La Auto-Manifestacion de La Verdad en El
La Auto-Manifestacion de La Verdad en El
La Auto-Manifestacion de La Verdad en El
y la enseñanza de Nichiren
Por supuesto esto es una simplificación excesiva. Pues no sólo hay textos
budistas que participan, en cierto grado, de ambas modalidades de transmisión,
sino que dentro de cada uno de esos dos grandes grupos hay materiales de muy
diverso tipo, y habría muchas consideraciones que hacer al respecto. Pero para
nuestros fines basta con esta caracterización general, ya que sirve de marco para
introducir el tema que nos interesa: el Sutra del Loto.
Pues bien, el Sutra del Loto se destaca dentro del concierto general de los sutras
porque va más allá tanto del discurso doctrinal positivo como de la dialéctica
negativa. No se reduce ni a lo uno ni a lo otro, ni a la combinación de ambos. Su
singularidad, aquello que hace que sea, como se ha dicho, un sol en el cielo de
los sutras, es que contiene la auto manifestación de la Verdad.
Por lo tanto, el Sutra del Loto no es un texto para ser comprendido como son los
sutras afirmativos, ni para conducir al oyente más allá de toda comprensión
como son los sutras apofáticos, sino uno en el cual la Verdad se revela a sí
misma para ser reconocida y experimentada interiormente por el oyente.
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En lo que sigue trataremos de exponer someramente esta cuestión. Para eso nos
apoyaremos en la enseñanza del maestro japonés Nichiren (1222-1282); quien
reconoció con claridad, y experimentó con todo su ser, el profundo secreto del
Sutra del Loto.
En un importante escrito (2) Nichiren define el lugar del Sutra del Loto dentro
del conjunto de los sutras en función de varios criterios clasificatorios. Aquí nos
referiremos específicamente a dos de dichos criterios.
Así, en base a este criterio resulta que hay sutras pertenecen al grupo de
enseñanzas en las que Buda habla a partir de los otros (化他, ke-ta), es decir en
consideración a su capacidad de comprensión, y otros sutras en los que el Buda
habla a partir de sí mismo (自行, ji-gyo), es decir manifiesta su propio estado
iluminado tal como es.
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nivel de comprensión son, por ello mismo, sutras del estado de sueño (ya que
hablan un lenguaje accesible a los durmientes). Y los sutras en que Buda se
expresa a sí mismo sin adaptarse a las limitaciones de los oyentes, son, por lo
mismo, sutras del estado despierto.
Ahora bien, para Nichiren el Sutra del Loto es el único sutra de todo el corpus
budista en el cual el Buda habla a partir de sí mismo y transmite su propio
estado despierto, su propia Iluminación.
El Sutra del Loto, entonces, transmite una enseñanza esencial que es la llamada
Iluminación Original u Originaria (本覚, hongaku) del Buda Eterno. Pues en
este sutra el Buda descarta su identidad transitoria como Sakyamuni histórico,
el Siddhartha Gautama de la India, junto a todas sus enseñanzas, y revela su
identidad verdadera como Buda Original (本仏, honbutsu).
Dicho sea de paso, y para tender un puente con nociones conocidas fuera del
mundo budista, diríamos -con las debidas reservas- que la Iluminación del Buda
Original guarda cierta semejanza con la eterna Luz de Muhammad (nur
muhammadyina) del esoterismo islámico (tasawwuf). Esa Luz es concebida
en la enseñanza islámica como el principio de la manifestación universal, como
la esencia de la transmisión profética, y como el secreto (sirr) más profundo del
corazón del creyente; el secreto de su íntima unión con Dios.
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Así, el propósito del budismo de Nichiren es justamente ofrecer a todos la
posibilidad de actualizar o hacer efectiva esa iluminación inherente en el
contexto de su propia vida concreta. Y aquí otra vez se reconoce una afinidad
con el tasawwuf, pues el propósito del mismo, de la mal llamada “mística
islámica”, es la actualización efectiva del estado originario de los seres (fitra)
por el que los mismos se encuentran intrínsecamente unidos a Dios. Como ha
dicho cierto maestro, la vía (tariqa) conduce al hombre a donde era antes de
haber sido.
