Fracturas de Escápula y Clavícula
Fracturas de Escápula y Clavícula
Fracturas de Escápula y Clavícula
1 Diego A. Peñate
Daniela Carmona
Clavícula
La clavícula es uno de los huesos más comúnmente fracturado,
representa del 2,6% al 4% de todas las fracturas y 35% a 44% de las
fracturas de la cintura escapular. En el sexo masculino tiene una
distribución bimodal con el primer pico antes de los 25 años y el
segundo pico entre los 55 y 75 años de edad. En las mujeres la
distribución es simple con la mayor incidencia en la sexta década de la
vida.1
Por su forma irregular de “S” alargada presenta en su tercio medio un
punto donde es susceptible de fracturarse por las fuerzas de tensión al
sufrir impacto indirecto con el hombro en posición neutra, otro
mecanismo de lesión es trauma directo,8 éste es menos frecuente. Dentro
de las causas no traumáticas se encuentran tumores primarios y la
enfermedad metastásica ósea así como trastornos genéticos como la
osteogénesis imperfecta. En los pacientes mayores de 75 años, se
presenta con mayor frecuencia la fractura de la porción medial o lateral
probablemente secundario a fragilidad.2
El examen físico consiste inicialmente en una inspección general en
busca de otros traumas asociados, principalmente del tórax, la escápula y
el húmero. Una vez centrado en la clavícula, se debe buscar deformidad
y la presencia de heridas que puedan indicar fractura abierta. La ruptura
inminente de la piel se da por fragmentos óseos que producen necrosis
2
Imágenes
Para la clavícula la radiografía convencional es suficiente para definir el
tratamiento definitivo. Consiste en proyección AP y una complementaria
con una angulación cefálica de 20º. Si se desean verdaderas
proyecciones ortogonales se deben tomar una proyección con 45º de
inclinación cefálica y otra con 45º de inclinación caudal, las cuales son
muy útiles para las fracturas del tercio distal, adicionalmente se
recomienda hacer una proyección con estrés mediante un peso de 10 Lb
amarrada a la mano para evaluar la integridad de los ligamentos
coracoclaviculares.
En los casos en los que se realiza osteosíntesis con placa se puede
complementar con una radiografía con abducción del hombro de 135º y
el rayo a 25º cefálico, lo que permite que la clavícula rote en su propio
eje y se pueda ver la diáfisis que esta cubierta por la placa.
Clasificación
3
Tratamiento inicial
En el servicio de urgencias el tratamiento inicial consiste en brindar
analgesia y curación de los traumas de los tejidos blandos. La
inmovilización de las fracturas de clavícula se logra con cabestrillo, el
cual brinda confort al paciente mientras la fractura consolida pero no
evita un mayor desplazamiento de los fragmentos óseos.6
Tratamiento definitivo
Para las fracturas no desplazadas o poco desplazadas el tratamiento no
quirúrgico consiste en usar cabestrillo por un máximo de 6 semanas, 4 es
el estándar. Durante este periodo se debe instruir claramente al paciente
a realizar movimientos continuos de la mano y el codo. La movilidad del
hombro se debe estimular de manera progresiva hasta que se logre sin
restricción por el dolor.
Para los pacientes con fracturas desplazadas mas de 20 mm entre los
fragmentos, fracturas abiertas, inminencia de lesión en la piel, fracturas
en el mismo hemicuerpo que requieran rehabilitación temprana o
lesiones complejas asociadas que requieran tratamiento quirúrgico7,8
4
Complicaciones
Las complicaciones están dadas principalmente por 2 razones, la
primera, en los pacientes que tienen un acortamiento mayor de 3 cm se
presenta una disminución de la fuerza de palanca para elevar el hombro
y dolor para los movimientos de la articulación del hombro. La segunda
es la falta de consolidación, la cual es muy rara en los pacientes con
fracturas poco desplazadas (menos del 3%) pero si representa un
problema para los pacientes con fracturas segmentarias, abiertas,
fumadores o a quienes se les realizó osteosíntesis (5%).8
Refracturas
Usualmente ocurren cuando se permite actividad completa temprana del
hombro, en particular en los deportes de contacto, por la rápida respuesta
de la clavícula a la consolidación, el dolor disminuye rápidamente y
permite a los pacientes realizar movimientos activos de forma precoz,
por lo que a los pacientes con deporte de alta competencia se les debe
restringir la actividad al menos los 3 primeros meses, mientras se da la
consolidación completa. La refractar posterior al retiro de material es
rara, especialmente si se hace el retiro luego de 18 meses de la fractura
inicial.8
Lesiones neurovasculares
6
Escápula
Las fracturas de la escápula son lesiones relativamente raras, representan
entre el 3% y el 5% de las fracturas de la cintura escapular y el 1% del
total de las fracturas. Lo raro de estas lesiones radica en la cobertura casi
completa por tejidos blandos y la movilidad de la articulación
glenohumeral y la cintura escapular.9,10
Las fracturas de la escápula se dan por traumas de alta energía,
principalmente accidentes de tránsito y caídas de altura. La localización
mas común son la glenoides y el cuerpo típicamente ocurren por traumas
de alta energía, y ocurren en personas jóvenes principalmente de sexo
masculino y con trauma directo sobre la región posterosuperior del
tronco. Actualmente se presentan las fracturas a este nivel secundarias a
traumas deportivos donde se encuentra principalmente caídas de
bicicleta, además de fracturas periprotésicas lo que hace sospechar que
las fractura por fragilidad van en aumento.9,10 El 90% de los pacientes
que sufren una fractura de la escápula tienen otra lesión asociada, como
trauma de tórax, columna o trauma craneal, lo que hace que en muchos
casos no sean identificadas inicialmente.11,12
El tratamiento de las fracturas de escapula se basa en un conocimiento
de la anatomía y biomecánica del hombro, Goss describió el complejo
suspensorio
7
1 Diego A. Peñate
Daniela Carmona
Clavícula
La clavícula es uno de los huesos más comúnmente fracturado,
representa del 2,6% al 4% de todas las fracturas y 35% a 44% de las
fracturas de la cintura escapular. En el sexo masculino tiene una
distribución bimodal con el primer pico antes de los 25 años y el
segundo pico entre los 55 y 75 años de edad. En las mujeres la
distribución es simple con la mayor incidencia en la sexta década de la
vida.1
Por su forma irregular de “S” alargada presenta en su tercio medio un
punto donde es susceptible de fracturarse por las fuerzas de tensión al
sufrir impacto indirecto con el hombro en posición neutra, otro
mecanismo de lesión es trauma directo,8 éste es menos frecuente. Dentro
de las causas no traumáticas se encuentran tumores primarios y la
enfermedad metastásica ósea así como trastornos genéticos como la
osteogénesis imperfecta. En los pacientes mayores de 75 años, se
presenta con mayor frecuencia la fractura de la porción medial o lateral
probablemente secundario a fragilidad.2
El examen físico consiste inicialmente en una inspección general en
busca de otros traumas asociados, principalmente del tórax, la escápula y
el húmero. Una vez centrado en la clavícula, se debe buscar deformidad
y la presencia de heridas que puedan indicar fractura abierta. La ruptura
inminente de la piel se da por fragmentos óseos que producen necrosis
8
Imágenes
Para la clavícula la radiografía convencional es suficiente para definir el
tratamiento definitivo. Consiste en proyección AP y una complementaria
con una angulación cefálica de 20º. Si se desean verdaderas
proyecciones ortogonales se deben tomar una proyección con 45º de
inclinación cefálica y otra con 45º de inclinación caudal, las cuales son
muy útiles para las fracturas del tercio distal, adicionalmente se
recomienda hacer una proyección con estrés mediante un peso de 10 Lb
amarrada a la mano para evaluar la integridad de los ligamentos
coracoclaviculares.
En los casos en los que se realiza osteosíntesis con placa se puede
complementar con una radiografía con abducción del hombro de 135º y
el rayo a 25º cefálico, lo que permite que la clavícula rote en su propio
eje y se pueda ver la diáfisis que esta cubierta por la placa.
Clasificación
9
Tratamiento inicial
En el servicio de urgencias el tratamiento inicial consiste en brindar
analgesia y curación de los traumas de los tejidos blandos. La
inmovilización de las fracturas de clavícula se logra con cabestrillo, el
cual brinda confort al paciente mientras la fractura consolida pero no
evita un mayor desplazamiento de los fragmentos óseos.6
Tratamiento definitivo
Para las fracturas no desplazadas o poco desplazadas el tratamiento no
quirúrgico consiste en usar cabestrillo por un máximo de 6 semanas, 4 es
el estándar. Durante este periodo se debe instruir claramente al paciente
a realizar movimientos continuos de la mano y el codo. La movilidad del
hombro se debe estimular de manera progresiva hasta que se logre sin
restricción por el dolor.
