SP4135 2019 (52394)

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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Penal

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR


Magistrada ponente

SP4135-2019
Radicación n° 52394
(Aprobado Acta n° 253)

Bogotá D.C., primero (1) de octubre de dos mil


diecinueve (2019):

1. VISTOS

Se resuelve sobre la demanda de casación presentada


por el defensor de JAVIER VILLATE ZÁRATE en contra del
fallo proferido el 19 de diciembre de 2017 por el Tribunal
Superior de Bogotá, que revocó la sentencia absolutoria
emitida el 16 de' marzo del mismo año por el Juzgado Doce
Penal Municipal de esta ciudad y, en su lugar, condenó al
procesado por el delito de violencia intrafamiliar.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

2. HECHOS

JAVIER VILLATE ZÁRATE y Fanny Constanza Bustos


Moreno estuvieron casados durante varios años y procrearon
dos hijas. Para el nueve de julio de 2009, la relación de pareja
se había deteriorado, la sociedad conyugal estaba disuelta y
habían decidido iniciar el trámite de divorcio, aunque aún
vivían bajo el mismo techo. En esa fecha, en horas de la
noche, Fanny Constanza le entregó al procesado el poder
otorgado a una abogada, cuyos términos al parecer no fueron
compartidos por este, quien procedió a romperlo, lo que dio
lugar a una escaramuza durante la cual el procesado la asió
de un brazo y le introdujo los dedos en la boca, causándole
una lesión en el frenillo sublingual, que le generó una
incapacidad médico legal de 12 días. Los hechos ocurrieron
en el inmueble de esta familia, ubicado esta ciudad.

3. ACTUACIÓN RELEVANTE

Por estos hechos, el 28 de mayo de 2015 la Fiscalía le


imputó a VILLATE ZÁRATE el delito de violencia intrafamiliar
agravado, previsto en el artículo 229, inciso segundo, del
Código Penal. Lo acusó bajo los mismos presupuestos
fácticos y jurídicos.

El 22 de marzo de 2017 el Juzgado Doce Penal


Municipal de Bogotá profirió sentencia absolutoria, bajo el
argumento principal de que existe duda razonable acerca de
las circunstancias que rodearon las lesiones sufridas por
Fanny Constanza Bustos Moreno y JAVIER VILLATE
ZÁRATE.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

El recurso de apelación interpuesto por el apoderado de


la víctima activó la competencia del Tribunal Superior de
Bogotá, que decidió revocar la sentencia absolutoria y, en su
lugar, condenó al procesado a las penas de prisión e
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas por el término de 72 meses, tras hallarlo
penalmente responsable del delito incluido en la acusación.
Consideró improcedentes la suspensión condicional de la
ejecución de la pena y la prisión domiciliaria.

4. LA DEMANDA DE CASACIÓN

El impugnante sostiene que la sentencia condenatoria


emitida por el Tribunal es producto de la violación indirecta
de la ley sustancial, por error de hecho, en la modalidad de
falso juicio de existencia, pues el juzgador de segundo grado
omitió valorar los testimonios de María Fanny Moreno de
Bustos, Aída Luz Flórez Martínez y Anay Dover Cadena
Bustos, así como los documentos contentivos del "fallo dentro
de la medida de protección 103 de 2009 solicitada por JAVIER
VILLATE ZÁRATE en contra de la señora Fanny Constanza
Bustos Moreno", y el video de lo acontecido el 9 de junio de
2009, grabado por la hermana de la víctima.

De haber valorado las pruebas en su conjunto, como sí


lo hizo el juzgador de primera instancia, el Tribunal hubiera
concluido que existe la duda razonable a que se hizo alusión
en el fallo absolutorio.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Basado en lo anterior, solicita a la Corte casar el fallo


impugnado y emitir uno de reemplazo, de carácter
absolutorio.

5. AUDIENCIA DE SUSTENTACIÓN Y RÉPLICAS

El defensor se remitió a lo expuesto en la demanda.


Reiteró que las pruebas que no valoró el Tribunal son útiles
para establecer la credibilidad de los testigos de cargo y, por
tanto, para decidir si existe duda razonable sobre la
responsabilidad penal de VILLATE ZÁRATE, toda vez que: (i)
no es cierto, como lo asegura la víctima, que el procesado no
fue agredido; (ii) es igualmente falso que este haya confesado
que golpeó a su cónyuge, como lo asevera la heiniana de
aquella; y (iii) luego de ocurridos los hechos, la señora Bustos
Moreno no presentaba heridas sangrantes, como claramente
lo aseveró su progenitora durante el contrainterrogatorio.

El delegado de la Fiscalía, el apoderado de las víctimas


y la representante del Ministerio Público solicitaron
desestimar las pretensiones del demandante. Coincidieron
en que el Tribunal sí valoró las pruebas referidas por el
censor, aunque en un sentido diferente al pretendido por
este. Al unísono, expresaron que la materialidad de la
agresión se demostró con el testimonio de la víctima y el
dictamen médico legal, las que encuentran respaldo en las
demás pruebas de cargo. Bajo estos presupuestos,
concluyeron que la censura por error de hecho, en la
modalidad de falso juicio de existencia, es infundada.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

El delegado del ente investigador se refirió, además, al


hecho de que el Tribunal valoró las pruebas con apego a la
sana crítica, y resaltó que el documento contentivo del
trámite administrativo, mencionado por el impugnante,
resulta intrascendente, no solo porque corresponde a una
actuación diferente, sino además porque el policial Hurtado
declaró en este proceso en el mismo sentido en que lo hizo en
dicha actuación.

El apoderado judicial de la víctima hizo énfasis en que


el Tribunal analizó adecuadamente las pruebas de los hechos
jurídicamente relevantes, mientras que el impugnante se
refiere a supuestos factuales que no tienen dicha calidad.
Tras mencionar algunos errores técnicos de la demanda,
resaltó lo siguiente: (i) la adecuada valoración de las pruebas
no está supeditada a la mención expresa de cada una de
ellas; (ii) las testigos presentadas por la defensa no dan
cuenta de lo sucedido el 9 de julio de 2009, pues solo
tuvieron conocimiento de agresiones verbales recíprocas
ocurridas antes de esa fecha; (iii) la agresión se demostró
suficientemente, con la versión de la víctima, el dictamen
pericial y los testimonios de los familiares de esta; y (iv) la
defensa no aportó prueba científica orientada a demostrar la
imposibilidad de que la herida sufrida por Fanny Bustos
Moreno no hubiera empezado a sangrar inmediatamente
después de la agresión, pero sí lo estuviera cuando fue
evaluada por el médico legista.

Finalmente, la delegada del Ministerio Público hizo


notar que los juzgadores se centraron en la agresión física,

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Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

pero dejaron de lado el maltrato verbal y psicológico que el


procesado le infligió a la víctima, según el testimonio de esta.
Resaltó que la jurisprudencia de la Corte Constitucional
dispone que estos casos deben evaluarse en el contexto de la
violencia ejercida sobre las mujeres.

6. CONSIDERACIONES

6.1. Delimitación del debate

No se discute que: (i) JAVIER VILLATE ZÁRATE y Fanny


Constancia Bustos Moreno estuvieron casados durante
varios años y procrearon dos hijas; (ü) el vínculo matrimonial
estaba vigente para el 9 de julio de 2009 y convivían bajo el
mismo techo; (iii) para esa fecha habían liquidado la
sociedad conyugal y la mujer había otorgado poder a una
abogada para iniciar el trámite de divorcio; (iv) VILLATE
ZÁRATE rompió el referido poder; (y) esa noche, se presentó
un altercado entre la denunciante y el procesado; (vi) al día
siguiente, la señora Bustos Moreno presentaba una lesión
en el frenillo lingual, que le generó una incapacidad médico
legal de 12 días; y (vi) para ese mismo momento, VILLATE
ZÁRATE presentaba lesiones superficiales en el cuello, que
dieron lugar a una incapacidad médico legal de 4 días.

El debate se contrae a las circunstancias bajo las


cuales se produjeron las referidas lesiones. La denunciante
asegura que prácticamente desde el inicio del vínculo
matrimonial fue sometida a violencia física y psicológica por
el procesado, de lo que es una muestra más lo sucedido la
noche del 9 de julio de 2009, cuando su esposo la golpeó
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Casación No. 52394
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fuertemente en la cabeza y le introdujo los dedos en la boca


con la intención de ahogarla, al tiempo que la escupía e
insultaba, simplemente porque ella le pidió que firmara el
referido poder. Por su parte, el procesado asegura que el
vínculo matrimonial transcurrió normalmente hasta que
Fanny Constanza tuvo el segundo embarazo, pues a partir
de ese momento se volvió agresiva, lo que se vio reflejado en
la referida fecha, cuando le propinó cachetadas y arañazos
porque el no estuvo de acuerdo con los términos del poder,
especialmente porque en el mismo se limitaba el contacto
con sus hijas y lo supeditaba a la vigilancia de la madre,
razón por la cual se vio obligado a asirla de los brazos. Ambos
niegan haber agredido a su pareja.

El Estado tenía ante sí un caso complejo, pues ambas


partes se atribuyen haber realizado actos de agresión
injustificados y se endilgan mutuamente la generación de un
contexto de violencia que se extendió durante varios años,
con la consecuente afectación de la pareja y de las niñas que
procrearon. Se tiene, además, que los dos esposos se
denunciaron penalmente y promovieron procesos
administrativos orientados a la protección de su integridad
personal.

A pesar de la existencia de mutuas imputaciones sobre


violencia sistemática, la Fiscalía centró su atención en los
hechos ocurridos el 9 de julio de 2009. Para sustentar su
teoría del caso, presentó el testimonio de la víctima y de los
familiares de esta, el respectivo dictamen médico legal, un
video de lo sucedido instantes después del altercado, al

7
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

tiempo que hizo alusión a los resultados de los procesos


administrativos adelantados a raíz de estos hechos.

Por su parte, la defensa ofreció el testimonio del


procesado, el dictamen médico legal que le fue practicado,
las declaraciones de dos personas que prestaron servicios
domésticos y de asistencia a las hijas de la pareja Villate
Bustos y el testimonio de uno de los policiales que atendió el
caso. Igualmente, trajo a colación los procesos
administrativos promovidos a raíl de estos hechos.

Bajo estas condiciones, el debate se redujo a la


credibilidad de los testimonios ofrecidos por las partes y al
respaldo que los mismos encuentran en las otras pruebas
practicadas durante el juicio oral.

El Juzgado concluyó que existe duda razonable sobre


lo sucedido aquella noche, por lo que decidió absolver al
procesado.

Por su parte, el Tribunal encontró bases suficientes


para concluir que JAVIER VILLATE ZÁRATE fue agredido por
su esposa la noche del 9 de julio de 2009, pero desestimó
que este haya actuado en legítima defensa cuando la señora
Bustos lo lesionó en el cuello, motivo por el cual lo condenó
por el delito de violencia intrafamiliar, agravado porque
afectó a una mujer.

El censor sostiene que el Tribunal dejó de valorar varias


pruebas relevantes para establecer la credibilidad de los
testimonios de cargo. Por su parte, los no recurrentes hacen
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Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

énfasis en que la materialidad del delito se demostró


ampliamente y que el Tribunal valoró los testimonios y los
documentos mencionados por el impugnante, solo que en un
sentido diferente al pretendido por este. La delegada del
Ministerio Público solicita que se acoja la jurisprudencia de
la Corte Constitucional, orientada a que este tipo de casos
se analicen en el contexto de la violencia de género.

Para resolver este asunto, la Sala delimitará las reglas


aplicables al caso y, luego, se ocupará de la controversia
propuesta por las partes e intervinientes.

6.2. Las reglas aplicables al caso

6.2.1. La importancia del contexto en los delitos


de violencia intrafamiliar

La actuación judicial que debe adelantarse frente al


delito previsto en el artículo 229 del Código Penal, implica
auscultar las dinámicas propias de cada familia, a efectos de
establecer la forma como se interrelacionan sus integrantes,
lo que constituye el ineludible telón de fondo de los episodios
de agresión. Esta premisa adquiere mayor relevancia en un
escenario de transformación y ampliación de los modelos
familiares, dado que, en la actualidad, se reconocen y
protegen las familias formadas por personas del mismo sexo
y se acepta que estas "células sociales" pueden tener
múltiples formas.

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Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Aunque es una realidad inocultable que las mujeres


han sido las víctimas más frecuentes de la violencia
doméstica, lo que se inserta en una cultura machista
acuñada a lo largo de los años, no puede perderse de vista
que las relaciones de poder, las dinámicas de subyugación y
el aprovechamiento de las condiciones de indefensión de
algunos integrantes del núcleo familiar van mucho más allá
de las típicas relaciones de poder entre hombres y mujeres,
tal y como se reconoce y regula en el inciso segundo del
artículo 229 del Código Penal, que será analizado en el
próximo acápite.

Bajo este entendido, y como quiera que la Sala debe


pronunciarse acerca de la violencia ejercida sobre una
mujer, se hará énfasis en la importancia del contexto en la
investigación y juzgamiento del delito de violencia
intrafamiliar cuando el sujeto pasivo pertenece a ese grupo
poblacional, pero debe asumirse que ese tipo de indagación
es igualmente relevante cuando el sujeto pasivo es un niño,
un anciano, una persona discapacitada e, incluso, en los
casos donde el hombre es quien se encuentra en estado de
indefensión. Este tema será retomado en el próximo
numeral.

La Corte Constitucional se ha referido en múltiples


oportunidades a la obligación de abordar con enfoque o
perspectiva de género los procesos judiciales atinentes o
asociados a la violencia física, psicológica, económica o de
cualquier otra índole, ejercida en contra de las mujeres1

Aunque es claro que este enfoque también puede predicarse frente a otros grupos
sociales, tal y como se ha resaltado en la jurisprudencia relacionada en este apartado.
lo
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

dentro o fuera del ámbito familiar Ha resaltado que esta


obligación debe superar el plano nominal o formal, pues su
relevancia práctica depende de las acciones concretas que se
realicen para cumplir el objetivo de erradicar todas las
expresiones de violencia de género, que constituye el
propósito central de varios tratados internacionales sobre
derechos humanos suscritos por Colombia, entre ellos:

la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra


la Mujer (1967); la Convención sobre la Eliminación de todas las
formas de Discriminación contra la Mujer, en adelante CEDAW
(1981)2 ; la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia en
contra de la Mujer (1993) y; la Cuarta Conferencia Mundial sobre
la Mujer (Beijing, 1995). Todos estos emanados de diversas
dependencias de la Organización de Naciones Unidas (ONU). En
el marco del Sistema Interamericano, la Organización de Estados
Americanos (OEA), en las Convenciones Americana sobre
Derechos Humanos3 e Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, "Convención de Belém
do Pará" (1995)4 , también ha adoptado este tipo de medidas que
buscan la protección integral de los derechos de la mujer y la
eliminación de todo tipo de discriminación. Algunas de estas
normas han sido incorporadas al bloque de constitucionalidads.

La Convención sobre la Eliminación de todas las formas de


Discriminación contra la Mujer (CEDAW) es uno de los
instrumentos internacionales más importantes en esta materia,
pues es una norma que recoge las principales obligaciones que
los Estados miembros de la ONU deben cumplir, evitando la
reproducción de distintos tipos de discriminación en contra de la
mujer. Es a partir de ahí que organizaciones y tribunales

2 Ratificada por Colombia mediante la Ley 51 de 1981.


3 Ratificada por Colombia mediante la Ley 16 de 1972.
4 Ratificada por Colombia mediante la Ley 248 de 1995.

5 Esta Corporación ha reconocido tal valor en las sentencias C-355 y C-667 de 2006 y sentencia T-878
de 2014. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

internacionales han establecido los estándares de protección de


las mujeres en el ámbito público y privado.

