Angenot La Inscripcion Del Discurso Social en El Texto Literario PDF
Angenot La Inscripcion Del Discurso Social en El Texto Literario PDF
Angenot La Inscripcion Del Discurso Social en El Texto Literario PDF
PRÁCTICAS TEXTUALES
CULTURA DE FRONTERAS
R6gine ROBIN (Universidad de Quebec)
Marc ANGENOT (Universidad McGill)
Montreal
Esta deconstrucción que esta en la misma esencia de la practica sobre el obrero reinscrito en un texto literario pero también, una vez
literaria, puede desembocar en las estéticas modernas de la autw puesto de nuevo en circulación interdiscursiva, aquello que va a
representación. a la contemplación narcisista de su propio juego informar la palabra obrera. Ese ese sentido, Claude Duchet tiene razón
de~~n~tnictor. al afirmar que
Así pues dos grandes tendencias polarizan la actividad textual:
Puede no hacer sino reforzar, sino servir de 'relevador imaginario' cs abaoluiamcntc vano interrogar sobre la autenticidad dcl discurro obrero en
("relais imaginal") a las líneas de fuerza del discurso social. O puede, al Gmninal: nacido dc una coyuntura dc la que forma parte, c s una de las
modalidades dc la cxirtcneia del proletariado cn e1 siglo XIX, proyectado
contrario, interrogar su lógica desplazando elementos, pluralizando sus :'
fuera de 61 bajo la mirada de otros c informando de las prácticas culturales.
mensajes, haciendo opaco aquello que en el discurso de información y r ~ s p c t oa las ~ U CI.
C CI proletariado, dcbc sin cesar situar con prccisián su
del saber se da en la claridad de certidumbres confirmadas. Esas dos discurso. nicho dc otra forma, el discurso sobre el obrero y CI discurso del
tendencias no siwen para oponer los buenos escritores a los mediocres, obrero fonnan un inlcncxto indiaociablc: uno no puedc sino rcmitir al otro.
tradiciones estéticas críticas a otras, más entrópicas. Esas tendencias el otro inspirarse cn ese un0I4.
pueden mezclarse en el mismo autor, en el mismo escrito, en el mismo
pasaje: de vez en cuando el escritor menos hostil al gmpo que describe A lo sumo se puede decir que en ese intertexto. ese co-texto, ese archi-
y al que le da la palabra, comete una especie de lapsus, repite texto, los temblores ideológicos muestran de una manera implícita los
pasivamente un fragmento dóxico que el desarrollo mismo de su texto residuos de la ideología dominante. Lo hemos visto con "cabeza vacía".
habría debido disolver. deja elementos durmientes, residuos de clichCs Es, tal vez, aún mas visible en ese pasaje de L'Assommoir: "Los siglos
n o atacados. del arte pasaban ante su ignorancia aturdida...". Es precisamente
Veamos un pasaje de la primera página de Germina1 de Emile Zola, cuando la novela es escrita para dar la palabra al pueblo. cuando por
que presenta a Etienne Lantier en la carretera principal de primera vez el narrador se deja contaminar por la palabra popular. sin
Marchiennes. El incipit es un relato de focalización interna. Es la guardar las distancias del francés familiar, veáse jerga, en algunos
mirada de Etienne, en efecto. la que barre la llanura, el suelo negro, el pasajes no trabajados por la escritura, dándose como concreciones
horizonte plano. La intnisión del autor viene a perturbar ese comienzo. evidentes, sin embargo intravesables cuando el texto se reinstala dentro
"Una sola idea ocupaba la cabeza vacía del obrero sin trabajo y sin de la ideología dominante y el 'ya-allí' del estereotipo. Atrapado en la
albergue, la esperanza de que el frío sería menos fuerte después del trampa del discurso social, pero al mismo tiempo desplanzándolo,
amanecer." El sintagma "cabeza vacía" constituye una presuposición, atacfindolo. el escritor, ese Jano de dos rostros. es precisamente el
una 'gnomkl- un obrero sin trabajo tiene por fuerza la cabeza vacia, testigo de la interdiscursividad que le habita.
