Fragmentos - Presocraticos DEMÓCRITO 274-321

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LOS PRIMEROS 1 ATOMISTAS

El atomismo es la última gran creación de los llamados pre-


socráticos, si bien la teoría conocerá posteriores desarrollos
y precisiones en manos de Epicuro y de Lucrecio. Sus prime­
ros postulados fueron obra de dos filósofos que a menudo se
citan juntos: Leucipo y su discípulo Demócrito, si bien el
alumno oscureció y eclipsó a su maestro, probablemente
porque en sus escritos -que fueron asimismo más numero­
sos- precisó y desarrolló las teorías del iniciador de la escue­
la. No extraña, pues, que reine una cierta oscuridad sobre la
figura de Leucipo, hasta el extremo de que algunos autores, a
partir de un texto de Epicuro, probablemente mal interpre­
tado, han llegado a afirmar que Leucipo ni siquiera existió.
Dado que Demócrito nació hacia 460 a.C. y que Leucipo era
mayor que él, debemos llevar algunos años antes la fecha de
nacimiento de este último. En cuanto a su patria, se mencio­
nan en la tradición los nombres de Mileto, Elea y Abdera, lo
que puede querer decir que estuvo en las tres ciudades o qui­
zá simplemente que se le ve como a un continuador de la es-

1. Especifico «primeros atomistas», esto es, Demócrito y Leucipo, por­


que el atomismo tuvo luego su continuación en Epicuro y Lucrecio, que,
por razones obvias, no son tratados en este libro.
274
PRIMEROS ATOMJS'l AS: JNTRODUCOÓN 275

cuela milesia antigua, que se percibe su clara conexión con


la eleática (incluso se nos dice que fue discípulo de Zenón) y
que se le relaciona con Demócrito, que, él sí, era de Abdera,
en Tracia, como Protágoras. A Leucipo sólo se le atribuye
una obra llamada Gran ordenación del cosmos y otra titula­
da Sobre la inteligencia, a la que pertenece el único fragmen­
to literal conservado de este autor (fr. 2).
Algo más sabemos de Demócrito, liombre de gran longe­
vidad y que viajó a muchos países: Egipto, Persia y Babilo­
nia, quizá incluso a la India. Con todo, y como veremos, la
teoría atómica no procede de ideas orientales, sino del desa­
rrollo de las líneas filosóficas de su época en Grecia. Sabe­
mos que fue un autor muy prolífico. Un tal Trasilo ordenó su
obra en tetralogías (como se hizo también con Platón) y le
asignó trece (es decir, 52 obras), 8 libros de ética, 16 de física,
12 de matemáticas, 8 de música, lengua y literatura, 8 de te­
mas técnicos y un número de obras no clasificables o sospe­
chosas de no ser auténticas. Asimismo tuvo fama de erudito
y de gran estilista de la prosa. La antigüedad lo situaba como
la contrafigura de Heráclito, no sólo porque se decía de él
que era clarísimo, por oposición a la proverbial oscuridad
del filósofo de Éfeso, sino porque se le consideraba hombre
vital y riente, frente a la imagen «llorona» de Heráclito.
Pese al prestigio de que gozó en su tiempo, la transmisión
de la literatura griega nos ha jugado, en el caso de Demócri­
to, una mala pasada. De su cuantiosa producción no nos ha
llegado más que apenas unos trescientos fragmentos breves
-lo que es sin duda un número elevado-, pero, lamentable­
mente, sólo de los aspectos éticos, los que más interesaron a
los eruditos de los siglos de la transmisión, mientras que lo
que debió de ser un rico acervo de ideas sobre física, ciencia,
matemáticas e incluso literatura se nos ha perdido irremisi­
blemente.
Lo más original que debemos alos atomistas -y de ahí re­
ciben su nombre- son las teoríasfísicassobre los átomos. De
276 FRAGMENTOS PRESOCRÁT1COS

ellas no tenemos, como digo, fragmentos literales, pero sí


noticias muy precisas y bastante fiables. En ellas, sin embar­
go, es corriente que se atribuyan las bases de la teoría, bien a
Leucipo y Demócrito juntos, bien a uno u otro por separa­
do, sin que los intentos de los investigadores modernos por
distinguir lo que pertenece a Leucipo y lo que fue añadido
por Demócrito hayan llevado a conclusiones firmes. Por ello
prefiero presentar aquí la teoría en conjunto y prescindir de
la autoría de cada uno de sus puntos.
Contra lo que pudiera parecer a un lector moderno, que
tendería a aproximar el atomismo griego alas versiones mo­
dernas de la teoría, las bases de las que partieron Demócrito
y Leucipo no fueron físicas, sino de orden lógico y metafísi-
co, ya que su punto de partida fueron los principios parme-
nídeos. Como señala Aristóteles (N 1), Leucipo elaboró una
teoría que pretendía respetar las características generales del
ser postuladas por la escuela eleática; así, no cree en la gene­
ración ni en la corrupción del ser, ni en el paso de lo uno a lo
múltiple, ni viceversa. Ahora bien, intenta conciliar estos
principios con los datos délos sentidos, que de modo inequí­
voco nos manifiestan que las cosas se generan y corrompen,
se mueven, se transforman y son plurales. Como no es posi­
ble el movimiento sin vacío -recuérdense las argumentacio­
nes de Meliso sobre el tema-, era preciso elaborar una Leoría
que admitiera el ser y el vacío, sin hacerlos incompatibles, si
se quería dar cabida al movimiento en los presupuestos eleá-
ticos de la teoría del ser. En efecto, Leucipo y Demócrito de­
sarrollan una explicación de la realidad basada en una nueva
forma de concebir el ser y el vacío. Se postula en primer lugar
que lo que es es corpóreo, identificando así ser con corporei­
dad, de forma más manifiesta de lo que antes se había hecho.
En segundo lugar, se prosigue con el razonamiento expuesto
por Meliso en el fragmento 8: «Si, en efecto, hubiera muchos
seres, es preciso que esos muchos fueran tales como yo afir­
mo que es lo uno». Paradójicamente, un argumento de Meli-
PRIMblíOS ATOMISTAS: INTRODUCCIÓN 277

so para defender la unidad del ser se convierte en la base de


la argumentación de lo contrario. Los atomistas consideran
que esta pluralidad del ser con idénticas características del
uno parmenídeo es perfectamente posible. La materia es,
pues, uniforme, una sola naturaleza, pero múltiple, son par-
tículas indivisibles (átomos) del ser único, en número infini­
to. Cada átomo reproduce el uno y es, por tanto, ingénito,
imperecedero, imposible de aumentar o disminuir, homogé­
neo, finito, pleno, continuo e indivisible, cumpliendo así las
condiciones parmenídeas del ser. El problema consiste en
determinar qué separa este ser distribuido en unidades mí­
nimas, y a ello responden los atomistas considerando que es
el vacío. El vacío no es porque no tiene corporeidad, pero no
por ello deja de haberlo. No se trata de un no-ser absoluto,
como el de Parménides, sino de un no-ser relativo al ser que
son los átomos. Su postulado obedece ala exigencia lógica de
explicar el movimiento. En tanto que lo hay, el vacío es, con
el mismo derecho que ] o pleno.
Sobre esta base, las diferencias cualitativas entre los seres
obedecen, de un lado, a las diversas proporciones de átomos
y vacío que hay en cada cuerpo, y de otro, a las diferencias
que hay entre los átomos que lo componen. Y es que los áto­
mos, además de ser infinitos en número, tienen infinitas for­
mas y tamaños: el argumento para postular esta multiplici­
dad de formas es, por un lado, que no hay razón para que
tengan una figura más que otra (N 2), y por otro, que con
ello se explica la inmensa variedad de seres existentes en el
mundo. Así, pues, las diferencias cualitativas quedan redu­
cidas en último término a diferencias cuantitativas y locales,
es decir, a que los átomos se diferencian en forma, en orien­
tación y en disposición (N 3), como se explica con el exce­
lente ejemplo de las letras (cf. también N 4-5).
Los átomos son enormemente pequeños, por lo que esca­
pan a nuestra percepción. Sólo resultan visibles los conjun­
tos que forma la agrupación de muchos de ellos. En cuanto
278 FRAGMEN i'OS PRESOCRÁTICOS

a algunas de sus propiedades, hay cierta contradicción en las


fuentes. Así, por ejemplo, con respecto ala cuestión del peso
de los átomos, contamos con testimonios que no coinciden
demasiado bien entre sí. Mientras que Aecio (N 8) dice ex­
presamente que carecen de peso, Aristóteles dice justo lo
contrario, que son tanto más pesados cuanta mayor es su
masa (N 7). La cuestión se debe probablemente a que Aris­
tóteles consideraba lo que hoy llamamos «gravedad» un mo­
vimiento natural. Para los primeros atomistas, los átomos
carecen de ese movimiento natural (sería Epicuro el que
añadiría la idea de que los átomos caen a través del espacio
por su peso). Los átomos estarían flotando en el vacío sin
caer hacia ninguna parte. Sólo cuando intervienen en un re­
molino (cf. N 4) muestran una tendencia a moverse en di­
rección al centro del remolino. Entonces, agrupados, sí que
se da el caso de que los objetos resultantes muestran mayor
o menor tendencia a moverse hacia abajo cuanto mayor sea
la cantidad de átomos y menor la de vacío que los compo­
nen, más aún si tenemos en cuenta que todos los átomos son
de la misma materia.
Aristóteles insiste en N 10 en su demanda de que los ato­
mistas expliquen cuál es el movimiento natural de los
átomos. En efecto, los atomistas hablan de los movimientos
producidos por el encontronazo entre diversos átomos, que
tiene lugar por la coincidencia en sus trayectorias (N11 -13).
Pero antes de producirse tales encuentros cabría plantearse
qué es lo que mueve a los átomos. Todo parece indicar que
Leucipo y Demócrito no se plantearon el problema, sino
que admitían, por un lado, dentro de la más pura tradición
jonia, que el movimiento era un hecho normal, y por otro,
desde la perspectiva eleática, que el movimiento era posible
si había vacío, luego ya no había necesidad de explicar por
qué los objetos se mueven, o mejor cabría decir, habría tanta
necesidad de explicar por qué se mueven como la que habría
de explicar por qué no iban a moverse.
PRIMEROS ATOMtSTAS: IN'Í'KODUCCIÓN 279

