Patentes Pectinas
Patentes Pectinas
Patentes Pectinas
uno de ellos se obtienen productos de diferente calidad porque ésta, así como
sus posibles aplicaciones, dependen mucho del método de obtención.
Un proceso patentado (Glahn, 2001) consiste en convertir la materia prima en una sal cálcica de la
pectina en un medio líquido, para luego secarla, para así obtener un pectinato, que cuando se
pone en agua la absorbe para formar partículas estables de un diámetro medio equivalente mayor
de 100 micrómetros.
En otro método se encontró que la pectina puede hidrolizarse y extraerse del tejido vegetal, tal
como la cáscara de naranja, sin adicionar un ácido. Así se logra solubilizar pectinas con alto
contenido de metoxilos y luego recuperarlas por concentración y secado (Ehrlich, 1997).
También se puede obtener un producto enriquecido en pectina, en forma granular, para usarlo en
alimentos y bebidas, poniendo la materia prima en contacto con una proteína comestible, soluble
en agua para solubilizar la pectina y luego precipitarla con ayuda de un solvente. En este caso se
puede mejorar el rendimiento agregando un ácido (Cerda, 1996).
Un proceso ambientalmente amigable por intercambio iónico (Graves, 1994), consiste en hacer
reaccionar una suspensión acuosa de una fibra comestible con una solución de un metal
alcalinotérreo y luego separar la suspensión resultante en una fracción sólida rica en pectina y la
fracción líquida con menor contenido de ésta. El material obtenido se hace pasar por una columna
de intercambio iónico para cambiar los iones H+ por los iones metálicos agregados previamente, y
proceder a recuperar la pectina.
Un proceso de índole biotecnológica para preparar la pectina (Sakai, 1989) consiste en someter el
tejido vegetal que contiene las sustancias pécticas a la acción de microorganismos del género
Bacillus, cuya actividad permite la liberación y recuperación de las pectinas. Así se obtiene
fácilmente una pectina de alto peso molecular con un buen rendimiento.
También es posible obtener la pectina a partir de las cáscaras de la naranja por un proceso en el
cual éstas se someten a una extracción en contracorriente con una solución que tenga un solvente
inmiscible en agua, para extraer los azúcares, los aceites esenciales y los bioflavonoides (Bonnell,
1985). Las cáscaras tratadas con el solvente se secan para producir un material rico en celulosa y
pectina. El extracto se diluye con una solución acuosa para hacer insolubles los aceites esenciales y
lograr su recuperación. Los bioflavonoides precipitan y se separan por filtración. La porción
restante del extracto puede tratarse para recuperar un jarabe azucarado.
Se pueden obtener pectinas de muy buena calidad a partir de material vegetal aplicándole presión
y con calentamiento por microondas (Fishman, 2000). Las pectinas obtenidas se caracterizan por
un alto peso molecular y una buena viscosidad, cuando se comparan con las pectinas obtenidas
con técnicas convencionales de calentamiento. Por otro lado, para aprovechar las cáscaras
resultantes de la extracción del jugo de los frutos de galgal (Citrus pseudolimon Tan.), una
variedad de limón propia de la India, se estandarizó un proceso para la máxima recuperación de
las pectinas, considerando varios solventes: relación de cáscara/solvente, tiempos de extracción,
número de extracciones y tamaño de las partículas de las cáscaras. Se encontró que el mejor
solvente fue HCl 0.1N, con una relación de cáscara a ácido 1:10 por un tiempo de extracción de 60
minutos. Dos extracciones de las cáscaras pulverizadas ayudaron a la extracción y la precipitación
con alcohol fue mejor que la precipitación con cloruro de aluminio (Attri, 1996).
Después de numerosos ensayos de extracción de las pectinas en medio acuoso con y sin ácido, se
seleccionó el primero porque se obtuvo el mejor rendimiento y por ser uno de los métodos
conocidos para hacer la extracción de pectinas a partir de cáscaras de frutas cítricas como la
naranja valencia, la naranja tangüelo y la toronja (Gómez, 1998). En los diferentes ensayos se logró
mejorar el proceso hasta alcanzar una eficiencia del 10.5%, en base seca. Las características finales
de la pectina cítrica obtenida, que es de alto índice de metoxilo, dependen en gran medida del
proceso de obtención (Estrada, 1998).
Para la extracción de pectina líquida se estudia el tratamiento y análisis de las cáscaras de maracuyá
como materia prima, empleando la variedad Passiflora edulis flavicarpa, además del proceso de
obtención de material gelificante mediante la experimentación en laboratorio basado en patentes
de métodos de hidrólisis ácida, determinando parámetros adecuados como la temperatura, pH y
tiempo que influyen en la calidad evidenciada en el contenido de ácido galacturónico y grado
de esterificación dando como resultado su capacidad de gelificación.
En 1790, Vauquelin realizó las primeras investigaciones sobre pectinas, y trabajo con tamarindo y
de ahí aisló una sustancia gelatinosa.
La pectina fue aislada por primera vez en 1820, y mostró ser una clave en la manufactura de
mermeladas y jaleas.
La sustancia que se había supuesto, era la causa de que los jugos de frutas se convertían en jaleas,
fue aislada por Braconnot en 1824, quién la denominó pectina de un vocablo griego que significa
“coagulo duro”.
En 1790, Vauquelin realizo las primeras investigaciones sobre pectinas, y trabajo con tamarindo y
de ahí aisló una sustancia gelatinosa. En 1825, el químico Francés Henri Braconnot aisló las
pectinas por primera vez. Reconociendo su papel en productos como mermeladas y derivados de
fruta, la producción comercial de pectinas comenzó en 1908 en Alemania, a partir de los restos de la
fabricación de zumo de manzana. Calvo, (2009). En 1848, se conocen las diferentes sustancias
pecticas, las cuales varían en solubilidad y extracción, siendo Fremy quien reporto por primera
vez la existencia de un precursor péctico insoluble en agua, denominado posteriormente
protopectina por Tschirch Suarez, D & Orozco D, (2014).