De acuerdo con lo anterior, el artículo 1 de la Convención define


discriminación en contra de la mujer como "toda distinción,
exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o
por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o
ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil,
sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los
derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas
políticas, económicas, social, cultural y civil o en cualquier otra
e sfera"6.

Por otra parte, la Declaración sobre la Eliminación de la


Violencia en contra de la Mujer, aprobada por las Naciones
Unidas el 20 de diciembre de 1993, indicó que "todo acto de
violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o
pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual
o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos,
la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
producen en la vida pública como en la vida privada"7,
constituyen actos de violencia en contra de las mujeres. Esa
declaración, entonces, constituye una pauta de interpretación
que llena de contenido, tanto las normas internas al tiempo que
las internacionales pues reconoce, además, que la discriminación
en contra de la mujer se trata de una verdadera de vulneración
de los derechos humanos.

En el mismo sentido, en la Cuarta Conferencia Mundial sobre


la Mujer celebrada en Beijing (1995) se reconoció "que la
eliminación de la violencia contra la mujer es esencial para la
igualdad, el desarrollo y la paz y atribuye por primera vez

Artículo I.
7 Artículo I.
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Javier Villate Zárate

responsabilidades a los Estados por dichos actos"8. Así, los


Estados establecieron que la violencia efectuada con base en
patrones de género tiene efectos físicos, sexuales, psicológicos,
en la vida pública y privada. En consecuencia, esas prácticas
constituyen la "manifestación de las relaciones de poder
históricamente desiguales entre mujeres y hombres, que han
conducido a la dominación de la mujer por el hombre, la
discriminación contra la mujer y la interposición de obstáculos
contra su pleno desarrollo" (...) (T-012 de 2016, T-027 de 2017,
T-514 de 2017, T-462 de 2018, entre muchas otras).

Como ineludible punto de partida, se tiene que


históricamente las mujeres han sido víctimas de
dominación, subordinación y discriminación, y que esa
situación de desigualdad se manifiesta en las agresiones de
las que suelen ser víctimas, lo que hace parte de un
fenómeno de violencia estructural, que debe ser erradicado.

La Corte también se ha referido a las múltiples formas


de violencia a que son sometidas las mujeres. A la par de las
agresiones físicas, naturalmente reprochables, coexisten la
violencia psicológica y económica, que suelen generar un
daño tan grave como silencioso y que, por tanto, deben ser
enfrentadas con determinación por el Estado. Al respecto se
ha resaltado:

La violencia psicológica se ocasiona con acciones u omisiones


dirigidas intencionalmente a producir en una persona sentimientos
de desvalorización e inferioridad sobre sí misma, que le generan
baja autoestima. Esta tipología no ataca la integridad física del
individuo sino su integridad moral y psicológica, su autonomía y

Sentencia T-878 de 2014. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio.


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Casación No. 52394
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desarrollo personal, y se materializa a partir de constantes y


sistemáticas conductas de intimidación, desprecio, chantaje,
humillación, insultos y/ o amenazas de todo tipo9.

Al estudiar este tema, la Organización Mundial de la Salud


presentó el Informe titulado "Estudio multipaís de la OMS sobre
salud de la mujer y la violencia doméstica contra la mujer
(2005)"10. De los resultados de las investigaciones se destacan las
conclusiones referentes al maltrato psíquico infligido por la
pareja a la mujer, pues se establece que el mismo es sistemático y
en la mayoría de los casos es más devastador que la propia
violencia física.

Allí se identificaron los actos específicos, que para la OMS son


constitutivos de dicho maltrato psicológicoll, así:

Cuando la mujer es insultada o se la hace sentir mal con ella misma;


cuando es humillada delante de los demás;
cuando es intimidada o asustada a propósito (por ejemplo, por una
pareja que grita y tira cosas);
cuando es amenazada con daños físicos (de forma directa o
indirecta, mediante la amena va de herir a alguien importante para
ella).

(• • .)
Como se evidencia, de las conductas descritas como constitutivas
de violencia psicológica por la OMS, se pueden sintetizar las
siguientes conclusiones sobre la violencia psicológica:

° Según el artículo 3° de la Ley 2157 de 2008, el daño psicológico es el "proveniente de la acción u omisión
destinada a degradar o controlar las acciones, comportamientos, creencias y decisiones de otras personas, por
medio de intimidación, manipulación, amenaza, directa o indirecta, humillación, aislamiento o cualquier otra
conducta que implique un perjuicio en la salud psicológica, la autodeterminación o el desarrollo persona!"
'° Dentro del cual se incluyen varias investigaciones realizadas en algunos países seleccionados como Brasil, Perú,
Montenegro, República Unida de Tanzania y Japón. entre otros.
Fuente: http://www.whointigender/violence/who multicountry study/summary_report/chapterlies/
Según el informe: "En todos los paises objeto el Estudio, entre el 20% y el 75% de las mujeres había
experimentado, como mínimo, uno de estos actos, en su mayoría en los últimos 12 meses previos a la entrevista.
Los que mds se mencionaron fueron los insultos, la humillación y la intimidación. Las amenazas con darlos físicos
fueron menos frecuentes, aunque casi una de cada cuatro mujeres en los entornos provinciales de Brasil y Perú
declaró que había sido amenazada. Entre las mujeres que informaron haber sido objeto de este tipo de violencia,
al menos dos tercios había sufrido la experiencia en más de Ulla ocasión." Pág. 10.
14
ic
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Se trata de una realidad mucho más extensa y silenciosa, incluso,


que la violencia física, y puede considerarse como un antecedente
de ésta.
Se ejerce a partir de pautas sistemáticas, sutiles y, en algunas
ocasiones, imperceptibles para terceros, que amenazan la madurez
psicológica de una persona y su capacidad de autogestión y
desarrollo personal.
Los patrones culturales e históricos que promueven una idea de
superioridad del hombre (machismo - cultura patriarcal), hacen que
la violencia psicológica sea invisibilizada y aceptada por las
mujeres como algo "normal".
Los indicadores de presencia de violencia psicológica en una víctima
son: humillación, culpa, ira, ansiedad, depresión, aislamiento
familiar y social, baja autoestima, pérdida de la concentración,
alteraciones en el sueño, disfunción sexual, limitación para la toma
de decisiones, entre otros.
La violencia psicológica a menudo se produce en el hogar o en
espacios íntimos, por lo cual, en la mayoría de los casos no existen
más pruebas que la declaración de la propia víctima.

De esta manera queda claro que la violencia psicológica contra la


mujer, como una de las formas de violencia más sutil e
invisibilizada, tiene fuertes implicaciones individuales y sociales
que contribuyen a perpetuar la discriminación histórica contra las
mujeres. Por tanto, es necesario darle mayor visibilidad a este
fenómeno para que desde lo social, lo económico, lo jurídico y lo
político, entre otros escenarios, se incentiven y promuevan nuevas
formas de relación entre hombres y mujeres, respetuosas por igual,
de la dignidad de todos los seres humanos en su diferencia y
diversidad (T-462 de 2018).

En el ámbito penal, el abordaje de los casos con un


enfoque de género implica, entre otras cosas, la indagación
por el contexto en el que ocurre un episodio de violencia en
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particular, toda vez que: (i) es posible que la agresión física


haya estado precedida de violencia psicológica, económica o
de cualquier otra índole, que también deba ser incluida en
los cargos; (ü) permite establecer el nivel de afectación física
o psicológica de la víctima; (iii) facilita la determinación de
las medidas cautelares que deban tomarse, especialmente
las orientadas a la protección de la víctima; (iv) brinda
mayores elementos de juicio para analizar la credibilidad de
las declaraciones y, en general, para valorar las pruebas
practicadas durante el proceso; y (y) fraccionar la realidad,
puede contribuir al clima de normalización o banalización de
la violencia de género, lo que puede dar lugar a la
perpetuación de estas prácticas violatorias de los derechos
humanos.

Sumado a lo anterior, la determinación de los contextos


que rodean los episodios de violencia resulta útil para: (i)
establecer si otras personas han resultado afectadas con la
acción violenta, como suele suceder con los niños que son
expuestos a las agresiones perpetradas por sus padres; (ü)
determinar el nivel de afectación del bien jurídico y, en
general, la relevancia penal de la conducta; y (iii) finalmente,
porque solo a partir de decisiones que correspondan a la
realidad, en toda su dimensión, es posible generar los
cambios sociales necesarios para la erradicación del flagelo
de violencia contra las mujeres, en general, y la violencia
intrafamiliar, en particular.

En los casos de agresiones mutuas (que es la hipótesis


aceptada por el Tribunal en el presente caso), la determinación del
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

contexto resulta fundamental para establecer si la acción


violenta de la mujer constituyó una reacción o mecanismo
de defensa frente a las agresiones sistemáticas a que había
sido sometida, o si, por el contrario, constituye un
comportamiento injustificado, que incluso puede ser
relevante desde la perspectiva penal, sin que pueda
descartarse la coexistencia de conductas violentas
atribuibles a los integrantes de la pareja, que eventualmente
puedan conducir a la penalización de cada uno de ellos. Lo
anterior a título simplemente enunciativo, porque es claro
que, en la práctica, pueden presentarse situaciones
diferentes, lo que implica que cada caso deba ser abordado
según sus particularidades.

6.2.2. Las reglas orientadas a desarrollar la


perspectiva de género y su articulación con
la presunción de inocencia y otros derechos
del procesado

En los fallos atrás relacionados, y en muchos otros, la


Corte Constitucional se ha referido a las implicaciones
prácticas de la aplicación de la perspectiva de género en la
solución de los conflictos asociados a la violencia contra las
mujeres. Así, por ejemplo, en la sentencia T-012 de 2016
estudió un proceso de divorcio donde se ventilaron
agresiones mutuas, pero, finalmente, los juzgadores no
tuvieron en cuenta la violencia generalizada a la que había
sido sometida la cónyuge. En la sentencia T-027 de 2017
analizó la actuación concerniente a las medidas cautelares
solicitadas por la demandante en contra de su compañero
sentimental, y concluyó que las autoridades administrativas
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Javier Villate Zárate

y judiciales sometieron el caso a estándares probatorios


exagerados, lo que dio lugar a que pasaran por alto la
evidencia de maltrato sistemático ejercido por el supuesto
victimario. En un sentido semejante se pronunció en la
sentencia T-462 de 2018, mencionada en precedencia.

En el ámbito penal, lo anterior debe armonizarse con


los derechos y las garantías del procesado, muchos de ellos
consagrados, igualmente, en tratados internacionales sobre
derechos humanos, como es el caso de la Convención
Americana de Derechos Humanos (Art. 8) y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Art. 14), entre
los que cabe destacar la presunción de inocencia y las
diferentes facetas del debido proceso. No sobre advertir que
este aspecto también ha sido objeto de un copioso desarrollo
por los Tribunales Internacionales, por la Corte
Constitucional y por esta Corporación.

Así, resulta claro que el abordaje de los casos penales


con perspectiva de género no implica el desmonte de las
garantías debidas al procesado y la imposición automática
de condenas, pues ello daría lugar a la contradicción
inaceptable de "proteger» los derechos humanos a través de
la violación de los mismos, lo que socavaría las bases de la
democracia y despojaría de legitimidad la actuación estatal.

Este, sin duda, no es un postulado novedoso, pues


sobre el mismo descansa, en buena medida, la exclusión de
pruebas obtenidas con violación de derechos fundamentales,
prevista en el artículo 29 de la Constitución Política. El

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Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

mismo ha sido reivindicado recientemente por esta


Corporación, para concluir que la prevalencia de los
derechos de los niños y los deberes de protección a cargo del
Estado no pueden dar lugar a la violación de los derechos
del procesado (CSJSP, 11 jul. 2018, Rad. 50637).

Quien comparece a la actuación penal en calidad de


víctima, tiene derecho a que el Estado actúe con diligencia,
según la distribución constitucional y legal de funciones, de
tal manera que se adelante un verdadero proceso,
orientado a esclarecer los hechos y, a partir de ello, a la toma
de las decisiones que en derecho correspondan. En todo
caso, no resulta suficiente la alusión formal o genérica a que
la actuación se adelantará con perspectiva de género; lo
fundamental es que ello se traduzca en acciones concretas,
orientadas a los fines referidos en el acápite anterior.

Finalmente, debe resaltarse que ese tipo de desvíos en


el cumplimiento de las obligaciones del Estado frente la
erradicación de la violencia de género, suele dar lugar al
desconocimiento de la investigación como mecanismo para
obtener la información y al juicio como escenario de
concreción y depuración de las pruebas, con lo que los
prejuicios y otros vicios del pensamiento pueden ganar
terreno como soporte de la decisión judicial.

6.2.3. El sentido y alcance de la circunstancia de


mayor punibilidad prevista en el inciso
segundo del artículo 229 del Código Penal

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Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

La norma en mención dispone que: "la pena se


aumentara de la mitad a las tres cuartas partes cuando la
conducta recaiga sobre un menor, una mujer, una persona
mayor de sesenta y cinco (65) años o que se encuentre en
incapacidad de disminución física, sensorial y psicológica o
quien se encuentre en estado de indefensión".

Para la solución del presente caso resulta imperioso


establecer los presupuestos de la aplicación de esta
circunstancia de agravación.

En la decisión CSJSP, 7 jun. 2017, Rad. 48047 la Sala


analizó este mismo asunto. En esa oportunidad concluyó lo
siguiente:

Ahora, dentro del principio de tipicidad estricta se tiene que la


circunstancia de agravación punitiva establecida en el artículo 229
del Código Penal para el delito de violencia intrafamiliar, procede
"cuando la conducta recaiga sobre un menor, una mujer, una persona
mayor de sesenta y cinco (65) años o que se encuentre en incapacidad
o disminución fisica, sensorial y psicológica o quien se encuentre en
estado de indefensión", es decir, no está dispuesta para asegurar la
protección de la mujer cuando es maltratada por el hecho de ser
mujer, como sí fue expresamente establecido en el artículo 26 de la
Ley 1257 de 2008 para agravar la sanción del homicidio y las
lesiones personales, "11. Si se cometiere contra una mujer por el
hecho de ser mujer".

Entonces, la agravación para la violencia intrafamiliar no requiere que


el maltrato a los niños sólo ocurra cuando se produjo por ser niños, a
los ancianos por ser ancianos, a los incapacitados o disminuidos por
su condición o a quien se encuentre en estado de indefensión por su
circunstancia, pues por voluntad del legislador basta que recaiga

20
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

sobre esos sujetos pasivos que reclaman protección reforzada, entre


los cuales, como se advirtió, se encuentra la mujer.

En esa oportunidad se hizo énfasis en que la


circunstancia de agravación objeto de análisis no incluye un
elemento subjetivo especial semejante al consagrado para el
delito de feminicidio (se mata a la víctima por su condición de mujer

o por motivos de su identidad de género). Aunque ello es cierto,


deben incluirse otros puntos de vista en el análisis, en orden
a precisar si, como se concluyó en esa oportunidad, para la
aplicación del incremento punitivo es suficiente con
demostrar que la conducta recayó sobre una mujer, o si, por
el contrario, debe acreditarse que los hechos ocurrieron en
un contexto de subyugación o discriminación, que
reproduzca la violencia estructural que históricamente ha
afectado a las mujeres, e, incluso, si la conducta,
aisladamente considerada, permite concluir que se inserta en
la "pauta cultural que gira en torno a la idea de inferioridad o
sumisión de la mujer respecto del hombre".

6.23.1. Los antecedentes de la norma

En la exposición de motivos del proyecto que dio lugar


a la Ley 882 de 2004, a través de la cual se adicionó la
circunstancia de mayor punibilidad prevista en el inciso
segundo del artículo 229 del Código Penal12, se hizo énfasis
en que el incremento punitivo, cuando la conducta recae

'2 En principio solo era procedente cuando el sujeto pasivo es menor de


edad, y, a raíz de la reforma, se incluyeron los casos de mujeres,
personas mayores de 65 años o "quien se encuentre en estado de
indefensión".
21
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

sobre una mujer, se justifica porque la violencia ejercida


sobre estas al interior de las familias "son no solo formas
prohibidas de discriminación por razón del sexo sino que
pueden llegar a ser de tal intensidad y generar tal dolor y
sufrimiento que configuran verdaderas torturas o, al menos,
tratos crueles prohibidos por la Constitución y por el derecho
internacional de los derechos humanos".

Tanto en la exposición de motivos como en los debates


realizados a lo largo del trámite legislativo se dejó sentado
que la inclusión de nuevas circunstancias de mayor
punibilidad —se incrementó el número de eventos en los que la calidad
del sujeto pasivo da lugar a la imposición de una pena mayor-, está

orientado a la protección de personas que, por diversas


razones, se encuentran en circunstancias de mayor
vulnerabilidad. Al efecto, se hizo alusión al proceso de
desarrollo físico y psicológico de los niños y al "abandono
fisico y emocional de las personas mayores".

Para el caso concreto de la mujer víctima de violencia


doméstica, se resaltó que el incremento punitivo constituye
una herramienta idónea para proteger el derecho a la
igualdad y hacer efectiva "la prohibición expresa de
discriminarla". Se dijo:

El proyecto de ley que se presenta a consideración del Congreso,


pretende un incremento de la sanción contemplada en la citada
norma, cuando dicha conducta recaiga sobre una mujer,
fundamentada en la Convención Interamericana para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, la cual fue

22
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

aprobada por el Estado Colombiano a través de la Ley 248 de


1995 (...)13.

Para comprender mejor este asunto, debe resaltarse que


en el proyecto inicial solo se adicionó el numeral segundo del
artículo 229 en lo que atañe a mujeres, ancianos o personas
minusválidas. Sin embargo, más adelante se incluyó a "quien
se encuentre en estado de indefensión", bajo los siguientes
argumentos:

Sin embargo, no son estos todos los casos de violencia. Para


referimos a uno solo de los que se dejan de considerar en el
proyecto, puede tomarse el texto del Consejo Superior de la
Judicatura y de la Universidad Javeriana, ya enunciado, cuando
dice: la violencia contra los hombres se caracteriza por estar
invisibilizada en la cultura, existe una resistencia de los hombres
en todos los sectores de clase, a referirse a lo afectivo agravada
por la connotación devaluada de la virilidad de un hombre al que
la mujer le pega.

La opresión psíquica del maltratante es una de las agresiones que


sufren a menudo los hombres. La explotación económica entendida
como la instrumentalización vulnera los derechos del hombre al
reducirlo al papel de proveedor.

La violencia contra los hombres ... se hace evidente a manera de


vulneración de derechos, cuando se le prohibe ver a sus hijos.
El 53% de los casos de custodia y visitas de los juzgados son
iniciados por hombres, el 32% de los casos de custodia y visitas
en defensoría y el 21 en comisarías, son consultados por hombres.

Debe entonces concluirse, como lo hace el texto tantas veces


mencionado, que ...los actores sociales cohabitan de acuerdo con

13 Exposición de motivos.
23
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

los roles que le han sido asignados por la cultura y por aquellos
que le son propios al individuo y que se van construyendo en la
especificidad de su intimidad (la familia). La violencia es
entonces uno de los hilos que atraviesa lo social y que se
manifiesta en lo general y lo particular14, de acuerdo con los
estatutos de dominación que caracterizan cada especio de la vida
social, la ejercen aquellos que manejan el poder y la sufren
aquellos a quienes se les ha asignado la condición de debilidad y
vulneración.

Todo para proponer que el agravante punitivo, acoja el criterio de


que la violencia sea ejercida, además de los casos previstos,
contra quien se encuentre en condición de debilidad e indefensión.
En consecuencia el texto del inciso segundo del artículo deberá
decir la pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes
cuando el maltrato recaiga sobre un menor, mujer, anciano o
discapacitado o en contra de quien se encuentre en estado de
debilidad o indefensión15.

En cuanto al rol del juez, se resaltó que

Se entrega a manos del intérprete y del juzgador las notas concretas que
indiquen el grado de indefensión o las condiciones de indefensión del caso
concreto y con ello se sigue el criterio (... ) de interpretación dinámica y razonable
de la Carta".

De lo anterior se extrae lo siguiente: (i) el inciso segundo


del artículo 229 del Código Penal está orientado a proteger a
las mujeres y, en general, a las personas que se encuentren
en situación de indefensión, tanto por su edad o condición
física o mental, como por la dinámica propia de las relaciones
familiares; (ii) el legislador estructuró la norma de tal manera
que le corresponde a los operadores judiciales definir en cada

4 Negrillas fuera del texto original


15 Ponencia primer debate Cámara de Representantes.
16 Ídem.
24
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

caso si se dan las condiciones que justifican la mayor


penalización; y (iii) ello reafirma la importancia de investigar
acerca del contexto en el que ocurren los hechos, en los
términos expuestos a lo largo de este proveído.

6.2.3.2. El estudio de constitucionalidad de la


reforma

En la sentencia C-368 de 2014 la Corte Constitucional


analizó la proporcionalidad de las penas previstas para el
delito de violencia intrafamiliar. Al referirse a las
circunstancias de mayor punibilidad previstas en el inciso
segundo del artículo 229, explicó que las mismas se
justifican para brindar protección a personas especialmente
vulnerables, lo que se aviene a lo expuesto en la exposición
de motivos y durante el debate al interior del Congreso de la
República. Frente a las razones que justifican la mayor
sanción cuando el sujeto pasivo de la violencia es una mujer,
expuso:

En relación con las,mujeres el artículo 13 prohíbe cualquier forma


de discriminación por razón del género al tiempo que ordena al
Estado adoptar medidas a favor de grupos que la han sufrido,
como el caso de las mujeres. En este punto es importante resaltar
como el enfoque constitucional está encaminado a superar la
antigua concepción de la mujer como persona sometida al poder
de la figura masculina en las relaciones parentales, afectivas
políticas, e incluso jurídicas y que se veía reflejada en distintas
disposiciones legales de orden civil y la ausencia de
reconocimiento, hasta hace poco más de medio siglo, de las
mujeres como titulares de derechos civiles y políticos. En este
sentido, los artículos 43 y 53 de la Constitución proclaman la

25
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

igualdad entre hombre y mujer, proscriben la discriminación de las


mujeres por razón del estado de embarazo y, por el contrario,
ordenan darles especial protección.

Este deber también encuentra fundamento en los compromisos del


Estado en el marco del derecho internacional, el cual establece la
obligación estatal de contar con un marco jurídico de protección en
casos de violencia contra las mujeres, que incorpore la normativa
necesaria para investigar y sancionar cualquier forma de violencia
contra ellas, bajo el entendido que tolerar la violencia contra las
mujeres ayuda a su perpetuación.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el artículo


1°, párrafo primero establece el compromiso de los Estados a
respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y garantizar
su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos sexo. A ello cabe
añadir que de acuerdo con el artículo 7 de la Convención Belem do
Para, inspirada en la preocupación porque "la violencia contra la
mujer es una ofensa a la dignidad humana y una manifestación de
las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y
hombres", consagró que:

"filos Estados Partes condenan todas las formas de violencia


contra la mujer y convienen en adoptar, por todos los medios
apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir,
sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo
siguiente:

(..)
b. actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y
sancionar la violencia contra la mujer;

c. incluir en su legislación interna normas penales, civiles y


administrativas, así como las de otra naturaleza que sean
necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia

26
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

contra la mujer y adoptar las medidas administrativas


apropiadas que sean del caso;
d. adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a
abstenerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en
peligro la vida de la mujer de cualquier forma que atente contra
su integridad o perjudique su propiedad;
e. tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo medidas
de tipo legislativo, para modificar o abolir leyes y reglamentos
vigentes, o para modificar prácticas jurídicas o
consuetudinarias que respalden la persistencia o la tolerancia
de la violencia contra la mujer;"

En la Resolución de la Comisión de Derechos Humanos 2001/49:


La eliminación de la violencia contra la mujer. Resolución de la
Comisión de Derechos Humanos 2002/54: La eliminación de la
violencia contra la mujer; Resolución de la Comisión de Derechos
Humanos 2003/45: La eliminación de la violencia contra la mujer,
la Comisión señaló que:

"La violencia física, sexual y psicológica que tiene lugar en la


familia y que abarca, sin limitarse a estos actos, las palizas,
los abusos sexuales de mujeres y niñas en el hogar, la
violencia relacionada con la dote, la violación marital, el
infanticidio de niñas, la mutilación genital femenina, los delitos
cometidos contra la mujer por cuestiones de honor, los delitos
pasionales, las prácticas tradicionales nocivas para la mujer,
el incesto, los matrimonios precoces y forzados, la violencia no
conyugal y la violencia relacionada con la explotación sexual
comercial y la explotación económica".

En relación con el• deber estatal de investigar y sancionar las


distintas formas de violencia contra la mujer en el ámbito doméstico,
la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso González
y otras ("campo algodonero') vs. México, sentencia de 16 de
noviembre de 2009, indicó:

27
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

"258. De todo lo anterior, se desprende que los Estados deben


adoptar medidas integrales para cumplir con la debida diligencia
en casos de violencia contra las mujeres. En particular, deben
contar con un adecuado marco jurídico de protección, con una
aplicación efectiva del mismo y con políticas de prevención y
prácticas que permitan actuar de una manera eficaz ante las
denuncias. La estrategia de prevención debe ser integral, es
decir, debe prevenir los factores de riesgo y a la vez fortalecer las
instituciones para que puedan proporcionar una respuesta
efectiva a los casos de violencia contra la mujer. Asimismo, los
Estados deben adoptar medidas preventivas en casos específicos
en los que es evidente que determinadas mujeres y niñas pueden
ser víctimas de violencia. Todo esto debe tomar en cuenta que en
casos de violencia contra la mujer, los Estados tienen, además
de las obligaciones genéricas contenidas en la Convención
Americana, una obligación reforzada a partir de la Convención
Belém do Pará."

Y luego añadió:

"287. De la obligación general de garantía de los derechos a la


vida, integridad personal y libertad personal deriva la obligación
de investigar los casos de violaciones de esos derechos; es decir,
del artículo 1.1 de la Convención en conjunto con el derecho
sustantivo que debe ser amparado, protegido o
garantizado' 7 f2971. Asimismo, México debe observar lo dispuesto
en el artículo 7. b y 7. c de la Convención Belém do Pará, que obliga
a actuar con la debida dilígencia18[298] y a adoptar la normativa
necesaria para investigar y sancionar la violencia contra la
mujer.

' 7 Cfr. Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia, supra nota 261, párr. 142; Caso Heliodoro
Portugal Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
12 de agosto de 2008. Serie C No. 186, párr. 115, y Caso Perozo y otros Vs. Venezuela,
supra nota 22, párr. 298.
18 Cfr. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú, supra nota 248, párr. 344.
28
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

288. En su sentencia de fondo emitida en el caso Velásquez


Rodríguez Vs. Honduras, la Corte estableció que, conforme al
deber de garantía:
lellEstado está [...] obligado a investigar toda situación en la que
se hayan violado los derechos humanos protegidos por la
Convención. Si el aparato del Estado actúa de modo que tal
violación quede impune y no se restablezca, en cuanto sea
posible, a la víctima en la plenitud de sus derechos, puede
afirmarse que ha incumplido el deber de garantizar su libre y
pleno ejercicio a las personas sujetas a su jurisdicción. Lo mismo
es válido cuando se tolere que los particulares o grupos de ellos
actúen libre o impunemente en menoscabo de los derechos
humanos reconocidos en la Convención19".

De igual forma, en el caso Fernández Ortega y otros Vs. México.


Excepción Preliminar, Sentencia de 30 de agosto de 2010, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos enfatizó:

"193. En casos de violencia contra la mujer las obligaciones


generales establecidas en los artículos 8 y 25 de la Convención
Americana se complementan y refuerzan, para aquellos Estados
que son Parte, con las obligaciones derivadas del tratado
interamericano específico, la Convención de Belém do Para. En
su artículo 7.b dicha Convención obliga de manera específica a
los Estados Partes a utilizar la debida diligencia para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. De tal modo,
ante un acto de violencia contra la mujer, resulta particularmente
importante que las autoridades a cargo de la investigación la
lleven adelante con determinación y eficacia, teniendo en cuenta
el deber de la sociedad de rechazar la violencia contra las
mujeres y las obligaciones del Estado de erradicarla y de brindar
confianza a las víctimas en las instituciones estatales para su
protección".

19 Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras, Fondo, supra nota 257, para. 176, y Caso Kawas

Fernández Vs. Honduras, supra nota 190, párr. 76.

29
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

6.2.3.3. La igualdad y la consecuente prohibición


de discriminación por razón del sexo o por la
identidad de género, como un bien jurídico
adicional en los delitos de feminicidio y de
violencia intrafamiliar

Según se acaba de indicar, la circunstancia de mayor


punibilidad prevista en el inciso segundo del artículo 229 del
Código Penal, en lo que concierne a la mujer como sujeto
pasivo de la violencia doméstica, está orientada a garantizar
la igualdad, a combatir la discriminación en razón del sexo y
a erradicar la violencia ejercida contra este sector de la
población.

En la misma línea, en la Ley 1761 de 2015 se creó el


delito de feminicidio (Art. 104 A del Código Penal). En la sentencia
C-297 de 2016 la Corte Constitucional analizó los elementos
estructurales de este delito, al conocer la demanda
presentada en contra del literal e del artículo 2° de la ley en
mención. En esa oportunidad, el alto tribunal estableció
parámetros importantes para comprender el sentido y
alcance de esta disposición, que pueden resultar útiles para
dilucidar los presupuestos de la circunstancia de agravación
prevista en el inciso segundo del artículo 229 ídem. Por su
importancia para el asunto que ocupa la atención de la Sala,
cabe resaltar los siguientes: (i) además de la protección de la
vida, con la consagración de este delito se pretende
salvaguardar la igualdad y hacer efectiva la prohibición de
discriminación; (ii) no todo acto de agresión en contra de una

30
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

mujer puede catalogarse como violencia de género; y (iii) en


estos casos, la investigación del contexto en el que ocurre la
conducta resulta determinante para establecer si el sujeto
atacó a su víctima por el hecho de ser mujer. Al efecto precisó
que

El objeto material del delito en sentido estricto se trata de la vida


de la mujer o la persona identificada como mujer. Como lo señala
la exposición de motivos de la ley, este es un tipo pluriofensivo que
busca proteger diversos bienes jurídicos, a saber la vida, la
integridad personal, la dignidad humana, la igualdad, la no
discriminación y el libre desarrollo de la personalidad.

La conducta corresponde a dar muerte a una mujer por el hecho


de serlo, por lo tanto el verbo rector es matar a una mujer. No
obstante, como lo advierte la exposición de motivos de la ley, este
delito se diferencia del homicidio en el elemento subjetivo del tipo.
Es decir, la conducta debe necesariamente estar motivada "por su
condición de ser mujer o por motivos de su identidad de género",
móvil que hace parte del tipo (dolo calificado). A su vez, el tipo
penal describe algunos elementos concurrentes o que han
antecedido a la muerte de la mujer como circunstancias que
permiten inferir la existencia del móvil. En el caso particular del
inciso acusado, se trata de la existencia de "antecedentes o
indicios de cualquier tipo de violencia o amenaza en el ámbito
doméstico, familiar, laboral o escolar por parte del sujeto activo en
contra de la víctima o de violencia de género cometida por el autor
contra la víctima, independientemente de que el hecho haya sido
denunciado o no".

