Guía de Trabajo de Lectura Crítica Grado10 Los de Abajo. Julio 22
Guía de Trabajo de Lectura Crítica Grado10 Los de Abajo. Julio 22
Guía de Trabajo de Lectura Crítica Grado10 Los de Abajo. Julio 22
GRADO: 10º.
COMPETENCIA
Identifica y analiza las variables de la comunicación las intenciones de los textos, los autores o
voces presentes en estos, así como la presencia de elementos ideológicos y reconoce aquellos
desde lo cual se habla en el texto.
SABERES PREVIOS
Sabías que…
RESPONDER
Busque en el diccionario el significado de las siguientes palabras: encomienda, hacer de las once,
horchata, lebrón, daga, faceto, maderista, cabecilla, inminente, detentador, cacique.
- Yo soy de limón, allí, muy cerca de Moyahua, del puro cañón de Juchipila. Tenía mi casa,
mis vacas y un pedazo de tierra para sembrar, es decir, que nada me faltaba. Pues, señor,
nosotros los rancheros tenemos la costumbre de bajar al lugar cada ocho días. Oye uno su
misa, oye el sermón, luego se va a la plaza, compra sus cebollas, sus jitomates y todas las
encomiendas. Después entra uno con los amigos a la tienda de Primitivo López a hacer
las once. Se toma la copita, a veces es uno condescendiente y se deja caer la mano, y se le
sube el trago, y le da mucho gusto, y ríe uno, grita y canta, si le da su mucha gana. Todo
está bueno, porque no se ofende a nadie. Pero que comienzan a meterse con usté; que el
policía pasa y pasa, arrima la oreja a la puerta; que al comisario o a los auxiliares se les
ocurre quitarle a usté su gusto… ¡Claro, hombre, usté no tiene la sangre de horchata, usté
lleva el alma en el cuerpo , a usté le da coraje, y se levanta y les dice su justo precio! Si
entendieron, santo y bueno; a uno lo dejan en paz, y en eso paró todo. Pero hay veces
que quieren hablar ronco y golpeado… y uno es lebroncito de por sí… y no le cuadra que
nadie le pele los ojos… Y, si señor; sale la daga, sale la pistola… Y, luego vamos a correr la
sierra hasta que se le olvida el difunto!
“Bueno, ¿Qué pasó con don Mónico? ¡Faceto!. Muchísimo menos que con los otros. ¡Ni
siquiera vio correr el gallo!... Una escupida en las barbas por entrometido, y pare usté de
contar… Pues con eso ha habido para que me eche encima a la federación. Usté ha de saber
del chisme ese de México, donde mataron al señor Madero y a otro, un tal Félix o Felipe Díaz,
¡qué sé yo!... Bueno, pues el dicho don Mónico fue en persona a Zcatecas a traer escolta para
que me agarraran. Que dizque yo era maderistae iba a levantar. Pero como no faltan
amigos, hubo quien me lo avisara a tiempo, y cuando los federales vinieron a Limón, yo ya me
había pelado.
Después vino mi compadre Anastasio, que hizo una muerte, y luego Pancracio, la Codorniz y
muchos amigos y conocidos. Después se nos han ido juntando más, y ya ve: hacemos la lucha
como podemos”.
- Mi jefe -dijo Luis Cervantes después de algunos minutos de silencio y meditación-, usted
sabe ya que aquí cerca, en Juchipila, tenemos gente de Natera; nos conviene ir a
juntarnos con ellos antes de que tomen Zacatecas. Nos presentamos con el general…
-Pero usted, solo con unos cuantos hombres por acá, no dejará de pasar por un cabecilla sin
importancia. La revolución gana indefectiblemente; luego que se acabe le dicen, como les dijo
Madero a los que le ayudaron: “Amigos, muchas gracias, ahora vuélvanse a sus casas…”
-No quiero yo otra cosa , sino que me dejen en paz para volver a mi casa.
-¡Luisito ha dicho una verdad como un templo! –exclamó con entusiasmo el barbero Venancio.
¡Lástima de tanta vida segada, de tantas viudas y huérfanos, de tanta sangre vertida! Todo,
¿para qué Para que unos cuantos bribones se enriquezcan y todo quede igual o peor que
antes. Usted es desprendido, y dice: “Yo no ambiciono más que volver a mi tierra”. Pero ¿es
de justicia privar a su mujer y a sus hijos de la fortuna que la Divina Providencia le pone ahora
en sus manos? ¿Será justo abandonar a la patria en estos momentos solemnes en que va a
necesitar de toda la abnegación de sus hijos los humildes para que la salven, para que no la
dejen caer de nuevo en manos de sus eternos detentadores y verdugos, los caciques?... ¡No
hay que olvidarse de lo más sagrado que existe en el mundo para el hombre: la familia y la
patria…
-Mi jefe –continuó Cervantes-, usted me ha simpatizado desde que lo conocí, y lo quiero cada
vez más, porque sé todo lo que vale. Permítame que sea enteramente franco. Usted no
comprende todavía su verdadera, su alta y nobilísima misión. Usted, hombre modesto y sin
ambiciones, no quiere ver el importantísimo papel que le toca en esta revolución. Mentira
que usted ande por aquí por don Mónico, el cacique; usted se ha levantado contra el
caciquismo que asola toda nación. Somos elementos de un gran movimiento social que tiene
que concluir por el engrandecimiento de nuestra patria. Somos instrumentos del destino para
la reivindicación de los sagrados derechos del pueblo. No peleamos por derrocar a un asesino
miserable, sino contra la tiranía misma.
COMPRENSIÓN LITERAL
COMPRENSIÓN INFERENCIAL
COMPRENSIÓN CRÍTICA
PERSONALIDAD
EDUCACIÓN
LENGUAJE
AMBICIONES