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UNIVERSIDAD

27-11-2018
NACIONAL DE
TRUJILLO
FACULTAD DE EDUCACIÓN Y CIENCIAS DE LA
COMUNICACIÓN

LA SEXUALIDAD OBSESIVA COMO FORMA DE


EROTIZACION EN LOS PERSONAJES PRINCIPALES DE LAS
OBRAS DE NABÓKOV

AUTOR:
VERA VIDAL, IRINA NORALY

MOTIVO:
TRABAJO FINAL DE LA SEXTA UNIDAD DEL CURSO DE
LITERATURA UNIVERSAL

TRUJILLO-PERÚ
El erotismo ha estado presente en la literatura desde la antigüedad, siendo un

elemento que le ha dado un matiz; único a la literatura. El escritor ruso Vladimir

Nabokov que también ha desarrollado el erotismo en sus obras, en sus novelas más

emblemáticas como en Lolita, Ada o el ardor, El Hechicero, entre otras. Siendo la más

destacada y reconocida Lolita, una novela que relata el amor apasionante de un hombre

mayor obsesionado por una muchacha, puede presentarnos la pedofilia disfrazada de

amor, pero un rasgo muy marcado seria el erotismo que destaca el autor, al mostrar a

Humbert Humbert exaltando las cualidades de Lolita. No sería esta la única vez que

Nabokov presenta estos rasgos en sus novelas. Se puede observar en Ada o el ardor,

como la sexualidad obsesiva que presentan los personajes Ada y Van quienes tienen un

despertar de su sexualidad a muy temprana edad, dando paso a un fuerte erotismo lleno

de obsesión y deseo prohibido donde también encontramos incesto, en la última obra

que tomaremos como análisis “el Hechicero”, semejante a la obra Lolita, encontramos

como un hombre mayor esta obsesionado con una niña, a quien desea poseer desde que

la conoció.

Erotismo, sexualidad obsesiva, deseo, pasión


I. INTRODUCCIÓN

La literatura es una de las actividades artísticas más importantes que ha creado el

hombre mediante la cual no solo ha expresado sus sentimientos, creencias,

emociones, costumbres y vivencias propias, sino también han tratado de reflejar los

problemas de la sociedad. Siendo así que gracias a literatura nosotros podemos acceder

al conocimiento cultural y la interpretación de diversas formas de vida del hombre y la

sociedad.

Además, la literatura nos ha permitido tener una variedad de emociones como reír,

llorar, pensar, sentir, introducirnos en un mundo lleno de fantasías, de misterios y

aventuras, de romances insospechados o de la cruda realidad por la que están pasando

los marginados u desprotegidos.

Entre la variedad de géneros literarios encontramos a la literatura erótica que es un

género en el cual los textos se relacionan directa o indirectamente con el sexo y el

erotismo, este género ha estado presente en la literatura desde sus inicios, asociado a la

sociedad y la cultura del hombre.

Teniendo en cuenta la trayectoria de lo erótico en la literatura, nos damos cuenta,

que ha estado presente desde los albores de la humanidad, debido a que el erotismo es

propio a la sensibilidad humana, siendo su temática muy recurrente en el arte y la

literatura desde los tiempos más remotos, durante el renacimiento asume una

expresividad de deseo sexual, el ansia de los placeres libidinosos mediante el goce de

los sentidos, atravesado por lo erótico y por el temor a lo corporal, sin embargo ha sido

un tema que ha causado grandes revuelos en la sociedad, siendo así que el llamado

Márquez de Sade del siglo XVIII que fue encarcelado en la Bastilla por sus cuentos
subidos de tono y por la carga sexual y obscena de sus libros que estos estuvieron

prohibidos hasta bien entrado el siglo XX.

Por su parte, el siglo XX estuvo marcado por una lucha constante entre la censura

y la imparable apertura social en cuanto al tabú del sexo.