Para los pacientes con fracturas desplazadas mas de 20 mm entre los
fragmentos, fracturas abiertas, inminencia de lesión en la piel, fracturas
en el mismo hemicuerpo que requieran rehabilitación temprana o
lesiones complejas asociadas que requieran tratamiento quirúrgico7,8
10
Complicaciones
Las complicaciones están dadas principalmente por 2 razones, la
primera, en los pacientes que tienen un acortamiento mayor de 3 cm se
presenta una disminución de la fuerza de palanca para elevar el hombro
y dolor para los movimientos de la articulación del hombro. La segunda
es la falta de consolidación, la cual es muy rara en los pacientes con
fracturas poco desplazadas (menos del 3%) pero si representa un
problema para los pacientes con fracturas segmentarias, abiertas,
fumadores o a quienes se les realizó osteosíntesis (5%).8
Refracturas
Usualmente ocurren cuando se permite actividad completa temprana del
hombro, en particular en los deportes de contacto, por la rápida respuesta
de la clavícula a la consolidación, el dolor disminuye rápidamente y
permite a los pacientes realizar movimientos activos de forma precoz,
por lo que a los pacientes con deporte de alta competencia se les debe
restringir la actividad al menos los 3 primeros meses, mientras se da la
consolidación completa. La refractar posterior al retiro de material es
rara, especialmente si se hace el retiro luego de 18 meses de la fractura
inicial.8
Lesiones neurovasculares
Se presenta poco frecuente pero se han hecho reportes de casos de
trombosis y pseudoaneurismas de la arteria subclavia o de la arteria
12
Escápula
Las fracturas de la escápula son lesiones relativamente raras, representan
entre el 3% y el 5% de las fracturas de la cintura escapular y el 1% del
total de las fracturas. Lo raro de estas lesiones radica en la cobertura casi
completa por tejidos blandos y la movilidad de la articulación
glenohumeral y la cintura escapular.9,10
Las fracturas de la escápula se dan por traumas de alta energía,
principalmente accidentes de tránsito y caídas de altura. La localización
mas común son la glenoides y el cuerpo típicamente ocurren por traumas
de alta energía, y ocurren en personas jóvenes principalmente de sexo
masculino y con trauma directo sobre la región posterosuperior del
tronco. Actualmente se presentan las fracturas a este nivel secundarias a
traumas deportivos donde se encuentra principalmente caídas de
bicicleta, además de fracturas periprotésicas lo que hace sospechar que
las fractura por fragilidad van en aumento.9,10 El 90% de los pacientes
que sufren una fractura de la escápula tienen otra lesión asociada, como
trauma de tórax, columna o trauma craneal, lo que hace que en muchos
casos no sean identificadas inicialmente.11,12
El tratamiento de las fracturas de escapula se basa en un conocimiento
de la anatomía y biomecánica del hombro, Goss describió el complejo
suspensorio superior del hombro (SSSC), compuesto por componentes
óseos y ligamentarios (2 puntas y un anillo), la parte superior, esta
conformada por tercio medio de la clavícula, el cuerpo de la escápula
mientras la que parte inferior lo componen la espina y el cuerpo
escapular. El anillo, esta formado por la parte lateral de la clavícula, los
ligamentos acromioclaviculares, el acromion, el proceso coracoideo y
los ligamentos coracoclaviculares. El anillo es un constructo semirrígido
13
Examen clínico
Conocer el mecanismo de trauma nos permite hacer un diagnóstico
adecuado y el subsecuente tratamiento, traumas con el brazo en
extensión o luxación del hombro pueden llevar a fracturas del borde
glenoideo, traumas de alta energía sobre el tronco nos deben llevar a
sospechar fracturas del cuerpo escapular o del cuello glenoideo con
posible extensión a la fosa glenoidea, traumas inferosuperiores directos
pueden llevar a fracturas de la espina escapular o el acromion y traumas
por tracción pueden llevar a fracturas avulsivas o lesiones
neurovasculares con avulsión del plexo braquial.9,10
En el examen físico se debe iniciar con la inspección, allí evaluaremos la
forma del hombro, si se evidencian asimetrías, depresiones o
aplanamiento, lo que es altamente sugestivo de fractura de la espina o el
acromion, abrasiones o edema, además de equimosis, que no siempre se
asocia con la energía del trauma, pero puede retrasar el tratamiento
definitivo si se piensa en tratamiento quirúrgico.9,10,12
A la palpación buscar sensibilidad sobre los tejidos blandos y las
prominencias óseas alrededor de la escápula, además de palpación de
clavícula y articulación acromioclavicular y esternoclavicular ayuda a
definir el sitio probable de fractura o luxaciones asociadas. Los pacientes
con fractura de escápula experimentan limitación o imposibilidad para
realizar arcos de movilidad del hombro tanto activos como pasivos, se
encuentra en muchos de los casos al paciente con el brazo que le cuelga
y en aducción.10
14
Imágenes
Las imágenes para evaluación de las fracturas de escápula incluyen: una
verdadera anteroposterior (AP) de la articulación gleno humeral,
radiografía axilar y radiografía tangencial de escápula (proyección en
Y). La radiografía AP permite identificar la articulación glenohumeral, el
mal alineamiento a este nivel o angulación del cuello glenoideo, además
de fracturas del cuerpo escapular. La proyección axilar es útil para
evaluar la relación entre la cabeza humeral y la fosa glenoidea, el
acromion y el proceso coracoideo. La proyección tangencial de escápula
muestra el desplazamiento rotaciones de la glenoides y el cuerpo
escapular (figura 11-3).9,10
15
Los pacientes que presentan trauma de tórax, se les debe realizar rayos X
de tórax seriada, puesto que la mayoría de ellos pueden presentar
neumotórax en los primeros tres días posteriores al trauma.
Tratamiento inicial
El tratamiento inicial de las fracturas de escápula está dado por las
lesiones asociadas y que pueden atentar contra la vida del paciente. Una
vez estas se controlan, depende de la localización dentro de la escápula
para establecer las metas del tratamiento y el pronóstico.9,10
Para las fracturas no desplazadas aisladas el tratamiento es con un
cabestrillo como método analgésico y estimular al paciente incrementar
la actividad del hombro hasta lograrlo sin restricción. El cabestrillo se
debe usar por un máximo de 4 semanas, generalmente se utiliza por 2 a 3
semanas mientras se controla el dolor y se inclina movimientos
pendulares.9,10
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1 Diego A. Peñate
Daniela Carmona
Clavícula
La clavícula es uno de los huesos más comúnmente fracturado,
representa del 2,6% al 4% de todas las fracturas y 35% a 44% de las
fracturas de la cintura escapular. En el sexo masculino tiene una
distribución bimodal con el primer pico antes de los 25 años y el
segundo pico entre los 55 y 75 años de edad. En las mujeres la
distribución es simple con la mayor incidencia en la sexta década de la
vida.1
20
Imágenes
Para la clavícula la radiografía convencional es suficiente para definir el
tratamiento definitivo. Consiste en proyección AP y una complementaria
con una angulación cefálica de 20º. Si se desean verdaderas
proyecciones ortogonales se deben tomar una proyección con 45º de
inclinación cefálica y otra con 45º de inclinación caudal, las cuales son
muy útiles para las fracturas del tercio distal, adicionalmente se
recomienda hacer una proyección con estrés mediante un peso de 10 Lb
amarrada a la mano para evaluar la integridad de los ligamentos
coracoclaviculares.
21
Clasificación
La clasificación tradicional de la clavícula ha sido en tercios de forma
arbitraria (Allman, Nordqvist y Peterson),3,4 y son más comunes las
fracturas entre el tercio medio con distal.
Otros autores como Robinson en 1998, propuso la clasificación de las
fracturas de clavícula en quintos, con inicio 3/5 en la parte medial y 2/5
restantes en la parte lateral, representan las fracturas del tercio medio y
la porción lateral las más comunes.5
Neer por su parte define las fracturas de la porción lateral de la clavícula
de acuerdo con la parte medial el ligamento trapezoide (ligamentos
coracoclaviculares),4 él determina fracturas de la parte distal de la
clavícula aquellas que no tengan compromiso de los ligamentos
coracoclaviculares (tipo 1) de aquellas con compromiso de los
ligamentos que van a llevar a desplazamiento amplio de los fragmentos
(tipo 2), estas últimas tienen el riesgo de no consolidación por la
inestabilidad.
Tratamiento inicial
En el servicio de urgencias el tratamiento inicial consiste en brindar
analgesia y curación de los traumas de los tejidos blandos. La
inmovilización de las fracturas de clavícula se logra con cabestrillo, el
22
Tratamiento definitivo
Para las fracturas no desplazadas o poco desplazadas el tratamiento no
quirúrgico consiste en usar cabestrillo por un máximo de 6 semanas, 4 es
el estándar. Durante este periodo se debe instruir claramente al paciente
a realizar movimientos continuos de la mano y el codo. La movilidad del
hombro se debe estimular de manera progresiva hasta que se logre sin
restricción por el dolor.
Para los pacientes con fracturas desplazadas mas de 20 mm entre los
fragmentos, fracturas abiertas, inminencia de lesión en la piel, fracturas
en el mismo hemicuerpo que requieran rehabilitación temprana o
lesiones complejas asociadas que requieran tratamiento quirúrgico7,8
existen múltiples estrategias, entre las cuales se cuentan osteosíntesis
con placas anteriores, superiores o clavos intramedulares (figura 11-1 y
11- 2).
Complicaciones
Las complicaciones están dadas principalmente por 2 razones, la
primera, en los pacientes que tienen un acortamiento mayor de 3 cm se
presenta una disminución de la fuerza de palanca para elevar el hombro
y dolor para los movimientos de la articulación del hombro. La segunda
es la falta de consolidación, la cual es muy rara en los pacientes con
fracturas poco desplazadas (menos del 3%) pero si representa un
problema para los pacientes con fracturas segmentarias, abiertas,
fumadores o a quienes se les realizó osteosíntesis (5%).8
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Refracturas
Usualmente ocurren cuando se permite actividad completa temprana del
hombro, en particular en los deportes de contacto, por la rápida respuesta
de la clavícula a la consolidación, el dolor disminuye rápidamente y
permite a los pacientes realizar movimientos activos de forma precoz,
por lo que a los pacientes con deporte de alta competencia se les debe
restringir la actividad al menos los 3 primeros meses, mientras se da la
consolidación completa. La refractar posterior al retiro de material es
rara, especialmente si se hace el retiro luego de 18 meses de la fractura
inicial.8
Lesiones neurovasculares
Se presenta poco frecuente pero se han hecho reportes de casos de
trombosis y pseudoaneurismas de la arteria subclavia o de la arteria
axilar, tiempo después de la fractura, en pacientes que se presenten con
síntomas de atrofia o intolerancia al frío de la extremidad superior
fracturadas, se debe sospechar trombosis secundaria a lesión intimal,
pero también puede deberse a compresión en el espacio costo clavicular.