mientras que "sin trabajo y sin albergue" parece fijado. repetible y Ocurre que los grandes lienzos del discurso social se inscriben
repetido en los discursos críticos o políticos franceses a finales del siglo indirectamente, venidos de la tribuna política de la 'publicista' y que las
XIX. En un texto de obreros de noviembre de 1884 podemos leer la formas de la textualización no superan el nivel del eco sonoro sin
siguiente frase: "Todos nosotros que estamos sin trabajo y de los que ironización. Es el caso de los funcionamientos textuales masivos en la
muchos estan sin albergue y sin pan, los que tenemos sólo la calle por mayoria de las novelas de tesis, en particular en las novelas del realismo
vestidos, nuestro deber nos dice no soportar mas esa miseria"".. socialista soviético de los ados treinta donde los héroes positivos repiten
Zola reinscribe entonces un elemento casi fijado del discurso social el discurso de la línea política, introduciéndola en la obra, populari-
sobre el obrero, pero también locuciones, enunciados que los mismos zandola, sin ponerla en tela de juicio. Todavía no hay que caricaturizar,
obreros utilizaban como respuesta al discurso burgués. utilizando las tanto la textualización como el efecto de ficción tienden a deshacer la
mismas palabras, las mismas frases, devolviéndolas. La inscripción que linealidad de los mensajes, a crear lugares de tensión en el interior del
hace Zola del discurso social, lo impensado presuposicional que le texto, ver contradicciones manifiestas. la mayoría de las veces
marca (la cabeza vacía) es a la vez uno de los miiltiples enunciados inconscientes. La mayoría de las veces el discurso social está ironizado.
I
14 Claudc Duchct. "Le trou dcs bouchcs noircs. parole, sociCtC, rCvolution dan6
13 Citado cn M. Pcrrot, LCS ouvriers en grbr 1871.1890, t. 1 (París/La Hayc, 1973):291. Gmninal", Liiiéralure, 24 (dic. 1976):ll-39; 13.
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En el mismo arte de la novela, desde Flaubert hasta Proust y de lo religión era nefasta, pero declaró con orgullo, firmemente que 'las botas
cómico particular de sus personificaciones, producir los personajes- eran inferiores a Pushkin y muy inferiores' ". Esas botas que el autor
discursos, con todas sus idiosincrasias. encarnaciones de un sextor hace aparecer entre comillas, han conocido un destino singular.
dóxico; el señor Homais produce el discurso de la 'prensa liberal En un artículo que oponía Pushkin a Gogol, Pisarev particularmente
anticlerical de la Monarquía de Julio (versión provincial), como el sedor se habla encarnizado con Pushkin. Este Último aparece ante sus ojos
de Norpois encarna en su habitus y sus conversaciones la esencia como jefe de filas de la escuela del 'arte por el arte'. Pisarev le opone a
estilística de la gran crónica política de la Revue des Deux Mondes. En Gogol, el realista, y milita por la utilidad social. Escribe: "si Alemania
cuanto a dos pobres hombres, Bouvard y Pecuchet, se convierten en dos tuviera decenas de millones de arqueólogos como Jakob Grimm no
cameleones que pasan por todos los colores de los sectores discursivos sería mas rica y más feliz. [...] Y por eso digo con toda sinceridad que
desde el fin del reino 'luis-felipeño' hasta el principio de aquel del me gustarla más ser un zapatero artesano (Sapozhnik) o un panadero
Príncipe-presidente. que un Rafael o un Grimm ruso".
Ocurre que los efectos de la ironización del discurso social tocan la Un contemporáneo de Pisarev, Zaitsev, tendrá unos propósitos
anti-utopía, cuando el narrador vuelve el discurso social contra si todavia más definitivos; "No hay un lavador de entarimado o un
mismo. Es el singular caso de A. Platonov en su intraducible 'pocero' ('%idangeuf') que no sea más útil que Shakespeare".
