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María José González Zapata

7º1

Luz Marina Sierra Osorio

2020

Tecnología

I.E. COLEGIO LOYOLA PARA LA CIENCIA Y LA INNOVACION

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LA IMPORTANCIA DE HABLAR BIEN
Los seres humanos tenemos la necesidad vital de
relacionarnos. Estas relaciones en el contexto social son
posibles gracias a la comunicación, que implica entrar en
relación con los demás y en un intercambio de pareceres,
por cuanto que alternativamente somos emisores y
receptores.

Comunicarse es, entonces, expresar o manifestar a los


otros nuestros pensamientos, deseos y nuestras
interpretaciones de las cosas y del mundo. Todo esto, sin
embargo, no es posible sin el lenguaje, ya que es a través
de éste que se establecen las relaciones de comunicación.

Ahora bien, ¿qué es entonces el lenguaje? Bueno, en un


sentido amplio y hasta metafórico, se suele hablar del
"lenguaje" de las flores, de las estrellas, de los cerros, etc.
Los animales que viven en comunidad tienen, también,
unos procedimientos de comunicación de gran sutileza, tal
como ocurre en las abejas y las hormigas. Sin embargo,
todo ello no es lenguaje en el sentido estricto.

El lenguaje viene a ser una actividad única y


exclusivamente humana, el cual nos permite comunicarnos
y relacionarnos con nuestros congéneres mediante la
expresión y comprensión de mensajes. En otros términos,
el lenguaje es la capacidad que toda persona tiene para
comunicarse con los demás haciendo uso de signos orales,
escritos o de otro tipo.

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Este concepto de lenguaje, como puede entenderse, tiene
una significación más amplia que la producción de sonidos
articulados que conforman las palabras y frases. Así:

• Hay lenguaje a través de símbolos como las


señalizaciones de tráfico, señales militares, etc.

• Hay lenguaje corporal como la mímica y los gestos.

• Hay lenguaje expresado a través de códigos lingüísticos,


que es el más importante medio de comunicación humana,
al que se denomina lenguaje oral o habla.1

Esta última forma de lenguaje es la que se aborda en este


libro. Viene a ser un acto personal en el que el hablante
emite un mensaje empleando los signos y reglas que en un
determinado momento necesita.

El lenguaje, entonces, es una cualidad muy importante del


ser humano gracias al cual se comunica, conoce su
pasado, puede analizar, interpretar y comprender su
presente y, consiguientemente, proyectarse hacia el futuro
como individuo y ser social.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EL HABLA?

Para destacar su importancia, cabe señalar en primer lugar,


que los seres humanos vivimos inmersos en un verdadero
océano verbal, en un mundo o una realidad social
eminentemente competitiva, donde la palabra, en especial
la expresada verbalmente, es

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un factor decisivo que viene a constituir el puente, el lazo, el
arma, el medio o instrumento importante de unión o
desunión; de comprensión o incomprensión; de éxito,
reconocimiento o indiferencia; de fracaso, frustración o
marginación entre los seres humanos. En otros términos, el
habla viene a ser un proceso vital que posibilita la
comunicación con los demás, aumentando la oportunidad
de vivir mejor en una sociedad como la actual.

Así pues, todos los seres humanos necesitamos del


lenguaje verbal para expresar nuestras necesidades,
pensamientos, sentimientos y emociones; lo necesitamos
incluso para solucionar lo más elemental de nuestra vida:
hambre, sed, abrigo, trabajo. También lo necesitamos para
adquirir conocimientos, para abstraer y proyectarnos
simbólica y realmente en el tiempo y espacio, así como
para comunicarnos y adaptarnos al medio.

Todo esto podemos hacer gracias al lenguaje verbal; pero


cuando hay defectos en esta cualidad se generan una serie
de problemas que pueden limitarnos y marginarnos
socialmente.