Son varios los autores que escriben sobre esta temática, tales como D. H.

Lawrence (El amante de Lady Chatterley), Georges Bataille (La historia del ojo), Henry

Miller (Trópico de Cáncer y Trópico de Capricornio),sin embargo el autor que

resaltaremos y destacaremos en este trabajo es Vladimir Vladímirovich Nabókov,

escritor de origen ruso, nacionalizado estadounidense, quien es sus obras plasmo como

sus personajes están atrapados por un erotismo. Para ello centraremos nuestra atención

en tres de las obras más relevantes de este escritor los cuales son, “Lolita”, “Ada o el

Ardor” y “El Hechicero”, donde los personajes manifiestan el tema erótico como rasgo

unificador. Es por ello que surge la pregunta, ¿cómo se presenta la erotización en los

personajes principales de las obras de Nabokov? En este ensayo se demostrarä que la

erotización en los personajes principales de Nabokov se presenta a través de una

sexualidad obsesiva.

II. DESARROLLO

Para Battaille, (1951):” el erotismo es la aprobación de la vida hasta en la

muerte”, es decir el momento en que los participantes del evento erótico llegan a la

región de lo desconocido, donde la razón y el conocimiento han sido desplazados por el

gusto y el desborde de la existencia.

Por esta razón la erotización ocurre en la literatura en el momento en que se llena

de matices sexuales a una imagen dada y la narrativa hace un énfasis claro de lo

corporal y lo sexual; si consideramos que el uso reiterado de palabras eróticas en sí


mismas como aquellas que son una referencia a la corporeidad del personaje generan

una consecuente erotización

Según la RAE, define al erotismo como el amor sensual, aquel que deleita los

sentidos y los satisface, capacidad para sentir deseo, excitación, orgasmo y placer, es

decir abarca las caricias, las fantasías y la imaginación que evocan internamente

aquellos recuerdos o imágenes que desencadenan la excitación sexual.

Entonces podemos decir que el erotismo es el medio a través del cual el ser

humano llega a su más alto nivel de excitación, con el propósito de despertar el deseo

sexual, a través de las caricias, las fantasías.

Para la Organización Mundial de la Salud (2006): la sexualidad es un aspecto

central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y

los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la

orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos,

creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales.

La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se

vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de

factores biológicos, psicológicos, sociales económicos, políticos, culturales, éticos,

legales, históricos, religiosos y espirituales

Según Barrantes y Arraya (2002) La sexualidad es el punto más físico y

carnal del ejercicio amoroso, que se lo debe entender como un solo proceso con

diferentes etapas, proceso que no es otro que la vida misma del ser humano. La

sexualidad se refiere a la realidad sensible, física, corpórea, natural, animal, en la

que los sentidos son piedra angular y puente de comunicación primaria e

instintiva, por medio de los cuales se logra una mágica fusión entre el ver y el

creer, así como entre el ser humano y el animal. Este es el ámbito propicio para el
inicio de la aventura, de la pasión, de la ilusión, de la imaginación, gracias al

admirable, pero, a la vez, primario, ejercicio sensorial.

También tenemos la obsesión, es un estilo de pensamiento en el que la persona

está atrapada por una idea fija, que con mucha frecuencia asalta la mente. La obsesión

tiene muchas formas de expresión: el orden o limpieza, el dinero, el cuerpo, una

relación de pareja. [ CITATION Censf \l 10250 ]

