Salud Mental y Neoliberalismo PDF

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Ideología, salud mental y

neoliberalismo en Colombia

Jairo Gallo Acosta


Anika Quiñones Useche

Ediciones Cátedra Libre


2020
Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

ISBN: 978-958-98548-9-1

Primer edición, marzo de 2020

© Jairo Gallo Acosta


Anika Quiñones Useche

De esta edición
2020, Ediciones Cátedra Libre
Bogotá-Colombia
www.catedralibremartinbaro.org
[email protected]

Edición a cargo de Edgar Barrero Cuellar

Diseño de carátula y diagramación:


Carlos Cepeda Rios

Se permite la reproducción parcial o total de éste libro siempre y cuando se conserve


el principio ético-político de citar la autoría de las ideas aquí expuestas.

Bogotá-Colombia

Impreso en Colombia / Printed in Colombia


Contenido

PRÓLOGO 5
INTRODUCCIÓN 13
METODOLOGÍA 19
Abordaje de las fuentes de análisis 28
Análisis y discusión 31
Sobre el segundo bloque de fuentes 35
La salud mental 44
La salud mental y el orden público
Sobre lo ideológico de los trastornos mentales 61
La clasificación de los trastornos mentales:
la ilusión de alcanzar el ideal natural 66
Medicalizando el ideal 70
La falacia de los neurotransmisores
como causa de trastornos 79
Sobre el diagnóstico 88
Conclusiones 105
Descontruyendo la psicopatología en Colombia 107
Referencias 121
Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

PRÓLOGO

E ste libro producto de la línea de investigación “Psicoanálisis


y campo social” de los autores: Jairo Gallo Acosta y Anika
Quiñones Useche, es una respuesta muy aguda a la pregunta:
¿Para qué sirve el psicoanálisis? A esta pregunta hecha a me-
nudo por los psicólogos a los psicoanalistas que trabajan en
programas de psicología, la respuesta de los autores se podría
resumir del siguiente modo: ¡sirve para cuestionar, criticar y de-
construir a la psicología misma!

Las críticas tienen que ver con el rol ideológico de la psi-


cología cuando gestiona la salud mental en la era del neolibe-
ralismo, en particular en Colombia. Los autores hacen uso en
una manera ejemplar del planteamiento de Freud: “que no hay
que preocuparse de las llamadas profundidades de la mente
humana”, de lo que se trata es de la superficie del discurso, de
lo cotidiano, del chiste, de los sueños, del lapsus, y de los sínto-
mas. En todo el libro se respira esta preocupación de buscar lo

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

humano en un lugar diferente al que la psicología suele ubicar


lo humano: en su patología, su anormalidad, su inadaptación.
La psicología considera la patología como algo para gestionar,
curar, y así controlar eso humano y así adaptarlo a la “realidad”,
esto último supuestamente natural y esencialista pero definido
por los discursos hegemónicos. El psicoanálisis como muestran
los autores, sirve para otras cosas: para escuchar al sujeto con
sus síntomas, escuchar lo que dice, cómo se ubica en una histo-
ria y cómo ese sujeto está estructurado por las mismas lógicas
ideológicas que estructuran la realidad.

Gallo y Quiñones convincentemente demuestran que, así


como un sujeto emerge en un discurso, también una verdad sin-
tomática puede aparecer desde textos, documentos y archivos.
Y sería claro otra vez: no se trata de una verdad que se encuen-
tra en las profundidades, sino que se ubica en la superficie, es
decir, está escondida en plena luz.

Así como la búsqueda del sujeto circula a través de los tex-


tos en este libro, los autores también toman como referencia en
su análisis los programas de psicología de las universidades en
Colombia. Aquí es interesante echar un pequeño vistazo a los
libros de texto norteamericanos – ya que, como sabemos todos,
los libros de textos de psicología en otras partes del mundo, to-
man los libros norteamericanos como su referencia inicial-. Solo
un recorrido breve por estos libros basta para asombrarse de
las múltiples inconsistencias y fisuras, visibles en la superficie
misma, que estas introducciones en psicología contienen. Aun-
que estos libros pretender ser libros de textos de psicología, es
bastante difícil no confundirlos con libros de textos de neuro-

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ciencia. Es decir, desde el inicio estos libros hacen esa claridad:


la psicología, muy paradójicamente, no busca su metodología,
su hermenéutica, ni su praxis en lo psicológico en sí mismo, sino
en lo neurológico. Es como si la psicología se dijera así misma: lo
psicológico en sí no existe, solo existe en función de lo biológico: ¿la psi-
cología como negatividad de sí misma? Estas extrañas paradojas
están visibles a plena luz en las fisuras de estos textos. Consi-
deremos por ejemplo el libro de texto: “Psychology. A concise
introduction” de Richard Griggs “Psicología. Una introducción
concisa”: “¿Por qué los psicólogos están interesados en cómo
funcionan las neuronas? ¿En esto biología y no psicología? La
respuesta es que son ambas. Los seres humanos son organismos
biológicos.”1

Extraña conclusión. Dada la primera premisa de que se trata


tanto de biología como de psicología, ¿no debería decirse que
“los seres humanos son organismos biológicos y psicológicos”?
Pero esto no es lo que leemos, se lee: “Los seres humanos son
organismos biológicos”: al final, la psicología se ha ido otra vez.
La psicología aparentemente tiene que negarse a sí misma. Ese
tema es tratado ampliamente por los autores: el significante cla-
ve hoy en día en el campo de la psicología tiene de base la raíz
biológica. Los autores hablan en este libro incluso del “furor de
lo neuro”, se piensa que lo psicológico es completamente ras-
treable dentro de lo neurológico. Y aquí es donde lo psicológico
vuelve a ser no más que el reflejo de la neurología, un epifenó-
meno de lo biológico, por lo tanto, la psicología como ciencia

1 Richard A Griggs, Psychology: A Concise Introduction (Macmillan, 2010), 39.

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coincide y se fusiona con las neurociencias. Así leemos: “Los se-


res humanos son organismos biológicos”. El cerebro, pues, como
el agujero negro de la psicología.

A este respecto, a veces uno se pregunta qué trabajo y qué


energía deben dedicar tanto los profesores como los alumnos
para pasar por alto estas paradojas y problemas que están tan
obviamente presentes en los discursos y textos básicos de la psi-
cología. Uno podría entender estas paradojas como síntomas de
una manera psicoanalítica, si se me permite hacerlo: pero, hay
que repetirlo, no en una manera pseudo-freudiana que busca
la verdad esencialista y desconocida, sino en la manera psicoa-
nalítica genuina, como el libro de Gallo y Quiñones lo muestra
claro, los síntomas (la verdad como una paradoja ubicada en la
superficie de un discurso), al fin apuntan a los sujetos que circu-
lan a través de las fisuras en los textos.

Los libros de texto de psicología contienen una interpelación


(en el sentido de Louis Althusser, una interpelación ideológica
que produce a sus sujetos)2, especifica de los aspirantes y los no-
vicios de la psicología: la formación de los futuros profesionales
en el campo psi pasa sobre apuntar a los principiantes lo que
son: pretendidamente sus cerebros. Y este mensaje, este manda-
miento de coincidir con su cerebro, es precisamente eso que los
psicólogos repiten a sus “clientes” y al gran público en general.
Si tienes problemas en su vida, puede ser que tienes un trastorno, y eso
seguramente es una cuestión neurobiológica que hay que tratar. Pues,
como decía el libro de texto de Griggs: “Los seres humanos son

2 Louis Althusser, Ideología Y Aparatos Ideológicos De Estado (Buenos Aires: Nueva Visión, 1974).

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organismos biológicos”: y este mensaje debe de ser difundido


por toda la sociedad: desde el kindergarten hasta la casa de reti-
ro, tenemos que saber: ¡somos nuestros cerebros! Incluso, cuan-
do hay más espacio para un enfoque más psicológico, eso es la
manera en lo cual la psicología opera: por vía de decir lo que eres,
la psicología te asigna tu posición subjetiva y, por lo tanto, tu
posición social. ¿Podría ser que la especie humana sea la única
especie a la que se debe decir qué es, para que no se desvíe hacia
otros caminos? Esto es lo que eres, y de esto se trata el ser humano,
son posiblemente las armas más poderosas de la modernidad
para dar forma y colonizar al mundo, para dar forma y coloni-
zar al ser humano. Considérese por ejemplo este aviso a los es-
tudiantes de psicología, diciendo como ellos podrían entrenar y
cuidar su cerebro: “Aprende a tocar un instrumento musical. Si
no puedes costear clases de música, únete a un grupo de canto
o coro”.3

¿Cuál es el mensaje aquí? ¡No te preocupes si eres pobre!


Por lo tanto, no se le pide que use su cerebro para salir de la
pobreza o, incluso, para cambiar sus condiciones sociales par-
ticulares (las de otros) ¡solo use tu cerebro para disfrutar de tu
pobreza! No levantes tu voz; ¡Usa tu voz para cantar una can-
ción para cuidar tu cerebro! Este discurso neuro-psi resulta ser
conservador y te empuja a aceptar las desigualdades sociales y
económicas.

Es ese último tema es que los autores exploran muy rigoro-


samente en este libro. Nos muestran que las ciencias neuropsi

3 Don H Hockenbury, Sandra E Hockenbury, and Loren L Toussaint, Psychology (Worth Publishers, 2014), 81.

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resultan ser una ideología atractiva para un contexto dominado


por las lógicas capitalistas neoliberales, nos dicen que el rótulo
individualizante y biológico es un obstáculo para una respon-
sabilidad subjetiva, es decir, una responsabilidad con los otros,
una responsabilidad comunitaria que se hace cargo de lo social,
de sujetos y sus relaciones, del mundo que se construye entre
todos.

Los psicólogos, leímos en este libro “no saben lo que hacen.”


¡Ahora sí! ¡Es decir, con el libro de Gallo y Quiñones ya podrían
saberlo! Pero, como ellos mismos dicen claramente: este libro
utiliza el psicoanálisis no como una investigación cualitativa,
ni como una hermenéutica, sino como un método de investiga-
ción crítico, y esa crítica, así leemos en todo el libro entero, es
una crítica particular. A lo menos, el psicoanálisis no dice a los
psicológicos lo que tienen que saber, ya que los psicológicos sa-
ben ellos mismos, aunque no saben que lo saben. Pero, seamos
claros, para poder ver las múltiples inconsistencias y fisuras que
se esconden en la superficie misma de las teorías y praxis de
la psicología, se necesita un trabajo y sobre todo un cambio de
la perspectiva de esa mirada. Desde la perspectiva clásica de
las neurospsi-ciencias se piensa tener acceso directo al humano
‘real’, tal como es, y eso sirve directamente a lo economía neoli-
beral y capitalista que se presenta a sí misma al servicio de las
necesidades “reales” de la gente. Este movimiento tautológico
solo viene a ser visible desde una crítica que apunta a la gente
concreta, en sus entornos materiales y sociales en cuyas capaci-
dades productivas y recursos se basa, como dice Slavoj Žižek:
“la circulación de capital y en los que se alimenta como un pa-

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rásito gigantesco.”4 Lo más importante aquí, es que esa “gente


concreta en sus entornos materiales y sociales” no debe conside-
rarse de una manera esencial o natural, sino de una manera par-
tisana. Es decir, del mismo modo que, según Ernesto Laclau, se
debe considerar que “el pueblo” no tiene ningún significado, ya
que es el resultado de la lucha de la hegemonía, de cómo y con
qué significantes se define: ‘el pueblo’5, también lo qué es lo hu-
mano no puede sino entenderse como el resultado de una lucha
que al final es una lucha social y política. O con Martín-Baró: “la
verdad (...) puede convertirse en una tarea en cuestión: no una
explicación de lo que se ha hecho, sino de lo que hay que hacer.”6

Por lo tanto, el problema no es simplemente ser consciente


de la parcialidad de uno –lo que se puede acusar la psicología–,
sino más bien ser conscientemente parcial, tomar partido, ser
partidario, de eso se trata ser objetivo. Y de eso se trata este libro
de Gallo y Quiñones.

Jan De Vos
Gante, mayo 17, 2019

4 Slavoj Žižek, “Against the Populist Temptation,” Critical inquiry 32, no. 3 (2006): 566.

5 E. Laclau, On Populist Reason (London: Verso, 2005).

6 Ignacio Martín-Baró, Writings for a Liberation Psychology (Cambride, MA: Harvard University Press, 1994),
23. “truth (…) can become a task at hand: not an account of what has been done, but of what needs to be
done”:

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INTRODUCCIÓN

E ste libro es producto de dos investigaciones: “Subjetividad,


salud mental y neoliberalismo en la primera década del si-
glo XXI en Colombia. Una perspectiva psicoanalítica”, y “Sujeto,
psicopatología y psicoanálisis: ideología de los trastornos men-
tales en Colombia en el siglo XXI”. Estas investigaciones se han
circunscrito a la línea de investigación: “Psicoanálisis y Campo
social”, del grupo Boulomai del Programa de Psicología de la
Universidad Cooperativa de Colombia, sede Bogotá.

La idea es mostrar como el neoliberalismo se impuso en


Colombia al igual que en casi todos rincones del mundo, y como
la salud mental no se pudo escapar a esta imposición. Así como
mostrar las consecuencias de estas políticas económicas que se
comenzaron a gestar en los años noventa del siglo XX, y como
empezaron a reflejarse en años posteriores, siendo una de esas
manifestaciones la concepción de los trastornos mentales en la
salud mental.

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Lo que se pretende es plantear una práctica en salud mental


que no sólo no obedezca a los intereses de las multinacionales
farmacéuticas – el mismo director del DSM IV Allen Francés
(2014a) comenta como: “Una adicción a las pastillas” -, sino que
tampoco obedezca a las lógicas de exclusión, discriminación,
dominación, etc.

La salud mental y los diagnósticos en que se fundamentan


ciertas prácticas diagnósticas es un asunto complejo (Berrios,
2012). Lo que hay que tener en cuenta es la defensa de la dimen-
sión subjetiva en el padecimiento sintomático, cuestionando la
existencia de una enfermedad, trastorno o desorden “mental”,
como algo natural o biológico en salud mental. Más allá del
diagnóstico, lo que parece importante es analizar el discurso
de un sujeto, es decir: escuchar lo que dice, y cómo se ubica en
una historia. La salud mental y la psicopatología actual como su
clasificación basada en el DSM es una práctica que se aleja de los
padecimientos subjetivos. En su pretensión científica, se enfoca
en la presencia o ausencia de señales y síntomas y su frecuencia,
y se olvida por completo de un sujeto y su decir.

Lo propuesto en este libro es el resultado de las investiga-


ciones realizadas, es lo que Aristóteles llamaba “Órganon”, una
herramienta de acercamiento a una realidad no fijada, por tanto,
este acercamiento es una ampliación tanto teórica como prácti-
ca, y es contraria a la idea de un canon, en el sentido de lo que
necesariamente, obligatoriamente y prescriptivamente las cosas
son y han de funcionar de determinada manera.

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Para comenzar a comprender lo que este libro quiere inda-


gar se propone que: “la salud implica un poder normativo que
instala un determinado orden en el que está contemplado lo pa-
tológico” (Canguilhem, 1976, p.108). La psicopatología como la
psiquiatría, se funda sobre un poder que puede decidir sobre
la salud mental de un individuo, concibiéndose esta como un
proceso objetivo, y al enfermo como una cosa inerte donde se
desarrolla el proceso. (Foucault, 1991).

Con respecto a lo ideológico, el filósofo Zizek se ha dedica-


do en los últimos años a estudiar el tema de la ideología desde
la teoría marxista y el psicoanálisis lacaniano, tomando en sus
textos la categoría de ideología para analizar la funcionalidad
de ciertos lugares de enunciación cuando se legitiman, en este
punto, no importa si eso enunciado es falso o verdadero, sino
qué es lo que se legitima, pero, sobre todo, cómo es legitimada
esa enunciación desde lógicas de dominación:

Lo que realmente importa no es el contenido afirmado


como tal, sino el modo como este contenido se relaciona
con la posición subjetiva supuesta por su propio proceso
de enunciación. Estamos dentro del espacio ideológico en
sentido estricto desde el momento en que este contendi-
do – “Verdadero” o “falso” (si es verdadero mucho mejor
para el efecto ideológico)- es funcional con respecto de
alguna relación de dominación social” (Zizek, 2008, p. 15).

Esa funcionalidad es la que estructura la realidad, claro


está, una realidad fundamentada ideológicamente, y en donde
un sujeto también es estructurado, por tanto, dicho sujeto sólo
podrá percibir una realidad desde esas mismas lógicas que lo

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

estructuran a él y a esa realidad, y es allí donde todo análisis


psicológico tiene que partir, desde esas lógicas que estructuran
la realidad y a los sujetos inmersos en ella. Lo importante aquí
no es desocultar esas lógicas ideológicas, labor que puede resul-
tar ineficaz e inútil, sino mostrar cómo se formaron dichas lógi-
cas, y en este momento Zizek se vale del método psicoanalítico
sobre la interpretación de los sueños, que consiste en interpretar
no lo oculto (lo latente) del sueño, sino interpretar los mecanis-
mos que han producido el sueño, las lógicas del sueño.7

Zizek toma al psicoanálisis freudo-lacaniano como una


teoría que se encarga no de lo oculto, lo profundo8, sino de la
superficie inconsciente, y lo ideológico está ahí, no oculto, de
pronto invisible gracias a la misma operación ideológica. Con-
cebir al síntoma como aquello que está en la superficie es algo
que acerca a la lectura psicoanalítica–marxista–hegeliana que
realiza Zizek de la ideología. Lo que Zizek nos muestra, es
que la ideología hay que analizarla como la lectura psicoana-
lítica de síntomas9, a través de eso que no funciona: “descu-
brir la tendencia no confesada del texto oficial a través de sus
rupturas, sus espacios en blanco y sus deslices” (Zizek, 2008,

7 Para Freud (1981) existían dos mecanismos del inconsciente: la condensación y el desplazamiento, mecanis-
mos que el psicoanalistas francés Jacques Lacan (1997) desarrolló desde una influencia lingüística (Román
Jacobson) como metonimia y metáfora.

8 Lo curioso de este asunto es que el psicoanálisis para muchas personas está relacionado o asociado con una
psicología profunda, y nada más contrario al psicoanálisis, ya que su descubrimiento primordial: lo incons-
ciente, Freud siempre se encargó de mostrarlo que estaba en la superficie, en lo cotidiano, en el chiste, en los
sueños, en el lapsus, en el síntoma.

9 Para Zizek (1992), Marx según el psicoanalista Jacques Lacan inventó el síntoma que después Freud va a
fundamentar a través del psicoanálisis.

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

p. 17), y eso que no funciona es lo que se excluye. La pro-


puesta de Zizek es atravesar la fantasía ideológica social, lo
que en términos lacanianos quiere decir: “destituir al Otro”
y a cualquiera que se quiera colocar en ese lugar desde una posi-
ción de amo, exigiendo obediencias, sumisiones, dominaciones.

Esa destitución del Otro también traería la destitución ideo-


lógica que causa la negación de todo antagonismo social, de
toda diferencia, la necesidad de la exclusión y sus excluidos, y
para liberarnos no necesitamos de la dominación del otro, por
esa vía se abre una posibilidad de lo social, y por tanto, de noso-
tros mismos. El análisis de la ideología en cualquier propuesta
actual es pertinente, y más, en unos contextos donde lo ideoló-
gico ha constituido y sigue constituyendo nuestras realidades
sociales.

Por todo lo anterior este libro surge de la pregunta: ¿Cuál es


la relación entre las políticas económicas neoliberales y la preva-
lencia de los trastornos mentales en salud mental en Colombia
en la primera década del siglo XXI?, La respuesta tiene la com-
plejidad que se merece toda manifestación humana, ubicando a
la salud mental en el estatus que le otorga el psicoanálisis, con-
siderándola como un campo donde confluyen una serie de fac-
tores culturales, políticos, económicos, históricos, geográficos,

Lo que hay que tener en cuenta es la defensa de la dimen-


sión subjetiva en el padecimiento sintomático, cuestionando la
existencia de una enfermedad, trastorno o desorden “mental”
como algo natural o biológico. Más allá del diagnóstico, lo que
parece importante es analizar el discurso de un sujeto, es decir:

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

escuchar lo que dice, y cómo se ubica ese sujeto en una historia.


Por último, la psicopatología actual y su clasificación basada en
el DSM o el CIE es una práctica que se aleja de los padecimien-
tos subjetivos. En su pretensión científica se enfoca en la presen-
cia o ausencia de señales y síntomas y su frecuencia, y se olvida
por completo de un sujeto y su decir.

