Derecho Medico

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INTRODUCCIÓN

El derecho medico se encarga exclusivamente de la responsabilidad medica,


de las entidades de salud y las prestadoras de servicios medicos

Derecho médico, responsabilidad y cambios de la medicina

Los cambios que se producen en la medicina y el reconocimiento mundial de


derechos esenciales de los pacientes que recogen los países hispano-
parlantes, son elementos esenciales para la creciente vulnerabilidad de la
calidad y excelencia en la prestación médico asistencial, con las irreparables
consecuencias profesionales y personales por la mayor judicialización de
reclamos profesionales e institucionales por error y mala praxis, en definitiva
responsabilidad por daños, que genera desde el inicio un drástico trauma
estresante, con graves consecuencias psíquicas y materiales para el
profesional, muchas veces injustas.

El temor de sufrir un reclamo judicial genera en el Profesional una actividad


médica defensiva excesiva y un aumento de los costos de seguros, en una
específica situación que se encamina hacia el colapso económico de las
empresas médicas y prestadoras de servicios de salud.

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DERECHO MÉDICO.

Parte de la Medicina Legal que trata de la normación jurídica del ejercicio


profesional de la Medicina. Es el conjunto de normas jurídicas que atañen a los
procesos de atención, tratamiento y rehabilitación de los usuarios de los
servicios de salud, que determinan la aparición de una relación de tipo jurídica.

El término Derecho Médico es utilizado en ocasiones para sustituir al de


Medicina Legal, cuando en realidad no pasa de ser una parte de esta disciplina,
como también lo son la Medicina Forense o la Deontología Médica.

ÁMBITO LEGAL

Se ha intentado, en su concepción, limitar el Derecho médico a la mera


sustanciación de un juicio legal (civil o penal), contra un prestador de servicios
de salud en una demanda judicial. De aceptarlo así, sería cercenar la plenitud
del Derecho médico, siendo un común malentendido. De acuerdo a la
definición originaria del Derecho médico, se entiende que sus normas
reguladoras van desde el inicio de la vida y aún antes, atendiendo a la
regulación jurídica del embrión y sus derechos, y la reproducción asistida como
tal, pasando por los derechos del paciente, el contrato de asistencia médica y
la relación médico-paciente en sí misma, las diversas regulaciones sobre
historia clínica, consentimiento informado, medicina asistida por tecnología de
informática y comunicaciones (MATIC), los aspectos jurídicos sobre las
diversas especialidades médicas, el intrusismo en cualquiera de sus formas,
las regulaciones del Estado sobre las características y requisitos que deben
tener las instituciones prestadoras de servicios de salud, y finalmente, sobre las
normas jurídicas relacionadas al Derecho a morir con dignidad, eutanasia y
suicidio asistido.

FUNDAMENTOS

El Derecho médico o legislación médica es la rama del Derecho que se ocupa


de las normas y responsabilidades de los profesionales médicos y los derechos
del paciente.

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Entre otras cuestiones se encuentran: el contrato de prestación de servicios
médicos —derechos y deberes de las partes, diligencia profesional como pauta
de conducta, obligaciones de medio y obligaciones de resultado en el ejercicio
de la profesión médica-, la responsabilidad civil del médico, responsabilidad
civil en equipo y las causas que agravan o reducen la responsabilidad,
indemnizaciones y seguros, relaciones del médico con los colegios
profesionales, necesidad de colegiación, publicidad e intrusismo, médicos de
empresa, médicos forenses y médicos integrados en un sistema público
nacional de sanidad.

Derecho médico, responsabilidad y cambios de la medicina

Los cambios que se producen en la medicina y el reconocimiento mundial de


derechos esenciales de los pacientes que recogen los países hispano-
parlantes, son elementos esenciales para la creciente vulnerabilidad de la
calidad y excelencia en la prestación médico asistencial, con las irreparables
consecuencias profesionales y personales por la mayor judicialización de
reclamos profesionales e institucionales por error y mala praxis, en definitiva
responsabilidad por daños, que genera desde el inicio un drástico trauma
estresante, con graves consecuencias psíquicas y materiales para el
profesional, muchas veces injustas.

