FONTANA - Notas Sepulcro Ramiro II
FONTANA - Notas Sepulcro Ramiro II
FONTANA - Notas Sepulcro Ramiro II
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Intervino en la restauración Gillermo Torres Llopis, profesor de la Escuela Superior de Conservación y
Restauración de Bienes Muebles de Huesca y colaborador técnico de la empresa Ártyco. Él mismo informó del pro-
ceso en la conferencia “Sarcófago de Ramiro II. Restauración de la obra y su contexto”, que impartió en las IX Jor-
nadas de Recuperación del Patrimonio Altoaragonés, celebradas en diciembre de 2012.
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LAPUENTE, Pilar, José Antonio CUCHÍ, Hernando ROYO y Carlos GARCÉS, “Roman sarcophagus know today
as the tomb of king Ramiro II of Aragon. Archaeometric study”, en IX Congreso de la ASMOSIA (Association for
the Study of Marbe and Other Stones in Antiquity), Tarragona, junio de 2009.
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Los investigadores, como antes había advertido Ricardo del Arco, remarcaron la dis-
crepancia de los estudiosos sobre este punto. Algunos, como Aínsa en el siglo XVII y
el padre Ramón de Huesca en el XVIII, solo debieron de conocer la obra por el exterior,
y al observar su pátina de color amarillento no dudaron en afirmar que se trataba de
alabastro. Pero otros, como Juan Francisco Andrés de Uztarroz y Valentín Carderera,
tendrían la oportunidad de observar el interior, lugar en el que no se había aplicado
pátina y se apreciaba perfectamente el mármol original.4
Resulta difícil averiguar cuándo se proporcionó al mármol la apariencia de ala-
bastro. Cabe pensar que este cambio de aspecto formó parte de la adecuación a que fue
sometido el sarcófago en época medieval, pero este extremo no está en absoluto
demostrado. Por el contrario, hay noticia de sarcófagos romanos, también reutilizados,
con un acabado semejante. El sarcófago estrigilado de Tarazona, del siglo III d. C., rea-
provechado en el XVII como lavamanos en el convento de carmelitas descalzos de la
localidad, fue descrito como de alabastro en 1929 por José M.ª Sanz de Artibucilla,
aunque el Departamento de Petrología de la Universidad de Zaragoza ha verificado
recientemente que está trabajado en mármol. Álvaro Capalvo, en este sentido, men-
ciona la “persistente pátina acaramelada que lo cubre en su totalidad”.5 En Medina-
Sidonia, la antigua ciudad romana de Asido, se reutilizó un sarcófago romano como
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ARCO Y GARAY, Ricardo del, “La tumba romana del rey Ramiro II de Aragón”, Universidad, 4 (1945),
p. 644, y CUCHÍ José Antonio, Pilar LAPUENTE, Hernando ROYO y Carlos GARCÉS, “Arqueometría del sarcófago de
Ramiro II”, Diario del Alto Aragón, 10 de agosto de 2012.
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CAPALVO LIESA, Álvaro, “El sarcófago romano de Tarazona”, Turiaso, 5 (1984), p. 155.
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Figura de Océano y detalle del rostro, donde resaltan las perforaciones del trépano.
(Fotos: Fernando Alvira Lizano)
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BELTRÁN FORTES, José, Los sarcófagos romanos de la Bética con decoración de tema pagano, Málaga,
Universidad de Málaga / Universidad de Sevilla, 1999, p. 75.
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Los genii romanos eran personificaciones del poder generador de la vida, protectores del individuo al que
se vinculan y sirven de guía (DURKHEIM, Émile, Las formas elementales de la vida religiosa, Madrid, Akal, 2007,
p. 257).
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Como explica Álvaro Capalvo, las manzanas son utilizadas en las cestas y los cuernos de la abundancia
en referencia a las que encontró Alejandro Magno en la India con la milagrosa propiedad de alargar la vida de los
sacerdotes hasta los cuatrocientos años. También las granadas, ambiguo símbolo de Proserpina, son lugar común
en los mitos de rejuvenecimiento y regeneración (CAPALVO LIESA, Álvaro, art. cit., p. 160).
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ARCO Y GARAY, Ricardo del, art. cit., p. 635, y HERNÁNDEZ VERA, José Antonio, y Antonio GONZÁLEZ
BLANCO, “El sarcófago de Ramiro II el Monje. Documento de religiones mistéricas (¿dionisismo?) en Hispania”,
en La religión romana en Hispania (symposio organizado por el Instituto de Arqueología Rodrigo Caro del CSIC
del 17 al 19 de diciembre de 1979), Madrid, Ministerio de Cultura, 1981, p. 355.