Sobre estos postulados, explican la formación de los cuer­


pos compuestos por el encuentro casual de diversos átomos
que, piiisLa congruencia de sus formas, tamaños y disposi­
ciones, son susceptibles de enlazarse, en lugar de salir rebo­
tados (N 13), bien entendido que esta unión es puramente
de contigüidad, no de mezcla, pues los átomos son impasi­
bles (N 13), de modo que la percusión violenta de otra masa
de átomos puede desengancharlos, sin que cada átomo pier­
da nunca su individualidad.
En este contexto, los atomistas examinan la formación del
mundo con una perspectiva infinitamente más amplia de lo
que lo habían hecho sus predecesores. Dado que los átomos
son infinitos en cantidad y en formas y dado asimismo que las
posibilidades de reunión de estos átomos son también infini­
tas, postulan una teoría que va mucho más allá de lo que puede
avanzar la experiencia humana, y que se aproxima a las mo­
dernas concepciones cosmológicas, ya que no hay en ella nin­
guna mente ordenadora, como en Anaxágoras, sino un con­
junto de factores puramente mecánicos. Al mismo tiempo, sin
embargo, estiman que se trata de un proceso muy similar al
del nacimiento de los seres vivos, conservando así la típica re­
lación que establecen los presocráticos entre los niveles cósmi­
cos y los biológicos. Hemos de ver, por último, en qué gran
medida configuran una síntesis de aportaciones anteriores.
Así, pues, según la descripción de los hechos que nos da
Diógenes Laercio (N 14), en la cosmogonía atomista es im­
portante el principio de la atracción de lo semejante por lo
semejante. Todo se describe como un proceso mecánico: los
múltiples rebotes producidos entre átomos contiguos pro­
ducen un movimiento circular (como en Anaxágoras, sólo
que sin intervención de un elemento extraño), que, en con­
secuencia, configura una membrana. Este último detalle nos
recuerda mucho a Anaximandro.
No obstante, el proceso de configuración descrito no es
algo que se haya producido una vez, para crear nuestro úni-
2 80 FRAGMENTOS PRESOCRÁTICOÍÍ

co universo, sino que se trata de un proceso continuo, que da


lugar a innumerables mundos distintos, una impresionante
ampliación de la visión del cosmos, en la que el protagonis­
mo de la tierra queda minimizado hasta el extremo (N 15).
Dado que los átomos son innúmeros, en efecto, no hay ra­
zón para que formen un mundo único. Otro atomista, Me-
trodoro de Quíos, lo expresó de un modo muy gráfico (fr.
A 6 D.K.): «Es tan extraño que en una gran llanura crezca
una sola espiga como en un vacío infinito un solo mundo».
Ello nos lleva a una interesante cuestión: las relaciones
entre necesidad y azar en el pensamiento atomista. Para
Aristóteles, las combinaciones de átomos que dan lugar a
mundos innumerablemente distintos serían puramente aza­
rosas, porque no hay en ellas un plan prefijado ni un objeti­
vo teleológico. Para los atomistas no es así, como declara
Leucipo en el único fragmento que de él se nos ha conserva­
do (fr. 2). Por más que las posibilidades de combinación
sean infinitas y que ello nos dé la impresión de que son aza­
rosas, una determinada colisión de átomos produce necesa­
riamente el mismo efecto. De ahí que afirmen que nada ocu­
rre azarosamente.
En este contexto de la teoría atomista hay que situar las
ideas de Demócrito sobre el alma. Partiendo de la base de
que para los presocráticos en general «alma» es funda­
mentalmente el principio de la moción y de la vida, consi­
dera que lo que habitualmente se llamaba «alma» no era
sino un conjunto de átomos esféricos -esto es, los que pro­
ducen la consistencia del fuego- cuya forma provoca que
sean capaces de mover a los demás y de pasar a través de
todo sin engancharse. Ahora bien, lo más curioso es que
consideran que estos átomos esféricos no permanecen en
el interior del individuo durante toda su vida, sino que va­
gan por el aire y son incorporados al interior del cuerpo
con la respiración, volviendo luego a salir y a ser sustitui­
dos por otros (N 16).
PRIMEROS ATOMIS1AS: INTRODUCCIÓN 281

En cuanto a las sensaciones, las explicaciones dadas por


Leucipo y Demócrito se ajustan asimismo a la teoría atómi­
ca general. En efecto, si lo único que existe son átomos y va­
cío, toda sensación tiene que darse por contacto (N 17) 2 ,
por lo que la visión y la audición no son sino el impacto de
una imagen del exterior (N 18). Teofrasto(N 19)nos da al­
gunos detalles interesantes sobre la explicación de Demó­
crito sobre el proceso de las sensaciones, explicación que en
realidad desarrolla la antigua teoría de Empédocles de los
efluvios. Es éste, sin duda, uno de los aspectos más flojos de
la teoría atomista, criticado de forma demoledora por Aris­
tóteles en su obra Acerca de la sensación y de lo sensible3. En
cuanto a los sabores, se corresponden con las formas de los
átomos que los producen, en la idea de que el gusto no es
sino una forma de tacto. Como colofón cabe recoger la idea
general de Demócrito de que no conocemos nada verdade­
ro, sino sólo los cambios que las cosas producen en nuestro
cuerpo (fr. 9, cf. fr. 10). Así, pues, las cualidades, como tales,
no existen; tienen un carácter puramente convencional, ya
que lo único real son los átomos y el vacío (fr. 125). Ala luz
de estas ideas cabe entender el fragmento 11, en que distin­
gue dos formas de conocimiento, la genuina y la oscura,
aunque la corrupción del texto no nos permita compren­
derlo del todo por sí mismo. Verosímilmente Demócrito
distinguía una forma de conocer por los sentidos, que era
falsa, y otra genuina, la intelectual, probablemente basada
en el verdadero conocimiento de las cosas, o, lo que es lo
mismo, la que comprendía que lo único existente eran áto­
mos y vacío.

2. Un átomo es impasible y sólo el impacto de otro puede producir un


efecto - u n desplazamiento, que no otro cambio- en él. La actuación de
unos átomos sobre otros súi mediar un contacto es, por tanto, inexpli­
cable para los atomistas.
3. Cf. mi traducción de esta obra en Aristóteles, Acerca de la generación
y la corrupción. Tratados breves de historia natural, Madrid 1987.
252 FRAGMENTOS PRESOCRÁTICOS

Los más de los fragmentos de Dernócrito que nos han lle­


gado se refieren a la ética y se expresan por medio de aforis­
mos. Muchos de ellos vienen atribuidos por la tradición a un
tal Demócrates, pero hoy hay casi general acuerdo en que
«Demócrates» no es sino una corrupción del nombre de De­
rnócrito. En ellos se ocupa de temas de la vida corriente
-como la educación de los hijos, el comportamiento ante la
adversidad o ante el éxito, de las relaciones entre naturaleza
y cultura-, a veces de otros más profundos -sobre la condi­
ción del hombre y la contraposición entre alma y cuerpo-, a
veces de cuestiones más tópicas. A menudo no están exentos
de una cierta dosis de ingenio y buen humor. En general,
Dernócrito se alinea en estas sentencias al extremo de una
tradición temática ya abordada por la literatura, si bien pre­
senta la originalidad de que se trata de una ética sin sancio­
nes externas a la razón, y totalmente naturalista. Aunque en
los pasajes referidos a la ética no hay alusiones a la teoría ato-
mista, en ningún caso son incompatibles con ella.
Sabemos que Dernócrito escribió también sobre biología,
medicina y fisiología (sobre estos temas son los frs. 12, 15,
27-30), sobre lenguaje y literatura (cf. los frs. 16-26), reli­
gión, lógica y matemáticas (cf. frs. 155.155a), pero la escasez
de los fragmentos y confusas noticias que nos han llegado
sobre sus modos de pensar en estos temas convierten la re­
construcción de sus teorías en una tarea demasiado laborio­
sa para emprenderla aquí4.
Como hemos visto, y para concluir, el atomismo es proba­
blemente la muestra más lograda de todo lo que podía dar
de sí el pensamiento presocrático. En él se mantienen los es­
quemas cosmogónicos jonios, más explicitados que nunca,
a partir de una única sustancia fundamental (junto al vacío),
definitivamente liberada de hilozoísmo o de carácter divino.