7,8
Escápula
Las fracturas de la escápula son lesiones relativamente raras, representan
entre el 3% y el 5% de las fracturas de la cintura escapular y el 1% del
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Examen clínico
Conocer el mecanismo de trauma nos permite hacer un diagnóstico
adecuado y el subsecuente tratamiento, traumas con el brazo en
extensión o luxación del hombro pueden llevar a fracturas del borde
glenoideo, traumas de alta energía sobre el tronco nos deben llevar a
sospechar fracturas del cuerpo escapular o del cuello glenoideo con
posible extensión a la fosa glenoidea, traumas inferosuperiores directos
pueden llevar a fracturas de la espina escapular o el acromion y traumas
por tracción pueden llevar a fracturas avulsivas o lesiones
neurovasculares con avulsión del plexo braquial.9,10
En el examen físico se debe iniciar con la inspección, allí evaluaremos la
forma del hombro, si se evidencian asimetrías, depresiones o
aplanamiento, lo que es altamente sugestivo de fractura de la espina o el
acromion, abrasiones o edema, además de equimosis, que no siempre se
asocia con la energía del trauma, pero puede retrasar el tratamiento
definitivo si se piensa en tratamiento quirúrgico.9,10,12
A la palpación buscar sensibilidad sobre los tejidos blandos y las
prominencias óseas alrededor de la escápula, además de palpación de
clavícula y articulación acromioclavicular y esternoclavicular ayuda a
definir el sitio probable de fractura o luxaciones asociadas. Los pacientes
con fractura de escápula experimentan limitación o imposibilidad para
realizar arcos de movilidad del hombro tanto activos como pasivos, se
encuentra en muchos de los casos al paciente con el brazo que le cuelga
y en aducción.10
Es importante documentar en la historia clínica deficiencias neurológicas
asociadas, realizar evaluación juiciosa de sensibilidad en el hombro y
movimientos de mano y muñeca para evaluar tanto nervio axilar
mediano, ulnar y radial, además de pulsos, llenado capilar y temperatura
de la extremidad.10
Las lesiones asociadas a fracturas de escápula se presentan entre el
80%-95% de los pacientes,11 las lesiones más comunes en frecuencia
son: lesiones torácicas 80%,12 lesiones de la extremidad contralateral,
trauma craneal, lesiones en columna 15%.11,12 La tasa de mortalidad varía
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Imágenes
Las imágenes para evaluación de las fracturas de escápula incluyen: una
verdadera anteroposterior (AP) de la articulación gleno humeral,
radiografía axilar y radiografía tangencial de escápula (proyección en
Y). La radiografía AP permite identificar la articulación glenohumeral, el
mal alineamiento a este nivel o angulación del cuello glenoideo, además
de fracturas del cuerpo escapular. La proyección axilar es útil para
evaluar la relación entre la cabeza humeral y la fosa glenoidea, el
acromion y el proceso coracoideo. La proyección tangencial de escápula
muestra el desplazamiento rotaciones de la glenoides y el cuerpo
escapular (figura 11-3).9,10
Tratamiento inicial
El tratamiento inicial de las fracturas de escápula está dado por las
lesiones asociadas y que pueden atentar contra la vida del paciente. Una
vez estas se controlan, depende de la localización dentro de la escápula
para establecer las metas del tratamiento y el pronóstico.9,10
Para las fracturas no desplazadas aisladas el tratamiento es con un
cabestrillo como método analgésico y estimular al paciente incrementar
la actividad del hombro hasta lograrlo sin restricción. El cabestrillo se
debe usar por un máximo de 4 semanas, generalmente se utiliza por 2 a 3
semanas mientras se controla el dolor y se inclina movimientos
pendulares.9,10
Las fracturas del cuerpo escapular rara vez requieren tratamiento
quirúrgico, puesto que las tasas de no consolidación son raras. Solo
aquellas que presenten desplazamiento mayor a 1cm deben ser
consideradas para tratamiento quirúrgico. Se inicia tratamiento con
cabestrillo y luego de 1 semana de inmovilización se debe iniciar
ejercicios pendulares.9,10
Las lesiones del complejo suspensorio superior del húmero a través de
una porción del anillo se pueden tratar de manera conservadora, ya que
se consideran estables, mientras que las que ocurren en 2 sitios del
anillo, o combinaciones entre una porción del anillo y uno o ambas
puntas, se convierten en potencialmente inestables por lo que se debe
pensar en tratamiento quirúrgico, puesto que llevan a alteraciones en la
función y consolidación ósea lo que se traduce en artrosis a largo plazo.9
Las fracturas avulsivas, si se presentan de forma aislada pueden ser
tratadas de forma conservadora, con inmovilización con cabestrillo por 4
a 6 semanas, iniciar las 2 primeras semanas con movimientos de flexo
extensión de codo y muñeca y posteriormente con ejercicios pendulares.
10
32
Tratamiento definitivo
La decisión del tratamiento quirúrgico en las fracturas de escápula está
basado en el grado de desplazamiento y la inclinación caudal del
fragmento glenoideo. Se recomienda tratamiento quirúrgico cuando hay
desplazamiento medial mayor a 1cm o angulación mayor a 40º.9,10
Las fracturas de la fosa glenoidea son de tratamiento quirúrgico si se
presenta un escalón de 5 mm en la superficie articular o una brecha con
desplazamiento inferior que genere subluxación de la cabeza humeral.
Generalmente en las fracturas de cuerpo glenoideo se realiza un abordaje
posterior, y aplicación de placa de reconstrucción pélvica con
orientación horizontal u oblicua o placa de minifragmentos con
múltiples tornillos, para lograr la estabilidad necesaria no se utilizan
tornillos como único método de fijación por no ser suficientes por la
calidad ósea escapular.9,10
Para las fracturas de fosa glenoidea se puede utilizar un abordaje delta
pectoral o posterior, con utilización de tornillos de compresión
interfragmentaria o placa de soporte según patrón de fractura (figura
11-7).
Complicaciones
Uno de las principales complicaciones es pasar por alto el diagnóstico,
como se mencionó previamente, hasta el 90% de las fracturas de
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1 Diego A. Peñate
Daniela Carmona
Clavícula
La clavícula es uno de los huesos más comúnmente fracturado,
representa del 2,6% al 4% de todas las fracturas y 35% a 44% de las
fracturas de la cintura escapular. En el sexo masculino tiene una
distribución bimodal con el primer pico antes de los 25 años y el
segundo pico entre los 55 y 75 años de edad. En las mujeres la
distribución es simple con la mayor incidencia en la sexta década de la
vida.1
Por su forma irregular de “S” alargada presenta en su tercio medio un
punto donde es susceptible de fracturarse por las fuerzas de tensión al
sufrir impacto indirecto con el hombro en posición neutra, otro
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Imágenes
Para la clavícula la radiografía convencional es suficiente para definir el
tratamiento definitivo. Consiste en proyección AP y una complementaria
con una angulación cefálica de 20º. Si se desean verdaderas
proyecciones ortogonales se deben tomar una proyección con 45º de
inclinación cefálica y otra con 45º de inclinación caudal, las cuales son
muy útiles para las fracturas del tercio distal, adicionalmente se
recomienda hacer una proyección con estrés mediante un peso de 10 Lb
amarrada a la mano para evaluar la integridad de los ligamentos
coracoclaviculares.
En los casos en los que se realiza osteosíntesis con placa se puede
complementar con una radiografía con abducción del hombro de 135º y
el rayo a 25º cefálico, lo que permite que la clavícula rote en su propio
eje y se pueda ver la diáfisis que esta cubierta por la placa.
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Clasificación
La clasificación tradicional de la clavícula ha sido en tercios de forma
arbitraria (Allman, Nordqvist y Peterson),3,4 y son más comunes las
fracturas entre el tercio medio con distal.
Otros autores como Robinson en 1998, propuso la clasificación de las
fracturas de clavícula en quintos, con inicio 3/5 en la parte medial y 2/5
restantes en la parte lateral, representan las fracturas del tercio medio y
la porción lateral las más comunes.5
Neer por su parte define las fracturas de la porción lateral de la clavícula
de acuerdo con la parte medial el ligamento trapezoide (ligamentos
coracoclaviculares),4 él determina fracturas de la parte distal de la
clavícula aquellas que no tengan compromiso de los ligamentos
coracoclaviculares (tipo 1) de aquellas con compromiso de los
ligamentos que van a llevar a desplazamiento amplio de los fragmentos
(tipo 2), estas últimas tienen el riesgo de no consolidación por la
inestabilidad.
Tratamiento inicial
En el servicio de urgencias el tratamiento inicial consiste en brindar
analgesia y curación de los traumas de los tejidos blandos. La
inmovilización de las fracturas de clavícula se logra con cabestrillo, el
cual brinda confort al paciente mientras la fractura consolida pero no
evita un mayor desplazamiento de los fragmentos óseos.6
Tratamiento definitivo
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Complicaciones
Las complicaciones están dadas principalmente por 2 razones, la
primera, en los pacientes que tienen un acortamiento mayor de 3 cm se
presenta una disminución de la fuerza de palanca para elevar el hombro
y dolor para los movimientos de la articulación del hombro. La segunda
es la falta de consolidación, la cual es muy rara en los pacientes con
fracturas poco desplazadas (menos del 3%) pero si representa un
problema para los pacientes con fracturas segmentarias, abiertas,
fumadores o a quienes se les realizó osteosíntesis (5%).8
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Refracturas
Usualmente ocurren cuando se permite actividad completa temprana del
hombro, en particular en los deportes de contacto, por la rápida respuesta
de la clavícula a la consolidación, el dolor disminuye rápidamente y
permite a los pacientes realizar movimientos activos de forma precoz,
por lo que a los pacientes con deporte de alta competencia se les debe
restringir la actividad al menos los 3 primeros meses, mientras se da la
consolidación completa. La refractar posterior al retiro de material es
rara, especialmente si se hace el retiro luego de 18 meses de la fractura
inicial.8
Lesiones neurovasculares
Se presenta poco frecuente pero se han hecho reportes de casos de
trombosis y pseudoaneurismas de la arteria subclavia o de la arteria
axilar, tiempo después de la fractura, en pacientes que se presenten con
síntomas de atrofia o intolerancia al frío de la extremidad superior
fracturadas, se debe sospechar trombosis secundaria a lesión intimal,
pero también puede deberse a compresión en el espacio costo clavicular.
