de las
universidades y de cómo nosotros pensamos el arte en Latinoamérica, porque
mirando fotos del MoMA o del Louvre vamos a estar muy poco relacionado
con lo que es uno. Todos los artistas... hasta Shakespeare escribió mirando
desde su realidad, y su realidad era la Inglaterra de 1600. Nosotros estamos
acá, en el 2010, y buena onda, a mí me encanta Shakespeare, creo que abre
unas puertas importantes. Chespirito se basó mucho en Shakespeare, Roberto
Gómez Bolaño. Pero hizo lo suyo y retrató la vecindad del Chavo que es una
vecindad americana profundamente latinoamericana, entonces eso es lo que
yo creo. No hay que eliminar la historia del arte que ha sido eurocentrista; sí
hay que tomarla en cuenta, pero hay que construir con eso otra nueva mirada
también. Esta vez, mirando hacia acá. Y eso es lo que yo creo que los artis-
tas, todo tipo de artistas: mapuche, chileno, al menos en Latinoamérica... al
argentino le falta kilos de esto, porque también los argentinos siempre están
tratando de sorprender al público europeo, y en realidad el público europeo,
como también dice, artísticamente Europa ya está muerta. Ya dio todo lo que
tenía que dar. La ópera ya llegó a un nivel en el 1700 el cual no se sobrepasa,
porque eso es la ópera. Ya está acabada la ópera.
288 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
comunidad mapuche, incluso una escuela pehuenche no tiene que ser igual a una
escuela lafkenche. Eso tiene que ver con cómo tú te plantas a mirar tu territorio
y a funcionar en torno a sus reglas, más que nosotros imponer reglas en el terri-
torio. Al menos, así lo hemos trabajado y así se han abierto puertas que parecen
ser interesantes. A nosotros nos llama la atención igual, pero ahora ya estamos
como por ejemplo con tres escuelas pensando un proyecto a largo plazo, esta
vez, de un año, no de tres meses (estas residencias son cortas, duran tres meses),
pero esta vez de un año, para poder implementarlo dentro de la malla curricular
y ahí tenemos que trabajar con un curriculista. Ellos tienen taller de repostería
para las niñas y de carpintería para los hombres. Muy básico. Entonces yo quiero
implementar el taller de arte en donde se enseñe lengua y cosmovisión a través
de prácticas artísticas. Ahí entrarán otros profesionales, pedagogos, otro tipo de
gente que también nos va a ir guiando en el proceso, pero entendiendo que es
un proceso comunitario en donde el arte no es un fin sino que es un facilitador.
De ahí, creo que... Bueno, lo que nos pasó en Tirúa, que al año siguiente tres
niños ganaron premio de poesía en el concurso provincial de poesía, o sea, la
actividad artística subió. Yo creo que es porque, sobre todo, los niños mapuche
son muy sensibles al arte y es muy fácil hacer arte con ellos, porque piensas
distinto, porque ellos miran el día distinto que como lo mira un niño chileno o
un niño de la ciudad. Ellos salen y se preocupan de cómo está el día primero, si
hay nubes o no hay nubes para hacer fuego o no. O sea, ya hay una relación con
el territorio que te marca al tiro. Nosotros nos levantamos prendiendo la noticia
para ver si hay algo en la calle o no. Entonces, cómo es tu primera mirada en el
día marca profundamente tu identidad.
R.B: Te quería preguntar, por último, tú como artista, como dramaturgo
y como mapuche, cómo observas esta idea de la plurinacionalidad, que es un
concepto medio jabonoso. Mucha gente piensa cosas bien distintas que lo que
es un Estado plurinacional, ¿pero tú cómo lo concibes? ¿Qué piensas que podría
ser? ¿Qué debería llevar?
Bueno, yo creo que lo primero es la avanzada que necesitamos para reformular
un montón otro tipo de detalles, o detalles que son importantes, tanto de la tierra
(porque toda nación tiene que tener tierra) hasta cómo nosotros podemos tener
libertad y autonomía para educarnos también. Hablo de lo mismo en relación
con lo del comienzo. No puede ser que el plano educacional chileno sea el mismo
para todo el estándar, para todos los colegios. Solamente los colegios privados
pueden colocar sus temáticas, pero al tiro hay un sesgo económico que te marca.
Si tú pagas, puedes tener una educación un poco más especial; si no pagas, tienes
290 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
que tener la educación general, y yo creo que cada región o cada nación tiene que
tener también un plan educacional. Qué pasa con el desarrollo de los hospitales
también, por ejemplo. Tener acceso a la medicina, a otros tipos de medicina, a
otros tipos de parto... Yo creo que también se abren un montón de derechos con
un estado plurinacional que va más allá de un plan educacional o va más allá
de una administración diferente. Se abre la posibilidad para que la gente pueda
esta vez escoger, quizás, cómo traer un hijo al mundo o cómo me educo, o dónde
quiero ir, si quiero ir a una Machi si me duele la vesícula o quiero ir a un doctor
tradicional. Yo creo que todos tenemos derecho a acceder a eso, y eso se logra a
través de un Estado plurinacional, porque un Estado monocultural como el que
hemos tenido ya ya sabemos lo que hace: coloca a una cultura en supremacía, el
resto acomodándose como puede dentro de un underground y no se abren más
posibilidades. Entonces yo creo que la creación de un Estado plurinacional le
abre una oportunidad al arte, una oportunidad a la educación, una oportunidad
también a la vida. A vivir distinto, a venir de alguna forma distinto y quizás de
morirme distinto. Entonces, yo creo que esas son las oportunidades que se abren
con un Estado plurinacional. Nada es perfecto, y tampoco va a ser un Estado
perfecto, pero se puede ir modificando con el tiempo. Es parte de construirlo,
estamos inventando algo nuevo, y eso también está bien. Es como: “Ya, ok, nos
equivocamos parece. Partamos de cero. Partamos nuevamente”. Se nos agota el
tiempo, porque los recursos naturales no van a dar para tanto más si es que no
actuamos hoy, y yo creo que esa es la preocupación que te puede abrir un Estado
plurinacional esta vez: quizás la Constitución empiece con una frase o con un
concepto mapuche. ¿Por qué no? Pensar en un kume mongen.
R.B: Ha sido interesante que varias personas que participaron en el libro han
puntualizado en qué elementos de la cosmovisión mapuche podrían ayudarnos
a los chilenos a expandir nuestra visión de ciertos espacios críticos. Por ejemplo,
el tema medioambiental, el tema de la democracia. Pasar de una democracia
representativa a una democracia directa. Espacios que podrían solucionar, de
alguna manera y en la medida de incorporarlos, aspectos críticos de la situación
actual chilena.
Sí, totalmente.
Daniela Millaleo:
“Este estallido ha sido un sueño para todos nosotros que
hemos estado en el escenario cantando sobre ciertas verdades
verdaderas”1
Rodrigo Burgos: ¿Qué significó para ti como artista mapuche lo que pasó después
del 18 de octubre en términos de que la presencia de los emblemas mapuche
empezaron a poblar todas las manifestaciones? ¿Cómo lo viviste eso tú?
Yo creo que el proceso no fue repentino. Hace un rato ya estaban levantan-
do aquellos emblemas. Yo me he dado cuenta en las marchas; en las marchas la
bandera chilena no estaba tan presente como la mapuche, y eso también tiene
que ver con que la gente anda buscando una identidad, una identidad que no
conoce, como el creerse parte de un pueblo. Entonces, no me extrañó de cierta
forma. También empezaron a levantar consignas que decían: “No fueron ni 30
pesos ni 30 años, fueron 300 años, o 200 años” desde la conformación del Estado
Nacional Chileno. Doscientos años, fue. Era la consigna. Otra consigna también
era que los mapuche siempre tuvieron la razón. Entonces, esas consignas se
legitimaron con un estallido social donde la represión ha sido el tono de todo
esto. Entonces comprendieron que nuestra lucha, que lleva mucho más tiempo
que la chilena en sí, actual (porque la historia es cíclica, entonces ya ha ocurrido
en antiguos momentos, pero como a la gente no le enseñan la historia entonces).
R.B: Me decías que había un tema histórico, que estaba la idea también
de que los chilenos se dieron cuenta de la fuerte represión que también vivió
durante mucho tiempo el pueblo mapuche…
Claro, se están mirando al espejo también. O sea, ¿dónde venimos nosotros?
Por eso a mí no me sorprendió.
R.B: ¿Nada?
O sea... No, no me sorprendió nada. Hace un tiempo atrás, hace unos quince o
diez años más o menos, que hay una reivindicación súper importante de la lengua
mapuche. Conozco gente que no siendo mapuche habla en mapudungun, y yo
creo que no tan solo por eso sino por otras cosas también se sienten mapuche.
Dicen: “Ya, pucha, de dónde vengo yo, mi abuela venía del sur”... Sectores pobres,
¿no? Por ejemplo, donde vivo, que es una población, mucha gente vino del sur
y se tomó el terreno. La población tiene un alto índice de apellidos mapuche.
Entonces, creo que eso está pasando ahora y por eso no me sorprende. Ahora
bien, pueden levantar nuestras consignas, pero el racismo no sabemos si está tan
desarraigado de la sociedad. Eso es otra cosa.
R.B: En tu texto aludes mucho el tema del concepto de racismo y como tú
lo atestiguabas desde tu tribuna de artista.
Para mí es un tema. Yo voy a ser siempre la cantante mapuche, y no me van
a contratar en nada más que no sea porque en el concierto tiene que haber una
cuota de mapuche o una feria costumbrista en el sur o algo intercultural. Y eso
que yo no canto tradicional. Si yo cantara tradicional sería mucho más puntual
mi participación en los festivales, pero yo no canto tradicional. Yo canto tradi-
cional, pero en el teatro, donde necesitamos hacer música tradicional también,
no tengo rollo con eso. Pero mi música no es tradicional.