Es así que, definimos a la sexualidad obsesiva como la insaciable necesidad del

hombre de ser poseído y poseer a la persona objeto de la obsesión como la subyugación

que siente el hombre ante el placer sexual

En uno de los libros de Vladimir Nabokov: ”Lolita” nos narra la historia de la

obsesión que siente Humbert Humbert, por una niña de doce años Dolores o como el la

llama su Lolita, a quien conoce en su viaje a Ramsdale, al verla se enamora

perdidamente, y quiere estar cerca de ella y amarla, para eso, se casa con su madre a

quien no ama, la niña es mandada al campamento, la mama de Lolita descubre la oscura

obsesión de Humbert por su hija, llena de dolor sale a la calle, pero es atropellada y

muere. Humbert se da cuenta de que se ha quedado a cargo de Lolita, va en su búsqueda

y empiezan viajes juntos, en ellos se da el primer encuentro sexual entre ambos. Su

relación amorosa dura dos años, en los que se asientan y Lolita podrá ir a estudiar, aquí

conoce a Quilty que lo convencerá de abandonar a Humbert, al final se casa con Shiller,

con quien tendrá un hijo, sin embargo, la situación es difícil y pide ayuda a Humbert.

Esta le cuenta que Quilty le sedujo para abandonarlo, luego se despiden y Humbert

lleno de ira va detrás de Quilty, y termina con su vida, en venganza por haberse llevado

a su Lolita, Humbert termina siendo arrestado por su crimen, en la cárcel muere por un

accidente cerebro vascular y Lolita aparentemente por una complicación en el parto.


La sexualidad obsesiva es un rasgo temático presente en las obras de Nobokov, En

Lolita podemos notarlo en el personaje “Humbert “quien al momento de conocer a

Lolita queda prendado de esta niña a quien él denomina su nínfula, la ama y la desea y

busca cualquier oportunidad para acercarse, lo podemos ver en el siguiente fragmento:

Aún seguía a la señora Haze por el comedor cuando, más allá del cuarto, hubo un

estallido de verdor «la galería» entonó la señora Haze y entonces sin el menor

aviso, una oleada azul se hinchó bajo mi corazón y vi sobre una estera, en un

estanque de sol, semidesnuda, de rodillas, a mi amor de la Riviera que se volvió

para espiarme sobre sus anteojos negros. (Nabókov,1991, p. 49)

En este fragmento podemos notar como los hombres mayores están inmersos en

sus pasiones, incapaces de controlar sus deseos sexuales hacia las niñas en este caso

Lolita, transgrediendo así las leyes tanto morales como sociales.

Según Navarro, S. “Lolita” relata la historia del obsesivo amor de Humbert

Humbert por Dolores Haze, un amor que directa o indirectamente le conducirá a la

muerte.

Lolita entra en el cuarto de Humbert y se muestra interesada por sus los

laberintos trazados en una hoja que ella no pudo descifrar, de pronto inclino sus

rizos ante el escritorio donde estaba sentado Humbert, quien la rodeo con sus

brazos y mientras observaba el papel que sostenía se fue sentando lentamente en

sus rodillas. Su perfil adorable, sus labios entreabiertos estaban a pocos

centímetros de su colmillo descubierto y sentí a la tibieza de sus piernas a través

de la rudeza de sus ropas cotidianas, y sabía que podía besarla y que cerraría los

ojos como el Hollywood. Mis nudillos rozaban los blue jeans de la niña. Iba

descalza; en las uñas de los pies quedaban restos de esmalte color cereza y había

un pedazo de tela adhesiva sobre el dedo gordo. Dios, ¡qué no habría dado yo por
besar aquí y allá esos pies de huesos finos, dedos largos y agilidad de mono! De

pronto su mano se deslizó en la mía y sin que nuestra acompañante lo viera apreté,

palmoteé, sacudí esa garra tibia durante todo el viaje hasta la tienda.

(Nabókov,1991, p. 62)

En los fragmentos mostrados podemos notar como este hombre mayor estaba

totalmente loco por poseer a Lolita, y que le era casi imposible tener dominio sobre si

mismo, pues su pasión y deseo eran cada vez más grandes.

Según Mario Vargas Llosa (2001), “Lolita” de Nabokov:

Es una de las grandes novelas modernas. En ella el erotismo tiene un papel

principal entre muchos otros ingredientes que juegan un papel similar dentro de una

gran complejidad. Así es como se da en la vida la experiencia erótica. Una exaltación

muy desembozada de la pulsión sexual, de la fantasía erótica, de los fantasmas, del

derecho al placer.