Medicina defensiva

El temor de sufrir un reclamo judicial genera en el Profesional una actividad


médica defensiva excesiva y un aumento de los costos de seguros, en una
específica situación que se encamina hacia el colapso económico de las
empresas médicas y prestadoras de servicios de salud.

Equivocado preconcepto

Se hace indispensable elevar los parámetros de calidad y excelencia de la


atención médica, conocer las disposiciones legales y afianzar el derecho del
acceso a la salud, con el debido conocimiento acerca de las exigencias legales
a que es sometido el profesional médico y desvirtuar el injusto preconcepto y
presunción mediática de culpabilidad profesional e institucional medica
existente en la sociedad.

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Relación médico-paciente

El conocimiento del Derecho Medico mejora la relación médico paciente,


supera los niveles de calidad del ejercicio profesional médico, jerarquiza el
servicio profesional e institucional médico y sin duda, logra el mejor
posicionamiento de calidad.

Mediación y arbitraje

La reducción de la judicialización de reclamos por la utilización de la mediación,


conciliación y el arbitraje, es un elemental y eficaz mecanismo de acción, que
incluso fue recepcionado por la OMS/OPS en una reunión especial en México
en el 2002 y por su importancia fue agregado en los informes: "Mecanismos
Regulatorios Internacionales en Salud y Seguridad Social" y "Nuevas
Herramientas para la Defensa del Derecho a la Salud", elaborados por la
Oficina Regional en Legislación de Salud.

DEBERES DE CONDUCTA DE LOS PROFESIONALES DE LA


SALUD

Cuando se procede a la evaluación de la responsabilidad profesional en


relación a un acto determinado, a un procedimiento médico discutible,
principalmente en el campo de la práctica curativa, ya sea frente a los Consejos
Profesionales, ya sea en la Justicia Civil o Criminal, es exigible que se tengan
en cuenta los deberes de conducta del imputado. Esto es imprescindible y no
es fácil de delimitar.

De esta forma, para caracterizar la responsabilidad del profesional de la salud,


no basta con la evidencia de un daño o de un nexo causal, sino que debe de
existir una forma de conducta contraria a las reglas técnicas vigentes
adoptadas por la prudencia y por los cuidados habituales, y que el perjuicio
hubiese sido evitado por otro profesional en las mismas condiciones y
circunstancias.

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Las reglas de conducta, argüidas cuando se procede a una evaluación de
responsabilidad profesional en el área de salud, son relacionadas con los
siguientes deberes:

a) Deberes de información.

En este tipo de deber están incluidas todas las aclaraciones que se consideran
necesarias e imprescindibles para el correcto desempeño durante la
elaboración o práctica de un acto profesional, principalmente si es más
complejo y la relación riesgo-beneficio discutible.

Es fundamental que el paciente sea informado sobre la elección de la


anestesia, principalmente en lo que se refiere a sus riesgos más comunes, sus
consecuencias y sus ventajas para aquel tipo de indicación. Aunque el paciente
sea menor de edad o incapaz, además de los responsables legales,
moralmente él tiene el derecho de ser informado y de recibir las aclaraciones
necesarias. El deber de informar es exigible como requisito previo para el
consentimiento y la legitimidad del acto terapéutico o propedéutico que se
haga. Esto atiende al principio de la autonomía o principio de la libertad, donde
todo individuo tiene por consagrado el derecho de ser dueño de su destino y de
escoger el camino que le conviene.

Además de esto, se exige que el consentimiento sea informado,


entendiéndose, como tal, el que se obtiene de un individuo capaz de considerar
de forma razonable una conducta médica, donde queden evidentes sus
ventajas y desventajas, riesgos y beneficios, sin la necesidad de llegar a los
detalles de las complicaciones más raras y más graves (principio de la
información adecuada).

Siempre que haya modificaciones significativas en el procedimiento en el área


de salud y eso pueda ser llevado al paciente, como, por ejemplo, pasar de un
procedimiento para otro, se debe obtener un nuevo consentimiento, pues la
autorización inicial tenía tiempo y forma definidas (principio de la temporalidad).
Se admite, también, que incluso después del consentimiento el paciente o sus
responsables legales pueden revocar la autorización otorgada (principio de la
revocabilidad).

