EIAF
EIAF
EIAF
o
w <(
<(
c... z
Sll::>!JHUª!::> sauoplllJHsaAUI ap .1oi.1adn5 ofas 1
llHO.l.l lll!.10l!P3
e_
r
1
· Alfredo Marcos
Ana Rosa Pérez Ransanz
•
1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES
171'
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ
las últimas dos décadas del siglo pasado y en lo que va del presente,
a utilizar criterios restrictivos en cuanto a los autores y las obras que esta confluencia se ha hecho mucho más notable, hasta el punto de
i, incluimos. Hemos tratado con cierta extensión solo aquellos que po- que se puede hablar ya de una auténtica comunidad, con un estilo de
; demos considerar ya «clásicos», aunque se mencionan muchos más. pensamiento propio, entre las personas dedicadas a la filosofía de la
J1
·1 Hemos querido recoger también las tendencias y líneas centrales de ciencia en Iberoamérica. Los rasgos generales y tendencias comunes
¡11 investigación, los programas universitarios, especialmente los de pos- serán expuestos, a manera de conclusión, en el último apartado del
grado, así como los centros y grupos de trabajo y las publicaciones capítulo.
!
que han mar<;:ado el rumbo de la filosofía de la ciencia en el ámbito
iberoamericano. También cabe señalar que nuestro recorrido cubre
principalmente hasta el año 2000, aunque hemos incluido algunas 2. ESPAÑA
referencias a publicaciones cuya aparición en el presente siglo res-
ponde a una labor que venía de más atrás. Dividiremos la exposición en dos periodos. El primero abarca la fase
El objetivo del presente capítulo es sobre todo informativo. No preinstitucional, desde la generación del 98 hasta el último cuarto del
hemos querido incorporai;, enfoques o sesgos de escuela. Hemos pre- siglo XX. El segundo se centra en este último cuarto de siglo, momen-
tendido en todo momento conservar lfna mirada amplia en la que to de la institucionalización ·e internacionalización de la filosofía de
puedan estar comprendidos enfoques muy diversos sobre la filosofía .
la ciencia en España.
1 ~ 1
de la ciencia. Esperamos que el texto sirva de base documental para
futuras investigaciones más detalladas. ' '
1
2.1. La etapa preinstitucional
Por otra parte, también hemos procurado ser lo más inclusivos
y
posible en cuanto a los países ámbitos geográficos de la comunidad Es frecuente la periodización del siglo XX español por generaciones.
: \: iberoamericana. Pero puesto que nuestro conocimiento es obviamen- Esta idea tiene base en la teoría de las generaciones de Ortega (Or-
te limitado, y dado que hasta la fecha no existe suficiente bibliografía tega y Gasset, 2003a). Hoy hablamos de las generaciones del 98, del
sobre el desarrollo de la filosofía de la ciencia en los distintos países o 14, del 27, del 36, de la posguerra y de la democracia. En los pensa-
,,,, dores de dichas generaciones encontramos reflexiones filosóficas so-
regiones de Iberoamérica, la tarea de trazar las líneas generales del de-
sarrollo de nuestra disciplina nos llevó a pedir asesoría e información bre la ciencia y la técnica. La última de estas generaciones enlaza ya
a colegas que laboran en los,principales centros de investigación o de con la fase institucional de nuestra-disciplina. -
docencia en la materia. Estamos sumamente agradecidos por su valio-
sa· asesorfa a Alejandro Cassini, Cristina Di Gregori, Ricardo Gómez, Unamuno y la generación del 98
Lucía Lewowicz, Olimpia Lombardi, Sofia Miguens, Juan Carlos
Moreno, José Carlos Pinto de Oliveira y Francisco Quesada Rodrí- La tarea de los intelectuales del 98 se puede interpretar como una
guez. También debemos reconocer nuestra deuda con Fernando Sal- toma de posiciones ante el conflicto entre ilustración y romanticismo
merón (1925-1997), cuyo texto sobre la recepción del análisis filosó- (Cerez.o, 2003). La tensión entre ambos polos afectaba a la relación
fico en América Latina nos ha sido de suma utilidad (Salmerón, 1991). entre la ciencia moderna y el resto de los ámbitos de la vida huma- .
En continuidad con lo dicho, el capítulo se estructura por paí- na. Pensar dicha tensión significaba, por tanto,'pensar filosóficamen-
ses o regiones dentro de la comunidad iberoamericana. Dedicaremos te sobre la ciencia. En esta clave nos llegan las primeras reflexiones
apartados a la filosofía de la ciencia en España, México, Argentina, sobre la ciencia que se dan en España a principios del siglo veinte.
Uruguay, Chile, Perú, Colombia, Brasil y Portugal, Centroamérica y Entre los miembros de la generación del 98 tenemos que citar a
el Caribe, e incluiremos algunas referencias a otros centros'importan- Jorge Santayana (1863-1952), quien se formó y desarrolló su carrera
tes de Latinoamérica. académica en los Estados Unidos de América. Escribió en la línea del
Por último, a pesar de la diversidad de enfoques y tradiciones, pragmatismo, influenciado por W. 'James. Su magna obra The Life of
hemos observado algunos aspectos y tendencias comunes a la filo- Reason (1905-1906) (Santayana, 2005), aborda el pensamiento cien-
sofía de la ciencia que se produce en el ámbito iberoamericano. En tífico en su quinto volumen, titulado Reason in Science, donde hace
172 173
.......--
énfasis en dos ideas: el carácter hermenéutico del discurso científico Ortega y la generación del 14
y la unidad de la experiencia.
También resultan de interés varios científicos de la época, como Según Ortega, en España sí había habido científicos, pero no ciencia.
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), Leonardo Torres Quevedo Lo que España necesitaba eran instituciones científicas en las que se
(1852-1936) y Ramón Turró (1854-1926). «El 98 científico» es el normalizase una actividad que ya era normal en.el resto de Europa.
nombre que los historiadores han dado a este grupo. Por ejemplo, El polo ilustrado fue ocupado durante esta época por la tradición
el texto de Cajal titulado Reglas y consejos sobre investigación cien- krausista. Fruto de esta nacieron la Institución Libre de Enseñanza
tífica (Ramón y Cajal, 2007) contribuyó á la formación de muchos (ILE, fundada en 1876) y la Junta de Ampliación de Estudios e Inves-
científicos. tigaciones Científicas· (creada en 1907). La Junta fue presidida en un
Pero la figura central de la generación del 98 es Miguel de Una- inicio por Cajal. En uno de sus centros, la Residencia de Estudiantes,
muno (1864-1936), caso paradigmático en cuanto a la tensión entre pronunció una conferencia Albert Einstein, presentado por Ortega
el polo ilustrado y el romántico. Según Laín Entralgo (Laín, 1945; (9 de marzo de 1923) (Ortega y Gasset, 2003b).
Baños, 2007; París, 1952b; Maraval, 1987), «Unamuno pasó en su · Ortega, pues, asistió a la institucionalización de la ciencia españo-
mocedad de un cientifismo progresista y spenceriano al invariable ·y la, y fue uno de los impulsores de dicho proceso. Pero en Ortega hay
bien conocido irracionalismo de su vida restante». Del sentimiento una filosofía de la ciencia y de la técnica que va más allá de la polémi-
trágico de la vida (1913), su principal obra filosófica, se. mueve ya en ca sobre la coyuntura española. Una de sus más tempranas conferen-
r el ambiente intelectual del romanticismo quijotesco. La filosofía de la cias llevaba por título La ciencia y la religión como problema político
(1909) (Ortega y Gasset, 1990). Todavía se mueve en una atmósfera
1
novela (Unamuno, 1989), de ciencia ficción (Unamuno, 1995, 369- positivista que busca el reemplazo de la religión por la ciencia. Más
373), de ensayo filosófico (Unamuno, 1968, 340-343; 2006; 1942- adelante encuadraría su filosofía de la ciencia dentro de su reflexión
1951) y de carta (Unamuno, 1949). Comienza, en su ensayo Cienti- sobre la modernidad. Abandona las posiciones típicamente modernas,
ficismo, por una crítica a esta corriente, pero alcanza incluso hasta el y con ello su juvenil positivismo. Su texto En torno a Galileo (1932)
repudio a la ciencia y a la técnica (Unamuno, 1949; 1995). (Ortega y Gasset, 1996) reflexiona sobre la naturaleza de las leyes de
En esta línea, ha quedado para la posteridad una sentencia lapi- la física y su posible analogía con los_modelos de cambio histórico. Di-
daria: «Que inventen ellos» (Unamuno, 1968). Su contexto es el de cha reflexión se prolonga en Pasado y porvenir para el hombre actual
«la polémica de la ciencia ·española», debate que se arrastraba desde (Ortega y Gasset, 1962). Pero la idea con más recorrido ha sido la de
finales del XIX. En él intervinieron intelectuales de corte liberal, in- «la barbarie del especialismo» (Ortega y Gasset, 1976), la cual a un
¡11!
1
fluidos por la tradición krausista1, como Gumersindo d_e Azcárate lector contemporáneo no puede por menos que recordarle la idea de
:¡'
(1840-1917), para quienes resultaba lamentable el estado de la cien- ciencia normal en Kuhn: «La ciencia experimental ha progresado en
1:111
cia en España, y otros conservadores, como Marcelino Menéndez Pe- buena parte merced al trabajo de hombres fabulosamente mediocres
1
:1 :1
layo (1856-1912) (1879), empeñados en demostrar la pujanza de la [... ]Una buena parte de las cosas que hay que hacer en física o en bio-
'.¡1 l !il
ciencia española. En ambos frentes se veía la ciencia como deseable logía es faena mecánica de pensamiento [... ]Es posible dividir la cien-
1 síntoma de progreso. Unamuno terció bruscamente aceptando que, cia en pequeños segmentos, encerrarse en uno y desentenderse de los
i! en efecto, poca ciencia habían producido los españoles, pero sin la- demás. La firmeza y exactitud de los métodos permiten esta transito-
,11
¡IHI mentar un ápice tal carencia. Esta posición encontró escandalizada · ria y práctica desarticulación del saber» (Ortega y Gasset, 1976, 141-
11 respuesta en los textos de José Ortega y Gasset (1883-1955). 144). Efectivamente, esta fase es entendida como transitoria y necesa-
riamente interrumpida por otras de trabajo más creativo, abarcador y
··1'1 radical: «La ciencia está mucho más cerca de la poesía que de la reali-
1 dad[...] su función en el organismo de nuestra vida se parece mucho a
', l. El krausismo deriva de las ideas del pensador alemán Karl Christian Friedrich la del arte» (Ortega y Gasset, 1977, 22-28). También en filosofía de la
Krause (1781-1832). Sus doctrinas, de corte postkantiano y liberal, tuvieron una gran
influencia en España, desde su introducción, por parte de Julián Sanz del Río (1814- técnica hizo Ortega aportaciones originales. Sus textos (Ortega y Gas-
1869), hasta la Guerra Civil (1936-1939). set, 1957; 1982) constituyen un pilar clásico de la disciplina.
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOF[A DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX 1
l 1:
Hay que señalar también que Ortega impulsó la fundación de la García Bacca se exilió en Venezuela. Allí cambió su orientación ha-
Revista de Occidente (1923), foro en el que ha tenido cabida la re- cia posiciones hermenéuticas e historicistas. No obstante, pervivió en
flexión sobre el pensamiento científico. Por ejemplo, Bertrand Rus- él el interés por la filosofía de la ciencia (García Bacca, 1963, 1986,
sell publicó en sus páginas, en 1931, un artículo sobre el panorama 2006) y por el contacto con los lectores' españoles. Esto fue posible 11
científico coetáneo. gracias a la revista Theoria (1953-1955). Más tarde aparecerían tex- ,¡¡
La conexión con Bertrand Russell se da también en el caso de tos suyos en la segunda época de Theoria (refundada en 1985) y tam- 1
Eugenio d'Ors (1882-1954), quien, en 1920, invitó al británico a im- bién en Teorema (fundada en 1971). ,11 'I
:1
partir conferencias en Barcelona sobre el atomismo. lógico. Ambos En resumen, la filosofía de la ciencia hasta la Guerra Civil estu- ¡11
coincidían en la necesidad de acercar filosofía y ciencia, aunque dife- vo marcada por la herencia del siglo XIX: i) la llamada polémica de :¡1
'i li
rían en cuanto a la importancia que D'Ors daba a la integración entre la ciencia española, ii) la influencia del krausismo y del positivismo y i] !',
razón y vida (Nubiola y Torregrosa, 2009). El aspecto activo y prác- iii) la tensión entre el talante romántico y el ilustrado. A partir de esta 11:¡
tico de la ciencia estuvo siempre presente en un D'Ors muy influido herencia, los pensadores españoles, influenciados por el pragmatis-
por el pragmatismo (D'Ors, 1909, 187-191). mo y el vitalismo, vieron la neces~dad de integración entre la ciencia
·Citemos, por último, a dos científicos inscritos en la generación y la vida, mostraron la voluntad de salir dignamente de una moderni- 1
del 14 que mostraron una inclinación filosófica: Gregorio Marañón dad dicotómica. En términos universalmente entendibles, la Guerra
(1887-1960) (Marañon, 1950) y Blas Cabrera (1878-1945) (Cabree Civil interrumpió un viaje desde el krausismo y el positivismo hacia
ra, 1986). el pragmatismo y el (racio)vitalismo.
Xavier Zubiri (1898-1983), discípulo de Ortega, estudió también Los miembros de esta generación· vieron interrumpida su formación
con Husserl, Heidegger y Louis de Broglie. Para su nuevo realismo por la contienda civil. Julián Marías (1914-2005) fue encarcelado 11
consideró que la ciencia era un aliado esencial. Uno de sus cursos durante dos meses al finalizada guerra. Su pensamiento nace del ra- 1
(1945-46) lo tituló Ciencia y realidad: introducción al problema de la ciovitalismo de Ortega, de la influencia de Unamuno y Zubiri y de la '
realidad. «Toda filosofía necesita de las ciencias -afirmaba-; toda corriente regeneracionista de la ILE. Encontramos en su obra refe- I:¡
ciencia necesita de una filosofía» (Zubiri, 2006, 323-324). Son mu- rencias de interés a la realidad tecnológica4 •
chas las páginas que dedica a la física y la biología2 • También tiene Por su parte, José Ferrater (1912-1991) contribuyó a la introduc-
textos de filosofía de la técnica casi premonitorios: «Nuestra técni- ción de la tradición analítica. Su Cambio de marcha en filosofía (Fe-
ca no solamente hace cosas artificiales [... ],hace cosas naturales [... ]: rrater Mora, 1974) constituye un momento de inflexión en este sen-
está a punto de producir la síntesis, si no de un ser vivo, por lo menos tido, aunque ya desde 1948 disponemos d<! un artículo suyo dedicado
del elemento esencial del ser vivo» 3 • · ' al Tractatus (Ferrater Mora, 1967, 225-235). Su conocimiento enci-
A partir de esta época, el desarrollo de la filosofía de la ciencia clopédico fue compatible con la creación de una filosofía original, el
se vio afectado por la Guerra Civil. Algunos pensadores se exiliaron integracionismo (1962, 1979).
en Europa e Iberoamérica. Es el caso de Juan David García Bacca De la misma generación fue Enrique Tierno Galván (1918-19 86).
(1901-1992). Supuso su obra temprana una primera introducción de Tradujo al español el Tractatus (Wittgenstein, 1957). También se le
la nueva lógica y de la filosofía analítica (García Bacca, 1936). Llegó debe la colección Estructura y función (Tecnos), a través de la cual
a impartir clases de lógica y filosofía de la ciencia en la Universidad llegó a la universidad española buena parte de la tradición analítica y
de Barcelona (1932-1936), y mantuvo contacto con Reichenbach. de la filosofía de la ciencia.
