Derechos de Los Pueblos Indígenas en Guatemala
Derechos de Los Pueblos Indígenas en Guatemala
Derechos de Los Pueblos Indígenas en Guatemala
El mensaje claro que los pueblos indígenas trasmiten es que siguen marginalizados, excluidos
y discriminados en la Guatemala de hoy. Mejorar la situación de los pueblos indígenas implica
respetar los Acuerdos de Paz y las Leyes que protegen sus derechos y su integridad.
“Guatemala tiene la capacidad, así como la obligación de implementar una política efectiva de
derechos humanos, en compañía de otras organizaciones con el fin de erradicar la
discriminación a los pueblos indígenas”
Las estimaciones sobre la población indígena varían, ya que no hay cifras exactas. Sin
embargo, el Estado guatemalteco confirmo que es de un 60%. Los Mayas, a su vez, están
subdivididos en 21 grupos lingüísticos y los Garífunas son esencialmente de ascendencia
africana. El resto de la nación guatemalteca, desde el punto de vista étnico, está constituida por
los ladinos o mestizos y la población eurodescendiente o “blanca”.
No existen fronteras rígidas entre estas categorías. En los 21 departamentos del país, y entre la
mitad y las tres cuartas partes de otros 6 departamentos existen zonas de alta densidad
indígena y otras de mayoría ladina. Uno de los temas de mayor preocupación en la actualidad,
es la estrecha relación entre el origen étnico y la pobreza; los departamentos de mayor
densidad indígena son también lo que muestran mayor incidencia de pobreza y extrema
pobreza.
Pero lejos de ser socios plenos e iguales con el resto de los habitantes, los indígenas han sido
excluidos políticamente, discriminados culturalmente y marginados económicamente en la
sociedad nacional. Además de los indicadores de desarrollo humano y social que hablan de la
situación extremadamente difícil encarada por los Mayas, Xincas y Garífunas, éstos se
enfrentan a la discriminación racial y étnica cotidiana, que se manifiesta con actitudes de
desprecio y rechazo hacia los indígenas.
La situación de los derechos humanos de los pueblos indígenas en Guatemala tiene que ser
considerada en el marco de los Acuerdos de Paz de 1996 que pusieron fin a un conflicto
armado interno de más de 30 años de duración. Para implementarlos, el Gobierno ha tomado
diversas medidas que pese a constituir pasos significativos, resultan ser poco efectivas e
insuficientes; debido a la ausencia de recursos que les son asignados y de débil voluntad
política para llevarlas a cabo.
Uno de los problemas fundamentales que aquejan a los pueblos indígenas es el relativo
derecho a la tierra. La falta de acceso a la tierra, la falta de resolución de demandas agrarias, la
falta de respeto a los territorios tradicionales, tales como: los bosques comunales, los
desplazamientos forzados de pueblos indígenas resultado de proyectos de desarrollo
económico, y problemas derivados de la pérdida de sus tierras a raíz del conflicto armado,
configuran un panorama de crecientes tensiones sociales.
Los pueblos indígenas se quejan de las dificultades de acceso a los juzgados y tribunales, de
discriminación contra su derecho consuetudinario y de la falta de intérpretes en lenguas
indígenas en los tribunales, así como de defensores de oficio.
En el campo de la educación, cuestión prioritaria para los pueblos indígenas, a pesar de los
esfuerzos realizados por el Gobierno para proporcionar educación bilingüe e intercultural, no
hay aún suficientes maestros capacitados y los demás recursos educativos son inadecuados.
Las escuelas carecen de textos y otros materiales pedagógicos, especialmente en las zonas
rurales, en las cuales viven los indígenas.
Las cifras de escolarización, sobre todo de las niñas indígenas, siguen siendo bajas en
comparación con el resto de la población infantil, un hecho preocupante que prolonga en el
futuro los patrones de exclusión y discriminación.