R.B: Latinoamericana, folclor, trova...
Tiene esos elementos, pero no estoy en ese rollo. No es como una queja,
sino más como un “mírense”. Yo asumo que estoy en esa; un periodista mapuche
hace hartos años atrás me dijo: “Podrías aprovechar que eres mapuche, lucrar con
eso y venderte así”, pero yo no quiero hacer eso. Yo hago mi música, hago esto
porque me gusta cantar, no porque quiero sacar algo de esto, sino que también
lo hago porque es mi identidad. Me han discriminado en varias partes, entonces
un cantante muy, muy mapuche me dijo que mi música no era mapuche. Y yo
decía: “No, poh, si mi música no es mapuche, la mapuche soy yo, por ende, mi
música sí es mapuche”. Hay una cuota de racismo en cómo te hablan... Nosotros
hicimos una obra junto a Roberto Cayuqueo, donde había una parte en la que
hacemos una pequeña funa a las llamadas telefónicas, y pusimos llamadas te-
lefónicas explícitas, o sea, de alguien que alcanzamos a grabar y que claro, nos
piden: “Oye, ¿tú no cantas en mapudungun? No, no canto en mapudungun. ¿Y
usas tus vestimentas, por último? No, porque toco guitarra, no uso mi vestimenta,
mi vestimenta yo la uso para una ceremonia, para algo específico, pero no para
cualquier cosa... Pucha, pero es que nosotros queremos mostrar lo típico de
nuestro país, lo aborigen...”, entonces como que eso ya es racismo.
R.B: Claro, esa pulsión folclorizante, ¿no?
Sí, porque no nos dan chance de que al final digamos: “Pucha, somos ma-
puche del 2020”. Siempre nos están buscando como mapuche precolombinos
Parte III | Daniela Millaleo: “Este estallido ha sido un sueño para todos... 293
o mapuche de hace doscientos años, pero más allá de eso el mapuche no puede
mutar. No puede cantar rock, no puede cantar hip hop, o lo que hago yo, folclor,
porque tiene que ser así, si no, no es. Entonces, ¿quién es quién para decirte cuál
es tu identidad o no? Y eso pasa, y te hablo desde los dos lugares, de izquierda y
de derecha. Te dicen: “Oye, pero tienes que usar esto. ¿Cómo, tú eres mapuche?
Pero si usas un piercing”... Los mapuche usaban tatuajes, también. Entonces
no nos dejan mutar.
R.B: O sea los mapuche tienen que estar siempre con un kultrun al lado.
¡Claro! Si yo uso el kultrun es porque me gusta usar el kultrun, no porque
alguien me impone o porque quiero lucrar de eso. Me gusta el kultrun.
R.B: Por lo que he observado y conversado, es que hay un sector del propio
pueblo mapuche que es bastante tradicional respecto a qué es lo que es arte
mapuche y qué no es arte mapuche...
Claro, pero nosotros, los que conocemos nuestra historia, sabemos el porqué.
Estamos hablando de una identidad colonizada también. Una identidad que es
oprimida, entonces muchas cosas se quisieron borrar por la historia, y al recu-
perar todo eso es parte de una resistencia. No puedo permitir que un mapuche
venga a decir: “Oye, pero esto no es mapuche” y la cuestión. Ya, bueno, sí, yo te
entiendo. Pero que venga otra persona que no es mapuche y que no ha vivido lo
que hemos vivido nosotros, que no vivieron la represión ni la colonización, que
me diga: “Oye, esto no es mapuche”.
R.B: No te parece aceptable.
No, no escucho. Modo avión.
R.B: Daniela, y en este periodo que observamos, ¿notas una mirada dis-
tinta en lo personal? ¿Notas que se intenta entablar un diálogo distinto? Desde
ciertas personas, no necesariamente de la oligarquía y el Estado, sino desde el
ciudadano corriente chileno.
No, de la oligarquía y el Estado no me espero nada y aún así me decepcionan.
Sí, hay gente que está pidiendo que hagamos una nación plurinacional de lleno,
gente que conoce nuestro discurso y que se sentó a escucharnos. Pero hay gente
que no, entonces hay de todo. Es bien mixto. Uno está encontrando gente que de
verdad está con nosotros en la lucha, gente que se siente parte de nuestra lucha
y gente que en verdad no cacha. Quiere una nueva Constitución pero no cacha
qué es plurinacionalidad. “Oye, pero si somos todos chilenos”, entonces salen con
294 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
y su cosmovisión a otras miradas que no están metidas en esta visión tan esque-
mática y monocultural, tal como dice el alcalde Millabur. ¿Qué piensas tú que
el pueblo puede donar en términos de cosmovisión para mejorar procesos que
Chile no tiene resueltos?
Súper simple: la visión comunitaria. Cuando uno se remonta a la infancia
aparecía la cooperatividad entre vecinos. Yo lo viví mucho acá donde vivo; soy
nacida y criada en esta población, Santa Julia. Pero ese tipo de reciprocidad, de
comunitarismo que existe entre vecinos es muy mapuche también, el apoyo mutuo.
Y se está viviendo en Plaza Dignidad. Si balearon a un cabro, al cabro lo llevan
al GAM y ahí hay doctores y médicos que no cobran y que sanan, y así, mientras
la gente está luchando allá, en la primera línea. Después están los doctores o
practicantes de doctores que están haciendo medicina para la gente allá en el
GAM. Hay mucha cooperatividad en eso; hay mucha reciprocidad, hay mucho
comunitarismo. “Comunitarismo” es un término que está siendo importante
en sectores de México al aplicar la cosmovisión indígena de allá. Cómo es la
reciprocidad, cómo es la vida en comunidad, que es lo que hemos prohibido acá.
Hay un cantor que dice que siguiendo a los pueblos indígenas podemos llegar a la
humanidad, porque solo viviendo en la tierra y viviendo en comunidad retornar
la perdida humanidad. Se me olvidó el nombre del cantor ahora. Entonces, creo
que ese aspecto es fundamental. ¿Por qué te digo esto? No quiero parafrasear
mi tesis, pero hablaba de lo importante de hacer una educación intercultural. Y
en la conclusión, porque me di cuenta mucho después de haber hecho toda la
tesis, de que al final no se puede lograr hacer una educación intercultural, sino
una verdadera educación comunitaria. Lo demás es puro folclor. ¿Por qué te
enseñan educación intercultural? Lengua mapuche, vestimenta mapuche, telar
mapuche o aymara... Y eso es mero folclor.
R.B: Incluso de caracterización.
Cierto. Es mero folclor, pero si logramos entendernos bajo un concepto
comunitario, ahí estamos cambiando inmediatamente los paradigmas de cómo
está construida la sociedad actual. La sociedad actual está construida en base al
individualismo, de que no me importe lo que le pasa al vecino si está enfermo,
de que no me importe si es que le pasa a mi amigo esto, yo velo por lo mío. Y
de eso se trata de la cosmovisión neoliberal o el capitalismo; tiene que ver con
competitividad constante. Y esto no; no hay competencia en lo comunitario, lo
que hay es “si tú estás bien, yo estoy bien y todos estamos bien si nos apoyamos
mutuamente”, entonces ahí nadie se va por la borda. Eso es lo más importante
296 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
que uno puede regalarle a nuestro pueblo. Lo segundo, y más importante (estoy
parafraseando un montón lo que es la Constitución o el currículum bolivianos,
que yo vi por allá en el 2013) es como la pirámide en que están compuestos los
currículums educacionales. Cuando estás en el kínder o estás en el jardín, te en-
señan que en la cúspide de la pirámide estás tú como ser integral; después viene
tu familia, después viene tu comunidad y al último viene tu entorno. Esa es la
pirámide que a todos nos enseñan en educación. En cambio, la boliviana está
invertida, o no está invertida sino que tiene otra forma de ser que ni siquiera es
pirámide porque allá lo piramidal es muy occidental. Es jerárquico. En cambio, en
Bolivia, es como un círculo, y al principio del círculo está la naturaleza, lo primero.
Después está tu comunidad, después está tu familia y al último estás tú. O sea,
tú no existes si no existen las demás cosas. O sea, tiene otro rollo y es el rollo que
tenemos nosotros los indígenas. Partimos por el cuidado integral de la naturaleza;
sin ella no podemos vivir. Después, el cuidado integral de la comunidad, porque
sin ella tampoco podemos vivir. Después viene la familia, y al último, venimos
nosotros, pero si no está eso antes, nosotros no existimos. Son dos cosas súper
importantes. Es filosofía, es cosmovisión, y eso ayudaría a un montón de gente.
R.B: Me decías que eras cauta un poco con respecto a que el proceso cons-
tituyente podría llevarnos a un texto que se acercara a esa mirada y que pudiera
adoptar o integrar algo de esos conceptos ¿Cómo lo ves?
Lo veo súper lejano, todo. Uno, porque el Estado no quiere dar el brazo
a torcer. Dar el brazo a torcer sería decir: “Bueno, hagamos una Constitución
donde todos seamos parte: pueblos originarios, mujeres, etc., Por último, los
políticos que han hecho puras escobas todo este tiempo”. Entonces, mirémoslo
desde una utopía y pensemos en que sí, la Constitución se va a hacer desde ese
ámbito. Aportaría un montón de cosas que si tú lees la Constitución está muy
mal redactada, es muy Opus Dei.
R.B: Y los derechos de las empresas están por sobre los derechos de los
ciudadanos...
Sí. Ahí uno puede empezar a desglosar cosas y está todo errado. Está hecha
como para gente blanca, cristiana, hombres y oligarcas. No está hecha para nada
más que eso.
