Voces: AGRAVANTES ~ ASOCIACION ILICITA ~ AUTORIA PENAL ~ COAUTORIA ~ PRIVACION
ILEGITIMA DE LA LIBERTAD ~ SECUESTRO EXTORSIVO ~ TIPICIDAD
Tribunal: Cámara Nacional de Casación Penal, sala II(CNCasacionPenal)(SalaII)
Fecha: 05/12/2006
Partes: Salinas, Gerardo D. y otra s/rec. de casación
Publicado en: LA LEY 03/05/2007, 4 - LA LEY2007-C, 206
Sumarios:
1.Cabe condenar como coautor de delito de secuestro extorsivo previsto en el art. 170 del Cód. Penal a quien
habría realizado las llamadas telefónicas para exigir el rescate y convenir su entrega desde que, se trata de un
caso de coautoría por división de tareas.
Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
CNCrimyCorrecFed, sala II, "Acastelli, Norberto y otros", 16/08/2005, DJ 2005-3, 713 - LA LEY 2006-A, 336 ;
CNCrimyCorrec, sala de feria, "Melgarejo, Darío C.", 28/01/2003, LA LEY 2004-C, 621, con nota de Mauro Di Vito - LA
LEY 2004-A, 154.
(*) Información a la época del fallo
2.A efectos de la configuración del delito de secuestro extorsivo agravado por la participación de tres o más
personas previsto en el art. 170 inc. 6 del Cód. Penal, basta con que intervengan en el hecho tres agentes, sin que
corresponda hacer distinciones entre autoría, coautoría, instigación, participación primaria o secundaria.
Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
CNCrimyCorrecFed, sala II, "Acastelli, Norberto y otros", 16/08/2005, DJ 2005-3, 713 - LA LEY 2006-A, 336 ;
CNCrimyCorrec, sala de feria, "Melgarejo, Darío C.", 28/01/2003, LA LEY 2004-C, 621, con nota de Mauro Di Vito - LA
LEY 2004-A, 154.
(*) Información a la época del fallo
3.La participación consagrada en el secuestro extorsivo agravado en los términos del art. 170 inc. 6 del Cód.
Penal, no resulta equiparable al tipo de asociación ilícita del art. 210 del citado ordenamiento.
Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
CNCrimyCorrecFed, sala II, "Acastelli, Norberto y otros", 16/08/2005, DJ 2005-3, 713 - LA LEY 2006-A, 336 ;
CNCrimyCorrec, sala de feria, "Melgarejo, Darío C.", 28/01/2003, LA LEY 2004-C, 621, con nota de Mauro Di Vito - LA
LEY 2004-A, 154.
(*) Información a la época del fallo
4.El hecho de que no se haya podido individualizar a la totalidad de las personas que intervinieron en un
secuestro extorsivo, no obsta a la aplicación de la agravante consignada en el art. 170 inc. 6 del Cód. Penal.
Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
CNCrimyCorrecFed, sala II, "Acastelli, Norberto y otros", 16/08/2005, DJ 2005-3, 713 - LA LEY 2006-A, 336 ;
CNCrimyCorrec, sala de feria, "Melgarejo, Darío C.", 28/01/2003, LA LEY 2004-C, 621, con nota de Mauro Di Vito - LA
LEY 2004-A, 154.
(*) Información a la época del fallo
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Texto Completo: Buenos Aires, diciembre 5 de 2006.
El doctor David dijo:
I. 1°) Que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n° 4 de San Martín resolvió:
I.- Condenar a Gerardo David Salinas, a la pena de trece años de prisión, accesorias legales y costas, por ser
coautor penalmente responsable del delito de secuestro extorsivo agravado, en concurso material con resistencia
a la autoridad, robo y abuso de arma, en calidad de autor, los que concurren idealmente entre sí (arts. 45, 54, 55,
104, 164, 170 y 239 del C.P.).
II.- Imponer a Gerardo David Salinas la pena única de dieciséis años de prisión, accesorias legales y costas
comprensiva de la impuesta en el punto anterior y la pena única que le aplicara el Tribunal Oral en lo Criminal
n° 20 de Capital Federal en la causa n° 1903 el día 2 de diciembre del año 2004 de ocho años de prisión,
accesorias legales y costas, comprensiva a su vez de la de tres años de prisión que registrara por ante el Tribunal
Oral en lo Criminal n° 3 del Departamento Judicial de La Matanza en la causa n° 2078 por los delitos de robo
agravado por el uso de armas en grado de tentativa, en calidad de coautor y tenencia ilegítima de arma de guerra
en calidad de autor, respectivamente (arts. 55 y 58 del C.P.).