7,8
Escápula
Las fracturas de la escápula son lesiones relativamente raras, representan
entre el 3% y el 5% de las fracturas de la cintura escapular y el 1% del
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Examen clínico
Conocer el mecanismo de trauma nos permite hacer un diagnóstico
adecuado y el subsecuente tratamiento, traumas con el brazo en
extensión o luxación del hombro pueden llevar a fracturas del borde
glenoideo, traumas de alta energía sobre el tronco nos deben llevar a
sospechar fracturas del cuerpo escapular o del cuello glenoideo con
posible extensión a la fosa glenoidea, traumas inferosuperiores directos
pueden llevar a fracturas de la espina escapular o el acromion y traumas
por tracción pueden llevar a fracturas avulsivas o lesiones
neurovasculares con avulsión del plexo braquial.9,10
En el examen físico se debe iniciar con la inspección, allí evaluaremos la
forma del hombro, si se evidencian asimetrías, depresiones o
aplanamiento, lo que es altamente sugestivo de fractura de la espina o el
acromion, abrasiones o edema, además de equimosis, que no siempre se
asocia con la energía del trauma, pero puede retrasar el tratamiento
definitivo si se piensa en tratamiento quirúrgico.9,10,12
A la palpación buscar sensibilidad sobre los tejidos blandos y las
prominencias óseas alrededor de la escápula, además de palpación de
clavícula y articulación acromioclavicular y esternoclavicular ayuda a
definir el sitio probable de fractura o luxaciones asociadas. Los pacientes
con fractura de escápula experimentan limitación o imposibilidad para
realizar arcos de movilidad del hombro tanto activos como pasivos, se
encuentra en muchos de los casos al paciente con el brazo que le cuelga
y en aducción.10
Es importante documentar en la historia clínica deficiencias neurológicas
asociadas, realizar evaluación juiciosa de sensibilidad en el hombro y
movimientos de mano y muñeca para evaluar tanto nervio axilar
mediano, ulnar y radial, además de pulsos, llenado capilar y temperatura
de la extremidad.10
Las lesiones asociadas a fracturas de escápula se presentan entre el
80%-95% de los pacientes,11 las lesiones más comunes en frecuencia
son: lesiones torácicas 80%,12 lesiones de la extremidad contralateral,
trauma craneal, lesiones en columna 15%.11,12 La tasa de mortalidad varía
41
Imágenes
Las imágenes para evaluación de las fracturas de escápula incluyen: una
verdadera anteroposterior (AP) de la articulación gleno humeral,
radiografía axilar y radiografía tangencial de escápula (proyección en
Y). La radiografía AP permite identificar la articulación glenohumeral, el
mal alineamiento a este nivel o angulación del cuello glenoideo, además
de fracturas del cuerpo escapular. La proyección axilar es útil para
evaluar la relación entre la cabeza humeral y la fosa glenoidea, el
acromion y el proceso coracoideo. La proyección tangencial de escápula
muestra el desplazamiento rotaciones de la glenoides y el cuerpo
escapular (figura 11-3).9,10
Tratamiento inicial
El tratamiento inicial de las fracturas de escápula está dado por las
lesiones asociadas y que pueden atentar contra la vida del paciente. Una
vez estas se controlan, depende de la localización dentro de la escápula
para establecer las metas del tratamiento y el pronóstico.9,10
Para las fracturas no desplazadas aisladas el tratamiento es con un
cabestrillo como método analgésico y estimular al paciente incrementar
la actividad del hombro hasta lograrlo sin restricción. El cabestrillo se
debe usar por un máximo de 4 semanas, generalmente se utiliza por 2 a 3
semanas mientras se controla el dolor y se inclina movimientos
pendulares.9,10
Las fracturas del cuerpo escapular rara vez requieren tratamiento
quirúrgico, puesto que las tasas de no consolidación son raras. Solo
aquellas que presenten desplazamiento mayor a 1cm deben ser
consideradas para tratamiento quirúrgico. Se inicia tratamiento con
cabestrillo y luego de 1 semana de inmovilización se debe iniciar
ejercicios pendulares.9,10
Las lesiones del complejo suspensorio superior del húmero a través de
una porción del anillo se pueden tratar de manera conservadora, ya que
se consideran estables, mientras que las que ocurren en 2 sitios del
anillo, o combinaciones entre una porción del anillo y uno o ambas
puntas, se convierten en potencialmente inestables por lo que se debe
pensar en tratamiento quirúrgico, puesto que llevan a alteraciones en la
función y consolidación ósea lo que se traduce en artrosis a largo plazo.9
Las fracturas avulsivas, si se presentan de forma aislada pueden ser
tratadas de forma conservadora, con inmovilización con cabestrillo por 4
a 6 semanas, iniciar las 2 primeras semanas con movimientos de flexo
extensión de codo y muñeca y posteriormente con ejercicios pendulares.
10
46
Tratamiento definitivo
La decisión del tratamiento quirúrgico en las fracturas de escápula está
basado en el grado de desplazamiento y la inclinación caudal del
fragmento glenoideo. Se recomienda tratamiento quirúrgico cuando hay
desplazamiento medial mayor a 1cm o angulación mayor a 40º.9,10
Las fracturas de la fosa glenoidea son de tratamiento quirúrgico si se
presenta un escalón de 5 mm en la superficie articular o una brecha con
desplazamiento inferior que genere subluxación de la cabeza humeral.
Generalmente en las fracturas de cuerpo glenoideo se realiza un abordaje
posterior, y aplicación de placa de reconstrucción pélvica con
orientación horizontal u oblicua o placa de minifragmentos con
múltiples tornillos, para lograr la estabilidad necesaria no se utilizan
tornillos como único método de fijación por no ser suficientes por la
calidad ósea escapular.9,10
Para las fracturas de fosa glenoidea se puede utilizar un abordaje delta
pectoral o posterior, con utilización de tornillos de compresión
interfragmentaria o placa de soporte según patrón de fractura (figura
11-7).
Complicaciones
Uno de las principales complicaciones es pasar por alto el diagnóstico,
como se mencionó previamente, hasta el 90% de las fracturas de
47
Bibliografía
1. Rüedi TP, Murphy WM. AO Principles of fracture management.
GeorgeTieme Verlag; 2001.
48
2 Juan M. Romero A.
Introducción
Las fracturas de húmero proximal representan cerca del 5% de las
fracturas que ocurren en el esqueleto apendicular.1 Son la tercera más
frecuente fractura en los pacientes ancianos después de las fracturas de
cadera y de radio distal.2 Más del 70% de los pacientes que padecen esta
fractura son mayores de 60 años, tres cuartas partes de ellos son mujeres
y se deben en un 87% a caída de baja energía lo cual sugiere que la
osteoporosis desempeña un papel importante en su presentación.3
Factores que incrementan el riesgo o la severidad de una caída y por
tanto la probabilidad de padecer una fractura de este tipo son: un
detrimento reciente en el estado de salud, la diabetes
insulinorrequiriente, los pacientes poco deambuladores o con
enfermedades debilitantes neuromusculares y el antecedente de fractura
de cadera.4
Se sabe que cerca del 75% de las caídas que generan las fracturas de
húmero proximal ocurren desde la posición de bipedestación o incluso a
menos altura (caída de una silla o cama), en pacientes con marcha lenta
o tambaleante y aquellos con pérdida de reflejos (incapaces de estirar su
brazo o mano para evitar o frenar la caída), la caída oblicuamente hacia
adelante es la más común.5 Otros aspectos epidemiológicos propios de
este tipo de fracturas son el hecho que no existe prevalencia en las
lesiones izquierda ni derecha, son más frecuentes en horas de poca
visibilidad (en países donde existe estaciones ocurre en el invierno) en
51
cuanto al lugar donde ocurren, las mujeres las padecen por caídas al
interior de hogar y los hombres fuera del mismo.6
Cabe destacar que esta clase de fracturas del húmero presentan una
distribución bimodal de acuerdo a la edad y al mecanismo de las
mismas, tienen un pico en los hombres entre los 18 y los 45 años donde
los accidentes de trabajo, deportivos y los de tránsito ocurren con trauma
de alta energía, por otra parte las lesiones de baja energía y por caídas
desde la bipedestación son más frecuentes en mujeres mayores de 65
años y con larga expectativa de vida.7
Anatomía
El húmero proximal está conformado por cuatro segmentos que son la
cabeza, la tuberosidad mayor, la menor y la diáfisis. Estos conforman
una sola unidad que se une a través de la superficie articular de la epífisis
con la glenoides de la escápula y conforman la articulación
glenohumeral de gran movilidad y estabilizada por una serie de
músculos que conforman la llamada cintura escapular. Dentro de estos se
encuentran los músculos del manguito rotador que son: el supraespinoso,
infraespinoso y el redondo menor que se insertan en la tuberosidad
mayor y el subescapular que se inserta en la tuberosidad menor.
La inervación del supra e infraespinoso está dada por el nervio
supraescapular mientras que la del subescapular y redondo menor son
por la acción del nervio subescapular y axilar respectivamente, estos
músculos proporcionan movilidad en el plano axial y coronal sino que
además se constituyen en estabilizadores dinámicos de la glenohumeral.
El deltoides es un músculo inervado por el nervio axilar cuyo origen
radica en el tercio lateral de la clavícula y escápula (espina y acromion)
y se inserta en la tuberosidad deltoidea del húmero en su cara lateral
proximal, conformado por 3 cabezas musculares: la anterior responsable
de la flexión anterior y rotación interna, la media por la abducción y la
posterior por la extensión y rotación externa.8
En promedio el ángulo cervicodiafisiario del húmero es 130° y con 19 °
a 22° de retroversión de la cabeza humeral en relación a la diáfisis. El
52
Evaluación clínica
Tras haber obtenido la información inicial del paciente (edad y
circunstancias o mecanismo del trauma), se debe determinar las
condiciones de base o comorbilidades concurrentes. Entre ellos cabe
destacar la diabetes, enfermedad renal, fracturas de cadera o radio
previas, antecedente de cáncer, endocrinopatías, tabaquismo.
