La Triada Oscura y El Mecanismo de Deteccion de Tramposos
La Triada Oscura y El Mecanismo de Deteccion de Tramposos
La Triada Oscura y El Mecanismo de Deteccion de Tramposos
Profesor Guía:
Guido Vallejos Oportot
iii
TABLA DE CONTENIDO:
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................. 1
CAPITULO I ......................................................................................................................... 8
1.1.- CONTEXTUALIZACIÓN DEL PROBLEMA DEL ENGAÑO Y AUTOENGAÑO ..................... 8
1.1.1 Psicopatía: .............................................................................................. 11
1.1.2 Narcisismo: ............................................................................................. 18
1.1.3 Maquiavelismo: ....................................................................................... 23
1.2 RELACIÓN ENTRE MAQUIAVELISMO, PSICOPATÍA Y NARCISISMO: ........................... 28
1.3 TRÍADA OSCURA: EL CONCEPTO ....................................................................... 30
CAPITULO II ...................................................................................................................... 38
2.1 PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA: ANTECEDENTES BÁSICOS ..................................... 39
2.2 PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA E HIPÓTESIS DE CONTENIDO GENERAL VS.
ESPECÍFICO. ......................................................................................................... 42
2.3 INTERCAMBIO SOCIAL Y ALTRUISMO RECÍPROCO ................................................ 47
2.4 ALTRUISMO RECÍPROCO: EVIDENCIA EMPÍRICA ................................................... 52
BIBLIOGRAFIA ................................................................................................................. 87
iv
INTRODUCCIÓN
2
Si las características relativas al comportamiento de este individuo en esas
interacciones fuesen claramente decodificables por las personas con las que
interactúa (para estos efectos denominados cooperadores), el engaño y la trampa
como resultado se hacen menos probables y, efectivamente, las personas
manipuladoras no logran su objetivo. Sin embargo, en las interacciones cotidianas
se presenta un patrón de comportamiento tramposo/cooperador, en el cual este
último opera favoreciendo el comportamiento engañador del otro, tal y como
planteaba Oakley. Es así como el portador de la tríada oscura multiplica y potencia
su impacto entre quienes interpretan su conducta, manipulando exitosamente el
entorno a su favor.
Estos autores consideran que dicho mecanismo, si está bien sintonizado con
la compleja red de mecanismos de la arquitectura que interviene, juega un rol
crucial en las interacciones sociales cooperativas exitosas. Dicho mecanismo es
caracterizado como un módulo de dominio específico que permite realizar tareas
inferenciales que requieren condicionales. Una falla en la inferencia podría explicar
la no detección del tramposo, por ende, una falla en la reciprocidad.
3
la detección de tramposos en función de la reciprocidad, ya que las conductas
ejercidas por un individuo que favorecen a otro u otros no estarían enmarcadas en
el aporte individual a la supervivencia del grupo, sino en un contrato implícito de
correspondencia futura. En este contexto, es importante la detección del engaño,
ya que esta involucra una falla en la reciprocidad implícita futura.
4
La hipótesis de esta tesis fue formulada como sigue: Es posible dar cuenta,
en forma coherente y detallada, de procesos cognitivos que determinan las
interacciones en las que están involucrados individuos que ostentan las
características adscritas a la tríada oscura, en el marco de la arquitectura
propuesta por la psicología evolucionista. Esta arquitectura permite enfatizar
adecuadamente el rol que desempeñan las emociones y las motivaciones en el
funcionamiento (o malfuncionamiento) de una red de mecanismos de propósito
específico y, en particular, del mecanismo inferencial de detección de tramposos
que subyace a las interacciones cooperativas, sean estas exitosas o frustradas.
Esta explicación incluye procesos que ocurren en el tramposo, pero también en el
cooperador.
5
intercambio social propuestas por Cosmides y Tooby. En una primera sección se
aborda el tema de la mente como un conjunto organizado de dispositivos mentales,
cada uno de ellos evolucionado como una adaptación a un desafío específico,
seleccionado con el fin de resolver problemas adaptativos enfrentados por el ser
humano en su entorno natural. Tales dispositivos se articulan en una arquitectura
cognitiva compuesta de mecanismos capaces de procesar la información y
orientados a metas adaptativas. Se busca establecer si el mecanismo para la
detección de tramposos cumple con el criterio de ser un dispositivo psicológico
determinado por la evolución.
Para finalizar este capítulo, se explora como una base para conocer este
mecanismo la idea de altruismo recíproco de Robert Trivers, desarrollada como
una estrategia de resolución de problemas. En sus textos sobre este tema, este
autor pretende demostrar que el modelo para la selección natural de la conducta
recíproca puede explicar la función del comportamiento altruista humano, y los
detalles del sistema psicológico que subyace a este tipo de comportamiento.
Trivers recalca que la detección de tramposos es un elemento clave en la evolución
6
del altruismo recíproco y, para poder entender este proceso, es necesario hacer
una diferenciación entre la trampa evidente y la sutil, ya que en esta última el
tramposo se beneficia más de lo que hubiera obtenido del ejercicio de conductas
equitativas en términos de consecuencias y resultados.
7
CAPITULO I
8
especial de individuos. Los individuos de este grupo, a pesar de no estar excluidos
o alienados, parecieran no susceptibles de ser entendidos bajo las reglas de
comprensión con las que opera la persona promedio. Sus interacciones exhiben
una falla en la reciprocidad de la conducta, ya sea en personas que violan de modo
sistemático y violento los derechos de los demás, privilegian su propio bienestar
hasta ignorar al otro, o convierten a su contraparte en un objeto de manipulación.
9
1
como enfermedad o trastorno se derivan consecuencias nosográficas
importantes, como situar su estudio en el marco de la medicina y considerar una
aproximación investigativa que permita sostener un ejercicio terapéutico acorde
con esta idea (Vallejo Ruiloba 2006).
