Angenot La Inscripcion Del Discurso Social en El Texto Literario PDF

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SOCIOCRÍTICAS

PRÁCTICAS TEXTUALES
CULTURA DE FRONTERAS
R6gine ROBIN (Universidad de Quebec)
Marc ANGENOT (Universidad McGill)
Montreal

LA INSCRIPCIÓN DEL DISCURSO SOCIAL


EN EL TEXTO LITERARIO1

En el presente ensayo nos proponemos estudiar una de las tareas


esenciales de la sociocritica que consiste en describir y aclarar de qu6
manera el discurso social se inscribe en el texto literario.
La sociocrítica puede intentar dar cuenta de la socialidad del texto
desde dos puntos de vista: cómo el texto contribuye a producir el
imaginario social, a ofrecer a los grupos sociales figuras de identidad
(de identificación), a fijar representaciones del mundo que tienen
hinción social. El otro punto de vista, genbtico, consiste en preguntarse
cdmo la 'socialidad' llega al texto. De diversas maneras, sin duda; lo que
nosotros queremos privilegiar aquí es la que llamaremos inscripción del
discurso social.
Al contrario del axioma de la antigua 'sociología literaria' que elude
o descuida constantemente el trabajo sobre el lenguaje y en el texto, la
materialidad del mismo texto, nosotros supondremos primero que la
literatura tiene que ver sólo con los referentes textuales. La literatura se
refiere sólo a otros discursos, incluso si la mira o el objetivo del escritor
fuera captar el extra-texto, conocer y representar una de las verdades
del mundo. Sin duda merece la pena plantear la cuestión de la relación
del texto literario con el mundo real, pero sólo después de haber
comprendido bien que esa relación con lo real se realiza mediante
lenguajes y discursos que. en una sociedad dada 'conocen' de una
manera diferencial e incluso antagonista, lo real.
Primero, según nosotros, hay que formular la pregunta cómo la
literatura, prlctica simbólica, obra dentro de la compleja topología de
discursos desde el oral en todas sus formas, el conversacional, hasta los

1 Traducido del francér. "L'in~ripiion du d i m u r s social dan6 1s tsxts liiitraire".


Soclocrilicum, 1.1 íjulio 1985):53-82.
52
grandes géneros discursivos de aparato ("genres discursifs d'appareils"); aproximación: vamos a llamar discurso social a lo que llega al oído del
cómo la literatura trabaja y sobre el 'ya-allí' ("déjd-ld")2 de los sistemas hombre-en-la-sociedad. Partiendo del escritor, el discurso social es
de representación del mundo y de la vida social. Tal perspectiva debería fragmento errático, rumor desmembrado, pero todavía portador, en el
permitir también plantear la cuestión de la especificidad de la práctica caos mismo, de las apuestas ("enjeux") y de los debates en los que
literaria frente a otras prácticas discursivas. La sociología literaria intervienen, de las migraciones y las mutaciones por las que ha pasado,
ingenua, cuyas premisas la sociocritica intenta sobrepasar, es ingenua - de las lógicas discursivas de las que es uno de los elementos. Los
que se nos entienda bien - sólo en cuanto confunde el propdsito de la enunciados que migran en una sociedad, en la conversación, en la
práctica literaria. De un modo u otro. este propósito es 'conocer' lo cartelera, en el periódico, en el libro y en los discursos 'de
real, dar cuenta de ello, expresarlo, dejar verlo con el material que le es ornamentación' ("discours d'apparat"), no sólo tienen una multiplicidad
propio y que no es de ninguna manera lo real, sino las diversas maneras de sentidos, son también portadores de específicas eficacidades, de
en las que lo real ya está tematizado, representado, interpretado. encantos y de funciones. Su forma, su 'contenido', su papel pragmático.
semiotizado en los discursos, lenguajes, símbolos, formas culturales. sus destinatarios de elección forman una totalidad compleja que no
(Esos discursos y lenguajes que forman igualmente pane de lo real.) puede resolverse en el mensaje unívoco y exangOe de teorías
Para nosotros, el escritor es primero alguien que escucha, desde el axiomáticas de una IingIllstica o una sociología reducidas a 'de la
punto en el que se situa en la sociedad, el inmenso rumor fragmentado comunicación'. El fragmento. el Ibxico, lo que recoge 'el oído', no son
que figura, comenta, conjetura, antagoniza el mundo. Ese rumor es lo portadores de un sentido inmanente ni estable, sino portadores tambibn
que al principio podríamos llamar el discurso social. La elección de tal oscuramente de las marcas de origen, de las huellas de las apuestas, de
expresión (y particularmente el hecho de emplearla en singular, de no las reinscripciones en varios contextos, de las permanencias que forman
hablar simplemente de discursos sociales) implica que más allá del cierta memoria de la "doxa".
fragmento, de la diversidad de lenguajes y temas, de la cacofonía y del E n lo que llega al oído del escritor hay lugares comunes, clichés,
caos, el investigador puede llegar a reconstruir las reglas de lo decible y máximas que delimitan el orden dóxico, lo que forma las
lo escribible, una división regulada por tareas discursivas. redes mentalidades ("le 'mentalitaire"); hay también paradigmas más
interdiscursivas, reglas de formación de discursos determinados, pero constmidos, opinión pública, saberes disciplinarios, temas en migra-
también un tópico, de maneras de hablar propias de un estado de ción con su cortejo de predicados y epítetos, lemas políticos, grandes
sociedad que determinan con cierta sistematicidad lo aceptable y lo doctrinas constmidas como visiones del mundo. como historiosofías.
legítimo discursivo de una época. Esa posibilidad, que al investigador se El escritor no percibe esos fragmentos, esos pedazos de figuras. de
le presenta como la tarea de reconstmir las sjstematizaciones locales y entimemas y de Fraseologías, como mónadas cerradas sobre ellas
generales que aclaran los rasgos característicos de un 'espíritu de época' mismas, ni las que se puede combinar libre, aleatoriamente, pero
(o "Zeitgeist") conflictivo, de un estado de cultura, no es sin embargo la como elementos semi-disponibles que tienen afinidades - unas
que se le presenta al escritor, al novelista, por muy 'omnisciente' que patentes, otras 'extraiías'- con otros fragmentos de la representación.
sea su narrador. Los ICxicos que el discurso social deposita en los esplritus, tienen
El historiador, el investigador tiene derecho a llamar discurso social magnetismos. 'átomos encorvados', incluso cuando el sistema que les
a esa entidad constmida que forma un sistema discursivo, aunque organiza la circulación no está objetivado ni es conocible en sincronía.
constituido de fragmentos no aleatorios. Desde el punto de vista que Como ocurre con las piezas de un puzzle o rompecabezas, la
adoptamos aquí, el de la práctica literaria, consideramos esa instancia configuración particular del objeto discursivo fragmentario sugiere
construida como un horizonte que es necesariamente presupuesto en conexiones sin ofrecer nunca a priori la pieza que falta. El escritor.
cada reflexión sobre discursos y práctitas en la sociedad, como de por lo menos el de la representación 'realista', sería alguien para
ciertas regularidades que se pueden prever, entrever, pero cuyo régimen quien lo real, a través del rumor del disurso social, se presenta como
sistemático no es jamás objetivo como tal, y el exponerlos a la luz un puzzle en desorden pero, como en cada puzzle, con la certeza, la
totalizante no es tarea del escritor. Volvamos a nuestra primera garantía que a precio de cierta labor, de conjeturas y de
manipulaciones, saldrá de bl una figura y que cada pieza por su
N del Ed.: Ea decir lo que ya esta afuera del texto antes que tl. propio dibujo y contorno, revela una parte de el enigma sin imponer,
sin embargo, la elecci6n asegurada de las piezas contiguas. El mundo En cuanto al escritor, este se prohibe transformar el enigma en
para el escritor 'realista' no es ni una figura visible desde siempre, ni medio inmediato e ingenuo de darse una 'identidad' o de aplanar lo
un definitivo enigma ca6tic0, sino el incierto esfuerzo del paso del heterogkneo en una doctrina Si él, sin embargo, no es un escritor
enigma a la figura. (Si nuestra metáfora del puzzle tiene algún valor (post-)modernista al que le satisface el caos, los cambios de
sugestivo, habría que decir al menos. que el trabajo del escritor sobre caleidoscopio, el trabajo de Sísifo de perversos 'bricolages' siempre
el discurso social correspondría a un puzzle muy quimCrico del que empezados de nuevo; si kl ya no es un novelista de tesis, el ensayista
podrían salir varias figuras imprevisibles.) de diagn6sticos que se contenta con encarnar aleg6ricamente los
Contrariamente a una imagen recibida estimada en la Cpoca ideologemas puestos en relato, o con cubrir con un ornatus ret6rico
naturalista, el escritor no sería el que tuviera la vista más penetrante, sus estados de alma maquillados de certezas, él es entonces el que
más aguda (el famoso sentido de la 'observaci6n'). sino aquel cuyo fino primero reconoce plenamente el carácter problemático, cacof6nico.
oldo distinguiría mejor en el bullicio de los discursos lo que vale la pena conflictivo, incierto de los modos en los que el discurso social sirve
ser transcrito y trabajado. Aquí la imagen del escritor sería la del para representar el mundo, pero también el que pretende más alla,
'socioanalista' cuya 'atenci6n igualmente flotante' retendría con arte lo reconocer en kl, inscribir y desplazar últimamente una 'figura'. Dentro
que vale. Tenemos que referirnos aquí a otra noci6n, la del discurso de la problemática aquí esbozada del hecho literario como trabajo
transverso que. como el mismo sintagma sugiere, atraviesa el espesor de interdiscursivo y la especificidad textual, ciertos aspectos de la
los discursos con sus propios axiomáticas y sus funciones instituidas cuesti6n han sido ya objeto de abundantes investigaciones, incluso si
dirigiendo por vías de retornos temáticos, cognitivos y figurales, lo que estas no habían sido pensadas y definidas dentro del cuadro heurística
se dice en una sociedad; lo transverso es la sobredeterminaci6n de los que es el nuestro. No nos ocuparemos aquí de cuestiones bien
decibles dentro de una hegemonía. documentadas. como el trabajo que lleva a cabo el texto sobre los
Partimos de la hip6tesis de que el escritor decide ocupar una posici6n presupuestos lingiilsticos. sobre los clichés en el sentido restringido.
singular en el proceso de recepci6n, de reconfiguraci6n y de reemisi6n sobe los saberes constituídos (eticocasuísticos, técnicos. especulativos),
transformada de ese inmenso rumor del discurso social. El ide6logo sobre las ideologías-doctrinas en el sentido preciso de 'la literatura y
trata de producir lo sistemático, lo homogkneo, adoptando el punto de el darwinismo', 'la literatura y el fascismo', etc. Decidimos prestar
vista de la certidumbre, estabilizaci6n y autoridad. Cada ide6logo obra nuestra atenci6n a los hechos sociodiscursivos menos limitados, menos
como una clase de colimador discursivo, si recordamos que en la 6ptica aislables. más borrosos y omnipresentes: esos conglomerados de
el colimador es aquel pequeño instmmento que transforma los rayos figuras, de imágenes, de predicados, que forman concreciones socio-
divergentes en paralelos. La palabra ordinaria es tambikn, discursivas alrededor de un sujeto temático. Esos objetos son, con los
tendencialmente. ese "bricolage" por el que el indivíduo se establece matices que marcaremos, del orden de lo que la sociocrítica de Claude
como sujeto ideol6gic0, 'escogido' del material heterogkneo de los Duchet designa como "sson'ograrnas".
discursos, de los elementos combinables que le permiten decir 'yo...'. Claude Duchet define el sociograma, objeto de recientes trabajos, en
Con lo heterogéneo 'bricolado', el-hombre-en-la-sociedad zurce la los siguientes tkrminos: "Conjunto borroso, inestable, conflictivo, de
certeza identidaria y la novela socio-familial. El señor Homais es representaciones parciales centradas en torno de un núcleo. en
alguien que se considera y se proclama complacientemente volteriano, interacci6n unos con otros". Conjunto borroso que atrae elementos
rusoniano, entusiasta del Progreso, enemigo jurado del obscurantismo aleatorios. dotado de un coeficiente de incertidumbre, cuyas fronteras
clerical: los elementos del discurso social ha formado un precipitado y con otras concreciones temáticas no son ni pueden ser herméticas.
en ese precipitado el boticario de Yonville se ha reconocido. Emma Inestable, porque no deja de transformarse por una dinámica interna y
Bovary ley6 en el convento los libros de Madame Cottin, Madame de agrega, fagocita elementos prestados; en otro caso el sociograma tiende
