Las Aguilas No Volaran
Las Aguilas No Volaran
Las Aguilas No Volaran
1. Oración inicial
Amado Dios, he tenido momentos donde las fuerzas se me agotan, momentos llenos de impotencia,
pero tú extendiste tu mano a mí, y me diste nuevas fuerzas para levantar alas como las águilas. Hoy
mi esperanza y mi confianza están puestas en ti, y te clamo como David decía: “Crea en mí, oh Dios,
un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” Gracias Señor, Amén.
“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se
fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas
fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”,
Isaías 40:29-31
3. Reflexiona
El Señor Jesús dijo: en el mundo tendréis aflicción, pues él no vino a prometernos una vida color de
rosa. Porque su propósito fue más alto y sublime: darnos la salvación eterna, una herencia
incorruptible, incontaminada e inmarcesible.
En nuestro diario vivir, todos afrontamos necesidades y aflicciones que nos agobian, nos cansan y
fatigan, a veces hasta agotar todas nuestras fuerzas; y aquí el profeta recuerda cómo renovar
nuestras fuerzas y dice: “los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas” o sea, los que dependen
y esperan en Dios, manteniendo su fe en medio de la adversidad, tienen nuevas fuerzas a cambio
de su debilidad.
Es fantástica la asimilación que la Biblia hace de levantar alas como las águilas, pues a los 40 años
las águilas están envejecidas y tienen que renovar sus garras, su pico y su plumaje en un doloroso
proceso, de lo contrario morirían; y cuando de nosotros se trata, cuando tenemos que someternos
a un proceso de cambio, no es fácil, pues tenemos que empezar por renovar nuestra manera de
pensar, despojarnos del viejo hombre que está viciado conforme a los deseos engañosos del mundo,
dejar tanto orgullo y arrogancia, así como el águila sacó su pico con la peña para que crezca uno
nuevo. Además, las águilas usan su fuerza solamente para iniciar el vuelo, baten sus alas y se
esfuerzan hasta ganar cierta altura, y allí aprovechan la fuerza de los vientos y se dejan llevar por
ellos. Qué extraordinaria semejanza con nosotros, sólo tenemos que tomar la decisión de aceptar a
Jesucristo como único Salvador y su Santo Espíritu nos ayudará a remontarnos a las alturas. David
dijo: “Dios es el que me ciñe de poder, y me hace estar firme sobre mis alturas” (Salmo 18:32-33b).
Hermano, dispongámonos a una total renovación, porque si no lo hacemos, caemos en una parálisis
espiritual y emocional y será difícil levantar el vuelo. No hay duda de que seremos fuertes sólo en el
poder de Dios.
Una, de muchas otras comparaciones, es que Dios nos compara con las águilas.
El águila es un ave muy particular. Tiene la capacidad de volar y anidar en las alturas.
Su vuelo es majestuoso y sublime por sobre todas las cosas. Su visión del asunto es muy aguda.
Dios nos da la capacidad de levantar alas como las águilas, dice Isaías.
Eso es volar por encima de las dificultades. Dios nos da la capacidad de estar sobre los problemas,
no debajo. Sobrevolarlos y no ser aplastados por ellos.
Es un periodo muy difícil y doloroso. Se esconde en el hueco de algún peñasco. Y allí comienza a
sacarse con su pico y garras las plumas envejecidas y pesadas, que son un lastre para realizar vuelos.
Luego con su pico se arranca las garras que ya están desgastadas y sin poder de agarre. Termina su
proceso golpeándose contra la peña para sacarse el pico viejo y desafilado.
Queda en un estado de vulnerabilidad absoluta. Solo depende de su creador. Pocos días después
comienzan a crecerle nuevas, livianas y muy delicadas plumas. También sus garras se renuevan, y
por último le crece un nuevo poderoso y afilado pico.
Sabe que una vez más podrá desarrollar esos vuelos únicos y magistrales. Sabe que volverán las
cacerías asombrosas que lo caracterizan. Sabe que tendrá nuevas fuerzas.