Chevengurls. En una lengua que hace perder al lector sus principales Dostoyevski se apodera incansablemente de esas desgraciadas botas.
coordenadas lógicas, Platonov crea todo el tiempo efectos de extradez En un panfleto de 1864. en forma novelística, hace adoptar a su
en sus trueques entre el sentido abstracto. el concepto y la imagen personaje, el "Joven pluma", un programa que en su punto cuarto dice
concreta. Toma el discurso social al pie de la letra. lo parodia, lo repite lo siguiente: " 'Joven pluma', usted debe desde el momento tomar por
como un loro. para sacar mejor el aspecto estereotipado. Descon- regla que un par de botas en todo caso tiene más precio que Pushkin, ya
ceptualiza. desautomatiza la lengua y resemantiza los clichés. "El que se puede muy bien pasar sin Pushkin, mientras que no se puede
camino del comunismo" se vuelve bajo su pluma un verdadero camino pasar sin botas y que, por lo tanto, Pushkin no es más que lujo y
por la estepa, "el avance hacia el comunismo" obliga a la gente a tontería. Comprendido". En otro manuscrito, proyecto de un artículo
caminar, y "construir el comunismo para el mañana" se vuelve al pie de de 1864, Leemos. siempre bajo la pluma de Dostoyevski, a propósito de
la letra una actividad de construcción de un edificio, y "mañana" será los nihilistas: "proclaman soberbiamente que las botas valen más que
tomado por un embrague por "el día de mañana". Pushkin". En cuanto al "pocero", tan querido por Zaitsev, Dostoyevski
Después en la directa sobre la interdiscursividad y el debate ya lo había reutilizado en Crimen y Castigo, en el momento cuando
polemice. la selección y la reinscripción de imágenes-catálisis ("images- Lebeziatnikov expone su concepción del arte:
cataiyses"), de frases, de sintagmas, producidos en el discurso político.
crítico o estetico que los escritores hacen migrar devolviéndolos, Pero dígame. por favor. i q u t encuentra usted de tan vergonzoso y tan
empleándolos de nuevo, citándolos, trucándolos perfidamente, en una despreciable incluso en los desagues? ¡Yo soy el primero que este dispuesto a
ir a limpiar todos los desagues que usted quiera! No hay en e s o el menor
palabra, obligando a hacer a esos ideologemas o imágenes-catálisis un sacrificio. Es simplemente un trabajo, una actividad noble y Jtil para la
recorridoI6. Es así como se distingue Dostoyevski en apoderarse de saiedad, que vale lo mismo que cualquier otra y que e s definitamente
imágenes que él ironiza en la ficción y hace constantemente migrar. En superior a aquella por ejemplo de un Rafael o d e un Pushkin, porque e s Útil.
Los endemoniados leemos a propósito de S. Trofimovich "él admitió sin
discutir que el término 'patria' era inútil y cómico, reconoció que la Vemos que las botas de Pushkin. o simplemente Pushkin. o incluso
Rafael, o Shakespeare, o el pocero son imágenes-catálisis que
lSChwengur fecha de 1929. Ls censura lo rechaz6. Ha sido traducido al francts bajo el acompañan el trayecto figura1 del heroe de manera muy conflictiva. Esas
titulo d e Les herbes Jolles de Chwengur (París. 1972). imágenes que remiten a la estética realista a base de utilidad social de la
l6 Ver para Lodos estos elementos, el inmenso trabajo de J. Catteau, Lo criarion generación de 1860 y a todo el debate estético sobre el arte, bien
linéraire chez Dorroiwski (París, 1978) y del mismo autor. "Du palais de cristal B I'áge d'or
ou les a n t a r s de I'utopie", Cahier de I'Herne, Núm. especial sobre Dosloyevski, 24 podrían rodar aquí en torno a la siguiente fórmula predicativa: Un
(1973):176-195. N del Ed.: veese tambiCn Robin 1986. zapatero es más Útil que Pushkin versus un zapatero es menos Útil que
Pushkin.
Encontramos el mismo problema ficcionalizado en Turguenev en fustigado en M y (Nosotros), la anti-utopía de Zamiatin, y aquí y allá en
Padres e hijos donde el htroe positivo, Bazarov, ardiente fisi6log0, la ficci6n sovittica de los ailos treinta, donde personajes negativos
adepto a las ciencias naturales, ataca la poesía y se escandaliza ante la recogerán la imagen del cristal. de la transparencia para denunciar el
idea de que el padre de su amigo Arkade lea a Pushkin. sueilo de una sociedad egalitaria. .Esas imágenes-catálisis, se presentan
en realidad de una manera mucho más compleja, como aglomerados
Anteayer lo miraba como leía a Pushkin, continuaba mientra tanto Bala-. para componer concreciones socio-discursivas y socio-textuales que
Explícale de una vez por todas, por famr. que e m no tiene ningún sentido. El p encierran el trayecto temático del htroe. El escritor reinscribe para
no e s un chiquillo, despuCa de todo, i q u t e s lo que espera para tirar ese B r n p ?