Entre los argumentos esgrimidos por quienes objetan que Nichiren haya
enseñado la Iluminación Original, los hay documentales y también teóricos.
El argumento documental dice que los escritos en los que Nichiren habla de esa
doctrina son apócrifos porque no puede probarse que hayan sido escritos de
puño y letra por el propio Nichiren. Bien, de nuestra parte no vamos a negar la
importancia relativa de las investigaciones de tipo documental e histórico. Pero
nos parece claro que en una tradición sagrada, en la transmisión de una
enseñanza sagrada, los datos documentales, y más aún si no pueden ser
probados con claridad, no deben ponerse por encima de la doctrina transmitida,
pues es ésta la que verdaderamente interesa.
El propio Nichiren enseñaba que de todas las pruebas a que debía ser sometida
una doctrina la más importante no era la documental sino la “prueba real” (現
証, guen sho). Es decir, la eficacia operativa de la enseñanza para conducir a los
seres más allá de su estado de ignorancia.
Por otra parte, nos llama la atención que personas abocadas a estos temas no
comprendan que la enseñanza de un maestro tradicional no es nunca obra del
individuo como tal. Por lo tanto, la sabiduría que inspira al maestro puede
manifestarse también en otros individuos pertenecientes a su cadena de
transmisión. Y por cierto, si la autenticidad de una transmisión tradicional
dependiera de ese tipo de verificaciones externas sobre la autoría habría que
hacer oídos sordos a casi toda la herencia espiritual de la humanidad. Con ese
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criterio deberíamos impugnar la gran mayoría de los sutras budistas, las
enseñanzas de Jesús, las Analectas de Confucio, las Upanishad, etc.
Por fortuna, dada la influencia que la gente “autorizada” ejerce sobre el conjunto
de la sociedad, algunos investigadores prestigiosos han puestos paños fríos al
asunto afirmando que si bien no puede probarse de modo rotundo que esos
textos hayan sido escritos por Nichiren, sí son consistentes con el conjunto de su
enseñanza.
Estamos ahí frente a ese tipo de casuística ficticia que se suele utilizar cuando se
quiere impugnar a priori una idea sin analizarla realmente. No nos queremos
detener mucho en el tema, pero digamos al menos lo siguiente: razonar así
implica desconocer que “mal” y “bien” son términos relativos y
complementarios, y desde el punto de vista budista pertenecen ambos al mundo
de la ilusión. Lo cierto es que la doctrina de la Iluminación Original no induce
ni al bien ni al mal, en el sentido relativo de ambos términos, sino que enseña a
los hombres su esencial identidad con el Buda Original y por lo mismo con el
Bien absoluto.
Por otra parte, Nichiren dijo con toda claridad e insistentemente que esa
iluminación esencial requiere para manifestarse de una enseñanza y una
práctica correctas. Y eso basta para derribar otro de los argumentos capciosos
según el cual si la gente se sabe intrínsecamente iluminada dejará de esforzarse
en el camino y se comportará de modo indolente.
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El devoto del Sutra del Loto
Volviendo a Nichiren y el Sutra del Loto, hay que decir que la relación de aquél
con éste fue de una total devoción. De hecho en sus escritos Nichiren suele
llamarse a sí mismo “el devoto del Sutra del Loto”. Y esa devoción lo llevó a leer
el Sutra con todo su ser y con un compromiso completo.
Nichiren no sólo estudió a los grandes comentaristas del Sutra del Loto como
Chih-i y Miao-lo, sino que sopesó cuidadosamente cada ideograma, cada frase,
cada pasaje y cada escena relatada en el sutra, y extrajo del rico simbolismo del
texto unas enseñanzas que no podría haber extraído alguien que no hubiera
experimentado en sí mismo el estado iluminado que se revela en el Sutra.
"Todos los ideogramas con que está escrito el Sutra del Loto representan budas
vivientes" (3)
Dicho sea de paso, en el original (4) esa frase contiene lo que podría considerase
una referencia implícita al propio Nichiren. Dice literalmente: 今の法華経の文
字は皆生身の仏なり (ima no hokkekyo no moji wa minna namami no butsu ni
nari). Es decir “todos los ideogramas del actual Sutra del Loto (今の法華経)
representan (son) budas vivientes”.