R.B: Y, por ejemplo, en tus conversaciones con los peñis o con las lamgenes,
¿cómo ves la disposición con respecto a participar e ir a votar? Porque proba-
blemente haya escaños reservados y haya un espacio en el que se pueda votar
Parte III | Daniela Millaleo: “Este estallido ha sido un sueño para todos... 297
Todo el sur. Los ríos. Hemos peleado un montón para que los ríos no estén
tan explotados, como ya lo están.
R.B: Y, por ejemplo, poniendo un caso hipotético. Si alguien te lo pide, ¿tú
participarías como delegada constituyente? Si hay una comunidad, un colectivo
mapuche que te pide que lo representes.
Sí. No me negaría porque he estado en muchos lugares apoyando un mon-
tón de causas. Si lo hiciera, lo haría porque hay una voz, no mía, sino de otras
personas que lo pedirían, porque hay mapuche y mapuche. Hay mapuche que
van a seguir estando con los intereses de la oligarquía. Prefiero que otra persona
que yo conozca y sepa que sus intereses son para el pueblo, esté ahí, pero no que
esté gente que trabaja para la oligarquía.
R.B: Mapuche de derecha, ¿no?
Sí. Esos mapuche al final trabajan para la oligarquía, pero nunca van a ser
oligarquía, aunque lo quieran.
R.B: Claro, están racializados de todos modos.
Sí. Un abogado o una abogada mapuche, ¿a quién va a contratar la gente? A
la que no es mapuche, a la que no tenga apellido. Vamos a ser siempre racializados,
porque si nuestros apellidos están racializados, nuestras caras y todo; para la oli-
garquía siempre seremos indiecitos. En la música, gente de izquierda me ha dicho
“la mapuche y la mapuchita”... ¿Cómo ellos no van a estar racializados también?
R.B: Volviendo un poquito, para cerrar, te quería preguntar por el tema como
artista, la forma en que has concebido tu arte para denunciar de alguna manera o
proyectar tu cultura. Tú me decías: “Yo no soy una cantora tradicional, sino que
hago fusión, desarrollo distintos estilos...”, y ¿cómo a partir de eso metes la cuña
de la denuncia, el tema del Wallmapu, la represión y la necesidad reivindicativa?
Tengo música que es explícita. Igual le pongo un poco de poesía entremedio,
entonces igual suena bonito, pero explícita. De hecho, mi canción “Trafun” la han
usado para un montón de videos de marcha y cosas así, y ha sido muy bonito
eso. Como que la gente se siente identificada.
R.B: Reconocimiento para ti...
Más bien para una lucha. Hice “Trafun” cuando bajé de una comunidad en
resistencia y que había perdigones por todas partes. Estoy hablando del 2012,
ahí hice esta canción. Entonces creo que sí, tengo de todo. Mi música tiene que
ver con mi identidad, y mi identidad tiene que ver con una lucha que también he
Parte III | Daniela Millaleo: “Este estallido ha sido un sueño para todos... 299
hecho. Antes era dirigente estudiantil, cuando era joven, de eso habla mi música.
Es mi identidad, como la identidad de una mujer mapuche urbana.
R.B: ¿Te pasó, en tu caso, lo que a algunos artistas mapuche jóvenes que
nacen en Santiago y que tienen que recuperar una identidad? ¿O en tu familia
estaba presente el tema de ser mapuche?
No. Tuve que recuperar todo. Mi abuelo era el más mapuche, independien-
temente de mis papás y mis tíos, que no eran tan mapuche. A mí me pasó algo
muy divertido: mi abuelo era mapuche, era pastor evangélico mapuche. Nunca le
enseñó a mi papá ni a mis tíos a hablar mapudungun. Algunas palabras las decía
por decir. Mi abuelo era de esas personas que van al colegio y los maltrataban
por hablar en mapudungun, como muchos abuelos mapuche allá en el sur. Y
llegó aquí a Santiago con una mano adelante y la otra atrás, hizo su casa, crió
a sus hijos con mi abuela, que no es mapuche pero adoptada mapuche por la
comunidad. Ella se volvió para el sur y está dentro de una comunidad allá. Es
muy linda. Entonces cuando yo me enfrenté a mi mapuchidad (cuarto medio,
primer año de universidad) porque yo decía mi apellido “Millaleo” y me decían:
“Eres mapuche”. Y yo decía que sí. Mi abuelo siempre me inculcó que yo era
mapuche. Siempre me dijo que mi apellido era diferente. Me empezaron a hacer
acoso escolar en el colegio (gente incluso más morena que yo) por ser mapuche
y crearon un montón de acoso escolar y palabras ofensivas alrededor de mi ape-
llido. Le decía a mi abuelo que me estaban molestando por esto, y él me decía:
“Pregúntale a tus compañeritos si tienen idea de dónde viene su apellido. Te van
a decir que no, pero tú sí tienes idea de dónde viene tu apellido; significa esto
y esto, y viene de esto y esto otro hace tantos años en la tierra, antes que todos
ellos”. Entonces ahí uno arma su coraza. Después, en la universidad empecé a
involucrarme en los temas más políticos. Después vino lo cultural. Entonces,
yo tuve que recuperar un montón de cosas, desde la lengua hasta lidiar con las
heridas que te deja el bullying. No es fácil ser una niña mapuche en la ciudad.
No es fácil. Tienes que armarte una coraza. Yo tengo una hija que tiene los
dos apellidos mapuche y lo primero que tengo que enseñarle a mi hija, aparte
de todas las cosas que uno les enseña por ser mamá, es a defenderse del acoso
escolar por el racismo que está instaurado en todas partes: en el colegio, en la
universidad y hasta en los trabajos. Tienes que ser muy buena en lo que haces
para que te vaya muy bien, porque siempre van a contratar a otra persona que
no tenga el apellido. Entonces, no quiero ser muy grave en esto pero pasa; pasa
mucho. Incluso en la música, que es lo más hippie que uno puede hacer, te pasa.
Es cuático, porque yo he escrito que uno de los premios más importantes de la
300 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
que la gente que canta cosas mapuche son los que les pagan mejor que a uno. Yo
siento que los únicos que tienen permiso son los Illapu. Esos locos se lo merecen
todo. Pero hay bandas que tienen su nombre mapuche, no son mapuche y nunca
han estado en una tocata por presos políticos mapuche y les va mucho mejor.
Tampoco quiero hacer un alegato ni una catarsis, pero nos cuesta un montón.
Imagínate, yo soy pobladora, soy mujer, soy mapuche y me ha costado caleta.
R.B: ¿Y tú crees que un nuevo pacto social que esté suscrito a una Constitución
podría reducir los niveles de violencia política contra el pueblo mapuche?
Y de racismo, sí. Yo estoy súper clara sobre eso. De eso no hay duda: al
disminuir un poco la violencia y el racismo, disminuyen un montón de esos
prejuicios instaurados, En mi texto cité a Sarmiento, el padre de la educación
chilena y quien luego quería exterminarnos. El padre de las campañas en el de-
sierto de Argentina y la pacificación de acá... Esa es la raíz. Todos los chilenos
y chilenas que hemos estado en la educación pública, sabemos que Sarmiento
es el padre hasta de la patria.
R.B: Y en Chile, muy influyente en la clase oligárquica a mediados del
siglo XIX.
Exactamente. Diego Portales... todos esos tipos. Aunque digan del más
libertador, hasta Bolívar ha matado indígenas en la historia. Remontémonos,
mirémonos desde atrás. Todos han matado indígenas, de derecha y de izquierda.
Ana Llao:
“Nosotros vemos la concepción de la vida como un bien
común para todos”1
1
Como facilitador de las relaciones interculturales actuó Fernando Pairican. Jueves 30 de enero,
13 horas, Temuco.
304 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Salimos un día en la tarde. Nunca pensamos que nos iba a salir todo el mo-
vimiento social de Temuco. En un momento, a dos cuadras, se comenzó a hacer
la columna innumerable. Salimos de la plaza de armas y llegamos a la cárcel de
Temuco y todavía había gente caminando desde la plaza de Armas. Entonces
dijimos: “ya aquí esta el tema, debemos organizarnos como movimiento ma-
puche y de manera transversal”. De ahí comenzamos a participar en todo este
estallido social. Llegamos con propuestas de cómo veíamos este estallido social,
de cambiar la Constitución. Los dirigentes de los 80’, de los compromisos de
Imperial, uno de ellos había sido cambiar completamente la Constitución de
los 80. Otro acuerdo que no se cumplió.
Nosotros planteábamos en los 90 la necesidad de un Estado Plurinacional.
Por eso debe haber una Constitución que reconozca con todos los derechos al
interior de esa carta magna. Pero es ahí donde nos encontramos con algunas
dificultades. A mi me gustaría recordar algo: Cuando nosotros decíamos ya no
son 30 años de Constitución, nosotros decimos que son cien años de injusticia.
Ahí la importancia de este estallido social: cambiarse la Constitución con una
hoja en blanco puede ser un gran cambio. Sin embargo, sufrimos, como en la
década de los 80’, críticas de algunos.
Nosotros planteamos el tema de la defensa de la Tierra y el Territorio
Ancestral. También la participación política. Ello no significa que nos vamos a
institucionalizar. Cazarnos con el Estado y participación de una nueva institu-
cionalidad estructurada desde el Estado. Lo que planteamos es que podemos ser
autónomas como organizaciones, de levantar nuestras propias demandas como
la Libre Determinación.
El problema es que nos encontramos con tres poderes estructurales poderosos.