4. Cf. ana excelente exposición de la cuestión en W. K. C. Guthrie, His­


toria de la filosofía griega, II, Madrid 1986,472 y ss.
PRIMEROS ATOMISTAS: INTRODUCCIÓN ?M

Asimismo vemos cómo se evita recurrir a un agente externo


y se precisa claramente cuáles son los medios por los que se
producen las transformaciones de lo real.
Por otra parte, se da en la teoría atomista solución a las
aporías lógicas planteadas por la escuela eleática: las carac­
terísticas postuladas para el ser se mantienen en su integri­
dad, pero al m i s m o tiempo se salva la realidad de lo que
perciben los sentidos (nacimiento, muerte, cambio y movi­
miento), sin olvidar que también se aprovechan en ella
conceptos elaborados por los pitagóricos, fundamental­
mente ¡a existencia de vacío.
Se llega, pues, con el atomismo a una concepción del cos­
mos extraordinariamente amplia y avanzada, en la que es
central la idea de infinito, tanto espacial como temporal, y
también en cuanto a los mundos que son posibles dentro de
él. En suma, Leucipo y Demócrito, sobre todo este último,
elaboraron una explicación total de la realidad, sólo compe­
tida luego por el sólido sistema aristotélico.
Después de los atomistas - q u e se verían continuados,
como dije, por Epicuro y por Lucrecio-, los derroteros de la
filosofía iban a ser otros; tras las ilustradas y relativistas con­
cepciones de los sofistas, el moralismo a ultranza de Sócra­
tes y el idealismo platónico, se desembocará en la gran sín­
tesis de Aristóteles. Más tarde, las líneas de pensamiento del
estagirita van a marcar lo que serían los pasos de la filosofía
posterior, orillando como marginales las creaciones preso-
cráticas y propiciando su desaparición como obras comple­
tas. Tendríamos que esperar el desarrollo científico que se
inicia en el siglo XVIII y que progresa en el xrx y el x x para
volver a conocer una nueva teoría atomista, ésta formulada
sobre presupuestos totalmente distintos, pero que, sin em­
bargo, vio desde el primer momento en el atomismo griego
su precedente y su prefiguración.
284 FRAGMENTOS PRESOCR ÁTICOS

T l i X T O S E G U I D O PARA ESTA T R A D U C C I Ó N

El de la edición de Diels y Kranz, salvo que he prescindido de los


fragmentos que consisten en una palabra, los repetidos en dos luga­
res o los que son irrelevantes en traducción. Acepto en e¡ fragmento
209 la corrección de Orthrcixp^ en vez de <5\±iv.p'(\. Asimismo he
añadido a las noticias el Lexto publicado por Orth (v. Bibliografía,
p. 391 infrct). Hay que advertir que, como las noticias proceden in­
distintamente de los pasajes recogidos por Diels y Kranz como de
Leucipo o de Demócrito, en lugar de señalar simplemente el núme­
ro de fragmento, indico también eí número de autor, de modo que
los señalados como 67Aproceden déla colección de testimonios de
Leucipo.y los señalados como 68A, de la de Demócrito.

Fragmento de Leucipo

2 Ninguna cosa sucede sin razón, sino que todas suceden


por una razón y por necesidad.

Fragmentos de Demócrito

la Se ven forzados a saciarse por partida doble 5.

2 Tritogenia 6 : sabiduría; y es que son tres las consecuen­


cias que se derivan de tener buen juicio: calcular bien, hablar
bien y actuar como es debido.

3 Quien trata de ser feliz no debe ocuparse de muchos


asuntos, ni en lo público ni en lo privado, ni elegir activida-

5. Los hombres, cuando se ven vencidos por el acoso de la muerte.


6. Se Lrata de un epíteto de Atenea, cuyo sentido exacto se discute aún
hoy. La interpretación más verosímil es «nacida junto al río Tritón». De­
mócrito hace una etimología peculiar para conciliar el sentido del epí­
teto con el carácter de diosa de la sabiduría que tiene Atenea.
l'ÍUMHÍUSATOMbTAS: FRAGMENTOS DE DEMÓCR1TO 2X!>

des que excedan su propia capacidad y su naturaleza, sino


tener la suficiente precaución como para, en caso tic que la
suerte se le ponga de cara y lo esté llevando, en su opinión,
demasiado lejos, renunciar y no tratar de llegar más allá de
sus posibilidades, pues es cosa más segura una empresa mo
surada que una gran empresa.

5 Demócrito decía de Anaxágoras que no eran suyas las


opiniones acerca del sol y de la luna, sino antiguas, y que él
sólo las había aprovechado. Ridiculizaba también su teoría
sobre la ordenación del m u n d o y el intelecto y lo aborrecía
porque no le había interesado en absoluto.

6 Es menester que el hombre reconozca, de acuerdo con


esta regla, que se halla apartado de la realidad.

7 Este razonamiento pone efectivamente de manifiesto


que en realidad no sabemos nada acerca de nada, sino que la
opinión de cada uno es azarosa.

8 Aunque será evidente que conocer lo que es cada cosa


en realidad es imposible.

9 Nosotros en realidad no conocemos nada verdadero,


sino los cambios que se producen según la disposición del
cuerpo y de lo que en él se introduce o le ofrece resistencia.

10 Que no comprendemos cómo es o cómo no es en reali­


dad cada cosa ha quedado demostrado de múltiples maneras.

11 Dos son las formas de conocimiento: una genuina, otra


oscura. En la oscura se incluye todo lo siguiente: vista, oído, ol­
fato, gusto, tacto. La genuina se distingue de ésta [...]. Cuando
la oscura no puede ver con mayor detalle, ni oír, ni oler, ni gus­
tar ni percibir por el tacto, sino que con mayor sutileza...
286 FRAGMENTOS PRESÜCR ÁTICOS

12 El gran año tiene 82 anos con 28 meses intercalares.

15 La tierra es oblonga, con un largo vez y media mayor


que el ancho.

16 El hexámetro dactilico fue inventado por Museo.

17 No puede haber un buen poeta sin un enardecimien­


to de su espíritu y sin un cierto soplo como de locura.

18 Lo que escribe un poeta por inspiración divina y por


un aliento sacro es sin duda hermoso.

21 Homero configuró una hermosa construcción de pa­


labras muy variadas porque participaba de una naturaleza
divina.

23 Eso de «ojalá hubiera muerto antes» (Homero, llíada


7.390) lo dice el heraldo... para sí y en voz baja, según cree
Demócrito, porque estima inadecuado que lo diga abierta­
mente.

24 A Eumeo lo consideraron los antiguos tan digno de


interés que incluso le buscaron una madre: Demócrito, a Pe-
nia (Pobreza).

25 Algunos creen que la ambrosía son los vapores de los


que se alimenta el Sol, según cree también Demócrito.

26 Demócrito, que considera convencionales los nom­


bres, lo funda en cuatro pruebas: por homonimia, pues co­
sas distintas se designan con el mismo nombre, por lo que
evidentemente el nombre no es por naturaleza; también por
polinimia, pues si se aplican nombres distintos a una y la
misma cosa, ésta sería a la vez cosas sucesivas, lo cual es im­
posible; tercero, por el intercambio de nombres, ya que ¿por
PRIMEROS ATOMISTAS: FRAGMENTOS DO DEMÓCRfTO 287

qué motivo le cambiaríamos a Aristocles su nombre por el


de Platón y a Tirtamo el suyo por el de Teofrasto 7, si los
nombres fueran por naturaleza? Por último, por la inexis­
tencia de nombres semejantes; ¿por qué decimos de «pensa­
miento», «pensar», pero de «justicia» ya no formamos un
derivado? Así que los nombres son por convención, no por
naturaleza. Él mismo le llama a la primera prueba «de la po­
lisemia», a la segunda «del equilibrio», ala tercera «de la me­
tonimia», a la cuarta «de lo innombrado».

27 Mencionan Diógenes y Magón la zona septentrional


del cielo, porque consideran que las viñas expuestas a este
punto se tornan muy feraces, aunque son inferiores a otras
por la calidad del vino.

27a Que las abejas pueden nacer de un novillo muerto


nos lo dicen Demócrito y Magón y no menos Virgilio.

28 Demócrito, en el libro que llamó «De la agricultura»,


cree que obran de manera poco productiva quienes vallan
sus huertos, ya que un muro fabricado de adobe no puede
perdurar, atacado como se ve las más de las veces por lluvias
y temporales, mientras que uno de piedra reclama gastos
que exceden la importancia del asunto. En efecto, si alguien
quisiera ponerle una cerca a una extensión amplia de terre­
no necesitaría un patrimonio para ello.

30 Pocos son los hombres sensatos que tienden sus ma­


nos hacia el lugar que los griegos llamamos ahora aire y di­
cen: «Todo se lo dice Zeus a sí mismo, todo lo sabe, lo da y lo
quita y él es el rey de todas las cosas».

7. Aristocles y Tirtamo eran los verdaderos nombres de los filósofos


que pasaron a la historia por sus apodos de Platón y Teofrasto, respecti­
vamente.
288 ■FRAGMENTOS KRESOCR ÁTICOS

31 La medicina sana las enfermedades del cuerpo, mas


la sabiduría libera al alma de padecimientos.

32 La unión sexual es una pequeña apoplejía. Pues el


hombre se sale del hombre y se ve desgarrado como si una
especie de golpe lo partiera en dos.

33 La naturaleza y la enseñanza son cosa semejante. Y es


._ que la enseñanza remodela al hombre y, al remodelarlo, ac­
túa como la naturaleza.

34 El hombre es un mundo en miniatura.

35 Si alguien presta atención con buen sentido a estas


máximas mías realizará muchas acciones propias de un
hombre de bien en vez de muchas mezquinas.

37 Quien escoge los bienes del alma escoge algo más di­
vino; quien escoge los de su morada corporal escoge lo hu­
mano.

38 Es hermoso evitar que otro cometa injusticia, pero si


no, también lo es no ser cómplice de la injusticia.

39 Es preciso, o bien ser bueno, o bien imitar al que lo es.

40 Ni en el cuerpo ni en las riquezas hallan los hombres


su felicidad, sino enlaintegridady la cordura.

41 No por miedo, sino por obligación, hay que apartar­


se de los yerras.

42 Gran cosa es, aun en las desgracias, tener presente lo


que es debido.
TRÍMEROS ATOMISTAS: FRAGMENTOS DE UtíMÓCRlIO 289

43 El cambio de opinión en las acciones vergonzosas es


la salvación de la vida.

44 Se debe ser veraz, no charlatán.

45 El que agravia es más infeliz que el agraviado.

46 Grandeza de alma es sobrellevar serenamente el


error.

47 Lo adecuado es ceder ante la íey, ante el gobernante y


ante el más sabio.

48 El hombre de bien no toma en consideración los re­


proches de la gente ruin.

49 Es duro verse gobernado por un inferior.

50 Quien se halla enteramente dominado por la riqueza


nunca podría ser justo.

51 Para persuadir resulta muchas veces más poderosa la


palabra que el oro.

53 Muchos son los que sin haber aprendido la razón de


las cosas viven de acuerdo con la razón.

53a Muchos que cometen las acciones más vergonzosas


arguyen las mejores razones.

54 Los necios se vuelven sensatos en la desdicha.

55 En materia de virtud, es necesario esforzarse por he­


chos y acciones, no por palabras.
290 FRAGMENTOS PRESOCRÁI1COS

56 Conocen lo que está bien y se esfuerzan por ello los


que están bien dotados para eso.