El lenguaje verbal, entonces, es un aspecto instrumental


imprescindible para la vida de relación. Sin él el hombre es
un ser socialmente mutilado, sin capacidad para
proyectarse simbólicamente. También se le considera como
un aspecto fundamental para el desarrollo de la inteligencia
y para toda actividad cognoscitiva relacionada con la vida.
Empero, es bueno señalar que esta cualidad no se refiere a
un hecho puramente "mecánico", ni tampoco a algo que se
adquiere o se da de una manera natural, como aprender a
caminar, sino que es algo mucho más complejo, y que

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detrás de todo esto está el hecho de sentir y pensar bien, el
tener personalidad y ser hombre.

EL NIÑO Y EL PODER DEL LENGUAJE

El niño desde que nace vive en un contexto eminentemente


verbal, donde personas, radio, televisión y otras mil y una
formas de interrelación establecen los puentes verbales con
él; es decir, el niño al nacer pasa del "baño amniótico" del
vientre materno al "baño verbal" del ambiente social, que
viene a ser el factor condicionante para la adquisición y
desarrollo del lenguaje.

Ese ambiente social con sus manifestaciones de lenguaje,


no sólo rodea al niño sino que hace que lo receptúe y
asimile directamente, pues al niño se le habla desde el
primer día de nacido junto con las demostraciones físicas
de afecto: abrazos, besos, caricias y palabras tiernas casi
cantadas.

Esta influencia del entorno sociolingüístico hace que el niño,


en un principio, vaya asociando las verbalizaciones a
situaciones de contacto humano y sentimientos de
bienestar, constituyendo un fuerte incentivo para la
adquisición del lenguaje. Posteriormente, a medida que
progresa, va tomando conciencia sobre su valor
instrumental para las demandas y solicitudes vinculadas
con sus necesidades.

El niño, aproximadamente al octavo mes de nacido, va


descubriendo que determinados tipos de vocalizaciones
logran atraer a los adultos a su alrededor (función de
llamada), lo cual comienza a explotar. En esto se puede
observar el inicio de una relación de comunicación vocal
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que más tarde se constituirá en la médula de toda actividad
verbal.

Al segundo año de vida, el niño descubre el poder de la


palabra, en particular del "nombre". Se da cuenta de que
con sólo nombrar objetos o acciones los adulto le
obedecen, ya sea acercándole los objetos o realizando las
acciones. Complementariamente también obtiene
respuestas verbales sobre el tema que propone, lo cual va
enriqueciendo y facilitando su desarrollo lingüístico. Más
adelante el niño pasará a usar esta cualidad como medio
para "controlar" y "dirigir" las acciones de los demás y,
luego, de sí mismo.

De esa forma, a diferentes etapas de adquisición


corresponden motivaciones distintas para seguir adelante.
Empero, las raíces profundas de esas motivaciones deben
rastrearse en las relaciones afectivas en el seno familiar, ya
que sin este soporte el lenguaje o no se desarrolla en todo
su potencial, o se atrofia. De allí que el clima afectivo
familiar y las oportunidades que brindan los padres para
que el niño practique el lenguaje, son condiciones básicas
para que se instaure, se desarrolle o subsista dicha
cualidad.

Así pues, gracias al lenguaje el niño va superando el aquí y


el ahora; puede basarse en conocimientos de la experiencia
para resolver los problemas corrientes y planificar el futuro.
El lenguaje le permite también interactuar más plenamente
con otras personas y compartir su mundo individual de
fantasías, creencias, esperanzas y pesares.

De esta forma los seres humanos han venido empleando el


lenguaje para crear civilizaciones inmensas y complejas, y
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siguen empleándolo para impulsar el progreso científico y
tecnológico. Incuestionablemente, el lenguaje, el habla, es
uno de los instrumentos de enorme importancia y poder.

EL LENGUAJE Y EL AJUSTE PSICOLÓGICO DEL NIÑO

Cuando la adquisición del habla se realiza dentro de un


ambiente de seguridad, de amor y comprensión; cuando
ese aprendizaje se da en un medio familiar sin tensiones,
con padres maduros y felices, todos los obstáculos son
simples y fácilmente superados por el niño, alcanzando las
distintas etapas del desarrollo en un plazo esperado que
puede variar, pero con una graduación segura en esa
adquisición.