Los resultados de estas investigaciones que constituyen este


libro son pertinentes tanto en la academia, como para todos los
sujetos que intervienen y/o participan de la salud mental, es
decir: estudiantes y docentes de psicología, trabajadores de la
salud mental, usuarios e instituciones prestadoras de servicios
de salud mental. Para la línea de investigación “Psicoanálisis y
Campo social”, el mayor aporte de esta investigación es darle
un lugar a la subjetividad y sus padecimientos, productos de
las lógicas políticas del capitalismo neoliberal. Esta investiga-
ción abre la posibilidad de que el sujeto pueda tener un lugar
para poder manifestarse, y no sea solamente un número que se
pueda colocar en una gráfica. Sobre todo, sostener una investi-
gación en las lógicas de una investigación rigurosa, académica,
metodológica y conceptualmente coherente con la perspectiva
psicoanalítica.

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METODOLOGÍA
Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

“Un significante es sólo lo que representa a un sujeto” (Lacan,


1990b, p. 198).

E sta frase de Lacan fundamenta toda la metodología de nues-


tras investigaciones. Primero que todo, esta metodología se
fundamenta en el método psicoanalítico. El método psicoanalí-
tico propone reemplazar la atención voluntaria y consciente que
conduce a selecciones apresuradas, por una atención flotante,
proponiendo la asociación del material, los elementos signifi-
cantes, la manera de esos elementos tiene una particularidad,
un elemento no es significante por sí mismo10, no hay una sig-
nificación previamente conocida y localizable. El saber incons-

10 Para Lacan (2002, p.264) un “significante como tal no significa nada”. Así que la conceptualización que podía
ubicar a la anterior (a posteriori) en la teoría lacaniana es: “lo que representa al sujeto para otro significante.
Este significante será pues el significante por el cual todos los otros significantes representan al sujeto: es
decir que, a falta de este significante, todos los otros no representarían nada.” (Lacan, 1996 p.799).

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

ciente no es un saber previamente conocido sino es un saber


nuevo a descubrir. Es necesario construirlo tomando elementos
significantes del discurso. Las implicaciones que tiene esto es
que el orden del significante (inconsciente), determina la lógica
discursiva. El significante representa una falta estructural. Pero
es precisamente esa falta, lo que permite al significante estable-
cer un orden en la cadena que no posee un significado a priori,
sino ilusiones de significado que surgen de las asociaciones en-
tre significantes, en esa significación es donde emerge el sujeto
(entre significantes que lo representan), y eso es lo que puede
analizarse discursivamente, esa emergencia. Por eso es viable
vislumbrar en el análisis de discurso como un sujeto se constru-
ye en ese discurso.

Así como un sujeto emerge un sujeto también emergen tex-


tos en forma de documentos, archivos y demás elementos que
pueden ser analizados sin perder esta emergencia como acon-
tecimiento, sin neutralizarlo ni impidiendo su singularidad. En
esta emergencia de los textos pueda aparecer una verdad sin-
tomática (Parker y Pavón, 2013), que en esta investigación son
los textos y temas psicopatológicos que muestran una verdad: el
síntoma ideológico de su práctica. La emergencia y análisis de
esta verdad sintomática va a ser usada para una reflexión crítica
que a su vez es una crítica a una práctica que históricamente se
ha posicionado en el campo psi y de la salud mental.

Se podría hablar en esta investigación de metodología


cualitativa (Gallo, 2011), pero la idea es usar los mismos
elementos del método psicoanalítico fundado por Freud
y reinventado por Lacan para hablar de una metodología

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

que use al psicoanálisis como un método de investigación


crítico. El psicoanálisis es un método, nació siendo un mé-
todo, lo cual se puede constatar en la definición del mismo
Freud quien definía al psicoanálisis como un:

Método para la investigación de procesos anímicos capaces


inaccesibles de otro modo. De un método terapéutico de pertur-
baciones neuróticas basado en tal investigación. De una serie
de conocimientos psicológicos así adquiridos, que van constitu-
yendo una nueva disciplina científica (Freud, 1981a, p. 2661).

Siendo lo común en estas tres definiciones la investigación


y el método para constituir una disciplina científica. Freud
creía en una disciplina que partiera del detalle, la descrip-
ción, agrupación, ordenamiento y relación de fenómenos,
siendo lo central la producción teórica de su práctica clíni-
ca, es decir, su manera de investigar y darle a esa investiga-
ción un carácter serio o científico:

Hemos oído expresar más de una vez la opinión de que una


ciencia debe hallarse edificada sobre conceptos fundamentales,
claros, precisamente definidos. En realidad, ninguna ciencia, ni
aún la más exacta, comienza por tales definiciones. El verdadero
principio de la actividad científica consiste más bien en la des-
cripción de fenómenos, que luego son agrupados, ordenados y
relacionados entre sí (Freud, 1981b, p.2039).

El psicoanálisis es un método que combina la investigación


y el tratamiento, hija de la experiencia llega a decir Freud, e
inconclusa, lo que la convierte en un proceso inacabado y
constante, es decir, que no es rígida ni tampoco se opone a

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

los nuevos conocimientos que la experiencia aporte, ade-


más que este método también tiene como fin la investiga-
ción de lo subjetivo, asunto que para algunas disciplinas
no debe ser materia de indagación, pero para el psicoaná-
lisis es lo que lo hace distinguir de otros campos y saberes:
“Lo subjetivo es para nosotros lo que distingue el campo
de la ciencia en que se basa el psicoanálisis, del conjunto
del campo de la física”( Lacan, 2002, p. 266). El psicoanáli-
sis se encarga del sujeto, sujeto que no debe confundirse
con el individuo (que fue una de las maneras que utilizó
la psicología y cierto psicoanálisis para objetivizar su estu-
dio y poder ser científico): “Con Freud irrumpe una nueva
perspectiva que revoluciona el estudio de la subjetividad
y muestra, precisamente, que el sujeto no se confunde con
el individuo” (Lacan, 2016, p. 19).

La metodología usada en esta investigación está fundamen-


tada en el análisis de discurso psicoanalítico. Esta no debe con-
fundirse con el análisis textual de contenido, como tampoco de
los análisis discursivos que tengan como base solamente princi-
pios lingüísticos, adicional a lo que este tipo de estudios propo-
nen, es necesario retomar aspectos ya forjados por Jacques La-
can, el cual se considera forma parte del análisis psicoanalítico
del discurso. Al respecto Parker y Pavón-Cuellar (2013) afirman
que:

Por lo tanto, el analista debe identificar el valor de signifi-


cación de un término frase a través de una orientación con
respecto los siguientes términos de una secuencia y no
como lo harían los analistas conversacionales, por la orien-
tación con respecto a otros hablantes como sujetos (p. 56).

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

No enmarcar esta investigación dentro de la investigación


cualitativa es un asunto que concierne a una posición metodoló-
gica que se quiere apartar a una tendencia de colocar lo cualita-
tivo bajo los preceptos de la investigación cuantitativa. La inves-
tigación cualitativa también ha sido usada en muchas ocasiones
para encubrir una pretensión cuantitativa (González Rey, 2000).
Otra razón para no ubicar el método psicoanalítico dentro de lo
cualitativo, es que se tiende asociar al método psicoanalítico con
una hermenéutica, asunto que para Lacan son diferentes: “Esta
interpretación no debe concebirse en absoluto en el mismo sen-
tido que dicha hermenéutica” (Lacan, 2003.p.16).

El análisis psicoanalítico de discurso no es una hermenéuti-


ca de las profundidades ni de mundos interiores de sentido, no
busca descubrir lo oculto, como tampoco la búsqueda de signi-
ficados. Lo que busca en mostrar las fisuras, y en ellas es donde
van a surgir las fuentes a utilizar. Los documentos y archivos
a utilizar provienen de diferentes lugares, esto permite no sólo
acudir a las fuentes especializadas en salud mental o psicopa-
tológicas, sino a diversas fuentes que surgen de los archivos,
discursos y sus interrupciones (Foucault, 2010), de lo cotidiano y
sus prácticas (De Certeau, 2000) o de la cultura popular (Zizek,
2006). Se puede decir de estos autores que entrecruzan métodos,
y sus fuentes no se encierran en una práctica y un determinado
lugar. Además, que hay que plantear que lo más íntimo del su-
jeto no se encuentra en las profundidades de él, sino es sus ex-
terioridades, en sus manifestaciones, en su extimidad. La idea,
más que comprender los textos y los archivos es dar una posi-
bilidad de abrirlos. Lo que se pretende no es la creación de sig-
nificados y sentidos, sino buscar conexiones entre significantes.

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Lo importante es analizar como un texto se estructura, donde


gira “cómo se construye la lógica temporal del texto” (Parker y
Pavón, 2013, p.57).

El análisis psicoanalítico de discurso que se plantea es que


lo analizado no sólo sea la “interacción verbal”, y las “formas
habladas”, sino los “textos” definidos como: “tejidos delimita-
dos de significado reproducidos en cualquier forma”. Parker
(1992) concibe estos discursos como “elementos que “contienen
sujetos” que aparecen como elementos discursivos “hablados”
y hablantes determinados por el contexto discursivo” (p. 9 - 10).
Hay algo que no puede ser dicho, y lo importante es aquello
que se presenta como ausencia en el texto. Los sujetos circulan
a través de los textos, así que el análisis de discurso que pro-
pone Parker es un método que vehicula una representación de
la subjetividad, lo que en esta investigación es el análisis de lo
ideológico de la salud mental en Colombia y su elación con el
neoliberalismo.

Es por eso, que este análisis de discurso intenta situar la


comprensión del discurso en un contexto determinado y sus
efectos sobre los sujetos. El “analista” de discurso interpreta lo
que está pasando. El objetivo no es la obtención de frases o pa-
labras que se pueden convertir en categorías que engloban todo
un tema, eso sería solamente análisis de contenido, el objetivo
en el análisis del discurso es: “suscitar elementos significantes
irreductibles, sin sentido, compuestos por no significados” (La-
can, 1990b, p. 250). El análisis psicoanalítico de discurso no es
una hermenéutica que busca tras los significantes los significa-
dos ocultos, es una deliberada desconstrucción de las antiguas

26 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

dicotomías del externo – interno, es un punto de conexión entre


lo individual y social.

Lo que hará en este libro es un análisis de discurso psicoa-


nalítico de los diferentes archivos y materiales que se relacionan
con la salud mental, para después interpretarlo –construir a tra-
vés de la teoría psicoanalítica y otras disciplinas el fenómeno
planteado. El análisis de discurso psicoanalítico tendrá como
interés principal identificar estructuras ideológicas de la salud
mental en Colombia y su relación con las políticas economías
del capitalismo neoliberal. Hay que situar el análisis del discur-
so en la salud mental en un contexto político –económico, pero
sobre todo en la comprensión de los efectos sobre los sujetos.
(Parker, 1996).

El discurso tiene efectos en los sujetos, generando “especifi-


caciones concretas de la subjetividad en las que el inconsciente
se representa como el otro de la subjetividad”. De lo que se trata
es de una organización de los significantes en el texto (Parker
y Pavón, 2013, p. 55). Así como: “la búsqueda de patrones, de
conexiones entre significantes, pero no conexiones que revelan
un orden subyacente, sino conexiones que diferencian los signi-
ficantes unos de otros y que los mantienen en tensión” (p. 55).

El orden del significante determina la lógica discursiva.


El significante representa una falta estructural. Pero es preci-
samente esa falta, lo que permite al significante establecer un
orden en la cadena que no posee un significado a priori, sino
ilusiones de significado que surgen de las asociaciones entre
significantes, en esa significación es donde emerge el sujeto

Ediciones Cátedra Libre 27


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

(entre significantes que lo representan), y eso es lo que puede


analizarse discursivamente, esa emergencia. Así que es viable
vislumbrar en el análisis de discurso como un sujeto se constru-
ye en ese discurso.

Abordaje de las fuentes de análisis


Las fuentes elegidas fueron dos, primero, los documentos
impresos o digitales de programas de psicología de diferentes
universidades, y segundo, las diferentes versiones del manual
diagnostico DSM.

Documentos impresos o digitales de programas de psicología de


diferentes universidades y otras fuentes
Para los documentos impresos o digitales de programas de
psicología de diferentes universidades, inicialmente se hizo una
invitación mediante correos electrónicos que difundían una
invitación a proporcionar los contenidos programáticos expli-
cándoles los pormenores del proceso y garantizando el anoni-
mato, ya que no es del interés de los investigadores exponer de
manera particular a ninguna universidad. Algunos aceptaron
el llamado y prestaron sus documentos para desarrollar la pre-
sente investigación. También se hizo una búsqueda en portales
web, se encontraron algunos en aquellas universidades que tie-
nen pública esta información. En otros casos, se accedió a ellos,
ya que estaban en los centros de fotocopiado masivo de venta
libre en los alrededores de las universidades, acompañados de
las lecturas que se desarrollan durante el semestre.

28 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Al tener el banco de programas, se leyeron repetidamente las


fuentes de análisis. Poco a poco fueron emergiendo significan-
tes, que a su vez anclaban otros significantes, y se iban estruc-
turando cadenas de significantes que conformaban interesantes
análisis. El significante tiene prevalencia sobre el significado,
el lugar privilegiado del significante se le otorga por su condi-
ción directa de proximidad al inconsciente, por lo tanto, marca
la ubicación que el sujeto tenga así encuentra su lugar, y puede
ser sujeto. Para poder explicar la emergencia de los significantes
en los programas de curso revisado, es importante indicar el
vínculo entre significante y significado, Lacan en el seminario
5 enuncia que:

La noción de elemento significante adquirió su sentido


pleno en la evolución concreta de la lingüística desde que se
aisló la noción de fonema. Nos permite tomar el lenguaje en
el nivel de un registro elemental doblemente definido - como
cadena diacrónica y, en el interior de esta cadena, como posibi-
lidad permanente de sustitución en el sentido sincrónico. Nos
permite igualmente reconocer en el plano de las funciones del
significante una capacidad original en la que podemos locali-
zar cierto engendramiento de lo que se llama el sentido (Lacan
2010, p. 51).

Las posibilidades del significante con relación al significa-


do, en la lógica diacrónica y sincrónicamente que propone
Lacan, son las posibilidades de ser que tiene un sujeto, de
ahí la relevancia de la cadena de significantes, pues recor-
demos que un significante solo es significante para otro
significante.

Ediciones Cátedra Libre 29


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Derivadas de las lecturas, emergían cadenas de significan-


tes, que se iban abordando de manera sucesiva a medida que
surgían. La primera nos formaba una secuencia en la posición
de la asignatura de psicopatología.

Las otras fuentes se relacionan en cómo el diagnóstico psico-


patológico se va constituyendo en las lógicas sociales, en la vida
cotidiana, se trata de seguir el rastro que va dejando la incursión
de eso psicopatológico, su lugar, y cómo desde ahí se comienzan
a relacionar los sujetos con ese diagnóstico y su psicopatología.
Por último, se retomaron las versiones de los manuales diagnós-
ticos (DSM IV), encontrando también rastros de elementos ideo-
lógicos. Unos explícitos enunciados por sus mismos creadores, y
otros menos visibles. A medida que había elementos de análisis,
se inició el proceso de escritura del texto final, vinculando ar-
gumentaciones teóricas que explicaran el avance de los análisis
y la producción teórica.

30 Ediciones Cátedra Libre


Análisis y discusión
Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

S e establecieron tres tipos de fuentes diferentes. La primera


fueron documentos de legislación, específicamente el decre-
to 3039 de 2007, por el cual se adopta el plan de salud pública
2007-2010, y también el documento de los lineamientos de po-
lítica púbica en salud mental; la segunda fuente fue un grupo
de 112 documentos, como contenidos programáticos, microcu-
rrículos o planes de materia de 12 programas de psicología de
diferentes regiones de Colombia, de universidades públicas, pri-
vadas y del sector cooperativo, y como tercer fuentes, archivos,
documentos, publicidades y otras piezas comunicativas que
tienen como contenido aspectos alusivos a la psicopatología, in-
cluido el manual diagnostico DSM IV.

Para el análisis de las fuentes se organizaron según cada do-


cumento una tabla de análisis de enunciaciones que generaran
tensiones respecto a los principios neoliberales, y que fueran
susceptibles de ser interpretados. Posteriormente se unificaron

Ediciones Cátedra Libre 33


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

las dos tablas en una sola, en la cual se mantuvieron solamente


las interpretaciones de los enunciados, y se unificaron los que
eran similares.

De la primera fuente se identificaron 17 aspectos como pro-


ducto del análisis de las políticas en salud y salud mental, los
cuales se consideraron fisuras que reflejaban la relación entre
las políticas económicas neoliberales y la prevalencia de ciertas
problemáticas en salud mental. Luego se generó una tabla uni-
ficada de las interpretaciones de los dos documentos, asocian-
do los que permitieran una articulación entre sí por similitud
temática, de tal manera que se lograra hacer una aproximación
teórica que lograra materializa las inconsistencias de los textos
analizados, ya que de esta fisuras van a surgir las fuentes de
análisis de la relación entre las políticas económicas neolibera-
les y la prevalencia de ciertas problemáticas en salud mental en
Colombia en la primera década del siglo XXI.

De esta tabla surgen las argumentaciones teóricas de los 17


aspectos identificados como interpretables, de los cuales emer-
gieron tres líneas de argumentación significante que refleja la
relación entre las políticas económicas neoliberales y la preva-
lencia de ciertas problemáticas en salud mental en Colombia en
la primera década del siglo XXI.

• Sobre las maneras de administrar la salud.


• Sobre el objeto a
• Sobre el sujeto como responsable de sí mismo

34 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

De estas líneas de argumentación emergieron como signi-


ficantes de profundización la economía política, el neolibera-
lismo, la salud mental, la depresión, la ansiedad, el objeto de
consumo y la subjetividad.11

Sobre el segundo bloque de fuentes que fueron documentos


impresos o digitales de programas de psicología de diferentes
universidades. Al tener el banco de programas, se leyeron repe-
tidamente las fuentes de análisis. Poco a poco fueron emergien-
do significantes, que a su vez anclaban otros significantes, y se
iban estructurando cadenas de significantes que conformaban
interesantes análisis. El significante tiene prevalencia sobre el
significado, el lugar privilegiado del significante se le otorga por
su condición directa de proximidad al inconsciente, por lo tanto,
marca la ubicación que el sujeto tenga así encuentra su lugar, y
puede ser sujeto. Respecto al vínculo entre significante y signi-
ficado, Lacan en el seminario 5 enuncia que:

A la noción de significante podemos definirla doblemente,


como cadena por una parte diacrónica y como posibilidad en el
interior de esta cadena, posibilidad permanente de sustitución
en el sentido sincrónico. Esta consideración a un nivel funda-
mental, elemental, de las funciones del significante, es el reco-
nocimiento a nivel de esta función de una potencia original que
es precisamente aquella donde podemos localizar un cierto en-
gendramiento de algo que se llama el sentido (Lacan 1999, p. 21).

11 Estos hallazgos están consignados en el artículo Gallo Acosta, J., & Quiñones Useche, A. (2016). Subjetividad,
salud mental y neoliberalismo en las políticas públicas de salud en Colombia. Athenea Digital. Revista De
Pensamiento E InvestigacióN Social, 16(2), 139-168. doi:https://doi.org/10.5565/rev/athenea.1616

Ediciones Cátedra Libre 35


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Las posibilidades del significante con relación al significado,


en la lógica diacrónica y sincrónicamente que propone Lacan,
son las posibilidades de ser que tiene un sujeto, de ahí la rele-
vancia de la cadena de significantes, pues recordemos que un
significante solo es significante para otro significante. Deriva-
das de las lecturas, emergían cadenas de significantes, que se
iban abordando de manera sucesiva a medida que surgían. La
primera nos formaba una secuencia en la posición de la asigna-
tura de psicopatología. La primera nos formaba una secuencia
en la posición de la asignatura de psicopatología. Aquí se iden-
tificaron fueron ciertas secuencias fantasiosas y creaciones de
circuitos lingüísticos que favorecen sostener ciertos puntos ca-
pitonados que favorece el mantenimiento discursivo, también
los elementos de calidad de la educación superior y los vínculos
con la psiquiatría. El análisis que refleja la articulación de estos
dos aspectos se realiza a continuación. Desde antes de llegar a
las materias específicas que hacen referencia a la psicopatología,
ya el estudiante viene internalizando la lógica de comprensión
de ese ser humano psicopatologizado, por lo tanto, se deja al es-
tudiante con muy pocas posibilidades de generar compresiones
desde otros puntos de vista. Esto se daría por que empiezan a
limitarse en su repertorio lingüístico la comprensión del otro.
Entonces: ¿cómo un sujeto se define asimismo contra esas fuer-
zas?, para Lacan esta cuestión es aún más importante debido
a que el proceso de “represión” avanza mediante la exclusión
de significantes del circuito de la comunicación, y la creación
de metáforas permite que los significantes excluidos se deslicen
por debajo del circuito. Lacan (1966) afirma que ciertos “puntos
capitoneados”- puntos de sutura que mantienen fijos los mate-

36 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

riales de tapicería- mantienen en su lugar las estructuras del


sistema significante. Esta afirmación llama la atención hacia la
manera en que algunos significantes o sustitutos metafóricos se
repiten en un texto: “La repetición señalaría entonces la presen-
cia de los puntos de capitonados” (Parker & Pavon, p. 57).

