1-Cronologia de Los Reyes Hasta Joas
1-Cronologia de Los Reyes Hasta Joas
1-Cronologia de Los Reyes Hasta Joas
0. Contenido ................................................................................................................................... 2
1. Introducción General ................................................................................................................... 3
2. Estructura del Tratado de Cronología ........................................................................................... 3
3. Mapa General de Tratados .......................................................................................................... 5
4. Mapa del Tratado ........................................................................................................................ 6
5. Diagrama de la Cronología .......................................................................................................... 7
6. Propósito del Tratado .................................................................................................................. 8
7. Desarrollo del tema ..................................................................................................................... 8
7.1. Enfoque general ............................................................................................................... 8
7.2. Base de la Cronología ...................................................................................................... 9
7.3. Cronología.......................................................................................................................22
7.4. Conclusiones ...................................................................................................................23
8. Material complementario.............................................................................................................23
8.1. Aparentes discrepancias y el calendario ...........................................................................23
8.2. El año de ascensión ........................................................................................................26
8.3. Decadencia egipcia .........................................................................................................27
8.4. El imperio asirio ...............................................................................................................29
8.5. Fenicia ............................................................................................................................34
8.6. Los estados sirios ............................................................................................................35
La búsqueda del conocimiento de Dios y su propósito para el hombre constituye la más apasionante de las
aventuras que la mente humana pueda proponerse. El reto de encontrar en el libro sagrado aquel hilo de oro del
plan de salvación recompensará al estudioso, que podrá comprender la majestuosidad del esfuerzo de Aquél que
“no escatimó ni a su propio hijo” (Romanos 8: 32).
El conjunto de tratados sobre cronología bíblica, del que usted tiene en sus manos uno de los estudios, ha
sido preparado para proveer al miembro laico de la Iglesia Adventista del Séptimo Día del conocimiento requerido
para enseñar a otros acerca de cómo crecer “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”
(2 Pedro 3: 18) así como para “presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande
razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3: 15).
El autor es miembro regular de la Iglesia Adventista del Séptimo Día desde 1977, anciano de iglesia desde
1979, esposo, padre y abuelo, con el gozo de tener a toda su familia en “la fe que ha sido una vez dada a los
santos” (Judas 1: 3) y que además suscribe totalmente las 28 doctrinas oficiales de la misma.
Al inicio de cada tratado le presentaremos la estructura general del conjunto de estos utilizando un diagrama
de bloques numerado, llamado Mapa General de Tratados. Este gráfico (que aparece en la subsiguiente página)
le permitirá ver dónde encaja el tratado que tiene en sus manos en relación con los otros temas. Para facilitar su
ubicación además de la numeración, este estará marcado en color diferente de los demás. Coleccione los temas,
actualícelos y ordénelos en esta secuencia si le parece útil a su propio desarrollo del conocimiento.
Los números en cada bloque establecen simultáneamente el orden de creación de estos tratados y la
dependencia lógica también entre ellos. Los bloques del número 70 en adelante representan, a su vez, un conjunto
de tratados sobre dicho tema. Los he agrupado en 6 grandes temas:
La lectura de estos temas le dará el marco referencial para entender los tratados más temáticos. Estos otros
temas tienen su propia estructura que guardará relación con la aquí mencionada.
Luego del diagrama del conjunto, encontrará usted un diagrama de bloques del estudio propiamente dicho,
llamado Mapa del Tratado, donde podrá notar lo siguiente:
a. Cada bloque del diagrama indica el versículo o versículos de referencia en la parte inferior y una
breve frase que corresponde con la lógica de su inclusión en el tema.
Luego del mapa mencionado, encontrará usted uno o más diagramas de cronología que se tratarán en este
estudio.
Al finalizar esta fase gráfica usted encontrará el estudio en detalle, que seguirá hasta donde sea posible, la
estructura del diagrama de bloques. Algunos materiales complementarios al estudio se incluirán al final. Le
recomiendo que los lea con anticipación para encontrar el momento exacto para incluirlos en su exposición.
Hasta donde me ha sido posible he presentado la fuente de algunos de estos temas para que pueda
extender su comprensión revisándolos. No pretendo conocer todo lo que estas fuentes tratan sobre el tema, por lo
que lo aliento a profundizar y comentarme cómo mejorar este contenido. He incluido algunas imágenes halladas
en Internet para hacer más amena su lectura, espero le agraden.
Cuando no se indique lo contrario las citas de la Santa Biblia corresponden a la versión Reina-Valera 1960,
mi favorita. Alguna vez incluiré otras versiones para comparar o ampliar la comprensión de un texto.
Cuando usted desarrolle un estudio bíblico sobre este tema con personas que no pertenecen a la Iglesia le
recomiendo que use la sección correspondiente al estudio (con los versos incluidos en el diagrama de bloques) sin
presentar las declaraciones del Espíritu de Profecía. Comente los materiales complementarios conforme surjan en
la exposición, así como en la fase de preguntas y respuestas.
He preparado también un archivo que incluye todos los diagramas de bloques de los tratados de manera
que le sirvan de ayuda memoria cuando presente el tema. También he creado un archivo con una copia de todos
los contenidos de los tratados de manera que pueda revisarlos sin abrir cada uno de los documentos, en caso esté
buscando un subtema específico.
Permítame, como hasta ahora, que durante el estudio me dirija a usted en forma personal. Creo que así es
como nuestro Salvador hablaba con aquellos a quienes amaba y deseaba salvar. Seguramente usted hará lo
propio con aquellos que le escuchen con este propósito.
Este es un material gratuito que seguramente ha llegado hasta usted por alguien que lo aprecia y desea
que conozca aún más a Jesús y su maravilloso plan de salvación. Difúndalo de la misma manera, ya que “de gracia
recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10: 8).
05 30 31
50 51 52
El Espíritu Los dones El don de
Las 7 iglesias Los 7 sellos Las 7 trompetas
Santo espirituales lenguas
32 47 49 53
48 55
El Don de La estatua de El carnero y el El cuerno
Las 4 Bestias El Anticristo
Profecía Nabucodonosor macho cabrío pequeño
33 56
54
Profecías Las 70
Los 1260 años
mesiánicas semanas
57 60 61
59 62
El juicio La Apostasía El Tiempo
El sellamiento El milenio
investigador final de Angustia
16 18 58 40
02 04 15 17
Muerte La Segunda Los libros La Gran
La Divinidad El Hijo La Encarnación La Resurrección
Vicaria Venida del cielo Comisión
13 19 41
El Ángel Señales de la Historia
de Jehová Segunda Venida de la IASD
42
03 14 34 35
Organización
El Padre El Amor La Redención La Conversión
Eclesiástica
29 36 43
09 37 38 39
Los libros Justificación Disciplina
El Pecado Santificación El Bautismo La Iglesia
apócrifos por la fe Eclesiástica
06 08 44
01 10
La Ley El origen Diezmo &
La Santa Biblia La Muerte
de Dios del pecado Ofrendas
28
26 27 45
Posesión
Los Ángeles Espiritismo El matrimonio
demoníaca
25 46
07 24
La Cena Estilo Cristiano
El Sábado La Adoración
del Señor de Vida
12
La Oración
63
11 20
La tierra
La creación El diluvio
nueva
21 22 23
El Santuario Nuestro Sumo La ley
Celestial Sacerdote ceremonial
70 80 90
75 85 95
Religiones Armonía de los Biografías
Cronología Genealogía Historia
Comparadas Evangelios Bíblicas
Muerte de Corregencia
Salomón, de Joram
Roboam rey en Judá
Muerte de Muerte de
División Asa Josafat
Roboam, Abías,
del reino rey de Judá rey de Judá
Abías rey Asa rey
1 Rey 12: 1-20 2 Cró 12: 13-16 1 Rey 15: 1-8 1 Rey 15: 9-13 1 Rey 22: 41, 42
Muerte de Rebelión de
Jeroboam I, Zimri,
Nadab rey Omri rey
2 Rey 10: 36 2 Rey 3: 1-3 1 Rey 22: 51-53 1 Rey 16: 28-34 1 Rey 16: 21-23
Roboam 41 17
Abiam 3
Asa 41
Josafat 32 3 22
Judá
Joram 26 6 8
Ocozías (1 año) 22
Atalía 6
Joás 7 40
Jeroboam I 21
Nadab (2 años)
Baasa 24
Ela (2 años)
Zimri (7 días)
Israel
Omri 12
Tibni 5
Acab 22
Ocozías (2 años )
Joram 12
Jehú 28
1040 1020 1000 980 960 940 920 900 880 860 840 820 800 780
Palestina 926 AC
Inicio del templo
Qarqar 853 AC
Exterminio de
Sisac, Faraón
Sisac, invade
Jehú 841 AC
Batalla de
950 AC
966 AC
La división de los reinos de Judá e Israel en tiempos de Roboam, hijo de Salomón había quedado
establecida. Dios mismo, por los pecados de Salomón (de los que finalmente se arrepintió en la ancianidad)
había decidido la separación o
división de los reinos. La
división significó que quedara
al sur el Reino de Judá (que
incluía además a la tribu de
Benjamín) y las otras diez
tribus (recordad que la tribu de
José se había dividido en dos:
Efraín y Manasés, quedando la
tribu de Leví dedicada al
sacerdocio y el santuario) al
norte.
La ubicación geográfica
de los reinos establecía ya una
diferencia que se notaría a
futuro. Ver mapa del momento
de la división. Mientras que al
sur el otrora gigante, el imperio
egipcio se debilitaba, al norte
el imperio asirio y los sirios
eran enemigos más temibles.
Estos enemigos jugarían un rol
determinante en la historia de
Israel. El norte aun aguardaba
la aparición del imperio
neobabilónico que significaría
luego la desaparición del reino
del sur. Existirían otros actores
secundarios sobre la costa; al
sur oeste los filisteos y al
noroeste los fenicios, junto con
otros ya conocidos enemigos
de Israel, tales como los
idumeos, moabitas y amonitas.
Trataremos en esta
cronología el periodo que va
del 931 al 835 AC, que incluye
los reinados del sur y del norte
desde Roboam hasta Joás y de Jeroboam hasta Jehú (respectivamente); aunque de los últimos reyes
mencionados solamente el comienzo de sus reinados. Este punto será la bisagra con las cronologías de
los reyes hasta el final de ambos reinos que ofreceremos en otros tratados.
Volviendo al periodo que nos ocupa, mientras que una sola dinastía (la davídica, aunque con un
intento más o menos fructífero de usurpación) reinaría en el sur, en el norte habría una sucesión violenta
de dinastías (cinco en total hasta Jehú) alguna extraordinariamente efímera. En buena parte esta diferencia
estaría marcada por un más rápido deterioro que se experimentaría en el reino del norte por el pecado de
Jeroboam I, al establecer dos centros de adoración de becerros representando supuestamente a Jehová
en Bethel (casi en la frontera con el reino del sur) y Dan en el extremo norte. Este alejamiento de la voluntad
El inicio de la monarquía apenas pudo mantener unido a Israel durante tres reyes: Saúl, David (que
tuvo un gobierno paralelo con Is-boset) y Salomón, durante un periodo de casi 120 años. La muerte de
Salomón llevaría al trono a su hijo Roboam, cuyo carácter poco formado para un hombre de 41 años lo
llevaría a producir la ruptura de la unidad del reino.
Reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años. Y durmió Salomón con sus
padres, y lo sepultaron en la ciudad de David su padre; y reinó en su lugar Roboam su hijo.
2 Crónicas 9: 30, 31
Hijo de Salomón y de su esposa amonita Naama. Comenzó a reinar a los 41 años como
primer rey del reino sureño de Judá, después de la división del reino (1 Reyes 11: 43; 14: 21). Reinó
17 años (cerca del 931-cerca del 913 AC). Al ascender al trono se reunieron representantes de toda
la nación en Siquem, la ciudad más céntrica de Israel para coronar al nuevo rey. Sin embargo,
conducidos por Jeroboam, primero exigieron que se aliviaran las cargas públicas. Roboam prometió
dar su respuesta a los tres días, y entretanto buscó consejo de los ancianos, quienes lo animaron a
otorgar los justificados pedidos del pueblo, pero aceptó el consejo de los jóvenes criados con él,
quienes le sugirieron que no hiciera caso a los reclamos. Desafió a los peticionantes al declarar que
los castigaría con “escorpiones” en lugar de látigos como había
hecho su padre. Como resultado, todas las tribus que estaban
al norte y al este se separaron de la casa de David y pusieron
como rey a Jeroboam. Roboam trató de hacer volver a las tribus
enviando a Adoniram, el encargado de los trabajos forzados
como mediador. Este hombre, sin embargo, aparentemente por
causa del odio violento hacia él, fue inmediatamente asesinado.
Recién entonces reconoció Roboam la seriedad de la situación,
y volvió a Jerusalén para prepararse para una guerra contra
Jeroboam, con el fin de obligar a las tribus rebeldes a someterse
por la fuerza, y sólo desistió cuando el profeta Semaías en
nombre de Dios le prohibió realizar su plan (1 Reyes 11: 43-12:
24; 2 Crónicas 9: 31-11: 4). A pesar de ello, durante el reinado
de Roboam hubo acciones de guerra entre los dos países años
más tarde (1 Reyes 14: 30).