57 La nobleza de las bestias es el vigor de su cuerpo, la


de los hombres, la buena disposición de su modo de ser.

58 Las esperanzas de los que tienen buenas razones son


realizables; las de los necios, imposibles.

59 Ni el arte ni la sabiduría son alcanzables si uno no ha


aprendido.

60 Es mejor censurar los yerros propios que no los


ajenos.

61 A quienes tienen un modo de ser bien ordenado, la


vida les resulta asimismo ordenada.

62 Lo bueno no es no cometer injusticia, sino no querer


hacerlo siquiera.

63 Elogiar los hechos hermosos es hermoso, pues ha­


cerlo de los viles es acción propia de un falso y un mentiroso.

64 Muchos eruditos carecen de sentido común.

65 Debemos procurar poseer un algo grado de sentido


común, no de erudición.

66 Más vale meditar antes de obrar que arrepentirse.

67 No confiéis en todos, sino en las personas acredita­


das, pues lo primero es una simpleza; lo otro, propio de una
persona sensata.
PRIMEROS ATOMISTAS: FRAGMENTOS E)E DEMÓCK1T0 291

68 No se es un hombre acreditado o desacreditado sólo


por lo que uno hace, sino también por lo que uno pretende.

69 Para todos los hombres es lo mismo lo bueno y lo


verdadero; lo grato, en cambio, es diferente para cada uno.

70 Propio de un niño, no de un hombre, es desear des­


mesuradamente .

71 Los placeres intempestivos engendran disgustos.

72 Los apetitos desmesurados por una cosa ciegan el


alma para todas las demás.

73 Es amor justo desear sin arrogancia las cosas bellas.

74 Ningún placer debe admitirse si no es conveniente.

75 Más les vale a los insensatos ser mandados que mandar.

76 Para los necios la maestra no es la palabra, sino la


desgracia.

77 Fama y riqueza sin inteligencia no son bienes sólidos.

78 Conseguir bienes no es inútil, pero hacerlo a costa de


injusticia es lo peor de todo.

79 Es penoso imitar a los malos y no querer hacerlo con


los buenos.

80 Es indecente que por meterse en asuntos ajenos se ig­


noren los propios.

81 La continua vacilación deja las empresas sin terminar.


292 FRAGMENTOS PRESOCRÁT1COS

82 Falsos y aparentemente buenos son los que lo hacen


todo depalabray no de hecho.

83 La causa de un yerro es el desconocimiento de lo mejor.

84 El que comete acciones vergonzosas debe avergon­


zarse primero de sí mismo.

85 El que discute y charlatanea mucho es naturalmente


incapaz para el aprendizaje de lo que es debido.

86 Es arrogancia hablar de todo y no querer oír nada.

87 Debemos vigilar al malvado, no sea que aproveche


una ocasión.

88 El envidioso se aflige a sí mismo como a un enemigo.

89 Malo no es el que comete injusticia, sino el que quiere


hacerlo.

90 El odio entre parientes es mucho más penoso que en­


tre extraños.

91 No te hagas receloso con todos, sino precavido y se­


guro.

92 Debemos recibir favores con el propósito de corres­


ponder a ellos con creces.

93 Cuando hagas un favor, mira bien antes a quién se lo


haces, no sea un ingrato que te devuelva mal por bien.

94 Favores pequeños en el momento oportuno resultan


los más grandes para quienes los reciben.
PKJMEKOS ATOMISTAS: FRAGMENTOS DE DEMÚCRITO 293

95 Mucho valen los honores para las personas sensatas


que se dan cuenta de por qué se les honra.

96 Generoso no es el que tiene su mirada puesta en la


compensación, sino el que hace bien por su propia elección.

97 Muchos que parecen ser amigos no lo son, y otros


que no lo parecen lo son.

98 La amistad de un solo hombre sensato vale más que


la de todos los insensatos.

99 Vivir no merece la pena para quien no tiene ni si­


quiera un buen amigo.

100 Mal carácter tiene aquel a quien no le duran mucho


los amigos ya probados.

101 Vuelven muchos la espalda a los amigos cuando de


la abundancia caen en la pobreza.

102 Hermoso en todo es lo equitativo. En cambio, el ex­


ceso y el defecto no me lo parecen.

103 Por nadie es amado, me parece, quien no ama a na­


die.

104 Un anciano agradable es el gracioso que sabe hablar


en serio.

105 La belleza del cuerpo es como de u n animal si por


debajo no hay inteligencia.

106 En la bonanza encontrar un amigo es fácil; en la


desgracia, lo más difícil de todo.
294 FRAGMENTOS PKESOCKÁTICOS

107 No son amigos todos los allegados, sino los que es­
tán en consonancia con respecto a lo que conviene.

107a No es digno que quienes son hombres se rían de las


desgracias de los hombres, sino que se compadezcan de
ellas.

108 A los que buscan los bienes, a duras penas les caen
en suerteros males, en cambio, incluso a los que no los bus­
can.

109 Los criticones no están naturalmente dotados para


la amistad.

110 Que una mujer no se ejercite en el hablar, pues eso


es terrible.

111 Verse gobernado por una mujer sería para un hom­


bre la máxima afrenta.

112 Es propio de una inteligencia divina tratar siempre


sobre algo hermoso.

113 Gran daño hacen a los necios quienes los elogian.

114 Es mejor verse elogiado por otro que por uno mis­
mo.

115 Si no comprendes el motivo de los elogios, ten pre­


sente que te están adulando.

116 Vine a Atenas y nadie me reconoció.

117 En realidad nada sabemos, pues la verdad se halla


en lo profundo.
PRIMEROS AlOMISTAS: FRAGMENTOS DE DEMÓCRITO 2,95

118 Prefiero encontrar la explicación de algo a que la


realeza de los persas venga a mis manos.

119 Los hombres han modelado la imagen de la suerte


como excusa para su propia irreflexión. Rara vez, en efecto,
la suerte está reñida con la inteligencia. Por el contrario, la
mayor parte de las cosas de la vida las lleva por buen camino
una inteligente penetración.

124 Los hombres serán uno, y un hombre, todo 8 .

125 Por convención, el color; por convención, lo dulce;


por convención, lo amargo; pero en realidad átomos y vacío.
(Hablan los sentidos:) ¡Mente infeliz! Tú que obtienes de no­
sotros tus convencimientos, ¿tratas de acabar con nosotros?
Nuestra caída sería tu ruina.

126 (De los gusanos) que a la manera de una ola se extra­


vían en su marcha.

127 Al rascarse disfrutan los hombres y les sucede lo


mismo que cuando hacen el amor.

129 Conciben en su inteligencia ideas divinas.

142 (Los nombres de los dioses) son imágenes sonoras.

143 (De la ira desaforada proceden) cuantos males po­


dría uno figurarse.

144 La música es la más joven de las artes, porque no


responde a una necesidad, sino que surge de lo que era ya su-
perfluo.

8. A propósito de que el semen es segregado; según Dcmócrito, por


todo el cuerpo.
296 FRAGMENTOS FKESOCKÁTICOS

145 La palabra es sombra del hecho.

146 La razón está habituada a obtener de sí misma sus


disfrutes.

147 Los cerdos se gozan en el estiércol.

148 El ombligo es lo primero que se configura en la ma­


triz, como fondeadero contra la sacudida y el descarrío; una
amarra y un rodrigón para el fruto que se está engendrando
y para el venidero.

149 (Si se abriera nuestro interior se encontraría) un al­


macén y acopio de males variado y lleno de pasiones.

150 (Hay que evitar las razones) de los pendencieros y


de los cordeleros.

151 En pez compartido no hay espinas.

152 Nada nos arroja Zeus que no encubra el brillante


resplandor del cielo sereno.

153 Es ruinoso tratar de agradar a los vecinos.

154 De los animales somos alumnos en lo más impor­


tante: de la araña, en el tejido y el zurcido; de la golondrina,
en la albañilería; de los animales canoros -el cisne y el ruise­
ñor-, en el canto, por imitación.

155 Si un cono se secciona por un plano paralelo a la


base, ¿cómo debemos pensar que resultan las superficies de
los pedazos, iguales o desiguales? Pues caso de ser desigua­
les comportarán que el cono es irregular y tiene muchas in­
cisiones y rugosidades como escalones, pero de ser iguales
PRIMEROS ATOMISTAS: FRAGMENTOS DTÍ DFMÓCRITO 297

serán iguales los pedazos y parecerá un cono con propieda­


des de un cilindro: la de estar configurado por círculos igua­
les y no desiguales, lo cual es totalmente absurdo.

155a La esfera es toda ella una especie de ángulo (pues si


todo lo que se dobla forma un ángulo, la esfera que toda ella
está doblada es toda ella un ángulo).

156 Algo no tiene más existencia que nada 9 .

157 Es preciso aprender el arte de la política, que es la


más importante, y arrostrar los esfuerzos de los que resultan
las grandezas y los prestigios para los hombres.

158 Nuevos son cada día los pensamientos de los


hombres.

159 Si en un proceso entablado por el cuerpo contra el


alma por los dolores que sufrió y los males que padeció a lo
largo de toda su vida fuera yo el j uez de la querella, con gusto
condenaría al alma sobre la base de lo que echó a perder del
cuerpo por sus descuidos, lo que desfalleció con sus borra­
cheras y lo que arruinó y destrozó con los placeres; igual que
del mal estado de un instrumento o de un utensilio culpo al
que lo usó negligentemente.

160 No es vivir mal (vivir de un modo insensato, inmo­


derado e impío), sino estar mucho tiempo muñéndose.

161 (Los eclipses son) derribos.

164 Los animales, en efecto, se emparejan con animales


de su misma especie, como palomas con palomas y grullas

9. Afirmación comprensible en el marco de 1 a teoría democrítea de los


átomos y el vacío, cf. N4.
298 FRAGMENTOS PRESOCRÁTICOS

con grullas, del mismo modo que los demás irracionales e


incluso los inanimados, como puede verse en los granos cer­
nidos y en los guijarros a orillas del mar. Pues en el primer
caso, por el giro del cedazo se ordenan por separado lentejas
con lentejas, cebada con cebada y trigo con trigo; en el se­
gundo, por el impulso del oleaje, los guijarros alargados se
ven impulsados con los alargados al mismo sitio y los redon­
deados con los redondeados, como si tuviera una cierta ca­
pacidad de congregar las cosas la semejanza que hay entre
ellas.