2. Puede verse X. Zubiri (1994), donde aparece un capítulo dedicado a la nueva 4. Marías (1956 y 1964), el segundo incluye «La energía y la realidad del mun-
física: «La idea de naturaleza: la nueva física». do». En Marías (1979) aparecen dos ensayos sobre filosofía de la técnica: «La técnica:
3. X. Zubiri, Sobre la persona, curso de cinco lecciones impartido en 1959, lec- füumanización o deshumanización?» y «¿Una sociedad no nuclear?»; Marías (1985).
ción 1, folio 26. Publicado parcialmente en Zubiri (1986) y en Zubiri (1982). Véase también F. Saenz Ridruejo (s.f.).
176 177
¡1 --,,.--
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA Fl.LOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
En esta generación encontramos también filosofía en textos cien- 1974). Tra'dujo al español diversos textos de Russell (1966, 1974) y
tíficos, como los de Pedro Laín Entralgo (1908-2001) (1973, 1984, redactó el esclarecedor prólogo al volumen de Lakatos y Musgrave
1998, 1999, 2003), Severo Ochoa (1905-1993) (Ochoa, 1980; Gan- que recoge las actas de la polémica sobre el desarrollo del conoci-
día, 1997) y José Luis Pinillos (1919-2013) (1962, 1969, 1997). miento entre Kuhn y los filósofos de la escuela popperiana (Lakatos
y Musgrave, 1975).
La generación de la posguerra Por último, tenemos que hacer referencia a dos pensadores que
recalaron en la filosofía desde una inicial formación científica. Ma-
Los pensadores de esta generación abrieron la filosofía española a riano Artigas (1938-2006), físico y teólogo, de quien destacan sus
las corrientes de mayor influencia durante la Guerra Fría: el marxis- investigaciones sobre Popper (Artigas, 1979, 1998) y sobre las rela-
mo y la filosofía analítica. Encontraremos, pues, ideas sobre filosofía ciones entre ciencia y religión, que merecieron el Premio de la Fun-
de la ciencia en pensadores de corte marxista, como Gustavo Bueno dación Templeton. Su texto sobre Filosofía de la ciencia experimen-
(1924-). Su teoría del cierre categorial constituye una original con~ tal (Artigas, 1999) ha sido varias veces reeditado y sus últimos libros
ceptualización de la cienóa que incluye perspectivas pragmáticas y conocieron una importante difusión internacional (Artigas, Glick y
coherentistas (1977, 1995, 1992). Martínez, 2006; Shea y Artigas, 2006; Giberson y Artigas, 2006).
En la tradición marxista se ubica, asimismo, José Sacristán (1925- Javier de Lorenzo (1940-), matemático y filósofo, es catedrático
1985). Estudió en Alemania e impartió metodología de la ciencia en la en la Universidad de Valladolid. Sus más relevantes aportaciones se
Universidad de Barcelona. Impulsó la reorientación de la revista Laye, han producido en el ámbito de la filosofía é historia de las matemá-
' 1
así como la colección «Zetein» de la editorial Ariel, donde aparecieron, ticas, influido por Henri Poincaré. Ha introducido en dicho campo
1 por ejemplo, traducciones de Quine. Sacristán puso a nuestra disposi- los conceptos originales de «hacer matemático» y de «estilo mate-
ción obras como La investigación científica de Mario Bunge (19}3a). mático» (De Lorenzo, 1971, 1977, 1980, 1985, 1989, 1992, 1998,
1 Carlos París (1925-2014) se adscribe también a la tendencia mar- 2000, 2009a, 2009b).
xista y desde esa óptica hace una filosofía de la ciencia y de la técnica
(1952a, 1957, 1959, 1972, 1984, 1985, 1992) influida por autores La generación de la democracia
franceses como Bachelard. Colaboró con Miguel Sánchez-Mazas en
Theoria (1952), que se definía como una «Revista trimestral de teo- Esta generación logra ya un grado de institucionalización incipiente
ría, historia y fundamentos de la ciencia». Contribuyó también a la pero sólido. Se consolida la materia de Filosofía de la Ciencia en di-
fundación, en 1950, de un departamento de Filosofía e Historia de versas universidades (Valencia, Madrid, Barcelona, Salamanca, País
la Ciencia en el CSIC. Vasco ... ). En primera instancia, la filosofía de la ciencia es acogida
El director de Theoria fue Miguel Sánchez-Mazas (1925-1995) dentro de las cátedras de lógica, para ir progresivamente ganando un
(2003-2004), filósofo, matemático y estudioso de Leibniz. Apoyó los espacio diferenciado.
primeros balbuceos de una filosofía de la ciencia homologable a tra- Jesús Mosterín (1941-) desempeñó desde 1982 la cátedra de Ló-
vés de la Sociedad Española de Epistemología e Historia de la Cien- gica y Filosofía de ·la Ciencia de la Universidad de Barcelona. Desde
1 ¡, cia. Esta labor se vio frustrada en 19 5 6 por su partida al exilio. Acabó 1996 se incorporó al Instituto de Filosofía del CSIC. Ha escrito li-
1 ;
instalándose en Suiza. Regresó en los años 80 para hacerse cargo de bros de referencia (Mosterín, 1978 y 1987, 2000, 2006; Mosterín y
una cátedra en la Universidad del País Vasco. Torretti, 2002) y ha dirigido colecciones de gran impacto, como la
Manuel Garrido (1925-2015) fue catedrático de Lógica en Va- «Biblioteca científica Salvat». Es uno de los vectores a través de los
lencia y Madrid. Aboga por «una filosofía racionalista de inspiración cuales nos ha llegado la tradición popperiana. Ha rescatado para la
científica» (Ferrater Mora, 2004). En 1971 fundó la revista Teorema, filosofía de la ciencia a autores clásicos, como Aristóteles. Se le debe
cauce de expresión de la filosofía analítica. Desde la editorial Tecnos también la apertura de nuevas líneas de investigación en filosofía de
facilitó el acceso a textos importantes de filosofía de la ciencia. las ciencias especiales (biología y cosmología).
Javier Muguerza (1936-) merece aquí referencia por su contri- Carlos Ulises Moulines (1946-) estudió con Mosterín: y con W.
bución a la introducción de la filosofía analítica (Muguerza, 1965, Stegmüller. Trabajó entre 1976 y 1983 en el Instituto de Investiga-
178 179
1
,,
.....--
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
1
ciones Filosóficas de la UNAM (México). Actualmente es catedrático tante a la institucionalización e internacionalización de la filosofía de
en la Universidad de Múnich y director del Instituto de Teoría de la la ciencia española. Ha sido catedrático en la Universidad del País Vas-
Ciencia. Es el más importante exponente de la escuela estructuralis- co, así como director del Instituto de Filosofía del CSIC. Entre 1993
ta. Defiende tesis holistas y pluralistas, con raíces en Quine y Duhem y 2000 fue el presidente de la Sociedad de Lógica, Metodología y Fi-
(Moulines, 1982, 1991, 2006; Balzer, Moulines y Sneed, 1987). Ha losofía de la Ciencia en España (SLMFCE). Dicha sociedad estable-
formado a un buen número de filósofos de la ciencia activos en Espa- ció vínculos con la-International Union of History and Philosophy of
ña, entre otros, José Antonio Díez, José Luis Falguera, Andoni Iba- Science. Echeverría puso en marcha los congresos de la SLMFCE y
rra, Jesús Zamora, Luis Fernández Moreno y Xavier de Donato. Su la publicación del Boletín de la Sociedad. Su actividad como docen-
texto en colaboración con José Antonio Díez, Fundamentos de filO- te y conferenciante ha sido muy intensa, de modo que casi todos los,
sofía de la ciencia (Díez y Moulines, 1999), ha funcionado como ma- investigadores más jóvenes son en alguna medida discípulos suyos.
nual en muchos centros universitarios. Su Introducción a la metodología de la ciencia (Echeverría, 1995b,
Víctor Gómez Pin (1944-) se doctoró en La Sorbona y es cate- 1999a) ha resultado uno de los manuales de estudio más difundidos.
drático en la Universidad.Autónoma de Barcelona. Es el fundador' del Destaca además su aproximación a los aspectos prácticos y axiológi-
Congreso Internacional de Ontología, por el que han pasado, des- cos de la tecnociencia (Echeverría, 1995a, 1999b, 2002, 2003, 2007).
de 1993, destacados filósofos·y científicos que han tratado importan-
tes problemas de filosofía de la ciencia. También su producción lite- 2.2. La filosofía de la ciencia institucionalizada
raria ha prestado atención directa a estos tópicos (Gómez Pin, 1978,
1983, 1984, 1987, 1990, 1999, 2006). Recapitulemos: hasta los años cuarenta la filosofía de la ciencia se
Miguel Ángel Quintanilla (1945-) es catedrático en la Universidad presenta en España diluida en textos literarios, científicos, periodísti-
de Salamanca y ha ocupado cargos políticos en el sector de universí- cos, políticos y filosóficos ·en sentido amplio. Se desarrolla en el mar-
dades e investigación. En continuidad con su inicial formación como co de discusiones más generales, como la «polémica sobre la ciencia
marxista y racionalista crítico (Quintanilla, 1972, 1981), se ha intere- española» y «el mal del siglo», influida por el krausismo, el positi-
sado por los aspectos prácticos de la ciencia (Quintanilla, 1976), por vismo, el vitalismo y el pragmatismo. Parece que va a encontrar una
su aplicación técnica (Quintanilla, 1988, 2005), así como por su im- senda propia a través de los planteamientos orteguianos, incluso un
pacto y comunicación social (Quintanilla y Sánchez Ron, 1997; Quin- cauce institucional en la Facultad de Filosofía de la Universidad de
tanilla y Aibar, 2002). Con él se han formado filósofos de la ciencia Madrid~ Toda esta dinámica se vio interrumpida y frustrada por la
como Sebastián Álvarez o Fernando Broncano. Ha fundado el Institu- Guerra Civil y la postguerra. A mediados de siglo, entre los cincuenta
to Universitario de Estudios de la Ciencia y la Tecnología en la Uni- y los sesenta se producen intentos de implantación de la filosofía de
versidad de Salamanca. Fue director de la revista Arbor. También ha la ciencia, tanto en la Universidad de Barcelona como en los centros
puesto en marcha medios de comunicación orientados a la difusión y del CSIC en Madrid, esta vez como producto de importación de cor-
crítica de la cultura científica5 • 1
te marxista y, especialmente, analítico. Estos intentos carecieron de
· José Sanmartín (1948-) ha sido rector de la Valencian Internatio- continuidad, pero dejaron abiertos cauces, como la revista Theoria,
·1
i ! nal University. Ha sido uno de los introductores de la filosofía de la por los que transitará la filosofía de la ciencia dos décadas después.
1 1 técnica y de los estudios CTS. Fundó en 1985 el Instituto de Investi- Los años setenta y qchenta representan la reintroducción definitiva
gaciones sobi;e Ciencia y Tecnología (INVESCIT). Ha publicado nu- de la disciplina y su normalización. También suponen un paulatino
merosos libros sobre estas temáticas (Sanmartín, 1987, 1990). cambio en sus· contenidos y fuentes de inspiración. Empieza a tomar
Javier Echeverría (1948-) constituye un puente hacia la fase ple- distancia crítica respecto del marxismo y se aleja del simple mimetis-
namente institucional, pues él mismo ha contribuido de modo impor- mo respecto de la tradición analítica anglosajona. Aborda temas que
van, desde los 'más clásicos y semánticos, como la estructura y diná-
S. 'Novatores, www.novatores.org; Tribuna de la ciencia, www.tribunadelacien- mica de teorías, o la taxonomía d('! los conceptos científicos, hasta
cia.es; Artefactos, http://campus.usal.es/-revistas/index.php/artefactos. Sitios consul- otros más heterodoxos e innovadores, que tocan ya las lindes de la
tados el 20 de agosto de 2010. axiología, la ontología, la comunicación, la racionalidad práctica, la fi-
180 181
1 •··
1
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
losofía de la técnica, la ética y el pensamiento sociopolítico, pasan- ciencia. Otras revistas filosóficas han acogido frecuentemente artículos
do por veteranas cuestiones filosóficas como las de la racionalidad y de filosofía de la ciencia. Entre ellas: Ágora, Anuario Filosófico, Arbor,
el realismo. Se sigue' nutriendo de la tradición analítica anglosajona, El Basilisco, Contextos, Convivium, Diálogo Filosófico, Éndoxa, Es-
pero se recuperan otras voces procedentes de la filosofía francesa o tudios Filosóficos, !segaría, Laguna, Pensamiento, Revista de Filosofía.
alemana, y clásicos, como Aristóteles o Leibniz. Se va abriendo hacia Por otra parte, se ha incrementado notablemente la presencia de filó-
las ciencias especiales, no solo matemáticas y física, sino también bio- sofos de la ciencia españoles en las principales revistas internacionales.
logía, psicología, economía, ciencias sociales ...
En general, a finales de los ochenta, la filosofía de la ciencia en Enseñanza
España era ya una disciplina normalizada, autoconsciente, plural y
que empezaba a encontrar tanto conexiones internacionales como A finales de los ochenta se conforma el Área de Lógica y Filosofía de
una voz propia. Quienes inician -iniciamos- la carrera académica la Ciencia. Con el tiempo, la filosofía de la ciencia va distinguiéndose
1 con los noventa, se suben -nos subimos- ya a una nave en marcha, de otras disciplinas del área, como la lógica, la filosofía del lenguaje,
:11 construida y aviada por las generaciones anteriores. la epistemología (entendida como teoría del conocimiento) o la his-
1 !
g
toria de la ciencia. A partir de los ochenta, en universidades como las
I' ~r
Libros y revistas de Valencia, Madrid, Barcelona, Salamanca y el País Vasco, se intro-
ducen asignaturas de filosofía. de la ciencia. Pronto se sumaron el res-
1 Algunas editoriales lanzaron colecciones pioneras en los años setenta to de las universidades españolas. La Filosofía de la Ciencia pasó a ser
·: l i y ochenta, como Tecnos (con las colecciones «Estructura y Función» desde principios de los noventa, y hasta hoy, una materia obligatoria.
'I y «Filosofía y Ensayo») y Ariel (con la colección «Zetein»). A estas vi-. La presencia académica de la filosofía de la ciencia se vio favo-
nieron a sumarse otras, como Alianza, Cátedra, Crítica, Paidós, Si- recida por los cursos que impartieron destacados filósofos con reco-
glo XXI, Anthropos y Trotta. Junto con editoriales iberoamericanas, nocimiento internacional, empezando por Popper (Burgos, 1968). A
11
como el Fondo de Cultura Económica, fueron nutriendo la literatura esta visita siguieron las de Quine, Putnam, Bunge y Agazzi. En las úl-
1
del área, al principio con traducciones, más tarde con obras escritas en timas décadas, se ha hecho frecuente la presencia en nuestras aulas de
nuestra lengua. Debemos citar aquí algunos manuales y diccionarios los más prestigiosos filósofos de la ciencia.
escritos originalmente en español, como los textos de J. Echeverría, Se han puesto en marcha, además, estudios de posgrado en filo-
U. Moulines y J. Díez, A. Rivadulla, A. 'Estany, A. Diéguez, M. Ar-. sofía de la ciencia, como por ejemplo el Posgrado Interuniversitario
tigas, C. Solís, J. Mosterín y R. Torretti (Echeverría, 1999a; Díez en Lógica y Filosofía de la Ciencia, fundado en 2007 e impulsado
y Moulines, 1999; Rivadulla, 1984; Estany, 1993; Diéguez, 2005; por Mara Manzano, coofertado por las universidades de Salamanca,
:1
'I Artigas, 1999; Solís, 1994; Mosterín y Torretti, 2002), entre otros. Valladolid y Santiago de Compostela; el Máster en Filosofía, Ciencia
:1 La editorial Trotta y el Consejo Superior de Investigaciones Cien- y Valores, coofertado por la Universidad del País Vasco y la Univer-
tíficas (CSIC) han publicado desde 1992 la Enciclopedia Iberoame- sidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como el Máster
··il ricana de Filosofía (EIAF) que incluye varios volúmenes sobre temas en Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología coofertado por la
ii 111
de filosofía de la ciencia y de otros campos cercanos, los cuales se co- Universidad de Salamanca y la Organización de Estados Iberoameri-
1
mentan con detalle más adelante. La EIAF surgió como iniciativa de canos; además de otros muchos, en numerosas universidades espa-
varios destacados filósofos iberoamericanos de ambos lados del At- ñolas, que aunque no sean estrictamente de filosofía de la ciencia sí
lántico, entre ellos, Fernando Salmerón, Luis Villoro, Javier Muguer- presentan contenidos de esta disciplina.
i'i za, Reyes Mate y Miguel Ángel Quintanilla; este último tuvo una de- Cabe señalar, si bien como un insuficiente avance hacia la nor-
• 1
cisiva participación en el diseño del plan general. malización, la incorporación desde los ochenta de pensadoras como
Entre las revistas destaca Theoría, renacida en 1985 gracias a la Adelaida Ambrogi, Eulalia Pérez Sedeño, Anna Estany, Camino Ca-
Cátedra Sánchez-Mazas, y pilotada por Andoni !barra. Por su parte, ñón, Amparo Gómez, Marta González, Inmaculada Perdomo, Obdu-
la revist~ Teorema, dirigida actualmente por L. Valdés, se ocupa de lia Torres, Ana Cuevas, María Cerezo, María Jesús Santesmases, Ana
manera amplia de la tradición analítica, incluyendo a la filosofía de la Sánchez, Arantza Etxeberría, María Caamaño.