Esto se presenta cuando Humbert Humbert, se va con Lolita al cazador encantado

y él se empieza hacer fantasías cuando ella duerme, esto lo corroboremos en el siguiente

texto:

Vestida con uno de sus viejos camisones, mi Lolita estaba acostada de lado,

volviéndome la espalda medio de la cama . Su cuerpo apenas velado y sus piernas

desnudas formaban una Z, una banda de luz pálida atravesaba sus primeras

vertebras. Me pareció que me desvestía y me ponía el piama con esa fantástica

instantaneidad que se produce al cortarse en una escena cinematográfica el

proceso de sustitución. (Nabókov,1991, p. 157)


Según Bataille, al erotismo interesa la sexualidad, en cuyo sustrato radica lo físico

y corpóreo, pero la trasciende al juego metafórico sustentado por la imaginación en su

más pura expresión. Es ahí, desde lo sexual y más aún, desde lo sensual, que se

trasciende el bruto quehacer sexual-animal en ejercicio erótico. La apertura al erotismo

acontece cuando un hombre se decide a amar a otro profundamente, y se entrega a la

violencia del deseo que altera al máximo su condición de discontinuidad, en una especie

de disolución de sí con el otro, convirtiendo esta experiencia en el drama de la

existencia, pues la exuberancia de la vida encarna violencia al igual que los

movimientos eróticos del hombre.

La sexualidad cargada de erotismo lo vemos en la escena donde Humbert y Lolita

consuman su placer, ambos estaban en la cama, él estaba nervisoso por la reacción que

podría tener ella, sin embargo, todo salió bien pues esta le sonrió y rodo junto a él…

Rodo junto a mí y su tibio pelo castaño rozo mi clavícula, hice una mediocre imitación

de alguien que despierta. Permanecimos acostado si un movernos, después la acaricie el

pelo y nos besamos suavemente, su beso para mi delirante confusión, tenía algunos

cómicos refinamientos de ondulaciones y sondeos. Como para ver comprobar si yo

estaba satisfecho y había apartado la lección se apartó para observarme, sus pómulos

estaban enrojecidos, el labio inferior le brillaba, mi desmayo era inminente. De pronto,

con un rudo entusiasmo, puso mi boca sobre mi oreja… pero durante un rato mi mente

no pudo analizar el cálido trueno de su susurro y ella rio, y se apartó el pelo de la cara, y

volvió a intentarlo…

¿quieres decir- insistió, ahora de rodillas sobre mí que nunca lo hiciste cuando era

niño?

Bueno dijo Lolita, aquí empezamos.


En este fragmento notamos como los seres humanos estamos subyugados ante

nuestras pasiones, dejando de lado la razón y sin importar los problemas que esto puede

generar, pues ella es solo una niña, que no esta preparada para llevar una relación tan

obscena.

Ambos hacen un sinfín de viajes, por diferentes lugares, sin embargo, Lolita

empieza a sentir desprecio por Humbert, con quien se muestra cada vez más fría en las

relaciones, ya no quiere que esta la acaricié ni la bese, y todo lo que este le ofrecía, ella

lo rechazaba mostrando interés en las películas.

Recuerdo la operación estaba terminada, terminada por completo, y Lo lloraba

en mis brazos —una saludable tempestad de sollozos después de uno de los accesos de

malhumor que se habían hecho tan frecuentes en ella durante ese año, por lo demás

admirable—. Yo acababa de retractarme de cierta promesa hecha en un momento de

pasión ciega e impaciente, y ella se agitaba y lloraba y pellizcaba mi mano acariciadora,

y ya reía feliz, y el horror atroz, increíble, insoportable y, supongo, eterno que

ahora conozco sólo era entonces un punto negro en el azul de mi bienaventuranza.