165 Esto es lo que afirmo respecto del universo: el hom­


bre es lo que todos sabemos.

166 A los hombres se les aproximan ciertas imágenes


(unas buenas y otras malas, por lo que desean) habérselas
con imágenes propicias.

167 Del todo se segregó un torbellino de variadas for­


mas.

168 (Llama a los atamos) naturaleza (y dice que) se des­


parraman por alrededor.

169 No anheles conocerlo todo, no sea que te vuelvas ig­


norante de todo.

170 Propias del alma son ventura y desventura.

171 La ventura no reside en granados ni en oro. £1 alma


sí es residencia de la suerte.

172 De las mismas cosas que tenemos como bienes po­


dría también sobrevenirnos una parte de males, si bien de
esos males nos sería posible guardarnos. Por ejemplo, el
PRIMHKOR ATOMISTAS: FRAGMENTOS DE DEMÓCRITO 299

agua profunda es útil para muchas cosas, si bien puede tor­


narse en mal, pues existe el riesgo de ahogarnos; ahora bien,
se ha encontrado un recurso: aprender a nadar.

173 A los hombres los bienes se les tornan males si uno


no sabe encaminarlos ni conducirlos favorablemente. No es
justo contar estos casos entre los males, sino entre los bienes,
y al que se lo propone le es posible usar los bienes como pro­
tección contra los males.

174 El que se siente satisfecho y emprende acciones jus­


tas y legítimas está contento, tanto en vela como en sueños,
y se encuentra animoso y despreocupado. En cambio, al que
menosprecia la justicia y no hace lo debido, todo ello lo en­
tristece cuando le viene a las mientes, está asustado y se hace
daño a sí mismo.

175 Todo lo que los dioses dan a los hombres, antes y


ahora, es bueno. En cambio, ninguna cosa mala, nociva ni
dañina ni antes ni ahora se la han obsequiado los dioses a los
hombres, sino que ellos mismos se las acarrean por su ce­
guera y falta de juicio.

176 La suerte es dadivosa, pero insegura. La naturaleza,


en cambio, se basta a sí misma. Por ello, con su fuerza me­
nor, pero segura, se impone ésta sobre las esperanzas de ma­
yores vuelos.

177 Ni una buena argumentación puede encubrir una


acción vil ni una buena acción mancharse con la difamación
de palabra.

178 La condescendencia es el peor de los males para


educar a la juventud. Ella es la madre de esos goces de los
que procede el vicio.
300 FRAGMi-N 1'OS ]JJíüiOU<ÁTK.'0¡S

179 Los niños a los que se les tolera que no se esfuercen


ni aprenderán las letras, ni la música, ni el ejercicio corpo­
ral, ni aquello que más relacionado se halla con la virtud: el
respeto. Pues es de estas cosas de las que suele surgir en ma­
yor grado el respeto.

180 La cultura para los afortunados es un adorno; para


los desafortunados, u n pequeño refugio.

181 Mejor se mostrará quien se basa en su disposición


hacia la virtud y en la convicción del razonamiento que
quien lo hace en la ley y la obligación, pues es verosímil
que cometa falta a escondidas aquel al que sólo la ley man­
tiene apartado de la injusticia, mientras que el que se enca­
mina a lo debido por convicción es verosímil que no haga
nada indebido ni a escondidas ni a las claras. Por ello el que
actúa correctamente a impulsos de la cordura y el saber se
hace a la vez valeroso y cabal.

182 Las nobles empresas las realiza el aprendizaje acom­


pañado de esfuerzos; las vergonzosas medran solas sin es­
fuerzo. Así, pues, muchas veces obligan a ser [...] 10 incluso
sin uno quererlo.

183 A veces hay cordura en los jóvenes e insensatez en


los viejos. Y es que a tener sentido común no enseña el tiem­
po, sino la educación en su momento y el temperamento.

184 La compañía asidua de los males aumenta la dispo­


sición a la maldad.

185 Más sólidas son las esperanzas de las personas cul­


tas que la riqueza de las incultas.

10. El texto está corrupto.


TRÍMEROS ATOMI5TAS: HÍAGMENTOS T)F. DKMOCRITO 302

186 La concordia de sentimientos genera amistad.

187 Les es conveniente a los hombres darle más impor­


tancia al alma que al cuerpo, pues la perfección del alma en­
dereza la maldad del cuerpo, pero el vigor del cuerpo sin in­
teligencia en nada puede hacer mejor al alma.

188 La frontera entre lo que conviene y no conviene es el


agrado y el desagrado.

189 Lo mejor para el hombre es pasar la vida lo más


contento y lo menos afligido que pueda. Ello sería posible si
los placeres no se basaran en cosas perecederas,

190 Respecto de las acciones viles hay que soslayar in­


cluso las palabras.

191 Y es que en los hombres la serenidad de espíritu re­


sulta de la mesura en el placer y de la proporción en el género
de vida. Las carencias y los excesos suelen comportar altera­
ciones y generan grandes conmociones en el alma. Las al­
mas conmovidas por grandes altibajos no son equilibradas
ni serenas. Es, por tanto, preciso que uno dirija el ánimo a lo
factible y se contente con lo que está a su alcance, sin hacer
mucho caso de los que son envidiados y admirados ni ocu­
par en ellos el pensamiento. Así que uno debe, por el contra­
rio, observar la vida de los que son desgraciados, fijándose
en lo mucho que sufren, con objeto de que sus propias cir­
cunstancias y sus recursos le parezcan dignos de interés y
envidiables, y así ocurrirá que el alma ya no lo pasará mal
por su ansia de algo más. Pues el que admira a los que po­
seen y a los que son tenidos por felices por los demás hom­
bres y ocupa en ellos su atención a toda hora se ve obligado
a hacer continuamente nuevas tentativas y, movido por su
ansia, a proponerse hacer algo irremediable que las leyes
302 FRAGMENTOS PRESOCRÁTICOS

prohiben. Por ello es preciso no aspirar a esto, sino conten­


tarse con aquello, confrontando la vida de uno mismo con ía
de aquellos a quienes les va peor y considerarse feliz al darse
cuenta de lo que padecen y de cuánto mejor que a ellos les va
a uno en su vida. En efecto, si uno se mantiene en esta forma
de pensar pasará su vida con mayor tranquilidad de ánimo
y eliminará no pocas calamidades de su existencia: la mal­
querencia, la envidia y el odio.

192 Es fácil alabar y censurar lo que uno no debe, pero


ambas cosas son propias de un modo de ser rastrero.

193 Es un acto de inteligencia protegerse de una injusti­


cia inminente; de insensatez no defenderse contra la ya co­
metida.

194 Los grandes placeres resultan de contemplar obras


hermosas.

195 Son (¿los dioses o las mujeres?) estatuas dignas de


contemplar por su indumentaria o su aderezo, pero faltas
de corazón.

196 El olvido de los defectos propios genera atrevimien­


to.

197 Los insensatos se conforman a los designios del


azar; los que conocen estas cosas, alos de la sabiduría.

198 (El animal) sabe lo que necesita y cuánto necesita. Él


(el hombre), en cambio, aunque lo necesita, no ío sabe.

199 Los insensatos, como si odiaran la vida, desean vi­


vir con el temor a la muerte.
PRIMEROS ATOMJSTAS: FRAGMENTOS DEDF.MÓCIUTO M),\

200 Los insensatosvivensin gozar de la vida.

201 Los insensatos ansian la longevidad sin ilisli nltii dr


la longevidad.

202 Los insensatos ansian lo que les falta y mal^usln 11 li i


que tienen, aunque sea más provechoso que lo que han ilrjn
do escapar.

203 Los hombres, en su huida de la muerte, la van persi


guiendo.

204 Los insensatos no contentan a nadie en toda su v id :t.

205 Los insensatos ansian la vida porque temen l;i


muerte.

206 Los insensatos, aunque temen ía muerte, quieren


envejecer.

207 No todo placer debe elegirse, sino sólo el que va uni­


do a lo bello.

208 La moderación del padre es el mejor precepto para


los hijos.

209 Con comida suficiente nunca hay mala noche.

210 Una mesa pródiga la procura la suerte; la indispen


sable, la moderación.

211 La moderación acrecienta los placeres y hace may<) r


el gozo.

212 Quedarse dormido de día indica trastorno del cuer­


po, preocupación del alma, pereza o mala educación.
304 FRAGMENTOS PROSOCRÁTICOS

213 La valentíahace pequeñas las desgracias.

214 Valiente no es sólo el que vence a los enemigos, sino


el que vence a los placeres. Pero algunos son amos de ciuda­
des, pero esclavos de mujeres.

215 La gloria de la justicia es la audacia y la imperturba­


bilidad de ánimo; el término de la injusticia, el miedo a la
desgracia.

216 La sabiduría imperturbable es lo más digno de todo.

217 Amados por los dioses sólo son aquellos a quienes


la injusticia resulta aborrecible.

218 La riqueza conseguida por una mala acción granjea


una vergüenza más patente.

219 El apetito de riquezas, si no se ve limitado por el


hartazgo, es mucho más penoso que la extrema miseria,
pues apetitos mayores provocan mayores necesidades.

220 Las ganancias deshonrosas hacen un perjuicio a la


virtud.

221 La esperanza en un lucro deshonroso es el principio


del perjuicio.

222 El excesivo acopio de riquezas para los hijos es un


pretexto para la codicia, que pone en evidencia el modo de
ser de uno.

223 Lo que requiere el cuerpo se halla al alcance de to­


dos, sin esfuerzo ni sufrimiento; cuanto requiere esfuerzo y
sufrimiento y amarga la vida no lo necesita el cuerpo, sino la
ausencia de objetivos del alma.
PRIMEROS ATOMISTAS: FRAGMENTOS U t DüMÓCfiJTO 305

224 El deseo de algo más echa a perder lo que se tiene,


con el mismo resultado que el perro de EsopoJ l.