El carácter de Roboam muestra que heredó rasgos buenos y malos de su padre. Obedeció
al profeta Semaías al abstenerse de luchar contra Jeroboam (1 Reyes 12: 24; 2 Crónicas 11: 4); se
humilló ante Dios en el momento de la invasión de Sisac (2 Crónicas 12: 6, 12); recibió en su
territorio a los sacerdotes y levitas que fueron expulsados del reino del norte cuando Jeroboam
introdujo la adoración del becerro en Betel y Dan (11: 11-17). Sin embargo, después de haber servido
a Jehová durante tres años (versículo 17), “hizo lo malo” (12: 14) al permitir que se construyeran
lugares altos paganos, toleró ritos inmorales y adoró a dioses extranjeros (1 Reyes 14: 22-24).
Roboam tuvo 18 esposas, 60 concubinas, 28 hijos y 60 hijas (2 Crónicas 11: 21).
Diccionario Bíblico Adventista, Roboam
Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había venido a Siquem para hacerle rey. Y
aconteció que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido
La división de los reinos ocurrió entonces el año 931 AC, apenas 119 años después de que Saúl
asumiera el trono y se convirtiera en el primer rey de Israel. El reino del norte quedó en manos de Jeroboam,
que antes había sido perseguido por Salomón y había huido a Egipto pues el rey pretendió matarlo cuando
complotó contra él. El profeta Ahías, en tiempos ya del reinado de Salomón, le había prometido que reinaría
sobre 10 de las 12 tribus, a causa del alejamiento de Salomón de los principios que Dios había dado a su
pueblo. Siga la cronología en base al diagrama del acápite 5.
Este inmediatamente tomó drásticas medidas para impedir que los dos reinos se volvieran a
unir. Fundó dos nuevos templos: uno en Dan, en la frontera norte del país; y otro en Bet-el, en la
En su proclama que invitaba al pueblo a adorar en esos lugares, Jeroboam repitió como un
eco las palabras que Aarón había pronunciado en el monte Sinaí para reunir al pueblo para la
adoración del becerro de oro (cf. 1 Reyes 12: 28 con Exodo 32: 4). Este culto, probable imitación
del rendido por los cananeos a Él, bajo la imagen de un buey, llegó a ser el “pecado de Jeroboam”,
que fue seguido prácticamente por cada gobernante del territorio del norte (1 Reyes 15: 26, 34; 16:
19; 22: 52; etc.). También designó como sacerdotes a hombres que no eran de la tribu de Leví, y
ordenó que las principales fiestas se celebrasen durante el octavo mes en vez del séptimo, como se
hacía en Judá (12: 31, 32). También parece haber puesto el día de Año Nuevo en la primavera, que
en Judá se celebraba en el otoño; y haber adoptado la forma egipcia de computar los años de los
reyes -el sistema “sin año de ascensión” al trono- para ser diferente de los reyes de Judá (que según
parece contaban sus años de acuerdo con el sistema “con año de ascensión” al trono). Con estas
medidas esperaba alinear las 10 tribus del reino del sur y establecer una brecha permanente e
irreparable entre las dos naciones. En eso tuvo éxito, pero trajo la maldición de Dios sobre sí mismo
y sobre su pueblo. Un anónimo “hombre de Dios” de Judá lo reprendió severamente por sus actos
(13: 1-6), como también lo hizo Ahías, que había
predicho el establecimiento de su reinado (14: 6-
18)…
De Roboam, que había vivido instruido por una madre amonita y viendo la vida desordenada de su
padre no se podía esperar mucho. Aunque no entró en abierta rebeldía como otros reyes su fracaso es
evidente. Si bien su padre se arrepintió de su mal proceder no pudo borrar el efecto que su vida generó en
su hijo. Aun cuando recibió la orden de evitar la guerra con sus hermanos separados el registro sagrado
nos dice que hubo contienda entre Israel y Judá durante el reinado de Roboam. Abiam (también llamado
Abías) sucedió a su padre Roboam en el trono de Judá.
Fortalecido, pues, Roboam, reinó en Jerusalén; y era Roboam de cuarenta y un años cuando
comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que escogió Jehová de todas las
tribus de Israel para poner en ella su nombre. Y el nombre de la madre de Roboam fue Naama
amonita. E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová. Las cosas de Roboam,
La cronología comparativa de los reyes de Judá e Israel puede concatenarse con las declaraciones
cruzadas en las que se especifica (como en el caso de la cita siguiente) que un rey de uno de los reinos
empezó a gobernar en un año determinado de un rey del otro. Podemos decir en base a este tipo de
declaraciones que Jeroboam I, rey de Israel, gobernó en los periodos de Roboam, Abiam y Asa, reyes de
Judá. Veamos algo sobre Abiam. Note que por lo general, se menciona la duración de su reinado como de
3 años, lo que puede significar más de 2 años calendario y menos de 4, y puede o no estar afectada esta
duración por el efecto del concepto del año de ascensión, que explicaremos en el material complementario.
En el año dieciocho del rey Jeroboam hijo de Nabat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá, y
reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom. Y anduvo en
todos los pecados que su padre había cometido antes de él; y no fue su corazón perfecto con Jehová
su Dios, como el corazón de David su padre. Mas por amor a David, Jehová su Dios le dio lámpara
en Jerusalén, levantando a su hijo después de él, y sosteniendo a Jerusalén; por cuanto David había
hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se había apartado en
todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías heteo. Y hubo guerra entre Roboam, y
Jeroboam todos los días de su vida. Los demás hechos de Abiam, y todo lo que hizo, ¿no está
escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y hubo guerra entre Abiam y Jeroboam. Y
durmió Abiam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó Asa su hijo en su lugar.
1 Reyes 15: 1-8
Segundo rey de Judá después de Salomón, llamado Abiam por el autor de Reyes (1 Crónicas
3: 10; 2 Crónicas 11: 20, 22; 12: 16; 13: 1-14: 1; Mateo 1: 7). Fue hijo de Roboam y gobernó Judá
por 3 años (cerca del 913 - cerca del 911 AC; cf. 2 Crónicas 13: 2 con 1 Reyes 15: 1, 9 por
discrepancias en los años). Por parte de su madre era descendiente de Absalón (15: 2). Siguió la
maldad de su padre y también la guerra contra Jeroboam I (versículos 3, 6, 7); en cierta batalla,
porque “se apoyaban en Jehová”, pudo infligir una severa derrota a Israel (2 Crónicas 13: 3-20).
Tuvo 14 esposas, 22 hijos y 16 hijas (versículo 21). Su biografía fue escrita por el profeta lddo
(versículo 22). La aparente contradicción en cuanto a la madre de Abías (cf. 1 Reyes 15: 2 con 2
Crónicas 13: 2) se explica generalmente diciendo que “Maaca, hija de Abisalom” o Absalón, fue en
realidad la nieta, no la hija, de Absalón. La palabra hebrea traducida por “hija” también se puede
referir a cualquier descendiente femenino, no importa cuán remoto sea.
Diccionario Bíblico Adventista, Abías
Cuando estaba por finalizar el reinado de Jeroboam I (y su vida), Asa sucedió en el trono de Judá a
su padre Abiam. A diferencia de su padre fue (desde el punto de vista espiritual) un gran rey. Aunque, como
cualquiera de nosotros, no fue perfecto durante su vida puede decirse que “hizo lo recto ante los ojos de
Jehová, como David su padre”. Debe haber sido bastante joven al empezar a gobernar (tal vez de unos 20
años), contando que su padre debe haber muerto cerca de los 40 años de edad. Tomando en cuenta que
Asa reinó 41 años (el más largo de los reinados de esta cronología y segundo después de Manasés, hijo
de Ezequías entre todos los reyes de Judá e Israel) por lo que su muerte debe haber acontecido cuando
tenía unos 60 y pocos años. Sufrió de una mal a los pies en los últimos años de su reinado y permitió la
corregencia de su hijo Josafat en los 3 últimos años.
En el año veinte de Jeroboam rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá. Y reinó
cuarenta y un años en Jerusalén; el nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom. Asa hizo lo
recto ante los ojos de Jehová, como David su padre. Porque quitó del país a los sodomitas, y quitó
todos los ídolos que sus padres habían hecho. También privó a su madre Maaca de ser reina madre,
porque había hecho un ídolo de Asera. Además deshizo Asa el ídolo de su madre, y lo quemó junto
al torrente de Cedrón.
1 Reyes 15: 9-13
Tercer rey del reino sureño de Judá. Reinó 41 años (cerca del 911-cerca del 869 AC). Fue
un buen soberano, e hizo grandes esfuerzos para purificar la religión de su pueblo. Quitó a su
“madre” Maaca (en realidad era su abuela, “adoptada” como madre por conveniencia política; 1
Reyes 15: 2, 8, 10) del cargo de reina madre porque había hecho una imagen de Asera. Asa
destruyó no sólo esta imagen, sino también los ídolos de sus predecesores y todos los altares
extraños y las imágenes del sol. Limpió el país de los hombres que practicaban la prostitución cúltica
y muchos lugares altos. Sin embargo, la gente siguió usando los restantes lugares altos para la
Durante el segundo año de reinado de Asa en Judá, murió Jeroboam I, rey de Israel, después de 22
años como soberano del reino del norte. Aunque no es posible fechar el primer encuentro de Jeroboam con
el profeta Ahías, puede suponerse que esto ocurrió durante la etapa de apostasía de Salomón, cuando ya
Jeroboam era un contratista de Salomón, por lo que debe haber tenido unos 40 años cuando empezó a
gobernar y un poco más de 62 cuando murió. Aunque Dios le había ofrecido que su dinastía perduraría si
era fiel, su pecado con los becerros y su terquedad a pesar de la reconvención de los profetas haría que su
dinastía despareciera en tiempos del reinado de su hijo.
Los demás hechos de Jeroboam, las guerras que hizo, y cómo reinó, todo está escrito en el
libro de las historias de los reyes de Israel. El tiempo que reinó Jeroboam fue de veintidós años; y
habiendo dormido con sus padres, reinó en su lugar Nadab su hijo.
1 Reyes 14: 19, 20
Nadab, hijo de Jeroboam I, reinó menos de dos años y fue asesinado por un usurpador, Baasa que
se proclamó rey. Poco se dice de Nadab, excepto que no se alejó de los pecados de su padre.
Hijo y sucesor de Jeroboam I, y el segundo rey del reino norteño de Israel (1 Reyes 14: 20).
Reinó menos de 2 años (cerca del 910-909 AC) y siguió a su padre en sus malos caminos (1 Reyes
15: 25, 26). Mientras sitiaba Gibetón, que en ese tiempo pertenecía a los filisteos, fue muerto por
Baasa, el que luego usurpó el trono y posteriormente exterminó a todos los parientes de la casa de
Jeroboam (versículos 27-30). Esta masacre cumplió la profecía de Ahías con respecto de este rey
(14: 10, 11).
Diccionario Bíblico Adventista, Nadab
Dios había anunciado ya el castigo de la casa de Jeroboam mediante el profeta Ahías, el mismo que
le había anunciado que sería rey. Las palabras que dijo Ahías a la mujer de Jeroboam que fue a buscarlo
porque su hijo Abías enfermó, son terribles. El hijo tampoco sobrevivió, pero fue el único que fue sepultado.
Ve y di a Jeroboam: Así dijo Jehová Dios de Israel: Por cuanto yo te levanté de en medio del
pueblo, y te hice príncipe sobre mi pueblo Israel, y rompí el reino de la casa de David y te lo entregué
a ti; y tú no has sido como David mi siervo, que guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí
con todo su corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos, sino que hiciste lo malo sobre
todos los que han sido antes de ti, pues fuiste y te hiciste dioses ajenos e imágenes de fundición
para enojarme, y a mí me echaste tras tus espaldas; por tanto, he aquí que yo traigo mal sobre la
casa de Jeroboam, y destruiré de Jeroboam todo varón, así el siervo como el libre en Israel; y barreré
la posteridad de la casa de Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que sea acabada. El que
muera de los de Jeroboam en la ciudad, lo comerán los perros, y el que muera en el campo, lo
comerán las aves del cielo; porque Jehová lo ha dicho.
1 Reyes 14: 7-11
Lamentablemente esto aconteció en el segundo año de Nadab y toda la simiente de Jeroboam fue
destruida por el usurpador Baasa. Terminaba así la primera dinastía del reino de Israel… luego de apenas
24 años.
Nadab hijo de Jeroboam comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa rey de
Judá; y reinó sobre Israel dos años. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, andando en el camino
de su padre, y en los pecados con que hizo pecar a Israel. Y Baasa hijo de Ahías, el cual era de la
Baasa pasó a la historia fundamentalmente por su traición y su crimen al exterminar a toda la casa
de Jeroboam. Poco se puede reseñar de su vida o contribución al engrandecimiento del reino del norte. A
pesar de tener un largo reinado recibió la condenación de Dios y se repitió para él y su casa la sentencia
que él había cumplido con Jeroboam.
Tercer soberano del reino norteño de Israel. Reinó 24 años (cerca del 909 - cerca del 886
AC). Era hijo de Ahías, de la tribu de Isacar, y se apoderó del trono al asesinar al rey Nadab durante
el sitio de la ciudad filistea de Gibetón (1 Reyes 15: 27, 28). Su reinado estuvo señalado por la
maldad (versículo 34) y por una guerra continua contra el reino del sur (versículo 32). Uno de los
primeros actos de su gobierno fue exterminar a todos los demás parientes de Jeroboam I,
cumpliendo así la predicción de Ahías (versículos 29 ,30; 14: 10, 11). Su intento de fortalecer Rama,
como baluarte militar dentro del territorio de Judá, fracasó cuando Asa de Judá contrato a Ben-hadad
I de Damasco contra él (1 Reyes 15: 16-21; 2 Crónicas 16: 1-6). El profeta Jehú predijo el exterminio
de la dinastía de Baasa (1 Reyes 16: 1-4).