Es recomendable que el Gobierno amplíe sus actividades y mejore la calidad de las políticas
dirigidas a los pueblos indígenas y renueve su compromiso para implementar los Acuerdos de
Paz. También se considera importante en la etapa posterior a la salida de las Naciones Unidas
establecer una misión enfocada especialmente a los pueblos indígenas en cooperación con la
Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Los pueblos indígenas, la comunidad internacional y los demás actores de la sociedad civil
pueden contribuir al proceso de construcción de una sociedad más justa en Guatemala para
sus grupos más excluidos.
• El derecho de los pueblos indígenas a disfrutar y ejercer sin discriminación todos los derechos
humanos reconocidos en las normas internacionales, en una doble dimensión: como personas
individuales y como pueblos.
• El derecho de los pueblos indígenas a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas,
jurídicas, económicas, sociales y culturales, en ejercicio del derecho a la libre determinación,
manteniendo a la vez su derecho a participar plenamente en la vida política, económica, social
y cultural del Estado.
• La protección especial a mujeres, ancianos, jóvenes, niños, niñas y personas indígenas con
discapacidad. Estas normas, según el artículo 43 de la Declaración de la ONU sobre los
derechos de los Pueblos Indígenas: “constituyen las normas mínimas para la supervivencia,
la dignidad y el bienestar de los pueblos indígenas del mundo”.
Guatemala siempre ha vivido de los recuerdos y la mentalidad que los cambios son solo
sueños inalcanzables, debido a las secuelas que dejo el conflicto armado, y la división social
que produjo.
Acceso a la justicia
En los Acuerdos sobre el Fortalecimiento del Poder Civil y Función del Ejército y sobre
Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, que forman parte de los Acuerdos de Paz, los
centros de administración de justicia y varios sistemas de conciliación y arbitraje. La
Procuraduría de Derechos Humanos cuenta con una Defensoría Indígena, un proyecto aún
pequeño de atención a los pueblos indígenas, al igual que el despacho del Fiscal General de la
Nación.
Pese a las medidas antes indicadas, persisten situaciones y problemas que dificultan el acceso
a la justicia por parte de los indígenas. Los juzgados se encuentran con frecuencia distantes de
sus comunidades, de tal manera que acudir a ellos resulta difícil y costoso. Los operadores de
justicia denominación que incluye jueces, auxiliares, fiscales, y miembros del Ministerio Público
y de la Policía Nacional Civil no han modificado sus criterios y comportamientos, que en
general son percibidos y señalados como contrarios a los intereses de los indígenas, cargados
de prejuicios, frecuentemente autoritarios, que desembocan en malos tratos e irrespeto y que
no son exentos de corrupción.
Los jueces y otros operadores de justicia (con muy contadas excepciones) no son hablantes de
la lengua indígena de la región en la que ejercen sus cargos, no tienen conocimiento de los
usos y costumbres de los pueblos indígenas, ni guardan el debido respeto a las autoridades
indígenas. Así mismo, se señala que no se ha respetado la independencia comunitaria en el
nombramiento y ejercicio de los jueces de paz comunitarios, y que algunas soluciones a nivel
local, como los centros de administración de justicia, no cuentan con el apoyo presupuestario
indispensable.
Una gran limitación que afecta reiteradamente a los pueblos indígenas se refiere al uso de las
lenguas indígenas en procesos judiciales y otros procedimientos colaterales. No se permite
litigar en idioma indígena, aun cuando las partes sean hablantes del mismo. No se da
cumplimiento a las disposiciones que ordenan contar con un intérprete debidamente calificado
y en la práctica no se capacitan ni contratan suficientes intérpretes.
De lo anterior se derivan hechos que violan las normas del debido proceso en perjuicio de los
indígenas, quienes además no cuentan con una defensa adecuada, ante todo porque los pocos
defensores públicos que existen en las zonas indígenas carecen de capacitación.
Este derecho consetudiniario es sustancialmente distinto al derecho oficial. Ya que cuenta con
un conjunto de procedimientos culturalmente adecuados, es eficaz para resolver los conflictos y
restaurar el equilibrio social con el menor costo para las partes (víctimas y acusados) y tiene
sus propios operadores claramente identificados en el sistema de autoridades tradicionales
indígenas. Aunque este derecho consuetudinario es mencionado en la Constitución, el
Convenio Nº 169 de la OIT y el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas.