182 183
"""!"""'
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
La gestación de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la La filosofía de la ciencia española se ha desarrollado a través de va-
Ciencia en España (SLMFCE) comienza en 1991, con la celebración rios debates (Broncano, 2009). El debate sobre la racionalidad y los
en Madrid de un Encuentro de Lógica y Filosofía. En 1992 se eligió factores externos arranca con la vi§ita de Popper. En continuidad con
una comisión gestora presidida por Javier Echeverría. El congreso este y con las ideas de Lakatos, Laudan y Feyerabend, existe una po-
fundacional tuvo lugar en diciembre de 1993. En 2000, Eulalia Pérez lémica sobre la, dinámica de las teorías científicas, que acompañó a
i: Sedeño sucedería a Javier Echeverría en la presidencia de la sociedad. la recepción de la obra kuhniana. La propia naturaleza de las teorías
Desde 2006 es presidida por María José Frápolli. Desde 1993 se edi- científicas ha suscitado controversia. Desde una concepción sintác-
ta el boletín de la SLMFCE. Al frente de esta publicación han esta- tica, de origen neopositivista, se pasó a una concepción semántica,
do Javier Ordóñez, José Miguel Sagüillo, Andoni !barra, Francisco introducida por C. U. Moulines, quien participó también, junto con
1 Quintanilla, en la polémica sobre el materialismo. La obra de Quine
Álvarez, David Teira y, actualmente, Inmaculada Perdomo. Las con-
tribuciones a los congres0s de la SLMFCE han quedado plasmadas produjo discrepancias sobre la naturalización. Y en los últimos años,
en actas (Madrid 1993, Barcelona 1997, San Sebastián 2000, Valla-
~
a raíz de algunos textos de Putnam y Hacking, se-ha discutido sobre
dolid 2004, Granada 2,006, Valencia 2009, Santiago de .Composte- realismo científico. '
la 2012), a través de las que se puede apreciar el desarrollo de la dis- A partir de estos debates, se da una doble evolución. Por un lado,
ciplina en los últimos años. la disciplina ~e enriquece con un giro hacia la filosofía práctica. Se
Por otra parte, la SLMFCE ha auspiciado multitud de congresos solapa con los estudios CTS, los estudios de género, la filosofía de
y simposios. Por ejemplo, el Coloquio Compostelano de Filosofía la técnica, la bioética y el pensamiento político. De importancia ha
Analítica, el Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Gé- sido el trabajo en esta línea de Eulalia Pérez Sedeño, Marta Gonzá-
nero, así como las Jornadas sobre Filosofía y Metodología actual de lez, José Antonio López Cerezo, José Luis Luján, Fernando Bronca-
la Ciencia, organizadas anualmente por Wenceslao J. González. La no, Andoni !barra, Jesús Yega, Ramón Queraltó, Andoni Alonso y
serie de volúmenes a que han dado lugar ofrece una panorámica de Nicanor Ursúa.
''1!'I'
:·"I 1
la filosofía de la ciencia actual. Por otro lado, se da una eclosión de las filosofías de las cien-
:¡¡ Tuvo importancia para la visibilidad internacional de la filo- cias especiales. En filosofía de las ciencias sociales han destacado los
11 sofía de la ciencia española el 12th International Congress of the aportes de Francisco Álvarez, Amparo Gómez y Obdulia Torres, en-
!
IUHPS/DLMFC (Oviedo 2003). Otro vector de internacionalización tre otros.' La filosofía de la ,economía ha sido desarrollada por auto-
han sido los Congresos Iberoamericanos de Filosofía de la Ciencia y res como Juan Carlos García-Bermejo, Wenceslao González, Jesús
de la Tecnología.(Morelia 2000, Tenerife 2005, Buenos Aires 2010). Zamora y David T eira. En filosofía de las ciencias cognitivas hay que
Las relaciones entre 16s investigadores iberoamericanos son hoy tan citar a Anna Estany, Juan Vázquez, Pascual Martínez-Freire, Jesús
tupidas que podemos considerarnos miembros de una misma comu- Ezquerro y David Casacuberta. Existe un nutrido grupo de filóso-
nidad científica. fos de la biología, comó Álvaro Moreno, Juan Ramón Álvarez, Car-
Por último, respecto de las sociedades, cabe citar la Sociedad Es- los Castrodeza, C. J. Cela Conde, Antonio Diéguez, Ignacio Núñez
pañola de Filosofía Analítica, fundada en 1995. No toda la filosofía de Castro, Andrés Moya, Magí Cadevall, M. Jesús Santesmases, Jon
analítica es filosofía de la ciencia, ni toda la filosofía de la ciencia cae Umérez, Arantza Etxeberría. También se cultiva la filosofía de las
dentro de la tradición analítica. Pero existe una zona de solapamien- matemáticas y de la física por autores como Jesús Alcolea, Andrés Ri-
to notable. Lo mismo sucede con la Sociedad Española de Historia vadulla, Mauricio Suárez, Jon Pérez, Sebastián Álvarez o Valeriana
:11 de las Ciencias y de las Técnicas, fundada en 1973. En España son Iranzo; la filosofía de la química, con textos como los de Anna Es-
:1111
,'1 !
varios los historiadores de la ciencia que pueden considerarse tam- tany o Juan B. Bengoetxea.
bién filósofos: Javier Ordóñez, Carlos Solís, Mari Sol de Mora, J. M.
Sánchez Ron, Carmen Magallón, José Ferreirós, Antonio Beltrán y
Javier Moscoso, entre otros. ·
184 185
.,,...
1
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
186 187
i11I
11,
-.,,...-
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
En la década de 1960, los conflictos políticos y militares vulne- cía (1919-2012), físico de profesión, a quien la intervención militar
raron los diversos ámbitos de la vida civil argentina. En 1966, la in- de 1966 lo obligó a exilarse en el exterior. García se formó en el em-
tervención militar en las universidades provocó un éxodo de muchos pirismo lógico con Reichenbach, pero luego incorporó en sus tra-
de los talentos científicos y filosóficos. Sin embargo, la permanencia bajos la epistemología genética de Jean Piaget, con quien colaboró
de Klimovsky en Argentina contribuyó de manera decisiva a mante- durante varios años y publicó varios trabajos (por ejemplo, García y
ner en marcha los estudios en lógica, fundamentos de la matemática y Piaget, 1989), para luego hacerse cargo del Instituto que Piaget diri-
metodología de la investigación científica. Habiendo sido, junto con giera hasta su muerte. Después de establecerse en México en 1981,
el matemático J. Bosch, el principal responsable de introducir en los regresa a Argentina con el retorno de la democracia. Respecto del
estudios universitarios la lógica matemática y la teoría axiomática de . conocimiento científico adoptó una posición de corte constructivista
conjuntos, Klimovsky difundió también el método hipotético-deduc- (García, 2000), así como una perspectiva interdisciplinaria del traba-
tivo en una versión falsacionista cercana a la de Popper, así como su jo científico (García, 2006).
aplicabilidad a las ciencias sociales, y se ocupó extensamente de la epis- Durante el periodo fundacional de la filosofía de la ciencia en Ar-
temología del psicoanálisis. Su obra publicada ha ejercido una gran in- gentina, que abarca el lapso comprendido entre dos golpes militares
fluencia en Argentina, donde algunos de sus textos son ampliamente (1955-1966), los autores más influyentes fueron, sin duda, Russell,
utilizados en la enseñanza·universitaria, como Las desventuras del co- Carnap, Popper y, en menor medida, C. Hempel y E. Nagel.
nocimiento científico (Klimovsky, 1994), en el que presenta su versión
de la metodología hipotético-deductivista, acompañada de una serie La segunda generación
de ejemplos ilustrativos del modo en que opera la investigación en
distintas disciplinas científicas. También cabe destacar La inexplica- . Entre 1966 y el final de las dictaduras militares en 1983, la filosofía
ble sociedad (Klimovsky e Hidalgo, 1998), en colaboración con Ceci- de la ciencia afrontó serias dificultades debido a la situación políti-
lia Hidalgo, y, en colaboración con Guillermo Boido, Las desventuras ca y económica. Las universidades nacionales fueron intervenidas y
del conocimiento matemático (2005). Por otra parte, en Klimovsky muchos profesores renunciaron o emigraron. La actividad se refugió
(2004) se compilan sus artículos sobre epistemología del psicoanáli- a menudo en instituciones o asociaciones privadas, sostenidas con
sis, y en su autobiografía (2008) se encuentra un vívido relato de los recursos de sus propios integrantes, como la Sociedad Argentina de
' primeros tiempos de la filosofía analítica de la ciencia en Argentin~. · Análisis Filosófico (SADAF) fundada en 1972, la cual agrupó a mu-
Uno de los insoslayables méritos de Klimovsky es el de haber sido chos filósofos de la ciencia y mantuvo contacto con los emigrados
el maestro de varias generaciones de lógicos y filósofos de la ciencia, y con destacados filósofos extranjeros, principalmente de Estados
como Tomás Moro Simpson y Raúl Orayen entre los primeros y Al- Unidos. En SADAF estuvieron activos, entre muchos otros, Alberto
berto Coffa entre los segundos, algunos de los cuales se destacaron Coffa (1935-1984) y Eduardo Flichman (1932-2005), provenientes
tanto en el ámbito nacional como internacional. En los cuantiosos del campo de la ingeniería y de la física, respectivamente.
cursos de Filosofía de la Ciencia que dictó en la Facultad de Filoso- En esos años, el espectro de temas y autores estudiados se amplió
fía y Letras de la UBA, así como en diversas universidades nacionales con la obra de Thomas Kuhn y los filósofos postkuhnianos, como
(de La Plata, del Litoral y de Santiago del Estero), Klimovsky con- Imre Lakatos y Larry Laudan. También se introdujeron temas nuevos
'I.
tinuó formando estudiantes hasta principios de la década del 2000, en el contexto nacional, como la filosofía de la geometría física y de
cuando debió abandonar la docencia por razones de salud. Otro mé- las leyes naturales, sobre los cuales Coffa y Flichman hicieron apor-
rito a subrayar consiste en su labor de acercamiento entre filosofía y tes originales (por ejemplo, Coffa, 1986; Flichman, 1995). Alberto
ciencia, que condujo, por ejemplo, a la creación de un Programa de Coffa, quien fuera titular de Historia y Filosofía de las Ciencias en la
Epistemología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de La Plata, emigró a Estados Unidos en 1967,
UBA durante su decanato (1983-1985), el cual fuera suprimido lue- donde se doctoró en la Universidad de Pittsburgh y fue profesor en la
go de su gestión. Universidad de Indiana hasta su prematuro fallecimiento. Su obra fue
11
Dentro de la generación de fundadores de la filosofía de la cien- comentada por filósofos de la talla de Hempel; Grünbaum, Salman y
cia, como antes se señaló, destaca también la labor de Rolando Gar- Friedman, entre otros. Además de su trabajo sobre Carnap y Tarski
La situación actual
Carnap (Coffa, 1991). Eduardo Flichman, por su parte, se ocupó de
manera rigurosa de, problemas centrales de la filosofía de la ciencia: A partir de 1985, se despliega una creciente actividad en diversos cen-
causación, contrafácticos, leyes naturales, medición, pero también de tros académicos del país, acompañada de una diversificación de los
la historia y la enseñanza de la ciencia6. Uno de los méritos distintivos estudios en filosofía de la ciencia. En la década de 1990 se consolidan .
de Flichman fue su constante preocupación por vincular la investiga- varios equipos de investigación, entre los que destacan los grupos di-
ción con la enseñanza, bajo la convicción de la relevancia que tiene rigidos por Klimovsky y por Flichman en la UBA, por Víctor Rodrí-
la epistemología para la formación científica, preocupación que se guez en la Universidad Nacional de Córdoba, y por Óscar Nudler en
deriva de su concepción de la educación como un compromiso con la Fundación Bariloche. Estos grupos se han enfocado en temas cen-
la sociedad. trales como causación, explicación, lógica del descubrimiento, heu-
Tras el golpe militar de 1976, otro filósofo de la ciencia obliga- rística, racionalidad, realismo, relativismo y cambio científico (sobre
do a emigrar es Ricardo Gómez, quien fuera titular de la materia y resultados publicados véase, por ejemplo, Nudler [ed.], 1996, y Kli-
director -desde su fundación- del Instituto de Lógica y Filosofía movsky [ed.], 2005). En cuestiones de filosofía general de la ciencia,
de las Ciencias de la Universidad Nacional de La Plata, donde se creó el predominio del modelo hipotético-deductivo había postergado los
un programa de doctoraéio en la disciplina; sin embargo, el Instituto estudios sobre los problemas de la inducción y la confirmación, temas
fue disuelto por la intervención militar de la Universidad. En Esta- que se reintrodujeron, por ejemplo, en trabajos como los de Alejandro
dos Unidos, Gómez se doctoró en la Universidad de Indiana y desde Cassini sobre el descubrimiento inductivo y las ventajas de la teoría
1983 ha sido profesor de Filosofía de las Ciencias en la Universidad bayesiana de la confirmación frente al método hipotético-deductivo.