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El paciente tiene también el derecho de recusar un tipo de conducta asistencial,
sin que eso le traiga graves perjuicios ni ponga en peligro su vida. Practicar
cualquier acto profesional, en una acción de salud, contra la voluntad del
paciente es una violencia y una grave agresión a los más elementales
principios de ciudadanía. La ignorancia del paciente es una contraindicación
absoluta de cualquier procedimiento en este área, a menos que este sea el
remedio heroico y salvador ante un peligro de muerte inminente.

De ese modo, si el caso es de urgencia y no se puede esperar al


consentimiento, las normas éticas y legales legitiman este acto por la 
necesidad  imperiosa e irrecusable (principio del beneficio). Aquí, lo que va a
legitimar el acto profesional no es su autorización, sino su irrecusable y
extremosa necesidad.

Aunque la indicación de un acto profesional en el campo sanitario sea una


decisión eminentemente ligada a una lógica clínica y en favor del paciente,
éste, en algunas situaciones, puede optar por otra forma de atención, sin que
esto, es obvio, le ocasione perjuicios. Si la indicación es específica y se trata de
una cirugía electiva, por ejemplo, el profesional puede rechazar la asistencia.
En la cirugía de urgencia, como ya fue dicho, la conducta correcta es poner en
práctica la técnica más indicada para salvar la vida del paciente.

b) Deberes de actualización.

Para el pleno e ideal ejercicio de la profesión en las acciones de salud


individual o colectiva, se exige una habilitación legal. Debe exigirse, también,
de este facultativo una práctica en perfeccionamiento continuado, adquirida a
través de los conocimientos recientes de la profesión, en lo que se refiere a las
técnicas de los exámenes y de los medios modernos de tratamiento, sea en las
publicaciones especializadas, en los congresos, cursos de especialización o en
centros y servicios nosocomiales de referencia. En suma, lo que se quiere
saber es si en aquel acto profesional discutido, se podría admitir la impericia. Si
el profesional está acreditado minimamente para ejercer sus actividades, o si
podría haber evitado el daño, caso de que le faltase lo que habitualmente es
conocido en su profesión y consagrado por la experiencia médica. Este
conjunto de reglas, llamado de lex artis, debe ser aplicado en cada acto

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profesional en el área de la salud, aisladamente, sin dejar de ser consideradas
la complejidad del caso, los recursos materiales disponibles, la calificación del
agente sanitario, así como el local y las condiciones de trabajo.

c) Deberes de abstención de abuso.

Es necesario, también, saber si el profesional actuó con la cautela debida y, por


lo tanto, sin  precipitación, oportunamente o con sensatez. Eso explica por que
la norma moral exige de las personas el cumplimiento de ciertos cuidados cuya
finalidad es evitar daños a los bienes protegidos. Excederse en medidas
arriesgadas e innecesarias es una forma de desvío de poder o de abuso. A
pesar de esto, nadie puede negar que la medicina de hoy sea una sucesión de
riesgos y que esos riesgos, muchas veces, son necesarios e inaplazables,
principalmente cuando el paso más arriesgado es el último y desesperado
remedio. Esto atiende a las razones del principio del riesgo-beneficio.

d) Deberes de vigilancia.

En la evaluación de un acto profesional en una acción de salud, en lo tocante a


su integridad y licitud, debe estar exento de cualquier tipo de omisión, que
pueda caracterizarse como inercia, pasividad o incongruencia. Por lo tanto,
este modelo de deber obliga al agente a ser diligente, actuar con cuidado y
atención, procurando, con todos los medios, de evitar daños que puedan ser
calificados como de negligencia o incuria.

De esta forma, e más que justo, ante un caso de un suceso en la vida


profesional de ética y conducta irreprochable, exigir la debida comprensión y
prudencia cuando se consideran algunos resultados, pues los mismos pueden
ser propios de las condiciones y de las circunstancias que rodean al caso, sin
imputar po eso, de forma liviana, una quiebra de los compromisos morales o a
una trasgresión de los deberes de conducta. No se puede consignar como
culpa aquello que va más allá de la prudencia, la capacidad y  la vigilancia
humanas.