Somos propensos a ver el dolor y el sufrimiento como destructivo y no podemos verlo como un
proceso de fortalecimiento. Satanás quiere que suframos y su objetivo es destructivo.
En cambio, Dios, al esperarlo a Él, hace que la prueba se transforme en nuestro rejuvenecimiento.
Nuevas fuerzas vendrán a los que esperan a Jehová “levantarán alas como las águilas; correrán, y
no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”
(Isaías 40:31)” Pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las
águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”
Levantarán las alas. Es decir que: “Echarán nuevo plumaje como águilas”; así como dice: se
renovarán a sí mismos; la palabra “tendrán nuevas fuerzas” confirma este sentido. Se creía que las
águilas cambiaban su plumaje con la vejez, y con eso renovaba sus fuerzas. Sin embargo, aquel que
es hijo de Dios en todas las situaciones ora y espera “es fuerte en el Señor”.
Isaías hace una descripción del poder de Dios para crear, su provisión y su presencia para ayudar. Él
es omnipotente y todopoderoso; pero sin embargo, tiene cuidado de cada uno de nosotros en forma
personal. Ninguna persona o cosa puede compararse a Dios.
Solemos definir a Dios con nuestro conocimiento escaso, y solo limitamos nuestro entendimiento
de él y su gran poder cuando le comparamos de lo que nosotros vivimos en la tierra. No limite la
obra de Dios en su vida al subestimarlo.
Aun así hasta la persona más fuerte se cansa por momentos, pero el poder y la fuerza de Dios nunca
disminuyen. Él nunca está cansado ni tampoco ocupado para ayudarnos o escucharnos.
La fuerza de Dios es nuestra fuente de fortaleza. Cuando sentimos que todo en nuestra vida nos
aplasta y no podemos dar un paso más, debemos tener presente que si clamamos a Dios el renueva
nuestras fuerzas.
Esperar en Jehová es tener el conocimiento que su fuerza prometida nos ayuda a levantarnos por
encima de las confusiones y dificultades de la vida, también significa que tenemos que confiar en
Dios. Y nos ayuda para estar preparados en el momento que él nos hable. Entonces tendremos que
ser pacientes en cuanto al cumplimiento de las promesas establecidas en su palabra.
Existe una identidad en sí mismo. Como por ejemplo: un huevo de águila terminó en un gallinero, él
fue criado como una gallina, sin conocer y saber que podía volar como las águilas, ya que realmente
era un águila. Una mañana correteando se dio cuenta que tenia una fuerza dentro de sí mismo y al
extender sus alas comenzó a volar.
Cuando no conocemos al Señor vivimos la vida como un pollo mojado, lo único que vemos es lo que
tenemos delante, no hay otro panorama que el piso. Pero cuando conocemos al Señor la Biblia nos
dice: “Que el que está en Cristo nueva criatura es”. Las cosas viejas pasaron y he aquí todas son
hechas nuevas”. Cuando conocemos a cristo debemos volver a nacer, antes que era pollo, y luego
nacemos para ser águilas. El Señor nos ha llamado a ser águilas. Existe una nueva identidad dentro
de cada uno de nosotros y la tenemos que desarrollar.
Note que en este pasaje habla del águila que desde lo alto hace su nido y observa.
Los creyentes no fueron llamados para vivir en el llano como pollos; fueron llamados para vivir como
águilas, y el águila hace su nido en las alturas del peñasco. No podemos vivir en el lodo de la llanura,
es decir, el pecado. Jesús ha derramado su sangre por todos nosotros no para que sigamos
conviviendo con el pecado, sino para que viviéramos en una libertad completa.
Tenemos una nueva identidad. Dios ha colocado un espíritu dentro nuestro el cual clama: ¡Abba
Padre!, Dios nos ha dado una identidad dentro de nosotros, que aun con la lucha del alma y la carne
por no rendir su voluntad, dentro de nosotros existe una identidad que quiere estar con Dios.