En el examen físico podemos encontrar edema, dolor, equimosis en
hombro y en algunos casos deformidad. Debe evaluarse cuidadosamente
las raras pero serias complicaciones en relación al estado de los tejidos
blandos y daño neurovascular. Las fracturas abiertas son infrecuentes
53
Evaluación radiológica
El estudio imaginológico que se requiere en todo paciente que se
presenta con historia clínica compatible con fractura de húmero
54
Tratamiento
El tratamiento de las fracturas de húmero había sido discutido en
antiguos textos desde hace 3 mil años, las técnicas de éste que incluían
la reducción e inmovilización con vendajes y férula permanecieron casi
sin modificaciones hasta finales del siglo 19 cuando la introducción de la
anestesia y los rayos x, permitió proponer métodos más adecuados de
tratamiento. El papiro de Edwin Smith , antiguo texto de origen egipcio
reúne la descripción de 3 casos de fracturas alrededor del hombro y del
tratamiento en ese entonces realizado que incluía la tracción longitudinal
hasta obtener un crépito con recuperación de la longitud de la
extremidad luego de lo cual la misma era inmovilizada con vendajes de
algodón y alumbre (sulfato doble de aluminio y potasio que contiene
propiedades asépticas) con aceite y miel los cuales eran cambiados
diariamente hasta su recuperación.23 Prueba de esto son los bien
conservados restos óseos encontrados en Nubia y Qua en Egipto
correspondientes al periodo de 1539 -1075 a.C (figura 12-6).24
59
dentro del año siguiente al trauma y lesiones del nervio axilar en el 30%
de los casos con casi la mitad de los mismos que se resuelven en las
primeras 12 semanas postrauma.29
Periodos prolongados de inmovilización absoluta no son adecuados y la
fisioterapia debe iniciarse tempranamente entre las 1 y 2 semanas esto ha
mostrado que genera en los pacientes menos dolor, menos limitación,
menor número de sesiones de fisioterapia y mayor arco de movilidad
pasiva y activa de la glenohumeral a 4 - 6 meses. Los movimientos que
se realizan en esta etapa temprana son: movilidad activa de cuello, codo,
muñeca y mano. Con movilización pasiva de hombro con flexión
anterior, abducción, y rotación externa no mayor a 30°- 40 ° en las
primeras 3 semanas para evitar el desplazamiento de la fractura (antes
del formación del callo óseo blando) , solo después de la 3 a 5 semanas
se inicia movilidad activa asistida y los ejercicios isométricos. El
proceso de rehabilitación es progresivo hasta lograr obtener movilidad,
agilidad y fuerza para retorno al trabajo o deporte cerca de las 12
semanas.30
El tratamiento quirúrgico se reserva entonces en términos generales
para:31
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68
Epidemiología
Las fracturas diafisiarias del húmero constituyen aproximadamente del
1% al 3% de todas las fracturas y corresponden al 20% de las fracturas
del húmero.1-3
Su presentación tiene una distribición bimodal; con una prevalencia en
hombres jóvenes por traumas de alta energía y en mujeres de edad
avanzada por caídas desde su altura.3
Anatomía
La diáfisis del húmero se extiende desde la inserción del músculo
pectoral mayor hasta la cresta supracondílea. Comprende los tres quintos
centrales del húmero.
En el plano transverso, su forma varía desde la circular proximal hasta la
triangular en la parte distal de la diáfisis, presenta entonces una
superficie posterior, anteromedial y anterolateral. Proximalmente el
canal medular se abre ampliamente, pero distalmente se estrecha
progresivamente desde 3 cm proximal a la fosa olecraneana.
Los septos faciales dividen al brazo en compartimentos anterior y
posterior; el posterior contiene el tríceps y el anterior los flexores del
codo, bíceps y braquial anterior, y el coracobraquial. La arteria braquial
y los nervios musculocutáneo y mediano están en el compartimento
anterior, y el nervio ulnar se origina en el compartimento anterior pero
pasa al posterior en la parte distal medial del brazo a 8 cm del epicóndilo
medial en la arcada de Struthers.
Dada la proximidad del nervio radial a la anatomía ósea del húmero,
tiene un gran riesgo de lesionarse en las fracturas diafisiarias del húmero
(figura13-1). Comienza anteromedial, en relación con el músculo
subescapular y luego cruza posterior al húmero en el surco espiral o
canal de torsión del radial, aproximadamente a 10 cm del borde lateral
71
Figura 13-1. Anatomía del húmero diafisiario y sus relaciones con los
nervios axilar, radial y ulnar.
Tomado de:1
Evaluación clínica
Los hallazgos clínicos de la fractura diafisiaria del húmero son comunes
a las fracturas de huesos largos; dolor, edema, crepitación, movilidad
anormal e inestabilidad en el segmento de la extremidad comprometido
con deformidad algunas veces grotesca.
Dentro del examen físico debe evaluarse la piel circunferencialmente en
búsqueda de abrasiones o heridas en relación con la deformidad que
puedan comunicar la fractura con el exterior, principalmente aquellas
con sangrado con gotas de grasa.
El estado vascular debe evaluarse con el llenado capilar y palpar los
pulsos distales. La evaluación neurológica, tanto de la parte motora
como de la sensibilidad distal son de suma importancia. Aunque deben
examinarse todos los nervios periféricos, el nervio radial merece
particularmente una evaluación cuidadosa, ya que está especialmente en
73
Diagnóstico radiológico
El examen radiológico incluye radiografías simples con proyecciones
anteroposterior y lateral de la diáfisis, en lo posible sin dispositivos de
inmovilización como férulas u ortesis, así como radiografías de hombro
y codo.
La tomografía puede ser útil en pocos casos muy seleccionados,
principalmente aquellos en los que se sospechen trazos ocultos con
extensión metaepifisiaria proximal o distal. La resonancia nuclear
magnética y los estudios electromiográficos y de conducción nerviosa no
tienen cabida en el trauma agudo.2,5,6
Clasificación
Pueden describirse de manera simple; por la localización anatómica en
la diáfisis (tercio proximal medio y distal), el patrón de fractura
(transversa, espiroidea, oblicua, conminuta, segmentaria, con fragmento
en cuña o mariposa) y por la dirección y el grado de desplazamiento
(figura13-2). Además de anotar si es una fractura cerrada o abierta, para
éstas últimas aplica la clasificación de Gustilo y Anderson, y si está
asociada a una lesión neurovascular.
La clasificación de la AO/ASIF que denomina al húmero como 1 y a su
diáfisis como 2, y estratifica las fracturas en 3 tipos A, B y C: fracturas
simples, en cuña y fracturas complejas respectivamente (figura13-3).2,5,6
Y de allí 3 subgrupos de cada una, nombrados de 1 a 3 con complejidad
creciente, así:
74
Figura 13-2. Fractura diafisiaria de la union del tercio medio y distal del
húmero completa, transversa con desplazamiento y angulación.
Tratamiento
Históricamente el tratamiento no quirúrgico es el de elección para la
mayoría de las fracturas diafisiarias del húmero, apoyados en que es un
segmento óseo que no soporta peso durante la locomoción, que su
cobertura muscular y de tejidos blandos puede encubrir deformidades,
no se produce discapacidad funcional producto de discrepancias de
75
Tratamiento no quirúrgico
La mayoría de las fracturas diafisiarias del húmero pueden tratarse
ortopédicamente, tener en cuenta dos principios; la gravedad ayuda a
alinear la extremidad y la compresión mediante una inmovilización
adecuada que neutralice las fuerzas deformantes.
Tiene las ventajas de evitar la cirugía con riesgos como, infección y de
lesión del nervio radial.
Existen criterios de reducción aceptable en las fracturas diafisiarias del
húmero:
76
Tratamiento quirúrgico
Las indicaciones del tratamiento quirúrgico son:3,5,9
• Fracturas abiertas.
• Fracturas segmentarias.
• Fracturas patológicas.
• Fracturas bilaterales de húmero.
• Fracturas asociadas a lesión vascular.
• Fracturas asociadas a lesión del plexo braquial.
• Fracturas asociadas a fracturas dobles del antebrazo ipsilateral
(codo flotante).
78
Placas
Son el estándar de oro para la fijación interna de las fracturas diafisiarias
de húmero.10 Con alguna modificación en el implante o en el abordaje, la
fijación con placas puede aplicarse casi a cualquier fractura. Sus ventajas
radican en la posibilidad que ofrecen de realizar una reducción abierta
anatómica bajo visión directa, una compresión interfragmentaria y si se
quiere la identificación, exploración y protección del nervio radial. Sus
problemas potenciales son la disección amplia de los tejidos blandos
algunas veces requerida en el abordaje quirúrgico para su colocación y la
posibilidad de lesión iatrogénica del nervio radial.2 Las tasas de
consolidación con placas alcanzan del 94% al 97%, pseudoartrosis con
falla del material del 0% al 7%, infección del 0% al 6%, lesión del
nervio radial del 0% al 5% (figura 13-5).3,5,10
Sus desventajas han motivado el advenimiento de nuevas técnicas
deslizadas de fijación por mínima invasión, diseñadas principalmente
para la fijación por vía anterior para proteger el curso posterior del
nervio radial, con altas tasas de consolidación mayores del 90%.
Clavo intramedular
Los beneficios del enclavijamiento endomedular incluyen que es un
procedimiento menos invasivo, con abordajes más pequeños con mínima
disección de los tejidos y sin desperiostización, el depósito en el foco de
fractura de autoinjerto óseo producto del fresado del canal medular, la
preservación de la circulación perióstica y las propiedades de soporte de
80
Fijación externa
Su indicación como tratamiento definitivo de las fracturas diafisiarias de
húmero es rara, se pueden mencionar alguna como el daño extenso de
tejidos blandos o quemaduras. Como estabilización temporal es un buen
método, como es el caso de pacientes politraumatizados inestables o con
fracturas múltiples de hueso largos y fracturas abiertas asociadas a lesión
vascular.2
Complicaciones
Dentro de las complicaciones tanto de la fractura diafisiaria del húmero,
como de su tratamiento, se cuentan la parálisis del nervio radial, la
infección y la no unión o pseudoartrosis. Merece una consideración
especial la lesión del nervio radial por su frecuencia e impacto funcional,
por lo que nos vamos a detener en ella.
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84
4 Luis F. Estrada A.
Introducción
El codo tiene como función ubicar la mano en el espacio, está
compuesto por el extremo distal del húmero y los extremos proximales
del radio y el cúbito relacionados en 3 articulaciones: radiocapitelar,
cúbito humeral y radio cubital proximal. La armonía de estas estructuras
acompañada de un adecuado funcionamiento músculoligamentario
permite los movimientos de flexo extensión y pronosupinación
utilizados en la cotidianidad.1
Las fracturas alrededor del codo generalmente están asociadas a lesiones
ligamentarias y a veces a daños en estructuras neurovasculares. Su
adecuado diagnóstico y tratamiento puede disminuir la repercusión
funcional que causa este tipo de traumas. El reconocimiento del
mecanismo de trauma y de los diferentes patrones de daño que se
presentan debe ser comprendido para poder realizar un adecuado
tratamiento del paciente. La fuerza agresora puede ser directa (golpe
contuso en el codo) o indirecta (caída sobre la mano con el codo
semiextendido).