Entre esos el Ejecutivo, Legislativo, Judicial e incluso daría cuenta de un cuarto:
las religiones. En Temuco, dentro de este movimiento social, nos comenzamos a
encontrar, a tener diferencias al interior, con estos poderes que intentaron intervenir
de alguna manera. Contaminar el movimiento social a partir de la división. Esto
es fuera del movimiento mapuche, porque al interior siento que estamos en un
camino de construcción. Buscando lo mejor que podríamos incorporar. Dentro
de ello la mirada que nosotros como pueblos indígenas tenemos. La mirada del
mundo mapuche. Nosotros tenemos una mirada diferente desde la perspectiva
filosófica del mundo. Que es lo que puedo decir: nosotros vemos la concepción
de la vida como un bien común para todos. No es para una elite. Es para la
supervivencia para todos. En ese concepto tenemos diferencias con el wingka.
Nosotros lo vemos desde el Intro Mogen, el Buen Vivir. Hablamos de los
mares, sus ruidos, sus elementos para el desarrollo de la vida. Hablamos de los
Parte III | Ana Llao: “Nosotros vemos la concepción de la vida como un... 305
provocaron el estallido? Los y las jóvenes. Al final los cabros tenían la razón y
hoy día estamos todos opinando.
El caso mapuche no es tan distinto. ¿Quiénes han sido los asesinados? Lo
jóvenes. ¿Quiénes son los que hoy están gran parte privados de su libertad?
Los jóvenes. ¿Cuáles son las razones? El mundo capitalista, esta sociedad neo-
liberal, ve con peligro a la persona que piensa. ¿Quiénes son los que piensan?
Los jóvenes. Aquí la gran tarea para el pueblo mapuche, es mirar el Kimün que
teníamos antiguamente.
Antiguamente nuestro pueblo estaba organizado desde el punto de vista
social, político, cultural y religioso desde nuestras propias particularidades. En ese
sentido, cada territorio tiene sus propias particularidades. El territorio Nagche es
muy distinto al Wenteche, este a la vez muy distinto al Lafkenche y Pewenche. Yo
creo que nosotros, las dirigentes que estamos en este caso, tenemos que respetar
esas particularidades. Tenemos la capacidad de tener esa mirada transversal dentro
del mundo mapuche. Dentro de esa transversalidad existen las particularidades.
El otro día asistí al encuentro de la diversidad sexual dentro del mundo
mapuche. Ese es un tabú que nadie quiere tocar, pero existe. Afortunadamente
siempre han existido. Nosotros a veces, por querer aplicar una norma tan estricta,
tratamos de cerrar estos espacios en consecuencia que esto existe dentro de la
transversalidad. Dentro de ellos las mujeres, que siempre han sido un movimien-
to fuerte. No podemos dejarlo afuera, el tema de las mujeres no puede quedar
fuera de la Constituyente y de la plurinacionalidad. La Asamblea Constituyente
Plurinacional debe contener el papel de la mujer desde ese punto de vista.
Aquí estamos todos hoy para poder construir una Asamblea Constituyente. Pero
es justamente ahí en que me encuentro en un vacío: no tenemos aún una mirada
unificada. Algunos ya están lanzando el autogobierno, tiene redactados estatutos y
tiene poco más que declarada la institución. Pero esa gente no va a todos los trawün.
En la práctica lo que quiero decir es que solos no se puede construir un proyecto.
Esto urge, pero en Bolivia se demoraron treinta años en construir su pro-
yecto de Asamblea Constitucional Plurinacional. Pero en Chile no están las
condiciones para esperar. Estamos ante una tarea maratónica.
A partir de su experiencia internacional: ¿la plurinacionalidad han resuelto
el tema los indígenas?
No. No se ha resuelto. El caso de Nicaragua se aplica la represión a los de
la costa Atlántica. Otros participan en los poderes, pero no se han resuelto las
cosas. Pero a pesar de eso, no podemos cerrar la puerta, se puede incidir. Yo le
tengo fe que podamos incidir con nuestras propias propuestas. Debemos escribir
310 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Rodrigo Burgos: ¿Cuál piensas tú que debería ser la mejor forma, en términos de
representación de los pueblos originarios, en los dos órganos que están previstos
en el proceso constituyente? ¿Cuál es tu visión al respecto?
Yo participé en la redacción de un documento que sacó la Asociación de
Alcaldes Mapuche, que se llama AMCAM. Trabajé ahí con Adolfo Millabur
que es el alcalde de Tirúa y con otros colegas, en una propuesta concreta de
participación. A mí me parece que ahora los pueblos deben participar. Esto es
parte de la deuda histórica. Cuando uno habla de la deuda histórica a los pueblos
originarios, parte de eso es haber sido invisibilizados en nuestros ordenamientos
constitucionales. Hemos tenido alrededor de catorce textos constitucionales
entre reglamentos temporales y Constitución propiamente tales, y ninguna
nunca ha hablado de pueblos originarios ni de primeras naciones, ni siquiera
de indígenas. Nunca, ninguna. Al revés: cuando se redactó la Constitución de
1980, en la Comisión de Estudios de la nueva Constitución que es uno de los
órganos asesores que la redactó, dijo expresamente que el pueblo mapuche no
era pueblo en términos de autonomía y que ellos debían ser incluidos como
cualquier otro ciudadano chileno en el ordenamiento. Fue un poco la negación
del indígena, y bueno, bajo Bachelet sí hubo por primera vez un proceso cons-
tituyente indígena. Yo tendría algunas observaciones de ese proceso, pero mal
que bien es el primero que históricamente se hizo y en el proyecto de ley que se
presenta en marzo del año 2018, que era un proyecto de una reforma integral,
o sea, total a la Constitución del año 1980, sí se abordan varios aspectos. El
preámbulo habla de pueblos en plural, habla de los diversos pueblos indígenas,
también reconoce a los pueblos indígenas, pero ahí hay un temita porque los
reconoce como parte de la Nación chilena. Yo creo que ahí la construcción
de la nación chilena tiene que ser plurinacional para acercarse a la realidad,
entonces que lo hayan dicho en singular ahí tendría un tema, pero después
también se habla de una representación parlamentaria de pueblos indígenas, las
distintas formas de educación de los pueblos indígenas, los derechos culturales
Estado chileno y de alguna manera traicionó los acuerdos que había adoptado
el Imperio español, por un lado, e incluso los primeros gobernantes chilenos,
porque O’Higgins por ejemplo había trabajado en el Tratado de Tapihue en 1825
y en él se reconoce la soberanía efectiva del pueblo mapuche al sur del Bío Bío.
Entonces, evidentemente el que después en el año 1844 Manuel Bulnes dijera
que todo lo que estaba en esos espacios era terreno baldío, o sea, vacío, abierto a
la ocupación, era claramente falsear jurídicamente por aplicación de este prin-
cipio de Uti Possidetis lo que ocurría. Era un territorio ocupado cuya soberanía
correspondía al pueblo mapuche. Entonces, se abrió esta oficina de migración en
Europa y eso obedece a esta lógica del paradigma de civilización, porque en el
fondo los indígenas no eran suficientemente civilizados para ser ciudadanos del
Estado que se acababa de crear, y había una especie de mandato de civilización
entregado a los europeos. Entonces, como no había suficientes europeos para
hacer soberanía efectiva fueron a buscar más europeos en Alemania que buscó a
católicos, hacendosos, dispuestos a este modelo de desarrollo legítimo y civilizado
que sólo podía ser europeo, y lo que quedaba en Chile eran estos bárbaros que
debían ser incluidos forzosamente en la civilización. Ahora, lo que yo creo que
no ha ocurrido, es que no nos hemos dado cuenta de que ese paradigma ya está
superado, y por lo tanto el binario civilizado/barbárico no podemos seguirlo
imponiendo, no podemos hablar de soberanía efectiva y hay que reconocer un
poco de los errores y las falsedades históricos para construir desde otro punto
de partida. A veces me llama la atención cómo eso no tiene injerencia en los
procesos actuales. O sea, yo creo que un proceso actual sólo se construye desde
reconocer esos hitos que te acabo de señalar, como gravísimos. No sé si te respondí
la pregunta. ¿Sabes qué ocurre? Es que te quiero decir otra cosa. Yo que trabajo
en consulta indígena veo el binario civilizado/barbárico hoy día, en 2020. Llega
el Estado a hablarle a los pueblos originarios como que tuvieran que enseñarle
a vivir, con un paternalismo escandaloso, como para incluirnos en su modelo de
desarrollo sin pensar que el derecho internacional dio pie atrás y reconoció, desde
el Convenio 169, que somos sociedades permanentes, que tienen derecho a la
autodeterminación, que el modelo de desarrollo de ellos no tiene por qué ser el
modelo de desarrollo occidental o europeo si a lo mejor ellos tienen un modo de
vida y una cosmovisión que lo que debemos hacer es respetar, que por lo demás,
seguramente es una cosmovisión mucho más protectora de la naturaleza que a
lo mejor nos permitiría salir de la crisis ecológica en la que estamos.
R.B: Eso es bien interesante y mucha gente ha reflexionado, con la que
hemos conversado previamente, que, de alguna manera desde este proceso
Parte III | Amaya Álvez: “Hay que dejar de pensar en un universo para... 317
R.B: ¿Qué pasa con respecto a las obligaciones, a los mandatos internacio-
nales que tiene Chile con respecto a la protección de derechos de los pueblos
originarios? Me refiero al Convenio 169 y a otros tratados que existen. De alguna
manera, esta declaración de la autodeterminación de los pueblos, los estatutos de
autonomía... ¿Cómo eso se puede traducir en una Constitución? ¿Y qué implicaría?