Ante este panorama en el cual la aparición del otro psicopa-


tologizado, da lugar a que aparezca un sujeto que se ocupa del
otro en tanto esté en un estado patológico, es este otro quién da
qué hacer, qué pensar, qué estudiar, y lo que se estudian son
las características de ese otro que está ahí en ese lugar psico-
patologizado, ahí es donde el psicólogo lo observa y lo trata. La
posibilidad de un diagnóstico le otorga el lugar respecto a qué
hacer, por lo tanto, el rol es comprendido como garantía del de-
sarrollo de su profesión, en el campo de la salud que propende
por una mejora de las poblaciones locales, de esta manera se
presume que la atención aporta significativamente en la mejora
de condiciones de aquel sujeto patológico, y que al mejorarlo
también mejora la familia y la sociedad. De esta manera se legi-
timan posiciones en las relaciones que favorecen la posibilidad
de fantasear con el bienestar del otro, respecto a la labor que
haga el profesional psi.

Por lo tanto, pedirles a esos futuros profesionales psi que


se ubiquen de una manera o de otra ante el sujeto psicopatolo-
gizado, no es autonomía de ellos, se deriva de la manera como
se comprende al otro y al mismo oficio. Un lugar que es fantas-
mático, del cual no se puede desmarcar, ya que sostiene varios
discursos.

Ediciones Cátedra Libre 37


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

El estudiante de psicología, de cualquier universidad, otor-


ga la potestad de su proceso de formación a los principios que
orientan el espíritu de la universidad elegida para estudiar, em-
pujados por una cadena de significantes, en la lógica secuen-
cial que le da un lugar al estudiante de educación superior, fue
necesario acudir a una fuente, los perfiles de egresados, de los
cuales nos basta presentar solo un fragmento de elementos de
análisis recopilados de los portales web de dos universidades
colombianas, que reflejan los anhelos sobre aquel estudiante
que se formase en los claustros.

Parece obvio, pero ante la posibilidad de que se pase por


alto, es necesario enfatizar en que aquel que decide por ejem-
plo estudiar psicología en una universidad, estará inmerso en
los principios educativos que allí se tengan, y recaerá sobre este
un discurso institucional, por lo tanto, ese sostenimiento de la
fantasía encuentra resonancia (y por qué no pensar que inclu-
so orquestación). En los discursos circulan y se desarrolla en
condiciones discursivas estructuradas que, si bien pueden ser
cambiantes, dependen del marco comunicativo común y acep-
tado entre quienes integran la comunidad. Al respecto leyendo
a Lacan (1990a) en el seminario “las formaciones del inconscien-
te” sobre los discursos se resalta que:

Un discurso no es justamente un acontecimiento punti-


forme a lo Russell, si puedo decir; un discurso es algo que
tiene un punto, una materia, una textura, y no solamen-
te algo que toma tiempo, que tiene una dimensión en el
tiempo, un espesor, que hace que no podamos absoluta-
mente contentarnos con el presente instantáneo, pero del

38 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

que además toda nuestra experiencia, todo lo que hemos


dicho y todo lo que somos capaces de presentificar inme-
diatamente por la experiencia” (p. 6).

La universidad no es un universo aparte, ya que lo que allí


suceda circula por la ruta de la cultura. Aquellas concepciones
de perfección del individuo, asociado a lo que se considera debe
ser un sujeto derivado de lo que la cultura privilegia, se refleja
en las expectativas respecto a valores a los que se les atribu-
ye favorecen las opciones de mejora. Pensar en egresar de un
claustro que tienen certificaciones de calidad suficientes, que
forma parte de los ranking y mediciones internacionales, garan-
tiza formación en todas las áreas de aplicación que le permitirán
desempeñarse como psicólogo, asegura que todo lo que enseña
se deriva de la ciencia, o pensar en egresar de un lugar que pro-
pende por buscar el desarrollo del pensamiento crítico, favore-
cer las propuestas que propendan por el cambio de problemá-
ticas sociales o personales, y apoyar la investigación, presentan
discursos diferentes para formar psicólogos, que otorga a quie-
nes ya familiarizados con esas maneras de ser y comunicar, rara
vez podrán escapar a las significaciones sobre ser psicólogo allí
formadas, que sostienen los discursos corrientes que sobre la
psicología se tengan.

Del discurso corriente, común, tal como es admitido en


el código del discurso, de lo que llamaré el discurso de la
realidad que nos es común. Es también el nivel en que se
producen menos creaciones de sentido, puesto que el sen-
tido ya está de alguna manera dado, y puesto que la mayor
parte del tiempo ese discurso no consiste más que en un
fino braceaje de lo que se llama ideales recibidos, pues-

Ediciones Cátedra Libre 39


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

to que es muy precisamente a nivel de este discurso que


se produce el famoso discurso vacío, del que han partido
cierto número de mis observaciones sobre la función del
parentesco (aparenté) de lenguaje” (Lacan, 1990 a, p.8)

Es decir, no es fácil pedirle a alguien que habla con unos


discursos corrientes que lo critique, ponga en duda o re contex-
tualice. No se cuestionan los principios que avalan el saber que
se está aprendiendo, porque el repertorio discursivo que tiene
cada sujeto se deriva de los mismos discursos que se pretende
sean refutados. En alguna época se consideraba que el proceso
de formación superior, la academia y su labor era precisamen-
te criticar con fines constructivos los discursos sobre el cono-
cimiento. Pero no se ha podido frenar la tendencia a funcionar
por modelos de administración educativa, y por eso la universi-
dad es lo que es ahora, lugares más cercanos a certificar que a la
construcción de pensamiento crítico. Es decir, aunque se tenga
el anhelo melancólico de que la universidad sea un ejercicio de
debate, quizás se mantenga, incluso desde la existencia de La-
can, en un país como Francia presuntamente progresista exis-
te dicha imposibilidad. Las técnicas escolásticas legadas por la
tradición universitaria se mantienen aún, el docente se ubica en
el Sujeto supuesto Saber12, adicional ahora responde a modelos
educativos en los que se priorizan las competencias, la evalua-
ción y acreditación, la diversificación del financiamiento tanto

12 La frase Sujeto supuesto Saber (S.s.S.) que es introducida por Lacan para designar la ilusión de autoconcien-
cia que se genera en el Estadio del Espejo, en donde el sujeto ubica al saber en otro sujeto particular. El Psi-
coanálisis cuestiona sobremanera esta ilusión, pues considera que el saber no puede ubicarse en ese sujeto
particular, sino que es de hecho, intersubjetivo. Este concepto se relaciona estrechamente con la trasferencia,
pues se habla de ella cuando se ha atribuido un saber a un sujeto.

40 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

de la enseñanza pero sobre todo de la investigación, la atención


a las reglas y necesidades del mercado, y como dar respuesta
a estas necesidades del mercado (no de las personas), es lo que
hace que se considere que la educación es o no de calidad.

Es poco rentable para una universidad estar al margen de


los criterios de calidad. La exigencia de la calidad, o mejor, los
criterios que establecen la calidad, llegan de la mano de las
pretensiones de desarrollo. El cual se ubica como significante
principal alrededor de los cuales se ubican otros significantes,
y favorecen la construcción de la subjetividad. El significante
solo es significante para otro significante. El desarrollo es signi-
ficante, y tiene un lugar muy importante ante otro significante:
la calidad.

De esta manera, el ser sujeto dentro de las posibilidades


imaginarias con las que cuenta, quiere ser psicólogo en su re-
lación con la psicopatología, no son otras que las ofrecidas por
la fantasía-calidad-desarrollo-capitalismo, y las consecuencias
de este tipo de prácticas psicológicas son conocidas, objetiva al
sujeto calificado como psicopatológico, fortalece el sistema de
segregación de aquellos normales de los que no lo son, etiqueta
que quien encaje en la lógica psicopatológica se mantendrá. Son
sujetos que están llamados a sostener fantasías.

Lo bio, significante capitoneado


Releyendo los programas de psicología, el significante que
emergía constantemente tenía de base la raíz biológica, los
prerrequisitos -las materias previas que se exigen haber visto-

Ediciones Cátedra Libre 41


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

para las asignaturas que implicaban conocimientos de psico-


patología, eran: biología, psico biología o bases biológicas del
comportamiento, y forman parte de los núcleos temáticos de
psicobiología: ¿por qué es esto relevante?, porque enmarca las
posibilidades discursivas privilegiadas por aquel que imparte la
cátedra. La priorización de formación de base para los docentes
que la imparten son neuropsicólogos, psicofisiólogos y médicos,
es alrededor de lo bio que se construye el saber sobre lo psico-
patológico.

Lo bio es un significante capitoneado, es el que determina la


exclusión de significantes del circuito de la comunicación que
permite pensar lo psicopatológico, como lo referenciaba Lacan,
mantienen en su lugar las estructuras del sistema significante,
por eso en los planes de materia o currículos, ciertos significan-
tes o sustitutos metafóricos se repiten en un texto constante-
mente, señalaría la presencia de los puntos de capitoneados. Por
lo tanto, las metáforas a las que acuden otros significantes, son
aquellas que el significante más fuerte y con mayor posibilidad
de dominio se abran paso en el sujeto. La condición de estudian-
te de psicopatología se dirige por ese significante capitoneado.

El primer vínculo metafórico es con el sistema nervioso. El


origen de la vida se explica biológicamente desde los procesos
de desarrollo embrionario, enfatizando en el sistema nervioso.
Muestran a través de una secuencia de clases, el paso a paso del
desarrollo acorde con el tiempo de gestación, y una vez se alcan-
za el nacimiento, enfatizan en los cambios con la edad. Después
de haber pasado por el ciclo vital, se centran en mostrar las di-
ficultades y posibles alteraciones del sistema nervioso, para ter-

42 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

minar en las enfermedades que se generan cuando no se desa-


rrolla de manera normal. De la misma manera, las comprensio-
nes sobre el sistema nervioso es la base para el mismo recorrido
por el ciclo vital - pero ya no enfatiza en la gestación, solo desde
el nacimiento - de los procesos psicológicos superiores-, del cual
también, se muestra el normal y el alterado. Esto forma parte de
los temas de materias que se consideran del ciclo básico, o ciclo
común (el nombre varía según la universidad), es decir, aquellos
conocimientos que se imparten antes de la profundización en la
aplicación y campos de acción o desempeño laboral.

Por lo tanto, la comprensión de la etiología, desarrollo y al-


teraciones tanto de sistema nervioso como de los procesos psi-
cológicos superiores bajo la relación de normal/alterado son la
impronta para aprender sobre lo patológico, pues todas las ma-
terias previas a las específicas de psicopatología, terminan con
las explicaciones de las alteraciones, y en el semestre siguien-
te se inicia contextualizando el mal funcionamiento, de ahí se
inicia el aprendizaje de las psicopatologías. La introducción se
hace hacia dos focos: 1. Alteraciones del sistema nerviosos o 2.
Semiología psiquiátrica.

Temáticamente se muestra el movimiento de pasar a la com-


prensión de lo patológico a las alteraciones, el movimiento de la
comprensión se mueve sobre la historia de la psiquiatría, bajo
los principios de lo que se considera salud mental. Se percibe
como si mostraran un avance en la época actual de la misma
línea de pensamiento, donde se expone las críticas sobre los fár-
macos o el tema de la antipsiquiatría, pero estos son parte del
paisaje del camino de la psiquiatría a la psicología, camino que

Ediciones Cátedra Libre 43


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

se considera superado. El paso de la historia la hacen en térmi-


nos de años, porque al final de recorrido continúa el paso de la
etiología, asociada al reflejo de una alteración de un funciona-
miento errado, extraño o alterado derivado de lo que ya se cono-
ce: sistema nervioso y procesos psicológicos superiores.

La salud mental13
Produciendo trastornos mentales
A lo largo de los años, la ciencia ha tomado fuerza y sobre
todo después de la revolución científica, por la capacidad de
brindar una explicación racional de los fenómenos naturales,
aclaración a interrogantes que tenían explicación religiosa o má-
gica, con una base que lo sustenta desde lo observable, medible
y cuantificable. Actualmente llega a ser la pionera en la explica-
ción de fenómenos en general más aceptada por la sociedad, sin
embargo, su afán por querer abarcar todos los acontecimientos
o circunstancias de la vida, ha generado que algunos fenómenos
que no tienen su causa natural o biológica pretendan transfor-
marlos de esta forma, como es el caso de los trastornos mentales.
Si bien la evolución de la ciencia ha traído grandes beneficios en
materia de tecnología, no se puede decir lo mismo en cuanto a
los aportes para el entendimiento del comportamiento humano,
entre ellos los mal llamados trastornos mentales como: la esqui-
zofrenia, la depresión y los trastornos de ansiedad. Pero los que
intentan sostener esta estructura ideológica de lo científico en
salud mental, siguen usando instrumentos validados y confia-

13 Reflexiones Construidas por Diana Ávila Leal y Jairo Gallo Acosta

44 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

bles para demostrar la cientificidad de su práctica como ciencia.


De la tercera fuente los archivos, DSM, CIE, documentos y otras
piezas comunicativas que tienen como contenido aspectos alu-
sivos a la psicopatología, se analizó la manera como sostiene la
idea de ciencia, los psicofármacos y las afectaciones cerebrales,
todo como parte de la ideología del modelo biomédico en salud
mental. A continuación, se refleja la manera como se analizaron
las articulaciones de estas categorías emergentes, el análisis re-
flejan procesos ideológicos.

Las clasificaciones de las enfermedades mentales tienen dife-


rentes orígenes, puesto que su creación o invención en la mayoría
de los casos se deben a demandas sociales, políticas y económi-
cas, por tal motivo, algunos de estos trastornos se iniciaron por
una reclamación social, es el caso del famoso estrés postrau-
mático, otros por promoción comercial como la depresión, la fo-
bia social y el ataque de pánico, otros por enrolamiento clínico
(inscribirse en criterios o práctica clínica), como es el caso de la
esquizofrenia. Es así, los trastornos dependen de la época don-
de surgieron como concepto a trabajar, son históricos, Álvarez
(2007) comenta al respecto:

De estrés postraumático tiene su origen posterior a la


guerra de Vietnam, los veteranos de guerra presentaban
dificultades para adaptarse a la vida civil, debido a los pro-
blemas con el abuso de consumo de alcohol y otras drogo-
dependencias, ansiedad, miedo, depresión, problemas en
el sueño, estos criterios clínicos ya establecidos y reconoci-
dos en la época (p.56).

Ediciones Cátedra Libre 45


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Los individuos diagnosticados con estrés postraumático,


se les veía como una población desprotegida que no recibía la
debida atención por las entidades médicas. Por tal motivo los
veteranos de guerra reclamaron el reconocimiento por el pade-
cimiento a causa de esa experiencia traumática, allí tuvo par-
ticipación la psiquiatría, el sistema político, entre otros; así es
como las problemáticas iniciales de esta población en particular
se convirtieron en unos cuantos síntomas característicos de la
vivencia traumática, de esa forma serian reconocidos y es así
como: “la ansiedad se convirtió en (re experiencias intrusas), las
reacciones fóbicas en (conductas de evitación) , la irritabilidad
y los problemas del sueño en activación automática aumentada
(Álvarez, 2007, p.56). Es decir, las problemáticas comunes de la
población, se convirtieron en un conjunto de síntomas que de-
terminaron este trastorno. A pesar de la variedad de síntomas
que presentaban los veteranos, la etiología del estrés postrau-
mático está basada en el trauma, por lo demás la etiología viene
a ser una creación externa, de la sociedad, del sistema político,
etc., Pero aquí la discusión no sería el reconocimiento del pade-
cimiento ignorado de los veteranos, sino por qué se convirtió
en una categoría clínica, entendiendo la categoría clínica como:
el proceso donde se identifica que la causa está ligada a fenó-
menos naturales o biológicos. De esta manera el trastorno men-
cionado viene siendo una invención por presión social, política
y económica que surgió en la época. Además, este trastorno se
encuentra en el manual DSM, el cual supone que su contenido
tiene sustento científico, por tanto, se da por sentada sus causas
naturales o biológicas, sujeto a ser comprobable. Sin embargo,
con lo mencionado anteriormente, no tendría el fundamento

46 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

científico que sustente el uso de estos manuales para diagnos-


ticar este trastorno, debido a que es una construcción social, de
esta manera sería cuestionable iniciar un tratamiento farmaco-
lógico bajo estos criterios.

Algo similar sucedió con la depresión, en los años 50 ya se


habían desarrollado los primeros antidepresivos como la Ami-
tripilina, posteriormente el Valium (1970-1980) generaba adic-
ción y después el Prozac. La depresión no se identificaba como
tal, esos estados de ánimo se reconocían más por un estado
melancólico, después de que los antidepresivos fueran comer-
cializados, la sintomatología fue creciendo y aumentaron los
criterios diagnósticos, incluso en la revisión del DSM III se in-
cluyeron ya los episodios depresivos y tres subtipos: depresión,
mayor, distímico y no especificado. De tal manera que el estado
de ánimo con sus variaciones, paso de ser un problema coti-
diano a un trastorno mental, así como el estrés postraumático,
tampoco había unas causas biológicas definida o claras, es como
si los tratamientos, entre ellos el de la de la depresión se crearan
antes que el cuadro clínico. Actualmente se determina que el
desequilibrio químico de la depresión se debe a una falla en el
cerebro que no produce la suficiente serotonina y noradrenali-
na, a causa de esta disminución se da el “bajo” estado de áni-
mo, sin embargo, los estudios utilizados para comprobar esta
carencia, no son claros ni concisos, puesto que suelen realizar-
se deducciones sobre la causa biológica de la depresión a partir
de los efectos bioquímicos de un fármaco, como por ejemplo el
Prozac. Asimismo, Álvarez, (2007) comenta: “un neurocientífico
más prestigioso a nivel mundial en psicofarmacología, afirmó

Ediciones Cátedra Libre 47


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

que no se han encontrado evidencias consistentes de que la defi-


ciencia de mono aminas explique la depresión” (p.123).

Siguiendo con la producción de trastornos mentales, ahora


aparece la fobia social, trastorno creado por el marketing que
generó las industrias farmacéuticas, que consistía en que la gen-
te viera un problema (si es que era problema), la timidez como
un trastorno grave, puesto que esta afectaba a un gran número
de personas y sus relaciones interpersonales, de tal manera que
la propaganda tenía que ir dirigida no solo a la población en
general para “concientizarlos”, sino a los médicos con el fin de
que se educaran y conocieran la solución “el Paxil”, como única
solución a tal problema. Lo anterior deja entre ver que las causas
de estos trastornos poco tienen que ver con causas naturales, si
no con la necesidad de las compañías farmacéuticas y todos los
que se benefician de estas, en hacer de su producto algo nece-
sario y que involucre a la mayor cantidad de personas posibles
puesto que, son problemas que provienen de la vida cotidiana.

Un ejemplo del enrolamiento clínico es la esquizofrenia, por


un lado se encuentra la diferencia de morbilidad y diagnósticos
de pacientes con esquizofrenia entre países desarrollados y los
países subdesarrollados, donde el pronóstico de mejora de un
paciente esquizofrénico de EEUU es menor al paciente de un
país en Colombia por dar un ejemplo, debido a que varía la for-
ma de ver el problema y el tratamiento utilizado, con esta pre-
misa ya surge un interrogante bastante grande: ¿si estos países
son los que tienen las mejores condiciones clínicas, porque el
pronóstico de mejora es menor en comparación a los países en
vías de desarrollo?. Además, este trastorno tampoco tiene una

48 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

base biológica sólida, puesto que las investigaciones determinan


que la dopamina D2 que es la implicada directamente con la es-
quizofrenia, solo se puede medir en el estriado (región implica-
da en el control de movimientos), pero no en la corteza cerebral
que es la zona donde se supone que se da la esquizofrenia.