Así, los niños que proceden de hogares equilibrados, en los


que los padres les brindan amor, seguridad, estimulación y
comprensión, son por lo general niños felices que se
expresan normalmente, seguros de sí mismos y con una
amplia disposición para las relaciones con los demás. Esto
hace que, también, tengan las mejores posibilidades para
desarrollarse armónica e integralmente adaptándose en
forma adecuada a su medio sociolingüístico.

En cambio, imaginemos la procedencia de aquellos niños o


jóvenes que se sienten impedidos o afectados en esta
cualidad que más nos humaniza, es bastante probable que
procedan de hogares inadecuados o mal formados, donde
los padres no se interesaron ni preocuparon por
estimularlos y ayudarlos en la adquisición del habla, siendo
esto, a veces o la mayor parte de las veces, la causa del
defecto o trastorno del habla, y estos, por el hecho de no
expresarse normalmente, son blanco de ironías, de
rechazo, de "piedad" o "compasión", pasando por tensiones
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y frustraciones que afectan negativamente el desarrollo de
su personalidad y ajuste social.

Por tanto, el desarrollo adecuado del lenguaje en el niño


posibilita el desarrollo armónico de su personalidad,
constituyendo un valioso instrumento o medio para el
aprendizaje y la integración social. Pero, cuando hay
defectos, el niño suele presentar desajustes en su
desarrollo, generando ciertas reacciones comporta-
mentales como la timidez, sentimientos de inferioridad,
aislamiento y frustraciones que, en suma, conducen a la
infelicidad.

¿QUÉ SUCEDE CUANDO HAY DEFECTOS EN EL


HABLA?

Esta pregunta nos induce a interrogarnos en una forma


extrema, ¿qué pasaría si no pudiéramos hablar con nuestra
pareja, hijos u otras personas?, ¿qué sucedería si le
estuvieran acusando de terrorista y usted no pudiera decir
que no es verdad? Y si estuviera enfermo, ¿qué pasaría si
no pudiera decir lo que le duele o lo que siente?

Todas estas preguntas nos hacen tomar conciencia sobre lo


importante e imprescindible que es el lenguaje verbal en la
vida de los seres humanos. Es por medio del lenguaje que
podemos comunicarnos, informarnos, leer y comprender,
trabajar y aprender todo lo relacionado con nuestra vida.
Sin embargo, cuando hay defectos o trastornos en esta
cualidad se producen serias interferencias y limitaciones en
el desenvolvimiento y ajuste psicológico del afectado a su
medio social.

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Es el caso, por ejemplo, de los tartamudos, para quienes el
defecto no sólo constituye un impedimento para el habla,
sino también para sus vidas, ya que les impide seguir sus
aspiraciones educacionales, vocacionales y su
desenvolvimiento y reciprocidad social.

Para comprender y valorar mejor las consecuencias del


defecto del habla, veamos el caso de un joven de 23 años
de edad que acude a consulta psicológica debido a su
tartamudez.

Él manifiesta lo siguiente:

"(En un restaurante...)... quería un café y una sabrosa torta


que se exhibía en el mostrador, pero pedí un té y un pan ...
porque sabía que si trataba de decir esas otras palabras iba
a tartamudear mucho y no quería que se compadeciera de
mí la señorita que me estaba atendiendo ...Odio el pan
solo...

Desde niño me aislaba de mis compañeros de escuela por


temor a que se burlaran de mí... No tengo amigos que me
consideren..., nunca he tenido enamorada debido a éste mi
defecto".

En este relato podemos darnos cuenta de que el defecto no


sólo es un impedimento del habla, sino también es una
seria limitación para su desenvolvimiento en la vida, ya que
ésto le impide manifestar libremente lo que desea,
induciéndole a la frustración y al aislamiento social.