Estatal de California, en Los Ángeles. Por su amplio conocimiento de También se desarrollaron las filosofías especiales de la ciencia.
los diversos enfoques que han prevalecido en la disciplina, tanto en En filosofía de la biología encontramos los aportes de Juan Manuel
filosofía de las ciencias formales como naturales y sociales, Gómez Torres (Universidad Nacional de Cuyo), reconocido investigador en
ha sido invitado regularmente a dictar cursos de posgrado en diversas el campo de la genética y la filosofía de la medicina; los trabajos so-
universidades de Latinoamérica. Sus publicaciones cubren asimismo bre la historia y la estructura teórica de las ciencias biomédicas de
un amplio espectro de temas, que van desde la filosofía de la geome- César Lorenzana, fundador y actual director del Posgrado en Episte-
tría hasta la filosofía política de la ciencia, pasando por los problemas mología e Historia de la Ciencia, en la Universidad Nacional Tres de
de la racionalidad y el progreso científico 7 • Febrero; así como los trabajos sobre genética clásica de Pablo Loren-
,,1 En esta generación, merecen mención los aportes de Félix Schus- zana, quien obtuvo el doctorado en la· Universidad Libre de Berlín
! 1
ter, discípulo de Bunge y de Klimovsky, quien ha dado un gran im- bajo la dirección de Ulises Moulines. En años recientes, Pablo Loren-
pulso a la.filosofía de las ciencias sociales en Argentina. En su libro zana (Universidad Nacional de Quilmes) junto con Leticia Minhot
El método en las ciencias sociales (1992), Schuster argumenta en fa- (Universidad Nacional de Córdoba) y Adriana Gonzalo (Universidad
vor de un pluralismo metodológico como vía de acceso a la realidad · Nacional del Litoral) han coordinado un grupo de investigación en
social. En cuanto a la historia de la ciencia, sobresale la labor de Gui- la línea de la concepción estructuralista de las teorías, en el que par-
1 llermo Boido, quien ha promovido la investigación histórica bajo un ticipan egresados de las nuevas generaciones así como investigadores
1
enfoque filosófico (1996). En este sentido, ha conformado el Grupo de varios países iberoamericanos.
de Filosofía e Historia de la Ciencia que desarrolla sus actividades en En filosofía de la física, Olimpia Lombardi coordina un grupo
la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. interdisciplinario, con sede en la Facultad de Ciencias Exactas y Na-
turales de la UBA, que trabaja principalmente en temas de física es-
tadística y mecánica cuántica, y también ha hecho aportes novedo-
6. El volumen de homenaje a E. Flichman, Control y Caos, Serie Profesores Ex~ · sos en filosofía de la química. En la Facultad de Ciencias Económicas
traordinarios, Universidad Nacional General Sarmiento, 2010, incluye análisis de sus \
principales aportes, como el que presenta Hernán Miguel.
de la UBA, el grupo encabezado por Eduardo Scarano se enfoca en
7. Cf. Gómez (1977, 1986, 1988, 1995, 2003). En cuanto al desarrollo de la cuestiones propias de la filosofía de 1a economía, un campo aún poco
filosofía de la ciencia en América Latina, cf. Gómez (2011). desarrollado en Latinoamérica. En filosofía de la psicología, encon-
190 191
~
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOF(A DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
tramos los aportes de Antonio Castorina en el marco de la epistemo- tículos de filósofos e historiadores de la ciencia. Por su parte, Redes.
logía genética desarrollada por Piaget y Rolando García. En la Uni- Revista de estudios sobre ciencia y tecnología también publica artícu-
versidad Nacional de La Plata, Cristina Di Gregori y Cecilia Duran los de reflexión filosófica sobre los sistemas tecno-científicos y su in-
han conformado un grupo de investigación en epistemología que se serción en la sociedad.
distingue por su labor de recuperación de los pragmatistas clásicos. En cuanto a las asociaciones académicas dedicadas a la filoso-
En el campo de la enseñanza de las ciencias, Hernán Miguel, forma- fía e historia de las ciencias, como lo fueron las fundadas en la déca-
do en el grupo de Flichman, coordina en la UBA un equipo de inves- da de 1950, en años recientes un buen número de profesionales de
tigación sobre didáctica de las ciencias naturales y de las matemáticas Argentina se agruparon con colegas de Brasil, .Uruguay y Chile para
desde una perspectiva epistemológica. constituir, en el año 2000, la Asociación de Filosofía e Historia de
En cuanto a la institucionalizaci.ón de la filosofía de la ciencia la Ciencia del Cono Sur (AFHIC), que desde entonces ha realizado
como disciplina académica, como antes se señaló, esta ingresó en la congresos bianuales.
enseñanza universitaria en 1955, pero no logró consolidarse debido Por lo que toca a los encuentros académicos más consolidados en
principalmente a la inestahilidad política del país y a la emigración re- Argentina, en la Universidad Nacional de Córdoba, Víctor Rodríguez
currente de académicos e investigadores. Después del golpe militar de puso en marcha las Jornadas de Epistemología e Historia de la Cien-
1966, la filosofía de la cie"ncia ocupó un lugar marginal y esporádico cia, las cuales se han realizado anualmente y de manera ininterrumpi-
en los planes de estudio de las carreras de filosofía, a menudo como da desde 1989. El Coloquio Internacional Bariloche de Filosofía, que
asignatura de carácter optativo. La situación solo pudo normalizarse coordina Óscar Nudler, ha celebrado ya su IX edición bianual con
con el retorno de la democracia en 1983. Durante los años inmedia- una creciente participación de filósofos iberoamericanos; si bien este
tamente siguientes, principalmente en 1985 y 1986, se modificaron Coloquio cubre un espectro temático más amplio, tiene una marcada
los planes de estudios de las carreras de filosofía en la mayoría de las orientación hacia temas de filosofía de la ciencia. El Simposio Inter-
li
universidades nacionales. Los nuevos planes, más dinámicos y actuali- nacional sobre Representación en la Ciencia y el Arte (SIRCA), que
zados, incorporaron la lógica y la filosofía de la ciencia como asigna- arrancó en 2003 y se realiza bianualmente en la Universidad Nacio-
turas obligatorias, pasando a formar parte del núcleo básico de la ca- nal de Córdoba, bajo la coordinación de Leticia Minhot, también
rrera. También se incluyeron cursos especializados, generalmente de congrega a un número significativo de filósofos de la ciencia del ám-
carácter optativo, de lógica superior, filosofía de las ciencias especiales bito iberoamericano.
e historia de la ciencia. Si bien esta es la situación actualmente vigente,
debe reconocerse que la filosofía de la ciencia todavía ocupa un lugar 3.2. Uruguay
minoritario en la elección de especialidades por parte de los estudian-
tes de filosofía. Por ejemplo, el número de tesis doctorales realizadas La filosofía de la ciencia en Uruguay arranca en la década de 1950,
en esta disciplina es relativamente bajo comparado con el de otras es- impulsada en buena medida por las actividades de la Agrupación Rio-
pecialidades filosóficas. Y por otro lado, continúa la emigración de jó- platense de Lógica y Filosofía Científica (fundada en 1956). Sin em-
.venes prometedores debido a las dificultades laborales y económicas. bargo, cabe registrar una figura precursora de excepción: Carlos Vaz
'1111 1
Si bien hasta la fecha no existe en Argentina una publicación pe- Ferreira (1872-1958). Formado en el positivismo spenceriano domi-
riódica dedicada enteramente a temas de filosofía de la ciencia, no nante en Uruguay de finales del siglo XIX, Vaz Ferreira recibió ade-
obstante, las dos revistas de filosofía más importantes del país, la Re- más una fuerte influencia de John Stuart Mill y William James, así
vista Latinoamericana de Filosofía (fundada en 1975) y Andlisis Filo- como de Henri Bergson, influencias que integró en un pensamiento
sófico (fundada en 1981), publican habitualmente artículos tanto de original orientado por su interés central en los problemas de la edu-
filosofía general como especial de la ciencia, que incluyen textos de cación. Así, en clave pragmatista, propuso una forma de entender
las nuevas generaciones. Por otra parte, en fechas más recientes han las relaciones entre lógica, lenguaje, ciencia y acción, que se susten-
'-
surgido revistas de carácter interdisciplinario, como Representacio- ta en la necesidad básica de lidiar con nuestro entorno. En esta línea
nes, que si bien se ocupa del tema de la representación en la ciencia, de ideas publicó: Conocimiento y Acción (1908), El Pragmatismo
el arte y la filosofía bajo diversos enfoques, incluye regularmente ar- (1909), y Lógica Viva (1910). Sin embargo, su trabajo no fue conti-
~
192 193
l''i
0
T
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
nuado por sus discípulos, la mayor parte de los cuales se sumó a las 3.3. Chile
corrientes entonces dominantes, la fenomenología y la historia de
las ideas en Latinoamérica. Hacia mediados del siglo xx, la enseñanza de la filosofía en Chile es-
A finales de la década de 1950, Mario H. Otero (1929-2013), la tuvo principalmente orientada al estudio de los grandes clásicos de la
figura más señera de Uruguay en el campo de la historia y la filoso- historia de la filosofía. Pero a la vez se desarrollaron los estudios en
fía de la ciencia, realiza una estancia en la Universidad de Nueva York el campo de la lógica, alcanzando un alto nivel.en la década de 1960
(en Buffalo) con Marvin Farber, antes de trabajar en su tesis docto- con autores como Gerold Stahl, Juan Rivano, Nathan Stemmer, Au-
ral con Mario Bunge, en Buenos Aires; de ahí pasó a París y luego re-
1
gusto Pescador y Rolando Chuaqui. En la década de 1950 se funda
gresó a los Estados Unidos, donde siguió cursos con W. V. Quine y la Asociación Chilena de Lógica y Filosofía de la Ciencia, lo cual re-
H. Putnam en la Universidad de Harvard. En 1963, Otero organizó fleja el fuerte impulso que recibió el análisis filosófico de la ciencia
el Grupo Uruguayo de Lógica y Epistemología y ocupó la' cátedra de por parte de los lógicos. Formado en este contexto, Roberto Torretti
epistemología en la Universidad de la República (en Montevideo) has- (1930-), el más prominente filósofo chileno de la ciencia y uno de los
ta 1973, año en que se ex_ilió en México incorporándose al Instituto especialistas más reconocidos a nivel internacional, obtiene el grado
de Investigaciones Filosóficas de la UNAM. Durante su estancia ·en de doctor por la Universidad de Friburgo en 1954. Regresa a Chile a
México, de 1974 a 1984, ~tero realizó parte de su obra sobre historia la Universidad de Concepción, donde fue director del Departamento
y filosofía de la ciencia, además de contribuir significativamente a la de Filosofía; luego se traslada a Santiago donde funda, en 1964, el
111
profesionalización de la disciplina a través de su labor docente, tanto . Centro de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ciencias Físicas
!11
111! en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM como en el Posgrado y Matemáticas de la Universidad de Chile. En 1967 publica su céle-
en Filosofía de la Ciencia de la Universidad Autónoma Metropolita- bre Manuel Kant. Estudio sobre los fundamentos de la filosofía crítica
na (campus Iztapalapa). Con el restablecimiento de la democracia en (Torretti, 1967), obra que además de ubicarlo como uno de los me-
Uruguay, Otero regresa a Montevideo y se reintegra a la Universidad jores especialistas en el pensamiento de Kant, lo llevó a adentrarse en
de la República. temas centrales de la historia y la filosofía de la ciencia.
Los libros de Otero como autor (1977, 1982, 1997a, 2003) y como Este floreciente desarrollo se vio frenado por la crisis económica
editor; así como sus numerosos artículos, se vinculan centralmente con y política por la que atravesó el país en los primeros años de 1970,
las siguientes líneas de investigación: la historia y la filosofía de las ma- que culminó con el golpe militar de 1973, lacerando fuertemente la
temáticas en los siglos XIX y xx; la presentación y discusión de textos vida intelectual chilena. En el campo filosófico, se canceló la publi-
importantes y prácticamente desconocidos de la historia de la lógica cación periódica más importante, la Revista de Filosofía, que no se
y de las matemáticas; así como el estudio crítico tanto de la obra de reanudaría sino hasta 1977. No obstante, cabe señalar que prosiguió
; Kuhn como de los desarrollos postkuhnianos. el trabajo de alto nivel en lógica y se realizaron valiosos aportes y pu-
1
Entre los libros editados por Otero, el volumen: Kuhn hoy (1997b) blicaciones como las de Rolando Chuaqui, entre otras.
constituye una muestra representativa del trabajo que realizan los in- En 1970, Torretti se incorpora a la Universidad de Puerto Rico,
1
tegrantes del Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia, de donde se dedica de lleno a la investigación en filosofía e historia d'e
i'l1. la Universidad de la República: Alción Cheroni, Lucía Lewowicz, las ciencias, publicando trabajos de impacto internacional en filosofía
¡!:I
,.!, María Laura Martínez, Jorge Rasner y el mismo Otero, entre otros. de las matemáticas, especialmente sobre la geometría en el siglo XIX,
¡1· Luego del retiro de Otero, al frente del grupo quedó Lucía Lewowicz, así como en filosofía de la física, especialmente sobre la teoría de la
1·1:,
'¡'¡;
cuyo trabajo de investigación se ha enfocado, sobre todo, en los as- relatividad y la noción de espacio-tiempo. Asimismo, en Puerto Rico,
pectos ontológicos de la ciencia, así como en la influencia que tienen T orretti contribuyó a reorientar los estudios filosóficos a través de la
111!:
1
I!
los factores extra-científicos en el desarrollo de esta actividad. Por revista Diálogos, que bajo su dirección (de 1971a1995) se convirtió
1 otra parte, Lewowicz estuvo a cargo de la organización del VI En- en una de las principales revistas de Latinoamérica.
i 11 cuentro de la AFHIC, que constituyó el primer congreso internacio- ' ·:La vasta obra de Torretti, que comprende más de doscientas publi-
i nal sobre sobre filosofía e historia de la ciencia y la tecnología que se caciones (entre libros, artículos, ensayos y reseñas), presenta caracte-
realiza en Uruguay: · rísticas que rara vez confluyen en, el trabajo filosófico: erudición histó-
1
194 195
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ ·
LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
rica, originalidad, claridad conceptual, rigor argumentativo, agudeza nes axiológicas; propuestas que suponen una fuerte confianza en el
crítica y una franca apertura a posiciones alternativas. Entre sus libros poder de la razón humana -dado su doble carácter, crítico y crea-
más destacados se encuentran: Philosophy of Geometry from Riemann tivo-, además del compromiso que tiene el filósofo cori los proble-
to Poincaré (1978), en el que se analiza la evolución de los concep- mas de su tiempo y contexto social. En este sentido, Miró Quesada
tos geométricos desde Kant hasta Poincaré; Relativity ·and Geome- publicó Apuntes para una teoría de la razón (1963), donde propone
,, try (1983), un minucioso estudio de las teorías de la relatividad de una noción de razón histórica con el fin de elucidar la racionalidad
'! Einstein; Creative Understanding: Philosophical Reflections on Physics tanto epistémica como práctica.