(Vladimir, 2002, p. 2017)

Humbert sucumbía ante todos los deseos de su amada con el fin de mantenerla

con un humor aceptable, pues ella lo tenía envuelto en una pasión y deseo desorbitante y

ella sacaba muy buen provecho de esto, pues comenzó a cobrar a cambio de sus

caricias.

Su dinero semanal, entregado con la condición de que cumpliera con sus

obligaciones esenciales, era de veintiún céntimos al principio de la fase Beardsley... y

subió a un dólar con cinco al final de ella. Ése era un arreglo más que generoso, si se

considera que Lo recibía constantemente toda clase de regalillos y sólo tenía que pedir

cualquier dulce o película bajo la luna cuando se le antojaba (aunque, desde luego, yo
no dejaba de pedir un beso ocasional y hasta una colección entera de caricias surtidas

cuando sabía que ella codiciaba fervientemente una determinada diversión juvenil.

Conocedora de la magia y el poder de su suave boca, se las arregló —¡en el lapso de un

año escolar! — para elevar el precio de un abrazo especial a tres y hasta cuatro billetes.

(Nabókov,1991, p. 224)

En definitiva, queda demostrado de que el ser humano es débil, y que no puede

sucumbir ante la pasión, ternura y el deseo, sino que es capaz de cualquier cosa por

satisfacerse.

“Lolita”de Vladimir Nabokov es una obra que muestra como sus personajes

principales están inmersos en una sexualidad obsesiva, llena de erotismo que desborda a

cada uno de sus personajes, siendo Humbert Humbert y Lolita un claro ejemplo de esto

En otra obra de Nobokov, “Ada o el Ardor” el tema de la sexualidad se presenta a

partir de los personajes de Van y Ada, inician una relación muy desbordante de placer,

llena de encuentros en la finca familiar de Ardis, ambos hermanos creyéndose primos se

enamoran pasionalmente dando rienda suelta a sus aventuras y satisfacciones sexuales a

las que están inmersos.

Según Molina, M. “Ada o el ardor”, es una novela de una maestría técnica sin

igual, acerca de las complejísimas relaciones entre la memoria y el deseo, en Ada

encontramos la duplicidad ambigua de lo real, la pasión por el juego y la obsesión por el

sexo. Esta se erige como un texto donde el bien y el mal, perversión y la normalidad,

erotismo y sexo encuentran un raro e inquietante equilibrio donde uno es imposible sin

el otro.

Como podemos ver en las obras de Nabokov sus personajes están atrapados en

una evocación exacerbada del deseo sexual que sienten cada uno de sus personajes. Ada
o el ardor y Lolita nos remiten al difícil acceso de la sexualidad madura y rememoran

nostálgicamente la pérdida de un reino de libertad sensual incompatible con la vida

presente.

David Einsenberg, nos dice que el erotismo es un fantasma amenazante, que

convoca y reúne todos los sentidos al mismo tiempo: une, pues, el goce y el encuentro

con el deseo. El erotismo indispensablemente viene del interior y nosotros no

necesitamos aparecer desnudos para sentirnos eróticos, basta ver cómo alguien camina,

cómo cruza las piernas, cómo mueve los labios. Esto lo comprobaremos con la siguiente

cita:

Era la primera vez que sus cuerpos se tocaban y tanto uno como otro

experimentaron cierta incomodidad. Ella se sentó de espaldas a Van, volvió a

acomodarse tras la sacudida del coche al arrancar y se removió un poco más para

colocar a su gusto su amplia falda con olor a pino, de modo que envolvió a Van

como si de un peinador de barbero se tratase. Él la sujetaba por las caderas,

sumido en un trance de incómoda beatitud. Brillantes gotas de sol se deslizaban

por el jersey acebrado de la jovencita y por la parte posterior de sus brazos

desnudos. Y a Van le parecía sentir que proseguían su viaje por los subterráneos

de su propio cuerpo…En todas las fibras de su ser, lleno de un ardor a punto de

desbordar, Van experimentaba, con delicia, la presión de aquel cuerpo joven que

respondía a cada bache del camino entreabriéndose en dos tiernas mitades y

aplastando con su peso la inflación de un deseo que Van creía deber contener, por

miedo de que un escurrimiento accidental de savia relajada sorprendiera la

inocencia de Ada. (Nabokov, p. 57)