Y ademhs, iquC idea m6s graciosa, de verdad. ser un romlntico en nueslra Cpoca! situarse denunciándola, asumitndola, desplazándola, transformándola o
Mlndele hacer alguna cosa Útil. ironizándola, opachndola, la f6rmula predicativa del núcleo socio-
-¿Out por ejemplo? preguntó Arkade. gramático.
-Sioff und Krafr d e Brüchncr, tal vez para empezar.
Pisarev las botas valen más que Pushkin
Imagen familiar que hace de Pushkin el centro de una constelaci6n
de fórmulas y de imágenes sobre la utilidad social y sobre el arte. La Dostoyevski invierte totalmente la formula
encontramos una vez más al final de la novela, en el momento de la
muerte de Bazarov. "... Rusia me necesita... No, hay que creer que no. Tolstoy la desplaza
Ademhs, La quitn necesita? A un zapatero, si a un sastre, a un carnicero Chernyshevski la recoge asumitndola al desplazarla
[...] t l vende su carne... el carnicero...". Si Pushkin versus Gogol
simboliza toda una estética, otra imagen 'migrante' viene a frecuentar el Turguenev la ironiza, la denuncia pero dentro
debate social e inscribirse en la ficción en la larga duraci6n. es el de la ambivalencia
famoso Palacio de Cristal de la Exposición Universal de Londres de
1851. Sin haberlo visto. Chernyshevski hizo una descripción de tste para E n pocas palabras, durante unos 10120 años, antes de que la f6rmula
los Annales de la patrie. En su novela ¿Qué hacer?, escrita en lo más sea completamente desplazada, sirve de frase-apuesta a un debate muy
profundo de la fortaleza Pedro y Pablo de San Petersburgo, en un importante sobre la definici6n del arte, sobre los postulados del
sueño de la heroína Vera Pávlovna que simboliza la sociedad futura y la realismo y sobre los problemas de la figuralizaci6n del htroe como
futura organizaci6n del trabajo a la manera de un falansterio, hemos visto más arriba. Allí una vez más, el escritor se sitúa ya sea
Chernyshevski evoca el Palacio de Cristal como lugar fuerte de la reinscribiendo pura y simplemente las fórmulas, las imágenes del
utopía. discurso social, ya sea operando un movimiento, un desplazamiento de
enunciados en su ficci6n. Allí de nuevo los referentes de la ficci6n no
Entonces aparece un inmenra edificio como hay poca, si los hubo alguna vez... son pedazos de lo 'real' sino referentes textuales. fragmentos del
LCudl e s su forma? Poco familiar, en nuestra opinión, p e m tal vez podría darno# discurso social incorporados de manera específica, textualizados dentre
una idea el palacio sobre la colina de Sidcnham: hierro y vidrio, vidrio e hierra y de la ficci6n.
nada mls. Y ademls n o se trata sino del exterior del edificio, de su envolutra [...]
y en el interior e s una hermosa casa... Por todas partes aluminio y mds aluminio y El discurso social se encarna en personajes miiltiples que permiten
las entreventanas ertln adornadas con grandes espejos... Toda la casa e s un al escritor ya sea crear portavoces únicos. ya sea. la mayoría de las
verdadero jardín de invierno. veces, figuralizar lo heterogtneno gracias a una panoplia de personajes,
"el personal" diría Philippe Hamon, portadores sin duda de la misma
Ese hombre nuevo, esa ciudad nueva simbolizada por el Palacio de ideología en el sentido más amplio. Pero dibujan como huecos. una
Cristal van a ver levantarse contra ellos inmediatamente a Dostoyevski. diversidad de aspectos, de tomas de postura, más allá de su singularidad
que va a oponer a esa transparencia lo subterráneo, el agujero obscuro de indivíduos. Hay mil maneras de ser republicano durante la
donde nada puede ser racionalmente resuelto, donde 2 y 2 no son 4, Revoluci6n de 1848, como hay mil maneras de ser 'rojo' o 'blanco' en la
donde la transparencia de la relaciones inter-humanas es denunciada guerra civil rusa. Que esta heterogeneidad desaparezca y el efecto de
como una mistificación peligrosa. Ese Palacio de Cristal será de nuevo tesis viene a matar rápidamente el efecto de texto. Dos ejemplos bien
w
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conocidos para recordar ese procedimiento literario clhsico que consiste antes de hacerse matar en las barricadas: "¡Estoy tan desesperado! ¿Es
en diseminar el discurso social, ya no en el rumor de un fragmentario no que no ha terminado todo, además? Creí, cuando vino la Revolución.