El acceso a la justicia en nuestro país es una situación muy penosa y preocupante porque no
existen tribunales de justicia suficientes para otorgarle atención a toda la población indígena,
otro de los problemas que a diario se vive es la falta de personal capacitado para darle a las
personas indígenas una atención cordial. En los diferentes órganos jurisdiccionales se carece
de intérpretes capacitados que tengan conocimiento profundo sobre los diferentes idiomas
indígenas que existen en nuestro país. Actualmente cada órgano jurisdiccional solo cuenta con
un intérprete que habla el idioma indígena de determinado lugar, sin tomar en cuenta de que
existen infinidad de personas que llegan de todas partes para ser atendidos y que hablan
idiomas diferentes.
Esto provoca problemas en cuanto a la atención adecuada que se le brinda a una persona
indígena y que vulnera sus derechos a ser escuchado.
Es preciso mencionar las altas tasas de personas en edad electoral no inscritas en el censo
electoral, la indocumentación de mujeres, refugiados y desplazados internos, lo que contribuye
a la baja participación electoral en el área rural. Estas condiciones se agravaron durante los
años de conflicto armado interno, entre otras razones por la aplicación de una estrategia de
destrucción del tejido social rural, la persecución de las autoridades tradicionales, la inducción
de enfrentamientos intercomunales e interétnicos, la formación y mantenimiento de grupos de
control paramilitar (PAC y Comisionados Militares); y otros efectos asociados al desplazamiento
y posterior reasentamiento de la población indígena.
Existen varios casos y conflictos que enfrentan a las autoridades tradicionales indígenas,
alcaldías indígenas, asambleas comunitarias con las autoridades nacionales o departamentales
por varios motivos, entre los que deben destacarse los relacionados con el control del acceso a
los bienes comunales (bosques y aguas principalmente), y la atención y resolución de conflictos
locales. De hecho, en ocasiones las autoridades del Estado actúan con el fin de hacer
desaparecer o cooptar a las autoridades indígenas.
Gracias a su propio esfuerzo, estas organizaciones civiles han conquistado importantes niveles
de participación e incidencia en la vida social guatemalteca. Muchas de ellas reciben apoyo de
agencias de cooperación internacional y algunas son tomadas en cuenta por oficinas
gubernamentales como fuentes de opinión.
Al margen de las comisiones creadas en virtud de los Acuerdos de Paz, cuya dinámica actual
es muy limitada, no se ha establecido ningún mecanismo de consulta informada tal como lo
prevé el Convenio Nº 169 de la OIT, ratificado por el Estado guatemalteco.
La participación de los pueblos indígenas en los actos políticos ha evolucionado de una manera
significativa, si se observa que en el pasado no se existía por falta de educación y de
información; en tanto la sociedad siempre ha visto a las comunidades indígenas con menores
capacidades que los demás. Sin darse cuenta que gracias a las personas indígenas y a sus
esfuerzos, Guatemala ha salido adelante, gracias a su contribución en temas agrícolas y
ganaderos.
También podemos destacar que han existido diversos ejemplos de personas indígenas que han
salido adelante y que han podido llegar en el Congreso de la República de Guatemala, gracias
a sus estudios y sus ganas de salir adelante.
Lo anterior compromete un amplio conjunto de medidas para recuperar y proteger los idiomas
indígenas y promover el desarrollo y la práctica de los mismos; así como la puesta en marcha
de una importante reforma del sistema educativo para consolidar la educación bilingüe e
intercultural y para garantizar el acceso de los indígenas a la educación. Una comisión paritaria,
integrada por representantes gubernamentales y de las organizaciones indígenas fue
establecida en 1997 y trabajó sistemáticamente en el diseño de esta reforma hasta el 2000.
Aun cuando los aspectos de la reforma educativa que debieron ser asegurados
constitucionalmente quedaron pendientes al no aprobarse la reforma constitucional en su
conjunto, el poder ejecutivo adoptó las conclusiones del trabajo de la Comisión paritaria a partir
de 2001 y una parte de las medidas consideradas vienen siendo puestas en vigencia apenas
como “programas piloto”.