(1990), considerado por muchos especialistas como una de las contri- La reflexión sobre la ciencia en Perú arranca en los primeros años
1:111,
buciones más importantes a la filosofía de la ciencia del siglo xx; El de 1950 con la publicación -en el suplemento semanal del diario El
paraíso de Cantor (1998), un estudio histórico-crítico de las principa- Comercio- de artículos escritos por intelectuales interesados en la
les tesis y discusiones sobre los fundamentos de las matemáticas; The lógica, las matemáticas y las ciencias empíricas, entre los que desta-
Philosophy of Physics (1999), donde se presentan los conceptos fun- can los artículos de Miró Quesada. Durante ·las décadas de 1950 y
damentales en que se sustenta el desarrollo de la física y se muestra 1960, los principales centros de la actividad académica fueron la Uni-
la aportación de la filosofía a dicho desarrollo. Torretti permaneció versidad Nacional Mayor de San Marcos y la Sociedad Peruana de
en la Universidad de Puerfo Rico hasta su retiro en 1995, donde fue Filosofía. A principios de la década de 1970, con la incorporación
1111 nombrado profesor emérito en 2001. Desde su regreso a Chile, a me- de académicos que habían realizado estudios en universidades de Eu-
diados de 1990, la filosofía de la ciencia ha recibido un renovado im- ropa y de Estados Unidos se fortaleció la investigación filosófica so-
1
p~lso y se ha visto considerablemente beneficiada. En 2006 se publica bre la ciencia, especialmente en la Universidad de San Marcos. A par-
:1¡
1
En el cielo solo las estrellas: Conversaciones con Roberto Torretti, una tir de entonces se han hecho importantes contribuciones por autores
extensa entrevista con Eduardo Carrasco (Carrasco y Torretti, 2006), como David Sobrevilla (en filosofía de las ciencias sociales), Luis Pis-
donde se presenta la evolución del pensamiento de este autor, sus coya (en epistemología y filosofía general de la ciencia), Julio Sanz
principales influencias (Kant, Dilthey, Heidegger y el segundo Witt- Elguera (1938-1997) (en filosofía de las ciencias naturales) y Juan
genstein), su camino hacia una posición antifundacionista, así como Abugattás (1948-2005) (en filosofía de la ciencia y la tecnología).
sus ideas sobre los problemas centrales de la filosofía. . . En la década de 1970 se creó un programa innovador en filosofía
de la ciencia, dirigido por Miró. Quesada, en el Instituto de Investi-
gaciones Filosóficas de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, en
4. PERÚ Y COLOMBIA cuyo marco se realizaron numerosos cursos, seminarios y encuentros
internacionales. Si bien dicho Instituto cerró en 1982, no obstante
4.¡. Perú la actividad continuó a través de un programa denominado «Pensa-
1
1
miento Científico», coordinado por Alberto Cordero, el cual se man-
: En Perú, el desarrollo de la filosofía de la ciencia debe su niayor im- .tuvo vigente durante la década de 19908• Cordero estudió en Oxford
pulso y soporte a Francisco Miró Quesada (1918-). Su prolífica obra con Rom Harré, más tarde obtuvo el grado de doctor por la Univer-
versa no solo sobre temas de lógica y filosofía de las· ciencias (tanto sidad. de Maryland, y actualmente dirige el Centro de Graduados de
formales como empíricas), sino también sobre cuestiones de filosofía la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY); sus principales
del derecho, ética y filosofía política. En el campo de la lógica, Miró publicaciones se inscriben en el campo de filosofía de la física y en la
Quesada publicó el primer libro de lógica matemática eri América La- historia filosófica de la ciencia. .
tina· (1946) y elaboró una interpretación filosófica de la lógica para- En tas postrimerías del siglo xx, la Universidad· de San Marcos
1
consistente. Su trabajo más conocido sobre ciencias formales es Filo- volvió a ser la principal sede de la actividad en filosofía de la ciencia,
sofía de las Matemáticas (1976). Desde finales de la década de 1940, donde se creó un programa de posgrado especializado en la discipli-
1
Miró Quesada ha defendido la relevancia de las ciencias empíricas
y la tecnología para la solución de los problemas sociales, así como
8. Parte de la información aquí vertida sobre el desarrollo de la filosofía de la
I' la utilidad del análisis filosófico para la clarificación de las cuestio- ciencia en Perú se ha tomado de Cordero (2010).
196 197
i:
'I
-
11
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
11
'
1
na. En años más recientes, el interés ha surgido en otras instituciones setenta, los matemáticos Cado Federici y Carlos Eduardo Vasco,
del país, como en la Pontificia Universidad Católica del Perú, a la que de la Universidad Nacional, impulsaron una línea de investigación
11;1: se han incorporado académicos de orientación analítica que trabajan en filosofía y didáctica de las matemáticas que dio pie a varios pro-
1 !i
sobre temas vinculados con la reflexión filosófica sobre la ciencia. En- gramas de posgrado. Además, Carlos E. Vasco (también profesor de
¡ ¡,
tre ellos, Pablo Quintanilla, quien realizó la maestría en la Universidad Harvard) impulsó la formación de profesores de diversas universida-
11 de Londres y el doctorado en la Universidad de Virginia. des colombianas en temas de filosofía de la ciencia, y desempeñó un
,1,1 En cuanto a la conformación de una comunidad filosófica ibe- papel importante en el diseño de las políticas educativas en ciencia·
!11:
:¡1
roamericana, cabe destacar de nuevo la labor de Miró Quesada, así y tecnología del país. También desde la Universidad Nacional, los
1'¡il como de Augusto Salazar Bondy, quienes establecieron estrechas re- profesores José Granés, Carlos Augustq Hernández y Emilio Que-
!111
laciones con diversos grupos e instituciones filosóficas de Latino- vedo hicieron contribuciones a la historia de la ciencia, bajo un en-
1illi
américa, en particular con las comunidades de Argentina y de Méxi- foque filosófico. Y por los mismos años, desde la Universidad Jave-
co (donde se integraron como parte del consejo editorial de la revista riana, Luis Eduardo Suárez realizó aportes en filosofía de la lógica y
Crítica). de las matemáticas.
~
- 1. La filosofía de la ciencia comenzó a tener condiciones institu-
,'li cionales estables a partir de 1990, con la oferta de formación espe-
4.2. Colombia,
11¡
cializada, el desarrollo de grupos de investigación, la realización de
,11 !I
La incursión en la filosofía de la ciencia se produjo en Colombia encuentros frecuentes, así como con el incremento de publicaciones
:11 1
en la década de 19709 • Los desarrollos anteriores fueron aislados y especializadas. De esta manera, en la Universidad del Valle se ha rea-
dejaron poca impronta. Entre ellos, cabe mencionar el texto de Ju- lizado un trabajo continuo en teoría del conocimiento y filosofía de
lio Enrique Blanco, La filosofía en América (Barranquilla 1945), qrie la ciencia, con publicaciones como la revista Praxis Filosófica. En
incluye un extenso comentario al artículo de Hans Lindemann «El esta institución trabaja el grupo de investigación Episteme: filoso-
Círculo de Viena y la filosofía científica» (publicado en la Revista Mi- fía y ciencia, conformado por Germán Guerrero Pino, Juan Manuel
nerva, Buenos Aires, 1944). En la década de 1950, destaca la labor Jaramillo, Luz Marina Duque, Ornar Díaz Saldaña, Martín Johani
1
de Mario Laserna, quien promovió el estudio de la lógica y de la fi- Urquijo, Adolfo León Gómez y Luis Humberto Hernández, grupo
lo'sofía científica de Hans Reichenbach en la Universidad de los An- que en 1997 publicó un volumen colectivo sobre la obra de Thomas
des, Bogotá. Pero incluso la introducción de la disciplina en los años Kuhn (Guerrero Pino et al., 1997). A su vez, Germán Guerrero Pino,
de 1970 se realizó lateralmente, en conexión con la filosofía analítica quien se doctoró en la Universidad Complutense de Madrid bajo la
:,lllli (Rodríguez, 2002) (especialmente en la Universidad Nacional de Co- dirección de Javier Echeverría, se ha enfocado en la concepción se-
lombia), y en los años ochenta en conexión con el análisis crítico de mántica de las teorías científicas, comparando la propuesta de Bas
la escuela de Frankfurt. De hecho, las primeras aportaciones realiza- van Fraassen con la de la escuela estructuralista. Y Juan Manuel Jara-
\~ das en esa época por Max Bense, Carlos Patiño, Carlos B. Gutiérrez millo, quien forma parte del grupo de los estructuralistas, ha publica-
i y Rubén Sierra Mejía, publicadas en las revistas Eco, Ideas y Valores do varios trabajos en esta línea.
y Aleph, se concentraron en el análisis lógico-lingüístico, y solo indi- Por otra parttQ el desarrollo de la disciplina se ha reforzado con
rectamente en temas de filosofía de la ciencia. los cursos de profesores invitados como Gonzalo Munévar, filósofo
Entre 1970 y 1980 aparecen algunas traducciones y publicacio- colombiano que se doctoró en la Universidad de California, en Berke-
nes sobre Karl Popper y se realizan las primeras tesis doctorales en ley, y actualmente es profesor de la Lawrence Technological Univer-
torno a la obra.de este autor (como las de Jorge Antonio Mejía Es- sity. Munévar es un reconocido filósofo de la ciencia en el contexto
cobar y Carlos Emilio García Duque). Por otra parte, en los años anglosajón y uno de los principales especialistas, a nivel internacional,
sobre el pensamiento de Paul Feyerabend. Sus frecuentes visitas a la
Universidad del Valle y la Universidad del Norte han nutrido conside-
9. En las revisiones históricas y bibliográficas de Marquínez Argote y de Sierra rablemente a la filosofía de la ciencia en Colombia (Munévar, 2003,
Mejía no se registran desarrollos significativos en filosofía de la ciencia antes de los
años setenta. Cf. Marquínez Argote (1992) y Sierra Mejía (198.S). 2006, 2008).
198 199
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ
200 201
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
ciencia para la humanidad y el sentido paradójico del desarrollo de conflictos ideológicos serios que influyan en la comprensión de la fi-
la ciencia para la sociedad, cuando los conocimientos científicos y tec- losofía; por lo general, esta se concibe como un campo académico
nológicos cumplen una función explotadora. La filosofía de la cien- que se desarrolla profesionalmente en los centros universitarios. Las
cia busca crear una cultura científica cubana. Pero el intento finaliza influencias qiversas del pensamiento filosófico latinoamericano, de la
inevitablemente en una sociología de la ciencia desde el materialismo filosofía angloamericana y de la filosofía europea han permitido cul-
dialéctico, más que en una filosofía de la ciencia propiamente dicha. tivar el estudio de la filosofía de una manera rigurosa pero a la vez
También en .el Caribe, el filósofo puertorriqueño de origen co- plural. A partir de 1959, año en que se funda el Departamento de Fi-
lombiano, Carlos Rojas Osorio, tiene dos escritos consagrados a la losofía de la Universidad de Costa Rica (UCR), se cuenta con cursos
filosofía de la ciencia, como resultado de más de veinte años de do- y profesores especializados en pensamiento científico, epistemología
cencia en la Universidad de Puerto Rico, en Humacao. El primero, y lógica. Además, la UCR tiene el Programa Regional Centroameri-
Invitación a la filosofía de la ciencia (2001), donde explica los oríge- cano de Posgrado en Filosofía y el Instituto de Investigaciones Filo-
nes de la filosofía de la ciencia en su sentido clásico. El segundo, La sóficas (INIF) que se dedica, entre otras cosas, al estudio filosófico
ciencia como lenguaje (20.06), donde elabora un análisis conceptual de la ciencia. En el Instituto Tecnológico de Costa Rica también se
de la estructura de la ciencia y un 'análisiS'lingüístico de la construc- imparten cursos de filosofía de la ciencia, así como en el Centro de
ción del conocimiento ciehtífico (Rojas, 2001, 2006). · Investigaciones Matemáticas y Metamatemáticas.
Entre los filósofos de la ciencia formados en la'tradición anglo-
5 .2. América Central americana sobresalen dos maestros. Por un lado, Claudia Gutiérrez
Carranza, cuyas obras éompletas se publicarán próximamente en la
Un ejemplo de la filosofía de la ciencia centroamericana del siglo XX Editorial de la Universidad de Costa Rica (EUCR). Su más reciente
son los estudios científicos sobre la evolución, del biólogo Clodomiro libro, Ensayos sobre un nuevo humanismo. Genes y memes en la era
Picado Twight (1887-1944) (Picado, 1942, 1988; Gutiérrez, 1986). planetaria (2006), es una colección de treinta y siete ensayos sobre la
'Este científico nació en Nicaragua, de progenitores costarricenses. Es- vida, la evolución y la selección natural, en transición hacia los aspec-
tudió biología en la Universidad de París e investigó en el Instituto Pas- tos culturales y en confrontación con d concepto antropológico de
teur. Hay quien interpreta que fue quien descubrió el uso médico de humanismo renacentista. Por otro lado, destaca Luis Guillermo Co-
la penicilina, como sugieren los estudios realizados entre 1915-1927 ronado Céspedes, en cuyas obras se estudian los paradigmas científi-
y su informe a la Académie des sciences junto con el artículo «Vacu- cos y su relación con los fundamentos filosóficos, en un recorrido que
na curativa no específica» en la revista de la Sociedad de Biología de · abarca desde los griegos hasta los filósofos y científicos del siglo XX.
París, en 1927. El método experimental que fue utilizado por Picado Mencionemos, por último, algunos trabajos recientes en historia
en sus investigaciones consiste en observación, descripción e identifi- y filosofía de las ciencias, publicados por la Editorial de la Universi-
cación de los mganismos vivientes. Este método hizo que él estuviera dad de Costa_ Rica: Historia y filosofía de la medicina, de Juan Jara-
relacionado con diversas tendencias de la teoría orgánica de la evo- millo Antillón (2005); Ciencia, pragmatismo y.relativismo. Estudios
lución, sobre todo en cuanto a la organización fisiológica de los seres filosóficos, de Amán Rosales Rodríguez (2007); Los nuevos paradig-
vivientes, a pesar de que en Francia dicha teoría no fuera bien acep- mas en la actual revoluci(m científica y tecnológica, de R~úl Torres
tada (Gutiérrez y Monje, 1989). En colaboración-con Alfonso Trejos Martínez (2008); Historia y filosofía de la matemática, de Angel Ruiz
Willis, inmerso en el mundo de la biología en Costa Rica, Clorita Pi- Zúñiga (2003).
cado --como se le conoce popularmente- en Biología Hematológica
Elemental Comparada ofreció algunas pruebas sanguíneas del meca- 6. BRASIL Y PORTUGAL
"'
nismo de la selección natural. -Las pruebas orgánicas que él ofrece lo
hacen oponerse al finalismo filosófico de Lamarck, porque su investi- 6.1. Brasil
gación está hecha desde la perspectiva positivista (Manzanal, 1987).
En la región, Costa Rica es el país donde más se ha desarrollado En Brasil la filosofía de la ciencia se desarrolla especialmente a par-
académicam~nte la filosofía de la ciencia. Este país no ha conocido tir de la Universidade de Sáo Paulo (USP) y la Universidade Estadual
1
'111
202 203
, :I
'1
..-:,
.
formación en Francia, como discípulo de Martial Guéroult y Vic-
tor Goldschmidt. Estudió lógica en Estados Unidos. Fue , profesor
en Berkeley, en la London School of Economics y en la Ecole des
versidades (especialmente las de Sáo Paulo, Rio de Janeiro, Minas
Gerais e Rio Grande do Sul) se ha mantenido posteriormente gracias
a la serie de coloquios de filosofía organizados por el profesor Por-
Hautes Étudies en Sciences Sociales, en París. · 1
' chat Pereira. En sus di~z años al frente del CLE, Porchat organizó
En los años setenta, Porchat fundó en UNICAMP un Centro de 35 coloquios y congresos, que contaron con la participación de pro-
Lógica, Epistemología e Historia de la Ciencia (CLE). Desde este cen- fesores de todo Brasil y con invitados extranjeros como Davidson y
tro interdisciplinar se impulsó también la creación de un Departa- Searle.
mento de Filosofía, en 1977. A estas dos unidades se incorporaron En cuanto a la institucionalización de la disciplina, cabe señalar
prestigiosos profesores foráneos, como Gérard Lebrun, Gilles-Gaston que en las últimas décadas del siglo XX, la filosofía de la ciencia se in-
,¡
,1 Granger y Michel Debrun, todos ellos franceses, Harvey Brown, de tegró plenamente en los planes de estudio de filosofía, en condición
origen neozelandés y formado en los Estados Unidos, el croata Zeljko de lo que tal vez podríamos llamar la más joven de las disciplinas
Loparié y los argentinos Ezequiel de·Olaso y Eduardo Rabossi. A este clásicas. Por otro lado, muchos filósofos de la ciencia brasileños han
equipo se fueron sumando jóvenes doctores b;rasileños, como Baltha- establecido vínculos cercanos con otros colegas iberoamericanos, al
1,
,i
zar Barbosa Filho, Carlos Alberto R. Moura, Luis Henrique dos San- mismo tiempo que se han ido integrando a la comunidad iberoame-
tos y Andrea Loparié, quien se doctoró ya en UNICAMP. Al grupo se ricana de filosofía de la ciencia, participando en los numerosos con-
sumó el ya reputado lógico Newton da Costa. gresos y publicaciones que se realizan en la región.
Gracias a la iniciativa de este grupo se fundaron las revistas Ma-
nuscrito, de claro sesgo analítico y Cadernos de Historia e Filosofia da 6.2. Portugal .