Bueno, habría que decir que ya, desde hoy día, desde la vigencia de la
Constitución del año 80, hay un mandato específico de incorporar los tratados
internacionales de Derechos Humanos ratificados y vigentes como parte del or-
denamiento constitucional. Por lo tanto, tendríamos que decir que ya hoy, 2020, y
desde el año, digamos, de ratificación y puesta en vigencia de Convenio 169, este
tratado de Derechos Humanos es parte del ordenamiento constitucional chileno.
Porque el Artículo 15, inciso segundo, dice que los tratados de Derechos Humanos
ratificados y vigentes limitan la soberanía. Eso es relevante, porque esa fue la
manera como Chile de alguna forma se reinsertó en la comunidad internacional
de la cual había estado excluido fruto de la dictadura militar. Entonces, a partir
del año 1990 empezamos a ratificar tratados de derechos humanos y como lo
hacemos, reconocemos su calidad de límite a la soberanía, forman parte también
de nuestro catálogo de derechos fundamentales. Eso lo digo porque parte de los
argumentos que he visto que son incorrectos, es señalar que la hoja en blanco
es un salto al vacío. Yo pienso que eso no es así, que la hoja en blanco no es un
salto al vacío, sino que cuando hablamos de una hoja en blanco inmediatamente
forman parte de ella, por un lado, la tradición constitucional chilena, de la cual
la Constitución del año 80 es una interrupción. O sea, si hablamos de una inte-
rrupción en la tradición constitucional chilena es la Constitución del año 80 y
no las anteriores, y por otro lado los tratados de derechos humanos ratificados y
vigentes. Entonces, empezamos a construir desde ahí, y el Convenio 169 no es
el único. Hay normas en materia de pueblos originarios que se desprenden de la
declaración de pueblos indígenas del año 2007 en Naciones Unidas que Chile firmó
favorablemente; hay una declaración de pueblos originarios de la Organización
de Estados Americanos, de la OEA del año 2016 que también es vinculante para
Chile, al menos como lo que llamamos “derecho internacional blando”, o sea en
materia de interpretación, pero ojo que también hay otra forma. En el Convenio
de Biodiversidad hay un protocolo que hace relación con los impactos que se
producen en los pueblos originarios y en el agua específicamente, a propósito del
desarrollo de, por ejemplo, centrales hidroeléctricas o plantas en general, digamos,
impactos del desarrollo de los países que tocan los aspectos del agua en tanto
sagrado. Esto debiera tener una fuerza vinculante en Chile. Sabemos que hay
320 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
Sí. Lo que ocurre es que ahí yo diría que hay una doble lectura, y hay que tener
un debate de qué es lo que significa. Primero que nada, hay una autodeterminación
que es interna, digamos que no pone en pugna la integridad del Estado. Cuando
yo hablo de autodeterminación interna, no estoy diciendo que el pueblo mapuche
va a dejar de pertenecer al Estado de Chile, porque es perfectamente posible
que exista una autodeterminación interna con un Estado chileno. Ese también
es otro mito. O sea, cuando los pueblos originarios piden autodeterminación,
no están pidiendo necesariamente secesión, porque de hecho en muchos casos
ni siquiera es posible por un tema de cantidad de población y por otros factores.
No se está pidiendo la secesión; estamos pidiendo la autodeterminación que es
la facultad de tomar decisiones autónomas en una serie de ámbitos.
R.B: ¿Cuáles serían esos ámbitos en los que se pueda hacer esta autode-
terminación interna?
Primero, habría que ver si le vamos a reconocer un ámbito territorial. O
sea, un ámbito territorial en el que los pueblos indígenas pudieran elegir a sus
autoridades. Si reconocemos un ente autonómico, por ejemplo, Rapa Nui, vamos
a permitir que el pueblo de Rapa Nui en la isla de Rapa Nui determine cómo va
a elegir a su autoridad, y si va a elegir a esta autoridad, la idea es que el Estado
de Chile no superponga o imponga una autoridad desde fuera. O sea, le van a
llamar al jefe de Honui que es el ente de las familias fundadores de Rapa Nui;
va a tener un nombre propio y ese gesto de los Honui va a ser quien dirija los
asuntos de la isla y a lo mejor el Estado de Chile no va a poder imponer un
organismo administrativo chileno, a eso me refiero. Ahora, eso siempre es con
límites, no es que podamos volver a cualquier práctica cultural, a eso también hay
que desterrarlo. Los derechos humanos son límites a los estatutos de autonomía
también. A lo mejor, van a poder elegir legítimos representantes para el Congreso
Nacional en la medida en que haya escaños reservados, o a lo mejor, va a haber
un modo de transferencia de la propiedad que va a ser propio de esa cultura.
Bueno, muchos de los derechos fundamentales del catálogo podrían tener una
lectura más por la autodeterminación que tendríamos que conversar, pero a la
vez, también, lo que yo te propongo son ejemplos, porque a mí me parece que
parte del problema es que nosotros le imponemos culturalmente a los pueblos
originarios cómo tienen que pensar, entonces parte de la autodeterminación pasa
por reconocerles espacios de decisión en que ellos van a decidir cómo quieren
tomar las decisiones o cómo quieren ser regulados. No digo que sea sin límites;
con límites, y muchas veces los límites son los tratados de derechos humanos,
pero tenemos que dejar de imponer desde fuera porque ahí está la lógica de la
322 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
norte global (Nueva Zelanda, Canadá) en que los pueblos originarios piden
autodeterminación, al menos interna, me parece súper relevante. O sea, ir más
allá sólo de la participación política. No basta con que haya participación política
de los pueblos indígenas; tiene que haberla también, pero yo creo que tenemos
que avanzar hacia una autodeterminación interna.
R.B: Amaya, yo creo que esta pregunta te la hacen recurrentemente. Esta
idea de que ¿hasta qué nivel la Constitución...? Por ejemplo, en el caso chileno,
se puede hacer cargo de las demandas sociales. ¿Cuánta profundidad le puede
dar? ¿Cuánto puede resolver los problemas?
¿En esta Constitución actual o en la nueva?
R.B: Me refiero a esta nueva Constitución que probablemente llegaría
después de este proceso. Se pregunta habitualmente cuánto se puede hacer car-
go de las demandas sociales, cifradas por el estallido. En el caso de los pueblos
originarios, ¿cuál es tu mirada? ¿Cuáles son tu expectativas con respecto a cuánto
se puede avanzar en términos de reconocimiento y de consagración de cierto
catálogo de derechos?
Yo tengo una respuesta para eso, porque la Constitución propone un modelo
de sociedad. O sea, la Constitución es una norma jurídica y por lo tanto está
sujeta a todos los límites de una norma. Ahora, es una norma especial. Es una
norma jurídica o política, es una norma que se valida en la medida en que se hace
fruto de un consenso social y por ello dependen factores políticos, económicos,
culturales que exceden lo que es meramente jurídico, entonces la pregunta es si
la nueva Constitución contribuiría a traducir las demandas en norma jurídicas
que eventualmente pasen a formar parte de ella y qué van a modificar, yo creo,
parcialmente lo que tenemos hasta ahora y en la medida en que la sociedad
participe del consenso que se construye. O sea, en la medida en que se le dé
un espacio a los pueblos originarios, que se aseguren los escaños reservados y
que se permita que ellos incidan en la creación de ese nuevo consenso, a mí me
parece que, por supuesto, abriríamos espacio para unos acuerdos que hoy en
día no existen. Porque si tú preguntas a los pueblos originarios qué de lo que
tenemos hoy día los representa, los reconoce, los protege, la respuesta es cero.
¿Por qué tenemos el conflicto que tenemos, una especie de guerra civil en el sur
de Chile? Porque el modelo de desarrollo forestal jamás fue consultado a los
pueblos afectados. O sea, ellos les llaman cementerios verdes a las plantaciones de
pino. Cementerios verdes. No solamente ha terminado con el bosque nativo; ha
terminado con las fuentes de agua, con los menocos, en algunos ha contaminado
324 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
la tierra en que ellos plantan, o sea, ¿cómo podrían respetar algo, en el sentido de
reconocer como propio algo de lo que se señala ahí? Por eso es tan importante
que esta Constitución tenga un origen legítimo, un origen fruto de un consenso,
un origen fruto de un debate. Ahora, yo tampoco quiero ser naif de decir que no
van a haber contradicciones. Fíjate que, en la propia teoría constitucional, si uno
lee la Constitución como un todo, si uno simplemente lee la Constitución, lo
lógico es que hayan per se contradicciones, porque se supone que la Constitución
aspira a representar las distintas sensibilidades, y por eso es tan importante que
la propia Constitución establezca cómo vamos a resolver esa controversia, cosa
que nuestra Constitución actual no señala.
R.B: Gracias por tu tiempo, esta entrevista ha sido muy clarificadora.
Pero yo tengo un par de preguntas para ti. ¿Van a incorporar, por ejemplo,
los típicos mitos? Porque igual yo creo que es importante decirles a las perso-
nas, por ejemplo, un típico elemento: ¿debe la Constitución señalar quienes son
indígenas? ¿Debe la Constitución establecer quiénes son indígenas? ¿Debe un
órgano del Estado, como la CONADI decidir quién es indígena y quién no es?
Y mi respuesta es: no. Eso no lo puede hacer ni la CONADI ni ningún órgano
del Estado. Si uno aplica el Artículo 1 del Convenio 169, la autoidentificación es
el parámetro y una autoidentificación individual: yo me autodenomino indígena
y a mí me reconocen, y esa es la autoidentificación colectiva como indígena y esos
son los únicos dos pasos necesarios. Yo me llamo a mí misma mapuche y a mí la
comunidad me reconoce como mapuche. Eso es súper importante, porque hasta
ahora el Estado lo que ha hecho es intervenir para nombrar y yo creo que eso
tiene que cambiar en la nueva Constitución.