aleatorio, sino a través de la identidad propia de un personaje. En que seríamos felices. ¡Ustedes recuerdan qué bonito era! ¡Qué bien se
Flaubert cuatro personajes encarnan un aspecto del espectro político y respiraba! Perp aqul estamos caídos una vez más, peor que nunca".
social republicano: Sénécal, Regimbart. Dussardier, Deslaurier. En el Entre los dos, Deslauriers, el pobre ambicioso, especie de Julien
Pasaje que apuntamos más abajo, analizado por Henri Mitterandl7, el Sorel, y Régimbart, muy borroso; en el medio todavía Frédtric, que en el
narrador en un compendio sorprendente plantea la figura del momento en que tiene lugar la historia vaga amorosamente por el
doctrinario, del terrorista, del dogmático imbuido de sus certidumbres bosque de Fontainebleau. En pocas palabras el discurso social esta
diseminado en su variante republicana, como lo está en su variante
Las convicciones de Sentcal eran mAs dcsintcreaadas. Cada tarde. cuando acababa legitimista. Opacidad del mensaje, dificultad de situarse. reenvío de
Su trabajo, volvla a su buhardilla. y buscaba en los l i b m cdmo justilicar sur
ensueñas. Había comentado cl Connaro smial. Se atiborraba de la RNUC espaldas contra espaldas en un concepto de la Historia donde todo es tal
indgcndantc. Conocía a Mably, Morelly, Fourier, Ssint-Simon, Comte, e b c t . vez teatro y repetición'9. Pero con toda seguridad, es figuralización de
Louis Blanc, la pesada cansta delos cscritorcs roeialistan, aquellos que reclaman posiciones ideológicas y discursivas. textualización extremadamente
para la humanidad cl nivel de los cuaneles. aqucllon que quisieran divertirla en un compleja de este inmenso rumor hecho de imhgenes, de clichés, de
burdel o doblarla sobre un mostrador, y. de la mezcla de todo eso, 61 se hizo un
ideal de democracia virtuosa, que tenía el doble aspecto de una alquería y de una memoria citacional que constituye el discurso social.
fibrica de hilados, una especie de Lacedemonia americana donde el individuo no Segundo ejemplo, los Blancos y los Rojos en El Don aposible de
existiría Sino para s e ~ ar la sociedad, mAs omnipotente. absoluta. infalible y M. Sholokov. Si es verdad que el escritor presenta con menos 'talento' a
divina que los grandes Lamas y los Nabucodonosorcs. El no tenia ninguna duda los Rojos que a los Blancos (lo que le h e violentamente reprochado
sobre la prdxima eventualidad de esta concepción: y m n todo lo que 61 durante los años veinte y treinta) hay que apuntar sin embargo que SU
consideraba que le era hostil. SénCcal se encarnizaba. con el razonamineto de una
panoplia de personajes revolucionarios es variada tanto en el plano de las
geometrla y una buena f e de inquisidor. LDs títulos nobiliatios, las cruces, los
penachos, los libros sobre todo, e incluso la6 reputaciones demasiado sonoras Ic -
individualidades lo que no constituye aquí nuestro propósito como en -
escandalizaban; sus estudios como sus sufrimientos avivaban cada dia su odio el de las diversas posiciones del discurso social que ellos tienen prohibido
esencial a toda distinci6n o cualquier superioridad. encarnar. Ni superhombres, hi héroes positivos, ni perfectos, ni tiernos.