Ciéncia, ambas en activo hoy día. De los años setenta data también la
¡, serie de volúmenes titulada «Üs pensadores», publicada en Sáo Paulo La filosofía de la ciencia en el Portugal del siglo .XX asimiló muy di-
durante dicha década por la Editora Abril Cultural, y que incluyó li- versas influencias (Fitas, Rodrigues r_,Nunes, 2000). (i) En las prime-
11
bros dedicados a Russell, Moore, Wittgenstein, Schlick, Carnap, Qui- ras décadas del siglo estuvo marcada por el debate en torno al posi-
ne, Ryle y Strawson. En la misma época aparecen las traducciones de tivismo, que fue creciendo hasta los años cuarenta. (ii) La influencia
A lógica da pesquisa científica (1975), de Karl Popper, A estrutura das del materialismo dialéctico y sus repercusiones sobre el pensamien-
revolug6es científicas (1975) de Thomas Kuhn, y Crítica e crescimen- to científico estuvo muy presente durante las décadas siguientes, los
i11
1': 1 to do conhecimento (1979), de Imre Lakatos e Alan Musgrave. años· cincuenta y sesenta, aunque fuese a veces como elemento disi-
'1
• 1 Con respecto a la producción original, podemos citar el volumen dente dentro de la academia del Estado Novo (1933-1974). (iii) El
111, 1
El análisis filosófico en América Latina (1985), editado por Jorge pensamiento de inspiración católica fue una constante a lo largo del
1
Gracia et al., del cual existe versión en inglés, ,donde aparecen entre siglo e influyó de modo continuo sobre la filosofía de la ciencia.
otros los sigi;iifntes artículos: «Sobre el positivismo de Wittgenstein», (iv) Como en el casó de Brasil, también es notable la influencia de los
204 205
-
r
1
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
pensadores franceses sobre la filosofía de la ciencia portuguesa. Esta dió en Viena y Cambridge y conoció de primera mano el movimiento
influencia de lo francés es en realidad un rasgo distintivo de la filo- neopositivista. Escribió A situar;éío valorativa do positivismo (1938),
1.1
sofía en lengua portuguesa, especialmente a lo largo del siglo XIX y texto que expone con rigor el pensamiento del Círculo de Viena, con
1
principios del xx. Así, en filosofía de la ciencia es visible la influencia, atención incluso a su diversidad interna. Algunos de los escritos de los
quizá mayor que en otros países iberoamericanos, de autores como positivistas fueron traducidos por el también filósofo e historiador Vi-
Duhem o Bachelard. (v) Por último, señalemos también como rasgo torino de Magalháes G~dinho (1918-2011). En su libro Razéío e histo-
distintivo de la filosofía de la ciencia portuguesa su estrecha relación ria (1940) hace una exposición crítica del pensamiento neopositivista.
con la historia de la ciencia, hasta el punto de que resulta frecuente En buena parte, el debate sobre el positivismo se desarrolló a tra-
en publicaciones y asignaturas académicas el rótulo «Historia y Filo- vés de revistas culturales no especializadas. Además de las dos ya ci-
sofía de.la Ciencia». - tadas, podemos añadir Sol Nascente, O Diabo y Seara Nova.
},.. comienzos del siglo XX se da en Portugal una escasa activi- Mediado el siglo, la influencia del materialismo dialéctico empie-
dad de investigación científica institucionalizada y regular. La cien- za a ser notoria entre los intelectuales lusos. Al hilo de esta avanza
cia se enseña en las universidades, sobre todo en Coimbra, Lisboa y la reflexión filosófica sobre la ciencia. Vasco de Magalháes-Vilhena
Oporto, pero la investiga.ción se realiza tan solo por iniciativa indi- (1916-1993), filósofo formado en Cambridge, entra en contacto
! vidual. En este ambiente tampoco existe propiamente una filosofía con el Laboratorio de Física de la Universidad de Coimbra, donde
de la ciencia. Las cuestiones filosóficas van apareciendo de modo ais- se pone en funcionamiento un grupo interesado por la filosofía de la
lado al hilo de la introducción en el país de la teoría de la relativi- ciencia. Escribe en 1941 Unidade da ciencia. Introdur;éío a um pro-
dad, la física cuántica y la teoría de la evolución. Casi siempre esta blema, donde discute las relaciones entre el positivismo científico
:! reflexión procedía de los propios científicos, más que de los filósofos y el materialismo dialéctico. Y en la misma línea encontramos el li-
i I' que se movían en una tradición más metafísica. Los textos que con- bro titulado A Escala de Viena e alguns problemas do conhecimento
11
tienen elementos de filosofía de la ciencia hay que buscarlos más bien (1945), cuyo autor fue el físico de Coimbra Egido Namorado (1920-
'•
en las revistas científicas que se fueron fundando durante los prime- 1977). Fruto de esta confluencia de intereses intelectuales entre fi-
ros años del siglo (Jornal de Sciences Mathematicas e Astronomicas, lósofos y físicos nace la revista Vértice, publicada por primera vez en
Annais Scientificos da Academia Politecnica, Revista de Química Pura Coimbra, en 1943, que intenta una integración de la ciencia en el
e Aplicada, Jornal de Sciencias Mathematicas, Physicas e Naturaes). mundo. de la cultura. En dicha revista se publican, por ejemplo, las
!·
Una excepción notable es la del- filósofo y político Leonardo críticas a la obra de Namorado hechas por otro físico de Coimbra,
Coimbra (1883-1935). Fue uno de los primeros críticos del positivis- Rodrigues Martin (1914-1994).
mo en tierras lusas. Pretende contrarrestar con sus textos, muchos de Si la influencia del materialismo dialéctico tuvo su auge en las dé-
ellos aparecidos en la revista cultural Águia, fundada en 1910, el am- cadas centrales del siglo, la del pensamiento de inspiración católica se
biente positivista, naturalista y racionalista dominante entre los cien- extendió a lo largo de toda la centuria y contribuyó en muchos casos
tíficos de la época. Las bases filosóficas desde las que realiza su crítica · !1 dinamizar la reflexión filosófica sobre la ciencia. Esta labor se hizo
¡,!
hay que buscarlas en las obras de dos pensadores franceses casi coetá- principalmente a través de dos revistas. La primera de ellas, Brotéria,
neos, Poincaré y Duhem. Como divulgador del positivismo destaca el fue fundada por los jesuitas en 1902, como revista de ciencias natu-
profesor de histología de Oporto Abel Salazar (1889-1946). Expuso rales, y sigue publicándose en nuestros días. Desde 1925 incorpora
sus ideas a través de la prensa y de diversas revistas culturales, en espe- contenidos de divulgación científica y\ cultural. En sus páginas han
cial la revista Síntese, fundada en Coimbra en 1939. Su actividad tuvo aparecido desde textos que abordan los problemas filosóficos de la fí-
una importante influencia. En la estela de su obra se sitúan otros cien- sica relativista hasta otros más recientes sobre cuestiones como el rea-
tíficos y filósofos portugueses que contribuyeron a la recepción del lismo científico o el constructivismo. La segunda revista importante
positivismo lógico. Entre los científicos podemos citar al economista para la filosofía de la ciencia es la Revista Portuguesa de Filosofia, que
Bento de Jesus_Cara<;a (1901-1948), al físico y matemático Rui Luís ve la luz en 1945 gracias a la Universidad Católica Portuguesa y cuya
Gomes (1905-1984) y al físico Mario Augusto da Silva (1901-1977). publicación continúa hoy día. A través de ella se produjo la recepción
Entre los filósofos destaca Delfim Santos (1907-1966), quien estu- en Portugal de autores como Popper o Kuhn.
206 207
111,
_,,,......--
!f 1
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
!!
En el último cuarto del siglo xx, la filosofía de la ciencia en Por- Ortega y Gasset. En palabras de Luis Villoro «no hay exageración
li
J'1 tugal se regulariza, se incorpora de manera normal a la enseñanza y al en afirmar que la labor magisterial de Gaos fue el primer paso, en
debate internacional. En 1964 comienza la introducción de esta ma- nuestro país, hacia el tratamiento profesional de la filosofía» (Villo-
'!1
teria en la docencia universitaria de las carreras científicas. Pero no es ro, 1995). Si bien no podríamos considerar a Gaos como un filósofo ·
hasta 1974 cuando empieza a impartirse como Historia y Filosofía de de la ciencia, su trabajo docente y su pr'opia reflexión filosófica sen-
la Ciencia en las titulaciones humanísticas y filosóficas. En ese mismo taron las bases para la introducción en el ámbito filosófico mexica-
año se conceden ya doctorados en Historia y Filosofía de la Ciencia no de la lógica matemática, de la epistemología contemporánea, así
en algunas facultades de ciencias y en 1989 aparece un Mestrado en como de la filosofía de la ciencia. ,
l¡ li Historia e Filosofía da Ciencia en la Universidad Nova de Lisboa. Du- La filosofía de la ciencia propiamente dicha comienza a cultivarse
1 1
rante los años ochenta se van incorporando contenidos de filosofía en la, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autó-
de la ciencia también en la enseñanza secundaria. noma de México (UNAM), donde cabe recordar la valiosa labor rea-
!11
Todo ello permitió la paulatina recepción de diversos autores de lizada desde la década de 1950 por profesores como Eli de Gortari
relevancia internacional. De ellos, los que más influencia han tenido (1918-1991) y Alberto de Ezcurdia (1917-1970). En 1955, Guiller-
en Portugal son Bachelaql, Popper y Kuhn, seguidos de Canguilhem, mo Haro, Samuel Ramos y el propio Eli de Gortari fundaron el «Se-
Koyré, Putnam, Lakatos y Feyerabend. Si hay que destacar un nombre minario de Problemas Científicos y Filosóficos», que reunió a varios
11'1 I
propio entre los filósofos de la ciencia portugueses activos en el últi- de los más destacados científicos y filósofos del momento, e inició un
111 mo cuarto del siglo, este sería el de Fernando Gil (1937-2006), nacido programa ejemplar de publicaciones (que incluyó libros y cuadernos)
1,,¡¡
i' en Mozambique y formado en París. Hizo buena parte de su carrera para presentar al público científico y humanístico las principales co-
académica en dicha ciudad, en' la École des Hautes Études en Scien- rrientes de la historia y la filosofía de la ciencia. Posteriormente desta-
:¡;
1
ces Sociales, pero mantuvo un contacto muy estrecho con la vida uni- caría la labor en la Facultad de Filosofía y Letras de profesores como
versitaria lisboeta. Tras su fallecimiento, el ministerio portugués de Wonfilio Trejo.(1927-1987), especialista en el análisis de la percep-
,! • ciencia creó el «Premio Internacional Fernando Gil de Filosofía de las ción y del conocimiento empírico (Trejo, 1987), y Hugo Padilla, pio-
:, 1
Ciencias». Gracias a la actividad de Gil se puso en marcha en Lisboa el nero en México de la filosofía de la tecnología, quien además tradujo
'l.:¡! Grupo de Investigación en Filosofía y Epistemología (GIFE), así como a nuestra lengua varios textos centrales de Gottlob Frege, reunidos en
,,
i, :1 las revistas Filosofía e Epistemología (1978) y Análise (1989), dinami- un solo volumen (Frege, 1972).
t·I zadas por el GIFE. Al grupo han estado vinculados pensadores como A finales de 1960, bajo la dirección de Fernando Salmerón-dis-
1
Manuel Maria Carrilho, Antonio Marques, Zaza.Moura y Joáo Saá- cípulo de Gaos-, el Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de
11 i
gua (GIFE, 1978). La obra de Gil se centró en la epistemología del su- la UNAM implementó un intenso programa de formación de nue-
jeto y en la epistemología de la prueba. Mostró el papel activo que el vos investigadores, apoyando a un buen número de estudiantes para
sujeto tiene en el conocimiento científico, así como las dificultades a realizar posgrados en prestigiosas universidades de Estados Unidos,
que se enfrentan los conceptos clásicos de racionalidad y objetividad. · Alemania e Inglaterra. Entre ellos, Roberto Caso realizó estudios de
Ha hecho también una valiosa labor de divulgación del pensamiento doctorado en lógica y filosofía de las matemáticas en la Universidad
científico a través de la edición portuguesa de la Enciclopedia Einaudi. de Berkeley, y a su regreso impulsó la enseñanza de la lógica matemá-
tica en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
En la década de 1970 se incorporaron al IIF dos investigadores
7. MÉXICO que desempeñaron un papel clave en el desarrollo de la filosofía y la
historia de la ciencia en México: C. Ulises Moulines -discípulo de
En México, la filosofía de la ciencia surgió en un ambiente de mayor Jesús Mosterín (en Barcelona) y de Wolfgang Stegmüller (en Mú-
estabilidad política y de mayor apoyo a la educación superior que en nich)- y Mario Otero 10, profesor uruguayo exiliado por razones
el resto de países latinoamericanos. A partir de la década de 1940,
destaca especialmente la labor del filósofo «transterrado» José Gaos, 10. La labor y las principales publicaciones de M. Otero se refieren en la sección
quien provenía del círculo de intelectuales que habían rodeado a de Uruguay.
208 209
11
......,,..--
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
políticas. También por aquellos años Mario Bunge realizó una fecun- mas constituye un buen hilo conductor para entender el desarrollo
da estancia en el IIF, ·donde trabajó en uno de los volúmenes de su de la disciplina en el país.
Treatise on Basic Philosophy, además de poner en marcha un semina- En 1973 se fundó la Universidad Autónoma Metropolitana
rio sobre historia y filosofía de la ciencia, que congregaba' a un grupo (UAM), donde Luis Villoro, como director de la División de Ciencias
interdisciplinario de investigadores, y fundar la Sociedad Mexicana Sociales y Humanidades de la Unidad Iztapalapa (UAM-I), impulsó
de Epistemología. programas innovadores frente a los que hasta ese momento existían
Durante su estancia en México, de 1976 a 1983, Moulines pu- en otras universidades nacionales, siguiendo algunas ideas que Sal-
blicó Exploraciones Metacientíficas (1982), volumen que fue el prin- merón había ensayado unos años antes en la Universidad Veracruza-
cipal vehículo para introducir en Iberoamérica la concepción estruc- na. Fue así que Luis Villoro y Roberto Caso (quien también se había
.turalista de las teorías, desarrollada por J. D. Sneed, W. StegmüJler y incorporado a la UAM-I) propusieron una Licenciatura en Humani-
el propio Moulines. Esta forma de entender la naturaleza de las teo- dades cuyo plan de estudios en el área de filosofía se distinguía por
rías científicas -que se inscribe en el enfoque semántico iniciado por incluir los enfoques más recientes en las asignaturas de lógica, teoría
P. Suppes y G. Ludwig- se opone a la concepción heredada que las del conocimiento, filosofía del lenguaje y filosofía de la ciencia.
considera como sistemas de enunciados. Unos años antes, Moulines A finales de 1970, Fernando Salmerón (entonces rector de la
había publicado La estructura del mundo sensible (1973), en la línea UAM) y Luis Villoro, conscientes de la necesidad de formar académi-
i de las reconstrucciones lógicas del mundo a partir de los datos sen- cos especializados en lógica, historia y filosofía de la ciencia, y con-
I' sibles, elaboradas por autores como Mach, Russell, Carnap y Good- tando ya en México con un núcleo de investigadores en el área, crea-
11
¡," man. Pero por otra parte, Moulines también recibió una fuerte in- ron en la UAM-I la primera Maestría en Filosofía de la Ciencia en el
r fluencia del giro histórico-pragmático introducido por Kuhn, lo cual
se aprecia en sus análisis sobre la dinámica de las teorías, entendidas
país. En esa época -después de obtener el doctorado en la Universi-
dad de Oxford- regresó a México León Olivé, quien se hizo cargo
1 como productos culturales. De aquí que en la obra de este autor con- de su coordinación. Así, en 1980 se echó a andar la primera genera-
,11
i' fluyan, en una síntesis original, los recursos formales de la recons- ción con el apoyo de un sólido grupo de académicos, la mayoría de
,,,,111 trucción lógico-conceptual y los estudios históricos que requiere la los cuales habían realizado posgrados en prestigiosas universidades.