[Va finalidad de la tipificación del feminicidio como delito responde


a la protección, mediante el derecho penal, de diversos bienes
jurídicos más allá de la vida de la mujer. Esto constituye una
respuesta a condiciones de discriminación estructurales que hacen
de su homicidio una consecuencia de patrones de desigualdad
31
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

imbuidos en la sociedad. Dichos patrones se manifiestan en


diversas formas de violencia, que pueden tener un carácter
sistemático o no. Esta violencia se evidencia tanto en elementos de
periodicidad como en tratos que suponen una visión de roles de
género estereotipados o arraigados en la cultura que posicionan a
la mujer como un objeto o una propiedad desechable con ciertas
funciones que se ven inferiores a las del hombre. La realidad
indica que las condiciones de discriminación que sufren las
mujeres no siempre son abiertas, explicitas, y directas, no porque
no estén presentes, sino porque hacen parte de dinámicas
culturales que se han normalizado. Así, su identificación no es
evidente, pues permea todos los niveles sociales, incluso los de la
administración de la justicia. Un factor que devela esta realidad
corresponde a los altos niveles de impunidad de la violencia contra
las mujeres en todas sus formas, que comienza por la incapacidad
del Estado de reconocerla y la falta de herramientas para
investigarla y reaccionar de forma acorde para garantizar los
derechos de las mujeres.

De este modo, el feminicidio busca visibilizar unas circunstancias


de desigualdad donde el ejercicio de poder en contra de las
mujeres culmina con su muerte, generalmente tras una violencia
exacerbada, porque su vida tiene un lugar y valor social de última
categoría. Por tanto, el elemento central del hecho punible,
independientemente de cómo haya sido tipificado, responde al
elemento subjetivo del tipo, que reconoce unas condiciones
culturales discriminatorias como la motivación de su asesinato.

En este orden de ideas, la intención de dar muerte por motivos de


género, al descubrir patrones de desigualdad intrincados en la
sociedad y tener el potencial de tomar tantas formas resulta
extremadamente difícil de probar bajo esquemas
tradicionales que replican las desigualdades de poder. Por
lo tanto, la garantía del acceso a la justicia para las
mujeres supone un cambio estructural del derecho penal
que integre una perspectiva de género tanto en los tipos
32
A6.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

penales que lo componen como en su investigación y


sanción. Lo anterior, se concreta, entre otros,
en una
fiexibilización del acercamiento a la prueba en el feminicidio que
permita que el contexto conduzca a evidenciar el móvil. Esto no
implica que la valoración del hecho punible como tal abandone los
presupuestos del derecho penal, el debido proceso o el principio de
legalidad, pero sí que su apreciación tenga la posibilidad de

reconocer las diferencias de poder que generan una


discriminación sistemática para las mujeres que
desencadena una violencia exacerbada y cobra sus vidas en
la impunidad. Lo contrario supondría que el feminicidio

constituya un tipo penal simbólico desprovisto de eficacia, lo cual


convertiría los bienes jurídicos que tutela en una protección de
papel.

pijo toda violencia contra una mujer es violencia de género y aun


cuando se trate de violencia de género no todas las acciones
previas a un hecho generan una cadena o círculo de violencia que

cree un patrón de discriminación que pueda demostrar la intención


de matar por razones de género. Por ejemplo, el homicidio de una
mujer después de un altercado sobre límites de propiedad de
vecinos, no necesariamente evidencia un elemento de
discriminación en razón del género que pueda configurar un trato
bajo patrones de desigualdad y estereotipos de género, pero sí
constituye un antecedente de violencia. De la misma forma, el
homicidio de una mujer después de abusos sexuales, mutilaciones
y tratos crueles y degradantes sí constituyen un antecedente claro
que evidencia un móvil de matar en razón del género.

Para los fines de esta decisión, debe resaltarse el énfasis


que hace la Corte Constitucional en la importancia de la
determinación del contexto en el que ocurre la conducta,
como presupuesto ineludible para precisar si se trata o no de
33
1

Casación No. 52394


Javier Villate Zárate

violencia de género. De hecho, se hace hincapié en que el


contenido del literal e del artículo 2' de la Ley 1761 de 2015
apunta a ese propósito, en cuanto consagra aspectos
contextuales que pueden resultar útiles para inferir el dolo
específico consagrado en esta norma y que, precisamente,
permite diferenciar el feminicidio del homicidio previsto en
los artículos 103 y siguientes del Código Penal.

El hecho de que la mayor sanción prevista para el


feminicidio -si se le compara con la reglamentación del homicidio-
no opere automáticamente por la simple constatación de que
la víctima sea una mujer, es relevante desde diferentes
puntos de vista. Desde la perspectiva del sujeto activo,
implica que la mayor penalización se justifica por la
necesidad de proteger, además de la vida, la igualdad y la
consecuente prohibición de discriminación, lo que, en buena
medida, explica la proporcionalidad de la respuesta punitiva.
A la luz de los derechos de la víctima, cabe destacar el
esclarecimiento de la verdad, la justa retribución, la
reparación de los perjuicios y la garantía de no repetición,
para lo que resulta determinante establecer los motivos de la
agresión, puntualmente, si la misma es expresión de la
violencia estructural que históricamente ha sido ejercida
sobre las mujeres. Y, finalmente, el interés de la sociedad en
que el flagelo de la violencia de género -en este caso la ejercida
sobre las mujeres- se visibilice, pues ello constituye el punto de
partida para las transformaciones orientadas a la igualdad
material. Por las razones expuestas en los párrafos
anteriores, estas conclusiones le son aplicables a la

34
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

circunstancia de agravación prevista en el inciso segundo del


artículo 229 del Código Penal.

6.2.3.4. Los presupuestos para que opere la


circunstancia de agravación prevista en el
inciso segundo del artículo 229 del Código
Penal

Se trata de un tema controversial, que debe analizarse


con cuidado, en orden a mantener un punto de equilibrio
entre los intereses en juego. Para ilustrar mejor esta
problemática, resulta pertinente traer a colación la forma
como ha sido abordada recientemente en el derecho español,
dada la similitud de estas dos legislaciones, toda vez que, al
igual que en Colombia, allí se optó por regular el tipo básico
de violencia e incluir una circunstancia de mayor punibilidad
cuando la conducta recae sobre una mujer20.

En la decisión STS 4353 del 28 de noviembre de 2018


el Tribunal Supremo de ese país analizó el caso de una pareja
que se agredió recíprocamente, dando lugar a "lesiones
menores". El debate se centró en si se trataba de una falta de
lesiones (que no podía ser judicializado por la ausencia de denuncia),
o de un caso de violencia doméstica. Además, si era
procedente aplicar la circunstancia de mayor punibilidad por
haber recaído la conducta —del hombre- sobre una mujer.
Finalmente, el Tribunal decidió imponer la pena de seis
meses de prisión —y otras accesorias-, tras considerar que el

20 La similitud en la forma de regulación contrasta con las notorias diferencias en el


ámbito punitivo, pues la pena para el delito base es de tres meses a un año, y para el .
delito agravado lo es de seis meses a un año, sin perjuicio de otras penas accesorias.
35
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

acto de agresión física encaja en el delito de violencia


doméstica, independientemente de que los integrantes de la
pareja hayan decidido participar en la confrontación. Sobre
la circunstancia de agravación, concluyó que es suficiente
con demostrar que la violencia doméstica recayó sobre una
mujer, aunque resaltó que el procesado puede probar que
no se trató de violencia de género. En esencia, hizo énfasis
en que de la exposición de motivos de dicha reforma
legislativa, centrada en la violencia de género, no puede
extraerse un elemento del tipo penal —el actuar con una
determinada intención- que no fue incluido finalmente en el texto
legal, sin que pueda perderse de vista que el mayor desvalor
de la conducta se explica en el acto de agresión del hombre
hacia la mujer y el significado que ello tiene en un ámbito
social caracterizado por esas formas de violencia y de
discriminación.

La decisión no fue unánime. Cuatro integrantes del


Tribunal expresaron su "voto particular", por considerar que
para la imposición de la circunstancia de agravación punitiva
es imperioso demostrar que la agresión tuvo lugar en un
contexto de dominación del hombre hacia la mujer, que
pueda insertarse en la pauta cultural de machismo y
violencia estructural ejercida en contra de este grupo
poblacional. Al efecto, hicieron hincapié en los precedentes
judiciales donde se concluyó que (i) la circunstancia de
agravación está orientada a erradicar la violencia de género,
entendida como "manifestación de la discriminación, la
situación de desigualdad y las relaciones de poder de los
hombres sobre las mujeres"; y (ii) no todo acto de violencia
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

contra la mujer puede ser catalogado como violencia de


género, en la medida en que no siempre corresponden a esa
pauta cultural. Asimismo, señalaron que

[ejl artículo 153.1 se refiere solamente a la violencia de género.


Existirá violencia de género cuando la agresión (la violencia) tenga
lugar en el marco de las relaciones de pareja, actuales o ya
finalizadas, y cuando se produzca dentro de una pauta cultural, que
puede identificarse como un contexto de dominación, en el que se
atribuyen a la mujer unos roles personales y sociales que la sitúan
en una posición de inferioridad y subordinación respecto de su pareja
o expareja masculina, que con su actitud y forma de comportarse la
cosifica tratándola como un objeto de su propiedad, incapaz como ser
humano de adoptar decisiones libres que deban ser respetadas.

Este contexto de dominación tiene carácter objetivo y se manifiesta o


resulta de las características de la acción y de las circunstancias que
la rodean, y no de la intención del autor, aunque esta pueda ser
relevante para la valoración de aquellas.

El delito no requiere un dolo específico, bastando que el sujeto activo


conozca el significado de su conducta y que, con ese conocimiento,
decida ejecutarla. La concurrencia del contexto de dominación, es
decir, de las características y circunstancias de la conducta que
provoquen la colocación de la mujer en aquella inadmisible posición
de inferioridad y de su subordinación a su pareja o expareja
masculina, no puede presumirse en contra del reo. Debe ser
acreditado por las pruebas de cargo, aportadas por la acusación, y
debe figurar de forma expresa en los hechos probados en la sentencia
condenatoria.

Al retomar el punto, esta Sala considera que en el


ordenamiento jurídico colombiano la aplicación de la
circunstancia de mayor punibilidad prevista en el inciso
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

segundo del artículo 229 del Código Penal está supeditada a


la demostración de que la conducta constituye violencia de
género, en la medida en que sea producto de la
discriminación de las mujeres, del hecho de considerarlas
inferiores, de su cosificación y, en general, cuando la
conducta reproduce la referida pauta cultural que, con
razón, pretende ser erradicada.

En primer término, debe aclararse que el legislador no


incluyo un elemento subjetivo específico para la
concurrencia de esta circunstancia de agravación punitiva,
como sí lo hizo al regular el delito de feminicidio. Sin
embargo, no debe perderse de vista que el incremento
punitivo allí dispuesto, considerable por demás, se justifica
como mecanismo de protección de la igualdad, lo que, en este
contexto, se traduce en hacer efectiva la prohibición de
discriminación por la condición de mujer.

En múltiples ocasiones esta Corporación se ha referido


a la necesidad de verificar los presupuestos que justifican el
incremento de las penas en virtud de la aplicación de
circunstancias de agravación. Por ejemplo, ha resaltado que
para aplicar el agravante consagrado en el artículo 365 del
Código Penal (numeral / °), debe demostrarse, en cada caso,
que la utilización del medio motorizado implicó un mayor
riesgo para la seguridad pública (CSJSP, 12 mayo 2012, Rad.
32173, entre muchas otras). Ello se ajusta al amplio
desarrollo realizado por la Corte Constitucional acerca del
principio de proporcionalidad y de la protección de bienes
jurídicos como justificación del daño inherente a la sanción
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

penal (C-297 de 2016, entre muchas otras). Lo anterior, sin


perjuicio de las implicaciones de la presunción de inocencia,
entre las que sobresale la carga para el Estado de demostrar
los presupuestos de la sanción penal.

En armonía con lo anterior, debe tenerse en cuenta que


la agresión entre parientes, cuando no incluye expresiones
de discriminación como los analizados en precedencia, tiene
una respuesta punitiva ejemplarizante, representada en la
pena de prisión de 4 a 8 años, sin perjuicio de las
restricciones en materia de subrogados. Tampoco puede
pasar desapercibido que el inciso segundo del artículo 229
dispone el incremento de la mitad a las tres cuartas partes
de la pena, lo que, a simple vista, pone de presente la
gravedad de la sanción.

Asimismo, debe considerarse que en el inciso segundo


del artículo 229 se incluyeron diversos presupuestos que
justifican, el incremento punitivo objeto de análisis. La Sala
advierte que la aplicación razonable de esa circunstancia de
mayor punibilidad le impone al Estado múltiples
obligaciones, según la distribución constitucional y legal de
funciones. Así, por ejemplo, cuando el sujeto pasivo sea
mayor de 65 años, la Fiscalía, al estructurar su teoría del
caso, y el juez, al dictar la sentencia, deben constatar la
existencia de una relación de desigualdad que justifique el
incremento punitivo, ya que es posible que la misma
realmente no exista, por las características físicas, la edad,
el estado de salud o cualquier otro aspecto relevante de los
integrantes del núcleo familiar. Lo anterior se acentúa

39
Casación No. 52304
Javier Villate Zárate

cuando los hechos deban subsumirse en la fórmula más


amplia que utilizó el legislador en la última parte de la norma
("o quien se encuentre en estado de indefensión"), lo que, en
su conjunto, permite entender por qué en los debates al
interior del Congreso se hizo énfasis en que "se entrega a
manos del intérprete y del juzgador las notas concretas que
indiquen el grado de indefensión o las condiciones de
indefensión del caso concreto-.

En el mismo sentido, no puede pasar inadvertido que la


violencia intrafamiliar puede operar entre parejas del mismo
sexo (C-029 de 2009), o entre mujeres que, por otras razones,
conformen una familia (hermanas, madre e hija, etcétera),
razón de más para concluir que, en cada caso, debe
establecerse si existen relaciones de desigualdad,
sometimiento o discriminación, que justifiquen la imposición
de una pena mayor, lo que, por expresa disposición
legislativa, también puede tener lugar cuando la conducta
recae sobre un hombre, siempre y cuando se demuestre que
este se encontraba en "estado de indefensión".

Igualmente, debe considerarse que la aplicación


automática de la circunstancia de mayor punibilidad
también conspira contra la idea de erradicar la
discriminación de que suelen ser víctimas las mujeres, pues
liberaría al Estado de investigar los contextos de violencia, lo
que, finalmente, impediría que el fenómeno se visibilice y, por
tanto, sea erradicado.

40
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Por estas razones, la Sala concluye lo siguiente: (i) el


legislador no consagró un elemento subjetivo especial para la
aplicación de la circunstancia de mayor punibilidad prevista
en el inciso segundo del artículo 229 del Código Penal, como
sí lo hizo para el delito de feminicidio; (ü) tal y como sucede
con la consagración de este delito -104 A del Código Penal-,
dicha causal de agravación constituye otra de las medidas
orientadas a erradicar la discriminación y la violencia
estructural ejercida sobre las mujeres21 ; (iii) este incremento
punitivo se justifica en la medida en que se verifique que el
sujeto activo realizó la conducta en un contexto de
discriminación, dominación o subyugación de la mujer,
independientemente de la finalidad con la que haya actuado;
(iv) de esta forma, se garantiza que el daño inherente a una
pena mayor esté justificado por la protección de un
determinado bien jurídico; y (y) ello se traduce en la
obligación que tiene la Fiscalía de indagar por dicho contexto,
no solo para establecer la viabilidad de una sanción mayor,
sino, además, para verificar si se está en presencia de un
caso de violencia de género, que debe ser visibilizado en
orden a generar las transformaciones sociales que permitan
erradicar este flagelo.