Esta situación dolorosa es rara vez comprendida por las


personas normales. Las actividades cotidianas, tales como
contestar el teléfono, preguntar o responder, dialogar con
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cualquier otra persona, etc., constituyen para los sujetos
con este defecto una fuente de profunda preocupación,
intranquilidad y tensión, convirtiéndose incluso en una
verdadera "pesadilla". Para ellos todo marcha bien mientras
no hablan, pero basta que sepan que tienen que hablar
para que todo se les desmorone, les aflore tensión y el
"pánico", bloqueando todos los aspectos de su
personalidad, escondiéndose como consecuencia de esto
en tics y trucos. No sé si conozcan ustedes la historia del
torero apellidado Belmonte, que era tartamudo, él prefería
enfrentarse al peor de los toros, al más feroz miura, que a
tener que decir "buenas noches".
De acuerdo con estas referencias, ¿podemos dudar
todavía sobre la importancia de hablar bien? Realmente
¡NO! El hablar bien y con buena voz, es la mejor cualidad
que una persona pueda tener en un mundo como el que
vivimos. Esto le permite comunicarse, sentirse activo y útil a
sus semejantes; es decir, ser mucho más humano, ya que
puede pensar, decir lo que siente y piensa, comprender y
ayudar a los demás valiéndose del lenguaje.

FUNCIONES DEL LENGUAJE VERBAL

El lenguaje cumple una serie de funciones importantes en la


vida de los seres humanos:

1. Función comunicativa: La función primaria del lenguaje


es la comunicación. Los seres humanos tenemos una
necesidad vital de relacionarnos y esto es posible gracias al
lenguaje.

En este proceso de comunicación, el habla, constituye el


instrumento decisivo de comunicación e interrelación social.

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2. Función cognoscitiva: El lenguaje tiene también una
función cognoscitiva; es decir, es un instrumento poderoso
para el aprendizaje y la abstracción. Gracias al lenguaje
podemos proyectarnos de lo concreto a lo abstracto, de lo
proximal a lo distal.

Con la posición de esta cualidad el niño será capaz de


elaborar sus primeras abstracciones y conceptos
elementales, con los que va comprendiendo y dominando
su medio ambiente. Pero, cuando hay defectos del habla, el
niño tendrá dificultades para abstraer y, como tal, viene a
ser una hándicap (condición o circunstancia) para el
rendimiento escolar y otras actividades cognoscitivas.

3. Función instrumental para satisfacer las necesidades


inmediatas: El lenguaje verbal permite satisfacer las
necesidades inmediatas como el hambre, la sed, el abrigo y
es el medio más directo y eficaz para pedir ayuda o auxilio
frente a situaciones de riesgo o peligro. Sin esta cualidad
pereceríamos.

4. Función personal: El hombre a través del lenguaje verbal


puede manifestar o expresar sus opiniones, sentimientos,
motivaciones, puntos de vista personales y aspiraciones,
compartiendo, sentimientos, ideales y fantasías con los
demás.

5. Función informativa: El lenguaje verbal nos permite


obtener información de lo que ocurre a nuestro alrededor y
en el mundo en que vivimos, contribuyendo a la solución de
los problemas, anticipándonos y adaptándonos a los
cambios.

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De ese modo, el lenguaje verbal o habla nos permite vivir
más satisfactoriamente.

6. Función adaptativa: El lenguaje verbal o habla permite al


individuo adaptarse adecuada y competentemente al medio
social. Esto es, facilita el ajuste y la autorrealización de la
persona, lo cual se traduce psicológicamente en bienestar o
malestar. El malestar se produce precisamente por causa
de los defectos en el habla, constituyendo una limitación
para la vida, tal como ocurre con los afectados por la
tartamudez.

7. Función reguladora del comportamiento: El lenguaje tiene


una función importante como regulador del comportamiento
del individuo a través del lenguaje interior y, también, una
función "controladora" sobre el comportamiento de los otros,
a través del lenguaje externo. Esto le permite al niño, como
al adulto, establecer y mantener las relaciones sociales.

Estas son, entre otras, las funciones más importantes del


lenguaje verbal, caracterizándose por ser un valioso
instrumento de comunicación y del pensamiento.

Tomado de: El lenguaje verbal del niño:


Autor: Pablo Félix Castañeda

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