R.B: O sea, toda una serie de recursos para certificar la calidad indígena; el
apellido, la dependencia generacional y todo ese tema.
Eso es desconocer lo que llamamos autodeterminación interna. Yo creo que
eso es parte de la autodeterminación interna, que los propios pueblos se autoi-
dentifiquen y se reconozcan, y eso es importante, por ejemplo, para la elección de
escaños reservados quieren, por ejemplo, imponer al catastro de la CONADI, y la
CONADI está súper desactualizada, porque ya hay organizaciones indígenas que
actúan al margen de esos registros estatales porque los ven como una imposición,
como un deseo de normarlos. Entonces, hay muchas organizaciones que funcionan
de acuerdo con sus propias reglas. Y, por otro lado, no te lo dije, pero también es
importante: los pueblos tienen su propio sistema jurídico. Los propios pueblos
tienen sus normas jurídicas que esta Constitución también debiera reconocer. En
Parte III | Amaya Álvez: “Hay que dejar de pensar en un universo para... 325
Rodrigo Burgos: Lo primero que te quería preguntar era con respecto a cuando
sobrevino el estallido social y los días posteriores en las manifestaciones, en la
Plaza de la Dignidad y en otros lugares, la fuerte presencia de banderas y em-
blemas mapuche. ¿Qué pensaste en ese momento? ¿Qué te surgió? ¿Lo sentiste
inesperado? ¿Cuáles son tus reacciones al respecto?
Ver la bandera tan presente en las manifestaciones sociales... Me pasa que
siento que responde a un proceso de políticos muy importante respecto a la
reivindicación de ciertos derechos que el pueblo mapuche ha estado peleando
gran parte de la historia. Es interesante ver cómo la sociedad chilena se ha ido
mapuchizando, quizás, durante estos últimos años o tomando más conciencia de
donde viene, de su identidad o que quiere tener una conciencia de su identidad.
Me pasa que, claro, estando en las marchas echaba de menos las banderas del
MIR, del Partido Comunista... Esas banderas, ninguna. Uno va hoy día a ver
muchas luchas. Ve una diversidad, una heterogeneidad muy grande de problemas
sociales también, pero todo se logra unificar cuando uno ve la bandera mapuche y
ahora es la bandera que venden también, en las calles, también las pañoletas con
la Wenuleufu. Me parece súper interesante ese proceso de que quizás el pueblo
chileno quiere mirarse; quiere mirar su morenidad, quiere volver a reconocer el
lugar de donde provenía dentro de un contexto súper difuso igual. Me pasa que a
veces soy bien crítica del movimiento. Creo mucho en el movimiento social, pero
a la vez también siento que falta encauzarlo hacia algún lugar. Quizás vocerías
importantes que se levantarán de esta gran masa que está pidiendo reivindica-
ción de derechos sociales básicos, pero es bonito ver cuando una también ha
estado trabajando desde hace tanto tiempo. Por ejemplo, yo a la cabeza de una
compañía de teatro, doce años donde yo misma me he ido reencontrando con mi
identidad como mujer mapuche a partir de las artes escénicas, trabajar desde esta
perspectiva mapuche. Yo creo que pasa lo mismo en esta sociedad, pero siento
que también es una gran responsabilidad para quienes estamos ya muchos años
siendo voces, de alguna manera, de la lucha de un pueblo o de la reivindicación
han perdido mucha credibilidad. Una ya no les cree a esas personas. En cambió
una bandera no es un partido político, sino que habla de algo más profundo. Habla
de la identidad de un pueblo, la verdadera identidad. Siento que en el momento
de alzarse, si bien la bandera fue hecha en el año 90 por el Concejo de Todas las
Tierras y la Juana Calfunao, también líder política del pueblo mapuche, es quien
propone esta bandera. Una bandera política, sin duda, pero creo que eso político
levanta mucho más allá de una ideología; levanta un paradigma de un pueblo en
su totalidad, en su forma de organización política, en una cosmovisión, en una
espiritualidad, en una forma de organizarse y mirar la vida de otra manera. Ahora,
yo siento que es el principio de algo, siento que estamos súper lejos también de...
R.B: Es un espacio de germinación.
Sí, yo siento que como sociedad falta mucho por aprender. Yo lo veo a
partir de mí, de las personas que me rodean. Siento que nuestra identidad fue
arrebatada producto de migraciones forzadas, de nuestros abuelos, de negación
de la lengua, entonces estamos en un proceso, yo siento, de reivindicación de una
historia gigante para atrás de discriminación eterna donde nuestra propia gente
también sentía vergüenza de pertenecer a un pueblo originario. Entonces, yo
tengo treinta y seis años, veo a gente un poco más joven que yo, pero somos esta
tercera generación de nacidos en Santiago, esta generación de gente joven en
Temuco o en el sur de Chile que estamos sintiéndonos orgullosos de pertenecer
a una etnia, a un pueblo originario...
R.B: Y que han vuelto a la lengua, por ejemplo, empiezan a estudiar...
Exactamente, a estudiar la lengua y a entender esa filosofía que se tapó
producto de la discriminación, producto de las múltiples violencias que vivieron
nuestros antepasados. Entonces creo que afortunadamente responde de manera
muy bella que la sociedad chilena quiera sentirse identificada también con esta
lucha. Muchas personas de la sociedad chilena tienen origen indígena también,
entonces recién ahora se están dando cuenta...
R.B: En la zona central, el 90% de la población tiene genes indígenas.
Sí. Quizás ahora se están dando cuenta de dónde vienen y no están sintiendo
vergüenza de eso, pero estamos recién, yo creo, en un cambio de paradigma a
nivel social que está recién comenzando. No sé a dónde vamos a llegar, esperemos
que termine bien, pero es un proceso que también da cuenta desde donde se ha
estado trabajando el pueblo mapuche en diferentes ámbitos: en lo político, en
lo artístico, en la poesía, en la educación...
330 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
R.B: Como dice Paula Baeza Pailamilla, hay que ocupar todos los espacios.
Y yo creo que estamos en todos los espacios. Uno de los actores de la com-
pañía decía, cuando pasó todo esto: “Estamos compartiendo nuestro newen con
el pueblo chileno”, y también me hacía mucho sentido eso de estar hace años
trabajando desde nuestros múltiples lugares, porque estamos todos repartidos en
este territorio, a influir de alguna manera en el pensamiento de la gente, en los
sentimientos, en las emociones, para lograr un reconocimiento constitucional.
Yo creo que, por una parte, se habla de autogobierno, o de un país mapuche,
de autodeterminación... Varios tópicos. Pero yo creo que, frente a la realidad,
el pueblo mapuche, por lo menos, es un pueblo que está disgregado territorial-
mente. No tenemos un lugar geográfico donde digamos: “Todos los mapuche
estamos aquí”. Entonces, armar un país mapuche, no sé. Quizás en el teatro sí
puedo fantasear con eso, pero no sé si eso en la realidad pueda acontecer ahora.
R.B: Más que la estructura política del pueblo mapuche, tampoco es como
que hay un líder, sino que hay comunidades que se reúnen y se congregan, delibe-
ran y tienen una opinión al respecto, entonces no es asimilable a las democracias
occidentales, a los sistemas de gobierno que son muy jerárquicos y verticales.
Es un distinto. Te quería preguntar un poco por... Bueno, Trewa, aparte de todo
lo que se la ha reconocido en el 2019, quizás una cosa que fue importante... Tú
venías trabajando desde hace mucho tiempo, tienen varias obras atrás, pero el
hecho de haber estado en Teatro UC ha implicado poder llegar a una plataforma
donde habitualmente no estaba el pueblo mapuche puesto, y menos aún los temas
que tienen que ver con violencia de Estado, violaciones a los derechos humanos
y todos estos casos que son tan fuertes, tan vívidos y recientes. Cuando leí en
las redes sociales, había un público mapuche converso, activista y obviamente
muy emocionado, pero también era interesante ver a los chilenos que no tenían
mayores antecedentes de lo que estaba pasando y que salían totalmente conmo-
cionados de la obra. Entonces, te quería preguntar un poco por eso, si también
tenía que ver un poco el trabajo de KIMVN ha tenido que ver con eso, es decir,
nosotros hablamos a los nuestros, pero también nos interesa mucho que esto se
visibilice, que tendamos un puente con el chileno para que él se entere de lo que
está pasando, para que vea al otro...
Sí, o sea, desde que comenzamos nuestro trabajo, yo creo que al principio fue
encontrarnos nosotras. La compañía la llevamos con Evelyn, que es mi hermana,
y siempre al principio fue como reencontrarnos con nuestra propia memoria,
nuestra propia biografía, y en esa biografía yo veía la discriminación o la violencia
que vivió mi familia, la violación a los derechos humanos en la dictadura que
Parte III | Paula González: “Es interesante ver cómo la sociedad chilena... 331
también gran parte de mi familia vivió, fueron torturados en el sur sólo por estar
en proceso de recuperación territorial; ni siquiera eran de algún partido político.