Diccionario Bíblico Adventista, Baasa
Y vino palabra de Jehová a Jehú hijo de Hanani contra Baasa, diciendo: Por cuanto yo te
levanté del polvo y te puse por príncipe sobre mi pueblo Israel, y has andado en el camino de
Jeroboam, y has hecho pecar a mi pueblo Israel, provocándome a ira con tus pecados; he aquí yo
barreré la posteridad de Baasa, y la posteridad de su casa; y pondré su casa como la casa de
Jeroboam hijo de Nabat. El que de Baasa fuere muerto en la ciudad, lo comerán los perros; y el que
de él fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo. Los demás hechos de Baasa, y las
cosas que hizo, y su poderío, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
Y durmió Baasa con sus padres, y fue sepultado en Tirsa, y reinó en su lugar Ela su hijo. Pero la
palabra de Jehová por el profeta Jehú hijo de Hanani había sido contra Baasa y también contra su
casa, con motivo de todo lo malo que hizo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira con las obras
de sus manos, para que fuese hecha como la casa de Jeroboam; y porque la había destruido. En el
año veintiséis de Asa rey de Judá comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel en Tirsa; y reinó
dos años.
1 Reyes 16: 1-8
Ela, hijo de Baasa reinó 2 años y murió a manos de un usurpador, Zimri. Este último eliminó a toda
la descendencia de Baasa tal como había profetizado Jehú, hijo de Hanani. Terminaba, otra vez
sangrientamente, la breve dinastía de Baasa, apenas 26 años después, mientras que la dinastía davídica
continuaba y continuaría hasta el final del reino de Judá. Quisiera que recuerde que todos estos reyes de
Judá, descendientes de David, forman parte de la genealogía de Jesús.
Cuarto rey del reino norteño de Israel (886-885 AC). Fue muerto por Zimri, un comandante
de sus carros de guerra (1 Reyes 16: 6, 8-10), en cumplimiento de la predicción del profeta Jehú
acerca de Baasa, padre de Ela (versículos 1-4).
Diccionario Bíblico Adventista, Ela
En el año veintiséis de Asa rey de Judá comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel en
Tirsa; y reinó dos años. Y conspiró contra él su siervo Zimri, comandante de la mitad de los carros.
Y estando él en Tirsa, bebiendo y embriagado en casa de Arsa su mayordomo en Tirsa, vino Zimri
y lo hirió y lo mató, en el año veintisiete de Asa rey de Judá; y reinó en lugar suyo. Y luego que llegó
a reinar y estuvo sentado en su trono, mató a toda la casa de Baasa, sin dejar en ella varón, ni
parientes ni amigos. Así exterminó Zimri a toda la casa de Baasa, conforme a la palabra que Jehová
había proferido contra Baasa por medio del profeta Jehú, por todos los pecados de Baasa y los
pecados de Ela su hijo, con los cuales ellos pecaron e hicieron pecar a Israel, provocando a enojo
con sus vanidades a Jehová Dios de Israel. Los demás hechos de Ela, y todo lo que hizo, ¿no está
todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? En el año veintisiete de Asa rey de
Judá, comenzó a reinar Zimri, y reinó siete días en Tirsa; y el pueblo había acampado contra Gibetón,
ciudad de los filisteos. Y el pueblo que estaba en el campamento oyó decir: Zimri ha conspirado, y
ha dado muerte al rey. Entonces todo Israel puso aquel mismo día por rey sobre Israel a Omri,
Zimri fue el más efímero de los reyes de Israel, apenas 7 días, pues Omri comandante del Ejército
en el sitio de Gibetón se alzó en armas y Zimri se suicidó, incendiando el palacio. Triste final de un
conspirador… a manos de otro. Con Zimri termina (y claro… casi ni comenzó) la tercera dinastía del reino
de Israel. La que se iniciaba, la cuarta, sería una de las más largas e importantes por su influencia en el
destino final del reino del norte.
Quinto rey del reino norteño de Israel. Reinó sólo 7 días (cerca del 885 AC). Era comandante
de la mitad de los carros cuando complotó contra el rey y le dio muerte en Tirsa. Usurpó el trono y
exterminó a toda la familia de su predecesor, con lo que se cumplió la profecía que le hizo a Baasa
el profeta Jehú (1 Reyes 16: 9-15). Cuando las noticias de las acciones de Zimri llegaron hasta el
ejército que estaba sitiando Gibetón, proclamaron rey a su comandante Omri, e inmediatamente
marcharon contra Zimri en Tirsa. Tomaron la ciudad después de un corto asedio, y Zimri se suicidó
incendiando el palacio y quedándose adentro (versículos 15-20). Algunos comentaristas lo han
identificado con [otro] Zimri [descendiente del rey Saúl por medio de Jonatán] (1 Crónicas 8: 36; 9:
42), con la idea de que él quería que el reino volviera a la casa de Saúl.
Diccionario Bíblico Adventista, Zimri
Sin embargo, el camino de Omri hacia el trono parece no haber sido tan fácil pues parte del pueblo
(parece que una parte menor en todo caso) siguió a Tibni, de manera que hubo durante unos cinco años
dos reyes en Israel. No se sabe a qué se debió la muerte de Tibni, pero luego el reino quedó consolidado
bajo Omri. Los versos siguientes parecen indicar que hubo una contienda entre ambos bandos (“el pueblo
que seguía a Omri pudo más que el que seguía a Tibni”), de la que salió victorioso Omri.
Entonces el pueblo de Israel fue dividido en dos partes: la mitad del pueblo seguía a Tibni
hijo de Ginat para hacerlo rey, y la otra mitad seguía a Omri. Mas el pueblo que seguía a Omri pudo
más que el que seguía a Tibni hijo de Ginat; y Tibni murió, y Omri fue rey. En el año treinta y uno de
Asa rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años; en Tirsa reinó seis años.
1 Reyes 16: 21-23
Hijo de Ginat; por varios años (cerca del 885 - cerca del 880 AC) fue reconocido por una parte
del pueblo como rey de Israel, mientras el resto seguía a Omri. Pero murió no se sabe cómo, y Omri
se convirtió en el único dirigente de Israel (1 Reyes 16: 21, 22).
Diccionario Bíblico Adventista, Tibni
A pesar que la dinastía de Omri no fue precisamente un ejemplo de fidelidad a Dios, no podemos
dejar de reconocer sus dotes de estadista pues, además de establecer a Samaria como la capital, desarrolló
el reino del norte (labor que fue continuada por Acab, su hijo) y basta decir que existen importantes
referencias históricas que llaman a Israel “la tierra de Omri”.
Sexto rey del reino norteño de Israel (cerca del 885 - cerca del 874 AC) y fundador de una
poderosa dinastía que reinó unos 44 años (cerca del 885 - 841 AC), un quinto de la duración del
reino. Antes de ser rey, Omri era comandante del ejército de Ela. Estaba luchando contra los filisteos
en Gibetón cuando Zimri -un oficial de los carros del rey- asesinó a Ela y usurpó el trono. Cuando
esta noticia llegó al ejército, inmediatamente proclamaron rey a Omri y marcharon contra Zimri en
Tirsa, la capital. Este reconoció que no podría mantenerse el trono contra las fuerzas de Omri y se
suicidó: su reinado fue de sólo 7 días (1 Reyes 16: 8-10, 15-20). Sin embargo, el nuevo rey tuvo que
luchar más de 4 años contra Tibni, otro pretendiente al trono que tenía muchos seguidores, antes
de gobernar como único soberano. El reinado de Omri fue de gran importancia política. Mudó su
capital a Samaria (1 Reyes 16: 24), una ubicación de mayor importancia estratégica que Tirsa. Al
escoger un lugar totalmente deshabitado, que no tenía historia ni tradición, Omri reveló gran
sabiduría política e hizo por Israel lo que David había hecho por Judá al elegir a Jerusalén. Subyugó
a Moab, como lo atestigua la Piedra Moabita del rey Mesa… La inscripción dice, en parte: “Omri, rey
de Israel, había oprimido a Moab durante muchos días, porque Quemos estaba enojado con su
tierra... Y Omri había ocupado la tierra de Medeba, e (Israel) vivió en ella sus días y en la mitad de
los días de su hijo, 40 años”. Que la conquista de Moab fue una empresa fructífera se ve por el
tributo que Moab pagó a su hijo Acab. Ascendió, probablemente cada año, a 100.000 corderos y la
lana de 100.000 carneros (2 Reyes 3: 4). Con sus vecinos fenicios, Omri estableció relaciones
cordiales y coronó esas relaciones con el casamiento de su hijo Acab con Jezabel, la hija de Et-baal,
rey de Tiro (“rey de los sidonios” en 1 Reyes 16: 31), de acuerdo con la costumbre de la época. El
resultado de esta alianza con los fenicios fue la introducción del culto de Baal y Asera en Israel hasta
niveles desconocidos (versículos 32, 33). No se sabe mucho de las relaciones de Omri con los sirios
El testimonio de la Escritura es que Omri fue aún peor que los reyes que le antecedieron. Puede
afirmarse que el nivel espiritual de Israel iba en rápido descenso. Tal vez su peor error fue la vinculación
con los sidonios mediante una alianza matrimonial y el consecuente ingreso de la idolátrica religión fenicia.
Y Omri durmió con sus padres, y fue sepultado en Samaria, y reinó en lugar suyo Acab su
hijo. Comenzó a reinar Acab hijo de Omri sobre Israel el año treinta y ocho de Asa rey de Judá. Y
reinó Acab hijo de Omri sobre Israel en Samaria veintidós años. Y Acab hijo de Omri hizo lo malo
ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él. Porque le fue ligera cosa andar
en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey de los
sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró. E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en
Samaria. Hizo también Acab una imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos los reyes de
Israel que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios de Israel. En su tiempo Hiel de
Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio
de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová había hablado
por Josué hijo de Nun.
1 Reyes 16: 28-34
Su hijo Acab tuvo el reinado más largo de la cuarta dinastía (no consideramos a Tibni en este
cómputo) y es probablemente el rey de Israel al que la Santa Biblia dedica un mayor porción, en especial
debido a la aparición del profeta Elías. Haríamos bien en estudiar este periodo de Israel, pues además del
rico contenido histórico y espiritual, tiene una gran importancia desde el punto de vista escatológico.
Octavo rey (si se incluye a Tibni) del reino norteño de Israel, e hijo y sucesor de Omri. Reinó
22 años (874-853 AC). Se casó con Jezabel (1 Reyes 16: 31). Dirigente militar poderoso, mantuvo
en sujeción a los moabitas (2 Reyes 3: 4, 5; Piedra Moabita, línea 8). Vivió en términos amistosos
con los fenicios y mantuvo la paz con Judá, cuyo príncipe heredero se casó con Atalía (2 Reyes 8:
18, 26). Derrotó a los sirios 2 veces, y tuvo el ejército más numeroso de todas las naciones que
estaban entre Asiria y Egipto. Cuando Ben-adad II de Damasco y aliados sitiaron Samaria, Acab los
rechazó (1 Reyes 20: 1-21) y un año más tarde les infligió una derrota aún mayor en la batalla de
Afec (versículos 22-30); también capturó a Ben-adad. Acab, sin embargo, se mostró neciamente
magnánimo y le conservó la vida; más aún, lo liberó. Ben-adad prometió devolver ciertas ciudades
que su padre había conquistado de Omri, padre de Acab, o como piensan algunos, de Baasa (15:
18-22), y también hizo concesiones económicas al permitir que mercaderes israelitas abrieran
negocios en los bazares de Damasco (20: 31-34 DHH).
Cuando los asirios bajo Salmanasar III amenazaron destruir la independencia de los
pequeños estados de Siria y Palestina, se formó una coalición de 12 naciones bajo el liderazgo de
Damasco para enfrentar al enemigo común. Las inscripciones de Salmanasar muestran que, de los
ejércitos aliados, Acab (llamado Ahabbu mat Sir'ilâ, “Acab el israelita”) tenía la mayor fuerza en
carros (2.000, de un total de 3.940) y una infantería de 10.000 soldados (de un total de 60.000). La
batalla (que no se menciona en la Biblia) ocurrió en Qarqar, sobre el Orontes en la Siria central, en
el 6º año de Salmanasar, que puede ser datado con bastante certeza como el 853 AC. El registro
de la participación de Acab en esta batalla provee el sincronismo más temprano entre las historias
bíblica y secular…
Aunque los aliados no obtuvieron una victoria decisiva, los asirios fueron obligados a
retroceder y dejar Siria sin conquistarla por el momento. Tan pronto se eliminó la amenaza común,
se rompió la alianza y siguieron las antiguas disputas que existían entre las pequeñas naciones de
Siria y Palestina. Acab se dispuso de inmediato a tomar la ciudad de Ramot de Galaad, que estaba
en manos de los arameos de Siria desde hacía algún tiempo. En la batalla por esa ciudad fue
mortalmente herido (1 Reyes 22: 2-36). Su cuerpo fue llevado a Samaria para recibir sepultura y,
como había predicho el Señor mediante Elías (21: 19), los perros lamieron la sangre de Acab que
había manchado su carro (22: 38). El próspero reinado de Acab y sus conexiones amistosas con los
fenicios trajo mucha riqueza a su país, permitiéndole ocuparse extensamente de construcciones,
señaladas en la Biblia con unas pocas palabras (1 Reyes 22: 39), pero confirmadas por las
excavaciones en Samaria. Las ruinas de la ciudad indican que Acab construyó su palacio junto al de
Aunque gozó de gran éxito militar y político, Acab fue débil en asuntos religiosos. “Hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes que él” (1 Reyes 16: 30).