El ser humano es considerado un ser pasional, que quiere alcanzar su máximo

punto de realización a través del goce sexual, y como podemos ver Vladimir Nabokov
no fue ajeno a esta situación, sino que lo plasmo en sus obras, cargado de un fuerte

erotismo que envuelve a sus personajes. Tambien podemos comprobar en la siguiente

cita:

Concienzudamente, incansablemente, delicadamente, Van pasaba y repasaba sus

labios sobre los labios de Ada, atacando, a contrapelo, su terciopelo ardiente, de arriba

abajo, de derecha a izquierda, hacia dentro, hacia fuera, hacia la vida y hacia la muerte,

y encontraba un sabor deleitable en el contraste entre la caricia alada del idilio visible y

la congestión brutal de la carne escondida. Y la imaginación les pedía nuevos besos. —

Querría —dijo él en cierta ocasión —probar el interior de tu boca. ¡Dios, cómo me

gustaría ser un Gulliver minúsculo para poder explorar esa cueva! —Puedo prestarte mi

lengua —dijo la niña. Dicho y hecho. Una gran fresa hervida, todavía muy caliente. Van

la degustaba, se la tragaba todo lo dentro que ella se dejaba tragar, y luego, abrazando

estrechamente a Ada, le lamía el paladar. Ambas barbillas se llenaban de saliva,

«pañuelo», pidió la chica, y sin más preámbulo metió la mano en el bolsillo del pantalón

de Van; pero la retiró al instante, y dijo a su compañero que le pasase el pañuelo él

mismo (Nabokóv, p. 40)

Citando a Bataille quien en su obra nos describe la posibilidad de hacer de la vida

sexual del hombre un acontecer erótico, que no corresponda a un fin biológico, sino

hacer de la desnudez una apertura hacia un momento donde el hombre sale fuera de sí,

al encuentro de lo desconocido en la posibilidad de la carne. El hombre se pierde en la

exaltación del deseo que no muere, al contrario, se renueva arrojando a los amantes a

nuevos encuentros furtivos, donde la continuidad se hace presente por medio de la

embriaguez de la carne.

Para ejemplificar lo ya mencionado citaremos el primer encuentro sexual entre

ada y Van
—Mientras hablaba, Van continuaba acariciándole los largos cabellos, le estrujaba

y arrugaba el camisón, sin osar todavía deslizarse por debajo, pero arriesgándose a

acariciar sus nalguitas, hasta que, con un ligero silbido, ella se puso en cuclillas y se

encontró sentada en la mano de él. En el mismo instante el castillo de naipes se hundió

en las llamas. Ada se volvió hacia Van, que estaba ya besando su hombro desnudo y

acercándose más a ella, como el soldado que avanza detrás en la fila…Él acariciaba y

entreabría con sus partes carnosas, la cortina suave y sedosa de su negra cabellera

(cuando Ada echaba la cabeza atrás, los cabellos le llegaban más abajo de los riñones) y

trataba de abrirse camino hasta el esplenio, tibio aún del calor del lecho. Vas a

enseñármelo inmediatamente! —dijo Ada, con autoridad. Van se despojó de su

improvisado kilt. Y Ada cambió en seguida de tono. —¡Dios mío! —murmuró, como

un niño que habla a otro niño—. ¡Está todo desollado, en carne viva! ¿Te duele? ¿Te

duele mucho? Él suplico: —¡Tócalo, pronto!... ¿Crees que te aliviarías si te lo tocara?

—¿Que si lo creo? ¡Puedes apostar! Ay, Van, Van, ese fruto me gusta! ¡Francamente,

me gusta! —¡Apriétalo entonces, tonta! ¿No ves que me muero? Pero la ingenua

botánica no tenía la menor idea de cómo manejar aquel objeto. Van, ya in extremis, lo

oprimió contra el volante de su camisón y gimió, al disolverse en un charco de placer.

(Nabokóv, p. 46-47).

Tomando el fragmento anterior nos demuestra como Van atrapado por una

sexualidad obsesiva hacia Ada, la posee con placer llegando a su más alto nivel de

excitación

En esta novela, la sexualidad obsesiva se presenta en los personajes principales,

pues estos no pueden dejar de poseerse, y hacían de las suyas para poder estar juntos,

por ejemplo cuando fueron a las orillas de un arroyuelo y Lucette, los siguió, decidieron
amarrarla, para escaparse y poder estar juntos, otro momento tenemos, también cuando

Ada está bañando a lucette y le prohíbe que salga de la bañera.

Y acuérdate bien —dijo Ada—. Si se te ocurre salir de este buen baño bien

caliente antes de que suene el despertador, eres niña muerta. Lo ha dicho Krolik.

Volveré para enjabonarte, pero no me llames. Nosotros vamos a recoger la ropa blanca

y a contar los pañuelos de Van. Echaron el pestillo interior a la puerta del cuarto de

baño (una pieza en forma de ele) y se retiraron al rincón de su parte lateral, entre una

cómoda y una vieja enceradora en desuso, refugio inaccesible al ojo verde-mar del

espejo del lavabo. Pero apenas habían terminado sus violentos e incómodos ejercicios

en el fondo de aquel exiguo reducto (un frasquito de medicina vacío marcaba

estúpidamente el compás en la cómoda) cuando Lucette comenzó a llamarles a grandes

gritos desde la bañera y la camarera a golpear la puerta: Mlle. Larivière necesitaba

también agua caliente. (Nabokóv, p. 56).

Ada y Van no pudieron contener por más tiempo su ardor amoroso. Con el

absurdo pretexto de jugar al escondite encerraron a Lucette en una alacena donde se

alineaban los volúmenes encuadernados de Las aguas de Kaluga y El sol de Kaluga, e

hicieron el amor con frenesí, mientras Lucette gritaba, aporreaba y daba puntapiés a la

puerta... hasta que acabó por caerse la llave y el ojo de la cerradura se encendió con un

irritado color verde. (Nabokóv, p. 80)

En la ultima novela “El Hechicero”, escrita en ruso hacia 1939, Vladimir

Nabokov explora el mismo tema del deseo del hombre maduro por la niña pre–púber, en

esta obra se narra como un oscuro joyero se enamora de una niña de 12 años, a la que ve

un día, mientras está sentado en un parque. Al enterarse de que el padre de la niña

murió, trama casarse con la viuda sólo para acercarse a su objeto de deseo, poderoso y

secreto. El imagina al matrimonio como una vía hacia su goce, pero su fastidio por la
densa esposa enfermiza lo irrita al punto de llegar a una espiral de locura. Antes del

final, el relato se detiene en la obsesión sorda y tremenda que persigue al protagonista.

Es en el momento en que el plan está por cumplirse: se aproxima el casamiento y se

acerca la oportunidad que él ha esperado toda su vida, sin embargo, a diferencia de

Lolita, la niña de este relato se siente horrorizada al momento de descubrir, como este

hombre la deseaba y lo que estaba dispuesto hacer para saciar sus pasiones sexuales.

Según Abdui, M. Las obras cumbres que fomentan el erotismo son Lolita o El

hechicero (1955), ambas de Vladimir Nabokov, las cuales, por primera vez, analizan el

tema de la relación íntima entre una joven menor de edad y un hombre maduro,

alcanzando sin duda un fuerte impacto en la comunidad internacional. La pasión sexual

predomina y casi controla al Eros, tornándose en ente casi carnal, físico, material.