Ante un paciente con trauma de codo se debe evaluar toda la extremidad
en busca de dolor, edema, equimosis y a veces crepitación y deformidad
con inestabilidad según las estructuras comprometidas.1
Fracturas de la coronoides
Es la porción en forma de pico en la parte anterior del cúbito y sirve
como sostén anterior de la fosa sigmoidea. Se inserta en la porción
anterior del ligamento lateral colateral medial y la cápsula anterior.
Es un estabilizador del codo y sus lesiones aisladas son raras.
Generalmente se presentan asociadas a luxación de codo por lo que
luego de reducir el codo se debe evaluar minuciosamente la radiografía
en proyección lateral, la coronoides está comprometida entre el 2% al
10% de los casos y en caso de dudas se realiza una tomografía.
La clasificación de Regan y Morray (basada en la radiografía lateral) las
divide del I al III según sea solo la punta de la coronoides (I) o hasta más
del 50% de la coronoides (III) (figura14- 3).8
En la tomografía axial computarizada se puede evaluar el compromiso
antero medial de esta coronoides (tubérculo sublime) que es donde se
inserta la porción anterior del ligamento lateral colateral medial y si no
se fija puede quedar una inestabilidad residual
90
Conclusión
Cuando se presenta un paciente con trauma de codo siempre se debe
buscar sistemáticamente fracturas o lesiones ligamentarias locales
además de descartar lesiones en las estructuras vecinas, el tratamiento va
encaminado a tener una articulación móvil funcional temprana
(inmovilizaciones menos de 3 semanas) para evitar la rigidez.
Dentro de las complicaciones de estas fracturas además de la rigidez esta
la osificación heterotópica, lesiones neurológicas principalmente nervio
cubital, instabilidad y artrosis postraumáticas.
91
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8. Regan W, Morrey B. Fractures of the coronoid process of the ulna. J
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Lectura recomendada
• Müller ME, Nazarian S, Koch P. The Comprehensive Classification
of Fractures of Long Bones. 1st ed. Berlin, Heidelberg. New York:
Springer-Verlag; 1990.
92
Fracturas de antebrazo
Juan D. Urrego R.
Luis F. Estrada A
Introducción
Las fracturas de antebrazo son lesiones comunes en el adulto en un
contexto de trauma, la evaluación inicial de estos pacientes se debe
centrar en realizar una buena historia clínica con descripción del
mecanismo del trauma, el examen físico completo y un adecuado estudio
de imágenes que permita un acercamiento diagnóstico tanto de la
fractura como de posibles lesiones asociadas y enfocar el tratamiento
inicial en la atención primaria y el proceso de remisión de ser necesario.
Chung et al en 2001 basados en datos del “National Hospital
Ambulatory Medical Care Survey” realiza un estimado de fracturas de
mano y antebrazo de 1.465.874 casos atendidos en salas de urgencias en
los estados unidos, correspondiente aproximadamente al 1,5 de todas las
consultas a urgencias, la mayoría de estas fracturas son de antebrazo
(44%), seguido de falanges, metacarpianos y huesos del carpo.1 Estudios
han reportado 2 picos de incidencia uno en hombres jóvenes entre 10 y
20 años y otro pico en mujeres mayores de 60 años.2
Examen clínico
Los pacientes con fractura de antebrazo tendrán como principal queja el
dolor y el edema en el antebrazo. Se debe interrogar al paciente acerca
del mecanismo del trauma o indagar con testigos detalles importantes
que pueden orientar al clínico en la toma de decisiones como la
necesidad de estudios adicionales.3
El examen se inicia con la inspección visual, evaluar el edema, la
deformidad, el color de la piel distal y la presencia de heridas que
orienten hacia una fractura abierta. Una palpación suave puede ayudar a
ubicar el foco de fractura, encontrar crepitación y evaluar la turgencia de
la piel. Un dolor intenso desproporcionado, edema marcado, parestesias,
cambios en la coloración de la piel y el dolor con la extensión pasiva de
los dedos son signos que deben alertar sobre la presencia de un síndrome
compartimental que requiere tratamiento quirúrgico emergente.4
Realizar un examen clínico vascular de la extremidad que incluya la
palpación de los pulsos radial y cubital, la arteria radial tiene una
localización superficial por lo que es fácilmente palpable en la muñeca
mientras que la arteria cubital puede no ser palpable, si los pulsos no son
palpables se debe examinar con un equipo de doppler portátil disponible
en cualquier unidad de control prenatal, realizar una evaluación
comparativa con el contralateral y ante la asimetría tener sospecha de
una lesión vascular, otros signos que pueden ayudar en la evaluación
vascular son la palidez o cianosis, la frialdad, el llenado capilar lento, la
pérdida de la onda de pulso en el oxímetro que se debe evaluar en varios
dedos y de manera bilateral, esta evaluación se debe realizar seriada para
detectar deterioro con respecto a la evaluación inicial.5
Se debe realizar una evaluación neurológica completa de la extremidad
en todos los pacientes y ante la presencia de cualquier deficiencia se
debe sospechar una lesión nerviosa, sin descartar que cualquier
alteración neurológica puede venir incluso desde la médula espinal,
lesión a tener en cuenta en pacientes con traumas de alta energía.6 Se
debe indagar sobre el tipo de dolor e irradiaciones, parestesias,
94
Imaginología
Las fracturas de antebrazo generalmente son diagnosticadas con
radiografías en las proyecciones anteroposterior (AP) y lateral en
rotación neutra, estas proyecciones deben mostrar el antebrazo desde el
codo hasta la muñeca, dado que en las proyecciones laterales el radio y
la ulna se superponen; las proyecciones oblicuas pueden ser útiles para
el diagnóstico de fracturas, en caso de duda sobre lesiones de las
articulaciones radioulnar distal o proximal se deben tomar proyecciones
ortogonales adicionales del codo y la muñeca, estas proyecciones son de
especial importancia en fracturas aisladas de la ulna o el radio para
descartar luxofracturas de Monteggia y Galeazzi (figura 15-1).
En las radiografías se deben evaluar los tejidos blandos en busca de
cuerpos extraños en fracturas abiertas, la localización de la fractura
(tercio proximal, medio o distal), el tipo de fractura (simple, compleja)
según el trazo, angulaciones, traslaciones, acortamientos, perdida de
relaciones articulares, compromiso del radio, ulna o ambos.
Los signos radiológicos que orientan al médico para sospechar lesiones
que pueden pasar desapercibidas: una línea trazada por el eje
longitudinal del radio y la cabeza radial debe pasar a través de la mitad
del capitellum en cualquier proyección, la pérdida de esta relación se da
por la luxación de la cabeza radial como en la lesión de Monteggia, en la
evaluación de la articulación radioulnar distal las proyecciones lateral y
AP deben mostrar la cabeza de la ulna que se articula con la fosa
sigmoidea del radio, el desplazamiento dorsal de la ulna distal y un
cambio en la relación entre los extremos distales del radio y la ulna
mayor de 5 mm orientan hacia una ruptura de la articulación radioulnar
distal al igual que la fractura de la apófisis estiloides ulnar; las
95
Lesiones asociadas
Luxofracturas de Monteggia o lesión de Monteggia
Consiste en la luxación del radio proximal asociado a fractura de la ulna,
el mecanismo de trauma que pueden causar esta lesión: golpe contuso
directo sobre la cara ulnar del antebrazo y caída con el antebrazo en
hiperpronación o hiperextensión, con la supinación se produce una
fuerte fuerza de tracción del bíceps hacia anterior, luxar la cabeza del
radio y la fractura de la ulna se puede producir por fuerzas de
compresión en la caída (figura 15-1).
96
Luxofractura de Galeazzi
Consiste en la fractura del radio asociado a la inestabilidad de la
articulación radioulnar distal, generalmente se presentan con una
fractura de la mitad distal del radio, en esta lesión se da una perturbación
de la membrana interósea desde el sitio de la fractura hasta la
articulación radioulnar distal, usualmente el mecanismo de trauma es por
una caída con pronación del antebrazo. Se puede presentar además, con
compromiso del fibrocartílago triangular, se debe prestar atención
entonces en las fracturas de radio la posible asociación de esta lesión,
que puede llegar a ser de hasta 1 de cada 4 fracturas de radio diafisiarias
(figura 15-2).10 El tratamiento de esta lesión es quirúrgico con reducción
abierta y fijación interna del radio, al lograr esta fijación la ulna recupera
su posición en la mayoría de los casos.
Fractura abierta
97
Tratamiento
La fractura aislada de la ulna (fractura del bastonazo) (figura15-2), se
pueden tratar de manera conservadora si cumple los siguientes criterios:
Bibliografía
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101
Lectura recomendada
• Moss J, Bynum D. Diaphyseal Fractures of the Radius and Ulna in
Adults. Hand Clin; 2007; 23:143-51.
102
Introducción
Las lesiones del extremo distal del radio, han sido unas de las más
analizadas y descritas en los textos de cirugía ortopédica y tratados
afines; en la denominada era moderna de la medicina, aun antes de
disponer de ayudas diagnósticas como los rayos X, Abraham Colles en
1814, según los textos ingleses, hace un análisis de los signos clínicos
presentes en quienes habían sufrido trauma en extensión de la muñeca,
presentaron deformidad en forma de dorso de tenedor y publica una guía
de tratamiento mediante manipulación cerrada e inmovilización, se
disminuyen de manera notoria las secuelas hasta entonces casi
universales que quedaban.
Durante todo el siglo XIX distintos autores hicieron aportes en este
tema, y es así como surgen los epónimos que aun hoy son de uso común:
en 1838 Rhea Barton en Filadelfia describe las lesiones de los rebordes
del radio, como Barton volar y dorsal, según su localización. En Irlanda
hacia 1854, Smith describe un patrón de lesión poco frecuente que
ocurre cuando el trauma se presenta sobre la cara dorsal de la muñeca y
genera un desplazamiento hacia anterior del radio distal, y en adelante se
denominó como Colles invertida o lesión tipo Smith.
Con la invención de los rayos X en 1895, por el físico alemán Conrad
RÖetgen, se facilita la distinción entre luxaciones y fracturas; además de
dar más certeza al análisis de los patrones de fragmentación del radio
distal. Surgen en adelante múltiples sistemas de clasificación, técnicas de
reconstrucción, publicaciones con el análisis de las secuelas y
pronósticos de acuerdo con las lesiones específicas y grupos de
pacientes; con el concebido adelanto en la tecnología asociada para su
tratamiento.