11
reconstrucción evolutiva de las teorías. Otra de sus aportaciones ha En lógica se contó con docentes como Susana Berestovoy e Ignacio
sido su argumentación en favor de un pluralismo ontológico, que se Jané;·en teoría del conocimiento, con el mismo Luis Villoro y León
sustenta en el carácter -no reductible· que presentan las teorías de la Olivé; en filosofía e historia de la ciencia con los investigadores del
1 física actualmente consideradas fundamentales 11 • IIF ya mencionados, Ulises Moulines y Mario Otero, más otros in-
En cuanto al desarrollo de la disciplina en México, tanto Mou- vestigadores como Elia Nathan (en historia de la ciencia) y Raúl Ora-
lines como Otero contribuyeron de manera importante a la forma- yen (en.filosofía de la lógica). El programa se reforzó también con
ción especializada en filosofía e historia de la ciencia, especialmente ' los cursos de destacados profesores del extranjero como Ricardo Gó-
a través de su labor docente en el primer programa de posgrado que mez, Zeljco Loparié y Marcelo Dascal, así como de científicos de pri-
se instituyó en el país. . mera línea como Tomás Brody (1922-198 8), quien hizo importantes
contribuciones a la filosofía de la física (Brody, 1993).
7 .1. La creación del primer posgrado en Filosofía de la Ciencia . Durante las dos primeras generaciones de esta Maestría (1980-
82 y 1982-84) se formaron un buen número de profesores e inves-
La profesionalización de la filosofía de la ciencia en México se logró tigadores que actualmente laboran en la UNAM, en la propia UAM,
principalmente a través de la creación de programas especializados así como en otras universidades del país. Sin embargo, por cuestiones
de posgrado. Por lo cual, el examen de la evolución de estos progra- de política institucional, la UAM-I modificó sus programas de filoso-
,,íl:_,,1'
,,
l !i -fía y buena parte de los profesores que habían apoyado la Maestría,
1 !1 entre 1980 y 1984, abandonaron el programa.
11. Cf. Moulines (1991). En la sección de España se refieren algunas otras de las
principales publicaciones de Moulines.
210 211
1 r
,....-, ...,.,,
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
7.2. El posgrado en Filosofía de la Ciencia en la UNAM tranjeros) y se puso en marcha el Máster en Filosofía, Ciencia y Va-
lores, coofertado por la UNAM y la Universidad del País Vasco (el
A mediados de 1980, Salmerón y Villoro -quienes habían regre- primer programa de posgrado que estableció la UNAM con una uni-
sado al IIF de la UNAM- junto con León Olivé -quien en 1985 versidad europea). Por otra· parte, una vez que se consolidaron las
fuera designado director de dicho Instituto- impulsaron un nuevo áreas troncales del posgrado de la UNAM, se amplió el espectro te-
programa de formación de doctores en áreas centrales de la filosofía, mático del plan de estudios para cubrir nuevas líneas de especializa-
tanto en el extranjero como en la propia UNAM. ción (como se describe en el siguiente apartado).
En el extranjero obtuvieron el doctorado investigadores como Paralelamente, en la UAM-I se hicieron nuevas reformas y en la
Ambrosio Velasco (Minnesota), Atocha Aliseda (Stanford), Maite década de 1990 se creó un programa de Maestría y Doctorado en
11,,:.1,
Ezcurdia (Londres), Carlos López Beltrán (Londres), Ricardo Salles Humanidades, dentro del cual se constituyó la línea 1de Filosofía de
'1 1,'! (Londres), Faviola Rivera (Harvard);Guillermo Hurtado (Oxford), la Ciencia. La planta docente se reforzó con egresados de las prime-
ras generaciones de la Maestría de la UAM-I más algunos profesores
Lorena García (California) y Raymundo Morado (Indiana), algunos
1
de ellos en filosofía de la. ciencia y otros en áreas que le prestan un que habían realizado el doctorado en el extranjero, entre otros, Yo-
importante soporte. En México, el Instituto prestó un fuerte apoyo landa Torres Falcón, Luis Felipe Segura, Max Fernández de Castro,
al Doctorado en Filosofía de la UNAM, para contar con profesores Armando Cíntora, Silvio Pinto y Mario Casanueva (quien se docto-
visitantes de alto nivel en filosofía de la ciencia como Bas van Fraas- ró en Barcelona bajo la dirección de Ulises Mouliries y coordinó este
sen, Dudley Shapere, Hilary Putnam, Larry y Rachel Laudan, Miguel nuevo programa en sus inicios). ·
Ángel Quintanilla, Javier Echeverría, Marcelo Dascal, entre otros, y
regresaron a dictar cursos Ulises Moulines y Mario Otero. En este 7.3. La situación actual
contexto, realizaron el doctorado investigadoras como A. R. Pérez
Ransanz y obtuvieron el grado otros investigadores del·Instituto que, De la misma manera en que las revoluciones científicas de los siglos
si bien no se dedican a la filosofía de la ciencia, trabajaban en áreas XIX y xx exigieron un· replanteamiento de la reflexión filosófica para
que le prestan un importante apoyo: historia de la filosofía, teoría dar cuenta de manera profesional de la naturaleza de la ciencia, así,
del conocimiento, ética, filosofía del lenguaje y de la mente. Entre en la segunda mitad del siglo XX, el vertiginoso desarrollo de la cien-
ellos, José Antonio Robles (Stanford) y Alejandro Herrera (Indiana), cia y la tecnología aunado al surgimiento de la llamada «tecnocien-
así como Laura Benítez, Margarita Valdés, Olbeth Hansberg y Sal- cia» -actividades que han tomado formas inéditas y han tenido un
11""
ma Saab (doctoradas en la UNAM). También se incorporó Isabel Ca- insospechado impacto· social y ambiental-, nos han obligado, una
brera (Autónoma de Barcelona), quien reforzó el área de teoría del vez más, a buscar nuevas herramientas de análisis para comprender
,¡•11'
¡.1.¡i'.1'
'/,1'
' '' conocimiento, así como dos graduados en temas de filosofía de la el fenómeno científico y tecnológico. Pero también nos han condu-
ciencia: Adolfo García de la Sienra, en filosofía de la economía (Stan- cido a ampliar el alcance y los objetivos de la reflexión filosófica,
l
ford), y Sergio Martínez en filosofía de la física (Indiana). como condición necesaria para una adecuada toma de decisiones en
Como resultado de esta política académica, se logró reunir la materia de .políticas en ciencia y tecnología, así como para el diseño
masa crítica necesaria para crear en la UNAM un programa de Maes- de mecanismos de vigilancia y control de sus consecuencias sociales
tría y Doctorado en Filosofía de la Ciencia, el cual vino a consolidar y ambientales. ·
la institucionalización de la disciplina en el país. Este programa de Para responder a esta serie de necesidades teóricas y prácticas, tal
posgrado, que arrancó en 1993, se ha caracterizado por su intenso como ha· ocurrido en muchos otros programas de filosofía e historia
intercambio con profesores de otros países, con especial atención en de la ciencia en diversos países, el posgrado de la UNAM amplió su
fortalecer los vínculos con los colegas del ámbito iberoamericano. plan de estudios con el fin de incluir el análisis del papel de la ciencia
Así, con el apoyo de los sucesivos coordinadores: Ambrosio Velas- yla tecnología en las sociedades contemporáneas (tanto en sus aspec-
co, Ana Rosa Pérez Ransanz, Carlos López Beltrán, Atocha Aliseda, tos éticos y políticos como económicos y ambientales), así como el es-
León Olivé y Jorge Linares (coordinador hasta 2012), se han esta- tudio de los procesos de transmisión, e intercambio de conocimientos
blecido planes de cooperación con otros posgrados (nacionales y ex- -tanto científicos como tradicionales- en sus diversos contextos:
212 213
~
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
enseñanza, divulgación y comunicación entre pares. Con esta refor- con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) a través de la
ma del plan curricular, el posgrado de la UNAM ofrece (desde 2006) Cátedra México: Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, en la
seis áreas de especialización: Filosofía (general) de la Ciencia, Filoso- que participaron, además de la UNAM, el Instituto Politécnico Na-
fía de la Lógica y de las Matemáticas, Filosofía de las Ciencias Cog- cional, la Secretaría de Educación Pública, la Universidad Autónoma
nitivas, Historia de la Ciencia; Estudios Filosóficos y Sociales sobre Metropolitana, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidal-
Ciencia y Tecnología, y Comunicación de la Ciencia. go y la Universidad Veracruzana. Dicha cátedra, dirigida a profesores
Esta ampliación de horizontes permitió que el ·posgrado de la universitarios y de institutos tecnológicos, se creó con el propósito de
UNAM incorporara nuevos tutores de la Facultad de Ciencias y de fortalecer en el país una cultura científico-tecnológica y fomentar la
la Dirección General de Divulgación de la Ciencia. También se in- reflexión sobre los problemas de la relación entre ciencia, tecnología
tegraron filósofos del lenguaje y de la mente que han venido traba- y sociedad (los estudios CTS). ·
jando en filosofía de las ciencias cognitivas. De aquí que en los últi- Por otra parte, el Seminario de Problemas Científicos y Filosófi-
mos años los trabajos de tesis cubran un amplio espectro de temas, cos (fundado en 1955) se.reactivó en 1996 por iniciativa de José Sa-
que van desde los problemas más clásicos de la filosofía de la ciencia rukhán, entonces rector de la UNAM, y arrancó una segunda época
· hasta los problemas de diverso tipo que plantea el desarrollo tecno- bajo la dirección de un científico mexicano de primera línea, Ruy Pé-
científico, pasando por el' análisis de los aportes recientes en las cien- rez T amayo, quien además de sus aportaciones al campo de la pato-
cias cognitivas y en el ámbito de las nuevas tecnologías de la comu- logía cuenta con una vasta obra humanística que incluye trabajos en
nicación. Sin embargo, un desiderátum central desde la ampliación filosofía de la ciencia. De entonces a la fecha, el Seminario congre-
de este posgrado ha sido que los estudiantes adquieran la formación ga a un grupo de científicos y humanistas, tanto de la UNAM como
y las herramientas de análisis que les permitan abordar los diversos de otras instituciones (El Colegio de México, el Instituto Politécnico
temas de investigación desde una perspectiva propiamente filosófica Nacional, la UAM, etc.), para discutir los tópicos y desafíos que plan-
(lo cual, en la práctica, plantea una serie de retos y dificultades que tean las ciencias hoy en día. También se reanudó un fecundo progra-
no se les presentan a los posgrados disciplinarios tradicionales). ma de publicaciones, entre las que figuran algunas obras representati-
Un primer paso hacia esta «segunda época» del posgrado de la vas de la reflexión filosófica que actualmente se hace sobre la ciencia,
UNAM fue la organización, en 2002, de un Diplomado en Estudios no solo en México sino en Iberoamérica12 •
Filosóficos y Sociales sobre Ciencia y Tecnología, con' el apoyo de la Otro seminario permanente, de más reciente creación, es el Se-
Dirección General de Estudios de Posgrado, entonces a cargo de Ro- minario sobre Sociedad del Conocimiento y Diversidad Cultural que
saura Ruiz (historiadora y filósofa de la biología, también tutora del coordina León Olivé, donde se abordan los problemas de la transi-
posgrado). Para este diplomado se contó con la entusiasta colabora- ción en países como México hacia las llamadas sociedades del conoci-
ción de un nutrido grupo de especialistas iberoamericanos: Miguel miento (como el papel de la ciencia y la tecnología: en dicho proceso,
Ángel Quintanilla, Javier Echeverría, Andoni Ibarra, Fernando Bron- su relación con los saberes tradicionales, las formas de aprovecharlas
cano, Javier Ordóñez, Eduardo de Bustos, Francisco Álvarez, José - para un mejoramiento social, etc.). En este seminario participa un am-
Antonio López Cerezo, Anna Estany, Eduardo Flichman y Víctor Ro- plio grupo interdisciplinario de investigadores: filósofos, sociólogos,
dríguez, cuyas relaciones con los colegas mexicanos venían forjándo- economistas, antropólogos, biólogos y otros científicos naturales, así
se desde dos décadas atrás, tanto por medio de intercambios bilate- como especialistas en educación y en comunicación. En su progra-
rales como por la colaboración en proyectos como la Enciclopedia ma de publicaciones también se encuentran títulos representativos del
Iberoamericana de Filosofía y los Congresos Iberoamericanos de Fi- quehacer filosófico sobre la ciencia en México Y.en Iberoamérica13 •
losofía. Dentro de estos últimos, los congresos sectoriales sobre Filo-
¡ 1
sofía de la Ciencia y la Tecnología-Morelia 2000, Tenerife 2005 y 12. Entre los libros publicados por este Seminario, cabe mencionar: Velasco
Buenos Aires 2010- han contribuido en buena medida a conformar (1997), Martínez (1997), Olivé (2000), Broncano y Pérez Ransanz (2009). El Semina-
una comunidad iberoamericana en la disciplina. rio también publicó las traducciones de Van Fraassen (1996) y Hacking (1996).
13. Un volumen colectivo, que contiene más de cuarenta contribuciones de auto-
11
En la misma época en que el posgrado de la UNAM buscaba am- res iberoamericanos y ofrece un excelente panorama de la discusión sobre-el tema en
pliar sus horizontes, se estableció, en 2002, una cercana colaboración nuestro ámbito, es Pérez Ransanz y Velasco (coords.) (2011).
1
i_¡i ;I
214 215
¡ 1
111
ll!f"'"'"
~
216 217
.,..- T
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
De aquí que, para rastrear los campos de problemas que más se gió por iniciativa de un grupo de filósofos y economistas iberoame-
han trabajado en México, resulte conveniente examinar algunas de ricanos que desde hace años se reúnen periódicamente para discutir
las publicaciones colectivas en que han colaborado los principales temas de filosofía y metodología de la economía. Como el número
1
especialistas del país. Entre ellas, destacan los volúmenes de la Enci- de trabajos incluidos supera al de los volúmenes antes mencionados,
:11 clopedia Iberoamericana de Filosofía (EIAF) que atañen a temas de solo enlistamos las secciones que los agrupan: La corriente princi-
filosofía de la ciencia y de la tecnología. El primero de ellos fue edi- pal: estrategias de investigación; La corriente principal: algunos te-
tado por Ulises Moulines, con el título La ciencia: estructura y desa- mas de interés destacado; Otras perspectivas económicas; La econo-
rrollo (1993). Si bien el índice apunta a temas clásicos de la filosofía mía vista desde la filosofía, la ciencia desde la economía; Economía
" de la ciencia, también refleja en buena medida los campos de trabajo normativa.