Desde principios del siglo XIX, cuando las enfermedades mentales salen de
la simple categoría de alienación, la psicopatía y el narcisismo pasaron a ser temas
de estudio en el ámbito de la psicología clínica, y no sólo categorías literarias o
artísticas. Los comportamientos asociados a estas definiciones ya no son vistos
bajo el prisma de la maldad e inadecuación, sino que pasan a considerarse dentro
de las propuestas de enfermedad. El maquiavelismo sólo fue una categoría
valórica de origen literario, pero fue entrado el siglo XX cuando se empieza a
perfilar como un análisis de la conducta humana en el contexto científico, con el
estudio sistemático realizado por Christie y Geis (1970).
1
Nosografía: clasificación de las enfermedades mentales
10
1.1.1 Psicopatía:
“(…) alienés qui n'offrent a aucune époque aucune lésion de l'entendement, et qui
etoient domines par una sorte d'instinct de fureur, comme si las facultés affectives
avoient ete seulement lésées” (Pinel 2011, pp.150)
Hasta esa primera definición se creía que toda locura tenía que serlo de la
facultad razonadora o del intelecto. Por lo tanto, desde este enfoque inicial, Pinel
es el primero en hablar de “locura sin delirio” (manie sans délire), es decir, sin
confusión de la razón (Pinel, 2011; Millon, Simonsen y Birket-Smith, 1998, en
Garrido & López Latorre, 2012). A la definición anterior, Esquirol, discípulo de Pinel,
agrega “…donde las pasiones y afectos morales estén pervertidos, desordenados
o destruidos…” (Pritchart 1835). Esta definición incluye tanto sintomatología
psicopática como narcisista, ya que en ambos casos no se reporta algún tipo de
11
deterioro intelectual, y se especifica un daño en el manejo y la expresión de las
emociones involucradas en la interacción con otros.
2
Es de señalar que para Pritchard, al igual que para sus antecesores franceses, el término "moral"
significaba emocional y psicológico, y no significaba lo opuesto de “inmoral". Es decir, se encuadra
en el punto de vista nosográfico, distanciándose de la mirada valórica.
12
presenta dificultades para conducirse con decencia y propiedad en asuntos de la
vida cotidiana.
A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la psicopatía es vista más
bien en función de sus consecuencias para la sociedad, específicamente en la
esfera jurídica y forense. De acuerdo a Garrido y López Latorre (2012), en el siglo
XX Kurt Schneider en su obra Las personalidades psicopáticas, señaló que los
psicópatas no sólo se hallaban en las prisiones e institutos psiquiátricos, sino en
toda la sociedad, ya que muchas veces eran personas que tenían éxito en los
negocios y en la vida social mundana, ostentando incluso posiciones de poder en
la política. A pesar de lo anterior, Schneider sigue poniendo el énfasis de la
psicopatía en lo delictual y criminal, y en la frialdad con la que aborda el llamado
psicópata su acción fuera de los marcos de la ley y contraria a los valores.
13
compañeros de trabajo) definen de mejor manera este tipo de personalidad. Este
autor pone énfasis en lo que denomina “singularidad temperamental”, vale decir,
una disposición biológica de la personalidad en virtud de la cual este individuo
puede ser considerado extraño, extravagante o díficil y, no obstante lo anterior,
comunicar su emocionalidad al receptor de tal manera que este último la amplifica,
es decir, el receptor (en este caso, el psiquiatra que realiza la entrevista) se
contagia con la emocionalidad del relato.
14
en términos de agresión hacia el otro, y el antisocial como el más pernicioso, ya
que considera que puede pasar a llevar los derechos de los demás, someterlos y
dominarlos por la fuerza. Dentro de ese continuo de pasividad-agresividad se
pueden dar conductas de explotación, mentira, robo, pelea, desafío de la autoridad
y el derecho. Los individuos que satisfacen el perfil son intimidadores y
beligerantes y presentan una interacción pobre consigo mismos, puesto que
necesitan mantenerse activamente dominando a los demás para no ser ellos los
sometidos (Capponi 1987). Más que destruir o agredir a los demás, sólo obtienen
provecho de ellos, asignándose, además, el derecho de hacerlo, utilizando fuerza y
autoridad, o manipulación dependiente.
15
(Cleckley 1988). El retrato que hace este autor de quien ostenta esta característica
es impactante:
(…) The psychopath, however perfectly he mimics man theoretically, that is to say,
when he speaks for himself in words, fails altogether when he is put into the practice
of actual living. His failure is so complete and so dramatic that it is difficult to see
how such a failure could be achieved by anyone less defective than a downright
madman or by a person totally or almost totally unable to grasp emotionally the
major components of meaning or feeling implicit in the thoughts that he expresses
or the experiences he appears to go through. In the actions of his living, then, he
confirms our subjective impression, or it might be said that our surmise coincides
with the objective and demonstrable facts (Cleckley, 1988, pp 370).3
16
los psicópatas utilizan encanto superficial, manipulación, engaño, intimidación y
violencia para controlar a otros y satisfacer sus propias necesidades egoístas.
Carecen de conciencia y sentimientos hacia los demás, mostrando sangre fría.
Toman lo que quieren y hacen lo que les apetece, violando las normas y
expectativas sociales sin remordimiento, culpa o vergüenza. Asimismo, se
contextualiza en el hecho de que la mayoría de los psicópatas no son delincuentes,
sino más bien sujetos que gracias a su encanto y habilidad para manipular,
engañan y arruinan la vida de quienes se asocian personal y profesionalmente con
ellos. No obstante, el psicópata tiene la capacidad de usar la violencia cuando el
encanto, la manipulación, las amenazas y la intimidación no son efectivos para
lograr sus propósitos.
17
criterios incluyen características como falta de remordimientos, carencia de
empatía, y conducta manipuladora y engañosa (Hare 1996).