III.- Condenar a Vanesa Paola Arroyo o Erika Juliana Espíndola o Espínola o Herrera o María de los Angeles
Herrera o Andrea Verónica o Andrea Beatriz Castro, a la pena de diez años y dos meses de prisión, accesorias
legales y costas por ser coautora penalmente responsable del delito de secuestro extorsivo agravado, en concurso
real con el delito de resistencia a la autoridad en calidad de autora (arts. 45, 55, 170 y 239 del C.P.).
Contra dicha decisión, la Defensa Pública Oficial interpuso recurso de casación a fs. 2403/2406 vta., el que
concedido a fs. 2407/2409 vta., fue mantenido en esta instancia a fs. 2429.
2°) Que la defensa se agravió de la "inobservancia de normas procesales conminadas con sanción de nulidad
(art. 398 en función del 123 del C.P.P.N.), que conllevan a una errónea aplicación de la ley sustantiva (arts. 170,
inc. 6°, 164, 104 y 239 del C.P.) y resultan en arbitrariedad".
Afirmó que la sentencia "contiene un relato y una enumeración de pruebas e indicios probatorios, pero
que ... carece de un contenido encaminado a demostrar fehacientemente un acontecer histórico y un correlato de
actividades específicas en cabeza de mis asistidos".
Señaló que "la testigo presencial María Cristina Sacks pudo apreciar en vivo y en directo toda la escena,
observando a cinco personas, una de las cuales era una persona de sexo femenino que se encontraba vestida con
una gorra roja en la cabeza", y que "en pública audiencia la testigo mencionada no reconoció a Salinas ni a
Arroyo" y que "en el mismo sentido el testigo Marcos Daniel Breéis".
Afirmó que "de la prueba colectada se infiere que mi asistido Salinas ha colaborado en las llamadas
telefónicas para exigir el rescate por indicaciones de Miguel Ángel Núñez o Víctor Alfredo Borges, y no que ha
tenido una amplia participación en todo el tramo del suceso".
Por otra parte y con respecto a Arroyo, adujo que "no se ha recolectado prueba alguna durante la etapa de
instrucción ni se ha probado en pública audiencia la participación de la misma en el hecho delictivo".
3°) Que durante el plazo del art. 465 del C.P.P.N. y en la oportunidad del art. 466 ibídem el señor Fiscal de
Cámara, doctor Raúl Omar Pleé, presentó el escrito glosado a fs. 2434/2436 impetrando el rechazo del recurso
casatorio.
A su turno, la defensa oficial manifestó que "el agravio más ostensible en la presente causa lo constituye la
ausencia de motivación suficiente".
En relación con la situación de Gerardo David Salinas dijo que "sólo existen en la causa circunstancias que
acreditan la participación de su defendido en el suceso, tal como fuera por él relatado y sostenido por el doctor
Diez Ojeda, en el llamado telefónico al domicilio del damnificado. Tal participación, en modo alguno, permite
sostener la coautoría de mi defendido en los hechos" y que "el aporte de Salinas consistió en una actividad
totalmente 'fungible' y no esencial" por lo que "no ha tenido el dominio del hecho — conceptualización de la
autoría hoy dominante— por lo que mal puede ser considerado autor del hecho reprochado, sino un mero
colaborador no esencial, subsunción que, en su caso, corresponde aplicar".
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Asimismo, afirmó que no corresponde la aplicación de la agravante del art. 170 del C.P. referida al pago del
rescate, por cuanto "en el caso, de ningún modo puede sostenerse el cumplimiento de los siguientes recaudos:
1.- que mi defendido haya cobrado el rescate. Tal como fuera acreditado en la causa no existe elemento
fehaciente que permita sostener que Salinas fue la persona que cobró el dinero o que obtuviera rédito de tal
rescate; 2.- no puede soslayarse que el pago del rescate se efectuó luego de que López fuera liberado. El tipo
penal previsto en la norma del art. 170 del C.P. figura compleja que incluye la afectación de dos bienes jurídicos
en juego (la libertad y la propiedad), exige la vinculación de medio a fin entre los bienes. De modo que si la
entrega dineraria se produjo con posterioridad a la liberación del rehén, sólo es posible la subsunción en la
primera parte de la norma citada, en cuanto recepta un tipo penal de intención, pero en modo alguno en la forma
agravada, que impone el 'logro del propósito' sólo si está supeditado a la liberación del rehén. Ese plus posterior
a la liberación podría ser subsumido en otro tipo penal, situación a esta altura inadmisible".
La Defensora ante esta Cámara, también hizo planteos en torno a la aplicación de la agravante del inc. 6° del
art. 170 del C.P.. Asimiló la expresión "cuando participaran en el hecho tres o más personas" al término "banda",
y argumentó en torno a la conceptuación que éste último vocablo le merece a la luz del art. 210 del C.P..
Asimismo entendió que no podría aplicarse esta agravante al caso, ya que no se encuentran configurados los
requisitos del tipo objetivo de tal agravante en virtud de que sólo 'supuestamente' dos de las personas que según
los jueces en su voto mayoritario, habrían intervenido en el secuestro extorsivo de López fueron detenidas en la
presente causa".
Por otra parte, en cuanto a Vanesa Paola Arroyo, impetró la absolución en virtud del principio in dubio pro
reo y afirmó que "los jueces en su voto mayoritario, sólo consideraron una serie de indicios que de ninguna
manera resultan por sí solos elementos suficientes para vincularla al hecho" y que "no existe evidencia valorable
que admita destruir el estado de inocencia...: sólo existe un secuestro de celulares, la relación afectiva con
Salinas y llamados telefónicos que nada específico acreditan. No existen declaraciones testimoniales que la
vinculen ni siquiera en forma lejana con el hecho ni fue reconocida por los testigos presenciales". Respecto al
delito previsto en el art. 239 del C.P. endilgado a Salinas, explicó que "resulta absurdo e irracional encuadrar el
accionar de mi defendido en los tipos penales de resistencia a la autoridad, robo y abuso de armas", por cuanto a
su entender "existió una única conducta, una unidad de acción que, en su caso, se subsume en el tipo penal de
resistencia a la autoridad".
En relación a la aplicación del art. 239 a Arroyo, manifestó que "la sola búsqueda de la libertad, con lo que
ella implica de resistencia natural no ha de constituir delito, en tanto no exista un bien jurídico afectado. Tal ha
sido claramente la situación de mi asistida en el caso, y su evaluación ha de ser libertaria a riesgo de vulnerar los
principios básicos pro homine y pro libertatis".
Por último, se agravio en cuanto a la individualización y graduación de la pena impuesta tanto a Arroyo,
como a Salinas.
4°) Que a fs. 2460 se dejó debida constancia de haberse realizado la audiencia prevista en el art. 468 del
Código Procesal Penal de la Nación, con la presencia de la doctora E. D. por la defensa de Gerardo David
Salinas y Vanesa Paola Arroyo, quien solicitó a esta Sala que cite a prestar declaración al primero de los
nombrados a fin de que se le pregunte acerca de la participación de Arroyo en el hecho por el cual resultaran
condenados; finalmente presentó las breves notas que se adjuntaron a fs. 2458/2459 vta.
II. Llegadas las actuaciones a este Tribunal estimo que el recurso de casación interpuesto con invocación de
lo normado en el art. 456, inc. 1° y 2° del C.P.P.N. es formalmente admisible toda vez que del estudio de la
cuestión sometida a inspección jurisdiccional surge que la defensa invocó la errónea aplicación de la ley
sustantiva y procesal; además el pronunciamiento mencionado es recurrible en virtud de lo dispuesto por el art.
457 del Código Procesal Penal de la Nación.
III. Adelanto desde ya que el recurso interpuesto no tendrá de mi parte favorable acogida, por cuanto en la
sentencia recurrida se han valorado correctamente a la luz del principio de la sana crítica racional las probanzas
incorporadas legalmente al legajo.
La defensa hace una lectura de la prueba obrante en autos, que difiere de la interpretación que hiciera el voto
mayoritario, pero para ello, fragmenta y cercena el material probatorio, basado en prueba indiciaria. En este
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sentido, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que es probable que los indicios individualmente
considerados sean ambivalentes, por lo cual se impone su análisis conjunto, a los efectos de verificar que no
sean equívocos, esto es que todos reunidos no puedan conducir a conclusiones diversas (Fallos: 311:948;
297:100; 303:2080 entre muchos otros).
En esta línea de pensamiento, sostener la participación y responsabilidad que le cupo a Arroyo en los hechos
de la causa apoyándose en presunciones resulta plenamente válido si, como en el caso, el a quo no ha
considerado los indicios en forma fragmentaria ni aislada, ni ha incurrido en omisiones ni falencias respecto de
la verificación de los hechos conducentes para la decisión del litigio, haciendo clara su visión de conjunto y
correlacionando todos los elementos probatorios entre sí.
En efecto, para analizar el grado de responsabilidad y participación que tuvieron tanto Salinas como Arroyo,
se tomaron en cuenta los testimonios recogidos con inmediación por el Tribunal durante la audiencia de debate,
brindados por Gonzalo Javier López, Norma Cristina Marino, María Cristina Sacks, Marcos Daniel Bressi,
Antonio Bressi, José María López, Alfredo Javier Torres, Carlos Alberto Mulvany, Raquel Pietragalla de Le
Roux y los dichos de Hernán López incorporados por su lectura al debate, conforme la norma del art. 391, inc. 3
del Código de Procedimiento Penal de la Nación. Asimismo, los dichos de los funcionarios policiales Carlos
Alberto Sablich, Diego Damone, Luis Martín Rosas, Adrián Alejandro Spinatto, Jorge Eduardo Guzmán,
Ricardo Damián De Cesare, Mario Osvaldo Serranone, que practicaran durante el cautiverio de la víctima y
también luego de su liberación, diligencias tendientes al esclarecimiento del hecho e individualización de sus
autores. También las constancias policiales y judiciales, las escuchas telefónicas reproducidas en la audiencia,
los listados telefónicos de las llamadas entrantes y salientes de los abonados intervenidos, y el cruzamiento de
éstos agregados en el Legajo de Informes de la Comisión Nacional de Comunicaciones -Cuerpo I y II, e
informes de fs. 2058/2063, 2069, 2074 a 2079, 2083 a 2085 de la causa principal, actas policiales de fs. 21, 122
y 124, informes de fs. 1699/1704, 1878/1881 y 1921, constancia de fs. 316/323, de fs. 253, 560 y el listado
producido por el Actuario de los llamados telefónicos producidos al abonado 4666-....
Toda esta prueba, fue expuesta y analizada más que exhaustivamente por el tribunal de juicio a fs. 2334
vta./2356, dando lugar, a un robusto plexo cargoso que confrontado con los dichos de Salinas y Arroyo, llevó
una firme imputación acerca de la responsabilidad y participación que le cupo a ambos en el presente caso, que
no ha logrado conmover la defensa en su recurso casatorio.
Cabe poner de resalto además que el tribunal ha tomado a su cargo el rebatir de modo acabado las falacias
en que incurrieran los imputados al momento de prestar declaración, poniendo su interpretación de los hechos a
cubierto del embate que pretende la defensa. Así, la falta de reconocimiento de los imputados por parte de los
testigos, no tiene mayor incidencia si el resto de la prueba permite arribar con certeza a la declaración de
responsabilidad en los términos en que lo hiciera el tribunal de mérito, a los cuales me remito en razón de
brevedad, por compartirlos en su totalidad. En cuanto al grado de participación que le cupo a Gerardo Salinas, el
agravio tampoco será receptado, puesto que concuerdo con el voto que conformó la mayoría en el sentido de
que, en relación al secuestro extorsivo de marras, se configura un caso de coautoría por división de tareas; y ello
resulta así, incluso si el imputado hubiera limitado su participación a la realización de llamadas telefónicas para
exigir el rescate y convenir su entrega, como plantea la defensa en su recurso a fs. 2405 vta., más allá de que en
verdad el tribunal demostró una participación mucho más activa que esa.
En efecto, concuerdo con que "el hecho no resultó ser un emprendimiento individual sino que concurrieron a
su realización una pluralidad de personas, las que pudieron haber actuado mediante la información suministrada
por un 'entregador' que ofreciera el dato de la venta de la agencia de automotores, que poseía José María López
y que como dijera en su testimonio no llegó a concretarse". Es que "existió un 'plan' para llevar a cabo el
secuestro"; y se verificó "entre sus intervinientes — grupo delictual integrado por hombres y mujeres— ,
algunos aún hoy no individualizados (voces masculinas 2, 3, 4 y 5), un reparto de tareas, superposición de roles,
y es posible incluso que alguno de ellos pudiera haber actuado en calidad de partícipe, realizando un aporte
doloso al injusto ajeno, no siendo para mí este el caso de Salinas, como lo pretendiera su esforzada defensa" (fs.
2358vta./ 2359).
IV- Con respecto a los planteos que hiciera la defensa en esta instancia, es dable señalar que ni la
oportunidad prevista por el art. 466 del C.P.P.N. para ampliar fundamentos, ni durante la audiencia establecida
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por el art. 468 del mismo cuerpo legal, las partes se encuentran facultadas a introducir nuevos agravios o
motivos de casación; éstos quedan fijados a través del escrito de interposición del recurso, y sólo pueden ser
ampliados y desarrollados por el recurrente en la etapa procesal oportuna (confr. esta Sala "in re" "Fernández,
Analía s/ recurso de casación", causa n° 206, reg. n° 314, rta. el 18 de noviembre de 1994). Sobre el particular se
sostuvo que "pueden ampliarse los fundamentos de los motivos, pero no los motivos mismos. Éstos quedan
definitivamente limitados con el vencimiento del término para recurrir; las razones o argumentos que los
sustentan sí pueden ser completados, ampliados, y aun reemplazados por otros, si se considera oportuno,
siempre que no se altere el motivo por el cual se impugnó" (confr. De La Rúa, Fernando, "la Casación Penal",
Ed. Depalma, 1994, pág. 245).
Pero, aun superando el aspecto procesal, los argumentos traídos tampoco recibirían favorable acogida.
De inicio, resulta relevante afirmar que esta Sala, "in re" "Giffi, Francisco A. s/recurso de casación", causa
n° 2919, reg. 3738, rta. el 15 de diciembre de 2000, se ha expedido acerca del momento consumativo del delito
previsto en el art. 170 del C.P., afirmando que "coincide mayormente la doctrina en afirmar que el delito se
perfecciona con la privación ilegítima de la libertad realizada con la finalidad típica — sacar rescate— (confr.:
Carlos Creus, Derecho Penal — Parte Especial— Tomo I, 6° edición, pág. 458)".
Ahora bien, respecto a la aplicación de la agravante del art. 170 del C.P. referida al logro del pago del
rescate, cabe afirmar que ésta no fue aplicada en estas actuaciones, en tanto surge de fs. 2357 que "la conducta
atribuida a Gerardo Salinas es constitutiva del delito de secuestro extorsivo, previsto en el art. 170 del C.P.,
agravado por la intervención de tres o más personas, conforme el inciso 6, según redacción ley 25.742" y
específicamente, analizar la procedencia o no de la agravante prevista en el primer párrafo deviene
inconducente, por cuanto y como bien afirma la doctora María Lucía Cassain la escala prevista para esta
calificante (aumento del mínimo de la pena a ocho años de prisión) ya se encontraba superada por el mínimo de
diez años previsto para el inciso 6° (pluralidad de intervinientes), que en definitiva aplicó al caso concreto.
Por otra parte, disiento también con las apreciaciones que hiciera la defensa en torno a la agravante del
inciso 6° del art. 170 del C.P. que dispone que "la pena será de diez (10) a veinticinco (25) años de prisión o
reclusión: ...6° cuando participaran en el hecho tres o más personas".
Al respecto, se ha dicho que "la norma hace referencia a la participación en el hecho, por lo que entendemos
que no cabe hacer distinciones entre autoría, coautoría, instigación participación primaria o secundaria. La
norma se contenta con que al menos tres agentes encuadren, indistintamente, en alguna de esas categorías"
(confr.: D'Alessio, Andrés José, Código Penal Comentado y Anotado, Parte Especial, artículos 79 a 306,
Editorial La Ley, Buenos Aires, 2004, pág. 272, por remisión de pág. 450, nota al pie n° 435).
Además, no resulta equiparable la participación prevista en la figura en análisis, al tipo de asociación ilícita
del art. 210 del C.P.
En este sentido, son aplicables analógicamente los argumentos con los cuales venimos sosteniendo la
diferencia que existe entre banda y asociación ilícita desde nuestro pronunciamiento en la causa n° 64,
"Torlasco, Guillermo Esteban s/ recurso de revisión", reg. n° 80, rta. el 9 de febrero de 1994.
Allí se indicó que el hecho de cometerse el delito por una pluralidad de sujetos no implica identificar la
figura con la "asociación ilícita" que, como delito autónomo reprime el artículo 210 del C.P. Cierto es que la
asociación ilícita involucra siempre la existencia de una participación de más de tres personas (banda), pero no a
la inversa. Lo que caracteriza a la asociación ilícita es la expresión de voluntad para la comisión de uno o más
delitos. Para que ello exista no es necesario que todos los conspiradores actúen juntos o simultáneamente,
tampoco es necesario el conocimiento de la parte exacta que otro desempeña en el "iter criminis", ni es
necesario que se conozcan entre sí; lo fundamental es el acuerdo que los une a todos de realizar conductas
criminales. Lo característico de la banda es que, si bien hay actuación conjunta o sucesiva, el ánimo asociativo
puede resultar del hecho mismo de la actuación con prescindencia de que si la asociación ilícita se materializó
antes del hecho delictuoso. En el concepto de banda resulta indiferente que las tres o más personas que la
integran pertenezcan o no a una asociación ilícita; la razón de la agravante (banda) tiene una larga tradición
histórica y un cabal sentido punitivo, pues la intervención de varias personas asume por sí sola una particular
gravedad por la mayor vulnerabilidad en que el grupo coloca la bien jurídico.
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En relación al agravio traído por la defensa en esta instancia según el cual no puede agravarse la conducta
por la participación de tres o más personas "en razón de la ausencia de identificación de las personas que
habrían intervenido en el hecho que damnificara a López", debo poner de manifiesto que no tendrá favorable
acogida, por cuanto la sentencia en crisis recepta la jurisprudencia de esta Sala sobre el tema.
En efecto esta Sala ya se ha expedido en el sentido de que "no obsta para que se configure la agravante que
algunas personas no hayan sido identificadas o sean consideradas inimputables, porque lo que tiene
significación es el número y esta circunstancia se aprecia objetivamente. Las calidades personales atenuantes o
eximentes de los participantes en el delito, no tienen influencia sino respecto al autor que correspondan (art. 48
C.P.)" y que "el Código Penal se atiene al principio de que la participación se refiere al hecho y no a la persona
del autor" (esta Sala "in re" "Sánchez, Luis A. s/recurso de casación", causa n° 91, reg. n° 103, rta. el 28 de
marzo de 1994, en el mismo sentido "Kominek, Carlos Darío y otro s/recurso de casación", causa n° 1318, reg.
1663, rta. el 22 de octubre de 1997, entre muchas otras).
En la misma línea de pensamiento, se ha dicho en el precedente "Sánchez, Luis A. s/recurso de casación", de
anterior cita, que "la inimputabilidad o inculpabilidad en casos semejantes, normalmente escapa al control del
damnificado, basta la personalidad, capacidad judicativa que transciende e impresiona, la reunión de sujetos y la
acción concreta con signos inequívocos de peligro actual para la víctima o para los bienes. El problema del autor
mediato o inmediato, no debe hacernos perder el rumbo sobre la cabal subordinación tan estrechamente
vinculada al sentido inmanente y esencial que da vida al precepto y que la entidad del número y del riesgo
traduce y explica".
Teniendo presente lo anterior, resulta acertado lo expuesto a fs. 2357 por el tribunal de mérito en el sentido
de que "en relación al agravante que he tenido por probado, su acreditación se produjo mediante los propios
dichos de la víctima y conforme las manifestaciones de los testigos que vieron cómo ésta era introducida en la
camioneta blanca, a escasos momentos de su sustracción ocasión en la que, cuanto menos cinco sujetos
intervinieron en dicho acto, dos de los cuales además emprendieron en otro vehículo marca Peugeot de color
bordó el seguimiento de aquélla y que de modo fehaciente en el hecho actuó una mujer".
Así como también que "al respecto que en la presente investigación no se hayan podido individualizar a
excepción de Salinas y Arroyo quienes resultaron ser el resto de los sujetos intervinientes, en mi opinión, no
obsta a la aplicación de la agravante propiciada, máxime cuando la propia víctima durante los dieciséis días en
que estuvo retenido sostuvo haber sido custodiado por entre cuatro y siete diferentes personas, confiándole a
Mulvany la intervención de personas del sexo femenino y masculino".
Resulta de toda lógica, además, la aseveración del tribunal en relación a que "si tres personas se hallaban
presentes el día 18 de octubre en ocasión de producirse el procedimiento en Dock Sud, en ese mismo momento
y, necesariamente cuanto menos otra persona vigilaba a Hernán López en su cautiverio, ya que éste así lo dijo en
sus deposiciones al relatar que siempre lo custodiaba una persona, precisando que en los últimos días siempre
era el mismo y que el resto se presentaba a pedirle informaciones sobre circunstancias de su vida y de su familia
para ofrecerlas como pruebas de que estaba con vida" (fs. 2357 vta.).
Ahora bien, se agravia también la defensa de la calificación jurídica asignada al hecho II, descripto a fs.
2334 en los siguientes términos: "se encuentra probado que el día 18 de octubre de 2003 aproximadamente a las
18.50 horas en las inmediaciones de la calle Presidente Figueroa a la altura del n° 1678 de Dock Sud, Provincia
de Buenos Aires, una persona de sexo masculino se resistió mediante fuerza a la aprehensión que legalmente
intentara realizar el oficial De Césare de la Policía Federal y durante el forcejeo le sustrajo la pistola Sig Sauer
calibre 9 mm. n° B193649 que portaba, efectuando con dicha arma varios disparos hacia el mismo, logrando
evadirse junto a otro sujeto del mismo sexo que se hallaba en una camioneta Renault Express acompañado por
otra persona del sexo opuesto y que cubriera la retirada de los tres con disparos de arma de fuego".
Sostiene la esforzada defensa que "resulta absurdo e irracional encuadrar el accionar de mi defendido en los
tipos penales de resistencia a la autoridad, robo y abuso de armas, ya que a su entender "existió una única
conducta, una unidad de acción que, en su caso, se subsume en el tipo penal de resistencia a la autoridad",
previsto en el art. 239 del C.P.
Adelanto desde ya que a mi entender este agravio — más allá de la ostensible falta de fundamentación, por
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cuanto la recurrente no toma a su cargo indicar de qué modo se podría configurar un caso de concurso aparente
y en virtud de qué principio resultaría aplicable sólo la norma prevista en el art. 239 del C.P.— , no recibirá de
mi parte favorable acogida, puesto que comparto la calificación que a este hecho diera el tribunal de mérito:
resistencia a la autoridad, robo y abuso de arma, en concurso ideal entre sí (arts. 54, 239, 164 y 104 del C.P.).
Es que en verdad, no se advierte la posibilidad de establecer que estamos ante un concurso aparente de leyes
en virtud del cual el tipo del art. 239 del C.P. desplace a los delitos tipificados en los arts. 164 y 104 del C.P., ya
que no es factible aplicar al caso los principios de especialidad, consunción o subsidiariedad; y en definitiva, el
encuadre en el art. 54 del C.P., según el cual estamos ante el concurso ideal "cuando un hecho cayere bajo más
de una sanción penal", es el que resulta ajustado a derecho.
Así, ha dicho nuestro máximo tribunal que "existe concurso aparente de delitos cuando el contenido íntegro
de ilicitud — objetivo y subjetivo— de uno de los tipos implicados ya se encuentra contenido en el otro, y por
ello, causará una sola lesión de la ley penal; esa circunstancia ocurrirá cuando se dé entre las figuras de que se
trate una relación de especialidad, consunción o subsidiariedad" (confr.: C.S.J.N.: Fallos: 313: 1565), y
evidentemente éste no es el caso de autos.
En efecto, en virtud de la máxima "lex specialis derogat legem generalem", "la especialidad importa que uno
de los tipos concurrentes en apariencia, contenga los elementos esenciales del otro, pero además que el
específico precise mejor el hecho o al autor por medio de otros adicionales" (confr.: Fallos: 313:1565). Es
manifiesta la improcedencia de la aplicación de este principio, por cuanto ninguno de los tipos en análisis, art.
239, 164 y 104 del C.P. se contienen íntegramente el uno al otro, y no hay un plus en ninguno de ellos por el
cual se precise mejor el hecho o el autor.
De otro lado, conocida por la máxima "lex consumens derogat legi consuntae", "la relación de consunción se
da cuando uno de los hechos punibles, si bien no está contenido necesariamente en la figura correspondiente a
otro (entonces se trataría de un caso de especialidad) se presenta en forma regular u ordinaria — no necesaria—
junto a una acción más severamente penada" (Confr.: C.S.J.N., Fallos: 310:2755 — disidencia del doctor
Bacqué— ). Tampoco esta regla resulta aplicable a este caso teniendo en cuenta los distintos bienes jurídicos
protegidos por los tipos en análisis y que regularmente, en los hechos, los tipos penales en juego no se presentan
concurriendo, es así, que la desobediencia — cuya aplicación exclusiva pretende la defensa— no se presenta de
manera regular con el desapoderamiento, y/o el abuso de armas.