6.2.4. El enfoque de género en la delimitación de


la hipótesis factual por parte de la Fiscalía

21 Sin perder de vista que esta circunstancia de mayor punibilidad va mucho más allá, en cuanto protege
a otras personas que se encuentren en circunstancias de inferioridad, bien a partir de parámetros
generales (niños, ancianos, discapacitados), o porque ello obedezca a la dinámica de una relación en
particular, que incluso puede estar caracterizada por la dominación ejercida por la mujer.
41
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Sobre el rol de la Fiscalía en el sistema de


enjuiciamiento criminal regulado en la Ley 906 de 2004 la
Sala ha precisado que: (i) la Constitución Politica le asignó
la función de investigar los hechos que revistan las
características de un delito y acusar, cuando haya mérito
para ello, a los presuntos responsables; (fi) para tales efectos,
el ordenamiento jurídico le otorga amplias facultades
investigativas orientadas a desarrollar el programa
metodológico, independientemente de que las mismas deban
ser objeto de control previo y/o posterior por parte de los
jueces; (iii) bajo el concepto de "discrecionalidad reglada", el
ente investigador puede decidir autónomamente sobre la
formulación de imputación y la procedencia de la acusación,
sin que los jueces puedan ejercer control material sobre esas
actuaciones, sin perjuicio de las labores de dirección de la
audiencia, orientadas a que la formulación de cargos se haga
conforme los lineamientos formales previstos en la ley; (iv)
para tales efectos, la Fiscalía debe estructurar la respectiva
hipótesis de hechos jurídicamente relevantes y verificar que
la misma encuentra respaldo suficiente en las evidencias
recopiladas, según los estándares establecidos por el
legislador; (y) esa hipótesis debe ser presentada de manera
sucinta y clara en las audiencias reguladas en los artículos
286 y siguientes y 338 y siguientes de la Ley 906 de 2004,
sin que le sea dable entremezclarla con los contenidos de las
evidencias ni con otra información impertinente para esas
fases de la actuación; y (vi) esta autonomía, asociada a la
ausencia de controles materiales, se traduce en una mayor
responsabilidad en el ejercicio de las funciones asignadas a
los fiscales, pues de las mismas depende, en buena medida,

42
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

la eficacia de la administración de justicia, toda vez que el


contenido de la imputación y la acusación determinan el
tema de prueba y, en virtud del principio de congruencia,
limita la posibilidad decisional del juez (CSJSP, 23 nov. 2017,
Rad. 45899; CSJSP, 5 jun. 2019, Rad. 51007; entre muchas
otras).

Según lo indicado en el numeral 6.2.1, en los casos de


violencia intrafamiliar, como una de las expresiones de la
violencia de género, es determinante el contexto en el que
ocurren los actos de agresión, no solo porque ello facilita el
entendimiento del caso y la valoración de las pruebas, sino
además porque la existencia de escenarios sistemáticos de
violencia y discriminación pueden hacer parte de los hechos
jurídicamente relevantes, toda vez que: (i) en sí mismos,
pueden ser subsumidos en la norma que penaliza la
violencia ejercida contra las integrantes de la Familia y
dispone la agravación de la pena cuando la misma recae
sobre una mujer o sobre otras personas que deben ser objeto
de especial protección (niños, ancianos, etcétera), como cuando
constituyen violencia física, psicológica u otras formas de
agresión; (ii) esos ámbitos de dominación y discriminación
deben ser visibilizados, como presupuesto de su
erradicación, que es, precisamente, uno de los objetivos
principales de la penalización de la violencia de género y,
puntualmente, de la ocurrida en el seno de la familia; (iii)
desestimar el contexto en el que ocurre la violencia de género
y analizar aisladamente las agresiones puede dar lugar a su
banalización, punto de partida para que este flagelo sea
perpetuado, lo que, desde esta perspectiva, vacía de

43
Casación No. 52304
Javier Villate Zárate

contenido las normas penales orientadas a sancionar este


tipo de atentados contra los derechos humanos; y (iv) ese
contexto hace parte de las circunstancias que rodean el
delito, cuya relevancia jurídica puede ser más notoria
cuando encajan en alguno de los presupuestos previstos en
los artículos 54 a 58 del Código Penal, sin perjuicio de que
puedan ser subsumidas en cualquiera de las normas de la
parte especial de esa codificación, independientemente de
que resulten favorables o no al procesado.

La Sala debe aclarar que el incumplimiento de este


deber no se traduce automáticamente en la imposibilidad de
emitir una condena, pues es posible que una determinada
conducta, considerada aisladamente, pueda ser subsumida
en el artículo 229 del Código Penal. Lo que se quiere resaltar
es que el cumplimiento de las obligaciones asumidas por el
Estado en virtud de los tratados internacionales y demás
instrumentos relacionados en precedencia, implica la
verificación de los contextos en los que ocurren ese tipo de
agresiones, no solo para establecer su verdadera gravedad,
sino, además, para facilitar el acopio de pruebas suficientes
para que se tomen las decisiones en el ámbito penal, bajo el
entendido de que, precisamente, las dificultades para
obtener la información sobre los hechos ocurridos en la
intimidad de la familia constituye uno de los principales
obstáculos para combatir el referido flagelo. Lo anterior, sin
perjuicio de que los datos obtenidos puedan resultar
favorables al procesado, lo que bajo ninguna circunstancia
se contrapone a la idea de una justicia pronta y eficaz.

44
1

Casación No. 52394


Javier Villate Zárate

La investigación del contexto puede resultar


determinante para establecer la relevancia jurídico penal de
cierto tipo de agresiones, que pueden no tenerla si los hechos
se analizan aisladamente22 , pero pueden ser de la mayor
gravedad cuando corresponden a patrones sistemáticos de
agresión, lo que adquiere mucha más relevancia en los casos
de violencia psicológica o económica, pues no se discute que
el herimiento físico, causado con dolo a otro integrante del
núcleo familiar, encaja en el delito previsto en el artículo 229
del Código Penal, sin perjuicio de que puedan demostrarse
circunstancias de atenuación punitiva e, incluso, eximentes
de responsabilidad. Sin embargo, incluso en estos casos es
importante establecer el contexto en el que ocurrieron los
hechos, para decidir sobre la circunstancia de agravación
prevista en el inciso segundo de la norma en mención y, en
general, para establecer la gravedad de la conducta, lo que
debe tenerse en cuenta, entre otras cosas, para la
determinación de la pena.

6.2.5. La recolección y presentación de pruebas


suficientes para sustentar la hipótesis
factual incluida en la acusación

A la par de la importancia de delimitar correctamente


la hipótesis factual, la Fiscalía tiene el deber de presentar
pruebas suficientes para soportar la pretensión de condena,
para lo que resulta determinante, entre otros, el concepto de
mejor evidencia (CSJ AP, 08 nov. 2017, Rad. 51410, entre
otros).

22
Sin perjuicio de que el hecho individualmente considerado, por su gravedad,
constituya violencia intrafamiliar.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Además de lo expuesto sobre la importancia de la


inclusión del contexto en la hipótesis de hechos
jurídicamente relevantes, debe considerarse que la
demostración del mismo puede cumplir la función de hacer
"más probable o menos probable uno de los hechos o
circunstancias", lo que constituye uno de los factores de
pertinencia previstos en el artículo 375 de la Ley 906 de
2004. Sin perjuicio de la obligación de considerar las
particularidades de cada caso, en principio puede afirmarse
que la existencia de un contexto sistemático de violencia
sobre una mujer hace más probable la real ocurrencia de
una agresión en particular.

En síntesis, aunque la correcta delimitación de la


hipótesis de hechos jurídicamente relevantes es presupuesto
natural de la realización de un verdadero proceso, la
adecuada presentación de pruebas suficientes que la
respalden determina la posibilidad de una respuesta judicial
eficiente. Ambos aspectos están a cargo de la Fiscalía, según
la distribución constitucional y legal de funciones referida en
los apartados anteriores.

6.2.6. La impugnación de la credibilidad de los


testigos de cargo y de descargo

La prueba testimonial sigue siendo determinante para


la solución de los casos penales, bien porque el declarante
haga alusión directa a los hechos jurídicamente relevantes,
porque se refiera a un dato a partir del cual (aisladamente o en
conjunto con otros) pueda inferirse un aspecto que encaje en la

46
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

respectiva norma penal, o porque resulte útil para la


autenticación de un documento o una evidencia física,
etcétera.

Así, resulta elemental que un testigo que se mantenga


fiel a la verdad realiza la mejor contribución para que la
administración de justicia funcione adecuadamente, y uno
que se aparte de ella puede causarle daños incalculables.

Bajo ese presupuesto, la Sala ha hecho hincapié en la


importancia del sistema de impugnación de la credibilidad
de los testigos y se ha referido puntualmente a las reglas que
gobiernan esta actividad. Al respecto ha señalado que: (i) es
una de las principales expresiones del derecho a la
confrontación; (fi) para tales efectos, en el
contrainterrogatorio se le otorgan prerrogativas a la parte,
entre las que se destacan la posibilidad de hacer preguntas
sugestivas; (iii) con ese propósito, se pueden utilizar
declaraciones rendidas por el testigo antes del juicio oral,
siempre y cuando se establezcan los presupuestos para que
su uso sea legítimo; y (iv) agotados los trámites legales, es
posible la presentación de prueba de refutación. Frente a
esto último ha resaltado que:

[e]stas herramientas deben utilizarse razonablemente, en orden a


materializar la referida garantía con el menor uso posible de
declaraciones anteriores u otro tipo de información que no haya
sido decretada como prueba, precisamente para evitar la
desestructuración del modelo procesal. Por tanto, se ha dicho que
antes de introducir el contenido de declaraciones anteriores al
juicio oral, se le debe dar la oportunidad al testigo de aceptar las
contradicciones o las omisiones en sus relatos, pues, si las
47
3

Casación No. 52394


Javier Villate Zárate

reconoce, ya no tendría sentido hacer dicha incorporación ni, por


ende, asumir las dilaciones y los riesgos que la misma implica -
entre ellos, que el juez acceda a información por fuera de las reglas
del debido proceso- (ídem).

Igualmente, en el ámbito de la impugnación de la credibilidad de


los testigos, ha precisado que la utilización de pruebas de
refutación constituye una herramienta adicional, que opera
excepcionalmente cuando el testigo, en el contrainterrogatorio,
persiste en un dato que el interrogador considera mendaz, y la
parte cuenta con evidencia relacionada directamente con el
aspecto objeto de impugnación. Por ejemplo, si el testigo asegura
que pudo presenciar los hechos y la parte pretende demostrar que
para esa fecha estaba en una ciudad diferente, debe hacer uso del

contrainterrogatorio, pues si el mismo es suficiente para acreditar ese


aspecto, se hace innecesaria la fritroducción de "evidencia externa" acerca del
mismo (CSISP, 5 jun. 2019, Rad 55337).

Por su importancia para la solución del presente


asunto, deben resaltarse otros aspectos de la impugnación
de la credibilidad de los testigos: (i) por el carácter
adversativo del sistema de enjuiciamiento criminal, esa labor
le está confiada a las partes, máxime si se tienen en cuenta
los límites legales que tienen los jueces en materia de
iniciativa probatoria; (ii) las pruebas atinentes a la
credibilidad de los testigos pueden ser objeto de los errores
de hecho y de derecho susceptibles de ser corregidos en el
ámbito el recurso extraordinario de casación (CSJSP, 25 oct
2017, Rad. 44819); (iii) la credibilidad de los testigos es un
tema pertinente en el contrainterrogatorio,
independientemente de que la misma haya sido abordada en
el interrogatorio directo, simple y llanamente porque las
posibilidades de impugnación no pueden depender de la

48
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

parte que solicitó la prueba; y (iv) el artículo 403 de la Ley


906 de 2004 consagra diversas facetas de la impugnación de

la credibilidad, entre los que cabe resaltar el "carácter o


patrón de conducta del testigo en cuanto a la mendacidad".
Frente a este último tema, se ha resaltado lo siguiente:

La Sala ha abordado en múltiples oportunidades el derecho a la


confrontación como una de las principales expresiones del debido
proceso, consagrado en tratados internacionales sobre derechos
humanos suscritos por Colombia (Convención Americana de
Derechos Humanos y Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos), así como en las normas rectoras de la Ley 906 de 2004
y las reglas especificas sobre prueba testimonial (CSJ AP 5785, 30
Sep. 2015, Rad. 46153, entre otras).

También ha resaltado que el derecho a la impugnación de los


testigos es una de las principales expresiones de dicho derecho
(ídem).

Sin embargo, como suele suceder, ese derecho no es absoluto,


como quiera que también deben considerarse, entre otras cosas,
los derechos del testigo, que comparece al proceso para cumplir su
deber de colaborar con la administración de justicia.

En todo caso, el proceso penal no se puede convertir en un


escenario para cuestionar cualquier aspecto de la personalidad del
testigo, sus gustos, preferencias, etcétera, más allá de lo
estrictamente necesario para permitirle a la defensa (o, en su caso,
a la Fiscalía) impugnar su credibilidad.

En la Ley 906 de 2004, el legislador reguló esa temática de la


siguiente manera:

49
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Artículo 403. Impugnación de la credibilidad del testigo. La


impugnación tiene como única finalidad cuestionar ante el juez la
credibilidad del testimonio, con relación a los siguientes aspectos:

1. Naturaleza inverosímil o increíble del testimonio.


2. Capacidad del testigo para percibir, recordar o comunicar
cualquier asunto sobre la declaración.
3. Existencia de cualquier tipo de prejuicio, interés u otro motivo
de parcialidad por parte del testigo.
4. Manifestaciones anteriores del testigo, incluidas aquellas
hechas a terceros, o en entrevistas, exposiciones, declaraciones
juradas o interrogatorios en audiencia ante el juez de control de
garantías.
5. Carácter o patrón de conducta del testigo en cuanto a la
mendacidad23.
6. Contradicciones en el contenido de las declaraciones.

Es evidente la intención del legislador de permitir cuestionar el


carácter o patrón de conducta del testigo, sólo en lo atinente a su
mendacidad, precisamente porque el juicio no puede convertirse
en un escenario para cuestionar los gustos, las tendencias u otros
aspectos de la personalidad del declarante.

El tema ha sido regulado de forma semejante en el derecho


comparado. Al efecto, resultan ilustrativas las aclaraciones hechas
por un sector de la doctrina internacional sobre el sentido y alcance
del artículo 609 A de las Reglas de Evidencia de Puerto Rico
(equivalente al artículo 403 de la Ley 906 de 2004), en cuanto se
precisa que

El apartado (A) (1) establece una regla de exclusión de evidencia


de carácter del testigo, para fines de impugnar o sostener su
credibilidad, que no sea carácter de persona veraz o mendaz. Todo
otro rasgo de carácter queda excluido, por más que se trate de un

23 Negrillas fuera del texto original.


50
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

rasgo de carácter que denote o sugiera que se trata de una mala


persona. No es permisible, para impugnar credibilidad de un
testigo, que es persona violenta, mala, cruel, irrespetuosa y cuanto
otro vicio pueda señalarse. Igualmente, para sostener o rehabilitar
la credibilidad de un testigo sólo se permite evidencia de que es
una persona veraz; no se permite evidencia de otros rasgos
virtuosos del testigo24. (CSJAP, 8 feb. 2017, Rad. 49405, entre
otras).

No se discute la importancia de la impugnación de los


testigos de cargo, pues, según se indicó, constituye una de
las expresiones más importantes de la confrontación, erigida
como garantía judicial mínima en la Convención Americana
de Derechos Humanos (Art. 8) y el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (Art. 14), sin perjuicio de su
desarrollo en las normas rectoras de la Ley 906 de 2004
(artículos 8 y 16) y en la reglamentación del interrogatorio
cruzado.