A nuestro entender la actualidad -el ahora- del Sutra del Loto (今の法華経)
remite ahí a la misión del propio Nichiren, que fue quien revitalizó la
iluminación inherente del sutra. Ya que fue el único en su tiempo que reconoció
su secreto y defendió su supremacía sobre todas las otras escrituras budistas y
no budistas.
Cabe señalar que, al contrario de lo que podría parecerle al lector moderno, esas
declaraciones de Nichiren acerca de que los ideogramas del sutra son budas, no
son retóricas. No se trata ahí de metáforas y giros literarios destinados sólo a
enfatizar la importancia del Sutra del Loto. Se trata en cambio de una categórica
afirmación acerca de la naturaleza intrínseca del mismo. Lo que Nichiren
sostiene en esos pasajes es, ni más ni menos, que el Sutra del Loto es un Buda
viviente.
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Sin embargo, a lo largo de la historia del Budismo de la corriente Nichiren han
surgido disputas en torno al rango espiritual del maestro. Para decirlo
brevemente: unos consideran que Nichiren es el propio Buda Original mientras
que otros sostienen que si bien fue un gran bodhisattva y un emisario del Buda
no es el Buda Original mismo, ya que a éste lo identifican con Sakyamuni.
Que un ser eterno e ilimitado, como es el Buda Original revelado en el Sutra del
Loto (y esa revelación ninguno de los grupos enfrentados la pone en duda) no
puede ser identificado a una individualidad limitada al punto tal de excluir
otras individualidades.
Como sea, no vamos a desarrollar esa cuestión aquí porque requeriría entrar en
muchas consideraciones y nos llevaría lejos de los límites y el propósito de este
breve trabajo.
Es evidente, por todo lo que venimos diciendo, que en esta perspectiva el Sutra
del Loto no es un libro para ser leído como se leen los libros en general. Cabe
compararlo más bien, al menos respecto a su carácter viviente y divino, con lo
que representa el Corán en el Islam y especialmente en el sufismo (tassawuf).
Estamos aquí frente a algo análogo a lo que un estudioso del Islam persa, Henry
Corbin, llamó "el fenómeno del Libro santo". Y es sólo dentro de una concepción
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teándrica del lenguaje, el lenguaje entendido como realidad divino-humana,
como se puede llegar a comprender algo del significado cultural de un libro así.
Proceder a la inversa y especular sobre el sentido y valor del Sutra del Loto (y lo
mismo valdría para el Corán) a partir de una antropología y una lingüística
seculares y carentes de dimensión trascendente, es como tratar de explicar los
colores desde la ceguera o la música desde la sordera.
La versión china del Sutra del Loto, debida al gran sabio Kumarajiva, tiene
veintiocho capítulos y decenas de miles de ideogramas. Esa fue la versión que
utilizó Nichiren y sobre la cual basa su enseñanza. Se trata de un extenso
discurso que es rítmico en su aspecto sonoro, y pleno de significados y símbolos
en su aspecto semántico. Desde el punto de vista narrativo desarrolla una
impresionante dramaturgia metafísico-cósmica cargada de significados
doctrinales. Y dentro de su simbolismo mayor -el Buda frente a la gran
asamblea universal- se desarrollan diversas parábolas que transmiten
enseñanzas específicas, y también varios sermones y poemas.
"Todo tiene un punto esencial, y el corazón del Sutra del Loto es su título" (6)
Eso significa que el título sintetiza, y contiene en sí mismo, la totalidad del sutra
con todas sus enseñanzas y todas sus propiedades iluminativas.
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la letra ba (la “b” del alfabeto latino) y esa letra en árabe lleva un punto debajo
del trazo mayor () ﺏ.