Permitió que su esposa pagana introdujera el culto a Baal y a Asera, y que persiguiera a los
adoradores del Dios de Israel. Parece que Acab se consideraba un adorador de Jehová, puesto que
consultó varias veces a los profetas de Jehová (20: 13, 14, 22, 28; 22: 8, 16), y dio por lo menos a
tres de sus hijos nombres que contenían parte del nombre divino Yahweh: Ocozías, Joram y Atalía.
También cooperó en la realización de la confrontación entre Elías y los profetas de Baal, y no interfirió
cuando Elías ordenó que esos sacerdotes fueran muertos (18: 16-45). Toleró una reprensión del
profeta por su necia magnanimidad hacia Ben-
adad (20: 35-43) y mostró tristeza por el
asesinato de Nabot instigado por Jezabel (21:
27-29), por el cual el profeta lo tuvo por
responsable.
Diccionario Bíblico Adventista, Acab
Cuarto rey del reino sureño de Judá. Reinó 25 años (cerca del 872 - cerca del 848 AC; 2
Reyes 8: 16; cf. 1: 17; 2 Crónicas 20: 31). Hay razones para creer que estuvo asociado con su
padre Asa (Mateo 1: 8) en el trono durante los últimos años del reinado de éste, pues Asa sufría de
los pies. A su vez, el hijo de Josafat, Joram, fue corregente en el trono hacia el fin del reinado de su
padre. Josafat reinó sólo unos 17 años [22 años según nuestros cálculos]. Se lo describe como un
buen rey, que no sirvió a dioses extranjeros, aunque muchos de sus súbditos todavía adoraban en
los lugares altos, que no habían sido eliminados (1 Reyes 22: 43; 2 Crónicas 17: 3). En su tercer
año envió príncipes, levitas y sacerdotes por todo Judá para enseñar al pueblo los principios de la
Ley de Dios (2 Crónicas 17: 7-9), y Dios lo bendijo por esta causa. Pudo hacer las paces con Israel
y también ganar el respeto y el favor de las naciones vecinas, algunas de las cuales le enviaron
regalos (1 Reyes 22: 44; 2 Crónicas 17: 11). Fue lamentable que relacionara su casa con la de
Omri de Israel, al tomar a Atalía, la idólatra hija de Acab, como esposa para su hijo (2 Reyes 8: 18)…
Mientras visitaba a Acab después de la batalla de Qarqar (853 AC), Josafat fue incitado por
el rey israelita a ayudarlo en una campaña para reconquistar Ramot de Galaad de los sirios. La
campaña fracasó y en la batalla Acab fue mortalmente herido, pero Josafat escapó (1 Reyes 22: 1-
38; 2 Crónicas 18: 1-34). La confraternización de Josafat con el malvado rey de Israel fue
severamente reprendida por el profeta Jehú, hijo de Hanani (2 Crónicas 19: 1, 2). Al volver del norte,
Josafat continuó las reformas religiosas y judiciales iniciadas por su padre (1 Reyes 22: 46; 2
Crónicas 17: 6). También instituyó un cuerpo judicial en Jerusalén para actuar como suprema corte
del país (2 Crónicas 19: 4-11).
Más tarde, durante su reinado, los amonitas, moabitas y edomitas se unieron para invadir
Judá desde el sur. Josafat buscó a Dios pidiendo liberación y el Señor atendió su oración. Los
Mientras Josafat reinaba en Judá, ascendió al trono del norte Ocozías, hijo de Acab. Igual que su
padre su maldad fue evidente y reinó menos de dos años y murió muy joven, probablemente por debajo de
los 30 años, tuvo que dejar el trono a su hermano menor Joram, pues no tenía hijo.
Ocozías hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, el año diecisiete de Josafat
rey de Judá; y reinó dos años sobre Israel. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el
camino de su padre, y en el camino de su madre, y en el camino de Jeroboam hijo de Nabat, que
hizo pecar a Israel; porque sirvió a Baal, y lo adoró, y provocó a ira a Jehová Dios de Israel, conforme
a todas las cosas que había hecho su padre.
1 Reyes 22: 51-53
Noveno rey del reino norteño de Israel (si se incluye a Tibni). Ocozías siguió a su padre Acab
en el trono y reinó menos de 2 años (cerca del 853 - 852 AC). Es extraño que no se mencione por
nombre a su madre, probablemente Jezabel. En armonía con la tradición familiar, “hizo lo malo ante
los ojos de Jehová” y sirvió a los baales (1 Reyes 22: 40, 51-53). Se unió con Josafat, rey de Judá,
en la construcción de una flota de barcos que debía salir para Ofir en busca de oro. Los barcos
naufragaron en Ezión-geber sobre el Golfo de Aqaba, quizás en una de las peligrosas tormentas que
allí se originan repentinamente. Parece que Ocozías propuso un segundo intento, pero Josafat lo
rechazó después de haber sido advertido por el profeta en contra de unirse con el malvado rey de
Israel (1 Reyes 22: 48, 49; 2 Crónicas 20: 35-37). La rebelión de Moab parece haber ocurrido
durante su reinado, pero nada se hizo para obligar a ese país a volver a la sumisión (2 Reyes 1: 1).
Ocozías se enfermó seriamente cuando “cayó por la ventana de una sala” de su palacio. Cuando
envió mensajeros a Baalzebub, dios de Ecrón, para pedir sanamiento, sus hombres fueron
interceptados por Elías, quien los envió de regreso con el mensaje de que el rey moriría por sus
heridas (versículos 2-4). Como murió sin hijos, el trono pasó a su hermano Joram (versículo 17).
Diccionario Bíblico Adventista, Ocozías
Su hermano Joram también reinó mientras Josafat era rey en Judá. Aunque eliminó el culto a Baal
que se había establecido no corrigió la adoración idolátrica que había establecido Jeroboam. Joram fue el
último de la dinastía de Omri. Reinó 12 años y fue contemporáneo del rey Joram de Judá (no hay que
confundir a ambos), que sucedió a Josafat.
Joram hijo de Acab comenzó a reinar en Samaria sobre Israel el año dieciocho de Josafat rey
de Judá; y reinó doce años. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, aunque no como su padre y su
madre; porque quitó las estatuas de Baal que su padre había hecho. Pero se entregó a los pecados
de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos.
2 Reyes 3: 1-3
Décimo rey del reino norteño de Israel (si se incluye a Tibni en la lista; 2 Reyes 8: 16, 25;
etc.). Joram fue hijo de Acab y Jezabel (8: 28; 9: 22), y sucedió a su hermano mayor, Ocozías (1
Reyes 22: 40; 2 Reyes 1: 17), como último rey de la dinastía de Omri. Reinó durante 12 años (2
Reyes 3: 1; cerca del 852 - 841 AC). Fue un poco menos idólatra que su padre y quitó las estatuas
de Baal (versículo 2), aunque la adoración del dios parece haber seguido hasta el tiempo de Jehú,
aunque en una forma menos oficial (10: 18-28). Cuando el rey moabita Mesa se rebeló contra Israel,
después de la muerte de Acab, Joram intentó volverlo a la sujeción anterior. Para su empresa reclutó
la ayuda de Josafat de Judá y la del rey de Edom. Los ejércitos de los tres reyes marcharon hacia
Moab a través de Edom, intentando atacar a Moab desde el sur. Casi perecieron de sed en el
desierto del sur, pero por medio de Eliseo se les proveyó milagrosamente de agua. La campaña tuvo
éxito en las etapas iniciales, y la capital del rey Mesa, Kir-hareset, fue sitiada. Cuando una salida de
los sitiados moabitas no produjo alivio, el desesperado rey moabita sacrificó a su hijo primogénito
sobre el muro de la ciudad. Poco después, por alguna razón desconocida, los ejércitos aliados
levantaron el sitio y retornaron (2 Reyes 3: 1-27). La Piedra Moabita del rey Mesa trata de este
período y contiene mucha información adicional.
A la muerte de Josafat, reinó Joram en Judá (no confundir con Joram, rey de Israel con quien fue
contemporáneo). Joram había sido ya corregente con su padre unos 5 o 6 años. El comportamiento de
Joram cuando accedió al trono fue terrible; mató a sus hermanos y a otros príncipes, probablemente por su
temor a que compitieran por el trono en el futuro. Es muy posible que Joram ya estuviera siendo influenciado
por Atalía, su esposa, hija del impío Acab, rey de Israel. Reinó solamente 8 años y cuando murió no recibió
los honores correspondientes de ser enterrado en las tumbas reales.
En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó
a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá. De treinta y dos años era cuando comenzó a reinar, y
ocho años reinó en Jerusalén.
2 Reyes 8: 16, 17
Y durmió Josafat con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David su padre;
y en su lugar reinó Joram su hijo.
1 Reyes 22: 50
Quinto rey del reino sureño de Judá. Los datos cronológicos de la Biblia (1 Reyes 22: 42; 2
Reyes 1: 17; 3: 1) indican que Joram estuvo asociado con su padre Josafat en el trono (unos 5 o 6
años; cerca del 854 - cerca del 848 AC) antes de ser el único gobernante. Reinó menos de 8 años
(2 Crónicas 21: 5; cerca del 848 - cerca del 841 AC). Se casó con Atalía, una hija de Acab, y la
acompañó en la adoración de Baal, como su suegro había seguido a Jezabel (2 Reyes 8: 18, 26; 2
Crónicas 21: 6, 11). Después de la muerte de su padre, Joram asesinó a sus hermanos y a otros
príncipes de Judá (2 Crónicas 21: 1-4). Su maldad no pasó sin castigo, porque cayeron sobre él
una calamidad tras otra, como Elías se lo había predicho (versículos 12-15). Primero se rebelaron
los edomitas, que, aunque Joram pudo derrotarlos, permanecieron independientes (2 Reyes 8: 20-
22; 2 Crónicas 21: 8-10). Así Judá perdió las minas de cobre de Edom y la ciudad de Ezión-geber
con su puerto. Luego se rebeló Libna (2 Reyes 8: 22; 2 Crónicas 21: 10); y durante una invasión
de los filisteos y tribus del noroeste de Arabia, Jerusalén fue saqueada, así como también el palacio,
y el harem real con todos sus hijos, excepto los menores, fueron llevados cautivos (2 Crónicas 21:
16, 17; 22: 1). Finalmente, una enfermedad intestinal incurable lo atormentó durante los 2 últimos
años de su vida (21: 18, 19). Murió sin ser lamentado y fue sepultado en Jerusalén, pero no en las
tumbas reales (versículos 20).
Diccionario Bíblico Adventista, Joram
La temprana muerte de Joram, rey de Judá, a los 40 años de edad dejó el reino en manos de
Ocozías, su hijo mayor, de 22 años, nacido cuando su padre tendría unos 17 años. Por la alianza que se
había formado con la casa de Omri, Ocozías pereció un año después junto con Joram, rey de Israel cuando
Jehú se rebeló contra este último y lo depuso y mató.
Y durmió Joram con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David; y reinó en
lugar suyo Ocozías, su hijo.
2 Reyes 8: 24
Sexto rey del reino sureño de Judá; reinó menos de un año (cerca del 841 AC; 2 Reyes 8:
26; 2 Crónicas 22: 1-4…) En 2 Crónicas 21: 17 se lo llama Joacaz. Ocozías fue el hijo menor
[probablemente error de escritura del documento citado] de Joram y Atalía, y siguió a su padre en lo
malo. Llegó al trono a los 22 años. Se
unió con su tío Joram de Israel para
pelear contra Hazael de Damasco en
Ramot de Galaad; Joram fue herido
en batalla y se fue a Jezreel para
recuperarse. Mientras estaba allí,
Ocozías lo visitó (2 Reyes 8: 28. 29;
2 Crónicas 22: 5, 6), y durante su
estancia en Jezreel se produjo la
rebelión de Jehú. Al llegar a Jezreel,
el aspirante al trono mató a Joram;
Ocozías huyó, pero fue mortalmente
herido y su cuerpo fue llevado a
Jerusalén para su sepultura (2 Reyes
a. “hermanos reales”, pues Ocozías nació cuando su padre tenía sólo 18 años [cf. 2 Reyes 8:
17, 26; 10: 14; 2 Crónicas 22: 1];
b. “parientes cercanos”, pues la cifra incluiría sobrinos y primos). En 2 Crónicas 22: 8, un pasaje
paralelo, el autor lo narraría en términos concretos.
Diccionario Bíblico Adventista, Ocozías
La muerte de Ocozías, rey de Judá, ocurrida en simultáneo con la muerte de Joram, rey de Israel,
dejó descabezadas ambas monarquías. En Israel se terminaba la poderosa dinastía de Omri, la cuarta
desde la fundación del reino, y empezaba la dinastía de Jehú, la quinta consecuentemente. Mientras tanto
en Judá una especie de interregno (una interrupción en la normal sucesión de los monarcas) surgía con la
usurpación de Atalía, madre de Ocozías e hija de Acab y Jezabel, de la que nos ocuparemos un poco más
adelante.