1.1.2 Narcisismo:
18
Inclinados a exagerar sus capacidades y poderes, transforman fácilmente
los fracasos en éxitos. En interacción con los demás están preocupados de ser
adulados y admirados, especialmente por aquellos a quienes idealizan. Los demás
están a su servicio y muchas veces los explotan con naturalidad sin considerar su
necesidad de derechos. El narcisista estima que no debe nunca nada, no depende
de nadie, se autoabastece. Sus relaciones afectivas son aparentemente cercanas
mientras se sienten adulados, pero se retiran rápida y fríamente en cuanto se
sienten cuestionados. Es decir, combinan independencia con pasividad (Capponi
1987).
19
características se hacen más autodestructivas cuando ese narcisismo llega a
niveles malignos, ya que la aparente debilidad se enmascara detrás de logros
competitivos, y su aparente sensación de logro se refuerza con el sentimiento de
triunfo sobre su propio temor y sufrimiento al producírselo a los demás.
20
detección en situaciones cotidianas.
5 los rasgos de personalidad son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar
sobre el entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en una amplia gama de contextos
sociales y personales.
21
normal, y la falta de estabilidad diagnóstica en el tiempo (Zimmerman et al. 2012),
todos problemas relevantes para la definición presente en este trabajo, ya que la
concepción de narcisismo relevante para el mismo considera que, efectivamente,
la frontera entre la normalidad y la patología es más difusa y compleja de
establecer.
22
El narcisismo se constituye, entonces, en una variante de conducta no sólo
aceptada, sino que, en ocasiones, promovida en ciertos contextos de interacción.
Pareciera ser algo que permite describir a otra persona, un rasgo más, como hablar
de timidez o escrupulosidad. No obstante lo anterior, esta característica presenta
un rol fundamental en los contextos de trampa y engaño, precisamente por lo difícil
que resulta interactuar con alguien excesivamente centrado en sí mismo.
Nuevamente, como se especificó al hablar de la psicopatía, la interacción con
portadores de este rasgo produciría, en principio, una detección rápida y sin fallas.
En el siguiente subcapítulo se expondrá un constructo que, asociado a este, dará
luces sobre el problema expuesto.
1.1.3 Maquiavelismo:
23
obra más conocida, no es la primera que pone de relieve el carácter político del
análisis de la personalidad de los líderes, pero es la que más ha persistido en el
tiempo. Isaiah Berlin (en Sazo Muñoz 2013) señala al respecto, que las
propuestas fueron incluso más allá del alcance previsto por el autor, a tal punto
que, por primera vez, se utiliza un nombre propio para la descripción de una
corriente político social.
24
urbano que las provenientes de un ambiente rural; asimismo, los jóvenes son más
maquiavélicos que los menos jóvenes, los menos religiosos más que los religiosos.
En suma, el maquiavelismo sería un producto de la modernidad, y parece existir
una fuerte relación entre el grado de modernización y las actitudes básicas que
existen en la conducta social y en las relaciones humanas.
Richard Christie y Florence Geis, en los años 60, retoman los textos
originales de Maquiavelo y estudian su perfil actual desde una perspectiva tanto
teórica como empírica, referida al contexto laboral y económico (Ovejero 1987),
considerando la personalidad maquiavélica más desde los procesos mentales que
involucra, y la interacción entre estos procesos. Estos autores, a partir del estudio
de la personalidad autoritaria, comenzaron a explorar el maquiavelismo para
detectar a aquellas personas dotadas para el éxito en la política, en el comercio y
en la industria. Así, pues, aunque el maquiavelismo es un modo de interacción
interpersonal descrito en el siglo XVI, se ve facilitado y hasta exigido por las
modernas estructuras sociales, que promueven valorar a los otros
impersonalmente.
25
Los esfuerzos iniciales de Christie y Geis, afines a los modelos propuestos
en los años 70 en psicología, estuvieron orientados fundamentalmente a la
creación de instrumentos de evaluación y de detección de características
maquiavélicas en aquellos que detentan poder. A partir de textos seleccionados de
El Príncipe, tratan de responder a la siguiente pregunta: ¿qué características debe
tener alguien que es efectivo en controlar a otros? Para resolverla, proponen un
modelo para explicar un fenómeno propio de la psicología política de la epoca: la
manipulación. A partir de esto, identifican cuatro características provenientes de la
literatura revisada que definen a una persona manipuladora: una pérdida relativa
de afecto en las relaciones interpersonales, pérdida de la moral convencional, una
distorsión relativa de la realidad (sin llegar a psicopatología) y bajo compromiso
ideológico (Santoyo Velasco y Vásquez Pineda 2004).
26
- Desconfianza en el género humano: tal vez se trate de una de las
características más definitorias de este síndrome. ¿Por qué admite
Maquiavelo que el Príncipe puede escalar el poder por la fuerza y luego
mantenerlo de la forma que sea, incluso con los medios más duros si fuera
preciso? Por su desconfianza en el género humano; no se fía de la gente y
menos aún de las masas (Ovejero 1987).
- El fin justifica los medios: no importa los medios que se utilicen con tal
que lleven al éxito, pues el éxito es para Maquiavelo el único criterio de
valoración moral. Lo dice también textualmente: “Procure, pues, un príncipe
conservar y mantener el Estado: los medios que empleen serán siempre
considerados hermosos y alabados por todos” (Ovejero 1987).
27
depende de la situación; en general las que más favorecen el despliegue de las
aptitudes maquiavélicas son las situaciones poco estructuradas. En éstas los
maquiavélicos se sienten empujados a imponer una estructura y a sacar provecho
de la situación, provocando que otra persona realice una acción en su beneficio
(Christie y Geis, 1970).
28
Los llamados psicópatas cicloides, es decir, aquellos que presentan
alternancia entre distintos estados de ánimo, tienen el don de despertar en
cualquier observador resonancia proporcional, es decir, contagiar con sus estados
anímicos a quien interactúa con él. Su afectividad es cálida y fogosa. Su flexibilidad
ante las situaciones nuevas será también exagerada, hasta el punto de lucir como
oportunistas, carentes de principios o simplemente inmorales. Su proclividad al
realismo los impulsa al cinismo (Herrera Luque 1972), es decir, son capaces de
obviar aquello que dificulte la consecución de sus fines, por ejemplo, la empatía
ante otros.