Se presentó un cambio conceptual acerca del tratamiento de estas
fracturas, desde cuando el doctor Colles anotaba que aun ante
deformidades permanentes, la función permanecía casi inalterada; hasta
103
Epidemiologia y fisiopatología
El radio distal es una de las zonas con más frecuencia se fractura de los
huesos largos del ser humano. Con mayor incidencia por encima de los
60 a 70 años, pero puede ocurrir en cualquier grupo de edad. En las
personas mayores casi siempre están en relación con caídas desde su
propia altura, mientras en los más jóvenes con frecuencia están
relacionados causas de más energía como accidentes de tránsito y
actividad deportiva. Representan aproximadamente la sexta parte de las
consultas en un servicio de urgencias ortopédicas. Son más frecuentes en
las mujeres con proporciones tan altas como 2:1 en ancianos; se calcula
que en personas blancas el riesgo de sufrir una fractura de radio distal
durante toda la vida es del 2% para los hombres y del 15% para las
mujeres, esto en relación con la presentación a edades más precoces de
la osteoporosis.2,4
Al analizar el patrón de lesión típico de las fracturas de radio distal, debe
considerarse que como acto reflejo al caerse, el ser humano extiende su
extremidad superior, para proteger el cráneo y el tronco; pone la mano y
muñeca como primera barrera de protección; tiene la mano apoyada
sobre la superficie y comienza la disipación de la energía; la muñeca se
104
Figura 16-4. Altura del radio. Altura del radio, se determina mediante la
medición entre las líneas A y B, indicando la proyección hacia distal de
la estiloides del radio.
Figura 16-7. Vacio articular. La flecha indica una zona de vacío articular
por la conminución y desplazamiento de los fragmentos de la fractura.
Clasificación
Los objetivos de cualquier método de clasificación de fracturas, deben
incluir el unificar los términos usados, permitir establecer un pronóstico
y plantear estrategias de tratamiento. Para las lesiones del radio distal se
han desarrollado múltiples clasificaciones, algunas más complejas que
otras; La de Frykman (1.967) ha sido de amplio uso, incluye la
consideración la lesión de la estiloides ulnar, dándole importancia a la
lesión de las superficies articulares radiocarpiana y radioulnar; pero es
poco práctica para plantear estrategias de tratamiento.2 La clasificación
de Melone (1.984)8 tiene más uso para las lesiones articulares y le da
gran valor a la articulación radioulnar distal, como predictor de
desenlaces, le permite al cirujano establecer el plan de tratamiento
basado en el tipo de fragmentación articular. La clasificación AO
elaborada por Fernández y Geissler (1991) es compleja con más de 25
112
subtipos, puede llegar a ser confusa aun para expertos. Fernández (1991)
publica una clasificación más simplificada, separa las fracturas en
función del mecanismo de lesión y da pautas de selección de
tratamientos, es también muy usada, particularmente en Europa.
Para efectos prácticos, puede ser más útil el uso de la clasificación
universal descrita por Cooney (1990) (figura 16-8),9 que cuenta con
cuatro categorías mayores, basadas en radiografías convencionales. Esos
cuatro tipos principales de fracturas se dividen entre articulares o no
articulares; desplazadas o no desplazadas; surgen así las tipo I no
articular no desplazada; tipo II no articular desplazada; tipo III articular
no desplazada; y tipo IV articular desplazada. Basadas en el grado de
conminación, desplazamiento y angulación. Las tipo II y IV se pueden
considerar reductibles o no e inestables o no. Con base en lo anterior, es
posible definir recomendaciones de tratamiento, por ejemplo para las
lesiones no desplazadas y estables, es poco probable que requieran
cirugía; mientras en las inestables este sería el método de elección.
Características de la fractura
Se analizan los criterios de inestabilidad, estos definen o predicen la
posibilidad de redesplazamiento a futuro o menor posibilidad de buen
resultado en tratamientos no quirúrgicos una vez se hace la reducción
inicial. Luego de la reducción cerrada en lesiones extrarticulares, un
ángulo de inclinación sagital de 5º o máximo neutro; acortamientos
menores a 2 mm; y conminución en menos del 50% del diámetro
transverso de la metáfisis fracturada; son considerados como trazos
estables y se predice buen resultado con tratamiento ortopédico, suelen
ser consecuencia de traumas de baja energía y con poca pérdida ósea por
impactación. Se considera una fractura inestable si la inclinación hacia
dorsal en el plano sagital es de más de 5º, el acortamiento es superior a 2
mm, la conminucion de la metáfisis supera al 50%, el paciente tiene una
edad mayor a 60 años y hay lesión en el cúbito, se considera que con el
tratamiento conservador muy probablemente se van a obtener resultados
malos.
Como ya se anotó en las lesiones intrarticulares, las brechas o escalones
mayores a 2 mm, y los vacíos subcondrales, indican en general
incongruencia y necesidad de soluciones mediante cirugía.10
Lesiones asociadas
Hay una alta incidencia de lesiones ligamentarias que se presentan al
momento de las fracturas de radio distal, que pueden hacer
recomendable la realización de cirugía, son las del ligamento interóseo
escafolunado dorsal la más importante (se manifiesta radiológicamente
como una separación o diástasis entre el semilunar y el escafoides
superior a 5 mm en la proyección anteroposterior); además tener una
114
Tratamiento ortopédico
En términos generales se recomienda el tratamiento no quirúrgico en
aquellos casos de fracturas no desplazadas o en casos que aun con
criterios de tratamiento quirúrgico, las condiciones generales del
115
Tratamiento quirúrgico
La cirugía en el contexto de una fractura de radio distal, se recomienda
en los casos de lesiones inestables o incongruentes, cuando el
tratamiento ortopédico fracasa y de manera tardía para la solución de
maluniones o no uniones (figura 16-11).
La selección del implante y la estrategia de reconstrucción dependerá de
las características propias de cada caso; puede incluir el uso de pines
lisos o roscados, fijación externa como único método o complementada
con pines, placas, fija cada fragmento específico o una sola para toda la
fractura ya sean a través de una vía anterior o lateral o posterior.
Cualquiera sea el método elegido, siempre existen los riesgos propios de
la cirugía, que aunque raros se han de tener en cuenta, entre ellos la
infección (entre 1% y 5%), lesiones del extensor largo del pulgar (menos
del 1%), tenosinovitis de flexores (hasta 2%), síndromes dolorosos,
pérdida de fijación o invasión articular de los tornillos (hasta 8%); por
ello se describen porcentajes de hasta el 5% de pacientes que por
cualquier motivo requieren la extracción total o parcial de los materiales
de fijación interna.
Es de anotar que en la actualidad el desarrollado de implantes y la
depuración de los métodos de reconstrucción, permiten solucionar más
del 90% de las fracturas por la cara palmar del radio y mediante el uso
117
Bibliografía
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119
7 Milena Roca D.
Introducción
Dentro de las lesiones de la mano, las fracturas del carpo son raras,
tienen una prevalencia mundial entre 8% y 19%, un 60% corresponden a
fracturas del escafoides, y del 40% restante, el piramidal es el hueso más
fracturado. Frecuentemente, las fracturas del carpo se acompañan de
lesiones ligamentarias, también pueden asociarse a fracturas del radio
distal con una incidencia reportada alrededor del 7%, cobra importancia
la evaluación radiológica del carpo en este tipo de fracturas. Al tratarse
de fracturas relativamente raras y que requieren de una evaluación
radiológica detallada por la compleja anatomía ósea, la mayoría de las
fracturas del carpo suelen pasar desapercibidas y generar complicaciones
como inestabilidad, mal unión, no unión, necrosis avascular, compresión
nerviosa o rupturas tendinosas, lesiones que llevan al detrimento de la
función de la muñeca. Por tanto, las fracturas del carpo deben tenerse
siempre presentes a la hora de evaluar el trauma de muñeca. En la tabla
17-1 se muestra la prevalencia descrita en la literatura para las fracturas
del carpo.1
Piramidal 4% - 31%
Grande 0.8% - 14%
Lunado 0.5% - 13%
Trapecio 3% - 5%
Ganchoso 1% - 4%
Pisiforme 1% - 2%
Trapezoide < 1%
Anatomía
El carpo está formado por ocho huesos organizados en dos filas, cuatro
en la fila proximal y cuatro en la distal. De radial a ulnar, en la fila
proximal se encuentran el escafoides, semilunar, piramidal y pisiforme;
y en la distal, trapecio, trapezoide, grande y ganchoso. El pisiforme se
articula con la superficie palmar del piramidal, separado del resto de los
huesos del carpo, los cuales se articulan con sus vecinos. Escafoides,
lunado y piramidal forman una superficie convexa articulándose con el
radio distal, y en la superficie cóncava distal se articulan con la fila distal
del carpo. Los huesos del carpo se unen fuertemente entre sí por
ligamentos intrínsecos; y en su conjunto, se unen al radio y ulna distales
por medio de ligamentos extrínsecos. En el plano sagital, el carpo tiene
una conformación cóncava palmar, que da lugar al túnel carpiano,
espacio por el que discurren tendones flexores y el nervio mediano hacia
la mano (imagen 17-1).2
122
Diagnóstico
Además de la anamnesis acerca del mecanismo del trauma, se debe
hacer un examen físico dirigido. Lo más importante a la inspección es el
edema y a la palpación el dolor. Estos son los dos fenómenos principales
que una fractura produce y según el sitio donde se encuentren, apuntarán
a la fractura de dicho hueso. Si se encuentran en la tabaquera anatómica
o hay dolor con la movilización y compresión hacia proximal del pulgar,
se debe pensar en el escafoides o el trapecio; por el contrario, si se
encuentran hacia el lado cubital del carpo, la sospecha debe ser el
piramidal, pisiforme o ganchoso. Generalmente, si no se acompañan de
luxaciones, las fracturas del carpo no producen deformidades, a menos
que se asocien a fracturas desplazadas del radio distal en cuyo caso no se
debe olvidar la evaluación del carpo, ya que la deformidad del radio
suele acaparar toda la atención del médico.3-5
123
Imagen 17-2. Rayos X lateral en los que se observa relación normal del
polo distal del escafoides.