Jehú, a pesar de la violencia que implicó la toma del reino, fue nombrado por Dios mismo como rey
a través de uno de los jóvenes ayudantes del profeta Eliseo. Jehú se convierte en el impetuoso héroe de
una exitosa revuelta que implicaría una reforma en Israel, que lamentablemente no se consolidó ni se
profundizó lo suficiente, aunque exterminó el culto a Baal que había introducido Jezabel como esposa de
Acab. Su reforma no se extendió además a la eliminación de los becerros de Bethel y Dan, por lo que el
“pecado de Jeroboam” permaneció. A pesar de esto Dios permitió que su dinastía permaneciera durante 4
generaciones. Nos ocuparemos un poco más de Jehú en la siguiente cronología.
El tiempo que reinó Jehú sobre Israel en Samaria fue de veintiocho años.
2 Reyes 10: 36
Undécimo rey del reino norteño de Israel (si se incluye a Tibni en el cómputo). Reinó 28 años
(cerca del 841 - cerca del 814 AC) y fue uno de los fundadores de la dinastía que reinó más tiempo
y con más poder en Israel. Era hijo de Josafat (no el rey de Judá) y nieto de Nimsi (1 Reyes 19: 16;
2 Reyes 9: 2). Fue oficial del ejército de Acab y Joram, y se destacaba como un impetuoso conductor
de carros de guerra (2 Reyes 9: 20). Mientras estaba sitiando la ciudad de Ramot de Galaad fue
ungido por uno de los ayudantes de
Eliseo como rey para suceder a
Acab (1 Reyes 19: 16; 2 Reyes 9:
1-10). Apoyado por sus colegas,
inmediatamente viajó a Jezreel,
donde el rey Joram se estaba
recuperando de heridas recibidas
en Ramot de Galaad. Al llegar allí,
Jehú lo mató (2 Reyes 9: 11-26) e
hirió mortalmente a Ocozías, rey de
Judá, que estaba visitando a Joram
(versículo 27). También mató a
Jezabel, la reina madre de Israel
(versículos 30-37), a 70 príncipes
de la casa de Acab (10: 1-11) y a
42 parientes cercanos de Ocozías,
de Judá (2 Reyes 10: 12-14; 2
Crónicas 22: 8; cf. Oseas 1: 4).
Después que exterminó la casa de
Acab (que había introducido el
culto de Baal en Israel), se volvió contra sus adoradores en general. Astutamente se proclamó un
ardiente seguidor de Baal e invitó a todos los hombres y mujeres del mismo espíritu que se reunieran
en el templo del dios. Cuando la multitud estuvo reunida y adorando, ordenó a sus soldados que
mataran a cuantos estaban en el templo. El edificio fue entonces profanado y convertido en letrina
(2 Reyes 10: 18-29). Porque Jehú había sido fiel en el exterminio del culto de Baal, el Señor le
prometió que su dinastía continuaría por 4 generaciones más (versículo 30). Sin embargo, no
destruyó el culto del becerro que había instituido Jeroboam, y por ello fue responsable de la
continuación de la idolatría en Israel (versículos 29, 31).
Durante el año en que Jehú ascendió al trono (841/40 AC) el rey Salmanasar III, de Asiria,
invadió Siria, y Jehú consideró prudente salir a recibirlo con tributos, como un vasallo, antes que ser
su enemigo. Esta sumisión de Jehú está registrada en el famoso Obelisco Negro que Layard
encontró entre las ruinas de Nimrûd (la Cala bíblica), y que ahora está en el Museo Británico… en
uno de sus lados tiene la única representación pictórica contemporánea de un rey hebreo.
Salmanasar III fue seguido por reyes débiles, circunstancia que dio a Hazael, rey de Damasco, la
Cuando Atalía madre de Ocozías vio que su hijo era muerto, se levantó y destruyó toda la
descendencia real. Pero Josaba hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás hijo de
Ocozías y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban matando, y lo ocultó de
Atalía, a él y a su ama, en la cámara de dormir, y en esta forma no lo mataron. Y estuvo con ella
escondido en la casa de Jehová seis años; y Atalía fue reina sobre el país.
2 Reyes 11: 1-3
Esposa del rey Joram de Judá, hija de Acab y nieta de Omri (2 Reyes 8: 18, 26; 2 Crónicas
21: 6; 22: 2), la única reina que gobernó en la historia hebrea del Antiguo Testamento. Usurpó el
trono cuando Jehú de Israel mató a su hijo Ocozías (841 AC). Para consolidar su posición hizo matar
a todos los descendientes de su hijo. Sin embargo, sin que ella lo supiera, Joás, un hijo muy pequeño
de Ocozías, escapó de la masacre y fue escondido por Josaba (Josabet), la esposa del sumo
sacerdote Joiada (2 Reyes 11: 1, 2; 2 Crónicas 22: 10, 11). Como se había criado en la casa idólatra
de Acab y Jezabel, Atalía introdujo la adoración de Baal en Judá (2 Reyes 11: 18; 2 Crónicas 23:
17). En el 7º año de su reinado (835 AC), durante una insurrección contra ella, Atalía fue asesinada
y el niño Joás fue coronado (2 Reyes 11: 3-16; 2 Crónicas 22: 12; 23: 1-16).
Diccionario Bíblico Adventista, Atalía
El interregno provocado por la usurpación de Atalía duró 6 años. Su final ocurrió cuando el pequeño
Joás de sólo 7 años fue entronizado y Atalía fue ejecutada por sus crímenes. Trataremos más sobre Joás
en la siguiente cronología de los reyes.
Octavo gobernante del reino sureño de Judá. Reinó 40 años (cerca del 835 - cerca del 796
AC). En el 841 AC, cuando apenas era un niño, su padre Ocozías fue asesinado por el rey Jehú de
Israel. Entonces Atalía, la madre de Ocozías se apoderó del trono después de asesinar a todos los
hijos de Ocozías menos un hijo pequeño, que fue salvado sólo porque la hermana de su padre,
Josaba, esposa del sumo
sacerdote Joiada, lo sacó
furtivamente y lo ocultó (2 Reyes
11: 1-3; 2 Crónicas 22: 10-12).
En el 7º año del reinado de
Atalía, Joiada presentó al joven
príncipe a los oficiales del
ejército y consiguió su apoyo
para destronar a Atalía y poner
como rey a Joás. Bajo la
protección del ejército se puso
en marcha el plan y el niño fue
proclamado rey en el templo.
Atalía, atraída por las
aclamaciones, se dirigió a ese
lugar, pero luego fue muerta (2
Reyes 11: 4-16; 2 Crónicas 23:
1-15).
Joiada se puso de
inmediato a restaurar la
adoración de Dios y a destruir el templo de Baal. Cuando el joven rey llegó a la adultez, reparó el
templo, que ya tenía unos 150 años de existencia, pero dejó que los lugares altos continuaran como
lugares de adoración (2 Reyes 11: 17-12: 16; 2 Crónicas 23: 16-24: 16). Sin embargo, después de
la muerte de Joiada, el rey cambió considerablemente y llegó a adorar a Asera y otros ídolos.
7.3. Cronología
Si creamos, en base a estos relatos, una tabla de los periodos claves desde Roboam hasta Joás en
el Reino de Judá (parte superior del cuadro) y de Jeroboam I a Jehú en el Reino de Israel, podemos
encontrar la información resumida en el siguiente cuadro.
Año AC de Año AC de
Personajes del periodo Duración inicio final
Roboam, antes de ser rey 41 972 931
Roboam, rey 17 931 914
Abiam, rey 3 914 911
Asa, rey 41 911 869
Josafat, antes de ser rey 32 904 872
Josafat, corregente 3 872 869
Josafat, rey 22 869 848
Joram, antes de ser rey 26 880 854
Joram, corregente 6 854 848
Joram, rey 8 848 841
Ocozías, antes de ser rey 22 863 841
Ocozías, rey 1 841 841
Atalía 6 841 835
Joás, antes de ser rey 7 842 835
Joás, rey 40 835 796
Jeroboam, rey 21 931 910
Nadab, rey 2 910 909
Baasa, rey 24 909 886
Ela, rey 2 886 885
Zimri, rey 0 885 885
Omri, rey 12 885 874
Tibni, rey 5 885 880
Acab, rey 22 874 853
Ocozías, rey 2 853 852
Joram, rey 12 852 841
Jehú, rey 28 841 814
Habrá notado que la cronología está definida en base a la era AC (antes de Cristo) que se entiende
basada en el año histórico del nacimiento de Jesús (aunque realmente no nació dicho año histórico, cosa
que trataremos en otra oportunidad). Quisiera, como siempre, hacer algunas observaciones que relativizan
las fechas que usamos en esta cronología:
7.4. Conclusiones
1. El reino de Judá desde Roboam (931 AC) hasta el inicio del reinado de Joás (835 AC) tuvo 90 años
de una sola dinastía (que continuaría con Joás) y 6 años de interregno bajo Atalía, para un total de
96 años.
2. El reino de Israel desde Jeroboam I (931 AC) hasta el inicio del reinado de Jehú (841 AC) tuvo en
90 años cuatro dinastías (con Jehú se inicia la quinta). Las dinastías fueron:
3. La más longeva de este periodo, y también la más importante para el desarrollo de Israel, fue la
dinastía de Omri, que llegó a emparentar con el reino de Judá.
4. El más largo reinado en Judá fue el de Asa con 41 años.
5. El más corto reinado en Judá fue el de Ocozías con 1 año.
6. El más largo reinado en Israel fue el de Baasa con 24 años.
7. El más corto reinado en Israel fue el de Zimri con 7 días.
8. En Judá reinaron 6 reyes con un interregno de 6 años con Atalía.
9. En Israel reinaron 9 reyes con un momento donde existieron 2 reyes en simultáneo, Tibni en el
tiempo de Omri.
10. Las casas reales de Judá e Israel estuvieron emparentadas cuando Joram, rey de Judá se casó con
Atalía, hija de Acab, rey de Israel, y Jezabel.
11. Hubieron 4 sucesiones violentas en Israel (todos ocurrieron en los cambios de dinastía, y
lamentablemente incluyeron la destrucción de toda la estirpe real anterior) y solamente una
infructuosa en Judá a manos de Atalía, que intentó hacer lo mismo, es decir destruir a toda la familia
real para consolidarse en el trono.
12. Hubieron 2 corregencias registradas en Judá: Josafat y Joram con sus padres: Asa y Josafat
respectivamente. La duración de las corregencias fueron de 3 y 6 años respectivamente.
13. No se registran corregencias en Israel.
8. Material complementario
Como en toda cronología de etapas históricamente antiguas, es posible que existan algunas
discrepancias en las fechas de ocurrencia de determinados eventos (ascensión al trono, batallas, u otros
acontecimientos importantes como corregencias). Algunas de estas discrepancias son aparentes pues
están causadas por distintos métodos para contar el tiempo. Nos enfocaremos en este acápite en el efecto
calendario y las corregencias y en el siguiente acápite sobre el llamado año de ascensión.
Además del Diccionario Bíblico Adventista y el Comentario Bíblico Adventista utilizaremos una obra
muy documentada que trata sobre este tema, que le recomiendo leer integralmente dado que la citaremos
sólo parcialmente en este tratado. Primero, veamos algo sobre las discrepancias que podrían percibirse
para todo el periodo de los reyes (no solamente de la etapa que estamos detallando en esta cronología) y
luego intentaremos encontrar las razones por las que en muchos casos o en todos las discrepancias son
más bien aparentes.
Los libros de los Reyes y los de Crónicas dan todo un caudal de datos cronológicos de los
reyes hebreos posteriores a Salomón, que ocuparon los tronos de Israel, el reino que se separó de
los herederos de la corona de David, y de Judá, los portadores de aquella corona, descendientes
dinásticos de David y Salomón. El sistema cronológico de los libros mencionados, sobre todo el de
los libros de Reyes, pone en relación los datos cronológicos de ambas naciones, de modo que
cuando un rey ascendía al trono de una nación, se suele hacer constar un sincronismo con un año
del reinado del monarca del otro país. Además, se hace constar, por supuesto, el número de años
que reinó cada rey. Así, por ejemplo, en 2 Reyes 13: 1, se dice que en “el año veintitrés de Joás hijo
de Ocozías, rey de Judá, comenzó a reinar Joacaz hijo de Jehú sobre Israel en Samaria; y reinó
diecisiete años”. Y sobre Amasías de Judá puede leerse en 2 Reyes 14: 1-2 que en “el año segundo
de Joás hijo de Joacaz rey de Israel, comenzó a reinar Amasías hijo de Joás rey de Judá. Cuando
comenzó a reinar era de veinticinco años, y veintinueve años reinó en Jerusalén”. También puede
Tal cantidad de datos parece proporcionar una base más que suficiente para la confección
de un esquema cronológico preciso. Sin embargo, como ya se ha avanzado, cuando las cifras
bíblicas se analizan cuidadosamente y se comparan entre sí, parecen estar en continua
contradicción mutua…
Una de las dificultades que aparece con más frecuencia consiste en que los sincronismos
dados para señalar el comienzo del reinado de un monarca determinado y el de su sucesor parecen
no cuadrar con la cifra dada para la duración del reinado del primero. Así, 1 Reyes 15: 25 indica que
Nadab de Israel comenzó a reinar en el segundo año de Asá, rey de Judá, y solo tres versículos más
tarde, en 1 Reyes 15: 28, se dice que el propio Nadab murió en el año tercero del mismo Asá de
Judá. Estos datos implicarían que aquel rey gobernó durante un año, o aún menos. Sin embargo, el
primer versículo de los mencionados dice explícitamente que reinó dos años. Otro ejemplo del mismo
tipo de discrepancia se encuentra entre Basá de Israel y el rey Asá de Judá, anteriormente
mencionado. Según 1 Reyes 15: 33, Basá de Israel comenzó a reinar en el tercer año de Asá, y
murió, de acuerdo a 1 Reyes 16: 8, en el vigésimo sexto año del mismo rey de Judá. Ello supondría,
lógicamente, un reinado de veintitrés años, pero, de nuevo, según el primero de los dos versículos
señalados, Basá reinó veinticuatro años. De modo similar, 1 Reyes 16: 23 indica que Omrí de Israel
comenzó su reinado en el año trigésimo primero de Asá y que reinó doce años, pero, según 1 Reyes
16: 29, Omrí fue sucedido por su hijo Acab en el año trigésimo octavo de Asá, lo cual implicaría que
Omrí solo reinó siete años.