Partieron la niña caminaba delante, haciendo balancear enérgicamente una bolsa

de lona por el extremo de una cuerda, y todo en ella era ya, para los ojos de él,

aterradora e insaciablemente familiar: la curva de su estrecha espalda, la elasticidad de

los dos pequeños músculos redondos situados más abajo, la forma exacta en que los

cuadros de su vestido (el otro, el marrón) se estrechaban cuando ella alzaba un brazo,

los delicados tobillos, los talones bastante altos. Era quizá un poco introvertida, más

animada de movimientos que de conversación, ni tímida ni atrevida, con un alma que

parecía estar siempre sumergida, pero en una humedad radiante. (Nabokov, 1956, p. 14)

El escritor ruso subraya la supremacía del sexo en el siguiente fragmento, cuando

el hechicero tuvo la oportunidad de estar cerca a la niña y sus ardientes deseos de querer

tocarla, le hacían desvanecerse en un abismo de pasión.

Él se acercó más y más, sintió en la nuca que la puerta se había cerrado sola, fue

aproximándose a la ágil concavidad de la columna vertebral de la niña, a los frunces de

su cintura, a los cuadros en forma de losange de aquella tela cuya textura ya podía
palpar desde dos metros de distancia, a las firmes venas azul pálido que se veían por

encima del borde de sus calcetines hasta la rodilla, a la blancura de su nuca, que brillaba

a la luz lateral que se colaba bajo sus rizos castaños…continuó él sin pensar lo que decía

y, detrás de ella, a punto de desmayarse, aboliendo el centímetro final de la derretida

distancia, le cogió las manos y comenzó a, insensatamente, entreabrirlas y tironearlas.

(Nabokov, 1956, p.22)

Notó la llama del bien torneando muslo de la niña, notó que no podía contenerse

ni un momento más, que ahora ya no importaba nada, y, en el momento en el que la

dulzura llegaba al punto de ebullición y se desbordaba entre su propia maraña y la

cadera de ella, cuán felizmente se emancipó su vida hasta quedar reducida a la sencillez

del paraíso. Y, sin haber tenido apenas tiempo de pensar, «No, te lo ruego, ¡no te

apartes!», vio que ella estaba completamente despierta y que miraba horrorizada su

encabritada desnudez. (nabokov, 1956, p.40)

De lo anterior podeos deducir que el ser humano está condenado al deseo, y no es

razonable debido a su obsesión erótica que lo domina.

III. CONCLUSIONES

En conclusión, queda demostrado que la erotización si presenta a través de una

sexualidad obsesiva en las obras de “Lolita”, “El Hechicero” y “Ada o el Ardor” del

autor ruso Vladimir Nabokov, pues queda comprobado que cada uno de los personajes

principales, viven atormentados por sus fantasías sexuales. En “lolita” lo representa

Humbert Humbert, quien se obsesiona con lolita desde el momento en que la ve y desea

frenéticamente poseerla, además trata de aprovechar el más mínimo para saciar sus

apetitos sexuales, se obsesiona con cada uno de sus movimientos y partes de su cuerpo,

en Ada o el Ardor, a través de los personajes de Ada y Van quienes inician una aventura

pasional, donde ambos funden en un solo cuerpo, llegando a su punto más alto de
excitación, sus encuentros se vuelven cada vez más desesperantes, y hacen lo que este a

su alcance con tal de estar juntos, y no importa el lugar con tal de satisfacer sus ardores.

Y por último el Hechicero, la sexualidad obsesiva se presenta en cada uno de los

pensamiento y deseos que tenía este por una niña, y que incluso es capaz de casarse con

la madre de esta para lograr su propósito.

IV. BIBLIOGRAFÍA
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