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DERECHOS DE LOS PACIENTES

Los avances sociales, económicos, culturales, éticos y políticos, han producido


en Europa y concretamente en España un movimiento que ha culminado en la
total elaboración y cumplimentación de una carta de derechos de los pacientes.
La creciente complejidad de los sistemas sanitarios, el intenso desarrollo de la
ciencia y la tecnología médico sanitario, la burocratización, el trabajo en
equipo y la masificación, han condicionado que l práctica médica se haya
vuelto más arriesgada y más impersonal y deshumanizada. Todo esto ha traído
la necesidad de una reformulación de los derechos de los pacientes, no desde
la visión de los proveedores de la asistencia sanitaria o de las instituciones,
sino desde el punto de vista individual, como usuarios y parte fundamental de
la asistencia sanitaria.

Cuando hablamos de derechos de los pacientes, hay que distinguir entre


derechos sociales y derechos individuales.

Los derechos sociales se disfrutan colectivamente, están relacionados con la


gama de servicios disponibles, con la igualdad de acceso a la asistencia
sanitaria y con la no discriminación por razones económicas, geográficas,
culturales, sociales, etc. Dependen del grado de desarrollo de la sociedad y por
lo tanto influyen en su desarrollo factores económicos, políticos, sociales y
culturales.

Los derechos individuales, por el contrario, contienen cuestiones relacionadas


con la integridad de la persona, con su dignidad, su intimidad o sus
convicciones religiosas. Son el resultado de las sucesivas conquistas sociales
de los ciudadanos, se disfrutan individualmente y son los que promueven
prácticas sanitarias de calidad y humanas.

La promulgación de largas listas de derechos no serian suficientes para


garantizar esta asistencia de calidad, sin la aportación por parte de las
administraciones sanitarias de los medios adecuados. Por último, para que los
actos médicos se desarrollen con normalidad, se requiere que los pacientes
colaboren activamente y de buena fe con los profesionales de la sanidad.

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1. Derecho a una asistencia de calidad científica y humana

Este derecho surge del derecho Constitucional a la protección de la salud. Se


materializa en la obligación de los profesionales de ofertar a todos sus
pacientes, sin discriminación, los métodos diagnósticos y terapéuticos
adecuados, según la buena práctica médica (medicina basada en la evidencia),
buscando siempre el mejor beneficio del paciente.

El paciente tiene, además, derecho a que se le asegure la continuidad del


tratamiento, incluso en caso de rechazar determinadas opciones terapéuticas
que le supondrían un beneficio o cuando colabora escasamente con los
tratamientos aceptados. En el caso de que el médico no acepte continuar con
el tratamiento al paciente (objeción de conciencia o pérdida de confianza), debe
acordar y garantizar la asistencia por otro profesional

También tiene derecho a que no se le instauren tratamientos fútiles que sólo


alargan el sufrimiento o que no ofertan una calidad de vida adecuada, según su
criterio.

2. Derecho a recibir una información adecuada, comprensible y veraz

Los pacientes tienen derecho a ser informados sobre su estado de salud, las
actuaciones médicas propuestas, los riesgos y ventajas de cada una, así como
de las alternativas, los efectos de no tratar y el diagnóstico y el pronóstico de su
patología.

La información debe ser suministrada de forma que el paciente la comprenda,


se deben contestar todas sus preguntas y se debe respetar su deseo a no ser
informado, en cuyo caso, nombrará a la persona que desea sea informada.

También tiene derecho a recibir educación sobre la prevención y detección


precoz de complicaciones, así como de aquellas prácticas saludables en su
situación.

Los profesionales sanitarios tienen la obligación de participar activamente en


este proceso.

3. Derecho a la autodeterminación y por lo tanto a aceptar o rechazar


tratamientos

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El prerrequisito para cualquier intervención médica es el Consentimiento
Informado del paciente.6 El paciente tiene el derecho a aceptar, rehusar o
detener un tratamiento con las siguientes únicas con tribuna medicaciones para
garantizar la libertad de la decisión:

 Haber sido informado suficientemente sobre las consecuencias de la


decisión
 Tener capacidad para comprender las consecuencias
 Tener intencionalidad, es decir, que la decisión sea acorde con los deseos
del individuo o con su proyecto vital.
 Que la decisión sea ejercida sin presiones externas. En aquellos casos en
que el paciente no pueda prestar su consentimiento por incapacidad o
urgencia, si existen voluntades anticipadas, 7 deberán ser respetadas, si no
existen, se solicitará el consentimiento al representante por él designado.