Según Lee y Ashton (2005), quien aborda el tema desde los rasgos o
características asociados unos con otros, el narcisismo parece ser distinto en
varios aspectos del maquiavelismo y la psicopatía. En primer lugar, el narcisismo
no correlacionó con la psicopatía y el maquiavelismo con tanta fuerza como los
últimos entre sí. En segundo lugar, el narcisismo se correlaciona fuertemente con
la extraversión, mientras que la psicopatía y maquiavelismo mostraron
29
correlaciones cercanas a cero con ese factor. Por último, el narcisismo correlaciona
fuertemente con las facetas de la modestia y la codicia de evitación, pero
7
relativamente débil con las facetas de escrupulosidad y sinceridad (Lee y Ashton
2005; Jonason y Krause 2013; Jonason et al. 2013).
7
Los rasgos con los cuales se establecen correlaciones son extraídos de una aproximación teórica
al estudio de la personalidad denominada Modelo de los Cinco Factores, la cual es una propuesta
taxonómica de rasgos de personalidad, elaborada por Paul Costa y Robert Mc Rae, la cual
considera 5 dimensiones amplias: Neuroticismo, Extraversión, Apertura a la experiencia,
Amabilidad y Escrupulosidad. Cada uno de estos factores, a su vez, está subdividido en facetas,
algunas de las cuales son examinadas en este apartado. Se utiliza frecuentemente debido a la gran
cantidad de investigación generada desde la formulación del modelo, y a su validez en
investigaciones transculturales.
30
han logrado salirse del marco clínico para pasar a ser consideradas como parte de
lo medido en la población normal, lo que ha enriquecido el análisis de dichos
comportamientos, al sacarlos de la constricción de lo “patológico” o “inadecuado” y
contextualizarlo en interacciones comunes y corrientes.
31
conductas socialmente desviadas, que incluyen el hacer trampa, plagiar, mala
conducta (reportada por los propios evaluados), intimidar a otros, y consumir
drogas. Esto no es sorprendente, puesto que la psicopatía combina algunas de las
características del narcisismo y maquiavelismo, más socialmente permitidos, con
tendencias agresivas y antisociales.
32
Williams (2002) señalan, sin embargo, que la inteligencia efectivamente
correlaciona alto con la característica subclínica del narcisismo, pero más cargada
del factor no verbal, es decir, la capacidad verbal de estos sujetos no sería lo más
aprehensible o destacable de su rendimiento cotidiano. La inteligencia de los
portadores de tríada oscura se encuentra, sin embargo, más cargada de
habilidades pragmáticas, muchas de ellas relacionadas de manera más directa con
el pensamiento abstracto. Lo anterior se contradice con la idea del psicópata
manipulador, con “labia” o habilidad verbal exhibida con la finalidad de ser
convincente a otros. Una explicación aventurada por Paulhus y Williams es que la
falta de habilidades sociales pudiese haber derivado en un sujeto frustrado, que
utiliza otras fuentes de manipulación para conseguir sus objetivos, y para ello hace
uso de sus habilidades ejecutivas, es decir, aquellas relativas a la organización y
cumplimiento de metas y fines.
33
Aunque investigaciones previas han conceptualizado los rasgos de la tríada
oscura como indicadores de una estrategia rápida de vida, los datos obtenidos por
Melissa Mc Donald y su equipo sugieren que la psicopatía y el narcisismo tienen
componentes relacionados con las historias de vida que exhiben estrategias tanto
rápidas como lentas. Además, muestran que no es sólo un ambiente hostil el que
se encuentra indefectiblemente asociado con características de tríada oscura, sino
que existen otras características propias de los ambientes más predecibles y
estables, como el liderazgo frío, la búsqueda de admiración y estatus, y la
dominancia carente de temor (McDonald, Donnellan y Navarrete 2011).
34
características relativas al comportamiento de este individuo en interacciones
donde se espera reciprocidad fuesen claramente decodificables como conductas
de trampa por las personas con las que interactúa (para estos efectos
denominados cooperadores), el engaño como resultado se hace menos probable y,
efectivamente, las personas manipuladoras no lograrían su objetivo. Sin embargo,
en las interacciones cotidianas se presenta un patrón de comportamiento
manipulador/cooperador, en el cual este último opera favoreciendo el
comportamiento engañador del otro.
9 “Un tramposo es un individuo que deja de corresponder, es decir, que acepta la prestación
mencionada por un contrato social sin satisfacer el requisito con que la provisión de ese beneficio se
hizo contingente” (traducción de la autora).
35
esta autora sustenta el origen del mecanismo de cooperación en una base
neurofisiólógica, en donde extrae datos de estudios relizados por Westen en su
libro The Political Brain (2007), los cuales señalan que, cuando se enfrenta a
personas a tareas de razonamiento en una situación neutral, es decir, sin
activación emocional previa, se presenta un patrón de activación dorsolateral. Sin
embargo, al presentárseles información desde un informante hacia el cual se tiene
una disposición de afinidad o rechazo, se presenta un patrón emocional en la
ínsula, corteza lateral frontal, y corteza ventromedial prefrontal.
36
En síntesis, la propuesta teórica denominada tríada oscura permite agrupar
las características de personalidad anteriormente descritas en un marco integrador,
mucho más susceptible de analizar en términos de los determinantes de un
individuo engañador o tramposo. Un mundo en el cual hay una mayor tasa de
sobrevida, estabilidad y garantías mínimas para las personas, pudiesen fortalecer
un estilo en el cual sea necesario desarrollar una competitividad que no esté
encaminada a la supervivencia, sino a volver más eficiente la relación entre pares;
un entorno en el cual los más débiles no serán sacrificados ni morirán, sino que
estarán cubiertos por un ambiente protector.