Genlis. Ducray Duminil. En las herolnas clor6ticas y medievales de esas a solidificarse. a fosilizarse en un eslogan, en un lugar común inerte.
novelas g6ticas y sentimentales, ella tambikn, de manera muy diferente, Conflictivo, porque los elementos yuxtapuestos son portadores de
se reconoci6, y no deja de repetir en sus aventuras personales, como su apuestas, de debates, de intereses sociales. De representaciones
neurosis de destino, esa construcci6n enigmática transformada en parciales. porque arrancadas cada una de discursos específicos con sus
palabra de adivino. regularidades. que entran en el texto literario como lo heterogéneo, en
interacci6n. el sociograma no es una yuxtaposici6n de tonterías, una sinécdoque del 'misterio' social. Para volver a la imagen del
cadena de redundancias parciales ligadas con un objeto temático. rompecabezas, el escritor debe ser el que se apodera de la buena pieza,
Sin embargo antes de intentar ilustrar ese concepto y conjeturar a esa por la que habrla que empezar. Añadamos que la elección de la
prop6sito de él. conviene sellalar en él el mérito heurístico a pnori. pieza, de una imagen cultura-filtro y de algunos de sus vectores
Claude Duchet ve bien que el objeto real para el historiador de semhnticos debe ser igualmente adaptada por las apuestas propias del
discursos y de ideologías, el primer objeto, es un objeto complejo género literario con la entropla de su tradici6n. teniendo en cuenta el
compuesto. Ciertamente se pueden analizar los componentes de éste hecho de que cada obra novadora se inscribe como disidencia crítica en
bajo el aspecto de 'noumenas' sociodiscursivos, máximas, entimemas, el interior mismo de la tradici6n generica en la que se sitúa.
mitemas, conexiones adjetivales, predicados... Pero el análisis parte del Si el escritor se equivoca, si no recoge del discurso social más que
hecho de que esos componentes elementales no son aut6nomos, que excrecencias en definitiva sin gran significaci611, lo más sorprendente
nos son ni yuxtapuestos ni adicionables; que por otra parte, las para el ojo y para el oído', la 'ficcionalizaci6n' ("mise en ficrion"),
representaciones sociales no pertenecen ni esencialmente ni siempre a cualquier talento o sutilidad que él allí invierta, no producirhn sino lo
esa Única 16gica homogénea de la ideología como subconjunto que irrisorio, tal vez con la dudosa consolaci6n del éxito de moda o de
forma un sistema; que lo social y lo d6xico es primero el dialogismo, la eschndalo. Supongamos ademhs que el valor hemenkutico de con-
confrontaci6n no s61o en la polémica explícita. sino también en la creciones sociodiscursivas no vale, según nos parece, mhs que para un
'polémica larvada' dentro de una heterogeneidad constitutiva (cf. estado de la sociedad, para un momento de la cultura y de algún modo de
Bajtin) que está en el centro de cada interacci6n verbal. La unidad de la firma y define aquel momento. Flaubert con Madame Bovary selecciona
que conviene partir para idear el trabajo literario no es (o es raramente) primero la base de una intriga deliberadamente gris, un sociograma casi
el ideologema unívoco, sino ese sociograma como aglomerado, como vulgar, banal, de transmisi6n oral, que se ha vuelto sospechoso por la
vector semántica conflictivo. chocarrería del vaudeville y elparhos del melodrama: aquel del adulterio
Ya que nuestra reflexi6n nos lleva al encuentro de la de Claude provincial y de la mujer de amoríos y mal casada. Habría que decir por
Duchet, es justo rendir aquí homenaje al mérito de su trabajo que se qué. en el estado de desarrollo del género novelesco y en la economía del
halla en el centro de la sociocrítica francesa. Duchet más que nadie discurso social en 1850. lo que era un buen elemento 'conductor' no lo
emprendi6 el trabajo en teoría literaria dentro de una tradición había sido treinta anos antes e iba a ser imposible de manipular
materialista que, sin reducir el texto a un artefacto conceptual ni a una textualmente treinta allos más tarde. Al contrario, si se nos permite ese
inmanencia sin significaci6n. supera la vieja alternativa sociologismo/ contraste pedag6gicamente simplista, tenenos a Paul Bonnetain,
formalismo. Dentro de esa perspectiva su conjunto de instrumentos de naturalista honorable y no desprovisto de 'talento'. A principios de los
anhlisis, revela, con raz6n, que la reproducci6n de las representaciones años 1880, Bonnetain presenta Charlor s'arnuse y espera que su labor
del mundo se hace siempre no a partir de lo real objetivado según un literaria y su mérito obtengan éxito. Ese fugaz h i t o lo obtendrh. pero
modelo de tipo 'fotogrhfico'. Se realiza a partir de lo heterogéneo también el eschndalo (al igual que Madame Bovary por lo que al último
siempre más allá del amalgama. del afrontamiento y sin que haya que se refiere) por la publicidad y la ciencia y eminentemente id6neos para
invocar de golpe un metasistema hegembnico. Claude Duchet hace sus los prop6sitos innovadoras del naturalismo. El 'Adolescente mas-
anhlisis en funci6n de los objetivos que se propone, esencialmente sobre turbador' (i'charlot se divierte'! ["Charlor s'amuse!"]), es un futuro
el texto literario ya dado y sobre el trabajo que, como le parece, éste loco, hijo de una madre histérica y no saciada. y de un padre alcohdlico
lleva a cabo sobre las representaciones sociales. Nosotros nos situamos que colecciona defectos hereditarios, con un cortejo de enunciados sobre
aquí más especulativamente, en ese momento pre-textual donde ciertos el atavismo, la herencia y la degeneraci6n... El discurso social lleva
sectores del discurso social ofrecen un espesor, que llama la atenci6n, aquellos temas al oído de manera insistente y se puede decir que,
educada estéticamente, del escritor. La misma selecci6n. la 'buena trabajhndolos y relacionándolos entre sí, Bonnetain escribe bajo su
escucha' es sin duda el primer acto estético del escritor, el que dictado. Aparentemente aquel dictado no era el 'bueno' y Bonnetain.
demuestra su buena intuici6n de lo que ocurre en el espesor del
discurso social. Parece ser que siempre el 'gran' escritor percibe 3 N del T:En el original apamce como modismo y su neologismo: "du lap-A-l'wil OU
adecuadamente lo que en esa nebulosa temática puede representar por du rap-b-l'oreillr".
como muchos otros naturalistas y 'modernistas' del fin de siglo, tenía un Para la una (Régine Robin) el sociograma es lo que constituye el paso
mal oído ... de lo discursivo a lo textual. No se trata simplemente de una
Nuestras concreciones sociodiscursivas podrían igualmente empa- interdiscursividad generalizada, sino de una 'textualizaci6n' ("mise en
rentarse con lo que Edmond Cros llama "ideosemas" cuando en su rafe") que produce su 'efecto de texto'. Si el sociograma se mueve, no
trabajo sobre el Guzmdn de Alfarache4 da cuenta a la vez de la es solamente porque algunos de los ideologemas que el incorpora se
circulaci6n interdiscursiva de los géneros, de los enunciados, de las transforman, sino porque la textualización literaria. el mismo proceso
imágenes y de la singularidad de su textualizaci6n: estético lleva a cabo una transformaci6n.
Para el otro (Marc Angenot) se trata del conjunto de las
l...]todo elemento perteneciente al discurso de predicación cn el teno tematizaciones que la ficción y otros discursos inscriben en un sujeto
(sentencias, autoridades divinas, interpciacionca, lugares comunes de la pdetiea dado, del conjunto de vectores discursivos que tematizan ese objeto.
del sermón, eu>nplos, ctc.) ya no me remite a un conjunta de principiar
abstracta que conatituycn lo que se ha dado en llamar la moral cristiana, sino Como vemos, la sociocrítica que puede esperar todo del carácter
que reproduce esta mlacidn en función de sus nnualidadcs metonímicas. UnmarC heurlstico del sociograma, está todavía por fijar los contornos de una
ideorema pmenecienfe a una prhctica ideoldgica a fodo fendmeno rmd que noci6n que por definici6n no quiere dejarse encerrar en los paradigmas
produce esle efecto. de la configuración de la cláusula.
(Subrayado en el texto; C m 1986:81) Intentaremos describir esquemáticamente dos sociogramas ricos y
significativos, pertinentes, en dos momentos culturales y dos sociedades.
El sociograma y su inscripci6n- transformación en la obra no Abordaremos el sociograma del héroe en la ficci6n nisa en torno a los
forman un tema en el sentido de diversas críticas 'temáticas', incluso en arios 1840-70 y el sociograma de la prostituta y su presi6n temática
el sentido de que él no es pertinente más que en un momento dado del sobre las letras francesas después de 1870. principalmente y durante el
discurso social y segiin una 16gica oculta que su reconocimiento a 'fin del siglo's.
tientas permite recorrer. ¡Es vano y engariador estudiar la ciudad de Nos vamos a ocupar del tema del héroe, pero s61o a partir del
Alejandria en nuestros días, el Amor venal de Petronio en Baudelaire. momento en el que se especifica anclado en la sociedad rusa, y en una
las libaciones báquicas de Propercio en Malcolm Lowry! Los temas- coyuntura particular, ancha pero precisa, la que vi6 surgir el debate
núcleos de un sociograma no tienen interés ni sentido sino en relacidn entre los padres (Herzen, Turguenev) y los hijos (la generaci6n de
con el debate general que se concentra alrededor de ellos, en relacidn 1860). hasta el populismo constituido y el nechaevismo. La circulaci6n
con una economía global de las representaciones sociales de las que no de los enunciados propia de ese estado de sociedad y a ese tiempo, les
son sino una sinécdoque. Walter Benjamin. entre otros ejemplos imprime rasgos reconocibles en la atm6sfera de aquel tiempo. Ya no es
posibles, ha apuntado de forma esencial que los 'temas' de la critica el tema lo que nos ocupa, sino esas concreciones sociodiscursivas, esos
baudeleriana: el amor venal, la ciudad-laberinto. el spleen, el rasgos sobresalientes del discurso social que se imponen a todos, que
alcoholismo, lejos de ser temas políticos arquetípicos o, al contrario, obligan a los escritores a apoderarse de esas nebulosas preconstruidads
ideomáticos en relación con el singular psiquismo del hijo de la sedora e inestables. Los que, en lo que concierne a nuestro 'héroe', pasan por
Aupic, son resultados de un trabajo de perversa y inetddica seleccidn. una designacibn adjetival, cuyo vector orienta el dispositivo figura1
que sirve de hermenéutica de la 'modernidad'. de los objetos dixursivos desde el 'héroe inútil' hasta el 'hombre nuevo' pasando por el 'anti-
que se ofrecen al oído a mediados del siglo pasado. héroe' o el 'nuevo antihombre', 'hombre verídico', 'hombre auténtico'.
El paso de lo discursivo a lo textual nos parece decisivo para
circunscribir el modo en el que el discurso social se inxribe en la

Para continuar e s oportuno ilustrar lo que precede y la manera en la


Bajo l a dos puntos de vista que acabama dc csbomr, la sociocrítica que trabaja
que nosotros comprendemos el sociograma en ese coro a dos voces. sobre los textm desde el punto de nsta de una semiótica histórica y social rc distingue dc
una sociología de la literatura cuyo objeto es describir la manera en la que los escrita.
'N d e l Ed.: VCae C m 1981 y su artículo. "En tomo a la intcrdiscunividad" en este
volumen.
sus produclorrs y sus públicos cst6n inscrita en una institución específica (con su campo.
su mercado. sus apantos ...).
ficci6n y el modo en el que se transforma el sociograma del héroe. Turguenev es el escritor más sensible al eco de las polémicas; a pesar
El punto de partida podría ser lo que Dobroliubo llam6 la de vivir la mayoría del tiempo en el extranjero, es él quien hará moverse
"oblomovschina". término genérico que remite al 'hombre inútil' que, en la ambivalencia y la confusi6n. la imagen del héroe, obligándole a
desde Lermontov hasta Turguenev atraviesa la ficci6n rusa. Se trata de hacer un primer recorrido. En Nakanune (La víspera) de 1860,
un tipo literario caracterizado por un conjunto de rasgos de carácter, de Turguenev intenta presentar el primer héroe positivo (que había sido a
actitudes, de circunstancias y un mismo tipo de relaciones consigo penas esbozado por Goncharov en el personaje de Shtolte) encarnado
mismo, con los demas. Y en particular con las mujeres. Se trata a por un revolucionario búlgaro, Insarov, de quien se enamora la
menudo de arist6cratas aislados alcanzados por el mal del siglo, simpática Elena que dejará a su padre y a su madre para seguirle hasta
veleidosos. apáticos, con una fuerte propensi6n al ensueño, a los viajes Venecia, donde áquel morirá de tuberculosis sin haber podido volver a
que ese caso deformaban m6s bien la juventud. Siempre fuera de lugar, su patria. Turguenev hace moverse el sociograma del héroe en una
siempre de más, siempre desgraciado, reconocemos en él una de las ambivalencia inaudita. ¿Acabar con el hombre inútil? ¡Naturalmente!.
figuras emblemhticas del romanticismo. pero para reemplazarlo ¿con qué exactamente?
No se trata, sin embargo, para nosotros de ver simplemente el Dos tipos de 'hombres nuevos' se perfilan en el horizonte literario.
sociograma del héroe como un tipo desembarazado a partir del Primero ese pobre Lupoiarov que viene a visitar a Insarov cuando éste
'contenido'. Lo importante es la textualizaci6n de esa figura discursiva se está muriendo en Venecia, y que encarna al nuevo radical. seco y
que varia de Lermontov a Gogol y de Goncharov a Turguenev. limitado. Insarov le recibe en medio de su tos, de su respiracibn
pasando cada vez por el aspecto valor, literariedad del texto, por un jadeante. Lupoiarov suelta una larga charla pedante; cuando sale del
objeto, una escritura, un lugar y un espacio simb6licos, estructurando cuarto, Insarov, agotado, dice de él: "iésa. dice con amargura después
el conjunto de las imágenes y de los enunciados. En Lermontov el de mirar a Elena, ésa es vuestra joven generaci6n! Conozco a algunos
héroe inútil es inseparable de la bella Caucasiana, del caballo, del que se hacen los importantes, que se dan tono. y que en el fondo no son
universo arist6crata de la naturaleza salvaje, de las montañas de las más que habladores como ese SeiiorV6.Insarov es otro tipo de hombre
cabalgatas. En Herzen y e n Gogol, es la 'patache", el "tarantass" o la nuevo. Enérgico. trabajador, fiel a la causa, tiene sin embargo unos ojos
"brichka" que marcan el errar, las locas carreras a través de la estepa leales, algo infantil. Es cierto que también él en algunos aspectos puede
o a través de Europa. En Oblomov es importante ese errar en el hacer pensar en una caricatura. Es un hombre de hierro que no se deja
mismo lugar. Toda la textualizaci6n se hace alrededor de la cama. del doblegar. La enfermedad. no obstante, hará resurgir su humanidad. De
viejo diván, del cansancio, del sueño, de la vieja bata que reviste las 160 páginas del texto ruso, más de veinte corresponden a Venecia. a
dimensiones míticas. En cuanto al mundo de Turguenev, éste pone en la agonía del héroe. Elena e Insavor están en Venecia a la espera de una
escena a héroes inútiles en lugares privilegiados y antag6nicos, en sedal que les permitirfa pasar a la costa dálmata. Esperando navegan en
ciudades de perdici6n (las grandes ciudades) preferentemente en el g6ndola, van al museo. van a ver La Traviata, gozan de la belleza de la
extranjero, en ciudades de muerte (Rudin muere en las barricadas de ciudad en un fondo de muerte. cúpulas y b6vedas. El héroe positivo
París, Insarov en Venecia) y como contrapunto, los dominios. las muere antes de obrar de veras. La novela se acaba con el enigma de la
fincas en la campiiía rusa, la naturaleza, los grandes jardines de lilas y emergencia de hombres nuevos, hombres valederos. hombres verídicos
de tilos bajo las estrellas. 1 o simplemente hombres. La vacilaci6n del narrador está inscrita por
Son algunos ejemplos para subrayar que el sociograma del héroe todas partes, como si el presente fuera tan precario, tan trémulo que no
inútil no se puede reducir a un s61o tipo, a un ideologema puesto en se pudiera sino plantear los problemas, sin poder dar verdaderamente
I
imagen. Necesita su estructura estrellada de imágenes fuertes y I un rostro a ese hombre nuevo. ¿Está el porvenir del lado de los
singulares, el paso de lo socio-discursivo a lo socio-textual. Hay que I
Insarov? Pero como sabemos, él muere de tuberculosis en Venecia
apuntar que en el discurso social ruso de los aiios 1850 Dobroliubov después de haber asistido a una representaci6n de La Traviata. El
inauguraba una polémica, un debate. una investigacidn. Al hombre nuevo héroe no puede ser ese hombre cuyo ataúd es paseado en
inútil, al indolente Oblomov en su bata, había que oponer un héroe algo 1