Del texto bíblico podría incluso llegar a concluirse que dos reyes se precedieron mutuamente.
Según 2 Reyes 1: 17, Joram de Israel comenzó su reinado en el segundo año de Joram de Judá,
pero, sorprendentemente, según 2 Reyes 8: 16, Joram de Judá comenzó el suyo en el quinto año
de Joram de Israel.
Es importante notar que en Judá e Israel, a raíz de los cambios que introdujo Jeroboam I (con el
objeto de diferenciarse de Judá tanto en lo religioso como lo civil) los años se contaban desde fechas
diferentes. Mientras que en Judá se iniciaba en el mes de Tishri en Israel lo hacían desde el mes de Nisán,
esto es, mientas uno empezaba en la primavera (del hemisferio norte se entiende) el otro empezaba en el
otoño. Vea un comentario sobre el enfoque de Thiele (Edwin Thiele, The Mysterious Numbers of the Hebrew
Kings) considerado uno de los mejores especialistas sobre el uso de dos calendarios distintos en Judá e
Israel.
Uno de los grandes méritos de Thiele fue aplicar consistentemente las anteriores
consideraciones en cuanto a los calendarios antiguos al problema de las contradicciones en la
cronología de los reyes hebreos. Él se percató de que muchas de esas contradicciones eran solo
aparentes si se tenía la precaución de diferenciar los años julianos (que comienzan en enero) de los
hebreos civiles, que comenzaban en otoño, y de los babilonios y hebreos religiosos, que
Reino de Israel Año Religioso Judío Año Religioso Judío Año Religioso Judío
Reino de Judá Año Civil Judío Año Civil Judío Año Civil Judío
Nisán Tishri
Como se consideraba que el ciclo de las estaciones comenzaba en otoño con el retorno de
las lluvias vivificadoras, la idea básica del año nuevo parece haberse centrado en el otoño. Por eso
era inevitable que se considerase que el año civil comenzaba en Tishri, aunque los meses siempre
se contaban a partir de Nisán. La importancia de Nisán radica en el hecho de que toda la
coordinación del calendario con las estaciones era determinada por la ubicación del primer mes en
el tiempo de la cosecha de la cebada. Era lógico llamar primero al mes que seguía al 13º intercalado,
porque de esa manera la sucesión de los números nunca se interrumpía. Pero el realce que se daba
al 1º de Tishri, como principal comienzo del año, resalta por el sonar de las trompetas, los sacrificios
especiales, que sobrepasaban a los del 1º de Nisán, y por la relación de ese día con el día de juicio.
Comentario Bíblico Adventista, Tomo II, 113
En tiempos de los reyes hebreos se acostumbraba designar los años enumerándolos en serie
a través del reinado de cada rey diferente. Los acontecimientos estaban fechados con la siguiente
fórmula: “El día XX del mes XX del año XX del rey“. Existe la evidencia de que estos años de reinado
se computaban a partir del otoño, quizá desde el 1º de Tishri, en el reino hebreo unido (durante el
reinado de Salomón), y posteriormente en el reino de Judá, en tiempos de Josías. Por otra parte, en
el reino de Israel, al norte, parece haberse usado el año comenzado en primavera para computar
los años… El cómputo de Israel no está indicado directamente en la narración bíblica, pero parece
deducirse en forma razonable de los sincronismos entre los reinados sucesivos de los reyes de los
dos reinados, según lo registran los libros de los Reyes.
Otra fuente de aparente distorsión es que en algunos casos el tiempo de corregencia se incorpora
al tiempo de gobierno de un rey, por lo que los sincronismos entre un reino y otro pueden parecer confusos
para el lector no informado de este concepto.
Hay otros ejemplos más, De este modo, las aparentes inconsistencias de los registros de los
reyes se pueden explicar razonablemente bien, mientras que muchas discrepancias aparentes de
un año se pueden resolver por medio de la diferencia entre los 2 reinos de Israel y de Judá en 2
sentidos:
En consecuencia, los que antes fueron escépticos ahora aceptan cada vez más como historia
confiable las declaraciones acerca del tiempo en los libros de Reyes y de Crónicas.
Diccionario Bíblico Adventista, Cronología
Mientras que algunos pueblos contaban los años de reinado desde el inicio del mismo, otros
consideraban el primer año como el año de ascensión al trono o año ascensional, por lo que el siguiente
año se consideraba como el primero. Este año, en cualquiera de los casos se consideraba desde el
momento de la coronación hasta el fin del año civil, por lo que no necesariamente constaba de 12 meses,
sino por lo general una fracción variable del año.
Otra de las aportaciones hechas por Thiele a la problemática que estamos considerando es
la dilucidación de qué sistema de cómputo seguían los escribas hebreos para denominar los años
de reinado de sus soberanos. Él se expresa del siguiente modo:
Año de
Con año ascensional Año 1 Año 2
Ascensión
Se puede ver con facilidad que todo esto tiene muy importantes repercusiones desde el punto
de visto cronológico, y constituye el primer paso hacia una clarificación de los problemas
presentados...
Las observaciones hasta aquí expuestas bastan por sí solas para explicar un buen número
de las aparentes discrepancias que existen entre los distintos datos aportados por los cronistas
hebreos. Sin que pasemos a precisiones por el momento, es fácil ver que, si recordamos que Israel
utilizaba el sistema de cómputo sin año ascensional, no caeremos en el error de atribuir un año
Por lo tanto, en caso que un rey que sucediera a otro casi al final del año civil y muriera durante el
comienzo del siguiente año civil podría decirse que gobernó 2 años, si su cómputo fuera sin año de
ascensión, o un año si el cómputo fuera con año de ascensión, a pesar de haber gobernado unos pocos
meses en realidad.
En este caso hipotético, de acuerdo a nuestra forma de contar los años, habría reinado dentro de un
solo año del calendario juliano.
El primer periodo de los reyes, del que nos ocupamos en este tratado, coincide con la decadencia
del otrora más grande imperio: el egipcio. Decadencia además que no se detendría, siempre hablando en
forma comparativa al esplendor anterior. La decadencia se debería también a la aparición del imperio asirio
y luego del imperio neobabilónico. Dentro del periodo que estamos tratando destaca el Faraón Sisac
(Sheshonk en la Biblia) por su campaña militar poco después de la división de los reinos (vea el mapa de
la página siguiente) que fue un intento de recuperar las posesiones asiáticas de Egipto. Un intento que no
pudo sostenerse en el tiempo pues le siguieron faraones débiles.
La XX dinastía de ramésidas débiles terminó alrededor de 1085 AC. Tanis, en el delta oriental,
permaneció como centro político. Allí Smendes, cuyo origen es oscuro, consiguió hacerse rey,
mientras que Heri-Hor, el sumo sacerdote de Amón, se proclamó rey de Tebas, capital anterior del
Alto Egipto. Los dos reyes rivales tuvieron poco poder político, y el nivel cultural de Egipto decayó
rápidamente. Aunque un nieto de Heri-Hor se casó con una hija de un rey de Tanis, no se logró la
unidad política. Es evidente la depresión del poder político de Egipto durante este período por el
trato que recibió Wenamón en su misión a Biblos, como ya se ha visto. Uno de los últimos reyes de
esta dinastía fue probablemente el suegro egipcio de Salomón (1 Reyes 3: 1).
Tan pronto como logró el dominio de Egipto, Sheshonk volvió su atención al Asia, donde hizo
grandes esfuerzos para reconstruir el imperio anterior. En este empeño le favoreció la muerte del
rey Salomón y la división del reino de Israel en dos Estados rivales. En 1 Reyes 14: 25, 26 y 2
Crónicas 12: 2-4 se describe brevemente la campaña palestina de Sheshonk en el quinto año de
Roboam. Los egipcios sitiaron y saquearon muchas ciudades judías e israelitas, entre ellas la rica
ciudad de Jerusalén, de donde los tesoros de Salomón fueron llevados a Egipto. Sheshonk levantó
estelas de victoria en Palestina. Se halló un fragmento de una de ellas en Meguido, y en las
excavaciones de Biblos fue desenterrada una estatua del rey. Cuando Sheshonk regresó a Egipto,
celebró su triunfo e hizo grabar una lista de ciudades conquistadas en una de las paredes del gran
templo de Amón en Karnak, donde alrededor de 100 nombres de ciudades palestinas han escapado
a las fuerzas destructivas de la naturaleza y del hombre durante los últimos tres milenios. Entre éstos
hallamos nombres tan bien conocidos como Taanac, Meguido, Bet-seán, Mahanaim, Gabaón,
Bethorón, Ajalón y otros. Aunque la campaña tuvo un éxito momentáneo, Sheshonk no pudo
mantener su poder en Asia e imponerle su voluntad en forma permanente. El esfuerzo hecho por
reorganizar el imperio asiático fue un fracaso. Egipto carecía de su fuerza anterior y se había
convertido definitivamente en un poder de segunda categoría. La ubicación de las tumbas de los
reyes de la XXI a la XXIII dinastías era desconocida hasta que el Profesor P. Montet, excavador
francés de las ruinas de Tanis, descubrió en esta ciudad algunas tumbas reales de la XXI y la XXII
Mientras Egipto decaía, un nuevo poder surgía en el horizonte histórico, lo temibles asirios. Es
conveniente para extender el telón de fondo de esta primera fase de los reyes, presentar el origen de este
pueblo, algunos datos sobre su religión y en especial un recuento de los líderes de este imperio temido por
todos, poder que causaría más adelante la caída del reino de Israel en el 722 AC; asunto que está fuera de
los límites del presente tratado y que dejaremos para el siguiente. Incluimos más adelante un mapa del
imperio en la primera mitad del Siglo IX donde se trata de las campañas militares de dos grandes reyes
asirios: Asurnasirpal II (884-859 AC), y Salmanasar III (859-824 AC).
El período del imperio asirio sólo es un episodio en la larga historia de este mundo, pero para
el estudiante de la Biblia es de gran importancia debido al papel decisivo de Asiria en la historia de
los reinos de Israel y Judá. Esta importancia es evidente por el hecho de que Asiria y su pueblo son
mencionados unas 150 veces en las Escrituras. Seis ilustres reyes asirios son mencionados por
nombre en la Biblia, y los nombres de 10 reyes hebreos -6 de Israel y 4 de Judá- aparecen en las
inscripciones reales asirias. Más aún, el hecho de que el reino de Israel llegara a su triste fin por
obra de las crueles manos asirias, y que Judá casi compartiera la suerte de Israel, debiera ser razón
suficiente para hacer un cuidadoso estudio de la historia asiria. Esta enumeración de los
entrelazamientos que hubo entre la historia sagrada y la profana en el período del imperio asirio,
muestra con claridad cuán importante es conocer la historia de aquella nación para comprender
correctamente los acontecimientos que sucedieron durante el período de los reyes hebreos.
El país de Asiria estaba situado en la parte superior del Tigris, al norte del Pequeño Zab, uno
de los tributarios orientales del Tigris. Por lo tanto, Asiria se extendía en una dirección noroccidental
por unos 120 km a lo largo del río Tigris. Los asirios trasladaron su capital de un lugar a otro varias
veces durante su historia. Asur, la capital más antigua, no estaba lejos del Pequeño Zab, y se hallaba
sobre la ribera occidental del Tigris. A corta distancia, hacia el norte, estaba Kar-Tukulti-Ninurta,
fundada por el rey cuyo nombre llevaba, Tukulti-Ninurta. En la confluencia del Gran Zab y del Tigris
estaba Cala, llamada ahora Nimrud, y más al norte Nínive, la más grande y famosa de las ciudades
asirias. Esta capital, a unos 80 km de Asur, era de forma rectangular, con murallas de una longitud
aproximada de 12 km y con 15 puertas. A pocos kilómetros hacia el norte de Nínive estaba la capital
de Sargón II, Dur Sarrukin, llamada ahora Jorsabad.
Los asirios eran acadios semíticos, estrechamente vinculados con los babilonios en raza,
idioma y civilización. Eran numéricamente una nación pequeña, pero se distinguieron como
negociantes ambiciosos, guerreros osados y valerosos, y también como dirigentes políticos y
estadistas prudentes, aunque despiadados.