En este contexto las estrategias de tríada oscura pueden jugar un rol que no
necesariamente esté asociado al ambiente delictual o sociopático, y el liderazgo
instrumental, propenso al engaño, puede ser útil para entender a la tríada oscura
como un marco que permite entender la relación tramposo – cooperador como un
mecanismo adaptativamente determinado. El siguiente capítulo profundiza en el
origen adaptativo de los mecanismos que permiten la detección de tramposos en
un contexto natural, y las interacciones en las cuales la detección no opera,
produciendo, por tanto, una trampa no detectada.
37
CAPITULO II
38
2.1 Psicología Evolucionista: Antecedentes básicos
39
La adaptación es el producto primario de la evolución por selección
(Dawkins, 1982; Dennett, 1995; Gould, 1997; Trivers, 1985; Williams, 1992; citados
en Buss, 2008). Las características que pasan a través de procesos de selección
de generación en generación por cientos, miles, e incluso millones de años, son
aquellas que contribuyen a resolver los problemas de sobrevivencia y reproducción
en el presente. Debido a esto, se requieren miles de generaciones de presión de
selección recurrente, y, por esta razón, los humanos actuales están diseñados de
modo particular para los entornos ancestrales de los cuales son un producto (Buss
2008). Esto implica que, muy probablemente, el repertorio conductual que
podemos encontrar en situaciones presentes esté más bien relacionado con
requerimientos ancestrales, ya que habría un diseño especializado en los módulos
mentales determinados por la evolución al interactuar con el mundo, y los
mecanismos de este diseño estarían especificados filogenéticamente. De esta
forma, la selección natural no actuaría directamente modelando el comportamiento
humano contingente temporalmente al organismo, sino diseñando el conjunto de
mecanismos capaces de procesar la información y orientados a metas adaptativas
(López Ramón y Fernández Acevedo 2007).
40
De acuerdo a Buss (2008) los mecanismos propuestos cumplen con el
criterio de ser Psicológicamente Evolucionados si:
41
se exhiban. En el apartado siguiente se abordará la relación entre los modelos
propuestos para las respuestas de adaptación, y las hipótesis planteadas por
Cosmides y Tooby (2005) con respecto al rol de las habilidades intelectuales.
42
En los comienzos del siglo XX la aproximación inicial de Spearman (en
Sternberg, 2009) a esta noción fue el modelo de Inteligencia general o Factor G: el
factor clave de la inteligencia. Su autor postula que ese tipo de inteligencia general
se encuentra presente en un amplio rango de conductas humanas, de acuerdo a
los procedimientos estadísticos de Análisis Factorial, desarrollados por él. Plantea
la existencia también de factores específicos o S, los cuales estarían relacionados
con desempeños en habilidades concretas. En Spearman y sus sucesores persistió
la idea del factor G como una habilidad de naturaleza esencialmente abstracta e
independiente del contenido de la tarea, base de los procedimientos de solución de
problemas.
43
definición como esta subyace la necesidad de un sustrato neurológico que la
explique por sí sola, no se ha podido encontrar un origen biológico que comande
esta capacidad general.
44
Cosmides y Tooby (1992, 2005) quienes, al manifestar su postura crítica con
respecto a la idea de la habilidad intelectual general, afirman que ha sido aceptada
de modo acrítico por un gran número de investigadores y, en el marco general de la
Psicología Evolucionista, representa su principal adversario teórico (Tooby y
Cosmides 1992).
11 En efecto, el conocimiento de los problemas adaptativos que los humanos han enfrentado,
descritos en términos explícitamente computacionales, pueden funcionar como una especie de
Piedra de Roseta: Permite una desconcertante variedad de efectos de contenido que los psicólogos
cognitivos habitualmente enfrentan y ante las cuales por lo general hacen caso omiso, para ser
traducidas en declaraciones significativas acerca de la estructura de la mente (traducción de la
autora).
45
Estas conclusiones agregarían credibilidad a la opinión contraria, propuesta
por la Sociobiología y la mayor parte de los psicólogos evolucionistas
contemporáneos, de que la mente está ricamente texturizada con adaptaciones
psicológicas de contenido específico (Cosmides y Tooby 1992). Es en este
contexto donde se ubican las adaptaciones evolutivas para el intercambio social,
el cual suele aparecer espontáneamente como resultado de la actividad de
conseguir metas o realizar análisis de medios a fines.
46
2.3 Intercambio social y Altruismo recíproco
En este intercambio social los beneficios dados y recibidos no tienen por qué
ser objetos físicos, pero pueden ser servicios (acciones) a las que se le asigna un
valor; es decir, la condición del beneficio mutuo no está necesariamente
relacionada con el valor material del objeto a ser intercambiado, sino más bien con
la evaluación que realiza el actor (Chomsky y Trivers 2010). Aquí, nuevamente, se
hace valioso un mecanismo de detección de tramposos, debido al valor simbólico
de las transacciones que son realizadas por el actor involucrado en ellas, y la
importancia implícita en las posibilidades de detección.
47
Una pregunta que emerge en este caso es: ¿qué habilidades cognitivas
hacen que el intercambio sea posible, una vez que se descarta que sea producto
del aprendizaje y de la adaptación? Cosmides y Tooby postulan mecanismos
cognitivos especializados para el razonamiento sobre el intercambio social.
Afirman que los procedimientos de propiedad y los elementos conceptuales de las
especializaciones del razonamiento de intercambio social evolucionaron para
reflejar relaciones evolutivamente recurrentes presentes en estas interacciones
(Cosmides y Tooby, 1989).
48
The general rationality hypothesis is so compelling, so self-evident, and so
entrenched in our scientific culture that researchers find it difficult to treat it as a
scientific hypothesis at all, exempting it from demands of falsifiability, specification,
formalization, consistency, and proof they would insist on for any other scientific
hypothesis (Cosmides y Tooby 2005, pp. 589)12
12 La hipótesis de la racionalidad general es tan convincente, tan evidente y está tan arraigada en
nuestra cultura científica, que los investigadores tienen dificultades para tratarla como una hipótesis
científica, eximirla de las demandas de la falsación, la especificación, la formalización, la
consistencia, y pruebas que insistirían por sobre cualquier otra hipótesis científica (traducción de la
autora)
49
Las reglas de razonamiento y toma de decisiones que guían el intercambio social
en los seres humanos no existirían, entonces, a menos que hubiese la necesidad
de desarrollarlas en el contexto, y serían, por tanto, una estrategia para solucionar
un problema específico basada en un contexto particular.