Queda claro entonces que quienes mantienen esta estructura


ideológica, son las industrias farmacéuticas, el sistema político y
la sociedad. Las compañías farmacéuticas son las encargadas de
propagar el problema cotidiano como una enfermedad grave,
que solo tiene cura con sus productos (psicofármacos), diseña-
dos exclusivamente para tratar este tipo de “enfermedades”, la
propagación cubre no solo a la población “enferma” si no a los
profesionales (médicos y psiquiatras), con educación dirigida y
continuada, pero además de eso son las encargadas de financiar
las investigaciones sobre el origen de los trastornos, participan
en el consenso sobre los instrumentos que deben utilizarse que
van a determinar la presencia o ausencia de un trastorno, como
también los instrumentos que se deben utilizar para identificar
la eficacia de un fármaco. Hoy en día se continúan prescribien-
do los psicofármacos de hace más de 50 años, solo con algu-
nas variaciones mínimas. Una de las razones del imperio de la
industria farmacéutica en la salud mental se debe en parte a
los cambios en las políticas, por ejemplo en Estados Unidos,
hubo un cambio de política científica en la década del ochenta
del siglo XX, donde la investigación y los ensayos clínicos que
se realizaban en la academia pasaron a centros de investigación
y empresas privadas, cambiando la normatividad que regula-
ba las diferentes investigaciones en la práctica clínica, donde no
se permita involucrar los intereses de una compañía en dichas

Ediciones Cátedra Libre 49


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

investigaciones. Fue así que comenzaron a hacer su aparición


una serie de trastornos que antes eran difíciles de permitir su
diagnóstico, minimizando o eliminando las dudas o las pruebas
que sustentan el surgimiento de estos trastornos. Por último, y
gracias a estas prácticas y su posterior publicidad, las personas
se sumergen en un sistema dirigido por la enfermedad, donde
se auto diagnostican, se auto medican y se genera una auto com-
placencia, de esta manera cuando la persona va a consulta, llega
con una sintomatología y el clínico solo se encarga de confirmar
el trastorno, o también se puede dar el caso donde el clínico en-
caja a la persona en un trastorno, con ello le quedará más fácil
proceder y darle un tratamiento. Esto no solamente se debe a la
millonaria publicidad de las empresas farmacéuticas, sino tam-
bién a una tendencia a no responsabilizase por los propios actos
ni dar cuenta de ellos:

En primer lugar el deseo por parte de la gente a medicali-


zar en lo posible su conducta, de este modo reduce la res-
ponsabilidad sobre sus actos, en segundo lugar la presión
de los poderosos intereses económicos que participan
como profesores y médicos que siempre prefieren lo bio-
lógico a las intervenciones conductuales más complejas y
por último el intento de medicalizarlo todo, expandiendo
las fronteras de lo terapéutico para cubrir un número cada
vez mayor de circunstancias (Álvarez, 2007, p.53).

Actualmente las modificaciones en los manuales psiquiá-


tricos se hacen por un consenso, con participación de investi-
gadores académicos, (sociedad) la industria farmacéutica y los
organismos sanitarios reguladores (sistema político).

50 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Sobre la descontextualización de los manuales diagnósticos


Para muchos psicólogos y psiquiatras los manuales diagnós-
ticos como el DSM y el CIE juegan un papel importante en la
práctica clínica, pues han sido parte de la formación de catego-
rías, enfermedades, trastornos, estructuras etc. Estos se han con-
vertido en una herramienta de trabajo “confiable” para dar un
diagnostico al paciente. Pero ¿qué tan confiables a nivel cientí-
fico son estos manuales? ¿Realmente son una herramienta para
dar un tratamiento adecuado? Estos manuales solo alimentan la
lógica de una sociedad que siempre ha buscado la inmediatez
ante la incertidumbre de buscar en su propia historia. En esa
inmediatez se aprueba el uso de unos manuales descontextua-
lizados, como lo menciona el psiquiatra German Berrios: “cada
país genera formas diferentes de locura”, siguiendo esta línea:
¿qué es la locura, ¿cómo se percibe la locura? será que esta se
desarrolla en todas las personas por causas similares. Hay que
reevaluar que tan conveniente para un sujeto o una sociedad es
ser tratado bajo el criterio de estos manuales.

En el año 2013, un grupo de psiquiatras del Reino Unido li-


derado por S. Timimi, quienes apoyan el modelo de rehabilita-
ción de la salud mental, sustentaban que el modelo biologicista
en la enfermedad mental está obsoleto, mencionaban que estos
responden a un paradigma dominante de la salud mental, in-
tentando encontrar nuevas formas más humanas y eficaces en
el tratamiento a un individuo, cuestionan los graves perjuicios
que trae consigo persistir con estas prácticas diagnósticas basa-
das en los anuales como el DSM IV o el CIE 10. Estos diagnós-

Ediciones Cátedra Libre 51


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

ticos generan varias consecuencias en los individuos: la estig-


matización, la falta de búsqueda en las verdaderas causas del
problema, como también la confianza ciega en la medicación.
Investigaciones de la OMS han revelado que las personas que
no han tenido acceso a la medicación, tienen menos recaídas y
pronósticos de recuperación más alto que en Europa y EE.UU
donde hay mayor acceso a los fármacos. Asimismo, este gru-
po propone que en la etiología se deben involucrar los facto-
res contextuales, no solo el biológico y que en la práctica clínica
se dé más importancia a la psicoterapia o al apoyo social en el
tratamiento. Vemos entonces que en ciertos países se oponen a
las prácticas basadas en el modelo biomédico, puesto que se ha
desviado de una práctica clínica que tenga en cuenta al sujeto.
Hay que entender las manifestaciones de esos padecimientos
como un simbolismo que se puede interpretar, más allá de la
enfermedad. Los manuales como el DSM están perfectamente
estructurados y adecuados a la política, economía y sociología
de EE.UU, donde las compañías de seguros médicos y las far-
macéuticas tienen una alta inferencia en lo que entra y lo que
no a la lista de los criterios del DSM, los estudios estadísticos
no son más que una opinión interpretativa de quienes hacen
este trabajo, por ende, no se puede hablar de objetividad, de va-
lidez y mucho menos de confiabilidad, probablemente porque
esta objetividad siempre va estar mediada por la subjetividad,
las creencias de un sujeto o un grupo en particular. El DSM-IV
solo busca multiplicidades diagnósticas, pero no la singularidad
subjetiva que hace sufrir o padecer a un sujeto.

52 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Como ya lo mencionaban teóricos antiguos, el lenguaje per-


mite reblandecer las pasiones y apaciguar los conflictos, tenien-
do como premisa que el lenguaje es la materia del alma. Por
tal motivo la psiquiatría y la psicología positivista resultan ser
poco útiles para los pacientes y muy útiles para el capitalismo,
donde el dinero de los medicamentos está por encima de la sa-
lud del sujeto. Es importante reevaluar la formación actual en la
academia, construyendo una estructura de tratamiento acorde
al contexto de cada país, de cada cultura, por lo tanto, se deben
eliminar los manuales como instrumento o guía para tratar al
paciente, puesto que, al continuar con esta praxis, excluye to-
talmente al sujeto, haciendo cumplir con objetivos y centrar el
tratamiento en el resultado, que nada sirve en el mejoramiento
de la sintomatología del paciente. Puesto que, al diagnosticar a
un paciente de un trastorno en particular, se etiqueta al indi-
viduo, quien empieza a construir una realidad poco benéfica
para aliviar su malestar psíquico. Si no se habla con los sujetos,
si no se escucha al paciente, si se ingresa a una consulta con
una estructura y unos objetivos ya establecidos, de qué forma
se puede construir la historia de un sujeto, si la prácticas psi
no se fundamentan en encontrar los recursos simbólicos de un
sujeto, si el afán del terapeuta es la funcionabilidad social de un
individuo, siendo paradójicamente esas mismas lógicas sociales
las que exacerban el conflicto subjetivo. Si la academia o las uni-
versidades mantienen una relación entre la teoría y la investiga-
ción, se pueden crear nuevas formas para entender el malestar
psíquico dentro de una sociedad como la colombiana, marcada
por la violencia, la pobreza, el conflicto, la inequidad, etc. Por lo
tanto, se podría pensar en abordar las diferentes manifestacio-

Ediciones Cátedra Libre 53


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

nes del padecimiento o el sufrimiento subjetivo, comprenderlo


y acompañarlo desde otras lógicas otras prácticas, desde la es-
cucha de un sujeto.

Los instrumentos utilizados para justificar el uso de los


psicofármacos
Uno de los instrumentos más utilizados son los ensayos pre-
clínicos y clínicos, los ensayos preclínicos son utilizados para
garantizar el funcionamiento del fármaco, como la farmacoci-
nética (efectos del organismo sobre el fármaco), malformaciones
o muerte. Pero esta excluye la farmacodinamia (efectos del fár-
maco sobre el organismo), es decir la toxicidad a largo plazo, la
potencia del fármaco, donde se identifica la dosis a suministrar
en el ser humano, es decir lo importante es el fármaco. Otro
instrumento es el ensayo clínico que tiene cuatro fases, el pri-
mero es experimentar el fármaco en personas sanas, para iden-
tificar la farmacocinética y la farmacodinamia, en la segunda
fase se valora la dosis eficaz del fármaco en enfermos, aquí se
administran placebos, en esta etapa se discute el procedimiento
puesto que en la administración del placebo puede incluir la
sugestión de quien lo está suministrando y si esta persona es el
investigador, tendrá influencia en los síntomas esperados por el
paciente y con esto lograr que tengan similitud con el grupo al
que se le administro el fármaco, en la tercera fase se compara la
eficacia y seguridad del fármaco frente a otros, la última y la de
mayor objeto de crítica es en la que después de comercializar
el fármaco, se identifican los efectos adversos no identificados
en el ensayo clínico, por el número limitado de participantes,
lo que conlleva afectar la calidad de vida de las personas a las

54 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

que se les prescriba el fármaco, puesto que en muchas ocasiones


los efectos secundarios pueden incluir suicidio, violencia, ma-
nía etc. De igual forma si esto sucede en la cuarta etapa por el
número limitado de participantes, el riesgo se correría desde la
fase inicial del ensayo.

Otros instrumentos que son utilizados para identificar las


fallas en el cerebro que identifican la ausencia o presencia de
un trastorno son: los de imagen anatómica (tomografía compu-
tarizada T.C y la resonancia magnética R.M), este instrumento
no es válido para evaluar psicopatologías, puesto que no se han
encontrado alteraciones estructurales en el cerebro de personas
con trastornos mentales. En la actualidad se siguen utilizando
las de neuroimagen funcional (Tomografía por emisión de pro-
tones PET y tomografía por emisión de un solo fotón SPECT).
Para hacer este procedimiento es necesario introducir una sus-
tancia radiactiva en la sangre, para medir la radiación emitida
por la sustancia cuando llega al cerebro o algún parámetro bio-
lógico, con este proceso se determina el grupo sanguíneo ce-
rebral, metabolismo cerebral, la densidad y la localización de
receptores o puntos de unión, con todo lo anterior no es posi-
ble identificar la actividad eléctrica neuronal, esto solo permite
identificar el metabolismo del cerebro y el flujo sanguíneo, en
segundo lugar, porque el flujo sanguíneo se mide en segundos
y la actividad eléctrica neuronal se mide en mili segundos, por
tal motivo no hay una relación directa entre las dos actividades
del cerebro. Si a esto le sumamos que las células gliales llegan
a ser más numerosas que las neuronas. De igual forma, para
detectar lo anterior se requiere de procesos estadísticos, y no

Ediciones Cátedra Libre 55


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

existe un procedimiento unificado para los análisis de neuroi-


magen funcional, esto contribuye a la variabilidad de resultados
y su poca receptividad, lo que no lo hace un proceso tan objetivo
como se menciona. De tal manera, que al no tener instrumentos
que determinen exactamente la falla en el cerebro que generan
los trastornos mentales, no es congruente el uso de los psicofár-
macos como tratamiento para mejorar alguna falla cerebral o
neurológica.

Modelo médico y modelo contextual


La diferencia entre el modelo médico y el modelo contex-
tual, básicamente es que el objetivo del modelo medico es la
eliminación de los síntomas, diseña técnicas y suministra trata-
mientos farmacológicos donde su base es la pastilla, se encarga
de recetar y esto es el acto médico. El modelo contextual tiene
como objetivo el alivio, la rehabilitación y la base es la relación
con el otro, el tratamiento es el psicológico donde prima la pa-
labra, la escucha, y un trato personal y humano. Siguiendo esta
línea, es pertinente nombrar algunos sistemas de psicoterapia y
a qué modelo se acoge su proceder. De esta forma existen cuatro
tipos de psicoterapias más utilizadas, que se diferencian por la
forma en que ven el problema y el tratamiento que utilizan. En
primer lugar, está la terapia cognitivo conductual que tiene una
semejanza con el modelo médico, puesto que su objetivo es la
eliminación de los síntomas. Determina que la causa del pro-
blema emocional y conductual son las creencias, pensamientos,
expectativas y atribuciones, de tal modo que el problema viene
directamente del sujeto y el sistema subjetivo, es internalista de-
bido a que sus estudios se basan en la comparación de grupos y

56 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

sus tratamientos son protocolarios, para ello diseñaron guías de


tratamiento psicológicos, de esta manera hace parte de la cien-
cia, de lo contrario no existiría como tal. En segundo lugar, está
la terapia psicoanalítica que tiene su práctica en el modelo con-
textual por ser ideográfico, sin embargo, el psicoanálisis tradi-
cional (Freud) nació también con el modelo médico, pero poco a
poco se fue alejando de él, puesto que interpreta que el malestar
psíquico proviene del sujeto, la pulsión y de los conflictos entre
las instancias psíquicas (yo, ello y superyó), su base fundamen-
tal es el inconsciente. En esta modelo hay subvariaciones, por
ejemplo, la escuela británica se basa en las relaciones objétales,
la escuela francesa se fundamenta en las pulsiones inconscientes
y su relación con el lenguaje. Estas dos escuelas se basan en lo
ideográfico y en la relación con el otro. En general, el psicoaná-
lisis trabaja con “la ruptura, la falla, el imprevisto, lo particular,
la falla del lenguaje es la tarea del analista, (Lacan, 1977). Otra
psicoterapia es la terapia humanista que tiene dos vertientes: la
fenomenológica y existencial, donde el problema se basa en la
falta de conciencia, en el descubrir el para qué. Entre sus for-
mas de tratamientos están: la logoterapia, el análisis existencial
y la terapia gestáltica, allí la responsabilidad es de la persona,
permite que la persona deje de centrarse en sí misma y deje de
luchar contra sus síntomas, facilita el desarrollo de las propias
capacidades. La otra corriente es la centrada en la persona y ex-
periencial, aquí el problema es la persona y sus experiencias, su
modo de tratamiento es ayudar a clarificar los problemas y de-
sarrollar soluciones, se podría decir que es más funcional y de
adaptabilidad al ambiente, más que un tratamiento centrado en
la persona. Por último, la terapia familiar, percibe el problema

Ediciones Cátedra Libre 57


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

en las relaciones de la persona con los miembros de su familia,


su modo de tratamiento depende de los subtipos ya sea psicoa-
nalítica (sistema vincular), contextual (estructural) o familia de
origen. En conclusión, las psicoterapias en general pertenecen
al modelo contextual, por ser ideográficas y de relaciones inter-
personales, las investigaciones se basan en lo particular como
los estudios de caso y su tratamiento son los análisis de casos.
Hacer este breve recorrido por las psicoterapias más usadas
en la actualidad nos permite pensar que ellas son las más ade-
cuadas para abordar eso que se ha dado en llamar “trastornos
mentales”, ya que estos no obedecen al modelo biomédico de
“enfermedad”, sino son de otro orden, de otras lógicas, de otro
registro, para Álvarez (2007) los trastornos mentales son:

Los trastornos mentales no se pueden entender como en-


fermedades cuando en psicopatología no se ha demostra-
do nada en absoluto, no se dispone de la actuación de un
fármaco en una zona en particular del cerebro que sean
claras, no existen acuerdos claros para determinar los sín-
tomas propios de la “enfermedad” de los trastornos men-
tales, ni tampoco pruebas objetivas para el diagnóstico
(p.166).

Asimismo, la categorización diagnostica está lejos de mos-


trar su carácter natural, es mas de carácter práctico, el proble-
ma es práctico para que o para quienes, y con lo anterior queda
claro que es práctico para la industria farmacéutica y para el
sistema político, que finalmente son las macro entidades que se
lucran con el padecimiento de la persona. Más que un hallazgo
científico, los estudios se dedican a responder al sistema cons-

58 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

tructivo respecto del cual resultan dichas formas prácticas. Esto


viene a ser una construcción cultural, pero como tal construc-
ción cultural tiene sus instituciones que lo hacen valer como las
ya mencionadas. Un dato que no se mencionada, es que se ha
demostrado que las consecuencias a largo plazo con el consu-
mo de ansiolíticos, antipsicóticos y antidepresivos, ha generado
cambios en la estructura cerebral de las personas que lo consu-
men, pero que no alivian los síntomas esperados. Mucho de los
estudios de los psicofármacos ha sido primero en el humano
y después en los animales, también son más los efectos secun-
darios de un psicofármaco que el alivio del síntoma. De esta
manera no hay un origen natural de los mal llamados trastor-
nos mentales, su origen se debe más a una construcción por la
demanda social, promoción comercial o enrolamiento clínico.
Los instrumentos que se utilizan hoy en día para comprobar las
causas naturales de los trastornos no son concisos, ni coheren-
tes. A todo lo anterior se debe que haya diferentes psicoterapias,
que determinan la causa del problema desde el sujeto, desde la
relación con el otro, de su existencialismo, de la fenomenología,
de la adaptabilidad y funcionalidad al entorno, etc. Finalmente
se podría decir que con tantos años de investigación científica
y los intentos fallidos de encontrar causas naturales para el ma-
lestar psíquico, se sugiere que no son problemas que se puedan
generalizar, son casos particulares que probablemente no de-
pendan de la estructura del cerebro, sino de todas las variables
del problema ya mencionadas. También queda claro que el uso
de los manuales es un invento de estas macro compañías que
obtienen grandes ganancias por la venta de estos productos tan
exitosos para sus bolsillos, y no para la mejora del sujeto, tenien-

Ediciones Cátedra Libre 59


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

do en cuenta que los países subdesarrollados tienen mejor pro-


nóstico en la mejora de algunos trastornos, sugiere la invitación
a escuchar a la persona y no al fármaco.

60 Ediciones Cátedra Libre


La salud mental y
el orden público

Sobre lo ideológico
de los trastornos mentales
Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

E n un artículo en la revista Semana de febrero de 2015 titula-


do: “El peligro de estigmatizar las enfermedades mentales
en los colegios” (Semana, 2015), se comenta que en Colombia la
institución educativa se tiene que “enfrentar” a que los niños
y adolescentes manifiesten enfermedades mentales sin caer en
estigmatizaciones. Lo primero que habría señalar es que, si bien
se ha construido estigmatizaciones sociales sobre las enferme-
dades mentales, estas estigmatizaciones no provienen sólo de
las personas ajenas a las profesiones relacionadas con la salud
mental, sino que también provienen de los mismos profesio-
nales que construyen, evalúan, diagnostican e intervienen los
mencionados trastornos mentales.

Es por esto que se afirmamos que el discurso hegemóni-


co de la psicología de la salud es un claro ejemplo de cómo se
construye la equivalencia entre salud (mental), racionalidad y
normalidad. De esta forma, la salud pública se convierte en el

Ediciones Cátedra Libre 63


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

vigilante de la salud mental, construyendo un sujeto-máquina


procesador de información con mayor capacidad de memoria y
atención, impidiendo la anormalidad o singularidad que está
implícita en la existencia humana. (Castro, 2013).

Como denuncian Marino Pérez y Héctor González (2007), en


su libro: “La invención de los trastornos mentales, ¿escuchan-
do al síntoma o al paciente?”, el modelo psicofarmacológico de
la enfermedad mental, principal defensor de que los trastornos
mentales existen y son descubiertos, se asienta en tres pilares
pseudocientíficos:

• Diagnósticos sobre un listado superficial de síntomas


• Supuestos desequilibrios bioquímicos
• Pretendido determinismo genético (González y Pérez,
2007)

Si bien Tomas Szasz (2001), escribía a comienzos de la dé-


cada del setenta del siglo XX su libro titulado: “ideología y en-
fermedad mental”, este trabajo no fundamenta el concepto de
ideología desde allí, este trabajo, aunque recoge algunas ideas
de Szasz, el concepto de ideología acá obedece a lo que plantea
el filósofo esloveno Zizek, como aquello que se enuncia en no
serlo, por ejemplo, el DSM (Manual diagnóstico de trastornos
mentales) en su primera página afirma que es a- teórico. El fi-
lósofo francés Jean Claude Milner (2006), se refiere al “gran se-
creto de la ideología de la evaluación”, como una de los grandes
engaños o imposturas del mundo contemporáneo. El propósito
de tal engaño es tratar que dos palabras que tienen significa-

64 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

dos distintos: la medida y la ganancia, el valor de cálculo y el


valor comercial repentinamente sean sinónimas. La evaluación
se convierte así en el modo actual por el que un poder, ya sea
político, administrativo, internacional o local, ejerce su dominio
sobre los saberes y prácticas culturales, pretendiendo definir la
norma de lo verdadero. Así lo afirma Ian Hacking (2006, p.161),
quien, a partir de sus investigaciones sobre las enfermedades
mentales transitorias, concluye lo siguiente: “cuando se trata de
seres humanos, clasificar puede ser una manera de construir
gente (making up people)”. Hacking encuentra que las clasifi-
caciones de las personas y sus comportamientos son dinámi-
cas, esto significa que entre las clasificaciones y lo que se sub-
sume bajo ellas se produce una interacción denominada efecto
“bucle” (looping effect), a través del cual se puede llegar a una
modificación de los sentimientos y comportamientos de las per-
sonas evaluadas y clasificadas, lo que a su vez repercute en las
clasificaciones. Asimismo, alrededor de ellas surgen recursos e
instituciones que cumplen lo que él denomina los imperativos
actuales de la ciencia: (a) medicalizar (b) establecer el origen ge-
nético (c) transformar calidad en cantidad (d) biologizar (e) nor-
mativizar. (Hacking, 2006, p. 162).

Ediciones Cátedra Libre 65


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

La clasificación de los trastornos mentales: la ilusión


de alcanzar el ideal natural
“No hay clasificación del universo que no sea arbitraria
y conjetural”.
Jorge Luis Borges (1952). El idioma analítico de John Wilkins.
Otras Inquisiones.

La figura de Linneo sigue presente como un fantasma en la


práctica diagnóstica de los llamados trastornos mentales, y
como toda fantasma estructura esa misma práctica. Linneo: na-
turalista, botánico y zoólogo sueco estableció los fundamentos
de la taxonomía moderna. La taxonomía botánica de Linneo se
convierte así en el siglo XIX en el modelo para la clasificación
de las enfermedades mentales a través de Pinel (1804), que im-
ponía una práctica basada en la ortopedia moral que era según
él era: “el arte de subyugar y domesticar al alienado”. El médico
ejerciendo sobre el enfermo un influjo irresistible, modificando
el encadenamiento vicioso de sus ideas. Pero fue Kraepelin a
finales de ese siglo XIX, y comienzos del XX, él que le va a dar
un estatuto sistemático a las clasificaciones de enfermedades
mentales, dándoles la apariencia de ser enfermedades similares
a cualquier enfermedad del cuerpo:

La mayor parte de esas categorías diagnósticas no son va-


lidadas por los criterios biológicos como casi todas las en-
fermedades médicas; sin embargo, aunque se denominan
«trastornos», tienen el aspecto de diagnósticos médicos y
pretenden representar enfermedades médicas que están
incrustadas en clasificaciones jerárquicas equiparables a
las taxonomías botánicas de los siglos XVII y XVIII. El en-

66 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

foque del DSM de crear «definiciones operacionales» cier-


tamente ha vuelto más fiable el proceso de establecer un
diagnóstico, pero la fiabilidad −expresa Katschnig− es di-
ferente de la validez. Los fenómenos psicopatológicos cier-
tamente existen y pueden observarse y experimentarse
como tales, sin embargo, los diagnósticos psiquiátricos se
definen en forma arbitraria y no existen en el mismo senti-
do que los fenómenos psicopatológicos. (Pérez-Rincón,
2011, p. 473).
Kraepelin le pudo dar un estatuto aparentemente objetivo
a la psiquiatría, así el psiquiatra se aleja de la especulación fi-
losófica o teológica de las enfermedades mentales, la práctica
clínica psiquiátrica y después psicológica comienzan a usar es-
tas clasificaciones, las cuales posteriormente las va a asumir los
manuales diagnósticos de la OMS (CIE), y las de la Asociación
Psiquiátrica Americana (DSM). Estos manuales se convierten en
la norma de la práctica clínica evaluativa y después interventiva
en el mundo, así como en Colombia. Clínico en psicología pasa
a convertirse en aquel que usa la clasificación del DSM IV o V,
para después aplicar una serie de estrategias interventivas que
le permitan a ese individuo estabilizarse, ordenarse y normali-
zarse.

El poder psiquiátrico como decía Foucault (2005), es un po-


der disciplinario y asilar tipo panóptico que se desarrolló a lo
largo del siglo XIX y XX, pero tomando la propuesta de De-
leuze (1990), en la actualidad también es un poder de control,
con elementos que van más allá de una sociedad disciplinaria,
operando como instancia de control de los dispositivos discipli-
narios a través de la formación de un discurso de verdad sobre

Ediciones Cátedra Libre 67


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

la vida cotidiana, verdad que remite al emprendimiento, pro-


ductividad, éxito, felicidad, etc. Ideales cercanos a las lógicas del
capitalismo neoliberal.

Lo primero que tiene que conquistar las prácticas de control


no son los asilos o los espacios cerrados de la sociedad discipli-
naria, sino los espacios “abiertos”, la misma vida cotidiana. En la
Encuesta Nacional de Salud Mental (ENSM 2015), de la Univer-
sidad Javeriana, Colciencias y el Ministerio de Salud, se conclu-
ye con datos que en Colombia la situación de la salud mental es:

Entre los datos más relevantes del análisis, que encuestó a


casi 16.200 personas de todo el país, está que, en prome-
dio, 10 de cada 100 adultos de 18 a 44 años y 12 de cada
100 adolescentes tienen algún problema que sugiere la
presencia de una enfermedad mental. (El Tiempo, 2015).

Lo que se quiere mostrar acá no es negar el hecho que se


presentan una serie de problemáticas, malestares, padecimien-
tos en la población colombiana en sus diversos contextos, estos
existen y se presentan como consecuencia de un sinnúmero de
fenómenos que van desde la violencia política, pasando por el
desplazamiento forzado, muertes violentas, violaciones sexua-
les, hasta la pobreza, inequidad, entre otras cosas. Acá las pobla-
ciones de jóvenes y las mujeres son las de mayor vulnerabilidad
frente a esos fenómenos, el asunto es que se quiere convertir las
respuestas subjetivas ante esos fenómenos sociales en diagnós-
ticos, denominados trastornos mentales y basados en manuales
descontextualizados.

68 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Estas nuevas problemáticas serán recodificadas por los pro-


fesionales psi en el lugar de expertos, haciéndose indispensables
estos profesionales para la sociedad, ya que son ellos los que se
recodifican estas manifestaciones subjetivas como trastornos
mentales, y una vez identificados y categorizadas como tal, se
convierten en diagnósticos. Así la práctica psiquiátrica y psi-
cológica se convierte en una práctica que no apunta al conoci-
miento, sino un conjunto de acciones destinadas a restablecer la
adaptación de los individuos, la normalización, el ordenamien-
to. El diagnóstico se convierte así, en el modo como la ideología
se impone dentro de un contexto “ser enfermo o trastornado”,
lo cual no permite que nadie se haga cargo de sí, y que ocul-
ta las diversas causas sociales que ocasionan esos problemas,
además que oculta debilidades epistemológicas de esos mismos
diagnósticos, como de sus manuales. Para Pérez-Rincón (2011),
los psiquiatras se han convertido en quimiatras y clinímetras,
es decir, en generosos y exclusivos dispensadores de recetas de
psicofármacos, y en aplicados y compulsivos compiladores de
escalas, en el campo de la psicología lo segundo aplica directa-
mente.

Diagnóstico y farmacoterapia se convierten en el horizonte


de esas prácticas de la patologización de las dificultades de la
vida cotidiana, practica auspiciada por las multinacionales far-
macéuticas:

Intenta reinventar conceptos ya suficientemente desarro-


llados por autores clásicos en psicopatología» debido al
«empobrecimiento histórico-conceptual» del «artefacto
teórico creado por la “industria” de las clasificaciones, que

Ediciones Cátedra Libre 69


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

pasan por ser pseudomanuales de psicopatología para el


psiquiatra en formación. Todos ellos, al ofrecer un glosario
reducido de términos, hacen que los síntomas opacos, o
no codificables, permanezcan, tautológicamente, inexplo-
rados o silenciados (Berrios, 1996).

Las demandas lógicas políticas del capitalismo neoliberal


han creado unas demandas a la salud mental, incluso creando
la salud mental como un objeto en sí que hay que alcanzar, sien-
do los trastornos mentales lo opuesto a ese ideal. El problema
radica en que los trastornos mentales no son objetos naturales, y
los ideales de salud mental tampoco.

Medicalizando el ideal
La introducción en Colombia de una serie de fármacos y pro-
ductos para combatir la depresión o la tristeza en general ha
sido algo para analizar en este texto. Entre los muchos medi-
camentos que se promocionan para obtener una adecuada sa-
lud mental, hubo uno que atrajo la atención para este trabajo, ya
que ese medicamento fue muy publicitado, y se comercializó en
diferentes medios de comunicación con éxito, ese producto se
ofreció con el nombre de “Okey”.

No es casual que en el año 2000 este medicamento hiciera


su entrada al país. Su caracteritica más publicitada era que se
mostraba como “natural”, aunque su efecto no se diferenciaba
de los antidepresivos (fluoxetinas) convencionales. Lo novedoso
de esta propuesta natural para la depresión es que era de ven-
ta libre, y su comercialización incluyó publicidad en diferentes
medios de comunicación, destacándose la de la televisión. Por

70 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

ejemplo, la publicidad de Okey en la televisión (2011), al final


decía: “con okey vuelves a estar okey”, y una voz en off se es-
cuchaba: “para recuperar la alegría de vivir”. Lo llamativo del
anterior anuncio es que al medicamento se le asignan propie-
dades casi mágicas, incluso otra voz en el comercial decía “para
superar las malas rachas”. Era como si esta medicación fuera
“un remedio para la buena suerte”, frase que suena similar ala
que dice en muchas calles o plazas de las ciudades colombia-
nas cuando se quiere vender una yerba para la “buena suerte”.
La diferencia con las yerbas es que este medicamento tenía un
supuesto respaldado científico. La introducción de este medi-
camento “Okey”, dio para que en el periódico El Tiempo en el
año 2000 hablara de ese medicamento en un artículo titulado:
“contra la depresión, drogas naturales”. En él se comentaba los
costos de estos medicamentos, pero llamaba la atención sobre
su uso masivo y se señalaban las consecuencias de dejarle el tra-
tamiento al medicamento: “dejaría en manos del medicamento
todo la recuperación sin terapia psiquiátrica”, es decir, que ya se
sospechaba que el uso de este medicamento era inversamente
proporcional al uso de la psicoterapia en un contexto como el
colombiano, aunque hay que decir, que eso mismo había pasado
con el uso de los medicamentos tradicionales para la depresión
(flouxetinas), en otros países. Las personas habían sustituido la
psicoterapias “largas” y “costosas” por el uso del medicamen-
to, no por nada a finales de la década de los noventa del siglo
XX se lanzaba el libro, que se iba a convertir en un best seller:
“Más Platón menos Prozac” de Lou Marinoff, donde exponía
que ante los problemas cotidianos (depresión), era mejor la filo-
sofía que tomar un medicamento. Pero en Colombia, al parecer

Ediciones Cátedra Libre 71


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

la costumbre de automedicarse se había unido al boom de los


medicamentos milagrosos para la depresión, y esto se había au-
mentado con la venta de estos productos de acceso y venta libre:

Sin embargo, Tellez considera que es injusto que un pa-


ciente que tenga para comprar la droga y no tenga el di-
nero para manejar su psicoterapia estaría resolviendo solo
parte de su problema, pero no tendría una orientación y
una terapia continua para aprender a conocer sus emocio-
nes, que es lo fundamental en este tipo de circunstancias.
En otras palabras, se empacan la droga sin entender qué
está pasando en su mente, afirmó el doctor. (El Tiempo,
2000a).

Las farmacéuticas sabían que el negocio de la ansiedad y


la depresión estaba por comenzar a andar en este país, incluso
pronosticaban un mercado virgen para iniciar a comercializar
sus productos para las “nuevas” patologías del siglo XXI: la an-
siedad y la depresión. En el mismo año 2000, otra noticia apa-
rece en el periódico El Tiempo, la farmacéutica Eli Lilly, cono-
cida por ser la comercializadora del Prozac (flouxetina), decide
trasladar sus operaciones de Cali a Bogotá buscando “adaptarse
mejor a las necesidades del mercado y de los clientes” (El Tiem-
po, 2000b). En ese mismo artículo se comenta que las ventas en
Colombia:   “fueron del orden de 15,3 millones de dólares y para
el 2000 aspira un aumento en las mismas del 26 por ciento”, es
decir, casi 4 millones de dólares más entre sus productos para
la diabetes, antibióticos y su producto estrella: “Prozac”. Esta
multinacional farmacéutica se estaba preparando para hacerle
frente a la demanda de la pastilla de la felicidad. Precisamente,

72 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

esto último es lo que aparece en la Revista Semana en el mismo


año, en un artículo titulado “la pepas de la felicidad”, allí se co-
menta que: “en el primer semestre de este año los colombianos
gastaron más de medio millón de dólares en pastillas contra la
impotencia y están consumiendo cada vez más antidepresivos y
píldoras contra la obesidad” (Revista Semana, 2000).

La anterior situación una década después cambia radical-


mente, en el año 2011 en la misma Revista Semana, se dice que
según el Ministerio de Salud uno de cada 10 colombianos ha
consumido tranquilizantes, y que el uso de los medicamentos
para problemas mentales cada vez le iba ganando terreno al uso
de la psicoterapia, en ese artículo que precisamente se titula:
“Más pepas menos psicoterapia”, se comenta que la venta de
antidepresivos aumentó un 10% en el 2010, y que el uso de la
psicoterapia para los paciente y médicos no tienen sentido en
un campo donde el tiempo, la eficacia y la eficiencia son las do-
minantes: “No necesito de media hora o una hora para hablar,
solo requiero que me den un medicamento y ya está. Estoy bien,
dice un paciente que sufre de ataques de pánico y depresión”
(Revista Semana, 2011).

La automedicación con antidepresivos se torna a finales de


la primera década del siglo XXI, en un comportamiento habi-
tual, ante cualquier calamidad o situación adversa los sujetos se
lanzan a consumir dichos medicamentos, y en una época donde
los problemas sociales se van agudizando también el consumo
de estas pastillas se dispara en las grandes ciudades colombia-
nas, incluso en las intermedias como el caso de Armenia.

Ediciones Cátedra Libre 73


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

El 15 por ciento de las personas que ingresan a una farma-


cia en Armenia, lo hacen para comprar los antidepresivos
para los que no se necesita prescripción. Los más vendidos
son pastas como la Fluoxetina, que es conocida entre los
consumidores como la ‘Píldora de la felicidad’. Así mismo,
Amitriptilina y Triptanol, cápsulas mortales si se excede su
consumo. Estos tres medicamentos se venden sin fórmula
médica, según lo confirmaron a Caracol Radio los emplea-
dos de las droguerías más importantes del Quindío. Esta
venta descontrolada de medicamentos antidepresivos ha
hecho que aumente el ingreso de personas, en los hospi-
tales mentales del departamento, que intentan suicidarse
con sobredosis de las pastillas: “El estrés, los problemas
amorosos, la falta de dinero y el insomnio, están llevando
a los ciudadanos a automedicarse con dosis excesivas de
medicamentos antidepresivos y por eso, aumenta la cifra
de intentos de suicidios a veces involuntarios, en el Quin-
dío (Caracol, 2008).

Hay varias cosas para analizar en el boom de los medica-


mentos para la depresión, la primera es que estos productos re-
emplazan unas lógicas que para Foucault serían disciplinarias,
el poder no pasa directamente por la figura del psiquiatra o psi-
cólogo, sino por el medicamento, es así que las estrategias de
poder de los dispositos psi se tienen que acomodar no a luchar
con el medicamento, sino aliarse con ellas, sostener el ideal de
libertad con la automedicación individual, incluso colocarse en
el lugar del farmaceuta, aquel que sólo receta el quimiatras y
clinímetras, tampoco hay que olvidar que ese medicamento no
se hubiera podido comercializar sin el boom del diagnóstico de
depresión, es una consecuencia de ello, es una consecuencia del

74 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

imperio de la clasificación diagnóstica de unas manifestaciones


subjetivas, de las dificultaddes de la vida cotidiana, dificultades
aumentadas por las lógicas imperantes del capitalismo neoli-
beral. Los diagnósticos hacen existir a los tratornos mentales,
producen efectos, no sólo para aquellos categorizados y diag-
nósticados, también para aquellos que realizan esas categoriza-
ciones y dignósticos, a los mismos profesionales psi, es como si
para todos funcionara una categorización de la realidad, que en
este caso es una realidad depresiva o ansiosa.

La clasificación diagnóstica como las diferentes intervencio-


nes tanto de los profesionales psi, como de los mismos indivi-
duos cuando se automedican. son las consecuencias de las tecno-
logías de control. La medicina en muchas de sus prácticas sirve
al control biopolítico, la psicología queriendo alcanzar ese ideal
en muchas de sus prácticas es control psicopolítico. El diagnós-
tico de los tratornos mentales en las prácticas psi son actos polí-
ticos a pesar de la supuesta neutralidad, objetividad, validez de
los manuales diagnósticos a pesar que: “clasificar algo que no se
define, no se sabe bien qué es, dónde empieza y dónde termina,
“eso” que se da en llamar “trastornos mentales”. (Braunstein,
2013, p. 16). Incluso el peligro está precisamente en una práctica
que se dice científica, es ahí donde está su peligro, porque en
nombre de la ciencia se rotula todo lo que es desorden, indisci-
plina, agitación, anormal, etc., tal cual como Foucault (1998), lo
muestra en la historia de la locura planteando que la psiquiatría
introduce la norma como regularidad funcional, como principio
del funcionamiento adaptado y ajustado, oponiéndose la norma
a lo patológico, lo desorganizado, la disfunción.

Ediciones Cátedra Libre 75


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

El diagnóstico en lo “mental” es un hecho discursivo, los


trastornos mentales existen gracias a la misma clasificación
diagnóstica, no son hechos naturales que la ciencia objetiviza
mediante instrumentos validados por las mismas disciplinas
que crea los trastornos:

Debemos reiterar que la clasificación y el diagnóstico psi-


quiátrico son agentes activos en el seno del dispositivo psi:
no son actos “científicos”, “ objetivos”, sino postulaciones
dotadas de una significación moral y política que operan
al margen de la conciencia o inconciencia de quienes las
efectúan. Los agentes que funcionan dentro del disposi-
tivo de la salud mental “no saben lo que hacen” en la me-
dida en que se perciben a sí mismos como técnicos que
utilizan las herramientas que se les han asignado sin cues-
tionar las condiciones sociales de esa aplicación y su lugar
en el dispositivo. Casi siempre los funcionarios psi piensan
y sienten que actúan como operarios formados por la uni-
versidad que cumplen buenamente con el trabajo que se
les encomienda (Braunstein, 2013, p. 49).

El dispositivo como concepto fue popularizado por Foucault


que la relacionada con su propuesta de investigación genealó-
gica y consiste en un análisis de dispositivos, busca relaciones
entre elementos discursivos y no discursivos: “discursos, insti-
tuciones, disposiciones arquitectónicas, decisiones reglamenta-
rias, leyes, medidas administrativas, enunciados administrati-
vos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas; en síntesis,
tanto lo dicho cuanto lo no dicho” (Foucault, 1984, p. 128).

76 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Aunque algunos investigadores de las prácticas psicológicas


prefieren denominar a estos dispositivos “complejo psi”, como
Ian Parker (1992), concepto que retoma de Nikolas Rose (1985).
Parker entiende este complejo como:

Una red de teorías y prácticas que incluye la psicología


académica, la profesional y la popular, y que cubre las dis-
tintas formas en las que la gente, en la cultura moderna
occidental, es categorizada, observada y regulada por la
psicología, así como las formas en las que esta gente pone
en práctica modelos psicológicos en su habla y en su expe-
riencia (Parker, 1997).

Tanto la noción de dispositivo como la de complejo psi


muestran es una serie de elementos discursivos y no discursi-
vos, aunque para esta investigación serian todos elementos dis-
cursivos que no sólo remiten a lo que se dice sino a manuales,
edificios, libros, cursos de diferentes tipos, normas, leyes, etc.
Por ejemplo, una de las materias fundamentales de la forma-
ción psicológica es la psicopatología, incluso parece ser en algu-
nas ocasiones el fin de un complejo psi para dar explicación a
cualquier fenómeno, de ahí que se realicen investigaciones que
traten de relacionar la psicopatología con muchos fenómenos,
incluso hasta con la violencia familiar. En una investigación ti-
tulada: “Las psicopatologías que se relacionan con la violencia
intrafamiliar: investigaciones desarrolladas en Colombia”, en
donde se construye un estado del arte de las de investigaciones
realizadas en Colombia sobre trastornos mentales y psicológicos
en relación con la violencia intrafamiliar, se plantea lo siguiente:
“Los trastornos mentales y psicosociales han sido considerados

Ediciones Cátedra Libre 77


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

como una de las posibles causas o efectos en estas relaciones”


(Sánchez, 2014, p.4). En esta investigación se consideran que es
necesario adelantar más investigaciones de este tipo para com-
prender los trastornos que mayormente se presentan su causa-
lidad con la violencia, incluso se hace una crítica a las investiga-
ciones analizadas por carecer de metodologías “científicas” para
establecer dicha correlación como causal:

Sin embargo, es necesario adelantar más investigaciones


empíricas para comprender los trastornos que mayormen-
te se presentan en nuestro contexto, su frecuencia y cau-
salidad con la violencia. Se necesita abordar este estudio
analizando los casos de vif que se presentan en nuestro
país y su causalidad con las categorías diagnósticas que se
evidencian. De esta manera, se podrán confirmar los resul-
tados obtenidos en otras latitudes, o se obtendrán nuevas
conclusiones producto de nuestro contexto particular (..)
No basta con mencionar todos los trastornos mentales que
pueden estar relacionados con el problema, o establecer
una posible correlación entre estos; es necesario puntuali-
zar su estudio para determinar su verdadera causalidad en
los hogares colombianos. De esta manera se enriquecerá
el estado del arte de la vif a través de las investigaciones
basadas en el escenario nacional y las necesidades de las
familias colombianas. Así se podrán adoptar tratamientos
fundados en los trastornos y requerimientos particulares
de las víctimas colombianas (Sánchez, 2014, p. 23).

