Humor en Literatura Narrativa
Humor en Literatura Narrativa
Humor en Literatura Narrativa
Mariana Cerrillo
Como vimos en la introducción práctica al tema, el humor es algo fuertemente ligado a la época y a
la sociedad que lo crea. Está atravesado por los códigos ideológicos y contenidos culturales del
momento de la creación, aunque a veces logra traspasar la barrera epocal, y funcionar muy bien en
otros momentos y contextos.
¿De qué nos reímos? Nos reímos de la tragedia, del dolor, del poder, de la violencia, del lado oscuro
del ser humano y de las sociedades, quizás como una forma de alivianar las emociones negativas,
como una forma de liberar tensión, incluso de purgar ese lado oscuro que tenemos, pero también de
unirnos catárticamente ante la desgracia.
¿Se puede hacer humor sobre todo? Diego Capusotto dice que sí (Entrevista:
https://www.youtube.com/watch?v=4TGu0gn4YKg&t=56s), y que no hay límite para el humor, sin
embargo que resulte o no estará fuertemente ligado a cuestiones éticas, que nos permitirán reírnos
(o no) y no sentir dolor sobre la herida que produjo algo traumático, por ejemplo. La distancia es
fundamental, y también la empatía con el público a quien va dirigido.
Por otro lado, el humor es una gran herramienta crítica: nos permite decir cosas que serían molestas
y censurables en un contexto serio, y deslizar opiniones con cierto halo de “liviandad”; nos ayuda a
desarticular el poder, a invertir lógicas opresivas, y a inventar salidas novedosas a viejas formas de
ver el mundo. En este sentido, la parodia, el absurdo, el humor negro, el disparate, son formas que
adopta el género humorístico para vehiculizar lo que socialmente necesitamos tramitar crítica y
humanamente.
El humor puede tener diferentes grados de complejidad, vinculado con el nivel de elaboración,
abstracción y simbolización. Por ejemplo, es mucho más sencillo el humor físico, que contempla
expresiones corporales poco habituales, caídas, gesticulaciones extrañas, etc. ya que es fácil de
decodificar y se vuelve universal desde la experiencia: todos tenemos un cuerpo y vemos cómo se
mueven esos cuerpos en el espacio, todo el tiempo, desde que nacemos, y aquello que salga fuera de
lo común, ya resulta germen para la risa. Sin embargo, si pensamos en la sátira, por ejemplo, o la
ironía, conllevan procesos mentales complejos que no todos están capacitados para alcanzar
exitosamente y que funcione el efecto, ya que ambos requiren de cierto nivel de abstracción y
análisis.
Algo interesante del género humorístico es que ha atrevesado toda la historia. Al igual que la
tragedia, es un género que existe desde los más remotos testimonios literarios, y suele ser un gran
retrato de época. El estilo, el soporte cambian, hemos pasado del cómico que hace humor con el
cuerpo: el mimo, el bufón, los cuentos populares humorísticos de circulación oral, también escrita, a
las nuevas formas tecnológicas como los memes y las plantillas de realidad aumentada; pero la
finalidad siempre es la misma: reírnos. La risa es constitutiva del ser humano. ¿Y por qué nos
gustará tanto reír? Probablemente porque la reacción química que produce en el cuerpo nos genere
un gran bienestar físico, y también psicológico y emocional. De ahí quizás el dicho “La risa es
salud”, que alguna vez probablemente hayan escuchado. Está comprobado que la risa aumenta la
respuesta del sistema inmune, y que incluso es usada como medicina paliativa y como forma de
terapia.
Entonces, fíjense qué importante es reírse: mejora nuestra capacidad crítica, nos acerca a los otros
socialmente y nos mantiene saludables físicamente. La risa es poder. ¿Cómo no vamos a querer reír
a lo largo de la historia de la humanidad? Desconfiemos siempre de aquellos que quieran
prohibirnos y arrancarnos la risa.
¿Cuáles son los recursos, entonces, con los que se hace el humor? ¿Cómo hacemos reír y con qué
recursos nos hacen reír? Aquí podemos ver un pequeño resumen de los recursos más importantes:
Repasemos algunos pequeños ejemplos de estos recursos en algunos cuentos brevísimos, llamados
minificciones o microcuentos.
En ambos casos puede verse fácilmente que las dos escenas usan el recurso de ser llevadas al
extremo de lo posible, fuerzan la situación exageradamente (hipérbole) hasta terminar careciendo de
toda lógica (absurdo). Tanto el Dr. como el joven se obsesionan con mutilar, cortar, y lo hacen
(hipérbole) al punto de desfigurar al otro y que casi ni conserve forma humana y vida (absurdo),
pero no termina ahí la cuestión: el remate de ambos está atravesado por un tercer recurso: la ironía.
En el primer caso, tanto corta el Dr. que la “sanación” termina siendo la “aniquilación total”; en el
segundo caso, la ironía consiste en que cuando el joven creyó que ya nadie querría a su novia pues
estaba “horrible”, es cuando la pierde porque se la lleva un exhibidor de fenómenos, algo que no
hubiese sucedido si él mismo no lo hubiese generado.
Noten la importancia de los títulos en ambos textos: los relatos son muy breves y terminan de anclar
el sentido si atendemos a los títulos, que señalan justamente el punto conflictivo de cada
protagonista en el que se articulará la ironía final. Esos son detalles importantísimos en los textos
literarios, un título no es accesorio, es un dedo que señala dónde está la perla dentro de la ostra,
claro, eso sí, si el autor fue lo suficientemente bueno como para titular bien su texto.
Veamos ahora otro pequeño relato: