La Guitarra en El Siglo XX, Ensayo
La Guitarra en El Siglo XX, Ensayo
La Guitarra en El Siglo XX, Ensayo
Ensayo
El comienzo del siglo XXI fue una época acompañada de mucho optimismo debido al
desarrollo tecnológico y en medicina, además de los enormes y rápidos cambios sociales
que comenzarán a partir del primer cuarto de siglo. Ese optimismo decayó con el inicio de la
gran cantidad de conflictos bélicos entre los imperios existentes en ese momento por
problemas diplomáticos e intentos de seguir ampliando su territorio sobre todo en países
africanos invadidos por los grandes países de Europa.
Desde finales del siglo XIX y durante las primeras décadas del siglo XX, se logra el rápido
desarrollo de diferentes estilos tales como el Nacionalismo, Expresionismo, Impresionismo,
Atonalismo, Futurismo, Dadaísmo y Neoclasicismo.
A la música que fue escrita sobre todo entre 1905 y 1930 en muchas ocasiones se le
denominó como ¨nueva música¨, este acontecer más que marcar un punto de quiebre,
representa un punto de evolución, sin embargo, como la mayoría de nuevas tendencias
artísticas en cada época de la historia, esta no era bien vista al principio en países como
Rusia o Alemania, donde se vieron censuradas, lo que impidió que los músicos de estos
países no alcanzaran a aprovechar estas nuevas estéticas y se vieran obligados a
abandonar sus propios países si se veían incapaces de acatar las medidas impuestas.
Formas Musicales:
La gran variedad de estilos que se encuentran a la hora de abordar las formas musicales en
el siglo XX es un problema frecuente, sin embargo, se pueden distinguir una serie de
constantes que se establecen en el repertorio guitarrístico.
Se heredan pequeñas formas de tipo improvisatorio, como los preludios o pequeñas danzas
como se puede observar en las obras de Moreno Torroba, Sainz de la Maza, Juaquin
Rodrigo o Pujol, que llevan títulos como ¨zeguidillas¨, ¨habanera¨, ¨zarabanda¨ o ¨bolero¨.
Además, eran habituales las piezas derivadas de melodías o canciones populares como El
Romancillo Infantil de Antonio José, Canción Triste de Francisco Calleja, o las Siete
Canciones Catalanas de Miguel Llobet. Dentro de este tipo de pequeñas piezas, la forma
que más abundaba era la ABA, donde la tercera sección podía tener dos aspectos
diferentes: Por una parte, ayudar a la recapitulación limitándose a un número moderado de
diferencias que no alteraban lo escencial o simplemente servir como recordatorio de la parte
inicial de la primera sección (A) para terminar la pieza, pero las formas musicales no se
limitaban a esta y existían otros diversos tipos menos comunes.
Era muy habitual sobre todo en países suramericanos, que en el caso de las danzas
representan el folklore de la zona, ya no solo desde el punto de vista rítmico, sino también
melódico como podemos ver en la obra de Agustín Barrios o Manuel María Ponce.
Las piezas de tipo didáctico seguían siendo frecuentes, con la diferencia que en este siglo
estarán cargadas de musicalidad y calidad. Estas piezas podían tener diferentes tipos
formales, ya que no respondían a una estructura determinada como podemos observar en
la obra de Villalobos, por ejemplo Doce Estudios Para Guitarra (1929), cumbre de la
literatura del instrumento. Sin embargo existirían aspectos que darán la vuelta a las grandes
formas del repertorio de la guitarra y marcarán las diferencias entre el comienzo del siglo XX
de la segunda mitad del siglo anterior.
Estas piezas de grandes dimensiones se pueden agrupar de dos maneras: Por una parte,
están las que explotan las distintas variantes de la forma sonata (Antonio José, Turina,
Castelnuovo Tedesco, Ponce), y por otro lado, las obras que alcanzan su envergadura por
estar formadas por un conjunto de piezas más reducidas. como evocando las diferentes
danzas de una suite como en la Suite Popular Brasileña (Viillalobos - 1912-1923.