En todos los casos, las decisiones de sustitución serán tomadas en el mejor


beneficio del paciente.

3. Derecho a la confidencialidad de sus datos y al respeto a su intimidad

Toda la información relativa a la salud de un paciente, que el profesional


sanitario conozca en el ejercicio de su profesión,8 debe ser mantenida en
secreto, salvo autorización del propio paciente.

Los profesionales de la salud y las instituciones deben tomar todas las medidas
adecuadas para garantizar la confidencialidad de estos datos, cualquiera que
sea el sistema utilizado para su almacenamiento.

El paciente tiene el derecho de acceder a su historia clínica, ya que la finalidad


de la historia clínica es facilitar la asistencia del paciente.

Las intervenciones médicas sólo podrán llevarse a cabo si existe el debido


respeto a la intimidad del individuo,10 esto es particularmente importante
cuando los actos médicos se ejecutan en salas compartidas por varios
pacientes.

4. Derecho a que se les respete su dignidad y se evite el sufrimiento

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El paciente tiene derecho a ser tratado con dignidad en relación con la
asistencia recibida.

Tiene derecho a disfrutar del apoyo de familiares y amigos en el curso de la


asistencia y a ser aliviado en su sufrimiento de acuerdo con el nivel de
conocimientos de cada momento.

Tiene derecho a una asistencia terminal humana y de calidad y a morir con


dignidad, confort y sin sufrimiento siempre de acuerdo con su voluntad,
creencias y valores.

5. Derecho a que se le respeten sus convicciones culturales, morales

El paciente tiene derecho a que se respeten su convicciones y el médico no


debe imponer las suyas, menos en aquellas situaciones en las que el paciente
se encuentra particularmente vulnerable.

Tiene también derecho a recibir o rehusar asistencia moral y espiritual por


aquellas personas de su religión.

Acotados

1. Artículo 10 de la Ley Orgánica 3/1986 General de

Sanidad de 14 de abril 1986

Todos tienen los siguientes derechos con respecto a las diferentes


administraciones públicas sanitarias:

1. Al respeto a su personalidad, dignidad humana e intimidad, sin que pueda


ser discriminado por razón de raza, de tipo social, de sexo, de moral,
económica, ideológica, política o sindical.

2. A la información sobre los servicios sanitarios a que puede acceder y sobre


los requisitos necesarios para su uso.

3. A la confidencialidad de toda la información relacionada con su proceso y su


estancia en instituciones

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Sanitarias públicas y privadas que colaboren con el sistema público.

4. A ser advertido de si los procedimientos de pronóstico, diagnóstico y


terapéuticos que se apliquen

Pueden ser utilizados en función de un proyecto docente o de investigación,


que, en ningún caso, podrá comportar peligro adicional para su salud.

En todo caso será imprescindible la previa autorización y por escrito del


paciente y la aceptación por parte del médico y de la Dirección del
correspondiente Centro Sanitario.

5. A que se le dé en términos comprensibles, a él y a sus familiares o


allegados, información completa y continuada, verbal y escrita, sobre su
proceso, incluyendo diagnóstico, pronóstico y alternativas de

Tratamiento.

6. A la libre elección entre las opciones que le presente el responsable médico


de su caso, siendo preciso el previo consentimiento escrito del usuario para la
realización de cualquier intervención, excepto en los siguientes casos:

a) Cuando la no intervención suponga un riesgo para la salud pública

b) Cuando no esté capacitado para tomar decisiones, en cuyo caso, el derecho


corresponderá a sus familiares personas a él allegadas.

c) Cuando la urgencia no permita demoras por poderse ocasionar lesiones


irreversibles o existir peligro de fallecimiento.

7. A que se le asigne un médico, cuyo nombre se le dará a conocer, que será


su interlocutor principal con el equipo asistencial. En caso de ausencia, otro
facultativo del equipo asumirá tal responsabilidad.