(Mitterand 1980:213-214) Ellos son múltiples con sus cabezas políticas, sus héroes anónimos, 10s
comisarios que no tiemblan y aquellos que tiemblan, esos que no
Sénécal por lo demhs 'personaje suma" según la expresión de Michel soportan la sangre, con aquellos que al contrario son sanguinarios
Crouzetls, acabara adhiriéndose al Imperio y cuando el golpe de estado dogmáticos intolerantes, figuras de mujeres inolvidables. Todo el
de Luis Napoleón Bonaparte matará sobe las barricadas a su antiguo abanico de posiciones discursivas. de sensibilidades cosacas y no cosacas.
compañero de combate y de ideas, Dussardier. Se podría pensar a partir en el interior del campo de la Revolución. Esta diseminación de voces en
de ese texto y de la figura del 'demócrato-socialista' integrista que el mismo campo ideológico, esta figuración de lo heterogéneo esth. sin
encarna Sénécal, que el narrador por su léxico, su ironía, ilegitimiza a lugar a dudas. de parte del escritor realista en particular, uno de 10s
todos los Republicanos de 1848 y por un efecto de rebote ideológica- medios más adecuados de inscribir si no la globalidad, por lo menos en
mente toma parte del campo de la reacción. Es sabido que no hay nada su espesor representativo, el discurso social de una sociedad en un
de eso en la Educacidn senlimenral. el campo de los legitimistas y de los momento dado.
burgueses asustados igualmente detestables y que, en el retrato de los El discurso social puede todavía inscribirse por las ausencias que 10
Republicanos se recorre un verdadero abanico de posiciones de lo que marcan. Incluso si esta categoría, como subraya Ph. Hamon en una obra
conlleva el discurso social. Dussardier se opone a Sénécal. ES el recienteZO queda borrosa, nos parece esencial. Esta ausencia desarma
verdadero cuarentayochista del mito, el alma generosa que dice poco
19 M.A. r.-ampino-~ajucim, " ~ areprtacntation de I'tibtoire dans L't'ducation
l7 Vtale Mitterand 1980, en particular 213-229. ren,imrnralc>,, tesis de doctorado [III-ciclo] (Universidad dc Parb-VIII, 1979).
Michel Ctou~et."L'tducation aentimentale el le genre historique" en ~ i r r ~ i ~ ~ inédito.
langagc dan5 "L'lducafion senrimenralc" de FIaubm (Paris, 1981):n-110. 20 Vtase Hamon 1984.
frecuentemente a los historiadores. perplejos ante un texto literario. oportunismo de la burguesía, el nuevo compromiso esbozado contra el
P. Guiral comenta así la ausencia de la Revolución de 1830 en Le Rouge pueblo por las clases dominantes. Dusay se exclama: "Nosotros
et le Noir de Stendhal: queremos derribar a los dos Vandenesse. a los duques de Lenoncourt. de
Navarraeins, de Langeais y la Grande Aum6nerie. Para triunfar, nos
iQuitn no aabc adcmhs que el novelista comctc crrorcs voluntarios o no. por
uniremos incluso a La Fayette. a los Orleanistas, a la izquierda, a la gente
neglipncia o intcnto dc confundir las pistas, o pasa al lado de las realidades
cscnciales? En un análisb muy psrcutantc, M. Maurice Baumont rccuerda que para degollar al dfa siguiente de la victoria. ya que todo gobierno es
Julien Sorcl, cl h t m de la novcls Lc Rmgc ei le Noir, cs cjccutsdo once meses imposible con sus principios. Somos capaces de todo por el bien del país y
dcaputs dc la calda de Charlcs X. Entonccs, Stcndhal aprecia las maniobrna del por el nuestro" (subrayado en el t e x t ~ ) ~ .