D3: La definición de hacer trampa también depende de qué punto de vista del
agente se toma. La perspectiva importa porque aquello considerado por una
parte como beneficio, es considerado por la otra como requerimiento. El
sistema necesita estar dispuesto a computar una representación
costo-beneficio desde la perspectiva de cada participante, y define el hacer
50
trampa con respecto a la perspectiva específica de esa representación.
D4: Para ser una ESS, un diseño para ayuda condicional no debe ser
desplazado por diseños alternativos. Errores accidentales u omisiones no
intencionadas que resulten en un individuo siendo engañado no son
marcadores de una diferencia en el diseño. Un sistema de detección de
tramposos debe buscar individuos que estén equipados con una
programación que, por diseño, ejecuten trampas. Por tanto, la trampa
intencional debe ser detectada, mientras que los errores deben ser
detectados débilmente, o no detectados.
D5: La hipótesis de que la habilidad para razonar acerca del intercambio social
es adquirida a través de la operación de alguna habilidad de aprendizaje de
propósito general necesariamente predice que una buena ejecución debe
darse en función de la experiencia y la familiaridad. Como contraparte, un
sistema evolucionado de manera estable debiese estar diseñado para
reconocer y razonar acerca del intercambio social, no importa cuán extraña
sea la interacción. Por lo tanto el modelo de interacción de contrato social
debiese elicitar niveles altos de detección en todo tipo de situaciones.
D6: Las inferencias realizadas acerca de contratos sociales no deben seguir las
reglas de la lógica formal, libre de contenido. Deben seguir una lógica
adaptativa de contenido específico, evolucionadamente diseñadas para el
dominio del intercambio social.
51
adaptación para el intercambio social, y ello implica que los mecanismos de la
inteligencia general (si existen) son relativamente débiles. En una primera instancia
esto pudiese lucir contradictorio, ya que la idea de un dispositivo general parece
mucho más acorde con la visión científica, pero Cosmides y Tooby (2005) afirman
que el patrón de resultados experimentales obtenidos se presenta como una forma
estable de ayuda condicional, basada en la reciprocidad inmediata o postergada,
más que un mecanismo automático de ayuda incondicional. En este punto surge el
cuestionamiento acerca de cuál es la naturaleza de los mecanismos
computacionales relativos al razonamiento humano, de los cuales depende esa
condicionalidad.
52
En este sentido, uno de los mecanismos específicos identificados por
Cosmides y Tooby (1992) considera que, de estar bien sintonizado con la compleja
red de mecanismos de la arquitectura en la cual intervienen, debiese jugar un rol
crucial en las interacciones sociales cooperativas exitosas. Dicho mecanismo es,
para estos efectos, caracterizado como un módulo inferencial de dominio
específico que permite realizar tareas inferenciales que requieren de
13
razonamientos condicionales: Modus Ponens y Modus Tollens.
53
de Wason está basada originalmente en la suposición de que los mecanismos de
resolución de una tarea lógica dependerán del ejercicio y uso de habilidades
intelectuales generales, relativas al razonamiento deductivo. Cosmides y Tooby
(2005) utilizan la tarea de Wason para determinar su funcionamiento en estrategias
para el intercambio social vs. estrategias de precaución, y permiten centrarse,
dentro de esa área, en las estrategias de detección de tramposos. Estos autores
afirman que la evidencia empírica muestra la existencia de una lógica adaptativa,
más que una lógica formal, ya que son detectadas con mucha más frecuencia las
violaciones a la regla que involucran trampa, que aquellas que involucran cumplir
con una precaución, o incluso, dejar de lado un beneficio que no correspondía a la
regla.
54
evidencia de estar vinculadas a un módulo de habilidad intelectual general. Por el
contrario, parecieran estar ligadas a otros mecanismos de detección, relacionados
con el razonamiento para el intercambio social especificado en el apartado anterior.
La abundante evidencia empírica apunta, según esta perspectiva, a que la
utilización de la tarea de selección de Wason con material concreto y tangible
incrementa notablemente el éxito en resolver la tarea demandada, lo que implica
una mejor detección de tramposos.
55
información acerca de uno de los puntos más importantes del mecanismo de
detección de tramposos: la interpretación del error como algo diferente al engaño
intencional. La investigación en el desarrollo cognitivo, la neurociencia cognitiva y
la psicología evolutiva han ido decantando hacia la hipótesis de que la arquitectura
cognitiva humana fue diseñada por la selección natural para desarrollar de forma
fiable una serie de sistemas expertos (Barkow, Cosmides y Tooby, 1992; Hirschfeld
y Gelman, 1994; Pinker, 1997; Sperber, 1994; todos en Fiddick, Cosmides, &
Tooby, 2000). Estos sistemas tienden a funcionar como un dispositivo de selección
de información, de acuerdo a la especificidad de la misma en la tarea de
adaptación.
56
Afirmar que el mecanismo de Detección de Tramposos es un módulo de
adaptación específica, implica que el mecanismo tiene alta probabilidad de éxito, y
que no requiere del desarrollo de inteligencia general para ser utilizado. ¿Qué
determina, entonces, sus fallas? Como fue explicado anteriormente, una de las
razones posibles es que el tiempo evolutivo experimenta un desarrollo que se
encuentra rezagado con respecto a las presiones de selección motivadas por los
cambios ambientales, lo que hace que el organismo no esté adaptado de la mejor
manera a este entorno cambiante (Buss 2008). En este contexto, es muy posible
que el modo de actuar del ser humano contemporáneo, determinado por la
evolución, obedezca a presiones ambientales correspondientes a otras etapas
evolutivas de la sociedad que lo rodea.