Por último, el principio de subsidiariedad, reconocido por la máxima "lex primaria derogat legi
subsidiariae", "implica la aplicación de la norma subsidiaria sólo cuando la principal no es aplicable" y que
"solamente se aplicará uno de los tipos involucrados (el subsidiario) en caso de inaplicabilidad del o de los otros
involucrados (más gravosos o determinados)" (confr.: D'Alessio, Andrés José, ob. cit., Parte General, arts. 1 a 78
bis, pág. 596). En este entendimiento, no podemos hablar aquí de una subsidiariedad expresa (ninguna norma
remite a otra), ni tácita.
En relación al hecho relatado como III en la sentencia, según la cual "inmediatamente después, la persona
del sexo femenino que como se dijera se hallaba en el interior de la camioneta mencionada luego de descender e
intentar huir del lugar se resistió al accionar policial mediante el uso de fuerza con el propósito de impedir a los
preventores Pedro Bautista Solá y Ricardo Damián De Césare que efectivizaran su legítima detención", he de
señalar que concuerdo con la calificación que le fuera acordada, esto es art. 239 del C.P., y con lo manifestado
por los jueces que hicieran mayoría, que no ha logrado ser conmovido por la defensa, en el sentido de que "toda
vez que merced a las manifestaciones de los funcionarios públicos que procuraban su detención legalmente, la
nombrada dolosamente se opuso activamente a ella ejerciendo fuerza sobre los mismos a fin de impedir el acto
que realizaban aunque sin conseguirlo siendo en mi opinión las lesiones que presentara producto de la
resistencia persistente para evitar su aprehensión" (fs. 2358 vta.).
Por último, a diferencia de lo sostenido por la defensa, entiendo que las penas impuestas a Salinas y Arroyo
se encuentran a cubierto del embate casatorio. En efecto, el agravio relativo a la valoración que hiciera el
tribunal respecto a la extensión del daño ...económico causado a la familia López", no tendrá favorable acogida,
dado que el tipo prevé como daño económico tan sólo el pago del rescate y en la sentencia en crisis se consideró
como perjuicio económico "el cambio de domicilios y el asiento de sus negocios" (fs. 2359 vta.).
Específicamente con respecto a Salinas, debo advertir que valorar la sentencia dictada por el Tribunal Oral en lo
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Criminal n° 3 del Departamento Judicial de la Matanza, se encuentra ajustado a derecho, en virtud de que el
mismo art. 41, inc. 2 del C.P., establece como pauta a tener en cuenta para la individualización de la pena "los
demás antecedentes" del condenado. En definitiva el tribunal en uso de sus facultades no encontró
circunstancias atenuantes qué ponderar y además no parece irrazonable la pena impuesta a los aquí condenados.
En la audiencia de informes prevista en el art. 468, la defensora solicitó que se cite a prestar declaración a
Gerardo Salinas a fin de que se le pregunte acerca de la participación de Arroyo en el hecho por el cual
resultaran condenados. Es del caso señalar que no corresponde hacer lugar a dicha medida de prueba, por cuanto
no se advierte cómo permitiría arribar a un resultado distinto, atento al estudio integral del material probatorio
que hiciera el tribunal de mérito que, como ya se dijera permitió arribar a la certeza acerca de la participación y
responsabilidad de Arroyo en los hechos de marras, de modo que no podría ser desvirtuado por la declaración
testimonial solicitada.
V. En virtud de lo expuesto, propicio rechazar el recurso de casación interpuesto a fs. 2403/2406 y vta. por la
defensa oficial de Vanesa Paola Arroyo y Gerardo David Salinas, con costas (art. 470 y 471, ambos a contrario
sensu, 530 y concordantes del C.P.P.N.). Tal es mi voto.
Los doctores Mitchell y Fégoli dijeron:
Que adhieren al voto precedente.
En mérito al resultado habido en la votación que antecede, la Sala II de la Cámara Nacional de Casación
Penal Resuelve: Rechazar el recurso de casación interpuesto a fs. 2403/2406 y vta. por la defensa oficial de
Vanesa Paola Arroyo y Gerardo David Salinas, con costas (art. 470 y 471, ambos a contrario sensu, 530 y
concordantes del Código Procesal Penal de la Nación).
Regístrese, notifíquese en la audiencia designada a los fines del artículo 400, primera parte, del Código
Procesal Penal de la Nación en función del artículo 469, tercer párrafo, del mismo ordenamiento legal y remítase
al tribunal de procedencia sirviendo la presente de atenta nota de estilo. — Juan E. Frégoli. — Pedro R. David.
— W. Gustavo Mitchell.
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