Resolución 2131
Resolución 2131
Resolución 2131
La propuesta sobre la resolución fue puesta en marcha por la Unión Soviética en una
carta dirigida al Presidente de la Asamblea General el 24 de septiembre de 1965 a la que
siguió un proyecto de resolución soviético presentado a la Primera Comisión, en el
vigésimo período de sesiones de la Asamblea General, el 3 de diciembre de 1965. Los
Estados Unidos respondieron inmediatamente a la iniciativa soviética presentando una
serie de enmiendas; también respondió el Reino Unido. Sin embargo, las iniciativas
políticamente decisivas fueron un proyecto de resolución conjunto presentado por Egipto
en nombre de 26 Estados Miembros y otro proyecto de resolución conjunto presentado por
Colombia en nombre de 18 Estados Miembros, a los que se sumó la India. En un lapso
extraordinariamente breve de 18 días, desde la presentación inicial del proyecto de
resolución soviético hasta el examen y la eliminación de las propuestas de enmienda, la
Asamblea General aprobó la resolución 2131 (XX). Ya se han señalado la brevedad y la
concisión de su redacción como factores que produjeron consenso. El texto, dada la
formulación difusa de principios primarios sumamente abstractos a expensas de normas y
principios secundarios detallados, es suficientemente general para permitir cierto toma y
daca en su aplicación concreta en casos futuros, con la válvula de seguridad final
incorporada en el párrafo 8, que salvaguarda expresamente los Capítulos VI, VII y VIII de
la Carta de las Naciones Unidas en relación con el mantenimiento de la paz y la seguridad
internacionales pero sin dar ninguna indicación fáctica para su aplicación en futuras
situaciones de conflicto.
doctrinas jurídicas clásicas más antiguas (de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX)
de los Estados latinoamericanos, técnicamente desarrolladas como las doctrinas Calvo y
Drago, y que, en sus orígenes, también habían sido producto de la descolonización y la
independencia, un siglo y un cuarto antes. Cabe recordar que, ya en la conferencia de
fundación de las Naciones Unidas en San Francisco en 1945, y como resultado de la
experiencia histórica que compartían, las delegaciones latinoamericanas presentaron un
frente común que impulsó la adopción del Artículo 2, párrafo 7, de la Carta, que prohíbe la
intervención de las Naciones Unidas en los asuntos que son esencialmente de la
jurisdicción interna de los Estados. El artículo 2, párrafo 7, de la Carta de las Naciones
Unidas pasó a ser así la cláusula maestra, en términos jurídicos, sobre la no intervención
como principio jurídico imperativo del derecho internacional contemporáneo, aunque
incluye la antinomia de que no debe afectar la aplicación de las medidas coercitivas
prescritas en el Capítulo VII de la Carta.
“1. Ningún Estado tiene derecho de intervenir directa o indirectamente, y sea cual
fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro. Por lo tanto, no
solamente la intervención armada, sino también cualesquiera otras formas de
injerencia o de amenaza atentatoria de la personalidad del Estado, o de los
elementos políticos, económicos y culturales que lo constituyen, están condenadas.
[…]
A medida que el colonialismo iba desapareciendo y quedaba cada vez más relegado
al pasado, el principio de no intervención expuesto en la resolución 2131 (XX) empezó a
tener vida propia y a tomar nuevas manifestaciones.
La nueva vida de la resolución 2131 (XX) como parte de un nuevo examen general,
científico y jurídico, y una reformulación, en términos más contemporáneos que las
antiguas normas internacionales clásicas, sobre el derecho de libre determinación, política
y económica, libre de intervenciones unilaterales y de amenazas de intervenciones
unilaterales por parte de otros Estados o grupos de Estados quizás haya quedado
demostrada por la repercusión política generada por la intervención armada de la OTAN en
contra de la ex Yugoslavia de comienzos de 1999, para la que no existió una resolución
previa del Consejo de Seguridad que la autorizase.
Para responder al debate jurídico constante sobre la licitud, desde el punto de vista
del derecho internacional, de la operación de la OTAN contra la ex Yugoslavia en 1999, el
Instituto de Derecho Internacional estableció ese año una comisión especial (reestructurada
posteriormente como entidad cuatripartita con cuatro subcomisiones separadas) para que
preparase informes sobre las cuestiones jurídicas que actualmente se plantean en relación
Por su parte, la Unión Africana ha reconocido que hay lugar para la protección
internacional de intereses humanitarios en Estados específicos (Capítulo VIII de la Carta
de las Naciones Unidas). En realidad, en el artículo 4 del Acta Constitutiva de la Unión
Africana, de 11 de julio de 2000, se establece expresamente el derecho de la organización
de intervenir en cualquiera de sus propios Estados miembros de conformidad con una
decisión de la Asamblea de la Unión Africana en circunstancias graves: crímenes de
guerra, genocidio y crímenes de lesa humanidad. Como observó el Sr. Abdulqawi A.
Yusuf, en los debates del Instituto de Derecho Internacional de 2007, ese enfoque a nivel
regional es especialmente propicio para el futuro, porque se manifiesta en África, “un
continente que siempre ha sido uno de los críticos más declarados de la intervención
humanitaria a causa de los abusos con que estuvo vinculada en el pasado”.
Materiales conexos
A. Instrumentos jurídicos
B. Jurisprudencia
C. Doctrina
E. McWhinney, The United Nations and a New World Order for a New Millennium: Self-
Determination, State Succession, and Humanitarian Intervention, La Haya, Kluwer Law
International, 2000.