225 Lo que hace falta es decir la verdad, no hablar de más.

226 La sinceridad es propia de la libertad; el riesgo con­


siste en el discernimiento del momento oportuno.

227 Los codiciosos corren la suerte de las abejas, traba-


jando como si fueran a vivir por siempre.

228 Los hijos de los codiciosos se hacen ignorantes


como los danzantes que danzan sobre cuchillos: si al tocar
tierra no atinan en el único sitio en que deben apoyar los
pies, mueren. Atinar en el sitio es difícil, pues sólo les queda
el de la huella del pie. Así también aquéllos si fallan en el
cuño paterno respecto de la preocupación y la codicia sue­
len estar perdidos.

229 Las economías y el hambre son buenas! pero tam­


bién, en su momento, lo es la prodigalidad y reconocerlo es
propio de los buenos.

230 Una vida sin fiestas es un largo camino sin posadas.

231 Discreto es quien no se aflige por lo que no tiene,


sino que se alegra por lo que tiene.

232 Los placeres que se realizan más rara vez son los que
más complacen.

11. Se refiere a la fábula del perro que llevaba un trozo de carne y que al
ver su imagen en el agua la tomó por otro perro, de suerte que por que­
rer quitarle la carne perdió la suya {es la fábula núm. 133 Perry); cf. la
excelente traducción de las fábulas de P. Bádenas, Fábulas de Esopo,
Vida de Esopo, Fábulas de Babrio, Madrid, 1978.
306 FRAGMENTOS PKESOCRÁUCOS

233 Si se sobrepasa la medida, lo más agradable se torna


en lo más desagradable.

234 Salud piden los hombres a los dioses en sus oracio­


nes, pero no se percatan de que tienen en sí mismos el con­
trol sobre ella y de que, como hacen por su desenfreno lo
contrario de lo debido, se convierten en traidores de su salud
por sus propios apetitos.

235 A todos cuantos cifran sus placeres en el vientre, ex­


cediéndose de lo conveniente en la comida, en la bebida o en
el sexo, los placeres les resultan pequeños y de una duración
tan breve cuanto lo es el tiempo en que están comiendo o be­
biendo, mientras que los pesares son muchos. Y es que este
deseo de las mismas cosas está presente de continuo, y una
vez que se realiza lo que deseaban, el placer se acaba en se­
guida, así que en estas cosas no hay provecho alguno, sino
un pequeño placer y de nuevo vuelta a lo mismo.

236 Luchar contra el deseo es duro, pero vencerlo es


propio de un hombre sensato.

237 Toda rivalidad es insensata, pues, pendiente como


está del daño del enemigo, no mira por el propio beneficio.

238 Con mala reputación acaba el que se mide con uno


más poderoso.

239 Los juramentos que hicieron en medio de la necesi­


dad no los observan los mezquinos cuando se han librado
de ella.

240 Las fatigas deseadas procuran una disposición más


perseverante para las no deseadas.
PRIMEROS ATOM1STAS: FRAGMENTOS DE PfcMÓCRITO 307

241 El esfuerzo incesante se torna más llevadero por la


costumbre.

242 Son más los que se hacen buenos por la práctica que
por la naturaleza.

243 Todos los esfuerzos son más gratos que la inactivi­


dad cuando se consigue aquello por lo que uno se esforzaba
o se sabe que uno va a lograrlo, mas en cualquier fracaso el
esfuerzo es tan doloroso como lamentable.

244 Una cosa censurable, aunque estés solo, ni la hagas


ni la digas; aprende a sentir más vergüenza ante Li mismo
que ante los demás.

245 No impedirían las leyes que cada uno viviera según


su propio arbitrio si uno no perjudicara a otro. Y es que la
envidia ocasiona el principio de la disensión.

246 La ausencia de casa enseña autosuficiencia en la


vida, pues un pan y una yacija son los más dulces remedios
del hambre y la fatiga.

247 Al hombre sabio toda la tierra le es accesible, pues


de un alma buena es patria el mundo entero.

248 La ley quiere beneficiar la vida de los hombres, pero


le es posible cuando ellos mism os quieren ser bien tratados, pues
es a quienes la obedecen a los que les manifiesta su propia virtud.

249 Las luchas intestinas son un mal para uno y otro ban­
do, pues para vencedores y vencidos el perjuicio es similar.

250 Desde la concordia les es posible a las ciudades lle­


var a término las empresas importantes y las guerras; de
otro modo, no.
308 FRAGMENTOS PRFSOCRÁT1COS

251 La pobreza en una democracia es preferible al lla­


mado bienestar de manos de los poderosos, en la misma
medida en que la libertad lo es a la esclavitud.

252 Por los asuntos de la ciudad es preciso tomarse un


interés mayor que por todo lo demás para que esté bien en­
caminada, sin que uno porfíe más de lo conveniente ni se
arrogue un poder para sí mayor de lo que es útil a la comu­
nidad. Y es que una ciudad bien encaminada comporta el
máximo bienestar y en ella se encuentra todo; y si ella sub­
siste, todo subsiste; pero si se arruina, todo se arruina.

253 A los hombres de bien no les es útil, despreocupa­


dos de lo suyo, ocuparse de lo ajeno, ya que sus asuntos irán
mal. Ahora bien, si alguien se despreocupa de los asuntos
públicos se granjea mala fama, aun cuando no haya cometi­
do ningún robo ni injusticia. Bien es verdad que también el
que no se ha despreocupado ni ha cometido injusticia corre
el riesgo de granjearse mala fama e incluso de sufrir algún
perjuicio. Es inevitable errar, pero que los hombres perdo­
nen no es sencillo.

254 Los miserables que acceden a los cargos, cuanto


más indignos son al llegar a ellos, tanto más ociosos se hacen
y más se llenan de insensatez y de engreimiento.

255 Cuando los poderosos se resuelven a prestar dinero


a los que no tienen y a socorrerlos y favorecerlos, en ese solo
hecho se encierran el compadecerse, el no estar solos, el ha­
cerse compañeros y protegerse mutuamente, el que los con­
ciudadanos sean concordes y otros beneficios que nadie po­
dría calcular.

256 Justicia es hacer lo que es debido; injusticia, no ha­


cerlo que es debido, sino desviarse de ello.
PRIMEROS ATOMISTAS: FRAGMENTOS DE DEMÓCRTTO 309

257 En lo que se refiere a los animales, el criterio respec­


to de darles o no darles muerte es el siguiente: se halla libre
de culpa el que mata a los que perjudican o quieren perjudi­
car, y hacerlo contribuye al bienestar más que no hacerlo.

258 Es preciso dar muerte a toda costa al que bace daño


contra justicia. El que lo haga en cualquier ordenamiento
gozará de una mayor cantidad de tranquilidad, de justicia,
de confianza y de bienes.

259 De la misma manera que ya ha quedado escrita


respecto de las alimañas y los reptiles enemigos me parece
que hay que obrar respecto de los hombres: matar al ene­
migo, de acuerdo con las leyes tradicionales en cualquier
ordenamiento en el que la ley no lo prohiba. Y lo prohiben
los santuarios del país de cada uno, los pactos y los jura­
mentos.

260 Tratándose de un salteador o de cualquier bandido,


se halla libre de culpa el que lo mate, tanto por su propia
mano como si lo manda hacer o lo aprueba en votación.

261 A quienes son injustamente tratados, asistirlos en lo


posible es lo debido y no abandonarlos, pues ello es justo y
correcto, y lo contrario, injusto y malo.

262 A los que cometen actos dignos de destierro o pri­


sión o son merecedores de castigo debe condenárseles y no
absolverlos. Por tanto, el que los absuelve contra derecho,
guiado en su determinación por el lucro o por su satisfac­
ción, delinque y es forzoso que eso esté imbuido en su áni­
mo.

263 Participa de la máxima cuantía de justicia y excelen­


cia el que asigna los máximos honores a los más dignos.
310 VR AGMENTOS PKESOCKÁT1COS

264 En absoluto hay que sentir más vergüenza ante los


hombres que ante uno mismo ni hacer algún mal si nadie va
a saberlo con más motivo que si van a saberlo todos ios
hombres, sino que uno debe sentir vergüenza especialmente
ante uno mismo e inculcar este principio en el alma como
para no hacer nada inconveniente.

265 De los yerros se acuerdan más los hombres que de lo


bien hecho y es justo que así sea. De igual modo que no es
necesario que sea alabado el que devuelve depósitos de dine­
ro y si lo es que el que no los devuelve se granjee mala fama y
sufra castigo, así ocurre también con el que ejerce un cargo,
ya que no fue elegido para eso, para obrar mal, sino bien.

266 Ningún recurso hay en el ordenamiento ahora vi­


gente para que quienes ejercen un cargo no cometan injusti­
cia, aunque sean totalmente rectos, pues con ningún otro
tiene parangón el hecho de que él mismo va a estar luego
bajo el poder de otros. Es preciso de algún modo arreglar
este asunto en el sentido de que el que no cometa injusticia
alguna, aunque haya examinado con rigor a los injustos, no
vaya luego a verse gobernado por ellos, sino que haya una
ley o algo similar que proteja al que obra justamente.

267 Por naturaleza mandar es patrimonio del mejor.

268 El miedo genera adulación, pero no produce afecto.

269 La decisión es el comienzo de una tarea, mas su final


está en manos de la suerte.

270 Utiliza a los criados como las partes de tu cuerpo:


uno para cada cosa.

271 Los reproches de amoríos disipa la amada.


PRIMEROS ATOMISTAS: FRAGMENTOS DE DEMÓCK1TO 3'l 1

272 Quien acierta con su yerno encuentra un hijo; el que


fracasa pierde también una hija.

273 La mujer es mucho más pronta que el hombre para


la extravagancia.

274 Adorno es en la mujer la poca locuacidad, y algo


hermoso es asimismo la simpleza del adorno.