57
CAPITULO III
58
Como fue presentado en el capítulo anterior el tema de los mecanismos
específicos, se puede volver a la contrahipótesis subyacente sobre el razonamiento
de cambio social, más coincidente con el modelo estándar de las ciencias sociales
(Tooby y Cosmides 1992) aludida previamente. De acuerdo a dicha hipótesis, los
seres humanos están dotados de una poderosa capacidad cognitiva general, y
participan en el intercambio social exitoso a través de la misma facultad cognitiva
que les permite hacer todo lo demás: su inteligencia general. Se requiere volver a
esta hipótesis para especificar cómo operarían estos mecanismos de acuerdo a
científicos con una visión más relacionada con la habilidad intelectual general.
Aquí, nuevamente, investigar el razonamiento sobre el intercambio social brindó la
oportunidad de refutar la hipótesis de la Tabula Rasa empíricamente en diferentes
dominios (economía y comportamiento social), en los cuales habían sido
previamente aceptados acríticamente por gran parte de los investigadores
tradicionales.
59
Si bien el engaño parece ser una característica presente en todas las
especies animales, con evidentes finalidades adaptativas (basta presenciar los
complejos dispositivos destinados a la obtención de presas o de parejas sexuales)
es en la especie humana en donde este engaño muestra una cara no antes vista: la
que es facilitada por la utilización del lenguaje, y los procesos cognitivos
subyacentes al mismo. A continuación se presentará una posible explicación a lo
aquí presentado.
60
que uno es curioso, que encuentra interesante, y que está obsesionado con
descubrir debiese estar acompañado de una emoción particular.
61
Los mecanismos psicológicos (entre los cuales se encuentran las
emociones) deben, entonces, de acuerdo a Cosmides y Tooby (2008), entenderse
como adaptaciones computacionales de programas evolucionados, funcionalmente
especializados. Cada uno está diseñado para resolver un problema adaptativo
diferente que surgió durante la historia evolutiva humana (o antes), y cada uno es
activado por un conjunto diferente de las señales del entorno. Pero la existencia de
todos estos diversos programas en sí crea un problema de adaptación: programas
que son diseñados individualmente para resolver determinados problemas
adaptativos podrían, si se activan simultáneamente, ofrecer productos que entran
en conflicto unos con otros, interfieren entre sí o anulan los restantes. Tratando de
evitar las consecuencias de este conflicto, la mente debe estar equipada con
programas de orden superior que anulen y desactiven algunos programas cuando
los demás están activados.
62
una regla social evitando su transgresión. Los resultados experimentales, unidos a
las premisas teóricas y metodológicas de la psicología evolucionista, permitirían
postular que la tarea de selección es un mecanismo de detección de tramposos
seleccionado por la evolución de la especie humana y que desempeña un rol central
en la articulación de relaciones sociales cooperativas.
63
Sus trabajos fueron utilizados en un amplio espectro de tareas relativas a la
psicología evolucionista, y sus preocupaciones estuvieron, en esta primera etapa,
orientadas a los temas más investigados por esta disciplina, adoptando una mirada
filogenética: reproducción, descendencia, búsqueda de pareja, impronta.
64
recibe un beneficio de la acción altruista pero no tanto como sucedería en una
interacción equitativa.
Una vez que las emociones positivas han evolucionado para motivar el
comportamiento altruista, el altruista se encuentra en una posición vulnerable,
porque los tramposos son quienes se han formado adaptativamente para tomar
ventaja de las emociones positivas de los altruistas. Esto a su vez crea una presión
de selección para un mecanismo de protección, más elaborado y complejo que la
selección del tramposo evidente, la cual se da como forma de presión de los grupos
prácticamente de manera natural, ya que si alguien hace trampa en una relación
recíproca y esto se descubre, es probable que el receptor de la trampa que se ha
65
hecho explícita responda cortando toda ayuda futura. El tramposo, en este caso,
habrá pagado un alto precio.
Será una ventaja para el tramposo evitar lo anterior, por ende debe compensar
su mala acción y realizar un gesto reparador. Aquí, en lugar de perpetuar la
ejecución de la trampa y privilegiar un patrón de conducta evidente, puede exhibir
un patrón de trampa sutil, ya que la selección favorecerá imitar estas características,
con el fin de influir en el comportamiento de los demás para el propio provecho.
66
el mentiroso, pasando este a ser víctima de su condición de engañador o
tramposo. No obstante lo anterior, la humanidad habita un mundo altamente
complejo formado por mentirosos y engañados, de tal forma, que los procesos de
identificación y de motivación de la trampa o engaño están coevolucionando en
términos de complejidad y eficiencia (Ruiz 2010). Esto coloca al ser humano en
nuevos escenarios, en donde la trampa sutil requiere un nuevo despliegue de
estrategias para detectarla.
67
En síntesis, el autor propone que el ser humano ejerce el autoengaño para
engañar mejor a los demás, reorganizando inconscientemente la información para
que el engaño cumpla con su función ofensiva, es decir, de obtener un provecho
ilegítimo y no recíproco de la interacción con el otro, lo que involucra que el engaño
y el autoengaño son dos caras de la misma moneda. En la próxima sección se
abordará cómo se relaciona lo anterior con la detección de tramposos.
68
consciente. A veces se trata de actividades de la propia mente consciente, como la
supresión de la memoria activa, pero por lo general todavía la persona actúa con
un sesgo de que es consciente de todos sus pensamientos, por lo tanto, llega a
ocultar las propias estrategias de supresión.
69
explicaría, en un proceso de interacción, por qué falla el mecanismo de detección
de tramposos. Para que exista la detección del engaño, este debe estar, al menos,
en la conciencia del tramposo.
70
Esta última parece ser la variable crítica entre las tres, con un papel de menor
importancia para el control y muy poco para el nerviosismo. Trivers muestra datos
empíricos que revelan que esto ocurre y ha sido evidenciado en investigaciones
criminales reales, así como las situaciones experimentales diseñadas para
imitarlas.