Ahora bien, como decíamos antes el Sutra del Loto es una escritura sagrada y no
un libro ordinario. Y lo mismo vale para su título. Por eso una traducción a
lengua occidental moderna nunca transmitirá su esencia. El título, como todo el
sutra, ha de ser comprendido dentro de una concepción teándrica, o "mística" si
se quiere, del lenguaje. Y en una concepción así el lenguaje no es sólo un sistema
de representación del mundo y un instrumento de comunicación, sino, ante
todo, el vehículo de una experiencia espiritual.
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completo. Pues en él está incluido todo el sutra con su secreto (la iluminación
del Buda Original). En palabras del propio Nichiren:
“Los cinco ideogramas de Myoho Rengue Kyo no representan el texto del sutra,
ni son su significado. Son nada menos que el propósito del sutra entero” (7)
Por eso, el recitado del título del Sutra del Loto es la práctica espiritual
fundamental en el budismo de Nichiren. Al recitarlo se agrega la palabra “namu”
(o “nam”) que proviene del sánscrito y expresa el acto de devoción. Namu en
los ideogramas de la versión china se escribe 南無. Entonces en la devoción el
título queda así: 南無妙法蓮華経, y se lee “Namu Myoho Rengue Kyo”.
Cabe señalar que Nichiren no era sólo un “místico” sino también un erudito de
las escrituras budistas, y un lúcido hermeneuta de las mismas. Sus
interpretaciones de diversos pasajes del Sutra del Loto y de su título, apoyadas
en los comentarios de los grandes maestros de la tradición Tendai, tienen una
profundidad y altura intelectual notables. Por ejemplo, con respecto al título del
sutra, siguiendo la noción expuesta por el maestro Chih-i acerca de “totai rengue”
(当体蓮華), que podría traducirse como verdadera entidad de la flor de loto,
Nichiren articula ciertas ideas acerca de la relación entre el lenguaje, la realidad
y la Ley budista que trascienden totalmente la concepción representacional y
comunicacional del lenguaje.
Esas ideas, dicho sea de paso, presentan semejanzas con la enseñanza del gran
maestro Ibn Arabí sobre los divinos nombres de Allah. Pero entrar en ese tema
nos llevaría demasiado lejos. Sólo lo mencionamos para señalar no sólo que hay
convergencias en el nivel más profundo de esas tradiciones tan diferentes en lo
exterior, si para señalar que la comprensión que tenía Nichiren del secreto
contenido en el título del sutra no era solamente intuitiva y vivencial sino
también teórico-doctrinal.
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La Iluminación Original como objeto de devoción
Epílogo
Por cierto Mappo también es nuestra época. Y lo es aún con mayor razón que en
tiempos de Nichiren, pues con la caída de las formas tradicionales de
organización social la degradación general se ha acelerado a un ritmo
vertiginoso. Las sociedades tradicionales, sin ser perfectas, estaban al menos
ordenadas en torno a principios superiores –sapienciales y religiosos-.
Mientras que hoy -como puede comprobar cualquiera que haga un examen
detenido y honesto de la sociedad- vivimos bajo el imperio del dinero, de la
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usura, de la propaganda manipuladora y de la intimidación, ya abierta ya
solapada, del poderío militar.
Sin embargo, según Nichiren el Sutra del Loto está destinado justamente a una
época como la presente. Se lee en uno de sus escritos:
"el Buda estableció que la era malvada del Último Día de la Ley (末法) sería la
época precisa en que se propagaría el Sutra del Loto, y lo legó a los hombres y
mujeres de esa época impura" (10)
Con esa cita damos por terminado este artículo. Esperamos haber estimulado el
interés de los lectores en el Sutra del Loto y en la enseñanza de Nichiren,
porque nos parecen relevantes en más de un sentido.
Máximo Lameiro
Osaka, Abril 2017.
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Fuentes de las citas:
1) The Day before Yesterday, en The Writings of Nichiren Daishonin, vol. II,
edición de Soka Gakkai, 2006.
2) Conocemos dos versiones -en inglés- de ese texto, cuyo título original es tan
sintético que resulta casi incomprensible hasta para un japonés educado si no es
un estudioso de estos temas (三世諸仏総勘文教相廃立).
8) Idem.
9) Idem cita 6.
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