Entonces, de alguna manera, con los años, cuando hicimos la primera obra, la
reacción del público fue que todos lloraban y escuchaban a las abuelitas contando
sus historias. Porque no sólo escuchaban a esas abuelas, sino que estaban escu-
chando quizás las memorias de sus propias abuelas, o de la nana que las cuidó,
no sé, porque hay que pensar que gran parte también de las asesoras del hogar
antiguamente eran mujeres mapuche. Hoy día, mirando cómo pasa el tiempo,
porque a veces uno no se da cuenta de cómo pasa el tiempo con los trabajos, hoy
día alzando la voz por otros casos, por otras personas, como el caso por ejemplo
de la Ada con Brandon, o el caso de Macarena Valdés... siempre hemos tenido la
conciencia de querer generar un diálogo entre la sociedad mapuche y la sociedad
chilena, nunca haciendo sentir al otro que no pertenece a ese espacio de ritual
que es lo que generamos en el teatro. Cuando hicimos Ñi Pu Tremen, a mucha
gente la vi llorar. Cuando hicimos Galvarino, a mucha gente vi llorar después de
la obra. En Trewa había mucha gente, muy conmocionada y la gente en Trewa
ahora lloraba bastante en esta segunda temporada, pero en la primera temporada
quedaban todos impactados, impávidos, un silencio rotundo, absoluto, donde el
público logra sentir una empatía, pero logra mirar algo que desconoce, pero que
debería ser propio. Yo creo que ahí es donde se produce lo de “Yo pertenezco a
esto y ¿por qué yo no lo sé? ¿Por qué yo no entiendo el mapudungun? ¿Y por
qué hay un rito y yo nunca he sido parte de eso? No lo conozco...”. Eso está vivo,
porque a veces pensamos que son cosas que no están vivas, y la posibilidad en
Trewa, como hay varios casos de violencia ahí, pero están contenidos en un rito.
O sea, lo que hacemos nosotros es una ceremonia para el espíritu de la Macarena,
así como quizás muchas personas, muchos muertos, no solo... Macarena yo creo
que es símbolo de todos nuestros caídos: Matías Catrileo, Camilo Catrillanca,
de las hermanas Quintreman que cuánto tiempo estuvieron luchando también
contra la central hidroeléctrica. Ella, no sé, yo creo que es una figura que abarca
muchas otras víctimas también de esta violación sistemática a los derechos hu-
manos hacia los pueblos indígenas y hacia el pueblo chileno también, que es lo
que estamos viviendo ahora. Volviendo a ver, porque ya lo habíamos visto antes.
Entonces, siempre para nosotros, como también es tan importante y relevante
la investigación y visibilizar aquello que es invisible para la sociedad, yo creo
que se provoca esto. Creo que, con los años, cada vez nuestro trabajo se ha ido
legitimando aún más; el público que nos sigue no solamente es público de tea-
tro, va mucha gente de todas las comunidades mapuche de la periferia. Todos
han ido, han visto al menos una vez alguno de nuestros trabajos donde antes
332 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
R.B: Claro, todo viene de Europa, todo viene de Francia, todo viene de
Estados Unidos... No hay espacio para este mestizaje. ¿Cuál es tu pálpito con
respecto a lo que está pasando en este momento constituyente, al próximo ple-
biscito? ¿Cómo lo ves tú como indígena, como artista indígena? ¿Tienes expec-
tativa? ¿Estás cauta? ¿Qué sientes al respecto? ¿Sientes que es un momento que
para los pueblos originarios se puede aprovechar? ¿Se puede avanzar? ¿Cómo
lo observas tú?
Parte III | Paula González: “Es interesante ver cómo la sociedad chilena... 333
Yo siento que hay atisbos de diálogo, pero yo no sé qué tan real sea este
plebiscito. Siento que no hay... No sé, un proceso constituyente donde finalmente
igual van a ser los mismos partidos quienes van a decidir qué se cambia y qué no
se cambia. Yo creo que para que los pueblos originarios tengan voz, tienen que
ir de la mano del movimiento social. De este movimiento que está exigiendo
cambios, que está exigiendo dignidad... No sé si las formas son las correctas, pero
es la manera en que un pueblo se expresa también: rayando calles, juntándose en
la plaza, alzando las banderas... Lamentablemente, yo creo que en términos de
educación cívica falta mucho. Hemos perdido mucho, porque fue muy terrible
lo que provocó la dictadura a nivel social, a nivel de las bases sociales, del trabajo
en las poblaciones. Yo creo que es algo que recién se está volviendo a articular,
que en los barrios recién la gente se está volviendo a juntar, pero espero que el
movimiento y que también quienes tienen más voces desde el ámbito político,
desde el ámbito... Siento que en la cultura no tenemos tanta voz a nivel macro.
Creo que nosotros también pertenecemos a esas voces que están en las disiden-
cias, que somos voces periféricas, que intentamos instalarnos en el centro, pero
yo creo que son otros quienes hoy día, no sé, desde el mundo académico, por
ejemplo, creo que incluso hay más poder que en el mundo del arte donde se
tienen que instalar nuestras demandas. Ahora, esa es una gran lucha y yo creo
que tenemos que articularnos finalmente todos quienes hemos logrado un grado
de voz para que se escuchen nuestras demandas, porque también puede ser que
en medio de todo el problema que hay en Chile también sigamos quedando
relegados a un segundo plano, siendo que es algo que es tremendamente urgente,
pero para eso tiene que haber organización, creo yo. Y con relación a eso yo creo
que se está en un proceso, donde recién estamos volviendo a escucharnos, recién
volviendo a mirarnos, para saber qué es lo que queremos como país, pero hasta
el momento, no sé, en términos de la gente que tiene el poder, de los que están
en el Parlamento y en el Congreso, son muy pocas... No hay voces indígenas,
entonces esas voces están en la ciudadanía.
R.B: Hay una cosa que está en discusión, que hay una probabilidad no tan
baja de que ocurra que es la idea de que en esta convención se le entreguen escaños
reservados a los pueblos originarios según, obviamente, la (23:03) demográficos,
en fin, hay una cuestión que está en discusión y que probablemente no se va
a dilucidar antes de marzo, pero si se diera ese caso, tú, por ejemplo, ¿estarías
dispuesta a participar? ¿Estarías dispuesta a ir a votar por un delegado? ¿Estarías
dispuesta a apoyar este proceso? ¿A participar o apoyar en la medida en que se
den condiciones de representatividad mínima para los pueblos originarios? No
334 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
que puede ser en dos años, puede ser en diez, no sé cuánto, pero plurinacional,
¿qué implicaría para ti? ¿Qué sientes tú que debería ser un país plurinacional?
Creo que entregaría la posibilidad de legitimar un conocimiento ancestral
donde la lengua sería tremendamente importante, como en todos los espacios
de la educación. Creo que al reconocernos como plurinacional estaríamos
reconociendo lo morenas y lo morenos que somos, que es realmente nuestra
verdadera identidad, y recuperando cada vez más un conocimiento que es un
muy valioso para los seres humanos. Yo creo que permitiría, si bien es muy
institucional también el concepto, creo que dentro de la construcción en el país
en que ya estamos...porque que caigan todas las estructuras de poder a mí me
parece que no va a suceder o que el sistema neoliberal se va a acabar, que yo creo
que si se acaba va a ser en muchos años más y tendría que todo quemarse y todo
arder para volver a nacer de alguna manera. Pero si nos regimos por lo que está
establecido, daría la mínima posibilidad de generar una legitimidad hacia un
otro conocimiento que ha sido relegado a los espacios marginales. Ahora creo
que para que exista eso también, tienen que haber muchas cosas que el Estado
debería reconocer, como los genocidios, la violación de derechos humanos que ha
sido sistemática durante toda la democracia, reparación hacia miles de familias
que han visto vulnerados sus derechos, incluso restitución territorial también a
muchas comunidad, y deslegitimar también estas leyes como la ley antiterrorista
que criminaliza causas legítimas, a mi modo de ver.
R.B: Tú decías hace un ratito que sentías que los artistas están un poco
rezagados en el espacio de reclamación, en el espacio público, pero de lo que tú
decías uno lo que ve con cosas como Trewa, pareciera que es un motor funda-
mental para generar este proceso de diálogo intercultural. Porque que llegue un
chileno y se convoque y se conmueva por lo que ve ahí con esta obra que es tan
vívida y fuerte, pareciera que ese es un escenario ideal para poder encontrarnos
también a través del arte, ¿no?
Sí. Yo creo que el arte es un espacio de encuentro, un espacio de diálogo y es
muy poderoso. Siempre cuando hago clases le digo a los alumnos y a las alumnas:
“Nosotros tenemos la posibilidad de que alguien nos esté escuchando durante
una hora y media con atención, que no esté en su celular, que sienta que puede
salir de acá y reflexione en el lugar en el que se encuentra situado”. Sí, yo creo que
en ese sentido es súper importante en el espacio de diálogo y de mirarnos con
detención para volver a pensar quienes somos o qué queremos ser. Yo siento que
también es un espacio de filosofía, porque es donde se juntan el pensamiento, las
emociones... Yo espero que el trabajo de KIMVN teatro también sea un espacio
Parte III | Paula González: “Es interesante ver cómo la sociedad chilena... 337
de movilizar hacia la acción y los cambios. Primero, a nivel individual y que pueda
tener repercusión ojalá a nivel colectivo, y que estemos influyendo también, y
no dudo que sea así. Pienso también cuando estuvimos un año con la ruka en el
Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, pasaban ciento ochenta todos
los días por ahí, y no sé, encontrarme con personas que creían que eso era una
casa de dinosaurios o que era una fonda, incluso de gente ligada al mundo de la
cultura que no tenía idea que eso era una ruka mapuche, pero que durante un año
por lo menos... Y lo que se ha hecho también en la Villa Grimaldi con la ruka,
esperemos también ahora... porque también la ruka va a venir ahora a Matucana
100... Yo creo que de alguna manera hemos estado influyendo. Siento también
en el caso de la Macarena en la primera temporada tres mil seiscientas personas
vieron la obra, y quizás sólo trescientas sabían realmente algo sobre el caso y
después yo veo un evento en el Museo de la Memoria y Derechos Humanos
que fue fuertemente reprimido a los tres años de la muerte de la Macarena, y me
imagino que de esas tres mil seiscientas personas a lo mejor quinientas o seiscientas
pasaron por ver Trewa. Entonces no dudo que estamos influyendo y me parece
que es lo que debiese hacer el arte en general: ver, movilizar y generar acción
R.B: O sea, un espacio comprometido con su espacio socio-temporal.