275 La crianza de los hijos es asunto resbaladizo; se con­


sigue un éxito plagado de disputas y desvelos o un fracaso
que no es superable por ningún otro dolor.

276 No me parece conveniente tener hijos, pues advier­


to en el hecho de tener hijos múltiples y grandes riesgos y
múltiples disgustos, mas pocas satisfacciones y aun éstas
menudas y débiles.

277 Para quien tenga cierta necesidad de tener un hijo,


me parece mejor que sea el de uno de sus amigos. Y así el
niño será conforme a su deseo, pues le es posible elegirlo tal
como lo quiere, al que parezca ser apropiado y por naturale­
za más se avenga con él. Y ello comporta una diferencia tan
grande como es la de que en este último caso le es posible es­
coger entre muchos al niño deseado, como uno lo necesita.
Por el contrario, si uno lo engendra de sí, muchos son ios
riesgos que hay en ello, pues forzosamente ha de conformar­
se con el que le nazca.

278 A los hombres les parece que tener hijos es de las co­
sas obligadas por la naturalezay por una remota institución.
Ello es evidente asimismo en los demás animales, pues todos
tienen crías de acuerdo con la naturaleza y sin esperar bene­
ficio alguno. Pero cuando nacen cada uno lo pasa mal y los
alimenta como puede, teme sobremanera por ellos mientras
312 FRAGMENTOS PRE SOCRÁTICOS

son pequeños, y si algo les ocurre, sufre. Tal es la naturaleza


de todos los seres que tienen alma. Para el hombre, en cam­
bio, hay una especie de norma según la cual se consigue al­
gún provecho de la descendencia.

279 Hay que distribuir los bienes entre los hijos con la
mayor largueza posible y al tiempo hay que preocuparse
porque no hagan ningún despropósito al tenerlos en sus ma­
nos; así se vuelven mucho más ahorrativos con el dinero a la
vez que más deseosos de ganarlo y rivalizan entre ellos. En
efecto, si son compartidos, ni los gastos duelen ni las ganan­
cias alegran en la misma medida que si son de uno solo, sino
mucho menos.

280 Es posible, sin gastar en exceso de lo de uno, educar


a los hijos y poner en torno de ellos un valladar y una protec­
ción para sus bienes y sus personas.

281 Igual que entre las heridas el peor mal es la gangre­


na, entre los negocios lo es [...]12.

282 El uso de riquezas con sensatez es provechoso para


ser libre y útil a la comunidad; con insensatez es un derroche
compartido.

283 «Pobreza» y «riqueza» son designaciones de la ca­


rencia y la abundancia. Por tanto» ni es rico el que carece ni
pobre el que no carece.

284 Si no ansias muchas cosas, lo poco te parecerá mu­


cho. Y es que una aspiración reducida hace que la pobreza
equivalga a la riqueza.

12. Eitextoestácorrupto.
PRIMEROS ATOMIüTAS: KKAGMENTOS DE DTWÓCRÍTO 313

285 Es preciso darse cuenta de que la vida humana es


frágil y efímera, sumida como está en la confusión de múlti­
ples desgracias e impotencias, de modo que uno debe preo­
cuparse de una fortuna modesta, y la estrechez medirse en
relación con las necesidades.

286 Feliz el que con una fortuna modesta se conforma e


infeliz el que de una cuantiosa está disconforme.

287 Un apuro generalizado es más penoso que el priva­


do, pues no queda esperanza de socorro.

288 Enfermedad de la familia y de la vida también la


hay, igual que la del cuerpo.

289 Es insensatez no someterse a las necesidades de la


vida.

290 La tristeza ingobernable de un alma paralizada por


ella, sacúdetela con la ayuda de la reflexión.

291 Sobrellevar con discreción la pobreza es de sabios.

292 Infundadas son las esperanzas de los insensatos.

293 Quienes sienten placer por las desgracias del vecino


no reparan en que las vicisitudes de la fortuna a todos afec­
tan y en que con ello dificultan la alegría en su propia casa.

294 El vigor y la hermosura son los bienes de los jóve­


nes; la moderación, la flor de la vejez.

295 El viejo fue joven, pero el joven es inseguro si llegará


a la vejez. Lo bueno ya realizado es mejor que lo inseguro
porvenir.
314 FRACMHNTOS PRESOCKÁT1COS

296 La vejez es una incapacidad absoluta: todo se tiene y


de todo se carece.

297 Algunos hombres, ignorantes de la descomposición


de su naturaleza y por el reconocimiento de su mal compor­
tamiento en la vida, se angustian por todo el curso de su
existencia entre inquietudes y miedos, inventándose falsas
historias acerca del tiempo de después de la muerte.

Noticias sobre el pensamiento de Demócrito y Leucipo

1. ARISTÓTELES, Acerca de la generación y la corrupción


325a23 (67A47). Leucipo creyó tener unas razones que,
expresadas en forma coincidente con la percepción, no re­
futaban ni el nacimiento ni la corrupción ni el movimiento
ni la pluralidad de los seres. Haciendo tales concesiones a
los fenómenos sensibles y asimismo a los que postulan la
unidad I 3 , la de que no existe movimiento sin vacío, afir­
ma que el vacío no es, y que nada hay en el ser que no sea,
dado que lo que es, en sentido propio, es completamente
pleno. Ahora bien, tal ser, según él, no es uno, sino múlti­
ple en cantidad, mas son seres invisibles por la pequenez
de su masa. Se desplazan en el vacío -pues hay vacío 1 4 -y
su combinación produce la generación y su disolución, la
corrupción. Ejercen acciones y las padecen en la medida
en que se da el caso de que entran en contacto, pues de este
modo es como no hay una unidad. Al agruparse y entrela­
zarse dan lugar a la generación. Y es que de aquello que es
verdaderamente uno no podría surgir una multiplicidad,
ni de lo que es verdaderamente múltiple, una unidad, pues
ello es imposible.

13. Los eleáticos, especialmente Meliso.


14. Pero fuera del ser, que son los átomos.
PRIMAROS ATOMISTAS: NOTICIAS M!>

2. SIMPLICIO, Física 28.4 (tomado de Teofrnsto; d7AH).


Éste (Leucipo) postuló los átomos como elementas innúnw
ros y en perpetuo movimiento, y que el número di* MIS I ¡un
ras es ilimitado, porque no hay motivo para que setm de niiii
formay no de otra y por la observación de que la génesis y el
cambio de los seres son ininterrumpidos. Afirmó asimisini»
que el ser no es más real que el no ser y que ambos son igual
mente causa de las cosas que llegan a ser, ya que, supuesto
que la naturaleza de los átomos es compacta y plena, di't ¡n
que son el ser y que se desplazan en el vacío, al que llama no
ser, si bien afirma que no es menos real que el ser.
3. Aristóteles, Metafísica 985b4 (67A6). Leucipo y su
compañero Demócrito dicen que los elementos son lo lleno
y lo vacío -llamando a lo uno ser y a lo otro no ser-, y que de
éstos lo uno es lleno y sólido, el ser, y lo otro vacío y sutil, el
no ser, por lo que dicen que el ser no es más real que el no ser,
porque tampoco el vacío lo es menos que el cuerpo. Asimis­
mo dicen que éstas son las causas de los seres, a modo de su
materia. Y así como los que consideran única la sustancia
subyacente generan las demás cosas de sus cualidades, pos­
tulando lo sutil y lo denso como principios de las cualidades,
de igual modo dicen éstos que las causas de las demás cosas
son las diferencias entre aquéllos. Dicen que éstas son tres:
figura, disposición y posición, pues aseguran que el ser di­
fiere sólo por la «configuración», el «contacto» y la «orienta­
ción». De estas diferencias, la «configuración» es lafigura,el
«contacto» es la disposición y la «orientación» es la posi­
ción ' 5 . Difiere, en efecto, la A de la N en figura, AN de NA en
disposición, Z de N en posición.
4. ARISTÓTELES, Acerca de Demócrito en SIMPLICIO,
Acerca del cielo 295.1 (68A37). Demócrito [...] designa al es­
pacio con los siguientes nombres: «vacío», «nada», «infini-
15. Hay, evidentemente, en Demócrito un interés por crear una termi­
nología específica, que Aristóteles debe «traducir» a términos más co­
munes.
316 FR ACMF.NTOS riíESOCRÁTlCCK

to», y a cada una de las sustancias «algo», compacto» y «ser».


Cree que son seres tan pequeños que escapan a nuestros sen­
tidos, pero se dan en ellos formas de todas clases, figuras de
todas clases y diferencias de tamaño. Así, pues, a partir de és­
tos, como a partir de elementos, genera y agrega volúmenes
visibles y perceptibles. Colisionan y se desplazan en el vacío
de acuerdo con su desigualdad y las demás diferencias seña­
ladas, y en su desplazamiento, bien chocan, bien se entrela­
zan con una trabazón tal que tocan uno con otro y producen
una estrecha vecindad entre ellos, si bien no generan a partir
de ellos en realidad una sola naturaleza de ninguna especie
-pues es una ingenuidad que dos o más cosas puedan real­
mente dar lugar a una sola de alguna manera-. Considera la
causa de que los seres permanecen unidos unos con otros
hasta un cierto momento, los enlaces y enganches entre los
cuerpos. Y es que unos 1 6 son torcidos, otros ganchudos,
otros cóncavos, otros convexos y los demás presentan innú­
meras diferencias. Cree, por tanto, que se mantienen unidos
unos a otros y permanecen vinculados hasta que la presencia
de una necesidad más poderosa procedente de lo circundan­
te los sacudey los disemina a cada uno por un lado.
5. Handschrifiliche Studien zu Galen, p. 10 Helmreich
(Orth, art. cit., p. 202). Demócrito decía que éstas eran, efec­
tivamente, las cinco palabras determinativas: uno, nada,
configuración, orientación, contacto. Le llamaba uno a los
átomos, nada a lo vacío, configuración a la forma de aqué­
llos. Y es que decía que se distinguen por la forma, en que
unos son triangulares, otros cúbicos, otros ganchudos, otros
esféricos. También decía que al reunirse muchos esféricos se
produce la forma del fuego. Llamaba orientación a la posi­
ción por la que unos están delante, otros detrás, otros a la
derecha, otros a la izquierda, y contacto a la disposición se­
gún la cual unos están primero y otros después.