8. A que se le extienda certificado acreditativo de su estado de salud, cuando


su exigencia se establezca por una disposición legal o reglamentaria.

9. A negarse al tratamiento, excepto en los casos señalados en el apartado 6,


debiendo, para ello, solicitar el alta voluntaria, en los términos que señala el
apartado 4 del artículo siguiente

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10. A participar, a través de las instituciones comunitarias, en las actividades
sanitarias, en los términos establecidos en esta Ley y en las disposiciones que
la desarrollen.

11. A que quede constancia por escrito de todo su proceso. Al finalizar la


estancia del usuario en una Institución hospitalaria, el paciente, familiar o
persona a él allegada recibirá su Informe de Alta.

2. Diego Gracia. Fundamentos de Bioética. Madrid. Ed.


Eudema Universidad, 1989. pag.181

3. Declaración sobre los derechos de los pacientes de la Asociación


Médica Mundial. Lisboa. Septiembre 1995

Derecho a una atención médica de calidad Todas las personas sin


discriminación tienen derecho recibir atención sanitaria Todos tienen derecho a
ser atendidos por un médico libre e independiente en su actuación Será tratado
en su mejor interés y de acuerdo con la medicina basada en la evidencia La
atención será de calidad Cuando se plantee una elección entre potenciales
pacientes para un determinado tratamiento, la decisión debe ser justa basada
en criterios médicos y realizada sin discriminación El paciente tiene derecho a
la continuidad en el tratamiento Derecho a libertad de elección Los pacientes
tienen derecho a la libre elección de

médico e institución sanitaria Los pacientes tienen derecho a solicitar una


segunda opinión Derecho a la autodeterminación Los pacientes tienen derecho
a la autodeterminación, a tomar una decisión después de recibir la información
adecuada sobre las consecuencias de su decisión Los pacientes mentalmente
competentes tienen el derecho a dar o retirar su consentimiento a
cualquier procedimiento diagnóstico o terapéutico. Tiene el derecho a recibir la
información necesaria para tomar una decisión. Los pacientes deben
comprender claramente cual es la finalidad de una determinada prueba o
tratamiento, que implica y que consecuencias tendría no consentir. Los
pacientes tienen derecho a rehusar participar en investigación o enseñanza de
la medicina Los pacientes inconscientes Si el paciente está inconsciente o es
incapaz de manifestar su opinión, el consentimiento debe ser obtenido siempre
que sea posible de su representante legal. Si su representante legal no está

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disponible y la intervenciones urgente, el consentimiento puede ser presumido
aunque se respetarán las voluntades firmadas. El médico debe siempre intentar
salvar la vida de un paciente inconsciente debido a un intento de suicidio. El
paciente legalmente incompetente Si se trata de un menor o un incapacitado
legal la decisión debe ser tomada por su representante legal, no obstante se
tendrá en cuenta la opinión dependiendo de la capacidad Se debe respetar la
decisión racional tomada por un paciente legalmente incompetente y su
derecho a que la información no sea discutida con su representante legal Si la
decisión del representante legal no es en el mejor beneficio del paciente el
médico debe consultar a otra institución y si la decisión es urgente, debe actuar
en el mejor interés del paciente Procedimientos contra los deseos del paciente
Sólo pueden realizarse procedimientos diagnósticos o terapéuticos en contra
de la voluntad del paciente, si lo autoriza la Ley y es conforme a la ética
médica Derecho a la información El paciente tiene derecho a recibir la
información recogida en su historia clínica, así como la información sobre su
estado de salud y su situación médica. Sin embargo, la información
confidencial de la historia referida a terceras partes no debe ser facilitada al
paciente sin el consentimiento de las terceras partes. Excepcionalmente se
puede no dar la información al paciente, cuando se tengan razones para
pensar que ésta puede ser perjudicial para su vida o su salud. La información
debe darse de manera que sea comprendida por el paciente El paciente tiene
el derecho a rechazar la información a menos que se requiera para la
protección de la vida de otra persona.