,ll que se han cultivado en México y en los demás países iberoamerica- También cabe mencionar los volúmenes sobre la mente y el cono-
11
-nos. Los temas incluidos son: los conceptos científicos, el hipotético- cimiento, dada la estrecha relación de sus contenidos con los proble-
:¡¡ deductivismo, el concepto de ley científica, el método axiomático, mas y presupuestos de la filosofía de la ciencia. El volumen La men-
la probabilidad y la causalidad, inducción y verosimilitud, concep- te humana (1995), editado por Fernando Broncano, abarca temas
tos teóricos y teorías científicas, relaciones interteóricas, modelos de como: la tesis de la identidad mente-cuerpo; el funcionalismo; la ar-
•
cambio científico, fundamentos de la medición. quitectura ,de lo mental; el conexionismo y su impacto en la, filosofía
1, El segundo volumen, editado por León Olivé, Racionalidad epis- de la mente; causalidad y contenido mental; evolución y lenguaje; el
'I
11: • I
témica (1995), reúne textos que muestran cómo el problema de la control racional de la conducta; percepción; conciencia. El volumen
racionalidad atraviesa la discusión de prácticamente todos los temas El conocimiento (1999), coordinado por Luis Villoro, incluye temas
' 1 I., centrales de la filosofía de la ciencia: el fundacionismo, el escepticis- como: sensación y percepción; memoria; creencia; objetividad; certe-
mo, el relativismo, el realismo, la naturalización de la razón, la obje- za y escepticismo; analítico y sintético, a priori y a posteriori; el mun-
tividad, la verdad, la argumentación, la explicación, el método y la do externo; verdad. Por último, el volumen Ciencia, Tecnología y So-
dinámica de la ciencia. El tercero, editado por Anna Estany, Filosofía ciedad, coordinado por Miguel Ángel Quintanilla y Eduardo Aibar,
de las ciencias naturales, sociales y matemdticas (2005), incluye los se encuentra en prensa al momento de escribir este ensayo.
textos: «Filosofías de las matemáticas: de fundamentaciones y cons- Además de los temas centrales que se abordan en los volúmenes
trucciones»; «Certezas e hipótesis: perspectivas históricas y natura- de la EIAF, en los últimos años se han publicado numerosos libros
listas sobre las matemáticas»; «Espacio y tiempo en la física de Ein- (tanto de autoría individual como colectiva) y monográficos de re-
stein»; «Aspectos epistemológicos de la cosmología contemporánea»; vistas donde no solo se presentan enfoques novedosos sobre tópicos
«La Tierra en el laboratorio: las ciencias de la Tierra en el siglo XX»; clásicos, sino también se analizan cuestiones que han ido surgiendo
«Retos de la ecología: grandes líneas del funcionamiento .de la cu- en los nuevos territorios que abarca la filosofía reciente, de la ciencia.
bierta viva del planeta»; «La genética del desarrollo: ¿derribo o am~ A m.anera de muestra, enlistamos algunos temas cuyo análisis ha con-
pliación del darwinismo?»; «Tres teorías y tres niveles en la genética gregado a colegas de diversos países iberoamericanos: la naturaleza
''I' del siglo XX»; «La biología molecular: el reto de formular explicacio- de los procesos creativos en la ciencia; la función de las metáforas en
1 nes reduccionistas»; «Cerebro, mente y conducta en el siglo XXI: un la investigación; las diversas dimensiones de la racionalidad científi-
,,,, universo dentro de nosotros»; «Bases teóricas de la explicación cien- ca (evolutiva, afectiva, pragmática, ética, política, de género, etc.); la
tífica en la psicología»; «El eterno retorno de Calicles (sobre filoso- variedad de representaciones y de prácticas científicas; las relaciones
u¡ entre el conocimiento científico-tecnológico y los saberes tradiciona-
i
fía, relativismo y ciencias sociales)»; «Formas diferentes de hacer y
entender la teoría económica: un panorama selectivo»; «La sociolo- les en las «sociedades.del conocimiento»; la comunicación (enseñan-
1 1111
gía y sus modelos matemáticos»; «La antropología: ciencia de la alte- za, divulgación) de la ciencia en contextos multiculturales; las nuevas
ridad»; «Panorama de los paradigmas en lingüística»;_«Retos de hoy formas de producción de conocimiento y la naturaleza de los agentes
a la filosofía de la historia». - epistémicos; el problema del realism,o a la luz de las diversas ontolo-
li
1
En 2009, la EIAF publicó el volumen La economía y sus ~éto~
0
218 219
.....- __,,,,...--
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
220 221
--
r
1
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
t
los filósofos de la ciencia. Incluso la discusión de los grandes proble- Brody, T. (1993), The Philosophy Behind Physics, Springer.
1 11,
mas clásicos, como la racionalidad y el realismo, se realiza bajo pers- Broncano, F. (2009), «La filosofía de la ciencia y de la técnica», en M. Garrido
pectivas alternativas, muchas de las cuales han recuperado el enfoque et al., El legado filosófico español e hispanoamericano del siglo XX, Cátedra,
Madrid, 1011-1017.
naturalista de los pragmatistas clásicos, que en los años sesenta cobró Broncano, F. y A. R. Pérez Ransanz (coords.) (2009), La ciencia y sus sujetos, Si-
1
'¡1
!!
un nuevo impulso bajo el llamado giro historicista. Por otro lado, glo XXI-UNAM, México.
!¡ esta tendencia a desarrollar una filosofía naturalizada de la ciencia Bueno, G. (1977), La Idea de Ciencia desde la Teoría del Cierre Categorial, UIMP,
ha venido acompañada de la defensa de posiciones marcadamente Santander.
11
11 pluralistas, tanto en el terreno metodológico como epistemológico Bueno, G. (1992), Teoría del Cierre Categorial, vols. I y II, Pentalfa Oviedo.
1
Bueno, G. (1995), ¿Qué es la ciencia?, Pentalfa, Oviedo.
11 y ontológico. Todo lo cual apunta a una concepción del quehacer Bunge, M. (1959), Causality: The Place of the Causal Principie in Modern Sci-
1
filosófico que, sin descuidar el rigor argumentativo y la elucidación ence, Harvard University Press, Cambridge, MA [Causalidad. El principio de
conceptual, se ocupa y preocupa por los problemas de su contexto y causalidad en la ciencia moderna, EUDEBA, Buenos Aires, 1961].
momento histórico. En la filosofía de la ciencia, esto se ha reflejado Bunge, M. (1963), The Myth of Simplicity. Problems of scientific philosophy,
en una creciente toma ·de conciencia de la necesidad de repensar las Prentice Hall, Englewood Cliffs.
/1 Bunge, M. (1967), Scientific Research, Springer, Berlin-New York, 2 vols. [trad.
11 ¡
relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad, junto con sus dimen-
li.: ~
11i1:'1r
1 ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ
224 225
r:
T LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA EN IBEROAMÉRICA EN EL SIGLO XX
ALFREDO MARCOS Y ANA ROSA PÉREZ RANSANZ
227
''1111 226
;l 1,,.,1
0
Ortega y Gasset, J. (1996), En torno a Galileo, Espasa, Madrid (ed. orig., 1932). Quintanilla, M. Á. y M. Sánchez Ron (1997), Ciencia, tecnología y sociedad,
Ortega y Gasset, J. (2003a), El tema de nuestro tiempo, Espasa, Madrid (ed. Santillana.
orig., 1923). Ramón y Cajal, S. (2007), Reglas y consejos sobre investigación.científica. Los tó-
Ortega y Gasset, J. (2003b), «El sentido histórico de la teoría de Einstein», apén- nicos de la voluntad, Espasa, Madrid (3.ª ed. aum. de 1913, con el título Los
dice a Íd., El tema de nuestro tiempo, Espasa, Madrid (ed. orig., 1923). •• tónicos de la voluntad. Reglas y consejos sobre la investigación biológica).
Otero, M. H. (1977), La filosofía de la ciencia hoy: dos aproximaciones, Cuader- Rivadulla, A. (1984) Filosofía actual de la ciencia, Editora Nacional, Madrid.
nos de Humanidades, n. 0 8, UNAM, México. Rodríguez, R. C. (2002), La filosofía analítica en Colombia, El Búho, Bogotá.
Otero, M. H. (1982), Galeno: iniciación a la dialéctica. Introducción, Instituto de Rojas, C. (2001), Invitación a la filosofía de la ciencia, Humacao, Universidad
11
Investigaciones Filológicas, UNAM, México. _ de Puerto Rico. 1 ' •
Otero, M. H. (1997a),J. D. Georgonne: Histoire et philosophie des sciences, Uni- Rojas, C. (2006), La ciencia como lenguaje, EUNA, Heredia (Costa Rica).
versité de Nantes, Nantes. , Russell, B. (1966), Ensayos sobre lógica y conocimiento, trad. de J. Muguerza,
111
Otero, M. H. (ed.) (1997b), Kuhn hoy, Facultad de Humanidades y Ciencias de Revista de Occidente, Madrid.
la Educación, Universidad de la República, Montevideo. , Russell, B. (1974), «La filosofía del atomismo lógico», en J. Muguerza (ed.), La
1
Otero, M. H. (2003), Algunos avatares de la llamada matemdtica pura, Semina- concepción analítica de la Filosofía, vol. I., Alianza, Madrid.
'11
l i rio de Historia de las Ciencias y las Técnicas de Aragón, Universidad de Za- Saenz Ridruejo, F. (s.f.), «JuliánMarías y la técnica»: Cuenta y Razón, 141 (www.
ragoza, Zaragoza. r , , ,,
cuentayrazon.org/revista/pdf/141/Num141_021.pdf, consultado el 18 de
Páez, A. (2006), Explanations in K. An Analysis of Explanation as a Belief Revi- agosto de 2010).
11
sion Operation, Athena, bberhausen. . · ·
1 Salmerón, F. (1991), «Nota sobre la recepción del análisis filosófico en América
Papp, D. (1945), Filosofía de las leyes naturales, Espasa-Calpe, Buenos Aires.
Latina»: Isegoría, 3, 119-137.
París, C. (1952a), Física y filosofía, CSIC, Madrid. .
Sánchez-Mazas, M. (2003-2004), Obras Escogidas, ed. J. de Lorenzo y G:Pain-
París, C. (1952b), «El pensamiento de Unamuno y la ciencia positiva»: Arbor,
ceyra, 2 vols., UPV, San Sebastián.
11-23.
Sanmartín, J. (1987), Los nuevos Redentores. Reflexiones sobre la ingeniería ge-
París, C. (1957), Ciencia, conocimiento, ser, 'universidad de Santiago de Coro-
nética, la sociobiología ·y el mundo feliz que nos prometen, Anthropos, Bar-
. postela.
París, C. (1959), Mundo técnico y existencia auténtica, Guadarrama, Madrid. celona.
París, C. (1972), Filosofía, ciencia, sociedad, Siglo XXI, Madrid. Sanmartín, J. (1990), Tecnología y futuro humano, Anthropos, Barcelona.
!
París, C. (1984), Crítica de la civilización nuclear, Libertarias, Madrid. Santayana, J. (1998), The life of reason, Prometheus books, New York (ed. orig.,
París, C. (1985), Tecnología y violencia, Libertarias, Madrid. 1905-1906). ..
París, C. (1992), Ciencia, tecnología y transformación social, Universidad' de Va- Santayana, J. (2005), La vida de la razón, Tecnos, Madrid.
lencia, Valencia. Schilpp, A. et al. (eds.) (1986), The philosophy ofW. V. Quine, Open Court, La
Pérez Ransanz, A. R. (1999), Kuhn y el cambio científico, FCE, México. Salle. ·
ii:!ll
' Pérez Ransanz, A. R. y A. Velasco (coords.) (2011), Racionalidad en ciencia y tec- Schuster, F. (1992), El método en las ciencias sociales, Centro Editor de América
lili nología. Nuevas perspectivas iberoamericanas, UNAM, México. Latina, Buenos Aires.
1:1
q Picado, C. (1942), Biología Hematológica Elemental Comparada, Imprenta Na- Shea, W. R. y M. Artigas (2006), Galileo observed. Science and the politics of be-
11,
cional, San José (Costa Rica). lief, Watson Publishing International-Science History Publications, Sagamo-
'I¡!,, 'I Picado, C. (1988), Obras completas (7 vols.), Editorial Tecnológica de Costa re Beach.
11
Rica, Cartago. · Sierra Mejía, R. (1985), La filosofía en Colombia en el siglo XX, Procultura, Bo-
!i
Pinillos, J. L. (1962), Introducción a la psicología contempordnea, CSIC, Madrid. gotá.
111:
Pinillos, J. L. (1969), La mente humana, Salvat, Barcelona. Solís, C. (1994), Razones e intereses, Paidós, Barcelona.
Pinillos, J. L. (1997), El corazón del laberinto, Espasa, Madrid. Torretti, R. (1967), Manuel Kant. Estudio sobre los fundamentos de la filosofía
Prélat, C. (1947), Epistemología de la Química, Espasa-Calpe, Buenos Aires. crítica, Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago, 1967 (2.ª ed., Char-
Prélat, C. (1949), Epistemología de las Ciencias Físicas, Espasa-Calpe, Buenos cas, Buenos Aires, 1980; 3.ª ed. rev., Ediciones Universidad Diego Portales,
Aires. · Santiago de Chile, 2005).
Quintanilla, M. Á. (1972), Idealismo y filosofía de la ciencia, Tecnos, Madrid. Torretti, R. (1978), Philosophy of Geometry from Riemann to Poincaré, Reidel,
Quintanilla, M. Á. (1976), Ideología y ciencia, Torres, Valencia. Dordrecht, 1978 (reimpr. corregida, 1984).
Quintanilla, M. Á. (1981), A favor de la razón, Taurus, Madrid. Torretti, R. (1983), Relativity and Geometry, Pergamon Press, Oxford, 1983 (re-
Quintanilla, M. Á. (1988), Tecnología: un enfoque filosófico, Fundesco, Madrid. impr. corregida, Dover, New York, 1996).
Quintanilla, M. Á. (2005), Tecnología: un enfoque filosófico y otros ensayos de Torretti, R. (1990), Creative Understanding: Philosophical Reflections on Physics,
1
filosofía de la tecnología, FCE, México. The University of Chicago Press, Chicago.
Quintanilla, M. Á. y E. Aibar (2002), Cultura tecnológica: estúdios de ciencia, Torretti, R. (1998), El paraíso de Cantor: la tradición conjuntista en la filosofía
IJ:il
tecnología y sociedad, Universidad de Barcelona-ICE, Barcelona. matemdtica, Universitaria, Santiago de Chile.
1
1
228 229
1
111
lil1111
111
.,J
I' Torretti, R. (1999), The Philosophy of Physics, Cambridge University Press, New
York.
Trejo, W. (1987), Fenomenalismo yrealismo, Instituto de Investigaciones Filosó-
ficas, UNAM, México.
'i
'¡, Unamuno, M. (1942-1951), «Cientificismo», en Íd., Ensayos, vol. 2, Aguilar,
il:
1:
Madrid, 509-516 (ed. orig., 1910).
Unamuno, M. (1949), «Cartas a P. Jiménez Ilundain. Carta XII»: Revista de la
¡ :¡llí;
Universidad de Buenos Aires, XXV.
Unamuno, M. (1968), «El pórtico del templo», en Obras completas, vol. III: Nue-
vos ensayos, Escélicer, Madrid, 340-343 (ed. orig., 1906).
Unamuno, M. (1989), Amor y pedagogía, Alianza, Madrid (ed. orig., 1902).
Unamuno, M. (1995), «Mecanópolis», en N. Santiáñez-Tió (ed.), De la Luna a
Mecanópolis. Antología de la ciencia ficción española (1832-1913), Sirmio-
Quaderns Crema, Barcelona, 369-373 (ed. orig., 1913).
.i Unamuno, M. (2006), Del sentimiento trdgico de la vida, Biblioteca Nueva, Ma-
'I
1 drid (ed. orig., 1913). ·
¡r
Van Fraassen, B. (1996), La ln¡zagen Científica.
Velasco, A. (comp.) (1997), Racionalidad y cambio científico, UNAM-Paidós,
México.
Villoro, L. (1982), Creer, saber, conocer, Siglo XXI, México.
Villoro, L. (1995), En México, entre libros, FCE, México.
Villoro, L. (1997), El Poder y el valor, FCE, México
Wittgenstein, L. (1957), Tractatus Logico-Philosophicus, trad. de E. Tierno Gal-
1
11
ván, Revista de Occidente, Madrid. ·
1,, Zamora Bonilla, J.. (2005), Ciencia pública-ciencia privada, FCE, México.
,,
Zubiri, X. (1982), Siete ensayos de antropología filosófica, Universidad de Santo .
Tomás, Bogotá.
Zubiri, X (1986), Sobre el hombre, Alianza, Madrid. "'
Zubiri, X. (1994), Naturaleza, historia, Dios, Alianza, Madrid (ed. orig., 1944).
Zubiri, X. (2006), Escritos menores, Alianza, Madrid.
,¡·_,,
.1
;::·!
',
~.
I
ii
; .· .
1:
li¡
1¡·
~1
1
230
1