Asiria era pedregosa, y estaba cerca de montañas donde podían cortarse buenas piedras;
por lo tanto, se usó mucha piedra para la construcción de edificios públicos monumentales, tales
como palacios y templos. Los asirios se convirtieron en maestros en el trabajo en piedra, como lo
demuestran muchas losas que revisten las paredes de sus palacios y templos. Sin embargo, este
arte resalta más gracias a los toros o leones alados de cabeza humana, que estaban a cada lado de
las puertas de la ciudad y del palacio. Cada uno estaba tallado en un bloque de piedra y pesaba
unas 40 toneladas. El arte de tallar la piedra no sólo era practicado al hacer relieves y esculturas
monumentales, sino también en el grabado de objetos menores como sellos cilíndricos. Estos
demuestran gran habilidad manual.
Religión asiria
La religión de los asirios era similar a la de los babilonios, con quienes estaban emparentados
racialmente. En realidad, adoptaron y adoraron muchas deidades babilónicas como, por ejemplo,
Marduk, Ishtar, Tammuz y otras. El dios principal era Asur, antiguo dios local de la ciudad que llevaba
En Asiria el rey no era dios, como el faraón en Egipto, ni representante del dios, como en
Sumeria; era el sumo sacerdote y general de Asur, y llevaba a cabo los deseos y campañas militares
de su dios, a quien rendía cuenta periódicamente del fiel cumplimiento de sus deberes por medio de
“cartas al dios”, algunas de las cuales se han conservado hasta el presente.
Cronología asiria
Los asirios inventaron un método para designar los años el que, en forma modificada, fue
seguido más tarde por griegos y romanos. Encumbrados signatarios, incluso el rey, eran nombrados
una vez durante su vida para servir durante un año como limmu, cargo honorario que no requería la
realización de ningún deber sino sólo el de dar su nombre al año en el cual era limmu. El equivalente
español del limmu asirio es la palabra epónimo. De ahí que las listas cronológicas que contienen los
nombres de los limmu son llamadas cánones epónimos. Estas listas son de gran valor para
reconstruir la cronología de Asiria, particularmente la del período de 900 a 650 AC…
Los príncipes de Asur habían sido vasallos de las dinastías reinantes del sur de Mesopotamia,
cuando Illushuma (cerca del 1850 AC), en el período de las dinastías de Isin y Larsa… se
independizó y logró extender su poder sobre grandes regiones que previamente habían pertenecido
a sus señores. Su hijo Erishum (cerca del 1825 AC), y más aún su bisnieto Sargón I (cerca del 1780
AC), parecen haber acariciado la idea de dominar el mundo. Esto puede inferirse del nombre de
Sargón, que imita el del gran héroe y fundador del imperio de Akkad, y también por su programa de
expansión política. El éxito de sus campañas militares fortaleció a la joven nación independiente y
extendió su territorio. Se iniciaron relaciones comerciales con países extranjeros, y se establecieron
colonias y puestos de intercambio. Por medio de los archivos de algunas colonias del Asia Menor
(las así llamadas tablillas de Capadocia), se ha obtenido abundante información acerca del alcance
de las actividades comerciales de los asirios.
Con todo, el corto período de independencia de Asiria terminó poco después de la muerte de
Sargón I. Se interrumpieron las relaciones comerciales con el Asia Menor, y Asiria misma llegó a ser
una manzana de la discordia entre dos poderes que surgían: los elamitas y los amorreos. El amorreo
Samshi-Adad I (cerca del 1749-1717 AC), que pretendió que su padre había sido rey de Asur, logró
hacerse rey de Asiria. Como su gran contemporáneo Hammurabi, rey amorreo de Babilonia, Samshi-
Adad hizo planes para ser el único gobernante de Mesopotamia, como lo revelan sus títulos, de los
cuales “rey del universo” es el más significativo. Conquistó la gran ciudad de Mari sobre el Éufrates
y nombró a su hijo rey de la misma. Una estela de la victoria hallada en la ciudad asiria de Mardín
revela, además, que también extendió su poder sobre el norte de Siria. Cuando murió, desapareció
el opositor más poderoso de Hammurabi. Su hijo y sus posteriores descendientes no pudieron
continuar su política, y Asiria degeneró una vez más hasta llegar a ser un poder de segunda
categoría. No es seguro si Hammurabi y sus sucesores ejercieron alguna vez soberanía sobre Asiria.
Después llegaron los hurrios de Mitani, que invadieron Asirla y la hicieron parte de su imperio.
Los reyes asirios mencionados en las listas de reyes de este período no pueden haber sido más que
vasallos. Eriba-Adad (cerca del 1390-1364 AC) comenzó su reinado como vasallo de Mitani y se
autodenominó príncipe sacerdotal de Asur. Después de la muerte de Tushratta y el
desmoronamiento de Mitani, nuevamente llegó a ser rey libre e independiente.
Asur-ubalit I (1364-1328 AC), hijo de Eriba-Adad, procuró engrandecer una vez más el poder
de Asiria. Fue contemporáneo del rey revolucionario egipcio Iknatón. En verdad, se han hallado dos
de las cartas de Asur-ubalit a dicho faraón en la colección de Amarna. En la primera se autodenomina
meramente rey de la tierra de Asur; pero en la segunda se auto designa hermano del faraón. Con
esto pretende ser un gran rey que ha tomado en la política mundial el lugar anteriormente ocupado
por el rey de Mitani. Asur-ubalit era un gobernante enérgico y sabía cómo alcanzar sus metas. Ocupó
la parte superior de Mesopotamia hasta Carquemis, y obligó a la Babilonia cosea a reconocer su
supremacía sobre la Mesopotamia meridional.
Pero fue preciso que la obra de Asur-ubalit fuese repetida varias veces por sus sucesores
antes de que el poder de Asiria sobre toda la Mesopotamia fuese reconocido aun en un grado
limitado. De ahí que leamos en los anales reales de reyes sucesivos, que llevaron a cabo campañas
Adad-nirari I (cerca del 1306-1274 AC), del cual se conocen largas inscripciones, fue un gran
conquistador. Derrotó a Babilonia y estableció una nueva frontera meridional para Asiria que
incorporaba la región de Kirkuk. Luchó contra los guteos y lulupeos de los montes Zagros, e invadió
todo Hanigalbat, destruyó su capital y construyó allí un palacio asirio.
Salmanasar I (cerca del 1274-1244 AC) prácticamente repitió las campañas de su padre, y
también derrotó a ocho reyes aliados de la tierra de Urarti (llamada más tarde Urartu), región armenia
que rodeaba el lago Van, y en tiempos posteriores convertida en uno de los enemigos más temidos
de Asiria. Adad-nirari fundó la ciudad de Cala y trasladó la capital desde Asur a la nueva ciudad.
El siguiente rey, Tukulti-Ninurta I (cerca del 1244-1207 AC), quien nuevamente trasladó la
capital a una nueva ubicación, Kar-Tukulti-Ninurta, era sumamente irascible y fanático. Se convirtió
en el primer rey guerrero asirio cuyos despiadados métodos bélicos son bien conocidos por
informaciones del período imperial posterior. Registros históricos detallados informan de sus
campañas contra Subartu en el norte de Mesopotamia, las tierras Nahiri de Urartu, donde afirma
haber derrotado a 43 reyes locales, los guteos y elamitas en las montañas orientales, los ahlamu
(protoarameos) del desierto y los babilonios. Capturó al rey babilonio y llevó, de Babilonia a Asur, la
estatua sagrada de Marduk. Sin embargo, su reinado sobre Babilonia fue de corta duración porque
los babilonios, apoyados por los elamitas, sacudieron el yugo asirio poco después de la captura de
su ciudad.
El fin de Tukulti-Ninurta señala la conclusión del primer período de las conquistas asirias, que
ya había durado aproximadamente un siglo. Asiria decayó entonces gobernada por una serie de
reyes insignificantes. No hay indicaciones de que los pueblos del mar, que en esta época sometieron
al imperio hitita e invadieron a Siria, tuvieran algo que ver con este período de debilidad asiria, que
corresponde mayormente con el siglo XII AC.
El rey llevó a cabo campañas en las tierras septentrionales de Nabiri; luego se dirigió contra
los muskhi, que recientemente habían avanzado hacia el oriente desde el Asia Menor. Finalmente
llegó hasta el mar Negro, y también obligó a Malatia de Hanigalbat a pagar tributo. Después de
completar sus campañas septentrionales se volvió hacia el sur, tomo las ciudades babilónicas de
Dur-Kurigalzu, Sippar, Babilonia y Opis, pero permitió que los vencidos babilonios retuvieran cierto
grado de independencia.
Cuando Tiglat-pileser invadió a Siria a fin de cortar cedros del Líbano para sus edificios, le
pagaron tributo los príncipes sirios y fenicios, entre ellos los de Sidón y Biblos. Sin embargo, Tiro,
confiando en su isla inexpugnable, se negó a hacerlo. Arvad invitó al rey a hacer un viaje por el
Mediterráneo, donde dio caza a un monstruo marino. Hasta el faraón de Egipto cautelosamente
envió dádivas al poderoso monarca asirio, entre ellas un cocodrilo, que el rey exhibió públicamente
en Asur. Con todo, a Tiglat-pileser le resultó difícil resistir la presión de los arameos, que venían
contra él en oleadas sucesivas.
Este rey asirlo fue un verdadero constructor del imperio, y su reino fue por lo menos igual en
importancia a los de los hititas o egipcios de épocas anteriores. Pero hubo una gran diferencia entre
los imperios anteriores y el nuevo. En los imperios anteriores los vasallos habían sido considerados
como seres humanos, y con frecuencia se demostraba cierta generosidad para con los enemigos
Los arameos, contenidos por el genio militar de Tiglat-pileser, resultaron demasiado fuertes
para sus sucesores. Aquéllos no hallaron resistencia en Babilonia, y se infiltraron más y más en las
regiones que los asirios habían reclamado como suyas. Durante casi un siglo y medio después de
la muerte de Tiglat-pileser, Asiria fue presionada hasta quedar reducida a su región original sobre el
Tigris y desempeñó el papel de un poder secundario, mientras que los arameos proseguían su
conquista de Siria y del norte de Mesopotamia y fundaban numerosas ciudades-estados. Mientras
tanto, las tribus arameas del sur, mejor conocidas como caldeos, tomaron a Babilonia y formaron
una dinastía que, aunque interrumpida frecuentemente por los asirios durante los siglos siguientes,
permaneció intacta hasta mediados del siglo VI AC.
Surgió otro poderoso rey asirio en la persona de Asurdán II (933-912 AC). Como digno
descendiente de Tiglat-pileser I, en primer lugar reorganizó las fuerzas militares y económicas de
Asiria, y luego comenzó la reconquista de las partes arameas de Mesopotamia. Los anales reales
cuentan cómo los reyes asirios llevaban anualmente sus ejércitos hacia el norte y el noroeste. Los
cinco siguientes reyes: Asurdán II, Adad-nirari II (910-889 AC), Tukulti-Ninurta II (889-884 AC),
Asurnasirpal II (884-859 AC), y Salmanasar III (859-824 AC), cada uno hijo de su predecesor,
parecen haber estado poseídos por un solo deseo, a saber, la derrota de los arameos y la
reconquista de su territorio.
Tal vez ningún otro siglo de la antigüedad vio tanto derramamiento de sangre como el IX, y
en ninguna otra parte se sacrificaron tantas vidas como en el norte de Mesopotamia y Siria durante
el reinado de los cinco reyes ya mencionados. Casi nunca han sido firmados y quebrantados los
tratados con tanta frecuencia como en este período. Los habitantes de las naciones sometidas, que
repetidas veces fueron testigos de la muerte de sus seres amados y la destrucción de sus hogares
y campos, parecen haber considerado las frecuentes expediciones asirias como plagas ordenadas
divinamente (ver Isaías 10: 5), mientras que los reyes asirios por su parte parecen haber creído que
era su deber sagrado el reprimir con fuego y espada las continuas rebeliones de sus súbditos.
Salmanasar III, que ascendió al trono a una edad avanzada en 859 AC, no sólo supo cómo
mantener intacto el imperio de su padre, sino que también tuvo éxito en extenderlo a nuevas
regiones. Fue el primer rey asirio que se relacionó con el pequeño reino de Israel. Este había crecido
hasta ser un reino de tamaño respetable durante el reinado de David y Salomón, cuando Asiria y
Egipto estaban demasiado débiles para impedir ese crecimiento. Pero el cisma del reino hebreo en
dos Estados después de la muerte de Salomón (931/930 AC) coincidió con la resurrección del poder
asirio cuando Asurdán II ascendió al trono en 933 AC, y los asirios se volvieron codiciosos hacia el
oeste. Sin embargo, mientras la lucha se dirigiese sólo contra los Estados del norte de Mesopotamia,
Israel no tendría mucho que temer del poderoso Estado ubicado sobre el Tigris; pero a medida que
el peligro de invasión llegaba cada vez más cerca con cada nuevo rey y cada nueva expansión del
imperio asirio, los reyes de Israel deben haberse sentido más y más alarmados. Finalmente Israel
fue arrastrado al conflicto como también lo fue Judá.
No se sabe si Acab, mencionado como uno de los aliados que luchó contra Salmanasar III
en Qarqar (Karkar) en 853 AC, participó en la alianza contra Asiria por su propia voluntad o si fue
obligado a hacerlo por Damasco (Siria)… De allí en adelante, las inscripciones asirias mencionan a
los reyes israelitas con bastante frecuencia. Durante los 130 años siguientes hubo muchos conflictos
de interés entre los dos poderes, hasta que el reino de Israel siguió el ejemplo de otros Estados
sirios y palestinos convirtiéndose en una provincia asiria.