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Tradicionalmente la imago clipeata se ha entendido como la representación simbólica del viaje del alma a
la isla de los Bienaventurados, pero recientemente se entiende como alusión a una especie de apoteosis privada del
difunto (BELTRÁN FORTES, José, op. cit., pp. 82-83).
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ARCO Y GARAY, Ricardo del, art. cit., p. 633.
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Existen bastantes estudios sobre la reutilización de sarcófagos. Entre ellos destacan MORALEJO ÁLVAREZ,
Serafín, “La reutilización e influencia de los sarcófagos antiguos en la España medieval”, en Bernard ANDREAE y
Salvatore SETTIS (eds.), Colloquio sul reimpiego dei sarcofagi romani nel Medievo, Marburgo, 1984, pp. 187-193;
CLAVERÍA NADAL, Montserrat, “La reutilización de sarcófagos romanos en Cataluña”, Anales de Prehistoria y
Arqueología, 13-14 (1996-1997), pp. 241-250; GARCÍA GARCÍA, Miguel Ángel, “La reutilización y destrucción de
los sarcófagos romanos de ‘Baetica’ durante la Edad Media”, Romula, 3 (2004), pp. 239-256.
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Traggia en el XVIII describió la pieza poniendo atención en “dos genios desnudos […]
con la particularidad de no tener caracterizado el sexo”.13 También José Antonio Her-
nández Vera y Antonio González Blanco señalaron que los dos genios clipeóforos alados
se presentan “sin indicación de sexo”.14 Sin embargo, una observación directa permite
advertir que, aunque en la actualidad las figuras carecen de atributos sexuales, original-
mente sí los tenían. Tanto los genios alados como los putti músicos presentan retallada
la entrepierna y, a diferencia del resto, esas pequeñas secciones no están acabadas a puli-
mento. Los genios se convirtieron con esta drástica acción en ángeles cristianos y los
putti también perdieron sus atributos, quizás por una cuestión de decoro.
Putto tocando el aulós, sin los genitales, que debieron de ser eliminados cuando se llevó a cabo la
intervención medieval del sarcófago para acoger los restos de Ramiro II. (Fotos: Fernando Alvira Lizano)
13
TRAGGIA, Joaquín, Ilustración del reinado de don Ramiro II de Aragón, dicho el Monje, o Memorias para
escribir su vida, en Memorias de la Real Academia de la Historia, t. III, Madrid, 1799, p. 514, cit. por Ricardo del
ARCO Y GARAY, art. cit., p. 641.
14
HERNÁNDEZ VERA, José Antonio, y Antonio GONZÁLEZ BLANCO, art. cit., p. 355.
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Calidad, prestigio y antigüedad fueron los argumentos que contaron a favor del
viejo sarcófago para que fuera revalorizado nuevamente tiempo después. En el siglo
XVII el culto Lastanosa se interesó por él, sin duda consciente de su extraordinario
valor entre los escasos restos romanos de importancia conservados en Huesca. De
hecho, se conserva un apunte de la pieza anotado por Lastanosa de su puño y letra.15
Y, tal como recalcó Ricardo del Arco, el erudito círculo lastanosino lo utilizó como
referencia en una serie de obras y dibujos.16 Entonces se produjo un fenómeno intere-
sante. Al creerse a ciencia cierta que el sarcófago procedía de la ciudad y, por otro
lado, identificarse a Océano con un río —el Isuela, según Andrés de Uztarroz—, se
generó un nuevo referente gráfico para exaltar a Huesca y la feracidad de su campo.
Derivada de las dos figuras recostadas del sarcófago, se creó una iconografía apócrifa
de alegorías fluviales que se añadió a modo de nota clásica en algunas piezas, como
el lavamanos de la sacristía de la capilla de Lastanosa,17 conservado actualmente
en el Museo de Huesca. Otros préstamos iconográficos menos conocidos existen en
la capilla citada. Por ejemplo, las alas del escudo tallado en los plintos de las colum-
nas del retablo mayor siguen el modelo de las que llevan a la gloria el clípeo del
sarcófago real.
15
Ha estudiado en profundidad el tema José M.ª Lanzarote Giral en “El estudio de las antigüedades en la
Huesca del Barroco: a propósito de un dibujo inédito del sepulcro de Ramiro II el Monje (1656)”, Argensola, 117
(2007), pp. 199-230.
16
ARCO Y GARAY, Ricardo del, art. cit., pp. 643-644.
17
Véase al respecto GARCÉS MANAU, Carlos, “Localizada en el Museo de Huesca una fuente o lavamanos de
alabastro con representaciones de los ríos Isuela y Flumen, procedente de la sacristía de la capilla de los Lastano-
sa en la catedral de Huesca”, Argensola, 115 (2005), pp. 207-217.