La Guitarra en El Siglo XX, Ensayo

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La guitarra en el Siglo XX, IV Capítulo.

Ensayo

Contexto y características del Periodo:

El comienzo del siglo XXI fue una época acompañada de mucho optimismo debido al
desarrollo tecnológico y en medicina, además de los enormes y rápidos cambios sociales
que comenzarán a partir del primer cuarto de siglo. Ese optimismo decayó con el inicio de la
gran cantidad de conflictos bélicos entre los imperios existentes en ese momento por
problemas diplomáticos e intentos de seguir ampliando su territorio sobre todo en países
africanos invadidos por los grandes países de Europa.

Socialmente, en esta época se desarrolla una cultura de masas que se considera


despersonalizada que buscaban la ruptura con la tradición y la búsqueda consciente de
nuevos medios y lenguajes de expresión, las cuales serán las bases para el desarrollo de
las nuevas vanguardias artísticas.

Desde finales del siglo XIX y durante las primeras décadas del siglo XX, se logra el rápido
desarrollo de diferentes estilos tales como el Nacionalismo, Expresionismo, Impresionismo,
Atonalismo, Futurismo, Dadaísmo y Neoclasicismo.

A la música que fue escrita sobre todo entre 1905 y 1930 en muchas ocasiones se le
denominó como ¨nueva música¨, este acontecer más que marcar un punto de quiebre,
representa un punto de evolución, sin embargo, como la mayoría de nuevas tendencias
artísticas en cada época de la historia, esta no era bien vista al principio en países como
Rusia o Alemania, donde se vieron censuradas, lo que impidió que los músicos de estos
países no alcanzaran a aprovechar estas nuevas estéticas y se vieran obligados a
abandonar sus propios países si se veían incapaces de acatar las medidas impuestas.

En un contexto musical, podemos referirnos como ¨vanguardias musicales¨ a aquellas


estéticas o lenguajes que se han desligado de la instrumentación y formas habituales de
componer. Estas nuevas tendencias sumadas al Dodecafonismo, la disolución de la
tonalidad y de la jerarquización de la escala, así como de las funciones armónico-tonales
asentada por Schonberg, estuvo vigente durante un tiempo considerable.

En un paralelismo a lo que ocurrió con la respuesta de el Expresionismo Alemán al


Impresionismo Francés, la música de la época tuvo un símil de estéticas contrapuestas de
parte del Neoclasicismo, una nueva tendencia liderada por Stravinsky como reacción a la
densidad y dificultad que estaba envolviendo a la música en aquellos momentos.

El Neoclasicismo intentaba promulgar una mirada al pasado, pero no exclusivamente hacia


el período Clásico. Algunas características de esta nueva corriente eran la Objetividad,
Urbanismo, primitivismo, humor, sátira y una cierta influencia del jazz y demás músicas
populares.
Como en los períodos anteriores, la guitarra todavía no alcanzaba un papel preponderante
en la escena compositiva mundial, por lo que se tuvo que músicos de la guitarra como
Tarrega tendrían que recurrir a transcripciones y adaptaciones de las grandes obras que
fueron hechos para otros instrumentos y así poder abordar el problema de la limitación de
repertorio, además de sus propias composiciones.

Formas Musicales:
La gran variedad de estilos que se encuentran a la hora de abordar las formas musicales en
el siglo XX es un problema frecuente, sin embargo, se pueden distinguir una serie de
constantes que se establecen en el repertorio guitarrístico.

Se heredan pequeñas formas de tipo improvisatorio, como los preludios o pequeñas danzas
como se puede observar en las obras de Moreno Torroba, Sainz de la Maza, Juaquin
Rodrigo o Pujol, que llevan títulos como ¨zeguidillas¨, ¨habanera¨, ¨zarabanda¨ o ¨bolero¨.
Además, eran habituales las piezas derivadas de melodías o canciones populares como El
Romancillo Infantil de Antonio José, Canción Triste de Francisco Calleja, o las Siete
Canciones Catalanas de Miguel Llobet. Dentro de este tipo de pequeñas piezas, la forma
que más abundaba era la ABA, donde la tercera sección podía tener dos aspectos
diferentes: Por una parte, ayudar a la recapitulación limitándose a un número moderado de
diferencias que no alteraban lo escencial o simplemente servir como recordatorio de la parte
inicial de la primera sección (A) para terminar la pieza, pero las formas musicales no se
limitaban a esta y existían otros diversos tipos menos comunes.

Era muy habitual sobre todo en países suramericanos, que en el caso de las danzas
representan el folklore de la zona, ya no solo desde el punto de vista rítmico, sino también
melódico como podemos ver en la obra de Agustín Barrios o Manuel María Ponce.

Las piezas de tipo didáctico seguían siendo frecuentes, con la diferencia que en este siglo
estarán cargadas de musicalidad y calidad. Estas piezas podían tener diferentes tipos
formales, ya que no respondían a una estructura determinada como podemos observar en
la obra de Villalobos, por ejemplo Doce Estudios Para Guitarra (1929), cumbre de la
literatura del instrumento. Sin embargo existirían aspectos que darán la vuelta a las grandes
formas del repertorio de la guitarra y marcarán las diferencias entre el comienzo del siglo XX
de la segunda mitad del siglo anterior.
Estas piezas de grandes dimensiones se pueden agrupar de dos maneras: Por una parte,
están las que explotan las distintas variantes de la forma sonata (Antonio José, Turina,
Castelnuovo Tedesco, Ponce), y por otro lado, las obras que alcanzan su envergadura por
estar formadas por un conjunto de piezas más reducidas. como evocando las diferentes
danzas de una suite como en la Suite Popular Brasileña (Viillalobos - 1912-1923.

Valoraciones personales sobre la técnica de la guitarra:


Cuando la guitarra salió de los círculos populares para formar parte de los salones de
concierto, allá por el siglo XIX, y sobre todo, a partir de su integración en grandes conjuntos
y orquestas a comienzos del siglo XX, el lenguaje y la técnica de la guitarra fueron
adquiriendo cotas, en un principio, inimaginables.
La segunda mitad del Siglo XX significó un gran cambio en el mundo de la guitarra. Gracias
al gran éxito del Concierto de Aranjuez, de Joaquin Rodrigo, y a la gran actividad de
intérpretes como Segovia, o Narciso Yepes, la guitarra se convirtió en un instrumento
habitual en las salas de concierto de todo el mundo. Las dificultades de esta y otras obras
obligaron a los guitarristas de todas partes a refinar su técnica, además la inclusión de la
guitarra en el ámbito orquestal, rompió los límites del estrecho círculo en el que se movía la
guitarra.

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