clan dc la Mole y dc la Congregación, cuando clloa se habrlan hccho olvidar Quedaría por evocar, pero dejamos aqui el discurso social
vemimilmentc cn aquel momento. En cuanto a Julicn Sorcl, cn un momento cn el
quc libcrnlismo parccc por poro tiempo triunfar. mientras quc la agitación
propiamente dicho, la manera de la cual por connotaciones culturales a
antirclilpoaa sc mucstra por todas partes, el habría debido, en aqvclla primavcrn veces solidificadas, la textualizaci6n deja ver las euforias colectivas (cielo
de 1831, subir loa csfaloncs dcl t r i t o antcs quc caos del patíbulo...21 azul, gran sol), el nuevo arranque de las luchas después del fracaso (el
sema 'germinar' en Germinal), los lutos, los retrocesos de la Historia
Se conoce la amplitud de los problemas cronol6gicos que han (cielos grises, cielos negros), o los momentos de grandes trastornos
acometido a Stendhal cuando al terminar su novela se produjo el evento (tempestad, nieve. etc.). En ese dominio que toca el cliché cultural, que
histórico. El novelista eligi6 no modificar nada a pesar de las toca una estereotipia metaf6rica el problema vendrla mas bien por parte
inverosimilitudes cronol6gicas observadas por P. Guiral y otros muchos. del escritor a la hora de de-semantizar estos clichés para darles una
La ausencia de la Revoluci6n de 1830 toma entonces un valor nueva vida, pero una vez mas. nos encontramos aqui en las fronteras de
simb6lic0, político. El 'error' de cronología inscribe una temporalidad nuestro prop6sito.
política y ya no simplemente cronoldgica. Los miembros del jurado que Habíamos partido de una simple observacidn: el escritor no es aquel
debían condenar a Julien al patíbulo, ¿habrían cambiado verdadera- que 've' mejor, sino aquel cuyo oído percibe el niid0 del mundo, el rumor
mente al día siguiente de los acontecimientos de julio? Como dice Pierre del discurso social. En el transcurso de nuestro trabajo, nos hablamos
Barbéris, preguntado, en esas condiciones ¿qué puede la literatura ante la
proliferacidn del discurso social, su inmenso desvío, sus figuras de
-
conficmoa dcspvts dc julio en Velcnod: t I todavía tiene su careo. Lo nucvo está va
en lo antiguo. cl podcr burguts, aatcs de Julio. era ya aquello lo que no matraría
confusi6n. su globalidad agujereada y su fragmentismo? Si la literatura
no 'refleja' lo real. si sus referentes son textuales, ella no inscribe ni
-
a plcna Iw sino dcrputs de Julio. La ncnativa dc Stcndhal de rehaecr el " ~ l a n "dc
siquiera pasivamente a la manera de una publiclstica llena de imagenes el
su novela y de organizar en ella el ticmpo. tomando cn cucnta un evento por cierto
vidcntc y sn cl momcnto cnturiasmsnte, p s m finslmcntc secundario cn relación a discurso social; ella lo textualiza, lo pone en ficción, lo desplaza como se
las mutaciones ya incurridas desde hace mucho ticmpo o realizadas c. las dice, el clichk. o por lo menos - es nuestra apuesta - , ella es capaz de
profundidades de lo rcal social, eaa ncgativa dc mecanizar la Historia, hable hacerlo.
finalmente m n mhs f u c m a l a w r dc la Historia cn cl hecho de que no calca de ella ¿Cuales son desde entonces las tareas de la sociocrítica? Si el texto es
la cronologia, sino quc csth conlormc con su flujo profundo. El mttodo, si tal
ttrmino ticnc un scntido c n cuanto a Sfendhal. cs aquí como sicmpre una visión un dispositivo interdiscursivo e ifltertextual que absorbe y vuelve a
dcl mundo22. poner de modo específico (la textualizaci6n. el trabajo de ficción, el
efecto de texto. el aspecto valor del texto. el trabajo sobre la lengua y en
Stendhal no es, sin embargo, el único en pasar por alto el 1830. Ni particular sobre el significante) y singular las representaciones de lo real
Chateaubriand. ni Balzac le hacen mucho caso. Ningún héroe de la presentes en el 'ya-allí' del discurso social, entonces tres posiciones
Comedia humana combate o muere en las barricadas de Julio. Los epistemol6gicas pueden abrirse camino, hoy.
personajes mas lúcidos de la obra balzaquiana analizan muy bien el Si se privilegia la deconstrucción solo, se corre el riesgo de
desembocar en una estetizaci6n de la actividad crítica, en una
21 P. Guiral, Lm roci6l6 franqairc 1815-1914 vue par Ics romancierr (París, 1%9):10.
22 Picrnc Barbtris, Sur SIcndh<rl (París, s.f.):107. 23 Citado por Pierrc Barbtris, "Juillet comme banc d > e ~ soui tmir dsctions et l e u n
suites". Romaiuirme, 28/29 (1980):276.