Por eso el que se convierte y decide que quiere estar con Jesús, quiere orar, estudiar la palabra,
quiere predicar, ir a los servicios, ganar almas para Cristo, y está dispuesto a servirle al Señor, porque
le está dando prioridad a la identidad que Dios le dio.
El águila sin tener el conocimiento, dentro de ella existe un instinto, así como las aves, los demás
animales no tienen inteligencia, pero tienen un instinto natural que los guía a hacer algo, sin saber
el porque hacerlo, esto hace que sean lo que son, animales. Cuando recibimos a Cristo dentro de
nuestro corazón hay una identidad, no debemos matar esa identidad, y tampoco destruirla.
Cuando el Espíritu de Dios mora dentro de nosotros y quiere guiarnos a las cosas de Dios, no
tenemos que apagar esa voz, si lo hacemos empezaremos a vivir como un pollo, pudiendo ser
águilas. tenemos que darle lugar al llamamiento interno, esto es la inquietud por el llamamiento y
a dejar el pecado.
Muchas veces vemos los problemas grandes y esto sucede cuando vivimos una vida de pollo, pero
cuando comenzamos a entender que somos águilas, los problemas se hacen pequeños. Y no es que
los ignores o se encogieron, no, solo es que mi posición ha cambiado ya que he respondido a la
identidad que mi Padre me ha dado y conozco, entonces entiendo mi papel como hijo.
Esto lo podemos ver desde muchos ámbitos de nuestra vida, pero en este momento lo veremos
desde el punto que Dios quieres que usted lo vea, y es que vivir en las alturas, es vivir en las alturas
de la santidad, los lugares altos son lugares donde esta la santidad que Dios quiere que su pueblo
posea. Y no es que en la iglesia seas un santo y durante la semana vivas una vida de pecado. O seas
un religioso. El águila es un ave que esta adaptado a vivir apartado del resto.
El Señor nos ha llamado para vivir solo para él, y que disfrutemos de su reino, ya que somos
coherederos conjuntamente con Cristo. El águila lo ve todo; a 183 metros de altura puede llegar a
observar una moneda de 0,10 centavos; es por ello que se habla de la visión que posee el águila; a
8 Km. puede ver como salta un pez de 15 cm. El águila tiene la capacidad de observar lo más mínimo.
Jesús expreso estas palabras a sus discípulos: Ustedes se quieren ir, váyanse ya. Pero aquel que me
quiere seguir debe estar dispuesto al compromiso. El evangelio es para aquellos que se
comprometen con las cosas de Dios. Tenemos que estar comprometidos con las cosas de Dios, con
sus sueños, con ver una nación transformada, con ganar almas, para ver todo un mundo
transformado por el poder del evangelio.
(Deuteronomio 32:11)”Como el águila que excita su nidada, revoloteando sobre sus pollos, así
extendió sus alas, lo tomó, y lo llevó sobre sus plumas.”
El nido del águila puede tener casi 2 mts de extensión. En las cumbres, lo construyen con ramas,
espinos, cardos, le coloca hojas, plumas, cueros de roedores, convirtiéndolo en un lugar cómodo y
confortable para que nazcan los polluelos. Cuando crecen, el águila por su instinto empieza a retirar
el cuero, las pajas, las plumas, y el lugar que era cómodo y confortable ahora no lo sera.
Pues esta ave provoca que los polluelos despierten y comiencen a volar y se hagan águilas, para que
desarrollen su capacidad, la identidad que poseen dentro de sí; pero esté no los abandona, los lleva
sobre sus alas. Después empiezan a volar. Todo lo que decías: Yo no puedo, ahora puedes decir: Yo
si puedo.
Satanás suele manejarnos a través de nuestros temores, y nosotros somos desafiados por el Espíritu
santo a dar pasos de fe. Satanás nos habla y nos dice: Tu no podrás, no vas a pagar las deudas, no
vas a encontrar trabajo, no vas a salir adelante; que solemos hacer quedarnos en el nido y caer en
depresión, angustiado y sin poder salir porque los temores nos retienen.