Una comisión consultiva, como señalan diversos observadores, sugiere que los cambios
propuestos en los Acuerdos de Paz no han sido acatados y que sigue existiendo el modelo
excluyente y mono-cultural. Los Acuerdos de Paz previeron la realización de una reforma
constitucional para varios asuntos, incluyendo el reconocimiento de los derechos de los
pueblos indígenas.
Tales reformas, que fueron en parte preparadas y aprobadas por el Congreso Nacional, fueron
consultadas en referéndum popular en 1999, tal como quedo previsto en los Acuerdos. Sin
embargo la propuesta no fue aprobada por una ligera diferencia a nivel nacional.
Según diversos observadores, las preguntas del referéndum fueron diseñadas y manipuladas
de tal manera para que el voto indígena favorable no lograra la mayoría. Se pudo apreciar el
sentimiento de decepción y frustración de las organizaciones indígenas del país al respecto. La
discriminación contra los pueblos indígenas permea a la sociedad guatemalteca y caracteriza al
régimen político y económico.
El AIDPI establece como una de las tareas más urgentes eliminar la discriminación legal y de
facto mediante diversas medidas jurídicas e institucionales. El Congreso Nacional adoptó una
enmienda al Código Penal en la cual se tipifica como delito la discriminación, incluyendo la
étnica.
El derecho indígena tienen como fin proteger a los niños, jóvenes y adolescentes en los
diferentes centros educativos en donde sufran de discriminación y en donde se les prohiba
hacer el uso de sus derechos.
Vemos a nuestros niños y jóvenes en una lucha constante defendiendo sus raíces y sus
costumbres en contra de la sociedad y sus perjuicios. Existe una enorme cantidad de
estudiantes que no hablan ya su idioma materno y que se han olvidado de usar sus trajes
porque en algunos centros educativos se les ha prohibido y se les ha exigido los uniformes
escolares, negándoles el derecho de vestir sus trajes.
Existen varias organizaciones que apoyan a los pueblos indígenas para que puedan rescatar y
reconstruir lo que los perjuicios sociales se han encargado de eliminar poco a poco.
Según otra fuente, el 96% de los productores explotan el 20% de la tierra agrícola en tanto que
el 4% de los productores explotan el 80% restante. El 9 de octubre de 2002 fue creada la
Comisión que tiene a su cargo la formulación de políticas públicas que buscan erradicar la
discriminación racial. Algunas de las funciones son asesorar y acompañar a las distintas
instituciones del Estado, así como a las instituciones privadas, para desarrollar mecanismos
efectivos en el combate de la discriminación y el racismo que se da contra los pueblos
indígenas.
Información reciente apunta al hecho que durante más de tres décadas de conflicto armado
aumentó el minifundio en las parcelas campesinas, lo cual genera una creciente conflictividad,
principalmente debido a los desplazamientos y reasentamientos de población indígena y a la
apropiación indebida de tierras comunales y fiscales en varias regiones del país.
El AIDPI menciona la necesidad de asegurar los derechos relativos a la tierra de los pueblos
indígenas, incluyendo: la regularización de la tenencia de la tierra de las comunidades
indígenas; el reconocimiento y garantía de los derechos de uso y administración de los
indígenas sobre sus tierras y recursos; la restitución de tierras comunales y compensación por
los despojos de que fueron víctimas; la adquisición de tierras para el desarrollo de las
comunidades indígenas; y la protección jurídica a los derechos de las comunidades indígenas.
Es especialmente crítica la situación de las tierras y los bosques de las comunidades indígenas
que no han sido oportunamente regularizados. Estos territorios se vieron afectados durante el
conflicto armado, entre otros factores, por la desestructuración de las formas de organización
social indígena y la pérdida de capacidad de sus autoridades tradicionales para conservarlas,
regular el uso de las mismas y resolver conflictos entre los comuneros. Todo esto se hace para
rescatar el acceso a las tierras y poder erradicar con la discriminación y el racismo que ataca a
los pueblos indígenas.