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5. Urch EY, Lee SK. Carpal fractures other than scaphoid. Clin Sports
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134
Introducción
Las fracturas de los metacarpianos (MTC) o falanges son comunes,
representan el 40% de las fracturas de las extremidades superiores.1,2
La mayoría ocurren en hombres entre la segunda y tercera décadas de
vida y se da más frecuente en personas que practican actividades
deportivas.3
Las falanges están más sujetas a lesiones que los MTC, porque están
menos protegidas por tejidos blandos y por tanto son más susceptibles a
diferentes fuerzas y mecanismos de lesión. El pulgar y el tercer dedo son
los más frecuentemente lesionados debido a su posición más distal con
el uso de la mano.4
Las estrategias básicas del tratamiento se diseñan para restaurar la
función a la mano, el rango normal de movimiento y la anatomía con un
agarre sin dolor. Es importante reconocer y hacer un adecuado
tratamiento de estas fracturas puesto que el no hacerlo puede dar una
discapacidad funcional de la mano importante.
Anatomía
Las falanges consisten en una base proximal, una diáfisis y una cabeza
distal. La porción distal de la falange distal se conoce como penacho.
Las falanges son ligeramente aplanadas en el plano dorsopalmar.4 Las
cabezas de las falanges proximales y media incluyen 2 cóndilos
separados por una muesca que proporciona una cierta estabilidad
inherente debido a su articulación con la cresta mediana en la base de la
falange media y distal, respectivamente.
La articulación interfalángica proximal (IFP) tiene la mayor amplitud de
movimiento en la mano. La estabilidad es proporcionada por la
configuración ósea de las falanges medias y proximales y las estructuras
135
Mecanismo de lesión
La mayoría de estas fracturas resultan de traumas de baja energía como
un golpe directo, caída, o aplastamiento. La torsión, compresión,
136
Evaluación
Se debe realizar un examen cuidadoso del estado de los tejidos blandos y
neurovascular, descartar fracturas abiertas, es fundamental evaluar la
integridad de los mecanismos flexores y extensores de los dedos,
mediante la evaluación activa y pasiva de los movimientos de las
diferentes articulaciones.
Las fracturas de falanges proximales tienen típicamente una deformidad
dorsal con angulación volar debido a la contribución de los lumbricales e
interóseos que flexionan el segmento proximal y la inserción del
extensor de los dedos en la base dorsal de la falange media que desplaza
el fragmento distal en extensión. La evaluación de deformidades
rotacionales es fundamental para el tratamiento y se evalúa mejor al
observar la flexión y extensión activas de los dedos, y no puede ser
sustituido por ninguna imagen. Cuando la flexión completa es posible,
todos los dedos deben apuntar hacia el escafoides. Cuando un paciente
no puede flexionar completamente los dedos se debe comparar la
rotación de los dedos con la mano contralateral a un mismo grado de
flexión.
Imágenes
Las radiografías se usan rutinariamente en la evaluación, diagnóstico y
seguimiento de las lesiones de manos. En caso de sospechar una fractura
se solicitan radiografías anteroposterior y oblicua de mano y si es
necesario caracterizar mejor una lesión se solicita lateral de mano. En
esta última se debe individualizar el dedo para evitar la superposición
ósea. La imagen de la mano contralateral es de ayuda en paciente con
esqueleto inmaduro en la que se tiene dudas.3,6
La tomografía computarizada no es necesaria en la mayoría de los casos
solo se indica para para evaluar fracturas intrarticulares en las que se
requiere tener precisión sobre el desplazamiento y configuración de los
137
Fracturas condilares
El mecanismo de trauma típico es la carga axial. Debido a su
compromiso articular y su tendencia al desplazamiento rotatorio, las
fracturas condilares no tratadas resultan en dolor, deformidad y pérdida
de movimiento. La cirugía está indicada cuando existe desplazamiento,
escalón articular o conminución. El tratamiento conservador requiere
radiografías frecuentes para verificar que no existan desplazamientos
posteriores que indiquen una cirugía. Las fracturas unicondilares
inestables, desplazadas, bicondilares o conminutas deben ser
inmovilizadas y remitidas por urgencias al especialista (figura 18-2).7,8
139
Aunque las fracturas MTCs de la cabeza son raras, estas lesiones son
difíciles de tratar dada la presencia fragmentos pequeños, conminutos,
presencia de cartílago hialino y el riesgo de osteonecrosis.
Para las fracturas que implican menos del 20% de la superficie de la
articulación se puede considerar el tratamiento conservador, las demás
requieren cirugía. Ambas deben ser inmovilizadas en posición funcional
y remitidas por urgencias al ortopedista.11
El pulgar
Debido a la amplia gama de movimiento del pulgar, especialmente en la
articulación CMC, la deformidad angular y rotacional puede tener poco
impacto funcional y generalmente es bien tolerado. Las fracturas extra
articulares a menudo pueden ser tratadas conservadoramente y se puede
tolerar hasta 30° de angulación sin comprometer la función de la mano.
Las fracturas articulares parciales en la base del MTC del pulgar se
denominan fracturas de Bennett, y las fracturas articulares complejas
más conminutas se llaman fracturas de Rolando. La fractura de Bennett
(figura 18-8) es la más común; afecta la articulación CMC. Es una
fractura intrarticular simple de la base MTC del pulgar. Hay un solo
146
Complicaciones
Las complicaciones pueden desarrollarse después del tratamiento
conservador o quirúrgico de las fracturas MTC y falanges. La rigidez,
mala linea-ción, no unión y artrosis son complicaciones que surgen
después de cualquier tratamiento; mientras que la irritación de los
tendones, infección y problemas de heridas son únicos del tratamiento
147
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148
9 Andrés M. Pinilla
Introducción
Las luxaciones del miembro superior son las que se presentan con mayor
frecuencia, se pueden presentar con traumas de alta o baja energía y un
tratamiento inicial adecuado es el primer paso para evitar secuelas
futuras. El objetivo del capítulo es realizar una revisión de los aspectos
mas importantes en las luxaciones de miembros superiores.
Luxación acromioclavicular
La articulación acromioclavicular está involucrada hasta en un 40% de
los traumas del hombro,1 ocurre usualmente en hombres con una edad
promedio de 30 años y generalmente se presentan secundario a traumas
deportivos. El mecanismo de trauma ocurre de forma directa al caer con
el hombro en aducción, golpea la porción supero-lateral y lleva el
acromion a desplazarse inferior y medialmente sobre la clavícula que
permanece estabilizada por los ligamentos esternoclaviculares mediales.
También se presenta de forma indirecta al caer con el codo extendido,
genera una fuerza en dirección superior y lesiona los ligamentos
acromioclaviculares (AC) y coracoclaviculares (CC).2
La clasificación mas utilizada es la de Rockwood (figura 19-1) que
clasifica las lesiones en Grado I cuando hay solo elongación de los
ligamentos AC, no hay deformidad; Grado II existe ruptura de los
ligamentos AC y elongación de los CC, hay inestabilidad anteroposterior
150
Luxación esternoclavicular
Los traumas de la región esternoclavicular (EC) corresponden al 1% de
los traumas en el hombro. Aunque infrecuentes son lesiones que pueden
comprometer la vida del paciente por su proximidad a estructuras
vitales.5
152
Luxación glenohumeral
La articulación glenohumeral es la que mayor rango de movimiento
tiene en el cuerpo, de ahí que es la que tiene el mayor riesgo de luxación.
153
Luxación de codo
Las luxaciones del codo representan hasta un 25% de los traumas del
codo. La mayoría de los casos ocurren al caer con la muñeca y el codo
en extensión y la extremidad en abducción. El 90% de los casos
corresponden a lesiones con desplazamiento posterior o posterolateral.12
Clínicamente encontramos un paciente quien sufrió una caída y presenta
dolor, edema, signo de la cuerda positivo por prominencia del triceps y
deformidad en codo con alteración del triángulo posterior del codo
(formado por la punta del olécranon y los epicóndilos medial y lateral
del húmero) (figura 19-10). Se debe descartar compromiso
neurovascular y lesiones óseas o ligamentarias asociadas en muñeca y
hombro. Además, se debe evaluar la presencia de lesiones asociadas a la
luxación como pueden ser la fractura de la cabeza de radio, coronoides,
olécranon, tróclea o cóndilo lateral del húmero distal que ocurren en un
25% de los casos de luxación.13
Se solicitan radiografías de codo AP y lateral de codo. Si hay dudas
acerca de la presencia de fracturas asociadas de ordenan proyecciones
oblicuas (figura 19-11).
La maniobra de reducción se realiza con el paciente sedado, en supino
del antebrazo, la extremidad en extensión, una mano del médico en la
muñeca del paciente que permanece allí hasta el final del procedimiento
159
Luxación en la mano
Nos referiremos a las luxaciones carpometacarpianas (CM),
metacarpofalángicas (MF) e interfalángicas proximal (IFP) y distal
(IFD).
Es importante conocer el mecanismo y la energía del trauma que pueden
ir desde una hiperextensión con algo de compresión longitudinal como
ocurre cuando el dedo es golpeado contra un balón en el caso de la
luxación interfalángica hasta un trauma de alta energía con lesiones
neurovasculares y tendinosas como en la luxación carpometacarpiana.
En el examen físico podemos ver edema, deformidad, rotación anormal,
limitación para realizar arcos de movimiento, alteración de la relación
normal distal metacarpiana en los casos de luxación CM; se debe
examinar el estado neurovascular de la extremidad y descartar lesiones
más proximales asociadas, ademas es fundamental evaluar la palma de la
mano para evaluar heridas que nos hagan sospechar una luxación abierta
(figura 19-14).
Al paciente se le interroga acerca de deformidades visibles
inmediatamente después de la lesión y si hubo alguna maniobra de
reducción antes de la evaluación médica. Tener en cuenta que puede
ocurrir una reducción espontánea que enmascare el diagnóstico de
luxación.
Es necesario un estudio radiológico adecuado. Se suele recomendar las
proyecciones AP y oblicua en mano, pero la lateral es fundamental para
diagnosticar desplazamientos en el plano sagital (dorsal o volar) tanto en
el dorso de la muñeca como en los dedos de forma individual (figuras
19-14 y 19-15).
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