mas 'positivo'. Es precisamente a lo que aspira la generacibn de 1860 l


6 N del E Todas las citas tomadas de novelas o textos críticos (msoa, franceses) son
que domina la crítica radical del momento.
1 tnducidas de las versiones franceses tales cuales apamcen en el artlculo original.
g6ndola. ¿Está el porvenir del lado de Lupoiarov, a penas esbozado que prefigura la humanidad del pasado-mañana. A la humanidad
pero sí lo suficiente como para que retrocedamos de horror a la vista de ordinaria hay que presentarle hombres nuevos que viven en la
lo que nos espera? Entonces. ¿es ese hombre nuevo un ensueilo abnegacidn. en la búsqueda del mejor ser social y de su felicidad
imposible, infigurable? iNÚnca podremos salir de la ambivalencia personal, lo que puede ir s61o a golpes. A la humanidad de excepción, el
byroniana de los hombres inútiles? 'ser notable' Rakhmatov. el rigorista, el que resueltemente escogi6 el
Turgenev respondi6 a la crítica generalizada de su obra con una camino del ascetismo personal para el bien común. Hace gimnasia para
nueva encarnaci6n del héroe positivo en Padre e hijos de 1862, con la acostumbrar su cuerpo a la resistencia y hacerlo más resistente, sigue un
figura de Bazarov, personaje algo enigmático, difícil de interpretar. que régimen alimenticio muy sobrio, es casto, duerme a veces sobre una
para unos representaba lo que había de más odioso en el radicalismo y baldosa. Es un hombre de acero. un ser de voluntad, que tiene el
que para Pisarev simbolizaba, al contrario, incluso en su torpeza, el sentido del deber, que sabe donde está la verdad y a ella sacrifica su
hombre del futuro. confort y su n d a personal. Es un ser organizado, racional, riguroso,
Bazarov, el todo-de-una-pieza, que se interesa s61o por las ciencias preciso, que no pierde su tiempo en lecturas vanas. Rakhmatov no
naiurales, no ve la naturaleza sino para recoger allí ranas para existe sino por el camino del narrador y desaparece en el momento en el
descerebrarlas, no ve el jardín sino con el ojo luctativo del agr6nom0, que el narrador se despide de 61.
Bazarov que se burla de los viejos humanistas que leen a Pushkin y que Ese hombre nuevo ha visto alzarse inmediatamente contra él a la
tocan el violoncelo. ¿Por que en esas condiciones se ha dado casi-totalidad de la instiiuci6n literaria rusa. No sólo Zapiski izpodpolia
interpretaciones divergentes a la obra? Bastaría decir que Turguenev en (El subsuelo) de Dostoyevski, sino tambien toda una pléyade de novelas
Bazarov di6 una caricatura del imposible 'hombre nuevo', que describi6 anti-nihilistas que intentan, no a la manera de Turguenev, hacer mover
incluso antes que Dostoyevski, a un antihombre nuevo. un antiheroe. El la imagen cultural del hombre nuevo, sino también volcarla, construyen-
sociograma del heroe se hubiera mondo hacia el lado de un héroe do, según las mismas palabras de Dostoyevski, un 'anti-heroe'. El
totalmente negativo que habría visto de esa manera la rehabilitación del habitante del '>odpolie" sombrío y solitario. acomete contra la moral
hamletismo y del hombre inútil. No es en absoluto el caso. Turguenev racional fundada sobre la ciencia. contra la moral utilitarista y
nos sumerge todavía allí en la ambivalencia y el héroe muere todavía allí. pedagógica de los radicales y de Chernyshevski en particular. El se burla
pero se ha vuelto Útil esta vez, acompaiiando a su padre, medico de los de que 'dos y dos son cuatro', de las estadísticas y del muro de las leyes
pobres. en plena epidemia de tifus. Pisarev. el crítico cientificista, el de la naiuraleza. Hace pedazos el optimismo heredado de las luces del
cantor de la utilidad social se ha reconocido en Bazarov. Si él es trágico autor de ¿Qué hacer?. ¡Nada de porvenir radiante, nada de garantía
incluso en su torpeza, escribe Pisarev, es porque estl s61o. porque los fundada en la raz6n. nada de transparencia! Contrapartida oscura del
tiempos no están maduros. Será Chernyshevski quien creará al verdadero hombre nuevo, el antihéroe del subsuelo es malo y hace el mal por
héroe positivo en 1863.en el fondo de la fortaleza en la que estará preso, capricho. Sin embargo es, como el hombre nuevo, razonable, didáctico,
será en el famoso ¿Que hacer?. En esa novela compleja en la que todo de una sola pieza.
entremezclan episodios heredados de la novela negra y de la utopía Son casi simétricos sin duda porque con uno y con otro nos encon-
social, la escritura textualiza tres tipos de heroes y tres planos narrativos. tramos al límite del sociograma del heroe, lo que significa que ese héroe
Tres tipos de héroes: los héroes triviales, toda una galería de pobres totalmente positivo o totalmente negativo corre el riesgo de
gentes totalmente enajenadas en la alta socieda egoísta. Los padres de solidificarse en estereotipo, en arquetipo sin poder volver a moverse
Vera Pávlovna, el propietario de la casa, los ambientes de oficiales mls. Ni Turguenev en Tierras vírgenes ni Tolstoy en la "familia
juerguistas. la "cocotte" francesa que se vende al que más le ofrece. contaminada" escapan de ese peligro. La única alternativa de ficci6n era
Segundo piso, hombres nuevos como Vera Plvlovna, Lopuklov y no volver al hombre inútil, sino sobrepasar al hombre nuevo
Kirsanov. No están sino esbozados, sin verdadero espesor. Son héroes caricaiuresco o al antihéroe fanático y encontrar lo que Turguenev
transitorios. Desaparecerán en cuanto hayan cumplido su misi6n. Para llamaba al 'hombre verídico'. La brecha fue el polifonismo de
que esos héroes no sean inaccesibles para un 'lector perspicaz medio', Dostoyevski (en sus otras novelas al margen de El subsuelo O Los
Chernyshevski los opone a Rakhmatov, el ser perfecto, con demasiada endemoniados) y los héroes problemáticos, torpes, ambivalentes de
anticipaci6n para ser un modelo. el "superman" totalmente positivo, el Tolstoy. los P. Bezukhov y los Levin.
64