anaxiología que contempla su propio vacío, en el trabajo de Penélope del de los procedimientos de obscurecimiento de la ficci6n) se vuelve
post-est~cturalismo(véase Derrida, Baudrillard y otros). Si no se toma simplemente obscurantista.
en consideraci6n sino la actividad de (re-)construcci6n se presupone en Dicho de otra manera, recogiendo la idea de las funciones de series
alguna parte que el escritor trabaja no sobre el 'ya-alll'. sobre lo real ya- discursivas dentro de una sociedad y su historicidad (Snianov). la
semiotizado. sino sobre un mundo objetivo representable del que el texto sociocrítica quisiera insistir sobre el hecho de que no hay una esencia de
reflejará por homología, analogía o por completamente otro proceso las formas literarias, generos dentro de la interdiscursividad, sino funciones
estructuras objetivas. que dependen de la coyuntura, de los modos de regulación de la
Si, como nosostros postulamos. el discurso social comporta apuestas hegemonla. Tampoco. como habíamos sedalado, el iQuP es la literatura?
de legitimidad, de intereses sociales, de líneas hegemónicas, si de J.-P. Sartre, sino el nuestro "¿Que puede la literatura?". Despues de
comporta novaciones y arcaismos, equilibrios aparentes al nivel las fatigas del post-modernismo y la superaci6n de las problemtiticas del
discursivo, concreciones d6xicas y estereotipadas, entonces la litera- reflejo, la sociocrítica. dtindose cuenta del aporte de la pottica
tura puede ser esa práctica que se resiste a la hegemonía. que formalista. pero queriendo renovar con una aproximación social del
funciona en el exceso (exceso de lenguaje, imposible de figurar, texto (la socialidad del texto, según la bella expresión de Claude
imposible de decir todo diciéndose), En ese sentido, nosostros no Duchet), sería intentar responder hoy. cara a la invasión de la confusi6n
fetichizaremos la literatura, ella no lo puede todo. Ella no puede del discurso argumentativo y de la fascinaci6n narcisista de los video-
sustituir los discursos de antilisis ni siquiera discursos que basándose clips, algo más. Tampoco el 'Todo' del fetichismo de la instituci6n
en el análisis metaforizan considerablemente sus argumentaciones literaria de otros tiempos, ni la 'nada' del marketing publicitario de hoy,
(Marx, Freud). Diciendo eso, nosostros no establecemos jerarquía sino haciendo un pastiche de Sikyks, en vísperas del 89: ¡Algo!
entre los diferentes tipos de discurso. La literatura es obscureci-
miento, es polisémica, vtase polif6nica. plurilingüe en el sentido que
M. Bajtin da a ese termino; ella no tiene el poder (algunos dirían Traducido por Katarzyna Urbatíska.
felizmente porque ella es de otro orden) de oponer una claridad
reconquistada y crítica a las líneas generales de la hegemonía que ella
interpela. Mejor incluso, toda tentativa de clarificaci6n liquida su
exceso, es decir de algún modo su literariedad.
En ciertas condiciones hist6ricas. en cuanto el discurso claro.
argumentativo, discurso de saber o de verdad, se encuentra o b s t ~ i d o .
la literatura puede infinamente más que el discurso crítico de los
debates de ideas. Ese era el caso de la literatura rusa del siglo XIX
debido a la censura zarista. Ese era el caso de la literatura sovietica del
periodo estalinista y sobre todo post-estalinista. Antes del discurso del
historiador, del político o del crítico, es la literatura la que en los años
sesenta pone de relieve los grandes acontecimientos traumáticos como
la historia de la colectivizaci6n. de la industrializaci6n, de la segunda
guerra mundial, incluido la historia de la alfabetizaci6n al principio de
los años veinte.
Hay en cambio sociedades o períodos de la historia en los que la
literatura parece incapaz de oponerse a la hegemonía del discurso social
o incluso de reinscribirlo de manera fragmentaria. Ella se abandona
entonces a sus juegos de espejo y a sus autorepresentaciones. no tiene
nada más para textualizar. Su textualizaci6n se encamina hacia el vacío.
La ideología de la opacidad (a distinguir dentro de nuestro concepto