Por su importancia para el caso, debe resaltarse que la


impugnación de la credibilidad de los testigos puede tener
variaciones en virtud de la aplicación de la perspectiva de
género, entre ellas: (i) además de las reglas generales sobre
el "carácter o patrón de conducta del testigo en cuanto a su
mendacidad", debe considerarse la prohibición expresa de
aludir a temas que puedan afectar la intimidad e integridad
de la víctima (T-453 de 2005, T-458 de 2007, entre otras), lo
que se aviene a lo expuesto en el artículo 38 de la Ley 1146
de 2011 acerca de las inferencias sobre la "credibilidad y

24Chiesa, Luis. Reglas de Evidencia de Puerto Rico. San Juan: Luiggi Abraham Ed.,
2009.
51
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

honorabilidad de la víctima"25; (iii) en el mismo sentido y por


las mismas razones, deben tenerse presente los límites que
establece esta disposición sobre la inferencia del
consentimiento en casos de delitos sexuales26, lo que,
naturalmente, incide el contenido del contrainterrogatorio y,
en general, el sistema de impugnación; y (iv) cuando resulte
necesario proteger a la víctima, el juez puede limitar la
publicidad del procedimiento, bajo los presupuestos del
artículo 149 de la Ley 906 de 2004.

Bajo la misma lógica, la Fiscalía tiene la carga de


realizar las labores investigativas y tomar las medidas
procesales pertinentes para la impugnación de los testigos
de la defensa. Esta obligación aplica para todos los casos
penales, pero adquiere una dimensión especial cuando
puede establecerse razonablemente que, en casos de
violencia de género, los declarantes podrían distorsionar la
verdad, bien porque se trate de ocultar agresiones puntuales
o sistemáticas, o se pretenda presentar a la víctima como
victimaria, sin ser ello cierto, lo que podría dar lugar a la
victimización secundaria en el ámbito judicial, que puede
tener profundas repercusiones en el proceso de abolición de
dicho fenómeno. Lo anterior, claro está, sin que se pierda la
objetividad en el manejo del caso (Art. 115 de la Ley 906 de
2004), porque si se establece que quien comparece en

25 Art. 38, numeral 4°: "la credibilidad, honorabilidad o la disponibilidad sexual de la


víctima o de un testigo no podrán inferirse de la naturaleza sexual del comportamiento
anterior o posterior de la víctima o de un testigo".
26 "El consentimiento no podrá inferirse de ninguna palabra o conducta de la víctima

cuando la fuerza, la amenaza de la fuerza, la coacción o el aprovechamiento de un


entorno coercitivo hayan disminuido su capacidad para dar un consentimiento
voluntario y libre".
52
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

calidad de víctima está mintiendo, ello no puede ocultarse


bajo ninguna circunstancia.

6.2.7. Las decisiones tomadas por otros


funcionarios, en trámites diferentes, frente
a los hechos objeto de juzgamiento

Sobre el particular, la Sala ha resaltado lo siguiente:

Es común que frente a unos mismos hechos el Estado intervenga


a través de diferentes entidades. Por ejemplo, si una persona
fallece a raíz de las lesiones sufridas en un percance
automovilístico, las autoridades de tránsito realizan el proceso
administrativo, es posible que se presente una demanda ante la
jurisdicción civil y, además, debe adelantarse la respectiva
actuación penal.

Por regla general, la manera como otros funcionarios hayan


resuelto los asuntos sometidos a su competencia, atinentes a los
mismos hechos ventilados en el proceso penal, no constituye tema
de prueba en este escenario, simple y llanamente porque el juez
debe resolver con independencia y autonomía sobre la procedencia
de la sanción (CSJ SP 3864, 15 marzo 2017, Rad. 46788). Lo
mismo puede predicarse de los alegatos que las partes o
intervinientes presenten en esos escenarios (AP 5785, 30 Sep.
2015; Rad. 46153).

Lo anterior sin perjuicio de que las pruebas que sirvieron de


fundamento a las decisiones tomadas en otros trámites puedan
ser llevadas al proceso penal, siempre y cuando se respete el
debido proceso (ídem).

Si las partes pretenden que ese tipo de decisiones se lleven como


medio de prueba al proceso penal, deben explicar su pertinencict,

53
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

lo que implica precisar si las mismas tienen una relación directa


con el hecho jurídicamente relevante, o si son pertinentes en
cuanto sirven de soporte a un dato o "hecho indicador" del aspecto
factual que puede subsumirse en la respectiva norma penal.

En el mismo sentido, si el juzgador opta por fundamentar la


sentencia en las decisiones tomadas por otros funcionarios frente
a los mismos hechos, debe explicar la conexión de las mismas con
la premisa fáctica del fallo, según los parámetros expuestos en el
numeral 1.1. (CSJSP, 8 mayo 2017, Rad. 48199, entre otras).

6.3. Análisis del caso sometido a conocimiento de


la Sala

6.3.1. No se tuvo en cuenta el contexto en el que


ocurrieron las agresiones acaecidas el 9 de julio de 2009

Desde el 10 de julio de 2009 la víctima puso en


conocimiento de las autoridades que la noche anterior fue
golpeada por su esposo, JAVIER VILLATE ZÁRATE. En el
trámite adelantado ante las autoridades administrativas y
judiciales competentes, se ventiló que dicho episodio ocurrió
en el contexto de la violencia sistemática que el procesado
venía ejerciendo sobre su compañera, que incluía continuos
maltratos físicos y psicológicos. Una de las testigos, hermana
de la denunciante, se refirió a la ocurrencia de abusos
sexuales.

A pesar de que la imputación se formuló mucho


después (año 2015), y aunque es claro que el delegado de la
Fiscalía conocía los procesos en mención, finalmente solo
hizo alusión a las agresiones ocurridas el 9 de julio de 2009,
54
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

sin sentar mientes en la violencia sistemática denunciada.


Ello se vio reflejado en la premisa fáctica del escrito de
acusación:

Se origina la investigación como consecuencia de la denuncia que


presentara la señora FANNY CONSTANZA BUSTOS MORENO (...)
ante la Comisaría 13 de Familia donde pone en conocimiento unos
hechos ocurridos el pasado 09/ 07/ 09 en la calle (...), en la que
señala que a eso de las 9:00 P. m., su esposo y aquí acusado con
el que estaba en proceso de divorcio, al no estar de acuerdo con el
escrito de poder para la abogada, procedió a romper el mismo
tirándoselo en la cara y golpeándola en la cabeza señala que le
metió los dedos a la boca y le lesionó el frenillo lingual, que la tomó
del brazo y le produjo un edema, además señala que se refirió a
ella con palabras soeces e indignantes, hasta de su
comportamiento sexual, señala que la amenazó con dejarla sin
trabajo, sin hijas y sin bienes, amén de haberla amenazado de
muerte, lo que hizo delante de sus dos menores hijas. Es del caso
señalar que por estos hechos en la valoración realizada a la
víctima por medicina legal, 10 de julio de 2009 con el que se dio
una incapacidad definitiva de 12 días sin secuelas médico
legales.

Cabe agregar que desde el año 2009 se sabía que el


procesado formuló denuncia en contra de la señora Bustos
Moreno, por el mismo delito, y, sin embargo, al parecer ni
siquiera se evaluó la posibilidad de ventilar estos asuntos en
un solo proceso.

Esa omisión, además, dificultó el acopio de pruebas,


según lo explicado en los numerales anteriores. Sin
embargo, como allí se indicó, ello no es óbice para que se
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

evalúe si existe mérito para emitir la condena por el delito de


violencia intrafamiliar.

6.3.1. La práctica probatoria se redujo a los hechos


ocurridos el 9 de julio de 2009

Como la premisa fáctica de la acusación se redujo al


referido tema, ello se tradujo en la ausencia de pruebas sobre
el contexto en que ocurrieron las agresiones descritas en la
acusación, a pesar, se insiste, de que la señora Bustos
Moreno hizo énfasis en que fue sometida a violencia física y
psicológica durante varios años e incluso aseguró que varios
moretones que tenía en su cuerpo eran producto de lesiones
anteriores causadas por el procesado. Aunado a ello,
VILLATE ZÁRATE también se refirió a la violencia
sistemática ejercida por su esposa a lo largo de los años e,
incluso, dijo que el poder que le exhibió su esposa contenía
términos agraviantes, ya que prácticamente le impedía el
contacto con sus hijas.

Así, aunque se mencionó un dictamen médico legal que


da cuenta del origen de esas huellas de violencia, el mismo
no se presentó, y un supuesto infoinie sobre las afectaciones
psicológicas sufridas por las hijas de la víctima a raíz de
estos episodios de violencia, corrió la misma suerte. Es más,
ni siquiera se aportó el referido poder, a pesar de su
importancia para conocer las circunstancias que rodearon la
conducta del procesado.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Finalmente, se practicaron las pruebas enunciadas en


la primera parte de este apartado, que serán analizadas más
adelante.

6.3.2. Los yerros en el proceso de impugnación de


la credibilidad de los testigos

Las partes no escatimaron esfuerzos para cuestionar la


credibilidad de los testigos, pero no agotaron los respectivos
procedimientos legales. Finalmente, la impugnación se
redujo a comentarios extemporáneos y carentes de
fundamento, lo que privó a la Judicatura de mejores
elementos de juicio para resolver este asunto. Ello, sin
perjuicio de los errores cometidos por el juez de primera
instancia.

En efecto, la defensa pretendió impugnar la credibilidad


de la víctima, entre otras cosas porque, según dijo, esta
mintió al decir que los moretones que se observaban en su
cuerpo eran producto de los golpes que le propinó el
procesado, cuando, en realidad, esas lesiones se las causó
en un accidente de tránsito. No obstante, este tema no fue
incluido en el contrainterrogatorio y, por tanto, no se abrió
la posibilidad para presentar pruebas de refutación en el
evento de que la testigo negara la situación planteada por el
defensor (además de reportes de tránsito o la historia clínica, el
defensor mencionó a una testigo de esos hechos).

Por su parte, la Fiscalía, durante el contrainterrogatorio


del policial que atendió este caso, intentó cuestionar su

57
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

credibilidad, indagándole por las razones por las que fue


removido de la Policía Nacional. Se alcanzó a conocer que fue
por un asunto penal, más no de qué se trataba, pues el juez
consideró procedente una objeción que presentó la defensa
en ese sentido. Según se indicó en el numeral 6.2.2.3, el
artículo 403 permite impugnar la credibilidad respecto del
"carácter o patrón de conducta del testigo en cuanto a la
mendacidad", por lo que era pertinente auscultar por los
motivos de ese retiro, con los límites analizados en ese
apartado.

El apoderado de las víctimas se refirió, igualmente, a


un video que supuestamente da cuenta de una reunión del
procesado con este policial, supuestamente orientada a
consumar un soborno. No obstante, el referido documento
fue allegado extemporáneamente, tal y como sucedió con un
dictamen sobre el video de lo sucedido momentos después
de ocurrida la agresión del 9 de julio de 2009.

En esa misma lógica, el mismo abogado mencionó la


relación sentimental que al parecer existía entre el procesado
y una de las testigos de la defensa, pero esa información
tampoco se introdujo por el cauce legal, razón suficiente para
que no pueda ser valorada.

Finalmente, aunque el procesado se refirió al contenido


agraviante del poder que le enseñó su esposa, el tema no fue
abordado en el contrainterrogatorio. Además, se insiste, esa
evidencia documental no fue presentada por ninguna de las
partes. Debe aclararse que la relevancia de esa prueba no se

58
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

asocia a la justificación del proceder del procesado, sino al


entendimiento de las circunstancias bajo las cuales se
produjo la agresión, lo que es determinante para establecer
la concurrencia de la mencionada circunstancia de mayor
punibilidad.

6.3.2. La incorporación de documentos


concernientes a otros trámites
administrativos o judiciales sobre los
mismos hechos

Ambas partes introdujeron copia de los trámites que


adelantaron ante las respectivas autoridades
administrativas y judiciales con el propósito de obtener
medidas de protección.

Al respecto, no tuvieron en cuenta que las conclusiones


a que arribaron los respectivos funcionarios no pueden
tomarse como verdades apodícticas en este proceso, no solo
por las razones expuestas en el numeral 6.2.2.4, sino
además porque las mismas corresponden a estándares de
conocimiento y probatorios sustancialmente diferentes, pues
es sabido: que los mismos son mayores en el proceso penal,
precisamente porque puede dar lugar a la afectación grave
de la libertad y de los derechos que le son conexos.

De esta manera, si los testigos que declararon en el


juicio oral también lo habían hecho en esas actuaciones, sus
versiones anteriores podían ser utilizadas para refrescar la
memoria, impugnar la credibilidad o como testimonio
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

adjunto. Si alguno de ellos no estaba disponible para


declarar en este proceso, su declaración anterior podía ser
incorporada como prueba de referencia, siempre y cuando,
para cualquiera de estos eventos, se agotara el debido
proceso (CSJSP, 25 ene. 2017, Rad. 44950, entre muchas
otras). Lo mismo puede predicarse de las pruebas
documentales o periciales practicadas en esas otras
actuaciones.

6.3.3. Lo que declaró probado el Tribunal

Para el Tribunal es creíble que la noche del 9 de julio


de 2009 Fanny Constanza Bustos Moreno le exhibió un
poder a JAVIER VILLATE ZÁRATE, lo que generó un
escenario de agresión mutua, en el que la primera le arañó
el cuello al segundo, y este le causó lesiones a su compañera
en el frenillo lingual. Al respecto, resaltó que si bien es cierto
en el video aportado por la Fiscalía (sobre lo acaecido instantes
después de la agresión) no se observan lesiones en la parte

izquierda del cuello del procesado, de las mismas dan cuenta


el testimonio del policial Humberto Hurtado, así como el
informe rendido por el médico legista, quien, tras
describirlas, concluyó que dieron lugar a una incapacidad
médico legal de 4 días.

Sin embargo, desestimó la legítima defensa a que hizo


alusión el Juzgado en la sentencia absolutoria, en esencia
porque: (i) este caso debe analizarse en el contexto de
violencia estructural contra la mujer, en el que es
inadmisible el estereotipo de la "mujer débil que no se

60
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

defiende , tal y como lo dejó sentado la Corte Constitucional

en la sentencia T-027 de 2017; (ü) el desequilibrio de fuerzas


entre Fanny Bustos y JAVIER VILLATE es evidente, pues la
primera es una mujer de 1.55 metros de estatura, mientras
el hombre mide 1.82 metros, tiene un notorio desarrollo
muscular y es experto en boxeo; (iii) no es creíble que el
procesado le haya introducido "espontáneamente" los dedos
a la boca a su esposa, pues si quería alejarla para que se
calmara, le hubiera bastado con sujetarle las manos; (iv) la
lesión bucal sufrida por la víctima se demostró con su
testimonio, y con lo expuesto por el médico legista que le
practicó el respectivo reconocimiento, quien hizo alusión a
una herida aún sangrante y, por ende, reciente; (iv) la versión
de la víctima también encuentra respaldo en el video ya
mencionado, pues allí se observan los fragmentos del poder
que dio lugar a la agresión, así como su consternación a raíz
de estos hechos; (v) el procesado asegura que se limitó a asir
a su esposa de los brazos, pero no explicó de qué forma esta
resultó lesionada en la boca; (vi) instantes después de
ocurrido el incidente, la víctima llamó a su hermana para
contarle que Javier la había agredido; y (vii) poco después de
ocurrido el incidente los policiales trasladaron a la víctima a
Medicina Legal, lo que descarta que la lesión en la boca
tengan una causa diferente a la agresión denunciada.