Desde Un héroe de nuestro riempo de Lermontov hasta toda la


galería de 'hombres inútiles', desde los nuevos héroes ambiguos hasta
r
',
Sólo esbozamos aquí un trabajo complejo de investigación que
conformaría, en la literatura y en el discurso social, aquel nudo gordiano
los hombres nuevos de Chernyshevski, desde los hombres nuevos hasta de representaciones contradictorias que tanto ha atraído a los literatos.
los antihéroes anti-nihilistas, desde esas caricaturas hasta una Sin embargo, han obtenido poco destruyéndolo críticamente, o más
problemática vuelta a los antiguos recursos, el héroe de la ficción msa bien. incluso entre los mejores, magnificando en él la fascinación y este-
acompadando el rumor, los debates sobre el realismo y sobre la utilidad tizando en él las ambivalencias. Los vectores portadores de representa-
social del arte, sobre el ser y el deber-ser de la estética, ha sido buscado ciones de la prostitución son, notablemente, los vectores de la oralidad
durante medio siglo. Nada ha podido hacer cambiar esa inscripción. ni masculina burguesa, de la 'conversación del fumadero' que avena mitos,
la reacción violenta del simbolismo, ni el decadentismo. ni el anécdotas y prejuicios con toda la inversión de conocimientos cínicos y
vanguardismo y, vía La madre de Gorki (1906). un nuevo héroe positivo semi-clandestinos. Por otra parte, está el gran discurso de la
resurgirá después de la Revolución de octubre, haciendo, una vez más, medicalización y de la desviación penal y del sexo. donde los médicos
que se mueva el sociograma del héroe. Trayecto figura1 complejo pues, positivistas se ponen a la cabeza de una cohorte de vigilantes del orden
de larga duración, imposible de analizar sin su co-texto y la circulación cuyo brazo seglar son las brigadas contra los delitos contra la moral
de los discursos7. pública. El discurso mkdico administrativo sella la alianza del moralista,
del médico, del higienista y del funcionario 'reglamentarista', argumenta
la presión sobre la sifilifobia y sobre la necesidad del orden social. El
El sociograma de la prostitutas. criminólogo. promotor de una ciencia emergente, construye con
Lombroso el concepto de la prostituta de nacimiento, verdadera 'bestia
El límite de extensión del sociograma me parece corresponder a la humana' atávica en el progreso de la especie. Pero en otro campo.
acumulación de todos los vectores discursivos que tematizan un objeto menos apoyado en los aparatos. pero eminentemente productivo de
socialmente identificado en un momento dado, sobre todo cuando sus representaciones sociales, existe en la Francia de la IIIa República
tematizaciones producen un verdadero nudo gordiano de representacio- amplia prensa y literatura libertina: los "boulevanii2res" (Gil Blas,
nes intricadas e incompatibles cuyo enredamiento implica el conjunto Coum'er Francais, Vie parisienne) en los que se canta el apoteosis de la
de discursos de una sociedad en un momento dado. Ha sido apuntado "cocorre", de lo horizontal. del París de los placeres.
muchas veces, sin que, a pesar de ello, haya sido superado, hasta No muy lejos se encontraría la literatura tan 'bien escrita' del
investigaciones recientes, el estado de constatación, la omnipresencia manido lirismo afrodisíaco donde triunfan los Catulle Mendes.
del 'amor venal' como tema novelesco y como tema poético en el siglo Maizeroy, Ad. Belot ... La prostitución es construida también en el
XIX, con el resto de desplazamientos metafóricos de los que el periodismo de información. donde el tema de la sección de sucesos de
principal es justamente la figuración (baudeleriana) del escritor como la prostituta degollada, desde el asunto Pranzini hasta Jack el
'prostituto'. Desde 1880, la 'historia de una muchacha' se vuelve un Destripador (1888-1889). Y más allá, figura una transformación
objeto obligatorio de la novela (Goncourt, Zola, Maupassant. decadentista de la "Liebeslod" que mezcla en una suprema 'expiación' el
Huysmans...) y la venalidad sexual ocupa de la misma forma la poesía sexo y la sangre redentora y erotizada. En la periferia. el contradiscurso
mediocre o de vanguardia (Verlaine, Rollinat, Bninat...), la temática de socialista, variante anarquista. construye la imagen de una doble
la prostitución recibe finalmente, con la moda de la novela rusa, explotación de los hijos y de las hijas del pueblo, 'carne para la fábrica y
renovaciones de su tematización (Tolstoy, Dostoyevski). carne para el placer'. La literatura en sus diversas formas ya ha
trabajado el sociograma: el post-romanticismo baudeleriano ha hecho
de él la imagen de la Belleza antifisica, de lo bello infame, la novela
' Encontrsmmos un anAlisis mas detallado del sociograma del htroc en la sociedad
nisi y sovittica en Rtgine Robin (1986).
realista desde Balzac hace de él la alegoría de la sociedad moderna. con
Me refiero aquí a los trabajos parcialmente intditoa de Gehrard Kaiser, profesor de
el "cash payemenr as rhe sole nexusV9 (Carlyle citado por Mam). El
la Universidad de Giessen sobre la proatitucidn como metelora central en las letras del escritor del final del siglo XIX recibe esas tematizaciones variadas,
siglo XIX. Y entre m u c h a o t r a . en materia de referencia histdrica, tambitn me refiero a
Fille de nace de Alain Corbin (Parls, 1978). N del T: En inglC6 en el texto original: "el pago al contado como el único nexo".
66
ansi6genas. crepusculares, chocarreras. cínicas, libertinas, alegradoras,
condenatorias; la memoria social le muestra el recorrido hecho desde el
modelo romhntico de la 'Prostituta virtuosa' (Fleur-de-Marie. Fantine)
y la influencia escandinava, rusa, le propone todavía el modelo
periférico de un redencionismo estafador y filosofante que la gente d
1
1
:
trabajar sobre la ambivalencia que es la posición inconfortablemente
ideal de las letras, encontrar una alegoría de la sociedad capitalista, de
la ciudad, de los anonimatos del mundo moderno. A medida que los
discursos de control y de información cercan cada vez más lo social, la
literatura se vueve con predilección del lado de los 'incivismos', de los
ingenio senala como ridiculamente antagonista del buen tono pan- en-el-exterior, de los alla, de los fuera-de-casta, como si ella se
siense. Bruant pretenderá renovar esa temática intentando 'desvelar' la reconociera, siendo marginada, en esos espacios periféricos. La temática
realidad bmtal del París arrabalero con sus marmitas, sus "rnarlous", de la prostituta permite figurar al artista como un fastidiado que
....
sus "rnichks", sus '>antesp' creando para un medio siglo el roman- necesita objetos de refinado gusto para sus papillas depravadas y
ticismo del aventurero de Montmartreio. No serh sino hasta la canci6n conmueve a compartir esos platos pimentados con el 'hipócrita lector'.
del café-concierto, con sus inepcias y su dobles sentidos de casa pública. Permite también asumir la posición antifilistea, teniendo más o menos
cuando ofrecerh al escritor otras formas triviales de tematizaciónn. asegurado el eschndalo; confirma accesoriamente la literatura como
La experiencia literaria es trabajar sobre aquel material. Preguntarse actividad masculina, lejos de vanas litotes de la conversación mixta (se
si el novelista naturalista y el poeta decadente frecuentan las casas pensara en la noción de la 'literatura de solteros' de Jean Borie)... No
profusamente, es dar pmeba del mismo contrasentido que sorprenderse acabaríamos.
de que Rimbaud escribiese El barco ebrio sin aún haber 'visto el mar'. Concluyamos bruscamente, repitiendo la hipótesis de que el socio-
Ese barco ebrio nos recuerda a Etiemble. aventurero bajo todas las grama de la prostituta, elemento clave de la relación de las letras en el
latitudes desde la poesía parnasiana hasta el Diario de los viajes (Joumal discurso social a finales del siglo XIX, cumplía tantas exigencias propias
des Voyages). Igualmente. si Maupassant frecuenta la Maison Tellier. es de la literatura siempre constituyendo en la "dara" un complejo tan
tal vez para convencerse de que la 'experiencia' del escritor fija su polivalente que a fin de cuentas el escritor podía a penas sino reforzar
inspiración en lo real sin frases. Para volver al sociograma que se ha ese enredado sistema (en el que intervienen todavía todas las repre-
impuesto a tantos escritores y ha sido llenado de imhgenes, sentaciones del sexo y de la "mujer")12 y no desmontarlo críticamente.
desmontado, puesto en conexión provocante con otras entidades
dóxicas de tantas maneras, parece ser que a fin de cuentas, la literatura
ha sido en ese caso sobre todo una caja de resonancia del rumor social y
raramente ha propuesto una reconfiguración de los mitos y de los Intentaremos ahora esbozar una tipología de los modos de
lugares comunes. inscripción del discurso social en el texto. El lector no debe. sin
Nuestra hipótesis esbozada a grandes rasgos es que ese sociograma embargo, tomar lo que sigue por una clasificación sistemática que tenga
central, amasado de ambivalencia, satisfaciendo sincréticamente todos valor por sí misma. Se trata de poner de relieve algunos grandes tipos
los requisitos de la "doxa" y las estéticas modernistas ha constituido de textualización literaria con el fin de ampliar la reflexión sobre
una especie de magma ideológico imposible de analizar. fascinante para nuestro tema. Nuestra reflexión invita a sustituir la clásica pregunta de
el artista que veía allí, con razón, un instmmento hermenéutico. Pero '¿qué es la literatura?' por una pregunta de otro orden: ¿qué puede
formaba un laberinto tan inextricable de ideologemas en tensión, que hacer la literatura operando sobre el discurso social? ¿En qué las
no podla provocar sino una inagotable y vana fascinación. El absorciones, reinscripciones y transformaciones que ésta realiza
sociograma de la prostitución respondía a todas la nuevas necesidades concurren ya sea a reforzar la entropía dóxica, las representaciones
de la literatura: renovar su complejo de Asmodeo (la literatura como hegemónicas, lo transverso, ya sea a cuestionar el orden del discurso,
mhquina para hacer ver las cosas ocultas), producir una anti-estética de dislochndolo, 'deconstruyéndolo' si se quiere. pero reconstmyendo
lo infame y de la abyecto, una bella perversidad disociada del bien; también con el material disperso una figura inaudita, retotalizando en
una obra el discurso social según una lógica problemática que perturba
Ver L. Chevalier, Monrmame du ploirir el du crime (París. 1980). el orden dominante?
l1 la misma Cpoca la cdiica artística de los ChCret, Willette. Porsin, la pintura de
Degai, de Raffaeli, de Toulouse-Lauirec se dedican a esta tem&tica pmrtitucional.
I2Ndel T:En el original, el vocablo "femme'v aparece como neologismo: la 'phaml".
68 69

Esta deconstrucción que esta en la misma esencia de la practica sobre el obrero reinscrito en un texto literario pero también, una vez
literaria, puede desembocar en las estéticas modernas de la autw puesto de nuevo en circulación interdiscursiva, aquello que va a
representación. a la contemplación narcisista de su propio juego informar la palabra obrera. Ese ese sentido, Claude Duchet tiene razón
de~~n~tnictor. al afirmar que
Así pues dos grandes tendencias polarizan la actividad textual:
Puede no hacer sino reforzar, sino servir de 'relevador imaginario' cs abaoluiamcntc vano interrogar sobre la autenticidad dcl discurro obrero en
("relais imaginal") a las líneas de fuerza del discurso social. O puede, al Gmninal: nacido dc una coyuntura dc la que forma parte, c s una de las
modalidades dc la cxirtcneia del proletariado cn e1 siglo XIX, proyectado
contrario, interrogar su lógica desplazando elementos, pluralizando sus :'
fuera de 61 bajo la mirada de otros c informando de las prácticas culturales.
mensajes, haciendo opaco aquello que en el discurso de información y r ~ s p c t oa las ~ U CI.
C CI proletariado, dcbc sin cesar situar con prccisián su
del saber se da en la claridad de certidumbres confirmadas. Esas dos discurso. nicho dc otra forma, el discurso sobre el obrero y CI discurso del
tendencias no siwen para oponer los buenos escritores a los mediocres, obrero fonnan un inlcncxto indiaociablc: uno no puedc sino rcmitir al otro.
tradiciones estéticas críticas a otras, más entrópicas. Esas tendencias el otro inspirarse cn ese un0I4.
pueden mezclarse en el mismo autor, en el mismo escrito, en el mismo
pasaje: de vez en cuando el escritor menos hostil al gmpo que describe A lo sumo se puede decir que en ese intertexto. ese co-texto, ese archi-
y al que le da la palabra, comete una especie de lapsus, repite texto, los temblores ideológicos muestran de una manera implícita los
pasivamente un fragmento dóxico que el desarrollo mismo de su texto residuos de la ideología dominante. Lo hemos visto con "cabeza vacía".
habría debido disolver. deja elementos durmientes, residuos de clichCs Es, tal vez, aún mas visible en ese pasaje de L'Assommoir: "Los siglos
n o atacados. del arte pasaban ante su ignorancia aturdida...". Es precisamente
Veamos un pasaje de la primera página de Germina1 de Emile Zola, cuando la novela es escrita para dar la palabra al pueblo. cuando por
que presenta a Etienne Lantier en la carretera principal de primera vez el narrador se deja contaminar por la palabra popular. sin
Marchiennes. El incipit es un relato de focalización interna. Es la guardar las distancias del francés familiar, veáse jerga, en algunos
mirada de Etienne, en efecto. la que barre la llanura, el suelo negro, el pasajes no trabajados por la escritura, dándose como concreciones
horizonte plano. La intnisión del autor viene a perturbar ese comienzo. evidentes, sin embargo intravesables cuando el texto se reinstala dentro
"Una sola idea ocupaba la cabeza vacía del obrero sin trabajo y sin de la ideología dominante y el 'ya-allí' del estereotipo. Atrapado en la
albergue, la esperanza de que el frío sería menos fuerte después del trampa del discurso social, pero al mismo tiempo desplanzándolo,
amanecer." El sintagma "cabeza vacía" constituye una presuposición, atacfindolo. el escritor, ese Jano de dos rostros. es precisamente el
una 'gnomkl- un obrero sin trabajo tiene por fuerza la cabeza vacia, testigo de la interdiscursividad que le habita.
mientras que "sin trabajo y sin albergue" parece fijado. repetible y Ocurre que los grandes lienzos del discurso social se inscriben
repetido en los discursos críticos o políticos franceses a finales del siglo indirectamente, venidos de la tribuna política de la 'publicista' y que las
XIX. En un texto de obreros de noviembre de 1884 podemos leer la formas de la textualización no superan el nivel del eco sonoro sin
siguiente frase: "Todos nosotros que estamos sin trabajo y de los que ironización. Es el caso de los funcionamientos textuales masivos en la
muchos estan sin albergue y sin pan, los que tenemos sólo la calle por mayoria de las novelas de tesis, en particular en las novelas del realismo
vestidos, nuestro deber nos dice no soportar mas esa miseria"".. socialista soviético de los ados treinta donde los héroes positivos repiten
Zola reinscribe entonces un elemento casi fijado del discurso social el discurso de la línea política, introduciéndola en la obra, populari-
sobre el obrero, pero también locuciones, enunciados que los mismos zandola, sin ponerla en tela de juicio. Todavía no hay que caricaturizar,
obreros utilizaban como respuesta al discurso burgués. utilizando las tanto la textualización como el efecto de ficción tienden a deshacer la
mismas palabras, las mismas frases, devolviéndolas. La inscripción que linealidad de los mensajes, a crear lugares de tensión en el interior del
hace Zola del discurso social, lo impensado presuposicional que le texto, ver contradicciones manifiestas. la mayoría de las veces
marca (la cabeza vacía) es a la vez uno de los miiltiples enunciados inconscientes. La mayoría de las veces el discurso social está ironizado.
I
14 Claudc Duchct. "Le trou dcs bouchcs noircs. parole, sociCtC, rCvolution dan6
13 Citado cn M. Pcrrot, LCS ouvriers en grbr 1871.1890, t. 1 (París/La Hayc, 1973):291. Gmninal", Liiiéralure, 24 (dic. 1976):ll-39; 13.
70 ! 71