Lo que se plantea en la investigación anterior es un saber


supuesto y tautológico, el trastorno es causal de una violencia,
lo cual hace que ese fenómeno sea causado por el trastorno, y

78 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

con ese saber se ejerce un poder sobre eso clasificado y diag-


nosticado, pero qué es lo clasificado mediante el trastorno: lo
clasificado como tal.

¿Trastornos, lo clasificado? Simple respuesta: ¡Las deman-


das que se le formulan al dispositivo psi en el que los mé-
dicos {-iatras) llevan la voz cantante! Esas demandas se
vuelven estereotipadas y p o r eso “clasificables”: cada día
tienen un carácter más proteiforme, sintomático, automá-
tico y engloban todas las dificultades de un sujeto en su
vida cotidiana. (Braunstein, 2013, p. 85).

Las demandas clasificatorias son recogidas por el comple-


jo psi para diagnosticar, y después medicalizar el sufrimiento,
desconociendo que ese sufrimiento proviene de la “vida social”,
del lugar en donde el sujeto se ubica frente al Otro. Cada su-
jeto se presenta con una posición, un lugar frente al Otro, son
posiciones subjetivas, allí hay una verdad del sujeto, singular.
El diagnóstico - formula sirve para que es sujeto se comporte
de acuerdo al ideal social dominante, estas prácticas ejercen sus
efectos ideológicos en la subjetividad de los individuos clasifi-
cados, de ahí que proliferan un sinnúmero de diagnósticos que
atañen a grupos de población como la infancia hasta los trastor-
nos por estrés postraumático.

La falacia de los neurotransmisores como causa


de trastornos
La práctica psiquiátrica diagnóstica parece alejarse cada vez
más de la concepción de salud de la OMS que la concibe como
biopsicosocial, y en su lugar ha promovido un modelo biológico.

Ediciones Cátedra Libre 79


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Haciendo imperar una práctica médica que se ha dado en llamar


biomedicina. Con este nombre la medicina se ha fundamentado
con las ciencias biológicas en la comprensión de las enfermeda-
des y de la tecno - cientifización de sus mismas prácticas, redu-
ciéndose a una rama de la biología, imperando la genética y la
neurobiología en esta reorganización de la medicina.

En las últimas décadas dicha práctica orientó sus esfuerzos


para crear un diagnóstico “fiable”, crearon un nuevo manual
diagnóstico denominado el DSM III y así proponer una práctica
con un enfoque “científico” que tuviera como fundamento una
etiología biológica y un tratamiento farmacológico de los tras-
tornos mentales. Como dato curioso en ese manual, se erradica
el término de neurosis –por tener una influencia psicoanalítica-
y se adopta el de trastorno–. Desde ese punto de vista se asume
una posición que ya no depende de una mirada clínica del mé-
dico o del que asume el diagnóstico del trastorno de salud men-
tal, sino que se diagnóstica con base a una serie de elementos
que van más allá del paciente y el profesional.

Es decir, el diagnóstico en psiquiatría ya no es exclusiva-


mente el resultado de un juicio clínico, postulado dado por
sentado aún en esta nueva psiquiatría biológica o biopsi-
quiatría. La producción del diagnóstico o JPD es más bien
el producto de traducciones múltiples y mediaciones téc-
nicas llevadas a cabo por los psicofármacos que brindan el
soporte semiótico-material La diferencia entre diagnósti-
co y juicio psiquiátrico diagnóstico (JPD) está dada por la
mayor flexibilidad que presenta el término JPD, es decir,
enfatizando en el diagnóstico como proceso, lo cual ad-

80 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

mite la posibilidad continua de modificaciones en el diag-


nóstico que permite al psiquiatra invocar o enunciar un
diagnóstico o JPD. La experticia clínica en nuestro estudio
es más bien el resultado de una acción colectiva en la que
los psicofármacos desempeñan el rol de liderazgo. Por lo
tanto, dicha experticia no consiste en un apriori cognitivo
o un bagaje de conocimientos localizado en la persona del
psiquiatra, sino que la misma surge como el resultado de
las acciones y mediaciones de los psicofármacos, que mo-
vilizan la evidencia científica hacia la clínica o la desplazan
hacia los laboratorios delegando en ellos el trabajo clínico
(Geneyro & Tirado, 2015, p. 35 – 36).

Sí antes se criticaba por parte de la antipsiquiatría (Laing,


Cooper, Basaglia hasta el mismo Szasz, entre otros), en la déca-
das de los sesenta y setenta del siglo XX la práctica psiquiátrica
del diagnóstico de la enfermedad mental, comentando que el
diagnóstico de las enfermedades mentales era un juicio de valor
por parte del psiquiatra, a partir de la década del ochenta y con
la introducción del DSM III y después del DSM IV en los noven-
ta, ahora se podía decir que ese juicio de valor se iba esfumando
para dar cabida a una teoría que fuera más allá de eje juicio de
valor del psiquiatra, y esa teoría era la de la hipótesis del des-
equilibrio químico, lo cual legitimo una conexión directa de las
entidades diagnósticas con las sustancias psicofarmacológicas.

Contemporary neuroscience research has failed to confirm


any serotonergic lesion in any mental disorder, and has in
fact provided significant counterevidence to the expla-
nation of a simple neurotransmitter deficiency. Modern
neuroscience has instead shown that the brain is vastly

Ediciones Cátedra Libre 81


complex and poorly understood. While neuroscience is a
rapidly advancing field, to propose that researchers can
objectively identify a “chemical imbalance” at the molecu-
lar level is not compatible with the extant science. In fact,
there is no scientifically established ideal “chemical balan-
ce” of serotonin, let alone an identifiable pathological im-
balance. To equate the impressive recent achievements of
neuroscience with support for the serotonin hypothesis is
a mistake14. (Lacasse, J & Leo, J, 2005).

El DSM III creo una ideología que remite a la ciencia, “de-


mostrando” que los diagnósticos enunciados en esa manual
eran enfermedades “reales”. La teoría del desequilibrio químico
fue la ideología que reunió a su alrededor una serie de narrati-
vas que los dispositivos psi -sobre todo la psiquiatría- podía tra-
tar con un fármaco, tratando de hacer comparable cualquier en-
fermedad médica (diabetes, hipertensión) con el trastorno men-
tal. Por ejemplo, en una entrevista realizada a Rodrigo Córdoba,
presidente de la Asociación Psiquiátrica de América Latina en el
periódico el Tiempo titulada: “Depresión, la enfermedad men-
tal que aún no está bien diagnosticada”, llega a comentar que la
depresión o cualquier otra enfermedad mental funciona como
cualquier otra enfermedad:

Porque todos los fenómenos relacionados con lo mental


tienden a ser asociados con la voluntad. Pero esta es una
enfermedad como cualquier otra, que tiene equivalentes

14 “La investigación de la neurociencia contemporánea no ha podido confirmar ninguna lesión serotonérgica en


algún trastorno mental, y de hecho ha proporcionado significativas pruebas que contradicen la explicación
de una simple deficiencia de neurotransmisores. La neurociencia moderna ha demostrado en cambio que el
Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

biológicos, situaciones ligadas a las características de per-


sonalidad o a las expresiones psicológicas o a los fenóme-
nos sociales (Rueda, 2014).

Aunque este psiquiatra colombiano tiene en cuenta otros


factores como los sociales o los psicológicos en relación los tras-
tornos mentales, sigue haciendo énfasis a lo biológico, además
que propone como modelo de atención el modelo médico, pen-
sando el trastorno mental como afín a cualquier enfermedad
biológica, y es ahí donde aparecen las explicaciones etiológicas
biológicas que se han popularizado en muchos lugares, a pesar
que: “So far, there is no clear and convincing evidence that mo-
noamine deficiency accounts for depression; that is, there is no
‘real’ monoamine deficit”15 (Stahl, 2000, p.53).

Las entidades clínicas más asociadas a factores biológicos


son la esquizofrenia y la depresión. Se cree que la depresión
es una condición médica causada por un desequilibrio quími-
co, y que los antidepresivos pueden corregir este desequilibrio.
Asunto que también ha cuestionado Irving Kirsch Director del
Programa de. Estudios del Placebo en Harvard, comentando so-
bre el efecto placebo en la depresión concluye que los diagnós-
ticos psicológicos, sobre todo en la depresión, podrían no ser
enfermedades como tal.

cerebro es muy complejo y poco entendido. Mientras que la neurociencia es un campo en rápido avance, y
propone que los investigadores puedan identificar objetivamente un “desequilibrio químico” a nivel molecular,
esto no es compatible con la ciencia existente. No se ha podido establecer científicamente “equilibrio quími-
co” ideal de la serotonina, y mucho menos un desequilibrio patológico identificable. Equiparar los recientes
impresionantes logros de la neurociencia con el apoyo a la hipótesis de la serotonina es un error”

15 Hasta ahora, no hay evidencia clara y convincente que dé cuenta de la deficiencia de monoamina para la
depresión; es decir, no hay déficit de monoamina ‘real’.

Ediciones Cátedra Libre 83


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Hoy por hoy, la teoría sobre el desequilibrio químico en el


cerebro está lo más cerca que una teoría puede estar en
la ciencia de ser invalidada por la evidencia. Aquí no me
estoy únicamente refiriendo a los resultados de mis in-
vestigaciones sino a los que han obtenido otros muchos
investigadores. Por poner un ejemplo, las personas con
depresión mejoran por igual tanto tomando Estimulantes
Selectivos de la Recaptación de la Serotonina –ESRS- (fár-
macos que disminuyen la serotonina en el cerebro) como
tomando Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la
Serotonina –ISRS- (fármacos que se supone aumentan el
nivel de serotonina). (Infocop, 2012, párrafo 4).

Cualquier plan de estudios de psicología en Colombia,


aparecen varias materias que se relacionan con lo biológico, la
mayoría de esos programas han optado por llamar a esas ma-
terias: “bases biológicas del comportamiento humano”, siendo
consideradas para algunos programas de formación como fun-
damentales. Es tanto el furor de lo “neuro” como un apéndice
de lo biológico en psicología, que en la última década se han
abierto una diversidad de posgrados que hacen referencia a esa
temática: Maestría en neuropsicología clínica de la Universidad
San Buenaventura de Bogotá, Maestría en neuropsicología de la
Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, Maestría en neu-
ropsicología de la Universidad San Buenaventura de Medellín,
Maestría en neurorehabilitación de la Universidad Autónoma
de Manizales, Especialización en Neuropsicología Infantil de
la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Especialista en Re-
habilitación Neuropsicológica de la Universidad Ces de Mede-
llín, Especialización en Neuropsicología Escolar del Politécnico

84 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Grancolombiano de Bogotá, Especialización en neuropsicope-


dagogía infantil de la Universidad Luis Amigó de Medellín.

Este breve recorrido por los posgrados que tienen como re-
ferencia lo “neuro” muestran una asociación de este tema con lo
clínico, evaluativo y lo infantil. Lo evaluativo como aquello que
remite a una serie de pruebas para diagnosticar algún problema
de la infancia, lo que en muchas ocasiones se agrupan en los
problemas del comportamiento y los problemas de aprendizaje,
teniendo como trastorno eje el famoso Trastorno por déficit de
atención de atención e hiperactividad (TDAH), llegando a consi-
derarse éste un problema de salud púbica. Asunto que se trabaja
en un artículo titulado precisamente: “Trastorno por déficit de
atención e hiperactividad (TDAH), una problemática a abordar
en la política pública de primera infancia en Colombia”, en este
trabajo se plantea que en: “Colombia hay una alta prevalencia
del TDAH, mucho mayor que en otros estudios realizados en
otros lugares del mundo” (Valverde y Vidarte, 2012, p. 120). Los
autores de este artículo basados en unos datos, no sólo plantean
la alta prevalencia del TDAH en Colombia, sino que proponen
que este trastorno sea tenido en cuenta como un problema de
salud pública, y así sea prioridad su intervención en diferentes
ámbitos:

Existe una evidencia científica que en Colombia el TDAH


resulta ser un verdadero problema de Salud Pública en la
población infantil, además existen planteamientos claros
desde la política pública de primera infancia y desde la
normatividad actual que permiten que este sea incorpora-
do como prioridad de intervención, ya que esta patología

Ediciones Cátedra Libre 85


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

se convierte en un problema no solo individual sino social


en el momento que se evalué el alcance y los nuevos com-
promisos de la política de primera Infancia en Colombia
(Valverde & Vidarte, 2012, p. 125).

Pero este artículo no es el único que propone que el TDAH


sea considerado un problema de salud pública, en otro artículo
publicado el periódico el Heraldo de Barranquilla, publicado el
1 de marzo de 2016 y titulado: “La hiperactividad, un trastorno
que debe prender alertas”:

En su concepto también hay que considerarlo un problema


de salud pública pues es de los que más afecta a la población
de niños y adolescentes en Colombia, al tiempo que añade que
está demostrado que “niños con TDAH se vuelven adultos con
TDAH” porque se trata de una patología crónica. (El Heraldo,
2016).

Así se configura el TDHA como un asunto prioritario de sa-


lud pública, además un trastorno neurobiológico. No por nada
en la Encuesta Nacional de Salud Mental (2015), realizada por el
Ministerio de Protección social de Colombia y la Pontificia Uni-
versidad Javeriana arroja datos sobre este trastorno, siendo el
más frecuente en niños y adolescentes, y una de las principales
causas de consulta a servicios médicos en niños y adolescentes.
Siendo este trastorno el que agrupa otro sinnúmero de trastor-
nos asociados, los cuales van desde trastornos de conducta has-
ta trastornos del espectro autista:

Es relevante destacar que el TDHA, al estar asociado con


diversas comorbilidades en la infancia y la adolescencia,

86 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

puede dificultar su diagnóstico, tratamiento y presen-


tación clínica. Las más frecuentes entidades asociadas al
TDAH a edades tempranas son los trastornos de conducta,
los trastornos del aprendizaje, los trastornos depresivos y
de ansiedad, los trastornos del lenguaje, los trastornos del
espectro autista, la epilepsia, el síndrome de Gilles de la
Tourette, entre otros (ENSM, 2015).

El TDAH ha sido noticia en otros países por su sobre diag-


nóstico, tanto en Estados Unidos que llega a niveles alarmantes
como una prevalencia del 12 del total de la población infantil y
adolescente: “Los resultados --publicados en la revista científica
Journal of Clinical Psychiatry-- muestran que 12% de los niños
y adolescentes en Estados Unidos tenían TDAH en 2011, según
informaron en la encuesta sus padres, comparado con 8,4% en
2003. Esto representa un aumento de 43%.” (Nuevo Herald,
2015). Por ese motivo este trastorno ha promovido la creación de
páginas en la web, así como aplicaciones:

En este sentido, el doctor Tajima Pozo creó  TDAH Trai-


ner o ADHD Trainer en inglés, que está siendo exitosa en
cuanto a popularidad y numero de descargas en USA, Es-
paña, Australia y Latinoamérica. Se trata de una app para
tratar el TDAH, que contiene 14 juegos integrados, que tie-
nen una estética de videojuego para hacer más atractivo
su uso”, explica el doctor” (Terra, 2014).

Los diagnósticos para los trastornos psicológicos se enfren-


tan en general a problemas, y lo que en la actualidad se diagnós-
tica como un trastorno con causas biológicas no son más que re-
acciones cotidianas a circunstancias de la vida cotidiana. Pero el

Ediciones Cátedra Libre 87


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

intento de querer convertir a la práctica diagnóstica psiquiátrica


en una ciencia, ha convertido esa misma práctica en otra ilu-
sión fundamentada en la ideología de un psiquismo biológico.
Esta ideología es atractiva para un contexto dominado cada vez
más por las lógicas capitalistas neoliberales que impiden que
esta problemática de salud mental y diagnóstica sea abordada
de otra manera, más allá del rotulo individualizante y biológi-
co, obstáculo para cualquier propuesta que tenga en cuenta una
responsabilidad subjetiva, es decir, con los otros, una propuesta
de salud mental comunitaria donde se analicen cuáles son las
manifestaciones de las problemáticas de salud mental desde lo
social -comunitario, de los sujetos y sus relaciones con un mun-
do que se construye entre muchos.

Sobre el diagnóstico
La locura no psicótica, más allá del diagnóstico en el
psicoanálisis
En 1972 la Revista Science publica el artículo: “On being
sane in insane places” 16, del profesor de psicología norteame-
ricano David Rosenhan17, en este trabajo se detalla los porme-
nores de un experimento que consistió en que Rosenhan en
1969, tomó a un grupo de 7 voluntarios que se consideraban
“normales” para presentarse en las oficinas de admisión de 12
instituciones mentales de los Estados Unidos, fingiendo una se-
rie de síntomas, desde alucinaciones hasta estados maníacos y

16 “Sobre estar cuerdo en sitios de locos”.

17 Psicólogo estadounidense, conocido por el Experimento de Rosenhan de 1972.

88 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

depresivos, en esas instituciones fueron admitidos y diagnos-


ticados con esquizofrenia o con trastorno bipolar. Lo que este
experimento mostró es el cuestionamiento de la capacidad de
la psiquiatría para distinguir entre una psicosis y la cordura.
Lo más llamativo del experimento de Rosenhan, fue que uno
de los directores de una de las instituciones mentales donde se
llevó a cabo el experimento, lo invitó a que enviase a todos los
pseudopacientes que deseara nuevamente, apostándole que esta
vez reconocería a cada uno. Rosenhan aceptó, y al cabo de un
tiempo, los directores de la institución mental dijeron con orgu-
llo que habían reconocido a 41 impostores, el problema era que
Rosenhan no había enviado a ningún pseudopaciente.

Como siempre, la realidad supera a la ficción, en un cuento


de Gabriel García Márquez titulado: “solo vine a hablar por telé-
fono”, que aparece en el libro “los doce cuentos peregrinos”18, se
narra la historia de María Cervantes, mujer que termina en un
manicomio debido a que su carro se daña en el camino, y al que-
rer prestar un teléfono para llamar a su compañero y avisarle
que no iba a llegar a tiempo, termina en un manicomio. Su his-
toria que repite a todos es: “sólo vine a llamar por teléfono”, es
tomada como otro delirio de “loca” en ese manicomio, por más
que este personaje trata de explicar que se montó en el bus que
transportaba a las demás locas en el camino porque su carro se
había averiado, no logra convencer al personal de la institución,
hasta el punto que ella misma se llega a convencer un tiempo
después, que ese era su lugar.

18 García Márquez, G. (2013). Doce cuentos peregrinos. Bogotá: Norma.

Ediciones Cátedra Libre 89


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Después de leer estas dos historias, el diagnóstico de un su-


jeto en la práctica clínica parece ser una cuestión del lugar don-
de queremos ubicar a un otro, por ejemplo, si un Doctor como
Rosenhan se coloca como psicótico, será psicótico para el que
diagnóstica, lo mismo vale para María Cervantes en el cuento
garciamarquiano. El problema de estos diagnósticos, es que no
dependen de la posición de un sujeto sino de lugares preestable-
cidos, y esta acción diagnóstica es contraria a lo que se propone
por ejemplo una práctica como la psicoanalítica, eso sería ade-
cuado en ciertas prácticas psicológicas o médicas, pero no para
el acto analítico.

Hay que hacer una pequeña aclaración, que al final es una


gran diferencia, los que defiende el diagnóstico estructural en la
práctica psicoanalítica podrán decir a su favor que el diagnós-
tico en psicoanálisis no es una etiqueta, ni algo preconcebido,
y que es la consecuencia de una relación transferencial que da
cuenta de la posición del sujeto en la estructura, se puede estar
de acuerdo con la primera parte, pero con la segunda se haría
un pequeño cambio - que al final es un gran cambio –, de lo que
se trata de dar cuenta en el acto analítico es de la posición de
un sujeto ante el Otro social, que no se puede adecuar con un
diagnóstico.