Sería desviarse demasiado seguir a Salmanasar III en sus numerosas campañas, de las
cuales existen buenos registros en palabras y láminas. Sin embargo, es necesario dar un corto
bosquejo de sus hazañas militares a fin de comprender la situación política del Asia occidental en
En Siria una coalición de doce príncipes -entre ellos Acab de Israel- enfrentaron a Salmanasar
en Qarqar en 853 AC. Adadidri, el bíblico Ben-adad de Damasco, era el dirigente de la coalición.
Aunque el rey de Asiria pretendió con palabras altisonantes haber ganado una gran victoria, no pudo
ocultar el hecho de que su primer encuentro con sus oponentes sirios terminó en el mejor de los
casos en un empate, y quizá hasta en una victoria de los aliados. Sin embargo, Salmanasar no se
olvidó de su objetivo, y en 848 AC hizo un segundo esfuerzo prácticamente contra la misma coalición.
Nuevamente los aliados lo rechazaron, y aun su tercera campaña no fue un éxito rotundo. Cuando
Hazael sucedió a Adadidri en el trono de Damasco, el rey asirio marchó hasta la capital de Hazael y
destruyó sus jardines de palmeras, pero no pudo tomar la ciudad. Jehú, de Israel, que había
usurpado el trono y no estaba listo para luchar, creyó prudente pagar tributo. Este hecho está
representado en el famoso obelisco negro de Salmanasar, que fue hallado en Cala y está ahora en
el Museo Británico. El rey asirio llegó hasta el Mediterráneo junto al río del Perro, cerca de Beirut,
avanzando así más al sur que cualquiera de sus predecesores. Allí hizo esculpir en relieve su retrato
en la roca.
Salmanasar III también ganó algo de territorio hacia el norte y llegó hasta las fuentes del
Tigris, donde ofreció sacrificios. Pero no atacó al fuerte reino de Urartu que, bajo el reinado de Sardur
I, estaba resuelto a permanecer independiente. Más tarde, Salmanasar entró en la política babilónica
Durante la mayor parte de su reinado, que duró más de 30 años, Salmanasar disfrutó de la
fiel colaboración de su comandante en jefe (tartán) Daián-asur. Sin embargo, durante sus últimos
años estalló una grave revuelta de los gobernadores, lo cual destruyó la obra de su vida. Desde allí
en adelante, hasta su muerte en 824 AC, apenas pudo mantener su posición en Cala. No son claras
las razones de esa revuelta, encabezada por uno de los hijos de Salmanasar, pero se basaban en
el descontento provocado por la decisión del viejo rey en cuanto a su sucesor, o en su política exterior
o doméstica.
Comentario Bíblico Adventista, Tomo II, 55-61
8.5. Fenicia
Los fenicios ocuparon, desde la invasión de los pueblos del mar (fines del siglo XIII), la franja costera
norte, limítrofe con el reino de Israel y con los sirios. La relación de la dinastía de Omri (matrimonio de Acab
y Jezabel) hace importante analizar a este pueblo pagano cuya religión resultó tan influyente durante esta
dinastía.
El territorio de Fenicia abarcaba la angosta faja costera de Siria al norte de la bahía de Acre
y entre los montes Líbano y el Mediterráneo. Consiste en una cantidad de pequeñas llanuras donde
las montañas se alejan del mar, cada una de las cuales estaba dominada por una ciudad marítima.
La llanura costera varía en anchura desde unos 800 m hasta casi 5 km. Sin embargo, en algunos
lugares, como en Nahr-el-Kelb el río del Perro, al norte de Beirut, las montañas descienden en forma
escarpada hacia el mar, de manera que el camino debe ser cortado en la roca. Antiguamente se
edificaban las ciudades en islas rocosas cerca de la costa como Tiro y Arvad- o sobre la costa donde
la tierra que penetra en el mar forma pequeñas bahías en lo que es, en su mayor parte, una línea
costera recta como con Trípoli y Biblos. El país era bien regado por una cantidad de ríos que bajaban
de los montes Líbano, que en los tiempos antiguos estaban cubiertos de tupidos bosques de cedros
y otras coníferas. Fenicia era rica en cereales, frutas y vino, y como principal exportadora de madera
de cedro de las montañas y de los productos del interior de Siria, se convirtió en el centro comercial
del mundo antiguo.
El nombre griego del país, Fenicia, tiene que ver con una de sus principales exportaciones,
una anilina de color púrpura llamada fóinix, “púrpura”, o “carmesí”. Sin embargo, los habitantes se
llamaban a sí mismos Kena'ani, es decir, cananeos, y su tierra la denominaban Canaán, lo que está
de acuerdo con Génesis 10: 15-19, donde se da una lista de los habitantes de varias ciudades
fenicias como descendientes de Canaán.
No hay suficiente material arqueológico para formar una historia completa de Fenicia, y su
historia más remota está completamente envuelta en la oscuridad. Sin embargo, una de las ciudades
fenicias -Biblos- aparece en registros egipcios del tercer milenio como una ciudad importante en la
exportación de madera de cedro. Excavaciones realizadas en Biblos han demostrado que hubo una
fuerte influencia egipcia en tiempos del antiguo reino (egipcio). Los tirios de tiempos posteriores
tenían una tradición según la cual su ciudad había sido fundada en 2750 AC, y los sidonios
pretendían que su ciudad era aún más antigua. La primera alusión a estos importantes puertos del
sur de Fenicia se halla en los registros de la XVIII dinastía de Egipto, cuando los reyes del valle del
Nilo dominaron toda Fenicia. Sin embargo, el hecho que los fenicios tuvieran que pagar tributo a
Egipto y debieran tolerar una guarnición egipcia en sus ciudades no afectó materialmente su poderío
económico. Su comercio exterior parece haber florecido, y sus agentes se hallaban en Chipre, en
las costas del Asia Menor y en el mar Egeo. Hacía fines del segundo milenio extendieron su esfera
de influencia económica y enviaron barcos a Sicilia, Cerdeña, el norte del África y España. Más tarde
se fundaron colonias permanentes en países distantes. De estas colonias, Cartago llegó a ser la
más famosa. Llegó a ser tan poderosa que en tiempos de Roma osó desafiar su política imperial.
Tartessos, en España, el punto más distante de influencia fenicia, fue uno de los varios lugares
llamados “Tarsis” -o “fundición”-, hasta donde viajaban las “naves de Tarsis” (Salmos 48: 7…).
Hasta fines del segundo milenio AC Sidón había ocupado el lugar más importante entre los
puertos fenicios, pero durante el primer milenio Tiro tomó la delantera y la mantuvo durante muchos
Uno de los sucesores posteriores de Hiram fue Et-baal, padre de Jezabel, la infame esposa
de Acab. Había sido sacerdote de Astarté antes de llegar a ser rey de Tiro, lo que puede explicar el
celo de su hija por la religión de su tierra natal, aun después de llegar a ser reina de Israel. Durante
el reinado de Et-baal comenzó una ardua lucha con Asiria, país que a partir del siglo IX AC procuró
someter una a una todas las tierras que se hallaban hacia el oeste. De ahí que, en la batalla de
Qarqar en 853 AC, hallemos al rey de la ciudad fenicia de Arvad con 200 soldados en la coalición
contra Salmanasar III. Sin embargo, la mayoría de las otras ciudades fenicias convinieron en pagar
tributo. Así, por un tiempo mantuvieron cierta independencia y continuaron sin molestias su lucrativo
comercio de ultramar.
Cuando el decadente imperio asirio fue reemplazado por el neobabilónico, Tiro aprovechó las
dificultades políticas del período de transición, se declaró independiente y rehusó enviar tributos a
Babilonia. Como resultado, Nabucodonosor se vio obligado a usar la fuerza contra la ciudad. Durante
trece años sitió a Tiro antes de que ésta se rindiese. Nabucodonosor permitió que su rey
permaneciese en el trono, pero nombró un alto comisionado babilonio para proteger los intereses
del imperio.
Comentario Bíblico Adventista, Tomo II, 69-71
Hemos hecho también referencia a la región de Siria, ocupada por pueblos de origen amorreo y
también, en las etapas más cercanas al periodo que aquí tratamos, por arameos. Aunque como
mencionamos el término sirio está más relacionado más a un concepto geográfico que a uno étnico, la
rivalidad con Israel en esta época hace importante conocer un poco acerca de ellos.
El nombre Siria es un término geográfico que designa una región cuya extensión ha variado
de tiempo en tiempo. La Siria actual no incluye todo lo que fue conocido como Siria en tiempos
antiguos, y se extiende a otras regiones que nunca antes se consideraron parte de ella. En tiempos
de Roma se daba el nombre de Siria a todo el territorio que va desde el Éufrates en el norte hasta
el mar Rojo en el sur. En otras épocas se consideraba a Palestina como país aparte, y se incluían
[en Siria] partes del norte y del centro de Mesopotamia. Con todo, hablando en términos generales,
el nombre geográfico Siria designa una región limitada al este por el gran desierto sirio, al oeste por
el Mediterráneo, al norte por los montes Tauro y al sur por Palestina. La frontera entre Siria y
Palestina es aproximadamente una línea recta que va desde el mar al norte de Acre hasta el Jordán
al norte de las Aguas de Merom.
Esta región es atravesada por dos cordilleras que corren de norte a sur. En la cordillera
occidental se destaca, en el norte, el Jebel Akra (1.650 m); y en el sur, el Líbano, que se eleva a
más de 3.000 m. La cordillera oriental, llamada el Antilíbano, a la cual pertenece el monte Hermón,
alcanza alturas hasta de unos 3.000 m. Entre las dos cordilleras se extiende un valle altiplánico de
19 km de ancho, llamado ahora Beqa', “la hendidura”, con sus dos ríos, el Litani, que fluye hacia el
sur, y el Orontes, hacia el norte. Ambos ríos se desvían finalmente hacia el oeste y desembocan en
el Mediterráneo. Varios arroyos fluyen hacia el oriente desde la cordillera del Antilíbano e irrigan
varios oasis del desierto sirio, de los cuales Damasco, con su región circundante de huertas, es el
más rico y más grande.
Puesto que las montañas aislaban del resto de Siria a la región costera de Fenicia, su historia
es algo distinta de la historia de la región interior… De modo que, políticamente, Siria estuvo formada
esencialmente por ciudades- estados que florecieron en torno a oasis tales como los de Damasco y
Como en el caso de Fenicia, poco se sabe de la historia de esta región antes de mediados
del segundo milenio. Sin embargo, textos egipcios y babilonios de la primera mitad de dicho milenio
AC, mencionan ocasionalmente a los gobernantes de las ciudades de Siria, y por sus nombres
sabemos que eran amorreos, como lo fueron la mayoría de los gobernantes del Asia occidental
desde 2200-1500 AC. Los hicsos, que avanzaron hasta Egipto en el siglo XVIII, pasaron a través de
Siria en camino al valle del Nilo y tomaron posesión de ciertas ciudades importantes, por ejemplo
Qatna, fortificándolas de una manera típicamente hicsa con macizos baluartes de tierra.
En el siglo XVI Tutmosis III conquistó toda Siria, que permaneció bajo el dominio egipcio
durante casi un siglo. Sin embargo, durante el reinado de Amenhotep III e Iknatón, algunos de los
gobernantes aborígenes que estaban sometidos aprovecharon la debilidad de Egipto y se hicieron
independientes. El más fuerte de estos Estados rebeldes fue Amurru, del cual sabemos mucho por
las Cartas de Amarna y los registros hititas de la época. En tiempos de la XIX dinastía surgió un
nuevo poder rival por la posesión de Siria, el de los hititas, con el resultado de que Siria se convirtió
frecuentemente en campo de batalla donde se encontraron las dos fuerzas opositoras. Con la
aparición de los pueblos del mar hacia fines del siglo XIII AC, los hititas desaparecieron de la historia
como nación, pero los restos que quedaron retuvieron la posesión de algunas ciudades sirias tales
como Hamat y Carquemis, y conservaron la cultura hitita durante varios siglos.
En esa época, los arameos, que habían vivido en las llanuras del norte de Mesopotamia
durante muchos siglos, se trasladaron hacia el sur y fundaron -o se apoderaron de- una cantidad de
fuertes ciudades-estados, de las cuales Damasco y Zeba (al norte de Damasco) llegaron a ser las
más poderosas. Por esta razón, a partir de la época de David los registros bíblicos mencionan con
frecuencia a estos dos Estados. David pudo mantenerlos en sujeción, pero recuperaron su
independencia durante el reinado de Salomón o inmediatamente después de su muerte. Desde
entonces en adelante, los Estados sirios fueron enemigos del reino de Israel, con el resultado de
que Israel riñó numerosas guerras contra los sirios, especialmente contra Damasco…
A partir del siglo IX los Estados sirios compartieron la suerte de otras naciones del Asia
occidental codiciadas por los reyes de Asiria. Durante dos siglos una campaña asiria tras otra se
dirigió contra uno o más de estos Estados arameos de Siria para asegurar un caudal constante de
tributo, hasta que Tiglat-pileser III inició la política de trasplantar las naciones conquistadas a distritos
remotos del imperio, en un esfuerzo por sustituir la conciencia nacional por lealtad al imperio asirio.
De ahí que una ciudad-estado tras otra desapareciera bajo el ataque implacable de la maquinaria
bélica asiria. Finalmente, en 732 AC, entre las últimas cayó Damasco, que entonces se convirtió en
provincia de Asiria.
Dios le bendiga.