El paciente tiene el derecho a elegir quién quiere que reciba la información


Derecho a la confidencialidad Toda la información identificable sobre el
estado de salud, situación médica, diagnóstico, pronóstico, tratamiento
información personal, debe ser mantenida confidencial incluso tras la muerte.
Excepcionalmente los descendientes pueden ser informados en caso de
riesgos para su salud La información sólo puede ser facilitada si el paciente lo
autoriza o por decisión judicial. También puede ser facilitada a otros médicos
para facilitar la asistencia del paciente o si este consiente. Todos los datos que
identifiquen al paciente deben ser protegidos. La protección debe ser adecuada
al sistema de almacenamiento de datos Derecho a educación sanitaria La

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educación debe incluir información sobre hábitos saludables, métodos de
prevención y detección precoz de la enfermedad, reforzando la responsabilidad
de cada uno en su propia salud. El médico debe participar activamente en la
educación Derecho a la dignidad La dignidad, la cultura, los valores y el
derecho a la privacidad deben ser siempre respetados en la actuación médica
Debe ser aliviado en su sufrimiento de acuerdo con el estado
del conocimiento Tiene derecho a una asistencia humana en situación terminal
y a recibir toda la asistencia disponible para que el sufrimiento sea tan digno y
confortable como sea posible. Derecho a asistencia religiosa El paciente tiene
derecho a recibir o a rehusar asistencia espiritual y confort moral por el ministro
de su religión.

Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del


ser humano con respecto a las aplicaciones de la biología y la medicina
Consejo de Europa. Asturias 1997

Capítulo I

Artículo 1.- Objeto y finalidad

Las partes en el siguiente convenio protegerán al ser humano en su dignidad y


su identidad y garantizarán a toda persona, sin discriminación alguna, el
respeto a su integridad y a sus demás derechos y libertades fundamentales con
respecto a la aplicación de la biología y la medicina.

Cada Parte adoptará en su legislación interna las medidas necesarias para dar
aplicación a lo dispuesto en el siguiente Convenio

Artículo 2.- Primacía del ser humano El interés y el bienestar del ser humano
deberán prevalecer sobre el interés exclusivo de la sociedad o de la ciencia.

Artículo 3.- Acceso equitativo a los beneficios de la sanidad Las Partes,


teniendo en cuenta las necesidades de la sanidad y los recursos disponibles,
adoptarán las medidas adecuadas con el fin de garantizar, dentro de ámbito
jurisdiccional, un acceso equitativo a los beneficios de una sanidad de calidad
apropiada.

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Artículo 4.- Obligaciones profesionales y normas de conducta Toda
intervención en el ámbito de la sanidad, comprendida la investigación, deberá
efectuarse dentro de respeto a las normas y obligaciones profesionales, así
como a las normas de conducta aplicables a cada caso.

Capítulo II

Artículo 5.- Regla general Una intervención en el ámbito de la sanidad sólo


podrá efectuarse después de que la persona afectada haya dado su libre e
informado consentimiento. Dicha persona deberá recibir previamente una
información adecuada acerca de la finalidad y la naturaleza de la intervención,
así como sus riesgos y consecuencias. En cualquier momento la persona
afectada podrá retirar libremente su consentimiento.

Artículo 6.- Protección de las personas que no tengan capacidad para


expresar su consentimiento.

1. A reserva de lo dispuesto en los artículos 17 y 20, tribuna médica sólo podrá


efectuarse una intervención a una persona que no tenga capacidad para
expresar su consentimiento cuando redunde en su beneficio directo.

2. Cuando, según la Ley, un menor no tenga capacidad para expresar su


consentimiento para una intervención, ésta sólo podrá efectuarse con la
autorización de su representante, de una autoridad o de una persona o
institución designada por la ley. La opinión del menor será tomada en
consideración como un factor que será más determinante en función de su
edad y su grado de madurez.

3. Cuando, según la ley, una persona mayor de edad no tenga capacidad, a


causa de una disfunción mental,

una enfermedad o un motivo similar, para expresar su consentimiento para una


intervención, ésta no podrá efectuarse sin la autorización de su representante,
una autoridad o una persona o institución designada por la ley. La persona
afectada deberá intervenir, en la medida de lo posible, en el procedimiento de
autorización.

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4. El representante, la autoridad, persona o institución indicada en los
apartados 2 y 3, recibirán, en iguales condiciones, la información a que se
refiere el artículo 5.