En el mismo arte de la novela, desde Flaubert hasta Proust y de lo religión era nefasta, pero declaró con orgullo, firmemente que 'las botas
cómico particular de sus personificaciones, producir los personajes- eran inferiores a Pushkin y muy inferiores' ". Esas botas que el autor
discursos, con todas sus idiosincrasias. encarnaciones de un sextor hace aparecer entre comillas, han conocido un destino singular.
dóxico; el señor Homais produce el discurso de la 'prensa liberal En un artículo que oponía Pushkin a Gogol, Pisarev particularmente
anticlerical de la Monarquía de Julio (versión provincial), como el sedor se habla encarnizado con Pushkin. Este Último aparece ante sus ojos
de Norpois encarna en su habitus y sus conversaciones la esencia como jefe de filas de la escuela del 'arte por el arte'. Pisarev le opone a
estilística de la gran crónica política de la Revue des Deux Mondes. En Gogol, el realista, y milita por la utilidad social. Escribe: "si Alemania
cuanto a dos pobres hombres, Bouvard y Pecuchet, se convierten en dos tuviera decenas de millones de arqueólogos como Jakob Grimm no
cameleones que pasan por todos los colores de los sectores discursivos sería mas rica y más feliz. [...] Y por eso digo con toda sinceridad que
desde el fin del reino 'luis-felipeño' hasta el principio de aquel del me gustarla más ser un zapatero artesano (Sapozhnik) o un panadero
Príncipe-presidente. que un Rafael o un Grimm ruso".
Ocurre que los efectos de la ironización del discurso social tocan la Un contemporáneo de Pisarev, Zaitsev, tendrá unos propósitos
anti-utopía, cuando el narrador vuelve el discurso social contra si todavia más definitivos; "No hay un lavador de entarimado o un
mismo. Es el singular caso de A. Platonov en su intraducible 'pocero' ('%idangeuf') que no sea más útil que Shakespeare".
Chevengurls. En una lengua que hace perder al lector sus principales Dostoyevski se apodera incansablemente de esas desgraciadas botas.
coordenadas lógicas, Platonov crea todo el tiempo efectos de extradez En un panfleto de 1864. en forma novelística, hace adoptar a su
en sus trueques entre el sentido abstracto. el concepto y la imagen personaje, el "Joven pluma", un programa que en su punto cuarto dice
concreta. Toma el discurso social al pie de la letra. lo parodia, lo repite lo siguiente: " 'Joven pluma', usted debe desde el momento tomar por
como un loro. para sacar mejor el aspecto estereotipado. Descon- regla que un par de botas en todo caso tiene más precio que Pushkin, ya
ceptualiza. desautomatiza la lengua y resemantiza los clichés. "El que se puede muy bien pasar sin Pushkin, mientras que no se puede
camino del comunismo" se vuelve bajo su pluma un verdadero camino pasar sin botas y que, por lo tanto, Pushkin no es más que lujo y
por la estepa, "el avance hacia el comunismo" obliga a la gente a tontería. Comprendido". En otro manuscrito, proyecto de un artículo
caminar, y "construir el comunismo para el mañana" se vuelve al pie de de 1864, Leemos. siempre bajo la pluma de Dostoyevski, a propósito de
la letra una actividad de construcción de un edificio, y "mañana" será los nihilistas: "proclaman soberbiamente que las botas valen más que
tomado por un embrague por "el día de mañana". Pushkin". En cuanto al "pocero", tan querido por Zaitsev, Dostoyevski
Después en la directa sobre la interdiscursividad y el debate ya lo había reutilizado en Crimen y Castigo, en el momento cuando
polemice. la selección y la reinscripción de imágenes-catálisis ("images- Lebeziatnikov expone su concepción del arte:
cataiyses"), de frases, de sintagmas, producidos en el discurso político.
crítico o estetico que los escritores hacen migrar devolviéndolos, Pero dígame. por favor. i q u t encuentra usted de tan vergonzoso y tan
empleándolos de nuevo, citándolos, trucándolos perfidamente, en una despreciable incluso en los desagues? ¡Yo soy el primero que este dispuesto a
ir a limpiar todos los desagues que usted quiera! No hay en e s o el menor
palabra, obligando a hacer a esos ideologemas o imágenes-catálisis un sacrificio. Es simplemente un trabajo, una actividad noble y Jtil para la
recorridoI6. Es así como se distingue Dostoyevski en apoderarse de saiedad, que vale lo mismo que cualquier otra y que e s definitamente
imágenes que él ironiza en la ficción y hace constantemente migrar. En superior a aquella por ejemplo de un Rafael o d e un Pushkin, porque e s Útil.
Los endemoniados leemos a propósito de S. Trofimovich "él admitió sin
discutir que el término 'patria' era inútil y cómico, reconoció que la Vemos que las botas de Pushkin. o simplemente Pushkin. o incluso
Rafael, o Shakespeare, o el pocero son imágenes-catálisis que
lSChwengur fecha de 1929. Ls censura lo rechaz6. Ha sido traducido al francts bajo el acompañan el trayecto figura1 del heroe de manera muy conflictiva. Esas
titulo d e Les herbes Jolles de Chwengur (París. 1972). imágenes que remiten a la estética realista a base de utilidad social de la
l6 Ver para Lodos estos elementos, el inmenso trabajo de J. Catteau, Lo criarion generación de 1860 y a todo el debate estético sobre el arte, bien
linéraire chez Dorroiwski (París, 1978) y del mismo autor. "Du palais de cristal B I'áge d'or
ou les a n t a r s de I'utopie", Cahier de I'Herne, Núm. especial sobre Dosloyevski, 24 podrían rodar aquí en torno a la siguiente fórmula predicativa: Un
(1973):176-195. N del Ed.: veese tambiCn Robin 1986. zapatero es más Útil que Pushkin versus un zapatero es menos Útil que
Pushkin.
Encontramos el mismo problema ficcionalizado en Turguenev en fustigado en M y (Nosotros), la anti-utopía de Zamiatin, y aquí y allá en
Padres e hijos donde el htroe positivo, Bazarov, ardiente fisi6log0, la ficci6n sovittica de los ailos treinta, donde personajes negativos
adepto a las ciencias naturales, ataca la poesía y se escandaliza ante la recogerán la imagen del cristal. de la transparencia para denunciar el
idea de que el padre de su amigo Arkade lea a Pushkin. sueilo de una sociedad egalitaria. .Esas imágenes-catálisis, se presentan
en realidad de una manera mucho más compleja, como aglomerados
Anteayer lo miraba como leía a Pushkin, continuaba mientra tanto Bala-. para componer concreciones socio-discursivas y socio-textuales que
Explícale de una vez por todas, por famr. que e m no tiene ningún sentido. El p encierran el trayecto temático del htroe. El escritor reinscribe para
no e s un chiquillo, despuCa de todo, i q u t e s lo que espera para tirar ese B r n p ?
Y ademhs, iquC idea m6s graciosa, de verdad. ser un romlntico en nueslra Cpoca! situarse denunciándola, asumitndola, desplazándola, transformándola o
Mlndele hacer alguna cosa Útil. ironizándola, opachndola, la f6rmula predicativa del núcleo socio-
-¿Out por ejemplo? preguntó Arkade. gramático.
-Sioff und Krafr d e Brüchncr, tal vez para empezar.
Pisarev las botas valen más que Pushkin
Imagen familiar que hace de Pushkin el centro de una constelaci6n
de fórmulas y de imágenes sobre la utilidad social y sobre el arte. La Dostoyevski invierte totalmente la formula
encontramos una vez más al final de la novela, en el momento de la
muerte de Bazarov. "... Rusia me necesita... No, hay que creer que no. Tolstoy la desplaza
Ademhs, La quitn necesita? A un zapatero, si a un sastre, a un carnicero Chernyshevski la recoge asumitndola al desplazarla
[...] t l vende su carne... el carnicero...". Si Pushkin versus Gogol
simboliza toda una estética, otra imagen 'migrante' viene a frecuentar el Turguenev la ironiza, la denuncia pero dentro
debate social e inscribirse en la ficción en la larga duraci6n. es el de la ambivalencia
famoso Palacio de Cristal de la Exposición Universal de Londres de
1851. Sin haberlo visto. Chernyshevski hizo una descripción de tste para E n pocas palabras, durante unos 10120 años, antes de que la f6rmula
los Annales de la patrie. En su novela ¿Qué hacer?, escrita en lo más sea completamente desplazada, sirve de frase-apuesta a un debate muy
profundo de la fortaleza Pedro y Pablo de San Petersburgo, en un importante sobre la definici6n del arte, sobre los postulados del
sueño de la heroína Vera Pávlovna que simboliza la sociedad futura y la realismo y sobre los problemas de la figuralizaci6n del htroe como
futura organizaci6n del trabajo a la manera de un falansterio, hemos visto más arriba. Allí una vez más, el escritor se sitúa ya sea
Chernyshevski evoca el Palacio de Cristal como lugar fuerte de la reinscribiendo pura y simplemente las fórmulas, las imágenes del
utopía. discurso social, ya sea operando un movimiento, un desplazamiento de
enunciados en su ficci6n. Allí de nuevo los referentes de la ficci6n no
Entonces aparece un inmenra edificio como hay poca, si los hubo alguna vez... son pedazos de lo 'real' sino referentes textuales. fragmentos del
LCudl e s su forma? Poco familiar, en nuestra opinión, p e m tal vez podría darno# discurso social incorporados de manera específica, textualizados dentre
una idea el palacio sobre la colina de Sidcnham: hierro y vidrio, vidrio e hierra y de la ficci6n.
nada mls. Y ademls n o se trata sino del exterior del edificio, de su envolutra [...]
y en el interior e s una hermosa casa... Por todas partes aluminio y mds aluminio y El discurso social se encarna en personajes miiltiples que permiten
las entreventanas ertln adornadas con grandes espejos... Toda la casa e s un al escritor ya sea crear portavoces únicos. ya sea. la mayoría de las
verdadero jardín de invierno. veces, figuralizar lo heterogtneno gracias a una panoplia de personajes,
"el personal" diría Philippe Hamon, portadores sin duda de la misma
Ese hombre nuevo, esa ciudad nueva simbolizada por el Palacio de ideología en el sentido más amplio. Pero dibujan como huecos. una
Cristal van a ver levantarse contra ellos inmediatamente a Dostoyevski. diversidad de aspectos, de tomas de postura, más allá de su singularidad
que va a oponer a esa transparencia lo subterráneo, el agujero obscuro de indivíduos. Hay mil maneras de ser republicano durante la
donde nada puede ser racionalmente resuelto, donde 2 y 2 no son 4, Revoluci6n de 1848, como hay mil maneras de ser 'rojo' o 'blanco' en la
donde la transparencia de la relaciones inter-humanas es denunciada guerra civil rusa. Que esta heterogeneidad desaparezca y el efecto de
como una mistificación peligrosa. Ese Palacio de Cristal será de nuevo tesis viene a matar rápidamente el efecto de texto. Dos ejemplos bien
w

74 75

conocidos para recordar ese procedimiento literario clhsico que consiste antes de hacerse matar en las barricadas: "¡Estoy tan desesperado! ¿Es
en diseminar el discurso social, ya no en el rumor de un fragmentario no que no ha terminado todo, además? Creí, cuando vino la Revolución.
aleatorio, sino a través de la identidad propia de un personaje. En que seríamos felices. ¡Ustedes recuerdan qué bonito era! ¡Qué bien se
Flaubert cuatro personajes encarnan un aspecto del espectro político y respiraba! Perp aqul estamos caídos una vez más, peor que nunca".
social republicano: Sénécal, Regimbart. Dussardier, Deslaurier. En el Entre los dos, Deslauriers, el pobre ambicioso, especie de Julien
Pasaje que apuntamos más abajo, analizado por Henri Mitterandl7, el Sorel, y Régimbart, muy borroso; en el medio todavía Frédtric, que en el
narrador en un compendio sorprendente plantea la figura del momento en que tiene lugar la historia vaga amorosamente por el
doctrinario, del terrorista, del dogmático imbuido de sus certidumbres bosque de Fontainebleau. En pocas palabras el discurso social esta
diseminado en su variante republicana, como lo está en su variante
Las convicciones de Sentcal eran mAs dcsintcreaadas. Cada tarde. cuando acababa legitimista. Opacidad del mensaje, dificultad de situarse. reenvío de
Su trabajo, volvla a su buhardilla. y buscaba en los l i b m cdmo justilicar sur
ensueñas. Había comentado cl Connaro smial. Se atiborraba de la RNUC espaldas contra espaldas en un concepto de la Historia donde todo es tal
indgcndantc. Conocía a Mably, Morelly, Fourier, Ssint-Simon, Comte, e b c t . vez teatro y repetición'9. Pero con toda seguridad, es figuralización de
Louis Blanc, la pesada cansta delos cscritorcs roeialistan, aquellos que reclaman posiciones ideológicas y discursivas. textualización extremadamente
para la humanidad cl nivel de los cuaneles. aqucllon que quisieran divertirla en un compleja de este inmenso rumor hecho de imhgenes, de clichés, de
burdel o doblarla sobre un mostrador, y. de la mezcla de todo eso, 61 se hizo un
ideal de democracia virtuosa, que tenía el doble aspecto de una alquería y de una memoria citacional que constituye el discurso social.
fibrica de hilados, una especie de Lacedemonia americana donde el individuo no Segundo ejemplo, los Blancos y los Rojos en El Don aposible de
existiría Sino para s e ~ ar la sociedad, mAs omnipotente. absoluta. infalible y M. Sholokov. Si es verdad que el escritor presenta con menos 'talento' a
divina que los grandes Lamas y los Nabucodonosorcs. El no tenia ninguna duda los Rojos que a los Blancos (lo que le h e violentamente reprochado
sobre la prdxima eventualidad de esta concepción: y m n todo lo que 61 durante los años veinte y treinta) hay que apuntar sin embargo que SU
consideraba que le era hostil. SénCcal se encarnizaba. con el razonamineto de una
panoplia de personajes revolucionarios es variada tanto en el plano de las
geometrla y una buena f e de inquisidor. LDs títulos nobiliatios, las cruces, los
penachos, los libros sobre todo, e incluso la6 reputaciones demasiado sonoras Ic -
individualidades lo que no constituye aquí nuestro propósito como en -
escandalizaban; sus estudios como sus sufrimientos avivaban cada dia su odio el de las diversas posiciones del discurso social que ellos tienen prohibido
esencial a toda distinci6n o cualquier superioridad. encarnar. Ni superhombres, hi héroes positivos, ni perfectos, ni tiernos.
(Mitterand 1980:213-214) Ellos son múltiples con sus cabezas políticas, sus héroes anónimos, 10s
comisarios que no tiemblan y aquellos que tiemblan, esos que no
Sénécal por lo demhs 'personaje suma" según la expresión de Michel soportan la sangre, con aquellos que al contrario son sanguinarios
Crouzetls, acabara adhiriéndose al Imperio y cuando el golpe de estado dogmáticos intolerantes, figuras de mujeres inolvidables. Todo el
de Luis Napoleón Bonaparte matará sobe las barricadas a su antiguo abanico de posiciones discursivas. de sensibilidades cosacas y no cosacas.
compañero de combate y de ideas, Dussardier. Se podría pensar a partir en el interior del campo de la Revolución. Esta diseminación de voces en
de ese texto y de la figura del 'demócrato-socialista' integrista que el mismo campo ideológico, esta figuración de lo heterogéneo esth. sin
encarna Sénécal, que el narrador por su léxico, su ironía, ilegitimiza a lugar a dudas. de parte del escritor realista en particular, uno de 10s
todos los Republicanos de 1848 y por un efecto de rebote ideológica- medios más adecuados de inscribir si no la globalidad, por lo menos en
mente toma parte del campo de la reacción. Es sabido que no hay nada su espesor representativo, el discurso social de una sociedad en un
de eso en la Educacidn senlimenral. el campo de los legitimistas y de los momento dado.
burgueses asustados igualmente detestables y que, en el retrato de los El discurso social puede todavía inscribirse por las ausencias que 10
Republicanos se recorre un verdadero abanico de posiciones de lo que marcan. Incluso si esta categoría, como subraya Ph. Hamon en una obra
conlleva el discurso social. Dussardier se opone a Sénécal. ES el recienteZO queda borrosa, nos parece esencial. Esta ausencia desarma
verdadero cuarentayochista del mito, el alma generosa que dice poco
19 M.A. r.-ampino-~ajucim, " ~ areprtacntation de I'tibtoire dans L't'ducation
l7 Vtale Mitterand 1980, en particular 213-229. ren,imrnralc>,, tesis de doctorado [III-ciclo] (Universidad dc Parb-VIII, 1979).
Michel Ctou~et."L'tducation aentimentale el le genre historique" en ~ i r r ~ i ~ ~ inédito.
langagc dan5 "L'lducafion senrimenralc" de FIaubm (Paris, 1981):n-110. 20 Vtase Hamon 1984.
frecuentemente a los historiadores. perplejos ante un texto literario. oportunismo de la burguesía, el nuevo compromiso esbozado contra el
P. Guiral comenta así la ausencia de la Revolución de 1830 en Le Rouge pueblo por las clases dominantes. Dusay se exclama: "Nosotros
et le Noir de Stendhal: queremos derribar a los dos Vandenesse. a los duques de Lenoncourt. de
Navarraeins, de Langeais y la Grande Aum6nerie. Para triunfar, nos
iQuitn no aabc adcmhs que el novelista comctc crrorcs voluntarios o no. por
uniremos incluso a La Fayette. a los Orleanistas, a la izquierda, a la gente
neglipncia o intcnto dc confundir las pistas, o pasa al lado de las realidades
cscnciales? En un análisb muy psrcutantc, M. Maurice Baumont rccuerda que para degollar al dfa siguiente de la victoria. ya que todo gobierno es
Julien Sorcl, cl h t m de la novcls Lc Rmgc ei le Noir, cs cjccutsdo once meses imposible con sus principios. Somos capaces de todo por el bien del país y
dcaputs dc la calda de Charlcs X. Entonccs, Stcndhal aprecia las maniobrna del por el nuestro" (subrayado en el t e x t ~ ) ~ .
clan dc la Mole y dc la Congregación, cuando clloa se habrlan hccho olvidar Quedaría por evocar, pero dejamos aqui el discurso social
vemimilmentc cn aquel momento. En cuanto a Julicn Sorcl, cn un momento cn el
quc libcrnlismo parccc por poro tiempo triunfar. mientras quc la agitación
propiamente dicho, la manera de la cual por connotaciones culturales a
antirclilpoaa sc mucstra por todas partes, el habría debido, en aqvclla primavcrn veces solidificadas, la textualizaci6n deja ver las euforias colectivas (cielo
de 1831, subir loa csfaloncs dcl t r i t o antcs quc caos del patíbulo...21 azul, gran sol), el nuevo arranque de las luchas después del fracaso (el
sema 'germinar' en Germinal), los lutos, los retrocesos de la Historia
Se conoce la amplitud de los problemas cronol6gicos que han (cielos grises, cielos negros), o los momentos de grandes trastornos
acometido a Stendhal cuando al terminar su novela se produjo el evento (tempestad, nieve. etc.). En ese dominio que toca el cliché cultural, que
histórico. El novelista eligi6 no modificar nada a pesar de las toca una estereotipia metaf6rica el problema vendrla mas bien por parte
inverosimilitudes cronol6gicas observadas por P. Guiral y otros muchos. del escritor a la hora de de-semantizar estos clichés para darles una
La ausencia de la Revoluci6n de 1830 toma entonces un valor nueva vida, pero una vez mas. nos encontramos aqui en las fronteras de
simb6lic0, político. El 'error' de cronología inscribe una temporalidad nuestro prop6sito.
política y ya no simplemente cronoldgica. Los miembros del jurado que Habíamos partido de una simple observacidn: el escritor no es aquel
debían condenar a Julien al patíbulo, ¿habrían cambiado verdadera- que 've' mejor, sino aquel cuyo oído percibe el niid0 del mundo, el rumor
mente al día siguiente de los acontecimientos de julio? Como dice Pierre del discurso social. En el transcurso de nuestro trabajo, nos hablamos
Barbéris, preguntado, en esas condiciones ¿qué puede la literatura ante la
proliferacidn del discurso social, su inmenso desvío, sus figuras de
-
conficmoa dcspvts dc julio en Velcnod: t I todavía tiene su careo. Lo nucvo está va
en lo antiguo. cl podcr burguts, aatcs de Julio. era ya aquello lo que no matraría
confusi6n. su globalidad agujereada y su fragmentismo? Si la literatura
no 'refleja' lo real. si sus referentes son textuales, ella no inscribe ni
-
a plcna Iw sino dcrputs de Julio. La ncnativa dc Stcndhal de rehaecr el " ~ l a n "dc
siquiera pasivamente a la manera de una publiclstica llena de imagenes el
su novela y de organizar en ella el ticmpo. tomando cn cucnta un evento por cierto
vidcntc y sn cl momcnto cnturiasmsnte, p s m finslmcntc secundario cn relación a discurso social; ella lo textualiza, lo pone en ficción, lo desplaza como se
las mutaciones ya incurridas desde hace mucho ticmpo o realizadas c. las dice, el clichk. o por lo menos - es nuestra apuesta - , ella es capaz de
profundidades de lo rcal social, eaa ncgativa dc mecanizar la Historia, hable hacerlo.
finalmente m n mhs f u c m a l a w r dc la Historia cn cl hecho de que no calca de ella ¿Cuales son desde entonces las tareas de la sociocrítica? Si el texto es
la cronologia, sino quc csth conlormc con su flujo profundo. El mttodo, si tal
ttrmino ticnc un scntido c n cuanto a Sfendhal. cs aquí como sicmpre una visión un dispositivo interdiscursivo e ifltertextual que absorbe y vuelve a
dcl mundo22. poner de modo específico (la textualizaci6n. el trabajo de ficción, el
efecto de texto. el aspecto valor del texto. el trabajo sobre la lengua y en
Stendhal no es, sin embargo, el único en pasar por alto el 1830. Ni particular sobre el significante) y singular las representaciones de lo real
Chateaubriand. ni Balzac le hacen mucho caso. Ningún héroe de la presentes en el 'ya-allí' del discurso social, entonces tres posiciones
Comedia humana combate o muere en las barricadas de Julio. Los epistemol6gicas pueden abrirse camino, hoy.
personajes mas lúcidos de la obra balzaquiana analizan muy bien el Si se privilegia la deconstrucción solo, se corre el riesgo de
desembocar en una estetizaci6n de la actividad crítica, en una
21 P. Guiral, Lm roci6l6 franqairc 1815-1914 vue par Ics romancierr (París, 1%9):10.
22 Picrnc Barbtris, Sur SIcndh<rl (París, s.f.):107. 23 Citado por Pierrc Barbtris, "Juillet comme banc d > e ~ soui tmir dsctions et l e u n
suites". Romaiuirme, 28/29 (1980):276.
anaxiología que contempla su propio vacío, en el trabajo de Penélope del de los procedimientos de obscurecimiento de la ficci6n) se vuelve
post-est~cturalismo(véase Derrida, Baudrillard y otros). Si no se toma simplemente obscurantista.
en consideraci6n sino la actividad de (re-)construcci6n se presupone en Dicho de otra manera, recogiendo la idea de las funciones de series
alguna parte que el escritor trabaja no sobre el 'ya-alll'. sobre lo real ya- discursivas dentro de una sociedad y su historicidad (Snianov). la
semiotizado. sino sobre un mundo objetivo representable del que el texto sociocrítica quisiera insistir sobre el hecho de que no hay una esencia de
reflejará por homología, analogía o por completamente otro proceso las formas literarias, generos dentro de la interdiscursividad, sino funciones
estructuras objetivas. que dependen de la coyuntura, de los modos de regulación de la
Si, como nosostros postulamos. el discurso social comporta apuestas hegemonla. Tampoco. como habíamos sedalado, el iQuP es la literatura?
de legitimidad, de intereses sociales, de líneas hegemónicas, si de J.-P. Sartre, sino el nuestro "¿Que puede la literatura?". Despues de
comporta novaciones y arcaismos, equilibrios aparentes al nivel las fatigas del post-modernismo y la superaci6n de las problemtiticas del
discursivo, concreciones d6xicas y estereotipadas, entonces la litera- reflejo, la sociocrítica. dtindose cuenta del aporte de la pottica
tura puede ser esa práctica que se resiste a la hegemonía. que formalista. pero queriendo renovar con una aproximación social del
funciona en el exceso (exceso de lenguaje, imposible de figurar, texto (la socialidad del texto, según la bella expresión de Claude
imposible de decir todo diciéndose), En ese sentido, nosostros no Duchet), sería intentar responder hoy. cara a la invasión de la confusi6n
fetichizaremos la literatura, ella no lo puede todo. Ella no puede del discurso argumentativo y de la fascinaci6n narcisista de los video-
sustituir los discursos de antilisis ni siquiera discursos que basándose clips, algo más. Tampoco el 'Todo' del fetichismo de la instituci6n
en el análisis metaforizan considerablemente sus argumentaciones literaria de otros tiempos, ni la 'nada' del marketing publicitario de hoy,
(Marx, Freud). Diciendo eso, nosostros no establecemos jerarquía sino haciendo un pastiche de Sikyks, en vísperas del 89: ¡Algo!
entre los diferentes tipos de discurso. La literatura es obscureci-
miento, es polisémica, vtase polif6nica. plurilingüe en el sentido que
M. Bajtin da a ese termino; ella no tiene el poder (algunos dirían Traducido por Katarzyna Urbatíska.
felizmente porque ella es de otro orden) de oponer una claridad
reconquistada y crítica a las líneas generales de la hegemonía que ella
interpela. Mejor incluso, toda tentativa de clarificaci6n liquida su
exceso, es decir de algún modo su literariedad.
En ciertas condiciones hist6ricas. en cuanto el discurso claro.
argumentativo, discurso de saber o de verdad, se encuentra o b s t ~ i d o .
la literatura puede infinamente más que el discurso crítico de los
debates de ideas. Ese era el caso de la literatura rusa del siglo XIX
debido a la censura zarista. Ese era el caso de la literatura sovietica del
periodo estalinista y sobre todo post-estalinista. Antes del discurso del
historiador, del político o del crítico, es la literatura la que en los años
sesenta pone de relieve los grandes acontecimientos traumáticos como
la historia de la colectivizaci6n. de la industrializaci6n, de la segunda
guerra mundial, incluido la historia de la alfabetizaci6n al principio de
los años veinte.
Hay en cambio sociedades o períodos de la historia en los que la
literatura parece incapaz de oponerse a la hegemonía del discurso social
o incluso de reinscribirlo de manera fragmentaria. Ella se abandona
entonces a sus juegos de espejo y a sus autorepresentaciones. no tiene
nada más para textualizar. Su textualizaci6n se encamina hacia el vacío.
La ideología de la opacidad (a distinguir dentro de nuestro concepto

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