16. Unos átomos.


PK1MEKOS ATOM15TAS: NOTICIAS 317

6. ARISTÓTELES, Acerca de la generación y la corrupción


32óa9 (68A60). Aunque Demócrito afirma que cada u n o de
los cuerpos individuales es tanto más pesado cuanta mayor
sea su masa.
7. TEOFRASTO, Acerca de las sensaciones 61 (68A135).
Demócrito diferencia lo pesado y lo ligero de acuerdo con el
tamaño. [„.J Ahora bien, en los cuerpos compuestos es más
ligero lo que contiene más vacío y más pesado lo que contie­
ne menos.
8. AECIO, Opiniones de los filósofos 1.12.6 (68A47). De­
mócrito decía que los cuerpos primeros, esto es, los com­
pactos, carecían de peso, pero que se movían en lo infinito
por su mutuo impacto.
9. SIMPLICIO, Acerca del cielo 712.27 (68A61). Los se­
guidores de Demócrito creen que todo tiene peso y que el
fuego, por tener menos peso, comprimido por los que tienen
más, es impulsado hacia arriba y por ello parece ligero.
10. ARISTÓTELES, Acerca del cielo 300b8 (67A16). Por
ello Leucipo y Demócrito, que dicen que los cuerpos prime­
ros se mueven sin cesar en el vacío, esto es, en lo infinito, han
de decir con qué clase de movimiento lo hacen, esto es, cuál
es su movimiento natural.
11. ALEJANDRO DE AFRODISIAS,Metafísica 36.21 (67A6).
Pues éstos dicen que los átomos se mueven por colisiones y
choques mutuos, sin embargo, del principio del movimiento
natural no hablan, ya que el movimiento por colisión es for­
zado, n o natural, y el forzado es posterior al natural.
12. AF.CTO, Opiniones de los filósofos 1.23.3 {68 A47). De­
mócrito declaró que la única clase de movimiento era el pro­
ducido por una sacudida.
13. SIMPLICIO, Acerca de/cie/o 242.18 (67 Al 4). Éstos (í-eH-
cipo, Demócrito y Epicuro) decían que los principios - a los que
consideraban átomos indivisibles e impasibles, por ser com­
pactos y no participar del vacío- eran innumerables. Y es que
decían que la divisibilidad se produce por el vacío que hay en
318 FRAGMENTOS PRESOCRÁTICOS

los cuerpos. Estos átomos, separados unos de otros en el vacío


infinito y diferentes por susfigurasy tamaños, así como por su
posición y disposición, se desplazan en el vacío, y cuando coin­
ciden unos con otros chocan y unos salen rebotados en cual­
quier dirección, mientras que otros se entrelazan entre sí, de
acuerdo con la congruencia de sus figuras, tamaños, posicio­
nes y disposiciones, y permanecen juntos. De este modo dan
lugar al nacimiento de los cuerpos compuestos.
14. DTÓGF.NES LAERCTO, Vidas de los filósofos 9.31
(67A1). Como se ha dicho, afirma (Leucipo) que el todo es
infinito y q ue de él una parte está llena y otra vacía. Dice que
estas cosas son los elementos. De ellos hay mundos innume­
rables que en ellos se disuelven luego. Y los mundos se origi­
nan del modo siguiente: por segmentación de lo infinito, se
desplazan muchos cuerpos con toda clase de formas hacia
un gran vacío. Al congregarse éstos, se produce un remoli­
no, en el que, chocando unos con otros y girando en todos
los sentidos, se va separando lo semejante con lo semejante.
Cuando ya no pueden girar en equilibrio, por su gran núme­
ro, los livianos se dirigen, como agitados, hacia el vacío ex­
terior, mientras que los demás se quedan juntos y, entrelaza­
dos, toman el mismo camino y producen, primero, una
estructura esférica. Ésta se separa como una membrana que
abarca en su interior cuerpos de todas clases. A medida que
éstos giran, por la resistencia del centro, la membrana exte­
rior se va haciendo más delgada, pero los átomos que colin­
dan siguen flotando juntos por su contacto con el remolino.
Así surge la tierra, al permanecer juntos los átomos que ha­
bían sido arrastrados al centro. A su vez, la membrana que
los envuelve crece por la adición de cuerpos de fuera, pues
en su desplazamiento en remolino se va apoderando de
cuanto toca. Algunos de estos átomos, entrelazados, forman
una estructura, primero húmeda y fangosa, pero al secarse
por su desplazamiento en remolino con el conjunto y al in­
flamarse luego dan lugar a la naturaleza de los astros.
PRTMFROS ATOMTSTAS: NOTICIAS 329

15. HIPÓLITO, Refutación de todas las herejías 1.13.2


(68A40). Hay (según Demócrito) innumerables mundos, dife­
rentes en tamaño. En algunos no hay sol ni luna, en otros son
menores que los nuestros y en otros mayores. Las distancias
entre los mundos son desiguales y en unos sitios hay más
(mundos), en otros menos, y unos están creciendo, otros en su
plenitud, otros están decayendo. Aquí nacen, allí desaparecen,
pues se destruyen por colisión mutua. Hay algunos mundos
desiertos, sin animales ni plantas ni agua en absoluto.
16. ARTSTCTKT.ES, Acerca del alma 404al (67A28). De-
mócrito afirma que el alma es una especie de fuego o ele­
mento caliente, pues, como las figuras y los átomos son infi­
nitos, llama a los esféricos fuego y alma, comparándolos a
las llamadas motas que se ven en los rayos de luz a través de
las rendijas. Llama a los elementos «semillero universal» de
la naturaleza entera -Leucipo piensa de forma semejante- y
considera que de ellos los esféricos son alma, porque tales fi­
guras están especialmente dotadas para pasar a través de
todo y para mover a las demás, al moverse ellas mismas. Y es
que suponen que el alma es lo que confiere el movimiento a
los animales. Por ello también la frontera del vivir se halla en
la respiración, pues cuando el entorno contrae a los cuerpos
y expulsa de éstos aquellas figuras que proporcionan a los
animales el movimiento porque ellas nunca se hallan en re­
poso, la ayuda procede del exterior, pues con la respiración
penetran otros. Ellas, pues, impiden que se dispersen las fi­
guras que hay ya en los animales, porque tienen un efecto
contractor y condensador. Los seres viven mientras p ueden
efectuar esa operación.
17. ARISTÓTELES, Acerca de la sensación y de lo sensible
442a29 (68A119). Demócrito y la mayoría de los naturalis­
tas que hablaron acerca de la sensación plantean algo muy
absurdo, pues hacen tangible todo lo sensible.
18. AECIO, Opiniones de los filósofos 4.8.10 (67A30).
Leucipo, Demócrito y Epicuro dicen que la sensación y el
320 FRAGMENTOS PRESOCRÁT1COS

pensamiento se deben a la penetración de imágenes del ex­


terior, pues ninguno de ellos concibe ninguno sin la percu­
sión de una imagen.
19. TEOFRASTO, Acerca de las sensaciones 50 (68A135).
Demócrito... atribuye la visión a una impronta, que explica en
forma particular. Y es que la impronta no se produce directa­
mente en la niña, sino que el aire que media entre la visión y
lo que es visto queda modelado cuando es comprimido por lo
que se ve y por lo que ve, ya q ue de cualquier cosa hay siempre
algún efluvio. Luego se endurece y, cambiado de color, deja
una impronta en los ojos húmedos. Y es que no admiten lo
denso, pero lo húmedo pasa a través de ellos. Por eso los ojos
húmedos son mejores para ver que los duros. [...].
La audición la explica de forma similar a lo demás. En efec­
to, el aire que cae en lo vacío genera un proceso. Ahora bien,
aunque penetra en todo el cuerpo de forma similar, lo hace
principalmente y en mayor grado por los oídos, porque pene­
tra a través de un espacio vacío más grande y no se ve en abso­
luto retenido; por ello no se percibe por todo el cuerpo, sino
sólo por ahí. Cuando está dentro se dispersa por la velocidad
que lleva, pues el sonido se debe a la penetración violenta de
aire condensado, así que de igual modo que fuera la sensación
se produce por un contacto, dentro también. [...].
El gusto ácido es en su figura anguloso y con muchos re­
pliegues, pequeño y sutil. Por su acritud, penetra rápida­
mente y por todas partes; por ser áspero y anguloso se
amontona y se agarra y por eso calienta el cuerpo, porque
produce un vacío y lo que tiene más vacío calienta más. Lo
dulce está configurado por figuras redondeadas y no dema­
siado pequeñas. Por ello se esparcen por todo el cuerpo sin
violencia y lo atraviesan todo sin prisa. Ahora bien, pertur­
ban a los otros porque al deslizarse desvían lo demás y lo hu­
medecen, Humedecidas y movidas de su puesto, vienen a
desembocar en el vientre, pues es lo más accesible, ya que en
él hay un vacío mayor. El acre se debe a figuras grandes, muy
PRIMEROS ATOMISTAS: NOTICIAS 322

angulosas y con las mínimas redondeces, así que cuando lle­


gan al cuerpo, ciegan las venas y las ocluyen sin dejar que
fluyan. Por eso también contienen el vientre. Lo amargo se
debe a figuras pequeñas, lisas, redondeadas, pero con un
contorno sinuoso que las hace viscosas y pegajosas. Lo sala­
do, de figuras grandes y no redondeadas, unas irregulares,
pero en su mayoría no irregulares, de forma que tampoco
tienen muchos repliegues [...]. Lo agrio es pequeño, redon­
deado y anguloso, pero sin tener irregularidad [...]. De esta
forma, da cuenta de las demás propiedades de cada uno, re­
firiéndolas a sus figuras, si bien ninguna de estas figuras en
absoluto se halla sin contaminar o mezclar con otras, sino
que en cada sabor hay muchas.

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