Sobre el testimonio de la señora Bustos Moreno,


concluyó:

Así las cosas, se concluye que el testimonio de la ofendida es


coherente y creíble frente a la forma de ocurrencia de los hechos,
así como frente al núcleo central de la situación fáctica; además,

6.1
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

no reporta ningún aditamento extraordinario que sugiera la


imposibilidad de comisión de los acontecimientos investigados, ni
mucho menos aparece evidenciada una intención dolosa tendiente
a perjudicar injustamente al procesado. Eso tampoco se probó por
la defensa, ni lo percibe el Tribunal.

En lugar de eso se observa que la denunciante anidaba


sentimientos de amor hacia VILLATE ZÁRATE, toda vez que no
tenía la intención de separarse de él; por el contrario, fue muy
difícil que aquella accediera a iniciar los trámites judiciales
respectivos, pues así lo dijo Tatiana Bustos, quien actuó como su
abogada.

Adicionalmente, Tatiana Bustos también refirió que su hermana


simplemente no quería iniciar ninguna actuación legal contra el
acusado, a pesar de existir fundamento para ello, puesto que la
agredió múltiples veces y, en alguna oportunidad, la obligó a
sostener relaciones sexuales con él.

En este orden de ideas, "si la víctima lo golpeó, ello no le


daba derecho a él de agredirla también; lo correcto era
proceder a denunciarla, mas no responder al ataque, mucho
menos de la forma en la que lo hizo".

En los acápites siguientes, el Tribunal se refirió a varios


de los argumentos que expuso el Juzgado para sustentar la
absolución. En esencia, resaltó que no puede minarse la
credibilidad de la víctima por el hecho de haber propiciado
la convivencia bajo el mismo techo con su cónyuge (en una
época laboró en otro municipio), o no haber denunciado las

agresiones anteriores, entre otras cosas porque: (i) para


cuando la pareja estaba distanciada, se dio el primer
embarazo, por lo que es natural que la víctima quisiera unir

62

Pib
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

a la familia; (ii) el juez "pasó por alto que las mujeres víctimas
de maltrato generalmente no denuncian a sus parejas por
variadas razones, entre ellas, amor, paciencia, miedo,
resignación, dependencia económica, revictimización, pena,
etd'; y (iii) el juez no le creyó a la víctima que los moretones
que presentaba fueran producto de otras agresiones del
procesado, lo que no es trascendente porque en este caso
únicamente se analiza lo ocurrido el 9 de julio de 200927.

6.3.4. Respuesta a los alegatos del impugnante y


los no recurrentes

Contrario a lo que insinuaron la Fiscalía y el Ministerio


Público en la audiencia de sustentación del recurso de
casación, la valoración de las pruebas —o parte de ellas-
atinentes a la credibilidad de los testigos puede dar lugar a
errores de hecho y de derecho, que, según las
particularidades del caso y el nivel de argumentación
expuesto por el demandante, pueden ser relevantes en el
ámbito del recurso extraordinario de casación, tal y como se
explicó en el numeral 6.2.2.3. Frente a este aspecto, debe
otorgársele la razón al demandante.

Sin embargo, los argumentos que presenta el censor


para establecer que existe duda sobre la ocurrencia de los
hechos y la responsabilidad penal de VILLATE ZÁRATE son
inadmisibles, por las razones que se indican a continuación.

6.3.5.1. Las lesiones sufridas por la víctima

27 Negrillas fuera del texto original.


Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Frente a este aspecto, el impugnante cuestiona la


valoración probatoria realizada por el Tribunal,
especialmente porque omitió testimonios y documentos que
ponen en tela de juicio que la señora Bustos Moreno haya
sido lesionada en su boca esa noche, toda vez que: (i) según
el testimonio de su progenitora, para ese momento no
presentaba heridas sangrantes, como la que describió el
médico legista; (ii) esa noche, la cónyuge no le mencionó a
los policiales que había sido lesionada en la boca; y (iii) no
es cierto que el policial que compareció al juicio haya dicho
que la acompañó a que se le practicara el respectivo
reconocimiento médico.

Aunque es cierto que el Tribunal dio por sentado que


los policiales acompañaron a la víctima al Instituto Nacional
de Medicina Legal, sin ser ello cierto, ese yerro es
intranscendente, porque existe prueba suficiente de que la
señora Fanny Bustos Moreno efectivamente fue víctima de
violencia la noche del 9 de julio de 2009, por las razones que
se indican a continuación:

Tal y como sucede con el vínculo matrimonial y la


convivencia que sostenían los esposos VILLATE BUSTOS, en
este caso no se discute que la noche del 9 de julio de 2009
existió entre ellos una confrontación. Esa situación fue
reconocida por ambos en sus declaraciones y de la misma da
cuenta el video aportado por la Fiscalía. Tampoco se discute
que la mujer le entregó al hombre un poder, y que este lo
rompió en varios pedazos, como bien se observa en la

64
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

referida grabación, lo que, a su manera, fue mencionado por


ambas partes. Durante el juicio oral no se aportaron
suficientes elementos de juicio para establecer por qué el
procesado rompió el poder.

Tampoco se discute que ese altercado generó un gran


impacto en la señora Bustos Moreno, pues el mismo se
advierte con claridad en el video tomado poco tiempo
después de ocurridos los hechos, sin que pueda perderse de
vista que esa situación fue referida por los testigos que
comparecieron al juicio oral, tanto los de cargo como los de
descargo.

En el video en mención se observa que la víctima y sus


familiares se enfrascaron en una acalorada discusión con el
procesado, que se caracterizó por los múltiples reclamos que
le hicieron a este por la violencia que venía ejerciendo sobre
su esposa. La defensa tiene razón en cuanto afirma que el
Tribunal no se detuvo a analizar con mayor detalle esta
prueba, aunque las conclusiones que se derivan de ese
estudio minucioso son diferentes a las que se plantean en la
demanda, por las razones que se indican a continuación.

En medio del llanto y de su notoria conmoción, la


señora Bustos Moreno se refirió a la violencia de que fue
víctima y, puntualmente, señaló que había resultado
afectada en su boca (minuto 2:49). Ante ello, VILLATE ZÁRATE,
quien siempre se mostró dispuesto a refutar las acusaciones
que se le hacían, le preguntó que, si ello fue así, por qué no
procedió a morderlo.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Así, se tiene que desde esa oportunidad (momentos


después de ocurridos los hechos) y bajo una alteración psíquica
que difícilmente es compatible con la ideación de historias
falsas con ese nivel de detalle, la víctima se refirió a la
afectación en esa parte del cuerpo, lo que luego fue
refrendado por el médico legista. No puede pasar inadvertido
que esas manifestaciones las hizo frente a los policiales,
como bien se aprecia en la grabación, lo que, aunado a otras
razones que se expondrán más adelante, permiten poner en
tela de juicio el testimonio del agente Hurtado Otálvaro.

Esta versión encuentra respaldo en el testimonio de la


señora María Fanny Moreno de Bustos, madre de la
afectada, pues durante el interrogatorio directo (minuto 47)
dijo que esa noche Fanny Constanza le mostró las heridas
que tenía en la boca. Durante el contrainterrogatorio hizo
hincapié en que su hija estaba "totalmente maltratada"
debajo de la lengua y que, según la versión de esta, ello
ocurrió porque el procesado le metió los dedos a la boca. Con
tranquilidad, aceptó que no le vio sangre en esa parte del
cuerpo, aunque resaltó que la misma estaba roja. Este
testimonio es creíble no solo por la riqueza de los detalles,
sino además porque, como se resaltó en la sentencia
absolutoria, no se evidencia ánimo de perjudicar al
procesado. De hecho, aunque esta testigo acompañó a su
hija al reconocimiento médico legal, y es evidente que ha
estado al tanto del desarrollo de este asunto, expuso que no
vio sangre en el frenillo lingual de la demandante, lo que
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

confirma su propósito de limitar su versión a lo que pudo


percibir.

El hecho de que la madre de la víctima no le haya visto


sangre en el frenillo lingual, no descarta la existencia de esta
lesión. Ello pudo haber ocurrido por múltiples razones, por
ejemplo, que en medio del desenfreno que caracterizó el
encuentro posterior a los hechos, no la haya auscultado
suficientemente, que el sangrado fuera poco y, por ende,
dificil de advertir a simple vista, la ubicación de la lesión
(frenillo lingual) puede obstaculizar su adecuada
apreciación, etcétera.

Lo que se tiene claro es que momentos después de


ocurridos los hechos, en medio de una notoria alteración
emocional y en presencia de los policiales, la víctima se
refirió a la agresión que afectó su boca, lo que permite
descartar que se trate de una invención de última hora.
También está demostrado que al día siguiente presentaba
una herida sangrante en el frenillo lingual, tal y como lo
certificó el médico legista, y que poco después de ocurridos
los hechos tenía una lesión en esa parte del cuerpo, como lo
expresó la testigo Moreno de Bustos.

Así, resulta poco probable que ella misma se haya


causado esa herida (lo que parece insinuar el censor),

exactamente en el frenillo lingual (ubicado debajo de la lengua),


o que haya agravado la lesión que le fue causada, pues ello
implicaría aceptar que, desde la noche misma de los hechos,
en medio de su notoria alteración, luego de que su esposo

67
Casación No. 52354
Javier Villate Zárate

rompiera en varias partes el poder otorgado a una abogada,


ideó una historia falsa con el fin de perjudicarlo. De hecho,
la ubicación de la lesión es mucho más compatible con su
testimonio ( VILLATE ZÁRATE le metió los dedos a la boca), que con
un relato fabricado, pues no se avizoran razones para que
hubiera elegido esa parte del cuerpo para auto lesionarse.

6.5.3.2. Las lesiones que presentaba el procesado

En la grabación de lo sucedido poco después de


ocurridos los hechos se observa a JAVIER VILLATE ZÁRATE
mucho más tranquilo que su esposa, a lo que también se
refirieron los testigos que declararon en el juicio oral. En esa
condición, les hizo frente a las incriminaciones que le hacían
los familiares de la víctima, por haberla golpeado ese día y
por supuestamente haberla sometido a una violencia
sistemática.

Aunque se hizo notorio el propósito del procesado de


justificar la situación, pues incluso se refirió a que la señora
Bustos Moreno "le pegó patadas" —minuto 1:17-, en ningún
momento mencionó un dato que no tenía por qué pasar
desapercibido, esto es, que ella le causó arañazos en el
cuello. De haber sido cierto que la denunciante causó esa
agresión, lo razonable es que VILLATE ZÁRATE lo hubiera
mencionado, pues la misma le permitía explicar con mayor
solvencia que fue Fanny Constanza, y no él, quien realizó la
conducta agresiva.

68
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Aunado a lo anterior, se tiene que prácticamente todo


el tiempo la cámara fue ubicada en un ángulo que permitía
captar la parte izquierda del cuerpo del procesado (el médico
legista se refirió a lesiones en la parte izquierda del cuello). Sin

embargo, por más que se ausculte el contenido de la


grabación, no se observan lesiones en esa parte del cuerpo,
aunque, según el policial Hurtado Otálvaro, las mismas eran
ostensibles.

Frente al testimonio de este último, cabe resaltar,


además, que aseguró que la víctima hizo alusión a
agresiones mutuas, mientras que en el video se observa a la
señora Bustos, en presencia de los policiales, aseverando
repelida y vehementemente que su esposo fue quien la
maltrató.

Lo anterior pone en tela de juicio la credibilidad de


Hurtado Otálvaro, quien, además, durante el
contrainterrogatorio aceptó que fue retirado de la Policía
Nacional por un "problema penar, tema que no se aclaró
suficientemente, por las razones ya indicadas.

Finalmente, cabe advertir que es cierto, como lo afirma


el impugnante, que VILLATE ZÁRATE, durante el episodio
que quedó registrado en el video, no confesó haber agredió a
su compañera. Sin embargo, este dato resulta poco
trascendente, porque fueron la misma víctima y sus
familiares quienes obtuvieron y aportaron la grabación, y es
claro que la misma constituye mejor evidencia de lo
acontecido en esa oportunidad, de tal manera que es

69
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

suficiente observarla para saber qué fue exactamente lo que


dijo el procesado y establecer si esas manifestaciones
pueden tomarse como una " confesión" .

6.5.3.3. El contexto en el que ocurrieron los hechos

La defensa presentó en el juicio oral a dos mujeres que


laboraron en la residencia de la víctima y el procesado. Con
ellas se pretendió demostrar el mal carácter de la señora
Bustos Moreno y, al parecer, las lesiones que en una ocasión
esta le causó al procesado. Asimismo, se refirieron a la
reacción de la víctima y los familiares de esta luego de
ocurridos los hechos del 9 de julio de 2009.

De otro lado, la denunciante, su hermana y su


progenitora se refirieron al unísono a la violencia sistemática
a la que el procesado sometió a la primera durante varios
años, que, según esos relatos, incluyó agresiones físicas y
psicológicas, así como abuso sexual.

La precaria información aportada por las partes sobre


este tema impide establecer si existieron patrones de
violencia sistemática de parte de uno o ambos cónyuges.
Igualmente, limita el análisis acerca de las circunstancias
que rodearon el herimiento que el procesado le causó a su
esposa.

De un lado, las manifestaciones acerca del carácter de


la señora Bustos, y la mención a algunas heridas en el
cuerpo de VILLATE ZÁRATE, así como la espontánea

70
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

manifestación que este le hizo a su empleada acerca de que


su esposa lo golpeó en la boca, no pasan de ser datos
insulares, que no fueron sometidos a corroboración y debate.

Incluso si se aceptara, para la discusión, que estos


hechos realmente ocurrieron, no se explica de qué manera
justifican lo sucedido el 9 de julio de 2009, toda vez que,
como lo precisó el Tribunal, el procesado tenía derecho a
denunciar esas agresiones, pero bajo ninguna circunstancia
a maltratar a su esposa, máxime si se tiene en cuenta su
notoria superioridad física.

Lo mismo puede predicarse de la violencia sistemática


que se le atribuye al procesado. No existen bases suficientes
para concluir que la misma se presentó, ni sería posible un
pronunciamiento de fondo frente a las mismas, porque ese
tema no se incluyó en la acusación.

Además, aunque el relato de la señora Bustos Moreno


merece credibilidad y denota solidez en cuanto a la lesión
que le causó su esposo la noche del 9 de julio de 2009, no
sucede lo mismo con lo que expresó acerca de la violencia
sistemática, pues la Fiscalía omitió incorporar las pruebas
atinentes al origen de las lesiones que la denunciante
presentaba en otras partes del cuerpo, a pesar de la
supuesta existencia de un dictamen médico legal, que
tampoco fue solicitado por la víctima o su apoderado judicial.
No puede olvidarse que durante el proceso se expuso otra
posible causa de esas lesiones (un accidente de tránsito),
tema que no fue profundizado por ninguna de las partes.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Lo mismo sucedió con el informe del dictamen


practicado a las hijas del procesado, donde estas, según se
insinuó, se refirieron a la actitud violenta del procesado.

Frente a estas pruebas, el apoderado judicial de la


víctima se refirió a supuestas omisiones por parte de la
Fiscalía. Al respecto, debe resaltarse que el ordenamiento
jurídico le otorga a la víctima la posibilidad de solicitar
pruebas, lo que seguramente era conocido por la
denunciante, dada su formación en el área penal y su amplia
experiencia como fiscal. Esta actitud procesal contrasta con
la notoria iniciativa que tuvo la denunciante o sus
colaboradores para realizar los seguimientos que
permitieron descubrir la reunión clandestina del procesado
con uno de los policiales, lo que se ventiló
extemporáneamente en el proceso.

La Sala advierte que la alusión que se hace a la


formación jurídica y la función judicial de la denunciante no
está orientada a descartar de antemano su vulnerabilidad ni,
bajo ninguna circunstancia, a discriminarla por el hecho de
ser mujer. Lo único que se pretende resaltar es el poco
interés de la Fiscalía para el esclarecimiento del contexto en
el que ocurrieron los hechos, lo que no pudo ser corregido
con la oportuna intervención de la víctima. Esa misma
actitud se vio reflejada en la inactividad frente a los testigos
de la defensa, quienes coincidieron al referirse a los
continuos aportes que hizo la señora Bustos para el deterioro
de la relación matrimonial, aunque, según se indicó, este
tema tampoco fue desarrollado suficientemente.

72
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

6.5.3.4. Los argumentos expuestos en el fallo


absolutorio, que fueron retomados por el demandante

En la demanda de casación se trascribieron varios de


los argumentos que sirvieron de fundamento al fallo de
primera instancia.

El Juzgado hizo énfasis en que las lesiones que la


víctima presentaba en el brazo no tenían la apariencia de
haber sido causadas el 9 de julio de 2009. Estas
conclusiones son acertadas, si hacen alusión a los
moretones que se observan en la grabación. No obstante,
dichas aseveraciones se avienen a lo expuesto por el
Tribunal, pues en el fallo impugnado se hizo hincapié en que
la condena se emitió por las heridas que le fueron causadas
a la señora Bustos Moreno en el frenillo lingual, y se dejó en
claro que las lesiones que se hubieran causado en otras
oportunidades no fueron objeto de debate, lo que también
tenía claro el Juez en cuanto afirmó que "nunca en la
acusación se habló de las agresiones anteriores hacia la
señora Fanny sino de las causadas únicamente el 9 de julio".

De otro lado, el Juzgado resaltó que la hermana de la


víctima se refirió a la supuesta confesión hecha por el
procesado, cuando ello no corresponde a la realidad. Lo
cierto es que esta testigo fue quien facilitó la obtención del
video, que permite establecer con precisión qué fue lo que le
preguntaron al procesado y qué fue lo que este respondió, lo
que le resta trascendencia a la interpretación que la
declarante haya hecho de ese cruce de palabras, pues la

73
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

Judicatura puede formarse su propia opinión a partir del


estudio de la grabación.

En cuanto al testimonio de la señora María Fanny


Moreno de Bustos, el Juzgado resaltó su espontaneidad y
falta de ánimo vindicativo. El censor hizo notar que, según
el Juzgado, la madre de la víctima "es la única testigo que
pudo observar la cavidad bucal de la señora Fanny
-Constanza Bustos Moreno, en el mismo lugar de los-hechos,
habiendo pasado aproximadamente una hora de los
supuestos actos de agresión y refiere de forma categórica que
no vio sangre en el sitio que ella señaló y que corresponde al
frenillo lingual". Sin embargo, el memorialista acepta que la
declarante-señaló que "en la boca tenía muy coloradocl-entro
de la parte del paladar, del paladar no, sino de la parte aquí
debajo de la lengua sí tenía muy rojo, y ella cuando me lo
mostró, mire mamá".

Si este testimonio es creíble, como se señala en-el fallo


absolutorio, se erige en un importante factor de
corroboración de la versión de la víctima, pues permite
confirmar que, desde el principio, poco después de ocurridos
los hechos, Fanny Constanza se refirió a la lesión en la boca
y, además, presentaba huellas de violencia en esa parte del
cuerpo.

Ahora bien, el hecho de que una lesión que lucía "muy


roja" una hora después de ocurridos los hechos, se
encontrara sangrando horas después, al momento del
reconocimiento médico legal, no descarta su existencia ni su

74
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

causa, como tampoco permite inferir que la víctima haya


agravado su situación, como parece insinuado el censor.

Lo que parece cuestionar el Juzgado (y, por remisión, el


impugnante), es que la herida estuviera sangrando al momento

del examen médico legal, y no presentara esa característica


para cuando la madre de la víctima la auscultó. En el campo
especulativo, al que el censor trasladó el debate, pueden
plantearse múltiples explicaciones de esta situación. Sin
embargo, al proceso no se aportó ningún dato técnico
científico (o de otro orden) que lleve a concluir que la víctima
hizo algo irregular para perjudicar al procesado. Por el
contrario, esa situación no varía los datos que le otorgan
credibilidad al relato de la denunciante, esto es, que la
afectación en la boca siempre hizo parte del relato, incluso
el que entregó cuando estaba afectada emocionalmente, que
su progenitora, cuyo testimonio fue calificado por el Juzgado
como espontáneo y carente de ánimo vindicativo, describió
una lesión, "muy roja", en esa parte del cuerpo, y que el
médico legista describió con precisión las características y
consecuencias de la misma.

Finalmente, el Juzgado manifestó que en la grabación


aportada al proceso se advierte que el procesado fue
insultado y que se le negó cualquier posibilidad de explicar
los hechos. Ello no coincide con la realidad, porque
claramente se advierte que existieron dos momentos
diferentes en la interacción de los familiares de la víctima y
JAVIER VILLATE ZÁRATE. En el primero, los parientes de la
señora Bustos Moreno le pidieron que explicara el origen de

75
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

las lesiones, obteniendo como respuesta que fue la


denunciante quien le propinó patadas y que él se limitó a
asirla de los brazos, al tiempo que le dijo a su esposa que si
fue cierto que él le metió los dedos a la boca, entonces por
qué no lo mordió. En la segunda parte, se advierte una
actitud mucho más hostil, y fue allí cuando se produjeron
los insultos.

6.5.3.4. Conclusiones

La Fiscalía no abordó este caso con enfoque de género,


lo que se tradujo en la imposibilidad de establecer si Fanny
Constanza Bustos Moreno efectivamente fue sometida a
violencia física, psicológica y sexual durante varios años, y
si sus dos hijas resultaron afectadas con esos hechos. Por la
forma como el ente acusador estructuró su teoría del caso,
el debate se redujo a los hechos ocurridos el 9 de julio de
2009.

A pesar de esta omisión, pudo acreditarse que en esa


fecha el procesado agredió a su esposa y le causó las lesiones
ya conocidas, lo que constituye el delito de violencia
intrafamiliar, previsto en el artículo 229 del Código Penal.

Está igualmente claro que la sentencia condenatoria no


se fundamenta en la mayor credibilidad que, a priori, deba
otorgársele a la versión de la víctima por su género o por la
calidad en la que comparece al proceso. En este caso se
privilegió su relato sobre el del procesado, por los factores

76
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

internos de credibilidad y por el respaldo que encuentra en


las otras pruebas practicadas durante el juicio oral.

En sentir de la Sala, las conclusiones del Tribunal


acerca de las lesiones que sufrió JAVIER VILLATE ZÁRATE
a manos de su esposa fueron apresuradas, pues si bien es
cierto existe un dictamen que da cuenta de que el 10 de julio
de 2009 el procesado presentaba heridas superficiales en su
cuello y el policial que declaró en el juicio dijo haber visto
esos signos de violencia, porque eran ostensibles, los mismos
no se aprecian en la grabación ya mencionada, a pesar de
que la cámara enfocaba esa parte de su cuerpo, ni el
procesado se refirió a ellas para explicar la situación ante los
reclamos que le hicieron los familiares de la víctima, lo que
va en contravía de su evidente intención de mostrar a su
esposa como la agresora. Además, el juzgador de segundo
grado no tuvo en cuenta las notorias inconsistencias del
relato del policial Hurtado, si le compara con el contenido del
video, pues allí se observa con claridad que la víctima, en su
presencia, se refirió a. la agresión en la boca y sostuvo con
vehemencia que los actos de violencia fueron ejercidos por
su esposo.

De otro lado, las pruebas que el censor echa de menos


en la valoración del Tribunal no tienen la entidad suficiente
para cambiar el sentido de la decisión, pues la víctima, bajo
un notorio estado de afectación emocional, desde ese
momento se refirió a la agresión en la boca, lo que fue
corroborado por el médico legista algunas horas después. No
se avizoran razones para concluir que la denunciante decidió

77
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

lesionarse el frenillo lingual para incriminar a su esposo, y


que toda esta historia la fraguó en medio del debate que se
suscitó porque VILLATE ZÁRATE rompió en varios pedazos
el poder elaborado por una abogada.

Es razonable que las lesiones sufridas por la señora


Bustos, por su ubicación, no se aprecien en el video.
Igualmente, el hecho de que la madre de la víctima no haya
observado sangre en la boca de esta no descarta que las
lesiones existieran, por las razones atrás indicadas.

Lo declarado por el policial Hurtado en otros procesos


no podría ser valorado en este juicio. Pero, si así fuera, la
versión de este ex servidor público resulta poco creíble,
porque buena parte de su relato se contrapone a la evidencia
fílmica aportada por la Fiscalía.

En cuanto al testimonio rendido por el policial John


Fernando Riaño Martínez en el mismo trámite
administrativo, resulta aplicable lo expuesto en el párrafo
anterior. Sin embargo, si en gracia de discusión se admitiera
la posibilidad de valorarlo, debería considerarse que, según
la transcripción realizada por el censor, este testigo dijo que
"don Javier también tenía como marcas de arañazos en el
cuello,pero no parecían que fueran recientes-sino de
tiempo atrás el hematoma y los arañazos" 28. Esta
descripción de las lesiones que presentaba el procesado no
coinciden con lo expuesto por el otro policial, ni con las

28La misma da cuenta de lo declarado por el policial en ese trámite administrativo,


según se observa en el folio 152.
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

conclusiones del médico legista, pues no es compatible con


las lesiones que supuestamente sufrió aquella noche.

Y, adicionalmente, las pruebas sobre los


comportamientos anteriores de los ex esposos no son
concluyentes, en ninguno de los sentidos indicados por las
partes. En lo que concierne a los supuestos maltratos
sufridos anteriormente por JAVIER VILLATE ZÁRATE, así se
dieran por probados, no justificarían su comportamiento del
9 de julio de 2009.

Por último, se tiene que el procesado, en su calidad de


testigo, ni la defensa en general, presentaron una hipótesis
alternativa acerca del origen de las lesiones que la señora
Fanny Constanza sufrió en la boca la noche del 9 de julio de
2009, tal y como lo resaltó el Tribunal. Así, existiendo
elementos de juicio suficientes para concluir que la
denunciante efectivamente fue maltratada por su esposo en
esa oportunidad, encuentra la Sala que la duda razonable
que invoca el censor no fue debidamente sustentada (CSJSP,
12 oct. 2016, Rad. 37175, entre otras).

El hecho de que se haya probado la agresión, no implica


que también se hayan demostrado, más allá de duda
razonable, los presupuestos fácticos de la circunstancia de
mayor punibilidad prevista en el inciso segundo del artículo
229 del Código Penal, tal y como se explicará en el siguiente
numeral.

79
Casación No. 52394 '
Javier Villate Zárate

Por tanto, no se casará el fallo impugnado por las


razones expuestas por el demandante.

6.6. Casación de oficio

Al establecer la premisa fáctica de la condena el


Tribunal se limitó a relacionar los hechos ocurridos la noche
del 9 de julio de 2009. En la misma lógica, al analizar las
pruebas dijo expresamente que no se ocuparía de otros
episodios de violencia relacionados por la víctima, el
procesado y los testigos, porque los mismos no fueron objeto
de acusación.

Bajo esa lógica, al estudiar la circunstancia de


agravación prevista en el inciso segundo del artículo 229 del
Código Penal, hizo hincapié en que para ello resulta
suficiente con demostrar la calidad del sujeto pasivo (niño,
mujer, persona mayor de 65 años, etcétera). Para tales
efectos, trajo a colación lo expuesto por esta Corporación en
la decisión CSJSP, 7 jun. 2017, Rad. 48047, analizada en
precedencia.

A la luz de ese precedente, para ese momento era


razonable- concluir que había lugar a la mayor penalización,
por el simple hecho de haberse demostrado que la conducta
recayó sobre una mujer, a pesar de que la precaria actividad
investigativa de la Fiscalía y la forma como estructuró su
teoría del caso impidieron establecer si entre aquel
entrenador de gimnasio y la fiscal que resultó lesionada
existía una relación de subyugación, si ese comportamiento
Casación No. 52394
Javier Villate Zárate

se ajusta a la pauta cultural que gira en torno a la idea de la


inferioridad o sumisión de la mujer respecto del hombre, o
si, en términos generales, constituyó un acto de
discriminación en razón del sexo de la víctima, pues solo se
acreditó que la relación estaba deteriorada, al punto que la
sociedad conyugal estaba disuelta y el trámite de divorcio era
inminente, sin que haya sido posible establecer las causas
de dicha situación, pues ambos se atribuyeron la
responsabilidad al endilgarse mutuamente conductas
anteriores que no fueron demostradas durante el juicio.
Incluso, ni siquiera se demostró suficientemente el
contenido del ya referido poder, que se ventiló como posible
detonante de la conducta agresiva por la que el procesado es
llamado a responder penalmente.

Ante las aclaraciones hechas en el numeral 6.2.3


acerca de la interpretación de la circunstancia de agravación
prevista en el inciso segundo del artículo 229 del Código
Penal, es claro que la misma fue indebidamente aplicada en
este caso, porque para ello no basta con demostrar que la
conducta recayó sobre una mujer, sino que, además, resulta
imperioso constatar la necesidad de proteger un bien jurídico
adicional —a la familia-, en este caso consistente en la igualdad
y la consecuente prohibición de discriminación.

En consecuencia, como está demostrada la violación


directa de la ley sustancial, la Sala casará parcialmente y de
oficio el fallo impugnado, en orden a declarar que la condena
procede por el delito de violencia intrafamiliar, sin la referida
circunstancia de agravación.

81
Casación No. 523454
Javier Villate Zárate

Sobre la tasación de la pena, la misma será reducida a


cuatro años de prisión, habida cuenta de que el Tribunal
consideró procedente la aplicación del mínimo previsto por
el legislador, por razones que no admiten discusión. En la
misma proporción se disminuirá la pena de inhabilitación
para el ejercicio de derechos y funciones públicas.

Se mantendrá incólume lo resuelto sobre la suspensión


condicional de la ejecución de la pena y la prisión
domiciliaria, por las mismas razones expuestas por el
fallador de segunda instancia, toda vez que, en efecto, el
artículo 68 A del Código Penal prohibe expresamente estos
beneficios frente al delito de violencia intrafamiliar.

Finalmente, la Sala considera que el estudio de los


fundamentos fácticos y jurídicos de la condena es suficiente
para garantizar el derecho a la doble conformidad.

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Penal de


la Corte Suprema de Justicia administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE

Primero: No casar el fallo impugnado por las razones


expuestas por el demandante.

Segundo: Casar parcialmente y de oficio el fallo


impugnado, en orden a declarar que la condena procede por
o el

Casación No. 52394


Javier Villate Zárate

el delito de violencia intrafamiliar (Art. 229 del Código Penal),


sin la circunstancia de agravación prevista en el inciso
segundo de dicha norma. En consecuencia, al procesado se
le imponen las penas de prisión y de inhabilitación para el
ejercicio de derechos y funciones públicas por el término de
cuatro (4) años.

Tercero: En los demás aspectos, el fallo impugnado se


mantiene incólume, incluyendo lo atinente a la suspensión
condicional de la ejecución de la pena y la prisión
domiciliaria.

Contra la presente decisión no proceden recursos.

Notifíquese, cúmplase y devuélvase al Tribunal de


origen.

PA
Magi

FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA


Magistrado

83
Casación No. 52i94
Javier Villate Zárate

EUG NIO RNÁN Z CARLIER


Magistrado n

gwv ep ("I Ü,
Cio

LUI' ANTONIO HERNÁDi 0SA„,


Magistrado

EXCUSA JUSTIFICADA
JAIME H MBERTO MORENO ACERO
Magistrado

Magistrada

JU MPEDRO ARRUBLA
juez

84
4

Casación No. 52394


Javier Villate Zárate

SIA ohlutimora-cS
LANDA N A GARCÍA
Secretaria

85
á

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