Nutricion en Guatemala
Nutricion en Guatemala
Nutricion en Guatemala
QUE ES DESNUTRICON
Imágenes que suelen dar la vuelta al mundo cuando se produce una emergencia nutricional,
como ya pasó en Etiopía, Somalia o el Cuerno de África. En la actualidad, más
de 200 millones de niños en todo el mundo sufren algún tipo de desnutrición.
Pero la desnutrición, que está detrás de la muerte de alrededor de 7.000 niños cada día, es
el resultado de un proceso más complejo.
Un niño que sufre desnutrición no solo ha tenido una cantidad suficiente de alimentos, sino
que además lo que ha ingerido no tenía los nutrientes necesarios para su desarrollo. No
obstante, la desnutrición no se reduce exclusivamente a una cuestión de alimentación.
Cuando hay algún desastre natural, se produce una sequía, una inundación o un conflicto, es
cuando se generan las mayores situaciones de emergencia nutricional, como ocurrió en
Etiopía, Somalia, el Sahel o el Cuerno de África. Es entonces, cuando no queda más que
atender las necesidades de los niños de manera urgente e inmediata.
Muchas veces la desnutrición comienza incluso antes de que un niño nazca. El embarazo es
un momento decisivo para prevenirla. Una madre que sufre problemas crónicos de
desnutrición tiene más probabilidades de dar a luz un bebé con bajo peso y que sufrirá
un retraso de crecimiento durante toda su infancia.
Primera infancia
El niño cuando nace requiere de muchas calorías, es por eso que la leche materna es el alimento
principal durante los primeros meses de vida.
Durante el primer año, se produce un cambio constante en el número de ingestas de alimentos y
en la cantidad y composición de la misma; el número se reduce paulatinamente y la cantidad por
ingesta aumenta progresivamente. Asimismo la composición de la dieta varía por la progresiva y
constante incorporación de nuevos alimentos, carne, pescado, huevos, cereales, frutas, verduras
y lácteos a medida que el organismo va requiriendo de más nutrientes y va teniendo capacidad
de digerirlos y asimilarlos.
En los primeros años de vida la alimentación tiene especial importancia por ser el periodo en el
que el niño aprende a comer bien y consolida unos hábitos alimentarios saludables.
Edad escolar
Es una etapa de importante desarrollo intelectual y físico en el niño, por lo que necesitará una
buena planificación en su alimentación para obtener todos los nutrientes necesarios para
estudiar y realizar todas las actividades físicas que le depara su día a día.
El niño deberá comer 5 veces al día dando especial importancia al desayuno que estará
compuesto por un lácteo, cereal y fruta. Se deben incluir alimentos como las verduras, arroz,
pastas, legumbre, carne, pescado, huevos y frutas asegurándonos de que frutas, verduras y
alimentos ricos en fibra están presentes a diario. Es conveniente evitar el consumo excesivo de
azúcares e hidratos de carbono porque pueden acarrear problemas de obesidad y dentales.
Es recomendable no hacer comparaciones entre niños, ni sobre la cantidad de alimentos que
consumen ni sobre el ritmo del crecimiento. Es más importante la calidad de lo que comen que la
cantidad y de ello dependerá su salud futura.
Adolescencia
Adultos
Es el periodo más largo de nuestras vidas en el cual un correcto estado nutricional viene dado por
lo que se conoce como “dieta equilibrada” que junto con una actividad física continuada será la
clave para conseguir mantener la calidad de vida durante toda nuestra existencia y prevenir
enfermedades tales como la obesidad, diabetes, hipertensión, colesterol elevado o incluso la
osteoporosis.
Las necesidades nutricionales en este periodo dependerán de numerosos factores como son el
gusto personal, los hábitos gastronómicos y culinarios, la educación e información nutricional, las
costumbres culturales, étnicas o religiosas, las circunstancias económicas, sociales y agrícolas, la
disponibilidad de los alimentos, la geografía y el clima (a mayor temperatura menor consumo de
energía), la condiciones higiénicas y organolépticas y, por supuesto, la edad, el sexo, el peso, las
necesidades fisiológicas especiales (embarazo, lactancia, menopausia…), la actividad física
(trabajos pesados, ligeros, moderados), la regulación de la temperatura corporal, las situaciones
psíquicas (el estrés y otras) y la tasa o índice de metabolismo basal. Muchas de estas condiciones
se modifican a lo largo de la vida e influyen directamente en las necesidades de energía de cada
individuo.
El mantenimiento del peso se consigue cuando la cantidad exacta de las kilocalorías que necesita
el organismo es aportada por la dieta y hay un equilibrio entre la energía que se ingiere y la que
se consume. Ni una caloría más, ni una menos. En el adulto medio hay unos requerimientos
nutricionales cuantitativos que aunque son orientativos están más o menos generalizados: Para
un hombre de 1,75 cm de talla, 67,400 kg de peso, que realice una actividad moderada el aporte
calórico debe ser de aproximadamente de 3000 kilocalorías y para la mujer tipo de 1,65 cm, 56 kg
de peso y actividad moderada el aporte calórico recomendado será de unas 2250 kcal. Los
hidratos de carbono aportarán entre el 55-60% de la energía total de la dieta de los cuales el 10%
como máximo serán de azúcares simples, los lípidos o grasas el 25-30% siendo la relación
aconsejada de: el 10% de grasa saturada, del 5 al 10% de grasa poliinsaturada y del 10 al 12% de
grasa monoinsaturada y las proteínas el 10-15% del total, de las cuales se aconseja que casi la
mitad provengan de proteínas de origen animal por su mayor valor biológico pero también es
importante combinar con proteínas vegetales (legumbres, cereales…), que aunque tiene un valor
biológico menor, se complementan y aseguran el aporte necesario.
Las vitaminas, minerales y el agua deben guardar un equilibrio pero hay que asegurar su consumo
con los alimentos que los contiene en mayor proporción. La ingestión de agua sola o en los
alimentos o en otras bebidas debe asegurarse en una cantidad aproximada de litro y medio
diario.
Madurez
En este grupo además de una serie de factores asociados propios de la edad, dificultad de
masticación, disminución de secreciones digestivas e hipotonía del aparato digestivo, el problema
a fundamental con el que se tropieza al organizar la dieta de los mayores es que sus hábitos
alimentarios están muy arraigados y muchas veces son erróneos.
Las necesidades nutricionales y energéticas se establecen de forma muy genérica ya que cada
persona tiene un ritmo de envejecimiento y situaciones personales diferentes (grado de apetito,
ciertas enfermedades, gustos…). No obstante, generalmente lo que se produce es una
disminución del gasto energético por lo que las calorías totales que se ingieren también deben
disminuir sin por ello descuidar su aporte nutritivo.
El uso de productos dietéticos especiales para los ancianos, puede ser adecuado en ocasiones en
las que la alimentación no es completa.