5. La autorización indicada en los apartados 2 y 3 podrá ser retirada, en


cualquier momento, en interés de la persona afectada.

Artículo 7.- Protección de las personas que sufran trastornos mentales. La


persona que sufra un trastorno mental grave sólo podrá ser sometida, sin su
consentimiento, a una intervención que tenga por objeto tratar dicho trastorno,
cuando la ausencia de ese tratamiento conlleve el riesgo de ser gravemente
perjudicial para su salud y a reserva de las condiciones de protección previstas
por la ley, que comprendan los procedimientos de supervisión y control así
como los de recurso.

Artículo 8.- Situaciones de urgencia Cuando, debido a una situación de


urgencia, no pueda obtenerse el consentimiento adecuado, podrá procederse
inmediatamente a cualquier intervención indispensable desde el punto de vista
médico a favor de la salud de la persona afectada.

Artículo 9.- Deseos expresados anteriormente Serán tomados en


consideración los deseos expresados anteriormente con respecto a una
intervención médica por un paciente que, en el momento de la intervención, no
se encuentre en situación de expresar su voluntad.

Capítulo III

Artículo 10.- Vida privada y derecho a la información

1. Toda persona tendrá derecho a que se respete su vida privada cuando se


trate de informaciones relativas a su salud

2. Toda persona tendrá derecho a conocer toda la información obtenida


respecto a su salud. No obstante, deberá respetarse la voluntad de una
persona a no ser informada.

3. De modo excepcional, la ley podrá establecer restricciones, en interés del


paciente, con respecto al ejercicio de los derechos mencionados en el apartado

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5. El Código de Ética y Deontología Médica de la OMC, recoge en forma de
deberes de los profesionales, todos los derechos de los pacientes.

6. Convenio Europeo relativo a los Derechos Humanos y la Biomedicina.


Artículo 5. Oviedo 1997

7. Ley 21/2000 sobre derechos de información concernientes s la salud y


la autonomía del paciente, y a la documentación clínica; Artículo 8: Las
voluntades anticipadas

7. Código Penal, artículos 199:

1. El que revelare secretos ajenos, de los que tenga conocimiento por razón de
su oficio o sus relaciones laborales, será castigado con la pena de prisión de
uno a tres años y multa de seis a doce meses.

2. El profesional que, con incumplimiento de su obligación de sigilo o reserva,


divulgue los secretos de otra persona, será castigado con la pena de prisión de
uno a cuatro años, multa de uno a veinticuatro meses e inhabilitación especial
para dicha profesión por tiempo de dos a seis años.

9. Código Penal, artículo 197: 2 y 5 El simple acceso a la Historia Clínica


sin autorización es un delito grave, castigado con no menos de dos años
de prisión

10. El Tribunal Supremo, Sala de lo Civil, Sentencia de 13 de Marzo de


1989 dice: "la intimidad, semánticamente concebida como zona reservada
de la persona y de su espíritu, y catalogada como uno de los derechos
fundamentales y que constituye un acervo y patrimonio de la persona
más arcano, encuentra su protección civil más acusada en el artículo 18.1
de la Constitución Española (Se garantiza el derecho al honor, a la
intimidad personal y familiar y a la propia imagen), y desarrollada hoy en
la Ley Orgánica 1/1982.

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CONCLUSIÓN

Gracias a este trabajo hemos aprendido bastante sobre cuáles son las
responsabilidades sociales del médico y por sobre todo en que debe estar
basado su ética profesional, a continuación algunos datos que hemos
aprendido:

La medicina es una de las profesiones más antiguas, de condición científica y


respetable, cuya función social humanitaria y humanística le imprime el más
alto rango de aproximación a la existencia del ser Humano, con compromiso
deontológico.

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La asistencia médica como acto plenamente humano posee una esencial
dimensión ética, que le imprime su particular sentido y es el fundamento de la
profesión del médico.

"Ética" viene del griego etnos, que significa la raíz o fuente de todos los actos
particulares y costumbres como interpretación universal.

"Moral" del latín mos, significa práctica, comportamiento o conducta, hábito o


costumbre. Con tendencia a ser particular.

La ética es una ciencia práctica, normativa de los principios de la moralidad de


los actos humanos.

BIBLIOGRAFÍA

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