Ha llegado el momento, en que el Espíritu Santo va a excitar la nidada para que salgamos y que
entendamos que dentro de nosotros existe una identidad de águila y que Dios hará cosas grandes
en nuestras vidas. El águila que se atreve a volar y Usted puede declarar: “Todo lo puedo en Cristo
que me fortalece.”
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Las águilas están al borde del peñasco y esperan que las corrientes térmicas de aire pasen.
Existen vientos y aires que poseen otra temperatura, ese aire caliente que suele subir. Cuando el
águila lo identifica, ella abre sus alas y se deja llevar. Y la corriente de aire caliente elabora el resto,
el águila sin ningún esfuerzo empieza a volar y a planear.
Los hijos de Dios no hemos sido llamados a ser gansos. Pues satanás querrá que aunque tengas una
identidad en Cristo, sigas viviendo con otra que no te pertenece.
Cualquier tipo de ave tiene un gran enemigo que es la lluvia. Ya que si sus alas se le mojan no podrá
volar. Cuando llueve, se ocultan en las cornisas, o en los árboles, para no tener ningún contacto con
el agua. Hemos sido llamados a ser águilas, no estamos atados a la tierra podemos volar.
La Biblia nos dice en Efesios que “El Señor nos ha sentado en lugares celestiales junto a Cristo Jesús”
con una visión de victoria. Podemos pasar y traspasar la tormenta porque no hay poder en nuestra
contra. No hay ninguna tormenta que nos impida llegar al Señor.
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El águila suele buscar el lugar que le pertenece, las alturas. En medio de los procesos tenemos que
buscar el lugar que nos pertenece, y dejar que el Espíritu de Dios nos hable y también nos guíe.
Debemos buscar el lugar por el cual Dios nos ha rescatado, deja que el espíritu de Dios nos lleve a
la oración, la intercesión. Traspasemos la tormenta y veremos que Dios esta con nosotros.
(Salmo 103:5)”El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.”
El águila posee un punto crítico en su vida. El pico se le seca, las alas empiezan a secarse, los ojos
comienzan a tener escamas, las plumas se les empiezan a caer, como que llegara el tiempo de su
muerte, es el momento más crítico. No puede volar, y pierde su capacidad de visión, además pierde
la capacidad de alimentarse y por ello está destinado a morir.
Muchas mueren pero otras sorprendentemente entran en la cueva del peñasco y es allí donde
terminan de arrancar sus ultimas plumas, la sangre que corre, golpean su pico en la roca; y de alguna
manera inexplicable, comienza a derramarse un aceite de sus ojos, sobre el pico, y también sus alas,
pues esto empieza a sanarlas.
Mientras los días pasan, las plumas comienzan a desarrollarse, caen las escamas de los ojos, y el
pico se le reconstituye por completo, el águila se da cuenta que llego el momento de salir de esa
cueva porque fue renovada.
Esto es un ejemplo completamente edificador para nosotros ya que el águila que no tome
decisiones, lamentablemente termina muriendo, así mismo pasa con el creyente que no toma
decisiones termina muriéndose espiritualmente.
Cuando nos damos cuenta de que no estamos volando como volábamos antes, es cuando perdemos
el primer amor, que es Jesús, también se pierde el amor a la palabra, el amor por congregarnos, es
allí cuando perdemos la visión.
Esto es cuando las escamas nos están cubriendo los ojos, nos quejamos de todo, murmuramos
constantemente. Pero cuando nos metemos en la peña el aceite que es derramado sobre nuestras
vidas, que es el aceite de la unción, el aceite del Espíritu Santo, allí es cuando recobramos la visión
y nos damos cuenta que somos renovados para caminar hacia el llamado que Dios nos esta haciendo
hacer águilas y no pollos.