Una Comisión integrada por representantes del gobierno, de las organizaciones indígenas y de
guías espirituales trabajó esporádicamente entre los años 1997 y 2000 en la discusión de una
propuesta de reforma al artículo 66 de la Constitución y de un reglamento para la protección de
los centros ceremoniales en zonas arqueológicas, así como en la definición de los demás
lugares sagrados y el régimen de su preservación.
Los conflictos que se derivan de estas tensiones son tratados por los operadores judiciales
como cuestiones de carácter penal y conducen con frecuencia a enfrentamientos violentos
entre los involucrados.
Estos asuntos están relacionados también con la práctica de la medicina tradicional indígena,
garantizada en el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria, El uso del
traje tradicional indígena principalmente entre las mujeres está íntimamente relacionado con el
ejercicio de la espiritualidad y constituye un elemento muy importante de la identidad social y
étnica. La Constitución (art. 66) habla sobre la protección de los grupos étnicos.
Conclusiones
Han pasado ya varios años desde la firma de los Acuerdos de Paz; sin embargo, la paz, la
estabilidad y la integridad física para todos los ciudadanos del país aún están lejos de haberse
alcanzado.
El mensaje claro que los pueblos indígenas trasmiten es que los indígenas siguen
marginalizados, excluidos y discriminados en la Guatemala de hoy. Mejorar la situación de los
pueblos indígenas implica respetar los Acuerdos de Paz y las Leyes que protegen los derechos
y la integridad de los pueblos indígenas.
Los compromisos con la efectiva aplicación de las Leyes de Guatemala que protegen a los
indígenas y evitar así la violación de sus derechos. Han sido adoptadas diversas Leyes, como
la Ley de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural y el Código Municipal (en donde se reconoce
personalidad jurídica de las comunidades indígenas, las alcaldías indígenas, la consulta a las
comunidades o autoridades indígenas, y las tierras comunitarias), que tienen el potencial de
involucrar en mayor medida a los pueblos indígenas en la vida política del país. Sin embargo, a
pesar de estos progresos, existe ausencia de voluntad política para implementarlos, estos
cambios tan necesarios y que fueron acordados formalmente en los Acuerdos de Paz.
El genocidio de los pueblos indígenas durante el conflicto armado constituye memoria viva y
una herida abierta en la sociedad guatemalteca. Esto sigue afectando a la sociedad en
Guatemala; a pesar de los años estos factores siguen afectando nuestra actualidad.
Guatemala tiene la capacidad así como la obligación de implementar una política efectiva de
derechos humanos, en compañía de otras organizaciones con el fin de erradicar la
discriminación a los pueblos indígenas.
Recomendaciones
La grave situación actual de los pueblos indígenas en Guatemala requiere de la atención
urgente del Gobierno de Guatemala y la continua cooperación de la comunidad internacional. A
pesar de haberse alcanzado la paz, Guatemala sigue siendo una sociedad profundamente
desigual y dividida. Es importante promover una campaña pública y nacional en torno al
respeto de la diversidad cultural, con el único objetivo de lograr justicia y plena participación de
los pueblos indígenas.
Demandar al gobierno de Guatemala tomar las medidas apropiadas para asegurar que los
indígenas participen en la administración pública, y que se facilite la participación indígena en
los Consejos de Desarrollo.
También es importante apoyar a la mujer indígena; ya que es tres veces discriminada, como
mujer, indígena y pobre.
Solicitar al gobierno de Guatemala tener presente la importancia que tiene los organismos
judiciales de administración de justicia. De una u otra forma es la esperanza que tienen muchos
pueblos indígenas para hacer valer sus derechos colectivos e individuales.
Promover el respeto de los derechos humanos y las garantías constitucionales que en la Ley se
establecen para cada uno de los habitantes de Guatemala.
El deber del Estado es garantizar a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia,
la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona y el bien común. No importa el idioma
raza o ascendencia.
Bibliografía
1. ACUERDOS DE PAZ
3. CÓDIGO PENAL