Otra instancia en la que puede aparecer el engaño tiene que ver con la
autopromoción, o la exageración del lado positivo y la negación del lado negativo
de uno mismo, con el fin de producir una imagen benefactora, es decir, la imagen
de quien beneficia efectivamente a otros. Las actividades de autoengaño
anteriormente mencionadas, posibilitan que el flujo de información sea muy
sesgado. Así, la mente consciente se dedica en parte a construir una falsa imagen
y, al mismo tiempo, no se es consciente de que se está distorsionando el
comportamiento y las evidencias. El mentir conscientemente resulta muy
demandante desde el punto de vista cognitivo, ya que ocultar la verdad y construir
71
una falsedad y mantenerla para que no sea descubierta por el oyente exige tiempo
y concentración, lo cual consume energía y crea una contradicción interna que
reduce las capacidades para realizar tareas cognitivas (Trivers 2002). En este
sentido, bloquear la información verdadera, sin ser ni siquiera consciente de ese
bloqueo, marcaría el componente diferenciador entre una estrategia de engaño
exitosa, y, por ende, un mecanismo de detección de tramposos que suele fallar.
En este sentido, más que una falla en la detección por los mecanismos
propuestos por Cosmides y Tooby, en el sentido de especificidad del contenido,
familiaridad de la tarea, y ejercicio de habilidades lógicas, lo que ocurre es que,
debido a que el tramposo no exhibe ningún indicio de su conducta de engaño, no
hay contenidos ni indicios que interpretar. Ya que en el tramposo ocurre el
autoengaño, ninguna de las claves anteriores presta utilidad.
72
3.5 Autoengaño y características del engañador
16
Este término fue acuñado por Anthony Greenwald en su artículo The Totalitarian Ego (1980)
haciendo referencia al modo cómo se elaboran las historias personales. Es una composición de
Beneficence (hacer algo bien) y effectance (competencia). Beneffectance sería, entonces, la
tendencia a atribuirse el crédito por el éxito mientras se niega la responsabilidad por el fracaso.
73
sensación es la desvalorización del otro. De este modo, salvaguarda su
autoimagen, una meta prioritaria en contextos que privilegian la adaptación.
74
elecciones hechas fuera del acceso de la conciencia, o que el individuo
atribuye como propias sin serlo, son percibidas como fuera del área de
control.
75
específicas. Las personas suelen presentar estratagemas inconscientes
para manipular a los demás de una manera específica. De acuerdo a
Trivers, existen módulos mentales especializados que se dirigen hacia
oportunidades especiales que otros individuos o situaciones pueden
proporcionar, lo que parece concordante con la idea de módulos de
Adaptación específica propuesta por Cosmides y Tooby. Lo más interesante
de este fenómeno es que, precisamente, dos o más actividades cognitivas
pueden darse en forma simultánea, con poca o ninguna interferencia, lo que
permitiría llevar a cabo acciones de engaño en forma simultánea a la
realización de otras actividades, con muy baja carga cognitiva.
76
Engañarse a sí mismo hace más fácil engañar a otro, y, por tanto, permite sacar
ventaja de las situaciones, tanto de modo mutuamente beneficioso como para
efecto de la conducta explotadora.
77
conseguir un fin. A nivel global, son descripciones de una conducta caracterizada
por atributos de psicopatía, narcisismo y maquiavelismo, pero además en un
contexto de interacciones cotidianas y frecuentes, donde son más frecuentes y
perjudiciales las fallas en la detección de tramposos. Sería entonces más propenso
a utilizar este mecanismo de autoengaño, de modo inconsciente pero adaptativo a
la consecución de sus fines, el tramposo que no sólo no es detectado, sino que en
ocasiones es reconocido y valorado por su entorno.
78
SINTESIS Y CONCLUSIONES
79
elementos en una situación de interacción, y el contexto en el cual se dan estas
interacciones parecen afectar el uso de reglas de lógica formal de modo tal que,
aparentemente, coexistirían dos niveles de inferencia.
80
indeseables y evitados como potenciales socios o parejas. Eso hace que las
relaciones que se establecen sean, en su mayoría, de gran intensidad y corta
duración.
81
Aquí se constata la hipótesis que motiva este trabajo: es posible dar cuenta,
en forma coherente y detallada, de los procesos cognitivos que determinan
interacciones en las que están involucrados individuos que ostentan las
características de comportamiento adscritas a la tríada oscura, en el marco de la
arquitectura propuesta por la psicología evolucionista. Esta arquitectura permite
enfatizar adecuadamente el rol que desempeñan las emociones y la motivación en
el funcionamiento (o malfuncionamiento) de una red de mecanismos de propósito
específico y, en particular, del mecanismo inferencial de detección de tramposos
que subyace a las interacciones cooperativas.
82
de los homínidos durante el Pleistoceno. El problema que presenta este fenómeno
es que el sistema altruista humano es sensible e inestable. A menudo tiende a hacer
trampa, y la percepción de engaño sutil puede ser muy difícil.
83
la detección por medio de claves conductuales. En consecuencia, se comportará
de modo más adaptativo para utilizar a los demás en su propio provecho. Lo
anterior se verá facilitado por la tendencia al altruismo recíproco, que predispone al
intérprete de la conducta a interpretar el autoengaño del tramposo como un
indicador de sinceridad.
84
Si bien Trivers explica, en sus textos recientes, que el mecanismo del
autoengaño puede llevar a perjuicios operados por el tramposo contra sí mismo,
éste tiene más bien un rol similar al que se encuentra en los mecanismos de
engaño en otras especies: la supervivencia del individuo con respecto a otros,
incluso dentro de su misma especie. Esto último podría ser extrapolado al grupo
familiar, social, o de intereses. El tramposo requiere engañar para favorecer su
supervivencia y, por tanto, el autoengaño tiene un rol adaptativo para sí mismo y
perjudicial hacia el engañado, porque, con un menor costo cognitivo, facilita que se
pueda ejecutar una trampa, sin que sea detectada en el momento por el engañado.
El mejor engaño sería, por tanto, el perpetrado sin una conciencia inmediata del
mismo, por ninguna de las dos partes.
85
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