Otra defensa que se puede aludir a favor del diagnóstico en


el psicoanálisis es decir que Freud y Lacan nunca desestimaron
las clasificaciones, claro que no, el primero nunca dejó de ser
médico, a pesar de construir una práctica psicoanalítica cada
vez más alejada de su formación médica, el segundo comen-
zó por ahí, y la hipótesis en este libro y que otros también han

90 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

lanzado antes, es que Lacan poco a poco fue abandonando esa


práctica diagnóstica en el psicoanálisis, acabando con cualquier
influencia médica- biologicista que todavía en Freud se vislum-
braba.

No hay dudas que el diagnóstico estructural ordena, y en


ese ordenamiento se puede encontrar mecanismos comunes a
distintas expresiones sintomáticas que le permiten a una prác-
tica psicoanalítica delimitar una estructura de otra, el problema
es que ese ordenamiento no puede ser algo fijo, que a su vez
delimita una estructura de otra, y aquí somos testigos en las
últimas décadas de una especie de “transestructuración” que la
clínica psicoanalítica ha usado para seguir sosteniendo las tres
estructuras clásicas del psicoanálisis: neurosis, psicosis y per-
versión. Es por esa flexibilidad estructural que se puede decir
que hay casos de neurosis con fantasmas perversos, de perver-
siones psicóticas, incluso de nuevas estructuras como el caso del
autismo, que no es para algunos ni una psicosis ni una neurosis.
El punto en común de muchas prácticas psicoanalíticas es que
es muy difícil encontrar en la actualidad estructuras clínicas
puras – la pregunta que surge si alguna vez se presentaron –,
el asunto es que estas estructuras no dan cuenta de la singu-
laridad de los significantes en un sujeto, de su goce y su deseo
inconsciente, sobre todo de eso que podría enlazar a un sujeto
con lo Real, lo simbólico y lo imaginario.

Ante lo anterior surge una pregunta: ¿Se puede sostener el


dispositivo analítico de la atención flotante freudiana desde el
lugar de la clasificación diagnóstica estructural? Para tratar de
ir contestando a dicha pregunta, se sostiene que lo importante

Ediciones Cátedra Libre 91


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

para la práctica psicoanalítica no es un saber sobre la histeria o


la psicosis, sino la singularidad de ese sujeto llámese neurótico
o psicótico, por eso la insistencia de Freud y Lacan para abordar
cada caso como un caso nuevo: “Lo que responde a la misma
estructura no tiene forzosamente el mismo sentido. Por eso mis-
mo no hay análisis sino de lo particular… Los sujetos de un tipo
no tienen pues utilidad para los demás del mismo tipo” (Lacan,
1975, p. 13).

La neurosis, la psicosis o la perversión no están para expli-


carnos el ser del hombre, no se nos presentan en la clínica como
objetos para disminuir la angustia en ese encuentro con el Otro
que no existe y que nos confronta con los otros que sí existen.
Los diagnósticos estructurales no calman nuestra angustia al
sostener el lugar de la escucha, eso que Freud llamaba atención
flotante y que Lacan menciona como el acto analítico: “tiene que
preservar para el otro la dimensión imaginaria de su no-do-
minio, de su necesaria imperfección, de su ignorancia siempre
nueva para que ninguno sea un caso” (Lacan, 1996, p. 804).

Eso que tanto se replica en los espacios psicoanalíticos como


estructuras clínicas freudianas apelando a Lacan, primero, no
pueden ser uniformadas, la clínica es variable, segundo, en muy
pocas ocasiones Lacan menciona estructuras clínicas, lo que si
trabaja son estructuras subjetivas, lo que no quiere decir que
cada estructura se ordena bajo los conceptos de neurosis, per-
versión o psicosis para así universalizar una práctica, incluso
en el seminario titulado: “Las psicosis”, habla de estructuras
freudianas como un análisis del lenguaje. Más que sostener las

92 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

estructuras clínicas: ¿no será que desde la práctica clínica debe-


mos fundamentar unas estructuras del lenguaje en cada sujeto,
un análisis estructural del sujeto de lo inconsciente? El diagnós-
tico en psicoanálisis no se configura como una clínica descrip-
tiva sino demostrativa de lo radical del sujeto del inconsciente,
que no es aprehensible por ninguna clasificación. La práctica
psicoanalítica trabaja con la singularidad de un sujeto, y los sín-
tomas no se pueden tomar como criterios diagnósticos tipo ma-
nual para clasificar, sino apuntando a la singularidad de ellos.

Pienso que ya tienen la orientación suficiente para com-


prender que la noción de estructura es ya en sí misma una
manifestación del significado. Lo poco que acabo de in-
dicarles acerca de su dinámica, sobre lo que implica, los
dirige hacia la noción de significante. En el análisis estruc-
tural encontramos, como en el análisis de la relación entre
significante y significado, relaciones de grupos basadas en
conjuntos, abiertos o cerrados, pero que entrañan esen-
cialmente referencias recíprocas. En el análisis de la rela-
ción entre significante y significado, aprendimos a acen-
tuar la sincronía y la diacronía, y encontramos lo mismo en
el análisis estructural... De hecho, cuando analizamos una
estructura, se trata siempre del significante. Lo que más
nos satisface en un análisis estructural, es lograr despejar
al significante de la manera más radical posible. (Lacan,
2017, p. 262).

Lo que se tiene que saber en el acto analítico no es un saber


clasificatorio llámese estructural o no, un saber no sabido que
permita la singularidad, el nombre propio, un saber hacer allí

Ediciones Cátedra Libre 93


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

con lo inconsciente, saber que no tiene nada que ver con alguna
experticia o competencia tan de moda en los ámbitos educati-
vos.

La función clasificatoria es demasiado parcial, nos enmas-


cara que el nombre propio va siempre a colocarse en el
punto donde la función clasificatoria, el orden de la deixis
escapa no ante una particularidad demasiado grande, sino
ante un desgarro, una falta un agujero del sujeto y justa-
mente para suturarlo, enmascararlo, pegarlo (Lacan, semi-
nario, 1964-1965).

Es incuestionable que el diagnóstico estructural nos brinda


seguridad, calma la angustia, menos mal que esa seguridad se
tiene que ir perdiendo a lo largo de los años como nos dice el
psicoanalista español Jesús Álvarez:

De manera que nosotros nos formamos inicialmente siem-


pre con categorías, enfermedades, trastornos, estructuras,
etc. Nos da seguridad agarrarnos a ese tipo de taxonomías
o de clasificaciones para hacer frente un poco mejor al
trabajo diario. A medida que van pasando los años, por lo
general necesitamos menos las clasificaciones. Todas ellas
son invenciones, algunas con escaso fundamento.  Todas
las clasificaciones son artificiales. Todas. Las nuestras y las
de los otros. Aunque las necesitemos para apuntalar cierto
tipo de saber, no quiere decir que existan como hechos de
la naturaleza (Álvarez, 2014, párrafo 16).

94 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Los diagnósticos no son naturales, no brotan de la tierra, son


artificiales, y lo que interesa es escuchar a esos sujetos, su lugar
dentro de un discurso, su lugar frente al Otro inconsciente. La
propuesta en este trabajo es que Lacan en los últimos años al
hacer el viraje de la psicosis a la locura, cambia a su vez los últi-
mos resquicios clasificatorios de su formación psiquiátrica por
el de una escucha de un sujeto más allá de las famosas estruc-
turas clínicas: neurosis, psicosis y perversión, es decir, pasa a
una práctica de las posiciones subjetivas, de los anudamientos
de esa posición subjetiva, por eso la propuesta no sólo no es re-
troceder frente a las psicosis, lo cual sigue siendo legitimo al
final de la enseñanza lacaniana, sino que se puede reelaborar
en un “no retroceder frente al sujeto y su decir inconsciente”. No
retroceder frente a la locura nos quiere decir no retroceder en
la escucha del decir de cada sujeto, a la locura que produce ser
sujeto del inconsciente estructurado como lenguaje.

La locura es una falla abierta, es la división irreductible en


su ser de lenguaje. Toda construcción simbólica tiene como fun-
ción refrenar el goce, ponerle un límite que será leído entonces
como locura. En todo caso, es en ese límite de la locura donde
el goce de lo Otro se hace presente para cada sujeto, lugar don-
de su ser puede ser comprendido. En este sentido “locura” se
puede aplicar al desencadenamiento de neurosis y psicosis, y lo
importante no es su clasificación diagnóstica, sino interrogar la
verdad de la locura misma. La locura como fenómeno tal como
Lacan los formulaba en su texto “sobre la causalidad psíquica”
que aparece como el ser del hombre:

Ediciones Cátedra Libre 95


No creáis que me extravió, que me aparto de un propósito
que debe llevarnos nada menos que al corazón mismo de
la dialéctica del ser: en punto tal situase, en efecto, el des-
conocimiento esencial de la locura, que nuestra enferma
[Aimee] manifiesta perfectamente. (Lacan, 1996, p. 162).

En el famoso caso lacaniano de Aimée, esta es considerada


loca, no por ser psicótica (que puede serlo), sino por su descono-
cimiento aparejado al yo, esa instancia psíquica que trata de uni-
ficar esa imagen invertida que nos devuelve el Otro de nuestro
propio mensaje. El asunto es que entre más fuerte es esa imagen
yoica, más fuerte es la personalidad que se forma a través de ese
yo imaginario, así más loco se puede ser. La verdad de la locura
es ese punto de identificación ideal, es ese ser que sólo puede
considerarse libre siendo loco, es decir: una marioneta del Ideal
del Otro. La libertad es ese desconocimiento frente al ideal.

La locura, así como anuda también desanuda, y puede vol-


ver a anudar, así que es un acto tanto destructivo como creativo.
Puede causar una explosión que algunos asocian con el desen-
cadenamiento de una psicosis, pero también puede ser un acto
de creación que Lacan propuso como sinthoma. Tener en cuenta
la locura, su “sinthoma” como trabajo delirante, puede ser un
intento de ir más allá del Nombre del padre que se establecen
en los referentes comunes de un discurso. En este punto el “sin-
thoma” es la locura necesaria de cada sujeto para responder a
lo Real del mundo, a la imposibilidad de adaptarse a ese Real,
cuando los significantes paternos se van desmoronando para
ordenar el goce. El “sinthoma” para Lacan es la locura necesaria
de cada uno para no volverse loco en el campo del goce. Y es ahí
Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

donde el concepto de locura para Lacan no sólo tiene vincula-


ción con el campo de lo psicopatológico.

La locura de cada uno, eso es lo que lo que nos muestra ese


intento por el saber de eso no sabido de lo inconsciente, El ha-
cerse un nombre, una condición de posibilidad del ser, no es
déficit como lo pensaba la psiquiatría de comienzos de siglo XX
en cabeza de Henry Ey, ni un trastorno como lo piensa cierta
psicología en el siglo XXI. La locura es una posibilidad esencial
y reveladora del ser del hombre, algunas veces aterradora, otras
no tanto. En ese límite al saber totalizador de lo fálico tipo DSM,
y es allí donde se pone en escena la apuesta ética del psicoaná-
lisis, colocar un límite frente a ese conocimiento que sostienen
a Otro que todo lo quiere controlar para tornarlo eficiente, efec-
tivo y eficaz.

El psicoanálisis vuelve a colocar en la palestra el enigma del


ser, para que cada quién desde su lugar pueda hacerse un nom-
bre, y esa es la apuesta de una clínica sin estándares, sin certe-
zas, sino con ese enigma no para descifrar, sino para sostener.

La cuestión de la ideología en los trastornos mentales y las


prácticas surgen de su uso, no como una falsedad, sino con su
funcionalidad como dominación social:

Una ideología, entonces, no es necesariamente “falsa”: en


cuanto a su contenido positivo, puede ser “cierta”, bas-
tante precisa, puesto que lo que realmente importa no es
el contenido afirmado como tal, sino el modo como este
contenido se relaciona con la posición subjetiva supuesta
por su propio proceso de enunciación (Zizek, 2008, p. 15).

Ediciones Cátedra Libre 97


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

El lugar de la enunciación legitima una dominación social, y


eso es lo que permanece de cierta manera velado bajo el nombre
de algún ideal de la ciencia diagnóstica, mentir con el ropaje de
la verdad le llama el mismo Zizek, lo que no se dice en estos
diagnósticos “científicos” de los manuales diagnósticos actua-
les, es que en esa acción hay todo un andamiaje de exclusión, se-
gregación, estigmatización, además que legitima unas prácticas
psi de dominación sobre el otro.

La estigmatización en los trastornos mentales ha sido un


tema abordado en algunas investigaciones, estos trabajos hacen
énfasis en el estigma como uno de esos factores que influyen
en sufrimiento de los sujetos que son diagnosticados con estos
trastornos:

Una importante parte del sufrimiento de las personas con


un trastorno mental tiene su origen en el proceso de es-
tigmatización que, con frecuencia, acompaña a esta con-
dición. Se trata de un conjunto de reacciones sociales ne-
gativas que limitan el bienestar, adaptación e integración
social de quienes padecen una enfermedad mental (Cres-
po y Otros, 2011, párrafo 1).

Si bien estos trabajos e investigaciones siguen apuntando al


estigma, a lo que se dirige esta investigación es a lo ideológico
no sólo del estigma del trastorno mental sino del mismo acto
del diagnóstico, asunto que dichos trabajan dejan de lado. Y este
es el caso de otro artículo publicado en la página web Diagonal
titulado: “Estigma y salud mental”, se vuelve a tocar el tema del
estigma y la visión negativa sobre la salud mental que conlleva
a la exclusión de los sujetos que padecen dichos trastornos:

98 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Violencia, peligrosidad, irresponsabilidad… Éstos son


sólo algunos de los atributos asignados erróneamente a
las personas que padecen trastornos de salud mental en
nuestra sociedad. Estereotipos y prejuicios latentes que
alimentan el estigma contra un colectivo que ya repre-
senta un 18% de la población del Estado español, según
alertan desde la Federación de Asociaciones de Fa­mi­liares
y Personas con Enfer­me­dad Mental (FEAFES)”. (Morgado,
2016, párrafo 1). “

Tenien­do en cuenta la visión tan negativa que se tiene y se


transmite sobre estas personas en los medios, es fácil imaginar
que sufran procesos de estigmatización que comienzan a cir-
cular a través de los medios de comunicación y que asocia a
los trastornos mentales con sufrimiento, soledad, desesperan-
za, etc. En un artículo de la Revista Semana del 2015 titulado:
“El peligro de estigmatizar las enfermedades mentales en los
colegios”, se muestra como el estigma puede causar graves con-
secuencias en las personas que son diagnosticadas con algún
trastorno mental, sobre todo los niños y adolescentes, y colo-
ca como un reto que se debe trabajar en los colegios sobre es-
tos trastornos:  “El hecho de que las enfermedades mentales se
manifiesten a una temprana edad implica necesariamente un
reto para los colegios y las instituciones educativas, pues deben
enfrentarse al tema sin caer en la estigmatización”. (Revista Se-
mana, 2015 a, párrafo 2). El punto es que los mismos medios de
comunicación que señalan no estigmatizar o tener cuidado con
los estigmas, son los que fortalecen dicha acción. Las imágenes
que nos muestran los medios de comunicación cuando se habla
de los trastornos mentales es de sufrimiento, y la crítica no es

Ediciones Cátedra Libre 99


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

negar que haya sufrimiento, sino hacia la misma imagen del su-
frimiento, aquella que muestra el sufrimiento como una imagen
desesperada o “loca” de un sujeto que manifiesta de esa manera
su situación difícil.

¿Qué nos muestran todas estas imágenes que se asocian al


trastorno mental?, más allá que algunos síntomas de los deno-
minados trastornos mentales son la manifestación de padeci-
mientos en los sujetos, el asunto acá es que toda ideología tie-
ne una parte cierta, que en este caso sería que los trastornos
mentales pueden traer sufrimiento, pero este sufrimiento que
se ve expresado en las imágenes configura un lugar donde es-
tos sujetos se ubican a sí mismos como sufrientes. Lo que se va
configurando acá es un sujeto no sólo sufriente sino incapacita-
do para responder por sí mismo, como si su trastorno hablara
por él, un trastorno sin sujeto. No es que los sujetos que son
diagnosticados con algún trastorno mental no sufran, la tesis de
este trabajo es que estos diagnósticos producen subjetividades
sufrientes, lugares subjetivos donde un sujeto es ubicado sólo
para sufrir y ser objeto de intervenciones psi, desde psiquiátri-
cas hasta religiosas.

Lo anterior es lo que hacking ha llamado enfermedades


mentales transitorias, donde plantea que hay clases de seres y
acciones humanas que van de la mano con la invención de las
categorías que las etiquetan, contraria a la ideología que trata de
sostener como ciencia las clasificaciones y los trastornos menta-
les, que afirman que los hechos existen en el mundo y son des-
cubiertos por el científico, en este caso, los trastornos mentales
existen como una entidades cuasi naturales, y el profesional psi

100 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

sólo tiene que saber describirlas. En los contextos sociales se-


gún Hacking (1986), se pueden generar tantas clases de gente y
de acción como nuevas clasificaciones y categorías se inventen:
“making up people”, se inventan y construyen personas.

Los sujetos al ser diagnosticados en un trastorno mental


tienden a ubicarse en aquello que describe el mismo trastorno.
Y esto determina una serie de comportamientos, pensamientos,
interacciones, no sólo con los sujetos diagnosticados sino con to-
dos los demás, incluyendo a los mismos que diagnostican, que
en este caso son los profesionales psi y de la salud mental, que
a su vez se tornan expertos en esos trastornos que ellos mismos
diagnostican. La labor diagnóstica en los últimos años ha esta-
do respaldada por la estadística, lo que permitió la creación de
espacios para enumerar y clasificar personas. Lo ideológico del
asunto es que las personas que diagnostican creen en el diag-
nóstico, y aquellas que son diagnosticadas comienzan a creer,
así todos se comienzan comportar como si este diagnóstico exis-
tiera per se. La manera de percibir los trastornos mentales en-
marca a los mismos trastornos, socialmente son producciones
culturales e históricas que no sólo atraviesan a las personas en
general, a los no profesionales o legos, sino a los mismos profe-
sionales. El asunto es que estas prácticas se constituyen desde lo
cultural histórico, y muchos profesionales psi siguen creyendo
ideológicamente que su práctica es neutral, a teórica y funda-
mentada en un positivismo. El problema es que ese positivismo
ingenuo hace creer al profesional psi que su práctica es científica
y basada en evidencias, y dicha ideología lo que hace es psicopa-
tologizar todo aquello que sea abordado desde esas prácticas en
nombre de la ciencia.

Ediciones Cátedra Libre 101


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Existe un efecto bucle entre los diagnósticos de trastornos


mentales que crean los profesionales psi y los sujetos que son
diagnosticados, unos crean el diagnóstico y a los sujetos que
lo padecen, y los otros crean el sufrimiento para corroborar el
diagnóstico, no es sólo un asunto de una vía o de manipulación
de masas ignorantes a las que hay que quitarles la venda para
que sean libres, la ideología no opera así:

No creo que haya una historia general de la invención


de las personas. Cada categoría tiene su propia historia.
Si quisiéramos presentar un marco parcial según el cual
describir tales eventos, deberíamos pensar en dos vecto-
res. Uno es el vector de la rotulación desde arriba, de una
comunidad de expertos que crean una “realidad” que al-
gunas personas hacen propia. Distinto a este vector son
las  conductas autónomas  de las personas rotuladas, que
presionan desde abajo, creando una realidad que todo ex-
perto debe enfrentar (Hacking, 1986, p. 168).

Las personas que son diagnosticadas con un trastorno men-


tal también piden ese diagnóstico, ellas sufren con una serie de
síntomas que necesitan ser nombrados, algo que también Dan-
zinger ha planteado en varios de sus textos:

Las cosas que la psicología toma por objetos, las acciones,


experiencias y disposiciones de las personas, no son in-
dependientes de su categorización. Hay dos razones para
ello. En primer lugar, los individuos que portan los objetos
psicológicos con capaces de representarse esos objetos
ellos mismos de forma auto-referencial. (…) En segundo

102 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

lugar, las propiedades psicológicas son sólo aspectos in-


teligibles del mundo en virtud de su demostración dentro
de un contexto discursivo (Danziger, 1997, p. 190).

Se puede plantear que las categorías diagnósticas de los


manuales diagnósticos como el DSM V o el CIE son hallazgos
empíricos y que son verificables en la clínica, ante eso se puede
contestar siguiendo a Danziger que estos hechos se convirtieron
en categorías diagnósticas, porque se intentaba hallar síntomas
que culturalmente se identifican como psicopatológicos. Son
las categorías que culturalmente se producen las que les dan
existencia a los trastornos, y estos después se consideran como
fenómenos a ser estudiados por las prácticas psi. Lo ideológico
se plantea por considerar todo este proceso como un hecho ob-
jetivo y verificable, y a su vez se aplican una serie de técnicas
para “tratar” dichos fenómenos diagnosticados, tratamientos
que abarca el encierro en instituciones de salud mental hasta la
medicación de ellos.

Es así que las imágenes que vemos del sufrimiento asocia-


das a los trastornos mentales no son hechos objetivos que ne-
cesitan ser observados, el punto es que sólo podemos “ver” y
describir lo que un “marco de concepciones” nos permite ver,
describir, clasificar, diagnosticar e intervenir. Se hace necesario
un análisis del discurso en que se fundamentan esas categorías
diagnósticas de los trastornos mentales, los supuestos invisibles
que la sostienen, entre ellos una práctica a-teórica y a-histórica
que ha permitido dar por hecho objetivo y científico lo “que se
puede ver”, el progreso científico de esa práctica de dirige a per-

Ediciones Cátedra Libre 103


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

feccionar esa manera de ver, así que se establecen no sólo ma-


nuales sino protocolos, guías, procedimientos, expertos, guías,
gurús, y demás.

104 Ediciones Cátedra Libre


Para concluir
Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Descontruyendo la psicopatología en Colombia


En diciembre de 2016 ocurrió un crimen que escandalizó a mu-
chas personas en Colombia, ese hecho fue la violación y asesi-
nato de la niña de siete años a manos de Rafael Uribe Noguera,
la noticia captó la atención de los medios de comunicación por
varios días, y volvió a revivir el tema de la cadena perpetua a
violadores y asesinos de niños en Colombia. Paralelamente al
tema de lo jurídico, fueron surgiendo una serie de diagnósticos
y perfiles psicológicos del acusado por parte de profesionales de
la salud mental para indagar las razones para tal acto. Uno de
esos diagnósticos fue publicado en el diario electrónico Kienyke
titulado: “En la mente de Rafael Uribe Noguera”, donde se en-
trevista al director del programa de Medicina de la Universidad
de la Sabana, Álvaro Romero que llega a decir: “Es difícil dar
un parte oficial sin conocer a Rafael Uribe Noguera, pero puedo
decir que la mayoría de abusadores sufren del trastorno aso-

Ediciones Cátedra Libre 107


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

cial, conducta biológica que altera las emociones del ser humano


y que difícilmente puede ser curada” (Moreno, 2016, párrafo 3).

Pero los dictámenes de este caso no se detuvieron allí, en el


periódico el Heraldo se escribe un artículo titulado: “¿Qué pudo
pasar por la mente de Rafael Uribe Noguera?, donde se entre-
vista al psicólogo y sexólogo José Manuel González, éste llega
a decir: “las personas que hacen lo que le hicieron a esta niña
son enfermos mentales” (El Heraldo, 2016, párrafo 6). No es ca-
sualidad que tanto el primer artículo como el segundo, hagan
referencia a la mente del acusado de asesinato y violación de la
niña. Lo que se muestra acá es la mente como un campo de in-
tervención “psi”, capaz de dar cuenta de una serie de signos que
se pueden agrupar en categorías psicopatológicas como el tras-
torno mental o la psicopatía. La intervención que se propone en
este caso no se circunscribe a lo “psi”, sino que esta se entrelaza
con lo jurídico para poder hablar de encierros o confinamientos.
Y esto es lo que precisamente hay que comenzar a deconstruir,
eso que se muestra como incuestionable que se articulan en lo
que algunos como Rose (1985) o Parker (2001), han denominado
como “complejo psi”. Este complejo psi abarca entre otras cosas
la regulación de los pensamientos y los comportamientos de la
gente, o lo que Foucault relacionaba con la gubernamentalidad
(Foucault, 2006).

El triunfo de ese complejo psi en la psicopatologizacion


de la vida cotidiana ha sido comentado por varios inves-
tigadores. Este triunfo en primera medida se basa en un
tecnicismo ateórico como bien lo comenta el manual diag-

108 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

nostico (DSM) desde su tercera versión, esto trajo un ima-


ginario de una práctica experimental exentas de teoría,
pero, así como se constituyó esa práctica también se puede
deconstruir la misma como nos dice Parker:

La psicopatología es un constructo forjado por medio de


una ingente cantidad de textos psiquiátricos, que en nú-
mero superan con creces a los pacientes diagnosticados,
y que se ha consolidado por medio de las prácticas que le
confieren importancia y verdad. En todo caso del mismo
modo que se ha construido, se puede deconstruir. (Parker,
2007, p.8).

En Colombia lo anterior es una tarea muy difícil de reali-


zar ya que dicha psicopatologizacion ha servido para identificar
aquellos “locos” “desadaptados” o “anormales” que se salen de
la norma y que son considerados como peligrosos, y así son ob-
jeto de intervención para la adaptación. El 17 de junio de 2013 se
realizó un debate en el concejo de Bogotá que se tituló: “Enfer-
medades mentales frente a la seguridad en Bogotá”. En este de-
bate la concejala del partido político MIRA, Olga Victoria Rubio
llegó a decir durante su intervención, el peligro que representa-
ban las personas que sufrían de algún trastorno mental:

Podemos decir que estamos frente a potenciales agre-


sores. Cualquier persona que salga o con cualquiera que
estemos sentados acá, que no tenga un tratamiento, esa
persona se nos puede convertir en un potencial agresor y
en un potencial homicida. Aquí lo estamos demostrando
(KienyKe, 2013, párrafo 4).

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

En este debate vuelve a surgir problema de esos individuos


peligrosos que Foucault (2000) asocia con los “anormales”’. Para
él, estos anormales peligrosos se condesaban en tres figuras: los
monstruos, los incorregibles, y los onanistas. Lo que va a mos-
tramos Foucault en esa genealogía de lo anormal es el surgi-
miento de individuo “peligroso” que no es condenado por sus
actos sino por lo que puede representar su “anormalidad”. Las
disciplinas como la psiquiatría y la psicología con el derecho
han contribuido a criminalizar esa anormalidad. En Colombia
en la última década se ha reactualizado el tema de crimina-
lizar lo que se sale de ciertos estándares, llegando a casi una
tolerancia cero frente a ciertos comportamientos, entre ellos el
del consumo de sustancias psicoactivas. El 27 de julio de 2016
el Procurador General de la nación Alejandro Ordoñez, le hizo
una petición a la corte constitucional para que esta sala recha-
zara la demanda presentada contra la norma del Código del Tra-
bajo, que prohíbe a los trabajadores presentarse en sus oficinas
“bajo la influencia de las drogas”.

El jefe del Ministerio Público argumentó que la norma no


habla de despidos por el consumo de sustancias psicoac-
tivas, sino que expresa es la prohibición de presentarse al
trabajo bajo esos efectos. Indicó que dicha norma advier-
te que presentarse en esas condiciones puede generar un
nivel de peligrosidad, la incapacidad para cumplir con los
deberes, entre otros. Agregó que, aunque la ley reconoció
al adicto como un enfermo, también prohibió el consumo
de sustancias (Caracol, 2016, párrafo 2).

110 Ediciones Cátedra Libre


Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Esta última frase emitida por el Procurador de Colom-


bia es importante, no sólo se relaciona el consumo de sus-
tancias psicoactivas con peligro, sino que al final se asocia
este acto con enfermedad, y eso es lo que finalmente descu-
bre Foucault (2000) en su seminario sobre “los normales”,
la locura como enfermedad y como peligro, y así constituir
la locura como enfermedad y percibirla como peligro.

La gestación en Colombia de las vinculaciones entre trastor-


no mental, crimen y peligrosidad se han venido afianzando des-
de la introducción del peritaje psicológico en el Sistema Penal
Acusatorio la ley 906 de 2004, introduciendo el comportamiento
humano como elemento material de prueba para que sea ana-
lizado por un “Órgano técnico científico”, que en este caso es
el perito psicológico. Este peritaje se convierte en el centro del
proceso jurídico para ciertos actos, la misma ley 906 de 2004 es-
tablece dos regímenes diferenciados de responsabilidad penal:
uno para imputables y otro para inimputables, para estos últi-
mos no se prevén penas sino medidas de seguridad. El artículo
33 del Código Penal Colombiano (LEY 599 DE 2000), señala que:

Es inimputable quien en el momento de ejecutar la con-


ducta típica y antijurídica no tuviere la capacidad de com-
prender su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esa
comprensión, por inmadurez psicológica, trastorno men-
tal, diversidad sociocultural o estados similares”.

Un individuo con un trastorno mental que cometa un acto


en contra de ciertas normas establecidas es objeto de unas medi-
das de seguridad (por su peligrosidad), que según el mismo có-

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

digo penal deben circunscribirse a protección, curación, tutela y


rehabilitación. Para tratar de aclarar en qué consisten estos con-
ceptos, la Corte Constitucional dictaminó que el término “cura-
ción”, tiene una pretensión de sanar a la persona y restablecerle
su juicio. Esta sanación hace referencia a que un individuo re-
cupere su “normalidad psíquica”, y no ofrezca peligro para la
sociedad y pueda ser productiva y estable para la sociedad.

Restablecer el juicio que tiene que ver con la capacidad de


adaptabilidad de un individuo a un contexto social, y aquí el
concepto psicológico es fundamental para dictaminar ese juicio,
y más cuando ese concepto está sostenido por una condición
psicopatológica, donde un individuo puede o no estar afectado
en sus las esferas cognoscitiva, volitiva o afectiva, que le impi-
de ser consciente de la ilicitud de su conducta o determinarse
conforme a dicha comprensión, como el mismo código penal
lo define. Este código penal ha abierto debates jurídicos en Co-
lombia en casos muy publicitados, ya que por ese dictamen de
imputabilidad o no de alguien, se puede ser condenado a una
cárcel o una medida de seguridad en otro lugar. Uno de esos
casos es el de   Jonathan Vega acusado de agredir con ácido a
Natalia Ponce de León el 27 de marzo del 2014. La defensa del
agresor abogaba que este fuera declarado inimputable. Incluso
el periódico El Tiempo abrió un debate al respecto que tituló en
un artículo “Examen psiquiátrico, la última carta para evadir la
cárcel”, donde se entrevista a un reconocido abogado y docente
penalista que dice:

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

Frente a la polémica que se abre cuando se habla de inim-


putabilidad, el abogado penalista y docente de la Univer-
sidad del Rosario Francisco Bernate explicó que este es un
proceso justo para las familias y los sindicados, pues una
persona que no fue consciente de un delito no puede ser
juzgada como alguien que sí lo fue. (Serrano, 2015, párrafo).

Como se muestra, toda la imputabilidad gira en la concien-


cia de un individuo a la hora de cometer un acto delictivo, su
peligrosidad acá puede ser condenada a una pena de cárcel o de
seguridad según el nivel de conciencia y el tipo de trastorno que
enmarca dicho comportamiento. El problema en toda esa dis-
cusión es que se sigue mirando el trastorno, así como se miraba
al loco en los siglos XVII y XIX, como un individuo peligroso
incapaz de poder controlarse, y que necesita de medidas para su
seguridad y la de los demás.

Los significantes de “delincuente”, y “peligroso”, se co-


mienzan a entrelazar con la categoría de trastorno mental, y
así comienza toda una labor de normalización. Para sustituir la
“responsabilidad” por la “peligrosidad” de los individuos tras-
tornados estos se ven sometidos a “curarse” y ser adaptables y
productivos, esto hace recordar las técnicas de normalización
que describe Foucault donde la falta de capacidad adaptativa
de aquel individuo se resuelve (se cura), mediante una acción
precisa adaptativa y normalizadora. Y es acá donde entran las
disciplinas psi para tratarlos. La psicopatologizacion de la vida
cotidiana o lo que Foucault (1990) llamó medicalización inde-
finida, donde la medicina parece no tener campo exterior a sí
misma, es un asunto biopolítico donde se superponen el ámbito

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

del derecho y de la vida. La privación de la libertad se torna un


fin terapéutico y de curación donde existe un peligro o riesgo
para la vida, lo cual es dictaminado por un experto, siendo lo
importante quién los enuncia más allá de lo que enuncia. Eso
enunciado simplemente adquiere un ropaje científico adquirien-
do un vocablo biológico. Los expertos y profesionales psi se legi-
timan para hablar, para nombrar lo que es o no es normal desde
un tecnicismo denominado “trastorno”. Imponiéndose en la
misma enunciación psicopatológica una dominancia biológica
medicalizante para todo aquello que implique peligro o riesgo.

Los dispositivos biopolíticos de las prácticas que utilizan la


psicopatología son imprescindibles no sólo para el poder dis-
ciplinario sino de control, y ejerce su poder cuando esta psico-
patología es usada como fundamento de un orden biológico y
natural. Las consecuencias de ese ordenamiento es el proceso
de medicalización mercantilización de la salud mental para
reordenar ese desorden mental de unos individuos que no se
pueden adaptar y son considerados peligrosos para sí mismos y
los demás. Y en eso consiste el poder de la psicopatologizacion,
ésta cumple una determinada función de control social al ser-
vicio de unas lógicas dominantes, por eso lo menos importante
son sus fundamentos científicos sino su lugar de enunciación de
poder para identificar, nombrar, clasificar, diagnosticar acerca
de los comportamientos humanos. Una vez enunciado el diag-
nóstico un individuo será sometido a una serie de técnicas para
retornar a la normalidad.

Lo que se propone es realizar una deconstrucción sobre


la practica psicopatológica en Colombia, prácticas que se han

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

usado para perpetuar exclusiones, estigmatizaciones, pero so-


bre todo un discurso normalizante dentro de las sociedades. La
división   entre lo normal y patológico que impuso las prácti-
cas psi se convirtió en otra forma del control social. Este poder
(biopolítica), produjo saberes, instituciones, individuos. La nor-
matizacion produce órdenes a seguir, y dichos ordenes produ-
cen regulaciones donde unos entran y otros se excluyen, por
eso no puede haber una clasificación de comportamientos sin
exclusiones. En su curso titulado Defender la sociedad, Foucault
(2001), dirá al respecto:

De una manera aún más general, puede decirse que el ele-


mento que va a circular de lo disciplinario a lo regulariza-
dor, que va a aplicarse del mismo modo al cuerpo y a la
población, que permite controlar el orden disciplinario del
cuerpo y los acontecimientos aleatorios de una multiplici-
dad biológica, el elemento que circula de una a la otra, es
la norma. La norma es lo que puede aplicarse tanto a un
cuerpo al que se quiere disciplinar como a una población
a que se pretende regularizar (Foucault, 2001, p. 228-229).

La otra propuesta es despsicopatologizar el psicoanálisis


para así poder constituir una práctica psicoanalítica que per-
mita romper con esos conocimientos establecidos desde una
semiología y etiología médica-biológica, apuntando a romper
con las clasificaciones psicopatológicas, incluyendo las de las
estructuras clínicas. En la historia de la práctica psicoanalítica
también se ha mostrado como ésta contribuyó a sostener cier-
tas enfermedades como la homosexualidad para ser objeto de
intervención para su normativización. La deconstrucción como
nos propone Parker (2007), consiste en dar sentido a cómo se

Ediciones Cátedra Libre 115


construye el problema en lugar de aprehender y definir lo qué
es realmente, por eso la propuesta no es enseñar para inducir a
los estudiantes en su formación una serie de categorías y crite-
rios diagnósticos que se agrupan en trastornos, y a su vez estos
configuran manuales de diagnósticos. Una manera de decons-
truir esta psicopatología desde el psicoanálisis es sostener lo
que planteaba Lacan (2012):

Se habla de enfermedad y al mismo tiempo se dice que no


hay, que no hay enfermedad mental, por ejemplo, con jus-
ta razón, en el sentido de que es una entidad nosológica,
como se decía antes. No es de ninguna manera “entitaria”
(p.220).

Por eso no hay que aceptar la idea que evaluar sea igual a
medir, ni que se trate de un proceso objetivo, porque no hay
objetividad en los procesos en los que interviene la subjetivi-
dad humana. Ni muchos menos que la evaluación es objetiva
y neutral porque se realiza con cifras y cálculos. Lo que queda
en evidencia es que detrás del cálculo hay una ideología, la de
quién decide qué evaluar y qué indicadores usar para ello. Lejos
de la pretensión de objetividad, de lo que se trata es del ejerci-
cio de un poder disfrazado de cientificismo. Existe una creencia
ideológica que lo que se mide es verdadero, donde se confunde
cientificismo con racionalismo:

Si bien el instrumento DSM no ha permitido ningún des-


cubrimiento, se ha revelado como un potente instrumento
de gestión de poblaciones, asignando a los sujetos a casos
cada vez mejor calculables por la lengua administrativa,
ensanchando los usos administrativos de estas categorías
Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

fuera del campo sanitario hacia el campo de las compañías


aseguradoras, de los derechos sociales, de la justicia. Esta
extensión, en un principio americana, es ahora global. Este
instrumento de gestión encuentra sus límites -véase su fra-
caso- en la creación de burbujas inflacionistas en las que
los sujetos se hallan clasificados, o en las cuales desean
estarlo. La asignación a las categorías se vuelve calculable
por la burocracia sanitaria, siendo que los usos y deseos
de los que allí se encuentran clasificados son imprevisibles.
(Laurent, 2014, párrafo 8)

La palabra estadista viene de estado, de hombre de esta-


do: el que se interesa, no por la razón sino por cómo gobernar.
En el centro de la estadística está el ideal del hombre medio,
aquel que sería absolutamente predecible, una vez eliminados
la contingencia y el riesgo propios de la experiencia humana.
Ian Hacking ha denominado el looping effect, el efecto de bucle,
es decir, el hecho de que desde que se nombra una categoría
el sujeto se adueña de ella y la reivindica. Para Laurent (2014),
existen vías que se abren para el psicoanálisis en la crisis de las
clasificaciones:

Es la crítica, en el campo de la psicopatología, de los efec-


tos de abandono producidos por estas aproximaciones
clínicas forclusivas del sujeto. Más que querer proponer a
cualquier precio una nueva clasificación a partir del sujeto
y de rehacer una clínica actualizada y sistemática del su-
jeto el psicoanálisis debe permanecer atento a la subver-
sión del sujeto que acompaña a toda clasificación como
a su sombra, a la manera en que se vive la clasificación…
El psicoanalista, a partir del uso subversivo que los sujetos

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

hacen de las clasificaciones, de la manera en que cada uno


vive la etiqueta que ha recibido, va a intentar cernir como
eso se engancha y ordena el conjunto de su historia (Lau-
rent, 2014, párrafo 19)

Es ahí donde el proyecto psicoanalítico de recordar a cada


uno la singularidad de su padecimiento es importante, de cierta
manera todos sufrimos de algo, y cada quien desde su historia
organiza la singularidad del fantasma y su modo de gozar. La
aparición de la estadística y la medición de lo normal van ligado
a lo que Foucault llama la biopolítica, es decir, la administración
de la vida de los ciudadanos. Para administrar hay que saber el
tipo de población y tenerla clasificada. La estadística es una de
las bases del Estado moderno, porque a través de ella delimita-
mos las fronteras y la población. Entre el siglo XVII y el XIX se
va consolidando esta operación de control por parte del Estado,
que pasa del secretismo a la publicidad. La moderna estadística
aparece en parís en 1820, aunque antes ya había aparecido en
Italia, Prusia y Gran Bretaña.

Hay otro concepto, qué es la normalidad, del que hay que ha-
cer una genealogía interesante. Aunque es, evidentemente una
noción muy antigua que desde el siglo XIX ha adquirido varias
significaciones hasta la actualidad. Un primer sentido es el es-
tadístico: normal es lo que predomina. Pero, en segundo lugar,
para decir también como deberían ser. Lo normal se convierte
entonces en un puente entre el hecho y el valor. En realidad, la
base la introduce la medicina al diferenciar entre lo normal y lo
patológico. Lo normal se convierte en la idea reguladora a partir

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Ideología, salud mental y neoliberalismo en Colombia

del siglo XX. Se está describiendo más lo que está ocurriendo,


introduciendo su complejidad y sus matices que no en una crí-
tica al proceso. La crítica, de todas maneras, debe hacerse: ¿Por
dónde pasaría esta crítica?

Nos parece que en primera consideración se debería enten-


der que lo psicopatológico elimina la subjetividad con toda su
complejidad, y la necesidad de entender la mente como algo di-
ferente del cerebro, lo mismo que situar al cerebro en el con-
junto de la corporalidad. Una segunda consideración, también
elimina las causas sociales y políticas de los trastornos, con un
efecto claramente reaccionario. Como tercera consideración, se
transforma los conflictos y trastornos en algo construido desde
los intereses del capital farmacéutico.

Por todas esas razones, hay que deconstruir las certezas psi-
copatológicas que quieren fijar a un sujeto a un diagnóstico. Y
la práctica psicoanalítica se tiene que orientar a sostener una
escucha de un sujeto y su subjetividad como complejidad que
se entreteje histórica, cultural y socialmente. Sobre las practica
psicológicas en general, habría que esperar que el modelo bio-
médico imperante en Colombia pueda ser cuestionado y pierda
su dominio, algo que para algunos psicólogos y profesionales
psi es impensable, ya que perderían su lugar de poder y domi-
nio sobre el otro.

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