Sí. Miramos mucho la historia. Yo soy bien rayada con mirar la historia y
trabajar con la memoria, pero siempre mirando al presente también. Creo que
de esa manera uno puede lograr la empatía con el otro que va a espectar la obra
y que ese otro se sienta identificado. Eso es lo que más me importa a mí, sea
mapuche o no mapuche: que el otro sienta que eso que está viendo también le
pertenece, que es algo familiar y que, de alguna manera en ese espacio de rito,
o en ese espacio de encuentro, no salgas de la misma manera que entraste. Y yo
creo que, en ese sentido, claro, somos influyentes en este mismo movimiento y
quizás hay que seguir trabajando para encauzar. El otro día, no me acuerdo con
quien conversaba, y era eso, como que el arte también pueda ayudar a encauzar
hacia donde tenemos que ir o imaginar por lo menos, porque tenemos aún la
posibilidad de soñar o imaginar qué es lo construir. Si perdemos la capacidad
de soñar no podríamos hacer arte.
Modernidad e interculturalidad:
paradigmas contemporáneos
Juana Paillalef C.
Walvng 2020
ciertos rasgos que hacen diversa a una población” (Ramos en: Museo y diversidad.
Unidad Educación-Sub. Museos-SNPC).
Así, la academia, iglesias y credos y otras instancias, han concretado con
estos procesos una intervención para el abandono de lo que somos como pueblo
originario, que vivimos en este territorio desde antes de Chile.
Esto se demuestra con la constante subestimación de nuestro acervo cultural
con los cuales sosteníamos nuestro Ser, en una permanente justificación que
denostaba a los niños que ingresaban a las escuelas instaladas en comunidades
mapuche en Wallmapu y en otras áreas de difusión del conocimiento occidental,
como son los museos. Terminamos odiándonos y negando nuestros orígenes.
Aún hay mucho trabajo que emprender al respecto, pues se sigue con la misma
retórica en muchas unidades educacionales.
En ese subestimar y pretender ser otro, olvidándonos de nuestros preceptos
originarios, aparece como una cuerda que nos amarra a los olvidos; intentos de
salvar nuestra lengua incorporándola a las enseñanzas de las iglesias. Conoci-
mos cantos, poesías y alabanzas en espacios totalmente distintos a los que nos
enseñaron los abuelos.
De tal manera, el Estado instala desde sus particulares miradas, oficinas
que administren la pobreza (material) de los “indígenas”; seudónimo al que
podíamos aspirar, quienes ordenaban y reordenaban lo que ya estaba ordenado
desde tiempos pretéritos, pues todo el sistema intracultural, lo propiciaban la
identidad, costumbres desde el interior de nuestros lof, lugares de formación
para la vida.
Así aparecen a principio del año 2000, programas de Estado (ORIGENES)
con muchos recursos para administrar esta situación emplazando la intercultu-
ralidad como uno de sus ejes principales. Nos dimos cuenta de que esta admi-
nistración, en donde se reunieron muchas miradas, papeles, diagnósticos, etc.
arrojó una vitalidad media de lo que las lecturas de historiadores, arqueólogos,
antropólogos, etc. habían presupuestado hace mucho tiempo. La modernidad
flameaba triunfante ante este escenario de continua derrota del conocimiento
que las comunidades intervenidas ya no les sostenían.
Transcurrido el tiempo en Lafkenmapu, se realizaron intentos por concebir la
interculturalidad desde el Estado opresor y negador por medio de adiestramientos
(Diplomado), dirigidos a sus funcionarios locales o regionales, a fin de incluir estas
políticas en sus actuares y/o funciones. Los coordinadores de estas formaciones
fueron también personas que se adscribían a la mirada y línea política del Estado,
haciendo discriminación de quién era el potencial postulante para concurrir a dicha
formación. Se seleccionaron personas con perfiles heterogéneos apelando a sus
342 Wallmapu: ensayos sobre plurinacionalidad y Nueva Constitución
funciones e inclinaciones políticas. Fueron mucho/as la/os postulantes, sin duda que
el tema estaba instalándose como principio de algo o simplemente era una moda.
Este diplomado organizado por el Programa Orígenes en el año 2005, tuvo
éxito pues los interesados a pesar de las obligaciones laborales, pudieron acudir
en un importante porcentaje de asistencia, pues era modalidad presencial. En una
primera etapa se realizó en el museo y en una segunda etapa se realizó en Los
Ángeles (Bío Bío), lográndose concluir con tesinas interesantes que abarcaban
diversas intervenciones en las unidades desde donde venían los alumnos parti-
cipantes. Los relatores que impartieron los módulos tuvieron la oportunidad de
conocer y compartir las más intimas sensaciones y esperanzas y desesperanzas
respecto del tema, por medio de los módulos creado para dicho efecto.
Enfrentar a personas con formaciones muy alejadas en contextos y contenidos
culturales, provocan a personas adultas con inclinaciones, prejuicios y pensamientos
religiosos distintos, que todo lo que es extraño a su conocimiento es casi provocar
una violencia simbólica a sus creencias respecto de estas concepciones de mundo
distintas, comprendieron que estaban frente a temas desconocidos a pesar de la
cercanía que tenían con sus usuarios. Percibieron que las conductas y velocidades
con que observan procesos, muchos de sus usuarios, que pertenecen a pueblos
originarios, relacionados con protocolos, leyes, trámites que realizan en oficinas
públicas, tienen que ver con ese sentir de vulneración de sus formas de ver y
enfrentar un mundo que les ha negado sus propósitos de vida, esa circularidad de
vida, esa conjunción importante que se asume cuando de Buen Vivir se refiere.
Uno de los objetivos fue entregar herramientas metodológicas y legales a
fin de que las pudiesen incluir en sus procedimientos laborales y funcionales;
significativas al momento de llevarlas a efecto. De tal manera, que en una oca-
sión trabajamos con la misión, visión y objetivos de cada una de las entidades
públicas que estaban tomando el Diplomado y nos dimos cuenta de que no
había inclusión del tema interculturalidad en sus redacciones, salvo algunas
excepciones por la función que cumplen. No obstante, otras instancias que han
trabajado con comunidades mapuche, no tienen ninguna palabra relacionada
con el tema en cuestión.
Re-revisando algunas de estas instancias, son muy pocas las que han logrado
incluir en alguna medida estos temas en sus servicios y espacios laborales, ejer-
ciéndolo aún como un trámite engorroso a pesar de las capacitaciones y logros de
financiamiento que estas tienen. La traducción de señalética en espacios públicos
no es señal de avances, pues es un intento por incluir temas negados en espacios
negados que siguen negando pues aún no se percibe ese cambio necesario en
dichas prácticas humanas.
Parte III | Modernidad e interculturalidad: paradigmas contemporáneos 343
hemencia respecto de temas difíciles y que los puedes explicar de forma sencilla.
Tal vez sea esa pedagogía que llevamos y a la cual recurrimos para enfrentar estas
posiciones, que por lo general están compuestas de nuestras propias formas de
mirar un mundo rico en prácticas multiculturales, permite sentir la diversidad
de vidas que sostiene un discurso.
Discursos que son necesarios y conllevan reflexiones para ver que no solo hay
una forma de educar para reconstruir sistemas de vida que nos quisieron hacer
olvidar desde las instancias oficiales de Estado, como, por ejemplo, la educación
intracultural, en donde el papel fundamental que cumple la familia en la que
educación es una constante. El desapego logrado por medio de la educación
formal, en la modernidad y luego la administración de la interculturalidad desde
los que nos niegan, produce un sinnúmero de negaciones y autonegaciones que
conllevan a negar nuestros orígenes y hace que la poca identidad y apego a un
origen común sea diezmado, olvidado y diluido en el proceso. No niego que
puede haber acciones exitosas en ambos lados, pero una prevalece mayormente
sobre la otra por situaciones, más que nada de poder.
En situaciones como la que estamos viviendo hoy en Chile, en esta supuesta
modernidad, e interculturalidad, los símbolos que se alzan, tienen que ver con
esa identidad negada y que han emergido desde esas puertas cerradas del
poder, asumiéndolas como parte importante en este despertar. Nunca soñé con
ver las wenufoye enarboladas en estos espacios. Tal vez pueden significar
muchas cosas, muchos ya han hecho ese análisis, pero me queda la satisfacción
de ver como esos jóvenes, adultos y mayores se conjugan en una rebeldía no
tranzada; pero construida desde un centro en donde están cabiendo todos los que
luchan por mejores con-diciones de vida, y que la repartición de la riqueza de
este país sea más equitativa.
Las expresiones de arte instaladas y llevadas a representar lo que somos, sin
rivalidades que al sistema moderno les servía y sirve para mantener esas diferencias
relacionadas con enfrentamientos por las tendencias de un grupo y otro, solo
daba pie a que el poder pudiese mantenerse y ser ellos los que administren esas
diferencias, que solo son caldo de enemistad más que de una favorable diferencia
que enriquece los diálogos y la forma de vivir.
A modo de concluir con esta pseudo reflexión en tiempos de despertar, en
espacios de oportunidades se aglutinan energías milenarias que nos dicen qué
hacer, cómo hacer y con quienes involucrar este caminar sincronizado y
necesa-rio. Sin duda que los eclipses solares y lunares no son sólo para el
turismo y las ciencias, estas se deben analizar desde diversas ópticas, pero la
sociedad solo la adscribe a lo que el neoliberalismo quiere para tener otro
elemento farandulero y de entretención más que ver estos fenómenos como
parte de nuestras vidas.
Parte III | Modernidad e interculturalidad: paradigmas contemporáneos 347